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Ya de joven comenzó a frecuentar los salones aristocráticos, lo que le permitió conocer a toda clase de
literatos y artistas y, al mismo tiempo, le valió una fama de snob sobre la que André Gide, escritor y editor
de la Nouvelle Revue Française (NRF), se fundaría más tarde para rechazar el manuscrito de À la
recherche... casi sin leerlo.1 Se sirvió de la fortuna familiar para vivir sin trabajar y dedicarse a escribir,
aunque sin ningún éxito durante más de veinte años. En ese tiempo solo consiguió escribir una novela que
nunca concluyó y que no publicó, además de artículos y traducciones que no recibieron demasiada
atención.
En 1907 comenzó la que sería la primera parte de su gran novela y que titularía Por el camino de Swann
(Du côté de chez Swann), publicada en 1913 a cuenta del autor. La segunda parte, A la sombra de las
muchachas en flor (À l'ombre des jeunes filles en fleur) obtuvo el Premio Goncourt en 1919, primer
reconocimiento de cierta notoriedad que Proust recibió cuando le quedaban solo tres años de vida. Muy
enfermo, dedicó esta última etapa exclusivamente a terminar su gran obra maestra, encerrado en su casa y
sin ver casi a nadie. Sin haberla acabado, murió en noviembre de 1922 de una bronquitis mal curada. Su
hermano tomaría a su cargo la edición de los manuscritos, que fueron apareciendo uno a uno hasta que en
1927 se publicó el tomo séptimo y final: El tiempo recobrado (Le temps retrouvé).
À la recherche du temps perdu es una gran reflexión sobre el tiempo, el recuerdo, el arte, las pasiones y las
relaciones humanas atravesada por un sentimiento del fracaso y el vacío de la existencia, animada por más
de doscientos personajes —que Proust compuso cuidadosamente amalgamando en cada uno trazos de tal o
de cual de las personas que había conocido a lo largo de su vida— y fundamentalmente por el narrador, a
quien seguimos en su largo y minucioso recordar desde el día en que una magdalena remojada en té reabrió
inesperadamente a su memoria las puertas de un pasado lejano y olvidado ya (véase: Magdalena de Proust),
que poco a poco comienza a ser exhumado mediante toda clase de recursos imaginables puestos en práctica
a lo largo del relato: descripciones poéticas, comparaciones y metáforas, reflexiones filosóficas y
exposiciones literarias de teorías metafísicas, anécdotas, discusiones y conversaciones que entrecruzan los
más variados personajes en los más diversos lugares.
El amor y los celos, ilustrados especialmente en la relación entre Swann y Odette, así como
en la que el narrador tiene con Albertina.
El arte en todas sus formas: pintura, escultura, música, literatura, teatro y arquitectura.
La condición existencial y la subjetividad esencial que la constituye.
Los distintos ámbitos y esferas sociales que contrastan entre sí, como la familia y los
amigos, la ciudad y el pueblo, los salones burgueses y los salones aristocráticos.
La homosexualidad, tema tratado en los personajes de
Roberto de Saint-Loup, el Barón de Charlus y Carlos
Morel.2
Biografía
Infancia
Por otra parte, Adrien y Jeanne tuvieron un segundo hijo, Robert, nacido en 1873, que, a diferencia de
Marcel, satisfizo los propósitos de su padre respecto del futuro profesional de su prole, pues devino un
cirujano exitoso, con lo que Proust pudo esquivar bien pronto la presión familiar y convertirse en lo que
ansiaba, un hombre de letras.
La familia de Proust acostumbraba a viajar desde Auteuil a la casa de sus tíos Amiot y Elisabeth Proust,
hermana de Adrien, en las temporadas de Pascua. La casa se encontraba en Illiers, el pueblo del padre, a
unos 25 kilómetros de Chartres. Y en Auteuil, cerca del Bois de Boulogne, además de en Cabourg y en
Trouville, se inspiró Proust para crear el Balbec de a À la recherche..., mientras que Illiers fue el modelo
para el imaginario Combray. Tanto es así que, en 1971, Illiers fue rebautizada Illiers-Combray en honor de
Proust y allí acuden, casi en procesión religiosa, los fieles proustianos a tomar una taza de té con
magdalenas para recordar el famoso pasaje de Por el camino de Swann, sobre la magdalena de Proust.
Marcel, niño débil y asmático, sufría especialmente en los primeros días de cada primavera el polen
liberado por las flores. Hacia 1880, cuando contaba solo nueve años, Proust sufre su primera crisis grave de
asma al volver junto a sus padres de un paseo por el Bois de Boulogne: se ahoga y la respiración no le
vuelve, su padre lo cree muerto y solo in extremis logra salvarse. Como consecuencia, las visitas a Illiers se
reducen hasta el punto de suspenderse y Proust, desde entonces, contemplará a Illiers como un paraíso
perdido. Su asistencia al colegio resultó irregular; ni allí ni luego en el liceo Condorcet sería considerado un
estudiante de demasiado provecho.
Adolescencia y juventud
Para satisfacer a su padre, estudió Derecho y se recibió de abogado, pero se negó a ejercer y logró
convencer a su padre de que no podría vivir de otra cosa que no fuesen las letras y la filosofía. Así que
emprendió también su licenciatura en letras, que completaría en 1895. Durante sus estudios fue alumno,
entre otros, de Albert Sorel, quien lo juzgó "no inteligente" en su examen, y de Henri Bergson, cuyas ideas
sobre el tiempo influirían en su obra. Aun cuando consiguió obtener el título en la disciplina que más placía
a su sensibilidad, tampoco en ella ejerció la profesión, sino que se sirvió de la fortuna familiar para
continuar frecuentando salones mientras escribía pequeños textos que nunca tuvieron mucha repercusión.
En 1896, a los 25 años, publicó su primer libro: Los placeres y los días, recopilación miscelánea de poemas
en prosa, nouvelles y retratos de estilo decadente, para el cual Proust consiguió que Madeleine Lemaire lo
ilustrara y que Anatole France lo prologara. El libro pasó sin embargo desapercibido y si la crítica se
pronunció a su respecto fue para juzgarlo con severidad, como fue el caso de Jean Lorrain. Este, escritor y
homosexual que escandalizaba por hacer públicas sus inclinaciones de forma exagerada, hizo una crítica
feroz al libro y, además, daba a entender que Proust era amante de Lucien Daudet. Marcel Proust se sintió
ofendido, no aceptaba que su homosexualidad se reconociera en sociedad, y lo retó a duelo, el cual
afortunadamente no tuvo consecuencias pues parece que ambos dispararon al aire. Toda la reputación que
consigue es la de un mundano dilletante, reputación con la que cargará además hasta la publicación de Por
el camino de Swann y que influirá en que su obra no sea reconocida desde el primer momento.
En 1906 Marcel Proust recibe un golpe terrible, el fallecimiento de su madre, que tan importante fue para
él. Se sintió en absoluta soledad y enfermo, solo tenía a su hermano Robert, pero estaba casado. Se trasladó
a Versalles para vivir cerca de una amiga de su madre. Se estaba gestando lo que sería una de las obras más
grandes de la literatura universal.
En 1896 Proust publicó a su costa Los placeres y los días, una recopilación de poemas en prosa, retratos y
relatos largos en un estilo decadente, ilustrado por Madeleine Lemaire, dueña del salón que Proust
frecuentaba con asiduidad junto con su amante francovenezolano Reynaldo Hahn, el cual contribuyó al
libro con partituras compuestas por él, y prologado por Anatole France. El libro le atrajo a Proust una
reputación de diletante mundano que no se disiparía hasta la misma publicación de los primeros tomos de À
la recherche... a partir de 1913. Con el paso del tiempo, además de los diferentes problemas y la vida social
agitada que llevaba, Proust continuó profundizando su pasión por la literatura, hasta que dio con la obra de
un esteta inglés, John Ruskin, que cambiaría la orientación de su vida y de su carrera literaria.
La estética de Ruskin
Proust descubrió la obra de John Ruskin a través de la lectura de artículos y obras como la de Robert de la
Sizeranne Ruskin et la religion de la beauté, ya que el propio Ruskin había prohibido que se tradujera del
inglés mientras permaneciera vivo. Así que, al fallecer este en 1900, Proust aprovechó para iniciar la
traducción de su obra y emprendió varios peregrinajes al norte de Francia, a Amiens y sobre todo a
Venecia, en donde residió una temporada con su madre; también en esta época aparecen sus primeros
artículos sobre Ruskin en la Gazette des beaux-arts.
Este episodio de su vida está registrado en Albertine desaparecida (o La fugitiva). Los padres de Marcel
desempeñaron un papel determinante en el trabajo de traducción: el padre lo aceptó como un medio de
poner a trabajar a un hijo que se rebelaba contra las funciones sociales y que acababa de abandonar un
trabajo no remunerado en la Biblioteca Mazarino; la madre influyó más aún:
Marcel no dominaba el inglés, así que ella realizó una primera traducción
literal del texto. A partir de allí, Proust pudo "escribir en excelente francés
ruskiniano", como anota un crítico ante la aparición de la primera traducción
de The Bible of Amiens en 1904. La segunda, publicada en 1906, fue del libro
Sesame and Lilies. Proust las acompañó de un abundante aparato crítico, con
largos y ricos prefacios —casi tan extensos como el texto mismo— y con
múltiples notas. A medida que traducía a Ruskin, Proust tomaba distancia de
las posiciones estéticas del autor inglés. Esto es particularmente evidente en el
último capítulo de su prefacio a la primera traducción, en donde alterna entre la
admiración y la confesión de distancia con respecto a las traducciones
anteriores. Con todo, y aun cuando estas traducciones fueron alabadas por
John Ruskin. personalidades como Henri Bergson, constituyeron un fracaso editorial.
Tras la muerte de sus padres, sobre todo tras la de su madre en 1905, su frágil
salud se deterioró mucho a causa del asma y de la depresión por la pérdida
materna. Permaneció recluido durante quince años en el 102 del bulevar
Haussmann en París, donde hizo cubrir las paredes de corcho para aislarse de
ruidos y dedicarse sin ser molestado a su obra maestra, En busca del tiempo
perdido (À la recherche du temps perdu). Vivía exclusivamente de noche,
tomando café en grandes cantidades y casi sin comer —según cuenta Celeste
Albaret, su criada en esos años, en un libro de memorias—, sin cesar nunca de
escribir y de practicar sobre su texto interminables correcciones, supresiones y
añadidos de papeles que Celeste se encargaba de pegar en las páginas
correspondientes, que podían alcanzar, en consecuencia, considerables Última página
extensiones. manuscrita de En busca
del tiempo perdido.
Proust comenzó la obra hacia 1907. No sale de casa, trabaja durante la noche
y duerme de día; tiene a su servicio a un joven matrimonio de criados, Nicolás
y Céline Cottin. En 1912, aparecieron varios fragmentos de su novela en Le
Figaro, y por esta época, según sus cálculos, el libro daría dos volúmenes de
setecientas páginas cada uno. Finalmente, la primera parte, Por el camino de
Swann se publica en noviembre de 1913 con dinero del bolsillo de Proust,
luego de haber sido rechazada por La Nouvelle Revue Française (NRF). El
principal responsable de este rechazo fue André Gide, quien admitiría más
tarde que la declaró sin valor alguno sobre la base de la imagen social que
tenía del autor y de un pasaje que leyó al azar y le desagradó.1
El estilo literario
En general la obra de Proust posee un estilo literario muy característico e inconfundible, influido por el
impresionismo y con marcado carácter simbolista. Domina un tipo de descripción atomizada y
narrativamente recurre a un tempo lento y moroso, de párrafo amplio y complejo; su manera de abordar
cualquier cuestión es siempre indirecta, en espiral.
Huyendo del realismo artístico y sus excesos naturalistas, Marcel Proust mostrará su transfiguración de la
realidad por medio de distintas formas de subjetivismo, como por ejemplo la forma imaginativa de tratar el
tiempo y sus observaciones y descripciones impresionistas, pero todas estas técnicas quedan resguardadas a
la sombra de la principal característica de la obra de Proust: el fluir proteico de la conciencia, reducida a la
durée bergsoniana.
Proust hace uso del monólogo indirecto, el cual supone la presencia de un narrador omnisciente que
presenta pensamientos no articulados por la palabra y regularmente conduce al lector a través de una
estructura episódica que también es una modificación de la clásica estructura tradicional, por dos razones:
por el uso de la analepsis o flashback y por su especial contenido temático. El contenido de la novela no es
lineal, y solo reduciéndolo a la caricatura puede denominarse argumental, porque no narra sucesos, como
en la escuela tradicional, sino el efecto que producen en la sensibilidad, el pensamiento, la imaginación y la
memoria. La obra de Proust presenta también diálogos simultáneos que suceden en un mismo tiempo-
espacio.
Los cambios de narración, de lugar, de tiempo, de perspectiva y de narrador, hechos a partir de recuerdos,
ofrecen una impresión especial. La novela proustiana posee un tiempo psicológico, manipulado por el
narrador a conveniencia.
Obras
Se ofrecen una ordenación cronológica (con la excepción de las partes de À la recherche..., que son listadas
juntas) y los títulos originales entre corchetes.
Referencias
1. Según relata Gide mismo en una de las cartas que más tarde escribiría a Proust: "Desde
hace varios días no abandono su libro; me lleno de él con deleite, me sumerjo en sus
páginas. ¡Ay de mí! ¿Por qué me resulta tan doloroso amarlo tanto?... Haber rechazado este
libro quedará para siempre como el más grave error de la NFR, y (como tengo la vergüenza
de ser en gran parte el responsable de esto) una de las tristezas, de los remordimientos más
dolorosos de mi vida. (...) me había hecho de usted una imagen después de unos pocos
encuentros "en sociedad, que se remontan a hace casi veinte años. (...) Lo creía —¿se lo
debo confesar?— "uno del grupo de los Verdurin. Un snob, un mundano diletante (..) No
tuve a disposición sino uno de los cuadernos de su libro, el cual abrí con mano distraída, y
la mala suerte quiso que mi atención cayera de inmediato en la taza de manzanilla de la
página 62, para luego resbalarme, en la página 64, en la frase (...) que se refiere a una
frente de la que se transparentan las vértebras. Y ahora no me basta con amar este libro,
percibo que siento por él y por usted mismo una especie de afecto, de admiración, de
predilección singulares. No puedo seguir... Tengo demasiados remordimientos, demasiados
dolores (...) No me lo perdonaré jamás...". En: Proust, Cartas a André Gide, Perfil, 1999.
2. El narrador no se involucra en relaciones de ese tipo. Con todo, Proust mismo era
homosexual y construyó el personaje de Albertina y la relación entre ella y el narrador
basándose en uno de sus amantes, Alfred Agostinelli, y en su relación con él.
3. Correspondance, recopilada, anotada y ordenada cronológicamente por Philip Kolb, Plon,
1971-1993.
4. Georges Cattaui, «Proust», Dictionnaire des auteurs Laffont-Bompiani, t. III, 1990, p. 793.
ISBN 2221501748.
5. Painter, George, Marcel Proust, 2 vol., Mercure de France, 1966-1968, tomo I, p. 79.
6. Painter, George, Marcel Proust, 2 vol., Mercure de France, 1966-1968, tomo I, p. 80.
7. Valeria Gaillard. «Crítica de El remitente misterioso: menos armario y más lectura» (https://w
ww.elperiodico.com/es/ocio-y-cultura/20210126/critica-remitente-misterioso-armario-lectura-
11478060), El Periódico, 26.01.2021; acceso 09.05.2021
8. Bassets, Marc (4 de octubre de 2019). «Proust sale del armario con ocho cuentos inéditos»
(https://elpais.com/cultura/2019/10/04/babelia/1570203940_744778.html). El País. ISSN 1134-
6582 (https://issn.org/resource/issn/1134-6582). Consultado el 5 de octubre de 2019.
Bibliografía
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de Proust con su madre).
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Núñez Ang, Eugenio,Literatura del siglo XX (narrativa) características y autores
representativos, México: Universidad Autónoma del Estado de México,[1996].
María Cóndor Orduña, En busca de Sodoma y Gomorra, Madrid, Huerga y Fierro editores,
2006, 128 pp.
Stéphane Zagdanski, Le Sexe de Proust, Gallimard, 1994.
Enlaces externos
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Wikiquote alberga frases célebres de o sobre Marcel Proust.
Wikisource en francés contiene obras originales de Marcel Proust.
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