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PROCURADURÍA 15 JUDICIAL II
ANTE EL TRIBUNAL ADMINISTRATIVO DEL ATLÁNTICO

PJ15-C-14

Honorable:
MAGISTRADO PONENTE:
DR. LUIS EDUARDO CERRA JIMENEZ
TRIBUNAL ADMINISTRATIVO DEL ATLÁNTICO
E. S. D.

EXPEDIENTE: 08-001-2333-000-2021-00559-00
08-001-33-33-014-2021-00271-00
MEDIO DE CONTROL: ELECTORAL
DEMANDANTES: JAIRO SOTO MOLINA- NESTOR DITTA LEMUS

DEMANDADOS: ACUERDO SUPERIOR No.000014 DEL 11 DE


OCTUBRE DE 2021 (UNIVERSIDAD DEL ATLÁNTICO
– DANILO RAFAEL HERNÁNDEZ RODÍGUEZ)
Acudo de manera respetuosa a su despacho en mi condición de Agente del
Ministerio Público para presentar de manera oportuna concepto de fondo, en los
términos del artículo 277 numeral 1, 3 y 7 de la Constitución Política, y artículo 44
del Decreto 262 de 2000.

1. Cuestión previa.
Se presenta el presente concepto dentro del término legal en atención a los
argumentos que pasan a exponerse:
El artículo 296 de la ley 1437 de 2011 establece que en los aspectos no regulados
el proceso electoral se aplicarán las disposiciones del proceso ordinario en tanto
sean compatibles con la naturaleza del proceso electoral.
En el caso concreto se dictó auto de sentencia anticipada de fecha veinte (20) de
abril de 2022, el cual fue notificado por estado electrónico el día veintiuno (21) de
abril de 2022. Auto que fue recibido en el correo electrónico para notificaciones el
día 21 de abril de 2022.

En consecuencia, atendiendo lo dispuesto en el artículo 205 de la ley 1437 de 2011,


la providencia se entiende notificada entonces dentro de los dos (2) días hábiles
siguientes a su envío. Término este que finaliza en consecuencia el día veinticinco
(25) de abril de 2022.

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En ilación con lo anterior el artículo 242 de la Ley 1437 de 2011, enseña que: “el
recurso de reposición procede contra todos los autos, salvo norma en contrario En
cuanto a su oportunidad y trámite, se aplicará lo dispuesto en el Código General del
Proceso.”
Ahora, al revisar el artículo 243A de la ley 1437 de 2011, hallamos que en el listado
de providencias no susceptibles de recursos no figura el auto por medio del cual el
Magistrado ponente procede en aplicación del artículo 182A, a pronunciarse sobre
las pruebas, fijación del litigio objeto de controversia, y a señalar que la sentencia
se expedirá por escrito.
De tal manera, que el auto notificado el día veinticinco (25) de abril de 2022, cobra
ejecutoria solo el día veintiocho (28) de abril de 2022 esto es transcurrido el término
de tres (3) días establecido en el artículo 318 del CGP para la interposición del
recurso de reposición en contra de la decisión de fijación del litigio, decreto de
pruebas y de dictar sentencia anticipada.
En ese orden de ideas, es evidente que solo a partir del día siguiente al vencimiento
del término para interponer el recurso de reposición, que acaeció el veintiocho (28)
de abril del 2022, es decir luego de que cobra ejecutoria la decisión1 iniciaría el
termino para alegar de conclusión y presentar concepto por parte del Ministerio
Público, el cual se extiende por espacio de diez (10) días hábiles hasta el doce (12)
de mayo de los corrientes, inclusive; potísima razón para entender que el presente
concepto se presenta dentro de la oportunidad prevista por las normas procesales
aplicables.

2. ANTECEDENTES

Mediante sus respectivos apoderados y en ejercicio del medio de control electoral,


las partes accionante solicitaron DECLARAR la nulidad del acto administrativo
contenido en el Acuerdo Superior número 000014 del 11 de octubre de 2021, ”Por
medio del cual se designa Rector(a) de la Universidad del Atlántico ”; y como

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En ese sentido se observa que el artículo 3º de la parte resolutiva el auto de calenda veinte (20) de
abril de 2022 señala: “ Disponer que, ejecutoriado este auto, se prescinda de la audiencia inicial y
de la audiencia de alegaciones y juzgamiento de acuerdo con la parte motiva de esta providencia.
En consecuencia, se corre traslado a las partes por el término de diez (10) días para que presenten
por escrito alegatos de conclusión. En dicho término el agente del Ministerio Público emitirá su
concepto.”

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consecuencia de la anterior declaración, piden que se ordene el retiro del servicio


del señor, DANILO RAFAEL HERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, del cargo de Rector de la
Universidad del Atlántico, de conformidad con el artículo 41 literal k) de la Ley 909
de 2004, y se declare la vacancia definitiva del cargo de Rector de la Universidad
del Atlántico, designado o nombrado mediante el acto demandado.
El demandante NESTOR DOMINGO DITTA LEMUS, fundamentó su pretensión de
nulidad electoral manifestando que el candidato electo se encontraba inmerso en la
prohibición contenida en el artículo 10° del Decreto 128 de 1976, consistente en que
los miembros de junta o consejos de las entidades y establecimientos a que se
refiere ese decreto no podrán prestar sus servicios a la misma entidad dentro del
ejercicio de sus funciones o dentro del año siguiente a su retiro del cargo en la junta
o consejo.

El demandante JAIRO SOTO MOLINA, como hechos del caso expuso por conducto
de su apoderado que el demandado es docente de tiempo completo de carrera
profesoral universitaria, adscrito a la facultad de Ciencias Económicas de la
Universidad del Atlántico; que fue nombrado en comisión de servicio interna en el
cargo académico-administrativo de Jefe de Departamento de Extensión y
Proyección Social, nivel 2 grado 24, adscrito a la Vicerrectoría de Investigación,
Extensión y Proyección Social de dicha universidad, mediante resolución rectoral
No. 001343 del 01 de septiembre de 2017; y que en esa última condición fue elegido
representante principal de las directivas académicas ante el Consejo Superior de la
Universidad del Atlántico, por el periodo institucional estatutario de dos años (2019-
2021), según acta de escrutinio del Comité Electoral de dicha universidad, de fecha
17 de diciembre de 2019, conforme al artículo 15 del Estatuto General vigente a la
fecha (Acuerdo Superior No. 004 del 15 de febrero de 2007);

Añadió que la elección del demandado como representante principal de las


directivas académicas ante el Consejo Superior de la Universidad del Atlántico, por
el periodo 2019-2021, fue declarada mediante resolución rectoral No. 000425 del
18 de diciembre de 2019; posesionándose el día 19 de diciembre de 2019.

Por lo que estima que su periodo estatutario institucional comenzó el 19 de


diciembre de 2019, y culmina el 18 de diciembre de 2021; es decir, se encuentra
vigente en la actualidad; empero el mismo desempeñó la función pública de
representante principal de las directivas académicas ante el Consejo Superior de la
Universidad del Atlántico, desde el 19 de diciembre de 2019, hasta el 11 de mayo

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de 2021, cuando finalizó su función como autoridad académica en comisión, en el


cargo de Jefe de Departamento de Extensión y Proyección Social, nivel 2 grado 24,
adscrito a la Vicerrectoría de Investigación, Extensión y Proyección Social, por la
terminación de su comisión de servicios mediante la resolución rectoral No. 001465
del 11 de mayo de 2021, reincorporándose a su cargo de docente de tiempo
completo de carrera profesoral universitaria;

Por ello, asegura que el demandado está o quedó sujeto al régimen de


impedimentos, inhabilidades e incompatibilidades establecido en la ley para los
miembros de juntas y consejos directivos de las instituciones estatales u oficiales
establecido en el Decreto 128 de 1976, aplicable conforme a los artículos 67 de la
Ley 30 de 1992 y 17 del Estatuto General vigente al 11 de mayo de 2021 (Acuerdo
Superior No. 004 del 15 de febrero de 2007);

Expuso que mediante acuerdo superior número 000005 del 10 de agosto de 2021,
el Consejo Superior de la Universidad del Atlántico, dio apertura a la convocatoria
para la elección y/o nombramiento del rector de dicha universidad, estableciéndose
una etapa de revisión de cumplimiento de requisitos de los postulados o inscritos,
desde el 30 de agosto hasta el 01 de septiembre de 2021.

Relata que el demandado se inscribió o postuló para ser designado o nombrado


rector de la Universidad del Atlántico, estando impedido para ello al no reunir las
calidades y requisitos constitucionales y legales de elegibilidad; y pese a ello el
comité de Credenciales de la Universidad del Atlántico, no cumplió su función de
revisar o verificar el cumplimiento de los requisitos de los postulados o inscritos al
cargo de rector de dicha universidad, y permitió que el mismo participara en la
consulta a la comunidad académica para o sobre la designación o nombramiento
del rector.

Expuso que el jefe del Departamento de Gestión de Talento Humano de la


Universidad del Atlántico, certificó falsamente que el señor, DANILO RAFAEL
HERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, cumple los requisitos para ser designado o nombrado
en el cargo de rector de dicha universidad.

Por último señala que en sesión del 11 de octubre de 2021, el Consejo Superior de
la Universidad del Atlántico, designó o nombró al señor, DANILO RAFAEL
HERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, rector de dicha universidad para el periodo 2021-2025,
mediante el acuerdo superior número 000014 del 11 de octubre de 2021, el cual ,

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fue publicado en la página web de dicha universidad el día lunes 11 de octubre de


2021, y posteriormente éste se posesionó de dicho cargo el día 12 de octubre de
2021, ante la presidenta y secretaria del Consejo Superior Universitario.

NORMAS VIOLADAS Y CONCEPTO DE VIOLACION

El demandante sustenta la solicitud anulatoria, en los siguientes cargos de nulidad.

Normas violadas: Constitución Política: Artículos 29 y 179-8; Decreto 128 de 1976:


Artículo 10; Ley 30 de 1992: Artículo 67; Acuerdo Superior 004 del 15 de febrero de
2007: Artículo 17; Acuerdo Superior 001 del 23 de julio de 2021: Artículos 26 h., 29
f., y 30-2; Acuerdo Superior 005 del 10 de agosto de 2021: Artículo segundo, y
Demás normas concordantes y complementarias

El artículo 29 de la C.P, lo considera violado en razón a que, dentro del proceso o


actuación administrativa para la expedición del acto de designación o nombramiento
del rector de la Universidad del Atlántico, el Comité de Credenciales, integrado por
la Secretaría General y el Departamento de Talento Humano, omitió el trámite de
revisión del cumplimiento de requisitos del candidato, DANILO RAFAEL
HERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, para desempeñar el cargo de rector.

También considera que se vulneró el artículo 179-8, el cual establece que, nadie
podrá ser elegido o designado para más de una corporación o cargo público, ni para
una corporación y un cargo, si los respectivos periodos coinciden en el tiempo, así
sea parcialmente. Ello debido a que el demandado fue elegido representante
principal de las directivas académicas ante el Consejo Superior de la Universidad
del Atlántico, por el periodo institucional estatutario de dos años (19 de diciembre
de 2019 a 18 de diciembre de 2021) y por ello no podía ser designado o nombrado
rector de la misma institución antes del 18 de diciembre de 2021.

Asegura que los periodos de representante de las directivas académicas y rector,


coinciden en el tiempo parcialmente, entre el 12 de octubre de 2021 y 18 de
diciembre de 2021, configurándose la prohibición establecida en la norma
constitucional citada, que vicia de nulidad el acto de designación o nombramiento
demandado por haber sido expedido con infracción de las normas en que debió
fundarse, conforme a los artículos 137 y 275 del C.P.A.C.A.

También considera que se vulneró el artículo 10 del Decreto 128 de 1976, norma
que estima se aplica a los miembros del Consejo Superior de la Universidad del
Atlántico, en virtud del artículo 67 de la Ley 30 de 1992.

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Señala que, como el demandado, fue integrante del Consejo Superior de la


Universidad del Atlántico en calidad de empleado público como representante
principal de las directivas académicas, en su condición de Jefe de Departamento de
Extensión y Proyección Social, nivel 2 grado 24, desde el 19 de diciembre de 2019,
hasta el 11 de mayo de 2021, está sujeto a los impedimentos, prohibiciones,
inhabilidades e incompatibilidades establecidas en la ley.

Específicamente considera que se incurre en la prohibición o impedimento


establecido en el artículo 179-8 supralegal y a la prohibición o incompatibilidad
establecida en el artículo 10 del Decreto 128 de 1976, de prestar servicios a la
entidad en la cual actuó, dentro del año siguiente a su retiro; es decir, que no podía
ser nombrado rector entre el 12 de mayo de 2021 y el 11 de mayo de 2022, dado
que fue nombrado el 11 de octubre de 2021; es decir, dentro del año siguiente a su
retiro del Consejo Superior, se vulneró la prohibición o incompatibilidad descrita
anteriormente, así como la del artículo 179-8 superior, de ser elegido y nombrado
en dos cargos cuyos periodos coinciden en el tiempo, viciando de nulidad dicha
designación.

También considera que se vulneró el artículo 17 del Estatuto General de la


Universidad del Atlántico (Acuerdo Superior No. 004 del 15 de febrero de 2007),
vigente hasta el 23 de julio de 2021, el cual es concluyente al establecer
generalmente que, a los miembros del Consejo Superior de la Universidad del
Atlántico, se les aplica los impedimentos, prohibiciones, inhabilidades e
incompatibilidades establecidas en la ley, como el establecido en el artículo 179-8
constitucional, y específicamente se remite a las disposiciones aplicables a los
miembros de juntas o consejos directivos de las instituciones estatales u oficiales,
que no son otras que las del Decreto 128 de 1976.

Argumenta que, a pesar de que el Acuerdo Superior No. 004 del 15 de febrero de
2007, estuvo vigente hasta el 23 de julio de 2021, por su derogatoria tácita por el
Acuerdo Superior No. 000001 del 23 de julio de 2021, que adoptó el nuevo Estatuto
General de la Universidad del Atlántico, el mismo y especialmente su artículo 17, se
encuentra vigente ultractivamente en razón a que, el 11 de mayo de 2021, cuando
el demandado cesó sus funciones como miembro del Consejo Superior, esta norma
se encontraba vigente y continuó su vigencia para los miembros del Consejo
Superior que cesaron funciones durante su vigencia.

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Añadió que, sobre el tema de los impedimentos, prohibiciones, inhabilidades e


incompatibilidades de los miembros del Consejo Superior de la Universidad del
Atlántico, el nuevo Estatuto General (Acuerdo Superior No. 000001 del 23 de julio
de 2021), reprodujo en su artículo 25, el antiguo artículo 17 del acuerdo 004 de
2007, pese a que se pretendió excluir la aplicación el Decreto 128 de 1976, pero
que al establecer la nueva disposición que, los miembros del Consejo Superior
estarán sujetos a los impedimentos, inhabilidades e incompatibilidades establecidas
en la Ley y en los Estatutos, se remitió nuevamente a la Constitución Política y al
decreto 128 de 1976. Es decir, al artículo 179-8 superior y 10 del Decreto 128 de
1976.

Considera que se violaron además los artículos 26 h., 29 f. y 30-2 del nuevo Estatuto
General (Acuerdo Superior No. 001 del 23 de julio de 2021), en razón a que este no
se hizo conforme lo establecido en dicho acuerdo, ya que el Comité de Credenciales
omitió el trámite o etapa de verificar o revisar el cumplimiento de los requisitos para
designar en dicho cargo al demandado. Esta actividad que realizar estaba prevista
para el día 30 de agosto al 01 de septiembre de 2021, pero la misma fue omitida
dentro del proceso de designación del rector.

Por último, expuso que con dicha designación se vulneró el artículo 29 f., del
Acuerdo Superior No. 001 del 23 de julio de 2021, en razón a que se designó o
nombró una persona que no reúne las calidades para ser rector, por estar incurso
en impedimentos e incompatibilidades señalados en la Constitución Política y la ley,
específicamente en el artículo 179-8 superior y artículo 10 del Decreto 128 de 1976.

En consideración a lo anteriormente expuesto considera que igualmente se verifican


las causales de nulidad: i) por infracción de las normas en que debían fundarse
antes mencionadas; ii) por expedición en forma irregular al no agotarse la etapa de
verificar o revisar el cumplimiento de los requisitos para designar en dicho cargo al
demandado; y iii) la de falsa motivación en la modalidad de inexistencia de los
motivos invocados, en razón a que el Jefe del Departamento de Gestión de Talento
Humano de la Universidad del Atlántico, certificó al Consejo Superior el
cumplimiento de los requisitos para el cargo de rector del demandado lo cual es
falso, porque uno de los requisitos establecidos en el artículo 29 del Acuerdo
Superior No. 000001 del 23 de julio de 2021, específicamente en su literal f., es no
estar incurso en inhabilidades, impedimentos, incompatibilidades, ni en conflictos

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de intereses señalados por la Constitución y la Ley, y el candidato nombrado está


impedido para ser rector.

CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA APODERADA UNIVERSIDAD DEL


ATLANTICO:

La apoderada de la Universidad del Atlántico dio contestación a la demanda


manifestando que se opone a las pretensiones de las demandas, y como
argumentos de defensa expuso que en el caso del demandante JAIRO EDUARDO
SOTO MOLINA, fundamentó su pretensión de nulidad electoral en la presunta
inhabilidad del candidato electo contenida en el Acuerdo Superior No.004 de 2007,
consistente en haber ejercido como Representante de las Directivas Académicas
ante el Consejo Superior dentro del año de la elección. También, indicó el actor que
hubo trasgresión del artículo 10° del Decreto 128 de 1976.

A su turno señala que el demandante NESTOR DOMINGO DITTA LEMUS,


fundamentó su pretensión de nulidad electoral manifestando que el candidato electo
se encontraba inmerso en la prohibición contenida en el artículo 10° del Decreto 128
de 1976, consistente en que los miembros de junta o consejos de las entidades y
establecimientos a que se refiere ese decreto no podrán prestar sus servicios a
la misma entidad dentro del ejercicio de sus funciones o dentro del año siguiente a
su retiro del cargo en la junta o consejo.

Para la demanda promovida por el señor JAIRO EDUARDO SOTO MOLINA,


explicó que no era posible aplicar ultractivamente la normatividad consagrada en
el artículo 17 del Acuerdo Superior No.004 de 2007, dado que el mismo fue
modificado antes de la apertura de las inscripciones de los candidatos a la rectoría
de la institución académica; pues, con la expedición del Acuerdo Superior No.00001
de 2021, se modificó el régimen de inhabilidades para ocupar el cargo de rector de la
Universidad, siendo esta, la normatividad aplicable al proceso de elección de rector.

Frente a la pretensión de nulidad promovida por el señor NESTOR DOMINGO


DITTA LEMUS, expuso, que las Universidades Públicas, como es el caso de la
UNIVERSIDAD DEL ATLÁNTICO, no son destinatariasde las normas consagradas
en el Decreto 128 de 1976, según lo estableció el artículo 1° de dicho cuerpo
normativo, considerando que las universidades no gozan de la calidad de
Establecimiento Público, de Empresa Industrial o Comercial del Estado ni de
Sociedad de Economía Mixta.

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Considera que la prohibición invocada por la parte actora no es aplicable para los
miembros de los consejos superiores de las instituciones educativas oficiales. El
Decreto 128 de 1976 establece en su artículo 1°, el campo de aplicación de las
normas que este recoge y las corporaciones o entidades destinatarias del mismo,
así:

“ARTÍCULO 1º.- Del campo de aplicación. Las normas del presente


Decreto son aplicables a los miembros de las juntas o consejos
directivos de los Establecimientos Públicos, de las Empresas
Industriales o Comerciales del Estado y de las Sociedades de
Economía Mixta en las que la Nación o sus entidades posean el
noventa por ciento (90%) o más de su capital social, y a los
gerentes, directores o presidentes de dichos organismos”(Negrillas
y subrayas fuera del texto original)

Expuso como excepciones de fondo la de inexistencia de violación de las normas


en que se fundamenta la demanda, explicando que el artículo 10 del decreto 128 de
1976 no es aplicable por regla general a las Universidades Públicas, salvo que,
como lo expresó la Sección Quinta del Consejo de Estado en sentencia de fecha 13
de octubre de 2016 en expediente con Radicación número: 11001-03-28-000-2015-
00019-00, la misma institución así lo disponga en sus estatutos o reglamentos,
situación que hasta la presente etapa procesal no ha sido acreditada por ninguno de
los actores.

A contrario sensu expone que el artículo 25 del Acuerdo No.00001 del 23 de julio
de 2021, señala lo siguiente:

“ARTÍCULO 25º. CONFLICTOS DE INTERÉS Y CAUSALES DE


IMPEDIMIENTO Y RECUSACIÓN. Los miembros del Consejo Superior,
aunque ejercen funciones públicas cuando actúan como tales, no adquieren
por este sólo hecho la calidad de empleados públicos. Sin embargo, aquellos
que ostentan tal condición estarán sujetos a los impedimentos, inhabilidades
e incompatibilidades establecidas en la Ley en los Estatutos. Adicionalmente
tendrán las siguientes inhabilidades eincompatibilidades:
a. Ser candidato para ocupar un cargo de elección popular obteniendo votos
en alguna circunscripción electoral con jurisdicción en el Departamento del
Atlántico.
b. Los miembros del Consejo Superior no podrán tener ningún vínculo laboral
ni contractual con la Universidad, excepto la docencia. Esta disposición no
aplica para el representante de los docentes y de las directivas académicas,
cuya representación emana precisamente de su vinculación con la
Universidad.”
Considera que, de la norma transcrita en precedencia, puede concluirse que, el
Estatuto General vigente de la Universidad del Atlántico, no señaló expresamente
la aplicabilidad del Decreto 128 de 1976 frente a los miembros de su Consejo

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Superior, y, por tanto, la prohibición contenida en el artículo 10° del Decreto bajo
estudio, no puede interpretarse configurada dentro del caso que aquí nos ocupa.

CONTESTACION DEMANDA APODERADO ESPECIAL DANILO HERNÁNDEZ


RODRÍGUEZ

El apoderado se opuso a las pretensiones de la demanda señalando a su favor


que conforme a la C.P y la ley 30 de 1992, y al precedente del Consejo de Estado
se debe considerar la autonomía universitaria frente al régimen general de
inhabilidades e incompatibilidades.

Expone que en el caso concreto se debe aplicar sentencia del 14 de septiembre


de 2017, expediente 41001233300020160051801 Consejera Ponente Rocío
Araujo Oñate, en la que se señaló que las universidades poseen autonomía para
darse sus directivas y regirse por sus propios estatutos y con base en ello cuenta
con la facultad de establecer un régimen de inhabilidades e incompatibilidades,
que respete el principio de reserva legal, y también en la inaplicabilidad del Decreto
128 de 1976 para el caso de las Universidad Públicas.

En esta sentencia, el Consejo de Estado procedió a determinar la inaplicabilidad


del artículo 10 del Decreto 128 de 1976, en el caso concreto a efectos de analizar
si la señora Nidia Guzmán Durán se encontraba inhabilitada para ser designada
como decana de la Facultad de Educación de la Universidad Surcolombiana.
Situación que acontece en el caso concreto de las demandas acumuladas, debido
a que no solo el Acuerdo Superior N°000001 del 23 de julio de 2021 no remite
expresamente, en los términos de la Jurisprudencia, al Decreto 128 de 1976, sino
que su texto se encarga de señalar con claridad que la prohibición de los miembros
del Consejo Superior de tener vínculo laboral ni contractual con la Universidad, no
aplica para el representante de los docentes y de las directivas académicas, al
amparo de que dicha representación emana precisamente de su vinculación con
la Universidad, y es ello perfectamente válido, al amparo de la Autonomía
Universitaria, que tiene rango constitucional.

En esa misma dirección señala que existe inaplicabilidad del Decreto 128 de 1976
a las Universidades Oficiales, en razón a su naturaleza jurídica, a la luz de la
jurisprudencia citada y del Artículo 1° de dicho Decreto, el cual está dirigido a
servidores de otras entidades públicas.

Aduce que existe imposibilidad de aplicar ultractivamente el Acuerdo Superior 004


de 2007 dado que la interpretación expuesta por el demandante contradice los

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principios pro homine, pro libertatis y de favorabilidad, aplicables en materia


electoral, y cuyo sustento implica hacer menos restrictiva la participación política
de los ciudadanos.

Asimismo, señala que es evidente que confunde el demandado, el periodo fijo para
el cual se elige el representante de las directivas académicas ante el Consejo
Superior de la Universidad del Atlántico, y el período durante el cual,
efectivamente, su representado desempeñó dicho cargo, fecha que correspondió
al 11 de mayo de 2021.

Expone que el hecho de que el cargo de representante de las directivas


académicas ante el Consejo Superior de la Universidad del Atlántico
correspondiera a un periodo fijo, para el caso 2019-2021, no implicaba, en forma
alguna, que tal calidad acompañara a su representado justo hasta la fecha de
terminación de dicho periodo, pues ello no es jurídicamente posible, ya que las
calidades cesan cuando un acto jurídico así lo determina, no cuando en abstracto
lo señala una disposición normativa. Así, al terminar la comisión de su
representado, esto es, el 11 de mayo de 2021, cesó su calidad como
representante de las directivas académicas ante el Consejo Superior, no como
confusamente lo afirma el accionante, hasta que terminara el periodo señalado
reglamentariamente para el cargo.

Por último, insiste en que las reglas para la elección a Rector 2021-2025,
emanaban del Acuerdo Superior n°000001 del 23 de julio de 2021, no de aquel
otro que se encontraba ya derogado.

CONSIDERACIONES DEL MINISTERIO PUBLICO

PROBLEMA JURÍDICO:

El asunto por dilucidar se centra en determinar si los cargos de nulidad tienen visos
de prosperidad, y si en consecuencia hay lugar o no a declarar la nulidad del acto
administrativo acusado, en especial se ha determinar si en el caso concreto se
verifica la existencia de la causal de inhabilidad legal establecida en la ley 30 de
1992 y en el artículo 10 del decreto 128 de 1976.

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TESIS DEL MINISTERIO PUBLICO

La tesis que defenderemos es la de que hay lugar a declarar la nulidad de la actuación


demandada, habida consideración a que se estima que el acto administrativo
demandado incurre en la causal de nulidad por violación del numeral 5 del artículo
275 de la ley 1437 de 2011, por los argumentos que seguidamente pasan a
exponerse.

ANALISIS NORMATIVO Y JURISPRUDENCIAL.

Previo a desarrollar la respuesta al problema jurídico principal, abordaremos por


razones metodológicas los siguientes temas: i) La autonomía universitaria – Limites,
ii) La naturaleza Jurídica de la Universidad del Atlántico, ii) La calidad de empleados
públicos de los servidores de la Universidad del Atlántico, iii) Las causales legales
de inhabilidad y su reserva legal.

La autonomía Universitaria extensión y límites.

En Colombia, el artículo 69 de la Constitución Política consagra la autonomía


universitaria, al señalar:

“ Artículo 69. Se garantiza la autonomía universitaria. Las universidades podrán


darse sus directivas y regirse por sus propios estatutos, de acuerdo con la ley.
La ley establecerá un régimen especial para las universidades del Estado

El Estado fortalecerá la investigación científica en las universidades oficiales y


privadas y ofrecerá las condiciones especiales para su desarrollo. El Estado
facilitara mecanismos financieros que hagan posible el acceso de todas las
personas aptas a la educación superior.”

En desarrollo de lo dispuesto en el mandato constitucional, el artículo 28 de la Ley


30 de 1992 establece:

“La autonomía universitaria consagrada en la Constitución Política de Colombia


y de conformidad con la presente Ley, reconoce a las universidades el derecho
a darse y modificar sus estatutos, designar sus autoridades académicas y
administrativas, crear, organizar y desarrollar sus programas académicos,
definir y organizar sus labores formativas, académicas, docentes, científicas y
culturales, otorgar los títulos correspondientes, seleccionar a sus profesores,
admitir a sus alumnos y adoptar sus correspondientes regímenes y establecer,
arbitrar y aplicar sus recursos para el cumplimiento de su misión social y de su
función institucional.”

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El carácter limitado de la autonomía universitaria se observa también en varias de


las disposiciones de la Ley 30 de 1992.

Así, por ejemplo, el artículo 57 sujeta el régimen especial de las universidades


estatales a lo consagrado en ella:

ARTÍCULO 57 […] El carácter especial del régimen de las universidades


estatales u oficiales, comprenderá la organización y elección de
directivas, del personal docente y administrativo, el sistema de las
universidades estatales u oficiales, el régimen financiero, el régimen de
contratación y control fiscal y su propia seguridad social en salud, de
acuerdo con la presente ley.

Igualmente, el artículo 61 de la Ley 30 de 1992 establece que el estatuto general y


los reglamentos internos de las instituciones estatales u oficiales de educación
superior están sometidos a los mandatos de la Ley

“ARTÍCULO 61. Las disposiciones de la presente Ley relativas a las


instituciones estatales u oficiales de Educación Superior, constituyen el
estatuto básico u orgánico y las normas que deben aplicarse para su
creación, reorganización y funcionamiento. A ellas deberán ajustarse
el estatuto general y los reglamentos internos que debe expedir cada
institución.”

La Corte Constitucional en la sentencia de constitucionalidad C-346 de 2021


estableció que el artículo 69 de la Constitución reconoce la autonomía universitaria
como una garantía a favor de las universidades oficiales y privadas, y que, en
particular, la citada norma superior consagra el derecho de aquellas a darse sus
directivas y regirse por sus propios estatutos, de acuerdo con la ley. En ese sentido
expuso que el contenido del artículo 69 fue desarrollado mediante la Ley 30 de
1992, la cual organiza el servicio público de la educación superior.

Respecto de la autonomía universitaria, el artículo 28 de la Ley 30 prevé que esta


garantiza los siguientes derechos en cabeza de las universidades: (i) «darse y
modificar sus estatutos», (ii) «designar sus autoridades académicas y
administrativas», (iii) «crear, organizar y desarrollar sus programas
académicos», (iv) «definir y organizar sus labores formativas, académicas,
docentes, científicas y culturales», (v) «otorgar los títulos
correspondientes», (vi) «seleccionar a sus profesores, admitir a sus alumnos y
adoptar sus correspondientes regímenes», y (vii) «establecer, arbitrar y aplicar sus
recursos para el cumplimiento de su misión social y de su función institucional».

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En especial la jurisprudencia de la Corte Constitucional2 ha entendido que la


autonomía universitaria implica el ejercicio de dos tipos de libertades
constitucionales que garantizan su independencia de poderes externos y la no
interferencia del Estado en el cumplimiento de su misión institucional: autodirigirse
(«designar sus directivas») y autoregularse («regirse por sus propios estatutos»)

Pese a esa autonomía, igualmente la Corte Constitucional ha precisado que la


Constitución permite la imposición de algunos límites a la condición de entes
autónomos de las universidades oficiales y, puntualmente, a su
independencia orgánica e institucional. Así, por ejemplo, en la Sentencia C-053
de 1998, determinó que, aunque aquellas no forman parte de ninguna rama del
poder público, el régimen salarial y prestacional de sus profesores se rige por la Ley
4 de 1992 y por los decretos que con ese propósito expida el Gobierno nacional.

La autonomía universitaria se encuentra determinada en el art. 69 Superior, entre


tanto, la Corte Constitucional ha establecido límites a esta discrecionalidad en
diversas sentencias y especialmente la Sentencia T-933 de 2005.

El mencionado artículo constitucional establece: “(…) las universidades podrán


darse sus directivas y regirse por sus propios estatutos, de acuerdo con la ley”.
Dicha potestad de autorregulación administrativa y académica se encuentra
igualmente desarrollada en los artículos 28 y 29 de la Ley 30 de 1992

Ahora, dicha autonomía como viene de verse no es absoluta, en esa esa dirección
la Corte Constitucional en sentencia C-829/02, expresó lo siguiente:
“ Con todo, la autonomía universitaria no es absoluta pues, encuentra su límite
tanto en el orden constitucional, como en el legal. El propio artículo 69 de la
Constitución establece que las universidades podrán darse sus directivas y
regirse por sus propios estatutos de acuerdo con la ley. En efecto, como lo ha
sostenido esta Corte, y ahora se reitera cualquier entidad pública o privada
por el simple hecho de pertenecer al Estado de derecho, se encuentra sujeta
a límites y restricciones determinados por la Constitución y la ley.”

Por su parte, el artículo 79 de la citada ley 30/92, preceptúa que el estatuto general
de cada universidad estatal u oficial, deberá contener como mínimo y de acuerdo
con las normas vigentes sobre la materia, los derechos, obligaciones,

2
Sentencias C-137 de 2018, C-491 de 2016, C-1019 de 2012.

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inhabilidades, situaciones administrativas y régimen disciplinario del personal


administrativo.

Es claro para la Corte que la autonomía universitaria, consagrada


constitucionalmente por primera vez en la Carta de 1991, ha de ejercerse mediante
la expedición por las universidades de sus propios estatutos, por cuanto esa
autonomía es la posibilidad de autorregulación de las universidades, sin que ello
signifique que puedan reclamar no sujeción a la Constitución y a la ley, razón esta
que explica que el artículo 69 superior señala que los estatutos serán expedidos de
acuerdo con la ley.

De esta suerte, por expreso mandato de la Constitución al legislador le compete la


expedición de una ley para darle desarrollo a esa autonomía que para las
universidades garantiza el artículo 69 de la Carta, como efectivamente se hizo
cuando se expidió la Ley 30 de 1992.

La naturaleza Jurídica de la Universidad del Atlántico y la calidad de


empleados públicos de los servidores de la Universidad del Atlántico.

La Universidad del Atlántico es una universidad pública, creada por medio de


Ordenanza 42 del 15 de junio de 1946, expedida por la Asamblea Departamental
del Atlántico.

Por su parte, el artículo 57 de la Ley 30 de 1992, estableció que las universidades


estatales deben organizarse como entes universitarios autónomos que tiene a su
vez, ciertas características. Al respecto, señaló:

“Las Universidades Estatales u oficiales deben organizarse como entes


universitarios autónomos, con régimen especial y vinculados al Ministerio de
Educación Nacional en lo que se refiere a las políticas y la planeación del sector
educativo. Los entes universitarios autónomos tendrán las siguientes
características; personería jurídica, autonomía académica, administrativa y
financiera, patrimonio independiente y podrán elaborar y manejar su
presupuesto de acuerdo con las funciones que le corresponden...”

De conformidad con el artículo 77 de la Ley 30 de 1992 “El régimen salarial y


prestacional de los profesores de las universidades estatales u oficiales se regirá
por la Ley 4ª de 1992, los Decretos Reglamentarios y las demás normas que la

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Con anterioridad el Decreto Ley 80 de 1980, por el cual se organiza el sistema de


educación postsecundaria, había dispuesto en su artículo 130: “Quienes
actualmente están vinculados a las Instituciones Oficiales de educación superior y
de acuerdo con las disposiciones del presente decreto adquieren el carácter de
empleados públicos, no necesitarán ni nombramiento ni posesión. El cambio de la
naturaleza jurídica de la vinculación no implicará disminución o pérdida de la
remuneración o de las prestaciones sociales que hubieren alcanzado conforme a
derecho con anterioridad a la expedición de este decreto”.

La Ley 30 de 1992 contiene una serie de disposiciones referidas al régimen laboral


y vinculación de los funcionarios de las universidades públicas u oficiales. Así,
respecto de las directivas universitarias, la Ley señala lo siguiente: i) El artículo 64,
en su parágrafo segundo, establece que las calidades, elección y período de
permanencia en el Consejo Superior, de los miembros contemplados en el literal d)
del citado artículo, son fijados por los estatutos orgánicos ii) El rector debe ser
designado por el Consejo Superior universitario. Los estatutos deben regular lo
referente a dicha designación, así como los requisitos y calidades para acceder al
cargo. Quienes laboran en las universidades públicas se dividen en tres grandes
grupos: a) miembros directivos, b) personal docente y c) personal administrativo.

Las causales legales de inhabilidad y su reserva legal.

Sobre el carácter de reserva legal de las inhabilidades la Sección Primera del


Consejo de Estado en providencia de 26 de febrero de 2021 expediente radicado
No 110010324000 0170044200, expuso, luego de citar el artículo 122 de la Constitución
Política, que:

“el régimen de inhabilidades de los servidores públicos se rige por lo previsto en


la Constitución Política y goza de reserva legal. Así lo ha establecido la
jurisprudencia de la Corte Constitucional al indicar que se trata de un régimen
incompleto en el texto Superior que puede ser configurado por el legislador,
siempre que se respeten los límites señalados en la jurisprudencia, los cuales se
derivan de la misma norma superior.”

En igual sentido, la Sección Primera del Consejo de Estado3, al referirse al


fundamento de las inhabilidades, había puntualizado que, por limitar

3Sala Plena de lo Contencioso Administrativo, sentencia de 21 de abril de 2009, proferida en el


proceso radicado con el núm. 11001 0315 000 2007 00581 001 (P.I.), Consejera Ponente Dra.
Ruth Stella Correa Palacio.

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derechos y libertades, su previsión debe tener origen constitucional y legal.


Así se indicó en sentencia de 21 de abril de 2009:

« […] Se advierte que la consagración del régimen de inhabilidades e


incompatibilidades se justifica en la prevalencia de los intereses estatales y en los
principios y valores de igualdad, moralidad, ética, corrección, probidad,
transparencia e imparcialidad que deben imperar en la actuación de los sujetos
que desempeñan la función pública, o de quienes aspiran o pretendan acceder a
la misma.

En efecto, el desarrollo indigno del poder, la influencia negativa de la posición, el


privilegio indebido con olvido del interés público, de la legalidad, de la buena
administración, del patrimonio público y de la probidad en las actuaciones,
constituyen, sin duda, razones para establecer restricciones a la libertad y a los
derechos de los sujetos en el ámbito del derecho público, tendientes a evitar la
vinculación a la función pública o el ejercicio de ésta en las diferentes ramas del
Poder Público, de personas cuya conducta o situación pueda ser lesiva a esos
intereses, principios y valores.

Así, las inhabilidades se erigen en circunstancias personales negativas o


situaciones prohibitivas preexistentes o sobrevenidas consagradas en la
Constitución Política y la ley para acceder o mantenerse en la función pública,
pues bien impiden el ingreso (elegibilidad), ora la continuidad en el cargo o empleo
de sujetos que no reúnen las condiciones, calidades y cualidades de idoneidad o
moralidad para desarrollar determinadas actividades o adoptar ciertas decisiones,
las cuales se encuentran establecidas con el fin de prevenir conductas indebidas
que atenten contra la moralidad, transparencia, eficiencia, eficacia, imparcialidad,
igualdad, dignidad y probidad en el servicio, y de evitar el aprovechamiento de la
función, posición o poder para favorecer intereses propios o de terceros.

Las inhabilidades e incompatibilidades, comoquiera que limitan la libertad y


los derechos de las personas, son de origen constitucional y legal; (…),
además, se consideran previstas en un régimen jurídico imperativo y de
orden público (ius cogens), razón por la cual no son disponibles por acuerdo
o convenio de las partes […]». (Destacado fuera del texto original).

Ahora bien, en cuanto al principio de reserva legal para la fijación del


régimen de inhabilidades y el ejercicio de la autonomía universitaria, el
Consejo de Estado4 ha sostenido que la esta última no es absoluta, dado
que deben siempre aplicar el ordenamiento constitucional y legal vigente:
“El artículo 69 de la Carta Política reconoce y garantiza la autonomía universitaria
y establece que “las universidades podrán darse sus directivas y regirse por sus

4
Proceso radicado con el núm. 11001 0324 000 2007 00294 00, Consejero Ponente Dr.
Rafael E. Ostau De Lafont Pianeta (Acción de nulidad formulado por el señor Armando
Valencia Casas contra algunos artículos del Acuerdo 0036 del 14 de julio de 2005 “Por el
cual se expide el Estatuto de la Organización Electoral de la Universidad Tecnológica del
Chocó”, proferido por el Consejo Superior de la Universidad Tecnológica del Chocó “Diego
Luís Córdoba”

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propios estatutos, de acuerdo con la ley.” Esta norma igualmente difiere al


legislador la tarea de establecer un régimen especial para las universidades del
Estado.
(…)
La autonomía universitaria, sin embargo, no es un principio absoluto, pues tiene
como límite el orden constitucional como el legal. Ciertamente, el propio artículo
69 de la Carta Política establece que las universidades podrán darse sus propias
directivas y regirse por sus propios estatutos “de acuerdo con la ley”.

Esta Sección al referirse al principio de la autonomía universitaria ha señalado que


el mismo no es absoluto y que debe interpretarse de manera sistemática, esto es,
en concordancia con las demás disposiciones y principios constitucionales y
legales atinentes al servicio público de la educación, en sus diferentes aspectos.

Es así como en sentencia de 23 de marzo de 2001[5], advirtió que

“Ese principio de autonomía no puede entenderse, sin embargo, en los términos


absolutos que parece considerarlo el demandante, pues es necesario tener
presente que el alcance de esa garantía, consagrada por el artículo 69
constitucional, debe fijarse teniendo en cuenta el mandato del inciso 5º del artículo
67 ibídem, cuyo texto prescribe que ‘Corresponde al Estado regular y ejercer la
suprema inspección y vigilancia de la educación con el fin de velar por su calidad,
por el cumplimiento de sus fines y por la mejor formación moral, intelectual y física
de los educandos …’, así como la facultad presidencial de ‘Ejercer la inspección y
vigilancia de la enseñanza conforme a la ley’, en los términos del numeral 21 del
artículo 189 constitucional.”

En tales condiciones, es claro que el principio de autonomía universitaria no


puede anteponerse al principio de reserva legal en materia de inhabilidades,
puesto que esa autonomía debe ejercerse dentro del marco del
ordenamiento jurídico.

Ese es precisamente el entendimiento correcto que debe darse a los artículos 67


y 79 de la Ley 30 de 1992, cuando disponen, respectivamente que “Los integrantes
de los Consejos Superiores o de los Consejos Directivos, según el caso, que
tuvieren la calidad de empleados públicos y el Rector, estarán sujetos a los
impedimentos, inhabilidades e incompatibilidades establecidas por la ley y los
estatutos así como las disposiciones aplicables a los miembros de juntas o
consejos directivos de las instituciones estatales u oficiales”, y que “El estatuto
general de cada universidad estatal u oficial deberá contener como mínimo y de
acuerdo con las normas vigentes sobre la materia, los derechos, obligaciones,
inhabilidades, situaciones administrativas y régimen disciplinario del personal
administrativo.”

En efecto, si bien en los estatutos de las universidades se señalarán las


inhabilidades de su personal administrativo, es claro que la fijación de éstas en
todo caso le corresponde a la ley. Por ello, cuando se proceda por los órganos
competentes de las Universidades a dicho señalamiento, el mismo deberá

[5] «Sentencia de 23 de marzo de 2001, expediente núm. 5688, C.P. Manuel Santiago Urueta
Ayola».

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hacerse con arreglo a lo que ha previsto la ley, única habilitada para fijar el
régimen de inhabilidades […]». (Resaltado fuera del texto original).6

El Acuerdo Superior 00001 de 2021 de la Universidad del Atlántico, estableció en lo


que tiene ver con las inhabilidades para ser rector lo siguiente:

“ARTÍCULO 29º. CALIDADES PARA SER RECTOR(A): Quien desee


inscribirse para aspirar al cargo de Rector(a) de la Universidad del Atlántico,
deberá reunir las siguientes calidades:

a. Ser ciudadano(a) colombiano(a) en ejercicio. b. Poseer título profesional


universitario. c. Acreditar título de doctorado o de maestría reconocido
legalmente en el país. d. Haber desarrollado actividades investigativas o de
docencia universitaria o administrativas en cargos de nivel directivo en
instituciones de educación superior, por un período no inferior a cuatro (4)
años. e. No haber sido condenado penalmente, excepto por delitos políticos
o culposos. f. No estar incurso en inhabilidades, impedimentos,
incompatibilidades, ni en conflictos de intereses señalados por la
Constitución y la Ley. “

El artículo 67 de la Ley 30 de 1992, establece a su turno lo siguiente:

“Los integrantes de los Consejos Superiores o de los Consejos Directivos,


según el caso, que tuvieren la calidad de empleados públicos y el Rector,
estarán sujetos a los impedimentos, inhabilidades e incompatibilidades
establecidas por la ley y los estatutos, así como las disposiciones
aplicables a los miembros de juntas o consejos directivos de las
instituciones estatales u oficiales.

Todos los integrantes del Consejo Superior Universitario o de los Consejos


Directivos, en razón de las funciones públicas que desempeñan, serán
responsables de las decisiones que se adopten”.

ANÁLISIS FÁCTICO-PROBATORIO:

En el expediente obran los siguientes documentos:

1. Acuerdo Superior No. 004 del 15 de febrero de 2007 (Estatuto General de la


Universidad del Atlántico)
2. Acta de escrutinio del Comité Electoral de la Universidad del Atlántico, de
fecha 17 de diciembre de 2019, en la que se eligió del señor, DANILO
RAFAEL HERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, como representante principal de las
directivas académicas ante el Consejo Superior de dicha universidad, y como
su suplente al señor, MIGUEL ANTONIO CARO CANDENAZO;

6 Consejo de Estado-Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Primera, número único de


radicación 11001-03-24-000-2007-00073-00; sentencia de 22 de septiembre de 2001, CP:
RAFAEL E. OSTAU DE LAFONT PIANETA.

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3. Acta de posesionó del día 19 de diciembre de 2019, del señor, DANILO


RAFAEL HERNÁNDEZ RODRÍGUEZ, como representante principal de las
directivas académicas ante el Consejo Superior de la Universidad del
Atlántico, ante el presidente y secretario de dicho consejo, señores
EDUARDO VERANO DE LA ROSA y ROBERTO HENRIQUEZ NORIEGA;
4. Resolución rectoral No. 001465 del 11 de mayo de 2021, “Por medio de la
cual se da por terminada una comisión de servicio interna al señor DANILO
RAFAEL HERNANDEZ RODRIGUEZ y se ordena su reincorporación al
cargo de docente de carrera profesoral”;
5. Acuerdo Superior No. 000001 del 23 de julio de 2021 (Nuevo Estatuto
General de la Universidad del Atlántico);
6. Acuerdo Superior No. 000005 del 10 de agosto de 2021 (Convocatoria para
designación de rector de la Universidad del Atlántico);
7. Acuerdo Superior número 000014 del 11 de octubre de 2021, mediante el
cual se designa al señor, DANILO RAFAEL HERNANDEZ RODRIGUEZ,
rector de la Universidad del Atlántico, periodo 2021- 2025;
8. Publicación en la página web de la Universidad del Atlántico, del acto de
nombramiento del señor, DANILO RAFAEL HERNANDEZ RODRIGUEZ,
como rector, y
9. Acta de posesión del señor, DANILO RAFAEL HERNANDEZ RODRIGUEZ,
como rector de la Universidad del Atlántico, periodo 2021-2025, adiada 12 de
octubre de 2021, ante la presidenta y secretaria del Consejo Superior, ELSA
NOGUERA DE LA ESPRIELLA y JOSEFA CASSIANI PÉREZ.
10. Certificación del tiempo del demandado DANILO RAFAEL HERNANDEZ
RODRIGUEZ, como miembro del Consejo Superior de la Universidad del
Atlántico, del 18 de diciembre de 2019 al 11 de mayo de 2021;
11. Acta No. 14 del 11 de octubre de 2021, de elección o nombramiento del
señor, DANILO RAFAEL HERNANDEZ RODRIGUEZ, como rector de la
Universidad del Atlántico, periodo 2021-2025, del Consejo Superior
12. Acta No. 6 del 11 de mayo de 2021, del Consejo Superior de la Universidad
del Atlántico, donde sesionó el señor, DANILO RAFAEL HERNANDEZ
RODRIGUEZ, como representante de las directivas académicas, periodo
2019-2021,
13. Resolución Superior No. 000008 del 11 de mayo de 2021, del Consejo
Superior.

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El caso concreto.

En el caso concreto, considera esta agencia del Ministerio Público que en lo que
guarda relación con el cargo de nulidad fundado en la aplicación ultra activa del
Acuerdo Superior de 2007 de la Universidad del Atlántico, fundado en que el mismo
regía al momento de la escogencia del demandado como miembro del Consejo
Superior de la Universidad del Atlántico cuyo periodo culminaba en el año 2021, no
debe tener visos de prosperidad por las siguientes razones a saber:

1) Al momento de la convocatoria al cargo de rector efectuada mediante


Acuerdo Superior No 00005 del 10 de agosto de 2021, al igual que a la fecha
de la inscripción del demandante al cargo de rector de la Universidad del
Atlántico, dicho Acuerdo Superior 004 del 15 de febrero de 2007 no podía ser
aplicado debido a que ya había sido derogado por el Acuerdo Superior No
001 de 23 de julio de 2021, y
2) La calidad de miembro del Consejo Superior se le extinguió al demandante
desde el 11 de mayo de 2021 fecha en la que renunció a tal cargo, tal como
consta en la resolución rectoral No. 001465 del 11 de mayo de 2021, “Por
medio de la cual se da por terminada una comisión de servicio interna al
demandante y se ordena su reincorporación al cargo de docente de carrera
profesoral.

Por esta última razón, tampoco puede considerarse probada la aludida causal de
inhabilidad establecida en el artículo 179 de la Constitución Política, debido a que
el periodo del demandado culminó como antes se dijo desde el 11 de mayo de 2021,
fecha en la que regresó a desempeñar al interior de la Universidad del Atlántico sus
funciones como docente de carrera profesoral.

Ahora, se alude a de otra parte por parte de los demandantes a la existencia de la


causal de inhabilidad señalada por los demandantes establecida en el artículo 10
del Decreto 128 de 1976, tenemos que el mismo establece que: “Los miembros de
las Juntas o Consejos, durante el ejercicio de sus funciones y dentro del año siguiente a su
retiro, y los Gerentes o Directores, dentro del período últimamente señalado, no podrán
prestar sus servicios profesionales en la entidad en la cual actúa o actuaron ni en las que
hagan parte del sector administrativo al que aquélla pertenece”.

Dicha norma se estima que se aplica a los miembros del Consejo Superior de la
Universidad del Atlántico, en virtud del artículo 67 de la Ley 30 de 1992, según el
cual: “Los integrantes de los Consejos Superiores o de los Consejos Directivos,

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según el caso, que tuvieren la calidad de empleados públicos y el Rector, estarán


sujetos a los impedimentos, inhabilidades e incompatibilidades establecidas por
la ley y los estatutos, así como las disposiciones aplicables a los miembros de juntas
o consejos directivos de las instituciones estatales u oficiales. Todos los integrantes
del Consejo Superior Universitario o de los Consejos Directivos, en razón de las
funciones públicas que desempeñan, serán responsables de las decisiones que se
adopten”.

Al respecto consideramos que está demostrado que el demandado fue integrante


del Consejo Superior de la Universidad del Atlántico en calidad de empleado público
como representante principal de las directivas académicas, en su condición de Jefe
de Departamento de Extensión y Proyección Social, nivel 2 grado 24, desde el 19
de diciembre de 2019, hasta el 11 de mayo de 2021, y por ello el mismo estaba
sujeto a los impedimentos, prohibiciones, inhabilidades e incompatibilidades que se
derivan de dicha condición, establecidos en la ley.

De considerarse posible la aplicación de la causal de inhabilidad antes mencionada,


no podía el demandado prestar servicios a la entidad en la cual actuó, dentro del
año siguiente a su retiro; es decir, que no podía ser nombrado rector entre el 12 de
mayo de 2021 y el 11 de mayo de 2022.

Para analizar la procedencia de aplicación de la causal de inhabilidad objeto de


análisis, bueno es recordar la jurisprudencia precitada líneas atrás de la Corte
Constitucional, la cual en sentencias de constitucionalidad de aplicación obligatoria
por demás, ha señalado en primer lugar que la autonomía universitaria en materia
de inhabilidades encuentra sus limites en el principio de reserva legal en materia de
inhabilidades que por mandato constitucional le corresponde al Congreso.

De tal suerte que, si bien las Universidades como órganos autónomos pueden
dictarse sus propios estatutos y regular el régimen de inhabilidades, tal autonomía
regulatoria encuentra limites en la misma ley que los habilita a ello, y por supuesto
en nuestra Constitución Política.

Es decir, que como recientemente lo ha señalado la Sección Primera del Consejo


de Estado en sentencia ibidem : “el principio de autonomía universitaria debe ejercerse
dentro de los límites previstos en la Constitución y la ley y, por tanto, no puede contrariar
la reserva legal en materia de inhabilidades, reserva esta que encuentra una excepción
en el artículo 67 de la Ley 30 de diciembre 28 de 1992, el cual dispone que los integrantes
de los consejos superiores o de los consejos directivos que tuvieren la calidad de

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empleados públicos y el rector, se sujetan a los impedimentos, inhabilidades e


incompatibilidades establecidas no solo en la ley sino también en los estatutos.”

Es decir que contrario a lo afirmado por los apoderados de los extremos pasivos, el
hecho de que en el Acuerdo Superior No 00001 de 2021 de la Universidad del
Atlántico, no se haya señalado de manera expresa la inhabilidad establecida en el
artículo 10 del Decreto 128 de 1976, en nada impide que dicha norma no pueda ser
aplicada en el caso concreto. Lo anterior, habida consideración a que conforme al
precedente vertical antes expuesto los integrantes de los Consejos Superiores
universitarios, que tuvieren como el demandado la calidad de empleados públicos,
si están sujetos a la inhabilidad establecida en el artículo 67 de la ley 30 de 1992,
que señala claramente que los mismos “estarán sujetos a los impedimentos,
inhabilidades e incompatibilidades establecidas por la ley y los estatutos, así
como las disposiciones aplicables a los miembros de juntas o consejos
directivos de las instituciones estatales u oficiales.”.

La anterior afirmación encuentra respaldo, como viene de verse, en el mismo texto


normativo tanto del Acuerdo Superior No 00001 de 2021 de la Universidad del
Atlántico el cual en su artículo 25 establece: “CONFLICTOS DE INTERÉS Y
CAUSALES DE IMPEDIMIENTO Y RECUSACIÓN. Los miembros del Consejo Superior,
aunque ejercen funciones públicas cuando actúan como tales, no adquieren por este sólo
hecho la calidad de empleados públicos. Sin embargo, aquellos que ostentan tal
condición estarán sujetos a los impedimentos, inhabilidades e incompatibilidades
establecidas en la Ley y en los Estatutos.”

Entonces al señalarse expresamente en el Estatuto Superior 00001 de 2021 de la


Universidad demandada, la existencia o sujeción a las inhabilidades legales, resulta
válido y racional afirmar que esa ley en sentido estricto, a la que remite la norma,
dada su vinculación estrecha y su carácter superior frente a los estatutos
universitarios, es la ley 30 de 1992, conocida como la ley de educación, en la que
como se vio anteriormente se consagra de manera expresa, rígida, taxativa que se
debe aplicar para la elección de directivas académicas, rector, las inhabilidades
establecidas en la ley, y sobre en especial debido a que el artículo 67 precitado hizo
énfasis en la aplicación a los empleados públicos universitarios las disposiciones
aplicables a los miembros de juntas o consejos directivos de las instituciones
estatales u oficiales.

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Surge entonces claramente en el caso concreto una violación al régimen de


inhabilidades señalado en la ley general de Educación; norma que remite a su vez,
a las inhabilidades previstas en la en términos generales y en su sentido material;
ley que en este caso viene a ser el régimen de inhabilidades previsto en el artículo
10 del decreto 128 de 1976.

Lo anterior cobra mayor sentido si se tiene en cuenta que dicha inhabilidad especial
prevista en el decreto precitado, guarda identidad con la remisión especial que la
ley 30 de 1992 hace para las inhabilidades igualmente previstas para los miembros
de juntas o consejos directivos de las instituciones estatales u oficiales, calidad que
por supuesto tiene la Universidad del Atlántico.

Consideramos que nos hallamos ante la aplicación una la regla que consagra la
aplicación de una inhabilidad de manera expresa y por tanto la misma es de
obligatorio cumplimiento.

En dichas normas especiales, verbigracia ley 30 de 1992, y de igual manera en la


jurisprudencia constitucional que establece límites a la autonomía universitaria,
dada la reserva de ley; nunca se ha planteado que las únicas inhabilidades en las
que pueden incurrir los empleados públicos de las universidades públicas son
aquellas que expresamente se señalen en los Estatutos universitarios.

Por esta razón inicial es la que nos apartamos de las sentencias de la Sección
Quinta del Consejo de Estado, traídas por la parte demandada, en las que se afirma
tal situación sin respaldo legal o constitucional, dado que con ello, se reitera, se
entraría a contravenir la ley general de educación que no realiza tal distinción o
restricción en materia de inhabilidades, y la jurisprudencia constitucional precitada,
la cual dictada en sentencias de constitucionalidad obligatorias para los operadores
judiciales expresa que el principio de autonomía universitaria impida per se violar el
principio de reserva legal, dado que fue el mismo legislador el que señaló que las
inhabilidades de ley resultan aplicables en todo caso y adicionalmente, más no
excluyendo las primeras, aquellas que señalen expresamente los estatutos.

Llama la atención además que la misma Sección Quinta7, del Consejo de Estado,
sobre el asunto en particular en sentencia de fecha 13 de octubre de 2016, haya
indicado que: « […] Como puede observarse la norma en cita contempla, si se

7Consejo de Estado, Sala Plena de lo Contencioso Administrativo, Sección Quinta, número único
de radicación 11001-03-28-000-2015-00019-00, CP: Alberto Yepes Barreiro.

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quiere, una excepción a la reserva legal del régimen de inhabilidades, pues


establece que los miembros de los consejos superiores que ostenten la calidad
de empleados públicos, no solo estarán sometidos al régimen de
inhabilidades previsto en la ley, sino también al consagrado en los
estatutos de cada universidad. Esto significa, que el legislador de forma
expresa autorizó a los entes universitarios autónomos a fijar, si así es su deseo,
el régimen de inhabilidades que se aplicará a los miembros de su máximo órgano
de dirección.”

Es decir que la consagración legal de las inhabilidades establecidas en la ley resulta


siempre aplicable en todo caso, con independencia de que en los estatutos las
mismas no se hayan consagrado expresamente. En el presente asunto se observa
que la ley 30 de 1992 tuvo como filosofía transpolar el régimen de inhabilidades e
incompatibilidades a los empleados públicos que fueran parte integrante del
Consejo Superior Universitario.

En este caso concreto se impone aplicar la regla antes señalada por parte del
operador judicial, dado su carácter de norma de orden público, y además con ello
se permite censurar la conducta de la entidad demandada que permitió al amparo
de una modificación del Acuerdo Superior 00004 de 2007 en ese aspecto, so
pretexto de ampararse en la falta de consagración expresa en el nuevo Estatuto
Superior No 00001 de 2021, que candidatos incursos en la causal de inhabilidad
legal prevista la ley 30 de 1992 y en el artículo 10 del decreto 128 de 1976, pudieran
inscribirse y resultar finalmente designados, bajo la consideración errada de
ausencia de dicha inhabilidad.

Es en síntesis un asunto de aplicación de una regla de orden público. De una


inhabilidad legal establecida por el legislador el cual, conforme a la Constitución
Política, goza de reserva legal en materia de inhabilidades.

Una posición en contrario, como la expuesta por las demandadas, conllevaría a que,
como quiera que en Acuerdo Superior No 00001 de 2021 de la Universidad del
Atlántico no se consagró de manera expresa ninguna causal de inhabilidad, se
vaciara de contenido las reglas que establecen causales legales de inhabilidad.

Es decir, de aceptarse la tesis de la demandada, estaríamos prohijando ni más ni


menos que la inexistencia total de causales de inhabilidad, para los docentes,
personal administrativo y directivos de la Universidad del Atlántico, asunto que

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supone una violación al principio de reserva del legislador en esta materia, con las
graves repercusiones negativas para la función administrativa.

Ahora, a manera de prolepsis y como razones adicionales a favor de nuestra tesis


hemos de señalar, que en este caso el asunto se trata de aplicación de reglas de
orden imperativo.

Ahora, en caso de llegarse a considerar que están en juego la aplicación de


principios como los expuestos por los apoderados de los demandados, solicitamos
que en la ponderación a que seguramente se acudirá deba tenerse presente que en
todo caso el juicio de proporcionalidad estará siempre limitado por lo que la ley
legitima, en este caso la ley 30/92, manda para cada caso.

En este caso que se reitera resulta ser un tema de aplicación de reglas, y solo para
no dejar razones sin debatir, advertimos, a favor de la tesis que defendemos, la
existencia de principios que subyacen a la regla de las inhabilidades legales antes
expuestas; que no son otros, que la moralidad, la transparencia, la protección del
mérito, la igualdad en acceso a los cargos públicos que se ven violados en casos
en que se permita que empleados públicos que participan o hicieron parte en el año
siguiente a su dejación en un Consejo Superior Académico, puedan válidamente en
cualquier tiempo aspirar a ser designados por el mismo, sin atender que esa
participación supone una ventaja que infringe el principio democrático.

Estos principios tienen mayor peso en la balanza al ser ponderados, y aplicando un


juicio de necesidad con intensidad débil, frente a los principios expuestos por los
demandados, dado que los mismos protegen a la sociedad en general, al principio
democrático y al derecho a elegir o designar a personas que no estén cobijadas por
inhabilidades que les impiden su acceso a la función administrativa y en especial a
regir los destinos de un ente educativo universitario.

No sobra anotar, para abundar en mayores argumentos, que la inhabilidad que


consideramos si se incurrió por parte del demandado y que vicia de nulidad la
actuación administrativa demandada, está instituida para la protección de un
objetivo legítimo, que no es otro que terminar con las influencias, atajos, o ventajas
que se presentarían en el caso concreto, de mantenerse incólume la decisión
administrativa acusada, pues con ello se aceptaría que un ex miembro de un
Consejo Superior pueda, sin atender el plazo de un (1) año establecido por la ley y

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posterior a su desvinculación, desempeñarse como representantes de la entidad lo


que puede configurar una ventaja a su favor, con claro ejercicio indebido de poder.

En este caso, demostrado documentalmente se encuentra el carácter de empleado


público del demandado, su vinculación como miembro del Consejo Superior de la
Universidad del Atlántico hasta el día 11 de mayo de 2021 y su posterior inscripción,
designación y posesión en octubre de 2011, como rector de dicho ente público
universitario durante el periodo inhabilitante de un (1) año siguiente a su salida de
dicho Consejo Superior; de tal suerte que está demostrada la existencia de la
referida inhabilidad.

En conclusión, consideramos que en el caso concreto se verifica la existencia de la


causal de inhabilidad en la que incurrió el demandado, razón por la que el acto
administrativo demandado, incurre en la causal de nulidad electoral establecida en
el numeral 5º del artículo 275 del C.P.A.C.A al haberse elegio o nombrado a una
persona que no cumplió con los requisitos de elegibilidad establecidos en el artículo
del Acuerdo Superior No 00001 de 2021 de la Universidad demandada, y por estar
incursa en la tantas veces nombrada causal de inhabilidad legal.

CONCEPTO EN SENTIDO ESTRICTO

En el presente asunto, este Ministerio Público estima respetuosamente que,


atendiendo los planteamientos expuestos, se debe acceder a las suplicas de la
demanda y en consecuencia proceder a declarar la nulidad del Acuerdo Superior
número 000014 del 11 de octubre de 2021 y el consecuente restablecimiento del
derecho deprecado.

Atentamente,

WELFRAN DE JESUS MENDOZA OSORIO


Procurador 15 Judicial II ante el Tribunal Administrativo del Atlántico

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