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TEXTO: “Introducción a la historia de la arquitectura” Alonso Pereira

Capítulo 11: La cabaña cristiana

Relación entre iglesia y ciudad


En la edad media, cada obra arquitectónica se consideraba como parte de la continuidad que se extendía en el espacio y
en el tiempo, no como un objeto abstracto e inmutable.
“La continuidad de las modificaciones impresas en el entorno”. Leonardo Benevolo
La ciudad medieval tiene un significado preponderante sobre los edificios concretos. La cabaña cristiana se enlaza con
otras construcciones y se prolonga en ellas, presentando una cualidad orgánica de expansión y articulación de los
edificios. La importancia del factor cultural se opone al sentido unívoco clásico.
Los edificios religiosos en el Medioevo cumplen una función singular en el organismo del ciudadano, manifestando la
tendencia general del desarrollo urbano y resaltando el perfil de la ciudad.
La iglesia medieval puede definirse como la cabaña cristiana, que es un objeto excavado, una cueva en donde el espacio
interior es el predominante y condiciona la expresión exterior, por muy brillante que sea esta.

La basílica paleocristiana
Tiene su origen en la basílica romana, puede plantearse la evolución de ambas a partir de la stoa griega, siendo el
espacio basilical el resultante de la cubrición del espacio que media entre dos stoas enfrentadas.
La basílica romana es simétrica con respecto a los dos ejes, por lo tanto, crea un espacio que tiene como centro preciso
y único, función del edificio, no del camino del hombre.
El arquitecto cristiano suprime un ábside y desplaza la entrada al lado menor. Se rompe así la doble simetría del
rectángulo, dejando solo el eje longitudinal y haciendo de el la directriz del camino humano. La concepción del plano y
del espacio, tiene una sola medida de carácter dinámico: la trayectoria del observador.
ELEMENTOS QUE DETERMINAN LA ARQUITECTURA EN LA EDAD MEDIA:
- Espacio basilical o nave principal.
Naves laterales
- Stoas o naves laterales.
- La exedra, ábside, cabecera absidial o presbiterio (recibe
diferentes nombres según su forma). Espacio basilical
La separación entre el espacio basilical y la cabecera se reduce a un
estrechamiento llamado arco triunfal. Naves laterales

Esta solución se complica en basílicas paleocristianas coetáneas, en las que el


arco triunfal se dobla en dos. Esto determina la aparición de un nuevo espacio
Transepto

que denominamos transepto. Puede inscribirse a la anchura del espacio


basilical, pero por lo general se prolonga más allá de las naves laterales.
Construyendo una nave transversal. La basílica paleocristiana caracteriza su
espacio por la directriz humana.
En ocasiones, la arquitectura paleocristiana utiliza estructuras de planta central
unitarias o cruciformes, para tumbas, baptisterios y capillas.
La cabaña cristiana tiene su entrada orientada siempre al oeste y su cabecera siempre al este. La basílica se constituye a
base de dos muros porticados paralelos. Se trata de una obra de construcción algo descuidada que suele aprovechar
materiales y elementos de otros lugares, sin demasiada preocupación por el aspecto unitario.
Reelaboran el repertorio técnico de la antigüedad con el espíritu libre de prejuicios, iniciando así la arquitectura
medieval. Los edificios paleocristianos tienen un significado programático que va más allá de ellos mismos.

La arquitectura cristiana oriental


Podemos caracterizar la arquitectura bizantina y eslava por la evolución y la articulación de tres elementos: el espacio
centralizado, la iconostasis y el triforio.

Santa Sofía de Constantinopla (532-537): se intenta centralizar la


dualidad nave-ábside, siempre longitudinal y hacerla centrípeta, al unir
una con otra. Posee una gran cúpula que se apoya en sendas
semicúpulas. Parece flotar sobre el edificio, haciendo de Santa Sofía un
espacio fluido y continuo.
Los dos tipos principales de arquitectura religiosa bizantina fueron:
- La basílica, arranca directamente de la arquitectura paleocristiana, introduciendo una aceleración direccional.
- La iglesia centralizada, adquiere un rico y variado desarrollo tipológico que va desde la iglesia central de planta
cuadrada cubierta por una o varias cúpulas o la iglesia centralizada de cuatro pilares y cinco cúpulas hasta la de tipo
basilical combinada con la de planta de cruz, que tanta influencia tendrá en la Edad del Humanismo.
La nave y la exedra se diferencian cuando la realidad litúrgica interpone una pantalla vertical continua o semi continua
que, a manera de telón, separa ópticamente ambos elementos. Esta pantalla o iconostasis será una constante en la
arquitectura en cuanto separa a los fieles de los oficiantes durante la celebración litúrgica.
En ocasiones es difícil entender la planimetría eclesiástica bizantina, debido a que tiende a organismos cada vez más
simétricos, unitarios y repetitivos. Asemejándolos muchas veces a arquitecturas orientales.

La arquitectura cristiana occidental


Caracterizado por la constante mutación de los sistemas constructivos, se produce dentro de una articulación espacial y
formal progresiva, basada en esa idea de progreso continuo que está en la esencia del pensamiento occidental.
Esta evolución está centrada en la relación variable que se establece entre el transepto y la cabecera absidial, cuya
articulación resalta las diferencias espaciales y funcionales, y cuya intersección determina el crucero, acentuando
volumétricamente en ocasiones mediante agujas, cimborrios o cúpulas.
El transepto tiende a adquirir un espacio y una complejidad en consonancia con las de la basílica, de modo que llega a
duplicar y aun triplicar su desarrollo en consonancia con el conjunto basilical, teniendo una, tres o cinco naves a
semejanza de aquel.
La planimetría recuerda a la forma de cruz, correspondiente al símbolo del cristianismo, generando la paradoja de una
arquitectura que en su formulación más abstracta viene a ser un ideograma de la función que representa.
La relación existente entre el transepto y el conjunto nave- ábside, determina las figuras planimétricas conocidas con los
nombres de planta de “cruz griega” o de “cruz latina”, según se igualen o no a las dimensiones longitudinal y transversal
del templo.
La altimetría del templo nos da referencias claras acerca de la espacialidad arquitectónica perseguida tanto según la
relación alto/ancho de la nave principal, como según la relación que se establece entre la altura de esta nave principal y
las naves laterales.
Es posible caracterizar cada templo medieval como parte de una cadena evolutiva bien conocida. Al referirnos al
proceso espacial y estilístico, pesa la importancia del factor temporal.

TEXTO: “Historia de la arquitectura” Kostoff S.


Capítulo 11: El triunfo de Cristo

Roma del siglo III


Las legiones de roma no podían mantener a los predadores a raya. La frontera norte se rompió y comenzaron a entrar
flujos incontrolables de pueblos de los márgenes del Imperio. Roma se sentía vulnerable.

Un cambio de mentalidad
Roma en decadencia. Varias metrópolis provinciales rivalizaron con roma en apariencia e incluso en prestigio. La
supremacía de Roma paso a ser una cuestión de tradición, ya que el cargo imperial debía ser compartido por custro
personas. Surgen nuevas capitales, y algunas ciudades situadas en lugares estratégicos fueron convertidas en sedes del
gobierno central.
Crisis militar, económica y espiritual. Necesidad de un sostén espiritual.
Los retratos imperiales se hicieron mas íntimos en la época de Adriano. Parecía destinado a reflejar las ambigüedades
psicológicas del sujeto. Rechazo de la idealización o glorificación del emperador, resurgimiento de la virtus republicana.

Cultos de misterios
Nueva insatisfacción de los cultos del estado arraigo en el mundo romano en el siglo III. La fe en los cultos del estado
indicaba lealtad al estado.
Las deidades orientales fueron debidamente adoptadas e introducidas en el Panteón romano.
Los santuarios de Mitra (dios) eran subterráneos y se abovedaban imitando cuevas, lo que en realidad era un símbolo de
la bóveda celeste. La imagen de culto representaba a Mitra montando a un toro presto a ser sacrificado.
Cristo se sacrificó para la salvación del mundo, y después resucito de entre los muertos. Su cuerpo y su sangre se
convirtieron en el objeto central de la adoración cristiana. La arquitectura cristiana tenia que proveer para los
sacramentos (bautismo y misa). Los lugares de culto eran sumamente modestos.
Cementerios, lugar distinto del cristianismo primitivo. La cremación estaba descartada, puesto que la resurrección de los
muertos se entendía literalmente. La iglesia cristiana asumió entonces la responsabilidad de organizar y administrar
cementerios para el uso exclusivo de su propio rebaño.
Las catacumbas de roma son las mejores conocidas de estos cementerios subterráneos, que comenzaron de una
manera ordenada, pero con el aumento de masas cristianas, tuvo lugar un crecimiento laberíntico y en varias plantas.

Arquitectura pagana tardía


Los prominentes monumentos del siglo III, son el prodigioso canto del cisne en una cultura pagana en retirada. La
arquitectura romana perfeccionará su identidad formal y producirá obras nuevas, culminadoras de un proceso.
Novedad en el diseño antiguo tardío. Evolución del espacio longitudinal abovedado. Progresión paralela de los espacios
centralizados con cúpula.
Esta progresión esta controlada por tres tendencias relacionadas: el gusto por la altura, la ampliación del espacio de
ventanas y la apertura del núcleo cupulado a espacios contiguos semiindependientes.
Una técnica producía bóvedas hechas de tubos de terracota huecos, encajados uno dentro de otro y dispuestos en
hileras concéntricas.

El alojamiento del reino de los cielos


Residencias imperiales, antitéticas en su trazado, resumen juntas la rica experiencia del ambiente arquitectónico
romano en su apogeo.
Orden pintoresco que imita al conjunto laxo de unidades independientes en la villa de Adriano, que allí se justifica por lo
extenso y las peculiaridades del terreno.

La conversión de Constantino
El sistema de cuatro gobernantes tambaleó luego de la adjudicación de Diocleciano. El joven Constantino, que
gobernaba el norte, precipitó la guerra civil.
Constantino había anunciado que abrazaba el cristianismo, un culto oriental creciente pero todavía ilegal, cuyos
partidarios en la ciudad constituían una pequeña minoría. Ahora, Constantino atribuyo la victoria a su nueva fe. Cristo
era el rey eterno, y el emperador victorioso sería su siervo y su virrey en la tierra.
La iglesia se regocijaba. La jerarquía eclesiástica se organizo en una ordenada infraestructura que se introducía en el
gran cuerpo del estado.
El lugar donde debían erigirse los principales monumentos cristianos estaba ya predeterminado. El país había sido
señalado con los acontecimientos terrenos de la vida de cristo y los movimientos de los apóstoles y los mártires.
Pero la forma que debían tener no había sido prescrita por la fe y aquí radicaba el interés y la innovación. Así, la iglesia
cristiana podía depender de las basílicas cristianas de las ciudades romanas como tipo constructivo, y para los
baptisterios y santuarios de martirología, de las formas centralizadas de los conjuntos de baños romanos o de los
mausoleos imperiales.
Las imágenes pintadas crearon un ambiente específico.

Arquitectura de multitudes y de circunstancias


En términos arquitectónicos, un rasgo que distingue a la mas simple de entre las iglesias parroquiales respecto a los
espacios de reunión preconstantinianos, es el ábside. En la arquitectura romana el ábside era la culminación mas
notable del eje longitudinal de las salas oficiales y los templos. Era el escenario adoselado para la persona imperial o
para las imágenes de los dioses en cuyas filas había sido admitido el emperador a partir de Augusto. Ahora el ábside
había pasado a ser la cúspide del espacio congregacional donde Cristo residía con su séquito. El obispo y sus presbíteros
se sentaban debajo del ábside. El altar quedó establecido en un punto en que el ábside se unía al espacio reservado a la
multitud o nave. A uno de sus lados, el púlpito elevado llamado ambo se empleaba para la lectura del evangelio.
La fórmula consistía básicamente en una sala rectangular, cuyo eje longitudinal respondía a la procesión del ofertorio de
los fieles, el ábside constituía el punto culminante del acto.
El foro estaba en el frente del eje longitudinal del edificio, siendo un patio columnado llamado atrium. La nueva catedral
de roma construida por Constantino, es el ejemplo más temprano de estas iglesias de promoción imperial.
La catedral se valió de la rica estética del color y la luz, que se habían convertido en el sello distintivo del patronazgo
imperial. Rechazaba el estilo abovedado en sí mismo, los espacios flotarites y cargados de arcadas de edificios casi
contemporáneos. Volvía a caer en el anticuado diseño clasicista, estructuralmente retrógrado y casi revivalista en las
formas. La intención pudo haber sido disociar a la iglesia de la mayoría de las actividades públicas del mundo pagano.
Cualquiera fuera la razón para ello, se evitó abovedar las iglesias de culto regular durante un siglo o más, con la
excepción de la semicúpula del ábside. En Roma y en los demás lugares, los constructores proyectaron en ocasiones un
robusto clasicismo con filas de columnas muy juntas, con capiteles aprovechados y vigorosos entablamientos de
mármol. Las columnas de la nave central soportaban arcadas, cuya rosca estaba revestida de mármol. Este alzado plano
se continuaba hacia arriba en el muro del claristorio. Se creo así una caja inmaterial, hecha de superficies planas y
brillantes sobre columnas que parecían posarse suavemente en el suelo pavimentado de un espacio etéreo que flotaba
libremente.
Las fachadas raramente eran imponentes. La iglesia también necesitaba un tipo de edificio que podían llamarse de
circunstancias. Estaban concebidos para ritos concretos en lugares de santidad especial, como las tumbas de los
mártires o lugares sagrados asociados con el cristianismo. Para ello el arquitecto levantaba un baldaquino directamente
sobre el objeto, o una cúpula que simbolizaba el cielo y que señalaría el objeto como sagrado.
Necesidades arquitectónicas de los martyria, centros de peregrinación que atraían un flujo constante de personas.

La primacía de Constantinopla
En los siglos V y VI, algunos de los experimentos más interesantes de la arquitectura cristiana estaban destinados a
conseguir la fusión entre las formas de las construcciones de multitudes y las de circunstancia. Dos de estos
experimentos son excepcionales: San Vital de Rávena y Santa Sofía de Constantinopla. Los dos pertenecieron al reinado
del emperador Justiniano.

(descripciones de las iglesias páginas 16-19)

La segunda roma
La ciudad era una península más o menos triangular, rodeada por agua excepto al oeste, que estaba protegida por una
formidable cortina de murallas de 6km de largo.
Períbolos, amplia terraza.
La construcción consistía en un núcleo cascote revestido con bandas alternadas de ladrillo y mampostería de sillares. De
las distintas puertas principales, la más al sur, llamada Puerta Dorada, era utilizada como entrada ceremonial a la
ciudad. Allí comenzaba el Mese, la avenida que conducía al este, al corazón de la ciudad y al complejo palaciego. Una
serie de cisternas subterráneas permitían a la ciudad resistir largos sitios.
Esta ciudad primitiva llamada BIZANCIO, se agrupaba alrededor de la vieja acrópolis.
Constantinopla había de ser la segunda roma, porque constituían parecidos deliberados.

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