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El Universo Extremo y Delirante de William Burroughs
El Universo Extremo y Delirante de William Burroughs
WILLIAM BURROUGHS
INTRODUCCIÓN
El lenguaje que utiliza está tan alejado de la norma académica como de las
distintas jergas y dialectos marginales norteamericanos. Con frecuencia sazona
su prosa con términos de invención propia, construcciones gramaticales
imposibles o palabras desprovistas de significado pero cargadas de sonoridad.
Por todo ello, puede considerarse la mayor parte de su obra como poesía en
prosa, ya que su intención no está tanto en la narración como en la evocación
de determinadas atmósferas y ambientes, así como estados psicológicos
extremos (casi nunca sentimientos). Para este fin utiliza el lenguaje,
destruyéndolo y recomponiéndolo a su gusto, siempre consciente de que se
trata de un código rígido y obtuso que debe ser dinamitado y reprogramado,
intentando utilizarlo como fin más que como medio de expresión, ya que esto
último supondría dejarlo en el lugar que siempre ha ocupado y que le ha
servido para llegar a un estado de momificación absoluta.
William Seward Burroughs había nacido en el año 1914 en St. Louis (estado de
Missouri) y desde muy joven se había ido formando gracias a su condición de
rata de biblioteca y su esmerada educación burguesa (pertenece a una familia
acomodada, su abuelo fue el fundador de una famosa marca de calculadoras,
posteriormente absorbida por IBM). Estas circunstancias biográficas lo llevan a
un rechazo tajante de las convenciones sociales y la moral imperante, que tan
bien pudo conocer gracias a su entorno familiar conservador. Fue criado en el
“american way of life” propio de la Norteamérica de entreguerras. Como suele
suceder, las disidencias se gestan en el centro mismo del problema. En este
sentido, BURROUGHS pertenece a una larga estirpe de burgueses
automarginados y transgresores, donde se encuentran también el Marqués de
Sade , Cocteau o Tomas De Quincey . Cuando uno no necesita preocuparse
por subsistir puede dedicar su tiempo a replantearse conceptos morales.
Hay que decir que BURROUGHS había escrito algunas novelas en su infancia,
como “La autobiografía de un lobo”, con tan sólo ocho años o “Carl Cranbury
en Egipto”. En ambas se vislumbra su afición a los países exóticos como medio
de alejarse del aislamiento social al que su familia lo somete tras la caída de la
bolsa en 1929, hecho que provocó la ruina económica de su padre y la
consiguiente vergüenza y sensación de fracaso que lleva a su familia a
trasladarse a una pequeña propiedad en las afueras de St. Louis. En 1929
publica en la revista del colegio una historia titulada “Magnetismo personal” en
la que aborda precozmente varias de sus obsesiones posteriores: control
mental, telepatía... En torno a los diez años escribe compulsivamente historias
de piratas, vaqueros, gángsters... sazonadas con abundantes duelos de pistola
(un motivo repetido en varias de sus novelas adultas). En estas primeras
novelas se deja sentir la influencia de un libro titulado “No puedes ganar”,
autobiografía de un ladrón llamado Jack Black publicada en 1924, obra que
ejercerá un enorme poder de fascinación sobre el joven BURROUGHS y que lo
acercará a un mundo marginal y furtivo que años después conocería de
primera mano.
Cuando en la década de los setenta los sueños de los “hijos de las flores” se
desvanecieron, la figura del yonqui marginal comenzó a tomar impulso en
forma de las llamadas “epidemias de heroína” (en España no llegará hasta
principios de los ochenta) y se reflejó notoriamente en varios fenómenos de la
cultura popular norteamericana. Desde las primeras canciones de la Velvet
Underground ( Heroin a la cabeza) hasta el desencanto punk, pasando por la
progresiva marginalización y despolitización del movimiento underground o los
filmes de Warhol , Morrisey , Anger ... todos ellos influidos de forma directa y
confesa por BURROUGHS, una de las pocas figuras que resultó inmune a la
iconografía del “flower power” y al movimiento hippie.
En Méjico, cuando cree haber encontrado por fin su asentamiento ideal (le
fascina la extrema libertad y el mundo onírico que se vive allí, amén de la
facilidad con que puede comprar morfina) sucede un accidente que marcará su
destino como escritor: su mujer muere tras recibir un disparo del propio
Burroughs mientras realizaban prácticas de tiro a lo Guillermo Tell en estado
ebrio. Este trágico suceso lo llevará a embarcarse en una expedición
antropológica a Panamá, que después continuará en solitario por Colombia,
Ecuador y Perú, en busca de la ayahuasca o yagé , un poderoso enteógeno
vegetal utilizado por diversas tribus latinoamericanas (en especial por los
jíbaros o shuar ). El interés de Burroughs en esta sustancia procede de las
alusiones que muchos antropólogos habían hecho a sus supuestas
propiedades telepáticas (de hecho, uno de sus principios activos fue bautizado
como telepatina).
Durante estos viajes mantiene una relación epistolar con Allen Ginsberg. Las
cartas de ambos se recopilarán y saldrán publicadas con el título de “Las cartas
del yagé” en 1963. En ellas se observa la profunda depresión que atraviesa
BURROUGHS tras el desgraciado accidente con su esposa.
“Siento que la pasma se me echa encima, los siento tomar posiciones ahí
fuera, organizar a sus soplones del demonio, canturreando en torno a la
cuchara y el cuentagotas que tiré en la estación de Washington Square”.
“Así que vuelvo al centro por la estación de Sheridan Square por si el secreta
acecha en un armario de escobas.
Ya dije que no podía durar. Sabía que andaban por allí fuera en aquelarre,
preparando su magia negra pasmosa, pinchando muñecos con mi cara en
Leavenworth. ”A ese no sirve de nada clavarle agujas, Mike”.
“Las armas más poderosas han sido siempre las nuevas formas de
conciencia... la Inquisición y el poder de la Iglesia en la Edad Media no fueron
derribadas por una acción revolucionaria directa. Su fuerza desapareció porque
la conciencia humana se desarrolló más allá de ellos”.
A principios de los setenta vive una crisis creativa en Londres, ya que lleva
décadas escribiendo y sus obras casi nunca han pasado del malditismo más
absoluto. Escribe el guión cinematográfico “Las últimas palabras de Dulch
Schulz” (1970), las novelas “Los muchachos salvajes” (1971) y “Puerto de los
santos” (1973), así como las compilaciones de relatos “Exterminador” y “Metro
blanco” (ambas en 1971), todas ellas absolutos fracasos comerciales, como el
resto de sus obras hasta su muerte.
En los ochenta publica una genial trilogía del espacio: “Ciudades de la noche
roja” (1981), “El lugar de los caminos muertos” (1984) y “Las tierras de
occidente” (1987). En ellas se dan citas los géneros más marcianos, desde el
western surreal-cibernético a la ciencia ficción más reflexiva y ensayística. En
estas obras el prolífico escritor norteamericano retoma lo mejor de su estilo
aplicándolo a un nuevo tipo de historias, lo que le valió para trascender la
compulsión del cut-up y retornar a un estilo más simple:
“Creo que Finnegan`s Wake ejemplifica muy bien la trampa en que puede caer
la literatura experimental cuando se convierte en puramente experimental. Yo
he ido así de lejos en algunos experimentos concretos y luego he retrocedido;
es decir, ahora vuelvo a escribir narrativa lineal puramente convencional, pero
aplicando lo que he aprendido con el cut-up y con las otras técnicas a los
problemas de la escritura convencional”
Desde finales de los ochenta hasta su muerte en 1997, Burroughs publicó una
enorme cantidad de novelas pero, sobretodo dedicó sus esfuerzos a la pintura,
la música y el cine, grabando infinidad de discos con gente como David Bowie ,
Frank Zappa , Tom Waits , New Order , The Jesús & Mary Chain , Henry
Rollins , Blondie y un interminable etcétera. Sus cuadros han sido utilizados
como portadas de discos de Sonic Youth y su presencia ha sido requerida
hasta para el spot publicitario de una multinacional de zapatillas deportivas. Ha
protagonizado diversos cortos y prestado sus guiones para otros tantos
(muchos de ellos de la animación más innovadora que se ha hecho en los
noventa), así como numerosas películas. En definitiva, al final de su vida, el
escritor maldito se convirtió en una especie de icono mediático de referencia
para los hijos del punk y la nueva escena electrónica experimental,
convirtiéndose en uno de los personajes con más presencia en la red
INTERNET (¿interzona?). Incluso diversas universidades y entidades lo
condecoraron con dudosos galardones en un vano intento por domesticar y
absorver su mensaje de transgresión. Afortunadamente, hoy en día, años
después de su muerte, sigue ocupando el mismo lugar inclasificable que ocupó
siempre, y el tiempo le seguirá dando la razón.