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Facultad de Educación

Carrera de Educación Básica


Experiencia Laboral I

PROYECTO DE APRENDIZAJE Y SERVICIO (A+S)

1. Conceptualización

El Aprendizaje-Servicio (A+S) definido por Beatriz Rahmer y Marcela Manzanares (2011), es


una metodología basada en la experiencia solidaria “en la cual los estudiantes, docentes y
miembros de una institución comunitaria o pública trabajan juntos para satisfacer una necesidad
de una comunidad, integrando y aplicando conocimientos académicos” (p.2). Si quisiéramos
caracterizar el A+S por sus rasgos fundamentales, diríamos que:

a) Se trata de un servicio solidario destinado a atender necesidades reales y sentidas de una


comunidad
b) Protagonizado por los y las estudiantes
c) Planificado de forma integrada con los contenidos curriculares de aprendizaje y la
investigación.

En este caso, y en términos pedagógicos, el proyecto A+S busca mejorar la calidad de los
aprendizajes establecidos en los objetivos curriculares del curso de Taller de Reflexión I, en
segundo lugar, se busca una actividad de calidad y que signifique un aporte para la solución de
alguna problemática social real y paralelamente, fortalecer la formación valórica de los y las
estudiantes presentes en las actividades del curso, tales como la participación, la responsabilidad
social, el emprendimiento, la reciprocidad, el respeto a la dignidad, entre otras.

(CLAYSS, 2011, p.12)


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El A+S como metodología de enseñanza-aprendizaje constituye una propuesta de


Aprendizaje Basado en Proyecto Solidario (ABP), puesto que considera la educación superior como
un espacio que permite construir y transformar a las personas y a la sociedad. La formación
solidaria, con un perfil ciudadano, tiene una impronta relevante para integrar conocimientos,
habilidades y valores, que permitan a los docentes, estudiantes y miembros de las diversas
comunidades reconstruirse como personas críticas capaces de contribuir con una sociedad más
justa, plural, solidaria y democrática.

En el año 2007 el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de Argentina (CLAYSS,


2011), señaló que las experiencias de A+S:

“Fortalecen la calidad educativa, porque para solucionar problemas concretos


hay que saber más que para dar una lección, y porque en el terreno se aprenden
conocimientos, se adquieren competencias y habilidades que no pueden encontrarse en
los libros. Educan para la ciudadanía, porque no se agotan en el diagnóstico o la denuncia
y avanzan en el diseño y ejecución de proyectos transformadores de la realidad. Son
prácticas inclusivas, alientan el protagonismo – aun de aquellos con capacidades diversas o
condiciones de máxima vulnerabilidad, porque contribuyen a superar la pasividad de la
cultura clientelista al comprometerse activa y eficazmente en proyectos de desarrollo
local. Permiten articular redes entre la escuela y las organizaciones de la comunidad, lo
cual facilita la tarea de la escuela y encuentra soluciones articuladas a problemas
comunes. Cambian la visión social de los niños y jóvenes, porque dejan de ser un
“problema” o “la esperanza del mañana” al convertirse en activos protagonistas del
presente” (p.10).

El fortalecimiento de la calidad de la educación pasa por la interseccionalidad que


consigue desarrollar el A+S puesto que toma dos tipos de experiencias educativas, esto es, por un
lado el aprendizaje disciplinar que conlleva los objetivos académicos junto a las herramientas
metodológicas de investigación que permiten a los y las estudiantes el contacto con la realidad
concreta; y por otro lado, el desempeño en actividades solidarias que permiten ponerse al servicio
de las necesidades reales de una comunidad. En otras palabras, hablamos de A+S solo cuando se
consigue simultáneamente intencionar los fines pedagógicos y solidarios.

2. ¿Cómo diferenciar el A+S de otros proyectos de intervención?

En principio, existe una dificultad a la hora de diferenciar el A+S de otros proyectos de


intervención comunitaria. Esto se debe fundamentalmente a la falta de identificación en la
especificidad del A+S, lo que a su vez obstaculiza el contraste con otras metodologías. Una
herramienta que colabora con la distinción del Aprendizaje-Servicio es el “Cuadrantes del
aprendizaje y del servicio” desarrollado por la Universidad de Standford.
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(CLAYSS, 2011, p.14)

Según el esquema anterior, la diferencia entre el A+S y otras formas académicas (trabajos
de campo, pasantías, ABP, entre otras) de acercamiento a la comunidad, se enmarca en la
incorporación de un objetivo solidario que permita desarrollar actividades con ese fin. La carencia
de este elemento, da por resultado un trabajo con un acento en las altas exigencias disciplinares
hacia los y las estudiantes que llevan a cabo el proyecto, en desmedro de la experiencia de los co-
protagonistas que corresponderían a la comunidad. Estas formas de contacto o vinculación con la
realidad son meramente instrumentales a la formación académica de los y las estudiantes
implicadas en la investigación.

En cuánto a las iniciativas solidarias asistemáticas y voluntariados, no logran convertir en


A+S en la medida que deben articular aprendizajes curriculares, deben sostenerse en el tiempo y
además, sistematizar las acciones del proyecto, establecer objetivos, evaluar los logros y
considerar a los beneficiarios co-protagonistas. En consecuencia, es importante comprender que
no toda actividad de voluntariado es un A+S, ya que debe existir la interseccionalidad con los
propósitos pedagógicos. Lo mismo ocurre con el “servicio comunitario institucional y
voluntariado”, que si bien corresponde a una experiencia cercana al A+S, solo puede convertirse
plenamente en ella toda vez que se articule con los aprendizajes curriculares.

El A+S debe considerar a aquellas experiencias, prácticas y programas que: atiendan


simultáneamente objetivos de aprendizaje y servicio voluntario efectivo para la comunidad,
ofrezcan alta calidad de servicio y un alto grado de integración de competencias disciplinares y
académicas, empoderen a los y las estudiantes en el proceso de aprendizaje convirtiéndolos en
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protagonistas de un proyecto colegiado con la comunidad destinataria; comprendiendo al co-


protagonista desde un vínculo de reciprocidad e igualdad construida en la continuidad del tiempo.

“Se recomienda orientar los proyectos hacia experiencias que puedan:

 Superar las prácticas asistenciales: dar el pescado pero, también enseñar a pescar.
 Generar diagnósticos y gestión participativa, capacidad de escucha y empatía como
irrenunciables criterios de calidad.
 Plantearse la articulación de redes con las organizaciones sociales y líderes
comunitarios para que los destinatarios puedan pasar de ser beneficiarios a co-
protagonistas.” (CLAYSS, 2011, p.20)

Bibliografía.

CLAYSS (Centro Latinoamericano de Aprendizaje y Servicio Solidario) (2011) Manual para docentes
y estudiantes solidarios. Buenos Aires: Natura.

Rahmer, B., & Manzanares, V. (2011) Aprendizaje y servicio UAH 2008-2011. Sistematización y
orientaciones. Santiago: UAH-CREAS (Centro de Reflexión y Acción Social).

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