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La Iglesia en Oración
Para realizar una obra tan grande, Cristo está siempre presente en su Iglesia,
en el sacrificio de la Misa. Con su fuerza en los sacramentos, en su palabra,
pues cuando se lee en la Iglesia la Sagrada Escritura, es El quien habla,
presente donde están dos o tres congregados en su nombre, allí está en
medio de ellos (Mt 18,20)
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En la liturgia como ejercicio del sacerdocio de Jesucristo. En consecuencia,
toda celebración litúrgica, por ser obra de Cristo sacerdote y de su cuerpo, que
es la Iglesia, es acción sagrada por excelencia.
Introducción
a) Primer momento: (vv. 1-6) A quién dirige esa oración que todo le
parece radiante y fácil: ¿A quién temeré?... ¿Quién me hará temblar?...
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a) Primera parte Jesús: es la oración de Jesús en el monte de la
transfiguración; la segunda es su oración en el huerto de Getsemaní
cuando experimentó la agonía, la angustia y el miedo.
Estos encuentros son como una ayuda para la contemplación práctica del
modelo divino de la Iglesia, que cada uno de nosotros pueda tener, la
experiencia misma del Consejo Pastoral Parroquial y de comunidad.
Deberíamos sentirnos interpelados no sólo como individuos, sino como
corresponsables de la construcción de la Iglesia. Nos pondremos a la escucha
de la palabra de Dios, con convicción de que habrá de comunicarnos algo
que aún no sabemos. Será la palabra tomada de algunos textos del Nuevo
Testamento y de los documentos del Vaticano ll.
Preguntas:
1.- ¿Cómo vivimos la oración al comienzo de nuestros Consejos Pastorales?
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Con las Vísperas o las Completas o con la lectura de un salmo. ¿Es tal vez una
oración que hacemos para dar tiempo a los que llegan tarde? ¿Cuáles son, en
nuestra parroquia, las iniciativas que sostienen la oración de los fieles?
¿Cuáles son las iniciativas anuales, mensuales, semanales que tienden a
subrayar el ritmo constante de la oración de todos, tanto en la Parroquia como
en sus casas? ¿Qué grado es el de nuestra oración personal?
II
La Iglesia que escucha
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1.- “Los apóstoles convocaron el pleno de los discípulos y les dijeron: No está
bien que nosotros desatendamos el mensaje de Dios por servir a la mesa.
Escoger a siete hombres de buena fama, dotados de Espíritu y habilidad,
nosotros nos dedicaremos a la oración y al servicio del mensaje.
3.- “La palabra de Dios es viva y enérgica, más tajante que espada de dos
filos, penetra hasta la unión del alma y espíritu, de órganos y médula, no hay
criatura que escape de su mirada, todo está desnudo ante sus ojos, y es a ella
a quien debemos de dar cuenta” (Heb 4,12-13)
El Padre se dirige con amor a sus hijos y habla con ellos; la eficacia radica
en la Palabra de Dios; verdad, apoyo, vigor de la Iglesia, y fortaleza de la
fe para sus hijos, alimento del alma, fuente pura y perene de la vida
espiritual por lo tanto, amplio acceso a la Sagrada Escritura.
Prepararnos con la recitación del salmo 118, que es bastante singular, y muy
largo; 176 versículos, 22 estrofas, cada estrofa empieza con una letra del
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alfabeto hebreo, y cada uno de los versículos incluye un sinónimo de la
palabra "ley". Los términos: precepto, justicia, decreto, juicio, mandato,
enseñanza, sentencia.
Quieren decir que la ley de Dios contiene todo, enseña todo al hombre en
cualquier momento de su jornada. Parece una melodía, con repetición,
invocaciones, jaculatorias, actos de adoración, recoge y dispone a abrir el
corazón a la Palabra de Dios.
Pensar que la ley, el juicio, los preceptos, las enseñanzas de que se hablan son
Cristo Jesús. El es la verdad del salmo, la palabra definitiva.
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Palabra de Dios significa: el comunicarse Dios al hombre. El conversar
Dios con el hombre, " se realiza con hechos y palabras" (DV n.2)
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Si la Palabra no halla respuesta en la fe, resuena en el aire, no tiene eficacia.
Por lo contrario cuando se recibe mediante la actitud de fe, ejerce toda su
eficacia.
Ser ante todo hombres de la Palabra y de la oración, para poder ser después
animadores de la caridad.
Es Palabra reveladora hoy, activa, eficaz, y llega como tal al corazón del
hombre que la escucha, suscita en él la fe y hace madurar el fruto de la
caridad.
El santo Concilio exhorta con especial vehemencia a todos los cristianos a que
aprendan el sublime conocimiento de Jesucristo (Flp 3, 8) con la lectura
frecuente de las sagradas Escrituras (DV n.25).
Preguntas:
1.- ¿Tengo la Sagrada Escritura, la tengo a mano, la uso?
4.- ¿Medito la escritura? Cada uno de nosotros, sobre todo los miembros de
los Consejos pastorales, debería llegar a meditar cada día la Escritura durante
al menos diez minutos.
La manera de salir al encuentro del Concilio que nos pide que leamos la
Escritura frecuentemente y acompañando dicha lectura con la oración,
empezando por los evangelios, por los Hechos de los Apóstoles y por las
cartas de Pablo, por los Salmos, para pasar después a los profetas, al Éxodo, al
Génesis.
Aplícate con esmero, te ruego, y encuentra la forma de meditar cada día las
palabras de tu Creador. Aprende a descubrir el corazón de Dios en las
palabras de Dios. (Gregorio Magno)
III
1.- “Que vivan a la altura del llamamiento que han recibido; sean de lo más
humilde y sencillo, sean pacientes y llevándonos unos a otros con amor.
Esfuércense por mantener la unidad que crea el Espíritu, estrechándolo con
la paz. Hay un solo cuerpo y un solo espíritu, un Señor, una fe, un bautismo,
un Dios y Padre de todos, que está sobre todo, a través de todos y en todos”.
(Ef. 4,1-6)
2.- Subió a lo alto llevando cautivos, dio dones a los hombres. (Sal 67,19)
"subió": supone necesariamente que había bajado antes a lo profundo de la
tierra. Fue él quien dio Apóstoles, Profetas, evangelistas, Pastores y maestros.
Hasta que todos sin excepción alcancemos la unidad propia de la fe y del
conocimiento del Hijo de Dios.
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3.- “Retembló el lugar donde estaban reunidos, los llenó a todos el Espíritu
Santo, y anunciaban con valentía el mensaje de Dios. En el grupo de los
creyentes todos pensaban y sentían lo mismo: lo poseían todo en común y
nadie consideraba suyo nada de lo que tenía. Entre ellos ninguno pasaba
necesidad, se distribuía según lo que necesitaba cada uno”. (hech. 4, 31-35)
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Estar juntos contemplan las realidades que constituyen la entraña compacta
de la Iglesia: la ley, la alabanza, la oración, la liturgia, la justicia.
¡Seria hermoso que todos quedáramos llenos del Espíritu Santo, dispuestos a
anunciar la Palabra de Dios con toda valentía!
Conclusiones Prácticas
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¿Cómo podremos comprender las cosas maravillosas que hemos intentado
expresar?
Que vivamos a la altura del llamado que hemos recibido; ser de lo más
humilde y sencillo, ser pacientes y llevándonos unos a otros con amor.
Esforzarnos por mantener la unidad que crea el Espíritu, estrechándole con La
Paz (Ef 4, 1-13). Un solo corazón y una sola alma.
Cada uno puede preguntarse: ¿De qué forma estoy disponible para servir a mi
Iglesia, a mi diócesis, a mi parroquia? En el ámbito del Consejo pastoral
parroquial, ¿cómo puedo vivir el compromiso de servicio?
Cuando nuestros ojos se abren, cesan los juicios, las mezquindades, las
murmuraciones y el corazón se ensancha. Cuando la fe se vuelve opaca, el
corazón se congela y la Iglesia lo mismo, se llena de chismes y rumores.
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¿Vivo intensamente la vida de la Iglesia particular?
IV
1.- “Que Él nos enseñe sus caminos y nosotros sigamos sus senderos.
Forjarán de sus espadas azadones, y de sus lanzas podaderas. ¡Caminemos a
la luz del Señor! Esta misma humanidad abriga una esperanza: que se verá
liberada de la esclavitud a la decadencia, para alcanzar la libertad y la gloria
de los hijos de Dios.” (Is 2,2-5)
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2.-“El Espíritu acude en auxilio de nuestra debilidad: nosotros no sabemos a
ciencia cierta lo que debemos pedir, pero el Espíritu en persona intercede por
nosotros con gemidos callados; y aquel que forma el corazón conoce la
intención del Espíritu, porque éste intercede por el pueblo santo como Dios
quiere.”(Rom. 8,18-27)
Bajo esta luz el Concilio pretende en primer lugar emitir su juicio sobre
aquellos valores que hoy se estiman en tan alto grado. Estos valores con los
que Dios ha dotado al hombre, son muy buenos, pero por la corrupción del
corazón humano no rara vez se desvían de su recto orden, de forma que
necesitan purificación (n. 11)
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b) Voces: Es un canto de subida que los Israelitas entonaban
cuando subía al monte Sión. La imagen de los caminos de
Dios que se convierten en los caminos del hombre: el hombre
camina por los senderos de Dios.
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juntos la Palabra y observar la ley, que todos están llamados a encontrase, a
sentirse hermanos, a vivir la comunión.
Dios ha querido que todo hombre sea hijo suyo y hermano de cualquier otro
ser humano.
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Los tres Gemidos
De la carta a los romanos (8, 18-27), san Pablo habla de los tres gemidos:
Nuestros compromisos
¿Qué consecuencia podemos sacar para nosotros?
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el Espíritu Santo. Con frecuencia, nuestras comunidades están replegadas en sí
mismas, en disputar entre sí por cosas de poca importancia, sin abrir los ojos a
la inmensa visión de la que formamos parte viva y responsable, la de la unidad
del género humano.
Cuarto: ¿Promueve nuestro Consejo pastoral la unidad? ¿Es sólo sitios donde
se toman algunas decisiones, o es sitio en el que se contempla la unidad de la
comunidad Parroquial que estamos llamados a construir?
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V
La Iglesia Misionera
1.- “Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de ustedes, rogando
siempre y en todas mis oraciones con alegría por todos ustedes, a causa de la
colaboración que han prestado al Evangelio. Hoy, firmemente convencido de
que, quien inició en nosotros la obra buena, la irá consumando hasta el día de
Cristo Jesús.” (Fil. 1,3-6)
La Iglesia sal de la tierra y luz del mundo, se siente llamada con más
urgencia a salvar y renovar a toda criatura, para que todo se instaure en
Cristo, y todos los hombres constituyan en El una única familia y un solo
pueblo de Dios (n. 1b).
Las mujeres cada vez más activamente en toda la vida social, es de interés su
mayor participación también en los campos del apostolado de la Iglesia.
“Eres digno, Señor y Dios nuestro, / porque tú has creado todas las
cosas; / por tu voluntad fueron creadas/ y por tu querer subsisten”.
Con tu sangre compraste para Dios hombre de toda raza, lengua, pueblo
y nación…” (Ap. 4,11; 5,9-10,12-13)
Los hombres deben construir una sola familia y un solo pueblo de Dios. Es la
misión universal de Jesús. ¿Cuál es la tarea de la Iglesia, sal de la tierra y
luz del mundo?
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La colaboración de los laicos
“Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de ustedes, rogando siempre
y en todas mis oraciones con alegría por todos ustedes a causa de la
colaboración que han prestado al Evangelio desde el primer día hasta hoy;
firmemente convencido de que quien inició en nosotros la buena obra, irá
consumando hasta el Día de Cristo Jesús.” (Fil. 1,3-6)
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b) Se trata de la participación de estos laicos recientemente
convertidos en la obra de difusión del Evangelio.
Hechos de los Apóstoles, ”estaba allí escuchado una mujer” (Hechos 16, 14). Se
llama Lidia. Tenía posibilidades económicas, un cierto nivel de bienestar. El
Señor le abrió el corazón y la mujer se hizo bautizar con todos sus familiares
que, además, desde el primer día, se preocupó del grupo de misioneros:”Si
juzgan que soy fiel al Señor, vengan y quédense en mi casa” ( Hech. 16,15).
Lidia era muy enérgica y que, habiendo creído con todo el corazón, quiso
preocuparse de la misión y su casa se convirtió en un centro apostólico.
Cartas Paulinas: otras maravillosas acciones de gracia por los laicos, por la
respuesta de la comunidad, la segunda carta a los corintios: “me han hecho
sufrir, he temido por ustedes, he estado ansioso, pero Dios, que consuela a los
afligidos, me consoló con la llegada de Tito, que me ha contado que han
hecho progresos, que caminan bien, que están tristes por aquello en que han
faltado y que su afecto hacia mí no ha cambiado, con lo que mi alegría ha
crecido aún más. (cfr. 2 Cor. 7, 6-7)
Pablo vivía como propio los sufrimientos y las alegrías de sus colaboradores,
“doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de ustedes. Solo me
acuerdo de ustedes con gratitud, nunca con rencor o con amargura o con
disgusto.
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Rogando siempre y en todas mis oraciones con alegría por todos ustedes. La
cooperación de los laicos en la difusión del Evangelio es floración de la
Iglesia, es alegría del Obispo, es esplendor del cielo, es plenitud de vida
cristiana.
Este es el único medio de que la Iglesia pueda ser hoy día misionera, el único
medio para ensanchar sus fronteras.
Preguntas Finales
Preguntas para ustedes y para sus comunidades: para el consejo pastoral, para
su grupo de colaboradores, educadores, catequistas, de todos aquellos que se
mantienen cerca de la acción de la Iglesia.
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2.- ¿Siento el gozo de la cooperación en la difusión del Evangelio? ¿Se
siente alegría en mi grupo, en los colaboradores que yo conozco?
¿Hacemos las cosas con alegría, o las hacemos simplemente porque hay que
hacerlas?
4.- ¿Qué me pide Jesús que haga con respecto a esta realidad? La alegría por
la colaboración en el Evangelio, para que se sienta la confianza de que Dios
nos conduce en un mundo difícil.
Pongámonos delante del crucificado diciendo: Señor, tú que tanto has hecho
por mí, ¿qué quieres que haga yo por ti?
VI
La Santidad de la Iglesia
“Entre tanto, la iglesia gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaria; se
iba construyendo, progresaba en la fidelidad del Señor y se multiplicaba,
alentada por Espíritu Santo.” (Hech. 9,31)
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Cada seglar debe ser ante el mundo testigo de la resurrección y de la vida
del Señor Jesús, y señal del Dios vivo. Deben alimentar al mundo con frutos
espirituales. “Lo que es el alma en el cuerpo, esto han de ser los cristianos en
el mundo” (n. 38)
Elementos fundamentales
De la santidad de la Iglesia
Envió a todos el Espíritu Santo (LG n.40). Los fieles de cualquier estado o
condición, están llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de
la caridad. (LG n. 40b).
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Nadie está excluido de la llamada a la perfección de la caridad, a la plenitud
de vida cristiana y nadie puede tener la excusa de la edad ¡Soy demasiado
joven o demasiado viejo!
“Ser, perfectos, como su Padre celestial es perfecto” (Mt 5,48). Ser santos, ser
perfectos quiere decir ser como Dios, imitar a Dios “Siguiendo las huellas de
Cristo y amoldándose a su imagen” (40 b) Si imitamos el ejemplo de Jesús,
realizamos la santidad, vivir como Él vivió. Todo cristiano tiene la gracia y la
fuerza para ese seguimiento.
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el cuerpo, esto han de ser los cristianos en el mundo. (LG n. 38), para dar al
mundo vida, fuerza, esperanza.
Preguntas finales
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VII
La iglesia de la caridad para la vida del mundo
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no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza”. (Salmo 126)
“Al acercarse a Betfagé y Betania, junto al monte que llaman de los olivos, mandó a dos
de sus discípulos diciéndoles: vaya a esa aldea de enfrente: al entrar encontraran un
borrico atado en el que nadie se ha montado nunca. Desátenlo y tráiganlo. Y si alguien les
pregunta por qué razón lo desatan, contéstenle que el Señor lo necesita. (Lucas 19,29- 44)
-¡Si también tú comprendieras en este día lo que lleva a la paz! Pero no, no tienes
ojos para verlo. Y la prueba es que va a llegar un día en que tus enemigos te rodeen
de trincheras, aprieten el cerco, te arrasen con tus hijos, y no dejen piedra sobre
piedra, porque no reconociste la oportunidad que Dios te daba”. (Lc. 19,29-44)
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Constitución dogmática sobre la Iglesia, Lumen
Gentium, n. 9 b-c
Tener por Cabeza a Cristo, que fue entregado por nuestros pecados y resucitó
para nuestra salvación (Rom 4, 25) un nombre que está sobre todo nombre,
reina ahora gloriosamente en los cielos. Tiene por estado la dignidad y
libertad de los hijos de Dios.
Tiene por ley el mandato nuevo del amor como El mismo nos amó (cf. Jn
13, 34). Tiene como fin la dilatación del Reino de Dios.
El como instrumento de la redención universal es enviado a todo el mundo
como luz del mundo y sal de la tierra (cf. Mt 5,13-16).
Así Israel, el peregrino del desierto, es llamado alguna vez Iglesia ( cf. Esdr 13, 1;
Núm. 20, 4; Deut 23, 1 ss. ), así el nuevo Israel que va avanzando en este mundo
hacia la ciudad futura y permanente (cf. Heb 13,14) se llama también Iglesia de
Cristo (cf. Mt 16,18), porque El la adquirió con su sangre (cf. Hech 20, 28), la
llenó de su Espíritu y la proveyó de medios aptos para una unión visible y
social.
Te alabamos, Señor, porque nos has construido Tú la casa, por eso no hemos
trabajado en vano.
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Tú nos has dado el pan durante las meditaciones: nosotros somos tus hijos,
fruto de tu seno. Concédenos penetrar en el misterio de tu Iglesia y de tu
Pueblo para contemplar la imagen de la Iglesia.
El capítulo II: Trata del tema de la Iglesia pueblo de Dios. Seguirán capítulos
más específicos, jerarquía, laicos, religiosos, para hacernos ver los distintos
modos de considerar la unidad, en particular la participación de los laicos
en esta plenitud del camino del pueblo de Dios.
Es una página que ha de leerse con admiración. El pueblo de Dios tiene por
cabeza a Cristo, que reina glorioso en el cielo. El pueblo de Dios se limita a
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los que ahora estamos aquí. Jesús está siempre presente en su Iglesia y en
ella vive en cuanto Resucitado.
“Es una gran marcha colectiva hacia la unidad. Camina hacia la unidad
definitiva de los hombres en Cristo y hacia la consumación del universo en
Dios, la cual se actúa ya en nosotros”. (Cardenal de Lubac)
Somos pobres, incapaces, débiles, pero tenemos esa misión, en unión con toda
la Iglesia celeste. La responsabilidad de la Iglesia por la paz y la obligación
de extenderse a todas las naciones.
El episodio no acaba con el triunfo, sino con el llanto. El relato termina con
la explosión de ira de Jesús que expulsa a los vendedores del templo. No se
trata, pues, de un episodio glorioso, pasa por un momento de gloria y se
vuelve rápidamente dramático.
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Jesús y los discípulos, les dice dónde deben de ir y qué deben responder. Es
Jesús quien da las órdenes y las disposiciones precisas. Los discípulos no
hacen sino cumplir puntualmente sus órdenes.
El pueblo alaba diciendo: “Bendito el que viene en el nombre del Señor”. ¡Del
cielo la paz y a Dios gloria!
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Algo serio, para hacer, llanto al corazón del Hijo de Dios encarnado.
Jesús llora porque existe un mensaje, un camino para la paz, y ese
camino, aun pudiendo ser entendido, no se capta.
La paz está dentro de las posibilidades del hombre, la paz que hay en el cielo y
que inunda la plenitud del universo. Esta paz se le ofrece al hombre en Jesús
mismo, como don maravilloso de Dios. Jesús llora porque no han sabido
acogerla estos hombres, que estaban a un paso de su paz.
La Iglesia ha de ser ante todo el lugar en que habite esa paz y esa gloria,
para poder ser testigo, para poderla difundir como sal de la tierra y luz
del mundo, según la afirmación de la Lumen Gentium (cfr. N. 9b)
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presente en la historia. Misterio de inmersión y misterio de elevación celeste
dentro de la historia y sobre la historia.
Muchas veces lloramos por nosotros mismos o por alguien, Pero Jesús
nos enseña a llorar también por la ciudad, por el mundo, por todas las
realidades de sufrimiento en que se ven en el camino histórico de los
hombres.
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6. ¿Cómo me dejaré implicar? ¿Cómo llevaré a la práctica lo que he
aprendido, sobre el tema de la Iglesia fruto de la caridad y de la
Iglesia actora de la caridad?
Entender lo que hoy es útil para nuestra paz. Oh señor, haz que este
camino no quede oculto a nuestros ojos, acogiendo tu visita y estamos
sirviendo a la paz de esta ciudad y de este mundo, queremos orar
ofreciendo nuestro sacrificio, nuestra adoración y nuestro silencio.
VIII
A los pies del Señor
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Introducción
El episodio de Marta y María (Lc 10, 38-42) viene de hecho, en el evangelio de
Lucas, inmediatamente después de la parábola del buen Samaritano (Lc. 10,30 -
37).
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profundiza en el capítulo VI, que describe la función de la Sagrada Escritura
en la vida de la Iglesia.
Indicaciones pastorales para que la Biblia sea accesible a todos los fieles.
Estudiada y explicada oportunamente, para que sea el alma de la teología.
Hay otra pregunta de carácter doctrinal, ¿Qué relación hay entre la Palabra
de Dios, la Revelación y la Escritura? habremos de volver a tomar en las
manos la Dei Verbum y volver a pensarla en nuestro contexto actual.
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de la caridad. Es la conciliación entre Marta y María en la vida
diaria de nuestras comunidades.
La contemplación de María
(El mensaje de la Dei Verbum)
Suele decirse que el núcleo central del Vaticano II fue la reflexión sobre la
Iglesia y su misión en el mundo contemporáneo. El mensaje central de la
enseñanza conciliar, lo formularíamos así: la unidad de todos los hombres
en Cristo según el plan de Dios.
Dios ha querido que todo hombre fuese hijo suyo y hermano de todos los
demás hombres mediante la participación en la vida y en el destino de Jesús,
el Unigénito y el primogénito de todos los hermanos.
Lo que hace falta es seguir por el camino de la Dei Verbum con mayor
empeño, con una fe más pura, recorriendo a los instrumentos de que
Jesús ha dotado a su Iglesia para proteger y hacer fructuoso el camino
que los creyentes, impulsados por la Palabra de Dios, recorrer en la
historia. ¡El valor que está en juego es demasiado decisivo para el hombre de
hoy como para batirnos en retirada en este punto!
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La Dei Verbum, en cambio, presenta la historia dentro de coordenadas
abiertas y articuladas: precisamente por ser expresión de libertad, la historia
es, a la vez, búsqueda, entregada al misterio, obediencia a Dios, Señor de la
historia.
“Cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí” (Jn 12, 32);
Jesús debía morir “para reunir en uno a los hijos de Dios que estaban
dispersos” (Jn 11,52); “El señor es el fin de la historia humana, el punto de
convergencia de los deseos de la historia y de la civilización, el centro de
género humano, gozo y plenitud de las aspiraciones de todos los corazones”
(GS n. 45; cfr. GS n. 10)
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lo largo de los siglos la Palabra de Dios, la palabra de la cruz, la palabra
profética y apostólica oral y escrita.
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verdaderamente cristiana cuando depende radicalmente de Cristo y
renueva constantemente esa dependencia a través de la escucha de la
Palabra inspirada, sin miedo a afrontarla.
Iniciativas practicas:
Nos preguntamos cómo vivir todo esto en la base eclesial, sobre todo en
las comunidades parroquiales más sencillas. ¿Es posible dar una base
bíblica cristiana a las distintas realidades católicas que se dan en nuestro
mundo?
La respuesta tendría que ser un programa que lleve a los jóvenes a la lectura
de la Escritura, enseñándolos a leerla, que cuente con escuelas de la
Palabra, que estimule la lectura de la Biblia en las familias.
Un programa que se proponga llegar a cada uno de los fieles para que se
nutra frecuente y personalmente la palabra de la Biblia. Alimentarse, no
solo con la escucha comunitaria sino además personalmente, la lectura
frecuente de la Escritura, la familiaridad con los evangelios. La biblia entre en
un programa serio que inspire la acción pastoral de las Parroquias:
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1.- las formas más normales de la pastoral: celebración litúrgica, la
educación y la comunicación de la fe, la cercanía a cualquier hermano en el
nombre del Señor
Que las familias se eduquen en la lectio divina que les ayude a aplicar las
páginas bíblicas a los acontecimientos diarios de su familia. Que el
compromiso de caridad se nutra siempre de intensa meditación bíblica, el
creyente aprenda a vivir en el corazón mismo de Dios y se eduque en ver al
hombre y sus pobrezas con los ojos mismos de Dios.
2.- Para con los alejados: dirán con sencillez alguna frase bíblica, a modo de
comentario de los hechos alegres, dolorosos de que está tejida la vida de todo
hombre.
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1.- Mira el futuro: La Dei Verbum mira el futuro, es para los jóvenes. Son
ustedes jóvenes, los que recojan, mejor que nosotros la fuerza renovadora de
esta contemplación del misterio que se revela en la historia, por medio de
Cristo Palabra, y hace de nosotros mismos palabra de Dios para el mundo. Es
preciso, por eso, entender, estudiar, enamorarse del Concilio y la Dei
Verbum
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