Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
9 123
ra en la amistad. Porque jacaso hay alguien que ame por de los ojos y de muchos bienes indispensables para el uso
una ganancia?, jacaso por ambición o por gloria? Es el pero no carece de nada porque carecer supone
mismo amor el que, por su propio impulso, menosprecian- necesidad, y para el sabio nada hay necesario.
do todo lo demás, enardece los ánimos con el deseo de Así, pues, aunque el sabio se contente consigo mismo, 1s
la belleza, no sin esperanza de correspondencia en la mu- precisa de amigos; de éstos desea tener el mayor número,
tua estima. ¿Entonces, qué? ¿Una causa más honesta pro- no para vivir felizmente, puesto que también vivirá feliz
duce un torpe afecto? sin amigos. El bien supremo no busca equipamiento del
12 Replicas: «Ahora no tratamos la cuestión de si 1a.amis- se cultiva en la intimidad, procede enteramente
tad debe buscarse por sí misma)). Por el contrario, nada de si mismo. Comienza a estar subordinado a la fortuna,
mejor habría que demostrar; porque si debe procurarse por si busca fuera alguna parte de sí.
sí misma puede acercarse a ella quien esté satisfecho consi- «Con todo, ¿cuál ha de ser la vida del sabio, si queda 16
go mismo. «jCómo, pues, se acercará?)). Como a una sin amigos, metido en prisión, o abandonado entre gente
realidad bellísima, sin verse atraído por una ganancia, ni extraña, o detenido en una larga travesía, o arrojado a
amedrentado por la mudanza de la fortuna. Despoja a la una playa desierta?)). Cual es la de Jupiter, cuando des-
amistad de su grandeza quien la procura para las situacio- truido el mundo, confundidos los dioses en uno, quedando
nes favorables. poco a poco inactiva la naturaleza, se recoge en sí mismo
13 «El sabio se contenta consigo mismo». Esta proposición, entregado a sus pensamientos 267. Algo similar hace el sa-
querido Lucilio, muchos la interpretan erróneamente: ex- bio: se concentra en sí mismo, vive para sí.
cluyen al sabio de todas partes y le fuerzan a encerrarse Mientras puede ordenar los asuntos a su gusto, se con- 17
en su caparazón. Pero hay que precisar qué sentido encie- tenta consigo mismo y toma esposa; se contenta consigo
rra esta frase y hasta qué punto es válida; el sabio se con- mismo y engendra hijos; se contenta consigo mismo y, en
tenta consigo mismo para vivir felizmente, no para vivir; cambio, no viviría si tuviera que hacerlo sin sus semejan-
porque para vivir precisa de muchos recursos, para vivir tes. A la amistad no le empuja provecho alguno propio,
felizmente sólo de un alma sana, noble y que desdeñe la sino un impulso natural, pues como en otras cosas experi-
fortuna. mentamos un instintivo placer, así también en la amistad.
14 Quiero también sefialarte la distinción de Crisipo. Dice Como existe la aversión a la soledad y la propensión a
que el sabio no carece de nada y que, no obstante, tiene la vida social, como la naturaleza une a los hombres entre
necesidad de muchas cosas, «por el contrario el necio no sí, así también para este sentimiento existe un estímulo que
tiene necesidad alguna (porque de nada sabe hacer uso), nos hace deseosos de amistad.
pero carece de todo)) 266. El sabio precisa de las manos, texto latino de Stneca se sirve de opus esse y egere para establecer la
distinci6n y responder así a los términos griegos déomai y endéd.
ARNIM, Stoic. vet. frag. 111, 674. Es uno de los fragmentos mora- ES un pensamiento de Crisipo conservado por ARNMen la serie
les de Crisipo, sucesor de Zenón y segundo fundador de la Estoa. El de sus fragmentos relativos a la física: Stoic. vet. frag. 11, 1065.
LIBRO 1, EPÍST. 9 129
18 No obstante, aunque sea muy afectuoso con los amigos, en buena cuenta, aunque ya pagué lo suyo a este día. Dice
aunque los equipare a sí y a menudo los prefiera, el sabio así: «A quien sus bienes no le parecen muy cuantiosos,
delimitará todo bien en su interior y dirá lo que dijo aquel aun siendo dueíío de todo el mundo, ése es un desgracia-
Estilpón, al que Epicuro ataca en su carta. A él, en efecto, do» 269. 0, si te parece, expresémoslo mejor de esta forma
estando sometida su patria, perdidos los hijos, perdida su (pues hemos de proceder de manera que atendamos no a
esposa, mientras escapaba del incendio total solo y, pese las palabras, sino al sentido): «Es desgraciado quien no
a todo, feliz, Demetrio, llamado Poliorcetes por sus ase- se considera felicisimo, aunque sefioree al mundo».
dios a las ciudades, le preguntaba si había perdido alguna Mas para que te convenzas de que estas verdades son 21
cosa, a lo cual respondió: «Todos mis bienes están conmi- de sentido común, evidentemente dictadas por la naturale-
go» 268. za, se puede leer esto en un poeta cómico:
19 ¡He ahí al hombre fuerte y valeroso! Superó la propia
No es feliz quien no piensa que lo es 'O.
victoria del enemigo. Dijo: «Nada he perdido)); obligó a
aquél a dudar de su victoria. «Todos mis bienes están con-
¿Qué te importa cuál sea, en realidad, tu situación, si a
migo»: justicia, valor, prudencia, la misma disposición a
ti te parece mala?
no considerar como un bien nada que se nos pueda arreba-
«¿Entonces, qué?)), argüirás, «si se proclamase a sí mis- 22
tar. Admiramos a ciertos animales que pasan por medio
mo feliz aquel rico deshonesto y aquel seííor de muchos,
del fuego sin dafio corporal. ¡Cuánto más admirable este
pero esclavo de la mayoría, jresultarit ser feliz por su pro-
hombre que a través del hierro, de las ruinas, de las llamas
pia decisión?)). No importa lo que diga, sino lo que sienta,
salió ileso e indemne! ¿Ves cuánto más fácil resulta vencer
ni lo que sienta un día, sino lo que sienta siempre. Mas
a todo un pueblo que a un solo hombre? Esta sentencia
no hay por quC temer que un bien tan preciado llegue a
coincide con la del sabio estoico: también éste lleva por
manos de un indigno; s610 al sabio complacen sus bienes.
igual sus bienes intactos a través de ciudades incendiadas,
Toda necedad sufre por hastío de sí misma.
ya que él se contenta consigo mismo; a este límite circuns-
cribe su felicidad.
20 NO creas que somos nosotros los únicos en proferir no-
bles sentencias: el propio Epicuro, censor de Estilpón, pro-
nunció una frase semejante a la de éste, que debes tomar 269 USENER, Epicur., fr. 474. Los comentaristas suelen aducir el lugar
o , 1, 10, 44: laetus sorte tua uiues sapienfer; así
paralelo de H o ~ u c ~ Ep.
como el de EPICTETO (opud Clem. Alex.. Strom. 6, 2 = USENER,Epi-
La ankdota es narrada por D I ~ E N ELAERCIO,
S Vitae philos. 11, cur., fr. 476): «la autarquía es la mayor de las riquezas». Cf. Ep. 17, 11.
115. En la respuesta dice «que no había perdido nada de lo personal, Senario yámbico de autor incierto, segun RIBBECK(op. cit., fr.
ya que nadie queda desprovisto de su educación (paideía). pues conserva 77, pág. 147). W. Meyer (P. Publilii Sententiae, Leipzíg, 1980, N 61)
su razón (Idgos) y su saber (epktPme)». SÉNECAla refiere en Const. sap. lo atribuyó, aunque con reservas, a Publilio Siro, q u i d por haber sido
5, 6-7, aunque con variantes y en un contexto diverso. ya citado en esta epístola (cf. SCARPAT, Lettere ..., págs. 232-233).