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RAQUEL DÍAZ REGUERA

Raquel Díaz Reguera nació en Sevilla en 1974. Dibuja y escribe desde niña.
Con seis años ganó su primer concurso de pintura y a partir de ahí se ha dedicado a
estudiar, probar y experimentar. Estudió Bellas Artes en la Universidad de Sevilla y
complementó su formación con cursos de diseño gráfico e ilustración digital. Sin
embargo, su vida profesional tomó otro rumbo cuando abandonó los pinceles para
entregarse a su pasión por la música y la escritura.

Se instaló en Madrid y, acompañada por grandes músicos, escribió las primeras letras
de sus canciones. Pronto firmó su primer contrato editorial con Universal Music
Publishing .
Al tiempo que escribía letras para artistas como Victor Manuel, Pastora Soler, Noa,
Alba Molina, Alejandro Sanz, Chayanne, Miguel Ríos, Pastora Vega y otros, grabó su
primer disco como integrante del dúo Maldeamores.
En el mundo del diseño y la maquetación, trabajó realizando imágenes corporativas
para diversas empresas, cartelería y catálogos de exposiciones. Sin abandonar nunca
su pasión por la escritura, comenzó a escribir cuentos infantiles y por supuesto a
ilustrarlos.

En noviembre de 2010 Thule le publicó su primer álbum ilustrado, titulado "¿Hay


algo más aburrido que ser una princesa rosa?", álbum al que siguen en 2011 "Un
amor tan grande” "Un beso antes de desayunar" "El monumento a la cometa" y
"Catálogo de besos". En 2012 "Un día de pasos alegres" "Azulín, azulado" y "¿Ahora
qué va a pasar?", este último el álbum más reciente realizado en colaboración con
su hermana Nuria Díaz Reguera.

El 23 de Abril de 2011, dentro del marco de los Premios Ciudad de Castellón, recibió
el XII Premio de Literatura Infantil Ilustrada "Tombatossals", otorgado por el
Ayuntamiento de dicha localidad por su obra "Algo que aprender".
YO VOY CONMIGO

No escojas solo una parte.


Tómame como me doy,
entero y tal como soy,
no vayas a equivocarte.

Joan Manuel Serrat.


Me gusta Martín
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ME GUSTA MARTÍN
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Me G U S T A Martín
Me gusta Martín
Me gusta Martín
Me gusta Martín

ME GUSTA MARTÍN

Lo sé porque cuando pasa por mi lado


siento que me pica la nariz
y que mis rodillas se ponen tontas…
pero Martín no se da cuenta.
Martín no me mira nunca.

Mi amiga Lucia me ha dicho


que no me queda bien el pelo recogido,
que a lo mejor,
si me lo dejo suelto.
Martín me mirará.

Me he quitado las coletas pero…


Martín no me ha mirado.

Mi amiga Ana me ha dicho


que tal vez
debería quitarme las gafas,
que a lo mejor
sin mis coletas
y sin mis gafas
Martín me mirará.
Me he quitado las gafas pero…
Martín no me ha mirado.

Mi cabeza
empieza a vaciarse de pájaros.
Los veo levantar el vuelo
y alejarse.

Mi amigo Luis me ha dicho


que por qué no pruebo a quitar
esa sonrisita de mi cara.
Está seguro de que
sin mis coletas,
sin mis gafas
y sin mi sonrisita
Martín me mirará.

He dejado de sonreír pero…


Martín no me ha mirado.

Mi amiga Carla me ha dicho


que por que no pruebo a no tararear
cancioncillas de las mías.
Quizá
sin mis coletas,
sin mis gafas,
sin mi sonrisa
y sin canturrear mis canciones
Martín me mirará.

He dejado de cantar pero…


Martín no me ha mirado.

-¿Serán tus pecas?- me ha


dicho Lola.
Ella piensa que
sin mis coletas,
sin mis gafas,
sin mi sonrisa,
sin mis canciones
y sin mis pecas
Martín me mirará.

Hoy he ido al cole sin mis pecas pero…


Martín no me ha mirado.

Y no sé a dónde van
los pájaros que viven en mi cabeza…
pero sé que se van
lejos,
lejos,
lejos…

-¿No será que hablas demasiado?- me ha


dicho Marcos.
Está convencido de que
sin mis coletas,
sin mis gafas,
sin mi sonrisa,
sin mis canciones
sin mis pecas
y calladita,
seguro que Martín me mirará.

Hoy no he abierto la boca en todo


el día pero…
Martín no me ha mirado.

“¡A lo mejor son mis alas!”.


he pensado.
Sin mis coletas,
sin mis gafas,
sin mi sonrisa,
sin mis canciones,
sin mis pecas,
sin mis palabras
y sin mis alas

Martín me mirará.

Hoy he ido al cole sin mis alas…


y sin mis coletas,
y sin mis gafas
y sin mi sonrisa
y sin mis canciones,
y sin mis pecas
y sin mis palabras.
¡Y Martín me ha mirado!
¡Creo que me ha sonreído!
¡Martín me ha visto!

Pero ahora soy yo la que no me veo.


¿Y dónde están los pájaros de mi cabeza?

Le he dicho a Lucia
que me gusta mi pelo recogido,
le he dicho a Ana
que me gustan mis gafas,
le he dicho a Luis
que me gusta mi sonrisa,
le he dicho a Carla
que me gustan mis canciones,
le he dicho a Lola
que me gustan mis pecas,
le he dicho a Marcos
que me gusta hablar
y me he dicho a mí misma
que sin mis alas no soy yo.

Mis alas son iguales


a las de los pájaros de mi cabeza.

Ahora sé
que yo voy conmigo
y me miro y me veo.
Tengo alas.

¿Estamos dispuestos a cambiar


lo mejor de nuestra forma de
Ser para gustar a los demás?

¿Vale la pena?

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