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SUMA DE TEOLOGÍA Santo Tomás de Aquino

Soberanía: Está demostrado que para que se gobierne pensando en el bien común, es necesario el
gobierno de una persona (rey), pues de otra manera existiría diversidad de opiniones. Además, es
justo.

Legitimidad del Gobierno: Es necesario que alguien gobierne para el bien común, y no para el bien
individual.

Finalidad Del Gobierno (Bien Común): El hombre tiene la necesidad de vivir gobernado por
alguien, puesto que debe vivir en sociedad, pues es un animal sociable y político. Además, es un
animal único, que sólo no podría subsistir, y como posee razón, es algo natural que viva en
sociedad.

Libertad: Es libre quien es por causa de sí mismo.

Moral o Ética (Sentido Moral): Es necesario tener razón de que es lo correcto para realizar un acto
determinado, y esa razón debe siempre tener presente lo que es el bien común. Por consiguiente,
la voluntad humana tiene que conformarse con la voluntad divina en lo que quiere formalmente,
pues está obligado a querer el bien divino y común. “Pero no es recta la de quien quiera un bien
particular sino lo refiere al bien común como a fin…Por consiguiente, la voluntad humana tiene
que conformarse con la voluntad divina en lo que quiere formalmente, pues está obligado a
querer el bien divino y común”.
Virtudes (Morales o Intelectuales): Son la razón y la voluntad las que determinan los actos. En
palabras concisas, son la razón y la voluntad las cosas que finalmente resuelven si un acto es
bondadoso o malicioso.
Finalidad Del Hombre (Felicidad): Por consiguiente, resulta obvio que hasta los seres arentes de
conocimiento puedan obrar por un fin, y apetecer el bien con un apetito natural, y por lo mismo
apetecer la semejanza divina y la propia perfección”. (ScG IIIc. 24 n. 1) Ese fin es entender a Dios,
pues de esta forma es la única en que se pude ser feliz realmente.
actos. En palabras concisas, son la razón y la voluntad las cosas que finalmente
resuelven si un acto es bondadoso o malicioso.
carentes de conocimiento puedan obrar por un fin, y apetecer el bien con un apetito
natural, y por lo mismo apetecer la semejanza divina y la propia perfección”. (ScG III
c. 24 n. 1) Ese fin es entender a Dios, pues de esta forma es la única en que se pude ser
feliz realmente.

Además, en tanto a lo político Santo Tomás sostiene que el hombre es un animal político, y por
naturaleza está determinado a vivir en sociedad, es por esto que tiene la necesidad de ser
gobernado por alguien, ya que partiendo de la premisa que la condición natural es la razón
otorgada por Dios, y que permite el conocimiento de cada una de cosas necesarias para la vida
humana, pero no es posible que un solo hombre llegue a conocer todas estas cosas a través de su
razón, es menester que el hombre necesite vivir en sociedad, ayudarse uno a otro, logrando el
bien común, a través de la acción dirigida de un individuo en particular.

Aunque Santo Tomás, en “Suma de teología”, refiere al fin último como un fin que no es igual para
todos los hombres, sino uno completamente distinto para cada uno “pero en cuanto a aquello en
lo que encuentra el fin último no coinciden todos los hombres, pues unos desean las riquezas
como bien perfecto, otros los placeres, y otros cualquier cosa. Del mismo modo que lo dulce es
agradable a todos los gustos, pero unos prefieren la dulzura del vino, otros la de la miel, otros, la
de cualquier cosa” (P. 12). En este punto Santo Tomás difiere un poco con Aristóteles, si bien
ambos coinciden en que el bien último es la felicidad, la felicidad no es igual para todos los
hombres, en sí, el camino que traza cada uno para llegar a ella es distinto, o bien la definición de
felicidad para cada ser humano es completamente diferente a la del otro.

Podemos ver que a través de su vida Santo Tomás logra abordar una infinidad de temas que logran
demostrar su sabiduría, el cómo sus temas nos dan lecciones hasta hoy en día. También nos
muestra el cómo la razón nos puede conducir por el camino del bien sin pasarnos al mal.

Tomás de Aquino dice que el fin último es la bienaventuranza (felicidad), la que es alcanzada por
los hombres y mujeres cuando se encuentran en su mayor estado de plenitud. La bienaventuranza
depende del alma humana, es decir, de la razón, y no hay otro fin más allá de este. Al ser los
humanos imperfectos, ya que, muchas veces se dejan dominar por los apetitos en vez de ponerla
razón por encima de ellos, la bienaventuranza debe ser algo externo a estos seres, y aquí es
cuando Aquino le otorga la virtud a Dios, un ser puro y pleno, también se podría decir la
perfección máxima.

La prudencia es la virtud más importante y esencial para el ser humano, permitiendo que obre de
buena manera y conecte su intelecto de la razón con el hábito. Esta virtud no solo tiene la facultad
de hábito, sino que también la del uso, y eso es la que la hace diferente al arte. “Esta es la razón de
que se alabe más al artista que realiza mal la obra queriendo que al que le ocurre lo mismo sin
querer; en cambio, es más imprudente el que peca queriendo que el que peca sin querer (...)”.
(Aquino, 1989, p.40).

Por último, la prudencia es una virtud cardinal, al igual que la templanza, fortaleza y la justicia,
diferenciándose del resto, pero a su vez si el hombre practica estas virtudes de manera
simultánea, obtendrá el hábito y obrará según el bien.

La Monarquía Tomás de Aquino

Capítulo 1, Necesidad del hombre de ser gobernado y vivir en sociedad.

El hombre necesita a alguien que lo dirija a su fin. Cada uno tiene grabada la luz de la razón,
porque dios se la dio.

Si le conviniera al hombre vivir individualmente, sería su propio rey bajo el rey supremo que es
Dios, porque por la razón el hombre dirigiría sus propias acciones hacia su fin. Pero el hombre es
un animal social y político por naturaleza que vive en sociedad. El hombre solo por sí mismo no
podría abastecerse y subsistir. Tiene, por su naturaleza, que vivir en sociedad de muchos
miembros. Únicamente en comunidad tiene un conocimiento natural de lo necesario para su vida.
Por lo tanto, no es posible que un solo hombre llegue a conocer todas estas cosas por medio de la
razón. Necesita ayudarse con otro, para que cada uno investigue (con la razón) distintas cosas.

Por lo mismo es propio del hombre el hablar, así puede comunicar totalmente sus ideas a otras
personas.
Si la naturaleza del hombre exige que se viva en una sociedad plural, es preciso que haya algo por
lo que se rija la mayoría. De lo contrario, la multitud se dispersaría cuando no hay gobierno.

Lo común no es lo mismo que lo propio. Por lo propio algunos se enemistan y por lo común se
unen. Además de lo que mueve uno a su propio bien, hay algo que mueve al bien común de
muchos.

En el hombre individual el alma dirige al cuerpo, mientras que la razón gobierna las partes del
alma irascible y concupiscible. Es preciso que en toda sociedad haya alguien que dirija. Cada cosa
está bien regida cuando se la conduce al fin que le conviene.

Hay que hacer la diferencia de que es libre quien es por causa de sí mismo. Mientras que es siervo
quien lo es por causa de otro.

Si la sociedad de libres es dirigida hacia su bien común, se da un régimen recto y justo. En cambio,
si el gobierno se dirige al bien individual de quien gobierna, se da un régimen njusto y perverso. El
Señor dice que los pastores deben buscar el bien del rebaño y cada uno de los dirigentes el bien de
la sociedad.

Tipos de gobernantes injustos:

- Tirano: una sola persona que busca su propio beneficio. Oprime con la fuerza y no gobierna con
la justicia.

- Oligarquía: gobierno de pocos. Se diferencia del tirano por la pluralidad.

- Democracia: ejercido por muchos. El pueblo actúa como un único tirano. (ej cuando el pueblo
oprime a los ricos con una fuerza aún más plebeya).

Tipos de gobernantes justos:

- Política: un grupo.

- Aristocracia: gobierno de los mejores. Se les llama próceres (elevados). Un grupo.

- Rey: uno solo que preside y es pastor, buscando el bien común de la sociedad y no el propio.
Dirige una sociedad perfecta.

La sociedad es más perfecta mientras más suficiente es por sí misma para lograr lo necesario para
la vida.

Capítulo 2, La sociedad se gobierna mejor por uno que por muchos.

La intención de cualquier gobernante debe ser procurar la salvación a lo que gobierne. El bien y la
salvación de la sociedad es que se conserve su unidad, que se llama paz. Quien gobierna debe
procurar la unidad en la paz. No delibera con rectitud si no consigue la paz en la sociedad sujeta a
él.

Nadie debe deliberar sobre el fin al que debe tender, sino hacia los medios que conducen a este.

Un régimen será más útil si es eficaz en conservar la unidad de la paz. Llamamos más útil a lo que
conduce mejor a su fin.
Lo que es uno por sí mismo puede lograr mejor la unidad que muchos. Por lo tanto, es más útil el
gobierno de uno que el de muchos.

Para poder dirigir se requiere la unión en la pluralidad, cuando son muchos. A muchos se les
califica de uno cuando se aproximan a la unidad.

Toda multitud se deriva de uno. Ejemplo, el corazón mueve a los miembros del cuerpo, la razón
preside entre las partes del alma, las abejas tienen una reina, en todo el universo se da un único
Dios creador y señor.

Lo que se da según la naturaleza se considera lo mejor y esto lo demuestra la experiencia. Las


provincias y ciudades que se encuentran bajo un solo gobernante gozan de paz, justicia y
abundancia. Por eso el Señor prometió a su pueblo que les daría una sola cabeza y que habría un
solo príncipe en medio de ellos.

Capítulo 3, El dominio de uno solo es el mejor cuando es justo, y cuando no es el peor.

Lo mejor es la monarquía y lo peor la tiranía.

La virtud unida es más eficaz para producir el efecto que dispersa o divide. Así como produce
mayor utilidad la virtud que tiende al bien, es más fuerte que provenga de una causa que de
muchas. Es más conveniente que para ser fuerte, el gobierno sea de uno solo.

Si el régimen es injusto, conviene que haya muchos para que sea más débil y se obstaculicen
mutuamente. Por lo anterior, el régimen injusto más tolerable es la democracia y el peor, la
tiranía. También, la monarquía es más útil que la aristocracia y está más que la policía (política).

Los males provienen del tirano, este oprime a sus súbditos de mil maneras por dejarse llevar por
las pasiones:

- Codicia: roba los bienes de sus súbditos

- Ira: derrama sangre. Es preciso huir de ese régimen. Hay que permanecer lejos de quien tiene el
poder de matar y no mata por justicia, sino por poder, cumpliendo un capricho de su voluntad.

Este hombre impide hasta sus bienes espirituales, puesto que se preocupa más de figurar que de
servir e impide el proceso general de aquellos sospechando que cualquier superioridad de sus
súbditos supone un prejuicio para su dominación injusta.

Los tiranos sospechan más del bueno que del malo y les parece terrible la virtud ajena. Se
esfuerzan en que sus súbditos virtuosos no alcancen un espíritu bondadoso ni destruyan su
dominación.

Se preocupan de que entre sus súbditos no haya amistad, que no se alegren por el otro. Porque
mientras haya desconfianza entre ellos nada podrá destruir su dominio. Siembran discordias y
prohíben todo lo que pueda llevar a crear lazos de unión y familiaridad o confianza, como
asambleas y banquetes.

También procuran que nadie se vuelva rico o poderoso, temen que como ellos mismos utilizaron el
poder y las riquezas para hacer el mal, se vuelvan peligrosos para su perdición. Por lo anterior
(mirar la virtud con malos ojos y entorpecerla cuando es posible), en los regímenes de los tiranos
hay pocas personas virtuosas. Según Aristóteles, bajo su mandato hay hombres fuertes que son
honrados como varones fuertísimos. Estos descansan siempre y apenas trabajan.

Es natural que los hombres que crecieron bajo el temor tiendan hacia la adulación a la autoridad y
se vuelvan cobardes ante cualquier obra varonil y esforzada.

Los súbditos de los tiranos se apartan de la perfección de la virtud. El pueblo en el que los injustos
toman el poder, se vuelve esclavo. El hombre que gobierna según su capricho, alejado de la razón,
no se diferencia en nada a una bestia. Estar sujeto a un tirano es lo mismo que ser presa de una
bestia voraz.

Capítulo 6, La monarquía es lo mejor, como debe comportarse la multitud.

El régimen monárquico puede convertirse en tiranía.

Para que esto no suceda la multitud debe:

- Que el elegido rey sea un hombre que no pueda inclinarse a la tiranía fácilmente.

- Ordenar el gobierno del reino de modo que al rey se le quite cualquier ocasión de tiranía. Y su
poder ha de ser controlado para que no se incline a esta.

- Hay que tratar como sea posible oponerse al rey si se desvía a la tiranía.

Si el tirano no comete excesos, es mejor soportar temporalmente una tiranía moderada que
oponerse a ella.

Esto podría implicar peligros mayores:

- Que quienes se opongan no puedan vencer y el tirano podría enojarse y causar más daño.

- Si alguien lo vence, podrían surgir graves discordias en el pueblo y que la multitud se divida en
facciones respecto al nuevo régimen.

- Mientras la multitud expulsa al tirano con la ayuda de alguien puede pasar que este, al llegar al
mano, se convierta en un nuevo tirano y temiendo que le hagan lo mismo, puede imponer un nivel
de esclavitud aun mayor a los súbditos y resultar peor que el tirano anterior.

- Si se dan excesos intolerables en la tiranía, es propio de los hombres fuertes y valientes matar al
tirano y exponerse a los peligros por liberar a la multitud.

- La doctrina de los apóstoles se opone al punto anterior, ellos dicen que se debe obedecer no solo
a los señores buenos y sencillos sino también a los malos, porque es una gracia que alguien
soporte con la ayuda de Dios los males injustos.

- Los malos se exponen a matar a los gobernantes tiranos más que los buenos. Pues acontecería
más a la sociedad el peligro de perder un buen rey que el remedio de perder a un tirano.

- Es más conveniente que actúe la autoridad: El rey elegido podría ser destituido sin faltar a la
justicia o frenar su poder, si abusa del poder real como un tirano.

- Si pertenece a un superior el derecho de nombrar rey, hay que esperar a que el de la solución.
- Si no hay solución contra un tirano hay que recurrir a Dios, rey de todos. Este nos ayuda en
momentos favorables y en la tribulación. Él puede convertir en manso al tirano. Mas a los tiranos
que juzga indignos de conversión puede quitarlos de en medio y reducirlos a lo peor. Para que el
pueblo merezca este beneficio de parte de Dios, no debe pecar, porque para castigo del pecado el
deja que los injustos tomen el poder. Hay que evitar el pecado para que cese la plaga de tiranos.

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