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ESCUELA NORMAL SUPERIOR DE IBAGUE

TEXTOS DE COMPRENSION LECTORA LITERATURA BARROCA

FRAGMENTOS DE DON QUIJOTE DE LA MANCHA DE MIGUEL DE CERVANTES


SAAVEDRA

Docente: ANA BEATRIZ GONZALEZ PRADA

1. REALICE LA LECTURA DE LOS FRAGMENTOS Y LUEGO RESUELVA LAS PREGUNTAS


PLANTEADAS

CAPÍTULO VIII
Del buen suceso que el valeroso don Quijote tuvo en la espantable y jamás imaginada
aventura de los molinos de viento, con otros sucesos dignos de felice recordación
(fragmento)

En esto, descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo, y así como
don Quijote los vio, dijo a su escudero:

—La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque ves allí,
amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta o pocos más desaforados gigantes, con quien
pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer,
que esta es buena guerra3, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la
tierra4.
—¿Qué gigantes? —dijo Sancho Panza.

—Aquellos que allí ves —respondió su amo—, de los brazos largos, que los suelen tener algunos
de casi dos leguas.

—Mire vuestra merced —respondió Sancho— que aquellos que allí se parecen no son gigantes 5,
sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento,
hacen andar la piedra del molino.
—Bien parece —respondió don Quijote— que no estás cursado en esto de las aventuras 6: ellos
son gigantes; y si tienes miedo quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar
con ellos en fiera y desigual batalla7.
Y, diciendo esto, dio de espuelas a su caballo Rocinante 8, sin atender a las voces que su escudero
Sancho le daba, advirtiéndole que sin duda alguna eran molinos de viento, y no gigantes, aquellos
que iba a acometerI. Pero él iba tan puesto en que eran gigantes 9, que ni oíaII las voces de su
escudero Sancho, ni echaba de ver, aunque estaba ya bien cerca, lo que eran, antes iba diciendo
en voces altas:
—Non fuyades10, cobardes y viles criaturas, que un solo caballero es el que os acomete.
Levantóse en esto un poco de viento, y las grandes aspas comenzaron a moverse, lo cual visto por
don Quijote, dijo:

—Pues aunque mováis más brazos que los del gigante Briareo 11, me lo habéis de pagar.
Y en diciendo esto, y encomendándose de todo corazón a su señora Dulcinea, pidiéndole que en
tal trance le socorriese, bien cubierto de su rodela, con la lanza en el ristre 12, arremetió a todo el
galope de Rocinante y embistió con el primero molino que estaba delante; y dándole una lanzada
en el aspa, la volvió el viento con tanta furia, que hizo la lanza pedazos, llevándose tras sí al
caballo y al caballero13, que fue rodando muy maltrecho por el campo. Acudió Sancho Panza a
socorrerle, a todo el correr de su asno, y cuando llegó halló que no se podía menear: tal fue el
golpe que dio con él Rocinante.
—¡Válame Dios! —dijo Sancho—. ¿No le dije yo a vuestra merced que mirase bien lo que hacía,
que no eran sino molinos de viento, y no lo podía ignorar sino quien llevase otros tales en la
cabeza?

—Calla, amigo Sancho —respondió don Quijote—, que las cosas de la guerra más que otras están
sujetas a continua mudanza14; cuanto más, que yo pienso, y es así verdad 15, que aquel sabio
Frestón que me robó el aposento y los libros ha vuelto estos gigantes en molinos, por quitarme la
gloria de su vencimiento: tal es la enemistad que me tiene; mas al cabo al cabo 16 han de poder
poco sus malas artes contra la bondad de mi espada.
—Dios lo haga como puede —respondió Sancho Panza.

Y, ayudándole a levantar, tornó a subir sobre Rocinante, que medio despaldado estaba 17. Y,
hablando en la pasada aventura 18, siguieron el camino del Puerto Lápice 19, porque allí decía don
Quijote que no era posible dejar de hallarse muchas y diversas aventuras, por ser lugar muy
pasajero20; sino que iba muy pesaroso, por haberle faltado la lanza; y diciéndoselo a su escudero,
le dijo:
—Yo me acuerdo haber leído que un caballero español llamado Diego Pérez de Vargas,
habiéndosele en una batalla roto la espadaIII, desgajó de una encina un pesado ramo o tronco, y
con él hizo tales cosas aquel día y machacó tantos moros, que le quedó por sobrenombre
«Machuca»21, y así él como sus decendientes se llamaron desde aquel día en adelante «Vargas y
Machuca». Hete dicho esto porque de la primera encina o roble que se me depare pienso desgajar
otro tronco, tal y tan bueno como aquel que me imagino; y pienso hacer con él tales hazañas, que
tú te tengas por bien afortunado de haber merecido venir a vellas y a ser testigo de cosas que
apenas podrán ser creídas.
—A la mano de Dios22 —dijo Sancho—. Yo lo creo todo así como vuestra merced lo dice; pero
enderécese un poco, que parece que va de medio lado, y debe de ser del molimiento de la caída.
—Así es la verdad —respondió don Quijote—, y si no me quejo del dolor, es porque no es dado a
los caballeros andantes quejarse de herida alguna 23, aunque se le salgan las tripas por ella.
—Si eso es así, no tengo yo que replicar —respondió Sancho—; pero sabe Dios si yo me holgara
que vuestra merced se quejara cuando alguna cosa le doliera. De mí sé decir que me he de quejar
del más pequeño dolor que tenga, si ya no se entiende también con los escuderos de los
caballeros andantes eso del no quejarse.

Tomado de https://cvc.cervantes.es/literatura/clasicos/quijote/edicion/parte1/cap08/default.htm

1. ¿Qué vieron según don Quijote y según Sancho?

2. ¿Por qué no parecen gigantes a Sancho?

3. ¿Qué hizo don Quijote antes de atacar el molino?

4. ¿Por qué no se quejaba don Quijote después de atacar los molinos de viento?

5. ¿Por qué Sancho no puede ayudar a don Quijote en las batallas?

6. ¿Cómo se hace evidente el carácter religioso dl fragmento?

7. ¿ A qué se le atribuye la locura y alucinaciones de don Quijote?

8. ¿Qué connotación tiene Sancho Panza en la historia?


CAPÍTULO XVIII
Donde se cuentan las razones que pasó Sancho Panza con su señor don
Quijote, con otras aventuras 
dignas de ser contadas

…En estos coloquios iban don Quijote y su escudero, cuando vio don Quijote que por el camino
que iban venía hacia ellos una grande y espesa polvareda 13; y, en viéndola, se volvió a Sancho y le
dijo:
—Este es el día, ¡oh Sancho!, en el cual se ha de ver el bien que me tiene guardado mi suerte;
este es el día, digo, en que se ha de mostrar, tanto como en otro alguno, el valor de mi brazo, y en
el que tengo de hacer obras que queden escritas en el libro de la fama por todos los venideros
siglos. ¿Ves aquella polvareda que allí se levanta, Sancho? Pues toda es cuajada de un
copiosísimo ejército que de diversas e innumerables gentes por allí viene marchando 14.
—A esa cuenta, dos deben de ser —dijo Sancho—, porque desta parte contraria se levanta
asimesmo otra semejante polvareda.

…Hiciéronlo ansí y pusiéronse sobre una loma, desde la cual se vieran XI bien las dos manadas que
a don Quijote se le hicieron ejército XII, si las nubes del polvo que levantaban no les turbara y cegara
la vista; pero con todo esto, viendo en su imaginación lo que no veía ni había, con voz levantada
comenzó a decir:
—Aquel caballero que allí ves de las armas jaldes 23, que trae en el escudo un león coronado,
rendido a los pies de una doncella 24, es el valeroso Laurcalco, señor de la Puente de Plata 25; el otro
de las armas de las flores de oro, que trae en el escudo tres coronas de plata en campo azul 26, es
el temido Micocolembo, gran duque de Quirocia 27; el otro de los miembros giganteos, que está a su
derecha mano, es el nunca medroso Brandabarbarán de Boliche, señor de las tres Arabias 28, que
viene armado de aquel cuero de serpiente 29 y tiene por escudo una puerta, que según es fama es
una de las del templo que derribó Sansón cuando con su muerte se vengó de sus enemigos 30. Pero
vuelve los ojos a estotra parte y verás delante y en la frente destotro ejército al siempre vencedor y
jamás vencido Timonel de Carcajona, príncipe de la Nueva Vizcaya 31, que viene armado con las
armas partidas a cuarteles32, azules, verdes, blancas y amarillas, y trae en el escudo un gato de
oro en campo leonado33, con una letra que dice «Miau» XIII, que es el principio del nombre de su
dama, que, según se dice, es la sin par Miulina XIV, hija del duque Alfeñiquén del Algarbe 34; el otro
que carga y oprime los lomos de aquella poderosa alfana 35, que trae las armas como nieve blancas
y el escudo blanco y sin empresa alguna 36, es un caballero novel, de nación francés, llamado
Pierres PapínXV, 37, señor de las baronías de Utrique; el otro que bate las ijadas con los herrados
carcañosXVI a aquella pintada y ligera cebra38 y trae las armas de los veros azules 39, es el poderoso
duque de Nerbia, Espartafilardo del Bosque 40, que trae por empresa en el escudo una
esparraguera, con una letra en castellano que dice así: «Rastrea mi suerte» 41.
Y desta manera fue nombrando muchos caballeros del uno y del otro escuadrón que él se
imaginaba, y a todos les dio sus armas, colores, empresas y motes de improviso, llevado de la
imaginación de su nunca vista locura42, y, sin parar, prosiguió diciendo:
—A este escuadrón frontero forman y hacen gentes de diversas naciones 43: aquí están los que
bebíanXVII las dulces aguas del famoso Janto 44; los montuososXVIII que pisan los masílicos campos45;
los que cribanXIX el finísimo y menudo oro en la felice Arabia 46; los que gozan las famosas y frescas
riberas del claro TermodonteXX, 47; los que sangran por muchas y diversas vías al dorado Pactolo 48;
los numidas, dudosos en sus promesas 49; los persas, arcos y flechas famosos 50; los partosXXI, los
medos, que pelean huyendo51; los árabes de mudables casas 52; los citas, tan crueles como
blancos53; los etiopes, de horadados labios 54, y otras infinitas naciones, cuyos rostros conozco y
veo, aunque de los nombres no me acuerdo. En estotro escuadrón 55 vienen los que beben las
corrientes cristalinas del olivífero Betis 56; los que tersan y pulen sus rostros con el licor del siempre
rico y dorado Tajo57; los que gozan las provechosas aguas del divino Genil 58; los que pisan los
tartesios campos, de pastos abundantes59; los que se alegran en los elíseos jerezanos prados 60; los
manchegos, ricos y coronados de rubias espigas 61; los de hierro vestidos, reliquias antiguas de la
sangre goda62; los que en Pisuerga se bañan, famoso por la mansedumbre de su corriente 63; los
que su ganado apacientan en las extendidas dehesas del tortuoso Guadiana, celebrado por su
escondido curso64; los que tiemblan con el frío del silvoso Pirineo 65 y con los blancos copos del
levantado Apenino66; finalmente, cuantos toda la Europa en sí contiene y encierra XXII.

…Estaba Sancho Panza colgado de sus palabras, sin hablar ninguna, y de cuando en cuando
volvía la cabeza a ver si veía los caballeros y gigantes que su amo nombraba; y como no descubría
a ninguno, le dijo:

—Señor, encomiendo al diablo hombre, ni gigante, ni caballero 68 de cuantos vuestra merced dice
pareceXXIII por todo esto. A lo menos, yo no los veo. Quizá todo debe ser encantamento, como las
fantasmas de anoche.
—¿Cómo dices eso? —respondió don Quijote—. ¿No oyes el relinchar de los caballos, el tocar de
los clarines, el ruido de los atambores69?
—No oigo otra cosa —respondió Sancho— sino muchos balidos de ovejas y carneros.

Y así era la verdad, porque ya llegaban cerca los dos rebaños.

—El miedo que tienes —dijo don Quijote— te hace, Sancho, que ni veas ni oyas a derechas 70,
porque unoXXIV de los efectos del miedo es turbar los sentidos y hacer que las cosas no parezcan lo
que son; y si es que tanto temes, retírate a una parte y déjame solo, que solo basto a dar la victoria
a la parte a quien yo diere mi ayuda.
Y, diciendo esto, puso las espuelas a Rocinante y, puesta la lanza en el ristre, bajó de la
costezuela como un rayo.

Tomado de https://cvc.cervantes.es/literatura/clasicos/quijote/edicion/parte1/cap18/default.htm

1. ¿Qué es lo que piensa ver don Quijote en la polvareda?


2. ¿Y qué ve Sancho? .
3. ¿Qué caballeros ve don Quijote y cuáles eran sus características?
4. ¿Qué oye Sancho en vez de relinchar de caballos?
5. ¿A qué se refiere la palabra coloquio al comienzo del fragmento?

2. MEDIANTE UNA CARICATURA REPRESENTE LOS FRAGMENTOS LEÍDOS (CAPÍTULO


8 Y 18)

3. PARA CONSULTAR

En la carpeta y a mano presentar las biografías de los siguientes autores:

Miguel de Cervantes Saavedra, Felix Lope de Vega y Carpio,Tirso de Molina, Luis de Góngora y
Argote, Francisco de Quevedo y Villegas, Pedro Calderon de la Barca. ( con imágenes y los datos
más relevantes de su aporte a la literatura barroca Española. Tenga en cuenta las normas APA
y haga referencia de donde tomo la información, consultando como se hace la bibliografía y
portadas según las normas APA. )

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