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La Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) es el tratado internacional adoptado por la
Asamblea General de Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989, que reconoce a todas las
personas menores de 18 años como sujetos de pleno derecho
Es el más ampliamente ratificado por los países del mundo. Por tanto, los Estados Parte,
incluyendo España, están obligados a respetarlos y hacerlos cumplir sin distinción de raza,
color, sexo, idioma, religión, opiniones, procedencia, posición económica, creencias,
impedimentos, nacimiento o cualquier otra condición del niño, de sus padres o de sus
representantes legales.
Este tratado establece los derechos en sus 54 artículos y protocolos facultativos, definiendo los
derechos humanos básicos que deben disfrutar todos los niños, niñas y adolescentes.
1. Derecho a la salud. Todos los niños deberían gozar de este derecho fundamental: el
bienestar físico, mental es importante, sobre todo en aquellos que carecen de recursos
económicos.
4. Derecho a tener nacionalidad. Desde que nacen, todo menor debe tener un nombre y
apellido.
5. Derecho a la igualdad. Todos los seres humanos merecemos ser tratados por igual. En
especial, los niños. No debemos mirar razas y menos nacionalidades.
6. Derecho a no ser violentado. No ser objeto de maltrato, físico o mental, es uno de los
temas vulnerables con los que se lucha constantemente a nivel mundial.
7. Derecho a jugar. Jugar y a divertirse es un rol innato para los menores del hogar. La
recreación fortalece su cuerpo y les mantiene conectados con la naturaleza que los rodea.
10. Derecho a un trato especial. En nuestro país, más de un millón de personas viven con
discapacidad. De este grueso de personas, los menores son un foco a tomar atención. Por
ello, deben gozar de sus derechos humanos u libertades fundamentales en términos
iguales con otros en la sociedad.
EL JUEGO COMO DERECHO
El Derecho al Juego está contemplado en la Convención sobre los Derechos del Niño, en cuyo
Artículo N° 31 manifiesta: Los Estados Partes reconocen el derecho del niño al descanso y el
esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas propias de su edad y a participar
libremente en la vida cultural y en las artes. Los Estados Partes respetarán y promoverán el
derecho del niño a participar plenamente en la vida cultural y artística y propiciarán
oportunidades apropiadas, en condiciones de igualdad, de participar en la vida cultural,
artística, recreativa y de esparcimiento.
El juego es espontáneo, gratuito, creativo, socializador y les permite a los niños explorar,
indagar e incluso resolver problemas. Si bien en las vacaciones la presencia del juego en la vida
de los niños se hace más evidente, es importante que el juego no se limite a los momentos de
“esparcimiento o descanso” o a ser una motivación para una actividad. El juego está presente
en las distintas dimensiones de los niños y su relación con el mundo.
Desde una dimensión personal, el juego les permite a los niños expresar su forma de
ser, de identificarse, de experimentar y descubrir sus capacidades y sus limitaciones.
Ellos mismos eligen cómo armar su propio mundo, destruirlo o reconstruirlo, tal como
sucede con el juego de armar y destruir torres de cubos
Y, sin embargo, vemos cómo en muchos lugares a los niños se les arrebata su infancia,
alejándolos de la diversión y la despreocupación propia de su edad para convertirlos en
adultos a destiempo, realizando funciones que no están destinadas ni para unos niños ni para
la mayoría de los adultos. Entre todos debemos garantizar a los niños una infancia feliz.
El juego es provechoso. Los niños juegan para dar sentido al mundo que les rodea y
para descubrir el significado de una experiencia conectándola con algo que ya
conocían previamente. Mediante el juego, los niños expresan y amplían la
interpretación de sus experiencias.
El juego es divertido. Cuando vemos jugar a los niños o a los adultos, a menudo
observamos que sonríen o ríen abiertamente. Obviamente, el juego puede tener sus
retos y sus frustraciones (¿A quién le toca primero? ¿Por qué no consigo que este
juego de construcción se sostenga?), pero la sensación general es de disfrute,
motivación, emoción y placer.
El juego es iterativo. Ni el juego ni el aprendizaje son estáticos. Los niños juegan para
practicar competencias, probar posibilidades, revisar hipótesis y descubrir nuevos
retos, lo que se traduce en un aprendizaje más profundo.