Buenos Aires, Argentina

Jueves 28 de abril de 2022

AÑO LXXXVI Nº 99 TOMO LA LEY 2022-C ISSN: 0024-1636 - RNPI: 5074180

Doctrina

Desmitificaciones de la vulnerabilidad
Walter F. Carnota Lucas De Venezia
Doctor en Derecho (UBA). Profesor Titular Regular de la Facultad de Dere- Abogado (UCA). Doctorando en Derecho (UNLZ). Profesor Adjunto Regular de la Fa-
cho (UBA). Profesor Titular Regular de la Facultad de Ciencias Económicas cultad de Ciencias Jurídicas (UCES).
(UBA). Juez de Cámara Subrogante de la Cámara Federal de la Seguridad
Social (Sala II).

SUMARIO: I. Planteo.— II. La narrativa negacionista. El imperio de la igualdad formal.— III. La narrativa laboralista.— IV. La narrativa de la seguridad social.— V. La narrativa foca-
lizada.— VI. La narrativa internacionalista.— VII. La vulnerabilidad como concepto teórico.— VIII. Vulnerabilidad sustantiva y vulnerabilidad procesal o judicial.— IX. Vulnerabilidad
digital.— X. Conclusiones.

I. Planteo
La cuestión de la vulnerabilidad de las per-
sonas ha ido ganando cada vez más terreno
en el mundo jurídico de nuestra centuria.
Hoy tanto el derecho judicial de la Corte Su-
prema de Justicia de la Nación como de los
tribunales inferiores, así como las leyes y los
reglamentos, se hacen cargo de los vulnera-
bles, sirviendo el concepto para denotar y
aprehender situaciones potenciales de fragi-
lidad en el pleno goce y disfrute de los dere-
chos. Cabe considerar que la vulnerabilidad
no emerge en el horizonte jurídico de la no-
che a la mañana. Como todas las categorías
jurídicas, va a ser producto de una lenta evo-
lución y desarrollo, fruto de diversas narrati-
vas que se tejieron sobre el fenómeno de la
debilidad de las personas y de las desigual-
dades que ello traía aparejado.
Recordemos que la sociedad del siglo XIX,
preocupada por la autonomía de la volun-
tad, ínsita en la contratación, centraba la
justicia de los intercambios dentro de los
confines de esa figura; “Quien dice contrac-
tual —decía un autor— dice justo”. No inte-
resaban otras fuentes del derecho, más allá
de una sublimación de la voluntad del legis-
lador. Igualmente, aun dentro de esos fríos
moldes normativos, podía verse un atisbo
de justicia, o tal vez de equidad, que como
se sabe es “la justicia del caso concreto”. La
regla del favor debilis o instituciones como la
lesión objetiva/subjetiva se encaminaron en
esa dirección de aminoramiento o morige-
ración del estado de cosas producido por el
liberalismo económico a ultranza, corrigien-
do sus disfuncionalidades.
Fue la narrativa del derecho del trabajo
la que fue dando carta de ciudadanía a la
constatación de una realidad: una marca-
da desnivelación del trabajador. El operario
no se encontraba en un pie de igualdad con
el empresario, como sucedía en los otros
contratos comunes. El derecho del trabajo
surge para “compensar” esa ínsita desigual-
dad. Las primeras décadas del siglo anterior
verán desde el proyecto de ley nacional del
trabajo de Joaquín V. González hasta la apa-
rición del “Nuevo Derecho” de Alfredo Pala-
cios, comenzando la sedimentación de una
doctrina y de un incipiente derecho judicial,
hasta la instalación del fuero laboral. La idea
era rescatar a la justicia social como valor, y
esa directriz impedirá tratar de manera igua-
litaria a quienes ya desde el punto de arran-
que no lo eran.
Si, entonces, la matriz ínsita en el negocio
contractual común u ordinario estaba predi-
cada sobre la base de la nota de la igualdad
de las partes, el constitucionalismo social
va a replicar ello descansando su argumen-
tación en la debilidad empíricamente com-
probable del trabajador. La autonomía de la
voluntad, dejada a su libre arbitrio, le jugará
una mala pasada al operario y acentuará esa
situación de desnivel, que va a ser menester
corregir a través del orden público laboral.
Luego vendrá a dar su aporte más univer-
salista o general la seguridad social. Se dise-
ñarán con posterioridad protecciones más
focalizadas o especiales. Finalmente, va a
entrar a actuar la comunidad internacional,
logrando así un constitucionalismo compen-
satorio a través de la cooperación entre los
Estados y los organismos transnacionales de
protección de los derechos humanos.
Los “derechos especiales” —como el del
trabajo, el de la seguridad social, el ambien-
tal y el administrativo, entre otros— busca-
rán ni más ni menos que por medio de “prin-
cipios precautorios” asegurar la seguridad
de los cursos de acción que se siguen (1), es
decir, de las políticas públicas que se imple-
mentan. Esta es la historia por la búsqueda
de una matriz conceptual —la vulnerabili-
dad— que se halla en el centro de las preocu-
paciones de la precaución.
II. La narrativa negacionista. El imperio de
la igualdad formal
Como ya se explicó, el orden civil, desde el
Código Napoleón de 1804 en adelante, enfa-
tizó la igualdad formal que venía prometida
desde la Revolución Francesa de 1789 (2). “Los
hombres —manifiesta el art. 1 de la Declara-
ción de los Derechos del Hombre y del Ciuda-
dano— nacen y permanecen libres e iguales
en derechos. Las distinciones sociales solo
pueden fundarse en la utilidad común”. (3) Ese
credo fue expandiéndose y difundiéndose rá-
pidamente, tanto en Europa como en Améri-
ca, durante las primeras décadas del siglo XIX.
Posteriormente, la organización nacional
reiteró ese latiguillo con el art. 16 de la Cons-
titución originaria de 1853 y de su “igualdad
ante la ley” (4). La ley seguía siendo el patrón
de medida de todas las cosas. Y ello derivó,
como lógico corolario, en la codificación en-
carada en las décadas siguientes, en especial
el Código Civil de Vélez Sarsfield. La acaba-
da comprensión de este instrumento entre
nosotros ayudará a entender el negacionis-
mo de este período en materia social y, por
ende, de la vulnerabilidad como categoría
jurídica. No era, por caso, que no existieran
vulnerables a lo largo del siglo XIX: el dis-
curso jurídico simplemente los ignoraba en
el altar de la igualdad ante la ley.
En diversos pasajes del Código Civil, Vélez
tiene oportunidad de expresar esa filosofía
individualista. Entre otros pasajes relevan-
tes, ello se patentiza en la nota siguiente a la
del art. 943 del Código, al tratar de la “lesión
enorme o enormísima”. Allí Vélez deja con-
signado su pensamiento, al señalar que: “El
consentimiento libre, prestado sin dolo, error
ni violencia y con las solemnidades requeri-
das por las leyes, debe hacer irrevocables los
contratos”. Ahí no había margen, pues, para
vulnerabilidades.
Sin embargo, este enfoque férreamente in-
dividualista fue dando paso a una corriente
más solidaria. Ello queda en evidencia con
la reforma al Código Civil operada en el año
1968 con la ley 17.711. A criterio de Mosset
Iturraspe, dos normas sobresalen en el sen-
tido de horadar la coraza de las posturas ex-
tremas de Vélez: las del art. 954 y la del 1071,
ambos reformados en 1968. Por la primera,

Especial para La Ley. Derechos reservados (Ley 11.723)
(1) VERMEULE, Adrian, “The Constitution of Risk”,
Cambridge University Press, New York, 2014, p. 27, dis-
tinguiendo en la arena política al “constitucionalismo
precautorio”.
(2) Se ha indicado como legados de la Revolución la
“suspensión del orden feudal-estamental, erección de
la sociedad de ciudadanos y del mundo político moder-
no”, así como la “igualdad del ciudadano ante la Ley”.
HÄBERLE, Peter, “Libertad, igualdad, fraternidad. 1789
como historia, actualidad y futuro del Estado constitucio-
nal”, Trotta, Madrid, 1998, p. 39.
(3) No deja de asombrar el parecido de este enuncia-
do con el de la Declaración de Virginia pronunciado dos
meses y medio antes, el 12 de junio de 1776, lo que llevó
a algunos a detectar una filiación norteamericana en el
célebre documento francés. JELLINEK, Georg, “La De-
claración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano”,
UNAM, México 2003, p. 77 y ss.
(4) La tasa de “incumplimiento constitucional”, da
paso al fenómeno de las “constituciones aparentes”. Así,
“una constitución se puede clasificar como aparente si
sus disposiciones no pueden cumplirse en la práctica”.
LAW, David - VERSTEEG, Mila, “Constituciones Aparen-
tes”, Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 2018,
p. 48.

Nota a fallo
Responsabilidad del Estado
Conductor que arrolló a una joven. Conducción bajo grave
intoxicación alcohólica. Ebriedad habitual. Omisión al de-
ber de seguridad. Conocimiento de los antecedentes viales
previos del conductor. Falta de denuncia ante la justicia de
faltas.
C1aCiv., Com., Minas, Paz y Trib., San Rafael, 10/02/2022. -
G., M. p/ sí y p/ su hija C. G. G.; G., M. A. p/ sí y p/ su hija C.
G. G. y G., S. c. Scollo, Hugo Armando y otros. 4
CORREO
FRANQUEO A PAGAR
ARGENTINO
La responsabilidad por omisión con fundamento en la Derecho del consumidor
ley 26.944 y la consecuente reparación integral Reintegro de sumas de dinero cobradas por “impugnación
Graciela B. Ritto 4 o reclamo no válido”. Acción intentada por una asociación
de consumidores. Procedencia. Reembolso de cargos per-
Jurisprudencia cibidos por uso de cajeros automáticos. Rechazo. Daño
punitivo.
Acción de amparo
CNCom., sala C, 30/12/2021. - Usuarios y Consumidores
Pedido de rehabilitación de Clave Única de Identificación Tribu-
Unidos c. Tarshop S.A. s/ ordinario. 9
taria y de modificar la calificación “Apoc-No Confiable”. Informe
final de inspección. Vía idónea ante la situación de pandemia.
CFed. Salta, Sala II, 11/04/2022. - Saravia, Héctor Manuel c.
AFIP – Administración Federal de Ingresos Públicos s/ Am-
Panorama | Corte Suprema 11
paro Ley 16.986. 7

CENTRAL B CUENTA N° 10269F1

2 | Jueves 28 de abril de 2022
se pasó a contemplar la lesión objetiva/ sub-
jetiva. Mediante la segunda, se reconoció al
abuso del derecho.
De ese modo, “la persona del ‘burgués’,
considerada como un ‘ser perfecto’, casi un
dios, un semidiós, cuyas únicas limitacio-
nes eran la menor edad y la demencia, es
juzgada ahora en su cruda realidad, en su
verdad, y de allí que se pueda concluir afir-
mando su carácter de ser necesitado, o de
su inexperiencia o su inferioridad, denomi-
nada ‘ligereza’. Y ese juzgamiento no lo hace
el legislador, sino el juez... Y constituye una
manera clara de ‘intervenir’ en la vida ne-
gocial, de revisar, de reajustar o readaptar.
E importa la admisión acerca de la ‘imper-
fección del mercado’, de sus fallas, que obs-
tan a dejarlo librado a la ‘mano invisible’, a
las reglas inexorables de la economía. Es el
Estado, a través de los jueces, el que ahora
aparece empeñado en una ‘cruzada política’
igualitaria, libertaria, solidarista, de justicia
social”. De ese modo, y con la introducción
de esas dos nuevas reglas, se deja de lado
“el egoísmo en aras de la función social;
los fines propios, individuales, en beneficio
del bien común; la visión incausada, por la
finalista, que fuerza a ‘comprender’ las ins-
tituciones y, por tanto, el sistema que ellas
conforman” (5).
En especial, nos interesará detenernos
aquí en el vicio de lesión, ya que considera-
mos que jugará un papel en la construcción
de la noción de vulnerabilidad. Con el cam-
bio de centuria en 1900, “el Código Civil ale-
mán adopta tres determinaciones para pre-
cisar los estados en que puede encontrarse
la víctima del acto lesivo: ‘necesidad, ligereza
o inexperiencia’, que son las mismas hipóte-
sis que la ley 17.711 incorporará a nuestro
Código en el artículo 954” (6). Y, dentro de
este menú, destacamos la situación de “ne-
cesidad”, caracterizada como la “inferioridad
económica o material en que puede encon-
trarse la víctima por falta de los elementos
necesarios para la vida, como así también
a las situaciones de angustia moral o peli-
gro” (7).
Una primera lección que extraemos para
nuestro tema de esta versión, ya no nega-
toria sino admisoria moderada, es que los
estados que pueden llegar a configurar la
lesión son de índole subjetiva y particulari-
zada, a ser calibrados por el magistrado a la
hora de dictar sentencia sobre la validez del
correspondiente acto jurídico.
III. La narrativa laboralista
Surge así el derecho del trabajo, con la
finalidad, expresada magistralmente por
Deveali, de “evitar que la igualdad de los de-
rechos permita al más hábil adueñarse de la
libertad del más débil y repetir el bíblico epi-
sodio de Abel y Caín” (8).
Así, el siglo XX trajo aparejadas grandes
inquietudes sociales en nuestro medio. El 6
de mayo de 1904 el Presidente Julio A. Roca
elevó al Congreso de la Nación el proyecto
de Ley Nacional del Trabajo, obra de su mi-
nistro del Interior Joaquín V. González (9),
en donde se revela un primer intento de co-
dificación de la materia laboral.
En una notoria expansión del derecho del
trabajo, se configuraría una suerte de “dere-
cho social” con foco en la noción de “hipo-
(5) MOSSET ITURRASPE, Jorge, “Derecho Civil Cons-
titucional”, Rubinzal Culzoni, Santa Fe - Buenos Aires,
2011, p. 133.
(6) MOISSET DE ESPANÉS, Luis, “La lesión y el nuevo
art. 954 del Código Civil”, p 12.
(7) Ibídem.
(8) DEVEALI, Mario, “Lineamientos de Derecho del
Trabajo”, TEA, Buenos Aires, 1956, p. 49.
(9) MANUS, Carlos A., “Los Códigos de Trabajo (Fuertes
Inquietudes sociales)”, Dunken, Buenos Aires, 2012.
suficiencia”, comprensiva de las normas rela-
tivas a las restricciones a la propiedad, sobre
educación social, amparo a los necesitados,
a los menores, a las mujeres (10). El derecho
del trabajo pasó a recortar de esa forma, en
América Latina, un sector propio del orde-
namiento jurídico, con características que lo
singularizaran. Una de las principales era la
desigualdad entre las partes contratantes del
negocio jurídico, con la denominación de
desnivel, hiposuficiencia o, por el contrario,
protección a la parte más débil de la relación
contractual.
Juan Manuel Palacio rastreó el origen histó-
rico de la legislación social, remarcando que:
“las leyes civiles y privadas existentes eran in-
suficientes para confrontar la nueva realidad
social. De ese modo, abogaron por una ma-
triz legal especial que se dirigiese a resolver
la problemática social existente y proteger a
los trabajadores. Este derecho especial con-
sideraría las relaciones laborales ser de una
naturaleza distinta a cualquier otra (p.ej., una
locación). Dada la naturaleza desigual de las
partes involucradas, los contratos de empleo
no se moldearían sobre la base de una loca-
ción (que suponía un acuerdo entre iguales),
sino que se consideraría una relación su-
bordinada y dependiente. Aceptándose esta
premisa, la función esencial del derecho del
trabajo sería regular la relación de subordi-
nación protegiendo a la parte más débil. Bajo
este esquema, era necesario primero prote-
ger a los más vulnerables —mujeres, niños,
ancianos— y desde allí, más genéricamente,
proteger a los trabajadores de los accidentes
de trabajo, limitar la jornada laboral, asegu-
rar el descanso semanal, prevenir abusos en
el pago de salarios, indemnizar accidentes y
enfermedades laborales, prevenir el desem-
pleo y la extinción del contrato de trabajo, y
facilitar la organización y agremiación de los
trabajadores. Estos fueron los asuntos cen-
trales del derecho del trabajo a comienzos de
siglo” (11).
Y en 1920, en la primera edición de “El
Nuevo Derecho”, que recoge conferencias del
curso libre de “Legislación del Trabajo” en la
Facultad de Derecho porteña en los años 1919
y 1920, Alfredo Palacios confrontaba la nue-
va realidad económica con las disposiciones
del Código de Vélez, en la época del “Grito de
Córdoba” que diera lugar a la reforma univer-
sitaria y en el “momento” de la Constitución
de Weimar. Es una época de búsqueda de la
igualdad real o material, en contra de una pro-
tección absoluta del propietario en el Código
Civil de cincuenta años atrás. Palacios asesta-
rá certeros dardos al “Código del propietario”
y a un sistema de responsabilidad que trataba
de modo igual a quienes no lo eran.
A la par del desarrollo doctrinal, se dictó
un profuso marco normativo, que culmi-
nó con la Constitución de 1949; la refor-
ma constitucional de 1957, que incorporó
al art. 14 bis o “nuevo” y un agregado al ex
art. 67 inc. 11 (hoy actual art. 75 inc. 12) CN;
y con la sanción del art. 75 inc. 23, primer
párr., con la revisión federal de 1994, en or-
den a: “Legislar y promover medidas de ac-
ción positiva que garanticen la igualdad real
de oportunidades y de trato y el pleno goce
y ejercicio de los derechos reconocidos por
esta Constitución y por los tratados interna-
cionales vigentes sobre derechos humanos,
en particular respecto de los niños, las mu-
jeres, los ancianos y las personas con disca-
pacidad”.
(10) Según lo expone CESARINO JUNIOR, “Direito So-
cial Brasileiro”, Martins, São Paulo, 1940, p. 41.
(11) PALACIO, Juan Manuel, “From Social Legislation
to Social Justice (The Common Background in the Ameri-
cas)”, en FINK, Leon - PALACIO, Juan Manuel (editores),
Labor Justice Across the Americas, Urbana, University of
Illinois Press, 2017, p. 17, énfasis agregado.
(12) DEVEALI, Mario, “Curso de Derecho Sindical y de
la Previsión Social”, Zavalía, Buenos Aires, 1954, p. 12.
(13) CAPUTI, María Claudia, “El Derecho Administra-
También cabe resaltar el rol que a par-
tir de 1945 va a cumplir la justicia nacional
del trabajo como fuero especializado para
las contiendas laborales. Las competencias
previsionales que asumirá la Cámara Nacio-
nal de Apelaciones del Trabajo por medio
del art. 14 de la ley 14.236 serán puestas en
cabeza de una nueva Cámara Nacional de
Apelaciones de la Seguridad Social, creada
por ley 23.473 del año 1987 e implementada
a partir de marzo de 1989. Aun en esta ley se
advierten ciertos matices protectorios, como
se evidencia con la supletoriedad dispues-
ta hacia la ley 18.345 de Organización de la
Justicia Nacional del Trabajo. Los autores
de la primigenia ley 23.473 ya citada eran
conscientes de la relevancia de extender las
directrices protectorias al campo procesal y
jurisdiccional, lo cual va a quedar vaciado
de contenido a partir de la ley 24.463 del año
1995. Allí se dejará de proteger al vulnerable,
para hacerlo con el Estado deudor.
IV. La narrativa de la seguridad social
Desde Deveali en adelante, se ha queri-
do ver a la seguridad social como una rama
superadora del Derecho al estricto campo
laboral. Decía el citado profesor: “cuando se
llega a esta última etapa, la previsión social
se presenta como una institución de dere-
cho público, desvinculada por completo del
derecho del trabajo y corresponde entonces
admitir necesariamente la autonomía del
‘derecho de los seguros sociales’ o ‘derecho de
la previsión social’... es nuestra opinión que
el derecho de la previsión está destinado a
absorber próximamente muchas institucio-
nes típicas del derecho del trabajo” (12).
Se vislumbraba así lo que Humberto Po-
detti agudamente llamaba la “deslaborali-
zación de la contingencia social”. El episodio
“contingencia social” ya no solo va a percutir
o incidir en el trabajador dependiente, sino
en la persona humana en sí, acentuando los
caracteres de universalidad y de integralidad
de los beneficios de la seguridad social que
se desprenden de una interpretación armó-
nica de los arts. 14 y 14 bis de la CN.
Han sido diversos pronunciamientos de
la Corte Suprema de Justicia los que han ido
moldeando la noción de vulnerabilidad en la
última década y media. Ya en “Itzcovich, Ma-
bel” (sentencia del 29 de marzo de 2005, “Fa-
llos”:328:566) puede leerse en el voto del juez
Ricardo Lorenzetti que los ancianos consti-
tuyen un grupo “particularmente vulnerable”
(consid. 11), necesitado de una protección
acorde desde el punto de vista del procedi-
miento previsional (consid. 12, ver asimismo
“infra” “La narrativa focalizada”). En “Blanco,
Lucio Orlando” (sentencia del 18 de diciembre
de 2018, “Fallos”: 341:1924) la mayoría califi-
ca a la clase pasiva como “grupo vulnerable e
históricamente postergado”, haciendo jugar el
marco protectorio del art. 75 inc. 23 del plexo
de base. En “García, María Isabel” (sentencia
del 26 de marzo de 2019, “Fallos”: 342:411) el
más Alto Tribunal entendió en un caso donde
entraban, ni más ni menos, en juego que las
competencias tributarias del Estado en mate-
ria de impuesto a las ganancias y destacó en
el consid. 12 del voto mayoritario que el refe-
rido art. 75 inc. 23 había introducido medidas
de acción positiva o de discriminación inversa
para paliar la vulnerabilidad de ciertos colec-
tivos, que se transformaba —aunando disca-
pacidad y ancianidad, amén de la condición
de mujer de la actora— en “vital” (consid. 17).
tivo frente a los desafíos de la igualdad de género”, en
IVANEGA, Mirian M. (dir.), Igualdad y Género, Ed. La Ley,
Buenos Aires, 2019, p. 79, quien aboga por una “recon-
ceptualización” de lo femenino y, en definitiva, de “situa-
ciones que eran invisibilizadas” y que “son ahora coloca-
das bajo la luz de reflectores y escrutadas detenidamen-
te, con miras a emprender una revisión crítica de aquella
realidad”.
(14) PÉREZ BUSTAMANTE, Laura, “Derecho Social de
Consumo”, Ed. La Ley, Buenos Aires, 2014, p. 410.
Finalmente, en “Giménez, Rosa E.” (senten-
cia del 15 de julio de 2021, “Fallos”: 344:1788),
el tribunal ponderó el acceso a la justicia de
personas vulnerables por enfermedad que no
residen en el ámbito capitalino, sede de la Ciu-
dad de Buenos Aires y de la Cámara Federal
de la Seguridad Social. La vulnerabilidad de
la actora y la lejanía de su domicilio habitual
(residía en Salta) lleva a la Procuración Fiscal
y a la Corte a la declaración de inconstitucio-
nalidad del art. 49 de la ley 24.241, que fija una
competencia nacional del tribunal especiali-
zado en materia de retiros por invalidez.
V. La narrativa focalizada
La creciente especialización del mundo
jurídico ha hecho emerger la atención de “si-
tuaciones de vulnerabilidad” en las diversas
ramas del derecho. Ello no solo va a aconte-
cer en el derecho civil, p.ej., con la vulnerabi-
lidad de los niños, niñas y adolescentes, sino
en el laboral, en la seguridad social, en el
Derecho ambiental y en el del usuario y del
consumidor. La vulnerabilidad se transfor-
ma así en una categoría transversal del orde-
namiento jurídico.
El Derecho administrativo dará curso a los
problemas de género en las relaciones que
se anuden con las administraciones públi-
cas (13). En materia de consumo, y de acuer-
do con el paraguas tutelar del art. 42 CN, se
habla de la “hipervulnerabilidad” de cier-
tos consumidores, en la medida en que “de
acuerdo con la teleología de la legislación de
consumo, la protección especial recae sobre
quienes se encuentran en posición negocial
desventajosa al momento de defender sus
derechos en la relación de consumo” (14).
VI. La narrativa internacionalista
Hace bastante tiempo que se ha detectado
que a los fines de la protección de los dere-
chos fundamentales no basta la protección
interna o doméstica, sino que resulta ne-
cesario recurrir con frecuencia a las herra-
mientas que puede proporcionar el Derecho
internacional. Las cuestiones atinentes a la
vulnerabilidad no han sido la excepción.
Se ha afirmado que: “La vulnerabilidad es
un concepto de creciente importancia en la
jurisprudencia interamericana y en el dis-
curso de los derechos humanos en general.
La vulnerabilidad está asociada al riesgo.
Cuando una persona es vulnerable, el ries-
go de que sus derechos sean violados es
más alto. Las consecuencias jurídicas de la
vulnerabilidad es el refuerzo de las obliga-
ciones positivas que conciernan al Estado.
Cuanto más vulnerable una situación hace
a una persona, mayor cantidad de medidas
deberá adoptar un Estado para garantizar
sus derechos en esas situaciones. Desde que
la vulnerabilidad no es frecuentemente una
característica personal sino una compartida
por grupos (mujeres, niños, personas indí-
genas, presos, personas LGBTI, etc.), se su-
pone que las medidas positivas serán trans-
formativas en sus efectos” (15).
Las categorías de “personas vulnerables”
han ampliado notablemente la agenda de
la Corte Interamericana de Derechos Hu-
manos con sede en la ciudad de San José de
Costa Rica, para incluir a personas indígenas,
migrantes, niños y prisioneros, entre otros,
dando lugar a multiplicidad de pronuncia-
mientos (16), incluso casos con multiplicidad
(15) SOLEY, Ximena, “The Transformative Dimension of
Inter-American Jurisprudence”, en Von BOGDANDY, Ar-
min; FERRER MacGREGOR, Eduardo; MORALES ANTO-
NIAZZI, Mariela - PIOVESAN, Flavia (editores), Transforma-
tive Constitutionalism in Latin America (The Emergence of a
New Ius Commune), Oxford University Press, 2017, p. 344.
(16) PIOVESAN, Flavia, “Ius Constitutionale Commune
en América Latina (Context, Challenges and Perspecti-
ves)”, en Von BOGDANDY, Armin y otros (dirs.), Transfor-
mative Constitutionalism..., ob. cit., p. 57.

de vulnerabilidades (estereotipos de género,
pobreza, posición económica, etc.) (17).
VII. La vulnerabilidad como concepto teó-
rico
Ahora bien, corresponde interpelarnos en
torno al alcance del concepto en cuestión,
comprender tanto su esfera de aplicación
como así también el verdadero significado de
su dimensión axiológica. ¿Existen límites para
la categorización de la vulnerabilidad? ¿es el
justiciable quien debe encabezar su perfeccio-
namiento? ¿es por el contrario el constituyente,
el legislador ordinario, el juez nacional o inter-
nacional, quien debe delimitar sus perímetros?
Como vemos, de un rápido repaso de los
interrogantes que el planteo conceptual de
la vulnerabilidad trae implicados, no solo
entran a jugar los perímetros de los derechos
fundamentales en disputa, sino las mismísi-
mas relaciones entre los órganos del poder
del Estado y estos con la sociedad gobernada.
El tema que nos congrega reviste vital tras-
cendencia jurídica, puesto que, fruto de los
tiempos atípicos que corren y del constante
avance de las contiendas globales, pareciera
ser que la “vulnerabilidad” se ha constituido
como el rasgo social predominante de Améri-
ca Latina (18), proliferando en un espacio que
se encontraba vacante de ideas-fuerza de aná-
logo talante, generando así un menoscabo ya
desde su mismo origen. En efecto, la vulnera-
bilidad sirve para describir un problema, de-
notando la situación de debilidad de ciertos
sujetos, como también asimismo implica un
recetario para paliar esos diferentes desniveles.
Las diversas problemáticas sociales que nos
atraviesan hoy en día han abierto las puertas a
que se utilice este concepto de modo indiscri-
minado, como una “justificación” que recubre
de derechos —en ocasiones erradamente—
todo tipo de tertulias; en palabras del Dr. Lud-
wig Wittgenstein: “Por supuesto hay justifica-
ción. Pero la justificación tiene un límite” (19).
El delicado desafío que nos aglutina radica
entonces en prodigarle justo tratamiento de
vulnerable a los que verdaderamente lo son,
pero logrando excluir a aquellos individuos
o contingencias que no son tales y estén bre-
gando o incurriendo en una manipulación
de la causa. Ello haría mucho por la since-
ridad de la noción, por su transparencia y
honestidad intelectual y, en definitiva, del
debate en su conjunto de esta esquiva idea.
La verdadera relevancia de las justas con-
tiendas radica principalmente en su veraci-
dad objetiva. Banalizar el término en función
de ampliar su esfera de aplicación tiende al
derrotero de su esencia y esto podría empa-
ñar la efectividad de la tutela que se busca
desplegar. Se corre el riesgo, de esa manera,
de ir enmascarando realidades, llamar las
cosas con distintas etiquetas y no ponernos
de acuerdo con la más mínima gramática de
los derechos a proteger. Ello produce disfun-
ciones en todo el sistema jurídico, ya que los
recursos con que cuenta el Estado son finitos
y no pueden cubrirse todas las contingencias
que se presenten. El deslinde de lo “debido”
versus lo opinable o posible son lujos que no
se pueden dar los deteriorados sistemas po-
líticos y económicos de América Latina.
En función de esto es necesario compren-
der que la vulnerabilidad —en oportunida-
des— puede ser relativa con respecto a una
amenaza o peligro subyacente (20), tanto en
su causa madre como así también desaten-
diendo minorías puntuales o implicados di-
rectos de una circunstancia de indefensión
particular, es decir, como sabemos, los dere-
chos y obligaciones no se distribuyen equita-
(17) DE PAZ GONZÁLEZ, Isaac, “The Social Rights Ju-
risprudence in the Inter-American Court of Human Rights
(Shadow and Light in International Human Rights)”,
Cheltenham, United Kingdom, Elgar, 2018, p. 182.
( 1 8 ) h t t p s : / / w w w. c e p a l . o r g /e s / p u b l i c a c i o -
tivamente en las sociedades contemporáneas,
por lo tanto siempre que se produce un cam-
bio cultural radical, un avance tecnológico o
una evolución global, de cualquier índole, in-
defectiblemente existe un colectivo de indivi-
duos o situaciones que quedan a la deriva del
sistema y al margen de toda contemplación
o protección jurídica. Frente a esto, y en esa
inteligencia, no resulta extraño entender que
constantemente emergen nuevas ramificacio-
nes o sub-ramificaciones de la vulnerabilidad,
entendiéndola como concepto matriz.
VIII. Vulnerabilidad sustantiva y vulnerabili-
dad procesal o judicial
Hasta acá hemos examinado la vertiente
sustantiva de la vulnerabilidad en distin-
tas ramas o sectores del Derecho, a donde
corresponde remitirse. Pero ello no impide
hablar de una “vulnerabilidad procesal”, es
decir, de la vulnerabilidad en relación a los
instrumentos para la realización del derecho
humano de que se trate.
Hablamos por ejemplo de “vulnerabili-
dad judicial”; y para ello es menester remi-
tirnos a marzo del 2008, puntualmente a la
XIV  Cumbre Judicial Iberoamericana, sim-
posio que dio origen a las “Reglas de Brasilia
sobre Acceso a la Justicia de las Personas en
Condición de Vulnerabilidad” (21). El men-
cionado cónclave logró plasmar gran parte
de los postulados modernos en un solo tra-
bajo, aportando mayor especificidad teórica
a la causa. Ahora bien, abordar este tema sin
detenernos en un análisis comparativo que
ubique a la pandemia junto con su respecti-
vo aislamiento, como nuevos protagonistas
de esta vertiente de vulnerabilidad, carece-
ría de realismo y le quitaría objetividad, y
por ende lucidez, a esta narrativa. Repárese
aquí en la necesaria y tardía, pero a su vez in-
tempestiva digitalización de la Justicia y los
organismos estatales administrativos, lo cual
ha generado —entre otros factores— a la vul-
nerabilidad digital que luego trataremos.
Traducir la matriz de la vulnerabilidad en la
realidad del proceso judicial, y por sobre uno
digitalizado, es un desafío que coadyuvará a la
mejora de la gestión en dicho ámbito.
Así las cosas y con el objetivo de profundizar
en el análisis, vemos que el art. 1, de la segun-
da sección del primer capítulo de las men-
cionadas reglas de Brasilia, reza: “se conside-
ran en condición de vulnerabilidad aquellas
personas que, por razón de su edad, género,
estado físico o mental, o por circunstancias
sociales, económicas, étnicas y/o culturales,
encuentran especiales dificultades para ejer-
citar con plenitud ante el sistema de justicia
los derechos reconocidos por el ordenamien-
to jurídico”. Es en esta modesta norma donde
se ve trasladado el concepto de vulnerabilidad
a la realidad existencial cotidiana de nuestros
tribunales. Ello se concatena, como vimos al
examinar “Giménez”, con la capacidad del vul-
nerable para “acceder” al sistema de justicia.
Ello no significa aislar el concepto de vul-
nerabilidad, sino interrelacionarlo con las
capacidades operativas de los sistemas, sir-
viendo para infundir dinamismo y operativi-
dad a la noción misma.
Si nos atenemos estrictamente a lo proce-
sal, vemos que la vulnerabilidad se relaciona
con el debido proceso adjetivo, manifesta-
ción de todo Estado constitucional de De-
recho. Subvenir a la vulnerabilidad del que
no conoce el lenguaje y debe proveérsele un
intérprete, o de quien padece las “barreras
arquitectónicas” y no puede acceder (literal
y físicamente) a un edificio de la justicia, son
todas exteriorizaciones del mismo fenómeno.
nes/4762-la-vulnerabilidad-social-sus-desafios-mira-
da-america-latina
(19) WITTGENSTEIN, Ludwig, “Sobre la certeza”, Gedi-
sa, Barcelona, 2003.
(20) ESTUPIÑÁN-SILVA, Rosmerlin, “La vulnerabili-
Otro ejemplo que nos permite reflexionar
sobre el tratamiento de esta problemática
desde otro ángulo es nuevamente la menta-
da decisión “García María Isabel” (“Fallos”:
343:411), en donde el tribunal cimero eximió
del pago del impuesto a las ganancias a una
jubilada con fundamento en su carácter de
“vulnerable”, sin que importase si el monto
detraído afectaba su capacidad contributiva
o si le representaba una quita confiscatoria.
Recordemos aquí que las reglas de Brasi-
lia esbozan que “El envejecimiento también
puede constituir una causa de vulnerabilidad
cuando la persona adulta mayor encuentre
especiales dificultades, atendiendo a sus ca-
pacidades funcionales, para ejercitar sus de-
rechos ante el sistema de justicia”.
Entonces, en sintonía con esta línea dis-
cursiva, pareciera desprenderse de lo ante-
riormente mencionado, que existe una del-
gada y —en apariencia— confusa línea di-
visoria entre jubilado y contribuyente, esto
nos empuja a preguntarnos, ¿acaso el en-
vejecimiento lo puede todo?¿o es quizás la
vulnerabilidad que, en esta oportunidad, se
emplea como un lubricante argumentativo
capaz de sortear cualquier controversia?
IX. Vulnerabilidad digital
Antes de este análisis corresponde aden-
trarnos brevemente en el impacto que ge-
nera la tecnología cuando avanza sobre los
procesos de trabajo.
Las tecnologías son consideradas por
muchos como el gran diferenciador del si-
glo  XXI; su rol siempre ha sido el de trans-
formar e innovar las áreas en donde se las
aplica. Específicamente hablando del mun-
do laboral y como este recepciona dicha
evolución, es propicio destacar que “la tec-
nología” entendida como una herramienta
positiva y aplicada en función y al servicio
del hombre suele generar expansión, meca-
nización, eficiencia y desarrollo.
Sin embargo, a raíz de las diferentes adversi-
dades que azotan al mundo, como la mencio-
nada pandemia, es habitual que los cambios
que se describen sean abordados —errónea-
mente— con premura, sin planificación pre-
via y/o con carencias metodológicas que difi-
cultan la necesaria transición armoniosa que
todo cambio visceral requiere.
Resulta primordial, entonces, enfocarnos
aquí en aquellos individuos que han quedado
excluidos del sistema; y para perfeccionar este
entendimiento, debemos diferenciar dentro
de dicho colectivo a dos grandes problemáti-
cas que son: a) el acceso fehaciente a los re-
cursos por parte de los vulnerables; y b)  las
habilidades necesarias para aprovecharlos.
Ahora, una vez contextualizado el tema, es
imperioso resaltar que para contribuir a una
mejora en este campo de ideas, lo siguiente
será combatir el tratamiento de las dificul-
tades que atraviesan los diferentes grupos
vulnerables; y para ello será necesario con-
tar con el aparato estatal, el que deberá crear
políticas públicas empáticas, estrategias
prácticas e intervenciones vinculadas a ro-
bustecer a los usuarios y, junto con ello, a sus
habilidades digitales; tanto desde la compra
de infraestructura como desde “el diseño y la
creación de servicios y productos especiali-
zados para personas vulnerables, y la impar-
tición de cursos para enseñar a las personas
a aprovecharlos” (22).
Con base en la información anteriormente
señalada, corresponde observar que si bien
la tecnología es siempre un actor protagonis-
ta a quien nunca debe negársele la oportuni-
dad en la Jurisprudencia de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos: Esbozo de una tipología”, https://
www.upf.edu/ dhes-alfa/materiales/ res/dhpp_pdf/
DHPP_Manual_v3.193 -232.pdf.
(21) https://www.acnur.org/fileadmin/Documentos/
Jueves 28 de abril de 2022 | 3
dad de colaborar en los procesos de trabajo,
a futuro sería prudente transitar la labor ju-
dicial, así como tantas otras, a sabiendas de
que nuevos paradigmas están próximos a
suceder; esto generaría una mejor y mayor
apertura mental a la hora de recibir el cambio
X. Conclusiones
Hemos analizado las muy diversas facetas
que exhibe el concepto de vulnerabilidad.
De ser una categoría negada y marginal en el
discurso de la narrativa civilista, ha pasado a
ser moneda corriente en las narrativas de la
Corte Suprema de Justicia nacional (incluso
adhiriendo a las Reglas de Brasilia, en virtud
de la Acordada 5 del 2009) y de la Corte In-
teramericana de Derechos Humanos. Es una
categoría transversal usada en muchos ám-
bitos jurídicos, motorizada como “soft law”
por las precitadas Reglas de Brasilia.
Sin embargo, queremos descorrer el velo
en lo que por momentos se revela como un
concepto casi con ribetes míticos. No se sabe
si es tan solo descriptivo, comprensivo de si-
tuaciones afligentes atendibles en lo que no
cabe ninguna duda, o si también procura dar
una directriz normativa o prescriptiva. No
queda así, por ejemplo, clara la mordiente
de la precitada “adhesión” por parte del más
Alto Tribunal federal.
Creemos que es un concepto útil y trans-
formador, representativo del paradigma del
“cuidado y de la compasión” (Silvia Bagni).
De todos modos, debemos ser cautos y pru-
dentes en su uso, a fin de que no pierda pre-
cisamente eficacia. Utilizarlo de modo ma-
yorista y sin distingos nos podría llevar a una
nebulosa conceptualización de complicada
realización práctica. La Corte no ha suminis-
trado guías de cómo aplicar, por ejemplo, en
instancias inferiores los estándares interpre-
tativos emergentes de “María Isabel García”
y de “Rosa Giménez”, aunque este último pa-
rece ser más diáfano que el primero.
El ímpetu que ha adquirido la noción en el
terreno interamericano, en donde pretende
ser portaestandarte del “Derecho Consti-
tucional Común” que abarcaría a todos los
Estados miembros del Pacto, no debe hacer-
nos perder de vista que la Corte de San José
pinta a grandes trazos y con brocha gruesa,
sin adentrarse en detalles. Serán las juris-
dicciones internas, en uso de la “autonomía
procesal” que el propio sistema interameri-
cano les reconoce, las que lo terminarán de
definir en su fisonomía definitiva.
Cita on line: TR LALEY AR/DOC/1358/2022
Más información
Podestá, Luis Jorge - Shwoihort, Sergio
Juniors, “Procesos con sujetos vulnerables.
Su regulación en el nuevo código procesal
civil y comercial de la Provincia de Corrientes”,
RCCyC 2022 (febrero), 44, TR LALEY AR/
DOC/3641/2021
Sosa, Guillermina Leontina, “La ‘especial
atención’ a vulnerables como mandato con-
vencional. Desafíos de siempre y de pande-
mia”, LA LEY 25/06/2021, 1, TR LALEY AR/
DOC/1799/2021
Libro recomendado
Manual de la Seguridad Social
Autora: García, Nadia G.
Edición: 2021
Editorial: La Ley, Buenos Aires
BDL/2009/7037.pdf. Las que merecieron adhesión por
parte de la Corte Suprema de Justicia de la Nación en
Acordada 5 del 24 de febrero de 2009.
(22) https://ludolab.org/inclusion-y-vulnerabili-
dad-digital/
4 | Jueves 28 de abril de 2022
Nota a fallo
Responsabilidad del
Estado
Conductor que arrolló a una joven. Con-
ducción bajo grave intoxicación alcohólica.
Ebriedad habitual. Omisión al deber de se-
guridad. Conocimiento de los antecedentes
viales previos del conductor. Falta de denun-
cia ante la justicia de faltas.
1. - El Estado provincial no puede beneficiar-
se del criterio jurisprudencial que descar-
ta su responsabilidad cuando ninguno de
sus órganos o dependencias fue parte en
el evento dañoso, dado que en el caso
la expresión “evento” debe ser entendi-
da como comprensiva de todo el período
previo en el que la Administración sí tuvo
intervención en la particular situación del
codemandado, tomando conocimiento
de sus hábitos de consumo de alcohol y
conducción, lo que tornaba innegable-
mente previsible la provocación de un
accidente vial con graves consecuencias
para las personas y bienes de terceros,
por lo que su deber de actuar al respecto
no podría calificarse de genérico o difuso,
sino que era claramente concreto. No nos
encontramos ante una situación de omi-
sión de controles genéricos, como en el
caso “Yllanes”, sino ante un supuesto en
el que el Fisco tuvo intervención efectiva
y pleno conocimiento de las circunstan-
cias con potencialidad dañosa. [1]
2. - Aun cuando se le reconozca razón y se
concluya que toda la normativa y regla-
mentación de carácter vial fue cumplida
de la mejor manera posible, en el caso
concreto del codemandado, existe una
omisión concreta que el juez de grado le
imputa a la administración, que va más
La responsabilidad por omisión con fundamento
en la ley 26.944 y la consecuente reparación integral
Graciela B. Ritto
Doctora en Derecho. Especialista en Contrataciones públicas. Especialista en Derecho Civil. Especialista en Daños. Titular de Actualización en Derecho Administrativo del Doctorado
(UCES). Titular de contrataciones públicas en la Escuela de Abogados del Estado. Responsable legal de Monitoreo de Contratos con Financiamiento Externo (MOP).
SUMARIO: I. Hechos.— II. La sentencia de primera instancia.— III. Algunas reflexiones sobre la ley 26.944 de Responsabilidad del Estado.— IV. Acerca de la
responsabilidad del Estado por omisión.— V. La responsabilidad por omisión en la sentencia del a quo.— VI. La reparación integral: la procedencia de los daños
invocados.— VII. Reflexiones finales: responsabilidad por omisión.
I. Hechos
El juez de primera instancia hizo lugar a la
demanda promovida por los actores, contra el
conductor embistente y la Provincia de Men-
doza, por el accidente que provocó la incapa-
cidad de una menor de edad. Condenó a la
Provincia con fundamento en la responsabi-
lidad del Estado por omisión, por aplicación
analógica de la ley 26.944 y el Cód. Civ. y Com.
de la Nación, dado que al momento de los he-
chos no estaba vigente la Ley de Responsabi-
lidad del Estado de la Provincia de Mendoza.
La Cámara ratificó la sentencia e incre-
mentó el monto de indemnización por inca-
pacidad sobreviniente.
II. La sentencia de primera instancia
La actora atribuyó también responsabi-
lidad objetiva y directa al Estado provin-
Especial para La Ley. Derechos reservados (Ley 11.723)
allá del régimen sancionatorio estricta-
mente vial: no haberlo denunciado ante
la Justicia de Faltas, la que sí tenía nor-
mas y herramientas idóneas para evitar
que el ciudadano infractor persistiera en
sus conductas potencialmente dañosas.
3. - Si, tal como sostiene insistentemente la
recurrente, sus agentes aplicaron correc-
tamente la normativa vial y a pesar de
ello no lograron evitar la conducta ilícita
del ciudadano infractor reiteradamente
desplegada, debieron advertir la insufi-
ciencia de dichos instrumentos y recurrir
a herramientas legales que sí lo hicieran
posible en mayor grado de probabilidad,
al menos.
4. - La Administración apelante se abroquela
en repetir que la legislación vial no le per-
mitía a la autoridad de aplicación coar-
tar la libertad ambulatoria del conductor
(más allá del tiempo estrictamente ne-
cesario para que cesaran los efectos de
una intoxicación alcohólica en concreto)
ni para imponerle un tratamiento de re-
habilitación. Pero evita mencionar que el
Estado provincial excede ampliamente la
restringida estructura de la policía vial y
cuenta con órganos de imperio suficiente
para imponer tales tipos de sanciones de
carácter, principalmente, preventivo.
5. - El deber de realizar la denuncia que pu-
siera en movimiento el procedimiento
ante el juez de Faltas era para los agen-
tes de la policía vial una obligación con-
creta y expresamente consagrada legal-
mente a su cargo. Ello surge claramente
de la lectura del “Estatuto de la Policía
de Mendoza” (ley 6722), que es la norma
principal que rige la actividad policial en
el ámbito provincial.
cial, por omisión en el control específico
de conducción por parte del autor del he-
cho, sancionado por ebriedad en reiteradas
oportunidades y que, de acuerdo con la
res. 230/08, la licencia debía serle retenida
hasta que cumpliera los tratamientos ade-
cuados
El a quo sostuvo que “El Estado provincial
no puede beneficiarse del criterio jurispru-
dencial que descarta la responsabilidad del
Estado cuando ninguno de sus órganos o
dependencias fue parte en el evento daño-
so, dado que en el caso la expresión “evento”
debe ser entendida como comprensiva de
todo el período previo en el que la Adminis-
tración sí tuvo intervención en la particular
situación del codemandado, tomando co-
nocimiento de sus hábitos de consumo de
alcohol y conducción, lo que tornaba inne-
gablemente previsible la provocación de
un accidente vial con graves consecuencias
para las personas y bienes de terceros, por lo
que su deber de actuar al respecto no podría
6. - Los agentes estatales que, a raíz de sus
funciones propias como miembros de
la Policía Vial, tomaron efectivo cono-
cimiento de la reiteración de conductas
ilícitas por parte del señor codemanda-
do (conducción de vehículos en grave es-
tado de intoxicación alcohólica), lo que
palmariamente ponía en riesgo la inte-
gridad psicofísica de las personas que
circularan por las calles/rutas, etc. em-
plazadas en el territorio provincial, ante
la evidente impotencia de los medios
sancionatorios y coercitivos previstos en
la normativa cuya aplicación era resorte
directo de dichos agentes (Ley de Trán-
sito, res. 320/2008), estaban obligados
en forma expresa por la ley que rige su
actividad a efectuar la denuncia ante la
Justicia de Faltas, para que esta tomara
la intervención que le competía, siendo
resorte de ella no solo sancionar al in-
fractor con penas más gravosas, sino
también y en especial someterlo com-
pulsivamente a un tratamiento de reha-
bilitación.
7. - Se encuentra suficientemente probada la
relación de causalidad entre la omisión
antijurídica del Estado y el hecho dañoso.
Así, si los agentes estatales, que tenían
pleno conocimiento de que el codeman-
dado conducía habitualmente en grave
estado de ebriedad, sin que las sancio-
nes viales que le habían sido impuestas
en tantas ocasiones llegaran a ser exito-
sas para modificar esa conducta, hubie-
ran hecho la denuncia pertinente ante el
Juzgado de Faltas para que se aplicara
el art. 65, para la fecha del hecho el de-
madando estaría bajo tratamiento, con
lo cual no podría haber seguido condu-
ciendo en la vía pública; o, de haberse
concluido, era previsible esperar que,
calificarse de genérico o difuso, sino que era
claramente concreto. No nos encontramos
ante una situación de omisión de controles
genéricos”.
Agregó el a quo que “Aun cuando se le
reconozca razón y se concluya que toda
la normativa y reglamentación de carácter
vial fue cumplida de la mejor manera posi-
ble, en el caso concreto del codemandado
existe una omisión concreta que le imputa
a la administración que va más allá del ré-
gimen sancionatorio estrictamente vial: el
no haberlo denunciado ante la Justicia de
Faltas, la que sí tenía normas y herramien-
tas idóneas para evitar que el ciudadano
infractor persistiera en sus conductas po-
tencialmente dañosas”.
El deber de realizar la denuncia que pu-
siera en movimiento el procedimiento ante
el juez de Faltas era para los agentes de la
policía vial una obligación concreta y expre-
samente consagrada legalmente a su cargo.
por ello, no condujera esa noche alcoho-
lizado, a alta velocidad y en forma zigza-
gueante, y de tal modo haber advertido a
tiempo el cruce de la adolescente evitan-
do impactarla.
C1aCiv., Com., Minas, Paz y Trib., San Rafael,
10/02/2022. - G., M. p/ sí y p/ su hija C. G.
G.; G., M. A. p/ sí y p/ su hija C. G. G. y G., S. c.
Scollo, Hugo Armando y otros.
[Cita on line: TR LALEY AR/JUR/14544/2022]
Jurisprudencia vinculada
[1] En sentido contrario. Entre otros: Su-
prema Corte de Justicia de la Provincia de
Mendoza, sala I, “Yllanes, Roque y otro c.
Vaquer, Miguel”, 2008/10/14, TR LALEY
AR/JUR/16908/2008, sostuvo que resulta
improcedente responsabilizar a la Provincia
de Mendoza por la muerte de un peatón que
fuera atropellado por un vehículo particu-
lar que carecía de seguro obligatorio y cuyo
conductor no tenía antecedentes viales, pues
no ha quedado acreditado que el Estado, a
través de sus funcionarios, hubiese tenido
conocimiento anterior al accidente de que el
vehículo circulaba sin seguro.
Costas
Las correspondientes a los recursos de ape-
lación de las demandadas se imponen a las
respectivas recurrentes.
[El fallo in extenso puede consultarse en
Atención al Cliente, http://informaciónle-
gal.com.ar o en Proview]
Ello surge claramente de la lectura del “Es-
tatuto de la Policía de Mendoza” (ley 6722)
que es la norma principal que rige la activi-
dad policial en nuestro ámbito.
Y consideró que se encontraba suficien-
temente probada la relación de causalidad
entre la omisión antijurídica del Estado y
el hecho dañoso: “la conducta esperada
era previsiblemente idónea para evitar
el daño”. Así, si los agentes estatales, que
tenían pleno conocimiento de que el co-
demandado conducía habitualmente en
grave estado de ebriedad, sin que las san-
ciones viales que le habían sido impuestas
en tantas ocasiones llegaran a ser exitosas
para modificar esa conducta, hubieran he-
cho la denuncia pertinente ante el Juzga-
do de Faltas para que se aplicara el art. 65;
de haberse hecho ello, para la fecha del
hecho, o bien el demandado estaría bajo
tratamiento, con lo cual no podría haber
estado conduciendo en la vía pública; o si
ya estaba concluido, era previsible esperar

que, en su virtud, no condujera esa noche
alcoholizado, a alta velocidad y en forma
zigzagueante, con lo que podría haber ad-
vertido el cruce de la adolescente a tiempo
de evitar impactarla.
En virtud de ello y con claridad meridia-
na, el juez señaló que, al analizar la pre-
tendida responsabilidad de la Provincia de
Mendoza, a la fecha del hecho dañoso la
Provincia de Mendoza no había sanciona-
do aún la ley 8968, aunque sí estaba vigente
la ley nacional 26.944 desde el 17/08/2014,
además del Código Civil y Comercial de
la Nación, de modo tal que ante el vacío
legislativo provincial imperante a dicha
época (29/10/2016), resultaban aplicables
por analogía las normas del Código Civil
y Comercial de la Nación, los tratados in-
ternacionales y los principios generales del
derecho y en particular del derecho de da-
ños, como también la jurisprudencia impe-
rante en el tema de la responsabilidad del
Estado.
Resaltamos dicha fundamentación, por-
que del análisis jurisprudencial actual no
hemos podido identificar sentencias que
apliquen la Ley de Responsabilidad del Es-
tado.
III. Algunas reflexiones sobre la ley 26.944
de Responsabilidad del Estado
Cierto es que esta ley ha sido objeto de
muchas críticas por la doctrina vigente, mu-
chas de la cuales compartimos, pero no po-
demos desconocer que se ha señalado que
limita el alcance de la reparación en especial
en responsabilidad del Estado por actividad
legítima, limitándolo al daño emergente por
analogía con la ley de expropiaciones y que
ello implica desconocer los lineamientos de
nuestro más alto Tribunal.
En algunos de los casos resueltos por la
Corte Suprema, en supuestos de los daños
resultantes de la inundación de campos en
la Provincia de Buenos Aires, con motivo
de las obras hídricas desenvueltas, la Corte
autorizó la reparación del lucro cesante. Se
sostuvo allí que “Tratándose de la responsa-
bilidad del Estado por sus actos lícitos que
causan perjuicios a particulares, no cabe
omitir la reparación del lucro cesante me-
diante la pretendida aplicación analógica de
la ley de expropiaciones” (20 CS, 23.11.1989,
‘Jucalán Forestal, Agropecuaria SA. c. Pro-
vincia de Buenos Aires s. Daños y perjuicios’,
Fallos 315:2266).
También es cierto que el art. 5º, en tanto
priva de reparación a los daños causados
“por la actividad judicial legítima del Esta-
do”, sienta un principio general inviable en
el desarrollo actual del Derecho, frente a la
obligación de realizar el control de conven-
cionalidad por los jueces internos, a partir
de la obligación asumida por el Estado de
adecuar su derecho interno a las reglas de
la Convención ADH, que componen, con
otros instrumentos, el plexo de garantías de
igual jerarquía que la CN (arts. 75, inc. 12,
y 31, CN).
En tal sentido, la Constitución nacional
en el art. 75. inc. 22 y el Cód. Civ. y Com. en
su art .1º han consagrado el control de con-
vencionalidad que implica que los jueces
nacionales deben aplicar en las cuestiones
litigiosas internas, la Convención Americana
de Derechos Humanos.
Y la Convención consagra la protección
judicial en el art. 25. Protección Judicial.
1. Toda persona tiene derecho a un recurso
sencillo y rápido o a cualquier otro recurso
(1) CASSAGNE, Juan Carlos, “Derecho Administrativo
I”, Abeledo Perrot - Lexis Nexis, Buenos Aires, 2006, 8ª
ed. actualizada.
efectivo ante los jueces o tribunales compe-
tentes, que la ampare contra actos violen sus
derechos fundamentales reconocidos por la
Constitución, la ley o la presente Convención,
aun cuando tal violación sea cometida por
personas que actúen en ejercicio de sus fun-
ciones oficiales.
También es cierto que el art. 10 de la ley
referido a la responsabilidad contractual del
Estado limita la reparación al daño emer-
gente.
Ello así, porque dicho artículo establece
que la responsabilidad contractual del Esta-
do se rige por sus normas específicas; y en
caso de ausencia de regulación, se aplica
esta ley en forma supletoria.
Y las normas específicas son la ley 13.064,
que en su art. 54 (consecuencias de la resci-
sión por culpa de la Administración) esta-
blece indemnización solo por daño emer-
gente; y el decreto delegado 1023/2001
que en el art. 12 inc. b) regula la revoca-
ción del contrato por razones de opor-
tunidad, mérito o conveniencia que no
generará derecho a indemnización por
lucro cesante.
También se ha cuestionado el art. 6º, que
establece que el Estado no debe responder,
ni aun en forma subsidiaria, por los perjui-
cios ocasionados por los concesionarios o
contratistas de los servicios públicos a los
cuales se les atribuya o encomiende un co-
metido estatal, cuando la acción u omisión
sea imputable a la función encomendada
y que sigue al precedente “Ferreyra, Víctor
Daniel y Ferreyra,. Ramón c/ V.I.C.O.V. S.A.
s/ daños” (CS, 2006), pero que omite las po-
sibles omisiones del Estado en su poder de
contralor y fiscalización.
Pero, volviendo al caso que nos ocupa, la
ley al regular la responsabilidad del Estado
por actividad ilegítima nada dice en lo relati-
vo al alcance de la reparación. La evolución
jurisprudencial y doctrinaria ha consagrado
la reparación integral en la responsabilidad
por actividad ilegítima.
En este caso hablamos de ilegalidad ob-
jetiva, explica Cassagne, de cumplimiento
irregular de la función administrativa (1).
La reparación tiene que ser integral: daño
emergente y lucro cesante, ya que el admi-
nistrado no tiene la obligación de soportar la
actividad ilegítima y menos aún de padecer
el daño (2).
Puede derivar de la función administrati-
va, legislativa y excepcionalmente jurisdic-
cional.
Y a mayor abundamiento, en el derecho de
daños, el art. 1740 del Cód. Civ. y Com. de la
Nación consagra la reparación plena, la res-
titución del damnificado al estado anterior
al hecho dañoso.
Y precisamente, esta es la solución adop-
tada por el juez, y ratificada por la Cámara,
que deseamos resaltar. El decisorio aplica la
ley 26.944 de Responsabilidad Estado, con-
dena al Estado provincial por omisión y con-
sagra la reparación plena.
IV. Acerca de la responsabilidad del Estado
por omisión
Es oportuno recordar, entonces, los pre-
supuestos de la Responsabilidad del Estado
por omisión:
Imputabilidad material de la omisión a un
órgano del Estado, que es directa, porque no
(2) CASSAGNE, Juan Carlos, “Derecho Administrati-
vo”, Lexis Nexis, 2006, t. I.
se requiere la individualización del agente;
y objetiva, porque se prescinde de la noción
de culpa y la omisión queda configurada sin
necesidad de acreditar más que la situación
fáctica.
Antijuridicidad: está dada por la exis-
tencia de falta de servicio que en nuestro
derecho regulaba en el entonces art. 1112
del Cód. Civil. Y en la actualidad, lo hace el
art. 3, inc. d) de la ley 26.944.
Daño: que es presupuesto esencial de la
responsabilidad del Estado y que tiene que
ser cierto (presente o futuro), excluyéndose
el daño eventual, y tiene que estar individua-
lizado.
La relación de causalidad entre la omi-
sión y el daño producido: se trata de inda-
gar la causa eficiente que origina el daño,
debiendo existir una relación directa entre
la conducta omisiva y el perjuicio cuya re-
paración se persigue, sin interrupción del
nexo causal.
Y la ley 26.944 en su art. 3º establece que:
Son requisitos de la responsabilidad del
Estado por actividad e inactividad ilegítima:
a) Daño cierto debidamente acreditado
por quien lo invoca y mensurable en dinero;
b) Imputabilidad material de la actividad
o inactividad a un órgano estatal;
c) Relación de causalidad adecuada entre
la actividad o inactividad del órgano y el
daño cuya reparación se persigue;
d) Falta de servicio consistente en una ac-
tuación u omisión irregular de parte del Es-
tado; la omisión solo genera responsabilidad
cuando se verifica la inobservancia de un
deber normativo de actuación expreso y de-
terminado.
V. La responsabilidad por omisión en la
sentencia del a quo
Señaló que la responsabilidad del Es-
tado ha sido de creación pretoriana, refi-
riéndose a la evolución que tuvo el tema,
hasta que, desde 1984 en adelante, se
estableció a través de los fallos del Máxi-
mo Tribunal del país la responsabilidad
directa y objetiva del Estado, haciéndose
aplicación del art. 1112, Cód. Civil, y esta-
bleciendo la responsabilidad del Estado
por omisión ilegítima, al destacarse entre
otros el fallo “Vadell”, que consagra la falta
de servicio de naturaleza objetiva, funda-
da en los principios constitucionales de
derecho público, arts. 16 y 17 (igualdad
ante las cargas públicas y garantía de la
propiedad), principios que quedaron fi-
nalmente plasmados en el art. 1º de la
ley 26.944, como también luego en el art. 6
de la ley provincial 8968, siendo unánime
la jurisprudencia en la actualidad al soste-
ner que la responsabilidad extracontrac-
tual del Estado es directa y objetiva.
Meritó que a fs. 34/37 del expediente
penal obra informe de la Unidad de Reso-
luciones Viales, en el que se informó a la
Fiscalía que en el lapso comprendido entre
los años 2013 a 2016 se le realizaron a S. un
total de ocho actas viales, de las cuales siete
tenían como causa la conducción en esta-
do de intoxicación alcohólica grave, inclu-
yendo dos casos de accidentes de tránsito,
obrando a fs. 91/115 las distintas copias de
actas de infracciones viales, descargos y
resoluciones del juez vial imponiendo las
multas respectivas.
Analizó luego la legislación cuya omisión
de cumplimiento atribuye la actora al Esta-
do, tras lo cual consideró que, en una prime-
ra aproximación, podría decirse que si bien
de los informes de infracciones hay una apa-
Jueves 28 de abril de 2022 | 5
riencia de eficacia de los controles policiales
a cargo del Estado, cuando se analiza en su
totalidad lo acontecido en autos se advierte
que la actuación del Estado Provincial ha
sido insuficiente, deficiente, impotente e in-
eficaz, tan solo por buscar algunos calificati-
vos a la conducta del Estado.
Sentó, entonces, que está acreditado, por
un lado, que el Sr. H. A. S. conducía en forma
reiterada y en particular los fines de sema-
na en estado de alcoholización grave y que
el Estado Provincial, a través de sus organis-
mos de Seguridad, conocía esta situación,
dadas las infracciones efectuadas. También
que, si bien el Estado se encargó de infrac-
cionarlo varias veces, de retenerle la licencia
desde el año 2014 al 2016 y el mismo vehícu-
lo; frente al pago de la multa se le reintegraba
la licencia, sin dar una solución al problema
ya conocido, e incluso lo infraccionó tres ve-
ces en la época en que no tenía licencia, sin
tomar medidas contundentes ante tan peli-
grosa situación.
Consideró que, en definitiva, el accidente
en el que resultara víctima C. G. ocurre por la
conducción negligente y desaprensiva del Sr.
H. A. S., cuya principal negligencia era la de
conducir sin tener las condiciones psicofísi-
cas para ello, siendo previsible para el Esta-
do provincial, con los antecedentes conoci-
dos del victimario, que ocasionara un daño,
que en definitiva se produjo al causarle este
gravísimas lesiones a C.
Entendió que, en el caso concreto, se
evidencia de parte del Estado provincial
una omisión al deber genérico de seguri-
dad y protección al derecho a la vida y a
la integridad personal, siendo clara la falta
de servicio al resultar impotente e ineficaz
para controlar específicamente la seria si-
tuación de peligro que creaba frecuente-
mente el Sr. S.
Señaló que durante la vigencia de la
res. 230/2008 tan solo se hizo un examen al
Sr. S. en Sanidad Policial de Mendoza; y di-
cho informe resultó claramente deficiente si
lo contrastamos con los informes periciales
y demás antecedentes valorados.
Señaló que, conforme la caracteriza-
ción de la doctrina, para que se configure
la “falta de servicio” debe existir una ac-
tuación u omisión irregular por parte del
Estado, lo que significa que se ha actuado
fuera de la regla o en forma opuesta a ella.
Que se ha señalado que esta irregularidad
en la actuación es de interpretación am-
plia y dependerá de las circunstancias del
caso concreto, sin necesidad de que la re-
gla sea expresa o determinada, con el gra-
do de precisión que se exige para los su-
puestos de omisión, justamente porque el
Estado actuó y en esa actuación, con base
en una relación de causalidad adecuada,
se produjo un daño, lo que en principio
lo torna objetivamente responsable. En
cambio, la “omisión” se ha señalado que
es la inobservancia de un deber normati-
vo de actuación expresa y determinado, es
decir, cuando el deber está expresado en
una norma y el Estado debía actuar y no
lo hizo.
Bajo estas premisas, consideró que el
Estado provincial tenía y tiene un manda-
to implícito como lo es el deber de seguri-
dad, enraizado en deberes constituciona-
les como lo es el deber de no dañar a otro
(alterum non laedere), reconocido en el
art. 19 CN, el de garantizar el derecho a la
vida, a la integridad psicofísica, la salud, la
propiedad, la seguridad, entre otros, conf.
art. 33 CN y art. 8º de la Constitución de
la Provincia de Mendoza; como también
la obligación normativa del Estado de ga-
rantizar la vida, la libertad y la seguridad
de las personas (art. 3º de la Declaración
Universal de Derechos Humanos); lo que
también ha sido consagrado en el art. 1º de
6 | Jueves 28 de abril de 2022
la Declaración Americana de los Derechos
del Hombre, ambos tratados incluidos en
el art. 75 inc. 22 CN, con jerarquía consti-
tucional.
Por el contrario se ha acreditado que el
Estado, teniendo una herramienta como
la res. 230/2008, la aplicó en forma defi-
ciente y luego bajó los brazos dictando la
res. 1966/2016, que en definitiva termina
reconociendo la incapacidad estatal (que no
debía ser tal) para solucionar el problema de
conductores con ebriedad habitual.
Tampoco aplicó las normas de tránsito
relativas a la quita de puntos, realización de
cursos, exámenes médicos idóneos, ni efec-
tuó las denuncias judiciales por transgresión
al Código de Faltas, en especial el art. 65
vigente a dicha época, que establecía que
cuando se tratare de un ebrio habitual, ade-
más de la pena pertinente, podrá ordenarse
su internación en un establecimiento ade-
cuado a los fines de su debido tratamiento,
hasta un plazo máximo de noventa (90) días,
y que el tribunal determinará la habitualidad
a que se refiere el apartado anterior, oyendo
previamente al médico del cuerpo médico
forense.
Como corolario de todo ello, consideró
suficientemente acreditado que el Estado
provincial actuó omisivamente y con falta
de servicio con relación a la problemática
de conducción habitual en estado de intoxi-
cación grave por parte del Sr. H. A. S., quien
ocasionara un daño previsible, que el Esta-
do, de haber actuado correctamente durante
varios años anteriores al hecho, podría haber
evitado, incumpliendo así su obligación ob-
jetiva de seguridad, por lo que correspondía
desestimar las defensas articuladas por los
organismos estatales, debiendo, por tanto, la
Provincia de Mendoza responder por los da-
ños ocasionados a la Srta. C. G. y su familia,
en forma concurrente con el codemandado
Sr. H. A. S.
En definitiva, el juez realiza un análisis
pormenorizado de los presupuestos de la
responsabilidad del Estado por omisión, se
detiene en forma exhaustiva en la relación
de causalidad adecuada y tiene en cuenta
que para la configuración de dicha respon-
sabilidad, debe tratarse de un deber concre-
to y no genérico.
Y ese deber concreto fue la falta de aplica-
ción del Código de faltas, vigente a la época.
VI. La reparación integral: la procedencia
de los daños invocados
VI.1. Incapacidad sobreviniente de C. G.
Sostuvo que el grado de incapacidad de la
víctima es de carácter total y permanente y
que ha producido la frustración de su pro-
yecto de vida. Que C. presenta limitaciones
cognoscitivas irreversibles, necesitará de la
atención permanente de una persona, pues
no podrá actuar de manera independiente,
incluidas las tareas elementales y habituales
de la vida cotidiana, relacionadas con su lo-
comoción, recreación, aseo personal, segu-
ridad para su integridad.
Expresó que correspondía hacer una equi-
valencia entre el valor de la vida humana y el
de una gran incapacidad de tipo permanente
como la padecida, por lo que consideró razo-
nable y prudente, conforme los precedentes
del mismo tribunal en casos similares, ad-
mitir el rubro adecuándolo al momento de
la sentencia, teniendo en cuenta el tiempo
transcurrido desde el hecho, la fecha de in-
terposición de la demanda, el proceso infla-
cionario existente que es público y notorio y
(3) RITTO, Graciela, “Responsabilidad del Estado por
omisión”, LA LEY, 2006-F, 615.
(4) RITTO, Graciela“Responsabilidad del Estado”, en
la pérdida del valor adquisitivo del dinero,
con aplicación de las fórmulas previstas en
el art. 1746 del Cód. Civ. y Com. de la Nación.
Justipreció la indemnización de este rubro a
favor de C. G. en la suma de $6.500.000 por
incapacidad total, permanente y definitiva
determinada.
VI.2. Daño moral
Sobre tales bases consideró que es in-
dudable la existencia de un daño moral
trascendente en C. G. que ha consistido en
tener que soportar múltiples y complejas
intervenciones médicas, corriendo riesgo
de vida durante mucho tiempo, que sufrió
fuertes dolores, profundos estado de angus-
tia e incertidumbre e intensos tratamientos
de rehabilitación que deberá seguir, habien-
do quedado con lesiones cognitivas y físicas
que la acompañarán el resto de su vida, lo
que se traduce en la frustración casi total de
su proyecto de vida, por lo que teniendo en
cuenta la edad de la víctima, el tiempo trans-
currido desde el hecho y desde la interposi-
ción de la demanda y las satisfacciones sus-
titutivas y compensatorias que pueden pro-
curar las sumas reconocidas (art. 1741, Cód.
Civ. y Com. de la Nación), debe establecerse
una suma que le permita adquirir algunos
bienes que contribuyan a su recreación y
esparcimiento, o bien a mejorar su calidad
de vida, tales como la compra de algún dis-
positivo tecnológico que la ayude a mejorar
su comunicación, su movilidad, como tam-
bién la posibilidad de realización de un viaje
importante con su familia cuando ello fuera
posible, además de la adquisición de algún
medio de movilidad adaptado acorde a su
capacidad para utilizarlo, teniendo no obs-
tante presente que la indemnización de este
rubro no tiene una finalidad de equivalencia
del daño ocasionado, sino que procura com-
pensar en parte el inconmensurable daño
sufrido. En concreto, estimó como razona-
ble y prudente admitir el rubro daño moral
de C. G., fijando su monto al momento de la
sentencia en la suma de pesos tres millones
($3.000.000)
En cuanto al daño emergente futuro lo fijó
en la suma de $ 7.000.000.
Daño moral de los padres y las hermanas:
Fijó las respectivas indemnizaciones en las
sumas de $1.500.000 para cada padre y de
$500.000 para cada hermana, conf. art. 90
inc. 7º y 207 del Codigo Civil derogado y 1741
y concs. del Cód. Civ. y Com. de la Nación.
La Cámara ratificó los fundamentos de la
responsabilidad del Estado por omisión en
los presentes actuados.
Manifestó que, tal como señala el juez
de grado, el Código de Faltas provincial
(ley 3365), que se encontraba vigente du-
rante todos los años en los que se desple-
gó reiteradamente la conducta ilícita de S.
frente a los ojos de la administración, pre-
veía en su art. 65 la figura de la “ebriedad
habitual”, supuesto para el que disponía
que, además de la pena pertinente (conf.
art. 61, a quien fuera sorprendido en lugar
público o abierto al público en estado de
ebriedad conduciendo un vehículo se le
podía aplicar una pena de hasta treinta (30)
días de arresto y multa), podría imponérse-
le al “ebrio habitual” “su internación en un
establecimiento adecuado a los fines de su
debido tratamiento, hasta un plazo máxi-
mo de noventa (90) días”. Conforme dicha
norma, a fin de determinar la habitualidad,
el tribunal debía oír previamente al Cuerpo
Médico Forense.
Y el deber de realizar la denuncia que
pusiera en movimiento el procedimiento
BIGLIERI, Alberto (dir.), “Manual de Derecho Administra-
tivo”, Ed. La Ley, Bs. As., 2010.
ante el juez de Faltas era para los agentes
de la policía vial una obligación concreta
y expresamente consagrada legalmente a
su cargo. Ello surge claramente de la lectu-
ra del “Estatuto de la Policía de Mendoza”
(ley 6722), que es la norma principal que
rige la actividad policial en el ámbito pro-
vincial.
Para fundar la relación de causalidad
adecuada, sostuvo que corresponde abor-
dar previamente uno de los últimos agra-
vios que formula el Fisco contra la senten-
cia de grado. Se queja de que el juez haya
presumido que en aquella oportunidad en
particular el señor S. efectivamente estaba
bajo los efectos del alcohol mientras con-
ducía, ante la falta de prueba directa de
ello, en razón de que el análisis correspon-
diente fue llevado a cabo más de 24 horas
después y arrojó resultados prácticamente
nulos.
Por el contrario, comparte plenamente el
razonamiento de nuestro predecesor. Ante
la falta de prueba directa de tal extremo, es
válido recurrir a los indicios serios, precisos
y concordantes que en el caso llevan a presu-
mir, en grado de convicción suficiente, que
esa fatídica madrugada el señor S. conducía
su automotor bajo intoxicación alcohólica
en grado superior al límite máximo tolerado
legalmente.
Sobre este tipo de prueba tiene dicho
nuestra Suprema Corte que los indicios son
hechos tenidos por ciertos en el proceso, con
base en los cuales puede llegar a inferirse la
existencia del hecho a probar.
En lo relativo a la reparación de los da-
ños, la Cámara afirmó que de acuerdo con
todas las consideraciones previas, teniendo
en cuenta la grave afectación a la integridad
psicofísica que le provoca gran incapacidad
a C. G., en el caso resulta prudente y equi-
tativo dejar establecida la indemnización
por el presente rubro de incapacidad sobre-
viniente en la suma de pesos doce millones
($12.000.000,00), la que resulta aproximada
al promedio entre los resultados de las fór-
mulas “Vuoto” y “Méndez”.
Para confirmar el daño moral se basó en
precedentes análogos que citó:
En tal sentido, la Cámara Nacional de Ape-
laciones en lo Civil ha fijado las siguientes
indemnizaciones por daño moral:
- $3.000.000 para una estudiante universi-
taria de 22 años con una incapacidad psico-
física del 98% al 06/12/2019 (Sala M “A., M. S.
y otro c. M., P. A.; 06/12/2019).
- $3.000.000 al 28/10/2019 para un obrero
de 40 años con una incapacidad psicofísica
del 94,70% (Sala A, “Tersigni”, 28/10/2019).
Así, la suma otorgada encuentra correlato
en lo decidido por otros tribunales en casos
análogos (gran discapacidad), teniendo pre-
sente, además, que datan de prácticamente
dos años antes que la sentencia de grado y
el alto nivel inflacionario sufrido en nuestro
país en dicho período.
Concluyó en hacer lugar parcialmente a la
demanda incoada por C. G., M. G., M. A. G.,
S. G. y V. G., y en consecuencia, condenar a
la parte demandada H. A. S. y a la Provincia
de Mendoza, para que en el término de diez
días (10) de ejecutoriada la presente abonen
a la parte actora la suma de pesos veintiséis
millones ($26.000.000), en concepto de in-
demnización por los rubros y montos admi-
tidos en autos; con más los intereses.
En definitiva, el tribunal incrementó la in-
demnización por incapacidad sobreviniente
y confirmó todos los otros rubros, arribando
a la reparación plena en un caso de respon-
sabilidad del Estado por omisión con funda-
mento por aplicación analógica en la Ley de
responsabilidad del Estado.
Resaltamos los fundamentos del decisorio
y la aplicación de la reparación integral en
la responsabilidad del Estado por actividad
ilegítima.
VII. Reflexiones finales: responsabilidad
por omisión
La configuración de dicha omisión antiju-
rídica requiere que el Estado o sus entidades
incumplan una obligación legal expresa o
implícita y debe tratarse de un deber ex-
preso y no genérico, siendo su fundamento
jurídico la igualdad ante las cargas públicas.
(art. 16 CN; el entonces 1112 del Código de
Vélez; el art. 3 inc. d) de la actual ley 26.944
de Responsabilidad del Estado) y obviamen-
te el alterum non laedere regulado por el
art. 19 de nuestra Carta Magna. Y ello, en un
todo de acuerdo con el rango constitucional
que la Corte Suprema de Justicia de la Na-
ción le ha otorgado al derecho de daños.
No podemos desconocer que la respon-
sabilidad estatal por omisión ha sido con-
sagrada en el ejercicio del poder de policía
administrativa y de fiscalización (3).
Y ello así, porque en nuestro derecho pú-
blico fue la creación pretoriana de la Cor-
te Suprema de Justicia en el caso “Vadell”
(1985) la que instituyó la responsabilidad del
Estado por el cumplimiento irregular de la
función administrativa, con fundamento en
el entonces art. 1112 del Código de Vélez (4).
En el derecho francés la noción de falta de
servicio y consecuente responsabilidad del
Estado nace en 1873 con el caso “Blanco” (el
señor Blanco interpuso una acción a favor de
su hija atropellada por una vagoneta y solici-
tó indemnización a la empresa).
El Tribunal de Conflictos admitió en di-
cho caso la responsabilidad del Estado por
el cumplimiento irregular de la función ad-
ministrativa (noción de falta de servicio) y
sostuvo que dicha responsabilidad no podía
ser regida por los principios del Código Civil
que regula las relaciones entre los particula-
res.
La noción de falta de servicio implica la al-
teración del principio de igualdad, dado que
el servicio público, en sentido amplio (toda
actividad material o jurídica de un órgano
del Estado), es debido por igual a todos los
habitantes en forma regular y permanente.
Sin lugar a dudas el fallo es ejemplificador
esencialmente en sus consideraciones acer-
ca del incumplimiento del deber de control
y seguimiento del órgano ejecutivo en su
competencia de seguridad vial, para preve-
nir un potencial daño a una menor. Y va de
suyo que el Estado provincial tenía un deber
implícito de seguridad y un deber concreto
que fue la falta de aplicación del Código de
faltas, vigente a la época. Y para la configu-
ración de la responsabilidad del Estado por
omisión se requiere el incumplimiento de
un deber concreto.
La argumentación jurídica se basa en la
ponderación de principios constitucionales
y es particularmente destacable el análisis
de la antijuricidad, el factor objetivo de atri-
bución, la determinación de la relación de
causalidad, concausa en la consecuencia
mediata y el rol de control de convencionali-
dad efectuado por el Tribunal.
Como corolario siempre recordamos las
reflexiones del Dr. Spota que compartimos:
“A menor responsabilidad del Estado en el
quehacer de sus gobernantes y funcionarios,
menor seguridad jurídica...”
Cita on line: TR LALEY AR/DOC/1361/2022

Jurisprudencia
Acción de amparo
Pedido de rehabilitación de Clave Única de
Identificación Tributaria y de modificar la ca-
lificación “Apoc-No Confiable”. Informe final
de inspección. Vía idónea ante la situación
de pandemia.
1. - La inclusión del actor en la Base de Con-
tribuyentes No Confiables fue conse-
cuencia de un proceso de verificación, de
cuyo inicio se lo notificó, en el que tuvo
intervención aportando la documenta-
ción que se le requirió y que —aunque de
manera tardía, pues fue emitido luego
de la interposición de la acción de ampa-
ro— culminó con un Informe Final de Ins-
pección donde se observaron múltiples
inconsistencias, que hacen presumir la
simulación de operaciones, impidiendo
catalogar de “manifiestamente arbitra-
ria” la decisión del Fisco de incluirlo en la
mencionada Base.
2. - Si bien es cierto que a partir del recono-
cimiento constitucional del amparo se ha
interpretado que el agotamiento de la vía
administrativa no constituye obstáculo
para su admisibilidad formal, tal criterio
no puede utilizarse de manera irrestric-
ta, ya que en este caso existe un proce-
dimiento especialmente previsto al efec-
to por el art. 9 de la res. gral. 3832/2016
que establece que “Los sujetos incluidos
en la Base de Contribuyentes No Confia-
bles (…) deberán presentar una nota (…)
y aportar la documentación pertinente, a
fin de solicitar el cambio de estado ad-
ministrativo de la Clave Única de Iden-
tificación Tributaria”. A su vez, su art. 10
determina la posibilidad de otra instan-
cia de revisión mediante la interposi-
ción del recurso previsto en el art. 74 del
dec. 1397/1979.
3. - En el año 2020, como consecuencia de la
pandemia por COVID-19, el actor se ha-
bría visto imposibilitado de cumplir con
lo exigido en la res. gral. 3832/2016, es
decir, la presentación de la nota allí pre-
vista. Tampoco lo pudo hacer con los re-
querimientos indicados por el Fisco al
rechazarle el recurso deducido, pues en
el sistema se le informaba que no tenía
requerimientos pendientes. Además, el
informe final que propuso incluir al ac-
cionante en la base e-APOC bajo la con-
dición “Usina sin capacidad operativa,
económica y/o financiera” fue emitido el
26/7/2021, después de que se materiali-
zara la inclusión, con la siguiente inhabi-
litación de su CUIT, y del inicio de la pre-
sente causa, lo que impidió que el afecta-
do pudiera conocer las causales del pro-
ceder de la administración. Se advierte
entonces que en el marco del proceso
de verificación el derecho de defensa del
actor se vio afectado, por lo que no pue-
de reprochársele haber acudido directa-
mente a la justicia reclamando el amparo
de los derechos que consideraba vulne-
rados.
CFed. Salta, Sala II, 11/04/2022. - Saravia,
Héctor Manuel c. AFIP – Administración
Federal de Ingresos Públicos s/ Amparo
Ley 16.986.
[Cita on line: TR LALEY AR/JUR/25092/2022]
Costas
Distribuir por el orden causado las costas de
ambas instancias (art. 68, segundo párr. del
Cód. Proc. Civ. y Com. de la Nación).
2ª Instancia.- Salta, abril 11 de 2022.
Considerando: 1)  Que vienen las pre-
sentes actuaciones en virtud de la im-
pugnación de referencia deducida por la
Administración Federal de Ingresos Públi-
cos (AFIP) en contra de la resolución del
01/12/2021, por la que el juez de la ante-
rior instancia, si bien rechazó el planteo
de inconstitucionalidad de la Resolución
General Nº 3832/2016 de AFIP esgrimido
por el amparista, hizo lugar a la acción de
amparo promovida por Héctor Manuel Sa-
ravia y, en consecuencia, ordenó al Fisco
a rehabilitar su Clave Única de Identifica-
ción Tributaria (CUIT) y modificar la cali-
ficación “Apoc-No Confiable” en su estado
administrativo, otorgando el plazo de cin-
co días desde la notificación del deciso-
rio para acreditar su cumplimiento, bajo
apercibimiento de ley. Impuso las costas a
la demanda y reguló los honorarios de la
Dra. María Fernanda Martín —letrada pa-
trocinante del actor— en la suma de $...,
equivalente a ...UMA, conforme la Acorda-
da CSJN 21/2021, con más el IVA en caso
de corresponder.
Para resolver en tal sentido, el magistra-
do procedió a analizar en primer térmi-
no la admisibilidad de la vía intentada y,
luego de hacer referencia a distintas pos-
turas doctrinales y a jurisprudencia, con-
cluyó que como el promotor de autos —en
principio— al momento de interponer la
acción carecía de recursos en la órbita ad-
ministrativa para hacer valer sus derechos
y/o se encontraba imposibilitado de de-
ducirlos por la página web, el amparo se
mostraba como la vía más apta y rápida
para ejercer sus derechos, por lo que re-
chazó la defensa de la AFIP consistente en
la improcedencia de la vía y el rechazo in
limine.
En cuanto al fondo de la cuestión, ex-
presó que la Resolución General de AFIP
Nº 3832/2016 aprobó el “Sistema Registral”
de los “Estados Administrativos del CUIT”
a efectos de establecer para los contribu-
yentes y responsables distintos grados de
acceso a los servicios con Clave Fiscal y a
determinados trámites, estableciendo un
procedimiento de carácter general para la
evaluación periódica de los contribuyentes
y responsables mediante controles sistémi-
cos ejecutados en forma centralizada, en
función de los incumplimientos y/o incon-
sistencias que pudieran acaecer, a fin de
luchar contra las prácticas que afecten las
políticas tributarias e impliquen una pérdi-
da injustificada de recursos para el Estado
Nacional que perturban el bienestar gene-
ral, la equidad distributiva y la trasparencia
de los mercados.
Siguió diciendo que surgía de las cons-
tancias de autos que la AFIP, en el marco
de una verificación, procedió a la inclusión
del actor en la “Base de Contribuyentes No
Confiables”, proceso que culminó en el in-
forme final de inspección donde se conclu-
yó que aquel no contaba con capacidad pa-
trimonial, financiera y/o económica para
atribuirle haber efectuado las operaciones
detalladas en las facturas emitidas.
Destacó que el mentado informe tiene
fecha 26/07/2021, esto es, más de cuatro
meses posteriores a la publicación del Sr.
Saravia en el Boletín Oficial como apócrifo,
que —conforme el print de pantalla de la
página de AFIP acompañado por el actor—
fue efectuada el 13/03/2021.
Dijo que de lo expuesto y de la prueba
aportada por las partes, se colige que no
hay constancias de que al momento de
la inclusión del actor en la “Base de Con-
tribuyentes No Confiables” o de la pu-
blicación efectuada en el Boletín Oficial
haya existido acto administrativo alguno
dictado por autoridad competente que
disponga dicha medida, que si bien no es
catalogada como sanción por la deman-
dada, en los hechos significa para el con-
tribuyente la imposibilidad de continuar
con su actividad comercial; a lo que aña-
dió que tampoco surge que se le hubiera
notificado tal medida al actor a fines de
que pueda ejercer su derecho de defensa,
a pesar de que tenía todos sus datos per-
sonales y que la publicación en el Boletín
Oficial —se supone— queda reservada
para las personas cuyos datos de contacto
se desconocen.
Señaló que no obstante ello, una vez
enterado el amparista de dicha situación,
mediante el ingreso al sistema a los fines
de emitir una factura, no tuvo acceso a una
alternativa para recurrir la medida en el
sistema on-line de AFIP, único habilitado
para la presentación de los contribuyentes
en razón de la emergencia sanitaria decla-
rada por la pandemia de COVID-19.
Expresó que si bien la demandada ale-
ga que debió presentar su solicitud a la
División Revisión y Recursos y que al en-
contrarse en proceso de fiscalización se
le indicó que diera cabal cumplimiento al
requerimiento efectuado en el curso de la
Orden de Intervención Nº 1892270, resulta
aceptable la defensa esgrimida por el actor
cuando relata que se le cerró un círculo en
el que no pudo solicitar la revisión de la
medida, ya que se le indicaba cumplir un
requerimiento que no se hallaba dispo-
nible en el sistema. Añadió que es lógico
que así fuera, ya que la medida se imple-
mentó cuando aún no había finalizado el
proceso de verificación —que finalizó el
26/07/2021— por lo que consideró que en
este punto se rompe la presunción de legi-
timidad del acto administrativo, atento a su
inexistencia.
Por lo expuesto, concluyó que la AFIP
incurrió en una “vía de hecho administra-
tiva”, excediendo el ejercicio de sus atri-
buciones legítimas y cercenando el dere-
cho constitucional de defensa del actor y
por ende de trabajar y ejercer industria
lícita.
Por último, desestimó el planteo de in-
constitucionalidad de la Resolución Gene-
ral Nº 3836/2016 de la AFIP efectuado por
el amparista, alegando que tal declaración
configura un acto de suma gravedad que
debe ser considerado como la última ratio
del orden jurídico, sumado a que carece de
fundamentación alguna y las razones esgri-
midas resultan a todas luces insuficientes.
2) Que al expresar sus agravios, la repre-
sentante de la AFIP sostuvo la improceden-
cia de la vía escogida por el contribuyente,
ya que existen otros remedios judiciales
idóneos para su resolución; añadiendo
que la procedencia o no de la pretensión
requiere una mayor amplitud de debate
y prueba, a lo que se suma la inexistencia
de arbitrariedad e ilegalidad manifiesta de
parte de su mandante.
Explicó que en ejercicio de las facul-
tades conferidas por el art. 7 del decreto
618/1997, la AFIP dictó la Resolución Ge-
neral AFIP Nº 3832/2016, por la que apro-
bó en el ámbito del “Sistema Registral”
los “Estados Administrativos de la CUIT”
a efectos de establecer distintos grados de
acceso a los servicios con Clave Fiscal y a
determinados trámites, previendo también
Jueves 28 de abril de 2022 | 7
procedimientos simplificados tendientes a
agilizar la regularización de los incumpli-
mientos y/o inconsistencias detectadas,
que permitan la recuperación de los servi-
cios.
Señaló que bastaba con presentar vir-
tualmente un F206/I acompañando la
documentación solicitada en los reque-
rimientos recibidos por el contribuyente
para poder quedar excluido de la Base de
Contribuyentes No Confiables y recuperar
la activación completa de su CUIT.
Manifestó que contar con bases de da-
tos que reflejen la información con mayor
precisión y simplificación es una necesidad
de la AFIP, siendo la intervención judicial
en este tipo de procedimientos compro-
metedora del desenvolvimiento de una
actividad esencial del Estado, como es el
del control de la recaudación de las rentas
públicas.
Aseguró que la Administración no actuó
con arbitrariedad manifiesta sino en base
a una resolución dictada en uso de las fa-
cultades conferidas por el Congreso de la
Nación al Poder Ejecutivo.
Añadió que a los fines de la admisibi-
lidad formal del amparo debe ponderar-
se la procedencia de la vía escogida y el
agotamiento del reclamo administrativo
previo, cuestiones esenciales que no están
cumplidas en la causa. Aclaró que si bien
la contraria en fecha 11/05/2021 efectuó
presentación digital ante el Organismo
titulada escrito recursivo en los térmi-
nos del art. 74 del decreto 1397/1979, el
mismo fue rechazado por resultar im-
procedente atento que la auditoría fiscal
iniciada se encontraba en curso aún, con
requerimientos pendientes de cumplir
por parte del contribuyente y que se en-
contraban debidamente notificados, por
lo que el actor debió resolver el litigio por
las vías regulares, debiendo cumplir en
primer término con los requerimientos
ordenados y luego, una vez nacido el acto
administrativo, recién recurrir el mismo y
agotar la vía administrativa.
Sostuvo que la inclusión en la “Base de
Contribuyentes No Confiables” es una
herramienta, no un acto administrativo,
tendiente a prevenir la evasión fiscal y se
nutre de irregularidades detectadas en las
fiscalizaciones y/o verificaciones, nacien-
do de la necesidad de establecer pautas y
procedimientos para la detección y regis-
tro de nuevos sujetos caracterizados como
apócrifos y de unificar toda la información
existente.
Continuó diciendo que la Base e-Apoc,
hoy Base de Contribuyentes No Confiables,
se encuentra receptada normativamente en
la Resolución General AFIP Nº 3832/2016,
puntualmente en el artículo 3 que indica:
“Para todos los contribuyentes y respon-
sables inscriptos ante esta Administración
Federal, se verificará su inclusión en la
“Base de Contribuyentes no Confiables,
que comprende a los sujetos respecto de
los cuales se haya constatado o detectado
inconsistencias en relación a la capacidad
operativa, económica y/o financiera, que
difiere de la magnitud, calidad o condi-
ciones que exteriorizan sus declaraciones
juradas, los comprobantes respaldatorios
emitidos, o que no reflejan la operación
que intentan documentar, o la ausencia de
estos”.
Agregó que como resultado de la evalua-
ción periódica y de constatarse la inclusión
en dicha base, se modificará el estado ad-
8 | Jueves 28 de abril de 2022
ministrativo de la CUIT, publicándose tal
novedad en el sito institucional del Fisco
y se producirá la suspensión temporal de:
a)  las relaciones y los servicios con clave
fiscal a los que hubiera adherido el respon-
sable, con excepción de aquellos servicios
mínimos que se indican en el Anexo II de la
resolución; b)  los registros especiales que
integran el “Servicio Registral”; c)  las au-
torizaciones para emitir facturas y/o com-
probantes, la visualización de la constancia
de inscripción y la posibilidad de solicitar
certificados de no retención y fiscal para
contratar, entre otros trámites.
Recalcó que el actor, a fin de solicitar el
cambio administrativo de la CUIT, debía
presentar una nota en los términos de la
Resolución General Nº 1128 y el Formula-
rio F. 3283, de corresponder, y aportar la
documentación pertinente, lo que el Sr. Sa-
ravia no hizo.
Citó jurisprudencia de esta Cámara Fe-
deral de Apelaciones en casos similares al
presente, en los que se resolvió que el am-
paro no era la vía idónea y que se requería
un mayor debate y prueba.
Expresó luego que se demostró que el
propio accionante tuvo conocimiento ple-
no de la apertura de la fiscalización, la que
le fue notificada, al igual que los requeri-
mientos mediante los que se le solicitó la
presentación de documentación respal-
datoria de sus operaciones comerciales,
los que fueron incumplidos, por lo que en
ninguna etapa del procedimiento adminis-
trativo se vulneró garantía constitucional
alguna.
Añadió que al juez le bastaba con leer
el informe final de inspección de fecha
26/07/2021 para dar fe que la investigación
se llevó a cabo por personal del organismo
para reunir los elementos que justificaban
la incorporación del contribuyente en la
“Base e-Apoc” por no contar con las ca-
pacidades patrimoniales, económicas ni
financieras para atribuirle haber efectuado
las operaciones detalladas en las facturas
electrónicas emitidas (venta de bienes y
prestaciones de servicios). Asimismo, efec-
tuó el relato cronológico de la investigación
realizada en forma previa.
Por último, se agravió de la imposición
de las costas a su parte.
3) Que en fecha 01/02/2022 el actor con-
testó el traslado conferido del recurso de la
demandada, solicitando su rechazo.
Sostuvo en primer lugar que el escrito re-
cursivo es reiterativo en toda su extensión,
sin lograr identificar de manera concreta
cuáles serían los agravios en los que funda
su pretensión, señalando los puntos de la
sentencia de modo enunciativo y amplio.
Manifestó luego que su parte no desco-
noce ni cuestiona las facultades otorgadas
a la administración fiscal para verificar el
cumplimiento de las obligaciones por parte
de los contribuyentes, pero se vio forzado a
concurrir a los estrados judiciales abogan-
do el amparo de sus derechos que fueron
seriamente lesionados en la instancia ad-
ministrativa por la AFIP, al omitir elemen-
tos esenciales del proceso establecido por
la normativa vigente, afectando de modo
severo sus derechos y su persona. Recordó
que interpuso el presente amparo pues fue
la única vía que le quedó habilitada frente
a las gestiones arbitrarias realizadas por el
organismo recaudador.
Relató que, como bien señala la contra-
ria, el procedimiento de fiscalización le
fue notificado en fecha 04/12/2020 y que
la próxima actividad que se constata por
parte de la AFIP —luego de las presenta-
ciones que su parte realizara— fue en fe-
cha 25/06/2021, es decir más de seis meses
después y como consecuencia del inicio de
la presente acción.
Destacó que de manera silenciosa, uni-
lateral y arbitraria, sin notificación previa
alguna, el organismo procedió a inhabili-
tarle la CUIT y a incluirlo en la Base Apoc
publicándolo en fecha 13/03/2021.
En cuanto a la falta de agotamiento de la
vía administrativa y la existencia de otros
remedios, expuso que la nota prevista en
la Resolución General 3832/2016 no podía
ser presentada porque las oficinas de AFIP
se encontraban cerradas, por lo que no ha-
bía atención al público ni posibilidad de
acceso para los contribuyentes; añadiendo
que el sistema no ofrecía dicha opción, ra-
zón por la cual presentó el recurso y pedido
de vista en los términos del art. 74 en fecha
26/04/2021 siendo rechazado dos semanas
después porque existían “requerimientos
pendientes”.
Explicó que cuando quiso completar di-
cho trámite salía la leyenda “Ud. no tiene
requerimientos pendientes”, lo que lleva a
la conclusión de que las afirmaciones de
la demandada derivan en un absurdo que
no le permitieron ejercer su derecho de
defensa.
Añadió que nunca le contestaron acerca
de la vista de las actuaciones que solicita-
ra, por lo que lo encerraron en un círculo
contradictorio y nefasto de cumplimiento
imposible, destacando que se retomaron
las actividades fiscalizadoras a raíz de la
presentación del presente amparo.
Hizo notar que el informe final, es decir
la base para determinar eventualmente
conclusiones referentes a un contribuyente
y disponer sanción alguna o no, fue dictado
el 26/07/2021, siendo que la acción se en-
tabló el 31/05/2021, lo que significa que al
momento de plantearse la demanda, AFIP
no contaba con el respaldo suficiente para
dar fundamento a su obrar, tornando ello
en arbitrarias sus acciones. Agregó que di-
cho informe nunca le fue notificado, sino
que tomó conocimiento del mismo en el
marco de este proceso.
4) Que en fecha 18/02/2022 el Fiscal Fe-
deral contestó la vista que se le corriera,
propiciando el rechazo del recurso deduci-
do por la demandada.
5) Que cabe precisar que mediante el
dictado de la Resolución General AFIP
3832/2016 se aprobó en el ámbito del “Sis-
tema Registral” los “Estados Administrati-
vos de la CUIT”, a efectos de establecer para
los contribuyentes y responsables distintos
grados de acceso a los servicios con Clave
Fiscal y a determinados trámites (art. 1).
Esta normativa reemplazó a la Resolu-
ción General 3358/2012 que establecía
cancelaciones unilaterales de la CUIT sin
ningún procedimiento recursivo a los efec-
tos de que el contribuyente pueda presen-
tar su descargo (Cámara Federal de Cór-
doba, Sala B “Tambo El Descanso SRL c.
AFIP”, del 08/11/2016).
De la nueva resolución surge que los
aludidos estados administrativos surgirán
de la evaluación periódica que realiza-
rá la AFIP en forma centralizada, para los
sujetos con fecha de inscripción —alta de
la CUIT— previa al 1º de enero del año in-
mediato anterior a la fecha del proceso. La
citada evaluación contemplará distintos
aspectos de cumplimiento fiscal, según el
universo de sujetos de que se trate.
Asimismo, para todos los contribuyen-
tes y responsables inscriptos ante la AFIP,
se verificará su inclusión en la “Base de
Contribuyentes No Confiables”, que com-
prende los sujetos respecto de los cua-
les se hayan constatado o detectado in-
consistencias en relación a la capacidad
operativa, económica y/o financiera, que
difiere de la magnitud, calidad o condi-
ciones que exteriorizan sus declaraciones
juradas, los comprobantes respaldatorios
emitidos, o que no reflejan la operación
que intentan documentar, o la ausencia
de estos (art. 3).
Seguidamente, se dispone que como re-
sultado de la evaluación periódica, y de
constatarse la inclusión en la Base de Con-
tribuyentes No Confiables, se modificará el
estado administrativo de la CUIT, publi-
cándose dicha novedad en el sitio institu-
cional del Fisco (art. 5) y se producirá la
suspensión temporal de: a)  las relaciones
y los servicios con Clave Fiscal a los que
hubiera adherido el responsable, con ex-
cepción de aquellos servicios mínimos que
se indican en el Anexo II de la Resolución;
b) los Registros Especiales que integran el
“Sistema Registral”; c)  las autorizaciones
para emitir facturas y/o comprobantes, la
visualización de la constancia de inscrip-
ción y la posibilidad de solicitar Certifica-
dos de No Retención y Fiscal para Contra-
tar, entre otros trámites (art. 6).
Por último, se establece que los sujetos
incluidos en la referida “Base de Contri-
buyentes No Confiables”, deberán concu-
rrir a la dependencia donde se encuentren
inscriptos y presentar una nota en los tér-
minos de la Resolución General Nº 1128 y
el Formulario F. 3283, de corresponder, y
aportar la documentación pertinente, a fin
de solicitar el cambio de estado adminis-
trativo de la Clave Única de Identificación
Tributaria (CUIT). En caso de rechazo, los
responsables podrán interponer el recur-
so previsto en el Artículo 74 del Decreto
Nº 1397/1979 y sus modificaciones, en la
dependencia en la que se encuentren ins-
criptos (arts. 8, 9 y 10).
6) Que ello sentado e ingresando a re-
solver acerca de la admisibilidad de la vía
intentada, resulta necesario destacar que
es doctrina reiterada de la Corte Supre-
ma de Justicia que el amparo constituye
un proceso excepcional solo utilizable
en las delicadas y extremas situaciones
en las que por carencia de otras vías ap-
tas, peligra la salvaguarda de derechos
fundamentales y exige para su apertura
circunstancias muy particulares, carac-
terizadas por la presencia de arbitrarie-
dad y/o ilegalidad manifiestas, de modo
tal que las deficiencias referidas —a que
aluden la ley 16.986 y la jurisprudencia—,
requieren de la lesión de los derechos o
garantías reconocidos por la Constitu-
ción Nacional resulte del acto u omisión
de la autoridad pública en forma clara e
inequívoca, sin necesidad de un largo y
profundo estudio de los hechos ni de un
amplio debate y prueba (Fallos: 301:1060;
306:1253; 307:747, entre otros).
En este escenario, y como ya se expidió
este Tribunal mediante sentencia dicta-
da en fecha 21/12/2016 al resolver una
cuestión similar, en los autos “Flores,
José A. c. AFIP-DGI” —confirmada por la
Corte Suprema de Justicia de la Nación
el 03/12/2019 al declarar inadmisible el
recurso de queja planteado por el actor
como consecuencia del rechazo del recur-
so extraordinario deducido en contra de la
referida sentencia—, no se advierte que la
cuestión aquí planteada pueda resolverse
por un proceso de naturaleza excepcional
como el amparo. Ello así, en virtud de las
numerosas inconsistencias que habría de-
tectado la AFIP en su fiscalización, lo que
exige un detenido examen del legajo ad-
ministrativo y de la documentación agre-
gada por aquella, que necesariamente re-
quieren de un ámbito de un mayor debate
y prueba.
En dicho proceso, la Procuradora Gene-
ral, en su dictamen —cuyos términos dio
por reproducidos el Alto Tribunal— señaló
que “la mera invocación de las restriccio-
nes para operar los servicios que requieren
clave fiscal no implica, necesariamente, la
imposibilidad de cuestionarlas en las ins-
tancias ordinarias, incluso haciendo valer
las medidas precautorias que pudieren
proceder”.
Con este mismo criterio, en un caso
análogo también se expidió la Cámara Fe-
deral de Posadas al sostener “...que en la
presente causa el Fisco advirtió distintos
elementos de juicio que demostrarían in-
consistencias por parte de la actora tanto
respecto de las razones que determinaron
el alta en la base Apoc, como también en
relación a la suspensión y/o cancelación
de su CUIT, todo lo cual evidencia la nece-
sidad de mayor debate y prueba que per-
mita dictar una sentencia que dé adecuada
solución a la cuestión planteada” (“Pérez,
Elizondo SRL c. AFIP s/ amparo ley 16.986”,
del 14/04/2015).
7) Que además, en las presentes ac-
tuaciones se advierte que la inclusión
de Héctor Manuel Saravia en la Base de
Contribuyentes No Confiables fue conse-
cuencia de un proceso de verificación, de
cuyo inicio se lo notificó, en el que tuvo
intervención aportando la documenta-
ción que se le requirió y que —aunque de
manera tardía pues fue emitido luego de
la interposición de la presente acción—
culminó con un Informe Final de Ins-
pección donde se observaron múltiples
inconsistencias.
En efecto, en dicho informe se concluyó
que “este ciudadano no demostró capaci-
dad económica para realizar un volumen
de operaciones como el que pretende ad-
judicarse, toda vez que en el período ana-
lizado, 09-2019 a 08-2020, compró alrede-
dor de 8000 cabezas de ganado bovino, las
que se tradujeron en aproximadamente
16.000 medias reses, las que comercializa
al por mayor. En este sentido, en acta ma-
nifestó que compra el ganado y lo envía
directamente al Frigorífico La Puna don-
de lo faenan, para luego entregarlo a sus
clientes, quienes en algunos casos se pre-
sentan directamente en La Puna para re-
tirarlos con un flete propio y/o contratado
por ellos; o en su defecto, él alquila un ca-
mión para que sus empleados los distri-
buyan. Sin embargo no acreditó ninguno
de los dos extremos, habida cuenta que
no existen remitos cárnicos que consig-
nen como destinatarios a algunos de sus
clientes, y tampoco existen comprobantes
que certifiquen el alquiler del transporte
mediante el cual realiza la distribución de
esta mercadería”.
Sigue diciendo el informe que “tampoco
demostró poseer ningún tipo de bien de
uso que emplee en su actividad, ni siquie-
ra posee un camión con cámara frigorífica
integrada, ni tampoco existen los lugares
que denunció como establecimientos y/o
locales comerciales...”... “El volumen de
operaciones que dice haber celebrado,
requiere mínimamente la existencia de
una sede administrativa donde se proce-
se, se emita y se resguarde toda la docu-
mentación relacionada con su actividad”...
“resultarían insuficientes dos empleados
para distribuir, cobrar, rendir, cargar y
descargar la carne, etc., siendo imposi-
ble justificar este movimiento ni siquiera
con la ayuda de los dos empleados que se
sindica. Todo esto, hace presuponer que
no es este ciudadano el verdadero actor,
sino que subyace detrás de su figura toda
una organización que usa su nombre para
resguardar su identidad, con el objeto de
evadir el pago de los impuestos emergen-
tes”... “En el caso que nos ocupa, se presu-
me que el propósito de este ciudadano es

blanquear operaciones de compra, ocul-
tando la identidad de los clientes, man-
teniendo de esta forma, encubiertos a los
verdaderos actores de la actividad, por lo
que se considera que se trata de un pres-
tanombre”.
En definitiva, las inconsistencias que se
le atribuyen al actor —que fueron objeto de
pormenorizado análisis en el Informe Final
de Inspección— y que permiten presumir
la simulación de operaciones, impiden ca-
talogar de “manifiestamente arbitraria” la
decisión del Fisco de incluirlo en la Base de
Contribuyentes No Confiables.
8) Que por otro lado, resulta pertinen-
te puntualizar que si bien es cierto que a
partir del reconocimiento constitucional
del amparo se ha interpretado que el ago-
tamiento de la vía administrativa no cons-
tituye obstáculo para su admisibilidad
formal, tal criterio interpretativo no puede
utilizarse de manera irrestricta. Es que en
este caso existe un procedimiento espe-
cialmente previsto al efecto por el art. 9 de
la RG 3832 que establece que “Los sujetos
incluidos en la Base de Contribuyentes
No Confiables (…) deberán presentar una
nota (…) y aportar la documentación perti-
nente, a fin de solicitar el cambio de estado
administrativo de la Clave Única de Iden-
tificación Tributaria”. A su vez, el art. 10 de
esa misma norma determina la posibilidad
de otra instancia de revisión mediante la
interposición del recurso previsto en el
art. 74 del decreto 1397/1979.
9) Que no obstante lo expuesto, no es-
capa a este Tribunal la existencia en este
caso concreto de ciertas particularidades
que, si bien no resultan suficientes por sí
solas para admitir la acción, en virtud de
los fundamentos expresados precedente-
mente, no pueden pasar desapercibidas.
En efecto, tal como señalaran el actor y el
juez de grado —sin que la demandada hu-
biera manifestado nada al respecto— ante
la situación especial que se vivió en el año
2020 como consecuencia de la pandemia
por COVID-19, el Sr. Saravia se habría visto
imposibilitado de seguir los carriles esta-
blecidos en la referida Resolución General
3832/2016, es decir la presentación de la
nota allí prevista.
Tampoco pudo cumplir con los requeri-
mientos indicados por el Fisco al rechazar-
le el recurso deducido, pues en el sistema
se le informaba al contribuyente que no te-
nía requerimientos pendientes (conforme
print de pantalla acompañado).
Por último —como ya se anticipara—,
el informe final que propuso incluir al
accionante en la base e-Apoc bajo la con-
dición “Usina sin capacidad operativa,
económica y/o financiera” fue emitido el
26/07/2021, es decir luego de que se ma-
terializara la inclusión con la siguiente
inhabilitación de su CUIT y con poste-
rioridad también al inicio de la presente
causa, lo que impidió que el afectado pu-
diera conocer las causales del proceder
de la administración y, en consecuencia,
defenderse, todo lo cual se habría evi-
tado si la AFIP hubiera obrado acatan-
do lo dispuesto por este Tribunal en los
precedentes “Flores, José A. c. AFIP-DGI
s/ amparo ley 16.986”, del 20/12/2016
y “Sulfhaa SRL c. AFIP-DGI s/ amparo
ley 16.986” y “Transporte San Cristóbal
SRL c. AFIP-DGI s/ amparo ley 16.986”,
ambos del 08/03/2017.
En ese escenario, se advierte que en
el marco del proceso de verificación el
derecho de defensa del actor se vio afec-
tado, por lo que no puede reprochársele
haber acudido directamente a la justicia
reclamando el amparo de los derechos
que consideraba vulnerados.
10) Que el art. 279 del Cód. Proc. Civ. y
Com. de la Nación determina que cuando
la sentencia fuese revocatoria o modifica-
toria de la de primera instancia, se deben
adecuar las costas al contenido de ese pro-
nunciamiento.
En virtud de las particularidades del
caso, puestas de manifiesto en el punto que
antecede, se juzga apropiado distribuir por
el orden causado las costas de ambas ins-
tancias (art. 68, segundo párrafo del Cód.
Proc. Civ. y Com. de la Nación).
Cabe recordar que ambas normas del
Cód. Proc. Civ. y Com. de la Nación resul-
tan aplicables en la especie por conducto
del art. 17 de la ley 16.986.
Por ello, se resuelve: I. Hacer lugar al re-
curso de apelación deducido por la deman-
dada el 06/12/2021 y, por consiguiente,
revocar la sentencia de fecha 01/12/2021,
desestimando la acción de amparo deduci-
da por Héctor Manuel Saravia. II. Imponer
las costas de ambas instancias por el orden
causado. III. Regístrese, notifíquese, pu-
blíquese en los términos de las Acordadas
CSJN 15 y 24 de 2013 y oportunamente de-
vuélvase. — Alejandro Castellanos. — Ma-
riana I. Catalano. — Guillermo F. Elías.
Derecho del
consumidor
Reintegro de sumas de dinero cobradas por
“impugnación o reclamo no válido”. Acción
intentada por una asociación de consumi-
dores. Procedencia. Reembolso de cargos
percibidos por uso de cajeros automáticos.
Rechazo. Daño punitivo.
1. - Corresponde rechazar la pretensión de
reintegro de las sumas de dinero que
la demandada cobró a sus clientes por
el uso de cajeros automáticos, pues
quedó firme lo afirmado en la senten-
cia acerca de que ese cobro no importó
ninguna “comisión”, sino un cargo me-
diante el cual la entidad trasladó a los
usuarios aquello que, a su vez, sufra-
gaba a los propietarios de los referidos
cajeros.
2. - Lo alegado acerca de que la demanda-
da no podía trasladar el costo por uso
de cajeros automáticos a sus clientes es
inconducente, porque, contrariamente
a lo que se sostiene en el recurso, aque-
lla no es un banco, por lo que tampo-
co puede aceptarse que su tarea habi-
tual hubiera sido la de dar adelantos en
efectivo a través de cajeros automáti-
cos.
3. - Es insustancial el cuestionamiento de la
accionante relacionado con la “subcla-
se” de usuarios que tenían sus domici-
lios en lugares lejanos a la demandada,
pues, como es claro, ese dato solo exhi-
be una elección personal de los involu-
crados de vincularse a aquella a pesar
de sus circunstancias, lo que de ningún
modo podría haberla colocado en la ne-
cesidad de “proveerles cercanía gratui-
ta” a través de cajeros.
4. - El daño punitivo debe confirmarse —en
el caso, por un millón—, pues, contra-
riamente a lo que sostiene la demanda-
da, su parte no solo fue hallada culpa-
ble por haber cobrado una comisión ile-
gítima, sino también por haber violado
el derecho de información al no incluir
en su página web los datos que el ente
rector le exigía (lo cual, vale aclarar, no
tiene nada que ver con la información
que debía proveer en los resúmenes de
cuenta, que fueron evaluados en otra
sentencia).
5. - No asiste razón a la actora en su agra-
vio acerca de que el monto por daño pu-
nitivo es reducido, pues las constancias
de la causa muestran que el importe fue
prudentemente establecido; conclusión
a la que se arriba tras ponderar que solo
prosperaron dos de las pretensiones y
que la entidad económica del progre-
so de la acción es menor, dado que del
peritaje resulta que el monto que la de-
mandada percibió por la comisión cuya
nulidad se declara, confrontado con el
que fue fijado en concepto de multa ci-
vil, puede considerarse reducido.
CNCom., sala C, 30/12/2021. - Usuarios y
Consumidores Unidos c. Tarshop S.A. s/
ordinario.
[Cita on line: TR LALEY AR/JUR/208963/2021]
Costas
En el orden causado
2ª instancia.- Buenos Aires, diciembre
30 de 2021.
¿Es arreglada a derecho la sentencia ape-
lada de fs. 1291/1322?
La doctora Villanueva dijo:
I. La sentencia.
1. Mediante el pronunciamiento dictado
a fs. 1291/1322, el señor juez de grado ad-
mitió parcialmente la demanda promovida
por Asociación Civil de Usuarios y Consu-
midores Unidos contra Tarshop SA.
Condenó entonces a esta última a reinte-
grar a sus clientes —fueran o no actuales—
las sumas de dinero que les había cobrado
por la comisión individualizada como “im-
pugnación o reclamo no válido” desde el
07/02/2011, más intereses calculados a la
tasa activa que aplica el Banco de la Nación
Argentina en sus operaciones de descuento
a treinta días.
Impuso sobre la demandante la carga de
comunicar de modo fehaciente a los bene-
ficiarios que los fondos habrían de encon-
trarse a su disposición y consideró que el
destino del remanente se establecería re-
cién cuando se verificara si existía o no.
Para así decidir, declaró la nulidad de
la cláusula que había impuesto sobre los
clientes la obligación de pagar cierta suma
de dinero si cuestionaban infructuosamen-
te un consumo, solución a la que arribó por
considerar que esa cláusula restringía el
derecho que a los nombrados reconocía el
art. 26 de la ley 25.065, ampliando en forma
abusiva los de la entidad bancaria.
En cambio, rechazó la pretensión de la
demandante de que se restituyera a los in-
volucrados el cargo denominado “utiliza-
ción del servicio de cajeros automáticos”
toda vez que, según sostuvo el a quo, de la
prueba rendida en la causa surgía que lo
percibido por dicho concepto había res-
pondido al costo de un servicio efectiva-
mente prestado por un tercero a quien la
demandada le había pagado, trasladando
el costo respectivo en los términos de la Co-
municación “A” 5460 BCRA punto 2.3.2.1.
En otro orden, consideró que la entidad
no había cobrado el cargo de “seguro de
vida colectivo sobre saldos deudores” en
exceso, posición que sustentó en que los
montos percibidos por ella habían sido
acordes a los valores de mercado, tal como
surgía del resultado del peritaje contable
producido en autos y de la respuesta del
Banco Central de la República Argentina.
Jueves 28 de abril de 2022 | 9
En cambio, consideró que la demandada
había incumplido con lo dispuesto en el
punto 2.4.2 de la Comunicación “A” 5460
BCRA en lo que refiere a la obligación de
las entidades financieras de brindar infor-
mación clara, íntegra y precisa acerca de
los cargos y comisiones que cobraran, por
lo que le ordenó dar estricto cumplimiento
a lo previsto en dicha norma con respecto a
los cargos cuestionados en esta litis, como
así también en relación con las primas de
los seguros de vida.
A fin de fundar tal aspecto de su pronun-
ciamiento, destacó que ni en la aludida
página web, ni en el anexo I de las condi-
ciones particulares de la tarjeta “shopping”,
era fácil acceder a la información relativa a
las tasas, cargos y comisiones, ni verificar
el fundamento por el cual estos eran cobra-
dos.
Hizo lugar a la multa civil requerida por
la actora en los términos del art. 52 de la
LDC y la fijó en la suma de pesos un millón.
Finalmente, condenó a la demandada al
pago de las costas del juicio por haber re-
sultado sustancialmente vencida.
II. Los recursos.
1. La sentencia fue apelada por ambas
partes.
2. La accionante se queja de que el ma-
gistrado de grado haya rechazado su pe-
dido de nulidad del cargo individualizado
como “utilización de cajero automático”.
Afirma que ese cargo no puede trasla-
darse a los usuarios porque constituye
parte de la tarea normal y habitual de la
demandada y asevera que, aun si no se
compartiera ese postulado, dicho cargo
resulta manifiestamente abusivo para los
clientes que tienen sus domicilios en lu-
gares distintos a los de la sede principal o
sucursales de “Tarshop”.
Se queja de que el a quo no haya valo-
rado la prueba informativa que cita, de
la que surge, según su ver, que los mon-
tos percibidos por la demandada por di-
cho cargo superan los que ella pagaba por
ese supuesto servicio a las empresas de
cajeros automáticos; y cuestiona que el
sentenciante haya omitido ponderar que
su adversaria no había exhibido los con-
tratos que había celebrado con las aludi-
das empresas, ni había informado cómo
se calculaba la facturación que mantenía
con ellas.
De ello deriva que “Tarshop” no acre-
ditó que el monto que percibe por dicho
cargo refleje exclusivamente el costo de
un verdadero servicio en los términos
dispuestos por la Comunicación “A” 5460
BCRA, punto 2.3.2.1, de lo cual deduce
que el magistrado aplicó el “deber de co-
laboración” del art. 53 de la LDC exacta-
mente al revés de lo previsto en esa nor-
ma.
3. En otro orden de ideas, cuestiona la
forma en que el sentenciante determinó
que debía restituirse la comisión deno-
minada “impugnación o reclamo no vá-
lido”.
Por un lado, se queja del dies a quo adop-
tado para el cómputo del plazo de pres-
cripción trienal, pues se omitió contemplar
el efecto suspensivo de la mediación pre-
judicial; y, por el otro, cuestiona la tasa de
interés aplicada, solicitando que se utilice
la que demandada aplica a sus clientes mo-
rosos.
Se agravia, además, de que el señor juez
haya impuesto sobre su parte la obligación
de notificar a los beneficiarios que ellos
10 | Jueves 28 de abril de 2022
tendrán sumas por cobrar y critica que no
se haya establecido el destino del posible
remanente.
4. También se queja del rechazo a su
pretensión vinculada con lo cobrado en
exceso por el “seguro de vida de saldo
deudor”, sosteniendo que, contrariamen-
te a lo que fuera expresado por el juez, el
BCRA no informó que el valor percibido
por la demandada fuera acorde a los va-
lores de mercado, a lo que agrega que el
precio no se pudo acreditar en el peritaje
contable por falta de colaboración de su
contraria.
5. Finalmente, se agravia del monto fi-
jado en la sentencia en concepto de daño
punitivo, considerando que ese monto es
dogmático e insuficiente, por las razones
que expresa.
6. De su lado, la demandada se queja de
que el sentenciante haya considerado que
el cobro de la comisión “reclamo no váli-
do” restringía el derecho del consumidor a
cuestionar los consumos, explicando que
ello es equivocado dado que se trataba de
un procedimiento gratuito y que esa comi-
sión solo se devengaba en caso de que la
impugnación hubiera sido improcedente
por un error del cliente.
Afirma que se trataba de una comisión
legítima, debidamente informada y acepta-
da por el usuario, que hallaba su causa en
las tareas que su parte debía realizar para
investigar la autenticidad de una compra
que hubiera sido desconocida por el clien-
te.
Tras poner de resalto que se podía acce-
der fácilmente —a través de su sitio web—
a toda la información requerida por la Co-
municación “A” 5460 BCRA, sostiene que la
sentencia es arbitraria pues el juez conclu-
yó allí, sin fundamento, que su parte había
incumplido los parámetros estatuidos en la
norma recién citada.
Critica también la condena por daño
punitivo: por un lado, por considerar que
no se acreditó el presupuesto subjetivo
que habilitaba su aplicación (es decir que
hubiera existido intención de provocar un
daño o que su conducta hubiera sido rein-
cidente); y, por el otro, se agravia del mon-
to de dicha multa en tanto resultaba vein-
tiocho veces más elevada que el beneficio
obtenido por el único cargo que había sido
declarado nulo.
Finalmente, se agravia de las costas, sos-
teniendo al efecto que, dado que solo pros-
peró uno de los cinco reclamos que habían
sido deducidos por la accionante, ellas hu-
bieran debido ser distribuidas del modo
autorizado por el art. 71 Cód. Proc. Civ. y
Comercial.
III. La solución.
1. Como surge de la reseña que antece-
de, la asociación de consumidores pre-
sentada en autos demandó el reintegro
de las sumas que habían sido cobradas
por Tarshop SA a sus clientes con motivo
de la aplicación de los cargos identifica-
dos como “utilización de cajero automá-
tico” e “impugnación o reclamo no váli-
do”, requiriendo, además, la devolución
de lo que le imputó haber percibido en
exceso por las primas del seguro de vida
de saldo deudor.
El señor juez de primera instancia hizo
lugar parcialmente a la acción, condenan-
do a la demandada a reintegrar el segundo
de esos conceptos, a abonar una multa civil
y a cumplir con el deber de información en
los términos que indicó, lo cual motivó los
agravios de ambas partes que he sintetiza-
do en el punto anterior.
2. Comparto todas y cada una de las con-
sideraciones vertidas por la Señora Fiscal
General ante esta Cámara en el dictamen
que antecede, por lo que he de proponer
a mi distinguido colega resolver los recur-
sos articulados del modo propuesto en ese
dictamen, a cuyos fundamentos me remito
por razones de brevedad.
En ese marco, solo he de tratar algunas
cuestiones particulares acerca de las cuales
considero pertinente abundar.
3. Respecto del agravio de la actora vin-
culado con el rechazo de la comisión que
la demandada cobraba por el uso de los
cajeros automáticos, es necesario desta-
car que ha quedado firme —pues no ha
merecido ningún cuestionamiento— lo
afirmado en la sentencia acerca de que
ese cobro no importó ninguna “comi-
sión”, sino un cargo mediante el cual la
entidad trasladó a los usuarios aquello
que, a su vez, sufragaba a los propietarios
de los referidos cajeros (ver peritaje con-
table, fs. 746 vta.).
Del peritaje producido en autos resulta,
además, que la entidad exhibió las fac-
turas emitidas por los proveedores res-
pectivos, todo lo cual permitió a la perito
contadora arribar al valor unitario que a
cada uno de los clientes había sido cobra-
do (ver fs. 736).
Todo esto, a su vez, fue informado al
Banco Central de la República Argentina,
quien produjo para esta causa el informe
que obra a fs. 719, exponiendo que la ope-
ratoria no había presentado objeciones
(ver fs. 719).
En tal contexto, los cuestionamientos de
la quejosa son insustanciales.
Así, lo alegado acerca de que la deman-
dada —según sostuvo la recurrente— no
podía trasladar ese costo es inconducente
porque, contrariamente a lo que se sostie-
ne en el recurso, Tarshop SA no fue un ban-
co, por lo que tampoco puede aceptarse
que su tarea habitual hubiera sido la de dar
adelantos en efectivo a través de cajeros
automáticos de la red Link o Banelco.
También insustancial es el cuestiona-
miento relacionado con la “sub clase” de
usuarios que tenían sus domicilios en lu-
gares lejanos a Tarshop; pues, como es
claro, eso dato solo exhibe una elección
personal de los involucrados de vincularse
a la demandada a pesar de sus circunstan-
cias, elección que de ningún modo podría
haber colocado a esta en la necesidad de
“proveerles cercanía gratuita” a través de
cajeros.
Por lo demás, si la actora consideraba
tan esencial contar con los contratos que
la demandada había celebrado con las
compañías que le prestaban el servicio en
cuestión, bien pudo haberlos requerido
ella misma, que no es una consumidora
desvalida, sino una asociación que se su-
pone especialmente idónea para defender
al conjunto de quienes revisten esa cali-
dad —siendo ese, precisamente, el sus-
tento de la legitimación que le asiste para
formular reclamos colectivos de esta índo-
le—, por lo que resulta cuanto menos inex-
plicable que, tratándose de una prueba a
su alcance, pretenda que era su adversaria
quien debía producirla.
4. Tampoco asiste razón a la actora en los
argumentos que esgrimió para cuestionar
la determinación del monto a reintegrar en
concepto de “impugnación o reclamo no
válido”.
Que no le asiste esa razón en lo vincula-
do a la tasa de interés que pretendió, surge
de que ni siquiera lo fundó: se trata de una
petición disociada de los hechos de la cau-
sa y del derecho aplicable, por lo que esa la
falta absoluta de toda fundamentación, me
releva de la necesidad de abundar.
Y lo mismo ocurre con su alegación acer-
ca de que el dies a quo del rubro fue inde-
bidamente fijado, toda vez que el asunto ya
ha sido decidido por la Sala el 26/04/2016,
ocasión en la que se aceptó implícitamente
que la fecha que debía ser tomada en cuen-
ta era la de la interposición de la demanda,
lo cual ha quedado firme.
Así cabe concluir a la luz del modo en
que la incidencia respectiva quedó traba-
da, de la que resulta que, tras haber opues-
to “Tarshop” excepción de prescripción
invocando un plazo de tres años contados
desde la interposición de la demanda, la
defensa fue admitida, lo cual ocurrió des-
pués de que la actora la hubiera contesta-
do cuestionando ese plazo, pero sin decir
nada acerca de que él debía considerarse
suspendido por la mediación del modo
que ahora sostiene (fs. 229/31).
En ese marco, esta última alegación es
tardía, dado que, como es claro, la ocasión
para decidir qué tramos del reclamo se ha-
llaban prescriptos, se encuentra precluida.
5. En cambio, a mi juicio, le asiste razón
en lo que sostiene acerca del modo en que
debe ser cumplida la sentencia respecto de
los exclientes beneficiarios de esta acción.
Las medidas —y sus respectivos costos—
que deben ser arbitradas para asegurar que
esos beneficiarios conozcan el pronuncia-
miento y cobren lo que les es debido, es
carga que debe pesar sobre la demandada,
por las razones que fueron proporcionadas
por la Sala al dictar sentencia en los autos
“Consumidores Financieros Asociación
Civil para su Defensa c. Western Union Fi-
nancial Services Argentina SRL s/ ordina-
rio” del 25 de agosto de 2017.
Por esas mismas razones, deben extre-
marse los recaudos para lograr que dichos
beneficiarios accedan a ese conocimiento
de modo cierto y fehaciente, a cuyo efec-
to, una vez conocidas sus identidades por
la vía señalada por el juez, deberá serles
notificado —junto con los demás datos re-
levantes de la cuestión— que el dinero se
encuentra a su disposición.
La notificación se cursará mediante co-
rreo electrónico dirigido a la última direc-
ción que respecto de cada uno de ellos la
demandada tuviera registrada y, si ese co-
rreo no fuera respondido, deberá serles en-
viada una carta documento con la misma
información.
En cada ocasión se requerirá a los intere-
sados que otorguen los datos de las cuen-
tas a las cuales deben serles transferidas
las sumas respectivas; y, en caso de que
esas notificaciones no sean contestadas
y, por ende, no se acceda por ese medio a
los aludidos datos, la demandada deberá
recabarlos mediante información que re-
querirá al BCRA, para que, por su interme-
dio, las entidades que integran el sistema
se expidan acerca de cuáles son las cuentas
que actualmente esos beneficiarios tienen
abiertas.
Así se procederá, sin perjuicio de las
demás medidas que a estos efectos con-
sidere pertinente disponer el juez, a cuyo
cargo también quedará la tarea de arbitrar
las medidas necesarias para comprobar el
efectivo cumplimiento de lo ordenado.
Con tales alcances, propongo a mi distin-
guido colega hacer lugar al agravio.
6. Distinta suerte debe correr, según mi
ver, la queja vinculada con el destino que
debe otorgarse a los fondos “remanentes”,
esto es, a aquellos que, en su caso, no sean
percibidos por los interesados.
A mi juicio, la actora no ha sufrido nin-
gún agravio actual que deba ser reparado
mediante la admisión del recurso.
Así lo juzgo pues, como es claro, hoy
no sabemos si habrán de existir o no esos
“fondos remanentes”, a lo que se agrega
que, por la poca cantidad de beneficiarios
que integran la clase en cuya tutela fue pro-
movida esta acción, puede ser conjeturado
que la sentencia logre ser efectivamente
cumplida respecto de todos y cada uno de
ellos, por lo que no quede remanente algu-
no.
7. Tampoco encuentro admisibles las
quejas que ambas partes han articulado
respecto de la procedencia del daño puni-
tivo y del monto en el que fue fijado.
El rubro es procedente por las razones
que expuso la Señora Fiscal en el dicta-
men más arriba referido; a las que cabe
agregar que, contrariamente a lo que
sostiene la demandada, su parte no solo
fue hallada culpable —lo cual no es tan
“poco” como ella sostiene— por haber
cobrado aquella comisión ilegítima, sino
también por haber violado el derecho de
información al no incluir en su página
web los datos que el ente rector le exigía
(lo cual, vale aclarar, no tiene nada que
ver con la información que debía proveer
en los resúmenes de cuenta que fueron
evaluados en otra sentencia).
No obstante, si el rubro es procedente,
no encuentro que asista razón a la actora
en su agravio acerca de que el monto es re-
ducido.
Las constancias de la causa muestran
que, en cambio, el importe fue pruden-
temente establecido; conclusión a la que
arribo tras ponderar que solo prosperaron
dos de las pretensiones expuestas en la
demanda y que, en términos relativos, la
entidad económica del progreso de la ac-
ción es menor, dado que del peritaje con-
table producido en la causa resulta que
el monto que la demandada percibió por
aquella comisión cuya nulidad se declaró
asciende a la suma de $36.745, lo cual ex-
hibe que, confrontado ese importe con el
de $1.000.000 que fue fijado en concepto de
daño punitivo, este último no puede consi-
derarse reducido.
8. Finalmente, corresponde tratar el agra-
vio de la demandada vinculado a las costas.
A mi juicio, debe prosperar.
Le asiste razón en cuanto a que de los
cinco rubros reclamados en la demanda,
solo prosperó uno, lo cual de suyo muestra
que la Asociación se excedió en su reclamo
y que, en consecuencia, fue ella quien re-
sultó principalmente vencida.
No es razonable, entonces, imponer la
totalidad de las costas a la demandada,
dado que, como es claro, la calidad profe-
sional de la demandante no es compatible
con un temperamento como el que se apre-
cia seguido en la especie.
El solo hecho de que se invoque actuar
en defensa de los consumidores no habi-
lita accionar sin sustento, a demandar por
demandar, utilizando la estructura judicial
para canalizar acciones complejas sin nin-
gún sentido, que generan costos que otros
deben asumir.
Por tales razones, he de proponer a mi
distinguido colega que las costas sean dis-
tribuidas en el orden causado en ambas
instancias.

IV. La conclusión:
Por lo expuesto, propongo al Acuer-
do: a)  hacer lugar al agravio de la acto-
ra tratado en el punto 5, requiriendo al
señor magistrado de primera instancia
que tenga a bien implementar lo que
entienda necesario a los efectos allí pre-
vistos; b)  hacer lugar al recurso de la
demandada en los términos tratados en
el punto 8 y, en consecuencia, distribuir
Panorama | Corte Suprema
Niños en conflicto con la ley penal. Hábeas
corpus
La sentencia del superior tribunal local
que revocó la decisión que había admiti-
do el hábeas corpus colectivo y ordenado
a la policía local el cese de la práctica de
privar de la libertad a niños y niñas bajo el
amparo del art. 5, inc. “a” de la ley 4109
de Río Negro es arbitraria, pues el trata-
miento que le deparó no es suficiente para
constituir una respuesta fundada; defecto
que se agrava por ciertas ambigüedades
del texto que amenazan la coherencia
interna de la sentencia (del dictamen de
la Procuración General que la Corte hace
suyo).
CS, “Arias, Patricia (Def. de Menores e Inca-
paces) s/hábeas corpus preventivo/ casa-
ción”, 29/03/2022.
Cita online: TR LALEY AR/JUR/24453/2022
Trata de personas. Delitos que correspon-
den a la justicia federal
Corresponde a la justicia federal enten-
der en la causa que se investiga los deli-
tos de los arts. 125 bis, 145 bis y 145 ter,
incs. 1º, 4º y último párr., del Cód. Penal,
pues es en un contexto de vulnerabilidad
y subordinación coactiva que el imputa-
do habría promocionado el ejercicio de la
prostitución de dos de sus empleadas, de
“escasos 18 años”. Sin perjuicio del carác-
ter común que reviste la figura del art. 125
bis del Cód. Penal y de que la controversia
excede a los hechos calificados bajo esa
norma, las circunstancias de modo, tiem-
po, lugar y condiciones de explotación en
las que se habría consumado, impiden
desconocer la estrecha vinculación exis-
tente entre ese delito y la trata de perso-
nas, además de la conveniencia de que la
investigación y juzgamiento quede a car-
go de un único tribunal (del dictamen de
la Procuración General que la Corte hace
suyo).
CS, “Ezquiaga, María Fabiana y otro s/inci-
dente de incompetencia”, 29/03/2022.
Cita online: TR LALEY AR/JUR/24451/2022
Ocultamiento de activos. Defraudación.
Delitos que corresponden a la justicia fede-
ral
La justicia federal debe continuar enten-
diendo en las causas instruidas con mo-
tivo de la denuncia por presunta oculta-
ción de activos de la sociedad conyugal
a través de una empresa y defraudación
a los intereses de los accionistas de una
sociedad comercial, pues las particula-
ridades del caso no permiten descartar
que todos los hechos formen parte de
un único contexto delictivo, por lo que
razones de economía procesal y una me-
jor administración de justicia aconsejan
que su investigación quede a cargo de
un único tribunal (del dictamen de la
Procuración General que la Corte hace
suyo).
en el orden causado las costas de am-
bas instancias; c)  rechazar los restantes
agravios planteados por las dos partes,
confirmando la sentencia en lo demás
que decide.
Por análogas razones, el doctor Machín
adhiere al voto anterior.
Por los fundamentos del acuerdo que
antecede se resuelve: a)  hacer lugar al
CS, “Garfunkel, Rafael Augusto y otros s/
incidente de incompetencia”, 29/03/2022.
Cita online: TR LALEY AR/JUR/24452/2022
Prórroga de competencia
Corresponde tener por declinado el pri-
vilegio que otorga el art. 117 CN, toda vez
que la Provincia demandada ha prorro-
gado la competencia originaria a favor
del Juzgado Federal de primera instancia
al hacer sus primeras presentaciones sin
ejercer el privilegio citado y ha revelado
de manera expresa su voluntad de acu-
dir a la competencia apelada de la Corte
Suprema (art. 14 de la ley 48) en la even-
tualidad de un fallo adverso a sus intere-
ses, sin que obste a ello el hecho de que
el Estado provincial no haya cuestionado
la decisión por la cual la Cámara entendió
que el caso correspondía a la competen-
cia originaria, en tanto es él, como sujeto
aforado, que debió reclamarla en la pri-
mera oportunidad.
CS, “Asociación Civil con Personería Jurí-
dica Cuenca Río Paraná c. Aguas Santa-
fesinas S.A. y otros s/amparo ambiental”,
22/03/2022.
Cita online: TR LALEY AR/JUR/24378/2022
Causas que corresponden a la Justicia en lo
Contenciosoadministrativo Federal
Resulta competente la justicia de prime-
ra instancia en lo Contenciosoadminis-
trativo Federal para entender en la ac-
ción declarativa de certeza e inconstitu-
cionalidad promovida por una sociedad
anónima contra el Gobierno de la Ciudad
de Buenos Aires, toda vez que con carác-
ter previo al dictado de la sentencia del
superior tribunal local que hizo lugar al
planteo de inhibitoria, el juez a cargo del
Juzgado Contenciosoadministrativo Fe-
deral dictó sentencia sobre el fondo de
la cuestión debatida, razón por la cual
corresponde mantener la competencia
de aquel tribunal federal (del dictamen
de la Procuración General que la Corte
hace suyo).
CS, “Egger Argentina S.A. c. GCBA -
AGIP - DGR s/proceso de conocimiento”,
22/03/2022.
Cita online: TR LALEY AR/JUR/24393/2022
Extradición
Si bien el agravio fundado en la situación
carcelaria existente en el país requirente
es de necesaria consideración, aun cuan-
do no esté contemplado en el tratado
aplicable, en función de los compromi-
sos asumidos por la República Argentina
en virtud de normas internacionales que
prohíben conceder la extradición cuando
haya motivos serios para creer que la per-
sona requerida será sometida a tortura o
tratos crueles, en el caso el temor esgri-
mido por la parte recurrente solo apare-
ce derivado de una situación general de
la que no solo no surge que esté vigente
agravio de la actora tratado en el pun-
to 5, requiriendo al señor magistrado de
primera instancia que tenga a bien im-
plementar lo que entienda necesario a
los efectos allí previstos; b)  hacer lugar
al recurso de la demandada en los tér-
minos tratados en el punto 8 y, en con-
secuencia, distribuir en el orden causado
las costas de ambas instancias; c)  recha-
zar los restantes agravios planteados por
las dos partes, confirmando la sentencia
sino que, además, tampoco representa un
riesgo cierto y actual que afecte al reque-
rido.
CS, “V.B.W.E. s/ extradición”, 22/03/2022.
Cita online: TR LALEY AR/JUR/24335/2022
Estafa. Causas que corresponden a la justi-
cia provincial
Corresponde al Juzgado provincial con-
tinuar con el conocimiento de la investi-
gación por una estafa realizada a través
de las redes sociales, toda vez que, más
allá de que el pago de la compra fue
realizado en un local de Pago Fácil de la
Ciudad de Buenos Aires, fue en territo-
rio bonaerense donde se cobró el dinero
enviado y, además, donde residen la de-
nunciante y los imputados, sin perjuicio
de que si se considera que el asunto con-
cierne a otro magistrado de su misma
provincia, se le remitan las actuaciones
de acuerdo con el derecho procesal local
cuya interpretación y aplicación es ajena
a la jurisdicción nacional (del dictamen
de la Procuración General que la Corte
hace suyo).
CS, “Calderón Díaz, José Antonio y otros s/
incidente de incompetencia”, 15/03/2022.
Cita online: TR LALEY AR/JUR/21685/2022
Suspensión del trámite de la queja ante la
Corte Suprema
La Cámara omitió pronunciarse respecto
del acogimiento de la SRL actora —a la
moratoria dispuesta por la ley 27.260—
denunciado en la causa por el organis-
mo recaudador demandado y no existen
constancias en el expediente de que el
tribunal a quo se hubiese expedido al
respecto con posterioridad al menciona-
do planteo, pues ello constituye una inci-
dencia ajena al recurso deducido ante la
Corte Suprema, y su resultado —en caso
de prosperar— podría tornar abstracto un
pronunciamiento del Tribunal sobre las
cuestiones planteadas en dicho recurso,
por lo cual corresponde suspender el trá-
mite de la queja.
CS, “Alfazúcar S.R.L. c. AFIP s/revocación de
resoluciones administrativas”, 10/03/2022.
Cita online: TR LALEY AR/JUR/20436/2022
Maniobras fraudulentas en una sociedad
comercial. Causas que corresponden a la
justicia provincial
Corresponde al Juzgado provincial enten-
der en las causas que tienen por objeto
distintas denuncias por maniobras frau-
dulentas en torno a la administración de
la sociedad comercial donde los denun-
ciantes son accionistas, pues más allá de
que el domicilio legal de la sociedad se
encuentra en la Ciudad de Buenos Aires
y que los documentos sindicados como
falsos fueran presentados ante organis-
mos que también se localizan allí, el ob-
jeto principal de ambas denuncias refiere
Jueves 28 de abril de 2022 | 11
en lo demás que decide. Notifíquese por
Secretaría a las partes y la Sra. Fiscal Ge-
neral. Cúmplase con la comunicación or-
denada por el art. 4º de la Acordada de la
Excma. Corte Suprema de Justicia de la
Nación 15/2013, del 21/05/2013. Opor-
tunamente, devuélvase al Juzgado de pri-
mera instancia. Firman los suscriptos por
encontrarse vacante la vocalía Nº 8 (conf.
art. 109 RJN). — Eduardo R. Machín. —
Julia Villanueva.
a actos presuntamente fraudulentos en
la administración del local comercial que
se ubica en territorio bonaerense donde,
además, se habría hurtado mercadería y
documentación y se encuentra el efectivo
asiento de los negocios (del dictamen de
la Procuración General que la Corte hace
suyo).
CS, “Brucco, Marisa s/incidente de incom-
petencia”, 10/03/2022.
Cita online: TR LALEY AR/JUR/20409/2022
Residuos. Juez competente
Resulta competente el Juzgado provincial
para entender en la causa donde se inves-
tiga la presunta infracción a la ley 24.051
por la acumulación de residuos domicilia-
rios y el humo proveniente de la quema
de tabiques de ladrillos, toda vez que no
surge que la mencionada acumulación de
residuos a cielo abierto o el humo produ-
cido por la quema tengan, en principio,
capacidad de generar un impacto am-
biental que trascienda los límites locales
(del dictamen de la Procuración General
que la Corte hace suyo).
CS, “Lebos, Alberto s/incidente de incompe-
tencia”, 10/03/2022.
Cita online: TR LALEY AR/JUR/20467/2022
Derechos de exportación
Corresponde establecer que el dictado
del dec.  509/2007 implicó la deroga-
ción del arancel del 5% establecido en
la res. (ME) 160/02 y, a su vez, el es-
tablecimiento de un único derecho de
exportación, pues tratándose de leyes
sucesivas que legislan sobre la mis-
ma materia, la omisión en la última de
disposiciones de las primeras importa
seguramente dejarlas sin efecto, cuan-
do la nueva ley crea —como ha sucedi-
do con el decreto referido— un sistema
completo más o menos diferente de la
ley antigua, en tanto no sería prudente
alterar la economía y la unidad de la ley
nueva mezclando a ella disposiciones
quizá heterogéneas de la ley anterior,
que ella ha reemplazado (del dictamen
de la Procuración General que el Dr. Ro-
senkrantz hace suyo en su disidencia. La
Corte, por mayoría, declaró inadmisible
el recurso extraordinario por aplicación
del art. 280, Cód. Proc. Civ. y Com.).
CS, “Biocardales SA c. DGA s/recurso direc-
to de organismo externo”, 03/03/2022.
Cita online: TR LALEY AR/JUR/15212/2022
Nulidad del auto de concesión del recurso
extraordinario
Es nulo el auto de concesión del recur-
so extraordinario, toda vez que su tramo
dispositivo interpuesto por el Estado Na-
cional no guarda la debida concordancia
con lo expresado en sus “vistos”, en los
que el tribunal había indicado que se
trataría el recurso que había interpues-
12 | Jueves 28 de abril de 2022

to la parte actora, sumado a los impre-
cisos términos de los considerandos de
la decisión en los que se enuncian tanto
los agravios de la actora como los de la
demandada, todo lo cual torna imposi-
ble determinar cuál es el remedio federal
que fue concedido.
CS, “Cantoni S.A. c. P.E.N. s/amparo
ley 16.986”, 03/03/2022.
Cita online: TR LALEY AR/JUR/15236/2022
Indemnización por expropiación
Es formalmente inadmisible el recurso
extraordinario deducido por el Estado Na-
cional y la AFIP toda vez que el tribunal
a quo centró su decisión en una cuestión
que se presenta como medular, a saber:
que la excepción a la regla según la cual
el pago de la suma expropiatoria debe
efectuarse en “dinero en efectivo” solo po-
dría tornarse operativa si el sujeto expro-
piado prestara su conformidad con una
modalidad de pago diferente a aquella
(art. 12 de la ley 21.499), situación que, al
no haber acontecido, obstaba a apartarse
de la solución legal prevista sobre el pun-
to; argumentación que no ha sido desvir-
tuada por los recurrentes que, más aún,
omitieron toda consideración al respecto
y se limitaron a realizar afirmaciones dog-
máticas y genéricas referidas al carácter
de orden público que el legislador otorgó
a la ley 26.761 y a su preeminencia por so-
bre el interés individual de los acreedores
de la fallida, sin formular reproche alguno
al fundamento central expuesto por el a
quo acerca de la aplicación del art. 12 de
la ley 21.499.
CS, “Ciccone Calcográfica S.A. s/otros - con-
curso preventivo s/ incidente transitorio”,
03/03/2022.
Cita online: TR LALEY AR/JUR/15158/2022
Consolidación de deuda
Corresponde dejar sin efecto la senten-
cia que consideró inconstitucionales las
previsiones de la ley 25.344 por entender
que impedían el pago en efectivo de una
deuda que surgía del reconocimiento de
responsabilidad internacional efectuado
por el Estado argentino en un acuerdo
de solución amistosa homologado por
la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, pues no resulta admisible que
las partes hubiesen establecido en el con-
venio un régimen de pago distinto al pre-
visto en las leyes 23.982 y 25.344, al tra-
tarse de normas de orden público que no
pueden ser dejadas de lado ni por acuerdo
de partes.
CS, “Correa Belisle, Rodolfo Luis c. EN
-EMGE- y otro s/proceso de conocimiento”,
03/03/2022.
Cita online: TR LALEY AR/JUR/15255/2022
Prescripción de la acción de daños
Es arbitraria la sentencia que declaró la
prescripción de la acción de daños ini-
ciada por la esposa e hija de quien falle-
ciera en un accidente de tránsito, pues
el tribunal superior omitió analizar los
efectos interruptivos del inicio de la me-
dida cautelar de embargo que tuvo como
sujeto pasivo la empresa codemanda-
da —dirigido a asegurar la eventual
ejecución ulterior de la sentencia— res-
pecto del plazo de prescripción bianual
previsto en el art. 4037 del Cód. Civil (del
dictamen de la Procuración General que
la Corte hace suyo).
CS, “La Meridional Cía. de Seguros S.A. s/
casación”, 03/03/2022.
Cita online: TR LALEY AR/JUR/15205/2022
Diferencias salariales
Es arbitraria la sentencia que incluyó las
diferencias salariales provenientes del
dec. 1490/2002 como parte del lucro ce-
sante peticionado, pues omitió considerar
que el objeto de la demanda no era ob-
tener un reajuste de haberes, sino la re-
paración de los daños derivados del obrar
ilícito de los agentes de Gendarmería Na-
cional en las actuaciones administrativas
en las que se decidió el futuro del actor en
la fuerza, su pase a retiro y el porcentaje
del haber que debería percibir, por lo cual
es evidente que las diferencias salariales
pretendidas no constituyen un daño patri-
monial derivado de los hechos imputados
a la demandada y resultan independien-
tes de la conducta juzgada en el caso,
en tanto, al no existir una relación entre
el objeto y las circunstancias fácticas del
proceso y el rubro reclamado, no corres-
pondía expedirse respecto de las sumas
reconocidas en el citado decreto.
CS, “R., A. y otro s/abuso sexual - art. 119
3º párrafo y violación según párrafo 4to.
art. 119 inc. e”, 03/03/2022.
Cita online: TR LALEY AR/JUR/15224/2022
Delitos contra la integridad sexual. Revi-
sión de sentencia absolutoria
La sentencia que rechazó el recurso de
casación deducido contra la absolución
a los imputados por los delitos de abuso
sexual gravemente ultrajante reiterado
y abuso sexual gravemente ultrajante
con acceso carnal es arbitraria, pues el
juzgador pasó por alto los criterios para
la correcta valoración de la prueba en
estos casos, en la medida en que cues-
tionó la confiabilidad del testimonio de
la víctima a partir de la diferencia que
presentarían sus declaraciones acerca
de la cantidad de veces que fue obligada
a practicar sexo oral al acusado. Tal pro-
ceder implicó, además, menospreciar lo
declarado por aquella sobre las oportu-
nidades en que habría sido accedida car-
nalmente a pesar de que en este aspecto
no existieron discrepancias en sus decla-
raciones (del dictamen de la Procuración
General la Corte hace suyo).
CS, “R., A. y otro s/abuso sexual - art. 119
3º párrafo y violación según párrafo 4to.
art. 119 inc. e”, 03/03/2022.
Cita online: TR LALEY AR/JUR/15224/2022
Beneficios fiscales
Es arbitraria la sentencia que confirmó la
decisión que reconoció el derecho de una
empresa de transportes al cobro del rubro
“precio diferencial de gasoil”, pues ade-
más de advertir la inexistencia de una vía
de hecho —lo que determinaría, en prin-
cipio, la inexistencia de una ilegitimidad
manifiesta— y la falta de relación formal
entre el Estado —Secretaría de Transpor-
te— y la transportista, reconociendo así la
precariedad de la situación de la empresa,
sostiene como único argumento a favor de
la acción el perjuicio patrimonial ante el
no pago del subsidio, sin analizar la pro-
cedencia legal de su pago ni los requisitos
exigidos para ser su beneficiario conforme
la profusa normativa aplicable al caso
(del dictamen de la Procuración General
que la Corte hace suyo).
CS, “Transporte Interprovincial Correnti-
no Sociedad Anónima (TICSA) c. Secreta-
ría de Transporte de la Nación s/amparo
ley 16.986”, 03/03/2022.
Cita online: TR LALEY AR/JUR/15244/2022
Imprescriptibilidad de delitos de lesa hu-
manidad
Es arbitraria la sentencia que consideró
que devino abstracto el tratamiento del
recurso de casación deducido contra el
sobreseimiento del imputado por pres-
cripción de la acción penal respecto del
delito de encubrimiento de una desapa-
rición forzada, con base en que estaba
en curso la investigación por su presunta
participación en la privación ilegal de li-
bertad y homicidio de la víctima, pues al
omitir brindar algún fundamento sobre
la falta de actualidad de los agravios, la
Cámara evitó examinar las consecuencias
que la firmeza de la decisión puede aca-
rrear a las restantes imputaciones y a los
intereses del recurrente, máxime si se tie-
ne en cuenta que durante la instancia ca-
satoria el fiscal apelante invocó expresa-
mente el precedente de Fallos: 335:1876,
cuyas implicancias debieron ser —cuando
menos— analizadas por resultar prima fa-
cie relevantes para decidir sobre las de las
cuestiones planteadas.
CS, “Vilte, Víctor Hugo s/legajo de casa-
ción”, 03/03/2022.
Cita online: TR LALEY AR/JUR/15253/2022
Cita on line: TR LALEY AR/DOC/1363/2022

Edictos
El Juzgado Nacional de Primera Ins-
tancia en lo Civil y Comercial Federal
Nº 5, a cargo del Dr. Patricio Mara-
niello, Secretaría Nº 9 a mi cargo,
sito en Libertad 731 piso 10º de Capi-
tal Fedeal, hace saber que ALEJAN-
DRO JAVIER BRAVO CASTAÑEDA,
DNI Nº 93.952.127 de nacionalidad
peruana y de ocupación técnico elec-
trónico, ha iniciado los trámites ten-
dientes a la obtención de la Ciuda-
danía Argentina. Cualquier persona
que tuviere conocimiento de algún
acontecimiento que pudiere obstar a
dicha concesión, deberá hacer saber
su oposición fundada al Juzgado. Pu-
blíquese por dos veces.
Buenos Aires, 21 de septiembre de
2022
N. Javier Salituri, sec.
LA LEY: I. 28/04/22 V. 29/04/22
El Juzgado Nacional de Primera Ins-
tancia en lo Civil y Comercial Fede-
ral Nº 11 a cargo del Dr. Alejandro J.
Nobili, Secretaría Nº 21 a mi cargo,
sito en Libertad 731, 7º Piso de esta
Capital, hace saber que el/la señor/
ra: ERIKA ALNAIR ROJAS PALAO,
DNI Nº 95.314.945 nacido/a en Ca-
racas-Venezuela, ha solicitado la
ciudadanía argentina. Cualquier per-
sona que conozca algún impedimen-
to para la concesión del beneficio,
podrá hacerlo saber a través del Mi-
nisterio Público. Publíquese por dos
días en un lapso de quince días.
Buenos Aires, 5 de abril de 2022
María Victoria Tripiccio, sec.
LA LEY: I. 28/04/22 V. 28/04/22
Ante el Juzgado Nacional de Primera
Instancia en lo Civil y Comercial Fe-
deral Nº 10, Secretaría Nº 20, sito en
Libertad 731 9º piso de esa ciudad,
tramita el pedido de ciudadanía ar-
gentina del Sr. EDWARD DANIEL LO-
PEZ BRITO de nacionalidad venezo-
lana con DNI Nº 95.731.629 según el
expediente “LOPEZ BRITO, EDWARD
DANIEL s/ SOLICITUD DE CARTA DE
CIUDADANÍA” Exp. Nº 10575/2021.
Por ello cualquier persona que tu-
viere conocimiento de algún aconte-
cimiento que estimara podría obstar
a dicha concesión, deberá hacerlo
saber a este Juzgado. Publíquese por
dos días.
Buenos Aires, 1 de diciembre de 2021
Matías M. Abraham, sec.
LA LEY: I. 27/04/22 V. 28/04/22
COM 2379/2022 ROSSO, SERGIO
HERNAN s/CONCURSO PREVENTI-
VO. El Juzgado Nacional de Prime-
ra Instancia en lo Comercial Nº 18
a cargo de la Jueza Dra. Valeria
Pérez Casado, Secretaría Nº 35, a
cargo del secretario Santiago Do-
ynel, sito en Marcelo T. de Alvear
1840 P.B. de esta Capital Federal,
comunica por cinco días que con
fecha 23/03/2022 en los autos ca-
ratulados “ROSSO SERGIO HER-
NAN s/CONCURSO PREVENTIVO
(Exp. 2379/2022)”, se dispuso la
apertura del concurso preventivo
de SERGIO HERNAN ROSSO, CUIL
20-20799770-7, en la que se desig-
nó como síndico al contador Néstor
Ariel Mira CUIT 20- 20723363-4
con domicilio procesal en Sarmien-
to 1179, piso 4, oficina 44 CABA do-
micilio electrónico 20207133634,
teléfonos 43831397 / 15356110345,
correo electrónico de contacto nest-
mira@yahoo.com.ar, ante quien los
acreedores deberán presentar las
peticiones de verificación y los tí-
tulos justificativos de sus créditos
hasta el día 26/05/2022 mediante
proceso de verificación no presen-
cial ingresando al sitio web https://
sites.google.com/view/rosso-con-
curso-preventivo/procesos-activos
y presencial residual (con turno
previo) según protocolo estableci-
do en el día 23/3/2022. El síndico
presentará los informes previstos
en los arts. 35 y 36 LCQ los días
8 de julio del 2022 y 5 de agosto
del 2022, respectivamente. El 13
de febrero de 2023 se publicará la
propuesta de pago. La audiencia
informativa (art. 45 de la LCQ) se
llevará a cabo 9 de marzo de 2023
y el período de exclusividad vence el
día 15/03/2023. El auto que orde-
na el presente edicto dice: “Buenos
Aires, 23 de marco de 2022, [...] 3.
En consecuencia, de conformidad
con lo dispuesto por los arts. 14 y
253 L.C.Q. -texto ordenado según
ley 26.684-., se dispone: […] n) or-
denar la publicación de edictos en la
forma prevista por los arts. 28 y 29
de la ley concursal en el Boletín Ofi-
cial y ‘La Ley’...”. Buenos Aires, 23 de
Marzo de 2022.
Buenos Aires, 11 de abril de 2022
Santiago Blas Doynel, sec.
LA LEY: I. 25/04/22 V. 29/04/22

Director Editorial: Fulvio G. Santarelli PROPIEDAD DE LA LEY S.A.E. e I. linkedin.com/showcase/thom-

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Nicolás R. Acerbi Valderrama Elia Reátegui Hehn Impreso en La Ley, Rivadavia 130, Avellaneda, 0810-266-4444
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Florencia Candia Marlene Slattery Provincia de Buenos Aires.