Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
La proporción de tierras emergidas situadas a más de 1000 m sobre el nivel del mar
es de aproximadamente una cuarta parte del total,34 y el terreno montañoso
comprende cerca del 33 % de Eurasia, del 24 % de América del Norte, del 19 % de
América del Sur y del 14 % de África.5 Un 10 % de la población mundial habita en
regiones montañosas. Todos los ríos mayores nacen en áreas montañosas y más de la
mitad de la humanidad depende del agua de las montañas, debido a que su
purificación es más económica que el agua de mar; en zonas áridas y semiáridas,
esta proporción se eleva a alrededor del 90 %.67
El clima que experimentan las zonas montañosas —con temperaturas de promedio más
bajas (5 °C/km de altitud) y precipitaciones más altas que las llanuras cercanas
debidas a la altitud—, también juega un papel importante en su configuración. Ese
clima específico —generalmente marcado por la estadificación altitudinal— y sus
pendientes difíciles de acceder hicieron casi imposible su explotación humana
intensiva, y ahora son la causa de que muchas montañas alberguen una amplia
variedad de ecosistemas y una importante biodiversidad, aunque con un frágil
equilibrio ecológico.8 Muchas especies animales encuentran en ellas menos presión y
algunos grandes mamíferos (caprinos, ciervos, llamas, lobos, osos, leopardos de las
nieves, puma, vicuñas, yaks), se han convertido en sus emblemas. Alrededor del 30 %
de las áreas protegidas del mundo están en las zonas de montaña,910 y aunque son
una fuente indispensable de agua dulce, madera y minerales, siguen considerándose
un hábitat hostil que requiere de esfuerzos de adaptación significativos por parte
de las poblaciones humanas: las desigualdades son más pronunciadas en las montañas
y los desastres naturales son más frecuentes en ellas.4
Las montañas han sido, y son, un elemento sagrado central de muchas religiones y
creencias.11 Para muchas, el aspecto más simbólico es la cumbre de la montaña
porque se identifica como lo más cercano al Cielo,12 en particular donde residen
los dioses y los espíritus —como en el monte Olimpo en la mitología griega13— o en
donde los santos y profetas encontraron a Dios y se consagraron a su obra1114 —como
Moisés en el monte Sinaí en el judaísmo,15 o especialmente Jesús en el monte Tabor
o Mahoma en Jebel El Nour—. A veces la montaña se considera el eje del mundo,12
como el monte Meru —a menudo identificado con el monte Kailash en el budismo, el
jainismo y el hinduismo—, que hace de él la residencia de Shiva.16 En algunos
casos, la montaña sagrada es puramente mítica, como el Hara Berezaiti en el
zoroastrismo. Los volcanes, como el monte Etna en Italia, también se consideraron
sagrados, bien como hogar de dioses —el Etna era el hogar de Vulcano, el dios
romano del fuego y la fragua— o bien como puertas de entrada al Inframundo.
Las montañas han inspirado durante mucho tiempo miedo a los seres humanos y
siguieron siendo en gran parte desconocidas hasta los primeros estudios científicos
serios en el siglo xv. A partir de ese momento, su representación artística se
volvió más realista. En las zonas aisladas y vírgenes, la explotación maderera y
minera supuso la apertura de pistas forestales y caminos y, a finales del siglo
xix, fueron el corazón del desarrollo de la energía hidroeléctrica. La llegada del
ferrocarril, que logró atravesar las cordilleras más difíciles y que garantizaba
las conexiones hasta en los inviernos más duros, supuso la gradual ocupación de las
zonas más propicias. Después, fueron objeto de conquistas con el advenimiento del
alpinismo y la fundación de los clubes de montaña. La moda de la estancias en
sanatorios de montaña y del hidrotermalismo, llevó a las montañas a las élites y,
ya en el siglo xx, con accesos más fáciles, a la afluencia masiva con el
establecimiento de las estaciones dedicadas principalmente a los deportes de
invierno —que a menudo alteraron los paisajes montañosos de las regiones templadas
—. Hoy día la montaña está muy ligada al ocio y a la práctica del deporte, siendo
los más comunes el montañismo, la escalada, el trail running, el barranquismo y el
esquí, aunque también son habituales los deportes de motor, como las subidas o
campeonatos de montaña y muchos recientes deportes de aventura, prácticas que
acercan al hombre a la naturaleza menos alterada. Con el auge de la práctica del
montañismo, en todo el mundo hay coleccionistas de picos (peakbaggers) que
completan ascensos a conjuntos de montañas, como las Siete Cumbres, los 14
ochomiles, los 96 Fourteener, las 100 montañas famosas de Japón, los 128
cuatromiles alpinos, los 129 tresmiles pirenaicos, los 227 Tops munros o los 1554
marilyns.
El pico más alto del mundo es el monte Everest en el Himalaya, con una altitud de
8848 m en relación con el nivel del mar, condición que se conoce desde 1856. Hay
más de 1 000 000 montañas en el mundo con nombre,17 de las que solo 14 superan los
8000 m (con nueve cumbres más secundarias), más de cien los 7000 m —todas en Asia,
en las cordilleras del Himalaya, Karakorum, Hindú Kush, Kunlun, Pamir y Tian Shan—,
y son más de 110 los seismiles andinos y 82 los cuatromiles alpinos oficiales (con
46 más no oficiales). También destacan los 1524 picos ultraprominentes —prominencia
de más de 1500 m— con los mayores desniveles y muchas de las caras más majestuosas,
objeto de conquista de escaladores.
De las grandes montañas, la más visitada a pie del mundo es el monte Fuji, que
recibe anualmente a más de 300 000 visitantes, seguida del monte Monadnock (965 m),
con 125 000; ascienden al Kilimanjaro y al monte Hood (3429 m) más de 25 000 y 20
000 montañeros respectivamente.18 Otras montañas reciben más afluencia, como el
monte Tai (1545 m) —la más sagrada de las montañas taoístas, que si se ascienden
sus más de 6600 peldaños, se vive más de 100 años, y a la que se puede llegar por
un teleférico—, con una estimación de hasta dos millones de visitantes; el monte
Tako (599 m), situado a menos de una hora de Tokio que recibe a dos millones y
medio de visitantes y que cuenta con un funicular; el mountain Table (1085 m),
atracción turística de Ciudad del Cabo con más de 800 000 visitantes —a la que se
llega por un teleférico—; el monte Snowdon (1085 m), el pico más alto de Gales, que
recibe más de 600 000 visitantes al año —al que se puede llegar en un tren de
cremallera— o el pico Pikes (4303 m) que atrae a más de medio millón de turistas19
—sede de la Pikes Peak International Hill Climb, una importante competición
automovilística, y al que se accede por carretera y por ferrocarril—. Otros muchos
picos son lugares de peregrinaciones masivas, como el pico de Adán (2243 m), en Sri
Lanka, con más de 5500 escalones, el Croagh Patrick (764 m), en Irlanda, con 100
000 visitantes,20 o el volcán Hallasan (1950 m), en Corea del Sur.
Este artículo o sección tiene una redacción con un sesgo cultural, específicamente
centrado en Francia. Por favor, edítalo para globalizarlo. Mientras tanto, no
elimines este aviso.
La palabra «montagne» («montaña») aparece en galorromano en el siglo xii.23 Así, se
utiliza en la canción de gesta Pèlerinage de Charlemagne en 1150.24 Proviene del
francés antiguo montaigne, derivado del bajo latín montanea, sustantivo femenino
del adjetivo montaneus, alteración del latín clásico montanus, literalmente
«relativo a la montaña».23 En el cartulario de Sauxillanges, que data de 989 a 994,
en el Livradois, se encuentra montana.23 En 1678, Charles du Fresne, sieur du
Cange, en su Glossarium mediæ et infimæ latinitatis, atestigua la forma de
montania, especialmente en Cerdaña en 1035. También informa del empleo de montanea
por Pierre Tudebode en Historia de Hierosolymitano itinere y Baudri de Bourgueil en
Historia Jerosolimitana (libros 3 y 4, reunidos en la Recueil des historiens des
croisades), y por Orderic Vital en Histoire ecclésiastique (libro 9), entre finales
del siglo xi y principios del siglo xii.23 Estas formas se convierten así en
concurrentes de «mont», provenientes del latín mons, montem y preexistente a
«montagne»23 El adjetivo «montagneux» nace bajo la pluma de Jean de Meung en
1284.25 La palabra «montagnette» aparece en el siglo xv en un intento de distinguir
las formas de relieve de acuerdo con su altura.23
En el siglo xiii, en Auvernia, la montaña designa más la baja y media montaña, que
los praderas.23 En la península ibérica, también es un terreno de caza, mientras
que en Europa Central es una zona minera.23
Además de una forma de relieve, estática, la montaña también refleja una forma de
movimiento, probablemente bajo la influencia del popular verbo latino montareque ha
generado en francés antiguo el verbo «(re)monter» o la «montée» en el siglo xii,
eliminando en el pasaje la forma más noble derivada de ascendere, dejando solo el
sustantivo francés «ascension».Sac. 1 Las montañas se definen aquí como un área
geográfica de migración. La montaña es el lugar donde se sube, de forma estacional,
por ejemplo, para el pastoreo de verano de los criadores o la invernada del
leñador, u ocasionalmente en el camino de una huida o de un viaje.Sac. 1 En el
siglo xii, la montain y montagnier (montaña y montañero) califican la fauna, según
el cetrero, y los habitantes que viven en las montañas.23Sac. 1 Los verbos
enmontagner o démontagner se usaran para describir la actividad de mover montignons
o montagnards en el siglo xvi.Sac. 1
Definiciones
Vista del K2, el segundo pico más alto del mundo, en el Karakórum, en la frontera
entre China y Pakistán.
Las tentativas de dar una definición general y universal de montaña rápidamente se
enfrentan con la imprecisión y las excepciones. Así, según Raoul Blanchard, hasta
«una definición incluso de montaña, que sea clara y comprensible, es casi imposible
de proporcionar».27 La pendiente y la altitud definen la topografía y el relieve —
conjunto de formas, volúmenes salientes o huecos—, «una familia de formas
topográficas» como describe Emmanuel de Martonne,28 pero la montaña es también un
cortejo de especificidades donde ciertos fenómenos se amplifican y donde pueden
intentar definirse los límites en los factores altitudinales. Es posible distinguir
tres sentidos en el vocablo montaña.29 En el primero, es una elevación del terreno
individual rodeada de valles, sinónimo de altura, relieve, cumbre; la palabra
«monte», aunque etimológicamente similar, apenas se usa en este sentido, designando
además una forma de relieve de plegamiento. En el segundo sentido, una montaña es
un espacio formado por relieves salientes y se opone a la colina, a la meseta, al
piedemonte y al valle. El tercer sentido abarca todo el entorno de la montaña en su
globalidad; más impreciso, dejando de lado las nociones de pendiente y altitud,
tiene en cuenta las dimensiones paisajísticas y humanas.29
En las islas Británicas, una montaña se eleva tradicionalmente a más de 2000 pies
(610 m) sobre el nivel del mar y tiene una prominencia mínima de 100 a 500 pies.33
34 En Escocia, un munro es una montaña de más de 3000 pies (910 m), conocidas así
por sir Hugh Munro (1856-1919), quien en 1891 elaboró la primera compilación (las
Munro's Tables). En Estados Unidos, el Servicio Geológico de los Estados Unidos
distinguió durante un tiempo una montaña, relieve de más de 1000 pies (305 m) de
altura relativa, de una colina, más baja, pero esta definición ha sido oficialmente
abandonada a principios de la década de 1970.35
Terminología
Artículo principal: Oronimia
En onomástica, un orónimo es un topónimo de montaña, aunque a veces se utilizan
para simples alturas (escarpes, colinas).37
Los vocablos que designan una montaña se caracterizan por la importancia de las
variantes y de los sinónimos. Esa riqueza proviene de las numerosas observaciones
de los hombres que vivieron en las montañas, en la naturaleza, y de la variedad
lingüística. Y además, de las capas sucesivas de las poblaciones que a lo largo de
las edades han colonizado el dominio montañoso, cuyas huellas y raíces lingüísticas
se encuentran en los mapas antiguos y catastros, con las deformaciones sucesivas de
los nombres, particularmente en un momento en que la ortografía no fue corregida y
durante las transcripciones en un movimiento general de españolización (o
francización, en Francia). Algunos topónimos del mapa del Estado Mayor (1818-1881)
fueron recopilados por oficiales cartográficos que estaban más preocupados por las
formas y por los accidentes en el terreno que por las cuestiones lingüísticas.38
Geografía
Topografía
La proporción de tierras emergidas situadas a más de 1000 m sobre el nivel del mar
es de aproximadamente una cuarta parte del total,34 a la que se le puede agregar
otro 10 % de tierras, con una altitud inferior, pero que presentan una fuerte
pendiente según los criterios del Centro de Monitoreo de la Conservación del
Ambiente (UN Environment World Conservation Monitoring Centre, UNEP-WCMC).3 En
detalle, el terreno montañoso comprende aproximadamente el 33 % de Eurasia, el 24 %
de América del Norte, el 19 % de América del Sur y el 14 % de África.50
Geomorfología
Véase también: Lista de tipos de montaña
Mapa de las principales cadenas montañosas que constituyen el Gran Valle del Rift.
El segundo se extiende alrededor del océano Pacífico siguiendo las fosas oceánicas.
Se configura desde el comienzo del Mesozoico y es una zona volcánica extremadamente
activa. En América, y hasta la tierra de Graham en la Antártida en el sur, se
materializa por la cordillera americana y engloba la cordillera Aleutiana, la
cordillera Brooks, la cordillera de Alaska, las montañas Mackenzie, las cordilleras
costeras del Pacífico, las montañas Interiores, las montañas Columbia, las Montañas
Rocosas, la sierra Madre Oriental, la sierra Madre del Sur, la sierra Madre de
Chiapas, la Cordillera Central, la cordillera de Talamanca, el arco insular de las
Antillas, la cordillera de los Andes —la cordillera alpina más larga, que recorre
toda América del Sur — y las Antartandes. En el margen occidental del Pacífico,
consta de la cordillera Verjoyansk, los montes Cherski, las montañas de Kamchatka
(cadena oriental y cadena central) y del Japón (incluidos los Alpes Japoneses), la
cadena Sijoté-Alín, las montañas de Taiwán, de las Filipinas y de las islas de la
Sonda (Indonesia), la cordillera Central de Nueva Guinea y los Alpes de Nueva
Zelanda.616263
En menor escala, el Gran Valle del Rift es también un sistema montañoso muy joven,
que solo apareció hacia el Oligoceno. Incluye las montañas Nur, las montañas de los
Alauitas, el monte Líbano, el Anti-Líbano, los montes de Judea, la punta meridional
del Sinaí, los montes Sarawat, el bloque Danakil, el macizo etíope, el Rwenzori,
las montañas Virunga, las montes Azules, las montañas Mitumba, el Aberdare, las
macizo del Ngorongoro, las Tierras Altas del Sur y las colinas Mafinga.62
Por el contrario, otro sistema montañoso mayor, ahora inactivo, se formó en varias
fases orogénicas durante el Paleozoico. Incluye los Apalaches, las montañas de
Irlanda, las Highlands de Escocia, el Este de Groenlandia, los Alpes escandinavos,
las Spitsbergen, el Cornwall, el Anti-Atlas, las Mauritanidas, el centro de la
península ibérica —con el sistema Central y el sistema ibérico—, el conjunto de la
cadena varisca (o localmente hercínica) —formada por el macizo armoricano, el
macizo Central, el macizo de los Vosgos, la Selva Negra, el macizo esquistoso
renano, el Harz, el macizo de Bohemia y el macizo de Turingia-Franconia—, así como
los Urales, las Tian Shan, el macizo de Altái, los montes Sayanes, las montañas
Khangai, las montañas Baikal y los montes Stanovoi.616263
Aún más antigua es la orogénesis que dio a luz en el Pérmico a las montañas
Transantárticas, que fueron rejuvenecidas en gran medida en una fecha posterior, y
a las cordilleras Lofty y Flinders en Australia Meridional.626566 La cordillera
Australiana es una importante cadena montañosa cuya formación por acreción a partir
del Carbonífero puede considerarse como su prolongación tardía, pero las fases
sucesivas, que incluyen el vulcanismo, una elevación isostática y el rifting, la
distinguen claramente.6267
Sea como fuere, el sistema montañoso más largo de la Tierra está en el fondo de los
océanos, al nivel de la dorsal mediooceánica.61
Cinturón circunpacífico
Cinturón circunpacífico
Cumbres principales
Artículos principales: Anexo:Montañas más altas de la Tierra y El pico más alto del
mundo.
Vista de la cara norte del Everest (8848 m), el pico más alto en relación con el
nivel del mar.
Vista de Chimborazo (6310 m), en Ecuador, el punto más alejado del centro de la
Tierra y el punto más cercano al Sol;6869 en primer plano, una vicuña.
Diagrama que compara las altitudes de los catorce picos de más de ocho mil metros
(picos rojos o rosados) y las «Siete Cumbres» y siete segundas cumbres, los picos
más altos y los segundos más altos de cada continente.
Las bases de las islas montañosas están por debajo del nivel del mar, y con esta
consideración, el Mauna Kea (4207 m s. n. m.) sería la montaña, y el volcán, más
alto del mundo, ya que se eleva a unos 10 203 m del fondo del océano Pacífico.74 Su
vecino, el Mauna Loa, apenas más bajo (4169 m s. n. m.) pero más voluminoso, se
hunde más profundamente en el fondo oceánico y gran parte es invisible incluso bajo
el agua: su masa causa una depresión adicional de 8 km que tiene la forma de una
montaña inversa.75 Esto significa que la altura total del Mauna Loa desde el
principio de su historia eruptiva es de aproximadamente 17 170 m desde su base.7677
78
Las montañas más altas no son generalmente las más voluminosas. Nuevamente el Mauna
Loa (4169 m) sería la mayor en términos de área base (aproximadamente 5200 km²) y
de volumen (aproximadamente 75 000 km³).79 El monte Kilimanjaro es el mayor volcán,
que no sea en escudo, en términos de área base (635 km²) y de volumen (4793 km³).
El monte Logan es la montaña no volcánica más grande según el área base (311 km²).
Tampoco las más altas sobre el nivel del mar son los picos más alejados del centro
de la Tierra, porque la figura de la Tierra no es esférica. El nivel del mar más
cerca del Ecuador está varios Kilómetros más alejado del centro de la Tierra. La
cumbre del Chimborazo, la montaña más alta de Ecuador, generalmente se considera el
punto más alejado del centro de la Tierra,83 aunque la cumbre sur de la montaña más
alta de Perú, Huascarán, es otro pretendiente.84 Ambas tienen elevaciones sobre el
nivel del mar con menos de 2 km que la del Everest.
Imagen generada por computadora de Ishtar Terra, con los Maxwell Montes cerca del
centro, en Venus
Imagen generada por computadora de Ishtar Terra, con los Maxwell Montes cerca del
centro, en Venus
Hidrografía
El agua de las montañas fluye hacia las llanuras a través de la red fluvial y de
las capas de agua subterránea.6 En las partes más altas y más empinadas, discurre a
través de los barrancos, y los torrentes arrancan los sedimentos por erosión al
nivel de la «zona de producción». El bloqueo y después la purga de los canales
provoca un flujo de escombros que dejan aparecer la roca del lecho. En la parte
intermedia se encuentra la «zona de transporte», que brota entre las rocas,
formando cuvetas y pequeñas cascadas en «escalones». Al nivel del piedemonte se
encuentra la «zona de depósito», con la pendiente más baja pero de mayor anchura,
lo que permite la sedimentación.103
Geología
Origen de las montañas
El Aconcagua (6960,8 m s. n. m.), en los Andes, es la montaña más alta del planeta
fuera de Asia.
El origen de las montañas está en fuerzas endógenas, posteriormente modificadas por
factores exógenos, como la erosión. Las orogénesis — (ὄρος/óros, lit., 'montaña' +
γένεσις/génesis, lit., 'origen', esto es, 'origen de las montañas'104) que han
dejado más huellas en el relieve y en la configuración actual de los continentes
derivan del plegamiento herciniano, en la Era Paleozoica, y del plegamiento alpino,
en la Era Cenozoica. En el Período Cuaternario las glaciaciones han erosionado las
cadenas montañosas, dando lugar a muchos de los paisajes montañosos
característicos. Un ejemplo de formación montañosa terciaria es la cordillera de
los Andes.
Cuando dos placas convergen, la litosfera oceánica, más densa, se hunde según un
plano inclinado bajo la litosfera continental al nivel de la zona de
subducción.Gui. 2 Las rocas sedimentarias de la placa oceánica se comprimen en el
borde de la placa superpuesta en el prisma de acreción, mientras que la corteza
continental se espesa hasta formar una cordilleraGui. 2 y las rocas de la litosfera
oceánica, sumergidas en profundidad, se transforman en magma bajo los efectos de la
temperatura y de la presiónPo. 2 y después remontan por infiltración a la
superficie para dar nacimiento a un arco volcánico, como en la cordillera de los
Andes. En el caso de una convergencia entre dos placas oceánicas, se establece un
arco insular a lo largo de la fosa oceánica, como el de las islas Aleutianas.Gui. 2
El volcanismo asociado con una subducción suele ser explosivo. Se encuentra en una
gran parte del Anillo de Fuego del Pacífico.
Otros fenómenos más marginales pueden dar lugar a relieves de colinas,como las
morrenas dejadas por los glaciares después de su retiro,117 como la morrena de Oak
Ridges en América del Norte o la cordillera lacustre del Báltico en Europa. Lo
mismo ocurre con los cráteres de impacto,118 que pueden presentar un pico central y
sus bordes escarpados, como en el caso del cráter de Steinheim, asociado con el
evento del Ries, y a veces múltiples anillos como el domo de Vredefort, el cráter
más grande conocido en la Tierra (patrimonio de la Humanidad desde 2002).
Erosión y desaparición
La erosión fluvioglaciar, bajo la influencia del propio peso del glaciar que se
desliza y desgasta la roca, es responsable de la excavación de los circos y de los
valles glaciares en forma de «U», también de la sobreexcavación de los umbilicales,
que se llenan con lagos glaciares, y de la formación de picos piramidales o incluso
de nunataks.121 La escorrentía suelta y conduce las partículas a través de los
torrentes. La deflación es el fenómeno de la erosión eólica al desnudar el suelo y
la corrosión de las rocas.Po. 5 El producto de estas formas de erosión mecánica se
transporta por acción gravitacional y se deposita por sedimentación —por ejemplo en
forma de morrenas, bloques erráticos, taludes y conos aluviales55— y luego se
transporta nuevamente hasta los océanos. Como resultado, el Himalaya ha perdido
varias veces su volumen actual, transportado principalmente en forma de arenas y
limos hasta el golfo de Bengala, que los acumula hasta 3000 km al sur del delta del
Ganges con un espesor de hasta 10 km.Fr. 1 La principal forma de erosión
fisicoquímica, como parte de los procesos de alteración, es la disolución por el
agua, que afecta principalmente a la caliza y da lugar a paisajes cársticos.122
Vista del lago Moraine, en las Montañas Rocosas canadienses: son visibles, al pie
de las laderas detrás del lago, taludes (a la izquierda) y morrenas (en el centro).
Vista del lago Moraine, en las Montañas Rocosas canadienses: son visibles, al pie
de las laderas detrás del lago, taludes (a la izquierda) y morrenas (en el centro).
Vista del circo de Gavarnie, circo glaciar donde se precipitan varias cascadas en
los Pirineos franceses.
Vista del circo de Gavarnie, circo glaciar donde se precipitan varias cascadas en
los Pirineos franceses.
Vista del Fitz Roy, en Argentina, con cumbres aceradas que dominan un glaciar y un
lago
Vista del Fitz Roy, en Argentina, con cumbres aceradas que dominan un glaciar y un
lago
Destrucciones eruptivas
Vista del monte Saint Helens unos meses después de la erupción de 1980 después de
haber destripado su cumbre
Vista del monte Saint Helens unos meses después de la erupción de 1980 después de
haber destripado su cumbre
Vista de la caldera del monte Paektu, ocupada por un lago de cráter, entre China y
Corea del Norte
Vista de la caldera del monte Paektu, ocupada por un lago de cráter, entre China y
Corea del Norte
Columna eruptiva del volcán Redoubt, visto desde la península de Kenai (21 de abril
de 1990)
Columna eruptiva del volcán Redoubt, visto desde la península de Kenai (21 de abril
de 1990)
El volcán Mayón, en las islas Filipinas, un estratovolcán que presenta uno de los
conos más perfectos del mundo.
El volcán Mayón, en las islas Filipinas, un estratovolcán que presenta uno de los
conos más perfectos del mundo.
Petrología
Las rocas metamórficas provienen de las rocas sedimentarias o de las magmáticas que
han sufrido metamorfismo debido a las condiciones de calor y presión en la corteza
terrestre, o a su contacto con el magma.Pa. 3 Se encuentran principalmente en las
cadenas de colisión, al nivel de bloques basculados que revelan el zócalo.Fr. 6 Son
principalmente gneis (y ortogneis, salidos del granito o de la riolita, y
paragneis, salidos de las margas), anfibolitas (salidas del basalto), serpentinitas
(de la peridotita), shales (de la lutita), mármoles (de la caliza y de la dolomita)
y cuarcitas (de la arenisca).Fr. 6Pa. 4
Clima
Artículos principales: Clima de montaña y Clima alpino.
Vista del rango altitudinal en la vertiente norte de los Alpes lepontinos sobre
Obergesteln: piso subalpino (bosque de coníferas), piso alpino (pradera alpina) y
piso nival (roquedos y neveros).
Uno de los marcadores del rango altitudinal es la línea de árboles, que aparece en
todas las zonas montañosas con la excepción de los desiertos calientes y fríos
donde están ausentes. Por encima de este límite, en el piso alpino, las condiciones
climáticas son demasiado rigurosas y el período de vegetación demasiado corto, así
como la insolación es demasiado intensa, para permitir su desarrollo; son
reemplazados por arbustos de cremimiento lento y plantas herbáceas.133 Estos tienen
un período de crecimiento y de floración a veces limitado a los tres meses después
del invierno en las regiones templadas, mientras que en las zonas intertropicales
el crecimiento solo se ralentiza en la estación seca.133 El acolchado y la
presencia de un plumón sobre las hojas son formas adaptadas contra el frío.134 La
línea de árboles se sitúa a la altitud aproximada en la que la temperatura promedio
del mes más cálido es de 10 °C, casi independientemente de la latitud.133 En el
piso nival solo sobreviven unos pocos musgos y líquenes.134 A pesar de la
insularización ecológica, se encuentra una diversidad de especies botánicas
comparable en los pisos alpinos de todo el mundo y géneros similares a latitudes
equivalentes.133 Incluso cuando los géneros encontrados son diferentes,
especialmente en las zonas intertropicales, presentan una estrategia evolutiva
convergente, como las de las especies Espeletia y Puya en los Andes septentrionales
o las de Dendrosenecio y Lobelia en el África oriental, o en otros, incluso en las
islas de Hawái y de Java, que mantienen sus hojas muertas, lo que les permite
luchar contra el frío.133
Vista de una cabra salvaje de los Alpes en el parque nacional Hohe Tauern.
En los bosques templados del hemisferio norte, las coníferas dominan el piso
subalpino con pinos, abetos, piceas, alerces y enebros. Algunos bosques son mixtos
y presentan una porción de planifolios (abedules, alisos, sauces, hayas, etc.).133
134 Las ericáceas son características de los sotobosques, generalmente húmedos y
con estratificación vertical, así como de las landas.133 Los bosques templados del
hemisferio sur están dominados por planifolios en las montañas, como las especies
de eucalipto y de Nothofagus.133 En las zonas intertropicales, las montañas se
caracterizan por un bosque nuboso de especies de hoja perenne. El género Polylepis
se encuentra principalmente en la cordillera de los Andes, a nivel de la línea de
árboles y por encima.133
Las especies animales están menos limitadas por la altitud y las condiciones
climáticas. Su presencia en las montañas refleja más que la flora su distribución
regional.133 Si algunos grandes mamíferos (caprinos, ciervos, llamas, lobos, osos,
leopardos de las nieves, puma, vicuñas, yaks), y otras marmotas o pikas, se han
convertido en emblemáticos de la montaña, se debe principalmente a la presión
ecológica ejercida por las actividades humanas.133134 Muchas aves y pájaros tienen
un comportamiento adaptado a las praderas abiertas y a las paredes rocosas de las
montañas: cóndores,133134 águilas, halcones, buitres.134 La migración y la
hibernación son estrategias de adaptación.133134
Véanse también: Flora de los Alpes, Flora de los Pirineos, Fauna de los Alpes,
Fauna de los Pirineos y Fauna del Jura.
Población
Artículos principales: Adaptación humana a gran altitud y Efectos de la altitud en
los humanos.
Pintura titulada Les Tisserandes (2012) que muestra una escena de la vida de los
quechuas en las montañas andinas
En las zonas templadas, las montañas generalmente se consideran un ambiente rudo e
incluso hostil, y de hecho, están menos pobladas que las llanuras que gozan de un
clima más favorable.130138 La presión más baja del aire, el clima más duro, la
hidrología más irregular obligan a los organismos a adaptarse. Además, las
vertientes mal expuestas al sol y la importancia de las pendientes hacen difícil
una explotación agrícola.139 Sin embargo, en la zona intertropical, las montañas
ofrecen condiciones climáticas más favorables que las regiones áridas que
generalmente las rodean: en las montañas de los Andes, en África o en la meseta
tibetana, las personas adaptaron su forma de vida y aprovecharon el entorno de las
montañas, a veces hasta el punto de ver florecer civilizaciones desarrolladas.130
Las desigualdades son más pronunciadas en las montañas y los desastres naturales
son más frecuentes en ellas.4 Las principal divisorias de agua entre las grandes
cuencas hidrográficas sirven de fronteras naturales y políticas entre las
poblaciones, particularmente en los países desarrollados, lo que resulta en su
aislamiento y desarrollo de contrastes.130 Los desarrollos ideológicos y
tecnológicos son a menudo más tardíos en las montañas, mientras que las prácticas
religiosas y la ayuda mutua están más arraigadas.139
Mapa de reconstrucción del mundo con sus montañas según lo descrito por Heródoto en
sus Historias (siglo v)
La ocupación de los territorios montañosos comenzó en la Prehistoria antigua con la
exploración de los territorios de caza y de recolección. Se transformóen el
Neolítico con una mayor explotación, más diversificada en los recursos y con la
movilidad de las prácticas.141
Hay también constancia de algunos ascensos históricos, como, por ejemplo, el del
monje budista En no Gyōja que en 663 ascendió el monte Fuji,55 considerado ya
entonces un monte sagrado.
Vista del monte Aiguille, el «mont Inaccessible» que fue ascendido en 1492 por
orden del rey Carlos VIII de Francia
Alexander von Humboldt et Aimé Bonpland au pied du volcan Chimborazo (1806), obra
de Friedrich Georg Weitsch (1758-1826).
Kilimanjaro (1873), boceto de Charles New. Las montañas nevadas de África Oriental
suscitaban la incredulidad de la comunidad científica que no esperaba encontrar
nieves eternas en esas latitudes.
En el siglo ix, el monje y geógrafo irlandés Dicuil, estableció en el tratado De
mensura Orbis terrae} una lista de las seis montañas más altas conocidas hasta ese
momento: el Olimpo, el Athos, el Atlas, el Pelión, los Alpes y el Solurius, la
supuesta culminación de la península ibérica.Th. 3 La geografía medieval, con
autores cristianos y árabes como el geógrafo Ibn Hawqal, concebía las montañas como
la obra de Dios que deseaba darle a la Tierra un «armazón».147 Avicena, en el siglo
xi, daba dos causas geológicas para la formación de las montañas: los terremotos,
que las elevarían del suelo y, en menor medida, la erosión que dejaría intactos los
relieves más duros.148 Sus obras fueron enmendadas en el siglo xii por Alberto
Magno.Th. 4 Restoro d'Arezzo también emitió una teoría sobre el origen de las
montañas: tendrían por causa una forma de atracción de parte de las estrellas.149
Jean Buridan, en el siglo xiv, fue uno de los primeros en estar interesado en la
propia altitud de las montañas.Th. 5 La historia de la conquista de las montañas en
Occidente conserva la historia de algunas ascensiones notables, como la del rey
Pedro III de Aragón que en 1285 coronó el pico Canigó (2784 m); la del poeta y
humanista italiano Petrarca, que describió el extraordinario panorama ofrecido
desde la cumbre del monte Ventoux, que habría ascendido el 26 de abril de 1336; la
de Bonifacio Rotario (de Asti), que el 1 de septiembre de 1358 ascendió el monte
Rocciamelone (3538 m), que en esa época se creía era la cima de los Alpes, para
depositar una representación de la Virgen en agradecimiento por sobrevivir a su
cautiverio en Tierra Santa durante las Cruzadas, y que el registro más antiguo de
una escalada de montaña; la de Antoine de Ville y sus compañeros el 26 de junio de
1492, por orden del rey Carlos VIII de Francia, que coronaron la cima del monte
Aiguille (2087 m), el considerado «mont Inaccessible»Th. 6 y que gozaba de una
mayor popularidad en su tiempo que los gigantes de los Alpes, ignorados por la
mayoría; o la de Francesco De Marchi y Francesco Di Domenico que en 1573
ascendieron el Corno Grande, la cima de los Apeninos.
Para los autores del Renacimiento, las montañas eran tanto el resultado de la
erosión (Leonardo, Agrícola, Palissy) como relieves cuya existencia se remontaba a
la creación de la Tierra.150 Ya en 1524 el suizo Aegidius Tschudi cruzó los cols de
los Alpes centrales —Septimer, San Gotardo, Furka, Grimsel y Gran San Bernardo— y
relató una historia que trascendió las fronteras.138 Tres décadas después, su
compatriota Josias Simmler reveló al público la existencia de glaciares en el que
fue el primer libro dedicado por completo a los Alpes, De Alpibus commentarius
(1574).138 La historia natural de los siglos xvii-xviii inauguró la aproximación
científica a las montañas con las «teorías de la Tierra».147 Jean-Jacques Rousseau
descubrió los Alpes por el consejo de su botánico, precedido en su andares por
Joseph Pitton de Tournefort en el monte Ararat, de Pierre Bouguer y Charles Marie
de La Condamine en los Andes ecuatorianos; Marc Antoine Louis Claret de La
Tourrette, que mantuvo una correspondencia con Rousseau, amplió este trabajo en el
Pilat, Dominique Villars en el Dauphiné y Louis Ramond de Carbonnières en los
Pirineos.138 El naturalista Jean-Louis Giraud-Soulavie describió en 1780 el clima
de montaña en la Histoire naturelle de la France méridionale147 y el escalonamiento
de la vegetación en la parte meridional del macizo Central;138 Philippe Buache
cartografió las montañas de todo el mundo en Essai de géographie physique en
1752.147 Alexander von Humboldt hizo un aporte importante: amante de la montaña,
subió a varios picos notables, especialmente el Chimborazo, considerado en ese
momento «el pico más alto del mundo». Determinó en particular unas «tablas de
alturas» para las asociaciones vegetales y superó las causalidades lineales de los
naturalistas anteriores para hacer de la montaña un ambiente en el que no buscaba
estudiar su particularidad regional, sino de acuerdo con los principios de la
geografía general.138151 Como Rousseau y Carl Ritter, Humboldt también estaba
interesado en la organización social de las poblaciones de montaña; este último
escribió: «La configuración del suelo en el sentido de altura [...] puede jugar un
papel importante en el dominio del hombre. Todo lo que hace nacer una variedad
cualquiera de formas en un punto de la superficie terrestre (cadena de montaña,
meseta...), todo accidente del suelo imprime un caché particular al estado social
del pueblo que lo habita».138152 Más adelante, Gottlieb Sigmund Gruner, Marc-
Théodore Bourrit, Jean André Deluc y su hermano Guillaume-Antoine, Pierre Bernard
Palassou y Louis Ramond de Carbonnières abordaron la alta montaña desde la
perspectiva de su geología.138
Vista de la cara este del Cervino, con la arista del Hörnli ascendida el 14 de
julio de 1865 por Edward Whymper, Charles Hudson, Francis Douglas y Douglas Hadow,
con Peter Taugwalder padre e hijo y Michel Croz (ver: Grandes caras norte de los
Alpes.
Con la misma óptica, en 1786 el ginebrino Horace-Bénédict de Saussure,138 ofreció
una prima al primero que ascendiese al Mont Blanc; el guía Jacques Balmat y el
médico chamoniard Michel Paccardl llegaron por primera vez a la cumbre el 8 de
agosto. El mismo Saussure lo consiguió al año siguiente, y con su relato,
popularizó la práctica del alpinismo en Europa.153 La edad de oro de la conquista
de los Alpes tuvo lugar entre 1854 y 1865 bajo el impulso de los británicos.
Durante esa década se realizaron una gran cantidad de primera ascensiones de
cumbres importantes, hasta concluir con la conquista del Cervino55 el último
«gigante» alpino invicto, siendo la Meije finalmente ascendida en 1877.154155
Las noticias sobre la existencia de montañas nevadas del África Oriental suscitaban
la incredulidad de la comunidad científica que no esperaba encontrar nieves eternas
en esas latitudes. El Kilimanjaro fue descubierto en 1848 por Johannes Rebmann, el
monte Kenia en 1849, por Johann Ludwig Krapf y el Ras Dejen en 1841, por Antoine
d'Abbadie d'Arrast, pero que no reveló su existencia hasta 1849.138
Actividades
Agricultura
Vista de un paisaje de media montaña en los Alpes suizos con el Augstmatthorn (2137
m) en el fondo. El desbroce participa en la apertura de los prados alpinos.
Las prácticas tradicionales del cultivo y de la cría de ganado, así como el
reciente abandono de las zonas montañosas, han configurado los actuales paisajes
montañosos desde la zona templada hasta la zona intertropical.160 La montaña es el
lugar de muchas actividades económicas del sector primario y de otras de mera
subsistencia, como el pastoreo trashumante, que consiste en llevar a ovinos,
bovinos, caprinos, llamas, alpacas, vicuñas o yaks a los pastos durante el verano,
para la producción de queso, leche, carne y lana (como la cachemira). El pastoreo
generalmente se establece en el piso alpino, donde hay biotopos de praderas
alpinas, de puna, de páramo, etc. La cría estacional también se realiza en este
piso o en algunas de las vertientes, debido a un ambiente demasiado árido,
demasiado frío, poco soleado o demasiado empinado para la agricultura
productiva.Sac. 1161
Hidroelectricidad
Véase también: Historia de la producción hidroeléctrica
Turismo y ocio
Las raquetas de nieve permiten desplazarse sobre la nieve tanto en la montaña como
en la llanura, en plena naturaleza o sobre senderos balizados.Alpin 4 El esquí de
montaña, ya sea como ocio, es decir, esquí de travesía,Alpin 5 o en su forma
competitiva, esquí-alpinismo,Alpin 6 que se lleva a cabo en pendientes muy
pronunciadas fuera de las estaciones utilizando en el ascenso pieles de foca
pegadas bajo los esquís para evitar el retroceso ladera abajo.
En las zonas de baja y media montaña, cuando la progresión ofrece poca dificultad,
es posible practicar senderismo por senderos, generalmente antiguos caminos
tradicionales.Alpin 12 Cuando se realiza durante varios días y en regiones
particularmente salvajes, se habla de trekking.Alpin 13 Las noches que marcan las
caminatas durante varios días se pueden pasar en refugios de montaña o en vivac,
como en el alpinismo. El trail es una forma de carrera a pie de larga distancia
hecha por un sendero, a menudo en el medio de las montañas, mientras que la carrera
de montaña se practica fuera de los senderos. La bicicleta de montaña (MTB) es la
práctica del ciclismo en zonas montañosas.Alpin 14
El vuelo en ala delta, un ala triangular bajo la que el piloto está colgado sobre
el vientre, o en parapente, bajo el que está sentado,Alpin 15 requiere lanzarse
desde un relieve después de tomar un poco de velocidad y permite disfrutar de la
aerología propia de las montañas. La speed riding es un derivado del vuelo en
parapente conjugado con un par de esquís que permite al practicante descender por
una montaña tan rápido como le sea posible, rozando sus laderas, alternando el
vuelo y el deslizamiento. El paralpinismo es una disciplina de salto BASE que
consiste en saltar desde lo alto de un acantilado y luego abrir el paracaídas.Alpin
16
Actividades invernales
Uno de los grandes dominios esquiables alpinos, Val Thorens
Uno de los grandes dominios esquiables alpinos, Val Thorens
Protección medioambiental
Las zonas montañosas albergan una importante biodiversidad con un frágil equilibrio
ecológico.8 Representan alrededor del 30 % de las áreas terrestres protegidas.9
Fuera de la Antártida, 1710 al 18 %170 de las áreas montañosas están protegidas, un
poco más que el promedio del 12170 al 15 %171 de todas las áreas terrestres, pero
en Eurasia y en África, representan solo del 10 al 15 % del área montañosa frente
al 23 al 32 % en los otros continentes.170 De las 4000 áreas clave de biodiversidad
censadas en montaña en el mundo, solo el 20 % están total o parcialmente
protegidos.10 La protección de las montañas ha sido reconocida como un objetivo
principal para el desarrollo sostenible en la Cumbre de Río en 1992.172
Vista del glaciar de Aletsch, el glaciar más largo de los Alpes, ahora protegido
como parte del sitio del patrimonio de la Humanidad de la UNESCO «Alpes suizos de
Jungfrau-Aletsch» (2001)
En la cultura
En las artes
Véanse también: Cine de montaña y Lista de obras de montañismo.
Tempestad bajo la cima (ca. 1823), la n.º 32 de las Treinta y seis vistas del monte
Fuji de Hokusai (1760-1849)
En la mitología céltica irlandesa, la montaña era un lugar maravilloso asociado al
sidh, al Otro Mundo, donde permanecían los Tuatha Dé Danann, habitantes míticos de
la isla;Th. 7 también era un lugar de sepultura.Th. 8 Desde la antigüedad, la
poesía didáctica, por ejemplo en los escritos del geógrafo y poeta Avienus, en
Description de la terre, evocó misteriosos paisajes montañosos, pero en un estilo
muy normalizado.Th. 9 La montaña tenía una imagen colosal, tanto en la mitología
griega, con Atlas, como en el cuento de caballería de Chrétien de Troyes, Yvain, el
Caballero del León, en el siglo xii. En la canción de gesta apareció el mito de la
montaña hueca, como el volcán Etna donde residirían el rey Arturo y su corte, o el
Untersberg donde, según las versiones, Carlomagno o Barbarroja esperarían cada cien
años su resurrección.Th. 10 También se menciona la montaña en la Chanson de Roland,
en los Pirineos, en el Aspremont, la montaña homónima ubicada en el extremo sur de
los Apeninos en Calabria, o incluso en el le Moniage Guillaume que tiene lugar en
las estribaciones meridionales del Macizo Central: es a su vez épica, espantosa,
aterradora, salvaje, desolada, idílica.Th. 10 La montaña, sus grutas, sus cuevas y
sumideros, por lo general conservaron hasta el siglo xvi una imagen maldita,
«tragando» a los hombres que se aventuraban allí; y los volcanes, en particular,
eran vistos como la boca del infierno en la tradición judeocristiana.Th. 11
Near Lyshornet (1836), del noruego Johan Christian Claussen Dahl (1788-1857)
Near Lyshornet (1836), del noruego Johan Christian Claussen Dahl (1788-1857)
Al final del siglo xix la montaña era objeto de una investigación estética, símbolo
del ciclo de la vida en Giovanni Segantini, captadora de la luz para Claude Monet y
Ferdinand Hodler o incluso disminuida bajo los trazos de la montaña Sainte-Victoire
en el caso de 80 obras de Paul Cézanne.173 En la obra de Friedrich Nietzsche, Así
habló Zaratustra, la montaña vehícula incluso los valores de pureza de soledad, de
la meditación, del poder y de la libertad.Sig. 10 Esta visión es ampliada por Jack
Kerouac en En el camino.Sig. 11 En un momento en que cada vez son menos las zonas
montañosas inviolables, el imaginario no está excluido de las publicaciones
científicas de Raoul Blanchard, y varias novelas continúan haciendo una búsqueda de
sentido a las ascensiones: Premier de cordée (1941), de Roger Frison-Roche, Carnets
du vertige (1950), de Louis Lachenal, o incluso Les Conquérants de l'inutile
(1961), de Lionel Terray.Sig. 12 El Tour de Francia también ha participado en el
establecimiento de una mitología popular de la montaña, incluido el ascenso al Mont
Ventoux, y viceversa.Sig. 13
La montaña Sainte-Victoire vista desde Bellevue, obra de Paul Cézanne, ca. 1885:
representación impresionista.
En las películas El gabinete del doctor Caligari (1920), de Robert Wiene, y
Metrópolis (1927), de Fritz Lang, la presencia de la montaña se sugiere en forma
geométrica como un entorno urbano. En Nosferatu el vampiro (1922), Murnau toma
préstamos de Caspar David Friedrich en El caminante sobre el mar de nubes. Al igual
que en la pintura, las primeras apariciones cinematográficas de las montañas reales
se relegaron al rango de decoración, pero con el objetivo de probar que el séptimo
arte era capaz de reflejar la realidad del mundo. Sin embargo, esta voluntad se
enfrentará a la imposibilidad de representar en un mismo campo la inmensidad de la
montaña en su conjunto y la figura humana de los personajes, el tema mismo de la
historia. Así, los primeros westerns se abren a menudo con un campo amplio sobre un
paisaje de montaña que se estrecha gradualmente sobre convoyes, rebaños y siluetas
humanas. Este proceso hacía posible dibujar al personaje y sus supuestos valores en
su entorno. Al reducir el tamaño de la montaña a la figura humana en un mismo
cuadro, el personaje parece estar familiarizado con el paisaje.Sig. 14 A nivel
técnico, un amplio campo sobre un paisaje montañoso completo requería una cámara de
focal corta que acelerase el desplazamiento de los objetos móviles hacia las líneas
de fuga y deformaba las verticales. Para garantizar su integridad, es necesario
colocar señales visuales. Además, las primeras películas no tenían la calidad
necesaria para garantizar los contrastes, al igual que la toma de sonido no podía
adaptarse a las condiciones de filmación en exteriores. La adaptación Premier de
cordée (1945), de Louis Daquin, fue por ello un desafío.Sig. 15 Al colocar la
montaña fuera de campo, en el lugar del espectador, se sugiere su presencia y
permite ofrecer mediante los movimientos de la cámara un amplio panorama visual
sobre una llanura, como en Murieron con las botas puestas (1941) o Río Rojo
(1948).Sig. 16
En La Montagne, en 1964, Jean Ferrat evoca sin nombrarlas a las Cévennes y realiza
una sinécdoque para hablar sobre la naturaleza en general, que opone al mundo
urbano, lamentando que el hombre se aleje de una forma de vida tradicional, dura
pero auténtica, en un contexto de éxodo rural después de la guerra.176 Para Jean-
Louis Murat, en 1993, en la canción Montagne, es a la vez mujer y amante; opone a
la chaîne des Puys a la llanura de la Limaña.
En la religión y en la mitología
Artículo principal: Montaña sagrada
Shiva, Parvati y Ganesh recibiendo el homenaje de los devas y de los rishis en las
laderas del monte Kailash, en una miniatura india del siglo xviii
Las montañas fueron, y son, un elemento sagrado central en muchas religiones y
creencias,11 y el aspecto más simbólico es su cumbre, porque se identifica como lo
más cercano al Cielo.12 La montaña representa el centro del mundo y el vehículo de
la ascensión al Cielo o de regreso al principio, además de ser el lugar de la
manifestación de lo sagrado (hierofanía) y de lo divino (teofanía). El carácter
místico atribuido a la montaña también depende del hecho de que en su cima, a
menudo cubierta de nubes, se consumaba el matrimonio sagrado (hierogamia) entre el
Cielo y la Tierra.
En las montañas residían los dioses y los espíritus —como en el monte Olimpo en la
mitología griega13—, o fue donde los santos y profetas encontraron a Dios y se
consagraron a su obra,1114 —como Moisés en el monte Sinaí en el judaísmo,15 o
especialmente Jesús en el monte Tabor o Mahoma en Jebel El Nour—. A veces la
montaña se considera el eje del mundo;12 este es el caso del monte Meru —a menudo
identificado con el monte Kailash— en el budismo, el jainismo y el hinduismo, que
hace de él la residencia de Shiva.16
Para los antiguos griegos, las montañas habían nacido inmediatamente después de la
Tierra (Gaia) y del Cielo (Ouranos), que se separaron de la Tierra justo antes del
mar y se convirtieron en la morada de las ninfas, convirtiéndose inmediatamente en
un medio sobrenatural y divino (zatheon). También fueron el teatro de los amores de
los dioses, como las montañas Latmos y el Ida, y la residencia de las Musas que
vivían en los montes Helicón y Parnaso13 Sin embargo, la montaña (oros), opuesta a
la llanura costera (la polis), no fue más un santuario. Era fértil y fecunda,
poblada por pastores, así como un lugar para los retos; así los centauros del monte
Pelión fueron cazados por Pirítoo, mientras que Edipo, recién nacido fue encontrado
abandonado en el monte Citerón.13 En las laderas de la montaña también estaban las
puertas del reino de los muertos, símbolo del regreso al principio: el vientre de
la Gran Madre.177
Las montañas son omnipresentes en la tradición bíblica: el monte Tabor —el lugar de
la sepultura de Adán—, señala el omphalos, el centro u ombligo del mundo y en su
cima tuvo lugar la Transfiguración de Cristo; el rey David tenía su ciudad en el
monte Sion; el profeta Elías residia en el monte Carmelo; Abraham subió al monte
Moriah con su primogénito Isaac para sacrificarlo a Dios; Moisés recibió las Tablas
de la Ley en el monte Sinaí (u Horeb) y desde la cima del monte Nebo, vio la tierra
de Canaán a la que nunca llegó; el pueblo judío debía pronunciar su bendición en
elmonte Gerizim y la maldición en el monte Ebal; o incluso el monte Ararat, donde
Noé habría encontrado refugio a bordo de su Arca durante el Diluvio universal
(aunque en la Biblia no hay referencias a tal monte).178. Pero fue el Nuevo
Testamento el que instauró la montaña como un lugar de reunión para la gente,
dejando de ser una morada exclusivamente divina.11 Cristo fue crucificado en el
monte Calvario y ascendió a los cielos desde el monte de los Olivos. En la
tradición cristiana medieval, a menudo el Paraíso Terrenal se encuentra en la
montaña del Purgatorio, como en la Divina Comedia de Dante. En la era de la
Contrarreforma católica nacen los Sacri monti entre Lombardía y Piamonte, ejemplos
de una «nueva Jerusalén». En la iconografía cristiana, el Juicio universal del fin
de los tiempos se representa con frecuencia asentado sobre una montaña de nubes. En
Europa, las iglesias y capillas a menudo se construían en las cimas de las montañas
para cancelar anteriores cultos precristianos.179
El hombre ha descubierto muchas veces la santidad natural de las montañas y en
ellas ha materializado su íntima necesidad de trascendencia y de lo sagrado. El
hombre antiguo se acercaba a las montañas después de celebrar ritos de
purificación; en las montañas celebraba cultos y levantaba templos; les asignó
funciones sacras, a veces identificándolas con la divinidad misma —y a menudo, les
incorporó, con ritos propiciatorios, una sacralidad dedicatoria—. Las
peregrinaciones a las montañas sagradas simbolizaban el desprendimiento gradual de
la vida cotidiana y la ascensión espiritual.
Cada año, siguiendo una tradición que se remonta a varios siglos atrás, miles de
personas realizan una peregrinación al monte Kailāsh, conocida por el «Trono de los
Dioses», que se encuentra en una zona muy aislada del Tíbet. Los peregrinos de
varias religiones creen que circunvalar el monte a pie —que está prohibido pisar su
cima — es un ritual que genera buena fortuna. Los hindúes y los budistas creen que
la circunvalación debe hacerse en la dirección horariaj, mientras que los jainistas
y los bönpo lo hacen al revés. Ambos grupos creen firmemente que los demás ofenden
a la montaña, por lo que deben ir un tiempo al infierno, para pagar ese pecado
contra el Señor Śiva. El sendero alrededor del monte Kailāsh mide 52 km de
longitud.
Para el sintoísmo, el monte Fuji en Japón es una montaña sagrada. Ol Doinyo Lengai,
en Tanzania, es considerada la «montaña de Dios», sagrada para los masais, al igula
que el Kilimanjaro. En Indonesia, el monte Agung es una montaña sagrada para los
habitantes de Bali.
En China hay muchas montañas sagradas, en especial las cinco montañas sagradas del
taoísmo —montes Tai, Hua, Heng (Hunan), Heng (Shanxi) y Song— y las cuatro montañas
sagradas del budismo chino —Wutai, Emei, Jiuhua y Putuo.
En Sri Lanka central, el pico de Adán (2243 m) es considerado sagrado por hindúes,
budistas y musulmanes, y es también es centro de peregrinación para cristianos y
judíos. La reliquia sagrada del santuario es una roca con forma de huella, similar
a un enorme pie (de casi dos metros). La leyenda musulmana afirma que es la huella
del pie de Adán, quien fue situado en Sri Lanka (la isla de Ceilán) como el mejor
sitio después del Jardín del Edén. Otros candidatos de otras creencias son Shivá,
Buda y santo Tomás (el apóstol). Al igual que sucede en otras ascensiones
religiosas, suele hacerse de noche por algunas de las muchas rutas con miles de
escalones para contemplar la salida del sol desde la cumbre. La época de mayores
peregrinaciones es abril.
Véase también
Cerro
Cordillera
Volcán
Sierra (geografía)
Cruz de la cumbre
Anexo:Montañas más altas del mundo
Anexo:Volcanes más altos del mundo
Anexo:Picos ultraprominentes del mundo
Anexo:Montañas de la cordillera de los Andes
Anexo:Montañas de África
Anexo:Montañas de Europa
Notas
La RAE define «montaña» como:
*1. f. Gran elevación natural del terreno.
*2. f. Territorio cubierto y erizado de montes.
(y como etimología recoge: Del lat. vulg. *montanea, der. del lat. mons, montis
'monte'.)
El Oxford English Dictionary define «mountain» como:
«una elevación natural de la superficie terrestre que se eleva más o menos
abruptamente desde el nivel circundante y alcanza una altitud que, relativamente a
la elevación adyacente, es impresionante o notable». (a natural elevation of the
earth surface rising more or less abruptly from the surrounding level and attaining
an altitude which, relatively to the adjacent elevation, is impressive or notable."
La Enciclopedia Británica define «mountain» como:
«una forma de relieve que se eleva prominentemente sobre sus alrededores,
generalmente exhibiendo pendientes pronunciadas, un área de cumbre relativamente
confinada y un relieve local considerable. Generalmente se entiende que las
montañas son más grandes que las colinas, pero el término no tiene un significado
geológico estandarizado. Muy raramente las montañas ocurren individualmente. En la
mayoría de los casos, se encuentran en cordillera o cadenas alargadas. Cuando un
conjunto de tales cordilleras está unido, constituye un cinturón de montaña».
(Mountain, landform that rises prominently above its surroundings, generally
exhibiting steep slopes, a relatively confined summit area, and considerable local
relief. Mountains generally are understood to be larger than hillssean, but the
term has no standardized geological meaning. Very rarely do mountains occur
individually. In most cases, they are found in elongated ranges or chains. When an
array of such ranges is linked together, it constitutes a mountain belt.) [1]
El Larousse en línea define «montagne» como:
* Elevación del suelo, natural y muy importante.
* Región de gran altitud, y especialmente lugar de estancia en altitud, para
descanso, vacaciones o deporte.
(Élévation du sol, naturelle et très importante.
Région de forte altitude, et en particulier lieu de séjour en altitude, pour le
repos, les vacances ou le sport). Disponible en línea en: [2].
La Unesco ha declarado 66 bienes Patrimonio de la Humanidad que reconocen y
protegen montes y montañas, bien a titulo individual bien en amplios espacios
naturales que tienen a esos montes como protagonistas:
montes sagrados (11): Santuario histórico de Machu Picchu (1983), Monte Tai (1987),
Nemrut Dağ (1987), Parque nacional Uluṟu-Kata Tjuṯa (1987, 1994), Monte Athos
(1988), Paisaje panorámico del Monte Emei y el Gran Buda de Leshan (1996), Monte
Qingcheng y sistema de irrigación de Dujiangyan (2000), Lugares sagrados y caminos
de peregrinaje en los montes Kii (2004), Monte Wutai (2009), Montaña sagrada de
Sulamain-Too (2009), Fujisan, lugar sagrado y fuente de inspiración artística
(2013), Gran montaña de Burkhan Khaldun y paisaje sacro circundante (2015) y
Fanjingshan (2018);
montes de interés cultural o natural (11): Parque nacional de Lu Shan (1996),
Paisaje cultural de Hallstatt-Dachstein / Salzkammergut (1997), Conjunto de
edificios antiguos de las montañas de Wudang (1997), Monte Wuyi (1999), Monte
Saint-Michel y su bahía (1979, 2007), Paisaje cultural de Mapungubwe (2003), Monte
San Jorge (2003, 2010), Morne Brabant (2008), Wadi Rum (2011), El Paisaje Cultural
de la Serra de Tramuntana (2011), Monte Etna (2013) y Macizo de Ennedi: paisaje
natural y cultural (2016) y Paisaje cultural de Hawraman/Uramanat (2021);
cordilleras o cadenas montañosas (14): Parque de las Montañas Rocosas Canadienses
(1984), Montes Huang (1990), Pirineos-Monte Perdido (1997, 1999), Montañas Doradas
de Altái (1998), Cáucaso occidental (1999), Región de las Montañas Azules (2000),
Alpes Suizos Jungfrau-Aletsch (2001, 2007), Colinas de Matobo (2003), Los Dolomitas
(2009), Ghats occidentales (2012), Tian Shan de Xinjiang (2013), Parque nacional
tayiko (Cordillera del Pamir) (2013), Gran parque nacional de Himalaya (2014) y
Tien Shan occidental (2016);
tipos de montaña en particular (7): Parque nacional de los Volcanes de Hawái
(1987), parque nacional Canaima (tepuyes) (1994), Volcanes de Kamchatka (1996,
2001), parque nacional de Morne Trois Pitons (1997), Zona de Gestión Ambiental de
las Pitons (2004 ), Pitones, circos y escarpaduras de la isla de Reunión (2010),
Sitio tectónico de la cadena volcánica de los Puys y la falla de Limagne (2018) y
Parque Nacional del Vatnajökull – La naturaleza dinámica del fuego y el hielo
(volcanes) (2019);
parques nacionales y áreas protegidas en torno a una gran montaña (25): Parque
nacional de Simen (1978), Parque nacional Virunga (1979), Parque nacional de
Sagarmatha (1979), Kluane/Wrangell-St. Elias/Bahía de los Glaciares/Tatshenshini-
Alsek (1979, 1992, 1994), Parque nacional Durmitor (1980, 2005), Reserva natural
integral del Monte Nimba (1981), Parque nacional de Taï (1982), Parque nacional
Sangay (1983), Parque nacional de las Grandes Montañas Humeantes (1983), Parque
nacional del Pirin (1983), Reserva de la cordillera de Talamanca - La Amistad
(1983), Parque nacional Huascarán (1985), Parque nacional del Kilimanjaro (1987),
Parque nacional de Tongariro (1990), Parque nacional de la Sierra de Capivara
(1991), Parque nacional de los Montes Ruwenzori (1994), Parque Internacional de la
Paz Glacier-Waterton (1995), Parque Nacional/Bosque Natural del Monte Kenia (1997,
2013), Parque de Kinabalu (2000), Parque nacional del Monte Sanqinqshan (2008),
Parque Maloti-Drakensberg (2000, 2013), Parque Nacional del Teide (2007), Parque
nacional de Khangchendzonga (2014), Parque nacional Montes Blue y de John Crow
(2015) y Parque nacional natural Sierra de Chiribiquete (2018).
La toponimia planetaria no permite la traducción, así que el nombre correcto es
Olympus Mons, y no monte Olimpo, pese a lo muy extendido de su uso. Véase:
Nomenclatura planetaria#Normas y convenciones de la UAI.
André Siganos; Simone Vierne (2000). Montagnes imaginées, montagnes représentées.
Grenoble: ELLUG éditions. ISBN 978-2843100178..
Siganos, 2000, p. 8.
Siganos, 2000, p. 13.
Siganos, 2000, p. 45.
Siganos, 2000, p. 47-56.
Siganos, 2000, p. 56.
Siganos, 2000, p. 214.
Siganos, 2000, p. 15-16.
Siganos, 2000, p. 9.
Siganos, 2000, p. 28-29.
Siganos, 2000, p. 277.
Siganos, 2000, p. 289.
Siganos, 2000, p. 31-34.
Siganos, 2000, p. 243-258.
Siganos, 2000, p. 231-233.
Siganos, 2000, p. 234-235.
Siganos, 2000, p. 236.
Siganos, 2000, p. 238.
Isabelle Sacareau (2003). La montagne: une approche géographique. Belin Sup
Géographie. París: Belin. p. 288. ISBN 978-2701132013. ISSN 1158-3762.
Sacareau, 2003.
Sacareau, 2003, p. 123.
Sacareau, 2003, p. 119.
Wolfgang Frisch; Martin Meschede; Ronald C. Blakey (2010). Plate Tectonics:
Continental Drift and Mountain Building (en inglés). Springer Science & Business
Media. ISBN 978-3-540-76503-5. doi:10.1007/978-3-540-76504-2..
Frisch, 2010, p. 56.
Frisch, 2010, p. 59-65, 75-77.
Frisch, 2010, p. 71-72.
Frisch, 2010, p. 152-153.
Frisch, 2010, p. 97-99.
Frisch, 2010, p. 70, 109-111, 139-146, 154.
Claude Thomasset; Danièle James-Raoul (2000). La montagne dans le texte médiévale:
entre mythe et réalité. Cultures et civilisations médiévales. Université Paris-
Sorbonne. ISBN 978-2840501343.
Thomasset, 2000, p. 16.
Thomasset , 2000, p. 295-296.
Thomasset, 2000, p. 108.
Thomasset, 2000, p. 34.
Thomasset, 2000, p. 49.
Thomasset, 2000, p. 11.
Thomasset, 2000, p. 260-262.
Thomasset, 2000, p. 280.
Thomasset, 2000, p. 11-12.
Thomasset, 2000, p. 227-241.
Thomasset, 2000, p. 267-269.
Thomasset, 2000, p. 297.
Thomasset, 2000, p. 255.
Thomasset, 2000, p. 295-296.
Thomasset, 2000, p. 273-274.
Charles Pomerol; Yves Lagabrielle; Maurice Renard; Stéphane Guillot (2011).
Éléments de géologie (14.ª edición). Dunod. ISBN 978-2100566129.
Pomerol, 2011, p. 283-297.
Pomerol, 2011, p. 555.
Pomerol, 2011, p. 538-539.
Pomerol, 2011, p. 433.
Pomerol, 2011, p. 678.
Jacques Guillemot (1986). Éléments de géologie (4.ª edición). éditions TECHNIP.
ISBN 978-2710804987.
Guillemot, 1986, p. 163-165.
Guillemot, 1986, p. 165-167.
Aurèle Parriaux (2009). Géologie: bases pour l'ingénieur. PPUR presses
polytechniques. ISBN 978-2880748104.
Parriaux, 2009, p. 181-210.
Parriaux, 2009, p. 381-394.
Parriaux, 2009, p. 411-414.
Parriaux, 2009, p. 415-423.
Fédération française des clubs alpins et de montagne
Entrada: Le ski alpin au Club alpin.
Entrada: Le surf au Club alpin
Entrada: Ski de fond et ski nordique au Club alpin.
Entrada: La raquette à neige au Club alpin.
Entrada: Le ski de randonnée au Club alpin.
Entrada: Le ski-alpinisme à la FFCAM.
Entrada: L'alpinisme au Club alpin.
Entrada: L'escalade au Club alpin.
Entrada: La via ferrata au Club alpin.
Entrada: La cascade de glace au Club alpin.
Entrada: Le dry tooling au Club alpin.
Entrada: La randonnée montagne au Club alpin.
Entrada: Le trek au Club alpin.
Entrada: Le vélo de montagne au Club alpin.
Entrada: Le parapente au Club alpin !.
Entrada: La paralpinisme au Club alpin.
Entrada: La descente de canyon au Club alpin.
Entrada: La spéléologie au Club alpin.
Alain Foucault; Jean-François Raoult; Fabrizio Cecca; Bernard Platevoet (2014).
Dictionnaire de Géologie (8.ª edición). París: Dunod. ISBN 978-2-10-059736-9.
Foucault et al., 2014, p. 315.
Foucault et al., 2014, p. 316.
Jean-Paul Amat; Lucien Dorize; Emmanuèle Gautier (2008). Éléments de géographie
physique (2.ª edición). Éditions Bréal. ISBN 978-2749502052.
Amat, Dorize y Gautier, 2008, p. 263-264.
Amat, Dorize y Gautier, 2008, p. 213.
Amat, Dorize y Gautier, 2008, p. 258.
Archivo del Museo Andino Peruano que fue fundado en 1972 - Oficina Regional de
Cultura.
Gerrard, A.J. (1990). Mountain Environments: An Examination of the Physical
Geography of Mountains. Cambridge, Massachusetts: MIT Press. ISBN 978-0-262-07128-
4.
Laurent Rieutort, «Les populations des montagnes du monde: répartition et systèmes
de peuplement», Prace geograficzne, vol. 113, Cracovie, 2004, pag. 171-183 [3].
Axel Borsdorf, Valérie Braun, «Panorama de la recherche sur la montagne en Europe
et dans le monde», Recherche alpine: spécificité et devenir, vol. 96, n.º4, 2008,
pag. 101-116. Disponible en: [4].
Blyth et al., 2002, p. 14.
Hanspeter Liniger, Rolf Weingartner, Montagnes et approvisionnement en eau douce,
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.
— PDF Les montagnes sont les châteaux d'eau du monde, Organisation des Nations
unies pour l'alimentation et l'agriculture.
Consejo de Europa, 3e Conférence européenne des régions de montagne - Actes -,
Chamonix, 15-17 septembre 1994, Les Éditions du Conseil de l'Europe, Études et
travaux n.º41, 1995 ISBN 92-871-2722-0, pag. 33.
(en inglés) Velma I. Grover, Axel Borsdorf, Jürgen Breuste, Prakash Chandra
Tiwari, Flavia Witkowski Frangetto, Impact of Global Changes on Mountains:
Responses and Adaptation, CRC Press, 2014 ISBN 978-1-4822-0891-7, pag. 99.
(en inglés) Protected areas - Mountains, Unión Internacional para la Conservación
de la Naturaleza.
Brunet, Julia y Lemaître, 2005, p. 9-10.
(en inglés) Arne Naess, «Mountains and Mythology», The Trumpeter, vol. 12, n.º4,
1995, pag. 2-3.
Brunet, Julia y Lemaître, 2005, p. 23-34.
(en inglés) Slawomir Wadyl, Pawel Szczepanik, «A Comparative Analysis of Early
Medieval North-West Slavonic and West Baltic Sacred Landscapes: An Introduction to
the Problems», Networks and Neighbours - Comparisons and Correlations, vol. 1,
n.º1, janvier 2014 ISBN 978-0615995380, pag. 8.
(en inglés) Brad Olsen, Sacred Places Around the World: 108 Destinations, 2.ª ed.,
CCC Publishing, San Francisco, 2008, pag. 34-83.
(en inglés) I.W. Mabbett, The Symbolism of Mount Meru. History of Religions, vol.
23, n.º1, 1983, pag. 64-83.
Véase la entrada «How many mountains are there on Earth?», del sitio PeakVisor. El
número se ha obtenido después de analizar todas las bases geográficas digitales del
mundo, que recogen montañas con un mínimo de 1m de prominencia. Disponible en línea
en: [5]
«The world's 10 most-climbed mountains». Traveller. Consultado el 18 de agosto de
2019.
«The Complete Guide to Visiting Pikes Peak in Colorado». Ordnance Survey Ireland.
Consultado el 18 de agosto de 2019.
«Everything You Need to Know About Croagh Patrick and Reek Week». Tripsavvy.
Consultado el 18 de agosto de 2019.
Véase la entrada «Alpinism», del sitio oficial de la Unesco, disponible en línea
en: [6].
Véase un listado en la consulta en el sitio oficial de la Unesco, disponible en
línea en: [7].
Jean-Luc Fray (2009). «Des noms de la montagne au Moyen Âge». Siècles (30): 15-
29..
Édélestand Pontas Duméril (1843). Mémoire sur la langue des gloses malbergiques.
Brockhaus. p. 25..
«montagneux». CNRTL. 2012. (consulter la section «Étymol. et Hist.»).
«Surmonter». CNRTL. 2012. (consulter la section «Étymol. et Hist.»).
«une définition même de la montagne, qui soit claire et compréhensible, est à elle
seule à peu près impossible à fournir» Raoul Blanchard, Jules Blache (préface),
L'homme et la montagne, éd. Gallimard, 1934, 192 p.
Emmanuel de Martonne, Traité de Géographie physique, éd. Armand Colin, París, 3
tomos, 1905.
Catherine Bras; Maryvonne Le Berre; Anne Sgard (1984). «La montagne, les
géographes et la géographie». Revue de géographie alpine. 72 (tomo) (en francés)
(2-4): 141-153. doi:10.3406/rga.1984.2561..
Plantilla:Légifrance relative au développement et à la protection de la montagne
et rapport Louis Besson, 1982.
Massif au titre de la loi dite «loi montagne», Plateforme ouverte des données
publiques françaises, 12 de febrero de 2018.
Michel Chevalier (1989). «La «Loi Montagne» et sa mise en œuvre (1981-1988)».
Annales de géographie. 98 (tomo) (en francés) (545): 84-91..
(en inglés) John et Anne Nuttall, England. The Mountains of England & Wales, vol.
2, 3.ª éd., Cicerone, Milnthorpe, Cumbria ISBN 1-85284-037-4.
(en inglés) A Mountain is a Mountain - isn't it?.
(en inglés)Institut d'études géologiques des États-Unis, 9 janvier 2013.
Blyth et al., 2002, p. 74.
Marcellin Bérot, La vie des hommes de la montagne racontée par la toponymie, éd.
Milan, 1998, 388 p.
— PDF Robert Luft, Vocabulaires et toponymie des pays de Montagne, Club alpin
français, 2006, 124 p. Plantilla:Lire en ligne.
Paul Guichonnet, «La toponymie savoyarde et les nouvelles cartes de l'Institut
géographique national», Revue de géographie alpine, vol.39, n.º1, 1951, pag. 201-
211.
Albert Dauzat, Charles Rostaing, Dictionnaire étymologique des noms de lieu en
France, Librairie Guénégaud, Paris, 1979 ISBN 2-85023-076-6, pag. 521b.
Jules Ronjat, «Les noms de lieux dans les montagnes françaises», La montagne,
revue du Club alpin français, 1908.
Michel Morvan, «Les noms de montagnes du Pays basque», Lapurdum, Euskal ikerketen
aldizkaria 4, 1999, pag. 167-190.
François Isler, Symphonies pastorales dans les montagnes de Savoie, La Fontaine de
Siloë, 1999 ISBN 2842061209, pag. 156.
Hubert Bessat, Claudette Germi, Les noms du patrimoine alpin: atlas toponymique
II, Savoie, Vallée d'Aoste, Dauphiné, Provence, ELLUG, 2004 ISBN 9782843100529,
pag. 149.
Étymologie de chaîne, Centre national de ressources textuelles et lexicales.
Étymologie de massif, Centre national de ressources textuelles et lexicales.
«chaînon» Étymologie de chaînon, Centre national de ressources textuelles et
lexicales.
— PDF Noms géographiques du Canada approuvés en anglais et en français (avec
directives concernant la traduction), Ressources naturelles Canada, Ottawa, 2006.
Étymologie de mont, Centre national de ressources textuelles et lexicales.
Blyth et al., 2002, p. 14.
Émile-Emmanuel Regneault, Traité de topographie et de géodésie forestières, J.
Troup, Nancy, 1844, pag. 235-238.
Pierre Birot, «Les différents types de montagne», L'information géographique, vol.
13, n.º.3, 1949, pag. 85-96, doi 10.3406/ingeo.1949.5455.
Roger Brunet, Hervé Théry, Robert Ferras, Les mots de la géographie, Reclus, 3.ª
ed., 2005 ISBN 9782110059437, pag. 502.
Alain Foucault, Jean-François Raoult, Dictionnaire de géologie, Dunod, Paris,
2010, 7è éd. (1re éd. 1980), 388 p. ISBN 978-2-10-054778-4), pag. 303.
Jouty y Odier, 1998.
Gilles Chazot, René Maury, Olivier Roche, Arnaud Agranier, Jean-François Lénat,
Volcanologie, De Boeck Superieur, 2017 ISBN 978-2807307230, pag. 168.
Gilles Chazot, et al., pag. 57-61, 109-111.
Fernand Joly, Glossaire de géomorphologie, éd. Armand Colin, 1997.
Max Derruau, Les formes du relief terrestre: notions de géomorphologie, Armand
Colin, 2010.
Roger Brunet, Les mots de la géographie, Reclus-La Documentation française, 1993,
pag. 282.
(en inglés) Lewis A. Owen, «Chapter 2: Cenozoic evolution of global mountain
systems», in Philip N. Owens, Olav Slaymaker, Mountain Geomorphology, Taylor &
Francis, mars 2004 ISBN 978-0-340-76417-6, partie 2 «Historical Mountain
Geomorphology», pag. 31-58 [8].
(en inglés) Peter H. Molnar, Major Mountain Belts Of The World, Encyclopædia
Britannica.
(en inglés) vid. Christopher R. Scotese, Plate Tectonics, Paleogeography, and Ice
Ages (Modern World - 540 Ma, 2016.
(en inglés) D. J. J. van Hinsbergen, S. J. H. Buiter, The Formation and Evolution
of Africa: A Synopsis of 3.8 Ga of Earth History, Geological Society of London,
vol. 357, 2011 ISBN 9781862393356, pag. 148.
(en inglés) John Foden, Marlina A. Elburg, Jon Dougherty-Page, Andrew Burtt, «The
Timing and Duration of the Delamerian Orogeny: Correlation with the Ross Orogen and
Implications for Gondwana Assembly», The Journal of Geology, vol. 114, 2006, pag.
189-210.
(en inglés) R. Wysoczanski, A. H. Allibone, Age, Correlation, and Provenance of
the Neoproterozoic Skelton Group, Antarctica: Grenville Age Detritus on the Margin
of East Antarctica , The Journal of Geology, vol. 112, 2004, pag. 401-416.
(en inglés) Scott E. Bryan, Alex. G. Cook, Charlotte M. Allen, Coralie Siegel,
David J. Purdy, James S. Greentree, I. Tonguc Uysal, «Early-mid Cretaceous tectonic
evolution of eastern Gondwana: From silicic LIP magmatism to continental rupture»,
Episodes, vol. 35, n.º 1, mars 2012, pag. 142-152.
«The 'Highest' Spot on Earth». Npr.org. 7 de abril de 2007. Archivado desde el
original el 30 de enero de 2013. Consultado el 31 de julio de 2012.
The 'Highest' Spot on Earth? NPR.org Consultado el 25-07-2010
Curtin University (4 de septiembre de 2013). Science Daily, ed. «Gravity
Variations Over Earth Much Bigger Than Previously Thought» (HTML) (en inglés).
doi:10.1002/grl.50838. Consultado el 3 de enero de 2014.
(en inglés) Florian Cajori «History of determinations of the heights of
mountains», Isis, vol.12, n.º3, décembre 1929, pag. 482-514
«Nepal and China agree on Mount Everest's height». BBC News. 8 de abril de 2010.
Archivado desde el original el 3 de marzo de 2012. Consultado el 22 de agosto de
2010.
(en inglés) Orometry: An Introduction to Prominence.
«Mountains: Highest Points on Earth». National Geographic Society. Archivado desde
el original el 3 de julio de 2010. Consultado el 19 de septiembre de 2010.
J.G. Moore (1987). «Subsidence of the Hawaiian Ridge». Volcanism in Hawaii:
Geological Survey Professional Paper, 1350 (1).
«How High is Mauna Loa?». Hawaiian Volcano Observatory—United States Geological
Survey. 20 de agosto de 1998. Consultado el 5 de febrero de 2013.
(en inglés) Ken Rubin, Mauna Loa Volcano, Hawaii Center for Volcanology, .
(en inglés) Volcano Hazards Program - Mauna Loa, Observatorio Vulcanológico de
Hawái, Servicio Geológico de los Estados Unidos, 2 de noviembre de 2017.
Kaye, G. D. (2002). «Using GIS to estimate the total volume of Mauna Loa Volcano,
Hawaii». Archivado desde el original el 25 de enero de 2009.
Helman, Adam (2005). The Finest Peaks: Prominence and Other Mountain Measures.
Trafford. p. 9. ISBN 1-4122-3664-9. «the base to peak rise of Denali is the largest
of any mountain that lies entirely above sea level, some 18 000 feet. »
(en inglés) Kilimanjaro geology Archivado el 28 de mayo de 2010 en Wayback
Machine..
Plantilla:GVP.
Olivier Dequincey, Frédéric Chambat, Petit aparté, altitude et distance au centre
de la Terre, Gravimétrie et géodésie: principes et application, 23 juin 2010.
Krulwich, Robert (7 de abril de 2007). «The 'Highest' Spot on Earth?». Archivado
desde el original el 30 de enero de 2013. Consultado el 21 de marzo de 2009.
(en inglés) D.A. Bearhop, Munro's Tables, Scottish Mountaineering Club & Trust,
1997 ISBN 0-907521-53-3.
(en alemán) Klaus Hormann, «Uber die morphographische Gliederung der
Erdoberfläche», Mitteilungen der Geographischen Gesellschaft in München, vol.50,
1965, pag. 109-126; «Relative Einsattelung und Rampenlänge der Pässe von Kärnten
und Osttirol», Mitt. d. Geogr. Ges. in München, 1966.
(en inglés) World Top 50 - 50 Most Prominent Peaks on Earth.
(en inglés) Oro|metry - Isolation.
(en inglés) J.-B. Plescia, «Morphometric Properties of Martian Volcanoes», Journal
of Geophysical Research, vol. 109, n.º.E03, 2004, Bibcode: 2004JGRE..109.3003P ,
doi 10.1029/2002JE002031 ISSN 0148-0227.
(en inglés) Tom Jones, Ellen Stofan, Planetology: Unlocking the secrets of the
solar system, National Geographic Society, Washington, D.C., 2008 ISBN 978-1-4262-
0121-9, pag. 74.
(en inglés) Myra Keep, Vicki L. Hansen, «Structural history of Maxwell Montes,
Venus: Implications for Venusian mountain belt formation», Journal of Geophysical
Research, vol. 99, n.ºE12, pag. 26015 Bibcode: 1994JGR....9926015K , doi
10.1029/94JE02636 ISSN 0148-0227.
(en inglés) Jürgen Oberst, Frank Preusker, Roger J. Phillips, Thomas R. Watters,
James W. Head, Maria T. Zuber, Sean C. Solomon, «The morphology of Mercury's
Caloris basin as seen in MESSENGER stereo topographic models», Icarus, vol. 209,
n.º1, 2010, pag. 230-238, Bibcode: 2010Icar..209..230O , doi
10.1016/j.icarus.2010.03.009 ISSN 0019-1035.
(en inglés) Caleb I. Fassett, James W. Head, David T. Blewett, Clark R. Chapman,
James L. Dickson, Scott L. Murchie, Sean C. Solomon, Thomas R. Watters, «Caloris
impact basin: Exterior geomorphology, stratigraphy, morphometry, radial sculpture,
and smooth plains deposits», Earth and Planetary Science Letters, vol. 285, n.º3-4,
2009, pag. 297-308, Bibcode: 2009E&PSL.285..297F , doi 10.1016/j.epsl.2009.05.022
ISSN 0012-821X.
(en inglés) P. Schenk, S. Marchi, D. P. O'Brien, D. Buczkowski, R. Jaumann, A.
Yingst, T. McCord, R. Gaskell, T. Roatsch, H. E. Keller, C.A. Raymond, C. T.
Russell, Mega-Impacts into Planetary Bodies: Global Effects of the Giant Rheasilvia
Impact Basin on Vesta, contribution 1659, id. 2757, Lunar and Planetary Institute,
The Woodlands (Texas), .
(en inglés) Bernd Giese, Tilmann Denk, Gerhard Neukum, Thomas Roatsch, Paul
Helfenstein, Peter C. Thomas, Elizabeth P. Turtle, Alfred McEwen, Carolyn C. Porco,
«The topography of Iapetus' leading side», Icarus, vol.193, n.º2, 2008, pag. 359-
371, Bibcode: 2008Icar..193..359G , doi 10.1016/j.icarus.2007.06.005 ISSN 0019-
1035.
(en inglés) Paul Schenk, Henrik Hargitai, Boösaule Montes, Io Mountain Database.
(en inglés) Jeffrey M. Moore, Paul M. Schenk, Lindsey S. Bruesch, Erik Asphaug,
William B. McKinnon, «Large impact features on middle-sized icy satellites»,
Icarus, vol. 171, n.º2, octobre 2004, pag. 421-443, Bibcode: 2004Icar..171..421M ,
doi 10.1016/j.icarus.2004.05.009.
(en inglés) Fred W. Price, The Moon observer's handbook, Cambridge University
Press, Londres, 1988 ISBN 0-521-33500-0.
(en inglés) O. Ruesch et al., «Cryovolcanism on Ceres», Science, vol. 353,
n.º6303, septembre 2016, Bibcode: 2016Sci...353.4286R , doi
10.1126/science.aaf4286.
(en inglés) R. M. C. Lopes et al., «Cryovolcanism on Titan: New results from
Cassini RADAR and VIMS», Journal of Geophysical Research: Planets, 118: mars 2013,
pag. 1-20, Bibcode: 2013JGRE..118..416L , doi 10.1002/jgre.20062.
(en inglés) Ice Volcanoes and Topography Archivado el 13 de noviembre de 2015 en
Wayback Machine., New Horizons Multimedia, The Johns Hopkins University Applied
Physics Laboratory, 9 novembre 2015.
Didier Richard, Florence Naaim-Bouvet, Les risques naturels en montagne, éd. Quæ,
2015 ISBN 978-2-7592-2388-6.
Typologie des rivières de montagne, Géni’ Alp, 2012.
Chambers 21st Century Dictionary. Allied Publishers. 1999. p. 972. ISBN 978-
0550106254. Consultado el 27 de junio de 2012.
(en inglés) Steven M. Stanley, Earth system history, 2.ª ed., W.H. Freeman, New
York, 2005 ISBN 0-7167-3907-0, pag. 207.
(en inglés) Robert J. Twiss, Eldridge M. Moores, Structural Geology, 2.ª éd., W.
H. Freeman, New York, 1992 ISBN 0-7167-2252-6, pag. 493.
Glossaire de tectonique: failles, geol-alp.com.
Glossaire de tectonique: nappes, geol-alp.com.
Gilbert Boillot, Marges continentales, site de l'Encyclopædia Universalis.
Gilbert Boillot, Philippe Huchon, Yves Lagabrielle, Jacques Boutler, Introduction
à la géologie: la dynamique de la Terre, Dunod, 5.ª ed., 2013 ISBN 978-2100601066,
pag. 19-20.
(en inglés) Hetu C. Sheth, Deccan traps - The Deccan beyond the plume hypothesis,
29 de agosto de 2006.
(en inglés) D.L. Turcotte, «Magma migration», Annual Review of Earth and Planetary
Sciences, n.º10, 1982, pag. 397-408.
(en inglés) Francisco Gutiérrez, Mateo Gutiérrez, Landforms of the Earth: An
Illustrated Guide, Springer, 2016 ISBN 978-3319269450, pag. 103.
Yannick Lageat, «Mégaformes et grandes articulations de la lithosphère
continentale», Revue géographique des Pyrénées et du Sud-Ouest. Sud-Ouest Européen,
n.º10, 2001, pag. 23-38.
Sylvie Vilatte, L'insularité dans la pensée grecque, vol. 446, Presses Univ.
Franche-Comté, 1991 ISBN 978-2251604466, pag. 165.
(en inglés) Peter Molnar, Phillip England, «Late Cenozoic uplift of mountain
ranges and global climate change: Chicken or egg?», Nature, número 346, 1990, doi
10.1038/346029a0, pag. 29-34.
Yves Lacoste, De la géopolitique aux paysages. Dictionnaire de la géographie,
Armand Colin, 2003 ISBN 978-2200280161, pag. 63.
(en inglés) Thomas Sumer, How a ring of mountains forms inside a crater, Science
News, 17 novembre 2016.
Michael Bishop, John F. Shroder, Geographic Information Science and Mountain
Geomorphology, Springer-Verlag Berlin and Heidelberg GmbH & Co., New York, 2004
ISBN 978-3540426400, pag. 57.
Pierre Pech, Les milieux rupicoles - Les enjeux de la conservation des sols
rocheux, éd. Quæ, 2013 ISBN 978-2-7592-1914-8 ISSN 1777-4624, pag. 51.
(en inglés) Michael J. Hambrey, Glacial Environments, University of British
Columbia Press, 1994 ISBN 978-0774805100, pag. 100-107.
(en inglés) Wolfgang Schlager, Carbonate Sedimentology and Sequence Stratigraphy,
SEPM Society for Sedimentary Geology, 2007 ISBN 978-1-56576-132-2, pag. 28.
Jacques Malavieille et Michel Seranne (febrero de 1996). «La destruction des
montagnes». La Recherche (284): 88-93..
Se evocan otros factores para explicar esta extensión: retiro de la placa buzante
(slab rollback), desprendimiento de la raíz litosférica, desprendimiento de la
placa buzante (proceso de delaminación de la corteza).
(en inglés) J.F. Dewey, P.D. Ryan, T.B. Andersen, «Orogenic uplift and collapse,
crustal thickness, fabrics and metamorphic phase changes: the role of eclogites»,
Geological Society, Londres, vol. 76, n.º1, 1993, pag. 325-343 doi
10.1144/gsl.sp.1993.076.01.16.
Pierre Thomas (14 de febrero de 2011). «Failles normales et extension dans une
zone de convergence (chaîne de collision) — exemple au Ladakh (Inde), Himalaya».
Planet-Terre (en francés). Escuela Normal Superior de Lyon. ISSN 2552-9250.
Consultado el 24 de mayo de 2018. .
(en inglés) Geology and National Parks - Geologic Provinces of the United States:
Basin and Range Province Archivado el 22 de noviembre de 2017 en Wayback Machine.,
Institut d'études géologiques des États-Unis.
(en inglés) G. Zandt, S. Myers, T. Wallace, «Crust and mantle structure across the
Basin and Range‐Colorado Plateau boundary at 37°N latitude and implications for
Cenozoic extensional mechanism», Journal of Geophysical Research, vol. 100, B6,
1995, pag. 10529-10548.
Gilles Chazot, René Maury, Olivier Roche, Arnaud Agranier, Jean-François Lénat,
Volcanologie, De Boeck Superieur, 2017 ISBN 9782807307230, pag. 151.
Pierre Barrère, Le milieu montagnard, site de l'Encyclopædia Universalis.
(en inglés) Tom L. McKnight, Darrel Hess, «Climate Zones and Types: The Köppen
System», Physical Geography: A Landscape Appreciation, Prentice Hall, Upper Saddle
River (New Jersey), 2000 ISBN 0-13-020263-0, pag. 235-237.
(en inglés) — PDF Christian Körner, «A re-assessment of high elevation treeline
positions and their explanation», Oecologia, vol. 115, n.º4, 1998, pag. 445-459,
Bibcode: 1998Oecol.115..445K , doi 10.1007/s004420050540.
(en inglés) Jeremy M.B. Smith, Mountain ecosystem, Encyclopædia Britannica.
Serge-André Lemaire, Flore et faune de la haute montagne, Zone Himalaya.
(en inglés) Montane grasslands and shrublands, Fondo Mundial para la Naturaleza.
(en inglés) Temperate Coniferous Forest, Fondo Mundial para la Naturaleza.
(en inglés) Tropical and suptropical coniferous forests, Fondo Mundial para la
Naturaleza.
Numa Broc, «Le milieu montagnard: naissance d'un concept», Revue de géographie
alpine, vol. 72, n.º2-4, 1984, pag. 127-139.
Serge-André Lemaire, L'hommet et la montagne, Zone Himalaya.
(en inglés) Chris Duncan, Mountain Population - 2000 Version, University of
Massachusetts Amherst, département de géosciences, 9 juillet 2008.
(en inglés) Walsh Kevin et al., Human environmental interactions in high altitude
zone between Neolithic and roman period, Université de Toulouse le Mirail 2, 2009
[9].
Bernard Debarbieux (24 de juin de 2010). Les faiseurs de montagne — imaginaires
politiques et territorialités: s. xviii-s. xxi. CNRS. p. 374. ISBN 978-2-271-06985-
6. .
(en inglés) Philip Parker, Himalaya: The Exploration and Conquest of the Greatest
Mountains on Earth, Anova Books, 2012 ISBN 9781844862214.
(en inglés) Eratóstenes, Eratosthenes "Geography", Princeton University Press,
2010 ISBN 978-0-691-14267-8, pag. 81-82, 176, 230
(en inglés) Sunil Gupta, Hemodos/Himalaya mountains, 26 de octubre de 2012, doi
10.1002/9781444338386.wbeah14112.
(en inglés) Diodoro de Sicilia, The Antiquities of Asia: A Translation with Notes
of Book II of The Library of History of Diodorus Siculus, Transaction Publishers,
1989 ISBN 0-88738-272-X, pag. 46, 49, 94, 123.
Veyret, 2001.
André Miquel, La géographie humaine du monde musulman jusqu'au milieu du xie
siècle, EHESS, 1980.
Gabriel Gohau, Une histoire de la géologie, 1990, éd. du Seuil, pag. 32.
René Taton (dir.), Histoire générale des sciences, PUF, 4 volumes, 1995, pag. 111.
Numa Broc, Les montagnes vues par les géographes et les naturalistes de langue
française au xviiie siècle, CTHS, 1969.
«La configuration du sol dans le sens de la hauteur [...] peut jouer un rôle
important dans le domaine de l'homme. Tout ce qui fait naître une variété
quelconque de formes en un point de la surface terrestre (chaîne de montagne,
plateau...), tout accident du sol imprime un cachet particulier à l'état social du
peuple qui l'habite»
Philippe Joutard, L'Invention du mont Blanc, éd. Gallimard-Juillard, 1986 ISBN
2070707334, pag. 198.
Frédéric Thiriez, Dictionnaire amoureux de la montagne, éd. Plon Plantilla:EAN,
2016.
Olivier Hoibian, L'invention de l'alpinisme, éd. Belin, 2008 ISBN 978-2701147727.
(en inglés) Martin Price, Global change in the Mountains, Parthenon Publishing,
1999.
Bruno Messerli, Jack Ives, Mountains of the world: a global priority, Parthenon,
1997.
Fausto Sarmiento, «Les enjeux de la recherche sur les montagnes en matière de
terminologie et de connaissances», Revue de géographie alpine, Grenoble, 2001, pag.
73-77.
— PDF Panorama des services écologiques fournis par les milieux naturels en
France - volume 2.4: Les écosystèmes montagnards, UICN - Comité français, 2014.
François Bart et al. (1998). Les montagnes tropicales: identités, mutations,
développement (en francés). Pessac: Presses Universitaires de Bordeaux. ISBN
2906621307.
Jean-Paul Metaillé, Sébastien Le Corre, Nathalie Michaud (Éds), Histoire et
dynamiques de l'environnement: l'exemple des Pyrénées, Université Toulouse Le
Mirail SCPAM, 2008.
— PDF J. F. Blanc, «Un paysage en crise: les versants à terrasses en Ardèche»,
In: F. Gay, Méditerranée, troisième série, vol. 52, n.º3, 1984, pag. 89-91
Disponible en línea en: [10].
Pierre-Yves Laffont, Transhumance et estivage en occident des origines aux enjeux
actuels, Presses Universitaires du Mirail, Toulouse, 2006 ISBN 978-2858168439, pag.
202.
Louis André, Aristide Bergès, une vie d'innovateur: De la papeterie à la houille
blanche, Presses universitaires de Grenoble.
Maison Bergès, Musée de la houille blanche - Aristide Bergès.
Météo-France, Le guide montagne, 2007.
Segun el sitio web Nevasport.com
(en inglés) — PDF Laurent Vanat, 2016 International Report on Snow & Mountain
Tourism Archivado el 24 de octubre de 2018 en Wayback Machine., 8.ª ed., abril 2016
ISBN 978-2-9701028-1-6.
(en inglés) Ski resorts worldwide.
(en inglés) Stuart Chape, Mark Spalding, Martin Jenkins, The World's Protected
Areas: Status, Values and Prospects in the 21st Century, University of California
Press, 2008 ISBN 978-0520246607, pag. 65-66.
(en inglés) World Maps - Protected Areas.
Serge-André Lemaire, Préservation des montagnes, Zone Himalaya.
Le Sentiment de la montagne (Grenoble - 1998), éd. Encyclopaedia Universalis, 2016
ISBN 9782341009737.
Citado en LA MONTAÑA Y EL ARTE - Miradas desde la pintura, de Eduardo Martínez de
Pisón, Fórcola, 2017, pag-16.
«aunque el verdadero padre de la pintura alpina acabaría por ser un maestro de la
llanura: el holandés Ruisdael», op.cit. Pisón (2017)
Henri Philibert-Caillat, La Montagne de Jean Ferrat, Libre Savoir.
Simboli e allegorie, Dizionari dell'arte, ed. Electa, 2003, pag. 241.
Brunet, Julia y Lemaître, 2005, p. 35.
Le Garzantine, Simboli, 2008, pag. 308-309.
Referencias
Esta obra contiene una traducción derivada de «Montagne» de Wikipedia en francés,
publicada por sus editores bajo la Licencia de documentación libre de GNU y la
Licencia Creative Commons Atribución-CompartirIgual 3.0 Unported., que recoge la
siguiente bibliografía:
Atlas
Atlas des plus beaux sites de montagne, Glénat, Grenoble, 2007 ISBN 9782723461191.
Generalidades
E. Bordessoule, Les montagnes, Éditions du Temps.
Michel Delon (éd.), «Montagne», in Dictionnaire européen des Lumières, pag. 722-
725, PUF, París, 1997 ISBN 2130488242.
R. Fouet et C. Pomerol, Les Montagnes, coll. Que sais-je ?, P. U. F., París, 3.ª
ed., 1975.
Sylvain Jouty; Hubert Odier (1998). Dictionnaire de la montagne. Arthaud. ISBN 978-
2700312010..
Société des historiens médiévistes de l'enseignement supérieur public (2004).
Montagnes médiévales: XXXIV×10{{{1}}} Congrès de la SHMES, Chambéry, 23-25 mai
2003. Histoire ancienne et médiévale (en francés) 79. Publications de la Sorbonne.
p. 450. ISBN 978-2-85944-513-3..
Yvette Veyret (2001). Les Montagnes - Discours et enjeux géographiques. París: éd.
SEDES. ISBN 978-2718193915..
Geodinámica (aspectos geológicos y geofísicos de la orogenesis) y geomorfología
Yvonne Battiau-Queney, Le relief de la France. Coupes et croquis, éd. Masson (1.ª
ed.), 1993, 251 p.
(en inglés) J. F. Dewey et J. Bird, «Mountains Belts and the New Global Tectonics»,
Journ. Geoph. Res., vol. LXXV, 1970, pag. 2625-2647.
Monique Fort, La terre, des ressources en creux et en bosses, éd. Rageot, 1992.
Claude G. Genest, Dictionnaire de géomorphologie, éd. Société de géographie de la
Mauricie, Trois-Rivières (Québec), 2003.
(en inglés) K. J. Hsü (dir.), Mountains Building Processes, Academic Press, New
York, 1983.
Laurent Jolivet, Comment poussent les montagnes ?, éditions Le Pommier, coll. «Les
petites pommes du savoir», París, 2011, 64 pag. ISBN 978 2 7465 0547 6.
Fernand Joly, Glossaire de géomorphologie, éd. Armand Colin, 1997, 325 p.
(en inglés) P. N. Owens et O. Slaymaker (dir.), Mountain Geomorphology, Arnold,
Londres, 2004.
Jean-Pierre Peulvast, Jean-René Vanney, Géomorphologie structurale. Terre, corps
planétaires solides. éd SGF, BRGM, CPI, CB Sc. Publ., 2001, 2 tomes, 505 et 524 p.,
ISBN 2-88449-063-9.
M. Roubault, La Genèse des montagnes, París, 1949.
Jean Tricart, Le modelé des régions périglaciaires. Traité de géomorphologie, tome
II, éd. SEDES, París, 1967, 512 p.
Jean Tricart, Précis de géomorphologie. Tome 2: géomorphologie dynamique générale,
éd. SEDES/CDU, París, 1977, 345 p.
Biogeografía y geografía humana:
Simon Blyth; Brian Groombridge; Igor Lysenko; Lera Miles; Adrian Newton (2002).
Mountain watch - environmental change & sustainable development in mountains (en
inglés). Cambridge: UNEP World Conservation Monitoring Centre. ISBN 1899628207.
B. Debarbieux et M.-C. Robic (dir.), 2001, «Les géographes inventent les Alpes»,
numéro spécial, Revue de géographie alpine, vol. 89, n.º 4, 223 p.
Rémi Knafou, 1994, Les Alpes, PUF, coll. QSJ 1493, 128 p.
Charles Le Cœur, J.-P. Amat, L. Dorize, Éléments de géographie physique, éd. Bréal,
coll. «Grand Amphi Géographie», 1996, 416 p., réed. 2008, 465 p. ISBN 2749502055.
B. Messerli, J.-D. Ives, Les montagnes dans le monde, éd. Glénat, 1999.
Henri Rougier, Gabriel Wackermann, Gérard Mottet, Géographie des montagnes, éd.
Ellipses, París, 2001, ISBN 2729808051.
Gabriel Rougerie, Les montagnes dans la biosphère, éd. Armand Colin, coll U., 1990,
221 p.
Yvette Veyret, J.-P. Vigneau et al., Géographie physique. Milieux et environnement
dans le système Terre., éd. Armand Colin, coll. U, 2002, 368 p.
G. Wackermann, Montagnes et civilisations montagnardes, éd. Ellipses, París, 2001.
«Quelle spécificité montagnarde ?», Revue de géographie alpine, numéro spécial 67,
1989.
Cultura
Serge Brunet (dir.); Dominique Julia (dir.); Nicole Lemaître (dir.) (2005).
Montagnes sacrées d'Europe: Actes du colloque «Religion et Montagnes», Tarbes, 30
mai-2 juin 2002. Publications de la Sorbonne. ISBN 978-2859445164..
Stéphane Gal, Histoires verticales. Les usages politiques et culturels de la
montagne, s. xiv-s. xviii, Champ Vallon, Ceyzérieu, 2018 ISBN 979-1026706861.
Enlaces externos
Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Montaña.
Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Montaña.
Wikiquote alberga frases célebres de o sobre Montaña.
Wikisource contiene obras originales sobre Montañas.
Wikcionario tiene definiciones y otra información sobre montaña.
El Diccionario de la Real Academia Española tiene una definición para montaña.