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Universidad Católica Boliviana “San Pablo” Psicoanálisis

Facultad de Ciencias Humanas y Sociales

Departamento de Psicología

TRABAJO 6: GRAFO 0

DOCENTE:
Gabriela Urriolagoitia

ALUMNA:
Adriana Mercado

22 de mayo de 2022
GRAFO 0

1. Explicar la subversión del signo lingüístico

Existe una concepción saussureana de significación, que es planteada en términos de


signos; al hablar de la subversión del signo lingüístico, podemos hablar de la concepción
lacaniana, que la opondrá en términos de significancia, refiriéndose a la articulación entre
significantes que producen efectos de significado. Ahora bien, para Saussure la
representación del signo lingüístico se entenderá de la siguiente manera:

Esta relación quiere decir que el significante es arbitrario con relación al concepto, pero
también habla de un dominio “cerrado” del signo, pues este será impuesto a la comunidad
que lo empleará. Así, para Saussure, el signo formará parte de un sistema y tendrá una
relación positiva entre el significado y significante (complementaria), sino también una
relación negativa y diferencial con otros signos.

Para Lacan, el signo leído desde Freud, producirá una nueva notación:

En esta nueva notación podemos ver una inversión de términos y la anulación del
paralelismo, apareciendo la S, que marcará una “primacía” del significante. Por otro lado,
no existe la “elipse” que le daba la unidad al signo, marcando su relación “positiva” según
Saussure, sino que ya no se habla de “las dos caras inseparables” del signo, sino de dos
“etapas” que indican dos órdenes diferentes. Esto habla de una ruptura del signo y con esto,
de la primacía del orden del significante. Aquí, el significante representa a un significado.
Este piso superior, donde la S radica, implica la característica fundamental del significante,
pues en el piso superior hay “una pura diferencia”, según Lacan. Así, se denota que en el
piso de abajo, tendrá una diferencia producida por la diferencia del significante mismo;
también se destaca que “no es que lo real divida al significante, sino que las diferencias
significantes dividen lo real” (pág. 30).
Teniendo esto en cuenta, se puede afirmar entonces que el significante no es “la otra
cara” del signo, sino que es una operación en la que se articulará una ley, pues esta ley se
rige en tanto la articulación entre significantes, serán los que producirán efectos de
significado. Estos significantes se definirán por su relación y diferencia con otros
significantes, por esto se dice que no necesariamente un significante coincide con la
palabra, pues este no se encontrará aislado, sino que hará cadenas con otros significantes
desplegados.
Por último, esta subversión del signo, permitirá al psicoanálisis despojar al significante
de la “arbitrariedad del Amo”, pues se desconoce la verdadera dimensión de un significante
y este no será reducible a una sola lectura, más bien, la tarea del psicoanalista será escuchar
a partir de las “innumerables lecturas” de lo que el significante pueda denominar, siendo
que sus propios efectos de sentido tan múltiples, serán indominables.

2. Explicar Grafo 0

El grafo expuesto en el texto es:

Este grafo es una representación de la “relación del sujeto con el significante” (pág.35).
Ahora bien, cada símbolo explicará algo, así tenemos:
∆ (Delta): Es el punto de partida y representa al “viviente mítico” que parte de una
necesidad qué satisfacer. El texto afirma que si se tratase de un animal, la línea recta se
dirigiría al objeto de su satisfacción, pero para esto primero, en el caso del Sujeto, este debe
pedirlo. Al no poder ir directamente al objeto, debe hacerse entender.
C: Es el lugar donde el sujeto mítico se encontrará con lo sincrónico del lenguaje. Este
punto también “indica el lugar donde [el sujeto mítico] se encuentra con el lenguaje como
obstáculo para el hallazgo del objeto, pues este lo desvía hacia M, donde el pedido se
produce.”
M: Es el “mensaje”, que debe tener un “código” para ser entendido, debe tomar reglas
para componerlo. Este mensaje será diacrónico.
SS: La línea SS hace referencia al circuito de la significación, que no se cierra en la
producción del mensaje, sino que debe esperar a ser sancionado por un código. Entre MC
existe un trazo para indicar que el mensaje es sancionado como una unidad de
significación, una unidad de sentido; que además, funcionarán como “hilos” que producirán
tensión entre sí al “abrocharlos” todos, así se “abrocharán” sentidos, y este acto de
“abrochar” será el efecto de la puntuación que se provoca cada vez que se sanciona un
mensaje. Así, “lo que era intencionalidad lingüística de Ca M, es ahora lo que el
interlocutor ha sancionado” (pág. 38). La direccionalidad hacia ambos lados implica un
efecto retroactivo.
S/ (Sujeto barrado): Quiere decir que al final del circuito, la intencionalidad del sujeto
mítico ha quedado anulada por la sanción del Otro, pues este será quien le de significado al
mensaje. Entonces se sustituye la intencionalidad del Sujeto, por la intencionalidad de un
Sujeto ahora barrado, con una intencionalidad abolida.

3. Explicar Necesidad, demanda y deseo

Necesidad: Esta necesidad implica al organismo en relación directa con su objeto; el sujeto
hablante, esta relación estaría perturbada, puesto que dicha necesidad debe atravesar el
lenguaje. Así, el sujeto mítico estará “signado” por la necesidad, que en su camino al
objeto, será interpelado por el lenguaje, así el autor nos dice, que “[el sujeto] estará
obligado a pedir, a demandar. Hasta sus descargas motrices serán sancionadas como
demandas.” (pág. 46).
Demanda: En este sentido, la demanda será la “articulación significante, [en ella] el sujeto
queda a merced del poder de la lectura del Otro” (pág. 47). El objeto, como objeto de la
necesidad, quedará enajenado.
Así, ambas (tanto demanda como necesidad) implicarán por resultado el deseo,
entonces:
Deseo: El deseo tendrá causa en el objeto a (el resto de una demanda), objeto que no estaría
delante del deseo, sino que sería la causa del deseo, una causa “perdida”. Tanto el que
demanda, como al que le llega la demanda, se encontrarían confrontados con una falta, pues
el primero pierde al transformar el deseo en significante, y el segundo, porque tendría que
responder a un deseo. En este sentido, el autor refiere a que existiría una condición absoluta
que es “la ley del deseo”. Sin embargo se habla de una paradoja del sujeto de la demanda,
pues tratará su deseo como si fuera de otro, pues su efecto significante es en el Otro.

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