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Coro, Venezuela - junio 2020

La intemperie en un mundo en pandemia

Eudes Navas-Camacho

Los seres humanos vuelven a percatarse que son importantes gracias a la presencia de un virus. Un
fenómeno venido a estos tiempos, asociado a la naturaleza en principio, ha demostrado ser capaz
de matar gente, pero mucha y sin distingos, convirtiéndonos a todos objetivo fatal. Esta escandalosa
realidad está forzando a la necesidad de una reflexión general donde lo humano tenga su valor
propio. El ambiente que promueve ese pensar en favor de recapacitar, se llena con la idea de
rescatar la capacidad de saber más de lo importante y ergo protegernos como seres vivos. Hay un
problema y falta saber si al menos lo podremos plantear bien. De momento una pandemia, la del
covid19, ha logrado que volvamos a intentar entender qué pasa a nuestro alrededor, esta vez más
allá de los compromisos económicos cotidianos y la apuesta a ganar por estar informado.

En estos momentos, con ya casi 6 meses de la presencia del coronavirus identificado como covid19,
aun creemos que estamos bajo los efectos de algo raro al no saber bien de qué se trata, pero de
alguna manera entendemos podemos ser responsables. Esto que es un efecto a todas luces, lo
llamamos barbarie, comodín categorial para acusarnos de algo malo, sobre todo cuando la autoría
de lo malo podemos asignárselo al otro, ese que venimos viendo distinto gracias al sistema de
identificar y desagregar que nos impone el discurso hegemónico vigente. Se conserva el modo de
vivir que se intenta criticar cuando pensamos en reflexiones desde la inminencia de un desenlace
fatal que pueda afectar a personas próximas como ha venido sucediendo.

Es largo el camino que se ha recorrido hasta llegar a la cualidad de bárbaro, denominación que se
asigna a la sensación de que no estamos haciendo bien las cosas y que son más los problemas que
las soluciones. La sarta de errores y los desafectos también abundan como polen que fertiliza esta
categoría orientativa, simplista y discriminante. Se adelantan así mismo muchas otras conclusiones
e interrogantes finitas; entre tantas preguntas se destaca una: el porqué de tanta fragilidad ante el
maligno virus y, otra, cómo es que hay cifras tan altas de defunciones. En parte, esos adelantos
conclusivos contienen el hecho de que la gente se escandaliza más porque estas cifras están
presentes en países con niveles de desarrollo importantes, mientras si sucediera en otros países no
desarrollados estas muertes no escandalizarían tanto. Esta es una situación que molesta en el
frecuencímetro del paisano ciudadano y la vuelve calamidad bíblica a estas alturas de la vida
moderna.

Lo cierto es que hay una amenaza y ésta nos conmina a conclusiones más profundas y urgentes.
Conmociona mucho la olvidada debilidad natural de los seres humanos y la angustia tremenda que
ha producido el covid19 en todo el mundo. La realidad humana, hoy más expuesta de lo corriente,
no es la misma que la realidad del paisano ciudadano. La realidad humana está en la perspectiva
más densa no así la del paisano ciudadano que se pierde en lo pronto, en el alcance inmediato con
el que al menos se remedia.

La realidad humana trata hoy de explicarse el fenómeno. Se adviene en esa intención la idea en la
cual el mundo está reaccionando por los efectos nocivos que nuestra barbarie le ha ocasionado. No
obstante la fuerza de sentido develador que puede producir esta idea (de nuestra barbarie contra
el mundo), lo que en realidad ocurre es que se encubre lo enajenante de los sistemas que nos

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afectan como grupo humano, que si bien se originan desde los humanos, estos no son
responsabilidad intelectual ni material del colectivo. En palabras más llanas hay que decir que: el
mundo no está bajo una forma de barbarie, está bajo una forma de intemperie producto de un
modelo de vida y sus interpretaciones, tras las cuales se contamina el uso de la vida y se extraña el
disfrute de las posibilidades naturales en su conjugación con nosotros los humanos al dejarnos
expuestos a la meteorización problemática de vivir expoliados y explotados.

A consecuencia de este orden contaminado de la conjugación naturaleza – humanos, sobreviene


también un imaginario social – internaciones. Con este imaginario se cristaliza esa ordenación que
sirve para privilegiar tiempos y campos de existencias contra las mayorías que ahora son
obviamente parte de la barbarie según esta visión. Lo seguro es que asociar esta consecuencia con
barbarie, más que un error semántico, es un error histórico y el trasiego de una representación
dominante del plus centrismo moderno. Ya quisieran muchos tener un Vercingetórix combatiendo
y reflexionando en asamblea sobre esta amenaza real al mundo como es el covit19 y sus contornos,
o contra el terrorismo de las élites o la discriminación con la que además se domina, mediando su
explotación con la pérdida de sus propios tiempos en unos desapropiados territorios que terminan
llamando países.

Esta discusión nos coloca en la pista de algunas perspectivas y factores semánticos presentes. En
este escenario, esas visuales que llamamos las perspectivas, se entronizan gracias al imperio de los
sesgos cognitivos. Es un secreto a voces, más si trabajamos en el mundo de los imaginarios y
representaciones, que los seres humanos tienden a seguir flujos, mientras más caudalosos más
potente su orientación por tanto más seguido y deviene estar en el flujo. Una vez allí la simplificación
es patente y se adeneiza (ADN-iza) tras una enajenación que se activa desde la confianza y luego se
refuerza en el rigor de la norma que socialmente produce la inhabilitación de la soberanía del ser.

El mecanismo de esa inhabilitación funciona de esta manera: todo lo que esté acompañado o venga
de los medios que dan normalidad, se asume. La normalidad la configura, desde el sistema mundo
– sociedad mundo, el sentido de un control por posibilidad de opinar; si opinas estás habilitado en
el sistema. Pero la opinión viene desde aquellas perspectivas de sesgo y en el guion que te impone
el cotidiano bombardeo de vaciedades. No se es soberano, se es un agrupado, público y luego masa.
Se inhabilita tu miedo propio porque es el otro, el de aquel grupo al que no estás nominalmente
anotado, quien padecerá. Queda el uno como un implicado (sin saberlo) que ahora promueve
opiniones contra lo establecido que antes vio normal, pero que al final no dará pie con bola con la
crisis pandémica. Es en esta medida que, por ejemplo, factores como salud, sistema de salud,
enfermedad, zonas de contagio y medidas oficiales, se vulgarizan en el flujo del agrupado; así
también los procesos de protección se vulgarizan, eso sí, hasta que las propias personas ven muy
cerca la amenaza contra ellos y la normalidad actual los lleva a intentar una opinión con perspectiva
de reflexión. Esta no será más que la recursividad, un re-correr con más simplificación, un volver
sobre lo mismo pero con más atajos que creemos no conocer. Recursividad1 es una categoría que
con mucho ahínco explicaba Juan Luis Pintos en sus sesiones académicas.

Avanzan en las primeras de cambio pre conclusiones con esa recursividad, y se conforman las
perspectivas que llevan a -un mundo consumidor de mensajes para las masas, a plantearse apurados

1
Pintos de Cea-Naharro, Juan-Luis. «Inclusión-exclusión. Los imaginarios sociales de un proceso de
construcción social.» Semata: Ciencias sociais e humanidades, nº 16: 17-52 (2005)

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el asunto por los efectos de la debilidad, de la fragilidad actual y la angustia. El problema es que
estas sensaciones se llenan de compasión por la herencia de religiosidad -también adeneizada, para
que por defecto se impidan revelaciones, sobre todo de aquellos elementos importantes y
definitivos, o peor, que las determinantes de estas consecuencias entren en latencia y no se logren
discutir. Se mantiene la empalagada retórica modernista que se aprovecha de sensaciones y
pulsiones de las masas para que tienda a morir la revelación y la militancia de vida.

Hay entonces un riesgo fuerte de quedarse en el enfoque que se propicia desde las sensaciones. No
son estados de crisis, miedo, pánico, shock, no, son sensaciones: especie de capturas emocionales
que tenemos originadas por estímulos externos que no son más que un cliché, donde no hay tiempo
en juego ni situación estructurada, solo repeticiones de impresiones. En la masa esta sensación llega
a comportarse como parte de la conciencia, pero hasta allí no llegaremos por ahora. Lo relevante es
que una vez impresa nos pondrán también en el plano de lo instituido y en la retórica del método
que inmediatamente se vuelve ligero por aquello de la democracia de la opinión, distorsión que da
mucho público y pocos militantes. Lo que tenemos como enfoque -hasta ahora, y las convocatorias
a pensar están teñidas de esas pulsiones to update.

Lo actual y lo actualizado como corolario es el ducto por donde transita la necesidad de reflexión.
No es de gratis, sino fuera así no se mueve nada porque entraría la incomprensión, porque si no es
actual no hay y no va a haber el activador reflexivo y analítico que está sobre la mesa a propósito de
la pandemia y el mundo de hoy. Allí es donde se asoma una vez más la retórica moderna y esta
reconvierte todo en un centro y una periferia o sino en un sentimiento-sensación y un dejar para
luego o delegar. Aquí estamos entonces ante posibilidades binarias o distinciones que son las que a
nuestra manera de ver producen la intemperie, categoría que queremos usar ante el equívoco de
barbarie que muchos usan por desapercibidos lisológicos o por simplificación, como tampoco aplica
decadencia porque no hay pérdida de la fuerza con la que se ha construido esta sociedad mundo y
su sistema.

Estamos diciendo con lo anterior que se siguen imponiendo los mismos referentes en esta crisis y
tendrá esa misma tintura al momento de concluir sobre ella. La retórica también viene presionada,
más no en decadencia. La presión viene desde una gran masa humana que necesita respuestas. Este
conglomerado humano vive hoy con mucha comunicación pero de poco acabado, con verdades sin
honestidad y con casi ningún valor referencial. En contrapeso, hay una exacerbada posibilidad de
opinar, que por cierto no complica la libertad, pero que redunda y repite ideas con conclusiones
halladas en la cartelera mediática. En esas posibilidades dejadas en la cartelera, no hay o son muy
poco visibles las del saber; este sigue clausurado en anaqueles tal cual ha sido la tradición. Aun así,
el ser humano hoy tiene un derecho de palabra; este es más un código que una posibilidad concreta
dentro del imaginario y por tanto no va a más de ser un factor semántico importante que se cuela
entre tanta hendija que deja el tema vano agregado desde la retórica.

Pero la realidad hoy tiene compelido al ser humano a retomar su esencia social, su capacidad
reflexiva y su alcance histórico. A pesar del efecto residual del discurso contemporáneo lleno de
vaciedad, por fin, y esta es una de estas perspectiva que se asoman, se pudiera decir que hay un
sentido en reaprender a verse como un implicado-gente que trasciende al sesgo culturoide de los
mass media que promueven tremendamente vaciedad. Aun así la discusión de Qué estamos

3
haciendo la está planteando ese mismo público- masa consumidor de los mass media; la cercanía a
lo inminente hace mucha fuerza en esta situación.

El factor semántico conductor para el científico social es estamos, pero obviamente ese estamos no
puede seguir siendo el retórico, el de las tres dimensiones ni mucho menos la binaria, porque sería
un suicidio científico, más la próxima pandemia tal vez no será por un virus. Según este sentido
pudiera también entrar en peligro el acartonado sujeto histórico, parte constituyente de un discurso
científico que olvida la gente, su implicación como autores y hacedores. La reflexiva que se anota
como contemporánea necesidad, debe sugerirnos que veamos también que el propio imaginario
social del ser humano está en discusión. Hay un conjunto de efectos que deja esta pandemia; no
podrán volver a ser lo mismo, por ejemplo, los espacios referentes, la auto-referencia y hetero-
referencia, lo territorial, los tiempos y las presiones, todos vienen a ser elementos a descomponer
y exigirán establecer qué determinantes les gobiernan.

La gente está dudando y las instituciones titubean, pero ¿sobre qué dudan o sobre qué titubean? La
respuesta están en las brechas y fracturas que quedan ante la sociedad mundo y sus habitantes;
éstas vienen surgiendo porque lo que debía estar no está, el bienestar no está, las fórmulas oficiales
de cuidados y seguridad no están, pero si los impuestos y las ofertas de más compromisos que se
amontonan como cargas para el habitante que ahora se siente con derecho a reflexionar, gracias a
que el riesgo es imponente. La reflexión en este momento en que avanza el tiempo en pandemia
puede que ya no sea una necesidad masiva y el paso de los momentos duros de mortandad vuelvan
a reiniciar la calma y mansedumbre.

Ahora hay que distinguir, qué va a reflexionar la gente, cómo lo podrán hacer y, por otro lado, que
tendrá que hacer el científico social. Los que estamos en el campo del imaginario como recurso
teórico, tenemos que tomarlo junto a sus distinciones propias o las agregadas en el proceso de
construcción de realidad. También hay que ir al sentido que las promueve y entrar en un túnel de
vientos huracanados2, donde el plan es exigirse al máximo, no ser sencillos y mucho menos
complacientes. La angustia del mundo y su gente están acelerando todo y afectará ese organizador
y transductor que llamamos imaginario. No reconocer esta distinción insurgente que mana del
riesgo código superado por el ahora crisis código, tendrá consecuentes equivocaciones de análisis
que seguro se consolidarán para el mundo como lastre y no como contenido.

Estamos también, esta vez como gente de ciencia, ante una ruptura del mínimo de dimensiones con
la que habitualmente laboramos; hoy no es tiempo para insistir en la cuadratura moderna del
método, hay que trascenderlo para poder entrar a considerar que cada posibilidad más allá del

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En nuestra idea las corrientes en un túnel de viento teórico, no van a poder ser reflujadas por spoiler o
artilugios ad hoc, porque no se trata de aerodinámica ni leyendas, ni controles de elites, se trata de realización
solidaria vista como seña humana indiscutible. La labor y la descendencia siguen en la ruta, los logros de
seguridad y paz están en lo construible, en el devenir, pero históricamente han sido conocidos por la
humanidad. La sabia lectura que hagamos del trabajo de Lewis Morgan (La Sociedad Primitiva 2012) y otros
que estuvieron observando en aquel punto de separación de la sociedad industrial a la sociedad filosa de
conceptos y artilugios financieros, de clubes de control y todo tipo de teorías esotéricas y postmodernizadas,
reportará mucho para entender el próximo imaginario del ser humano. Este esfuerzo teórico –el cual es
nuestro trabajo, va por contribuir contra la angustia y transformar la intemperie que ha dejado la modernidad
y sus utensilios de explotación de la vida humana y la vida natural. La pandemia tal vez si será una buena
excusa a favor de nuestro cosmos.

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tiempo, el espacio, la pausa, certidumbre, rebote, implicaciones, juicios y estructura histórica, están
generando múltiples dimensiones, y estas en racimo se asoman a reponer la humanidad en el ser
humano de estos momentos. El trabajo científico debe estar multi-dimensionado y reanimado
desde su propia reflexión porque lo humano se impone ante lo categórico y la formalidad del
discurso, que una vez más se queda rezagado para leer tardíamente el paso del ser humano.

A) La presión por lo que pasa.

La sociedad mundo está bajo el fuego destructor de un virus poco conocido por el momento. Esta
sociedad que es la fachada principal del sistema mundo muestra esta vez la debilidad humana que
ese patógeno delata. La nota informativa que da vuelta al mundo termina identificando a ese virus
como el covid-19, aun así mucha gente lo sigue llamando coronavirus. Comienza este desastre de
salud en diciembre de 2019 y se registra noticiosamente a Wuhan como lugar primario de brote.
Otra nota de eso que gira en el mundo, se llena con el destacado siguiente: una cadena gigante y
veloz de muerte se instaló en China y llegó a países desarrollados, en principio Italia, España.

En ese seriado noticioso de primer momento queda una distinción base: China no es un país
desarrollado por los cánones hegemónicos, Italia y España si aplican al criterio y la prensa
internacional se aboca a reforzar eso en su semántica editorial con la que se construye la noticia.
Este elemento distintivo sin advertirlo marca la discusión y la angustia que al menos por ahora
intentamos identificar. Este mismo elemento de unos y otros subyace pero en el sentido de hacer
sonar a situación general la que en definitiva se declara emergencia de salud pública de
preocupación internacional el 30 de enero de 2020 y el 11 de marzo del mismo año se caracteriza
como pandemia3.

En este momento estamos en una alta sonoridad mediática y la pandemia es el tema. En


consecuencia se vuelve ésta en una visión compartida y es desde allí que intenta hilvanarse un
sentido de necesidad para entender que la vida del ser humano está comprometida severamente.
Se impone el imperio de la noticia y, como tal, esta debe causar la alarma consabida.

El altisonante aquí es la afectación por el coronavirus en países impensables para sufrir algo tan
amarillista como esto. Se impone desde entonces una convocatoria a todo público consumidor de
noticias y opiniones mediáticas a reflexionar. Se promueve sea con un ahínco especial sobre rumbos,
o preguntarse a dónde vamos o, en los sempiternos ánimos apocalípticos tratar de averiguarse qué
tiempo le queda por delante a la humanidad. ¿Es importante pensar a dónde nos llevará esta
debacle de la salud humana planetaria? Si, parece la respuesta correspondiente, basta saber que
enfoque usaremos. Allí comienza la presión que cambiará el análisis de lo que pasa.

Entra en discusión el papel del ser humano en varios sentidos, pero abordaremos los dos más
relevantes. Un primer sentido, unívoco, desde donde se juzga; está referido al yo que enjuicia al
resto. Un segundo sentido, indeterminado, este nos agrega como especie natural pero no nos ve
como implicado en el proceso histórico; los resultados sociales parecen no ser de su

3
OMS. La OMS caracteriza a COVID-19 como una pandemia.
https://www.paho.org/arg/index.php?option=com_content&view=article&id=10436:la-oms-caracteriza-a-
covid-19-como-una-pandemia&Itemid=226 (2020)

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responsabilidad. Así queda el papel del ser humano en este sistema mundo: Yo juzgo pero no estoy
implicados, o, mi opinión es para que eso quede claro. Este ser humano en estos dos sentidos se
interpreta a sí mismo de forma primaria; la confianza de lo que percibe queda como sentencia que
enajena y le impide trascender esa impronta, esa muy evidente verdad que todos consumen.

Ese mismo ser humano queda expuesto a verdades de alto consumo, que van dirigidas a ser energías
en esa reflexión que debe hacer. Lo primero que observará es si hay capacidades y logros, lo que
nuestra sociedad ha alcanzado y, al comprobarlo en la vaciedad de la imagen acordada de consumo
masivo, entonces viene la alarma. Es que a pesar de tanto logro, de tanto desarrollo con respecto a
otros, se ve todo ahora al borde de sucumbir y con ello todos los planes estropeados, sobre todos
los personales, los de la cotidianidad. Los dos sentidos, tanto el de juzgar como el implicar a otro,
son objeto de atención del público del siglo XXI porque vienen referenciándose desde los contenidos
que se difunden que hacen mucho énfasis en lo personal y en lo cotidiano. Detrás de esto, y es la
presión que hay que estudiar, se desconoce el plasma semántico que significa la idea del desarrollo
alcanzado -del que solo se conoce lo aparente. Ambos van a la externalidad y olvidan absolutamente
la interioridad propiciando esos vacíos importantes.

Como en la física la presión tiene mucho que ver con el vacío, pero este no es ausencia total de
materia sea física o humana, no, porque los vaciamientos también son parte de la estrategia del
hegemón para subalternizar. Lo que pasa tiene que ver con los resultados de vivir bajo el filo de esta
sociedad mundo y su cuerpo hegemónico. Y la presión es con la que se debe observar porque es la
lente del sistema impuesto, así también debe pensarse y reflexionar.

B) El propio encuentro con vacíos conceptuales

Ahora mismo vale la pena plantearse el asunto sobre esos vacíos y como es que están tan dentro
del conjunto social, sus colectivos y sociedades. En este mundo de tantas comunicaciones, sobre
todo las inmediatas, la ruta de ingreso de ese vacío está en las imágenes que quedan en la gente,
tanto explicativas como las reflexivas; el resultado es que se remueven conceptos. Este mecanismo
provoca una pre-conclusión generalizada que desemboca en reconocer que vamos en
contracorriente. Comienza bajo el efecto opinión y doxa que lleva a toda conclusión a algo que es
malo y por tanto hay que buscar el bueno.

En la práctica esas conclusiones pre-elaboradas comienzan desde intentos de distinciones que no


son más que dicotomías. La distinción es más compleja que la dicotomía, que en medio de estos
escenarios bajo presión, son la práctica recurrente, siendo lo peor el que por fin nunca se sepa bien
que es, aun así bajo este concepto se intenta poner un claro contra un oscuro como si fuera una
separación posible, así el malo es separable del bueno y etc. Ya aquí se enrarece la posibilidad de
una reflexión con sentido profundo. Una cosa distinta a otra no es igual a una cosa partida en dos,
dos posibilidades no las hacen iguales. Pero la idea es que hay que conseguir el malo y destacar el
bueno. El malo es el otro, el bueno puede ser donde estemos nosotros; esta es la recursiva lidia del
pensamiento moderno para el consumidor que se encentra como sujeto y no como implicado en el
proceder histórico.

De forma casi inmediata, el estándar hace pareja con lo cónsono. Una terrible situación de salud
que amenaza a la humanidad sin distinguir ricos de pobres (dicho con esas palabras) tiene un
responsable y la conformidad de los temas de la conspiración, la guerra re-frías y otros derivados

6
noticiosos refrescan al Caín - Abel, el Ángel - el demonio, la guerra - la paz, el subdesarrollo – el
desarrollo, entonces resuena bajo estas simplificaciones útiles a la vaciedad, el concepto de
barbarie. Es desde esta palabra, impregnada con un ánimo de categoría académica, desde donde se
parte para cualquier comienzo de autocrítica colectiva y no sería esta pandemia una excepción. Paso
subsiguiente es sentir la conminación a fluir en una especie de inter-ego residual originado en tanta
autoayuda hueca de consumo masivo que nos recuerda la primera frase del Malestar de la Cultura
en la cual Freud advierte sobre el ninguneo a los valores genuinos que la vida ofrece4. La vida es
bienestar no valores, pareciera ser el sentido fijado para este sistema mundo. Si es así, barbarie
puede servir para identificar el surco conclusivo, al menos por ahora.

Pero el ejercicio personal de reflexionar puede volverse contra la propia persona y sus valores
mundo; nadie se imagina como un bárbaro, mucho menos un espécimen de la barbarie, aunque el
concepto aun no llegue de develarse correctamente. Entonces si es posible que el reflexionar se
vuelva contra la persona, pero es por la delegación intensa que promueve la cultura de la sociedad
mundo. La ruta que se impone es: pensar sobre esta crisis que trae la pandemia.
Extraordinariamente surge el sentido que dicta: que para superar esto la reflexión debe llenarse de
otras cosas, exactamente distintas a la vaciedad social que nos ha galopado. La sensación que queda
es que no es suficiente con opinar, pero este no es un alcance soberano, es un tufillo de la cotidiana
basura que se recibe y absorbemos a despecho de no tener más opción que seguir la ventisca del
consumo. Hoy, opinar es parte del consumo, el cual a su través, refresca la in-voluntad que termina
recursivamente padeciendo la masa, aquella masa del concepto de Ortega y Gasset5 y no la de
Camus6.

El mundo desarrollado está hoy muy dolido, es la sensación que se difunde, no obstante al pasar de
los meses de pandemia tiende a difuminarse ese dolor, pero existe. Sus heridas se evidencian en la
angustia que produce tener tantas muertes propias, cercanas, en los propios países del desarrollo.
Este mundo que se vuelve criticable más que nunca, ahora tiene muchas muertes por la malignidad
del coronavirus covid-19 y se le agrava el panorama al futuro por el asedio inesperado de este
enemigo emergente. Pasará algún tiempo y se relajarán más las cosas, pero ahora todavía la
sentencia está firme.

Da mucho temor la letalidad y su franca posibilidad de contagio; a los países del desarrollo los ha
puesto a pisar terrenos del mundo no desarrollado. ¿Qué significa esto? Que el virus ha logrado
hacer sentir el asedio permanente que sufren los países del no desarrollo gracias a los tantos agentes
patógenos como de los resultados derivados por esa relación intensa de poder que la acción de
seres humanos del mundo desarrollado ejecutan mediante un sistema de explotación que explota
todo recurso disponible o pensable. Letalidad y contagio sonaron por mucho tiempo a cosas lejanas,
de alienígenas, de novelas del medio oriente y cuentos históricos, no parecían palabras propias.

Pero el asedio no queda allí, ni los modelos con los que se administran las sociedades y realidades
nacionales. Este asedio impulsa otras tensiones, esta vez contra la democracia, seña fundamental
del modelo de sociedad mundo. Se tensionan igualmente sus imágenes de consumo y adherencia

4
Freud, Sigmund. El malestar en la cultura. Madrid, Akal, (2017)
5
Ortega y Gasset, J. «La Rebelión de las Masas.» https://filosofiauacm.files.wordpress.com. Psikolibro.
(2010)
6
Camus, Albert. El hombre rebelde. Alianza Editores. (1978)

7
social del momento. Las noticias en los grandes medios exponen parte de esos otros peligros; se
comunica otra vez la distinción clásica arriba apuntada del bien y el mal. Se teme en concreto que
se desestabilice la democracia y asciendan extremos de autoridad con presencia de valores y usos
no civiles en el manejo de la crisis; se teme que a posterior no tengan retorno claro o generen otros
extremos contrarios como nacionalismos, autoritarismo7, derrumbe de la democracia actual. Se
abre la posibilidad con esta crisis de comenzar a llenar con valores genuinos y demostrar porqué
parte de la crisis del contagio es devenida en el utilitarismo de la simplificación de democracia, la
libertad individual y su parentela artificiosa con su sistema ideológico sponsor, por decir lo menos.
Hay un problema para aquellos quienes se sirven de la democracia como industria.

Lo destacable hasta el momento y se asoma como conclusión coadyuvante al análisis posterior es


que el ser humano ha sido también víctima de la distinción exterioridad – interioridad, pero la
vaciedad no ha dejado observar este fenómeno, mucho menos a las famosas masas ni de Camus ni
las de Ortega y Gasset. La primera: exterioridad, estrechamente ligada a lo consumible por el
sistema mundo. La otra, la interioridad es lo negado por la propia definición de lo social.

El subsistema ser humano –permítaseme la rebeldía categorial, ha venido funcionando en este


sistema mundo como volumen, más no como contenido y aportación de cada soberanía humana en
conjunción social, nacional u otra forma de agrupamiento colectivo razonable. Para el ser humano,
el concepto gente, se volvió en sí mismo un concepto vacío; antes de la pandemia, sonó más potente
y armónico lo corporativo, lo contenido en siglas, lo acordado por arriba y la asamblea quedó en las
encuesta de apenas uno pocos consultados, como lo indica la técnica. Pero los vacíos son
conceptuales y sin conceptos bien resueltos ninguna reflexión será auténtica ni útil.

c) Las fuerzas encontradas: según la naturaleza humana, la vida y el guion del mundo

En esta fase coyuntural del covid-19, el mundo muestra más que nunca su cara material, esa en la
que algo de su conjunto puede desaparecer. Lo primero que observamos que está en pugna es el
naturalismo de la humanidad versus un virus del mismo mundo natural. En este momento lo que
teóricamente pudiera desaparecer sería la existencia de individuos humanos vivos8 o la vida humana
en su dimensión biológica. Pero de momento, la defensa de este ser pende de su sistema
inmunológico en primera instancia, luego queda dependiendo materialmente de la ciencia y
práctica de la medicina moderna, que van a estar acompañadas de las decisiones políticas de Estado
o de corporaciones de Estados. El objetivo inmediato: actuar en el resguardo de la vida frente a este
ataque viral de tamaño pandémico. Dicho así, esto sigue pareciendo una saga literaria y noticiosa
desde donde muchos están enganchados.

No obstante los circundantes emocionales que se agolpan, si existe una necesidad de reflexionar
sobre el problema que vive la humanidad en estos días. Como medida de acompañamiento a la
dimensión biológica de esta amenaza objetiva, se vuelve también pandémico el querer cambiar

7
Esta afirmación la incorporamos por el seguimiento que hemos hecho a la prensa internacional, la que en su
pauta de agregar nuevas informaciones de la crisis ya reponen sus propios elementos constitutivos de orden
ideológico. Esta vez escogimos una noticia y canal al azar y sobre el referenciamos siendo su origen este:
Aguirre, Mariano. Coronavirus: por qué la pandemia de covid-19 podría fortalecer los autoritarismos y
debilitar las democracias. www.bbc.com. 8 de abril de 2020. https://www.bbc.com/mundo/noticias-
internacional-52184947 (2020)
8
Màrkus, György: Marxismo y antropología, Barcelona, Grijalbo, (1974, 8)

8
rumbos; para esta acción parecieran estar más interesada la masa gigante de seres humanos y
puede que tal vez este querer cambiar no llegue a las hegemonías ni conmueva a las elites. Claro
queda que el desarrollo que conocemos no es suficiente y el reflexionar es lo más humano que queda
luego de la solidaridad, que por cierto hoy es la que mueve a la necesidad de reflexión como fuerza.

En la carga de los párrafos anteriores está una especie de resumen de lo que está pasando. Pero ya
hablando en el sentido estricto de lo humano recurrimos al imaginario y este se presenta como una
fuerte y útil herramienta, porque lo expuesto arriba es eso: organizar y regular lo que viene como
realidad. Será a través del imaginario desde el cual vamos a entender lo que se vuelve nuestro
objetivo, que no es otro que poder llegar a la capacidad histórica o técnica de resolver este pan-
desafío en toda su complejidad. Entonces, por cuidar el quehacer científico hay que pensar que el
imaginario que precede, por venir desde donde ya sabemos y cómo se produce9 va a desembocar
en las mismas conclusiones que ya conocemos. No podrá ser desde el imaginario actual de donde
vamos a plantearnos las cosas.

Proponemos entonces asumamos el imaginario social como una fuerza que estará encontrada con
la vaciedad. El ser humano que requiere reflexión necesita volver a organizar y que se produzcan
regulaciones que le promuevan la sensación y sentido de vida sin altisonantes. El estudio de los
elementos componentes del imaginario tiene que considerar que hoy estos están bajo una demanda
inusual por crisis pandémica. En lo adelante no puede quedar la observación en tipo Schrödinger,
porque hay más de un gato en esa inusual cajuela que vemos. Estas condiciones van a requerir más
trabajo que cualquier otro elemento explicativo. La tarea es romper los guiones o cajas que el
sistema mundo impone.

De no transitar el reflexionar necesario sobre una forma distinta -que es nuestra propuesta, el
planteamiento del problema y las líneas a reflexionar están condenadas, es decir, ya hay una forma
para cómo y qué entender del problema. Existe un estándar y tiene su propia muesca en el método
que aplique el científico o el opinador civil. Veámoslo de la siguiente forma: averiguar sobre el origen
del virus, por ejemplo, como desde cual perspectiva problematizarse sobre el responsable del virus
ya está guionado pero este guion no se ve. Incluso se puede ser más atrevido y tener como
referencia el conflicto tecnológico comercial entre potencias por el 5G10 y, las empresas en guerra
velada, azuzando opiniones sobre las potencias desarrolladas o contra China y cualquier otra nación
con la que se tenga algo pendiente. La culpa ya está asignada y también cómo plantearse el
problema. Hasta ahora, el problema va más hacia lo de potencias encontradas que un problema real
de salud pública mundial que hay que atender de inmediato.

Hay una tensión entre lo que se ve y lo que no, puede que sea una vibración, o ambas. Al
pensamiento sociológico e historiográfico no les ha sido fácil abordar y menos a la opinión pública.
Allí cabe el guion que pasa a condenar los problemas a una misma línea de ver y reflexionar sobre
ellos. Pero esto también va más allá por conveniencia del sistema. La problemática que genera el
coronavirus, por ejemplo, empata otros temas pendientes como el de democracia, donde se notan
contradicciones a la hora de enfrentar acciones anti epidemia, explicar políticas y medidas sanitarias

9
Pintos, J-L. Apreciaciones sobre el concepto de imaginarios sociales. Miradas, Revista de Investigación
Universidad Tecnológica de Pereira. 150 - 159 (2015)
10
En telecomunicaciones, 5G son las siglas con las cuales se indica la quinta generación de tecnologías de
telefonía móvil y ampliación en aplicaciones.

9
en la contingencia. Las contradicciones desvelan elementos importantes que tienen su
protagonismo, pero el tiempo y profundidad, lo regulará en el plano de esas conveniencias.

Así mismo, en esta crisis y como corolario, quedan pendiendo acuerdos como los del tipo zona euro,
que se desequilibró en el momento más crítico del contagio y padecer de sus miembros. En esos
primeros momentos los trastornos en la mecánica de los acuerdos sobre la pandemia dejaron un
poco a la libre o al desamparo esas primeras medidas de conjunto que terminaron en declaraciones
políticas particulares y ministros infectados que antes habían dudado del virulento escenario. Lo
económico - crematístico queda enfrentado a lo político y social. Se vienen reclamando espacios
vitales y vemos resurgir puntas de izquierdas o de derechas, mientras lo moderado sucumbe ante
el asedio de las corporaciones y la queja popular desengañada por el mal económico. El pasar de los
días y los ruidos en los parlamentos han venido ya al acuerdo pero las fisuras quedaron expuestas.
Vuelven las vaciedades políticas que también son muchas para estos días.

Por supuesto que durante esta crisis del covid19 siguen habiendo otros peligros reales,
permanentes y otros varios. Basta indicar el desconcierto entre países colegas. Las brechas entre
ellos aún no terminan de saberse bien o a que virus responden, pero lo que sí han tenido es
coincidencias en quien es el enemigo. Son los señalados recurrentemente y con ellos reaparece el
sustantivo terrorismo, esta vez con una cara biológica, la que tanto habían asomado como amenaza
entre potencias. Los enemigos más actualizados vuelven a ser los que indique la sociedad mundo y
sistema mundo: China, Siria, Irán, solo por señalar tres. Antes fue Irak, también Libia, por solo
señalar estos dos, pero ya no son ni noticia ¿a conveniencia de qué no son noticia?

Se re-oxigena el pensamiento dominante y las hegemonías de turno, partes fundamentales de estas


fuerzas encontradas en crisis. Su reforzamiento es obviamente desde el poderío del dinero y este es
como relevancia va a ser visible contra cada amenazante o enemigo. Para este contrario ya le tienen
su escenario bajo focos de las más pura puestas en escena. Pero esta tramoya, a la luz de la
observación experta, no logra desenfocar aquello de ser desarrollado, por una parte y por la otra el
resto del Mundo + China, fórmula altisonante que deriva en muchas otras simplificaciones odiosas
para el trabajo de las ciencias humanas y develaciones fundamentales. Se trata de enfrentar estas
fuerzas exponiéndolas y así nos permitiríamos ir más allá del guion también conveniente a las
hegemonías de ambos bandos. Y en términos de conveniencias, La reflexión fuera de guion conviene
a la gente para un vivir mejor y no sucumbir como especie.11

d) El imaginario tambaleante y el guion del mundo presente.

Todo lo dicho sobre la pandemia sea de modo oficial o noticioso es una cortapisa. No son precisiones
convertibles ni siquiera en variables al modo positivo; no, son cónclaves de origen para producir un
efecto sentido y allí estamos. La situación es que, desde adentro de cada ser humano en peligro
inminente de contagio, el proceso está originando ese volver a vernos que ya hemos asomado. Esto
significa reconocernos en lo humano. Esto es difícil por la llave con que nos han cerrado el pensar y
el maniqueo de donde salen las realidades. Aun así contamos con los imaginarios sociales y de todos
ellos el imaginario del ser humano, el cual debe discutirse al calor de esta crisis y que dicho sea de

11
Término reconocible bajo fuegos. No lo usamos como categoría o distinción posible.

10
paso este propio imaginario del ser humano ya es una primera situación a atender de este
tambaleante mundo presente.

El imaginario actual de Ser Humano no va a poder traducir el mundo este que nos hacen ver.
Irremediablemente va a repetir la traducción de la lengua dejada en la calle y que ahora está
brevemente confinada al espacio del hogar. En esta época, el vivir tan cerca todos los miembros del
hogar -y por el confinamiento, pasar juntos tanto tiempo, compromete más el sentido e
interpretación personal del ser humano. Ahora, tomando en cuenta que el hábito y uso de vivir
juntos se extravió hace ya un tiempo hay que agregar una dificultad adicional. La familia misma se
golpea entre ella porque la individualización es ajena al concento del conjunto de intereses que ha
de contenerse en ella. La infección contra la familia también es conocida desde hace tiempo. Hoy el
ser humano del mundo, siente que está en una crisis práctica y bajo confinamiento obligado. El
propio imaginario de persona o ser humano, que tiene la gente, está siendo criticado desde lo simple
de la opinión sin sabiduría ni labor de construcción. ¿Desde allí tendrá que reflexionar? Aun así, en
esos primeros meses de confinamiento, la gente se manifiesta a favor de que algo hay que hacer o
sino…vendrá la muerte y tendrá tus ojos.12

El poder convivir en este mundo presente se llena especialmente de intoxicaciones de tipo 2.0, 3.0,
que son esas posibilidades tecnológicas de transmisión de información y datos que se tienden a
confundir con medios de comunicación. Estos medios de dis-función y presencia instantánea no son
más que camas profundas que engordan simplificaciones. Una vez obesas, en medio del efecto
opinión y doxa, pasan a reproducir un desprecio a la interioridad y, todo aquel miembro de esta
sociedad mundo, se vuelve un observador bajo pulsiones y ansiedad. Como efecto se entroniza la
exterioridad, que es el diseño de consumo para todos en este mundo actualizado por la mediática
tecnologizada. La exterioridad funciona en esos media así: -Hay algo o alguien afuera, o eso de
afuera es una medida; -una política, un presidente y este debe resolver… -mi yo observa y critica en
la exigencia del tiempo (propio y mi espacio protegido). Esto no es cantinflérico; más algorítmico sí.

Ese tipo de consumo luego pone al conjunto social a definir o segregar, puede que ambos a la vez
según los pruritos contra formas sociales más humanas. Por ello, el desafío de la humanidad, antes
que se le declare definitivamente bárbara a manera de denominación de origen, está en la labor de
enfrentarse también a las determinaciones que explotan y que desorientan a los seres sociales; a
parte de la exterioridad estas además producen una subalternidad que es deliberadamente
ignorada, aun así vibrante y muy fuerte en el tiempo. La interioridad es absolutamente desfavorable
a la subalternidad, la exterioridad si le es favorable. En la práctica se manifiestan estas dos cadenas
en conceptos como el de Barbarie.

Ese concepto de Barbarie por ejemplo, sobre el que ya hemos manifestado nuestro parecer, es una
reminiscencia para un entender en el que puedes dominar y subyugar a otros; es una fórmula de
marca original con la cual puedes negarle valor propio a ese otro o auto-referenciarse como mejor
porque el otro es peor. No importa si el otro interiormente es mejor porque eso tampoco existe.
Ese ser humano cree capitalizarse de esta forma, porque el desgaste es del otro, los medios para
actuar son los tuyos y el posicionamiento con territorialidad es virtual, pero es y puede obtenerse

12
Este es el título de un poema de Cesare Pavese (2005), esta muerte que nos acompaña desde el alba a la
noche, insomne, sorda, como un viejo remordimiento o un absurdo defecto. Tus ojos serán una palabra inútil,
un grito callado, un silencio…

11
plus valor al subalternizar, esta vez desde el imaginario actual del ser humano. El enajenarse, sobre
todo con respecto del prójimo, es fundamento para concretar la no interioridad y en consecuencia
queda el imperio de la subalternidad como algo natural aunque sea un devenido histórico.

Las viejas condiciones históricas son indetectables para que se mantengan produciendo
subalternidad. Esa ha sido su arma fundamental y la cotidianidad es su manto protector. Esa
cotidianidad es la escena social de la iniquidad contra el otro. En este tiempo que aún es capitalista
se ocultan esas condiciones de explotación y le pasan inadvertidas a la gente que está agobiada por
la necesidad de resolver, consumir, pagar, exigencias, obligaciones, que casualmente las más
pesadas están alineadas a la banca y ésta inscrita en grupos de alta gama que planifican el orden
para el sistema mundo. Por otra parte, esta cotidianidad y orden excita sus propios fetiches, es decir
que no basta con pagar las obligaciones, hay que aspirar y comprometer la poca solvencia que puede
dar el trabajo, detrás de ofertas de bienestar material por lo general inalcanzable.

Cumpliendo con esas quimeras se diluyen las condiciones históricas que explotan y en la oferta y
demanda se vacían de su esencia social. El modo viene apuntalado en la imposición de formalidades:
leyes, modas, usos, siempre pensando en situaciones de riesgo y miedo. Estos son en concreto
vaciamientos de la propia sustancia que a decir de M. Merleau-Ponty13 serán posible reponer pero
solo cuando el ser humano mueva su propia historia desde sus realizaciones auténticas y no desde
las del guion. El guion lleva al ser humano a reproducirlo indefectiblemente; en esa medida se
enajena, es decir no sabe qué hace y se pierde sin advertirlo siquiera14. Esto obliga a replantearse el
imaginario social del ser humano como hemos dicho. Tan urgente como necesario, tanto que hasta
las actividades delictivas tipo narcotráfico, trata de seres humanos, etc. reproducen en sus senos lo
del guion pero en su micro cosmos delictivo; la misma subalternidad, la exterioridad, todo excepto
que son anti ley pero generan su propia forma en base a los mismos criterios y hasta usan los mismos
teóricos.

Hasta ahora la sociología ha venido sellando con lacre estos procesos antihumanos, porque su
discurso, sus explicaciones y método son desde el origen parte del sistema mundo moderno que
extraña y enajena. Se trata entonces del ser humano y su proceso histórico, no del método y su
retórica, al menos en esta fase inicial de reflexión. En este quehacer reflexivo hay que reconocer
que aún es altamente necesario un imaginario social del ser humano y vale partir desde allí15. Ahora
bien, desde la crítica, hay que plantearse un imaginario con otro perfil, que muestre una imagen
que venga más de su línea de duración como ser constructor y un poco menos consumidor de la
línea de la institucionalidad, esta última forma parte de las formalidades cursivas del guion. El
imaginario no se afecta por el guion, el guion afecta al ser humano que lo deja en la nada y desde

13
Merleau-Ponty, Maurice. Sentido y sinsentido. Edit. Península. Barcelona. (1977, 197)
14
La alienación en nuestro desarrollo reflexivo, distinto a enajenación por supuesto, se refiere al sujeto que
se pierde o tiende a perderse por interés útil. Se pone lejos de él o deja ponerse lejos de sí mismo. En esta
resultante, hay una especie de voluntad relativa a ser llevado por quien subordina, bien porque es la práctica
que conoce o espera sin detalles otra solución a su favor. El enajenado está sencillamente negado por sí y para
sí, sin que medie en lo absoluto algún vestigio de voluntad.
15
A parte de esta solicitud nuestra de replantearse el imaginario del ser humano (Menschliches Wesen,
Homini, ‫ـ ـ ـ ـ ـ ـ ــي ^ـ ـ ـ ـ ــﺎﺋﻦ‬àb,
‫ـ‬ Être humain, Menneske, entre otros) también nos hemos propuesto como trabajo
accesorio que se aun de desarrolla a discutir el sentido hoy del concepto de homo sapiens, ese hombre sabio,
como se le conoce desde aquella idea de Linneo y su nomenclatura binomial. El estado de la humanidad refleja
un hombre depredando su entorno, y con respecto a su propia especie, vulgarizando su sustantivo.

12
allí se construyen las realidades y las imágenes en consecuencia. El imaginario lo reconocemos como
una instancia tan útil como el habla, tan generativa como la descendencia, además de clara y
profunda como la solidaridad para aproximarse al ser social que es la esencia en esta historia.

En aras de consolidar lo dicho arriba, hay que discutir sobre esos factores, porque desde ellos será
que luego nos aproximaremos y reconstruiremos el esquema del imaginario que maneja la gente;
esta discusión es conveniente para posibilitar el mecanismo que desvele los usos controladores y
enajenantes que se reflejan en el imaginario del ser humano, vale decir que estos controladores
también se reflejan en el habla, la descendencia como con la solidaridad y, que es en el guion, donde
se alojan los tutores o controladores. El imaginario, esta vez, para quien lo estudia proporciona una
referencia muy valiosa y reveladora sobre el ser humano, pero no tener presente los factores en
cuestión, afectarán sensiblemente las conclusiones, valoraciones, referencias a posteriori, las que
también, por efecto de la recursividad serán más simplificadas en el proceso por venir. Se afecta la
dimensión de soberanía que sería el lejos de la nada, estadio en el que ha quedado el imaginado
homo sapiens, aquel romántico productor cultural, que como sujeto y como implicado histórico ha
venido padeciendo en esta especie de intemperie y pandemia con ruidos apocalípticos como bien
manda el guion.

Con subtitular el imaginario tambaleante decimos que lo malo que observamos está más allá del
problema de la crisis de salud. Ya lo de entender el guion está avanzado desde el propio momento
que proponemos revisar el imaginario del ser humano. Ahora observamos que se tambalea, que
tiende a desestabilizarse en sí mismo. El ataque pandémico tiene tambaleante al sujeto
biopsicosocial-espiritual, por que más que un ataque es una pelea con la muerte, y esta lo acecha
con un agente que viene en una presentación corpórea aproximada de entre 0,8 a 0,12 micras, poca
masa para la cultura del volumen, de las riquezas y grandes territorios. Lo conveniente ahora es
intentar dejar claro porqué se tambalea ese imaginario. En este sentido argumentamos que el
imaginario del fuerte, llamado hombre (desarrollado, científico, sapiens y sapiens-sapiens) estuvo y
siguen estando soportado por la delegación. Esta es un activo de la formalidad social que al
momento de criticar el imaginario hay que criticarla también. Este hacer del sapiens obrando desde
la imposición y la subalternidad, de la exterioridad que niega la interioridad o la categoriza como
debilidad, ha convertido su forma de relacionarse en canales de contagio. Desde lo humano, desde
donde se niega por recursividad moderna al otro se mantiene la contaminación que nos va
acorralando y nos vuelve a la intemperie del hombre de la subsistencia de Lewis Morgan.

Ese efecto de delegar, cabe decirlo ahora, le confiere a la confianza una corona que se vuelve virus
y enferma. Hemos podido observar como desde el delegar comienza el gobierno de la confianza y
es desde la delegación que se dicta la formalidad para que esta funcione como rail por donde ruede
la masa social. A nuestra manera de ver, hay que reponer la reflexión como tarea, no importa que
sea a propósito de la crisis de la pandemia. Entre las reposiciones necesarias, hay que voltear hacia
la imagen como tal y no como un eco o seriado de la imaginación modal. Así mismo y en ese sentido
va a convenir diseccionar las distinciones y precisar sobre su situación en un hacer crítico del propio
sentido y este no ha de ser una camisa de fuerza o regulador externo. No atender esto nos
mantendrá donde estamos, en las mismas conclusiones heredadas del cartesianismo y así caer
siempre en un imaginario de crisis, de auténtica confección moderna, que va a seguir negando en la
duración y en lo instituido el proceso que ha demolido el sentido de humanidad y todo lo demás
que le propiciaría equilibrio y armonía al mundo.

13
d) La peste es la confianza y el resultado la intemperie

Antes de asumir el eco de titulares vanos y las apuestas semánticas sobre esta pandemia y la crisis,
hay que reponer de manera urgente la discusión que debe ser siempre el fuerte humano. Aquí se
trata de eso, de discutir entre humanos que se reconocen y hacen sólidos sus encuentros. Entonces
desde allí ver esto de las angustias de la vida y las otras calamidades que la jerga mass mediática de
hoy alimenta bien. De no hacerlo, nos quedamos donde estamos y este estamos viene al menos ya
desde el siglo XV en su final y comenzando así el mito de la Modernidad16 y la del sapiens
mediterráneo que arribó en caraberas hacia allende el mar y más allá de la América tesoro.

Para el desarrollo de este punto-propuesta, vale reponer esta idea de Ernest Bloch: ...el miedo
estalla cuando lo cotidiano se aleja demasiado o no retorna fácilmente a su vieja fisonomía17. Allí
está la sociedad mundo, en La crisis, ¿por qué? Pues se le ha sido demorada su cotidianidad aunque
esta sea la forma de la causa de las determinantes que la originan. Entonces no se trata de exponer
nuestras angustias sino de replantearse el pensar y el decir, no desde los ombligos o de las carencias
particulares, si no desde la vigencia de un concepto más profundo. Es inútil quedarse en la queja del
paisano hoy reducido a un confinamiento. Ya comienza el olvido del fallecido y del que aun lucha
contra la enfermedad. Mientras, pasan los días y se va perdiendo el miedo pero no la necesidad de
lo cotidiano. Esto viene ocurriendo ya y aun la pandemia está en vigencia. A la fecha de escribir esto
solo ha transcurrido medio año desde la declaración del primer brote. Este es un elemento a
destacar porque donde volvemos a estar es la intemperie, como así catalogamos a la reposición de
la vieja fisonomía que ya viene en camino.

El retorno que se produce tiene entre sus argumentos la parálisis económica: sin comida tampoco
hay vida, igual de difícil sería el resultado que con el coronavirus de ahora. Se sigue creyendo que
economía es comida para el mundo y eso es otro problema mal planteado. Por ahora seguimos
sobre este retorno, el cual va a ser con más cargas para el ser humano en su versión paisana,
trabajador, gente normal, esté considerado o no en la nada. La carga viene también porque ha
habido mucha pérdida en la esfera del plusvalor que tampoco es comida, ni educación, ni
circulación, esto si lo pensamos desde la economía clásica. Pero debemos pensarla en la economía
de lo contemporáneo, porque en esta faceta lo que ha pasado es que se han debilitado las líneas
jerárquicas de un modelo global. El rebote compensatorio -sin romper lo jerárquico, tiene como
objetivo histórico a la masa y viene irremediablemente contra ella con justificaciones encriptadas;
no importa tanto desde donde surgen estas justificaciones, porque eso también es parte del guion,
de la norma y de los usos.

16
Esta referencia puede servir de clave argumental de nuestro punto:”1492, según nuestra tesis central, es la
fecha del "nacimiento" de la Modernidad; aunque su gestación -como el feto- lleve un tiempo de crecimiento
intrauterino. La Modernidad se originó en las ciudades europeas medievales, libres, centros de enorme
creatividad. Pero "nació" cuando Europa pudo confrontarse con "el Otro" y controlarlo, vencerlo, violentarlo;
cuando pudo definirse como un "ego" des-cubridor, conquistador, colonizador de la Alteridad constitutiva de
la misma Modernidad. De todas maneras, ese Otro no fue "des-cubierto" como Otro, sino que fue "en-cubierto"
como "lo Mismo" que Europa ya era desde siempre”… Dussel, Enrique. 1492 El encubrimiento del Otro. La Paz:
Plural - UMSA, 1994 (1994)
17
Bloch, Ernest. «El Principio de la Esperanza vol I.» https://ia802603.us.archive.org.
https://ia802603.us.archive.org/35/items/BlochEElPrincipioEsperanzaVolI19381947/Bloch-E-El-principio-
Esperanza-vol-I-1938-1947.pdf. (2020, pág.15)

14
Ahora vale peguntarse ¿cómo se mueven esas justificaciones? Estas se mueven bajo el plasma de la
confianza. Con ella y a través de ella se aspira retornar a lo normal que se le siente como urgente y
el usuario guionado va a ciegas tras el carromato, desasistido de singularidad y consumiendo
concentraciones de ofertas in humanadas. Aquí es cuando decimos que no es la barbarie con la que
nos conmina la modernidad a ver lo malo que sucede en el mundo. Hay que ver en este momento,
como prosiguen los lobbies de fuerza y los acomodos ya instituidos; estos persisten, ahora
protegidos por el dinero de estos últimos tiempos, donde casi es inexistente el valor del trabajo o
de las propiedades productivas que en otrora, eran el respaldo, tal como se le planeaban a
comienzos de este largo período identificado con el sustantivo capitalismo.

De momento hay que plantearse revelar la responsabilidad de este sistema mundo. También hay
que diferenciarlo del mundo globalizado -como es que mejor suena en los ambientes de difusión
que persiguen marear al incauto receptor cotidiano. Pero fundamentalmente requerimos
distinguirlo del mundo de la humanización, que al contrario del sistema mundo, si es hacedor de
una sociedad con un proceso histórico donde no hay subalternidad, no existe, ni como modo ni
como método. Luego conviene plantearse que lo que desplaza ese sistema mundo es lo social. Este
desplazamiento se concreta en el extremo de llegar a plantearse qué personas pueden ser target de
experimentación o cuales de eliminación concreta. La confianza dará la opción a generar una
patente muy del ego donde de ninguna manera uno se ve candidato a padecer, más bien se ve como
un acuerdo muy personal o auto-reconocimiento de civilizado a criticar y exigir se reconvengan
condiciones de normalidad, un producto muy civilizado que otro debe proveer o pagar. La cultura
humana tiene mucho percudido desde que el mundo viene revolucionando sobre sus
concentraciones humanas, más en lo que Gordon Childe llamó revolución urbana18. La intemperie
dejó al ser humano en un camino y se trajo al frente a un civilizado con poca posibilidad de
revelación.

La Intemperie como conclusión.


Así el vivir me mata, que la muerte me torna a dar la vida.
¡Oh condición no oída la que conmigo muerte y vida trata19

Estamos ante la demostración más clara de un ser humano padeciendo las consecuencias de un
despojo de sus recursos propios, interiores y proyectivos. El momento de la pandemia se ha
apretado para que se reflexione. No es una tarea de récipe; es una reflejo en las masas pero en el
ser humano es una necesidad; para el observador es un propósito y para un científico de lo humano
es muy importante y vital.

Hay un guion perverso a los intereses del conjunto de la humanidad, no porque se haga de las
riquezas y el 90% de los otros seres humanos padezca de ese represamiento. Trata de perseguir y
en eso se ha inventado la subalternidad y negando la interioridad, esa herramienta que viene desde
el vientre y que se pierde en aulas. Aquí comienza la debilidad para la gran masa.

18
Bueno, Gustavo, La nostalgia de la barbarie, como antiglobalización. En
http://filosofia.org/aut/gbm/2001zer.htm (2001)
19
Cervantes, Miguel de. «Don Quijote.» Centro Virtual Cervantes.
https://cvc.cervantes.es/literatura/clasicos/quijote/edicion/parte2/cap68/cap68_02.htm (1998)

15
La reminiscencia a momentos históricos es con la idea de desprestigio y peor de categorización
discriminativa. Pasa con la referencia a barbarie; no solo arrastra a esa gente sino a muchas más
expresiones culturales para convertirse en una distinción para el desprecio por lo humano y lo
histórico. Se logra un imaginario para imponer lo descartable o despreciable. Se oculta así, con
palabras y antropónimos una cultura de la imposición y con ella una perspectiva a difundir.

La intemperie se produce cuando el ser humano termina despojado de sus protectores, los cuales
están en sus propias posibilidades y condiciones, generadas para su favor en su trámite en la
historia. Sin embargo, hemos sido parte de la reflexión en la que el vivir no viviendo conlleva a la
muerte, resultante de la intemperie. No es cosa de ciencia ficción, ni algoritmos de la singularidad
tecnológica, la intemperie es la deshumanización programada en el sistema mundo o sociedad
mundo. En el medio del proceso cae la educación y la ciencia por ir acompañando al sistema y ahora
vemos caer la salud abandonada por el mismo guionato. La paz y la solidaridad han sido los primeros
en caer y se mantienen caídos porque así conviene.

La intemperie se hace recursiva desde el propio imaginario social del ser humano de hoy y este es
hijo natural de la modernidad, que ha sido educado bajo sesgos, con mucha doxa y masa resonante.
Por ello hay que revisar ese imaginario. La salud, la paz y la solidaridad florecerán en consecuencia.

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18

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