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INVESTIGACIÓN ANTROPOLÓGICA FORENSE Y

DERECHOS HUMANOS:
Introducción al manejo de los estándares internacionales para la verdad,
justicia y reparación

Equipo Peruano de Antropología Forense©

JUNIO 2004
INDICE

PREFACIO

INTRODUCCIÓN

1. EXPERIENCIA INTERNACIONAL DE LA INVESTIGACIÓN FORENSE


EN DERECHOS HUMANOS. IMPORTANCIA DE LA ARQUEOLOGÍA Y
ANTROPOLOGÍA FORENSE
1.1 Argentina: El Equipo Argentino de Antropología Forense
1.2 Guatemala: La Fundación Guatemalteca de Antropología Forense
1.3 Haití
1.4 Los Tribunales Internacionales para Ruanda y la ex Yugoslavia (ICTR e ICTY)
1.5 Oficina de Personas Desaparecidas y Forense en Kosovo 2002.
1.6 El Caso Peruano
1.6.1. Antecedentes de Intervenciones hechas sin la presencia de peritos en
Antropología Forense
1.6.1.1. Hallazgos de restos humanos en Ancash
1.6.1.2. El Caso de Huancavelica

2. ETAPAS DE LA INVESTIGACIÓN FORENSE

3. UNIDAD DE INVESTIGACIÓN FORENSE


3.1 El Equipo de Investigación
3.2. El Equipo Legal
3.3. El Equipo de Sicólogos
3.4 El Equipo Forense

4. LA INVESTIGACIÓN FORENSE Y DISCIPLINAS CIENTÍFICAS


VINCULADAS: LA ARQUEOLOGÍA Y ANTROPOLOGÍA FORENSES
4.1. El Equipo de exhumación. La recuperación de evidencia forense. El Protocolo
de exhumación y el tratamiento de la evidencia
4.1.1. Procedimiento para la investigación y exhumación de sitios
4.1.2. Identificación, descripción pormenorizada, estudio y análisis del
escenario en que se encuentran las evidencias
4.1.3. El proceso de exhumación
4.1.4. El Equipo de Morgue y los exámenes post mortem y la Identificación.
Análisis y estudios de los restos humanos recuperados. El Protocolo de morgue.
4.1.4.1.Patología o Medicina legal. Examen del cuerpo con tejido blando
y/o esqueletizado
4.1.4.2. Odontólogo Forense
4.1.4.3. Antropólogo Forense
4.1.4.4. Antropólogo Forense Asistente
4.1.4.5. Técnico de Autopsia
4.1.4.6. Oficial Especialista en la Escena del Crimen
4.1.4.7. Fotógrafo Forense
4.1.4.8. Radiólogo

5. RESULTADOS DE LA INVESTIGACIÓN

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6. UNA PROPUESTA PARA LA INVESTIGACIÓN EN EL PERÚ. QUÉ
HACER Y QUÉ NO HACER ANTE EL HALLAZGO DE FOSAS CON
RESTOS HUMANOS
6.1. El tema de los desaparecidos en el debate nacional e internacional. La
importancia de la opinión pública
6.2. Instancias judiciales. La corte especial para tratar las violaciones a los derechos
humanos
6.3 Logística y gestión financiera
6.4. Unidad de investigación y documentación. La base de datos
6.5. Definición de los casos
6.6. Devolución de los cuerpos a los familiares y la reparación social
6.7. Mecanismos Legales: Para una Intervención en el Perú. Elaborado por el Dr.
Carlos Rivera del Instituto de Defensa Legal.
6.7.1. Sobre el nombramiento del perito
6.7.2. El procesado y la parte civil pueden presentar peritos
6.7.3. La entrega y ratificación del informe pericial.
6.7.4. Las calificaciones o requisitos para ser perito
6.7.5. Proceso de evaluación y selección de peritos
6.7.6. Sobre los grupos o equipos de peritos

7. REFLEXIONES FINALES

BIBLIOGRAFÍA

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PREFACIO

En marzo del 2000, cuando empezamos a elaborar un documento especializado en


investigación antropológica forense para la Coordinadora Nacional de Derechos
Humanos, la coyuntura política en el Perú no indicaba que existirían las condiciones
mínimas necesarias para abordar el problema de los desaparecidos en nuestra patria,
durante los años de violencia política (1980 al 2000).
Aún así asumimos el compromiso de elaborar un Protocolo que a manera de
guía metodológica ayudara a que se introdujera y se orientara en el Perú, de forma
científica y sistemática, la investigación antropológica forense, especialmente de los
casos referidos a violaciones a los derechos humanos.
Nuestro interés es fundamentalmente humanitario y engloba nuestra misión,
en tanto miles de las víctimas de esa violencia permanecen aún desaparecidas,
sufriendo las consecuencias sus familiares, seres queridos y la sociedad peruana en
su conjunto. Una enorme deuda social pesa sobre nosotros.
Todos los peruanos, nos vimos involucrados en el escenario de la violencia
política, algunos como espectadores y otros como actores. Todos padecimos y aún
padecemos, los estragos de esa situación de violencia y de una manera u otra todos
hemos sido victimizados. Pues el problema se inicia cuando se agrede y destruye de
diverso grado y forma la integridad de la vida humana, mediante la tortura, la
detención-desaparición forzada o la ejecución extrajudicial. Y por eso mismo, se
agrede y destruye aquello que es lo más preciado para la sociedad: el ser humano.
Decimos también, que el tema humanitario engloba esta misión porque
incluye la serie de tareas que implican la dilucidación de la verdad y que cuando la
poseamos, se podrá avanzar firme y decididamente a atender el problema de la
justicia. Así, con estas bases sólidas, se podrá plantear una justa reparación, allanar
el camino a la reconciliación en nuestro país y al menos ayudar a cerrar algunas de
las heridas que aún permanecen abiertas. De esto se desprende que el compromiso
del trabajo y de la investigación científica se centra tanto en las víctimas directas de
los crímenes, los desaparecidos, como en quienes les sobreviven: familiares, amigos
y la sociedad a la que pertenecen.
Sabemos que el tema de los desaparecidos en el Perú y en cualquier parte del
mundo en que esto ocurre, es un asunto muy delicado y sensible para la población y
la sociedad afectadas. Por lo tanto, requiere para su mejor tratamiento de
autoridades, profesionales y técnicos idóneos con experiencia en el ámbito de la
investigación criminal y forense, así como que posean las adecuadas herramientas
conceptuales, instrumentales y científicas que permitan realizar eficientemente esta
tarea.
Siendo el ser humano el centro de la preocupación y atención de todos los
que participan en la investigación, prestar el mínimo y máximo cuidado a su
tratamiento es lo menos que se debe hacer, si estamos realmente buscando conocer
la verdad de lo sucedido con las víctimas. Del mismo modo, la investigación
forense circunscrita a crímenes contra la humanidad se estandariza cada vez más a
nivel mundial, en los diferentes países en que se viene realizando, con la finalidad
de resolver de la mejor manera el problema humanitario.
Nuestro primer perfil de proyecto se tituló inicialmente en el año 2000
ARQUEOLOGÍA FORENSE Y PERITAJES EN DERECHOS HUMANOS. En

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aquella oportunidad partíamos del hecho de que somos un equipo formado
principalmente con arqueólogos peruanos con experiencia en esta materia, quienes
hemos participado en los Programas de Investigación Forense, que incluyen las
exploraciones e inspecciones, las exhumaciones con procedimientos arqueológicos y
los exámenes postmortem de los restos humanos recuperados en diferentes zonas del
territorio de Bosnia i Hercegovina, entre 1997-1999, en Kósovo, en el 2000 y en
Croacia y Bosnia en el 2001, trabajando en calidad de expertos forenses para la
Fiscalía del Tribunal Penal Internacional que investiga las violaciones al derecho
internacional humanitario y los crímenes contra la humanidad cometidos en el
territorio de la ex Yugoslavia desde 1991 (ICTY).
Desde el 2002, miembros de nuestro equipo trabajan para la Oficina de
Personas Desaparecidas y Ciencias Forenses (OMPF) de la Misión de
Administración Interina de las Naciones Unidas en Kósovo (UNMIK).
La relación entre la arqueología y la antropología física para fines de la
investigación científica forense tiene al menos dos décadas. Equipos forenses como
los de Argentina y Guatemala, que incorporan entre sus miembros a arqueólogos y
antropólogos físicos, tienen menos de dos décadas de actividad, tanto en sus
respectivos países, como brindando su apoyo profesional en otras regiones, como
sucede más en el caso de los argentinos.
En el Perú y gracias al esfuerzo pionero de José Pablo Baraybar, quien fuera
durante varios años el experto científico en antropología forense del Tribunal Penal
Internacional para Ruanda y la ex Yugoslavia (ICTR y ICTY)∗, formamos un equipo
de investigadores forenses que provienen de las canteras profesionales de la
arqueología y de la antropología que se dedica al análisis del ser humano
(bioantropología o antropología física). Gracias a la iniciativa de José Pablo y del
Equipo Peruano de Antropología Forense, se logró introducir en el Perú la práctica
científica y técnico profesional de la antropología forense a partir del año 2001.
Así, los miembros del Epaf empezamos a prepararnos para sentar las bases
científicas y profesionales en el Perú, de una disciplina que por sus resultados ha ido
adquiriendo a nivel mundial un importante espacio de acción para apoyar la
investigación de crímenes contra la humanidad: la antropología forense.
Nuestra experiencia y contacto con especialistas de diferentes disciplinas
vinculadas a la investigación forense, en los escenarios bélicos en los que hemos
tenido la oportunidad de trabajar, se ha ido acrecentando. Esto nos permitió
incorporar una serie de conocimientos, sumamente valiosos, viéndonos obligados a
reformular algunas partes del perfil alcanzado a la Coordinadora Nacional de
Derechos Humanos a inicios del año 2000. Asimismo, hemos contado con el valioso
aporte del abogado Dr. Carlos Rivera Paz, del Instituto de Defensa Legal para el
desarrollo del punto referido a los Mecanismos legales para una intervención en el
Perú.
Este Protocolo es producto del estudio, del trabajo y las reflexiones de los
miembros del EPAF acerca de la situación de los desaparecidos en el Perú; es
también el resultado de las múltiples conversaciones, intercambio de ideas y
experiencias con colegas y amigos de otras partes del mundo enriqueciendo nuestra


Actualmente se desempeña como Director del Departamento de Personas Desaparecidas y Forense
para la Misión de Administración Interina de las Naciones Unidas en Kósovo (UNMIK), cargo que
asumió desde la constitución de la oficina en el año 2002.

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búsqueda permanente de soluciones en la experiencia internacional, básica en el
tratamiento de estos problemas.
Con esta edición, el Epaf pone a disposición de aquellos que han sufrido las
consecuencias de la violencia política en nuestra patria, es decir, los desaparecidos,
sus familiares y seres queridos, así mismo, a la Coordinadora Nacional de Derechos
Humanos, a la Defensoría del Pueblo, a las organizaciones interesadas y
comprometidas con la defensa de los derechos humanos, a las autoridades del
Ministerio Público, un instrumento técnico de vital importancia para la verdad y la
justicia. Y a disposición de todos nosotros, de la Sociedad Peruana, con la esperanza
de que NUNCA MÁS se repitan estas violaciones a los derechos humanos en
nuestro país.

Equipo Peruano de Antropología Forense.

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INTRODUCCIÓN

Realizar una investigación forense en el Perú, referida a violaciones al


derecho internacional humanitario, crimen contra la humanidad (detención-
desaparición forzada, torturas, violaciones y ejecuciones extrajudiciales),
necesariamente pasa por conocer la verdad de lo que les sucedió a las víctimas en
determinado tiempo y lugar.
El proceso de conocer la verdad requiere de un Equipo Forense integrado y
especializado en la materia, trabajando en forma permanente para, por un lado,
lograr la ubicación, recuperación e identificación de los cuerpos de las víctimas y
por otro, llegar a conocer los eventos alrededor de su desaparición y muerte.
Es bien conocido que en el Perú durante el tiempo de la violencia política se
desarrolló una guerra interna en la que actuaron las instituciones encargadas de la
defensa de la sociedad y el Estado, desplegando una serie de estrategias
contrasubversivas.
Una consecuencia de esto fue que una cantidad incierta de personas,
conocida por los años de esfuerzos de diferentes instituciones que actúan en la
defensa de los derechos humanos, como es el caso de la Coordinadora Nacional de
Derechos Humanos, la Defensoría del Pueblo y la Comisión de la Verdad y
Reconciliación, fue detenida-desaparecida y ejecutada extrajudicialmente.
Entre 1983 y 1991, el Estado peruano recibió 5,000 denuncias sobre
desapariciones forzadas, registrándose en el Grupo de Trabajo de Desapariciones
Forzadas e Involuntarias de las Naciones Unidas unas 3,004 denuncias (Perú: la
práctica de la desaparición forzada 1989-1993. APRODEH – FIDH).
Con el trabajo e investigación de la Comisión de la Verdad y Reconciliación,
entre el año 2001 a 2003, se ha registrado a 8,558 personas que permanecen
desaparecidas.
Descubrimientos a veces fortuitos, y poco o mal investigados, como el de
Cayara, fosas en Ancash, el caso La Cantuta, o el de las fosas encontradas en junio
de 2000 en Huancavelica, en Paso del Danubio (provincia de Tayacaja), entre
algunas denunciadas, corroboran esta realidad: en el Perú la práctica sistemática y
prolongada de las detenciones-desapariciones forzadas produjo miles de víctimas,
que fueron inhumadas en fosas individuales o colectivas, en las diferentes regiones
asoladas por la violencia política. Este es el punto de partida de nuestra labor.
Consideramos necesaria la elaboración de un documento básico que oriente
y ordene la conducción de peritajes forenses en el Perú relacionados a la
investigación antropológica forense y la elaboración de los protocolos respectivos
en los casos en que sea necesaria la intervención de arqueólogos y antropólogos
forenses, con la finalidad de recuperar, reunir y organizar toda evidencia material,
orgánica y no orgánica, que ayude a la investigación y al esclarecimiento de los
hechos.
En la investigación forense de casos en que la violencia política se desarrolló
en una guerra interna o internacional, en la que hay indicios de violaciones al
derecho internacional humanitario y a los usos y costumbres de la guerra, hay dos
grandes temas a tratar, con sus respectivos y complementarios procedimientos
técnico-científicos:

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- identificación y registro de los eventos alrededor de la desaparición y la
muerte (lugares de confinamiento; escenario del crimen y de la inhumación;
exhumación/reinhumación intencional para desaparecer las evidencias; evidencias
materiales de maltratos y torturas; causa probable de muerte; identificación de
patrones de muerte y de presuntos responsables);
- identificación de los individuos (información Antemortem, sexo, edad,
estatura, lateralidad, traumatismos ante-mortem, establecimiento de identidad a
través de los procedimientos tradicionales de la antropología forense, pruebas de
ADN); estimación de las causas de muerte.
A un nivel básico, estos son los temas centrales a resolver, si tratamos de
realizar peritajes y protocolos forenses en escenarios de violencia política
conocidos.
Queremos demostrar que mediante la práctica científica aplicada a la
investigación forense en escenarios de violencia política, produciremos las
herramientas intelectuales y materiales que frenen o en última instancia impidan la
acción de agentes asociales activos en la sociedad y que perjudican las relaciones
civiles al interior a ella. Creemos que con este aporte, como profesionales,
contribuiremos a mejorar y apoyar sólidamente la estructura jurídica que nuestra
sociedad requiere, como estrategia no sólo para la paz, sino para garantizar la
armonía y la justicia real en nuestro país.

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1. EXPERIENCIA INTERNACIONAL DE LA INVESTIGACIÓN FORENSE
EN DERECHOS HUMANOS. IMPORTANCIA DE LA ARQUEOLOGÍA Y
ANTROPOLOGÍA FORENSE.
La Antropología forense aplicada a los Derechos Humanos ha sido desarrollada en
las últimas dos décadas en varios países. Ponemos aquí algunos ejemplos.

1. 1. Argentina: El Equipo Argentino de Antropología Forense.


En 1983 terminó para Argentina una etapa de sucesivos gobiernos militares
responsables de serias violaciones a los derechos humanos. Se han establecido unas
treinta mil denuncias de personas desaparecidas y 8,960 casos confirmados y
documentados.
En diciembre de ese año el presidente electo Raúl Alfonsín asumió el
gobierno e inmediatamente se creó la Comisión Nacional sobre la Desaparición de
Personas (CONADEP). Trabajos de exhumaciones fueron llevados adelante por los
jueces encargados. Esto produjo que mucha de la evidencia fuera destruida o
invalidada debido a la no aplicación de medios científicos para su recuperación.
Debido a que los peritajes forenses estaban a cargo de la policía, como
sucede en muchos de los países latinoamericanos, y que se estaba perdiendo y
destruyendo mucha evidencia, así como posibilidades de identificar a las víctimas,
es que se creó el Equipo Argentino de Antropología Forense, gracias a la
participación del Dr. Clyde Snow Collins, impulsor de esta disciplina en Estados
Unidos, quien además, vinculó por primera vez en la Argentina la experiencia
científica y técnica de la antropología forense en la investigación de casos
relacionados a violaciones a los derechos humanos.
En 1995 se promulgaron y activaron las leyes 24.321 (sobre la declaración
de la "desaparición forzada" como figura jurídica) y 24.411 (sobre compensación
económica para familiares de personas desaparecidas y fallecidas) reconociendo el
Estado su participación en los crímenes.
En el 2001, se planteó la organización de una Mesa de Diálogo sobre
Derechos Humanos, pero organizaciones como las Abuelas de Plaza de Mayo, la
Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, el Centro de Estudios Legales y
Sociales de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, la Liga
Argentina por los Derechos del Hombre, las Madres de Plaza de Mayo-Línea
Fundadora, el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos y el Servicio Paz
y Justicia, rechazaron dicha iniciativa.

1.2. Guatemala: la Fundación Guatemalteca de Antropología Forense.


En Guatemala la represión se desarrolló en un contexto de guerra interna que
dejó como saldo más de 45 mil personas muertas y muchos desaparecidos,
principalmente campesinos. Los años más intensos fueron los comprendidos entre
1978 y 1986. Los crímenes realizados empezaron en 1960 y concluyeron en 1996,
durante los sucesivos gobiernos militares y civiles que prosiguieron con estas
prácticas.
En un momento de este prolongado conflicto, se formaron las Patrullas de
Auto Defensa Civil (PAC) con los campesinos organizados y bajo el control militar.

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Estas unidades paramilitares también fueron responsables de excesos cometidos
contra población civil indefensa y fueron parte activa de las masacres ocurridas.
En 1996 se firma un acuerdo de paz entre la guerrilla y el gobierno (en Oslo,
1994) y el país entra en un proceso de pacificación, sin intentos por encubrir los
hechos y a sus responsables.
Naciones Unidas patrocinó un claro Informe en el que se expresa la culpa de
los militares como los principales responsables de los crímenes de guerra.
Actualmente existe una Comisión Presidencial de Derechos Humanos (Copredeh) la
cual continúa las investigaciones.
El 9 de agosto del 2000, el gobierno guatemalteco reconoció la
responsabilidad del Estado en 10 casos, entre ellos dos matanzas de campesinos
indígenas a principios de la década de 1980 y el secuestro y asesinato de dos
estudiantes universitarios en 1989.
La Fundación de Antropología Forense de Guatemala, creada en 1987 ha
asistido a la Comisión, llevando adelante gran parte de los trabajos de exhumación
de fosas comunes e individuales, así como los peritajes forenses en sus laboratorios,
para reconocer causas de muerte y registros referidos a la identidad de las víctimas.
Es una entidad privada sin fines de lucro que trabaja en estrecha relación con la
Fiscalía de esta nación centroamericana.

1. 3. Haití.
Se estima que durante el régimen militar de Cedras (1991–1994), instaurado
luego del derrocamiento del presidente electo Aristide, desaparecieron entre tres a
cuatro mil personas. El año 1994, luego de la invasión del país por tropas
estadounidenses con la aprobación del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, el
gobierno de Cedras llegó a su fin y se reinstauró en el poder al presidente electo
Aristide. Si bien el nuevo gobierno dictó una ley de Amnistía, ésta no incluyó los
crímenes políticos.
En diciembre de 1994 se formó la Comisión de la Verdad y la Justicia,
encargada de esclarecer los hechos acontecidos desde el golpe contra Aristide. La
Misión Civil en Haiti (MICIVIH) organizada por las Naciones Unidas y la
Organización de Estados Americanos, a través de su departamento de Derechos
Humanos prestó apoyo técnico a la Comisión de Verdad y Reconciliación. El apoyo
se centró en la preparación de casos previamente investigados por la misión (durante
los años 1993 y 1994) que necesitaran la evidencia forense y en el apoyo forense
directo, esto es, en la exhumación y análisis de los restos recuperados. MICIVIH
prestó a su propio antropólogo forense y además financió al Equipo Argentino de
Antropología Forense para que contribuyera en esta misión.
Los resultados de las investigaciones fueron incluidos en el reporte final de
la Comisión de Verdad y Reconciliación.

1. 4. Los Tribunales Internacionales para Ruanda y la ex Yugoslavia (ICTR e


ICTY).
Entre fines de 1995 y la primera mitad de 1996 se realizaron en Ruanda las
primeras pericias forenses en la investigación del genocidio ocurrido entre abril y
julio de 1994, que le costó la vida a alrededor de un millón de personas. Esta

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evidencia fue posteriormente presentada en los juicios contra Clement Kayishema y
George Anderson Rutaganda entre otros (Kayishema, Clement (ICTR-95-1), 21
May 1999 Judgment and sentence (www.ictr.org). Asimismo, las pericias a gran
escala continuaron ese mismo año en Bosnia y Croacia, investigándose los
crímenes cometidos por el Ejército Serbio de Bosnia después de la rendición del
enclave protegido (por las Naciones Unidas) de Srebrenica (Bosnia) y de la caída de
la ciudad de Vukovar (Croacia).
En ambos casos, el uso de las ciencias forenses en la recuperación y análisis
de los restos en el contexto de la Violación al Derecho Internacional Humanitario no
se tuvo como precedente en los Tribunales de Nuremberg y Tokio. Es más, la
naturaleza de la pericia forense incluyó técnicas aún no aceptadas en muchas otras
jurisdicciones, tales como los análisis de suelo para asociar los contenidos de fosas
comunes primarias y secundarias.
Entre 1996 y 2001 el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia
trabajó con un equipo forense multinacional en la ubicación, identificación,
exhumación y análisis de los restos de víctimas de crímenes que violan el Derecho
Internacional Humanitario. El modo de operación del Tribunal fue estandarizado y
aplicado con éxito en las investigaciones realizadas en Bosnia, Croacia y Kósovo.
La evidencia forense recuperada en esos años fue presentada con éxito en
varios casos del Tribunal, uno de los cuales es el primer caso de Genocidio en el
cual la evidencia forense jugó un rol clave: es en el caso que se siguió contra el
General Radislav Kristic, jefe del Cuerpo Drina, una unidad militar que se encargó
de ejecutar las acciones de “limpieza étnica” del sector este de Bosnia, que incluyó
la rendición del enclave de Srebrenica en julio de 1995, y la posterior eliminación de
al menos 8,000 varones, de diferentes edades, que fueron apresados y confinados en
varios campos de concentración antes de ser eliminados. El general Kristic fue
declarado culpable por Genocidio en el año 20011.

1.5. La Oficina de Personas Desaparecidas y Ciencias Forenses, Kósovo 2002.


Después del cese de las hostilidades y la retirada de las tropas Serbias de la
provincia de Kósovo y su control por tropas de la OTAN, las Naciones Unidas
toman la administración interina de la provincia mediante la Resolución 1244.
El legado del conflicto que se desarrolló en Kósovo entre 1998 y 1999 tuvo
como consecuencia la desaparición forzada de unas 4500 personas (la desaparición
forzada de ciudadanos no-albaneses continuó de manera esporádica hasta mediados
del año 2000). Luego de las intervenciones masivas del Tribunal Penal Internacional
para la exYugoslavia entre el 99 y el 2000, la tarea de identificar los restos mortales
de los supuestos desaparecidos, la restitución de los mismos a sus familias, así como
la documentación de los casos cayó en manos de la Misión de Naciones Unidas en
Kósovo. Debido a una serie de problemas de concepción, la Misión no logró
centralizar la tarea de la búsqueda de los desaparecidos en una sola oficina y así solo
a mediados del año 2002 se creó la Oficina de Personas Desaparecidas y Ciencias

1
Ver también Karadzic/Mladic “Srebrenica” IT-95-18; Mrksic, Radic, Sljivancanin and Dokmanovic
“Vukovar hospital” IT-95-13a, The Prosecutor vs. Radislav Kirstic, court transcripts 29/5/00
pp.3760-62, Kovacevic, Drljaca and Stankic (IT-97-24), Zeljko Raznjatovic (IT-97-27), Kvocka
et.al. (IT-98-30/1), Gotovina (IT-01-45), Ademi (IT-01-46), Blagojevic et.al. (IT-02-60), Milosevic
(IT-02-54), Deronic (IT-02-61), Bobetko (IT-02-62), Brdjanin, Talic and Zupljanin (IT-99-36).
Todos estos documentos pueden ser encontrados en www.icty.org.

11
Forenses, división del Departamento de Justicia con el mandato de establecer la
suerte de las personas desaparecidas a través de todos los medios posibles. Esta
oficina asumió a su vez la reestructuración del sistema médico-legal en Kósovo
aproximándolo más a los estándares de Europa occidental.
La Oficina de Personas Desaparecidas, en el plano forense, adapta el sistema
creado en los Tribunales Internacionales, garantizando así la eventual utilización de
la evidencia por el sistema judicial local e internacional. La Oficina asimismo
implementa una sección dedicada a informar las familias de los desaparecidos del
estado de cada uno de los casos. En el momento de una identificación esta sección
es asimismo encargada de comunicar a la familia la noticia de muerte y hacer los
arreglos necesarios para la preparación del funeral. La Oficina cuenta asimismo con
una sección de informática responsable del diseño y desarrollo de bases de datos en
las cuales se integra la información proveniente de las investigaciones del evento de
desaparición, los resultados de la exhumación, la información ante-mortem, los
resultados de la autopsia y los pasos seguidos en la identificación del individuo, sea
esta mediante técnicas tradicionales de la antropología forense o análisis de ADN.
La Oficina es igualmente responsable de conducir todas las investigaciones
médico-legales en la provincia, sean estas en casos recientes o en casos de personas
desaparecidas. La Oficina dependiendo de sus necesidades y del estado de sus
investigaciones conduce exhumaciones y exámenes post-mortem de los restos que
recupera. Desde su creación la Oficina de Personas Desaparecidas y Ciencias
Forenses ha conducido más de 1000 exhumaciones, más de 2000 autopsias y ha
identificado más de 600 personas.

1. 6. El caso peruano.
Miles de personas desaparecieron en el Perú como resultado de la violencia
política que asoló nuestra patria desde 1980, como consta en la publicación de la
Defensoría del Pueblo, La desaparición forzada de personas en el Perú (1980-
1996), de enero del 2002, trabajo que constituye una enorme acumulación,
organización y depuración de información sobre los desaparecidos en nuestra patria.
En diciembre de 2003, la Comisión de Entrega de la Comisión de la Verdad y
Reconciliación publicó Los peruanos que faltan: lista preliminar de personas
desaparecidas por la violencia (1980-2000).
Si hacemos un análisis de las informaciones acerca de las circunstancias en
que sucedieron las desapariciones, los móviles, las modalidades, los involucrados de
uno y otro lado (es decir, perpetradores y víctimas), los escenarios, el tiempo en que
esto sucedió y otras informaciones, sabremos que muchas de las víctimas debieron
ser ajusticiadas e inhumadas clandestinamente en fosas (colectivas o individuales).
Según importantes testimonios y hallazgos ocurridos inmediatamente a los
hechos mencionados, o al paso del tiempo, conocemos que la intención sistemática
de los perpetradores de agredir, atacar y eliminar población civil indefensa, se
convirtió en una “norma” durante la guerra sucia llevada adelante por ellos. Y que
entre otras cosas, buscaban además borrar las “huellas” de sus acciones y de sus
víctimas, de diversas maneras: Realizando explosiones en las fosas (con granadas o
dinamita) antes de cubrirlas permanentemente; quemando los cuerpos con diferentes
combustibles, hasta reducirlos a fragmentos (así como las pertenencias personales);
enterrándolos en un determinado lugar y desenterrándolos luego de un tiempo, para
cambiarlos de ubicación, con la finalidad de que se perdiese su rastro;

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desnudándolos completamente y luego mutilándolos hasta volverlos irreconocibles,
escondiendo los restos o dejándolos simplemente arrojados a merced de animales de
rapiña o del medioambiente; arrojando los cadáveres a ríos o lagunas.
Estas modalidades y otras más, que de seguro se conocerán con el avance de
la investigación, tienen objetivos claros y demuestran una actuación más bien
“corporativa” que individualizada de los agentes involucrados, en tanto se movilizó
gente, equipo bélico, vehículos y vituallas, como parte de las necesidades materiales
del operativo en acción.
Sabemos por las investigaciones que han hecho las autoridades del
Ministerio Público, la Defensoría del Pueblo, organizaciones de derechos humanos y
la Comisión de la Verdad y Reconciliación, que estas acciones u operativos,
sucedieron de manera sistemática y por un tiempo prolongado en nuestra patria.
Toda acción realizada en torno a las detenciones-desapariciones forzadas ha
dejado diferentes formas de “testimonio”, desde los materiales, resguardados en
gran medida en los cuerpos de las víctimas y en los contextos de los crímenes
cometidos, hasta los no materiales y que corresponden a la supervivencia de
información fundamental para la investigación, en posesión de los testigos, de los
propios perpetradores o todo aquel que de alguna manera haya tenido conocimiento
de determinado aspecto del crimen cometido.
Nuestro país posee una peculiar y muy difícil geografía. Muchos de los
crímenes cometidos contra la población civil, sucedieron en la sierra, en parajes
alejados de caminos principales, carreteras u otras vías de comunicación, facilitando
la acción de los perpetradores. Ubicar e identificar en dónde fueron depositados los
restos de los miles de desaparecidos en el Perú, es una tarea fundamental, compleja
y básica para los fines que persigue un equipo de investigación en violaciones a los
derechos humanos.
Entre 1997 al 2001 han ocurrido hallazgos, en algunos casos, “casuales”, de
fosas o entierros clandestinos, que con mayor o menor publicidad, de acuerdo a las
condiciones del contexto político en que se dieron, han sido de dominio público.
Casos como el de quebrada Ullta, Ocros, o el de Huancavelica en el 2000, grafican
los problemas que presentan las investigaciones que se han realizado.
En el período de la CVR, la Unidad de Investigación Antropológica Forense
ha reunido información relativa a la existencia de 4,644 sitios de entierro, además de
haber realizado dos exhumaciones referidas a personas desaparecidas y una tercera
de personas asesinadas por Sendero Luminoso que fueron enterradas en la época por
los pobladores y familiares de las víctimas.

1.6.1. Antecedentes de intervenciones hechas sin la presencia de peritos en


Antropología Forense.
Dos casos en la intervención empírica que han llevado a la perdida de las evidencias
necesarias para la posible identificación de las víctimas inhumadas.

1.6.1.1.Hallazgos de restos humanos en Ancash.


En setiembre de 1997 dos hallazgos importantes de restos humanos se
realizaron de manera casual en Ancash.

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En Quebrada Ullta, a la altura del kilómetro 50 de la carretera Carhuaz-
Chacas, dos cazadores de vizcachas hallaron restos humanos de presumiblemente
unas veinte personas, depositados al interior de una cueva a 200 metros de altura de
dicha carretera.
Quienes se acercaron al lugar de los hallazgos a realizar las primeras
indagaciones fueron las autoridades del Ministerio Público (representado por el
fiscal provincial Jorge Luis Alcántara), la Policía Nacional (que en este caso estuvo
representada por el jefe de la IV Región PNP, general Ricardo Alfaro Febres y una
dotación de efectivos policiales), congresistas de la Comisión de Derechos Humanos
del Congreso y un representante de la Defensoría del Pueblo.
Aquí se encontraron siete (7) cráneos completos y cinco (5) fragmentados,
unos sesentiséis (66) huesos húmeros, sententitrés (73) costillas, cinco (5)
omóplatos, veintidós (22) tibias, así como una importante cantidad de vértebras y
otros fragmentos de huesos. Todo lo recuperado por los peritos fue depositado en
cuatro bolsas de polietileno, sin tratar de preservar, en lo posible, las partes
anatómicas correspondientes a los mismos individuos. El periodista Espinoza
Maguiña se apropió, para luego devolver, de tres (3) cráneos adicionales a los
enumerados. Los restos humanos fueron enviados a Lima para ser analizados en el
Laboratorio de Criminalística de la Policía Nacional del Perú, con la finalidad de
determinar sexo, raza y estatura de las víctimas.
En una primera y rápida afirmación, el general Febres aseguraba que los
restos no pertenecían a personas ajusticiadas extrajudicialmente y que podría
tratarse de un cementerio de los comuneros del lugar. Según el presidente de la
Comisión de Derechos Humanos del Congreso, Anselmo Revilla, se tratarían de
restos humanos antiguos y de ninguna manera provenientes de ninguna matanza. En
opinión de la congresista ancashina María Jesús Espinoza, quien se apersonó por su
cuenta al lugar de los hechos, se podría tratar del ajusticiamiento de abigeos,
perpetrado por los comuneros de la zona.
Sin embargo, en medios de información locales trascendió que quizá los
restos humanos pertenecerían a diez comuneros que desaparecieron en el valle del
Santa, asesinados por agentes del Servicio de Inteligencia.
Como vemos, las opiniones expuestas, que no necesariamente se
corresponden con resultados claros y certeros de peritajes objetivos, son bastante
diferentes entre sí. Debido a las manipulaciones a las que fueron sometidos los
restos humanos encontrados y a los problemas creados por su deficiente y
descuidada exhumación y embalaje, será difícil la tarea de conocer la verdad acerca
de los hechos evidenciados por los hallazgos.
Un segundo hallazgo fue realizado en Punta Chonta, a veinte metros de la
carretera que une Ocros con Conococha, y a 80 kilómetros al oeste de Huaraz.
Restos de al menos dos (2) personas, ambos adultos, estaban ocultos con arbustos
secos. Según las descripciones, eran un conjunto de huesos largos, muy
fragmentados, lo que dificultaba su identificación anatómica. Cerca a ellos se
encontraron restos de ropa de hombre y de mujer (una falda y un pantalón); algunos
de los huesos presentaban aún manchas de sangre.
Según las investigaciones realizadas por los médicos legistas del Instituto de
Medicina Legal del Ministerio Público y de la División de Criminalística de la
Policía Nacional del Perú, los restos hallados en la quebrada de Punta Chonta
tendrían entre cinco, diez y veinte años de antigüedad, y corresponderían a dos

14
hombres y una mujer, de edades entre 32 y 40 años. Sin embargo, los peritos no han
podido determinar causas de muerte (o número mínimo de lesiones al menos), ni
identidades.

1.6.1. 2.El caso de Huancavelica.


Un caso en el año 2000 fue el hallazgo de fosas comunes en Huancavelica,
en el paraje denominado Paso de Danubio, provincia de Tayacaja, a unos 4,200
metros sobre el nivel del mar, en las proximidades del distrito de Colcabamba. Los
campesinos del lugar fueron quienes encontraron una de las primeras fosas, hecho
que provocó la movilización de las autoridades del Ministerio Público, del
representante de la Defensoría del Pueblo, de las organizaciones de derechos
humanos y de los medios de comunicación.
En el distrito de Colcabamba se encuentra la Central Hidroeléctrica del
Mantaro, que fue una de las zonas más críticas del país durante los años de violencia
política. Al igual que otras regiones del Perú, también fue escenario de crímenes
masivos contra campesinos y de violaciones a los derechos humanos.
Las primeras observaciones indicaban que se habría producido el hallazgo
casual de una fosa común con restos humanos. Los perros de los campesinos del
lugar, habrían estado removiendo huesos humanos pertenecientes a dicha fosa, lo
que llamó la atención de los lugareños. La poca profundidad de la fosa, habría
permitido su casual descubrimiento.
Como sucede normalmente (y que es parte del procedimiento), una patrulla
policial, integrada también por peritos en criminalística, se encargó de acercarse
primero a verificar los hechos e iniciar las investigaciones; en este caso, se trató de
la Octava Región de la Policía Nacional del Perú con sede en Huancayo. Se
presumía inicialmente que en la fosa común habrían restos humanos de unas treinta
personas, ninguna de ellas en condición de ser identificada, y que fueron enterrados
hace unos diez o quince años atrás.
Junto a los huesos humanos se encontraron restos de vestimentas (zapatos de
jebe, pantalones, camisas de lana) que corresponderían a las personas incluidas en la
fosa y que por sus características, permitía afirmar inicialmente que se trataba de
campesinos.
Las investigaciones fueron realizadas de manera coordinada entre las
autoridades políticas, militares, policiales y judiciales de la provincia de Tayacaja.
Según el subprefecto del lugar, señor Armando López Méndez, se coordinó con el
Ejército el envío de una patrulla “a fin de verificar in situ los hechos" (el Ejército
mantenía un Batallón Contrasubversivo en Colcabamba). Posteriormente se
informaría a la opinión pública que no sólo existía una fosa, sino varias.
Durante el curso de las investigaciones surgió el testimonio de Mauricio
Gonzáles Páucar, quien fue gobernador de Colcabamba y luego subprefecto de la
provincia de Tayacaja durante los años de la violencia política, y afirmaba que
dichos restos pertenecen a personas procedentes de Ayacucho que fueron
trasladadas a ese desolado y alejado paraje, que colinda a su vez con la provincia de
Huanta. Gonzáles Páucar basa su afirmación en el hecho que en Colcabamba no hay
personas desaparecidas, que durante el tiempo que fue autoridad política recibió
denuncias que provenían de distritos de la provincia de Huanta, desde la cual la
comunicación con el lugar de los hallazgos es más directa.

15
Los trabajos de exhumación fueron realizados por un equipo de la Policía
Nacional de Pampas, en presencia del fiscal adjunto Carlos Leiva Alvarado.
Inicialmente trataron de desenterrar los restos humanos y las vestimentas asociadas
para determinar el número de cuerpos depositados en la fosa. La fosa, de unos
cuatro metros cuadrados de área y uno de profundidad, alojaría los cuerpos y
vestimentas de unas ocho personas, según las primeras evidencias definidas en la
exhumación. Se encontraron ocho (8) sacros, cráneos, huesos de las extremidades y
maxilares, según consta en las informaciones periodísticas. Según los encargados de
las pericias, los restos humanos y las vestimentas serían enviados a Lima para su
análisis.
Otros restos óseos diseminados alrededor de la fosa, serían indicadores de la
posible presencia de otros entierros clandestinos, o simplemente producto de la
remoción de los restos de la misma fosa, efectuada por diferentes agentes
perturbadores.
Según las mismas informaciones, esta fosa ya era conocida desde hace años
por los pobladores de la comunidad de Buenos Aires, del centro poblado de
Carpapata y del distrito de Colcabamba, a unos 30 kilómetros, pero que por temor
nunca realizaron denuncia alguna. El diario “El Comercio” publicó fotografías en
las que aparecen alumnos del colegio César Vallejo, quienes recogieron huesos
humanos diseminados en el lugar y armaron un esqueleto que utilizaban como
material didáctico en el plantel, mostrando un cráneo, que en su parte posterior tiene
dos orificios de bala. Dicho esqueleto, pese a las informaciones de los pobladores,
que en todo caso, al menos merecen ser tomadas en cuenta en cualquier proceso de
investigación, no se incluyó como parte de las investigaciones.
Campesinos de Buenos Aires aseguran que hace unos diez años vieron un
camión que arrojaba los cadáveres, pero que por el temor antes mencionado, nunca
dijeron nada sobre esto. Igualmente existen testimonios importantes de los
campesinos de la comunidad de San Vicente de Yanayaco, la más cercana a la fosa
común encontrada, con respecto a su origen y conocimiento previo.
Meses después de iniciadas las investigaciones, los resultados obtenidos no
ayudan a conocer la verdad de los acontecimientos sobre los hallazgos de restos
humanos en el Paso de Danubio.
En efecto, al inicio de las mismas, se especuló sobre la existencia de treinta
cuerpos, que luego se convirtieron en ocho, en doce y al final en sesenta, cantidades
sumamente variables para cualquier experto. No hubo preocupación por hacer un
seguimiento atento y estrecho de los estudios, análisis y pruebas documentales y
testimoniales reunidas por los diferentes peritos o expertos que intervinieron en el
proceso. Es decir, una preocupación que llevara a conocer la verdad de los hechos y
arribar a conclusiones confiables.
Solamente la Defensoría del Pueblo y representantes de las organizaciones
de derechos humanos, estuvieron realizando gestiones y averiguaciones, que
permitieron conocer los resultados parciales de los análisis de los restos óseos. Por
informaciones periodísticas de fines de noviembre del 2000, sabemos que unas
sesenta personas fueron enterradas en cinco fosas comunes.
La Unidad de Criminalística de la Policía Nacional del Perú, afirmó
posteriormente que los resultados de los análisis realizados a los huesos recuperados
en las exhumaciones corresponderían en su mayoría a camélidos sudamericanos,
muertos a balazos, enterrados en la misma tumba colectiva junto a dos pastores.

16
Definitivamente investigaciones como ésta no debieron realizarse de esta
manera, y en el mejor de los casos, merecieron ser rehechas bajo la jurisdicción de
entidades que actúen eficazmente con una metodología científica, clara, ordenada,
con transparencia y libertad suficiente para llegar a conocer, al menos, la realidad
sobre los hechos evidenciados por los hallazgos de restos humanos enterrados
clandestinamente.

2. ETAPAS DE LA INVESTIGACIÓN FORENSE.


La investigación Antropológica Forense se realiza bajo principios o
procedimientos básicos, los cuales son seguidos rigurosamente para el cumplimiento
de sus objetivos.
Investigación preliminar. Acopio de información sobre las víctimas, hechos y
posibles autores de los crímenes, así como la reconstrucción del caso o de los casos
materia de investigación y de las hipótesis a contrastar en las etapas siguientes. En
esta etapa son importantes las informaciones que reúnan las autoridades del
Ministerio Público, la Defensoría del Pueblo, los organismos de derechos humanos y
aquella que trabajó la Comisión de la Verdad y Reconciliación. Se reúnen Datos
Antemortem de las víctimas, con el llenado de una ficha Antemortem, donde se
consigna información biológica y física de la persona en vida; se recogen datos
como la edad de la persona al momento de la desaparición, enfermedades que tuvo
en vida, golpes, lesiones y traumatismos sufridos, información referida a la
dentición, a la vestimenta que llevaba puesta cuando desapareció, etc. Esta
información ayuda a procurar la identificación de las víctimas por los
procedimientos tradicionales de la Antropología Forense en los exámenes
postmortem, contrastando los datos obtenidos con aquellos que se consiguen de los
restos humanos recuperados y de sus objetos o artefactos asociados. Según sea el
caso, puede hacerse también una segunda revisión de los restos analizados, o
someterse estos en última instancia a las pruebas de ADN.
La entrevista con la familia debe estar monitoreada o debe ser hecha por el
antropólogo forense, para lo que se recomienda:
• Establecer una relación de confianza con el familiar, no ser mas de
dos entrevistadores junto al familiar.
• Un ambiente privado para llevar a cabo la entrevista.
• Garantizar a la familia que la información solo servirá para los
efectos de la identificación.
• Una copia de la información antemortem deberá ser entregada,
como copia de seguridad, al familiar.
• Se recomienda realizar mas de una entrevista al familiar, debido a
que los casos tienen larga data, y siendo la memoria frágil y muchas
veces por el dolor hay una negación a recordar.

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Miembros del EPAF tomando los datos antemortem a un familiar en Sillacsasa, Caso
Chuschi, con el apoyo de la Defensoría del Pueblo(Foto: Alain Wittmann)

Metatarsos del pie derecho que presentan una fractura antemortem


(Foto: Alain Wittmann)

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El fémur presenta una prótesis de Thompson, es un rasgo individualizante. (Foto: Alain
Wittmann)

Visita de Inspección de los presuntos lugares con fosas clandestinas, considerados


en la documentación testimonial. Que debe llevar a la verificación de la existencia
de fosas individuales y colectivas, de los presuntos lugares de inhumación (primaria
y secundaria) de las víctimas, procediendo con el registro y ubicación de las fosas de
acuerdo a los casos que se investiguen. En tanto existan las condiciones, con
presencia del fiscal o autoridad designada, se realizarán pozos de cateo para la
verificación física de la existencia de entierros con restos humanos, dado a que en
superficie, considerando el tiempo transcurrido desde los sucesos, que puede abarcar
más de dos décadas, no es del todo evidente que ciertos rasgos o elementos
diagnósticos sean visibles y vinculados expresamente a entierros clandestinos de
personas desaparecidas. Esta evaluación permite priorizar los lugares a intervenir,
según el avance y profundización de las investigaciones en curso.
Protección de la zona e inmovilización. Acción que debe preservar legalmente la
integridad de la escena del crimen.
La excavación y exhumación de las fosas o entierros clandestinos para la
recuperación ordenada y rigurosa de todas las evidencias físicas, orgánicas e
inorgánicas que aportan información sustantiva y relevante para el caso en
investigación.

Miembros del EPAF en una exhumación en los Balcanes (Fotos: Alain Wittmann)

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Fosa en un cementerio de los Balcanes. Se aprecia que fue excavada por especialistas lo que permitió
recuperar el 100% de los restos y sus artefactos asociados (Fotos: Alain Wittmann)

Exámenes Postmortem o Autopsias, estudios y análisis de los cuerpos parcial o


totalmente esqueletizados y de los objetos o artefactos recuperados en la etapa
previa, que se hacen en la morgue o laboratorios acondicionados para este fin, que
garanticen la seguridad tanto de las evidencias como de la base de datos e
informaciones que se recuperen.

Miembros del EPAF trabajando en la morgue de Bosnia (Foto: Alain Wittmann)

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La elaboración del Informe correspondiente a las diferentes etapas de la
investigación. En caso que las autoridades requieran el apoyo de expertos
independientes, como el EPAF, y sean nombrados ellos o algún experto forense
independiente como Peritos del Ministerio Público, se les hace entrega única y
exclusivamente a dichas autoridades del Informe Técnico. En caso que los expertos
independientes sean nombrados por las organizaciones de familiares u
organizaciones de derechos humanos que los representan, como Peritos de Parte, el
Informe es entregado a ellos. Adicionalmente se entrega un Informe Narrativo de las
acciones realizadas, aspectos organizacionales y operativos, etc., a la institución (o
instituciones) que financian a los expertos independientes, en el cual no se consigna
ninguna información referida estrictamente a los contenidos de la pericia realizada
por los expertos.

3. LA UNIDAD DE INVESTIGACIÓN FORENSE.


El equipo que se requiere para la investigación eficaz de las violaciones al
Derecho Internacional Humanitario y Derechos Humanos, debe de ser
multidisciplinario y preferiblemente independiente del Estado. Esto último garantiza
la imparcialidad, objetividad y eficacia de la pericia en la cual participan expertos de
diferentes disciplinas relacionadas a la investigación forense. Es muy importante
tener en cuenta que la investigación del crimen cometido, de las personas y eventos
relacionados con él, no debe de ninguna manera ser interferida por ninguna
autoridad pública o privada, en perjuicio de la misma.
Hasta el momento, en el Perú, no tenemos las mejores experiencias al
respecto. Cuando se ha realizado el hallazgo casual de una fosa común, en la cual
aparecen inobjetablemente restos humanos pertenecientes a varias personas
enterradas, ha intervenido normalmente el personal del Instituto de Medicina Legal,
constituido por el Equipo Forense Especializado, designado para atender los casos
de violaciones a los derechos humanos.
Como en todos los países del mundo, en el Perú también existe una Unidad
de Criminalística, vinculada a la Policía Nacional, quienes junto al fiscal o juez de
turno, son los que normalmente realizan los peritajes e investigaciones oficiales
cuando aparece un cadáver, para conocer y exponer los móviles relacionados con la
muerte del individuo en cuestión.
Si bien contamos con un personal altamente calificado para atender este tipo
de situaciones, vinculadas más a problemas sociales (suicidios, asesinatos y
crímenes cometidos por delitos comunes de diversa índole, muertes accidentales y
naturales), que cuenta con laboratorios convenientemente equipados para realizar las
pruebas y análisis que se requieren, vemos que cuando se tiene que investigar los
eventos alrededor de una fosa común, que aparece en un paraje de altura o de otro
tipo, sin un motivo “aparente” que explique su existencia, las investigaciones, aún
no se desarrollan con el rigor y la metodología científica mínimamente requerida y
no arriban a resultados medianamente coherentes y confiables. En buena cuenta, no
son investigaciones eficaces.
Al menos, luego del trabajo realizado por el EPAF desde el 2001, las
autoridades del Ministerio Público han incorporado una serie de procedimientos que
permiten una mejor labor investigativa de crímenes cometidos hace años o décadas.
No se trata simplemente de actuar ante el hallazgo o presunción de existencia de una

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fosa con restos humanos, sino de llevar a cabo un procedimiento de investigación
que más bien nos acerque o dirija a los lugares de inhumación.
Atender una investigación criminal cuando el móvil fue el delito común, es
diferente de aquella cuyo móvil es mas bien el político, que involucra a una
población civil determinada, que fue agredida y enterrada, y que probablemente
dicha situación sea la expresión de algún tipo de violación a los derechos humanos o
crimen contra la humanidad que hay que ocultar. Hay que tener en claro que éste, al
parecer, simple hecho hace la diferencia.

3. 1. El equipo de investigación.
Sus funciones básicas son las siguientes: analizar y organizar toda la
información testimonial de cada caso, para desarrollar una estrategia que determine
el tipo de intervención forense a realizar, diseñando un plan general de
intervenciones. No necesariamente todos los casos en los cuáles se han violado los
derechos humanos serán resueltos mediante una aproximación forense.
Establecida la estrategia de intervención se debe tener una idea del tipo de
evidencia que será recuperada, así como de los medios que conduzcan a la posterior
identificación de las víctimas, con la finalidad de entregarlas a sus familiares. Para
esta tarea el Equipo de Investigación cuenta con las Fichas Antemortem (las
características físicas, ropa, objetos personales y atributos relevantes de las víctimas
que permitan individualizarlas), para luego contrastar esta información con la que se
recupere durante el examen postmortem.
Es también tarea del Equipo de Investigación crear un cuerpo de
informaciones que sirvan para la reconstrucción de la memoria histórica.
El Equipo de Investigación está conformado por especialistas de diversas
disciplinas en el que pueden intervenir investigadores policiales, abogados,
sicólogos, médicos legistas, patólogos, odontólogos, así como arqueólogos y
antropólogos forenses, y otros científicos sociales.
El Equipo de Investigación deberá tener acceso a todas las fuentes de
información que el Estado y las organizaciones no-gubernamentales dispongan y
deberá también contar con el apoyo logístico necesario en las áreas de transporte,
comunicaciones, seguridad e intérpretes de lenguas nativas que se requieran.

3. 2. El equipo legal.
Se encarga de la organización de los expedientes y de la información
procesal que los casos requieren, ocupándose también de los testimonios, las
pericias y los aspectos legales que sean requeridos para el desarrollo del debido
proceso.
Están encargados de brindar asesoría profesional a los integrantes del equipo
de investigación, para el correcto desenvolvimiento de las investigaciones, a los
testigos, sean estos familiares o amigos de las víctimas y también, si fuese el caso, a
los propios perpetradores que voluntariamente y por un compromiso moral y ético
con la sociedad, quieran rendir su testimonio y aportar de esta manera al
esclarecimiento de los hechos materia de investigación. No hay que descartar la
participación de estos últimos y más bien hay que tratar de apelar a la fuerza ética y
moral de la sociedad que reclama justicia y reparación.

22
El equipo legal debe estar conformado por abogados especializados o
preparados en los temas que involucran la defensa de los derechos humanos, e
informados, igualmente, de los alcances y avances de la ley internacional a este
respecto. Asimismo, pueden colaborar con las instancias judiciales correspondientes
y nombradas para este fin, como es el caso de las fiscalías especializadas que se
puedan crear para la investigación de las violaciones a los derechos humanos y los
crímenes contra la humanidad.

3. 3. El equipo de psicólogos.
Para realizar un trabajo integral en el campo de la investigación forense, es
necesario abarcar varios aspectos, siendo uno de ellos y muy importante a tener en
cuenta, el tema emocional.
Como tal, el trabajo forense es muy difícil y frecuentemente se observan
problemas emocionales, de tensión, estrés o miedo, entre los involucrados. Ésta es
una de las razones por las que es imprescindible contar con un equipo de psicólogos
para dar, por un lado, soporte emocional a los familiares, a los allegados de las
víctimas y a la comunidad, así como para mantener una vinculación profesional
estrecha con el equipo forense y proporcionarle el apoyo necesario.
El apoyo terapéutico psicosocial es fundamental, como parte de la estrategia
integral que hay que desarrollar en el Perú.
Podemos considerar, al plantear la intervención de este equipo de
especialistas, cuatro modalidades interdependientes.
Para empezar, ellos son los que tienen el contacto profesional, personal e
íntimo y cercano, con aquellas personas que sobreviven como deudos de los
desaparecidos y con la comunidad. Es decir, aquellos que por esto mismo, también
han sido victimizados, debido a la pérdida de un ser querido y cercano, sea familiar
o amigo.
En este contexto, el equipo de psicólogos puede trabajar evaluando la
situación emocional en la que se encuentra el familiar, allegado y/o testigo, para
vencer el miedo a veces producto del shock emocional, de las amenazas, etcétera, y
poder hablar del episodio trágico, proporcionando información, datos, indicios o
evidencia que ayuden a orientar, inclusive, diferentes aspectos del trabajo pericial
forense. Es decir, informaciones que, por ejemplo, pueden ayudar a los
investigadores a aproximarse a la identificación certera y fehaciente de determinada
víctima y a las circunstancias de su detención-desaparición.
Esta información convenientemente documentada, organizada y registrada
dentro del expediente de cada caso investigado, que incluye una descripción
pormenorizada de la víctima en vida, es decir antes de desaparecer (descripción
antemortem), constituye un material muy valioso para los fines de la investigación
pericial forense, en sus varios aspectos y momentos. Desde aquellos que tienen que
ver con el problema de precisar la identidad de la víctima, como los referidos a los
procesos criminales que estén propuestos.
Otra modalidad se define cuando se decide el momento de la intervención
con fines de recuperación de evidencia forense, es decir, cuando se inicia la fase de
la exhumación.

23
Probablemente la exhumación se tenga que realizar cerca a un caserío,
anexo, o a las viviendas aisladas de campesinos, en los cuales algunos de sus
miembros y en diferentes momentos, fueron víctimas de los ataques de las fuerzas
del orden, de los grupos de autodefensa asociados a ellos, de los subversivos,
narcotraficantes, etcétera, ocasionando su desaparición.
Siendo así, como ocurrió en las intervenciones que realizó la CVR, los
pobladores del lugar, familiares o vecinos, quieren estar presentes durante el proceso
de exhumación de las víctimas, con la finalidad de tratar de reconocer algún
elemento material, anatómico (como puede ser el reconocimiento de algún arreglo o
prótesis dental, traumas anteriores a la muerte, patologías congénitas morfológicas,
etc.) o artefactual (ropas, chompas, fajas tejidas, ponchos, chullos, correas, efectos
personales, etc.) que contribuya a la investigación de la identidad de la víctima
recuperada.
Entonces sucede que tenemos la presencia importante de pobladores locales
observando el trabajo de exhumación, con la expectativa de identificar a las víctimas
enterradas. Ésta es una de las etapas emocionalmente más difíciles para los deudos
y/o testigos, siendo importante que el equipo mantenga una estrategia de trabajo con
los involucrados, para prepararlos emocionalmente y atenderlos durante todo el
proceso.
Una tercera modalidad y como correlato de las anteriores, la tendremos
luego que el equipo forense haya logrado mediante su trabajo resultados positivos en
la identificación de las víctimas buscadas. El conocer que se ha identificado a tal o
cual ciudadano, poblador rural, etcétera, con nombres, apellidos y filiaciones
familiares, obliga a un nuevo contacto con el grupo parenteral y lúdico, para
proceder además a la comunicación de que el estatuto de "desaparecido" de la
víctima ha cambiado, y que además de eso, ha fallecido por las causas que los
estudios periciales determinen y se le declara DIFUNTO.
Consideramos que este momento del trabajo es uno de los más cruciales y
dramáticos, siendo aquí donde posiblemente se procesan temas que tienen que ver
con los principios de verdad y justicia, que serían el soporte para la posterior
reconciliación.
Un aspecto más a considerar para la actuación de un equipo de psicólogos, es
aquél que se refiere a la atención y asistencia profesional a los equipos que estén
trabajando esta problemática. Es muy importante hacer un seguimiento de los
participantes, desde el punto de vista humano y profesional, para asegurar su
estabilidad y salud emocional.

3. 4. El equipo forense.
Es un equipo multidisciplinario, conformado por técnicos y profesionales
que trabajan la escena del crimen y sus contenidos, arqueólogos y antropólogos
forenses, médicos legistas y/o patólogos y otros especialistas cuyo desenvolvimiento
profesional está mencionado en los siguientes puntos que trata este documento.
Los técnicos y profesionales que trabajan la escena del crimen, evalúan los
diferentes aspectos involucrados desde el inicio de la investigación forense en la
búsqueda de “información de campo” y de elementos diagnósticos. Pueden ser
policías-investigadores en criminalística, los arqueólogos y antropólogos forenses,
los que observan, identifican, organizan, informan y atestiguan in situ la serie de

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evidencias físicas, materiales y rasgos que hay asociados en un espacio determinado
y en un tiempo específicos.
Esta serie de elementos contextuales constituyen el cuerpo material y
documental básico y fundamental en toda investigación criminal. Sobre esta base de
investigación e intervención bien consolidada, se puede proceder con el desarrollo
eficaz de las demás etapas de trabajo.

4. LA INVESTIGACIÓN FORENSE Y DISCIPLINAS CIENTÍFICAS


VINCULADAS. LA ARQUEOLOGÍA Y ANTROPOLOGÍA FORENSES.

4. 1. El Equipo de Exhumación. La recuperación de evidencia forense. El


protocolo de exhumación y el tratamiento de la evidencia.
Una vez reconocidos los indicios que motivan la intervención científica,
profesional y ordenada en la investigación pericial forense, hay una serie de pasos a
seguir que se debe tener en cuenta.
Es necesario evitar que los procedimientos de investigación, resulten
inadecuados, lo cual puede ocurrir ya sea por falta de recursos y conocimientos o
por alguna interferencia o parcialidad de los organismos encargados de la
investigación.
Se debe aplicar un protocolo que se ajuste a los principios existentes a nivel
internacional para la investigación de estos delitos; de esta manera se evitará la
perdida de valiosa información y/o generación de información falsa.
Es de suma importancia prohibir la exhumación de restos humanos bajo la
responsabilidad de personas sin preparación alguna o escasa experiencia, pues la
naturaleza, cantidad y calidad de la información obtenida dependerá del
conocimiento de la situación del entierro y los criterios utilizados en su exhumación,
como fruto de la experiencia acumulada por personal experto e idóneo.
La información que se reúne consiste en todos aquellos objetos y elementos
físicos, orgánicos e inorgánicos, que por su presencia e importancia, se convierten
en evidencias físicas que contienen información valiosa y relevante para la
investigación en curso.
Se debe formar un equipo de técnicos y profesionales constituido por
aquellas personas autorizadas que ingresan al lugar o lugares donde sucedieron los
acontecimientos a recuperar y reunir todo tipo de información útil y relevante que
coadyuve al desenvolvimiento claro y ordenado de la investigación.
En ese sentido, todos los documentos producidos, así como todo lo
recuperado durante el proceso de investigación se constituye en evidencia. Debe
estar estrictamente resguardada y protegida de robos, alteraciones o destrucciones,
que impidan o dificulten el desarrollo de la investigación. Garantizar su integridad
es preocupación también de los responsables y de aquellos legalmente acreditados
para la investigación pericial forense.
Todas las evidencias reunidas son tratadas como una unidad e
integralmente, y si bien se analizan por separado, de acuerdo a sus particularidades
morfológicas, físicas y estructurales, conforman en conjunto un cuerpo único e
indivisible para los objetivos y fines de la investigación. Es decir, si bien pueden
existir eventos que, ajenos a la investigación, han ocasionado la desaparición física,

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total o parcial, de algún “componente” o evidencia, su destrucción parcial, o su
contaminación aleatoria, esto no justifica en ningún aspecto ni medida un
tratamiento descuidado, inconveniente, acientífico, desorganizado y desordenado de
aquello que aún queda y permanece como evidencia.
El ser humano es el centro de atención de la investigación. Es decir, aquella
o aquellas personas que son encontradas juntas, asociadas físicamente en un mismo
contexto, que para este caso, se trataría de fosas comunes o enterramientos
múltiples. No está de más recordar que cada persona es de por sí importante para su
familia, para la sociedad y por ende, para el Estado. Con derechos y obligaciones
reconocidos por la ley, simplemente por el hecho de existir. Cada persona tiene una
historia de vida, susceptible de conocerse, documentarse e incorporarse como
evidencia y como información que nos permita acercarnos a ella y de acuerdo al
caso, sacarla de su anonimato.
Por lo tanto, podemos afirmar que en cierta manera cada persona lleva a su
enterramiento una serie de “informaciones” acerca de sí mismo, que con un trabajo
sistemático, científico, ordenado y coherente se logra llegar a niveles de
identificación muy claros y útiles para los fines que la investigación persigue. De ahí
que sea importante y fundamental mantener y garantizar la integridad y asociación
de las evidencias, es decir del cuerpo en sí y sus elementos asociados (ropas, objetos
personales, artefactos incluidos, etcétera).

4. 1. 1. Procedimientos para la investigación y exhumación de sitios.


La investigación de un sitio se corresponde con un plan operativo trazado
que se encuentra incluido en un Plan General de Intervención antropológica
forense, el mismo que se establece con las autoridades a cargo, considerando la
investigación preliminar. El Plan se sostiene en una clasificación y priorización de
los casos, ya sea en función del estado documental de los antecedentes (relatos,
testimonios, evidencias, etcétera), la ubicación regional, el número supuesto de
desaparecidos y con posibilidades de encontrarse en un sitio, el levantamiento de
información antemortem, las posibilidades de formar parte de una investigación
penal o cualquier otro factor que pueda determinar el grado de prioridad de un sitio.
Esta clasificación y priorización se debe tener en cuenta para la elaboración
de los lineamientos y necesidades de investigación y la formulación de las
campañas.
Para la elaboración del plan, se debe contar además de las bases
documentales preexistentes, con la ubicación y características de las posibles áreas a
intervenir, el reconocimiento de dichas áreas y el establecimiento de las necesidades
para montar un centro de operaciones, bases, campamentos, requerimientos de
transporte, equipos, maquinarias, herramientas, personal mínimo requerido,
coordinaciones legales, coordinaciones de seguridad y tiempos estimados para la
duración de cada campaña.
Cuando se tiene planificado todo esto se puede proceder a la intervención en
un área específica.
Al llegar a la localidad a ser investigada, se deben hacer las anotaciones
correspondientes a la ubicación y acceso al lugar (tipos de acceso, poblados,
caseríos mas cercanos, ubicación política –distrito, provincia, departamento),
llenando la ficha respectiva y poniendo especial cuidado en anotar correctamente el

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código asignado a dicha área. Luego se procede a la inspección minuciosa del área,
determinando así sus características y el tipo de intervención que se requiere en ella.
Se debe considerar que un área puede al menos contener uno de un número
indeterminado de sitios.
Un sitio representa un evento determinado en un área dada, por lo cual el
área es susceptible de ser dividida en varios sitios. Si se presume la existencia de
relaciones entre uno o más de los distintos sitios identificados en un área, se deben
anotar estas observaciones en las fichas y registros existentes (por ejemplo: el sitio
01, una fosa común, puede relacionarse con la casa quemada y derruida, que es el
sitio 02).
Luego se procede a definir el Tipo de Área y el Tipo de Evento que se
desarrolló en el lugar. Para ello se puede contar con una lista existente de la cual se
escogerá la descripción más cercana posible al sitio y área investigada. El uso de
estas descripciones, no excluirá cualquier otro hallazgo hecho en el sitio, para lo
cual y en aras de contar con una descripción lo más especifica posible, se pueden
combinar las categorías existentes o utilizar una nueva, según sea el caso.
Tipo de Eventos:
Incendio.
Lugares de detención o confinamiento.
Explosión(es).
Fosa común.
Tumba individual.
Tumba múltiple.
Restos humanos en superficie.
Otros.
Bombardeos.
Sitios de ejecución.
Pozos.
Reentierros.
Entierros secundarios.
Tipos de Áreas:
Granjas, graneros, establos.
Cuevas.
Cementerios.
Fábricas.
Campos.
Chacras, haciendas.
Planicies.
Cerros.
Casas aisladas.

27
Áreas Militares, policiales.
Cuarteles militares, policiales.
Edificios públicos.
Tierras públicas o comunales.
Tierras privadas.
Edificios religiosos.
Caminos.
Tiendas.
Casas en poblados.
Terrenos baldíos.
Pozos.
Bosques.
Estos son algunos de los escenarios potenciales que ayudan a definir la
escena del crimen. La escena del crimen es el lugar o lugares donde sucedieron los
acontecimientos que llevaron a la desaparición física, temporal o permanente, de
determinadas personas. Como tales, son escenarios plenamente identificables,
medibles, describibles y analizables, susceptibles de ser registrados por diferentes
medios, sean estos físico-químicos (muestras diversas y sus respectivos análisis),
gráficos y fotográficos, descriptivos, documentales, testimoniales, etcétera.
De lo que se trata es de recuperar y salvaguardar toda la información
correspondiente al o los espacios físicos en que sucedieron los acontecimientos que
motivan la investigación, así como de los elementos que se incluyen y componen
dicho espacio físico. Teniendo en cuenta desde el más mínimo detalle, en un
escenario determinado puede existir evidencia física de un evento concreto, que,
primero debe ser recuperado como tal (como evidencia física) y luego, analizado y
estudiado buscando las explicaciones relevantes acerca de su origen.
Un terreno removido, o la modificación parcial o total de una parte del
paisaje, puede deberse tanto a causas naturales (geológicas, tectónicas,
intemperismo, etcétera), como a eventos antrópicos o humanos, es decir debido a la
intervención y actuación concreta de personas. Sea el caso que sea, debe estudiarse
en cuanto a sus componentes materiales y sus asociaciones específicas, con el fin de
identificar las causas que lo originan, con la mayor precisión que la ciencia y la
experiencia permiten.

4. 1. 2. Identificación, descripción pormenorizada, estudio y análisis del


escenario en que se encuentran las evidencias.
Ubicación geográfica. Uso de la cartografía oficial publicada por el IGN y
el Catastro Rural, fotos aéreas del SAN. Documentación gráfica y fotográfica con
fines de ubicación espacial y como complemento documental para la organización
del informe o protocolo. Uso de GPS.
Denominación. Rótulo o nombre con que se reconocerá al sitio durante todo
el proceso, que es básico y fundamental para la numeración correlativa, rotulación
de los especímenes y organización de las evidencias y documentos. Este rótulo
acompaña a todo documento, informe, croquis, gráfico, foto, etcétera, que se

28
confeccione y aquellos elementos componentes, muebles e inmuebles (como es el
caso, p. e. del hoyo en sí o de la fosa-artefacto) que aparecen en el sitio.
Es recomendable tener en cuenta algún nombre significativo que permita
identificar rápidamente el lugar, y establecer un código alfabético correlativo
compuesto de dos letras que distingan el sitio; p. e. de tratarse de un sitio a trabajar
en el área de Rupayccasa, se tendrá como denominación las siglas XX, si se tiene la
fosa número uno sería XX01; para el caso de cuerpos completos o casi completos, se
agrega a lo anterior un número correlativo, además de una C (de Cuerpo; p. e.
XX01/001C), si se trata de partes de cuerpo, o porciones anatómicas aisladas se
puede agregar al número una PC (Parte de Cuerpo; p. e. XX01/002PC) y para el
caso de artefactos encontrados se utilizará la letra A que los identifique (p. e.
XX01/003A).
Si existiesen dos o más fosas en una misma área, se numerarán
correlativamente cada una de ellas manteniéndose las siglas iniciales así: XX01,
XX02, XX03, así las siglas y números organizarán la serie de evidencias, datos y
documentos que se obtengan con la investigación en el terreno. Si como producto
del trabajo resulta que alguna no es una fosa, o fue removida, podemos controlar con
el rótulo de cuál se trata y en qué consistía, sin motivar mayores problemas o
confusiones al respecto.
Mapeo y documentación gráfica. Sectorización. Apoyados por la
cartografía existente, debe realizarse el levantamiento planimétrico con instrumentos
(utilizando desde los más simples, como brújula, cintas métricas de diferentes
extensiones, niveles aéreos, o en el mejor de los casos, plancheta, nivel, teodolito u
otro equipo afín) tanto del escenario, de sus elementos paisajísticos componentes y
relevantes (p. e. caminos de herradura, afirmados, construcciones cercanas, etcétera)
y de todos los restos humanos y las evidencias, durante el proceso de trabajo en el
sitio, convenientemente rotulados y registrados en una base de datos o lista, siempre
encabezada por el rótulo y la numeración asignada.
Esto permite una ubicación espacial y geográfica concreta del escenario en
general y de toda evidencia en particular, con el fin de documentar gráficamente y
con precisión los hallazgos, sus relaciones y asociaciones espaciales, convirtiéndose
por ende esta información en testimonios gráficos relevantes para el caso o proceso
en curso, suceptibles de ser presentados ante una corte nacional o internacional.
Todo rasgo o elemento que implique una modificación específica de la
topografía, del relieve, del paisaje natural y que involucre, según su
presencia/ausencia, la adecuación del terreno con fines de enterramiento (p. e. la
presencia de una fosa intacta, semi o totalmente removida) debe ser considerado
como información a incorporarse en el mapeo, así como debe ser numerado y
rotulado, además de ingresado en una base de datos, que permita la organización,
sistematización y manejo de la información recuperada.
Evidencias anatómicas asociadas, como son los cuerpos completos o partes
de cuerpo deben ser mapeadas y registradas para los fines de la restitución gráfica de
esta evidencia y la confección de los planos correspondientes y dibujos ilustrativos
que sean necesarios.
Evidencias anatómicas aisladas, estén ubicadas en la superficie o no, como
producto de remociones o intervenciones diferentes al evento principal que dio
como origen la fosa (como pueden ser huesos humanos de diverso tipo y sin
asociación concreta) deben ser también rotulados, mapeados y registrados.

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Igualmente, todos los objetos y artefactos, asociados o aislados, deben ser
rotulados y mapeados. En caso de pertenecer claramente a tal o cual cuerpo
asociado, debe conservarse (mediante el mapeo, la fotografía, filmación y embalaje)
dicha asociación para mantener la unidad e integridad de la evidencia.
Cobertura fotográfica y audiovisual. Se realiza desde el primer momento
de la intervención pericial y durante todo el proceso, con la finalidad de documentar
gráfica y visualmente, además con el apoyo del vídeo, todo el proceso de
recuperación de las evidencias. Estos documentos de apoyo gráfico se utilizan
frecuentemente en los diferentes momentos del proceso de investigación, y a su vez
se constituyen en testimonios y pruebas concretas para el caso.
Se debe rotular y mantener un registro pormenorizado del material fílmico y
fotográfico, que permita manejar una base de información gráfica organizada.
Las siglas que identifican el sitio y los números asignados a los contextos
mortuorios y a todo resto anatómico encontrado, así como a los artefactos u otros
especímenes asociados, deben estar siempre presentes en el rótulo que acompaña al
registro gráfico, así como las escalas o indicadores gráficos que ayuden a preservar
las proporciones, relaciones volumétricas y espaciales entre los componentes
fotografiados.
Se debe fotografiar todo el proceso de exhumación, de inicio a fin, tratando
de que las fotos reflejen claramente en qué consiste lo fotografiado. Para eso se
recurre a cintas de colores, reglas o marcadores métricos-gráficos (como reglas
milimetradas), que delimiten los cuerpos (o parte de ellos) a fotografiar, y que
ayuden a visualizarlos mejor cuando se examinan las fotos desarrolladas.
Siempre, además del rótulo correspondiente, debe acompañar a la fotografía
una flecha de orientación norte-sur y escalas gráficas, para poder compararlas entre
sí y mantener la proporcionalidad en la documentación gráfica. Lo mismo se aplica
a los objetos encontrados.
Descripción del paisaje, del entorno geográfico y geomorfológico. El
medioambiente y el paisaje, la identificación de las vías de acceso y de centros
poblados y productivos, de toda instalación humana (estancias, aldeas, caseríos,
unidades familiares aisladas, campamentos mineros, militares, etcétera) o cualquier
alteración del paisaje, deben formar parte de las descripciones in situ, completando
esta información con la búsqueda de datos complementarios.
Normalmente, una parte de este trabajo se hace en el sitio y otra se realiza
con el apoyo de documentos de las oficinas e instituciones, públicas y privadas,
encargadas de investigar y trabajar estos temas.
Diario de campo. Documentos y descripciones. Se conocen como Notas de
Campo y consiste en un diario de los trabajos, operaciones a realizar, problemas
suscitados y detalles alrededor del proceso de investigación, en este caso el de
campo y que tienen importancia, relevancia e incidencia en el desarrollo de la
investigación.
Dichas notas, apuntes o diario deben ser llevados por la misma persona y
serán la base documental que ayudará a la producción del Informe Técnico,
correspondiente a los trabajos directamente relacionados con la excavación o
exhumación. Es decir, dichas notas, junto a los demás documentos producidos
(fotos, videos, mapas, bases de datos, etcétera) ayudan fundamentalmente a la
reconstrucción de los eventos y a la explicación coherente de los acontecimientos

30
relacionados, en este caso, con la inhumación. No está demás recordar que el Diario
de Campo se abre desde el primer momento que se toma contacto con la
investigación y se arriba al terreno de los hechos.
Es recomendable la utilización de fichas de trabajo para el levantamiento de
la información durante la exhumación. Ahí se describen las condiciones en que
aparecen los restos anatómicos y objetos asociados, con la descripción
pormenorizada del cuerpo identificado o partes de él, posición, componentes,
elementos relevantes, medidas mapeadas, etcétera, cuyo modelo se adjunta al
presente documento.
Quién esté legalmente acreditado a llevar las notas de campo, es también
quien dirige y ejecuta el trabajo de exhumación. Por lo tanto, su idoneidad
profesional y pericial, debe estar garantizada, para a su vez salvaguardar el
desarrollo de una estrategia de exhumación coherente, modalidades tácticas
adoptadas durante el proceso, debido a los problemas particulares y diversos que se
puedan presentar, para una recuperación ordenada y científica de las evidencias
(humanas o artefactuales) y para un registro de todos los pormenores relacionados
con esta importante tarea. De su ejecución ordenada, sistemática y científica,
dependen las explicaciones que se obtengan en esta parte primaria e inicial del
proceso de investigación pericial forense. De ahí la responsabilidad en la eficiencia
de quien realiza esta tarea.
Embalaje. Cadena de Custodia. Todo lo que se recupera como evidencia
durante el proceso de investigación debe ser convenientemente embalado y rotulado,
manteniendo y garantizando la seguridad de las asociaciones físicas definidas
durante el proceso de trabajo. Es importante preservar la unidad de las asociaciones,
tanto de los restos encontrados, como de los artefactos y objetos identificados en
asociación directa o aleatoria.
Bolsas de plástico o de papel de diverso tamaño, así como cajas de plástico y
cartón, u otro tipo de envases, claramente rotulados para el control de los materiales
a embalar, serán utilizados para el traslado de las evidencias. Una lista de todo lo
embalado debe acompañar a los materiales para su control y tratamiento posterior.
El fiscal especializado o juez designado se responsabilizan por la Cadena de
Custodia, que incluye el traslado y preservación de todas las evidencias.

4. 1. 3. El proceso de exhumación.
Una vez identificadas las áreas y sitios a intervenir, considerando que las
áreas se dividen en sitios y los sitios generan casos, que se pueden definir a partir de
los artefactos, los cuerpos o partes de cuerpos (que pueden incluso tener múltiples
artefactos asociados a ellos), se procede a iniciar el proceso de exhumación, el
mismo que deberá cumplir con los siguientes procedimientos de rigor:
I. Establecer la inexistencia de elementos que puedan considerarse como
factores de riesgo y peligro para el normal desarrollo del proceso (esto puede incluir
la extracción de explosivos, granadas o desminaje del área si fuera el caso) y tomar
las medidas de seguridad, control y vigilancia apropiadas para evitar complicaciones
de cualquier tipo.
II. Proceder al llenado de las fichas y documentos de registro, asegurándose
de anotar el Tipo de Área, Tipo de Evento, Fecha y Hora de inicio de los trabajos,
Integrantes del Equipo.

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III. Efectuar el levantamiento topográfico del área. El que deberá contener
todos los sitios ubicados en el área y al cual se añadirán todos los códigos de los
casos que se recuperen durante el proceso de exhumación.
IV. Efectuar el registro fotográfico y fílmico del proceso de exhumación
(antes, durante y al finalizar el mismo).
V. Realizar el llenado de las fichas de registro correspondientes (registro de
sitio, registro fotográfico, otros).
VI. Al finalizar los trabajos en un área deberá anotarse la fecha y hora en que
concluyeron los trabajos, revisando toda la documentación existente para las
evidencias recuperadas.
Se debe tener especial cuidado en la manipulación, almacenaje, transporte,
vigilancia y seguridad de los cuerpos, partes de cuerpos y artefactos recuperados, así
como de la documentación escrita, gráfica y fotográfica de la misma, de tal forma
que la integridad de la evidencia y la documentación en torno a ella se mantenga
inalterada, bajo responsabilidad de aquellos que intervengan en la cadena de
custodia; considerando que es a partir de estas evidencias e información, que se
procederá a la identificación de los individuos y los eventos relacionados con su
desaparición y muerte.
Con estas consideraciones se desarrollará el proceso de exhumación en sí.
Las exhumaciones pueden referirse tanto al caso de entierros individuales
(fosas individuales), como a entierros colectivos (fosas comunes). Este último tipo
de enterramientos, de acuerdo a la información existente, constituye la forma más
común y numerosa para el caso peruano; pero no puede descartarse la existencia de
fosas individuales.
La ubicación física de cualquiera de las fosas se realizará a partir de las
informaciones y testimonios existentes para los distintos casos, y de las
observaciones in situ que el equipo de investigación efectuará.
Las investigaciones buscarán establecer si los enterramientos corresponden a
entierros individuales o colectivos, si se trata de entierros primarios o secundarios, si
dichos contextos se encuentran inalterados o disturbados (parcial o totalmente
removidos).
La excavación de las fosas se realizará de acuerdo a los métodos y
procedimientos de la arqueología y en concordancia con los criterios
internacionalmente sancionados para la investigación forense, poniendo especial
cuidado en los sistemas de registro documental, topográfico, gráfico, fotográfico y
fílmico, que deberán aplicarse durante todo el proceso de exhumación, desde antes
del inicio de la intervención.
A través de la excavación arqueológica se delimitará la forma, contorno y
dimensiones de la fosa, su naturaleza y características, si fue elaborada manual o
mecánicamente, si sufrió o no alteraciones de cualquier índole que pudieran
comprometer su integridad y la de la evidencia asociada, si se trata de una o más
fosas existentes en la misma área, es decir absolutamente todo lo relacionado a ella.
La remoción de tierras, piedras y/u otros elementos que constituyen la
cobertura y/o relleno de la fosa, se realizará meticulosamente, tratando de registrar
además de sus características, aquellos elementos que puedan proporcionar
evidencia alguna sobre los eventos que allí tuvieron lugar. Además se tendrá

32
especial cuidado en que la remoción mencionada no altere, mezcle o
descontextualize los entierros y asociaciones que contenga la fosa. Asimismo, es
necesario cernir sistemática y meticulosamente la tierra que se remueve
constantemente y que está en contacto directo con el cuerpo, procurando el análisis
macroscópico de su contenido.
Se pondrá especial empeño en la identificación e individualización de los
cuerpos existentes y el establecimiento claro de las asociaciones (directas o
aleatorias) de los artefactos encontrados en la fosa, si pertenecen o se relacionan con
alguno de los individuos registrados, considerándose el tipo de información que
pueda aportar al proceso de investigación, y procediéndose a efectuar el respectivo
registro de cada uno de los individuos y artefactos, disponiéndose para ello de sus
respectivos códigos o rótulos identificatorios, los que se mantendrán hasta el final de
las investigaciones y permitirán distinguir un caso de otro.
Una vez identificados e individualizados los cuerpos y efectuado el debido
registro, se procederá a su levantamiento, embalándose cuidadosamente cada uno de
ellos. Para evitar perdidas involuntarias de ciertos huesos, como en el caso de
fragmentos de cráneo, huesos de pies y manos, u otros huesos fragmentados, es
recomendable embalar todas las partes anatómicas en bolsas separadas. Además
todos los elementos asociados recuperados en el cuerpo deben mantenerse junto a
este, con sus respectivos rótulos.
Los artefactos localizados o encontrados cerca del cuerpo, pero que no
puedan asociarse físicamente a él, deberán ser aislados y registrados aparte,
indicando en las observaciones información precisa acerca de su proveniencia.
Una vez finalizada la excavación de una fosa, se procederá a describir sus
características y naturaleza, considerando la información relevante registrada
durante el proceso mismo, sus dimensiones, levantamiento topográfico, registros
fotográficos y fílmicos, toma de muestras diversas (inclusive de suelos y
componentes exóticos), etcétera. Como paso final se procederá a rellenar la fosa con
aquellos materiales procedentes de su excavación y que no constituyen tipo alguno
de evidencia (piedras, tierra, etcétera).
La evidencia recuperada, debidamente aislada e individualizada en bolsas,
deberá ser almacenada por la autoridad responsable de salvaguardar su integridad,
hasta que sea entregada para sus análisis y estudios respectivos. La documentación
generada compuesta por los documentos de trabajo, se utilizará para la producción
del Informe Técnico correspondiente a esta etapa de la investigación forense. (Ver
Anexo: Fichas de Trabajo).

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1.- Fosa Luego de la excavación los cuerpos han sido expuestos para ser recuperados. (Foto: Alain
Wittmann)

2.- Mapa de la fosa en donde se representa la ubicación de los cuerpos, esto sirve para ilustrar a los
Jueces, Fiscales y abogados durante un juicio.

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3.- Fosa vacía, luego que se recuperó todos los cuerpos y artefactos asociados, se limpia hasta llegar a
la capa estéril. (Foto: Alain Wittman)

4.1.4. El Equipo de Morgue y los exámenes post mortem y la Identificación .


Análisis y estudios de los restos humanos recuperados. El Protocolo de morgue.
El presente protocolo se inspira en el funcionamiento del trabajo en la
morgue del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia. Este protocolo fue
desarrollado por el antropólogo forense del Tribunal José Pablo Baraybar. El
equipo forense en la morgue está compuesto por un grupo de profesionales de
diversas disciplinas: médico legista, antropólogo forense, radiólogo, odontólogo
forense, técnico en autopsia, fotógrafo forense y un oficial técnico de escena del
crimen (OEEC).
La morgue es el centro de la operación forense, por lo que debe contar con
un local privado que garantice la seguridad tanto de las evidencias como de la base
de datos. En esta etapa del trabajo no hay contacto directo con los familiares y
testigos, para permitir y lograr su total independencia, salvo en los casos en donde
hay peritaje de parte o cuando hay exigencia de una Corte Internacional, etc.
La morgue ideal debe contar con una logística básica, como la sala de
autopsia, el cuarto del fluoroscopio, un espacio para tomar las radiografías, con su
respectivo cuarto oscuro para el revelado de las mismas. La sala paralela a la de
autopsia debe contar con las siguientes zonas de trabajo: antropología, patología,
fotografía y odontología.
En países con pocos recursos económicos como es el caso del Perú, la
morgue puede ser habilitada en un ambiente que se acondicione para la realización
de los exámenes postmortem hechos con los métodos tradicionales de la
Antropología Forense. Para tal efecto se debe contar con un buen legista, como fue
el caso del trabajo realizado en Chuschi para la CVR, en donde se habilitó la morgue
en las aulas de un colegio del poblado de Sillaccasa (Ayacucho). La adaptación para
este trabajo fue hecha por Sebastián Olivencia, logista del EPAF, quien acondicionó
algunos ambientes del colegio para este fin. Otro buen ejemplo fue el del año 2000

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en Kósovo (Provincia Serbia de la ex Yugoslavia) donde se transformó una antigua
cafetería de una fábrica en una morgue.
Para realizar un trabajo de autopsia en óptimas condiciones se necesita
especialistas en las siguientes áreas, cada uno con sus respectivas responsabilidades,
las que son descritas más adelante.

4.1.4.1. Patología o Medicina Legal. Examen del cuerpo con tejido blando y/o
esqueletizado.
El objetivo del examen preliminar post-mortem es el de averiguar la causa
de muerte de la víctima, a fin de corroborar dicha información con los testimonios
de los testigos y otras evidencias circunstanciales.
En el caso de víctimas identificadas, la apreciación independiente de los
restos mortales hechos por el médico legista y el antropólogo pueden ser suficientes
para sostener o contradecir la presunta identificación.
En aquellos casos en que las víctimas no han sido identificadas, hay muchos
medios que permiten su identificación, entre los cuales tenemos la determinación de
la edad, de la estatura, del sexo, patologías que alteran la fisonomía, heridas, el uso
de los Rayos X, etcétera.
Para realizar ordenadamente el proceso de autopsia, se trabajará cada sitio
(sitio entendido como: lugar, fosa, evento, etcétera), hasta terminar totalmente con
cada uno de ellos. El Médico Legista en Jefe se encarga de empezar los exámenes
postmortem de un sitio, con el apoyo del Equipo de Morgue. En circunstancias
excepcionales o por razones de seguridad, la autoridad fiscal del Ministerio Público
peruano, puede priorizar la realización de las autopsias o exámenes postmortem de
determinado sitio.
Cada cuerpo se asigna a un médico legista, con su correspondiente número
de caso y éste es anotado por el responsable (OEEC) del manejo y movimiento de
cuerpos, desde el lugar de su almacenamiento hasta la sala de autopsia; él anotará en
una pizarra los siguientes datos: fecha, mesa, número de caso, iniciales del médico
legista, antropólogo forense, técnico de autopsia, OEEC, radiólogo y fotógrafo.
Adicionalmente, se especifica si la víctima tiene identificación previa o no y cuál es
el estatus del caso.
Los cuerpos serán examinados con la ayuda de un fluoroscopio por el
radiólogo y un médico legista, quienes escribirán un informe corto de lo observado:
objetos personales, como llaves, encendedores, lapiceros, etcétera, posibles objetos
peligrosos como agujas, alfileres, hojas de afeitar, así como también balas,
casquillos de balas, fragmentos de metal (de mortero, granada, etcétera).
El informe y las radiografías impresas del fluoroscopio serán entregados al
médico-legista o patólogo para la ejecución de la autopsia correspondiente.
Es recomendable que el día anterior al examen del cuerpo, éste sea pasado
por el fluoroscopio, para tenerlo listo al día siguiente; al momento de empezar con
los exámenes postmortem, es mejor disponer de un cuerpo por cada mesa de trabajo.
Es decir, si hay cuatro mesas, serán previamente pasados cuatro cuerpos por el
fluroscopio, lo que permite comenzar los casos en el más corto plazo.
El cuerpo será colocado en la mesa por el técnico de autopsia, quien abrirá la
bolsa del cadáver, las cajas o los envases utilizados para el embalaje de los cuerpos

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esqueletizados recuperados en las exhumaciones. Luego se tomará la foto
correspondiente, antes de realizar la autopsia.
Después de la foto general, será el médico legista quien conduzca la
autopsia, apoyado por el antropólogo forense y el técnico de autopsia.
Después del examen externo, el cuerpo será desvestido por el legista y el
técnico. La ropa será chequeada a fondo para ubicar los efectos personales en los
bolsillos, e identificar los rastros de agujeros que puedan avizorarse, ya sea de
disparos de bala (si es posible definir) u hechos con otro tipo de artefactos. La
presencia o ausencia de vendas en los ojos, ligaduras o amarres, vendajes y artículos
similares, deberán ser anotadas, y si están presentes, ellos deberán ser fotografiados
in situ. Una vez que toda la ropa y los efectos personales son removidos del cuerpo,
serán entregados al oficial responsable de la evidencia con una comunicación oral.
Si la víctima está identificada, la ropa y los efectos personales serán transferidos a la
bolsa del cadáver, para ser entregados ulteriormente a los familiares.
El siguiente paso es el examen externo del cuerpo desnudo. El cuerpo será
lavado para observar si no hay otras heridas; se palpará la cabeza, torso y miembros,
siendo recomendable determinar la existencia de posibles fracturas. El cuerpo será
examinado en ambos lados: anterior y posterior.
Serán anotadas todas aquellas características que se puedan definir con
mediana claridad, tales como: el color del cabello, si éste es largo/corto, los bigotes,
la barba, posibles escaras o tatuajes, presencia de genitales externos y otros rasgos
fisonómicos significativos. Si es posible, se debe tomar la estatura del cadáver en la
mesa.
La autopsia será completada incluyendo el examen exhaustivo del tórax,
abdomen, miembros y cabeza. Todos los órganos serán removidos.
En caso de dificultad para encontrar un proyectil o un fragmento de metal
(p.e. esquirlas), el legista puede volver a pasar el cuerpo y/o la bolsa que contiene la
ropa, por la pantalla del fluoroscopio. Esto puede hacerse durante el tiempo que dure
la autopsia.
Cuerpos esqueletizados. En los casos de cuerpos esqueletizados o
fuertemente descompuestos, se estimará el Número Mínimo de Lesiones y la causa
de muerte será determinada en función al examen de las lesiones que en vida hayan
producido daños irreversibles. A fin de que el examen sea exhaustivo, la
reconstrucción de las partes anatómicas fracturadas será indispensable.
Si el cuerpo está totalmente esqueletizado, todos los huesos serán lavados y
colocados sobre la mesa en posición anatómica, para que el antropólogo forense
pueda realizar el inventario del esqueleto y proceder junto con el legista al análisis
del caso.
Si el cuerpo está parcialmente esqueletizado y los miembros están unidos por
tejido blando, ellos serán enjuagados y puestos en la mesa tal cual están; si los
huesos de los pies están dentro de una media o zapato, éstos deberán ser lavados
separadamente. En casos en los cuales los miembros y pedazos de cuerpo están
frescos y muestran en los huesos un trauma, es recomendable consultar con el
antropólogo forense, para que determine si puede realizar una reconstrucción in situ,
que pueda permitir un diagnóstico objetivo que ayude a identificar la causalidad del
trauma o fractura. Si ésta no puede realizarse, el “espécimen” deberá ser hervido y

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luego reconstruido. El resultado de la reconstrucción será discutido entre el
antropólogo y el legista, encargados del caso.
Todos los objetos relacionados al diagnóstico de la causa de muerte (balas,
fragmentos de metal, etcétera), son recuperados por el Médico Legista y entregados
al oficial responsable. El legista es el responsable de determinar que objetos se
entregan, y éste los recepciona (como parte de la cadena de custodia) para su
organización, clasificación, fotografiado, inventariado y almacenamiento.
Una vez que la autopsia está terminada y todos los especímenes
reconstruidos, se toma la foto. El legista es el responsable que determina las fotos
que se deben tomar. Alguna herida encontrada en el curso de la autopsia será
fotografiada antes de que una nueva intervención, por cualquier motivo, altere su
morfología.
Toda la información forense sobre el caso será entregada al Jefe de Médicos
Legistas al final de cada autopsia. Él puede aclarar con los otros colegas, algún
punto de vista discutible en términos forense de los casos más interesantes o
difíciles de definir.
El médico legista a cargo de cada caso, tiene la responsabilidad de asegurar
la obtención de una muestra de ADN del fémur izquierdo (si está dañado se tomará
el del lado derecho). Si ambos están dañados se tomará una muestra generosa de
otros huesos largos, con las correspondientes instrucciones al técnico para que tome
la muestra.
El legista tiene que tener mucho cuidado durante la apertura del tórax para
evitar dañar la muestra biológica-antropológica (particularmente la 1ra. costilla y el
externo final de las 3ra., 4ta. y 5ta. usadas para determinar la edad del individuo).
El odontólogo forense, es el responsable de hacer un odontograma por cada
cuerpo.
Es responsabilidad del legista preguntar al antropólogo forense y al
odontólogo, si ellos han terminado de realizar todos los exámenes antes de
retornarlo al depósito.
Especímenes seleccionados para su reconstrucción o, como sucede en el caso
de la sínfisis púbica, que necesitan ser hervidos para su examen (determinación de
la edad, por ejemplo), pueden ser devueltos al final del día, o en su defecto,
regresarlos a la bolsa para cadáveres al día siguiente.
El legista debe completar sus notas preliminares después de cada autopsia.
Especialmente en lo que compete al resumen, la conclusión y los detalles que
involucran a las descripciones antropológicas.
El legista completara una ficha de resumen de autopsia, al mismo tiempo que
el informe correspondiente.
Responsabilidades del Médico Legista.
* Supervisar que el cuerpo sea desvestido por el técnico de autopsia.
* Examinar los contenidos de todos los bolsillos y de los efectos personales para
entregarlos al OEEC responsable.
* Conducir el examen externo.
* Solicitar las fotos de detalle al fotógrafo forense.
* Conducción de la autopsia.

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* Pedirle al antropólogo forense, cuando sea necesario, que reconstruya algún
traumatismo o fractura del esqueleto.
* Verificar que las muestras de ADN, sean adecuadamente obtenidas y almacenadas.
* Si la víctima no está identificada, elaborará un inventario con el oficial
responsable de la ropa; la lista será hecha antes que la ropa sea lavada.
*Coordinara con el antropólogo forense la entrega del inventario del esqueleto, así
como las correspondientes fichas antropológicas que forman parte del informe de
autopsia.
* Completará el informe de autopsia y el resumen del caso y someterá el caso al
Médico Legista en Jefe.
Hasta el momento hemos discutido el formato que se debe de seguir en el
caso de una autopsia modelo. Es posible que en muchos casos, restos totalmente
esqueletizados no sean examinados en presencia permanente de un médico legista.
Si éste fuera el caso, el antropólogo forense será el coordinador del examen de los
restos.
El informe antropológico deberá seguir el mismo formato que el del médico legista;
esto es, incluir el Número Mínimo de Lesiones y las estructuras anatómicas que
habrían sido afectadas. La información reunida podrá permitir al legista formular las
debidas conclusiones.

Patólogo o Medico Legal discutiendo con el Antropólogo Forense las lesiones que presenta la victima.

4.1.4.2. Odontólogo forense.


En esta área el odontólogo forense deberá elaborar un odontograma para
cada víctima. Se ha adoptado para los casos de los Tribunales Internacionales de
Justicia, el odontograma de la INTERPOL y se usa la terminología del FDI
(Federation Dentaire Internationale).
I. El odontólogo es responsable de constatar si están presentes todos los dientes
durante el examen.
II. Es su responsabilidad coordinar con el antropólogo forense durante la autopsia,
para que éste tome la muestra de los dientes entre 1 al 5 para la realización de la
técnica del Lamendin.*
III. Solo en el caso en que la víctima no está identificada, se le deberá tomar una
radiografía dental.

39
IV. En los casos de individuos subadultos, es importante tomar una radiografía para
corroborar la edad de la víctima ya identificada. En los casos de víctimas no
identificadas; dicha radiografía sirve para calcular un rango de edad.

Maxilar superior e inferior, el odontólogo deberá elaborar el odontograma (Foto: Alain Wittmann)

4.1.4.3. Antropólogo forense.


Es de responsabilidad del antropólogo forense en primer lugar, dar a conocer
la edad, el sexo, y estimar la estatura de la víctima, así como realizar las
reconstrucciones que sean necesarias para establecer los traumas, fracturas o
trayectoria de bala, etcétera, discutir con el patólogo o médico legal acerca de los
rasgos que evidencian la posible causa de muerte.
Cuando el cuerpo es colocado sobre la mesa de autopsia, el antropólogo
forense tendrá que llenar una ficha de inventario; en los casos en los que el cuerpo
está completamente fresco, es recomendable hacerlo al momento en que se desviste
el cuerpo. En estos casos, el antropólogo forense podrá preguntarle al patólogo por
el sexo de la víctima; si los genitales están presentes, el antropólogo forense
escribirá “hombre” o “mujer”, sexo determinado por el patólogo identificado por el
tejido blando presente.
Si el sexo no se puede determinar por el tejido blando presente, el
antropólogo forense tendrá que examinar la pelvis, el cráneo y la serie de
características que se requieren en la ficha de análisis para este fin. Este examen
podrá tener lugar después que el patólogo haya terminado o durante la autopsia, si lo
autoriza el patólogo.
Una vez que el patólogo termina el examen del cuerpo, el antropólogo
forense podrá proceder a cortar las muestra óseas necesarias para determinar la
edad. Estas se obtienen de:
- 4ta. costilla derecha (sí la 4ta. esta dañada, se tomará la 3ra. o la 5ta.; sí el
lado derecho está dañado, se tomará las del lado izquierdo);
- una sección media de la clavícula derecha;
- ambas sínfisis púbicas;
- y algún diente (mandibular/maxilar) entre el 1 y el 5, para permitir al
odontólogo examinarlo para obtener el rango de edad con la técnica de Lamendin.

40
Adicionalmente, se tomarán medidas del fémur izquierdo para calcular la
edad (si el fémur izquierdo está dañado se utilizará el derecho, tanto para la
determinación de la estatura, como para tomar la muestra de ADN).
El antropólogo forense es responsable de colectar las muestras y entregarlas
al Antropólogo Forense Asistente para su preparación antes de ser almacenada.
El antropólogo forense también es responsable de informar adecuadamente
al patólogo y al oficial responsable de la obtención de las muestras que ha colectado,
para que ellos a su vez lo incluyan en su informe. En el caso de la muestra de ADN,
ésta será entregada al oficial responsable, inmediatamente después de ser cortada y
colocada en el embalaje correspondiente para su almacenamiento, como parte de la
evidencia que integra la cadena de custodia.
Las muestra que se toman se las denomina muestras biológicas o
biomuestras y deben tratar de tomarse consistentemente de un mismo lado, en la
medida en que esto sea posible.
Si los restos encontrados en la bolsa del cadáver, o envases de embalaje
pertenecen a más de una persona, es decir que los restos corresponden a dos o más
individuos, el antropólogo forense tendrá que individualizar las partes, para armar
un individuo; una vez terminada esta tarea, al grupo extra de restos óseos se le
asignará un número diferente de caso.
El antropólogo forense notificará al médico legista el número de individuos
encontrados y esta información será dada a conocer al oficial encargado de los
casos, para que cada uno de ellos sea tratado como un caso individual y para que los
informes que se elaboren y las muestras que se preparen, sean hechas también por
separado.
Sumario de biomuestras. Se recomienda recolectar, hasta donde sea posible,
las muestras biológicas del mismo lado.
1. Ambas sínfisis púbicas (edad / sexo).
2. Clavícula derecha o izquierda si la derecha esta dañada * (edad).
3. Primera costilla derecha (ídem *) (edad).
4. Cuarta costilla, o tercera, o quinta, si la cuarta está dañada (ídem*) (edad).
5. Algún diente 1 y 5 (maxilar o mandibular), para la técnica de Lamendin*; los
dientes serán extraídos solamente después de que el odontograma este completo
(edad).
Nota: Se tomará siempre las muestras del lado derecho. En caso de estar dañadas
y/o inexistentes, se tomará las del lado izquierdo.
Las biomuestras o muestras biológicas, son recolectadas con el fin de realizar
un examen que consiste en el conteo de osteones, para la determinación de la edad
de la víctima.
La técnica de Lamendin, consiste en tomar las medidas de la transparencia de
los dientes (de 1 al 5), tanto en su parte exterior como interior, para obtener un
rango de comparación para calcular la edad de la víctima.
Principalmente, para determinar la edad de las víctimas se recurre a la
anatomía comparada, que consiste en la observación y lectura de las diversas fases
de crecimiento. Por ejemplo para las costillas, se utiliza las fotos o los moldes, tanto
para hombres como mujeres, de Isçan-Loth, y para la sínfisis púbica, se utiliza los
moldes o fotos de Suchey-Brooks, para ambos sexos. La posible limitación para las
poblaciones andinas consistiría en que estos moldes han sido hecho para

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poblaciones blancas y negras de Norteamérica, pero para efectos netamente
comparativos, estos pueden ser de mucha ayuda como elemento referencial.

Foto: Antropólogo Forense del EPAF explicando las lesiones al Patólogo o Medico Legal (Foto
Alain Wittmann).

4.1.4.4.El Antropólogo Forense Asistente.


Es el encargado de asistir a los antropólogos forenses durante la autopsia en
los siguientes aspectos:
Es responsable de la correcta limpieza de los huesos para ser examinados
durante la autopsia (pubis, clavícula, costillas , entre otros).
Es responsable de preparar las muestras biológicas para su almacenamiento.
El proceso consiste en hervir las muestras en agua para eliminar la materia grasa y/o
tejidos blandos, por un tiempo entre 30 minutos a 1 hora. En algunos casos, cuando
el hueso está muy fresco, se le puede echar una medida de lejía para quitarle la grasa
rápidamente y luego se hervirá durante 30 minutos, 1 ó 2 horas.
Es responsable de preparar los moldes de las pubis, con insumos
odontológicos, que sirven para tomar impresiones. Una vez que se ha hecho el
molde que sirve para el negativo, se procede a preparar el positivo. El proceso total
por muestra, desde hervirla, limpiarla, tomar la impresión desde el negativo hasta
vaciar el positivo, es de por menos 24 a 36 horas. Luego se marcan los huesos, el
negativo y el positivo con el número del caso y se almacenan adecuadamente.
Ayuda a tomar las medidas de los huesos elegidos para la determinación de
la estatura de la víctima. Por ejemplo: el fémur, la tibia, entre otros.
Es importante tomar las medidas de todos los huesos largos de los individuos
subadultos, no para estimar la estatura, sino para establecer estándares locales de
crecimiento.

42
Foto : Miembro del EPAf preparando los moldes de las sínfisis púbica en Bosnia (Foto Alain
Wittmann).

4.1.4.5. Técnico de autopsia.


Es el encargado de ayudar al médico legista durante el proceso de la
autopsia, en todo lo que se requiere para la preparación y análisis del cuerpo.
Es responsable de verificar al comienzo del día que el agua, la electricidad,
la limpieza de las mesas de trabajo y los instrumentos se encuentren en perfectas
condiciones para empezar
Es el responsable de mover los cuerpos del lugar de almacenamiento, al
cuarto del fluoroscopio y colocar el cuerpo en la mesa, en donde el radiólogo y el
médico legista realizaran los exámenes correspondientes y escribirán un breve
informe de lo observado.
El técnico, una vez que se termina de observar el cuerpo en el fluoroscopio,
lo desplaza en una mesa rodante hacia la sala de autopsia y lo colocará en una de las
mesas.
El técnico ayudará al médico legista a desvestir el cuerpo de la víctima, o lo
hará él solo, bajo la supervisión del médico legista. La ropa la colocará en una bolsa
y se la entregará al oficial responsable encargado del caso.
El técnico asistirá al médico legista durante toda la autopsia; de la misma
manera asistirá al antropólogo si él lo demanda.
Al final de la autopsia colocará el cuerpo con su bolsa anterior, en una bolsa
de cadáver nueva, adecuadamente rotulada.
El técnico es responsable de regresar el cuerpo al lugar de almacenamiento.
El técnico es responsable de llevar un estricto control de los movimientos
que se realizan con el cuerpo, por ejemplo: en la reconstrucción de un cráneo, si no
se ha terminado de discutir el caso, se puede dejar pendiente hasta el día siguiente y

43
luego se lo colocará en un lugar especial, al que se puede denominar “especímenes
para retornar al cuerpo”. De la misma manera, los lugares de almacenamiento
deben estar clasificados y mantener un orden.
Al final del día, el técnico es responsable de limpiar el área que corresponde
a la sala de autopsia y dejar limpio el instrumental quirúrgico para el día siguiente.

Los técnicos de autopsias trabajando en las mesas del fondo (Foto Alain Wittmann).

4.1.4.6. Oficial Especialista en la Escena del Crimen (OEEC).


La principal función de los oficiales especialistas en la escena del crimen es
la de colectar, registrar, examinar y almacenar adecuadamente la evidencia física
recuperada en los cuerpos de las víctimas, al igual que de aquellos artefactos
encontrados en la zona de exhumación o en la escena del crimen. Finalmente ellos
son responsables de la cadena de custodia de todas las evidencias recuperadas,
asegurando su integridad y no contaminación. Uno de los oficiales participantes
asumirá el rol de Jefe de este equipo.
Las evidencias físicas están constituidas por todo aquel artefacto (billetera,
reloj, medicinas, documentos, fotos, joyas, entre otros objetos personales, al igual
que las balas, fragmentos de metal, madera u otro material ajeno al cuerpo, etcétera)
recuperado en los cuerpos de las víctimas, al igual que toda aquella evidencia
recuperada en el lugar donde se realizó la exhumación, p.e. enterramientos
clandestinos, tipo fosas individuales o colectivas, tumbas superficiales, cementerios,
etcétera. Dichos artefactos pueden ser de diversa naturaleza.
Las responsabilidades de trabajo, para el caso de los OEEC, en la morgue,
son las siguientes:
Autopsia.
Para cada mesa de autopsia se deberá contar con un oficial, en el mejor de
los casos, quién está provisto de una serie de fichas de registro que debe llenar y
firmar, atestiguando de esta manera la veracidad de lo actuado.
Ropa

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Luego que el fotógrafo toma la foto general antes de la autopsia, el médico
legista y el técnico en autopsia proceden a desvestir a la víctima, quienes harán
entrega de todo lo que encuentran en la ropa (como artefactos personales y/o balas,
fragmentos de metal, etcétera); luego el técnico en autopsia, colocará en cada pieza
reunida (incluidos en los zapatos) etiquetas con el número de registro y del caso.
La ropa y zapatos serán colocados en una bolsa para dársela al oficial, para
que éste a su vez, entregue la bolsa al personal que se encargará de lavar y secar las
prendas.
Cuando la víctima está identificada una vez terminada la serie de exámenes y
tareas alrededor del cuerpo, se incluye y vincula la bolsa de ropa con aquella que
contiene el cuerpo de la víctima, luego de la autopsia de rigor, conforme al
protocolo para efectos judiciales. La misma ropa será descrita en el informe del
legista.
Cuando la víctima no está identificada, se hace más complejo todo el
proceso. Una vez que la ropa está limpia y seca, se la describe para documentarla en
las fichas y se procede a tomar una foto normal o digital de las ropas de manera
“anatómicamente ordenada”, es decir ordenando la posición de las prendas desde la
cabeza a los pies.
Artefactos.
Cuando el oficial responsable de una mesa recibe los artefactos, el deberá
registrarlos, limpiarlos y luego entregárselos al fotógrafo con su respectiva ficha.
Almacenamiento.
Después de que las fotos de los artefactos han sido tomadas, el Jefe de los
Oficiales debe controlar el almacenaje de las evidencias; luego procederá a cerrarlas
con una cinta especial, para evitar ser manipuladas y finalmente las guardará en un
lugar cerrado con llave, considerando en todo momento que el procedimiento
asegura su preservación e integridad como prueba susceptible de llevarse a juicio.

Foto de Evidencia : 2 granadas que se encontraron en la ropa de la victima (Foto: Alain Wittmann)

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Foto de evidencia : zapato en donde se aprecia las trayectorias de las balas, lo que corroborara las
lesiones en los huesos del pie. (Foto: Alain Wittmann)

4.1.4.7. Fotógrafo Forense.


El fotógrafo forense es el que realiza el registro fotográfico documental y
testimonial de todo el proceso de autopsia.
Es el responsable de tomar la foto general cuando el cuerpo ha sido colocado
en la mesa, colocando el número de caso y el sitio de procedencia, número de
campo, más una escala gráfica. La foto general es tomada antes de la autopsia del
cuerpo con la bolsa abierta y del cuerpo colocado en la mesa. En caso que en el
cuerpo se observara que hay vendas o cuerdas alrededor del cuello, se harán fotos de
detalle de las ligaduras o amarres en los miembros, etcétera.
Durante la autopsia el legista puede solicitar al fotógrafo que realice tomas
adicionales debido a su importancia como evidencia gráfica. Por ejemplo: cuando se
observa un proyectil alojado en los tejidos blandos antes de proceder a su remoción.
Cuando termina la autopsia, el cuerpo pasa a otra mesa limpia y seca; se
toma la foto general post autopsia del esqueleto o cuerpo ya reconstituido, con los
rótulos y escalas correspondientes.
A pedido del legista, odontólogo o antropólogo forense, el fotógrafo hará
tomas de detalles de:
-Entradas y salidas de balas
-Fracturas
-Mal formación genética
-Prótesis
-Reconstrucción
-Patologías
-Dentición, etcétera.
Cuando las víctimas no proceden de las exhumaciones hechas por el mismo
equipo y son aceptadas por diferentes razones (contexto político o social del trabajo
que se está haciendo, o por razones humanitarias relacionadas con la actuación de
otros equipos que buscan víctimas para regresarlas a sus familiares), se debe seguir
estrictamente todo el proceso desde su inicio, fotografiándose desde la llegada de los
cuerpos a la morgue, cuando se colocan en el fluoroscopio y en su traslado a la mesa
de autopsia, en donde se sigue todo el proceso antes relatado.

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Las evidencias deben llegar al fotógrafo limpias y registradas por el oficial
encargado. La ficha que las acompaña, deberá contener las características de la
evidencia y cada una deberá estar numerada. Hay que tener en cuenta que:
1. Cada rollo de película deberá tener un número y deberá hacerse una ficha
en donde se registra cada foto de dicho rollo.
2. Cada foto deberá tener el número de caso y la escala gráfica.
3. Las fotos serán tomadas a pedido del legista, antropólogo y el odontólogo.
4. Las fotos digitales actualmente son válidas para los casos judiciales en la
mayoría de las jurisdicciones internacionales.

Foto: Fotógrafo forense trabajando en la morgue de Bosnia

La foto es una prueba durante un juicio, se aprecia las trayectorias de las balas y el orden en
el que impactaron el cráneo. (Foto: Alain Wittmann)

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Trayectorias de las balas y el orden con el que impactaron en el cráneo. (Foto: Alain
Wittmann)

Foto que prueba que la victima era un infante, según la Convención de Ginebra y otras instrumentos
internacionales, durante la guerra o violencia interna no se debe matar ancianos, mujeres y niños.
(Foto: Alain Wittmann)

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Foto: Fotógrafo forense trabajando en la morgue de Bosnia

4.1.4.8. Radiólogo.
Antes de realizar una autopsia, el cuerpo deberá pasar por un fluoroscopio o
fuente similar de Rayos X, para observar todo elemento metálico, (p.e. proyectiles,
fragmentos de metal de diverso origen, esquirlas, fragmentos de cuchillos, etc.),
implantes y artefactos personales de diverso origen. Ésta es también una manera de
controlar la manipulación de una bolsa de cadáver sin conocer su contenido.
Este examen deberá hacerse de manera rutinaria en cualquier tipo de caso.
Si los restos estuvieran totalmente esqueletizados y de ser necesario, será menester
examinarlos de esta manera antes de lavar los huesos.
1. El radiólogo es responsable, de manera conjunta con el legista, de
examinar el cuerpo, el contenido de la bolsa y de escribir un informe corto de los
resultados. Las imágenes radiográficas serán impresas, si es que la máquina así lo
permite, y serán puestas a disposición del legista antes de iniciar la autopsia.
2. El radiólogo es responsable de pasar nuevamente por el fluoroscopio el
cuerpo o la bolsa con la ropa, si el legista o el antropólogo así lo solicita.
3. El radiólogo deberá tomar radiografías tanto de la mandíbula como de la
maxila, en caso que lo solicite el antropólogo forense y/o el odontólogo.
4. El Jefe de Radiólogos es el responsable de armar los aparatos e instalarlos
en sus respectivos ambientes.
5. El radiólogo de turno deberá encargarse de limpiar los aparatos al final de
cada día y para el buen funcionamiento de las máquinas las debe revisar con cierta
regularidad.

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La radióloga esta pasando el fluoroscopio sobre el cuerpo que se encuentra al interior de la bolsa para
cadáver, el segundo radiólogo esta observando las imágenes en el ecram, para luego imprimir y
entregarle al Patólogo o Medico Legal.. (Foto: Alain Wittmann)

Foto de la impresión del Fluoroscopio en donde se observa las balas y su ubicación. (Foto: Alain
Wittmann)

5. RESULTADOS DE LA INVESTIGACIÓN.
La investigación forense que se plantea propone dos momentos o etapas
claramente diferenciadas (el desarrollo de las exhumaciones y el análisis de las
evidencias acumuladas en el laboratorio y la morgue), los resultados de la misma
deben conformar parte de un Informe que integre la información obtenida en cada
etapa.
Cada Informe tratará sobre un caso específico investigado, pudiendo
agruparse con otros en la medida que éstos se encuentren relacionados y arrojen
datos pertinentes para esclarecer la ocurrencia de determinados eventos, así como
aporten luces para la identificación de las personas desaparecidas y establecimiento
de responsables en torno a estos hechos.

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Como parte de los Informes se considerará, entre otras informaciones
relevantes, los siguientes aspectos:
1. Antecedentes del Caso: Que comprenderá la información existente con
anterioridad en fuentes documentales y testimoniales sobre el caso en particular y
aquella recuperada en el área misma. Contemplará aquello relacionado con los
eventos y circunstancias que produjeron la desaparición de personas en dicha área,
cantidades e identidades, como también aquella información conducente a la
identificación de las víctimas.
2. Las Exhumaciones: Aquí se describirá los métodos, técnicas y
procedimientos utilizados en el desarrollo de las exhumaciones, características de
los eventos registrados, la naturaleza de las evidencias recuperadas y conclusiones
en torno a ellas.
3. Los Análisis: Consistirá en la descripción de los trabajos efectuados en
laboratorio y morgue, los procedimientos seguidos con las evidencias y
conclusiones en torno a cada caso analizado. Así como la existencia o no de
identificaciones positivas o presuntas en torno a las víctimas y la propuesta de
ulteriores análisis y estudios para lograr las identificaciones.
Estos informes estarán a cargo de aquellas personas designadas como
responsables para cada una de las etapas y deberán estar calificadas para representar
y exponer las conclusiones a las que la investigación arribe.
Dentro del informe se mencionará además, todo el personal participante en
cada una de sus etapas y sus respectivas especialidades y calificaciones
profesionales, el marco jurídico en el cual se desarrollaron los trabajos, entidades
patrocinadoras y financistas.
Toda esta información tendrá un sustento documental no sólo en las
informaciones proporcionadas por los responsables, sino también en aquella
información generada a manera de diarios, fichas y protocolos, como parte de la
investigación, que constituirán los expedientes que se organicen para cada una de las
víctimas y en la información preexistente.
Toda esta información deberá ser entregada a las instancias involucradas en
el esclarecimiento de la verdad, en relación a la desaparición de estas personas y
será considerada como evidencia, no sólo para la identificación de las víctimas, sino
también para aquellos procesos judiciales que se abran en torno a estas
desapariciones.

6. UNA PROPUESTA PARA LA INVESTIGACIÓN EN EL PERÚ. ¿Qué


hacer y qué no hacer ante el hallazgo de fosas con restos humanos?
La falta de rigor y orientación científica en la manipulación de las fosas y los restos
que allí se encuentran, o también muchas veces realizada por personas no
autorizadas, aunada a la realista carencia de recursos humanos y técnicos por parte
de las instituciones publicas que aportan la prueba científica al proceso judicial en
nuestro país, así como puede impedir de manera irremediable el esclarecimiento de
los hechos y la identificación de quienes yacen enterrados, atentando contra los fines
de la investigación de los crímenes cometidos y el “derecho a saber” que tienen los
familiares de las personas desaparecidas, que exigen el esclarecimiento de los
hechos, las circunstancias y posibles perpetradores del presunto acto delictivo, y
aspiran a recibir los restos de sus seres queridos para darles sepultura.

51
El Equipo Peruano de Antropología Forense apoyado por la Coordinadora Nacional
de DDHH desde 1997, la Defensoría del Pueblo y los Fiscales encargados de la
investigación de los casos de denuncias de graves violaciones de DDHH vienen
realizando esfuerzos para incorporar los estándares internacionales que utilizan las
ciencias forenses en la investigación de graves violaciones a los derechos humanos.

¿Qué Hacer y Qué no Hacer?

SI: Se debe informar inmediatamente a las autoridades u organismos


competentes y colaborar en la vigilancia y protección del lugar.

NO: No se debe excavar la fosa, tampoco mover ni alterar (tocar o remover)


ninguno de los restos u artefactos que se encuentren dentro o encima de ella.
Hacerlo afecta gravemente la investigación y es un delito.

¿A quienes se debe avisar sobre la existencia de fosas con restos humanos?

1. Al Fiscal Provincial y/o juez de paz


2. A la Defensoría del Pueblo
3. A una organización de Derechos Humanos local
4. A la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos
5. A la Parroquia o Iglesia mas cercana del lugar

¿Qué acciones realizarán las autoridades?

El Fiscal debe iniciar una investigación de oficio. Luego, con el apoyo de expertos
forenses, verificará la veracidad de las informaciones, procediendo a la visita e
inspección del lugar, tomando las declaraciones de los denunciantes y, en tanto
existan indicios relativos a personas desaparecidas, deberá procederse con la toma
de información antemortem (datos del perfil biológico de las posibles víctimas). Con
la información recogida en esta intervención se podrá establecer si el hallazgo se
relaciona con:

1. Restos de origen prehispánico o colonial.


2. Restos de origen animal.
3. Restos que no guarden relación con hechos delictivos.

Si se determina que se trata de este tipo de hallazgos, el Fiscal informará al Instituto


Nacional de Cultura –INC o a las autoridades municipales (para que este material
ser registrado en un museo, para su deshecho o su inhumación conforme a ley).

4. Restos que están relacionados a graves violaciones de derechos humanos u otros


hechos criminales.

En caso la información recolectada se relacione con este tipo de evento, el Fiscal


deberá ordenar la protección de la zona y la inmovilización de los restos y de la
escena del crimen, en que se convierte la fosa y su entorno mas próximo.

¿Qué sucede con el lugar donde se encuentra la fosa?

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El lugar debe ser cercado, resguardado y protegido en su integridad, por la Policía
Nacional. Si esta tiene posibilidad de llegar al sitio, o no tiene personal suficiente, la
comunidad debe colaborar con las autoridades locales en esta tarea de protección de
la escena del crimen.

Técnicamente se debe perennizar el lugar tomando fotografías que muestren el


acceso al sitio y su ubicación, delimitándolo con algún tipo de cinta de color,
colocando un rótulo y/o letrero con el nombre del lugar, con el código que la
autoridad asigne y la fecha en que se toman estas medidas. El área debe permanecer
intangible hasta que las autoridades competentes programen la realización de la
intervención antropológica forense.

¿Quiénes deben y pueden ingresar al lugar y/o estudiar los restos encontrados?

Solamente el personal técnico y profesional autorizado y que cuente con la


capacitación y preparación en esta materia y que intervienen en la investigación
iniciada por el Fiscal o Juez. Se debe impedir y denunciar el ingreso de extraños o
curiosos a la fosa que intenten o quieran manipular los restos.

¿Cuando se procede al levantamiento de los restos?

Para proceder al levantamiento de los restos, se debe planificar una intervención


antropológica forense, que como se especificó en el capítulo precedente, consta
principalmente en las siguientes etapas:

Primera etapa.
La Investigación Preliminar del caso, consiste en la obtención de la
información sobre los hechos (testimonios, publicaciones, documentos, fotos etc.
), las circunstancias, las personas involucradas: las posibles víctimas probables
autores y/o testigos; el circuito de detención-desaparición y la muerte y de todos
los elementos y hechos y circunstancias relacionados al caso. Parte sustancial de
esta etapa es la recolección de los datos antemortem de las víctimas, esta
información esta relacionada a su perfil biológico y social, por lo que es
necesario tomar contacto con los familiares más cercanos, como son los padres,
esposos, etc.

Segunda etapa.
La Exhumación debe contemplar que los restos y la fosa o el lugar donde se
encuentran contienen una serie de “informaciones” acerca de los hechos
ocurridos y la identidad de las víctimas. Esta información solo puede ser
recuperada por especialistas forenses.
La exhumación consiste en recuperar la “escena del crimen” para lo cual se
recurre a las técnicas de la arqueología forense, determinando si el contexto se
trata de un lugar de detención, sitio de ejecución y/o de enterramiento de las
víctimas. Son considerados artefactos todo aquel objeto que se encuentre
relacionado a la fosa y a los restos: como puede ser armas, balas, instrumentos,
ropa, documentos, etc. Es decir, todo aquello que permite conocer los eventos
alrededor de la muerte y que ayuda a la identificación de patrones de muerte e
identificar a los presuntos responsables.

53
Se pone énfasis en la individualización de los restos de las víctimas y su relación
con los artefactos encontrados, los que son adecuadamente registrados y
codificados para la identificación hasta el final de la investigación. Luego el
levantamiento de los restos se realiza de manera minuciosa, manteniendo la
integridad de cada individuo y la dignidad propia del respeto a las personas
fallecidas.

Esta información se registra en un Informe, que debe ser lo mas claro y


concreto posible.

Todo lo recuperado y los documentos producidos son evidencia que debe ser
estrictamente protegida de robos o alteraciones mediante una Cadena de
Custodia, bajo responsabilidad de quienes conducen la investigación del caso,
es decir el Fiscal Titular o Provisional y aquellos que estén legalmente
acreditados.

Tercera etapa.
Los Exámenes Post Mortem y la identificación de los individuos busca
establecer el patrón biológico de las víctimas mediante los análisis que se deben
hacer en una morgue o en un espacio adecuadamente acondicionado para este
fin. El examen de los restos óseos permite estimar la edad, sexo, estatura,
patrones raciales, rasgos individuales, patologías como dolencias,
malformaciones o enfermedades, accidentes, lesiones anteriores, cercanas y
posteriores a la muerte que hayan dejado huella en el sistema óseo. En esta etapa
se determina la causa y modo de muerte, lo que es fundamental si el caso se
judicializa.

Mediante la comparación de los datos ante mortem y post mortem de las


victimas se puede establecer la identificación por los medios tradicionales de
la antropología forense. En los países con escasos recursos no siempre se
puede contar con las pruebas de ADN, y aun contado con ella, es fundamental
obtener una buena información ante mortem de las víctimas para poder
identificarlas.

También se pueden tomar muestras biológicas para estudios posteriores, p.e.


ADN, conteo de osteones, isótopos radioactivos, etc. Esto depende mucho de las
posibilidades económicas reales de cada país.

En el Perú, el Instituto de Medicina Legal cuenta con un laboratorio para


pruebas de ADN. En relación a las pruebas de ADN en hueso, no esta o no se
conoce su validación internacional, por lo que no cuenta con un ISO
internacional. Lo que significa que para casos forenses aún estarían validados los
resultados que se permitan emitir.

Esto nos lleva a tener que perfeccionar la investigación preliminar y a


estandarizar los datos antemortem como un instrumento fundamental para la
identificación por medio de los métodos tradicionales de la antropología forense.
Este método ha sido aceptado en el Perú y en otras jurisdicciones
internacionales.

54
En nuestro país se acepto la identificación con los métodos tradicionales de la
antropología forense en los casos de Chuschi y Totos (2002)

En el caso de la toma de la Residencia del Embajador de Japón, las


identificaciones realizadas por el EPAF (2001) son coincidentes (confirman)
con los exámenes de ADN que llegaron de España.

¿Qué otros elementos nos ayudan a identificar a las víctimas?

Las prendas de vestir, los objetos personales y todos los artefactos encontrados
en relación a la víctima también contribuyen a su identificación.

Actualmente es parte de un procedimiento en Naciones Unidas para las


identificaciones, en donde están establecidos los Tribunales Internacionales que
juzgan los crímenes de guerra (Ruanda, Bosnia, Croacia y Kosovo) y la Oficina
de Desaparecidos y Forense en Kosovo. Se realiza una exhibición de la ropa y
los artefactos, para que los familiares tengan la oportunidad de reconocer o no,
las prendas de sus seres queridos; este procedimiento ayuda a incrementar el
número de posibles identificados.

Se propone una estrategia que permita la organización de la investigación


forense en el Perú para los casos de crímenes contra la humanidad, de violaciones al
derecho internacional, y para los usos y costumbres de la guerra. Esta sección brinda
elementos básicos para una estrategia de intervención desde el punto de vista de los
requerimientos de la investigación forense y su contexto político, legal, humanitario,
y sus características técnicas y científicas.
Todo proceso requiere de dos elementos fundamentales: el primero referido a las
garantías inherentes a él; y el segundo, a la articulación de una serie de instancias,
organismos e instituciones que le den viabilidad, concentrados en un ente
jurisdiccional único, que puede ser una Corte Especial, un Tribunal Nacional, una
Comisión de la Verdad, etc.

6.1. El tema de los desaparecidos en el debate nacional e internacional. La


importancia de la opinión pública.

El tema de los desaparecidos en el Perú es un asunto muy sensible para


nuestra sociedad, debido a que moviliza las opiniones más encontradas y
antagónicas, desde aquellos que se denominan defensores de la democracia y del
estado de derecho, o del propio ciudadano común, cuya opinión es sumamente
importante y trascendente para este asunto. Muchas veces vemos que la sociedad se
polariza en torno a la sola mención de este tema, por desconocimiento, prejuicio o a
causa de una información distorsionada y convenientemente difundida durante
décadas, tendiente a justificar las violaciones ocurridas como parte de la estrategia
militar y política desarrollada.
Un amplio y abierto debate marcaría el inicio del proceso de asumir la
necesidad de investigar los sucesos en torno a la detención forzada en el Perú. Pues
el tema de por sí doloroso, sumamente complejo y difícil de tratar, sigue siendo una
responsabilidad postergada y compartida en nuestra sociedad. No solo se trata de
evaluar las acciones de tales o cuales instituciones y organizaciones, policiales,
militares, paramilitares y civiles, sino también de todos aquellos que tuvieron

55
responsabilidad criminal durante el desarrollo de la violencia política en nuestra
patria, ejerciéndola directamente o encubriéndola. Sin temor a exagerar, las acciones
a investigar podemos situarlas a partir de 1980.
El debate se puede ver impulsado de varias maneras. Por el testimonio de los
sobrevivientes y familiares de detenidos-desaparecidos, por el conocimiento y
hallazgo, “descubrimiento” o “redescubrimiento” de fosas comunes y de entierros
clandestinos. Y por la presencia de un equipo forense que puede organizarse para
trabajar científica y ordenadamente en el Perú. Dicho debate involucra a todos los
sectores de la sociedad, cada cual opinando y ocupando el espacio democrático que
le corresponde en la discusión.
La presencia de uno o varios equipos forenses, para las operaciones de
exhumación y estudios en la morgue, o de varios equipos, demanda la aceptación y
el apoyo de la población, de la sociedad y principalmente del Estado. Los equipos de
peritos sufren la presión de la población y de los medios de comunicación para
obtener información que debe ser procesada y organizada con criterio y seriedad, y
que en muchos casos, es estrictamente confidencial.
Por esta razón es necesario sensibilizar y educar al conjunto de la sociedad,
inclusive desde antes de iniciar la intervención forense. En el Perú podría instaurarse
una instancia al estilo de Tribunales de Opinión para los casos sucedidos a partir de
1980. Se trabaja con un corresponsal de prensa, con cobertura permanente para
garantizar, no sólo la transparencia, sino para limitar la posibilidad de presiones o
amenazas a los investigadores.

6.2. Instancias judiciales. La corte especial para tratar las violaciones a los
derechos humanos.
Estas se definen y establecen previamente al inicio de la operación forense,
según un mandato claro y definido por las normas jurídicas nacionales e
internacionales que tratan este tipo de problemas en diferentes sociedades en el
mundo, permitiendo que los casos investigados y documentados sean admitidos en
un proceso judicial.
Debe establecerse el carácter de estas instancias judiciales, si se trata de
“cortes especiales”, nacionales o internacionales, o si se desprenden de los juzgados
“regulares”. Sea cual fuere quien juzgue, la instancia nacional o internacional a
cargo del proceso de la investigación, deberá ejercer supervisión y vigilancia sobre
aquellos junto a la sociedad civil. Los informes de los investigadores de los equipos
de peritos forenses y de todos aquellos que participan en la investigación, se
convierten en testimonios que alimentan los expedientes judiciales, de una calidad
tal, que pueden ser llevados a juicio en una corte nacional o internacional. Para ello
todos los miembros de los equipos de investigación y el equipo legal trabajan en
forma coordinada y permanente.
Se puede trabajar casos no denunciados y otros que tienen proceso abierto en
la las instancias judiciales nacionales o internacionales (como es la Corte
Interamericana de Derechos Humanos).

6.3. Logística y gestión financiera.

56
Una vez elaborado el plan de acciones a realizar, se debe gestionar el
presupuesto que asegure la continuidad de la totalidad de acciones, para garantizar
el normal desarrollo de las mismas y el llegar a metas concretas. Se trabaja con
presupuestos anuales y con una Unidad Administrativa independiente y creada para
este fin. Igualmente sucede con la Unidad de Logística, que debe contar con el
presupuesto necesario para asegurar todos los insumos materiales necesarios para
todas las partes comprometidas de la operación.
La gestión financiera requiere esencialmente la gestión de fondos y la
negociación de contrapartes. Los trabajos de exhumación y de análisis de morgue
requieren de un soporte logístico, de equipamiento e instrumental muy onerosos
para cualquier institución aislada. Se debe asegurar también que las instituciones
financieras donantes o participantes de la financiación del presupuesto deban estar
libres de cualquier sesgo político que invalide el trabajo de los equipos de
investigación.

6.4. Unidad de investigación y documentación. La base de datos.


Esta acción requiere, en primer lugar, construir una base de datos que
centralice y reúna toda la información relativa a los casos a tratar, muy actualizada y
completa, ordenada, sistematizada y accesible para todos los equipos que
intervienen en la investigación.
Los diferentes equipos de trabajo (legal, de investigadores, de sicólogos, de
exhumaciones, de morgue) deben organizar su trabajo (la investigación y
documentación inicial de los casos, archivos gráficos y documentales, verificación
de testimonios y visitas de exploración, sectorización, clasificación y priorización,
planificación de las campañas de intervención) y estar listos a intervenir e
incorporar más información y casos según lo requiera la situación política y social y
el avance de las investigaciones.

6.5. Definición de los casos.


Cada persona desaparecida constituye un caso en sí. Si bien los eventos
alrededor de la detención-desaparición son variables, no tendríamos porqué asumir
que tal o cual caso, algunas veces de mayor resonancia pública que otro, tiene
prioridad. La selección de los casos es una etapa previa al comienzo de las
campañas de exhumación y de morgue.
En el Perú, las cifras proporcionadas por la Comisión de la Verdad y
Reconciliación, aseguran que hay 8558 desaparecidos. Por lo tanto son 8558 casos
potenciales, agrupados o no según los contextos en que se sucedieron los eventos.
Corresponde a los equipos de investigación que luego de organizar toda la
información existente, establezcan las líneas de acción para hacer el seguimiento de
los casos en los cuáles por ejemplo, en un mismo evento de detención-desaparición
están involucradas treinta, sesenta o una persona. Y que por lo tanto, se puede
discriminar información acerca de los sucesos ocurridos a grupos o individuos, en
acciones u operaciones aisladas o sistemáticas, que han impactado a determinado
conjunto poblacional. La ubicación y hallazgo de los restos humanos para la
investigación de tal o cual caso, será facilitada por la obtención y organización de
información oral de testigos, familiares de las víctimas y también de los propios
perpetradores a los que se pueda interrogar para obtener más información.

57
Hay también casos en los que no será necesaria la búsqueda de los restos,
pues fueron ejecutados extrajudicialmente y enterrados por los mismos pobladores,
vecinos o familiares, en lugares conocidos. De asumirse casos de este tipo, habría
que gestionar la autorización de los familiares o personas allegadas para la
recuperación (exhumación) de los cuerpos con fines de investigación pericial en la
morgue, pues si bien se sabe que fueron victimados, se requiere el “testimonio”
físico de la prueba forense como argumento concreto del crimen cometido.
La selección de algunos casos requerirá de la reconstrucción de las campañas
de enfrentamientos de ambos bandos y por lo tanto, poder contar con la información
acerca de los tipos de operativos armados, de inteligencia, de control, la lista de
desaparecidos así como de la ubicación de posibles fosas comunes, su concentración
y dispersión en relación a los operativos.
Las coincidencias de fechas, testimonios entre operativos, desapariciones
forzadas y ejecuciones extrajudiciales, los registros y diarios de control interno de
los comandos en operación, registros administrativos, de logística y de movimiento
de tropas, patrullas y de insumos de los almacenes de las bases militares implicadas
en tales o cuales acciones materia de investigación.
Muchos de los centros de detención fueron en bases militares improvisadas
en locales públicos y comunales (colegios, municipios, estadios) a los cuáles
llegaron los detenidos y donde fueron vistos vivos por última vez. El argumento
utilizado oficialmente va desde que nunca estuvieron ahí recluidos, hasta aquél que
indica que fueron liberados y que sus captores no son responsables de lo que sucedió
después de esto. Así como fueron llevados a la fuerza en presencia de testigos, no
hay un testimonio fuera del proporcionado por los captores que asegure su
liberación. No está demás imaginar que de ser exterminados en los lugares de
detención, algunos pudieron ser inhumados allí, protegiéndose los perpetradores en
la jurisdicción militar territorial extra civil que dichos lugares ostentan con mucha
rigidez.
Los sitios seleccionados se visitan para su verificación y evaluación, luego
de la cual se realiza la selección de en cuáles iniciar los trabajos. Las campañas de
identificación, descubrimiento y exhumaciones deben ser sistemáticas, constantes y
permanentes, para asegurar la evaluación e investigación, en lo posible, del total del
universo en cuestión.
Es necesario retomar casos cuya investigación se encuentra detenida o
archivada, e iniciar otros aún no documentados y que sean de importancia para el
país, tales como, “Cayara” fosa común 1988, Ocros, 1997, Paso del Danubio,
1999, etc y los casos pendientes en la Corte Interamericana de Derechos Humanos
como es el caso del “Frontón” 1986.

Cabe mencionar que en la realización de los operativos forenses podemos tener en


cuenta dos modalidades no excluyentes:
- una, de aquellos que están establecidos en el plan de intervención
previamente acordado;
- y otra, igualmente importante, referida a aquellas intervenciones que surgen
a raíz de denuncias espontáneas de la población y que son asumidas por el equipo de
investigación o la instancia y autoridades acreditadas para este fin.

58
6.6 La Devolución de los cuerpos a los familiares y su reparación social.
Esta parte, que se realiza única y exclusivamente cuando se ha logrado
identificar fehacientemente a las víctimas recuperadas, incluye varias acciones. En
primer lugar, se trata de la devolución a los familiares y seres cercanos, los restos
materiales de las víctimas y sus propiedades personales.
Una vez realizado este primer paso, se tiene que haber considerado la
necesidad de las reparaciones civiles y el apoyo y asistencia del Estado a las
familias ante la pérdida de uno de sus miembros, el reconocimiento y las disculpas
públicas del Estado a los afectados por la violencia y la seguridad de no recibir
presiones o “revanchas” posteriores.
Para llevar adelante estas acciones se requiere la conformación de equipos de
trabajo especializados, como se ha mencionado en otros puntos de este Documento.

Miembros del EPAF acompañado a los familiares en el momento que se les entregó a sus seres queridos
en el poblando de Sillacsasa (Ayacucho). Caso Chuschi/CVR. 2002. (Foto: Alain Wittmann)

6.7. Mecanismos legales para una intervención en el Perú. (elaborado por Dr.
Carlos Rivera, Instituto de Defensa Legal)
La complejidad de los hechos que son materia de una investigación judicial
hace que normalmente se requiera de personas con conocimientos especializados
para ayudar a esclarecer algún hecho. Por ello los peritos tienen actualmente una
importancia relevante en el ámbito de la administración de justicia penal.
El marco legal sobre el que los peritos actúan es el establecido en las
siguientes normas legales:
Código de Procedimientos Penal (1940), del artículo 160° al 169°;
Ley Orgánica del Poder Judicial (Decreto Supremo N° 017-93-JUS), del
artículo 273° al 280°;
Reglamento de Peritos Judiciales (Resolución Administrativa N° 351- 98 de
la Comisión Ejecutiva del Poder Judicial).
A estas normas se debe agregar las disposiciones correspondientes del
Código Procesal Penal (1991), el mismo que si bien no se encuentran vigentes,
regula la actividad de los peritos en los artículos 215° al 229°.

59
6.7.1. Sobre el nombramiento del perito.
El Código de Procedimientos Penales señala que el juez instructor (penal)
nombrará peritos “...cuando en la instrucción sea necesario conocer o apreciar algún
hecho importante que requiera conocimientos especiales...” (art. 160°)
Según la norma procesal el juez deberá designar siempre a dos peritos y de
preferencia a aquellos especialistas donde los hubiere y entre éstos a aquellos que
sirven al Estado.
En caso de que en determinada jurisdicción no existieran profesionales o
especialistas, se dispone que el juez debe nombrar a personas de “reconocida
honorabilidad y competencia en la materia” (art. 161°).
Debemos tomar en consideración que las disposiciones de este código fueron
redactadas a inicios de la década de los años 40’. Actualmente los recursos y las
posibilidades de actuación de las instancias jurisdiccionales penales son muy
superiores a las de esa época, teniendo cualquier juzgado de cualquier ciudad del
país la posibilidad de acceder a una pericia sobre hechos que son materia de
juzgamiento.
Por ello en la actualidad resulta exigible el requisito de la especialización
profesional de quienes serán nombrados como peritos.
En caso de que el procesado tenga fundadas dudas sobre la imparcialidad de
los peritos que ha sido designados por el Juzgado, éste puede presentar una tacha
con las razones que la motivan. En estos casos el juez tiene la obligación de
investigar tales razones. En caso de que al final de la investigación las compruebe,
entonces el juzgado deberá nombrar nuevos peritos.

6.7.2. El procesado y la parte civil pueden presentar peritos.


El ejercicio del derecho de defensa no puede limitarse durante el curso de un
proceso judicial, como tampoco puede limitarse el derecho a conocer la verdad de
parte los agraviados. Es así que, la norma procesal establece que “el inculpado y la
parte civil pueden nombrar, por su cuenta, un perito, cuyo dictamen se añadirá a la
instrucción”. Esto es lo que se llama el perito de parte.
Luego de haber designado a los peritos en un proceso judicial, si es que el
procesado o la parte civil dudaran sobre la veracidad y certeza del informe de los
peritos designados, tienen el derecho de designar un perito para que elabore un
informe pericial sobre la materia encargada.
Este informe deberá ser presentado en el mismo plazo que el juzgado
previamente ha establecido para los peritos oficiales.
La designación no tiene carácter oficial, puesto que lo nombra el propio
interesado, por tal razón no presta juramento. Además, por las características de su
designación no le afectan incompatibilidades y no está obligado a acudir a la
diligencia de ratificación.
El informe del perito de parte constituye un informe técnico que el juez
penal debe apreciar y si considera que ha sido elaborado con sólidos fundamentos
también puede apoyarse en éste para emitir su sentencia.

60
Para el caso de los peritos de parte, la ley procesal no exige ningún requisito,
razón por la cual no puede ser tachado u objetado. Es obvio que cuanto mayor
objetividad ofrezca el dictamen y mayor argumento científico presente el perito de
parte, tal dictamen deberá tener más peso en la decisión final del proceso.
La norma procesal solo dice que el peritaje de parte se agregará al
expediente judicial, pero resulta evidente que este informe debe ser apreciado
obligatoriamente por el juez, tal como debe ocurrir con todas las pruebas que tanto
el representante del Ministerio Público y las partes del proceso presentan a éste.
El momento de presentar el informe pericial de parte es durante la
investigación, es decir, la primera etapa del proceso,2 para que el perito pueda
concurrir a la diligencia de entrega y ratificación.
Finalmente cabe señalar que la misma norma procesal señala los alcances del
concepto de parte civil. Esta no solo comprende al agraviado directo de los hechos
criminales, sino a los ascendientes, descendientes, cónyuges, parientes colaterales y
afines dentro del segundo grado, además de padres e hijos adoptivos, tutores y
curadores del agraviado.
Todos ellos tienen el derecho de designar un perito de parte en el curso de un
proceso judicial.

6.7.3 La entrega y ratificación del informe pericial.


El juzgado debe señalar día y hora para la entrega y ratificación del dictamen
pericial. Esta diligencia judicial es muy importante, puesto que no podrá emitirse
sentencia sin que el peritaje no se encuentre debidamente ratificado.
Es obligación del juez citar al procesado y a la parte civil para que estos
concurran acompañados por los peritos designados por ellos, y para que junto con
ellos realicen el interrogatorio que debe absolver el perito oficial.
Esta diligencia de ratificación tiene tres etapas:
1ª) El juez toma el juramento y le pregunta si se ratifica en el contenido de su
informe.
2ª) Se procede a formular las preguntas y aclaraciones a los peritos.
3ª) Se desarrolla el debate contradictorio.
En cuanto al tercer paso el artículo 167° del Código de Procedimientos
Penales dice que si hubiera contradicción en los dictámenes, el juez abre el debate.
Al respecto debemos entender que la ley se refiere a que los dos peritos oficiales
pueden presentar cada uno dictamen por separado, en caso de tener opiniones
diferentes. También se refiere a la discrepancia entre el dictamen del perito oficial y
el dictamen del perito de parte.
En caso de que la parte civil solicitara al juez la citación de su perito para
que concurra a esta diligencia de ratificación, el juez debe hacerlo, ya que la
intervención de las partes constituye una garantía del proceso.

2
Los delitos graves como el asesinato, desaparición forzada, tortura, terrorismo, secuestro,
violación sexual y otros se desarrollan en dos etapas: la instrucción, dirigida por el Juez
Penal, y el juicio oral, que se realiza ante una Sala Penal, que es la que emite sentencia.

61
6.7.4. Las calificaciones o requisitos para ser perito.
La Ley Orgánica del Poder Judicial establece que los peritos judiciales
“...deben reunir los requisitos que las leyes procesales exigen, tener conducta
intachable y figurar en la nómina que remitan las instituciones representativas de
cada profesión.” (Art. 273°).
Respecto de la llamada nómina de peritos la referida ley determina que los
Colegios Profesionales y las instituciones representativas de cada actividad u oficio
debidamente reconocidas, remiten anualmente a la Corte Superior del Distrito
Judicial Correspondiente, la nómina de sus miembros que consideren idóneos para
el desempeño del cargo de perito judicial.
Por su parte el Reglamento de Peritos Judiciales establece que el profesional
aspirante a Perito Judicial presentará una solicitud dirigida al Decano del Colegio
Profesional respectivo, adjuntando la documentación respectiva (art. 8°).
En el caso de las normas del Código de Procedimientos Penales, estas no
señalan ningún requisito más allá de limitarse a decir que el juez designará “de
preferencia a especialistas, donde los hubiere”.

6-7-5. Proceso de evaluación y selección de peritos.


Recientes normas que regulan la inscripción de los peritos en el llamado
Registro de Peritos Judiciales (REPEJ) establecen un proceso previo de evaluación y
selección de candidatos a peritos judiciales.
Este proceso se inicia cuando el profesional o aspirante a perito judicial
presenta su solicitud al Decano del Colegio Profesional respectivo adjuntando la
documentación necesaria.3 La lista de postulantes será remitida por cada Decano al
Presidente de la Corte Superior de Justicia, con los respectivos legajos personales.
El Reglamento de Peritos considera la posibilidad de postular en forma
directa, es decir, sin necesidad de la intermediación de los colegios profesionales.
Las etapas para la inscripción son las siguientes:
a) La Evaluación Curricular. Está a cargo de los Colegios profesionales y en
ella se analiza y califica la formación académica, experiencia e idoneidad moral. La
lista de los que aprueben esta etapa será publicada.
b) La Tacha. Cualquier ciudadano puede presentar tacha por escrito debiendo
adjuntar la prueba sustentatoria, sin cuyo requisito no será admitida.
c) La evaluación de Conocimientos. Está a cargo de los Colegios
Profesionales y tiene por finalidad comprobar técnicamente los conocimientos que
los califiquen como expertos en una materia.
d) La Entrevista Personal. Tiene por objeto evaluar la vocación, personalidad
y conducta moral del postulante.
Estas etapas son excluyentes.

3
a) solicitud dirigida al Presidente de la Corte Superior de Justicia; b) curriculum vitae; c)
copia autenticada del título profesional; d) constancia de colegiatura; e) declaración jurada
de no tener antecedentes penales, ni impedimento legal para el ejercicio profesional, y f)
recibo de pago de los derechos correspondientes. (artículo 8° del Reglamento de Peritos)

62
Luego de cumplidas estas cuatro etapas serán los Presidentes de las Cortes
Superiores de Justicia, quienes por resolución administrativa aprobarán la nómina de
profesionales y especialistas que serán inscritos en el Registro de Peritos Judiciales.

6.7. 6. Sobre los grupos o equipos de peritos.


Consideramos que si bien el marco legal establece un régimen del perito
como un especialista que actúa de manera individual, es factible la intervención de
asociaciones, grupos o equipos de especialistas en determinadas circunstancias que
requieran los juzgados.
Es así que, el artículo 22° del Reglamento de Peritos Judiciales establece que
cuando el juez ha dispuesto la realización de una pericia, tiene la obligación de
comunicar a la Administración de la Corte Superior para que ésta le proponga al
especialista que podrá ser nombrado como perito. Pero además señala que el mismo
proceso se seguirá para los casos de equipos multidisciplinarios.
Por su parte el Código Procesal Penal señala que se encomendará la labor
pericial a instituciones públicas especializadas,4 pero también considera que puede
ser encomendada a otras entidades, personas naturales o jurídicas que reúnan las
cualidades requeridas para los peritos.
Para tales efectos resulta indispensable la constitución legal de tales equipos
o grupos como asociaciones civiles, lo cual les facilitará desarrollar una
intervención de carácter institucional.

7. REFLEXIONES FINALES.
En este documento hemos querido presentar un esquema de trabajo que tome
en cuenta los estándares más altos en la investigación eficaz de las violaciones al
Derecho Humanitario Internacional y Derechos Humanos. Es menester, sin
embargo, entender que si bien este planteamiento se produce para el caso peruano,
es también aplicable a otros casos y en la misma medida deberá ser adaptado a las
circunstancias, siempre cambiantes en las que los países se encuentren.
De igual manera los roles de los especialistas y los medios materiales que en
condiciones óptimas debieran participar y ser usados en operaciones de este tipo,
podrán ser adecuados a las condiciones y necesidades imperantes. Las ventajas de
los proyectos multidisciplinarios es que sus participantes son imbuidos igualmente
de tal disciplina y en diversas condiciones son capaces de desarrollar no una sino
muchas tareas.
Quizás el desafío más grande en el Perú sea adecuar el marco legal existente
a la necesidad de actuación de un grupo, que por su experiencia e independencia,
pueda ofrecer de manera objetiva e imparcial la información requerida por los
familiares de las víctimas y por extensión a los poderes del Estado responsables de
la punición de los crímenes cometidos por algunos de sus ciudadanos.
En el contexto post-CVR creemos necesario aportar algunos alcances para ayudar a
la viabilidad del El Plan de Intervenciones Antropológico Forenses (PNIAF)
4
Los cuerpos especializados en criminalística de la PNP; el Instituto de Medicina Legal; el
Sistema Nacional de Control y todos los organismos del Estado que por la naturaleza de sus
actividades puedan aportar medios útiles al mayor esclarecimiento de los hechos (artículo
91° del Código Procesal Penal)

63
propuesto por la Unidad de Investigación Forense de la CVR, el cual se incluye
como parte de las recomendaciones dadas por esta.
Sus aportes puede resumirse en los siguientes aspectos principales:

1. La creación de una Comisión Nacional para Personas Desaparecidas (CNPD):


Esta instancia consultiva, se fundaría sobre la base de la Plataforma Conjunta (que
estuvo conformada por la Defensoría del Pueblo, Coordinadora Nacional de
Derechos Humanos, Ministerio Público y la CVR) que incorporaría a representantes
de los desaparecidos, representantes de las Iglesias y al Comité Internacional de la
Cruz Roja, ampliando así la presencia y participación de nuevos sectores de la
sociedad civil.

2. La creación de la Oficina de Personas Desaparecidas (OPD), se encargaría de


coordinar, supervisar proponer planes, casos y ejecutar las investigaciones referidas
a personas desaparecidas en los años de la violencia política. El personal que
conforma esta Oficina que se dedique a ejecutar las tareas forenses especializadas,
serían considerados peritos oficiales por las autoridades jurisdiccionales.

Esta Oficina (OPD) estaría integrada por peritos independientes que se encargan de
la realización de múltiples tareas, como son la investigación preliminar, la
evaluación análisis, exhumación y recuperación de las víctimas, los análisis
postmortem e identificación de las víctimas.
Asimismo la OPD estaría dotada de un área Legal y una unidad de Informática, que
permita el orden, organización y seguimiento de cada tarea realizada.

Las recomendaciones de la CVR sugieren que la OPD puede ser parte de la


Defensoría del Pueblo o del Consejo Nacional para Personas Desaparecidas –
CNPD y debe contar con los recursos y personal necesarios. La OPD deberá realizar
al menos una intervención al mes.

3. El refuerzo de la Fiscalía Especializada para Desapariciones dotándola de


recursos y de una organización territorial basada en un equipo de fiscales. Plantea
“generar mecanismos” para relaciones fluidas con la CNPD, se apoya en las tareas
de investigación de la OPD cuyos miembros serán peritos acreditados ante el
Ministerio Público.

4. La conformación de una mesa de donantes entre la Cooperación Internacional y el


Estado, solo esta mencionado, no expone las estrategias para buscar los fondos.

5. El PNIAF comprende las siguientes fases: fase de ejecución y fase operativa. La


primera duraría entre 6 meses y un año para la evaluación de los casos a realizarse y
para intervenirse en los más urgentes (ninguna intervención en los primeros tres
meses) y la segunda, de duración indefinida, desarrolla estrategias de investigación
y Planes Regionales de Intervención.

6. El PNIAF propone un Protocolo para la Investigación Forense en el Perú basado


en los estándares internacionales establecidos y adaptados al Perú a fin de unificar
los sistemas de trabajo de las distintas instituciones. Se incluye la necesidad de
contar con una base de datos.

64
Son varios los aspectos positivos que se pueden rescatar y que es por donde
comenzaremos esta serie de reflexiones acerca del PNIAF

En primer lugar es positiva la creación de una CNPD, pues a través de ésta se


canaliza la participación de los familiares de las víctimas, se efectúa la vigilancia
desde la sociedad civil y se contribuye a la transparencia de las actividades referidas
al PNIAF.

Un segundo aporte del PNIAF, es la OPD. Los protocolos forenses internacionales


plantean que, en los casos que se presume que el Estado ha sido parte involucrada en
las violaciones a los derechos humanos, este no puede ni debe investigarse a sí
mismo. El PNIAF sigue esas recomendaciones y plantea una oficina independiente y
con capacidad técnica para el desarrollo en forma integral de las tareas de recuperar,
identificar y devolver los restos mortales de las víctimas a sus deudos.

El tercer aporte es el del Registro Nacional de Sitios de Entierro. La Defensoría


del Pueblo, antes de la CVR, hablaba de un aproximado de 200 fosas a escala
nacional. El PNIAF da una cifra de 4644 “Sitios de entierro” (nombre que propone
el plan para las fosas”) (p. 209), de las cuales 2200 cuentan con constatación
preliminar. La sola mención de esta cifra es ciertamente un aporte a la investigación
de los desaparecidos y ejecutados extrajudicialmente y a la comprensión de los
procesos de violencia política que vivió el país.

El cuarto aporte es el correspondiente a los Registros Antemortem. El PNIAF


menciona el registro de 1884 Fichas Antemortem, de las cuales 1504 se encuentran
dentro de una Base de Datos Antemortem. Esta información es un gran aporte a la
búsqueda de los restos mortales de los desaparecidos. La información Antemortem
es aquella referida a la “memoria” biológica y social de los desaparecidos que
sufrieron detención arbitraria y/o ejecución extrajudicial, con fines de identificación
antropológico forense (“identificación con los métodos de la antropología
forense”). Sin esta información no es posible devolver la identidad a restos humanos
esqueletizados, teniendo en cuenta que los análisis de ADN (Identificación Absoluta
Positiva) es un recurso de un costo muy alto que el Perú no está en condiciones de
ofrecer, lo que no viabiliza la judicialización de los casos.

Por esta razón, el quinto aporte lo constituye la recomendación para la adopción de


medidas legales que logren el “reconocimiento y validez jurídica de la pericia
antropológico forense”. La identificación por los métodos tradicionales de la
antropología forense así como la determinación de los análisis post mortem
relacionados a las circunstancias de la muerte de la víctima, es decir causa y modo
de muerte, son parte de las pericias especializadas y que deben ser reconocidas por
medio de mecanismos legales específicos. Con este aporte se integra la
jurisprudencia desarrollada por Tribunales Internacionales con respecto a la validez
de los protocolos forenses como prueba judicial en cualquier corte.

Tareas pendientes y preguntas:

En términos de la organización de la Comisión Nacional para Personas


Desaparecidas (CNPD) deben ser resueltas las siguientes preguntas:
¿Quién crea a la CNPD, el Congreso de la República o mediante decreto del Poder
Ejecutivo? ¿En qué plazo deberá ser creada la CNPD y cuáles son las propuestas

65
para el trabajo antropológico forense hasta que esta entre en funcionamiento? El
Congreso debería crear esta instancia consultiva, para una mayor seguridad y
continuidad.

¿Cuáles serían los mecanismos de representación de los familiares de las víctimas en


la CNPD?, ¿Sería una representación única o cada una de las organizaciones
participará directamente?, ¿Cuáles serán las formas de representación de aquellos
familiares de las víctimas que no están representadas por ninguna organización?

¿Cómo se estructura la CNPD?, ¿Es una representación colegiada que toma


decisiones por consenso o tendrá un comité directivo?, ¿Cuáles serán los
mecanismos en la toma de decisiones de la CNPD?, ¿Tendrán voto todas las
instituciones representadas?, ¿Cuánto tiempo deberá durar la Comisión? ¿Se le debe
dar un plazo fijo o durará hasta la finalización de la tarea de recuperar a todos los
desaparecidos posibles?

La creación de una Oficina para Desaparecidos (OPD) encierra también una serie
de preguntas:
En primer lugar y al igual que en el caso de la CNPD, ¿Cuáles son los mecanismos
y los plazos para su creación?

¿Podrán participar en la OPD Equipos de Antropología forense independientes


como peritos o solo personas naturales?, ¿La OPD sería la única entidad que pueda
llevar a cabo intervenciones antropológico forenses?, ¿De que modo favorece la
OPD a la conformación de nuevos equipos?, ¿Podrá la OPD firmar convenios con
equipos forenses especializados nacionales o internacionales, para el desarrollo de
las exhumaciones en el Perú?.

¿Cuál es el sistema de selección de los especialistas forenses que participan de la


OPD? ¿Deben ser contratados por recomendación de la CNPD o se deben establecer
mecanismos de concurso público a partir de los requerimientos curriculares?

¿Cuáles son los requerimientos mínimos de personal que deberá tener la OPD para
llevar adelante sus tareas de forma rápida y eficaz, especialmente ante la cifra de
4644 lugares de entierro? El PNIAF de la CVR propone que al menos la OPD
desarrolle una intervención al mes. ¿Deberá la OPD apoyarse en la existencia de
equipos independientes para cumplir lo antes posible el hallazgo de los
desaparecidos ante tantos sitios de entierro?

El Instituto de Medicina Legal (IML) del Ministerio Publico ¿Aceptará las


recomendaciones en este aspecto de la CVR, dado que hasta el momento, este
organismo estatal considera que son única y exclusivamente ellos quienes deben
llevar adelante las investigaciones antropológicas forenses?

Este es un punto central en las discusiones acerca del PNIAF. Al respecto


consideramos, que el IML debería dar un paso al costado pero, al mismo tiempo,
ofrecer todo su apoyo para el desarrollo de estas tareas. A este respecto, se deben
establecer las modificaciones necesarias al marco legal para que el Estado a través
de sus instituciones acepten las recomendaciones del Protocolo de Minessotta de
Naciones Unidas, en donde se recomienda que “en caso de violaciones a los
derechos humanos en donde este involucrado el Estado, este no debe ni puede

66
investigarse a sí mismo”, y se pueda incluir en el Código Procesal Penal,
Reglamento de Peritajes, entre otros instrumentos jurídicos.

La OPD se inspira en la experiencia realizada por el Tribunal Penal Internacional


para los crímenes de guerra en la ex Yugoslavia y en la reciente Oficina de Personas
Desaparecidas y Ciencias Forenses de las Naciones Unidas en Kósovo. Allí se
cuenta con organizaciones similares a la CNPD y la OPD que las recomendaciones
de la CVR proponen crear y constituir legalmente en el Perú, en la que equipos de
antropología forense nacionales y extranjeros, ejecutan las labores de investigación
en forma independiente.

Acerca del Registro Nacional de Sitios de Entierro nos hacemos las siguientes
preguntas, que nos permitan establecer un balance de la investigación antropológica
forense realizada por la CVR y de lo queda aun pendiente por realizar:

De los 2200 Sitios de Entierro con “constatación preliminar” según el PNIAF


¿Cuántos de ellos han sido inspeccionados con personal especializado en
antropología forense por la CVR?, ¿Cuántos a los inspeccionados por la Defensoría
del Pueblo y cuantos inspeccionados por ONGs de DDHH sin personal
especializado?, ¿Cuántos corresponden a Sitios de Entierro con víctimas no
identificadas y cuántos a víctimas identificadas? Es decir, nos referimos a las
víctimas de desaparición forzada de las cuales se conoce su lugar de entierro.

¿Cuál es la estimación del tiempo necesario para inspeccionar los 4644 sitios? y
¿Cuánto tiempo se necesitaría para revisitar aquellos no inspeccionados por personal
no especializado?, ¿Cuál es la distribución territorial de los lugares de entierro y
cómo se vinculan estos a los procesos de violencia?

¿Cuales son los datos de un “mapa inteligente”? Sabemos que hay información
sensible que no se puede publicar por razones obvias, sin embargo el dato
inteligente, es conocer a través de la inspección preliminar el tipo de sitios de
entierro “clandestino”, en que lugares hubo recurrencia de eventos y en que periodos
de tiempo, para reconocer las estrategias y la cadena de mando, tipo de población,
presuntas víctimas, posibles familiares, etc. Toda esta información falta para
establecer y planificar una estrategia optima para un Plan Nacional de Intervención
Antropológica Forense.

Finalmente, por ahora, nos preguntamos, de los más de 7000 desaparecidos citados
por la CVR (lista “Para que no te Olvides”), según los testimonios ya sistematizados
en las bases de datos de la CVR, ¿Cuántos tienen lugar de entierro conocido?,
¿Cuántos faltan aún por ubicar?

Estos datos son básicos para establecer estimaciones de tiempo (años de trabajo) y
para, justamente, “planear” la realización de las acciones de reconocimiento y
evaluación que deberán se incluidas en el PNIAF.

Al respecto de las interrogantes planteadas en este tema, a nuestro entender son


datos interpretativos que no tienen carácter reservado o sensible para la integridad
personal de los testigos y sí, más bien, son aportes fundamentales de la antropología
forense para entender los patrones de violaciones masivas de los derechos humanos

67
que sucedieron en el país. ¿Cómo podemos obtener esa información que debería ser
pública?

En cuanto al Registro Antemortem nos planteamos las siguientes preguntas:

¿Cuántas personas con lugar de entierro conocido cuentan con Ficha Antemortem?
Y por lo tanto, ¿De cuántos desaparecidos debemos buscar sus datos Antemortem a
fin de asegurar su identificación en caso de eventual hallazgo de sus restos?, ¿Cuál
es el mapa de la información Antemortem, que nos permita entender las tareas
pendientes a este respecto?

Es importante tener en cuenta que esta “memoria antemortem” no es información


reservada en sí misma y que estos testimonios deberían ser protegidos también
directamente por los familiares como individuos y como organizaciones. El EPAF
considera necesario que dichos testimonios regresen a las comunidades y a las
personas declarantes, por ser su derecho y parte de la memoria colectiva e individual
de los peruanos. ¿Cuáles son los mecanismos de devolución post CVR que podrían
ser establecidos?.

Los documentos de identidad de las víctimas en posesión de sus familiares son


también parte de su memoria Antemortem y documentos de gran importancia para la
identificación antropológica de las víctimas (edad, talla, estatura, aspecto facial,
rasgos individuales, patologías, etc.). Nos preguntamos si ¿Deben entregarse los
originales de los documentos de identidad, u otros, de las víctimas como parte de los
registros Antemortem?, ¿Deben las ONGs que trabajan en la judicialización de
casos de violaciones a los DDHH hacer esto?, ¿Tiene el Ministerio Público, la
Policía Nacional, el Ejército o cualquier otra institución pública aún en su poder este
tipo de documentos producto de las denuncias interpuestas por los familiares?

Sabemos que en la época muchos familiares han dado documentos originales en el


momento de la denuncia, se sabe que la gran parte de estos casos no han sido
investigados por el MP y el resultado después de tanto años es que se aplica una
regla que establece que luego de cinco años se quema la documentación. Esto nos
indica que habrá muchos casos que no tendrán la documentación probatoria; sin
embargo una Ficha Antemortem que es la “memoria biológica y social”, realizada a
familiares cercanos como padres y esposa (o), será de gran ayuda para demostrar
que esas personas existieron.

En cuanto a la conformación de una Mesa de Donantes con participación de la


comunidad internacional y del Estado será necesario:

Establecer un presupuesto anual basándose en la definición de un cronograma de


trabajo y de metas claras.

Establecer un plazo para la constitución de la Mesa de Donantes, así como


establecer las cuotas. Definir mecanismos de financiamiento que permitan iniciar
intervenciones antropológico forenses lo antes posible.

Garantizar la continuidad de la Mesa de Donantes a lo largo de la duración total del


plan (la cual debe ser establecida)

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El EPAF se encuentra discutiendo las posibles respuestas a estas preguntas y a
muchas de las tareas que serán necesarias de realizar. Sin embargo, consideramos
que es necesario que todos las organizaciones y personas interesadas en el tema de
la desaparición forzada y las ejecuciones extrajudiciales en el Perú iniciemos un
proceso de discusión al respecto para lo cual esperamos convocar una reunión al
respecto.

Propuesta y Tareas concretas para dar viabilidad al PNIAF:


Se debe completar un buen registro, es decir, bien estructurado, la precondición es
saber:
1.- Cuánta gente esta muerta y desaparecida
2.- Cuánta gente esta muerta y no se encontrará el cadáver.
3.- Cuánta gente esta desaparecida y no está en ninguna lista.
4.- Cuánta gente esta muerta, enterrada y está en lista de desaparecidos, etc.

Para conocer bien el problema hay que:


1.- Depurar la lista, persona por persona.
2.- Se necesita la biografía biológica de cada persona. Continuación del Registro
Antemortem.
3.- Se requiere del concurso de todas las personas y organizaciones que puedan
brindar esta información.
Solo un conocimiento estructurado nos llevará a qué queremos hacer y cómo
hacerlo

Objetivo Principal:
1.-Encontrar a las personas desaparecidas

Objetivos Secundarios:
1.- Judicializar la mayor cantidad de casos
2.- Devolver los restos mortales a sus familiares
3.- Partidas de defunción para resolver problemas legales y de reparación
4.- Traslado a cementerios públicos de víctimas en fosas individuales.
Hay un gran número de desaparecidos que no se van a encontrar. Pero sí podemos
saber cuántos son aproximadamente.

Recomendamos: Estandarizar todos los protocolos, registros, etc. de tal manera que
al trabajar los diferentes equipos forenses, se obtendrá los mismos resultados.

Finalmente un Plan de Intervención Antropológico Forense, desde una perspectiva


humanitaria deberá contar con:
1.- Listas depuradas
2.- Plan de Intervenciones Antropológico Forense (universos delimitados, plan de
acciones, cronograma y presupuesto en módulos de intervención)
3.- Protocolos bien estandarizados para judicializar.
4.-La OPD puede estar regido por la Defensoría del Pueblo, esta puede establecer la
mesa de donantes.
5.-El CNPD debería funcionar como un Consejo Veedor, para evitar la
burocratización que puede afectar el trabajo.

Estrategias:

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1.- Organización intergrupal centralizada, de apoyo a las recomendaciones forenses
(equipos forenses, ONGs. de DDHH, Asociaciones de Familiares de desaparecidos,
organizaciones humanitarias, etc.)
2.- Delegación de peritajes a los equipos forenses independientes (para casos en
donde el Estado es el presunto autor).
3.- Capacitación y Promoción de Equipos
4.- Apertura de la reserva del Registro Nacional de Sitios de Entierro de la CVR.
5.- Financiamiento: Mesa de Donantes y gestiones independientes de equipos.

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