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Sinopsis
Geografía mínima
Su territorio está dividido en las parroquias Moroturo, capital Santa Inés; San
Miguel, capital Aguada Grande; Xaguas, capital Baragua y Siquisique, asiento de
la que es al mismo tiempo capital del Municipio. Posee una extensión total de
4.256 km2.
Su curso de agua más importante es el río Tocuyo, a un costado del cual está
ubicada la capital del municipio. También son importantes el Baragua y el Tuy, que
son tributarios del mismo. Aún cuando hay referencias históricas, sobre la antigua
capacidad del río Tocuyo para permitir la navegación en pequeños botes hasta la
altura de la propia Siquisique, en el presente, su curso se ve notablemente
disminuido por problemas en el manejo de la cuenca alta y la existencia de dos
presas en territorio de los municipios Morán y Torres. De allí que se haya
planteado con insistencia en los últimos años la construcción de una presa en
suelo del municipio Urdaneta, en las
inmediaciones de Baragua, para regular
por sí mismos y con criterio previsor su
caudal. Con todo, su curso de agua
permanente durante todo el año, aunque
escaso en el verano, sigue siendo
fundamental en la economía local.
Tiene fama de ser su territorio estéril y seco, pero en realidad es muy diverso,
existiendo todavía extensos bosques sub-húmedos, casi impenetrables, en los
cerros de Parupano y en las inmediaciones de Moroturo. De hecho, las tierras de
este último valle se encuentran entre las de más alto potencial agrícola del Estado
y las del valle de Baragua se consideran de moderado a alto potencial agrícola. La
vegetación predominante, sin embargo es la de espinares, matorrales y bosques
xerofíticos. Es de destacar que el régimen de lluvias propio de la zona semiárida,
más que ser escaso es “errático”, de modo que las temporadas lluviosas son poco
predecibles tanto en sus momentos de ocurrencia como en su magnitud.
Historia sucinta
Tendría que fundarse Carora y necesitar sus vecinos principales la mano de obra,
que ellos mismos no estaban bien dispuestos a ofrecer al desarrollo de los
cultivos, establos, artesanías y comercio, indispensables en la creación de su
propia base de sustentación económica, para que las comunidades indígenas del
territorio urdanetense volviesen a ser requeridas por los conquistadores europeos,
esta vez de un modo definitivo. Fue entonces el Régimen de la Encomienda, una
creación de la corona española en América, por la cual delegaba en cada vecino
principal de una ciudad el control de un grupo de indígenas, de modo que se
sirviera de su trabajo a cambio de proporcionarles los fundamentos del
cristianismo y de la vida ciudadana, tal como la entendían los europeos de aquella
época, el mecanismo utilizado por las autoridades españolas para incorporar a los
antiguos habitantes de las serranías de Baragua, Parupano y los valles de
Siquisique y Moroturo, a la naciente economía de lo que mucho después
devendría en la nación venezolana.
No criaban animales
domésticos, salvo tal vez
una variedad de picures,
pequeños roedores de
carne apetecible. Sus
actividades sociales
estaban dominadas por
las ceremonias
propiciadoras de
cosechas y caza
abundantes, que
permitieran el crecimiento
del grupo y su vida en
paz. Éstas se
complementaban con actos de agradecimiento a aquellos espíritus o fuerzas de la
naturaleza, que en el pasado hubieran favorecido las labores agrícolas o protegido
la victoria frente a sus enemigos.
En fin, todo este complejo mundo, soportado por una vida laboriosa y dura pero
armónica con la naturaleza circundante, fue lo que se vino abajo con el
sometimiento al modo de vida colonial.
Ya para estos años el sitio de Parupano estaba habitado mayormente con indios
provenientes de Siquisique, en búsqueda de tierras más fértiles que las que
rodean a esta población. Probablemente, también lo hacían en cumplimiento de
una vieja práctica prehispánica de sembrar periódicamente en esta sierra, algunas
especies difíciles de aprovechar en las zonas más áridas donde tenían su asiento
ajaguas, jirajaras, ayamanes y gayones. Por la misma época, en Moroturo, se
habían empezado a establecer algunas haciendas que poco a poco fueron fijando
una cantidad importante de población indígena, mucha de la cual provenía de San
Miguel. Así también en Baragua, que era paso obligado en el antiguo camino de la
sal de tiempos prehispánicos y que para entonces unía a Coro con Carora.
Por ello, para finales del siglo XVIII se verifican en todos estos sitios,
particularmente con ocasión de la visita pastoral del obispo Mariano Martí en 1776,
la erección de capillas o disposición de la atención por parte de curas “doctrineros”
a aquellas que ya estaban erigidas, que en esos años constituían, por una parte,
un reconocimiento a cierta magnitud de la población allí reunida y, por otra, un
estímulo adicional para su fijación en la zona, antecedentes de los actuales
poblados de Aguada Grande, Moroturo y Baragua.
De modo pues que en Siquisique y los pueblos vecinos estaban dadas las
condiciones de frustración y resentimiento social, que explican la incorporación
inmediata de la mayoría de su población en las luchas independentistas, aunque
durante la mayor parte del tiempo lo hicieran a favor del bando realista.
Esto último, de todos modos no debe extrañar porque siendo casi toda esa
población indígena, no podían ver con agrado que la Guerra de Independencia
estuviese dirigida por los blancos criollos, es decir, los mismos que los explotaban.
Y además, por ese mismo hecho, sobre ellos tenían una inmensa influencia los
sacerdotes católicos, frecuentemente sus únicos defensores frente al abuso de los
terratenientes para los cuales trabajaban; de aquí que no extrañe el que a la
intervención de uno de ellos, el sacerdote Andrés Torrellas, se deba la decisión del
“Indio” Juan de los Reyes Vargas, el más importante líder de los aguerridos
combatientes de la zona, en relación al abandono de las filas patriotas poco
después de haberse incorporado a ellas.
Dicen que tenía veinticinco años en 1810 cuando pasó el Marqués del Toro por
Siquisique al frente de las filas patriotas. Con ellos se enroló y luego, al devolverse
a Caracas el ejército republicano, se quedó en Siquisique al mando de una
pequeña guarnición con el rango de Capitán de Milicias, lo cual demuestra que ya
entonces era reconocido su liderazgo entre los pobladores de estas tierras. Sin
embargo, poco después, bajo el influjo del padre Torrellas, se adhirió a la causa
realista al entrar Domingo de Monteverde al mando de la expedición que desde
Coro organizó el gobernador José Ceballos, para recuperar el control de las
provincias que habían declarado la Independencia en Caracas.
De allí hasta 1820, el Indio Reyes Vargas mantuvo constantemente en jaque a las
fuerzas patriotas, con su perfecto conocimiento del terreno, la aplicación de una
especie de estrategia de “guerra de guerrillas” y la indudable ascendencia que
tenía sobre la población indígena y mestiza de la región.
En efecto, otro ensayo administrativo acaecido entre 1904 y 1909 nos confirma la
dificultad de su gobierno, pues durante estos años el entonces distrito Urdaneta
fue pasado a formar parte del estado Falcón, luego de lo cual fue devuelto al
estado Lara.
Sociedad
Economía
Dado que, por una parte, Urdaneta es hoy por hoy el más importante productor de
sisal del país, pero
que, por otra, este
rubro ha venido
experimentando
las últimas
décadas un
marcado descenso
de su demanda
por la industria de
cordelería debido a
la competencia de
las fibras sintéticas
de polipropileno, se han elaborado estudios que demuestran su idoneidad como
materia prima para la manufactura industrial de papel y que buscan estimular este
tipo de aprovechamiento, basados en la extrema resistencia de su fibra y costos
competitivos.
Perseguida su
producción
desde la década
de 1950, la
tosudez de los
productores
artesanales,
organizados
alrededor de la
figura de don
Domingo Guaidó
y el interés de
algunas personalidades e instituciones, principalmente Fundacite, PROINLARA y
la División de Desarrollo Agrícola del ejecutivo regional, lograron convencer a las
autoridades de legislar a favor del rescate de esta actividad productiva. Así, en el
año 2000 quedó protegida mediante decreto y en el 2001 se promulgó la ley
estadal respectiva, cuyo reglamento fue aprobado en el 2004. Con la reciente
aprobación por parte de la Asamblea Nacional de la modificación a la Ley de
Impuesto sobre Alcoholes, introducida conjuntamente por representantes de los
Estados Lara y Falcón, termina el proceso de la adecuación del marco legal que
estimule la producción del destilado de cocuy como un rubro estratégico para el
desarrollo regional.
Las cabras han sido desde tiempos coloniales uno de los factores más
importantes para la sobrevivencia de las comunidades campesinas en este
territorio. La llamada “vaca del pobre” de hecho, constituye la fuente de proteínas
animales más importante de su dieta. Injustamente perseguida su cría durante
décadas, lo cual llevó a una reducción considerable del número total de cabezas
de ganado caprino existentes en la zona, hoy día se hacen esfuerzos importantes
de asistencia técnica para el mejoramiento genético de los rebaños y
perfeccionamiento de su manejo.
Teniendo como centro a Santa Inés, en las últimas décadas una parte
considerable de las tierras del valle de Moroturo se ha venido dedicando a la
explotación del ganado vacuno, especialmente para la producción de leche y
derivados lácteos que han obtenido un bien ganado reconocimiento por su calidad.
Cultura
Se trata de una
expresión cultural
compleja, que envuelve muchas otras actividades aparte del baile propiamente
dicho, el cual es un baile colectivo, no por pareja, dirigido por un “capataz” o
“mayordomo”, a quien todos los participantes deben respeto y obediencia.
Sus raíces están en los antiguos ritos propiciatorios y de agradecimiento por las
buenas cosechas y cacería con que las etnias indígenas de la zona buscaban
consagrar su armónica relación con la naturaleza circundante.
Para definirlo de manera general, tal como se conserva en territorio del municipio
Urdaneta, hay que decir que Tura es al mismo tiempo el nombre de la ceremonia
así de un instrumento musical típico (una especie de flauta de carrizos) que se
utiliza en ella y la planta de la cual la obtienen. Al maíz jojoto también le llaman
tura.
FEDERMANN, Nicolás de. Viajes a las indias del Mar Océano. Caracas:
Fundación de Promoción Cultural de Venezuela, 1986.
QUERALES, Ramón. Los Ayamanes. Gente de sol y agua. Cuaderno Escolar Ana
Soto Nº 3. Barquisimeto: Centro de Historia Larense, 1995.
Documentales
“Decreto Patrimonio Cultural del Estado Lara Planta Ágave Cocuy Trelease”.
Gobernación del Estado Lara. Gaceta Extraordinaria Nº 101. Barquisimeto, 5 de
diciembre del 2000.
Sitios en Internet
http://www.fudeco.org/estados/lara/municipios/urdaneta.htm
http://www.siquisique.com
http://www.chiquinquirafm.com
http://www.laraenred.com/informacion de Lara/Municipios/Urdaneta