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Reseña de Trabajo Temporal y desorganización social.

Gonzalo Falabella

El autor se pregunta por el trabajo temporal en la agricultura, la fruticultura, el bosque y su


escasa organización.

Destalla 3 escenarios donde las relaciones laborales, los empresarios y los temporeros tienen
diferentes situaciones, en relación a la incertidumbre, la atomización y la desorganización de
los trabajadores.

Tres casos:

Temporero Forestal: El trabajo era de talado de árboles con la motosierra, como desmalezador
en Concepción. Las condiciones de seguridad, alojamiento, comida, recreación y salarios le
habían dicho al sociólogo en cuestión que eran buenos, había posibilidad de afiliación salarial.
La realidad distaba de lo prometido, letrinas sucias, misma comida todos los días, sin agua
corriente, las casillas estaban mal aseadas. El trabajo era peligroso y pesado, no tenían todo el
equipo de seguridad necesario. La paga era mala, la mitad del pago quedaba retenido en la
pulpería, las atenciones de urgencia médica no se dan en el mismo día y los accidentes
menores no son atendidos. La inestabilidad del trabajo ya que no dura más de 3 meses, bajos
salarios, el sindicato sin mayor oposición a la empresa, desarticulación social y personal, son
las cosas con las que debe lidiar el temporero forestal

Temporero en la remolacha: Ubicados en la ciudad de Los Ángeles, pobreza en el vestuario y


en la falta de atención de heridas graves. La paga no era la mejor, pero el trabajo era casi anual
ya que se alternaban las distintas cosechas.

Temporero en la fruta: Zona de Valle de Aconcagua (Chile), la cosecha era solo en verano, el
almuerzo dada las condiciones climáticas se avinagraba. Había dos excusados para casi 200
personas. Jornadas largas y de trabajo arduo.

Cambios estructurales y relaciones sociales: Desde 1964 se da un crecimiento de trabajo


temporal en la agricultura. Con la reforma agraria desaparecen las capas de latifundistas e
inquilinos. Con la desconfianza después de la profundización de la Reforma Agraria y la des-
reforma agraria, aumenta la proporción de temporeros/permanentes, aumentan con el
desempleo urbano y la venta masiva de parcelas con la Reforma. Estos procesos crean la capa
actual agraria compuesta por empresariado, temporeros y permanentes.

El empresario institucionaliza una relación que implica total incertidumbre ante la vida, no
sabe si tendrá trabajo en la próxima cosecha, a qué precio, con que patrón, bajo qué
condiciones y por cuanto tiempo. El trabajador de la fruta es más especializado en relación al
desmalezador, tanto en el huerto como en el packaging. Al empresario frutero le interesa
tener manos adiestradas y más capacitadas para tratar su producto, que exporta bajo
determinadas características. Eso requiere relaciones de mayor estabilidad, los temporeros
son tratados como permanentes y año tras año trabajan en la misma empresa, teniendo su
puesto asegurado de cosecha en cosecha.

Los temporeros están diferenciados según su lugar de trabajo, al frutero lo moldea el pueblo,
con su cultura de protesta, lejos del trabajo agrario donde trabaja pocos meses y se gana la
mayor parte del salario del año, tiene mayor capacidad de organizarse en relación a los
forestales y la remolacha, en especial las mujeres que están a cargo del packaging de
exportación de la fruta. En el otro extremo se encuentra el trabajador forestal, a este lo marca
la soledad del bosque, la peligrosidad de las tareas,, desintegrándolo a nivel social y personal
debido a su aislamiento y a la separación con su familia.

Una situación intermedia lo vive es el trabajador remolachero, está marcado por un fundo
desde que fue inquilino, luego asentado desde la reforma agraria y parcelero hasta tratero del
patrón que le compro la tierra o la recupero. Su auto referencia es menor ya que vive todo el
año bajo la mirada atenta del patrón, ya que la remolacha es un cultivo anual, tiene alta
desintegración familiar al no poder visitar su familia por falta de recursos. Pero a diferencia del
hachero, vive con sus mismos compañeros trateros durante todo el año. Sin embargo su
capacidad reivindicativa y organizativa es baja por la gran desconfianza patronal y el control
social sobre el que ejerce en el trabajo. La entrega de la remolacha a las plantas de azúcar no
tiene la rigidez ni la extrema urgencia que lo tiene la fruta, entonces tampoco puede usarlo
para generar presión.

La situación de extrema temporalidad en las relaciones es perjudicial para empresarios y para


trabajadores, a los empresarios les genera una situación de desconfianza que son malos
negocios sobre todo en situaciones de crisis. A los sindicatos agrícolas e industriales tampoco
les interesa este sistema porque no podrán desarrollar su base social y representar los
intereses reales de la masa. Existen estilos de gestión diferentes a los descritos y más
productivos, donde existe confianza mutua y mayor productividad.

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