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Una montaña es una forma topográfica del relieve terrestre positiva, una eminencia natural que se

caracteriza por su altitud y, más generalmente, por su altura relativa, o incluso por su
volumen, pendiente, espaciado o continuidad.2 Aparecen como parte de un conjunto —una cadena
montañosa, sea cordillera, macizo, sierra...— o formando un relieve aislado.Nota 2Nota 3Nota 4Nota 5 No
existe una definición única de montaña, un término que apareció en Europa entre los siglos X y XII,
y son numerosos los localismos y regionalismos usados para describir este accidente geográfico,
que puede referirse tanto a una cumbre empinada como a una elevación simple del terreno como
una colina, así como al medio en su conjunto. Según sean los procesos que conducen a
su orogénesis las montañas toman formas muy diferentes: desde escarpes de los márgenes
continentales y rifts en dominios extensivos, hasta cadenas de colisión y plegamiento, pasando
por arcos insulares con volcanes de tipo explosivo en las fases de subducción, sin olvidar
el volcanismo de punto caliente del tipo efusivo o las intrusiones expuestas por la erosión. Con
la isostasia, las montañas experimentan fenómenos de levantamiento y adelgazamiento de
la corteza que finalmente conducen a su desaparición. Las cadenas montañosas más antiguas de la
Tierra se remontan al Paleozoico, y cuanto más antiguas son, tanto más bajas y redondedas
tendrán sus siluetas.
La proporción de tierras emergidas situadas a más de 1000 m sobre el nivel del mar es de
aproximadamente una cuarta parte del total,34 y el terreno montañoso comprende cerca del 33% de
Eurasia, del 24% de América del Norte, del 19% de América del Sur y del 14% de África.5 Un 10 %
de la población mundial habita en regiones montañosas. Todos los ríos mayores nacen en áreas
montañosas y más de la mitad de la humanidad depende del agua de las montañas, debido a que
su purificación es más económica que el agua de mar; en zonas áridas y semiáridas, esta
proporción se eleva a alrededor del 90%.67
El clima que experimentan las zonas montañosas —con temperaturas de promedio más bajas
(5 °C/km de altitud) y precipitaciones más altas que las llanuras cercanas debidas a la altitud—,
también juega un papel importante en su configuración. Ese clima específico —generalmente
marcado por la estadificación altitudinal— y sus pendientes difíciles de acceder hicieron casi
imposible su explotación humana intensiva, y ahora son la causa de que muchas montañas
alberguen una amplia variedad de ecosistemas y una importante biodiversidad, aunque con un frágil
equilibrio ecológico.8 Muchas especies animales encuentran en ellas menos presión y algunos
grandes mamíferos (caprinos, ciervos, llamas, lobos, osos, leopardos de las
nieves, puma, vicuñas, yaks), se han convertido en sus emblemas. Alrededor del 30% de las áreas
protegidas del mundo están en las zonas de montaña,910 y aunque son una fuente indispensable de
agua dulce, madera y minerales, siguen considerándose un hábitat hostil que requiere de esfuerzos
de adaptación significativos por parte de las poblaciones humanas: las desigualdades son más
pronunciadas en las montañas y los desastres naturales son más frecuentes en ellas.4
Las montañas han sido, y son, un elemento sagrado central de muchas religiones y creencias.11
Para muchas, el aspecto más simbólico es la cumbre de la montaña porque se identifica como lo
más cercano al Cielo,12 en particular donde residen los dioses y los espíritus —como en el monte
Olimpo en la mitología griega13— o en donde los santos y profetas encontraron a Dios y se
consagraron a su obra1114 —como Moisés en el monte Sinaí en el judaísmo,15 o
especialmente Jesús en el monte Tabor o Mahoma en Jebel El Nour—. A veces la montaña se
considera el eje del mundo,12 como el monte Meru —a menudo identificado con el monte Kailash en
el budismo, el jainismo y el hinduismo—, que hace de él la residencia de Shiva.16 En algunos casos,
la montaña sagrada es puramente mítica, como el Hara Berezaiti en el zoroastrismo. Los volcanes,
como el monte Etna en Italia, también se consideraron sagrados, bien como hogar de dioses —el
Etna era el hogar de Vulcano, el dios romano del fuego y la fragua— o bien como puertas de
entrada al Inframundo.
Las montañas han inspirado durante mucho tiempo miedo a los seres humanos y siguieron siendo
en gran parte desconocidas hasta los primeros estudios científicos serios en el siglo XV. A partir de
ese momento, su representación artística se volvió más realista. En las zonas aisladas y vírgenes,
la explotación maderera y minera supuso la apertura de pistas forestales y caminos y, a finales del
siglo XIX, fueron el corazón del desarrollo de la energía hidroeléctrica. La llegada del ferrocarril, que
logró atravesar las cordilleras más difíciles y que garantizaba las conexiones hasta en los inviernos
más duros, supuso la gradual ocupación de las zonas más propicias. Después, fueron objeto de
conquistas con el advenimiento del alpinismo y la fundación de los clubes de montaña. La moda de
la estancias en sanatorios de montaña y del hidrotermalismo, llevó a las montañas a las élites y, ya
en el siglo XX, con accesos más fáciles, a la afluencia masiva con el establecimiento de las
estaciones dedicadas principalmente a los deportes de invierno —que a menudo alteraron los
paisajes montañosos de las regiones templadas—. Hoy día la montaña está muy ligada al ocio y a
la práctica del deporte, siendo los más comunes el montañismo, la escalada, el trail running,
el barranquismo y el esquí, aunque también son habituales los deportes de motor, como las subidas
o campeonatos de montaña y muchos recientes deportes de aventura, prácticas que acercan al
hombre a la naturaleza menos alterada.
El pico más alto del mundo es el monte Everest en el Himalaya, con una altitud de 8848 m en
relación con el nivel del mar, condición que se conoce desde 1856. Hay más
de 1 000 000 montañas en el mundo con nombre,17 de las que solo 14 superan los 8000 m (con
nueve cumbres más secundarias), más de cien los 7000 m —todas en Asia, en las cordilleras del
Himalaya, Karakorum, Hindu Kush, Kunlun, Pamir y Tian Shan—, y son más de 110 los seismiles
andinos y 82 los cuatromiles alpinos oficiales (con 46 más no oficiales). También destacan los 1524
picos ultraprominentes —prominencia de más de 1500 m— con los mayores desniveles y muchas
de las caras más majestuosas, objeto de conquista de escaladores.
De las grandes montañas, la más visitada a pie del mundo es el monte Fuji, que recibe anualmente
a más de 300 000 visitantes, seguida del monte Monadnock (965 m), con 125 000, y ascendiendo
al Kilimanjaro y al monte Hood (3429 m) más de 25 000 y 20 000 montañeros respectivamente.18
Otras montañas reciben más afluencia, como el monte Tai (1545 m) —la más sagrada de las
montañas taoístas, que si se ascienden sus más de 6600 peldaños, se vive más de 100 años, y a la
que se puede llegar por un teleférico—, con una estimación de hasta dos millones de visitantes;
el mountain Table (1085 m), atracción turística de Ciudad del Cabo con más
de 800 000 visitantes —a la que se llega por un teleférico—; el monte Snowdon (1085 m), el pico
más alto de Gales, que recibe más de 600 000 visitantes al año —al que se puede llegar en un tren
de cremallera— o el pico Pikes (4303 m) que atrae a más de medio millón de turistas19 —sede de
la Pikes Peak International Hill Climb, una importante competición automovilística, y al que se
accede por carretera y por ferrocarril—. Otros muchos picos son lugares de peregrinaciones
masivas, como el pico de Adán (2243 m), en Sri Lanka, con más de 5500 escalones, el Croagh
Patrick (764 m), en Irlanda, con 100 000 visitantes,20 o el volcán Hallasan (1950 m), en Corea del
Sur.
La Unesco, en 2002, declaró el 11 de diciembre como Día Internacional de las Montañas y, en
diciembre de 2019, inscribió la práctica del alpinismo como patrimonio cultural inmaterial de la
Humanidad.21 Además, 68 montes, montañas y áreas montañosas han sido declarados
también patrimonio de la HumanidadNota 6 y 126 biomas de montaña están afectados por algún bien
declarado patrimonio inmaterial.22

Índice

 1Toponimia
o 1.1Etimología y lingüística
o 1.2Definiciones
o 1.3Terminología
 2Geografía
o 2.1Topografía
 2.1.1Geomorfología
 2.1.2Principales conjuntos montañosos
 2.1.3Cumbres principales
 2.1.4Relieves extraterrestres
o 2.2Hidrografía
o 2.3Geología
o 2.4Origen de las montañas
 2.4.1Procesos orogénicos
 2.4.2Erosión y desaparición
 2.4.3Petrología
o 2.5Clima
o 2.6Ecosistema
o 2.7Población
 3Historia: descubrimiento, estudio y conquista
 4Actividades
o 4.1Agricultura
o 4.2Hidroelectricidad
o 4.3Turismo y ocio
o 4.4Protección medioambiental
 5En la cultura
o 5.1En las artes
o 5.2En la religión y en la mitología
 6Véase también
o 6.1Notas
o 6.2Referencias
 7Enlaces externos

Toponimia[editar]
Etimología y lingüística[editar]

Vista del Mont Blanc, Alta Saboya (Francia)

Este artículo o sección tiene una redacción que mantiene un punto de


vista regional, centrado en el idioma francés. Por favor, edítalo para
globalizarlo. Mientras tanto, no elimines este aviso.

La palabra «montagne» («montaña») aparece en galorromano en el siglo XII.23 Así, se utiliza en


la canción de gesta Pèlerinage de Charlemagne en 1150.24 Proviene del francés antiguo montaigne,
derivado del bajo latín montanea, sustantivo femenino del adjetivo montaneus, alteración del latín
clásico montanus, literalmente «relativo a la montaña».23 En el cartulario de Sauxillanges, que data
de 989 a 994, en el Livradois, se encuentra montana.23 En 1678, Charles du Fresne, sieur du
Cange, en su Glossarium mediæ et infimæ latinitatis, atestigua la forma de montania, especialmente
en Cerdaña en 1035. También informa del empleo de montanea por Pierre Tudebode en Historia de
Hierosolymitano itinere y Baudri de Bourgueil en Historia Jerosolimitana (libros 3 y 4, reunidos en
la Recueil des historiens des croisades), y por Orderic Vital en Histoire ecclésiastique (libro 9), entre
finales del siglo XI y principios del siglo XII.23 Estas formas se convierten así en concurrentes de
«mont», provenientes del latín mons, montem y preexistente a «montagne»23 El adjetivo
«montagneux» nace bajo la pluma de Jean de Meung en 1284.25 La palabra «montagnette»
aparece en el siglo XV en un intento de distinguir las formas de relieve de acuerdo con su altura.23
En el siglo XIII, en Auvernia, la montaña designa más la baja y media montaña, que los praderas.23
En la península ibérica, también es un terreno de caza, mientras que en Europa Central es una
zona minera.23
Además de una forma de relieve, estática, la montaña también refleja una forma de movimiento,
probablemente bajo la influencia del popular verbo latino montareque ha generado en francés
antiguo el verbo «(re)monter» o la «montée» en el siglo XII, eliminando en el pasaje la forma más
noble derivada de ascendere, dejando solo el sustantivo francés «ascension».Sac. 1 Las montañas se
definen aquí como un área geográfica de migración. La montaña es el lugar donde se sube, de
forma estacional, por ejemplo, para el pastoreo de verano de los criadores o la invernada del
leñador, u ocasionalmente en el camino de una huida o de un viaje.Sac. 1 En el siglo XII,
la montain y montagnier (montaña y montañero) califican la fauna, según el cetrero, y los habitantes
que viven en las montañas.23Sac. 1 Los verbos enmontagner o démontagner se usaran para describir
la actividad de mover montignons o montagnards en el siglo XVI.Sac. 1
En sentido figurado, una montaña indica un amontonamiento, una montaña de objetos, de riquezas,
de dificultades. Designa, según el lugar o la relación comprometida, el valor, el precio, el número, el
valor moral, el interés, la tasa de endeudamiento. En este sentido, las formas verbales se han
conservado mejor en francés, como el verbo «surmonter» atestiguado por Philippe de Thaon en el
siglo XII,26 en la expresión «le montant d'une somme» (la cantidad de una suma) o «monter un
budget» (presupuesto) cuando una situación es complicada.

Definiciones[editar]

Vista del K2, el segundo pico más alto del mundo, en el Karakórum, en la frontera entre China y Pakistán.

Las tentativas de dar una definición general y universal de montaña rápidamente se enfrentan con
la imprecisión y las excepciones. Así, según Raoul Blanchard, hasta «una definición incluso de
montaña, que sea clara y comprensible, es casi imposible de proporcionar».27 La pendiente y
la altitud definen la topografía y el relieve —conjunto de formas, volúmenes salientes o huecos—,
«una familia de formas topográficas» como describe Emmanuel de Martonne,28 pero la montaña es
también un cortejo de especificidades donde ciertos fenómenos se amplifican y donde pueden
intentar definirse los límites en los factores altitudinales. Es posible distinguir tres sentidos en el
vocablo montaña.29 En el primero, es una elevación del terreno individual rodeada de valles,
sinónimo de altura, relieve, cumbre; la palabra «monte», aunque etimológicamente similar, apenas
se usa en este sentido, designando además una forma de relieve de plegamiento. En el segundo
sentido, una montaña es un espacio formado por relieves salientes y se opone a la colina, a
la meseta, al piedemonte y al valle. El tercer sentido abarca todo el entorno de la montaña en su
globalidad; más impreciso, dejando de lado las nociones de pendiente y altitud, tiene en cuenta las
dimensiones paisajísticas y humanas.29
En Francia se han definido criterios administrativos y legislativos. La ley montaña (loi montagne, de
1985) insiste en los umbrales y en las pendientes:30 entre 600 y 800 m de altitud media común y
una pendiente superior al 20%, excluyendo la Francia de Ultramar.31 En ella también se tienen en
cuenta las dificultades frente a la reducción de la temporada vegetativa: la adaptación de la
producción y de la mecanización agrícolas, el acceso a derechos a los fondos estructurales
europeos, la percepción de las condiciones locales de desarrollo que requieran de medidas
compensatorias —como la política de la «zona de montaña» (zone de montagne, 1961)— y la
indemnización especial «montaña» de la década de 1970.32
En las islas Británicas, una montaña se eleva tradicionalmente a más de 2000 pies (610 m) sobre el
nivel del mar y tiene una prominencia mínima de 100 a 500 pies.3334 En Escocia, un munro es una
montaña de más de 3000 pies (910 m), conocidas así por sir Hugh Munro (1856-1919), quien en
1891 elaboró la primera compilación (las Munro's Tables). En Estados Unidos], el Servicio
Geológico de los Estados Unidos distinguió durante un tiempo una montaña, relieve de más
de 1000 pies (305 m) de altura relativa, de una colina, más baja, pero esta definición ha sido
oficialmente abandonada a principios de la década de 1970.35
El Centro de Monitoreo de la Conservación del Ambiente, bajo el Programa de las Naciones Unidas
para el Ambiente (UNEP-WCMC) ha proporcionada una definición internacional de las zonas de
montaña: altitud de más de 2500 m, o altitud entre 1500 y 2500 m y pendiente de 2°, o altitud entre
1000 y 1500 m y pendiente de 5°, o incluso, entre 300 y 1000 m continuos dentro de un radio de
siete kilómetros.36

Terminología[editar]
Artículo principal: Oronimia

En onomástica, un orónimo es un topónimo de montaña, aunque a veces se utilizan para simples


alturas (escarpes, colinas).37

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