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Montaña

elevación natural del terreno que se


destaca sobre el entorno

Una montaña es una forma topográfica del relieve terrestre positiva, una eminencia natural que
se caracteriza por su altitud y, más generalmente, por su altura relativa, o incluso por su
volumen, pendiente, espaciado o continuidad.[2] ​Aparecen como parte de un conjunto —una
cadena montañosa, sea cordillera, macizo, sierra...— o formando un relieve
aislado.[Nota 1] [Nota
​ 2] [Nota 3] [Nota 4]
​ ​ ​No existe una definición única de montaña, un término que
apareció en Europa entre los siglos X y XII, y son numerosos los localismos y regionalismos
usados para describir este accidente geográfico, que puede referirse tanto a una cumbre
empinada como a una elevación simple del terreno como una colina, así como al medio en su
conjunto. Según sean los procesos que conducen a su orogénesis las montañas toman formas
muy diferentes: desde escarpes de los márgenes continentales y rifts en dominios extensivos,
hasta cadenas de colisión y plegamiento, pasando por arcos insulares con volcanes de tipo
explosivo en las fases de subducción, sin olvidar el volcanismo de punto caliente del tipo
efusivo o las intrusiones expuestas por la erosión. Con la isostasia, las montañas experimentan
fenómenos de levantamiento y adelgazamiento de la corteza que finalmente conducen a su
desaparición. Las cadenas montañosas más antiguas de la Tierra se remontan al Paleozoico, y
cuanto más antiguas son, tanto más bajas y redondeadas tendrán sus siluetas.
Vista de parte del Himalaya, con el Everest (cerca del centro) y de la meseta tibetana desde la Estación Espacial
Internacional.

Vista de alpinistas (esquina inferior derecha) moviéndose entre una rimaya y una crevasse en el Alpamayo (Perú).[1] ​

El monte Logan (Canadá), la montaña con el mayor perímetro en la Tierra


El monte Kailash (6714 m), en pleno corazón del Tíbet, es una montaña sagrada para algunos budistas, hinduistas,
jainistas y bonistas.

Los peldaños de ascensión al monte Tai, una montaña que recibe más de dos millones de visitantes anuales.

La proporción de tierras emergidas situadas a más de 1000 m sobre el nivel del mar es de
aproximadamente una cuarta parte del total,[3] [4]
​ ​y el terreno montañoso comprende cerca del
33% de Eurasia, del 24% de América del Norte, del 19% de América del Sur y del 14% de África.[5] ​
Un 10 % de la población mundial habita en regiones montañosas. Todos los ríos mayores nacen
en áreas montañosas y más de la mitad de la humanidad depende del agua de las montañas,
debido a que su purificación es más económica que el agua de mar; en zonas áridas y
semiáridas, esta proporción se eleva a alrededor del 90%.[6] [7]
​ ​

El clima que experimentan las zonas montañosas —con temperaturas de promedio más bajas
(5 °C/km de altitud) y precipitaciones más altas que las llanuras cercanas debidas a la altitud—,
también juega un papel importante en su configuración. Ese clima específico —generalmente
marcado por la estadificación altitudinal— y sus pendientes difíciles de acceder hicieron casi
imposible su explotación humana intensiva, y ahora son la causa de que muchas montañas
alberguen una amplia variedad de ecosistemas y una importante biodiversidad, aunque con un
frágil equilibrio ecológico.[8] ​Muchas especies animales encuentran en ellas menos presión y
algunos grandes mamíferos (caprinos, ciervos, llamas, lobos, osos, leopardos de las nieves,
puma, vicuñas, yaks), se han convertido en sus emblemas. Alrededor del 30% de las áreas
protegidas del mundo están en las zonas de montaña,[9] [10]
​ ​y aunque son una fuente
indispensable de agua dulce, madera y minerales, siguen considerándose un hábitat hostil que
requiere de esfuerzos de adaptación significativos por parte de las poblaciones humanas: las
desigualdades son más pronunciadas en las montañas y los desastres naturales son más
frecuentes en ellas.[4] ​

Las montañas han sido, y son, un elemento sagrado central de muchas religiones y
creencias.[11] ​Para muchas, el aspecto más simbólico es la cumbre de la montaña porque se
identifica como lo más cercano al Cielo,[12] ​en particular donde residen los dioses y los espíritus
—como en el monte Olimpo en la mitología griega[13] ​— o en donde los santos y profetas
encontraron a Dios y se consagraron a su obra[11] [14]
​ ​—como Moisés en el monte Sinaí en el
judaísmo,[15] ​o especialmente Jesús en el monte Tabor o Mahoma en Jebel El Nour—. A veces
la montaña se considera el eje del mundo,[12] ​como el monte Meru —a menudo identificado con
el monte Kailash en el budismo, el jainismo y el hinduismo—, que hace de él la residencia de
Shiva.[16] ​En algunos casos, la montaña sagrada es puramente mítica, como el Hara Berezaiti en
el zoroastrismo. Los volcanes, como el monte Etna en Italia, también se consideraron sagrados,
bien como hogar de dioses —el Etna era el hogar de Vulcano, el dios romano del fuego y la
fragua— o bien como puertas de entrada al Inframundo.

Las montañas han inspirado durante mucho tiempo miedo a los seres humanos y siguieron
siendo en gran parte desconocidas hasta los primeros estudios científicos serios en el siglo XV.
A partir de ese momento, su representación artística se volvió más realista. En las zonas
aisladas y vírgenes, la explotación maderera y minera supuso la apertura de pistas forestales y
caminos y, a finales del siglo XIX, fueron el corazón del desarrollo de la energía hidroeléctrica. La
llegada del ferrocarril, que logró atravesar las cordilleras más difíciles y que garantizaba las
conexiones hasta en los inviernos más duros, supuso la gradual ocupación de las zonas más
propicias. Después, fueron objeto de conquistas con el advenimiento del alpinismo y la
fundación de los clubes de montaña. La moda de la estancias en sanatorios de montaña y del
hidrotermalismo, llevó a las montañas a las élites y, ya en el siglo XX, con accesos más fáciles, a
la afluencia masiva con el establecimiento de las estaciones dedicadas principalmente a los
deportes de invierno —que a menudo alteraron los paisajes montañosos de las regiones
templadas—. Hoy día la montaña está muy ligada al ocio y a la práctica del deporte, siendo los
más comunes el montañismo, la escalada, el trail running, el barranquismo y el esquí, aunque
también son habituales los deportes de motor, como las subidas o campeonatos de montaña y
muchos recientes deportes de aventura, prácticas que acercan al hombre a la naturaleza menos
alterada. Con el auge de la práctica del montañismo, en todo el mundo hay coleccionistas de
picos (peakbaggers) que completan ascensos a conjuntos de montañas, como las Siete
Cumbres, los 14 ochomiles, los 96 Fourteener, las 100 montañas famosas de Japón, los 128
cuatromiles alpinos, los 129 tresmiles pirenaicos, los 227 Tops munros o los 1554 marilyns.

El pico más alto del mundo es el monte Everest en el Himalaya, con una altitud de 8848 m en
relación con el nivel del mar, condición que se conoce desde 1856. Hay más de
1 000 000 montañas en el mundo con nombre,[17] ​de las que solo 14 superan los 8000 m (con
nueve cumbres más secundarias), más de cien los 7000 m —todas en Asia, en las cordilleras del
Himalaya, Karakorum, Hindu Kush, Kunlun, Pamir y Tian Shan—, y son más de 110 los seismiles
andinos y 82 los cuatromiles alpinos oficiales (con 46 más no oficiales). También destacan los
1524 picos ultraprominentes —prominencia de más de 1500 m— con los mayores desniveles y
muchas de las caras más majestuosas, objeto de conquista de escaladores.

De las grandes montañas, la más visitada a pie del mundo es el monte Fuji, que recibe
anualmente a más de 300 000 visitantes, seguida del monte Monadnock (965 m), con 125 000;
ascienden al Kilimanjaro y al monte Hood (3429 m) más de 25 000 y 20 000 montañeros
respectivamente.[18] ​Otras montañas reciben más afluencia, como el monte Tai (1545 m) —la
más sagrada de las montañas taoístas, que si se ascienden sus más de 6600 peldaños, se vive
más de 100 años, y a la que se puede llegar por un teleférico—, con una estimación de hasta dos
millones de visitantes; el monte Tako (599 m), situado a menos de una hora de Tokio que recibe
a dos millones y medio de visitantes y que cuenta con un funicular; el mountain Table (1085 m),
atracción turística de Ciudad del Cabo con más de 800 000 visitantes —a la que se llega por un
teleférico—; el monte Snowdon (1085 m), el pico más alto de Gales, que recibe más de
600 000 visitantes al año —al que se puede llegar en un tren de cremallera— o el pico Pikes
(4303 m) que atrae a más de medio millón de turistas[19] ​—sede de la Pikes Peak International
Hill Climb, una importante competición automovilística, y al que se accede por carretera y por
ferrocarril—. Otros muchos picos son lugares de peregrinaciones masivas, como el pico de Adán
(2243 m), en Sri Lanka, con más de 5500 escalones, el Croagh Patrick (764 m), en Irlanda, con
100 000 visitantes,[20] ​o el volcán Hallasan (1950 m), en Corea del Sur.

La Unesco, en 2002, declaró el 11 de diciembre como Día Internacional de las Montañas y, en


diciembre de 2019, inscribió la práctica del alpinismo como patrimonio cultural inmaterial de la
Humanidad.[21] ​Además, 68 montes, montañas y áreas montañosas han sido declarados
también patrimonio de la Humanidad[Nota 5] ​y 126 biomas de montaña están afectados por
algún bien declarado patrimonio inmaterial.[22] ​
Toponimia

Etimología y lingüística

Vista del Mont Blanc, Alta Saboya (Francia)

Este artículo o sección tiene una redacción con un sesgo cultural o territorial, específicamente centrado en
el idioma francés.

La palabra «montagne» («montaña») aparece en galorromano en el siglo XII.[23] ​Así, se utiliza en


la canción de gesta Pèlerinage de Charlemagne en 1150.[24] ​Proviene del francés antiguo
montaigne, derivado del bajo latín montanea, sustantivo femenino del adjetivo montaneus,
alteración del latín clásico montanus, literalmente «relativo a la montaña».[23] ​En el cartulario de
Sauxillanges, que data de 989 a 994, en el Livradois, se encuentra montana.[23] ​En 1678, Charles
du Fresne, sieur du Cange, en su Glossarium mediæ et infimæ latinitatis, atestigua la forma de
montania, especialmente en Cerdaña en 1035. También informa del empleo de montanea por
Pierre Tudebode en Historia de Hierosolymitano itinere y Baudri de Bourgueil en Historia
Jerosolimitana (libros 3 y 4, reunidos en la Recueil des historiens des croisades), y por Orderic
Vital en Histoire ecclésiastique (libro 9), entre finales del siglo XI y principios del siglo XII.[23] ​
Estas formas se convierten así en concurrentes de «mont», provenientes del latín mons, montem
y preexistente a «montagne»[23] ​El adjetivo «montagneux» nace bajo la pluma de Jean de
Meung en 1284.[25] ​La palabra «montagnette» aparece en el siglo XV en un intento de distinguir
las formas de relieve de acuerdo con su altura.[23] ​

En el siglo XIII, en Auvernia, la montaña designa más la baja y media montaña, que los
praderas.[23] ​En la península ibérica, también es un terreno de caza, mientras que en Europa
Central es una zona minera.[23] ​
Además de una forma de relieve, estática, la montaña también refleja una forma de movimiento,
probablemente bajo la influencia del popular verbo latino montareque ha generado en francés
antiguo el verbo «(re)monter» o la «montée» en el siglo XII, eliminando en el pasaje la forma más
noble derivada de ascendere, dejando solo el sustantivo francés «ascension».[Sac. 1] ​Las
montañas se definen aquí como un área geográfica de migración. La montaña es el lugar donde
se sube, de forma estacional, por ejemplo, para el pastoreo de verano de los criadores o la
invernada del leñador, u ocasionalmente en el camino de una huida o de un viaje.[Sac. 1] ​En el
siglo XII, la montain y montagnier (montaña y montañero) califican la fauna, según el cetrero, y
los habitantes que viven en las montañas.[23] [Sac.
​ 1]
​Los verbos enmontagner o démontagner se
usaran para describir la actividad de mover montignons o montagnards en el siglo XVI.[Sac. 1] ​

En sentido figurado, una montaña indica un amontonamiento, una montaña de objetos, de


riquezas, de dificultades. Designa, según el lugar o la relación comprometida, el valor, el precio,
el número, el valor moral, el interés, la tasa de endeudamiento. En este sentido, las formas
verbales se han conservado mejor en francés, como el verbo «surmonter» atestiguado por
Philippe de Thaon en el siglo XII,[26] ​en la expresión «le montant d'une somme» (la cantidad de
una suma) o «monter un budget» (presupuesto) cuando una situación es complicada.

Definiciones

Vista del K2, el segundo pico más alto del mundo, en el Karakórum, en la frontera entre China y Pakistán.

Las tentativas de dar una definición general y universal de montaña rápidamente se enfrentan
con la imprecisión y las excepciones. Así, según Raoul Blanchard, hasta «una definición incluso
de montaña, que sea clara y comprensible, es casi imposible de proporcionar».[27] ​La pendiente
y la altitud definen la topografía y el relieve —conjunto de formas, volúmenes salientes o huecos
—, «una familia de formas topográficas» como describe Emmanuel de Martonne,[28] ​pero la
montaña es también un cortejo de especificidades donde ciertos fenómenos se amplifican y
donde pueden intentar definirse los límites en los factores altitudinales. Es posible distinguir
tres sentidos en el vocablo montaña.[29] ​En el primero, es una elevación del terreno individual
rodeada de valles, sinónimo de altura, relieve, cumbre; la palabra «monte», aunque
etimológicamente similar, apenas se usa en este sentido, designando además una forma de
relieve de plegamiento. En el segundo sentido, una montaña es un espacio formado por relieves
salientes y se opone a la colina, a la meseta, al piedemonte y al valle. El tercer sentido abarca
todo el entorno de la montaña en su globalidad; más impreciso, dejando de lado las nociones de
pendiente y altitud, tiene en cuenta las dimensiones paisajísticas y humanas.[29] ​

En Francia se han definido criterios administrativos y legislativos. La ley montaña (loi montagne,
de 1985) insiste en los umbrales y en las pendientes:[30] ​entre 600 y 800 m de altitud media
común y una pendiente superior al 20%, excluyendo la Francia de Ultramar.[31] ​En ella también
se tienen en cuenta las dificultades frente a la reducción de la temporada vegetativa: la
adaptación de la producción y de la mecanización agrícolas, el acceso a derechos a los fondos
estructurales europeos, la percepción de las condiciones locales de desarrollo que requieran de
medidas compensatorias —como la política de la «zona de montaña» (zone de montagne, 1961)
— y la indemnización especial «montaña» de la década de 1970.[32] ​

En las islas Británicas, una montaña se eleva tradicionalmente a más de 2000 pies (610 m)
sobre el nivel del mar y tiene una prominencia mínima de 100 a 500 pies.[33] [34]
​ ​En Escocia, un
munro es una montaña de más de 3000 pies (910 m), conocidas así por sir Hugh Munro (1856-
1919), quien en 1891 elaboró la primera compilación (las Munro's Tables). En Estados Unidos, el
Servicio Geológico de los Estados Unidos distinguió durante un tiempo una montaña, relieve de
más de 1000 pies (305 m) de altura relativa, de una colina, más baja, pero esta definición ha
sido oficialmente abandonada a principios de la década de 1970.[35] ​

El Centro de Monitoreo de la Conservación del Ambiente, bajo el Programa de las Naciones


Unidas para el Ambiente (UNEP-WCMC) ha proporcionada una definición internacional de las
zonas de montaña: altitud de más de 2500 m, o altitud entre 1500 y 2500 m y pendiente de 2°, o
altitud entre 1000 y 1500 m y pendiente de 5°, o incluso, entre 300 y 1000 m continuos dentro de
un radio de siete kilómetros.[36] ​

Terminología

En onomástica, un orónimo es un topónimo de montaña, aunque a veces se utilizan para


simples alturas (escarpes, colinas).[37] ​
Los vocablos que designan una montaña se caracterizan por la importancia de las variantes y
de los sinónimos. Esa riqueza proviene de las numerosas observaciones de los hombres que
vivieron en las montañas, en la naturaleza, y de la variedad lingüística. Y además, de las capas
sucesivas de las poblaciones que a lo largo de las edades han colonizado el dominio
montañoso, cuyas huellas y raíces lingüísticas se encuentran en los mapas antiguos y catastros,
con las deformaciones sucesivas de los nombres, particularmente en un momento en que la
ortografía no fue corregida y durante las transcripciones en un movimiento general de
españolización (o francización, en Francia). Algunos topónimos del mapa del Estado Mayor
(1818-1881) fueron recopilados por oficiales cartográficos que estaban más preocupados por
las formas y por los accidentes en el terreno que por las cuestiones lingüísticas.[38] ​

Vista de un puech en Bondons,, en el departamento francés de Lozère.

Revelan una gran variedad de regionalismos. Cabeza y berg, utilizados como sufijo, son
comunes en el este de Francia,[39] ​junto con los ballons (del alemán Belchen). Puy y puech son
frecuentes en la toponimia para designar los lugares ubicados en altura (del latino podium:
«altura, lugar alto») en particular en el Macizo Central.[40] ​La palabra original en occitano serre
corresponde a un pezón, a una grupa, a un relieve alargado, a un punto rocoso o incluso a un
contrafuerte y proviene de un término preindoeuropeo o prelatino: montaña alargada o cresta en
espalda de burro. El uso geográfico de la palabra designa una forma de relieve: crestas
estrechas y alargadas, desnudas, herbosas o arboladas. La mitad sur de Francia es muy rica en
nombres formados sobre serre.[41] ​Del mismo modo, el provenzal baou, con su parte superior
generalmente plana, el tuc gascón de forma redondeada y el soubeyran, con sus variantes como
barre y chaux (chau, chalp, chaup), o más generalmente, la cime se refiere a las alturas o
cumbres.[39] ​El término mendi, montaña en euskera, que constituye muchos topónimos, se
aplica a cualquier altura, incluso baja. Hegi corresponde a una cresta, monho a una colina, gain a
las alturas.[42] ​Más allá de las palabras que indican la montaña con precisión, hay un conjunto
de términos relacionados con los detalles del paisaje de montaña como solana y umbría para
tomar solo ejemplos alpinos. Los vocablos que evocan la vegetación, natural o acondicionada,
son particularmente frecuentes tanto en la montaña como en la llanura y proporcionan
información sobre las cualidades del medio ambiente o sobre su historia, como la chaume y
alpe (o aulp, aup, arpe y derivados alpette, arpettaz, alpille), que dieron el «alpage».[43] [44]
​ ​

La expresión «cadena de montañas» se utiliza para referirse a un conjunto de relieves


dispuestos de forma alargada, principalmente en el caso de una colisión continental.[45] ​Las
cadenas montañosas generalmente se dividen en macizos montañosos,[46] ​que a veces se
subdividen en cadenas secundarias;[47] ​sin embargo, la terminología de Quebec conserva solo
el término «chaînon» (equivalente del inglés, range) para designar al subconjunto de una cadena
(equivalente a las mountains inglesas).[48] ​Además, «macizo montañoso» también se utiliza en
el caso de conjuntos montañosos, a menudo viejos, que forman un bloque continuo.[46] ​
Finalmente, el uso quiere que a veces se hable de «cadena» incluso para subconjuntos, como la
cadena de Belledonne o la cadena de Aravis, dentro de los Alpes, cuya disposición de vértices
es globalmente rectilínea. El término «montes», en plural, se usa genéricamente para referirse a
una cadena o a un macizo.[49] ​

Geografía

Topografía

La proporción de tierras emergidas situadas a más de 1000 m sobre el nivel del mar es de
aproximadamente una cuarta parte del total,[3] [4]
​ ​a la que se le puede agregar otro 10% de
tierras, con una altitud inferior, pero que presentan una fuerte pendiente según los criterios del
Centro de Monitoreo de la Conservación del Ambiente (UN Environment World Conservation
Monitoring Centre, UNEP-WCMC).[3] ​En detalle, el terreno montañoso comprende
aproximadamente el 33% de Eurasia, el 24% de América del Norte, el 19% de América del Sur y el
14% de África.[50] ​

Geomorfología
Véase también: Lista de tipos de montaña
Vista de las agujas de Chamonix, relieve típico de una cadena de colisión en un entorno glaciar.

En un macizo montañoso, las cumbres están conectadas por crestas y quedan separadas entre
ellas por collados o por pasos, que son los puntos más bajos de esa crestería, y por vallinas o
valles para los más anchos, que generalmente separan los macizos. Una cumbre puede tener
una cima principal y varias cimas más secundarias.[51] ​

La geomorfología de las montañas depende de varios factores:[52] ​de su proceso de formación


(orogénesis), de la velocidad de deformación (movimientos verticales y horizontales de las
rocas), de la propia naturaleza de las rocas (las rocas suaves dan relieves más suaves que las
rocas duras) y del clima.

En las cadenas de colisión jóvenes, y en las cadenas ancianas considerablemente


rejuvenecidas, las cimas generalmente se llaman «picos», cuando tienen una forma cónica, o
«agujas», cuando están particularmente afiladas en una cresta, o incluso «diente» cuando se
separan del relieve.[51] ​También se encuentran los calificativos de «punta», de «cabeza» o
incluso de «roca, roquedo, roc».[Th. 1] ​Cuando han experimentado una glaciación, las cimas
pueden presentar una forma de pico piramidal que domina los valles y circos glaciares.[53] ​

El relieve de plegamiento se traduce en una geomorfología específica. La cima de un anticlinal


forma un monte. En un relieve conforme, de tipo jurásico, el fondo de un sinclinal constituye un
val. Una depresión en la cima de un monte es una combe. Las cornisas rocosas en el borde del
val o de la combe se llaman crêts. Las cluses son depresiones que atraviesan las anticlíneas
transversalmente. En un relieve invertido, de tipo prealpino, las sinclinales se encuentran en los
puntos altos por erosión diferencial y se dice que están «encaramadas». El relieve de los
Apalaches es un tipo particular de relieve de plegamiento que ya había sido muy aplanado y que
luego fue nuevamente elevado, lo que provocó la reanudación de la erosión. En este caso, las
anticlinales y las sinclinales se denominan respectivamente barras y surcos.[54] ​
Diagrama que representa un relieve de tipo Jura y las terminologías asociadas

En un dominio extensivo, el reborde de un horst forma generalmente un largo escarpe de falla.


La erosión ayuda a crear cumbres individualizadas.[Am. 1] ​

Los relieves volcánicos son de dos grandes tipos:

los volcanes explosivos se presentan generalmente en forma de estratovolcanes, de


apariencia cónica o de domos de lava.[55] ​Los estratovolcanes pueden soportar domos de
lava y conos de escoria secundarios,[55] ​en cuyo caso se dice que son complejos; los
volcanes somma son parte de ellos.
los volcanes efusivos están en forma de volcanes en escudo, de grandes dimensiones y con
pendientes muy pequeñas.[55] ​Estos también pueden soportar conos volcánicos. Cuando los
volcanes en escudo emiten lava por debajo de una casquete de hielo, forman tuyas.[56] ​La
mayoría de los volcanes submarinos son volcanes en escudo.[57] ​

Los estratovolcanes y los volcanes en escudo suelen tener cráteres en su cima y, a veces,
cuando se vacía la cámara magmática, una gran caldera.[58] ​

Comparación de estratovolcanes y volcanes en escudo


Vista del monte Damavand en invierno, estratovolcán adormecido y punto más alto de Irán

Vista del monte Fuji, estratovolcán activo y punto culminante de Japón

Vista desde el mar del Mauna Loa, volcán en escudo de Hawaï


Vista del Skjaldbreiður, volcán en escudo en Islandia

Vista del Herðubreið, una tuya en Islandia

Los acntilados del monte Roraima, un tepuy en Venezuela


En las cuencas sedimentarias, la erosión diferencial también puede alterar los relieves. Si las
capas sedimentarias son monoclinales —es decir, están inclinadas pero no plegadas, tiene el
mismo buzamiento, con una alternancia de rocas duras arriba y blandas debajo—, la erosión
forma en el borde de la cuenca una cuesta, con un frente rígido y una espalda ligeramente
inclinada; si el fragmento rocoso está totalmente aislado, constituye un cerro
testigo.[Fo. 1] [Am.
​ 1] [59]
​ ​Si las capas no están inclinadas o son débiles, la erosión puede causar la
aparición de un relieve tabular llamado mesa —en algunas regiones de España «muelas» o
«molas»— cuando constituye una meseta,[Fo. 1] ​butte si sus dimensiones son más
pequeñas,[Am. 2] [60]
​ ​planèze si el origen es un relieve volcánico invertido,[Fo. 2] ​o tepuy, en un
ambiente tropical. En algunas regiones de España las mesas se llaman "muelas" o "molas", ya
que su forma recuerda un molar.

Entre las diferentes formas de inselberg —del alemán, montaña-isla, un relieve aislado que
domina una llanura o una meseta subhorizontal—se encuentran el hardhardt y el kopje, que son
respectivamente un monolito natural inclusivo y un montón de rocas, o incluso el morne,[Am. 3] ​
en un ambiente tropical,[Am. 2] ​el monadnock en zona templada,[Am. 3] [55]
​ ​y el neck y el dique,
que son respectivamente los residuos de una chimenea volcánica y de un filón volcánico vertical
desnudados por la erosión[Fo. 2] ​

Relieves montañosos de tipo inselberg


Butte de Merrick, en Monument Valley, Utah

Uluru, el 2.º mayor monolito natural del mundo

La Torre del Diablo, una antigua chimenea volcánica en la que el enfriamiento de la lava ha
ocasionado columnas basálticas
Spitzkoppe, el «Matterhorn namibio», formado por levantamientos y magmatismo de principios del
Cretácico

El Pan de Azúcar, y el Corcovado, en Río de Janeiro, parte de una familia de afloramientos rocosos
empinados conocidos como hardhardts

Principales conjuntos montañosos


Mapa de las principales cadenas montañosas que constituyen el Gran Valle del Rift.

Imagen de síntesis que destaca la Dorsal mesoatlántica, el sistema montañoso más largo de la Tierra, que con otras
dorsales forma un continuo de casi 40 000 km.
Sobre la superficie de los continentes hay dos áreas principales de orogénesis activas: el
cinturón alpino y el cinturón circunpacífico (con una longitud de unos 48 000 km).[61] [62]
​ ​

El primero proviene del cierre, desde el Cretácico, del océano Tetis, principalmente por la
colisión de las placas africana e india con la eurosiática desde el Eoceno. Se extiende desde el
Magreb hasta el sudeste asiático. Comprende la mayoría de las montañas de la cadena del
Atlas, el arco de Gibraltar, los Pirineos, los Alpes, el macizo del Jura, los Apeninos, los Cárpatos,
los Balcanes, Anatolia, el Cáucaso, los montes Elburz, los montes Zagros, las montañas Al
Hayar, la cordillera de Kopet-Dag, el Hindu Kush, los Pamires, el Karakórum, los Himalayas, la
meseta tibetana, la cordillera del Kunlun, las montañas Hengduan, los montes Tenasserim y la
cordillera de Barisan.[61] [62]
​ [63]
​ ​

El segundo se extiende alrededor del océano Pacífico siguiendo las fosas oceánicas. Se
configura desde el comienzo del Mesozoico y es una zona volcánica extremadamente activa. En
América, y hasta la tierra de Graham en la Antártida en el sur, se materializa por la cordillera
americana y engloba la cordillera Aleutiana, la cordillera Brooks, la cordillera de Alaska, las
montañas Mackenzie, las cordilleras costeras del Pacífico, las montañas Interiores, las
montañas Columbia, las Montañas Rocosas, la sierra Madre Oriental, la sierra Madre del Sur, la
sierra Madre de Chiapas, la Cordillera Central, la cordillera de Talamanca, el arco insular de las
Antillas, la cordillera de los Andes —la cordillera alpina más larga, que recorre toda América del
Sur — y las Antartandes. En el margen occidental del Pacífico, consta de la cordillera Verjoyansk,
los montes Cherski, las montañas de Kamchatka (cadena oriental y cadena central) y del Japón
(incluidos los Alpes Japoneses), la cadena Sijoté-Alín, las montañas de Taiwán, de las Filipinas y
de las islas de la Sonda (Indonesia), la cordillera Central de Nueva Guinea y los Alpes de Nueva
Zelanda.[61] [62]
​ [63] ​

En menor escala, el Gran Valle del Rift es también un sistema montañoso muy joven, que solo
apareció hacia el Oligoceno. Incluye las montañas Nur, las montañas de los Alauitas, el monte
Líbano, el Anti-Líbano, los montes de Judea, la punta meridional del Sinaí, los montes Sarawat, el
bloque Danakil, el macizo etíope, el Rwenzori, las montañas Virunga, las montes Azules, las
montañas Mitumba, el Aberdare, las macizo del Ngorongoro, las Tierras Altas del Sur y las
colinas Mafinga.[62] ​

Por el contrario, otro sistema montañoso mayor, ahora inactivo, se formó en varias fases
orogénicas durante el Paleozoico. Incluye los Apalaches, las montañas de Irlanda, las Highlands
de Escocia, el Este de Groenlandia, los Alpes escandinavos, las Spitsbergen, el Cornwall, el Anti-
Atlas, las Mauritanidas, el centro de la península ibérica —con el sistema Central y el sistema
ibérico—, el conjunto de la cadena varisca (o localmente hercínica) —formada por el macizo
armoricano, el macizo Central, el macizo de los Vosgos, la Selva Negra, el macizo esquistoso
renano, el Harz, el macizo de Bohemia y el macizo de Turingia-Franconia—, así como los Urales,
las Tian Shan, el macizo de Altái, los montes Sayanes, las montañas Khangai, las montañas
Baikal y los montes Stanovoi.[61] [62]
​ [63]
​ ​

Otro antiguo sistema montañoso, llamado panafricano,[64] ​se formó gradualmente entre el
Pérmico y el Jurásico, acompañando el ensambe y después la dislocación de Gondwana, al nivel
del escudo guayanés, los macizos del este de Brasil (incluyendo la Serra do Mar), las montañas
del cinturón de Pliegues del Cabo y después el Gran Escarpamiento africano, las montañas
Ellsworth y otros macizos de la Tierra de la Reina Maud en la Antártida, las montañas de
Madagascar y los Ghats occidentales y los Ghats orientales, ya en la India.[61] [63]
​ ​

Aún más antigua es la orogénesis que dio a luz en el Pérmico a las montañas Transantárticas,
que fueron rejuvenecidas en gran medida en una fecha posterior, y a las cordilleras Lofty y
Flinders en Australia Meridional.[62] [65]
​ [66]
​ ​La cordillera Australiana es una importante cadena
montañosa cuya formación por acreción a partir del Carbonífero puede considerarse como su
prolongación tardía, pero las fases sucesivas, que incluyen el vulcanismo, una elevación
isostática y el rifting, la distinguen claramente.[62] [67]
​ ​

Sea como fuere, el sistema montañoso más largo de la Tierra está en el fondo de los océanos,
al nivel de la dorsal mediooceánica.[61] ​
Orogénesis panafricana (Neoproterozoico)

Cinturón alpino (Mesozoico tardío (Eoalpina) y actual Cenozoico)


Orogenias caledonia (Silúrico y Devónico (Paleozoico), aprox. 444-416 Ma) y varisca (finales del
Devónico y mediados del Pérmico, 380-280 Ma)

Cinturón circunpacífico

Cumbres principales

Vista de la cara norte del Everest (8848 m), el pico más alto en relación con el nivel del mar.
Vista de Chimborazo (6310 m), en Ecuador, el punto más alejado del centro de la Tierra y el punto más cercano al
Sol;[68] [69]
​ ​en primer plano, una vicuña.

El nevado Huascarán en Perú, es la cumbre más alta de la zona intertropical y su cima está confirmada como el lugar con
menor atracción gravitacional de la Tierra.[70] ​

El concepto principal para apreciar la altura de una cumbre es la altitud. Es relativamente


moderno[55] ​y sigue siendo muy vago hasta el siglo XVII.[71] ​Anteriormente, la distancia desde la
cual se observaba un pico era decisiva y eso favorecía a los más cercanos al mar o al fondo dse
una gran llanura.[71] ​En la Tierra, la altitud se define en relación con el nivel del mar. Todos los
picos de más de 7000 m de altitud se encuentran en Asia, especialmente los catorce picos de
más de 8000 metros, en el Himalaya y el Karakórum: Everest (8848 m),[72] ​K2 (8611 m),
Kangchenjunga (8586 m), Lhotse (8516 m), Makalu (8485 m), Cho Oyu (8188 m), Dhaulagiri I
(8167 m), Manaslu (8163 m), Nanga Parbat (8126 m), Annapurna I (8091 m), Gasherbrum I
(8080 m), Broad Peak (8051 m), Gasherbrum II (8034 m) y Shishapangma (8027 m).[73] ​Hay al
menos 100 montañas con alturas de más de 7200 ms.n.m., todas ellas localizadas en el centro
y sur de Asia. El pico más alto fuera de Asia es el Aconcagua (6962 m), en América del Sur. Las
«Siete Cumbres» es como se conoce al conjunto de los picos más altos de cada uno de los
«siete continentes» (seis más Norteamérica), pero con varias interpretaciones de cuales serían
según la definición continental que se use.

Diagrama que compara las altitudes de los catorce picos de más de ocho mil metros (picos rojos o rosados) y las «Siete
Cumbres» y siete segundas cumbres, los picos más altos y los segundos más altos de cada continente.

Las bases de las islas montañosas están por debajo del nivel del mar, y con esta consideración,
el Mauna Kea (4207 m.s.n.m.) sería la montaña, y el volcán, más alto del mundo, ya que se eleva
a unos 10 203 m del fondo del océano Pacífico.[74] ​Su vecino, el Mauna Loa, apenas más bajo
(4169 m.s.n.m.) pero más voluminoso, se hunde más profundamente en el fondo oceánico y
gran parte es invisible incluso bajo el agua: su masa causa una depresión adicional de 8 km que
tiene la forma de una montaña inversa.[75] ​Esto significa que la altura total del Mauna Loa desde
el principio de su historia eruptiva es de aproximadamente 17 170 m desde su base.[76] [77]
​ [78]
​ ​

Las montañas más altas no son generalmente las más voluminosas. Nuevamente el Mauna Loa
(4169 m) sería la mayor en términos de área base (aproximadamente 5200 km²) y de volumen
(aproximadamente 75 000 km³).[79] ​El monte Kilimanjaro es el mayor volcán, que no sea en
escudo, en términos de área base (635 km²) y de volumen (4793 km³). El monte Logan es la
montaña no volcánica más grande según el área base (311 km²).

Se pueden tener en cuenta otras referencias: al referirse a la base de la montaña, es decir, al


desnivel o caída vertical, el Nanga Parbat (unos 7000 m en comparación con el valle del Indo,
distante 25 km), el Denali (unos 5500 m)[80] ​o el Kilimanjaro (4800 m[81] ​a 5200 m[82] ​) son
particularmente notables.

Tampoco las más altas sobre el nivel del mar son los picos más alejados del centro de la Tierra,
porque la figura de la Tierra no es esférica. El nivel del mar más cerca del Ecuador está varios
Kilómetros más alejado del centro de la Tierra. La cumbre del Chimborazo, la montaña más alta
de Ecuador, generalmente se considera el punto más alejado del centro de la Tierra,[83] ​aunque
la cumbre sur de la montaña más alta de Perú, Huascarán, es otro pretendiente.[84] ​Ambas
tienen elevaciones sobre el nivel del mar con menos de 2 km que la del Everest.

Diagrama que representa la prominencia y el aislamiento topográfico.

La noción de altura relativa o prominencia topográfica se desarrolló para tener en cuenta la


importancia del relieve.[55] ​Esbozada en la década de 1920 por John Rooke Corbett para las
alturas de Escocia,[85] ​se normalizó a partir de la década de 1960.[86] ​Corresponde a la
diferencia de altitud entre una cumbre dada y la cabalgamiento o puerto más alto para alcanzar
un pico aún más alto. Según esta definición, las diez cumbres más prominentes del mundo son,
en orden, el Everest, el Aconcagua (6962 m), el Denali (6138 m), el Kilimanjaro (5885 m), el pico
Cristóbal Colón (5509 m), el monte Logan (5250 m), el pico de Orizaba (4922 m), el macizo
Vinson (4892 m), el Puncak Jaya (4884 m) y el Elbrus (4741 m).[87] ​

El aislamiento topográfico es la distancia que separa un vértice del punto más cercano con
elevación superior o igual. Así, los diez picos más aislados del mundo son el Everest, el
Aconcagua (16 520 km), el Denali (7451 km), el Kilimanjaro (5562 km), el Puncak Jaya
(5264 km), el macizo Vinson (4911 km), el monte Orohena (4133 km), el Mauna Kea (3947 km),
el Gunnbjörn (3254 km) y el monte Aoraki/Cook (3140 km).[88] ​

Véase también: Anexo:Picos ultraprominentes del mundo

Relieves extraterrestres
Véase también: Anexo:Montañas lunares

La montaña más alta que se conoce con precisión en el Sistema Solar es el Olympus
Mons,[Nota 6] ​un volcán en escudo localizado en el planeta Marte con 21,2 km de altitud y
80×60 km de caldera, y con un diámetro de 600 km.[89] ​Los otros planetas telúricos también
presentan formaciones montañosas: en Venus, los Maxwell Montes de origen tectónico
culminan en el Skadi Mons, a 10,7 km de altitud por 6,4 km de anchura;[90] [91]
​ ​y en Mercurio, los
Caloris Montes, que se elevan a menos de 3 km de altura[92] ​como resultado de un impacto.[93] ​
Lo mismo ocurre en muchos satélites y planetas menores. Así, en (4) Vesta, el pico central de
Rheasilvia se eleva unos 22 km sobre el fondo de un cráter de impacto,[94] ​una altura
comparable a la del Olympus Mons, pero con mucho la más alta del Sistema Solar en relación
con el diámetro de su astro. La cresta ecuatorial de Japeto, cuyo origen es incierto, tiene unos
20 km de altura.[95] ​El punto culminante de Io está en los Boösaule Montes, de origen tectónico,
que tienen unos 18 km de altura.[96] ​En Mimas, el cráter de impacto Herschel también tiene un
pico central que alcanza los 7 km de altura.[97] ​La cima más alta de la Luna, el Mons Huygens,
en los Montes Apenninus, tiene 5,5 km.[98] ​

Varios astros en el Sistema Solar tienen formaciones con el aspecto de montañas, pero que
están constituidas de hielo, llamadas criovolcanes, ausentes en la Tierra. Entre los candidatos a
este proceso están el Ahuna Mons, en Ceres,[99] ​el Doom Mons en Titán[100] ​y posiblemente
algunos relieves de Plutón.[101]

Montañas notables del sistema solar


 

Diagrama de dimensiones comparativas del Olympus Mons con las montañas más altas de la
Tierra: el Mauna Kea y el Everest

Imagen de síntesis en vista oblicua de Rheasilvia, en (4) Vesta

Vista del Ahuna Mons, en Ceres


Imagen generada por computadora de Ishtar Terra, con los Maxwell Montes cerca del centro, en
Venus

Vista de primer plano de la cresta ecuatorial de Japeto

Hidrografía

Vista del torrente Acısu en el macizo del Antitauro, en el sur de Turquía, en el límite entre las zonas de producción
(graveras en el fondo) y de transporte (cuvetas en primer plano).
Las montañas son importantes recursos de agua dulce, debido a la precipitaciones que caen
sobre ellas, a los mantos de nieve e incluso a los glaciares que se pueden formar allí y que
constituyen un almacenamiento en forma sólida, lo que permite una regulación del caudal de los
ríos hacia la llanura,[102] ​Todos los grandes ríos se originan en las tierras altas.[6] ​Es por eso que
las montañas se consideran «castillos de agua».[102] [6]
​ [7]
​ ​

El agua de las montañas fluye hacia las llanuras a través de la red fluvial y de las capas de agua
subterránea.[6] ​En las partes más altas y más empinadas, discurre a través de los barrancos, y
los torrentes arrancan los sedimentos por erosión al nivel de la «zona de producción». El
bloqueo y después la purga de los canales provoca un flujo de escombros que dejan aparecer la
roca del lecho. En la parte intermedia se encuentra la «zona de transporte», que brota entre las
rocas, formando cuvetas y pequeñas cascadas en «escalones». Al nivel del piedemonte se
encuentra la «zona de depósito», con la pendiente más baja pero de mayor anchura, lo que
permite la sedimentación.[103] ​

Más de la mitad de la población mundial depende de esta agua; en zonas áridas y semiáridas,
esta proporción se eleva a alrededor del 90%.[6] [7]
​ ​Por ejemplo, los diez ríos más grandes en el
área del Hindú Kush–Himalaya abastecen ellos solos las necesidades de agua dulce del 20% de
la población mundial; el monte Kenia, solamente, también suministra agua a siete millones de
personas.[7] ​

Sin embargo, el cambio climático puede estar alterando los patrones de precipitación, incluida
su distribución estacional y las capacidades de control del ecosistema. El retroceso de los
glaciares reduce la capacidad de almacenamiento en agua dulce.[7] ​Además, la explotación de
áreas montañosas, particularmente a través de la deforestación, debilita su ecosistema y
promueve la escorrentía de la superficie que entraña deslizamientos de tierra e inundaciones.[6] ​
A la inversa, la irrigación y la retención de agua para la hidroelectricidad aguas arriba
contribuyen a las sequías aguas abajo.[6] ​·[7] ​

Geología

Origen de las montañas


El Aconcagua (6960,8 m s. n. m.), en los Andes, es la montaña más alta del planeta fuera de Asia.

El origen de las montañas está en fuerzas endógenas, posteriormente modificadas por factores
exógenos, como la erosión. Las orogénesis — (ὄρος/óros, lit., 'montaña' + γένεσις/génesis, lit.,
'origen', esto es, 'origen de las montañas'[104] ​) que han dejado más huellas en el relieve y en la
configuración actual de los continentes derivan del plegamiento herciniano, en la Era Paleozoica,
y del plegamiento alpino, en la Era Cenozoica. En el Período Cuaternario las glaciaciones han
erosionado las cadenas montañosas, dando lugar a muchos de los paisajes montañosos
característicos. Un ejemplo de formación montañosa terciaria es la cordillera de los Andes.

En la historia de la Tierra ha habido al menos tres grandes períodos de formación de montañas:

la orogenia caledoniana, cuyos relieves montañosos se formaron hace 400 millones de años,
como sucede en Escocia (cuyo nombre latino era el de Caledonia), cuyo pico más elevado es
el Ben Nevis.

la orogenia herciniana, con relieves que se formaron hace 270 millones de años, como por
ejemplo, los Urales (con el pico Narodnaya, de 1 873 m s. n. m.), entre Europa y Asia, y los
Apalaches (con el Monte Mitchell, de 2 025 m s. n. m.), en Norteamérica.

la orogenia alpina, con relieves montañosos elevados formando largas cordilleras, volcánicas
o no, que se formaron hace unos 35 millones de años, como sucede en los Alpes, en Europa, y
el Himalaya, en Asia. Son los relieves más jóvenes y muchos de ellos todavía se están
levantando, resultando además que la erosión ha actuado sobre ellos durante menos tiempo,
por lo que las montañas alpinas presentan las mayores alturas del relieve terrestre. Ejemplos
representativos de este tipo de montañas son el Mont Blanc, de 4810 m s. n. m., y el Everest,
de 8848 m s. n. m..
Procesos orogénicos
 

Modelado esquemático de un ciclo orogénico.

Los procesos de formación de los conjuntos montañosos implican frecuentemente


movimientos tectónicos.[105] ​Varios tipos de orogénesis derivan de ellos.[106] ​Las fuerzas
involucradas modifican el equilibrio gravitatorio por desplazamiento de las masas rocosas y
afectan al geoide terrestre.[Po. 1] ​

Cuando la litosfera continental se fragmenta y las dos placas comienzan a divergir, la extensión
de la corteza hace que aparezcan fallas normales en el zócalo.[Gui. 1] ​A nivel de la corteza
continental, son lístricos y compartimentan la base del zócalo en bloques basculados.[Gui. 1] [107]
​ ​
La arista más alta del bloque, directamente debajo del borde de la falla, constituye la cresta de
la formación montañosa, generalmente con una vertiente más pronunciada que la otra debido al
ángulo de inclinación (buzamiento). Este relieve en hemigraben se observa a nivel de los rifts
continentales, por ejemplo a lo largo del Gran Valle del Rift, y en los márgenes continentales
pasivos.[Gui. 1] [107]
​ ​Con la aparición de la litosfera oceánica, las rocas magmáticas remontan a
la superficie y forman una dorsal.[Gui. 1] [Po.
​ 2] ​

Cuando dos placas convergen, la litosfera oceánica, más densa, se hunde según un plano
inclinado bajo la litosfera continental al nivel de la zona de subducción.[Gui. 2] ​Las rocas
sedimentarias de la placa oceánica se comprimen en el borde de la placa superpuesta en el
prisma de acreción, mientras que la corteza continental se espesa hasta formar una
cordillera[Gui. 2] ​y las rocas de la litosfera oceánica, sumergidas en profundidad, se transforman
en magma bajo los efectos de la temperatura y de la presión[Po. 2] ​y después remontan por
infiltración a la superficie para dar nacimiento a un arco volcánico, como en la cordillera de los
Andes. En el caso de una convergencia entre dos placas oceánicas, se establece un arco insular
a lo largo de la fosa oceánica, como el de las islas Aleutianas.[Gui. 2] ​El volcanismo asociado con
una subducción suele ser explosivo. Se encuentra en una gran parte del Anillo de Fuego del
Pacífico.

Si el océano se cierra por completo, la convergencia provoca una colisión continental


manifestada por la creación de una cadena montañosa por plegamiento y encabalgamiento de
una placa sobre la otra.[Gui. 2] ​El zócalo continental está atravesado por fallas inversas.[Gui. 2] ​
Las rocas por encima del zócalo se desprenden y son acarreadas.[108] ​Los bloques previamente
inclinados son sobreelevados.[Gui. 2] ​El acortamiento horizontal de la corteza terrestre provoca
su engrosamiento vertical, tanto hacia arriba como hacia abajo.[Po. 1] ​La fusión parcial de las
rocas en profundidad produce intrusiones de granito.[Po. 3] ​El cinturón alpino está esencialmente
relacionado con este proceso de colisión y plegamiento. A lo largo de los márgenes deslizantes,
las tierras a ambos lados de la falla transformante se yuxtaponen, deforman y levantan por
fricción entre las dos placas.[109] [110]
​ ​

Representación 3D desde el sureste del macizo Kondyor (en el Krai de Jabárovsk, Rusia), constituido por un dique

Una pluma mantélica es una elevación de rocas muy profundas llegadas desde el manto
terrestre. Serían el origen del volcanismo de punto caliente, que generalmente es efusivo.[Po. 4] ​
Con el desplazamiento de las placas tectónicas sobre el penacho, que permanece fijo, las rocas
magmáticas forman cadenas montañosas.[Po. 2] ​La cadena de montes submarinos Hawái-
Emperador (de 5800 km) es un buen ejemplo. En el medio continental, este volcanismo puede
provocar efusiones colosales de lava llamadas traps, como las traps del Decán en el momento
del paso del subcontinente indio sobre el punto caliente de La Réunion.[111] ​

Cuando durante uno de estos procesos el magma queda atrapado profundamente, se forma un
plutón. Su intrusión en la corteza terrestre puede tomar la forma de un batolito, de un lacolito, de
un sill, de un dique o de un neck.[112] [113]
​ ​Luego puede deformar las capas superiores de la
corteza continental, pero el relieve se revela principalmente por la erosión que conduce a la
limpieza de las tierras circundantes; siendo las rocas que los forman más resistentes, puede
aparecer como una formación montañosa. A veces aislada, puede presentarse como un
inselberg.[113] ​El macizo de Brandberg, por ejemplo, presenta muchas de estas características.

Otro fenómeno de levantamiento es causado por la isostasia,[114] ​que no es estrictamente


hablando un proceso de orogénesis; se califica como epirogénesis (literalmente 'nacimiento de
tierra seca' o de 'tierra continental'.[115] ​) Es causada por la erosión, un poderoso agente de
distribución de masa o por un rebote postglaciar.[Po. 1] [114]
​ ​En ambos casos, la corteza
continental se aligera y sufre una compensación vertical ascendente, llamada anteclisa, de la
parte de la litosfera.[114] ​Si la relación entre la erosión de las cumbres y la erosión de los valles
es positiva, las cimas ganan en altitud.[116] ​Los Alpes escandinavos han sido
considerablemente realzados y rejuvenecidos por este proceso.

Otros fenómenos más marginales pueden dar lugar a relieves de colinas,como las morrenas
dejadas por los glaciares después de su retiro,[117] ​como la morrena de Oak Ridges en América
del Norte o la cordillera lacustre del Báltico en Europa. Lo mismo ocurre con los cráteres de
impacto,[118] ​que pueden presentar un pico central y sus bordes escarpados, como en el caso
del cráter de Steinheim, asociado con el evento del Ries, y a veces múltiples anillos como el
domo de Vredefort, el cráter más grande conocido en la Tierra (patrimonio de la Humanidad
desde 2002).

Erosión y desaparición

 
Croquis simplificado de un paisaje de montaña glaciar.

La erosión es un factor mayor en la compensación de la orogénesis. Al reducir la masa


superficial de las montañas, participa en el levantamiento de las rocas presentes en
profundidad, causando a su vez su erosión.[55] [119]
​ ​Al nivel de las cadenas montañosas jóvenes,
es del orden de 200 m por millón de años, mientras que es cuatro veces más baja de media en
el conjunto de los continentes. En ausencia de elevación, todos los relieves de la Tierra se
nivelarían en algunas decenas de millones de años solamente con la erosión. Por lo tanto, la
compensación isostática es un mecanismo para volver a un estado de equilibrio al eliminar el
relieve y la raíz de la corteza[Po. 1] ​

La meteorización de las rocas involucra a varias formas de erosión. Entre las formas mecánicas,
la termoclastia contribuye a la fragmentación de las rocas por variaciones de temperatura, y la
crioclastia por la intervención además de ciclos de congelación y descongelación.[120] ​La
hidroclastia implica una alternancia de fases de humectación y de desecado de ciertas rocas
que son capaces de absorber el agua, lo que finalmente conduce a su desintegración.[120] [Th.
​ 2] ​

La erosión fluvioglaciar, bajo la influencia del propio peso del glaciar que se desliza y desgasta
la roca, es responsable de la excavación de los circos y de los valles glaciares en forma de «U»,
también de la sobreexcavación de los umbilicales, que se llenan con lagos glaciares, y de la
formación de picos piramidales o incluso de nunataks.[121] ​La escorrentía suelta y conduce las
partículas a través de los torrentes. La deflación es el fenómeno de la erosión eólica al desnudar
el suelo y la corrosión de las rocas.[Po. 5] ​El producto de estas formas de erosión mecánica se
transporta por acción gravitacional y se deposita por sedimentación —por ejemplo en forma de
morrenas, bloques erráticos, taludes y conos aluviales[55] ​— y luego se transporta nuevamente
hasta los océanos. Como resultado, el Himalaya ha perdido varias veces su volumen actual,
transportado principalmente en forma de arenas y limos hasta el golfo de Bengala, que los
acumula hasta 3000 km al sur del delta del Ganges con un espesor de hasta 10 km.[Fr. 1] ​La
principal forma de erosión fisicoquímica, como parte de los procesos de alteración, es la
disolución por el agua, que afecta principalmente a la caliza y da lugar a paisajes cársticos.[122] ​

Formas de erosión glaciar


Vista del valle de Yosemite (California), valle glaciar «en U» surcreusée en el Cuaternario: paredes
de rocas cristalinas intrusivas cretácicas de varios cientos de metros que dominan el fondo
granítico del valle.

Vista del lago Moraine, en las Montañas Rocosas canadienses: son visibles, al pie de las laderas
detrás del lago, taludes (a la izquierda) y morrenas (en el centro).
 

Vista del Artesonraju en Perú: un pico piramidal cubierto de nieve y de glaciares característico de la
erosión en la alta montaña

Vista del circo de Gavarnie, circo glaciar donde se precipitan varias cascadas en los Pirineos
franceses.

Vista del Fitz Roy, en Argentina, con cumbres aceradas que dominan un glaciar y un lago
Por tanto, los modelos de erosión no explican la rapidez de la desaparición de las cadenas
montañosas a pesar de su levantamiento, ni la cantidad menor de la esperada de sedimentos
acumulados en las cuencas.[123] ​Cuando la convergencia tectónica y la colisión continental se
ralentizan, se produce un fenómeno de relajación (la tensión horizontal debida a las fuerzas de
convergencia cae por debajo de la tensión vertical litoestática), lo que resulta en la extensión y
adelgazamiento de la corteza.[124] ​De hecho, con su engrosamiento previo, la corteza se hace
más dúctil por las modificaciones térmicas y físicas que ha sufrido. La subsidencia de los
relieves es aún más pronunciada ya que las fallas normales ya atraviesan el centro de las
cadenas montañosas.[123] [125]
​ ​Entre las hipótesis que explican este fenómeno de extensión,
llamado «convergencia sincronizada» o «post-orogénica», se incluyen la fluencia con derrame
lateral en profundidad, la retirada del panel litosférico hundido, el desprendimiento por
convección de la raíz litosférica y el desprendimiento del hundido.[123] ​Esta extensión se puede
ver en los Alpes[123] ​y en el Himalaya,[126] ​así como en la provincia geológica de Basin and
Range en el oeste de los Estados Unidos.[127] [128]
​ ​

Una antigua clasificación, derivada del trabajo de William Morris Davis, clasificaba las cadenas
montañosas como tectónicamente «activas», las jóvenes que presentan generalmente
pendientes fuertes y formas afiladas, e «inactivas», las viejas generalmente con formas más
suaves, erosionadas.[52] ​

Además, algunas erupciones volcánicas son responsables de la destrucción de los volcanes,


especialmente las erupciones plinianas, freáticas y freatomagmáticas que tienen los índices de
explosividad volcánica más altos. Los más destructivos se llaman «supervolcanes». En caso de
vaciado de la cámara de magma, se forma una caldera, una gran depresión de orden kilométrico
en el lugar de la cumbre.[129] ​

Destrucciones eruptivas
Vista del monte Saint Helens unos meses después de la erupción de 1980 después de haber
destripado su cumbre

Vista de la caldera del monte Paektu, ocupada por un lago de cráter, entre China y Corea del Norte
Columna eruptiva del volcán Redoubt, visto desde la península de Kenai (21 de abril de 1990)

El volcán Mayón, en las islas Filipinas, un estratovolcán que presenta uno de los conos más
perfectos del mundo.

Petrología

Vista anotada de una secuencia de rocas magmáticas de origen oceánico presente en ofiolita por encima de los 2500 m
en el monte Chenaillet.
Debido a la variedad de los procesos de formación, las cadenas montañosas albergan una gran
diversidad de rocas pertenecientes a las tres grandes familias: rocas magmáticas,
sedimentarias y metamórficas.

Las rocas volcánicas de tipo explosivo, félsicas o intermedias, se encuentran en las cordilleras y
en los arcos insulares asociados con las zonas de subducción: son riolitas, dacitas, traquitas,
andesitas y fonolitas.[Pa. 1] ​Las rocas volcánicas de tipo efusivo, máficas, se encuentran en los
volcanes de puntos calientes y en las dorsales mediooceánicas, principalmente de
basalto.[Pa. 1] [Fr.
​ 2] ​Las rocas plutónicas son el otro tipo de roca magmática, de tipo intrusivo.
Cuando tienen su origen en el manto, equivalente al basalto, forman gabros y peridotitas
presentes en las dorsales;[Pa. 1] ​en caso de obducción, se pueden encontrar gabros y basaltos
en las ofiolitas en las cadenas de colisión.[Fr. 3] ​Cuando derivan de la anatexia de la corteza, las
rocas plutónicas constituyen granitos, granodioritas, sienitas y dioritas;[Fr. 4] ​se encuentran en
plutones al final de los proceso de subducción y en las cadenas de colisión, o después de la
erosión en las cuencas sedimentarias, en forma de diques y de láminas (o sills).[Pa. 1] ​

Las rocas sedimentarias son comprimidas en los prismas de acreción en el frente de las
cordilleras,[Fr. 5] ​así como en los relieves de pliegues y napas de acarreado de las cadenas de
colisión.[Fr. 4] ​Las más comunes son las calizas, las dolomitas, las areniscas, las lutitas, las
margas, los flysch y las molasas.[Pa. 2] ​

Las rocas metamórficas provienen de las rocas sedimentarias o de las magmáticas que han
sufrido metamorfismo debido a las condiciones de calor y presión en la corteza terrestre, o a su
contacto con el magma.[Pa. 3] ​Se encuentran principalmente en las cadenas de colisión, al nivel
de bloques basculados que revelan el zócalo.[Fr. 6] ​Son principalmente gneis (y ortogneis,
salidos del granito o de la riolita, y paragneis, salidos de las margas), anfibolitas (salidas del
basalto), serpentinitas (de la peridotita), shales (de la lutita), mármoles (de la caliza y de la
dolomita) y cuarcitas (de la arenisca).[Fr. 6] [Pa.
​ 4] ​

Clima
 

Diagrama de la aparición de una sombra pluviométrica.

Debido al gradiente térmico adiabático, la temperatura del aire disminuye de 0.5°C a 1°C cada
100 metros con la altitud, bajo una presión atmosférica normal de aproximadamente 1000 hPa
al nivel del mar.[130] ​La amplitud diaria es mayor, pero la amplitud anual es menor que en las
tierras bajas.[130] ​A veces, principalmente cuando hay un anticiclón, una capa de inversión
puede colocarse en su lugar, invittiendo el gradiente de temperatura y atrapando las masas de
aire frío en los valles.[130] ​La diferencia de isolación entre la solana y la umbría crea importantes
contrastes térmicos.[130] ​

Cuando las masas de aire oceánico, cargadas de humedad, se encuentran con un relieve, son
obligadas a elevarse por encima de la vertiente al viento y, por relajación, se enfrían, se
condensan en forma de nubes espesas, y dan lugar a fuertes lluvias, a veces en forma de nieve.
Ocasionalmente, una vez que se franquean las crestas, las masas de aire redescienden por la
vertiente de sotavento y se comprimen, creando un efecto foehn. Se recalientan y se secan. La
diferencia de precipitación en ambos lados es llamada sombra pluviométrica.[130] ​

Según la clasificación de Köppen, el clima alpino, como el clima polar, corresponde a zonas
donde ningún mes tiene una temperatura promedio superior a 10°C.[131] ​Su presencia varía
mucho dependiendo de la latitud: en el norte de Suecia, por ejemplo, en el paralelo 68°N, está
presente desde los 650 m de altitud, mientras que en el Kilimanjaro, cerca del ecuador, está por
encima de unos 4000 m.[132] ​

Véanse también: Clima de los Alpes y Clima de los Pirineos.

Ecosistema
Distribución de plantas en América equinoccial conforme la elevación sobre el nivel del mar, hecha por Alexander von
Humboldt.

Debido a la disminución de las temperaturas relacionadas con la altitud, todas las montañas,
excepto en las regiones polares, tienen una estadificación altitudinal que les permite albergar
ecosistemas específicos.[133] [134]
​ ​En los pisos inferiores se encuentra una vegetación similar a
la del llano circundante pero a medida que se asciende van apareciendo especies más hidrófilas
y más resistentes al frío; tras las últimas especies arbóreas aparece la pradera alpina seguida
del roquedo e incluso la nieve perpetua. Las especies presentes en cada uno de esos pisos y la
altitud a la que están varía según los continentes y también con la latitud. Y también es desigual
según si la vertiente está orientada a la solana o a la umbría[130] ​y si está al viento o a
sotavento.[133] ​De los catorce biomas en los que el WWF clasifica las ecorregiones terrestres,
son tres los total o principalmente influenciados por la altitud y el relieve:[133] ​

las praderas y matorrales de montaña y sus 48 ecorregiones,[135] ​

el bosque templado de coníferas y sus 52 ecorregiones,[136] ​

y los bosques de coníferas tropicales y subtropicales y sus 15 ecorregiones.[137] ​


Distribución de los principales biomas de montaña
 

Mapa de distribución de praderas y matorrales de montaña

Mapa de distribución de bosques templados de coníferas.

Mapa de distribución de bosques de coníferas tropicales y subtropicales.

Cada ecorregión montañosa presenta una cierta forma de insularización ecológica a gran
escala de especies adaptadas a las condiciones más frías que en las llanuras y, que a veces
encuentran un refugio en las tierras más escarpadas preservadas de las actividades
humanas.[133] ​Muchas de estas especies son relictas: invadieron las montañas templadas al
final del último periodo glaciar, con la reducción de los biotopos fríos. En las zonas
intertropicales, esta diferenciación es más antigua.[133] ​El aislamiento de especies y su
evolución[133] ​contribuyeron al hecho de que las montañas alberguen casi la mitad de la
biodiversidad mundial.[9] ​

La calidad del suelo es un factor adicional que perturba la estadificación altitudinal. Son
generalmente poco espesos en las partes más elevadas de las montañas debido a la erosión
glaciar y fluvial (escorrentía), a la pendiente (deslizamientos de tierra) y a la termoclastia. Las
plantas no disponen del nitrógeno necesario para su desarrollo.[133] ​En las partes intermedias
de las montañas, donde la descomposición y la meteorización son más activas, y las partes
inferiores, donde los productos de la erosión y los nutrientes se acumulan, su crecimiento es por
el contrario favorecido. A nivel local, debido a los suelos fríos y húmedos, se pueden establecer
turberas y por la acidez del medio, contribuir a la biodiversidad.[133] ​Los depósitos de material
eyectado han construido especialmente a espesar y fertilizar los suelos en las zonas
volcánicas.[133] ​

Vista del rango altitudinal en la vertiente norte de los Alpes lepontinos sobre Obergesteln: piso subalpino (bosque de
coníferas), piso alpino (pradera alpina) y piso nival (roquedos y neveros).

Uno de los marcadores del rango altitudinal es la línea de árboles, que aparece en todas las
zonas montañosas con la excepción de los desiertos calientes y fríos donde están ausentes.
Por encima de este límite, en el piso alpino, las condiciones climáticas son demasiado rigurosas
y el período de vegetación demasiado corto, así como la insolación es demasiado intensa, para
permitir su desarrollo; son reemplazados por arbustos de cremimiento lento y plantas
herbáceas.[133] ​Estos tienen un período de crecimiento y de floración a veces limitado a los tres
meses después del invierno en las regiones templadas, mientras que en las zonas
intertropicales el crecimiento solo se ralentiza en la estación seca.[133] ​El acolchado y la
presencia de un plumón sobre las hojas son formas adaptadas contra el frío.[134] ​La línea de
árboles se sitúa a la altitud aproximada en la que la temperatura promedio del mes más cálido
es de 10°C, casi independientemente de la latitud.[133] ​En el piso nival solo sobreviven unos
pocos musgos y líquenes.[134] ​A pesar de la insularización ecológica, se encuentra una
diversidad de especies botánicas comparable en los pisos alpinos de todo el mundo y géneros
similares a latitudes equivalentes.[133] ​Incluso cuando los géneros encontrados son diferentes,
especialmente en las zonas intertropicales, presentan una estrategia evolutiva convergente,
como las de las especies Espeletia y Puya en los Andes septentrionales o las de Dendrosenecio y
Lobelia en el África oriental, o en otros, incluso en las islas de Hawái y de Java, que mantienen
sus hojas muertas, lo que les permite luchar contra el frío.[133] ​

Vista de una cabra salvaje de los Alpes en el parque nacional Hohe Tauern.

En los bosques templados del hemisferio norte, las coníferas dominan el piso subalpino con
pinos, abetos, piceas, alerces y enebros. Algunos bosques son mixtos y presentan una porción
de planifolios (abedules, alisos, sauces, hayas, etc.).[133] [134]
​ ​Las ericáceas son características
de los sotobosques, generalmente húmedos y con estratificación vertical, así como de las
landas.[133] ​Los bosques templados del hemisferio sur están dominados por planifolios en las
montañas, como las especies de eucalipto y de Nothofagus.[133] ​En las zonas intertropicales, las
montañas se caracterizan por un bosque nuboso de especies de hoja perenne. El género
Polylepis se encuentra principalmente en la cordillera de los Andes, a nivel de la línea de árboles
y por encima.[133] ​
Las especies animales están menos limitadas por la altitud y las condiciones climáticas. Su
presencia en las montañas refleja más que la flora su distribución regional.[133] ​Si algunos
grandes mamíferos (caprinos, ciervos, llamas, lobos, osos, leopardos de las nieves, puma,
vicuñas, yaks), y otras marmotas o pikas, se han convertido en emblemáticos de la montaña, se
debe principalmente a la presión ecológica ejercida por las actividades humanas.[133] [134]
​ ​
Muchas aves y pájaros tienen un comportamiento adaptado a las praderas abiertas y a las
paredes rocosas de las montañas: cóndores,[133] [134]
​ ​águilas, halcones, buitres.[134] ​La
migración y la hibernación son estrategias de adaptación.[133] [134]
​ ​

Véanse también: Flora de los Alpes, Flora de los Pirineos, Fauna de los Alpes, Fauna de los Pirineos y Fauna del Jura.

Población

Pintura titulada Les Tisserandes (2012) que muestra una escena de la vida de los quechuas en las montañas andinas

En las zonas templadas, las montañas generalmente se consideran un ambiente rudo e incluso
hostil, y de hecho, están menos pobladas que las llanuras que gozan de un clima más
favorable.[130] [138]
​ ​La presión más baja del aire, el clima más duro, la hidrología más irregular
obligan a los organismos a adaptarse. Además, las vertientes mal expuestas al sol y la
importancia de las pendientes hacen difícil una explotación agrícola.[139] ​Sin embargo, en la
zona intertropical, las montañas ofrecen condiciones climáticas más favorables que las
regiones áridas que generalmente las rodean: en las montañas de los Andes, en África o en la
meseta tibetana, las personas adaptaron su forma de vida y aprovecharon el entorno de las
montañas, a veces hasta el punto de ver florecer civilizaciones desarrolladas.[130] ​
Vista de una familia sherpa en hábitats tradicionales.

Así, en el 2000, la población que vivía por encima de una altitud de 1220 m se estimó en un
10.2% de la población mundial,[140] ​con una densidad de 20,7 hab./km² (incluidas las regiones
polares),[3] [140]
​ ​con tres zonas principales, en el Gran Valle del Rift, en Yunnan y en la
aglomeración de la Ciudad de México.[140] ​Por encima de los 2130 m, es de alrededor del 3%,
esto es, una densidad de 12,8 hab./km².[140] ​Al mantener un criterio de altitud de 1000 m,
relativamente cerca del primero, y al agregar un criterio de pendiente para los terrenos entre esa
altitud y los 300 m, según lo definido por el Centro de Monitoreo de la Conservación del
Ambiente (UN Environment World Conservation Monitoring Centre, UNEP-WCMC), la población de
montaña se estimó en un 15% en todo el mundo, de ella la mitad en Asia y una cuarta parte en
África.[3] ​A mediados del siglo XX, era del 8%.[3] ​Fue en Europa donde la tasa de crecimiento fue
la de más rápido crecimiento en la década de 1950, cuando era la más lenta en América
Latina.[3] ​En todo el continente americano, esta población de montaña es esencialmente
urbana, agrupada en más del 40% en metrópolis con más de 100 000 habitantes.[3] ​

Las desigualdades son más pronunciadas en las montañas y los desastres naturales son más
frecuentes en ellas.[4] ​Las principal divisorias de agua entre las grandes cuencas hidrográficas
sirven de fronteras naturales y políticas entre las poblaciones, particularmente en los países
desarrollados, lo que resulta en su aislamiento y desarrollo de contrastes.[130] ​Los desarrollos
ideológicos y tecnológicos son a menudo más tardíos en las montañas, mientras que las
prácticas religiosas y la ayuda mutua están más arraigadas.[139] ​

Historia: descubrimiento, estudio y conquista

Véase también: El pico más alto del mundo


 

Mapa de reconstrucción del mundo con sus montañas según lo descrito por Heródoto en sus Historias (siglo V)

La ocupación de los territorios montañosos comenzó en la Prehistoria antigua con la


exploración de los territorios de caza y de recolección. Se transformóen el Neolítico con una
mayor explotación, más diversificada en los recursos y con la movilidad de las prácticas.[141] ​

Las primeras exploraciones registradas de montañas, de los griegos Heródoto y Anaximandro, o


del italiano Petrarca, son obras de eruditos motivados por el deseo de conocerse a sí
mismos.[142] ​Los primeros europeos en aventurarse en las estribaciones occidentales del
Himalaya fueron los soldados de Alejandro Magno, aunque probablemente nunca pasaron de la
ciudadela de Aornos.[143] ​Los griegos, entre ellos Eratóstenes, Estrabón, Plinio el Viejo y Amiano
Marcelino, nombraron a la cadena Hemodi (o Hemodos, Emodos, Imaos),[144] ​que significa
'cubierta de nieve'.[145] ​Diodoro de Sicilia la identificó con la fuente del Ganges.[146] ​

Hay también constancia de algunos ascensos históricos, como, por ejemplo, el del monje
budista En no Gyōja que en 663 ascendió el monte Fuji,[55] ​considerado ya entonces un monte
sagrado.

Vista del monte Aiguille, el «mont Inaccessible» que fue ascendido en 1492 por orden del rey Carlos VIII de Francia
 

Alexander von Humboldt et Aimé Bonpland au pied du volcan Chimborazo (1806), obra de Friedrich Georg Weitsch (1758-
1826).

Kilimanjaro (1873), boceto de Charles New. Las montañas nevadas de África Oriental suscitaban la incredulidad de la
comunidad científica que no esperaba encontrar nieves eternas en esas latitudes.

En el siglo IX, el monje y geógrafo irlandés Dicuil, estableció en el tratado De mensura Orbis
terrae} una lista de las seis montañas más altas conocidas hasta ese momento: el Olimpo, el
Athos, el Atlas, el Pelión, los Alpes y el Solurius, la supuesta culminación de la península
ibérica.[Th. 3] ​La geografía medieval, con autores cristianos y árabes como el geógrafo Ibn
Hawqal, concebía las montañas como la obra de Dios que deseaba darle a la Tierra un
«armazón».[147] ​Avicena, en el siglo XI, daba dos causas geológicas para la formación de las
montañas: los terremotos, que las elevarían del suelo y, en menor medida, la erosión que dejaría
intactos los relieves más duros.[148] ​Sus obras fueron enmendadas en el siglo XII por Alberto
Magno.[Th. 4] ​Restoro d'Arezzo también emitió una teoría sobre el origen de las montañas:
tendrían por causa una forma de atracción de parte de las estrellas.[149] ​Jean Buridan, en el
siglo XIV, fue uno de los primeros en estar interesado en la propia altitud de las montañas.[Th. 5] ​
La historia de la conquista de las montañas en Occidente conserva la historia de algunas
ascensiones notables, como la del rey Pedro III de Aragón que en 1285 coronó el pico Canigó
(2784 m); la del poeta y humanista italiano Petrarca, que describió el extraordinario panorama
ofrecido desde la cumbre del monte Ventoux, que habría ascendido el 26 de abril de 1336; la de
Bonifacio Rotario (de Asti), que el 1 de septiembre de 1358 ascendió el monte Rocciamelone
(3538 m), que en esa época se creía era la cima de los Alpes, para depositar una representación
de la Virgen en agradecimiento por sobrevivir a su cautiverio en Tierra Santa durante las
Cruzadas, y que el registro más antiguo de una escalada de montaña; la de Antoine de Ville y
sus compañeros el 26 de junio de 1492, por orden del rey Carlos VIII de Francia, que coronaron
la cima del monte Aiguille (2087 m), el considerado «mont Inaccessible»[Th. 6] ​y que gozaba de
una mayor popularidad en su tiempo que los gigantes de los Alpes, ignorados por la mayoría; o
la de Francesco De Marchi y Francesco Di Domenico que en 1573 ascendieron el Corno Grande,
la cima de los Apeninos.

Para los autores del Renacimiento, las montañas eran tanto el resultado de la erosión (Leonardo,
Agrícola, Palissy) como relieves cuya existencia se remontaba a la creación de la Tierra.[150] ​Ya
en 1524 el suizo Aegidius Tschudi cruzó los cols de los Alpes centrales —Septimer, San Gotardo,
Furka, Grimsel y Gran San Bernardo— y relató una historia que trascendió las fronteras.[138] ​Tres
décadas después, su compatriota Josias Simmler reveló al público la existencia de glaciares en
el que fue el primer libro dedicado por completo a los Alpes, De Alpibus commentarius
(1574).[138] ​La historia natural de los siglos XVII-XVIII inauguró la aproximación científica a las
montañas con las «teorías de la Tierra».[147] ​Jean-Jacques Rousseau descubrió los Alpes por el
consejo de su botánico, precedido en su andares por Joseph Pitton de Tournefort en el monte
Ararat, de Pierre Bouguer y Charles Marie de La Condamine en los Andes ecuatorianos; Marc
Antoine Louis Claret de La Tourrette, que mantuvo una correspondencia con Rousseau, amplió
este trabajo en el Pilat, Dominique Villars en el Dauphiné y Louis Ramond de Carbonnières en los
Pirineos.[138] ​El naturalista Jean-Louis Giraud-Soulavie describió en 1780 el clima de montaña
en la Histoire naturelle de la France méridionale[147] ​y el escalonamiento de la vegetación en la
parte meridional del macizo Central;[138] ​Philippe Buache cartografió las montañas de todo el
mundo en Essai de géographie physique en 1752.[147] ​Alexander von Humboldt hizo un aporte
importante: amante de la montaña, subió a varios picos notables, especialmente el Chimborazo,
considerado en ese momento «el pico más alto del mundo». Determinó en particular unas
«tablas de alturas» para las asociaciones vegetales y superó las causalidades lineales de los
naturalistas anteriores para hacer de la montaña un ambiente en el que no buscaba estudiar su
particularidad regional, sino de acuerdo con los principios de la geografía general.[138] [151]
​ ​
Como Rousseau y Carl Ritter, Humboldt también estaba interesado en la organización social de
las poblaciones de montaña; este último escribió: «La configuración del suelo en el sentido de
altura [...] puede jugar un papel importante en el dominio del hombre. Todo lo que hace nacer
una variedad cualquiera de formas en un punto de la superficie terrestre (cadena de montaña,
meseta...), todo accidente del suelo imprime un caché particular al estado social del pueblo que
lo habita».[152] [138]
​ ​Más adelante, Gottlieb Sigmund Gruner, Marc-Théodore Bourrit, Jean André
Deluc y su hermano Guillaume-Antoine, Pierre Bernard Palassou y Louis Ramond de
Carbonnières abordaron la alta montaña desde la perspectiva de su geología.[138]

Vista de la cara este del Cervino, con la arista del Hörnli ascendida el 14 de julio de 1865 por Edward Whymper, Charles
Hudson, Francis Douglas y Douglas Hadow, con Peter Taugwalder padre e hijo y Michel Croz (ver: Grandes caras norte de
los Alpes.

Con la misma óptica, en 1786 el ginebrino Horace-Bénédict de Saussure,[138] ​ofreció una prima
al primero que ascendiese al Mont Blanc; el guía Jacques Balmat y el médico chamoniard
Michel Paccardl llegaron por primera vez a la cumbre el 8 de agosto. El mismo Saussure lo
consiguió al año siguiente, y con su relato, popularizó la práctica del alpinismo en Europa.[153] ​
La edad de oro de la conquista de los Alpes tuvo lugar entre 1854 y 1865 bajo el impulso de los
británicos. Durante esa década se realizaron una gran cantidad de primera ascensiones de
cumbres importantes, hasta concluir con la conquista del Cervino[55] ​el último «gigante» alpino
invicto, siendo la Meije finalmente ascendida en 1877.[154] [155]
​ ​

Las noticias sobre la existencia de montañas nevadas del África Oriental suscitaban la
incredulidad de la comunidad científica que no esperaba encontrar nieves eternas en esas
latitudes. El Kilimanjaro fue descubierto en 1848 por Johannes Rebmann, el monte Kenia en
1849, por Johann Ludwig Krapf y el Ras Dejen en 1841, por Antoine d'Abbadie d'Arrast, pero que
no reveló su existencia hasta 1849.[138] ​

La exploración geográfica y el levantamiento cartográfico del Himalaya comenzaron


verdaderamente en el siglo XIX con el trabajo notable del Gran Proyecto de Topografía
Trigonométrica (Great Trigonometrical Survey) dirigida primeramente por George Everest, desde
1830 hasta 1843, pero que casi tomaría un siglo finalizar.[143] ​Las tentativas de conquista de los
altos picos se acometieron después de la Primera Guerra Mundial pero, aunque se conquistaron
varios «7000 miles» y se superó la barrera de los «8000 m» durante la expedición al Everest de
1922, ninguna cumbre de esa altitud se logró. Después de la Segunda Guerra Mundial, de 1950 a
1960, gracias a la apertura política y a la ayuda de los pueblos sherpas y hunzas, trece de los
catorce picos de más de 8000 m fueron ascendidos, ya que China reservó el Shishapangma,
totalmente en su territorio, hasta 1964.[154] ​(Ver: Anexo:Primeras ascensiones).

La geografía vidaliana de finales del siglo XIX y comienzos del XX, se centró en las interacciones
entre los hombres y el medio natural.[147] ​A partir de la enseñanza de Paul Vidal de La Blache,
padre de la geografía regional francesa, los geógrafos de la escuela francesa, sea en tratados o
manuales de geografía física general o en artículos (desde De Martonne, en 1909, hasta Pierre
Pech y Hervé Regnauld, en 1994, pasando por Jules Blache, en 1933, y Pierre Deffontaines, en
1947) consideraron ya la montaña como una disposición de procesos y de factores que se
convirtieron en objetos mismos de investigación científica.[147] ​

El conocimiento de la montaña ha estado marcado durante mucho tiempo por el uso de


estereotipos: los Alpes, en particular, como paradigma de cadena o de región montañosa; el
piso alpino, como prototipo de piso ecológico; y la trashumancia como tipo de modo de vida de
montaña. Luego, las investigaciones comparadas protagonizaron las monografías y las obras
generales se hicieron más raras. Humboldt, que había explorado los Andes al mismo tiempo que
Thaddäus Haenke, es a veces considerado como el precursor de la investigación comparada en
la montaña.[4] ​Estas, con Carl Troll definiendo las reglas,[4] ​se convierten en un objeto de
investigación que moviliza progresivamente a la comunidad científica internacional.
El International Biological Program de los años 1970, basado en la modelización de los
procesos naturales, y el Programa sobre el Hombre y la Biosfera llamado Study of the impact of
human activities on mountain[156] ​movilizaron a especialistas muy diferentes en áreas
geográficas para iniciar un análisis comparado de los sistemas de montaña. En la década de
1990, a raíz de la Cumbre de Río y de la Agenda 21, la montaña, identificada como un
ecosistema frágil, se convirtió en objeto de atención internacional de la comunidad científica, de
las organizaciones no gubernamentales y de las instituciones.[147] ​La investigación mundial
sobre las áreas montañosas está condicionada al análisis de los problemas involucrados y a la
implementación de medidas concretas específicas en materia de protección del medio
ambiente y de conservación de las culturas locales, es decir, en el desarrollo sostenible (con
desafíos para las sociedades y economías posteriores: gestión de los recursos hídricos,
limitación del riesgos ambientales), etc. Además, algunos científicos han llamado recientemente
a fundar una «montología» y a desarrollar una reflexión sobre los paradigmas de la
montaña,[157] [158]
​ ​peculiarmente en términos de servicios ecosistémicos.[159] ​

Actividades

Agricultura

Las terrazas de cultivo constituyendo los campos de arroz de las cordilleras de Filipinas, patrimonio de la Humanidad
desde 2005.
Vista de un paisaje de media montaña en los Alpes suizos con el Augstmatthorn (2137 m) en el fondo. El desbroce
participa en la apertura de los prados alpinos.

Las prácticas tradicionales del cultivo y de la cría de ganado, así como el reciente abandono de
las zonas montañosas, han configurado los actuales paisajes montañosos desde la zona
templada hasta la zona intertropical.[160] ​La montaña es el lugar de muchas actividades
económicas del sector primario y de otras de mera subsistencia, como el pastoreo trashumante,
que consiste en llevar a ovinos, bovinos, caprinos, llamas, alpacas, vicuñas o yaks a los pastos
durante el verano, para la producción de queso, leche, carne y lana (como la cachemira). El
pastoreo generalmente se establece en el piso alpino, donde hay biotopos de praderas alpinas,
de puna, de páramo, etc. La cría estacional también se realiza en este piso o en algunas de las
vertientes, debido a un ambiente demasiado árido, demasiado frío, poco soleado o demasiado
empinado para la agricultura productiva.[Sac. 1] [161]
​ ​

Los cultivos de montaña también tienen una agricultura tradicional importante, centrada en la
patata, la cebada y el trigo sarraceno, que se pueden cultivar en altitudes de 4000 a
4500 m[Sac. 2] ​en los Andes y el Himalaya. La cebada es el cultivo más común en esas altitudes
en los Himalayas antes de la introducción de la patata, mientras que esta última lo fue antes en
los Andes, anterior al cultivo de coca. Otras plantas tienen menor adaptabilidad altitudinal como
el maíz, el trigo y la alfalfa, que aun así se pueden cultivar en los mejores sectores andinos e
himalayos a altitudes superiores a 3000 m.[Sac. 3] ​Las especies y variedades originarias de
climas tropicales de baja y media altitud, como el arroz, el café y el té, tienen áreas de
crecimiento en altitudes medias de hasta aproximadamente 2000 m. El cultivo en terrazas
permite irrigar los suelos en pendiente, evitando la escorrentía y luchar contra su erosión.[55] ​
Está muy extendido en vastas regiones montañosas del mundo: en Asia, especialmente en el
Sudeste, en la cordillera andina, en África y hasta en la cuenca mediterránea (restanques en
Provenza).[162] ​
Al igual que la agricultura, la silvicultura da forma a los paisajes de montaña y además
proporciona caminos de acceso y mantenimiento de las áreas recreativas. También asegura la
preservación de las esencias locales.[8] ​El desbroce, practicado con generalidad en muchos
lugares y épocas, a diferencia de la silvicultura, no tuvo ni tiene por objetivo un uso sostenible de
los bosques, sino que pretendía abrir parcelas cultivables y pastos para los rebaños.[163] ​

Hidroelectricidad
Véase también: Historia de la producción hidroeléctrica

Vista de la presa de la Grande-Dixence, la presa de gravedad más alta del mundo, en los Alpes de Valais, Suiza.

Las caídas y saltos de agua hicieron posible, gracias a la energía mecánica, hacer girar las
turbinas hidráulicas. Fueron utilizadas desde la década de 1830 para satisfacer las necesidades
de la industria del papel, especialmente en los Alpes, donde había las materias primas
disponibles: agua y madera. En 1882, Aristide Bergès, quien inventó la fórmula de la hulla
blanca, construyó un embalse en el lago del Crozet en la cadena de Belledonne, instaló un
conducto forzado con una caída vertical de 500 m para conectarla a sus fábricas en Lacey y
acoplarla a su turbina, una dinamo Gramme.[164] [165]
​ ​Así, al acoplar un generador eléctrico a
una turbina, fue posible producir energía hidroeléctrica. Las presas se utilizaron para almacenar
una energía potencial de peso. La topografía de las montañas y la altura de la caída hacen que
sean lugares muy adecuados para la construcción de represas hidroeléctricas y para la
formación de lagos artificiales.

Turismo y ocio
 

Vista de excursionistas caminando en el parque nacional Torres del Paine en Chile

Estaciones de esquí en el mundo por país

Mapa de localización de las estaciones de esquí en el mundo

La convivencia con las prácticas tradicionales agrarias y silvícolas de nuevas actividades


económicas, como el turismo, están dando nuevos potenciales a los territorio de montaña.
Proporcionan un ambiente favorable para el deporte, el recreo y el descanso. Sin embargo,
requieren de infraestructuras de transporte y, a veces, de alojamientos, así como de servicios no
sempre compatibles con las recientes protecciones medioambientales.[8] ​
La montaña es un espacio cada vez más transitado. Anteriormente, a grandes altitudes, eran el
dominio exclusivo de los pioneros del alpinismo, pero ahora cada vez son más ampliamente
visitadas. Sin embargo, la montaña no es un área de recreación ordinaria y segura: los riesgos
de las pendientes pronunciadas y los terrenos inestables (placas de nieve que probablemente
evolucionen en avalanchas, derrumbes y deslizamientos de tierra, flujos de lodo, crevasses,
simas, etc.); y los fenómenos meteorológicos que evolucionan en las zonas montañosa muy
rápidamente y con frecuencia intensamente.[166] ​Los rescates de montaña se utilizan para
ayudar a los enfermos y a las víctimas de accidentes o enfermedades, con frecuencia con la
ayuda de helicópteros.

El modelo económico de los complejos de deportes de invierno se basa esencialmente en el


servicio de remontes y mantenimiento de pistas, en el entrenamiento de actividades en la nieve,
en el alquiler de equipos, y en el alojamiento y servicios de alimentación. Hay en el mundo 3595
estaciones de deportes de invierno en 80 países,[167] ​y en 2016, de ellas unas 2000 disponían al
menos de cinco remontes mecánicos que se distribuían en 66 países, mayoritariamente en el
hemisferio norte. Solo Chile, Argentina, Sudáfrica, Lesoto, Australia y Nueva Zelanda tienen
estaciones en el hemisferio sur. El 47% están en Europa occidental —el 35% solo en los Alpes—,
el 21% en América, el 19% en Asia-Pacífico y el 13% en Europa del Este y Asia Central.[168] ​
Además de los Alpes, las cadenas montañosas con más estaciones son los Cárpatos, los
macizos del centro de Alemania, los Sudetes, los montes Apalaches, los Alpes escandinavos,
las montañas japonesas, las montañas de la cadena costera del Pacífico y las Rocosas.[169] ​Los
países que cuentan con más estaciones son Japón (547), Alemania (498), Estados Unidos
(470), Francia (325), Italia (349), Canadá (288) y Austria (254), Suiza (194) muy por delante de
otros países[168] ​(España (35), Chile (19) Argentina (18) y Bolivia (1).[167] ​Sus dominios
esquiables ofrecen oportunidades para la práctica del esquí alpino,[Alpin 1] ​del snowboard[Alpin 2] ​
y otras formas de esquí acrobático en pistas acondicionadas, así como del esquí nórdico en
terrenos más ondulados.[Alpin 3] ​

Las raquetas de nieve permiten desplazarse sobre la nieve tanto en la montaña como en la
llanura, en plena naturaleza o sobre senderos balizados.[Alpin 4] ​El esquí de montaña, ya sea
como ocio, es decir, esquí de travesía,[Alpin 5] ​o en su forma competitiva, esquí-alpinismo,[Alpin 6] ​
que se lleva a cabo en pendientes muy pronunciadas fuera de las estaciones utilizando en el
ascenso pieles de foca pegadas bajo los esquís para evitar el retroceso ladera abajo.

El alpinismo, del que deriva el esquí de montaña y toma prestadas técnicas de progresión, es
evolucionar en alta montaña, con la ayuda de cuerdas, arneses, crampones y piolets.[Alpin 7] ​Se
desarrolló a partir de mediados del siglo XIX.[55] ​El guía de montaña es un profesional formado
para supervisar a los alpinistas aficionados, especialmente en la alta montaña. Algunas
décadas después, el alpinismo dio origen a la escalada, con el objetivo no ya alcanzar las
cumbres, sino de trepar por vías graduadas según su dificultad por paredes verticales o en
rocas con las manos desnudas. En el medio natural, se practica principalmente en
verano.[Alpin 8] ​Las vías ferratas se distinguen por el hecho de que las paredes están
permanentemente equipadas con escalas, puentes tibetanos y cables metálicos para el
aseguramiento constante.[Alpin 9] ​La escalada en hielo, que apareció en la década de 1970, y que
consiste en ascender por pendientes heladas,[Alpin 10] ​y el dry-tooling, nacido a finales de la
década de 1990 en paredes de roca,[Alpin 11] ​utiliza el equipamiento del alpinismo pero con las
técnicas de escalada.

En las zonas de baja y media montaña, cuando la progresión ofrece poca dificultad, es posible
practicar senderismo por senderos, generalmente antiguos caminos tradicionales.[Alpin 12] ​
Cuando se realiza durante varios días y en regiones particularmente salvajes, se habla de
trekking.[Alpin 13] ​Las noches que marcan las caminatas durante varios días se pueden pasar en
refugios de montaña o en vivac, como en el alpinismo. El trail es una forma de carrera a pie de
larga distancia hecha por un sendero, a menudo en el medio de las montañas, mientras que la
carrera de montaña se practica fuera de los senderos. La bicicleta de montaña (MTB) es la
práctica del ciclismo en zonas montañosas.[Alpin 14] ​

El vuelo en ala delta, un ala triangular bajo la que el piloto está colgado sobre el vientre, o en
parapente, bajo el que está sentado,[Alpin 15] ​requiere lanzarse desde un relieve después de
tomar un poco de velocidad y permite disfrutar de la aerología propia de las montañas. La speed
riding es un derivado del vuelo en parapente conjugado con un par de esquís que permite al
practicante descender por una montaña tan rápido como le sea posible, rozando sus laderas,
alternando el vuelo y el deslizamiento. El paralpinismo es una disciplina de salto BASE que
consiste en saltar desde lo alto de un acantilado y luego abrir el paracaídas.[Alpin 16] ​

Los torrentes permiten practicar el barranquismo avanzando por desfiladeros y cascadas,


alternando resbalones, saltos en cuencas naturales y descensos en rápel.[Alpin 17] ​El piragüismo,
incluyendo el rafting, es descender las corrientes en embarcaciones propulsadas por un remo.
La vocación de la espeleología es explorar las redes subterráneas, particularmente en los
macizos kársticos.[Alpin 18] ​

Actividades invernales
 

Uno de los grandes dominios esquiables alpinos, Val Thorens

Esquiadores de travesía, ascenso al Scheiblingstein a través de Lange Gasse.


Escaladores ascendiendo al Mount Rainier, Washington. Entre la niebla, el Little Tahoma

Vista de un parapentista sobre un mar de nubes después de despegar de Brévent, en Chamonix-


Mont-Blanc

Protección medioambiental

Las zonas montañosas albergan una importante biodiversidad con un frágil equilibrio
ecológico.[8] ​Representan alrededor del 30% de las áreas terrestres protegidas.[9] ​Fuera de la
Antártida, 17[10] ​al 18%[170] ​de las áreas montañosas están protegidas, un poco más que el
promedio del 12[170] ​al 15 %[171] ​de todas las áreas terrestres, pero en Eurasia y en África,
representan solo del 10 al 15% del área montañosa frente al 23 al 32% en los otros
continentes.[170] ​De las 4000 áreas clave de biodiversidad censadas en montaña en el mundo,
solo el 20% están total o parcialmente protegidos.[10] ​La protección de las montañas ha sido
reconocida como un objetivo principal para el desarrollo sostenible en la Cumbre de Río en
1992.[172] ​
 

Vista del glaciar de Aletsch, el glaciar más largo de los Alpes, ahora protegido como parte del sitio del patrimonio de la
Humanidad de la UNESCO «Alpes suizos de Jungfrau-Aletsch» (2001)

En la cultura

En las artes
Véanse también: Cine de montaña y Lista de obras de montañismo.

Ocho momentos de la Chanson de Roland (iluminación).


Tempestad bajo la cima (ca. 1823), la n.º 32 de las Treinta y seis vistas del monte Fuji de Hokusai (1760-1849)

En la mitología céltica irlandesa, la montaña era un lugar maravilloso asociado al sidh, al Otro
Mundo, donde permanecían los Tuatha Dé Danann, habitantes míticos de la isla;[Th. 7] ​también
era un lugar de sepultura.[Th. 8] ​Desde la antigüedad, la poesía didáctica, por ejemplo en los
escritos del geógrafo y poeta Avienus, en Description de la terre, evocó misteriosos paisajes
montañosos, pero en un estilo muy normalizado.[Th. 9] ​La montaña tenía una imagen colosal,
tanto en la mitología griega, con Atlas, como en el cuento de caballería de Chrétien de Troyes,
Yvain, el Caballero del León, en el siglo XII. En la canción de gesta apareció el mito de la montaña
hueca, como el volcán Etna donde residirían el rey Arturo y su corte, o el Untersberg donde,
según las versiones, Carlomagno o Barbarroja esperarían cada cien años su resurrección.[Th. 10] ​
También se menciona la montaña en la Chanson de Roland, en los Pirineos, en el Aspremont, la
montaña homónima ubicada en el extremo sur de los Apeninos en Calabria, o incluso en el le
Moniage Guillaume que tiene lugar en las estribaciones meridionales del Macizo Central: es a su
vez épica, espantosa, aterradora, salvaje, desolada, idílica.[Th. 10] ​La montaña, sus grutas, sus
cuevas y sumideros, por lo general conservaron hasta el siglo XVI una imagen maldita,
«tragando» a los hombres que se aventuraban allí; y los volcanes, en particular, eran vistos como
la boca del infierno en la tradición judeocristiana.[Th. 11] ​

La evocación artística de la montaña surgió especialmente en China —donde, asociada con el


agua, simbolizaba el paisaje,[Th. 12] ​— y luego en Japón[Sig. 1] ​en el siglo VIII,[Sig. 2] ​en particular
en la poesía con Man'yōshū.[Sig. 3] ​. Era un lugar familiar, de retiro espiritual, donde se
reencontraban con espíritus, incluso al final de la vida; se observa esta visión en la literatura
japonesa de Izumi Shikibu en el siglo X y hasta hoy, con Yasushi Inoue, Haruo Umezaki, Jirō
Nitta y Kenji Nakagami.[Sig. 4] ​El monte Fuji era un símbolo de la pintura, especialmente para
Hokusai y sus Treinta y seis y después Cien vistas del monte Fuji, y en la literatura, por ejemplo
para Kanoko Okamoto,[Sig. 5] ​a la vez montaña sagrada y destino turístico.[Sig. 6] ​
Después, desde el final del siglo XII, la imagen de la montaña comienza a evolucionar en la
literatura occidental, donde se convirtió en el teatro de hazañas, de descubrimientos, de
heroísmo.[Th. 13] ​Así, para Gervase de Tilbury en su Livre des merveilles del siglo XIII, adquiere
una carácter mágico, muy parecido a la visión celta.[Th. 7] ​Aparece en el fondo de las pinturas en
el siglo XV en Europa,[173] ​posiblemente transmitido a lo largo de la Ruta de la Seda bajo la
influencia de la dinastía Song.[Th. 14] ​Alrededor de 1470, Antonio Pollaiuolo, Andrea Mantegna,
Leonardo da Vinci o Albrecht Altdorfer hacen dibujos científicos desde la cima de las montañas,
mientras se organizan las primeras ascensiones reales.[173] ​La representación cartográfica de
las cadenas montañosas, sin embargo, siguió siendo durante mucho tiempo una repetición de
«ampollas» sin tener en cuenta la importancia o la distancia entre los relieves.[Th. 14] ​A
continuación, la montaña se impuso más ampliamente en el arte occidental en el siglo
XVIII.[Th. 9] [Sig.
​ 1] [173]
​ ​Journal de voyage en Italie, escrito en 1580-1581 por Montaigne, no se
publicó hasta 1774.[Sig. 7] ​Los Alpes son evocados principalmente en la literatura clásica a
través de los testimonios deTito Livio y de Lucano que transmiten su cruce por Hannibal. El mito
se modernizó cuando Bonaparte cruzó el paso del Gran San Bernardo.[Sig. 7] ​De hecho, hasta el
inicio del siglo XIX, la pintura de las montañas y de paisajes en general, quedó relegada detrás
de la pintura de historia, debido a la jerarquía académica y era una creación predominante de
taller, especialmente en Francia, donde se resistió hasta al romanticismo e incluso al
realismo.[173] ​Sin embargo, se volvió muy popular entre el público.[173] ​

Evolución de la representación de la montaña


La Vierge aux rochers (1483-1486), de Leonardo: paisaje de montaña típico introducido por los
pintores renacentistas como fondo

El volcán cuyo cono acanalado se levanta tras la cabeza de la Virgen del retablo de Isenheim
(1512-1516) es «...la montaña más bella de la antología alpestre»[174] ​
 

Bonaparte franchissant le Grand-Saint-Bernard (1801), de David: la montaña aparece como


decoración según la tradición clásica.[173] ​

El caminante sobre el mar de nubes (1817-1818), de Caspar David Friedrich (1774-1840)

Si las montañas conservaron durante mucho tiempo un carácter sagrado[Sig. 8] ​—como en la


tradición judeocristiana, con el monte Sinaí y el monte Ararat [Th. 15] ​o en la tradición
budista,[Sig. 3] ​—, metafísico y onírico[173] ​o maquiavélico,[Th. 9] ​su representación pictórica se
mantuvo a nivel simbólico. Para P. Budry: «Los artistas del Cuatrocientos van a hacer un gran
consumo de montañas, cada uno a su manera personal o provincial, de modo mágico (Gozzoli,
Lippi, Piero di Cosimo, Basaiti) o patético (Masaccio, Mantegna, Buonconsiglio, Bellini) o
constructivo, como Piero dei Franceschi, o pintoresco, en fin, como Ghirlandaio o Botticelli [...]. El
volcán cuyo cono acanalado se levanta tras la cabeza de la Virgen del retablo de Isenheim es sin
contradicción la montaña más bella de la antología alpestre»,[174] ​La precisión de su
representación pictórica aumentó gradualmente, adquiriendo maestría en la representación
alpina con el neerlandés Ruisdael» (c. 1628-1682)[175] ​y ya plenamente con el idealismo,
primero en Suiza por Caspar Wolf, luego en Inglaterra con William Turner y John Ruskin, y
finalmente en Alemania, en particular con la escuela de Dresde, con Caspar David Friedrich, Carl
Gustav Carus, Carl Blechen y el noruego Johan Christian Dahl.[173] ​Esta misma evolución se
refleja en la literatura, por ejemplo, con el trabajo del historiador Jules Michelet, La Montagne, en
1868, o con Histoire d'une montagne de Élisée Reclus en 1876, que describe tanto la naturaleza
como a los hombres.[Sig. 9] ​

Representaciones realistas de la montaña en el romanticismo

Le glacier inférieur de Grindelwald avec la Lütschine et le Mettenberg (1774-1777), obra de Caspar


Wolf

Das Eismeer bei Chamonix (1825-1827), de Carl Gustav Carus (1789-1869)


 

Alpine Pass in Winter with Monks (1833), de Carl Blechen (1798-1840)

Near Lyshornet (1836), del noruego Johan Christian Claussen Dahl (1788-1857)

Al final del siglo XIX la montaña era objeto de una investigación estética, símbolo del ciclo de la
vida en Giovanni Segantini, captadora de la luz para Claude Monet y Ferdinand Hodler o incluso
disminuida bajo los trazos de la montaña Sainte-Victoire en el caso de 80 obras de Paul
Cézanne.[173] ​En la obra de Friedrich Nietzsche, Así habló Zaratustra, la montaña vehícula
incluso los valores de pureza de soledad, de la meditación, del poder y de la libertad.[Sig. 10] ​Esta
visión es ampliada por Jack Kerouac en En el camino.[Sig. 11] ​En un momento en que cada vez
son menos las zonas montañosas inviolables, el imaginario no está excluido de las
publicaciones científicas de Raoul Blanchard, y varias novelas continúan haciendo una
búsqueda de sentido a las ascensiones: Premier de cordée (1941), de Roger Frison-Roche,
Carnets du vertige (1950), de Louis Lachenal, o incluso Les Conquérants de l'inutile (1961), de
Lionel Terray.[Sig. 12] ​El Tour de Francia también ha participado en el establecimiento de una
mitología popular de la montaña, incluido el ascenso al Mont Ventoux, y viceversa.[Sig. 13] ​
 

La montaña Sainte-Victoire vista desde Bellevue, obra de Paul Cézanne, ca. 1885: representación impresionista.

En las películas El gabinete del doctor Caligari (1920), de Robert Wiene, y Metrópolis (1927), de
Fritz Lang, la presencia de la montaña se sugiere en forma geométrica como un entorno urbano.
En Nosferatu el vampiro (1922), Murnau toma préstamos de Caspar David Friedrich en El
caminante sobre el mar de nubes. Al igual que en la pintura, las primeras apariciones
cinematográficas de las montañas reales se relegaron al rango de decoración, pero con el
objetivo de probar que el séptimo arte era capaz de reflejar la realidad del mundo. Sin embargo,
esta voluntad se enfrentará a la imposibilidad de representar en un mismo campo la inmensidad
de la montaña en su conjunto y la figura humana de los personajes, el tema mismo de la
historia. Así, los primeros westerns se abren a menudo con un campo amplio sobre un paisaje
de montaña que se estrecha gradualmente sobre convoyes, rebaños y siluetas humanas. Este
proceso hacía posible dibujar al personaje y sus supuestos valores en su entorno. Al reducir el
tamaño de la montaña a la figura humana en un mismo cuadro, el personaje parece estar
familiarizado con el paisaje.[Sig. 14] ​A nivel técnico, un amplio campo sobre un paisaje
montañoso completo requería una cámara de focal corta que acelerase el desplazamiento de
los objetos móviles hacia las líneas de fuga y deformaba las verticales. Para garantizar su
integridad, es necesario colocar señales visuales. Además, las primeras películas no tenían la
calidad necesaria para garantizar los contrastes, al igual que la toma de sonido no podía
adaptarse a las condiciones de filmación en exteriores. La adaptación Premier de cordée (1945),
de Louis Daquin, fue por ello un desafío.[Sig. 15] ​Al colocar la montaña fuera de campo, en el
lugar del espectador, se sugiere su presencia y permite ofrecer mediante los movimientos de la
cámara un amplio panorama visual sobre una llanura, como en Murieron con las botas puestas
(1941) o Río Rojo (1948).[Sig. 16] ​
Finalmente, la generalización de la fotografía aérea logró mostrar fielmente, a veces con un
enfoque documental fuera del ojo humano, la integridad de la montaña, como en Le Premier
Maître en 1965 por Andréi Konchalovski, La balada de Narayama en 1983 de Shōhei Imamura y El
oso en 1988, de Jean-Jacques Annaud[Sig. 17] ​La montaña tiende a ser trivializada por las
publicaciones técnicas de los clubs alpinos, por la mediatización de las hazañas y por
documentales como los de Gaston Rébuffat.[Sig. 12] ​

En La Montagne, en 1964, Jean Ferrat evoca sin nombrarlas a las Cévennes y realiza una
sinécdoque para hablar sobre la naturaleza en general, que opone al mundo urbano, lamentando
que el hombre se aleje de una forma de vida tradicional, dura pero auténtica, en un contexto de
éxodo rural después de la guerra.[176] ​Para Jean-Louis Murat, en 1993, en la canción Montagne,
es a la vez mujer y amante; opone a la chaîne des Puys a la llanura de la Limaña.

En la religión y en la mitología

Shiva, Parvati y Ganesh recibiendo el homenaje de los devas y de los rishis en las laderas del monte Kailash, en una
miniatura india del siglo XVIII

Las montañas fueron, y son, un elemento sagrado central en muchas religiones y creencias,[11] ​y
el aspecto más simbólico es su cumbre, porque se identifica como lo más cercano al Cielo.[12] ​
La montaña representa el centro del mundo y el vehículo de la ascensión al Cielo o de regreso al
principio, además de ser el lugar de la manifestación de lo sagrado (hierofanía) y de lo divino
(teofanía). El carácter místico atribuido a la montaña también depende del hecho de que en su
cima, a menudo cubierta de nubes, se consumaba el matrimonio sagrado (hierogamia) entre el
Cielo y la Tierra.

En las montañas residían los dioses y los espíritus —como en el monte Olimpo en la mitología
griega[13] ​—, o fue donde los santos y profetas encontraron a Dios y se consagraron a su
obra,[11] [177]
​ ​—como Moisés en el monte Sinaí en el judaísmo,[178] ​o especialmente Jesús en el
monte Tabor o Mahoma en Jebel El Nour—. A veces la montaña se considera el eje del
mundo;[12] ​este es el caso del monte Meru —a menudo identificado con el monte Kailash— en el
budismo, el jainismo y el hinduismo, que hace de él la residencia de Shiva.[179] ​

Moïse sur le mont Sinaï, obra de Jean-Léon Gérôme, 1895-1900.

Las montañas a menudo han sido objeto de sustituciones en la práctica religiosa para permitir la
elevación: los zigurats entre los mesopotámicos, las pirámides entre los precolombinos (o la
pirámide escalonada de Borobudur, en Java), o las torres del silencio entre los zoroastrianos o
incluso las columnas de los estilitas.[11] ​Desde la antigüedad, la montaña a menudo estuvo
prohibida para los simples creyentes —el ascenso al monte Fuji estuvo prohibido a las mujeres
hasta 1872— y quedaba reservada para los monjes.[11] ​

Para los antiguos griegos, las montañas habían nacido inmediatamente después de la Tierra
(Gaia) y del Cielo (Ouranos), que se separaron de la Tierra justo antes del mar y se convirtieron
en la morada de las ninfas, convirtiéndose inmediatamente en un medio sobrenatural y divino
(zatheon). También fueron el teatro de los amores de los dioses, como las montañas Latmos y
el Ida, y la residencia de las Musas que vivían en los montes Helicón y Parnaso[13] ​Sin embargo,
la montaña (oros), opuesta a la llanura costera (la polis), no fue más un santuario. Era fértil y
fecunda, poblada por pastores, así como un lugar para los retos; así los centauros del monte
Pelión fueron cazados por Pirítoo, mientras que Edipo, recién nacido fue encontrado
abandonado en el monte Citerón.[13] ​En las laderas de la montaña también estaban las puertas
del reino de los muertos, símbolo del regreso al principio: el vientre de la Gran Madre.[180] ​

Las montañas son omnipresentes en la tradición bíblica: el monte Tabor —el lugar de la
sepultura de Adán—, señala el omphalos, el centro u ombligo del mundo y en su cima tuvo lugar
la Transfiguración de Cristo; el rey David tenía su ciudad en el monte Sion; el profeta Elías residia
en el monte Carmelo; Abraham subió al monte Moriah con su primogénito Isaac para
sacrificarlo a Dios; Moisés recibió las Tablas de la Ley en el monte Sinaí (u Horeb) y desde la
cima del monte Nebo, vio la tierra de Canaán a la que nunca llegó; el pueblo judío debía
pronunciar su bendición en elmonte Gerizim y la maldición en el monte Ebal; o incluso el monte
Ararat, donde Noé habría encontrado refugio a bordo de su Arca durante el Diluvio universal
(aunque en la Biblia no hay referencias a tal monte).[181] ​. Pero fue el Nuevo Testamento el que
instauró la montaña como un lugar de reunión para la gente, dejando de ser una morada
exclusivamente divina.[11] ​Cristo fue crucificado en el monte Calvario y ascendió a los cielos
desde el monte de los Olivos. En la tradición cristiana medieval, a menudo el Paraíso Terrenal se
encuentra en la montaña del Purgatorio, como en la Divina Comedia de Dante. En la era de la
Contrarreforma católica nacen los Sacri monti entre Lombardía y Piamonte, ejemplos de una
«nueva Jerusalén». En la iconografía cristiana, el Juicio universal del fin de los tiempos se
representa con frecuencia asentado sobre una montaña de nubes. En Europa, las iglesias y
capillas a menudo se construían en las cimas de las montañas para cancelar anteriores cultos
precristianos.[182] ​

El hombre ha descubierto muchas veces la santidad natural de las montañas y en ellas ha


materializado su íntima necesidad de trascendencia y de lo sagrado. El hombre antiguo se
acercaba a las montañas después de celebrar ritos de purificación; en las montañas celebraba
cultos y levantaba templos; les asignó funciones sacras, a veces identificándolas con la
divinidad misma —y a menudo, les incorporó, con ritos propiciatorios, una sacralidad dedicatoria
—. Las peregrinaciones a las montañas sagradas simbolizaban el desprendimiento gradual de la
vida cotidiana y la ascensión espiritual.

Cada año, siguiendo una tradición que se remonta a varios siglos atrás, miles de personas
realizan una peregrinación al monte Kailāsh, conocida por el «Trono de los Dioses», que se
encuentra en una zona muy aislada del Tíbet. Los peregrinos de varias religiones creen que
circunvalar el monte a pie —que está prohibido pisar su cima — es un ritual que genera buena
fortuna. Los hindúes y los budistas creen que la circunvalación debe hacerse en la dirección
horariaj, mientras que los jainistas y los bönpo lo hacen al revés. Ambos grupos creen
firmemente que los demás ofenden a la montaña, por lo que deben ir un tiempo al infierno, para
pagar ese pecado contra el Señor Śiva. El sendero alrededor del monte Kailāsh mide 52 km de
longitud.

Para el sintoísmo, el monte Fuji en Japón es una montaña sagrada. Ol Doinyo Lengai, en
Tanzania, es considerada la «montaña de Dios», sagrada para los masais, al igula que el
Kilimanjaro. En Indonesia, el monte Agung es una montaña sagrada para los habitantes de Bali.

En China hay muchas montañas sagradas, en especial las cinco montañas sagradas del
taoísmo —montes Tai, Hua, Heng (Hunan), Heng (Shanxi) y Song— y las cuatro montañas
sagradas del budismo chino —Wutai, Emei, Jiuhua y Putuo.

En Sri Lanka central, el pico de Adán (2243 m) es considerado sagrado por hindúes, budistas y
musulmanes, y es también es centro de peregrinación para cristianos y judíos. La reliquia
sagrada del santuario es una roca con forma de huella, similar a un enorme pie (de casi dos
metros). La leyenda musulmana afirma que es la huella del pie de Adán, quien fue situado en Sri
Lanka (la isla de Ceilán) como el mejor sitio después del Jardín del Edén. Otros candidatos de
otras creencias son Shivá, Buda y santo Tomás (el apóstol). Al igual que sucede en otras
ascensiones religiosas, suele hacerse de noche por algunas de las muchas rutas con miles de
escalones para contemplar la salida del sol desde la cumbre. La época de mayores
peregrinaciones es abril.

Uluru es la montaña sagrada de los aborígenes qaustralianos que viven en la región, que creen
es el origen de todo lo que conocen. Respetan fervientemente la montaña e invitan a los
visitantes a observarla desde cerca, pero a no ascenderla.

Véase también

Cerro Anexo:Volcanes más altos del mundo

Cordillera Anexo:Picos ultraprominentes del mundo

Volcán Anexo:Montañas de la cordillera de los


Andes
Sierra (geografía)
Anexo:Montañas de África
Cruz de la cumbre
Anexo:Montañas de Europa
Anexo:Montañas más altas del mundo

Notas
1. La RAE define «montaña» como:

*1. f. Gran elevación natural del terreno.

*2. f. Territorio cubierto y erizado de montes.

(y como etimología recoge: Del lat. vulg. *montanea, der. del lat. mons, montis 'monte'.)

2. El Oxford English Dictionary define «mountain» como:

«una elevación natural de la superficie terrestre que se eleva más o menos abruptamente
desde el nivel circundante y alcanza una altitud que, relativamente a la elevación adyacente,
es impresionante o notable». (a natural elevation of the earth surface rising more or less
abruptly from the surrounding level and attaining an altitude which, relatively to the adjacent
elevation, is impressive or notable."

3. La Enciclopedia Británica define «mountain» como:

«una forma de relieve que se eleva prominentemente sobre sus alrededores, generalmente
exhibiendo pendientes pronunciadas, un área de cumbre relativamente confinada y un relieve
local considerable. Generalmente se entiende que las montañas son más grandes que las
colinas, pero el término no tiene un significado geológico estandarizado. Muy raramente las
montañas ocurren individualmente. En la mayoría de los casos, se encuentran en cordillera o
cadenas alargadas. Cuando un conjunto de tales cordilleras está unido, constituye un cinturón
de montaña». (Mountain, landform that rises prominently above its surroundings, generally
exhibiting steep slopes, a relatively confined summit area, and considerable local relief.
Mountains generally are understood to be larger than hillssean, but the term has no
standardized geological meaning. Very rarely do mountains occur individually. In most cases,
they are found in elongated ranges or chains. When an array of such ranges is linked together,
it constitutes a mountain belt.) [1] (https://www.britannica.com/science/mountain-landform/S
elected-world-mountains)

4. El Larousse en línea define «montagne» como:

* Elevación del suelo, natural y muy importante.

* Región de gran altitud, y especialmente lugar de estancia en altitud, para descanso,


vacaciones o deporte.

(Élévation du sol, naturelle et très importante.

Région de forte altitude, et en particulier lieu de séjour en altitude, pour le repos, les vacances
ou le sport). Disponible en línea en: [2] (https://www.larousse.fr/dictionnaires/francais/monta
gne/52476) .
5. La Unesco ha declarado 66 bienes Patrimonio de la Humanidad que reconocen y protegen
montes y montañas, bien a titulo individual bien en amplios espacios naturales que tienen a
esos montes como protagonistas:
Montes sagrados (11): Santuario histórico de Machu Picchu (1983), Monte Tai (1987),
Parque nacional Uluṟu-Kata Tjuṯa (1987, 1994), Monte Athos (1988), Paisaje panorámico
del Monte Emei y el Gran Buda de Leshan (1996), Monte Qingcheng y sistema de
irrigación de Dujiangyan (2000), Lugares sagrados y caminos de peregrinaje en los
montes Kii (2004), Monte Wutai (2009), Montaña sagrada de Sulamain-Too (2009),
Fujisan, lugar sagrado y fuente de inspiración artística (2013) y Gran montaña de Burkhan
Khaldun y paisaje sacro circundante (2015);

Montes de interés cultural o natural (11): Parque nacional de Lu Shan (1996), Paisaje
cultural de Hallstatt-Dachstein / Salzkammergut (1997), Monte Wuyi (1999), Monte Saint-
Michel y su bahía (1979, 2007), Paisaje cultural de Mapungubwe (2003), Monte San
Jorge (2003, 2010), Morne Brabant (2008), Wadi Rum (2011), El Paisaje Cultural de la
Serra de Tramuntana (2011), Monte Etna (2013) y Macizo de Ennedi: paisaje natural y
cultural (2016);

Cordilleras o cadenas montañosas (14): Parque de las Montañas Rocosas Canadienses


(1984), Montes Huang (1990), Pirineos-Monte Perdido (1997, 1999), Montañas Doradas
de Altái (1998), Cáucaso occidental (1999), Región de las Montañas Azules (2000), Alpes
Suizos Jungfrau-Aletsch (2001, 2007), Colinas de Matobo (2003), Los Dolomitas (2009),
Ghats occidentales (2012), Tian Shan de Xinjiang (2013), Parque nacional tayiko
(Cordillera del Pamir) (2013), Gran parque nacional de Himalaya (2014) y Tien Shan
occidental (2016);

tipos de montaña en particular (7): Parque nacional de los Volcanes de Hawái (1987),
parque nacional de Canaima (tepuyes) (1994), Volcanes de Kamchatka (1996, 2001),
parque nacional de Morne Trois Pitons (1997), Zona de Gestión Ambiental de las Pitons
(2004 ), Pitones, circos y escarpaduras de la isla de Reunión (2010) y Sitio tectónico de la
cadena volcánica de los Puys y la falla de Limagne (2018);

parques nacionales y áreas protegidas en torno a una gran montaña (25): Parque
nacional de Simen (1978), Parque nacional Virunga (1979), Parque nacional de
Sagarmatha (1979), Kluane/Wrangell-St. Elias/Bahía de los Glaciares/Tatshenshini-Alsek
(1979, 1992, 1994), Parque nacional Durmitor (1980, 2005), Reserva natural integral del
Monte Nimba (1981), Parque nacional de Taï (1982), Parque nacional Sangay (1983),
Parque nacional de las Grandes Montañas Humeantes (1983), Parque nacional del Pirin
(1983), Reserva de la cordillera de Talamanca - La Amistad (1983), Parque nacional
Huascarán (1985), Parque nacional del Kilimanjaro (1987), Parque nacional de Tongariro
(1990), Parque nacional de la Sierra de Capivara (1991), Parque nacional de los Montes
Ruwenzori (1994), Parque Internacional de la Paz Glacier-Waterton (1995), Parque
Nacional/Bosque Natural del Monte Kenia (1997, 2013), Parque de Kinabalu (2000),
Parque nacional del Monte Sanqinqshan (2008), Parque Maloti-Drakensberg (2000,
2013), Parque Nacional del Teide (2007), Parque nacional de Khangchendzonga (2014),
Parque nacional Montes Blue y de John Crow (2015) y Parque nacional natural Sierra de
Chiribiquete (2018).

6. La toponimia planetaria no permite la traducción, así que el nombre correcto es Olympus


Mons, y no monte Olimpo, pese a lo muy extendido de su uso. Véase: Nomenclatura
planetaria#Normas y convenciones de la UAI.
André Siganos; Simone Vierne (2000). Montagnes imaginées, montagnes représentées.
Grenoble: ELLUG éditions. ISBN 978-2843100178..
1. Siganos, 2000, p. 8.

2. Siganos, 2000, p. 13.

3. Siganos, 2000, p. 45.

4. Siganos, 2000, p. 47-56.

5. Siganos, 2000, p. 56.

6. Siganos, 2000, p. 214.

7. Siganos, 2000, p. 15-16.

8. Siganos, 2000, p. 9.

9. Siganos, 2000, p. 28-29.

10. Siganos, 2000, p. 277.

11. Siganos, 2000, p. 289.

12. Siganos, 2000, p. 31-34.

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Enlaces externos

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Wikcionario tiene definiciones y otra información sobre montaña.


El Diccionario de la Real Academia Española tiene una definición para montaña.

ONU: Día Internacional de las Montañas, 11 de diciembre. Desarrollo sostenible de las zonas
de montaña. (http://www.un.org/es/events/mountainday/background.shtml)

Laboratoire d'excellence innovation et territoires de montagne (http://www.labexitem.fr/)


(LabEx ITEM).

Laboratoire environnement, dynamiques et territoires de la montagne (http://edytem.univ-sa


voie.fr/) (EDYTEM), Grenoble.
Sciences et montagne (https://web.archive.org/web/20110411140419/http://www.cism.univ-
savoie.fr/) , Université Savoie-Mont-Blanc.

Datos: Q8502

Multimedia: Mountains (https://commons.wikimedia.org/wiki/Category:Mountains)

Diccionario: montaña
Citas célebres: Montaña

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