El movimiento del estructuralismo lingüístico se sitúa a comienzos del
siglo XX y supone ya el arranque de la lingüística moderna. Su iniciador fue
Ferdinand de Saussure con su Curso de lingüística general (1916), que fue una obra publicada póstumamente por dos de sus discípulos, quienes se basaron en apuntes de clase de estudiantes que habían escuchado a Saussure durante sus tres últimos años en la Universidad de Ginebra.
El estructuralismo surge como una reacción frente a las investigaciones
lingüísticas comparativistas de la gramática comparada, frente a las investigaciones diacrónicas de la gramática histórica y frente a las investigaciones positivistas de los neogramáticos.
EJEMPLOS: • LOs fonemas: p/l/a/y/a, se integran en el morfema playa.
• Los morfemas: vacación/ista/s, se integran en la palabra vacacionista.
• Las palabras: los/ vacacionistas, se integran en el sintagma los
vacionistas.
• Los sintagmas: los/ vacacionistas/ descansan en la playa, se integran en
la oración: "los vacacionistas descansan en la playa".
Según puntualiza Ducrot "con el
nombre de estructuralismo se agrupan las ciencias del signo, de los sistemas de los signos". Si bien esta caracterización es demasiado amplia, hay que aclarar que se refiere a los hechos que pasan por la lengua. Básicamente se pueden considerar dos estructuralismos, aquel que representa una corriente metodológica y el ingüístico (que, de hecho, es la base de aquel). El estructuralismo como metodología, ha marcado profundamente la orientación de las ciencias sociales y otros ámbitos de la cultura. Tuvo especial importancia en los años '60 y '70 del S.XX sobre la orientación de la lingüística, la etnología, la filosofía de la historia, la crítica literaria y la sociología, y ha sido un intento de dotar a las ciencias del hombre, de un método científico propio distinto del de las ciencias empíricas.
Sausurre basa su teoría en la oposición fundamental, que él mismo
estableció en su obra, entre el concepto de lengua (langue) y el concepto de habla (parole). Esta es "la primera bifurcación" (Curso, p. 34). Para él la lengua se distingue del lenguaje ya que éste es la facultad común a todos los hombres, aquélla es "producto social de la facultad del lenguaje" (ibid., p. 22). Entiende por lengua el producto específico de la facultad universal de hablar, tal como se lleva a cabo en una comunidad dada. La lengua es un producto social en el sentido durkheiniano: el individuo la registra, es decir, la adquiere, la aprende pasivamente.