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con la aplicación del método científico los hechos que rodearon la muerte de una
persona.
“La Antropología Forense es esa rama de la Antropología Física, que para propósitos
forenses trabaja con restos mas o menos esqueletizados, que se conozca o que se
sospeche que son humanos”. - T.D. Stewart, 1979 -
“La Antropología Forense es la rama aplicada de la Antropología Física que tiene que
ver con la identificación de restos humanos en un contexto legal. La Antropología
Forense se centra en el análisis de restos irreconocibles, con miras a identificar los
decesos y formular opiniones respecto a las circunstancias que rodearon la muerte”.
K.J. Reichs, 1986
“En años recientes en tanto la investigación de la escena del crimen ha sido mas
compleja y sofisticada, así mismo la labor de los antropólogos forenses. Los
Antropólogos forenses asisten a los especialistas legales y médicos para identificar
restos humanos conocidos o que se cree que correspondan a humanos. La ciencia
de la antropología forense incluye excavación arqueológica, examen de cabello,
insectos, materiales vegetales y huellas, determinación de tiempo transcurrido de
muerte, reconstrucción facial, superposición fotográfica, detección de variantes
anatómicas y el análisis de tratamientos médicos y lesiones sufridas durante su vida”
- R.W. Mann and D.H. Ubelaker, 1991 -
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El interés del Hombre por conocer las características físicas internas y externas de
sus semejantes es casi innato y siempre ha estado allí. En su “Manual de
Antropología Física”, Juan Comas muestra un compendio histórico de personajes
famosos que realizaron descripciones acerca de la variabilidad física del ser humano
y su lugar en la naturaleza; por ejemplo menciona que Aristóteles representa un
avance de veinte siglos en este tipo de conocimiento, ya que dice que “el cerebro del
hombre es mucho mayor que el del resto de los animales, proporcionalmente a la
masa del cuerpo”, también que “el brazo de los monos es corto en relación con el
antebrazo, y lo mismo en el muslo respecto a la pierna”; esta última característica
diferencial, menciona Comas, fue reconocida como exacta dos mil años más tarde
por E. Tyson, Ch. White y Bufón (Comas, 1966:21).
Desde comienzos del siglo XIX gran cantidad de científicos y otras investigadores se
interesaron en realizar mediciones sobre cadáveres y personas vivas, también se
practicaron estudios de carácter morfométrico sobre cráneos y esqueletos
(craneometría y osteometría respectivamente). Algunos de estos estudios iniciales
estuvieron influenciados por tintes racistas y lamentablemente utilizados como
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parámetros para establecer diferencias a nivel social , no obstante, cabe agregar que
dichos estudios constituyeron el punto de partida de las actuales mediciones
osteomorfométricas y somatométricas, las cuales han tenido importantes
aplicaciones en diferentes campos científicos y sociales del devenir humano
contemporáneo, un ejemplo claro de ello es su utilización en la antropología forense
y en el campo de la criminalística.
Para el caso de Colombia, desde el año 1999 el grupo de antropología forense del IN
MLCF ha venido realizando investigaciones en antropología física de tipo poblacional
a nivel osteométrico y odontométrico con muestras provenientes de población
colombiana de morgue; dichos estudios se unen a los trabajos reportados en este
campo en el país (impulsados en su mayoría por el laboratorio de antropología
biológica de la Universidad Nacional y Asociación Colombiana de Antropología
Forense) para construir los estándares métricos de nuestra población y para conocer
más acerca de nuestra variabilidad biológica.
Para quienes deseen profundizar sobre el tema recomendamos leer la excelente obra del
recientemente fallecido Stephen Jay Gould, “La Falsa Medida del Hombre” Editorial Crítica, Colección
Drakontos, 1997, Barcelona - España
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1.3 HISTORIA DE LA ANTROPOLOGÍA FORENSE
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En 1962, Krogman escribió The Human Skeleton in Forensic Medicine, el primer libro
sobre antropología forense (revisado y adaptado por Krogman & Iscan, 1986), este
texto es una compilación de técnicas e historias de caso de la identificación de restos
humanos, en el texto Krogman muestra métodos para determinar la edad, ancestro y
estatura, al igual que características individualizantes y técnicas de reconstrucción
facial sobre el cráneo; esta importante publicación fue el resultado de las
investigaciones de una gran cantidad de antropólogos físicos y otros científicos en el
campo forense. Este texto ha sido descrito como “el mejor, o uno de los mejores
textos sobre antropología forense” (Iscan,1988:205).
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Como el número de antropólogos forenses se ha incrementado, así mismo sucede
con la vinculación de diversos científicos asociados a los casos forenses. La
estandarización de las colecciones ha recibido mucha atención (Moore-Jansen y
Jantz, 1990), dándole un especial énfasis un amplio número de factores que están
siendo registrados.
1.3.3 ARGENTINA
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Desde 1986 los miembros del EAAF han realizado viajes a diferentes partes del
mundo para conducir investigaciones de casos, dictar seminarios y conferencias, con
el objeto de difundir la importancia de las ciencias forenses en la comprobación
científica de violaciones a los derechos humanos. Como parte de esta actividad un
énfasis muy grande ha sido dado a la tarea de formar equipos similares de expertos
en Antropología Forense en cada uno de los lugares visitados.
1.3.4 GUATEMALA
Antecedentes
En http:www.eaaf.org.ar/guatemala.htm
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Estas desapariciones fueron un intento de eliminar cualquier apoyo que la guerrilla
pudiera encontrar en los campesinos indígenas y ladinos, así como terminar con
cualquier disidencia organizada o no. Por ejemplo: "en la llamada campaña Victoria
82, miles de campesinos guatemaltecos fueron asesinados, cientos de aldeas
destruidas y cerca de un millón de personas se refugiaron". (Americas Watch, 1986)
"Miles de guatemaltecos emigraron a México o fueron relocalizados forzosamente
por el Ejército en otras partes del país". (Amnesty International, 1981).
Los miembros de las PACs patrullan sus propias aldeas y a veces participan de
secuestros y/o asesinatos. Están armados con machetes, palos y viejos rifles
provistos por el ejército. Las PACs son una parte importante de la estrategia de
contrainsurgencia. Quien se opone a participar en ellas pone su vida en riesgo, son
identificados como "subversivos" y a veces desaparecen o son asesinados. Según el
Ministro de Defensa de Guatemala, en 1993 537.000 aldeanos sirvieron en las PACs.
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Muchas de las personas que habían sido secuestradas o desaparecidas en
Guatemala fueron asesinadas y enterradas en fosas comunes clandestinas en el
campo. En muchas ocasiones, organizaciones de derechos humanos locales e
internacionales denunciaron la existencia de estas fosas clandestinas y pidieron la
investigación completa a través de una Comisión Especial Investigadora sobre la
desaparición de personas.
Un miembro del EAAF, financiado por la AAAS, retornó en 1993 para intercambiar
experiencias con el equipo local recientemente formado, Equipo Guatemalteco de
Antropología Forense (EGAF). El EGAF es una organización no gubernamental
actualmente formada por 9 miembros, que conducen trabajos de antropología
forense en el campo de los derechos humanos en Guatemala y otros países
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Gracias al interés de varios arqueólogos y al entonces director de la Academia
Colombiana de Historia, Gregorio Hernández de Alba, se diseñó un proyecto que
tenia como objetivo general rescatar los personajes que se encontraban en las
tumbas del convento, pues de no ser así se corría el riesgo de que este patrimonio
religioso, biológico y cultural desapareciera por siempre.
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territorio colombiano; a este respecto, posiblemente el grupo humano prehispánico
que mas ha sido estudiado en nuestro país desde la perspectiva de la antropología
biológica ha sido el Muisca, quienes habitaron especialmente el altiplano
cundiboyacense. Gracias a estos estudios se han propuesto diferentes hipótesis
sobre sus orígenes, pautas de asentamiento, patrones funerarios, patologías
predominantes, entre otras; las investigaciones en esta última población han sido
lideradas por los departamentos de antropología de la Universidad Nacional y
Universidad de Los Andes.
De otro lado se puede decir que el primer contacto que tuvo la antropología biológica
con el contexto forense en nuestro país fue hacia el año 1985, cuando se reportó el
hallazgo de unos cadáveres esqueletizados en la “Cueva de la Trementina”,
municipio de Becerril, departamento del Cesar (norte de Colombia).
El estudio de los cuerpos fue realizado por el Dr. Gonzalo Correal Urrego, experto
antropólogo físico y actualmente profesor emérito de la Universidad Nacional de
Colombia, también participaron en el informe final el Dr. Luis Alberto Pilonieta,
médico del Instituto Nacional de Medicina Legal y el Dr. José N. González, juez de
instrucción de Valledupar (Correal:1985:89)
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El anterior fue el primer caso oficial en que las autoridades solicitaron un concepto
científico sobre unos cadáveres desde la óptica de la antropología biológica y que
dados sus resultados vendría a tratarse de un caso “no forense”, sin embargo, el
hecho de que los interrogantes fueran planteados dentro de un contexto judicial
hacen que ese dictamen de antropología biológica se convirtiera indudablemente en
el primer dictamen de antropología forense realizado en nuestro país.
Cabe resaltar que además del Dr. Correal, también existían en el país varios
antropólogos de la “vieja escuela”, expertos en el análisis de restos óseos humanos;
entre ellos no podemos dejar de mencionar al Dr. Jorge Eliécer Silva Célis, otro
pionero de los estudios de antropología física en nuestro país, fundador del Museo
Arqueológico de Sogamoso (Colombia), lugar que alberga una de las colecciones
óseas de referencia más importantes de la población prehispánica Muisca.
Otro antecedente que podríamos vincular a los inicios de la antropología forense,
fueron las clases impartidas por abogados en la facultad de Derecho de la
Universidad Nacional hacia la década de los cuarenta, donde se discutían a nivel
académico los planteamientos de la Escuela Lombrosiana sobre la relación existente
entre la morfología craneal - cerebral y algunas conductas delictivas, hipótesis por
cierto ya reevaluadas.
En el año 1990 el Instituto Nacional de Medicina Legal, con sede en Bogotá D.C.
implementó el primer laboratorio de Antropología Forense en el país, cuyas funciones
eran atender el estudio de casos de su área a nivel nacional y con el fin de apoyar
las necropsias medico legales de casos complejos.
Esta excavación se dio debido a que una vez culminaron los fatídicos hechos en el
año 1985, los cadáveres y restos humanos (la mayoría carbonizados) necropsiados
no lograron ser identificados positivamente, por lo que fueron posteriormente
inhumados en una fosa común del Cementerio del Sur en la ciudad de Bogotá.
Hacia el año 1998, uno de los antropólogos forenses del Instituto de Medicina Legal
fue el primer colombiano invitado por las Naciones Unidas a participar en las labores
de búsqueda, exhumación y análisis de los cientos de personas que fueron
asesinadas en la antigua Yugoslavia; posteriormente algunos antropólogos de la
Universidad Nacional, médicos, odontólogos y técnicos balísticos del Instituto de
Medicina Legal y de la Fiscalía han sido invitados a apoyar estas labores
humanitarias, que a su vez tienen como objetivo principal la búsqueda de evidencias
físicas y pruebas que permitan a tribunales internacionales juzgar a los criminales
responsables de violaciones al DIH en esa área del mundo.
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De otro lado, a partir del año 1999 el laboratorio de antropología forense del Instituto
de Medicina Legal emprendió investigaciones a nivel poblacional en el campo de la
antropología física, especialmente a nivel osteométrico, odontométrico y
somatométrico con muestras extraídas de cadáveres ingresados a la sala de
necropsias. El objetivo de estos estudios ha estado enfocado a intentar establecer
los estándares osteométricos y odontométricos de la población colombiana,
necesarios para optimizar el proceso de identificación de cadáveres clasificados
como NN.
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La ACAF es la única entidad no gubernamental que fue nombrada por el Consejo
Superior de la Judicatura durante el año 2002 como Perito Auxiliar de la Justicia en el
área de antropología forense y criminalística a nivel nacional.
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estos últimos apoyados por una profesional médica, cifra de peritos por cierto mínima
si se tiene en cuenta la gran cantidad de cadáveres correspondientes a casos
complejos que son reportados a nivel nacional por las diferentes autoridades y que
no pueden ser apoyados en su totalidad por los actuales antropólogos forenses.
Lo anterior lamentablemente genera que gran cantidad de estos cuerpos sean
inhumados en fosas estatales sin lograr su identificación positiva, o por lo menos con
elementos que permitan orientarla; lo que tácitamente genera impunidad en estos
crímenes y lo cual va en detrimento de la investigación médico-legal de las muertes y
de la misma sociedad.
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De otro lado, vale la pena resaltar que es desde entidades estatales colombianas
que la antropología forense ha logrado alcanzar su actual grado de desarrollo, evento
que se dio de manera un tanto diferente en los países demás países
latinoamericanos.