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Soy Victoria, traigo conmigo aventuras por vivir, conocer el mundo que me

acogerá (por ahora siento ruidos de agüita y la voz de mi mamá que canta todo el

día… es un paraíso estar acá.. También la voz de mi papá.. que al parecer celebra

porque escucho ruidos alegres. Después supe que le gustaba mucho jugar play

station.). Y llegó el día, 25 de marzo del 2001, miedos, incertidumbre, alboroto.

Una inmensa luz y frío, me dieron la bienvenida; unas manos celestes me tomaron

y muchos ojos atentos me miraban. Y mamá y papá nerviosos e inexpertos, con

un corazón que ya se les salía.

Las horas que pasaban fueron más tranquilas, había calor y suavidad en el regazo

de mi mami hacían que me sienta segura y también los brazos de papá, que debo

reconocer que eran algo más tiesos. Y abuelas besadoras y buenas para dar

consejos de crianza.

Los años que vinieron fueron muy felices… llenos de cosas nuevas para aprender,

comer cosas distintas, caminar, ir a jardín… y luego al colegio… pero algo era

distinto en mi.

Y citaron a mamá y papá para hablar de mi y de mi comportamiento en sala, Iba

en 3° Básico. Solía aislarme, era impulsiva, ansiosa y no combinaba muy bien mis

movimientos, me caía mucho. Y sensible a los ruidos y sonidos, en recreo lo

pasaba muy, muy mal.


Fue así como después de muchas pruebas y cosas, (de las que me aburría)

supimos que tenía Síndrome de Asperguer. Me cambiaron de escuela, y fue

difícil, porque no conocía a nadie y mis compañeros/as tampoco me entendían

mucho a mi. Yo no tengo filtro para decir cosas, me entiendo mejor con personas

adultas. Lloro con facilidad. Hablo un montón y muy alto. Además mi lenguaje es

distinto, (“cuico” si quieres calificarlo de alguna forma).

Tengo buena memoria, y me encantan las matemáticas, aprendí a leer rápido,

tengo un humor raro.

No ha sido fácil adaptarme ni que se adapten a mi, aún así me siento integrado en

mi curso. Yo sé que los profesores/as han hablado de mi en el curso para que me

acepten con mi forma de ser y me incorporen y siento eso. Aunque sigo sin hablar

mucho. En mi escuela hay especialistas que se preocupan por mi y hay cosas

que me explican con más tiempo.

Me siento “bicho raro” a veces. No entiendo los chistes, o los entiendo después.

Voy al Centro de Rehabilitación para coordinar mejor mis movimientos. Allí

aprendí a tocar un instrumento (que me sale más o menos), pero que afinan mi

motricidad.

Tengo varios compañeros/as con los que hago trabajos. Prefiero estudiar sólo.

Sigo no disfrutando tanto de los recreos, por el ruido – ya les conté – me

molestan.
Voy en 4° año medio. Ha sido complicado llegar acá, y aunque muchas cosas no

están pensadas para este Síndrome, creo que me entienden mejor, mi familia,

amigos, profes, y ha cambiado incluso el lenguaje. Ya no se referirán a mi como

“niña enfermita” (pa’ callao ) como pudo ser hace harto tiempo.

Soy distinta no más, y aunque falta mucho aún, se han abierto muchas puertas a

la educación de calidad, con igualdad de oportunidades, donde pueda alcanzar

autonomía. Cada uno de mis compañeros/as tiene características, intereses,

capacidades y necesidades de aprender distintos y me siento afortunada de que

esta sociedad esté abriendo los ojos, también a otros/as niños, jóvenes y adultos.

Les comento que fui elegida Tesorera de mi curso, me siento bien, además los

números son lo mío. Estaba muy nerviosa, tenía hasta una barra… “Victoria,

Tesorera…”!!!!. Cuando le conté a mis papás se pusieron muy contentos. (Parece

que a mi mami le entró una mugre en el ojo).. Hasta tengo una cajita fuerte

pequeña para guardar el dinero. Y como tengo ideas fijas, caminamos mucho

para encontrar una de color celeste, es mi color favorito.

He escuchado decir a mi mami que soy un regalo para ellos. Y que cada día les

enseño a ser mejores, más tolerantes y que les doy inmensa fuerza. No sé si me

emociona, pero suena bonito.

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