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Scripta Nova
Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales
Universidad de Barcelona [ISSN 1138-9788]
Nº 78, 15 de diciembre de 2000.
Peter Gould
Universidad del Estado de Pennsylvania
[Traducción de Alicia Capel Tatjer]
Hace ahora casi un año, el 22 de enero de 2000, moría en Pennsylvania Peter Gould, una de las figuras más
señeras de la geografía y de las ciencias sociales del siglo XX. Nacido en 1932 en Gran Bretaña y formado en
Estados Unidos, Peter Gould trabajó incansablemente en una geografía comprometida con los problemas del
mundo contemporáneo. Su obra extraordinariamente rigurosa y siempre abierta hacia nuevos horizontes ha
sido seguramente una de las más estimulantes en el pensamiento geográfico del siglo XX. Al mismo tiempo
su personalidad amable, generosa, amante y gozosa de la vida constituye un modelo de trayectoria humana
vital verdaderamente envidiable y ejemplar.
Peter Gould durante la conferencia que dio en Barcelona el 14 de marzo de 1991
La obra de Peter Gould abarcó una amplia variedad de temas, tratados siempre de forma original y exigente.
La imaginación y la ciencia se unían en él para encontrar la dimensión geográfica a problemas de gran
actualidad y para abordar esos problemas con un método exigente que incluía los desarrollos más recientes de
la ciencia. Todavía recuerdo la impresión que me produjo el primer texto que conocí de él, el artículo en que
planteaba el problema de las relaciones hombre-naturaleza en términos de la teoría de los juegos, su trabajo
"Man against the environment: a game theoretic framework", que había sido publicado en 1963 en la
revista Annals of the Association of American Geographers y que yo conocí en 1972 a través de la edición
que hicieron Paul W. English y Robert S. Mayfield en su libro Man, space and enviroment; una forma
inimaginable hasta ese momento de plantear un problema tradicional de la geografía y que revolucionaba al
mismo tiempo los estudios de geografía rural.
En ese artículo introducía ya de alguna manera la cuestión del papel de la percepción en la adopción de
estrategias de comportamiento de los campesinos y en la toma de decisiones. Se trata de una línea de trabajo
que venía desarrollando desde finales de los 60, cuando publicó su artículo "On mental maps" (1966) y sus
artículos sobre las preferencias espacio-temporales y la estimabilidad residencial. Esas cuestiones se
convirtieron en seguida en un tema importante de investigación y dio lugar a uno de los libros más citados e
influyentes en la geografía de la percepción, realizado con Rodney White, Mental Maps (1985).
Desde los años 1960 Peter Gould había venido trabajando sobre la geografía agraria y de los transportes en
Africa, principalmente en Ghana, y en los 70 se había convertido en uno de los más prestigiosos
representantes de la nueva geografía cuantitativa, siendo coautor, con Ronald Abler y John Adams, de un
manual extraordinariamente influyente en aquellos años: Spatial Organisation: The Geographer's View of the
World (1971). Sus contribuciones a las investigaciones sobre difusión espacial y su capacidad para aplicar
imaginativamente métodos matemáticos a la investigación de problemas geográficos supusieron en esos años
una fuente inagotable de sugerencias en la geografía anglosajona.
Posteriormente la lista de sus publicaciones incluye trabajos sobre cuestiones tan variadas como la
adquisición de información espacial, la estructura de las redes de televisión o el análisis de juegos, con el
ejemplo de la final de la copa inglesa de 1977 entre el Liverpool y el Manchester United.
Desde los años 1980 Peter Gould se dedicó con pasión científica y vital a problemas de gran actualidad como
el de la epidemia de Sida, sobre lo cual publicó su libro The Slow Plague. Geographic Consequences of the
AIDS Epidemic, o sobre las consecuencias de la explosión de Chernobil, cuestiones a las que alude en el
artículo que publicamos. En los últimos años se había interesado también mucho sobre las formas de difusión
de la información; ésto ultimo en una dimensión histórica amplia que iba desde el tiempo que tardó en
conocerse el terremoto de Lisboa de 1755 hasta el que se demora hoy una carta en llegar a su destino desde
que se entrega al correo -para lo que nos pidió a algunos amigos que le enviáramos una desde nuestros
respectivos Departamentos (y tardó 18 días la que yo le envié desde el de Barcelona).
La última iniciativa editorial impulsada por Peter Gould ha sido el libro Geographical Voices coordinado por
él y Woody Pitts y publicado este mismo año por las Prensas de la Universidad de Syracuse, y que ha sido
editado en francés por Peter Gould y Antoine Bailly con el título Mémoires de géographes (Paris: Anthropos,
2000). Una colección de artículos autobiográficos realizados por Antoine Bailly, Brian Berry, Karl Butzer,
Reginald Golledge, Torseten Hägerstrand, David Harvey, Gunnar Olsson, Waldo Tobler, Gilbert White y Yi-
Fu Tuan.
Peter Gould ha estado ligada desde hace años a la empresa intelectual de Geocrítica. Siguió la revista con
interés desde su misma fundación, y aludió a ella y reprodujo en su obra The Geographer at Work (1985) un
dibujo que habíamos elaborado para el número 13 de Geocrítica; y más tarde envió dos artículos para que
fueran publicados en la revista: "Pensamientos sobre la Geografía" (Geocrítica nº 68, marzo 1987) y "La
epidemia de Sida desde una perspectiva geográfica" (Geocrítica nº 89, septiembre 1990). Posteriormente
aceptó formar parte del Consejo Asesor de la revista Scripta Nova, en el que se integró junto con otras ilustres
personalidades, una de las cuales, Ernest Lluch, acaba de ser vilmente asesinada por la banda de pistoleros de
ETA.
El artículo que publicamos como homenaje a la memoria de Peter Gould constituye el texto de una de las
conferencia que dió en Barcelona en la segunda semana de marzo de 1990. Jordi Martí Henneberg miembro
de la Comissió per a la Cultura Científica de la Generalitat de Catalunya, realizó las gestiones para que ese
viaje fuera posible. El texto había de ser publicado por la Conselleria de Cultura de la Generalitat, pero quedó
inédito. Ahora hemos decidido recuperarlo y publicarlo para los lectores de nuestra revista.
Peter Gould era un amante del Mediterráneo, y amaba España y particularmente Cataluña, mostrando siempre
un interés por las manifestaciones culturales de nuestro país, y especialmente por la literatura. Amaba además
la buena vida, esa vida que está llena de pequeñas cosas, como la amistad, el amor, la charla en torno a una
mesa, el buen vino, la contemplación de un paisaje, la lectura.
Unas semanas antes de su muerte Peter Gould me escribió una emocionante carta en la que con un tono
neutro, como sin darle importancia, hablaba del carácter irreversible de su enfermedad y de su próximo fin,
lamentando lo poco que iba a poder hacer por la revista Scripta Nova. Lo verdaderamente impresionante es
que la carta estaba llena de optimismo sobre la utilidad de la geografía y acababa con estas palabras: "el
mundo tiene necesidad de los geógrafos".
No tengo dudas de que escribió a otros amigos cartas similares de despedida con mensajes de aliento y de
optimismo. Su actitud ante la muerte fue verdaderamente ejemplar, tanto privada como públicamente. En la
presentación de su último libro Geographical Voices Peter Gould hacía alusión a la riqueza y variedad de las
voces que había recogido en la obra y al panorama rico y colorista que la misma mostraba de la geografía; y
acababa con esta frase de optimismo, escrita sin duda en el momento en que sabía su próxima muerte:
"Espero que las generaciones futuras encontrarán la alegría, la esperanza y la inspiración en estos relatos en
los que algunos describen las dificultades que han tenido que superar para convertirse ... en geógrafos".
Escribía esas palabras "puesto ya el pie en el estribo", en una situación y con un talante similar al de
Cervantes cuando, poco antes de morir, dictaba su dedicatoria de Los trabajos de Persiles y Segismunda.
"ayer me dieron la Extremaunción, y hoy escribo ésta; el tiempo es breve, las ansias crecen, las esperanzas
menguan, y, con todo esto llevo la vida sobre el deseo que tengo de vivir". Y sin duda, al igual que Cervantes,
pensaba: "¡Adios gracias, adios donaires, adiós regocijados amigos!".
Ese mensaje de optimismo y de alegría es sin duda también el de Peter Gould; el de un hombre entero,
apasionado por la vida, consciente de la responsabilidad moral del científico, y entusiasta de la ciencia a la
que dedicó toda su vida. Un ejemplo, sin duda, para los geógrafos profesionales, los que hemos dedicado
igualmente la vida a esta misma profesión. Pero un ejemplo, sobre todo, para los jóvenes, los que con un largo
camino vital todavía por recorrer pueden llenarlo de tareas nobles, de exigencias morales, de
comportamientos cívicos y de dedicación rigurosa a las tareas profesionales o científicas a que se dediquen.
Horacio Capel
Peter Gould
Universidad del Estado de Pennsylvania
[Traducción de Alicia Capel Tatjer]
Este es un fragmento del libro Els Pagesos de Josep Pla, el gran escritor catalán
que conocía tan bien los vínculos de la gente con los lugares y la tierra (4).
Y de la misma manera los geógrafos -y acabamos de recordar que como seres
humanos todos somos geógrafos, de la misma manera en que todos somos
historiadores y filósofos, capaces de pensar de manera consciente sobre nuestra
existencia en un espacio y en un tiempo determinados- han tenido siempre una
relación de amor con los mapas. Muchos geógrafos recordarán su fascinación
cuando eran niños por todo tipo de mapas, pero me gustaría hacer referencia a
algo mucho más profundo. El mapa se alza actualmente como un símbolo
esencial para el geógrafo sobre la importancia crucial de espacialidad en la
existencia humana, un conocimiento que nos hace ver que somos nosotros los
que decidimos las dimensiones existenciales del espacio.
Pero hay otra conexión relevante en los extraordinarios avances que los
geógrafos han llevado a cabo en los años recientes. Espero que no les importe si
lo llamo una "revolución moral". Se trata de la sensación de que algo está
ocurriendo en nuestro mundo, de que hay cosas injustas que hay que mejorar; de
que la investigación en geografía es tan importante como en cualquier otra
ciencia, y que por esa misma razón esta investigación básica también debe ser
aplicada, debe utilizarse para hacer cosas justas y decentes en un mundo a veces
indecente. Como geógrafo que lleva 30 años de profesión, una de las aspectos
que he notado, como característica relevante de nuestros estudiantes en los
últimos diez años, es una gran preocupación por la condición humana y
medioambiental. Y esta preocupación tendría que ser la fuerza primaria de gran
parte de la motivación intelectual que caracteriza a la investigación científica
actual.
Chernobil es una historia larga y trágica, y que todavía continúa, pero es una
historia que nos enseña cuán interconectado está nuestro mundo actual. Cuando
Chernobil explotó, dejó unas cantidades catastróficas de radionuclidos en la
atmósfera, y aunque de hecho la lluvia radioactiva se dirigió hacia buena parte de
Europa occidental durante aquellos trágicos diez días, la primera nube se dirigió
hacia el noroeste, cruzando el Báltico en dirección a Noruega y Suecia. En
Suecia depositó una pesada capa de lluvia radioactiva, desde la costa del mar
Báltico hasta los altos fiordos de la montaña central situada entre Suecia y
Noruega. Este es un paisaje y un entorno salvaje y casi intocado, pero la mayoría
de los pequeños lagos presentaron uno de los niveles más altos de radiactividad
nunca antes visto en los organismos vivos. Es una tierra extraordinariamente
bella, de un agua y un aire cristalinos, que ha sido durante mucho tiempo el hogar
del pueblo Sami. Incluso Tácito escribió sobre ellos hace dos milenios con
admiración y respeto. Sus vidas han cambiado mucho en los últimos veinte años,
pero el centro simbólico de sus vidas sigue siendo el reno. Estos animales no se
agrupan en rebaños, pero se les permite moverse y pastar libremente por los
valles, valles donde hay extensos lagos que conducen a las altas montañas.
Una segunda presencia de radiactividad tuvo lugar en Suecia central, cerca del
pueblo de Gõvle, justo en el momento en que las flores primaverales asomaban
su cabeza al sol. Las flores estaban siendo invadidas por las abejas que
recolectaban el polen, el alimento para las larvas de las abejas. Más tarde, en
verano, cuando las abejas estaban recolectando el néctar, la presencia de
radiactividad en la miel alcanzó los de 3000 becquerels, otra vez diez veces más
del nivel permitido para el consumo humano. Y el problema es que el cesio no
desaparecerá. Ahora está en la tierra, y de esta manera cada año, cuando las flores
tardías del verano nazcan, el cesio aumentará sistemáticamente a través de las
plantas para dar unos resultados igual de elevados en años posteriores. Los rusos
se encuentran ahora con el mismo problema, sólo que mucho peor, en decenas de
miles de quilómetros cuadrados de tierras cultivables en Ucrania y Bielorrusia.
Chernobil fue un hecho desencadenado por los humanos, una catástrofe que
afectó al entorno biológico y físico y que entonces regresó para afectar al mundo
que lo había desencadenado. Noruega, un país sin ningún poder atómico, fue
marcadamente abierto y claro en sus investigaciones y publicaciones sobre los
efectos de la radiactividad. Pero no ocurrió lo mismo en muchos otros países.
Existe una relación demostrable entre la creciente dependencia del poder atómico
y la creciente manipulación y omisión de información por parte de las
burocracias atómicas y los gobiernos (9). Portugal y Noruega, por ejemplo, no
dependen de los poderes atómicos y yo no conozco ningún intento por parte de
estos países por manipular o suprimir información. Por el contrario, Bélgica y
Francia son los países que más dependen de la energía atómica en Europa, y sus
gobiernos hacen lo posible por suprimir noticias sobre el efecto de la radiación en
Chernobil. Como dijo el responsable de la Autoridad Eléctrica francesa: "No
avisas a las ranas cuando drenas los pantanos". La Comisión Francesa sobre
Energía Atómica ha sido llamada "un estado dentro de un estado" y tres científico
franceses avisaron de que "la sociedad está inmersa en la ignorancia". España
actuó de forma más correcta, a pesar de su considerable dependencia en el poder
atómico. Hubo alguna, pero relativamente pequeña, manipulación o omisión de
información, quizás porque una pequeña cantidad de la radiación de Chernobil
alcanzó esta península de Europa. Sin embargo, la presencia del poder atómico
en Europa es en estos momentos tan grande que casi podemos hablar de un
paisaje atómico. Con certeza habrá una próxima vez y muy pocos se atreven a
predecir las consecuencias que tendrá en las áreas con una densidad de población
elevada.
Sin embargo la tradición de síntesis y la preocupación por las relaciones entre los
seres humanos y su entorno son tan sólo dos de los factores relevantes que
forman parte de la explosión intelectual de la geografía actual. Quizás por encima
de todo está lo que sólo puedo llamar la perspectiva espacial del geógrafo, que se
convierte en un elemento crucial de gran parte de la investigación actual. La
geógrafa inglesa Doreen Massey publicó un libro hace unos años llamado ¡La
geografía importa! en el que se muestra que muchas veces la importancia del
espacio en las relaciones humanas puede verse en simples términos geográficos.
Todos los políticos saben que la forma en que está distribuido el espacio puede
variar el resultado de unas elecciones, incluso unas elecciones que supuestamente
son democráticas. En el Reino Unido, por ejemplo, el 23 por ciento de la
población votó a favor del Partido Socialdemócrata, un partido moderado de
clase media situado entre la izquierda del Partido Laborista y la derecha del
partido de Margaret Tatcher. Pero ese 23 por ciento se tradujo concretamente en
un 3 por ciento de escaños en el Parlamento. En las elecciones europeas, dos
millones de votos fueron a parar a los Verdes, pero ni un sólo miembro tuvo
representación en el Parlamento Europeo. En los Estados Unidos, se esta
intentando que haya una repartición de la representación en los gobiernos
estatales y federales después de cada censo realizado cada diez años, pero hasta
1960 un voto de las zonas rurales del estado de Georgia equivalía a diez votos en
la ciudad de Atlanta. Hoy en día estos problemas de repartición han cambiado
radicalmente y a menudo los geógrafo han participado en este cambio. En el
estado de Connecticut, un juez dijo a los legisladores que o repartían el espacio
geográfico de manera adecuada y justa o él tomaría un ordenador y lo haría el
mismo. ¡Nunca se ha visto a los políticos actuar más rápidamente! En el estado
de Washington, en la costa oeste, el problema de repartición fue puesto en manos
de un geógrafo y la solución que dio al mismo fue aprobada por el Tribunal
Federal (10).
No creo que sea una casualidad que el geógrafo que observó esta conducta
humana en un espacio estructurado sea un experto en modelos informáticos sobre
el flujo de tráfico diario. La ciudad es un sistema geográfico enorme y
complicado y todos somos conscientes del ir y venir de la gente dentro y fuera de
la ciudad, de la marea humana que se mueve a diario en las ciudades. Esta
complejidad es muy difícil de representar, principalmente porque el sistema
puede adquirir múltiples "configuraciones". Déjenme que les muestre un
pequeño ejemplo. Supongamos que despusiéramos de un "sistema de compras"
muy sencillo, formado por diez personas que tuvieran la posibilidad de comprar
en cuatro tiendas. Podríamos representar el "sistema" como una tabla con diez
casillas y cuatro columnas y entonces anotar si una determinada persona ha
comprado en un determinado centro poniendo un uno o un cero en la casilla
correspondiente. Es interesante pensar de cuántas maneras diferentes podríamos
disponer esos ceros y unos, que representarían la opción de comprar o no
comprar, cómo se crearían diferentes "configuraciones" de este pequeño
"sistema" de compras. Mucha gente pensará: "Bueno, vamos a ver....hay diez
personas por cuatro tiendas, esto hace 40, y cada una de las 40 casillas puede
rellenarse con un uno o un cero, esto hace....80 soluciones diferentes".
Desgraciadamente, ni siquiera nos acercamos. Es cierto que cada una de las 40
casillas puede ser un uno o un cero, comprar o no comprar, pero esto hace dos
elevado a cuarenta, o aproximadamente 1 billón de posibilidades diferentes en las
que podría operar este pequeño sistema.
Ha habido una gran polémica en el Reino Unido con respecto a los posibles
efectos de la radiación en los niños con leucemia. Cuando se localizan niños con
leucemia en un mapa del norte del Reino Unido aparecen grupos muy diferentes,
y algunos de éstos parecen asociarse a centrales de reprocesamiento de energía
nuclear. Hace unos pocos años, las autoridades de la energía atómica negaron
fervorosamente esta relación, y la Cámara de los Lores creó un comité de
investigación a gran escala (14). Las estadísticas, encargadas por la industria
atómica, demostraron que los grupos de niños en el mapa podrían ser sólo el
resultado de un proceso casual, algo que uno mismo puede comprobar situando
pares de números al azar en un gráfico, y mirando números, como los últimos dos
dígitos del listín telefónico. Además, si se toma una pequeña área alrededor de un
grupo de niños con leucemia, el porcentaje por mil niños sería muy elevado. Pero
si ampliamos el área para incluir a más niños, pero a menos niños con leucemia,
el porcentaje disminuye. "Como ven", dijeron los encargados de las estadísticas,
"se puede obtener el porcentaje que queramos tan sólo alterando el área en el que
se localizan los niños con leucemia. Obviamente no hay una relación causa-
efecto". Y con estos pensamientos tan reconfortantes, la Cámara de los Lores
pensó que se había librado del problema.
Es interesante destacar que esta prueba era visual. Cada vez que la Máquina de
Análisis Geográfico encontraba un nivel significativo de leucemia en niños,
trazaba un círculo de ese tamaño en el mapa. Cuando el análisis finalizaba,
aparecía una gran mancha negra en la costa oeste del norte de Inglaterra, un
círculo inscrito en la parte superior de otro, que indicaba niveles significativos de
leucemia en niños a todas las escalas geográficas. Los sumisos estadísticos
contratados por las autoridades atómicas no se pudieron librar por más tiempo de
esta situación. Pero la Máquina de Análisis Geográfico también descubrió algo
que nadie había sospechado. Mientras el ordenador exploraba el mapa de niños
con leucemia, hizo un descubrimiento totalmente original. Fue como cuando
Colón desembarcó en América en su temprano viaje de descubrimiento. En la
costa este del norte de Inglaterra, apareció otra gran mancha negra, es decir,
grandes porcentajes de leucemia en niños en todas las escalas geográficas. Se
había descubierto que en el centro de esta segunda mancha negra había un gran
incinerador urbano del que muchos sospechan que no quemaba a las
temperaturas permitidas y que había estado esparciendo dioxinas procedentes del
plástico en toda el área. Una carta y un mapa del geógrafo enviadas a una de las
más antiguas y prestigiosas revistas de medicina del mundo, The Lancet, volvió a
abrir el debate, pues esta era una prueba de índole geográfic que ni la profesión
médica podía ignorar.
Hace ya algunos años que se observa que el grupo más vulnerable de la sociedad
actual no es la comunidad homosexual (que han cambiado radicalmente su
actitud autoprotectora) sino los adolescentes y la población heterosexual adulta.
En la conferencia internacional de San Francisco celebrada el verano de 1990
finalmente encontramos otras personas que estaban de acuerdo con nosotros.
Pero es extremadamente difícil llegar a la gente joven: los responsables de
sanidad hablan sobre "pautas de comportamiento", material educativo impactante
para que los jóvenes piensen en el VIH en términos directos, inmediatos y
personales. Los educadores saben que simplemente ofrecer información no es
suficiente; debe haber algo que convierta el peligro de nuestra salud en algo
personal e inmediato. Cuando empezó a aparecer la epidemia, la comunidad
homosexual comenzó a ver cómo la mitad de su gente se contagiaba de la
enfermedad del SIDA y moría. Pero esa no es la "pauta de comportamiento" que
queremos que sigan los adolescentes y los jóvenes de Estados Unidos.
Notas
1.Conferencia pronunciada el 14 de marzo de 1991 en el Centre d´Art Santa Mónica, Barcelona, bajo los
auspicios de la Conselleria de Cultura de la Generalitat de Catalunya.
2. Imaginen cómo compararían un viejo mapa portolani del Mediterráneo con un mapa moderno. Extenderían
el mapa moderno en una mesa de cristal transparente con una luz potente debajo de ella, y colocarían el mapa
antiguo encima. Para hacer que el antiguo mapa se corresponda lo más exactamente posible con el nuevo
mapa se pueden hacer tres cosas: en primer lugar, moverlo hacia arriba y hacia abajo, hacia la derecha y la
izquierda, hasta que quede más o menos fijado. Este es el acto (matemático) de translación. Después podemos
mover el viejo mapa de forma circular para mejorar todavía más la correspondencia. Esta sería la operación
de rotación. Finalmente, si quisiéramos proyectar la imagen del viejo mapa en el nuevo, podríamos mejorar la
correspondencia ampliando o reduciendo el mapa, la operación de ajuste. Puede que los mapas todavía no se
ajusten a la perfección, pero estas diferencias sólo podrían corregirse dibujando el viejo mapa en un papel
vegetal y ampliándolo o estrechándolo en zonas concretas hasta lograr un ajuste perfecto. Los geógrafos
llaman a estos últimos ajustes transformaciones no lineales o "topológicas", y tienen un interés interpretativo
importante. Presumiblemente, los lugares en los que el viejo mapa se corresponde con el nuevo de manera
muy exacta en una área o región local, indican que el conocimiento geográfico antiguo era muy preciso. Al
contrario, en los lugares en los que las diferencias son todavía considerables, indican que el conocimiento
geográfico antiguo era probablemente muy pobre. En este sentido los ajustes "topológicos" muestran el "nivel
de información" de la gente en la época antigua. Hoy en día esto se hace mediante un ordenador que utiliza un
algoritmo llamado regresión Euclídea, descubierto por el gran cartógrafo analítico Waldo Tobler (Tobler,
1966; Gould, 1985, 1987).
3. Principalmente en su gran trabajo Les mots et les choses, (traducción española: Las palabras y las cosas,)
seguramente uno de los clásicos de la historia intelectual en el siglo XX (Focault, 1966).
4. Este es tan sólo uno de los numerosos pasajes en los que Pla ilumina la condición humana en su condición
geográfica específica (Pla, 1978, p. 80).
6. El libro tiene una historia considerable y parece que fue escrito originariamente a petición de un editor
norteamericano, quien lo rechazó. Posteriormente fue publicado en inglés por Vogue en marzo de 1954 y en
pocos años ha sido traducido a una decena de lenguas (Giono, 1985).
7. Muchos lo consideran el mejor trabajo en la filosofía del siglo XX. Fue escrito en la mesa de la cocina de
un granjero en el Schwarzwald mientras la familia estaba fuera durante la jornada de trabajo en el campo
(Heidegger, 1928, p. 197-198).
8. Trato este tema en el libro Fuego en la lluvia: las consecuencias democráticas de Chernobil, y me centro
particularmente en los efectos de la lluvia radioactiva en Suecia y Noruega (Gould, 1990). En principio, este
texto estaba ilustrado con 40 planos en color. No pueden ser reproducidos aquí.
10. El trabajo le fue encargado al geógrafo Richard Morrill, quien trazó una división del espacio geográfico
que los tribunales consideraron justo y equitativo, pues proporcionaba un acceso rápido y apropiado a los
colegios electorales (Morril, 1973).
11. Este análisis es conocido como búsqueda combinatoria, en la que se pueden generar un gran número de
soluciones posibles, cada una con diferentes consecuencias. Estas posibilidades son a menudo tan numerosas
que tan sólo un ordenador puede calcularlas y generarlas todas (Shepard y Jenkins, 1972).
12. El geógrafo inglés, Alan Wilson, tuvo originariamente una formación de matemático, pero pronto centró
su talento en resolver importantes problemas geográficos, principalmente a causa de su profunda
preocupación social por los pobres de las ciudades del norte del Reino Unido. Sus análisis sobre los
desplazamientos diarios al trabajo están basados en modelos de maximización entrópica computerizados
(Wilson, 19970).
13. Pueden requerirse unas consecuencias más detalladas sobre las conexiones cambiantes y el uso del
espacio, y éstas son posibles utilizando enfoques estructurales o topológicos (Johnson, 1981).
15. Stanley Openshaw es una de las personas más creativas en ciencias humanas usando "superordenadores"
muy potentes y rápidos. Mientras que muchos geógrafos y otros científicos sociales y físicos usan el
ordenador simplemente para realizar operaciones laboriosas pero bastante tradicionales más rápidamente,
Openshaw abre nuevas posibilidades de pensamiento geográfico (Openshaw et al, 1998, 1990).
16. Esto puede parecer algo cruel, pero a veces las personas del mundo académico tienen la responsabilidad
de decir las cosas directamente. Las frases "pseudo-ciencia" y "cajón de arena informatizado para escolares"
se usaron en la presentación del modelo/diseño geográfico de la epidemia del SIDA, una presentación
extremadamente crítica de representación epidemiológica tradicional, realizada en la reunión anual de la
Asociación Norteamericana para el Avance de la Ciencia, en Washington, DC en febrero de 1991. Ni un solo
médico, ni un epidemiólogo ni un burócrata del gobierno de los Centros para el Control de Enfermedades que
estaban entre los asistentes se atrevió a asumir el reto en público. Esto fue posteriormente descrito
en Science (1 de marzo, 1991, p. 1022).
17. La epidemia del SIDA en el Bronx es ya catastrófica entre las comunidades más pobres (Wallace y
Fullilove, 1991). Las mujeres que llegaban a los hospitales para recibir atención prenatal mostraban
porcentajes de VIH de más del 20 por ciento, un porcentaje parecido a los de Kampala, Uganda. Los
epidemiólogos matemáticos tradicionales, que configuran o diseñan la epidemia en el tiempo pero nunca en el
espacio, crean conjuntos de ecuaciones diferenciales cuya realista, es decir útil, solución requiere se estimen
de manera precisa los porcentajes de transmisión entre muchos subgrupos de la población. Esto es
normalmente bastante imposible -lo que desgraciadamente, no detiene a los epidemiólogos que juegan con sus
ordenadores y conjuntos de ecuaciones. No se ha podido evitar ni un único contagio, no se ha salvado ni una
sola vida, por esta tontería (Blower et al., 1990).
18. En la presentación original, la difusión geográfica de la epidemia del SIDA en la costa oeste de los
Estados Unidos se mostró como unas series de ocho espectaculares planos en color, de 1981 a 1988. Algunos
de estos aparecieron en la revista Science(editorial) el 1 de marzo de 1991, p. 1022.
19. Por ejemplo, nuestros artículos en francés y español (Gould et al., 1990; Gould y Kabel, 1991) y una
película instructiva realizada para televisión por la Universidad del Estado de Pennsylvania (Gould et al.,
1989). En breve realizaremos una secuencia animada de un mapa de Jamaica para que se use en la
intervención educativa en la televisión pública y en las escuelas. Para combatir la epidemia, la educación es la
única arma de la que disponemos.