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CAPÍTULO IX
“AUTO – EVALUACIÓN DE CONTROL (AEC)”
ESTUDIANTES:
Pablo Andrés Morales Siles
Jhonn Mauricio Medina Moya
Gabriel Zeballos Guzmán
Gabriela Yanspala Cabrera
Mariana Parada Salinas
María De Los Ángeles Ayala Mattia
Melany Danna Dorado Romero
DOCENTE:
Lic. Rocío Luz Beltrán Porcel
Introducción.
La AEC fue iniciada en Gulf Canadá en 1987 y es una poderosa herramienta que
se puede utilizar para evaluar la efectividad de control, así como también, los
procesos de negocios dentro de las organizaciones. El concepto desarrollado
involucra reunir a la gerencia y al personal para el análisis de temas y procesos
específicos, se lo utiliza como un mecanismo para evaluar controles informales o
blandos, como también, los controles duros tradicionales.
AEC permite que los funcionarios superiores conjuntamente con los empleados:
El IAI considera que AEC es un proceso que genera información sobre control
interno que puede ser:
• Útil para que dirección y los auditores internos juzguen la calidad de control.
• Una influencia positiva sobre el entorno de control dentro de una organización,
aumentando la conciencia de control y lograda su aceptación por parte de los
miembros.
• Una verdadera ventaja para los procesos de control dentro de una organización.
El Rol del Auditor en el proceso de AEC
I. Introducción.
Si se habla del rol del Auditor Interno en los procesos de Autoevaluación de
controles, se debe partir de la premisa de que en las organizaciones ya existe
determinada cultura administrativa, la importancia y beneficio de un buen sistema
de control, así como, la responsabilidad sobre la eficiencia y eficacia del
funcionamiento del proceso respectivo.
Esto implica que la administración debió haber adoptado un Modelo de Control
adecuado a las características de la organización, cuya implantación fue apoyada
por una amplia difusión y un programa de capacitación para todos los involucrados
en el proceso de control, a fin de propiciar un cambio en la manera de pensar o
actuar del personal, haciéndoles asumir el papel de “propietarios” del CI, y
proporcionándoles apoyo y orientación en el cumplimiento de sus metas y
objetivos.
Lo anterior implica que, bajo este enfoque, no son los Auditores Internos los que
evalúan el Control, sino los equipos de trabajo integrados con personal de las
áreas. Consecuentemente es una "Autoevaluación" realizada por los responsables
de la operación y por los encargados de alcanzar el objetivo, lo cual representa un
auténtico cambio del enfoque tradicional de la Auditoría Interna e implica, por lo
tanto, un profundo cambio en el ámbito de actividad del Auditor Interno.
Es un axioma común el aceptar que se deben tomar ciertos riesgos para tener éxito
en los negocios y aún para permanecer en el medio.
Existen riesgos que pueden ser comunes a varios tipos de organizaciones, sin
embargo, el Auditor Interno contribuye con su experiencia y conocimiento a la
definición especifica de los riesgos en la organización a la que sirve.
Un método bien diseñado permite, entre otras cosas, precisar cuáles son los
diferentes ámbitos de participación, asegurar una ejecución eficaz y eficiente del
proceso y que los resultados posean las características de calidad que cumplan
con las expectativas de la administración, del personal responsable de las
operaciones y de los Auditores Internos.
Los elementos constitutivos de la estrategia pueden ser establecidos de acuerdo
con las etapas que a continuación se proponen:
Los Facilitadores generalmente son los Auditores Internos, aunque también puede
ser personal especialista contratado para estos propósitos; sin embargo, los
Auditores Internos son quienes naturalmente pueden llevar a cabo esta tarea, dado
que conocen con claridad cuáles son los objetivos de la organización, los objetivos
de cada área y además cuentan con el conocimiento de los sistemas de control
establecidos y una idea muy aproximada del nivel de eficiencia y eficacia con que
operan.
Preparación de la AEC
Talleres
Encuestas
Cada uno de los participantes debe ser documentado de manera individual, sin que
se requiera de que el personal este reunido en un solo evento.
El énfasis para la implementación del proceso, es que los participantes son más
importantes que los sistemas, políticas y procedimientos, debido a que son ellos
los que hacen que el sistema funcione correctamente a pesar de que su diseño
pudiera ser deficiente y de igual forma que los otros buenos sistemas de control
fallen, no obstante, el diseño debe ser idóneo.
Es el personal el que conoce la forma de operar los controles y son ellos la
diferencia para implementar un cambio favorable para el cumplimiento de las
metas.
La discusión relativa se refiere a los procesos del negocio y la forma en que estos
son operados, culmina cuando los operativos consideran que el sistema de control
asegura que los objetivos serán logrados objetivamente o que una falla de control
interno que existe puede subsanarse.
Los talleres de Autoevaluación buscan que todas las áreas sean responsables del
establecimiento y mejoramiento de sus propios sistemas de Control, para lograr los
objetivos particulares de su área, los que a su vez están concatenados a los
objetivos principales.
No necesariamente debe tener una cobertura del 100% contra todos los riesgos,
por lo que se otorga prioridad a los más significativos. Para evitar subjetividad se
realiza un análisis de cual riesgo resulta ser en términos monetarios más
significativos para la empresa, y de acuerdo a los recursos y necesidades del área
los participantes precisan acciones de mejora.
5. Comunicación de Resultados
Una diferencia adicional a la anterior, es que una copia del informe se entrega a
cada uno de los participantes, como constancia de lo acordado y de los
compromisos y responsables establecidos, pero, sobre todo, como una evidencia
de que los resultados fueron vertidos abierto y positivamente y con total apego a
las opiniones emitidas.
Entre los aspectos que dejan ver las practicas divulgadas, es que la percepción
que la gerencia tiene de Auditor Interno cambiando dramáticamente, al
considerarlo cada día como consultor que la apoya para que se cumpla de mejor
manera con sus objetivos. Es claro que las organizaciones difieren una de otras
con respecto a sus fines, cultura, magnitud y estilo de dirección, por lo que es
necesario además llevar a cabo una reflexión seria.
Las mejores prácticas, enriquezcan a aquellas organizaciones que están dando
pasos hacia la modernización de la empresa.
Con respecto a los Auditores Internos, las mejores prácticas dejan ver que en la
mayoría de los casos los procesos de ABC han sido promovidos y dirigidos por
ellos y solamente en un número reducido por miembros de la gerencia o por
especialistas externos. El mayor reto para los Auditores Internos radica en que
posean solamente habilidad relacionada con la Auditoria interna tradicional, sino
también que posea atributos relativos al conocimiento de los procesos básicos de
los negocios, los riesgos inherentes a sus actividades, estilos de dirección y
capacidad para establecer relaciones con los miembros de la gerencia.
Conclusiones