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Concursos ~ Quiebra ~ Extensión de la quiebra
Tribunal: Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, sala CC. Nac. Com.,sala C
Fecha: 30/06/2011
Partes: Banco Medefin UNB S.A
Publicado en: SJA 16/11/2011;
Cita: TR LALEY 20110822

Texto Completo:
2ª INSTANCIA.- Buenos Aires, junio 30 de 2011.
¿Es arreglada a derecho la sentencia apelada de fs. 3666/3696?
El Dr. Monti dice:
I. Viene apelada la sentencia de fs. 3666/3696 por la cual la a quo admitió la demanda incoada por la
sindicatura de Banco Medefin UNB sobre quiebra contra Socimer Finance Holding, Socimer International Bank
Limited, Univalores SA y Medever SA (antes Medefín Bursátil SA), por extensión de quiebra en los términos
del art. 161 Ver Texto , incs. 2 y 3, LCQ.
II. Antecedentes de la causa. La demanda
La sindicatura de la quiebra de Banco Medefín UNB -decretada el 20/8/1998- solicitó que se extienda la
falencia de dicha entidad a Socimer Finance Holding, Socimer International Bank Limited, Univalores SA
Sociedad de Bolsa y Medefín Bursátil SA Sociedad de Bolsa (hoy Medever SA), todas integrantes del grupo
económico internacional "Socimer". Fundó la acción contra Socimer Finance Holding y Socimer International
Bank Limited en las teorías denominadas del "empresario oculto", del "maître de LAffaire" y de la "utilización
de los bienes como si fueran propios", también citó las doctrinas del "levantamiento del velo societario" y de la
"unidad económica", para respaldar la procedencia de la acción contra todas las entidades demandadas.
Explicó extensamente la relación existente entre las entidades demandadas, señalando que Socimer Finance
Holding era la sociedad controlante de la fallida y de Socimer International Bank Limited, pues detentaba el
96% del paquete accionario de la primera y el 100% de la otra; añadió que, a su vez, Banco Medefín tenía el
99,91% de las acciones de Univalores SA Sociedad de Bolsa y el 90% de las correspondientes a Medever SA.
Detalló luego la dinámica de la participación de cada una de las entidades financieras demandadas dentro del
grupo, e imputó a Socimer Finance Holding cierta responsabilidad por la liquidación de la fallida, debido a que
nunca habría integrado la totalidad de los aportes prometidos. En su lugar -dijo- habría realizado depósitos en la
entidad fallida, por intermedio de su controlada Socimer International Bank Limited, la cual a su vez habría
otorgado, junto con varios bancos internacionales, un préstamo sindicado al Banco Medefín que, además, nunca
se habría integrado en su totalidad. Mediante esa operación, aunada a una posterior cesión de una cartera de
créditos, Socimer International Bank Limited se habría convertido en acreedora del banco fallido por sumas
considerables.
A continuación, la sindicatura aludió a la instrumentación del fideicomiso que había constituido la fallida
con el Banco Finansur SA -autorizado por la res. BCRA 366 Ver Texto-, concluido a instancias y según
directivas emanadas de la controlante Socimer Finance Holding. Destacó que por medio de este contrato,
concertado como corolario de la situación crítica que atravesaba la entidad fallida, se excluyó gran parte del
activo de ésta, mientras que las demandadas Socimer International Bank Limited, Univalores SA Sociedad de
Bolsa y Medever SA, pasaron a integrar un grupo de acreedores privilegiados sobre dicho activo. Explicó la
sindicatura que estas tres sociedades se convirtieron de esa manera en acreedoras de la fallida, siendo a su vez
deudoras de ella, circunstancia que demostraba un manejo negocial promiscuo y una reveladora confusión
patrimonial.
Esa relación bizarra que importaba asumir simultáneamente roles no compatibles entre sí -deudor, acreedor,
accionista principal, etc.-, a la que se sumó la formación de un activo excluido, todo al mismo tiempo, también
se presentaba -según la sindicatura- en las sociedades subordinadas respecto de la fallida -Univalores y
Medever-, las cuales funcionaban claramente como agentes de bolsa de las restantes sociedades del grupo. El
síndico señaló también la existencia de una unidad de dirección en las sociedades del grupo, exteriorizada entre
otros elementos de juicio por una repetición de las personas que ocupaban altos cargos en las compañías,
circunstancia que repercutía directamente en las decisiones. Subrayó una multiplicidad de actuaciones
judiciales, resoluciones del Banco Central, incidentes de verificación en la quiebra de la aquí fallida, donde las
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demandadas habían reconocido la existencia del grupo económico. Mencionó, en fin, gran cantidad de prueba
en apoyo de la pretensión deducida.
III. La litis contestatio
Socimer International Bank Limited (en liquidación) se opuso al progreso de la acción. Negó los hechos y
desechó la aplicación de las teorías mencionadas por la sindicatura, por entender que no se habrían dado las
conductas a las que ellas hacen referencia. Reconoció que tenía depósitos en la entidad fallida, pero sostuvo que
se trataba de fondos genuinos provenientes de distintas partes del mundo. También admitió que Socimer
Finance Holding era su socia controlante, pero sostuvo que ningún acreedor podría verse engañado, creyendo
que contrataba con una u otra accionista indistintamente. Negó lo expuesto por la sindicatura respecto de un
abuso del control societario, porque dijo no ser controlante de la fallida. En cuanto a los activos excluidos en el
fideicomiso, afirmó que no sería deudora ni acreedora de la fallida por los depósitos a plazo fijo que tenía en esa
entidad. Respecto de la verificación de créditos en la quiebra de Banco Medefín, indicó que el síndico se había
equivocado al afirmar que el origen de esa acreencia habría implicado para la fallida un endeudamiento de U$S
19.250.000, además de destacar que esa operatoria no implicaba confusión patrimonial.
Univalores SA Sociedad de Bolsa también solicitó el rechazo de la acción. Sostuvo que no habría norma
legal que sustentara la extensión de la quiebra en su contra, pues la circunstancia de haber sido utilizada como
parte de una "tecno-estructura" no significaba que lo fuese para fines extrasocietarios. Desconoció que su
inclusión en el fideicomiso haya sido con el fin de perjudicar a los acreedores residuales de la fallida. Añadió
que la sindicatura sólo se estaría llevando por indicios e información desordenada.
Medever SA (continuadora de Medefín Bursátil SA) se opuso al progreso de la acción y los argumentos que
esgrimió son similares a los expuestos en la contestación de Univalores, a la que cabe remitir. Esta sociedad
señaló también un error en el que habría incurrido la sindicatura al mencionar la conformación de sus cargos
directivos.
Finalmente, se presentó Socimer Finance Holding por medio de su interventor judicial, e informó que dicha
firma codemandada se encontraba en quiebra -en Suiza- junto con otras dos empresas del mismo grupo
(Socimer Capital Market SA y Nousco-Nouvelle Societe Comérciale SA). Sostuvo que la fallida no era
acreedora en aquel proceso y desconoció la atribución de responsabilidad en la quiebra de Banco Medefín,
solicitando el rechazo de la pretensión de formar masas únicas.
IV. La sentencia de primera instancia
Tras un prolijo examen de los antecedentes de la causa, la juez de grado consideró acreditados los requisitos
previstos por la ley concursal y extendió la quiebra de Banco Medefín UNB SA a: i) Socimer Finance Holding,
con fundamento en el art. 161 Ver Texto , incs. 2 y 3, LCQ; ii) Socimer International Bank Limited; iii)
Univalores SA; y iv) Medever SA (antes Medefín Bursátil SA), estas últimas con fundamento en el inc. 3 de la
norma mencionada.
Para así decidir, la a quo comenzó analizando la documentación presentada por la sindicatura, la cual
demostraba a su entender que entre las sociedades demandadas existía un alto grado de vinculación,
circunstancia que la llevó a concluir que formaban, junto con otras sociedades, parte del "grupo Socimer".
Asimismo, luego de constatar la integración de los órganos de administración de cada una de las entidades
financieras, concluyó que los altos cargos de cada una de ellas estaban integrados por las mismas personas
físicas. La claridad de ese hecho le permitió inducir que la independencia de cada entidad era una afirmación
meramente formal y alejada de las pruebas concretas, existiendo así una dirección unificada. Corroboró esa
circunstancia mediante el análisis de algunos negocios jurídicos celebrados entre las partes que demostraban la
ausencia de independencia económica.
En cuanto a la operatoria que sustentara la verificación del crédito de Socimer International Bank Limited en
la quiebra de Banco Medefín, destacó que se trataba de un acuerdo denominado Secured Term Loan Agreement
y había sido convenido junto con otros bancos internacionales con el objeto de otorgarle un préstamo a la
fallida, pero estaba sujeto a ciertas condiciones que determinaron que el mutuo nunca se efectivizara. Mientras
tanto, Socimer International Bank Limited y la fallida habían recibido sendos préstamos "relacionados", que
encubrían una serie de mutuos y cesiones entrecruzadas, en las que había participado también Socimer Finance
Holding. De ese modo, la fallida se había convertido en acreedora y deudora al mismo tiempo de Socimer
International Bank Limited. Esa operatoria fue determinante para que la a quo concluyera que esta última
sociedad mantenía íntima relación con la controlante y la fallida, destacando que, independientemente del
aspecto formal que le dieron a esos acuerdos, el efecto buscado por los bancos que desembolsaron el dinero

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había sido el de asegurarse garantías de primer orden.


También dedujo de esa operación compleja que tanto Socimer International Bank Limited como la fallida,
se encontraban bajo una situación de control respecto de Socimer Finance Holding, con la cual componían una
sola "empresa" de capitales internacionales, con una acentuada dependencia económica entre ellas, formando un
entramado no sólo de participaciones recíprocas, sino de negocios apoyados y sostenidos mutuamente por la
casa matriz. Como sustento de esa conclusión, la juez mencionó una serie de notas intercambiadas entre las
distintas sociedades, donde la fallida consultaba por los pasos a seguir a la sociedad controlante, y otras notas
enviadas por la casa matriz al BCRA informándole cuáles serían las acciones tendientes a buscar financiamiento
para la fallida.
Respecto de Univalores y Medever SA, sostuvo la juez que la alta participación accionaria que tenía la
fallida en ellas (99,91% y 90% sobre una y otra sociedad, respectivamente), aunada a los antecedentes ya
reseñados sobre el funcionamiento del grupo y las personas encargadas de tomar las decisiones, generaban la
convicción de que ambas eran integrantes de aquél y que habían sido la forma que adoptara la fallida para actuar
en la bolsa de valores. Expresó que constituían lo que denominó "sociedades de cómodo", en las que las
decisiones relevantes eran tomadas con sujeción a las directivas del "grupo Socimer". Agregó que la actuación
en el proceso de estas dos sociedades se había limitado a formular una negativa de los hechos sin desplegar
actividad probatoria alguna.
Sobre esa base, sostuvo la sentenciante que sobraban elementos para concluir que existía una unidad de
gestión en los negocios del grupo y un manejo patrimonial promiscuo, extremos suficientes para admitir la
acción contra las cuatro sociedades demandadas. Añadió que las sociedades internacionales, Socimer Finance
Holding y Socimer Internacional Bank Limited, debían responder únicamente con los bienes existentes en el
país. Impuso las costas a las demandadas.
V. Los recursos
El fallo fue apelado por Socimer International Bank Limited y Medever SA.
i) La primera entidad sostiene que no existió confusión entre los patrimonios del Banco Medefín UNB y la
apelante, ni manejos promiscuos, ni desvío del interés social en perjuicio de los acreedores de la fallida.
Sostiene que la juez fundó su decisión en una interpretación errónea del contrato de préstamo sindicado por el
cual, junto con otros bancos, había otorgado un empréstito a la fallida. Dice que se trataba de una operación
habitual, de las que realiza la apelante al igual que el resto de las entidades financieras del mundo. Expresa que
la a quo habría omitido analizar los beneficios que reportó ese acuerdo a cada una de las partes, generando una
ganancia para su entidad y beneficios para la fallida, la cual necesitaba liquidez para seguir operando.
Afirma Socimer International Bank Limited que también habría habido en la sentencia una interpretación
errada de los hechos en cuanto afirma que ambas entidades eran deudoras y acreedoras simultáneamente.
Sostiene que mediante la cesión de la cartera de créditos a Banco Medefín, éste asumió, como parte de la
contraprestación, la deuda proveniente del préstamo realizado por los bancos internacionales a la recurrente, por
lo que mediante esa operación la fallida no se habría constituido en su deudora, sino de los referidos bancos
internacionales.
Por otro lado, cuestiona la afirmación relativa a la existencia de una confusión patrimonial inescindible.
Manifiesta que para que tal cosa se configure, es necesario que exista confusión de todo el activo y pasivo de
una sociedad con el de la otra, circunstancia que no se presentaría en el caso, toda vez que la a quo sólo habría
analizado un único negocio, en lugar de la composición de la totalidad de su patrimonio, por lo cual, dado el
criterio restrictivo con el que tiene que aplicarse el instituto, la extensión de la quiebra sería improcedente.
También argumenta que no se probó la dependencia económica entre las sociedades, puesto que pertenecer a un
mismo grupo económico y efectuar negocios jurídicos, no implica la pérdida de su independencia, máxime
cuando no se analizó la totalidad de su patrimonio. Agrega que los préstamos y las operaciones estaban
debidamente instrumentados y contabilizados por cada una de las sociedades, de manera que no se trataba de
negociaciones ocultas, ni fraudulentas, al punto de que fue el debido registro de ellas lo que permitió su
conocimiento.
Critica que la a quo haya concluido que existía una dirección unificada, fundada en la existencia de dos
personas que compartían el directorio de ambas sociedades. Sostiene que no tuvo en cuenta que el directorio
está conformado por varios miembros y que, en todo caso, la existencia de ese fenómeno en sociedades
vinculadas es habitual y responde a la confianza y ventajas de orden práctico, pero de ninguna manera puede
implicar la pérdida de la independencia de cada entidad.

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A su criterio -concluye la apelante- no se encontrarían acreditados los recaudos establecidos en el art. 161
Ver Texto, incs. 1, 2 y 3, ley 24522. A modo de ejemplo, dice que no habría dispuesto de bienes de la fallida, lo
que surgiría por la ausencia de prueba al respecto. Alude a la declaración de Mabel Seoane, funcionaria del
BCRA, quien habría declarado que no existieron flujos de fondos de la fallida hacia la recurrente. Agrega que
tampoco habría habido una relación de control de un ente sobre el otro, y remarca que la circunstancia de que
ambas fueran controladas por la misma sociedad no implicaría una conducta antijurídica. Sostiene que la
participación en el fideicomiso fue decidida por su liquidador judicial en beneficio de los acreedores de su
quiebra, por lo que no sería ilegítima. Lo mismo observa respecto de la cesión de créditos por un valor
aproximado de cincuenta y ocho millones de pesos que -reitera- estarían debidamente contabilizados.
Insiste, finalmente, en que era carga de la sindicatura probar los extremos necesarios para la procedencia de
la acción, no obstante lo cual, en el caso, no habría acreditado la utilización de bienes propios de la fallida en su
beneficio, ni la existencia de fraude, ni la confusión patrimonial inescindible. Solicita que se revoque la
sentencia.
ii) De su lado, Medever SA se agravia por considerar que la confusión patrimonial inescindible no habría
sido probada. Destaca que la relación de control existente entre la fallida y la apelante no bastaría para
considerar operado ese presupuesto y dice que la a quo dedicó un breve capítulo a analizar la extensión del
proceso falimentario a Medever, y que basó su conclusión en circunstancias de hecho que no habrían sido
probadas. Finalmente se refiere al criterio restrictivo con que debe ser aplicado este instituto, por lo que pide
también la revocación de la sentencia.
VI. En fs. 4204/4214 emitió dictamen la fiscal general ante la Cámara, propiciando el rechazo del recurso de
Socimer International Bank Limited y, en cambio, la admisión del que dedujera Medever SA.
VII. Breve introducción al examen de los agravios planteados
En los acápites que siguen, con el sólo propósito de mantener el mismo orden expositivo anterior, analizaré
primero el recurso interpuesto por Socimer Internacional Bank Limited, para luego continuar con el tratamiento
del presentado por Medever SA.
Parece necesario señalar ad limina que es ya un punto no controvertido que las entidades financieras
demandadas, junto con la fallida, integraban un grupo económico denominado Grupo Socimer, aspecto incluso
reconocido por ellas (ver: reconocimiento de Socimer Internacional Limited Bank en fs. 1864, pto. 3.3;
Medever reconoció al contestar demanda en fs. 1943/58, ser controlada por la fallida), en el cual la sociedad
controlante era Socimer Finance Holding, a cuyo respecto la extensión de quiebra se encuentra firme al haber
consentido la sentencia.
Otro aspecto que cabe tener en cuenta consiste en que no es dable disponer la extensión de quiebra a los
sujetos que integran un mismo grupo económico, por ese solo hecho (conf. art. 172 Ver Texto , LCQ), de modo
que es preciso analizar todo el contexto fáctico, a fin de establecer la situación particular de cada una de las
sociedades aquí demandadas en sus relaciones con la fallida.
En esa tarea no debe pasar inadvertido que la determinación de los sujetos a los que por aplicación del art.
161 Ver Texto , LCQ, corresponde extender la quiebra suele ofrecer cierto margen de duda, es éste un factor
recurrente que podría describirse como una zona de penumbra en la aplicación de esa regla -según la expresiva
terminología que proponía Genaro Carrió en su recordado libro Notas sobre derecho y lenguaje (1963)-. Ese
aspecto puede acentuarse cuando se trata de un grupo económico, ya que por sus características propias torna
más difícil establecer cuándo las relaciones internas del grupo trascienden el interés de éste -en cuanto sea
legítimo- para trocarse en una situación de abuso o desvío de los fines societarios, en perjuicio de los
acreedores, o bien en una hipótesis de confusión patrimonial inescindible.
Con esos recaudos examinaré los planteos de ambas recurrentes.
VIII. Recurso de Socimer Internacional Bank Limited
A) Advertencias liminares
Como se ha visto, esta sociedad cuestiona, en esencia, la configuración de un supuesto de confusión
patrimonial inescindible. Critica la interpretación que realizó la a quo del préstamo sindicado que le fuera
otorgado a la fallida, así como del contrato de fideicomiso en el que su crédito quedara incluido. También se
queja porque se habría considerado que existió una dirección unificada a partir del hecho de que dos personas,
solamente, formaban parte de los directorios de ambas empresas, lo que a su juicio no sería suficiente.

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Sin perjuicio de analizar cada uno de esos contratos que la apelante considera interpretados erróneamente
por la juez de grado, debo adelantar que no fueron sólo esas dos operaciones (contrato de préstamo sindicado y
fideicomiso) las que llevaron a la juez a fallar del modo indicado. De una lectura integral de la sentencia
recurrida surge que en ella se hizo referencia sólo "a modo de ejemplo" a algunas de las tantas operaciones que
habían realizado las distintas empresas entre sí, circunstancia que de ninguna manera puede ser entendida como
una omisión del análisis de conjunto de los patrimonios de la recurrente y la fallida.
Asimismo, es preciso destacar que Socimer Internacional Bank Limited era, según se desprende del informe
general presentado por el sindico en el proceso falencial, el principal depositante de la fallida, con
aproximadamente U$S 74.000.000, divididos en varios plazos fijos (ver fs. 113; acta n. 1444 copiada en fs. 116/
117; fs. 2564/5, declaración de Mabel M. Seoane, respuesta 11, y fs. 2568, declaración del auditor de KPMG,
respuesta 12). Siguiendo la misma suerte que gran parte de las empresas pertenecientes a este grupo societario,
en febrero de 1998 se dispuso su liquidación judicial en Bahamas, Estado de origen. Pero interesa señalar que,
quien actuara en varias de las decisiones que se tomaron respecto de Banco Medefín, fue el representante y
liquidador judicial de esta firma, un señor Paul Clarke. Éste fue posteriormente procesado por el delito de
administración fraudulenta, precisamente a raíz de su participación en el contrato de fideicomiso celebrado entre
la fallida y Banco Finansur (ver auto de procesamiento copiado en fs. 3800/3843), al cual se hará oportuna
referencia.
B) La trama compleja de las relaciones entrecruzadas entre la apelante y la fallida
La complejidad y magnitud de esta causa justifican hacer una breve descripción de los hechos siguiendo
aproximadamente su secuencia temporal, apuntando en cada paso las peculiaridades de las operaciones que
vincularon a la apelante con la fallida. Si bien esa reseña habrá de incluir actuaciones de otras empresas
pertenecientes al mismo grupo económico -cuya participación aquí no es materia de análisis-, su mención
parece necesaria para comprender la trama jurídica que derivó en la liquidación de Banco Medefín UNB SA, al
par que poner en evidencia el grado de vinculación con la recurrente.
i) El 27/2/1996, Socimer Finance Holding -entidad que aparece como el centro de las decisiones del grupo-
suscribió con el banco fallido un convenio de compraventa de acciones y capitalización (copiado en fs. 345/
355, aprobado por la res. BCRA 374 Ver Texto del 25/7/1996, ver en fs. 670/678) mediante el cual adquirió el
96% de las acciones de Banco Medefín UNB SA. A cambio se comprometió a realizar un aporte de capital por
la suma de U$S 20.000.000 (ver punto 1.2). No es ocioso mencionar que esa adquisición había sido intentada,
en diciembre de 1995, por la ahora apelante Socimer Internacional Bank Limited, pero por motivos ajenos al
presente litigio no fue autorizada (ver convenio de compraventa copiado en fs. 2499/2531, certificado por
escribano y reconocido por éste en fs. 2532).
Pese a que la resolución citada del Banco Central había dispuesto que se debía integrar el capital dentro de
los cinco días de su emisión (fs. 678), la casa matriz nunca efectuó el aporte (ver res. BCRA 49 Ver Texto del
10/2/1998; ver fs. 3628 de los autos "Banco Medefín UNB S.A s/quiebra"). Es más, mediante asamblea general
extraordinaria de accionistas del 17/6/1997, se habría obligado a integrar el capital suscripto, aunque por un
importe de $ 46.000.000 (según el Acta de Comisión Fiscalizadora n. 217, del 25/5/1997, esa suma estaría
"suscripta pero no integrada", ver fs. 52/53; ver también resolución del BCRA ya mencionada; informe general
del síndico, p. 3628; no obstante, según lo expresado por el representante de Socimer Finance Holding se
trataría de un crédito litigioso porque el aporte habría sido decidido por quien no tenía facultades para obligar a
dicha sociedad, ver fs. 109, pto. 6). Como sea, el aporte se hallaba supeditado a la fusión de la fallida con el
Banco Patricios SA, fusión que no fue autorizada por el BCRA (abril de 1997).
Finalmente, esa deuda proveniente del aporte incumplido dio origen a un crédito en cabeza de la fallida que
fue excluido en los términos del art. 35 bis Ver Texto , LEF, y, a su vez, cedido al administrador del fideicomiso,
Banco Finansur, el cual lo verificó en la liquidación de Socimer Finance Holding SA, en Suiza (ver informe art.
39 Ver Texto del proceso de quiebra, fs. 3679)
ii) En junio de 1996 -más precisamente el 31/6/1996- la fallida, por una parte, y nueve bancos
internacionales (ver listado en fs. 926 de los autos "Socimer Internacional Limited Bank v. Banco Medefín UNB
S.A s/incidente de revisión") entre los que se encontraba la entidad ahora recurrente, por el otro, suscribieron un
contrato de préstamo sindicado garantizado por la suma de U$S 62.000.000, sujeto a ciertas condiciones. Como
contraprestación, la fallida cedería en garantía créditos por un valor nominal aproximado de U$S 65.000.000
(garantía que estaba otorgada al BCRA, por lo que la fallida debía sustituir esa caución a pedido de los bancos
sindicados, ver al respecto peritaje contable, fs. 3158/61, resp. 4, donde sostuvo que este contrato no le fue
presentado al perito).

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Como la efectivización iba a demandar un tiempo considerable a raíz de las condiciones que debía cumplir
el Banco Medefín, los bancos le otorgaron un "préstamo puente" por U$S 33.750.000, y otro también a Socimer
Internacional Bank Limited por la suma de U$S 19.250.000. Estos anticipos serían cancelados con los fondos
provenientes del préstamo sindicado garantizado, por ese motivo Banco Medefín firmó un pagaré a cada entidad
por el valor del importe recibido. Posteriormente, el empréstito otorgado a Socimer Internacional Bank Limited
fue cedido a la fallida (fs. 3806). Hay que destacar que estas operaciones de préstamos puentes y relacionados
no aparecerían debidamente registradas en la contabilidad de la fallida (conf. peritos que intervinieron en la
causa penal; ídem peritaje contable de la causa "Socimer Internacional Limited Bank v. Banco Medefín UNB
S.A s/incidente de revisión").
iii) Con posterioridad a esa complicada operación y a fin de cumplir con las condiciones requeridas en el
tantas veces aludido préstamo sindicado, entre el 27/12/1996 y el 6/1/1997, Socimer Internacional Limited Bank
le cedió a la fallida una cartera de créditos por U$S 58.457.021, que ésta se comprometió a pagar de la siguiente
forma: a) U$S 19.250.000 a través de la cesión de la calidad de deudora de la cedente frente a los bancos
sindicados, esto sería en rigor una asunción de deuda respecto de estos últimos (aunque no está claro en qué
términos, parece que contaba con la conformidad de los acreedores por lo que encuadraría en el art. 815 Ver Texto
y no en el 814 Ver Texto , CCiv.); b) más de 4 millones serían abonados en efectivo a los 30 días de la cesión; c)
la suma de U$S 25.308.384 era transferida a favor de Socimer Finance Holding, computable como un aporte de
capital irrevocable a cuenta de futuros aumentos de capital (en ese mismo documento el apoderado de la casa
matriz aceptó la cesión); d) por último, U$S 9.000.000, mediante el registro por la cedente de un préstamo
puente a favor de la fallida. Esta operación fue resuelta en la asamblea general ordinaria y extraordinaria de
accionistas del 30/12/1997 (ver fs. 65/68 e informe de los inspectores del BCRA, fs. 7116 del proceso de
quiebra).
Cabe señalar que esos U$S 9.000.000 que la recurrente se había comprometido a aportar del modo
descripto, según un acta de directorio de la fallida del 30/12/1997, habría sido designado como aporte de capital
por parte de Socimer Finance Holding (conf. fs. 925 vta. del incidente antes citado y fs. 77 de estos autos).
Empero, tal asignación fue luego desconocida por Socimer Internacional Bank Limited al iniciar un incidente de
revisión por el importe de ese crédito en la quiebra de Banco Medefín. Sin embargo, la falta de prueba de ese
desconocimiento fue una de las causas por las que fue rechazada la pretendida verificación (fs. 1057/1061,
confirmado por esta sala en fs. 1112/ 1114, de los autos citados).
iv) A pesar de sus graves problemas financieros, el 21/10/1996, la fallida realizó un rescate anticipado de
obligaciones negociables, mediante el cual canjeó a SOCMA Americana SA el 100% de sus títulos por
certificados de plazo fijo en un valor de U$S 12.100.000. Es importante señalar que, según informó la
sindicatura de la fallida, a sólo seis meses de la inversión de Socimer Finance Holding, aquélla tenía un pasivo
de más de doscientos quince millones de dólares (cuando con anterioridad era de ochenta y cinco millones, ver
fs. 3662 de la quiebra, conf. res. BCRA 374 Ver Texto).
v) Tiempo después, el 24/6/1998, Banco Medefín y Banco Finansur SA celebraron un contrato de
fideicomiso (copiado en fs. 2738/87) que fue aprobado por la res. BCRA 366 Ver Texto, mediante el cual
excluyeron cierta parte de activos y pasivos del primero, en los términos del art. 35 bis Ver Texto , LEF.
Este contrato había sido proyectado tiempo antes, en mayo del mismo año, en la ciudad de Miami, por: 1)
representantes de los bancos sindicados, 2) Paul Clarke -liquidador judicial de Socimer Internacional Bank
Limited- y 3) Rodríguez Simón -asesor de Clarke-, quienes prestaron su consentimiento para la exclusión de
activos y pasivos (según res. BCRA 366 Ver Texto). Es importante destacar que estos sujetos fueron luego
procesados, junto con los directivos del Banco Central que autorizaron ese contrato, por el delito de
administración fraudulenta (ver fs. 3800/3843, causa "Pou, Pedro y otros s/art. 173 Ver Texto , inc. 7, CPen." Ver
Texto ). De acuerdo con lo que surge de la causa penal citada, en aquélla reunión no habría participado ningún
representante de la fallida (ver fs. 3809; ver Acta de Asamblea General y Extraordinaria del 27/5/1998, copiada
en fs. 108/110).
vi) Por último, mediante la res. 366 Ver Texto del 25/6/1998, el BCRA resolvió revocar la autorización para
funcionar de Banco Medefín UNB SA y disponer la exclusión de los activos y pasivos privilegiados enunciados
en ella, en los términos del art. 35 bis Ver Texto , LEF, así como ordenar la intervención judicial del banco
(copiada en fs. 901/909 de los autos "Socimer Internacional Limited Bank v. Banco Medefín UNB S.A
s/incidente de revisión").
Días después, el 14/7/1998, se decretó la liquidación judicial de Banco Medefín UNB SA. Según lo
informado por la sindicatura, cuando se emite dicho acto, el pasivo y el activo del fideicomiso eran

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equivalentes, mientras que el patrimonio residual de la liquidación estaba conformado por un activo de $
4.258.000 -en su mayoría de difícil cobro o parcialmente incobrables- y un pasivo de $ 219.872.000 (ver
informe del art. 39 Ver Texto , LCQ, obrante en fs. 3620/3687 Ver Texto de los autos "Banco Medefín UNB SA
s/quiebra").
C) Valoración de conjunto de los extremos fácticos del sub lite. Conclusiones en relación con la sociedad
recurrente
De los antecedentes mencionados se infiere claramente el rol activo que tuvo la recurrente en la vida
económica de la fallida, sobre todo en las operaciones de préstamo y la celebración del contrato de fideicomiso,
pese a no haber exhibido en los hechos la calidad de socio o accionista de Banco Medefín, como para hallarse
habilitada a tomar decisiones de esa envergadura. Cada una de las operaciones relatadas precedentemente estuvo
dirigida por la aquí recurrente, más allá de que la sociedad controlante en último grado, por así decir, era
Socimer Finance Holding. Esas operaciones tuvieron como resultado final sustraer gran parte de los activos que
fluían entre las integrantes del grupo de la acción de los acreedores. En apariencia, la apelante comenzó siendo
un mero "cliente" del banco ahora en liquidación, al efectuar diversos depósitos, para culminar preservando sus
propios créditos y derechos, que originariamente no tenían privilegios, por sobre los de los restantes acreedores.
En ese contexto no es posible, a mi ver, dejar de lado la impronta de una acción concertada -que se aprecia
en el entrecruzamiento de traspasos de activos o pasivos que se asignaban según conviniera a una u otra de las
integrantes del grupo-, la cual, por sus derivaciones exteriorizadas en el resultado final mencionado, conduciría
a tener por configurado el supuesto de hecho previsto en el inc. 2.b del art. 161 Ver Texto , LCQ, también
respecto de la apelante.
Naturalmente, es posible que, fragmentadas de dicho contexto, cada una de las operaciones antes descriptas
podría no ser suficiente para configurar, por sí sola, los presupuestos del art. 161 Ver Texto citado. Pero cuando se
las analiza con una visión de conjunto, esa compleja trama de préstamos y cesiones mutuas, intentos de
capitalización por interpósita persona, constituciones sospechosas de privilegios, etc., genera la certeza de que
existió, además de una dirección unificada entre todas las sociedades del grupo Socimer, la acción conjunta en
detrimento de los acreedores a que alude el inc. 2-b antes referido del art. 161 Ver Texto , LCQ, así como una
promiscuidad entre los respectivos patrimonios que conduce al inc. 3 de dicha norma; esto último, en cuanto
aquí interesa, entre los de la recurrente y la fallida. Por cierto, precisamente respecto de Socimer Internacional
Bank Limited esa confusión patrimonial se observa con mayor nitidez.
La apelante sostiene que no habría habido confusión de las calidades de acreedor y deudor en las
operaciones derivadas del préstamo sindicado. Sin embargo, varios son los indicios que muestran lo contrario y
sustentan el enfoque propuesto en la sentencia.
Ante todo, hay que decir que el mutuo principal jamás se concretó en los hechos, pues en los distintos
informes contables no se advierte la percepción de los más de 60 millones de dólares que necesitaba Banco
Medefín para hacer frente a su crítica situación financiera. De modo que todo ese haz de operaciones parece ser
más bien una mise en scène donde quien aparecía como prestamista -Socimer Internacional Bank Limited- en
realidad habría obtenido un crédito de sus propios co-contratantes y, finalmente, habría cedido su condición de
deudora a la fallida -a través del denominado "préstamo puente", generando a su vez un crédito a su favor como
parte de esa misma cesión (por la transferencia de una cartera de créditos, conf. descripción hecha en los aparts.
B.ii y iii).
Pese a la insistencia de la apelante, tampoco se advierte la ganancia que estas negociaciones le habrían
reportado. No se conoce en autos la suma por la que adquirió la aludida cartera crediticia y, a su vez, la cesión
de su calidad de deudora frente a los bancos sindicados se habría concretado por el mismo monto que el
supuestamente percibido. En realidad -con abstracción de esa insistencia de la apelante- no parece ser éste un
dato relevante respecto del sub lite. La típica presunción de onerosidad que acompaña los actos mercantiles
podría incluso estar ausente en ciertos supuestos, como en el caso de las agrupaciones de colaboración
empresaria (conf. arts. 367 Ver Texto y 368 Ver Texto , LSC), sin que tal circunstancia pueda constituir por sí sola
un elemento determinante para la aplicación del art. 161 Ver Texto , LCQ; per se es un dato neutro.
En cambio, precisamente en ese supuesto que se menciona como ejemplo, hay una directiva legal que no
cabe soslayar y que, analogía mediante, adquiere particular importancia en el caso: la agrupación no puede
ejercer funciones de dirección sobre la actividad de sus miembros (art. 368 Ver Texto citado). Como hemos visto
a lo largo del relato que antecede, la controlante del grupo y la ahora recurrente, a través de sus representantes,
participaron activamente en las decisiones adoptadas por Banco Medefín. Sobre todo, en cuanto concierne a la
apelante, en la conformación de los múltiples acuerdos conexos entre sí, que incidirían decisivamente en su
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quebranto. De nuevo se insinúa aquí la posible configuración de la hipótesis descripta por el inc. 2 del art. 161
Ver Texto , LCQ.

Por otra parte, creo necesario reiterar que los referidos acuerdos no se encuentran debidamente registrados
por la entidad quebrada. No pudieron ser corroborados por la sindicatura, ni por la perito que intervino en el
incidente de revisión que promoviera la apelante en el proceso falencial (ver. fs. 922/930 de dichos autos). En
este último, la experta no pudo determinar, por defectos en el registro, los términos de la cesión hecha a la
fallida y las operaciones conexas que habrían servido de contraprestación (respuesta 3.1). Esa anarquía tampoco
pudo ser suplida mediante los libros de la apelante, en tanto su situación patrimonial sólo ha podido conocerse
en autos a raíz de ciertos informes de su liquidador, Paul Clarke.
En efecto, ni en este proceso ni en la verificación de créditos por ella iniciada en la quiebra (incidente de
revisión citado), Socimer Internacional Bank Limited presentó sus libros contables, balances o documentación
alguna, además de no hallarse inscripta en la Inspección General de Justicia para ejercer actos de comercio en
nuestro país (según lo señaló la sindicatura). Sólo se encuentran agregados a la causa los informes presentados
por el aludido liquidador judicial ante la Corte de Bahamas, que describen su situación patrimonial (ver Anexo
VI, pto. 11, fs. 538/662; ver también el desistimiento conjunto obrante en fs. 3125/6). Esos documentos,
presentados y traducidos por la sindicatura actora, no fueron negados por la recurrente al contestar demanda (fs.
1853) y la prueba dirigida a su confirmación mediante un exhorto a Bahamas, fue desistida de común acuerdo
por la sindicatura y la recurrente (fs. 3125/6).
Hay más aún. Según indicó dicho liquidador judicial, la apelante no llevaba registros contables en su
territorio, sino que ellos se encontraban en un depósito en Uruguay (ver pto. 2.3.1). Tampoco ejercía actividad
comercial en Bahamas, sino que sólo actuaba a través de sus subsidiarias en los diferentes países (Socimer
Argentina, Socimer Chile, Socimer España, etcétera).
Los vacíos de información y las dificultades en la prueba, por cierto imputables a la fallida, la apelante y las
otras integrantes del grupo financiero, ponen en evidencia que, contrariamente a cuanto se sostiene en el recurso
en examen, la sindicatura cumplió con la carga que imponía el art. 377 Ver Texto , CPCCN, tendiente a
comprobar la confusa situación patrimonial existente entre las entidades demandadas. Es más, ante la carencia
de elementos concretos que permitieran discernir el real carácter en que cada banco habría actuado en las
operaciones aludidas, no podía la recurrente limitar su defensa a negar las imputaciones y señalar que tuvo
beneficios económicos en esos negocios, sin aportar elementos que sustenten su postura. Pese a tomar
conocimiento de la prueba presentada por la sindicatura, ni siquiera solicitó que el perito designado en autos
indagara y se expidiera sobre tales extremos. Por consiguiente, no parece justo exigir a la sindicatura un
despliegue probatorio mayor para suplir la inactividad que la propia codemandada exhibió durante el proceso.
De todos modos, hay en la causa suficientes elementos de juicio para confirmar la confusión patrimonial que
observó la a quo como presupuesto de su decisión. En ese sentido, tienen singular importancia los ya
mencionados informes presentados en mayo y agosto de 1998 por Paul Clarke ante la Corte de Bahamas, en
tanto describen los antecedentes de Socimer Internacional Bank Limited y su vinculación con las restantes
entidades del grupo. Como se ha visto, surge de allí la ausencia de registros contables, la inexistencia de
actividad comercial dentro del Estado en el que se constituyera, y un dato no menos significativo: contaba con
sólo cinco empleados, todos ellos directores (pto. 2.2.1 del informe), dos de los cuales eran funcionarios de
Socimer Finance Holding. Agrego que la representación de todas las sociedades -incluida en especial la aquí
demandada- era desarrollada ambiguamente por las mismas personas, según lo explicó en detalle la jueza de
grado, cuyo pronunciamiento al respecto no ha sido controvertido por la recurrente.
El informe contiene asimismo una referencia a los depósitos que tenía la firma liquidada en Banco Medefín;
el liquidador dijo al respecto que: "ese importe (alrededor de 72 millones de dólares) representaba
aproximadamente el doble del capital de Socimer Internacional Bank Limited" (ver pto. 1.3). Pero un aspecto
asaz relevante del informe viene dado por el reconocimiento que hizo el propio liquidador respecto de la
confusión patrimonial que existía con las demás entidades del mismo grupo económico, lo que le impedía
distinguir los activos y pasivos de una y otra subsidiaria (pto. 2).
Nada dijo la recurrente en relación con este informe, de vital importancia para esclarecer los hechos que
subyacen a este conflicto. En rigor, lo expresado por el liquidador de la recurrente contradice los propios
argumentos de ésta al sustentar sus agravios y permite corroborar la promiscuidad patrimonial que caracterizó la
relación de dicha entidad bancaria con la aquí fallida, al punto que no pudo siquiera explicar el origen de los
depósitos millonarios que tenía en el Banco Medefín (que superaban ampliamente su capital). Y a esta altura
queda claro que aquellos préstamos a que se hizo antes referencia no pueden considerarse meros "negocios

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financieros" donde cada parte habría obtenido algún beneficio. Simplemente fueron instrumentos para concretar
ciertos desplazamientos patrimoniales, sin que se perciba -malgrado los agravios- un beneficio cierto para la
recurrente, la cual terminó suspendida por la autoridad competente en Bahamas, el mismo día que el BCRA
suspendió la actividad de Banco Medefín en nuestro país.
Un panorama semejante se advierte en la constitución del fideicomiso. En este acto se advierte una mayor
injerencia de la recurrente, que trasciende el pretendido papel de mera acreedora de la fallida. Tanto las
investigaciones del BCRA como las notas enviadas por los miembros del grupo, las constancias de la causa
penal, etc., son todos elementos fehacientes, no impugnados, que constatan la participación activa de la apelante
en la gestión económica de Banco Medefín. Se percibe en esta negociación la disponibilidad de los activos y
pasivos de aquél que tuvo en los hechos Socimer Internacional Bank Limited, en forma discrecional, como si
fueran propios. Invirtió y recuperó inversiones de otros miembros del grupo como si se tratara de sus bienes, lo
cual contribuye también a la promiscuidad patrimonial que consideró operada la a quo.
Es importante señalar que la promiscuidad patrimonial a que hace referencia el art. 161 Ver Texto LCQ no
puede examinarse como un requisito uniforme para todos los casos, inmune a las peculiaridades de cada
situación (esta sala, in re "Pontremoli, Humberto J. S.A s/quiebra. Incidente de extensión de quiebra" Ver Texto ,
del 11/8/1995; LL 1996-B-241).
En esa línea argumental, a la situación antes descripta, cabe añadir que mientras Banco Medefín atravesaba
una crisis casi irreversible (según los informes de la Comisión Fiscalizadora de la hoy fallida), Socimer
Internacional Bank Limited estaba en tratativas con SOCMA Americana SA para que le cediera su crédito
originado en el rescate anticipado de obligaciones negociables emprendido por aquél (esa operación de rescate
fue descripta en el apart. B.iv; las tratativas a que se alude surgen de las propuestas dirigidas al BCRA para
sanear la situación, firmadas por Carlos Marquinioni -director- y Dix N. Toloza Reyes -presidente-, ver fs.
196/200). También estaba negociando adquirir otro pasivo de casi ocho millones de dólares de titularidad del
Dresner Bank Latinamerika.
El aludido rescate anticipado generó muchas dudas, en tanto las obligaciones negociables alcanzadas aún no
estaban vencidas. No es casual que en una causa penal seguida contra los directivos del Banco Central a raíz de
estos hechos se concluyera que ese rescate anticipado había constituido una maniobra oscura y confusa,
tendiente a generar privilegios respecto de créditos que antes no lo tenían. Los directivos del Banco Central que
controlaron a la fallida y el propio liquidador judicial de la quiebra de la recurrente (junto con su asesor) fueron
todos procesados por el delito de administración fraudulenta, básicamente por las operaciones dudosas recién
mencionadas.
Este hecho no hace más que corroborar la conclusión a que arribó la juez de grado en punto al proceder
fraudulento de la aquí recurrente. La circunstancia de que actuaba respecto de los acreedores del banco fallido
enviando propuestas para sanear la crisis que lo afectaba -en una evidente confusión de roles-, aunada a las
adquisiciones de pasivos y los contratos donde aparece prestándole dinero y a su vez recibiendo, confluyen para
considerar configurada aquí la causal prevista en el art. 161 Ver Texto , inc. 3, LCQ. Todo conduce a pensar que
el patrimonio de Banco Medefín fue objeto de una devastadora acción concertada tendiente a beneficiar a
ciertos miembros del grupo económico al cual pertenecía, evidentemente en fraude de los acreedores.
Por último, en cuanto a las declaraciones de la interventora judicial designada por el Banco Central, María
Mabel Seoane, que se invocan en el recurso como elemento de la defensa, debo decir que no encuentro en ellas
ninguna circunstancia relevante para desvirtuar las conclusiones que se han venido exponiendo. La Sra. Seoane
se limitó a responder que no recordaba si la apelante había utilizado en beneficio propio bienes sociales del
Banco Medefín (respuesta 27, fs. 2566). De manera que ni siquiera aportó una respuesta asertiva, que pudiera
tener alguna eficacia probatoria. Además, como ya se hubo señalado, una hipótesis diversa sobre los hechos
vendría a contradecir las propias resoluciones del Banco Central.
En suma, teniendo en cuenta la totalidad de los antecedentes colectados en la causa, cuyos aspectos más
relevantes han sido reseñados, considero que concurren en el sub lite los presupuestos exigidos por la ley
concursal para extender la quiebra a Socimer Internacional Bank Limited, por lo que he de proponer al Acuerdo
que sea confirmada la sentencia de grado en este aspecto.
IX. Recurso de Medever SA
Ante todo estimo pertinente observar que, en rigor, el recurso en examen no se hace cargo debidamente de
los fundamentos desarrollados por la juez de primera instancia para hacer lugar a la acción. Desde un punto de
vista estricto, su recurso está a la vera de la deserción, en tanto carece de la necesaria claridad en la formulación

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de sus cuestionamientos, basando su discrepancia con la solución a que arriba la sentencia en una mera
afirmación dogmática, sin explicitar con la certeza exigible las razones que justificarían una decisión distinta
(art. 265 Ver Texto , CPCCN). En efecto, en su recurso obrante en fs. 3986/3993, Medever SA se limita a
expresar su disconformidad con el fallo recurrido, en esencia, por la presunta exigüidad con que la juez habría
tratado la cuestión, pero sin referirse en forma específica a dónde radica su error o injusticia, al punto que no
rebate los fundamentos expuestos por la juez para extenderle la falencia. Esa precariedad en las
argumentaciones conduciría a aplicar derechamente el art. 266 Ver Texto , CPCCN. No obstante, teniendo en
cuenta la complejidad del caso y las gravosas consecuencias que se desprenden de este tipo de acciones, de
acuerdo con el criterio que ha prevalecido en esta sala, tendiente a preservar a todo trance la garantía de defensa
en juicio, trataré su planteo.
En ese sentido, corresponde poner de relieve que quedó debidamente acreditado en autos que la fallida es
titular del 90% del paquete accionario de Medever SA. Esta circunstancia, aunque insuficiente en soledad para
concluir que habría habido un uso abusivo de la personalidad societaria -por la controlante- en los términos del
art. 54 Ver Texto , LSC (conf. esta sala, in re "Pardini, Fabián v. Compañía Fredel S.R.L" Ver Texto del 6/11/1996,
ED 172-306), resulta particularmente significativa en el caso, no sólo porque evidencia que Banco Medefín era
la sociedad controlante de aquella otra, sino porque en el contexto de las relaciones entre las entidades que
formaban parte del grupo Socimer tal situación importaba en los hechos sujetar todas las decisiones relevantes
de la controlada al interés gravitante del conjunto, haciéndola así partícipe de los resultados de las
negociaciones relatadas precedentemente.
Tampoco suscita controversia que Medever tenía su domicilio social inicial en la sede central de Banco
Medefín, Av. 25 de Mayo ..., Capital Federal (ver contestación de oficio de la IGJ 1650/1707 de la quiebra; fs.
4130 vta.), ni que el síndico hubiera encontrado toda la documentación perteneciente a Medever al momento de
examinar la de la fallida en sus oficinas (ver fs. 6824/6829 de los autos principales). Es más, el director titular
de la recurrente, Sr. Marquinioni, era a la vez el vicepresidente de Banco Medefin (fs. 3653/4 de la quiebra),
quien tuvo una activa participación en las operaciones arriba cuestionadas, sobre todo en aquellas que tendieron
a sustraer gran parte de los activos de la fallida para incorporarlos a las distintas empresas del grupo Socimer.
Además, los apoderados de ambas empresas también coincidían (ver cuadro de fs. 6827, de los autos
principales).
Dentro de esta serie de indicios que surgen de la causa, también es importante señalar que, como sociedad
de bolsa, Medever SA permitió que Socimer Internacional Bank Limited actuara en nuestro país sin estar
debidamente inscripta para ello. Así lo pone de manifiesto el informe contable obrante en fs. 3158/3161,
respuesta 7 (Anexo I), que no fuera impugnado, en el que la experta señaló que no se trataba de operaciones
menores, sino que implicaban un movimiento muy elevado de dinero (ver fs. 3136).
Otro dato revelador, no desconocido por la apelante -ni siquiera mencionado en sus agravios-, radica en los
alcances de su participación en el fideicomiso ut supra mencionado, por un lado como parte del activo a liquidar
de Banco Medefin y, por otro, como acreedora en su carácter de titular de un plazo fijo por U$S 251.000 y por
otros importes dados en custodia. Esta situación relacional viene a corroborar lo expresado por la sindicatura en
la demanda en orden a los efectos que en la práctica significó el referido convenio como instrumento para
excluir activos de la hoy fallida a la vez que generar una situación de preferencia para otras sociedades del
grupo, las cuales asumían simultáneamente roles incompatibles -v.gr., la liquidación de las acciones de Medever
SA en poder de la fallida resultaría destinada a sufragar la deuda respecto de esa misma sociedad con
menoscabo de los restantes acreedores-. Ese desenlace casi paradojal es otra evidencia de una conflictiva
yuxtaposición de roles y confusión patrimonial existente entre la fallida y la sociedad de bolsa, al punto que,
como advirtió la a quo, se tornaría imposible discernir el patrimonio de una y otra sociedad. Esto es, ni más ni
menos, el supuesto de hecho que prevé el inc. 3 del art. 161 Ver Texto , LCQ; bien que he utilizado el verbo
discernir para hacer referencia a ese supuesto de hecho, porque como señala con acierto Osvaldo J. Maffía
expresa mejor la idea que subyace en el texto legal (ver sus siempre útiles reflexiones en "La ley de concursos
comentada", t. II, Ed. LexisNexis - Depalma, 2003, ps. 74 y ss.).
Sin dejar de lado el criterio estricto con que la jurisprudencia suele aludir a ese resorte normativo, no cabe
pasar por alto los fines extrasocietarios que se insinúan en la actividad de la firma demandada, a instancias de su
controlante -la aquí fallida-, que tuvo como resultado la frustración de los derechos de terceros -los genuinos
acreedores de ambas entidades-, con las connotaciones que describe el art. 54 Ver Texto , in fine, LSC. Sé bien
que hay una tendencia a leer el art. 161 Ver Texto , LCQ, con un apego a su literalidad como si se tratase de un
tipo penal, pero no lo es, y la solución de casos concretos debe ser hecha desde la óptica del sistema jurídico en
su totalidad, sobre todo en materia de derecho privado. Advertido entonces que, además del control jurídico -por

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decirlo de algún modo ante la evidente magnitud de la participación accionaria que permitía a la fallida más que
formar la voluntad social de la controlada hacer y deshacer cuanto quisiera a través de ella-, Banco Medefín
ejercía sobre Medever SA un control operativo real y permanente, puesto al servicio de la sociedad holding del
grupo que ambas integraban -Socimer Finance Holding-, no parece dudable que se ha consumado aquí la
hipótesis que contempla la ya referida norma del ordenamiento falencial.
Sólo he de agregar que ciertos reparos que se deslizan en cuanto a la actividad probatoria que cupo a la
sindicatura actora en autos, no toman en cuenta las dificultades que, como suele acontecer en estos casos,
implicaba el esclarecimiento del manejo confuso y promiscuo de las sociedades demandadas. Sin embargo, un
examen de cada una de las presentaciones que efectuó el órgano sindical en todos los expedientes traídos como
prueba, muestra una laboriosa tarea en esta extensa y compleja causa. En cambio, estimo que incumbía a la
propia recurrente, como imperativo de su propio interés y en una sana aplicación del principio hoy dominante de
la denominada carga dinámica de la actividad probatoria, la necesidad de producir las pruebas que estaban a su
alcance, como el paso elemental de traer al juicio al menos sus libros contables, a fin de sustentar lo expresado
en su memorial, en el sentido que toda esa confusión y sus graves implicaciones antes descriptas no habrían
tenido reflejo en su actividad comercial. Creo que esa omisión no puede esgrimirse como si fuese la invocación
de la propia torpeza para reclamar mayores pruebas, cuando la hay suficiente y quien requiere más sería la
responsable de lo que dice faltar.
Para concluir, considero que cuanto se ha dicho hasta aquí alcanza para confirmar la decisión de grado y
rechazar el recurso interpuesto por Medever SA, por lo que así he de proponer al Acuerdo que se resuelva la
cuestión.
X. Por los motivos expuestos y oída la fiscalía ante la Cámara, si mi criterio fuera compartido,
corresponderá desestimar los agravios de Socimer Internacional Bank Limited y de Medever SA, y confirmar la
sentencia apelada en cuanto ha sido materia de recurso. Las costas de esta instancia serán impuestas a las
recurrentes en su calidad de vencidas (art. 68 Ver Texto , párr. 1, CPCCN). Así voto.
El Dr. Garibotto, por análogas razones, adhiere al voto anterior.
Por los fundamentos del Acuerdo que antecede, se desestiman los agravios de Socimer Internacional Bank
Limited y de Medever SA, y se confirma la sentencia apelada en cuanto ha sido materia de recurso. Las costas
de esta instancia se imponen a las recurrentes en su calidad de vencidas (art. 68 Ver Texto , párr. 1, CPCCN).
El Dr. Monti suscribe la presente en virtud de lo dispuesto en el pto. III del acuerdo general de esta Cámara
del 25/11/2009.- José L. Monti.- Juan R. Garibotto. (Sec.: Manuel R. Trueba -h.-).

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