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Parroquia

Nuestra Señora del perpetuo Socorro


Orellana

Formación básica para Lectores de


la Palabra de Dios
Oración del proclamador de la
Palabra de Dios
Te doy gracias, Señor, porque a pesar de mi
fragilidad, tu Palabra puede más que mis
pecados,
tu gracia más que mis faltas, tu llamado más
que mis imperfecciones.
Gracias, Señor, por hacerte presente a través
de mi voz, por dejarme ser cauce entre tu
Divinidad y mis hermanos, entre el cielo y la
tierra, entre el altar y la asamblea.
Gracias, Señor, por permitirme ser
instrumento tuyo, por confiar en mí y por
dejarme estar a tu servicio, Señor, para lo
cual te prometo una entrega responsable y
comprometida.
Por todo ello, gracias te doy, Señor.
Amén.
El servicio del lector: ministerio
de lectorado
 Leer en la asamblea de los fieles es ¡UN SERVICIO
IMPORTANTE! MUY

Rom 10, 14-17.

Por tanto, en la construcción de


comunidad de fieles (parroquia),
la formación de lectores es una
tarea primordial.
Origen e historia del lectorado

Los primeros cristianos se reunían para escuchar la


Palabra de Dios y desde el principio ha habido
personas encargadas de leerla.

Antes de esto, podemos ver que en el culto judío, el


cual cumplió Nuestro Señor Jesucristo, el pueblo se
reunía en la sinagoga para oír la Palabra y escuchar
al predicador.

Jesús acudió todos los sábados a la sinagoga y leyó


y predicó la Palabra. El rol del lector ha cambiado con el tiempo,
pero es importante conocer algo de la historia
Desde el nacimiento de la Iglesia, las primeras de los lectores para entender más sobre este
comunidades fueron uniendo dos grandes momentos ministerio hoy en día y también conocer qué
en sus celebraciones: las lecturas de la Palabra de es realmente la Liturgia de la Palabra.
Dios y la “fracción del pan” (la Eucaristía).
La historia
El lector o proclamador de la Palabra no es un simple lector y nada más.
Proclamar la Palabra de Dios es una dignidad, una misión divina, y esa dignidad no la
puede ejercer cualquier persona que simplemente lea bien.

Debe, con anterioridad, penetrar en el contenido de esa Palabra y vivir su mensaje.

Antes del Concilio Vaticano II, el lector era una de las órdenes menores que se daban a los
seminaristas.
La primera orden era el ostiario, que era quien tenía las llaves de la iglesia.
La segunda orden era el lector, a quien le daban el  Libro (Leccionario).
La tercera orden era el exorcista, que era el encargado de imponer las manos y de expulsar demonios.
Y una cuarta orden menor era el acólito, quien ayudaba en la misa.

El obispo consagraba al lector al Espíritu Santo


con estas palabras: 

"Sé un fiel transmisor de la palabra de Dios, a fin de


compartir la recompensa que desde el comienzo de
los tiempos han obtenido los que han administrado Su
Palabra".
La historia
Ser proclamador de la Palabra ha sido siempre una labor muy importante. El Concilio
Vaticano II (1962-1965) fue el que abrió las puertas a los laicos para servir en la Iglesia, y
de forma concreta, en la proclamación de la Palabra.

En 1971, el papa Pablo VI cerró las


órdenes menores y creó los ministerios
del lectorado y acolitado. Estos
ministros ya no eran ordenados, sino
encargados, de manera que los
párrocos debían conseguir personas
con talentos especiales
encomendándoles el puesto.

«Recibe el Libro de la Sagrada Escritura, y transmite fielmente la Palabra


de Dios, para que sea más viva y eficaz en el corazón de los hombres.»

La Instrucción General para El Misal Romano (IGMR) propone lo siguiente:


"En ausencia del lector instituido para proclamar las lecturas de la Sagrada Escritura,
destínense otros laicos que sean de verdad aptos para cumplir este ministerio y que estén
realmente preparados, para que al escuchar las lecturas divinas, los fieles conciban en su
corazón el suave y vivo afecto por la Sagrada Escritura". (IGRM, 101)
La asamblea litúrgica requiere de lectores laicos.
Es necesario asegurarnos de contar con personas calificadas, que han sido entrenadas
para participar en el ministerio.
Los lectores deben recibir la preparación apropiada y completa.
Las parroquias pueden establecer sus propios requisitos para lectores.
Pueden considerar las siguientes normas del Canon para lectores instituidos:

"Una persona que sea nombrada como


Lector debe tener por lo menos veintiún (21)
años de edad.
La persona también deberá tener los talentos
necesarios para leer la Palabra de una
manera eficaz, ser miembro completamente
instituido de la Iglesia Católica, ser libre de
cualquier falta canónica y vivir un estilo de
vida acorde al ministerio que tomará".
(Norma Complementaria del Canon 230-1,
del 17 de Noviembre de 1999).
"Os hago saber, hermanos, que el evangelio que os anuncié no es
de origen humano, pues yo no lo recibí ni aprendí de un hombre,
sino que me lo reveló Jesucristo" (Gal 1, 11-12).

Todo Lector o Proclamador debe reflexionar sobre la importancia de que la


Palabra de Dios sea proclamada y en el modo de hacerlo.
Cuando un lector proclama está ejerciendo un ministerio tan importante como el del
sacerdote y el diácono. El sacerdote no puede comer el pan de la Eucaristía si antes no
se ha alimentado con el pan de la Palabra de Dios, porque tiene como oficio transmitir
al pueblo los mandatos de Dios.
El Lector o Ministro de la Palabra, con su presencia y con su voz, debe respetar la
dignidad de su ministerio.
Es conveniente que el lector utilice una vestimenta que exteriormente nos prepare
para ese ministerio, ya que es parte del conjunto integrado del servicio de la Santa
Misa y por ello debe presentarse con toda dignidad.

Humildad
Aunque el lector es muy importante, es
mucho más importante el mensaje de Dios
a su pueblo.

Esta es la gran responsabilidad del Lector y el objetivo a perseguir: que la Palabra de Dios
sea transmitida, anunciada, pregonada. Que todos en la Iglesia sean alimentados,
fortalecidos y nutridos por esa Palabra que da vida eterna.
El Lector debe conocer lo fundamental de la LITURGIA. No puede estar
separado de la acción eucarística. Un buen Ministro de la Palabra, conoce las
partes de:

LA SANTA MISA

Liturgia de la Palabra
Liturgia de la Eucaristía
Procesión de entrada
Saludo inicial
Ritos
Iniciales
Acto penitencial
Gloria
Oración colecta

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Escuchamos a Dios, que se nos da como alimento en
su Palabra, y respondemos cantando, meditando y
rezando.

Primera lectura

• Dios nos habla por sus profetas

Salmo

• Meditamos rezando o cantando un Salmo (respuesta)

Segunda lectura

• Dios nos habla a través de sus apóstoles

Liturgia de la Santo Evangelio

Palabra • El Aleluya nos predispone a escuchar a Cristo mismo. Gloria a Ti Señor Jesús

Homilía

• El celebrante nos explica la Palabra de Dios

Símbolo de los apóstoles: Credo

• Confesamos nuestra fe

Oración universal (de los fieles)

• Rezamos unos por otros pidiendo por las necesidades de todos

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Escuchamos a Dios, que se nos da como alimento en
su Palabra, y respondemos cantando, meditando y
rezando.

Ofertorio

Liturgia de la Plegaria
Eucaristía Eucarística

Rito de comunión
Ofertorio

Presentamos el pan y el
vino que se transformarán
en el Cuerpo y la
Sangre de Cristo.

Realizamos la colecta en
favor de toda la Iglesia.

Oramos sobre las ofrendas.

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Prefacio: Oración de acción de gracias y alabanza al
Plegaria ¡tres veces Santo!
Eucarística El celebrante extiende
Epíclesis:

sus manos sobre el pan y el vino e invoca al


Espíritu Santo, para que por su acción los
transforme en el cuerpo y la sangre de Jesús.

Consagración: El sacerdote hace “MEMORIA” de


la última cena, pronunciando las mismas palabras
de Jesús. el pan y el vino se transforman en el
cuerpo y la sangre de Jesús.

Aclamación: Este es el Misterio de nuestra fe

Intercesión: Ofrecemos el Santo Sacrificio en


comunión con toda la Iglesia: pedimos por el Papa,
los obispos, los difuntos y por todos nosotros.

Padre Nuestro: Nos preparamos para comulgar


rezando como nos enseñó Nuestro Señor Jesucristo.

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Rito de Comunión
Llenos de alegría nos acercamos a
recibir a Jesús, pan de vida.
Antes de comulgar hacemos un acto de
humildad y de fe.

(Cordero de Dios, que quitas el pecado


del mundo,
ten piedad de nosotros … y danos la
paz)

Oración después de la Comunión:


Damos gracias a Jesús por haberlo
recibido y le pedimos que nos ayude a
vivir en Comunión.

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Bendición
Ritos de
conclusión

Despedida y
envío

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¿Qué los
motiva a ser a) Alguien tiene que hacerlo
b) Me gusta leer en público

lectores? c) No me gustaría decepcionar al padre


d) Preguntaron: ¿Quién quiere leer?
e) Tengo una buena voz para leer
f) Quisiera ayudar de forma activa a que los servicios de
la Iglesia mejoren
g) Puedo ayudar a llevar la comunidad hacia la Palabra
de Dios
h) Me gustaría tener una posición más alta dentro de la
comunidad
i) Si todos participaran según sus cualidades y dones,
habría más vida y variedad en la misa
j) Los carismas para la lectura existen, y por esto, deben
ser aprovechados
Año litúrgico y ciclos de lecturas
Los colores utilizados en las vestiduras y ornamentos sagrados expresan el
carácter del tiempo litúrgico y las fiestas del año cristiano.

El blanco representa la manifestación de la El rojo, que recuerda a la sangre y al fuego, es el color de la vida, el amor,
naturaleza divina de Jesús. Se utiliza en Pascua, es sacrificio de Cristo y el testimonio de los mártires. Denota el amor
Navidad y otras fiestas del Señor (excepto la ardiente que es la fuerza del Espíritu Santo. Se usa del Domingo de
Pasión), así como se usa en las fiestas de la Ramos, Viernes Santo, Domingo de Pentecostés, las fiestas de los
Virgen María, los ángeles y de los santos (no apóstoles, evangelistas y mártires.
mártires).

El verde es el color del Tiempo Ordinario: intermedio, conciliador, que


refresca y tranquiliza. Color del Paraíso. El verde manto de la tierra en
primavera inspira esperanza y la realiza: por eso el verde representa esa
virtud cardinal del cristiano.

El morado, color de reflexión, moderación y equilibrio entre pasión e


inteligencia, amor y sabiduría. Representa penitencia y acción
precavida. Propio de Adviento y Cuaresma, también se usa en
los sacramentos de la Penitencia y Unción de Enfermos y en
los oficios de difuntos.

Hay otros colores que ya casi no se utilizan: El rosado. Está asociado a la alegría. Se puede usar el 3º Domingo de Adviento
(Gaudete) y el 4º Domingo de Cuaresma (Laetare), Alegria por la proximidad. Se suaviza un poco la austeridad penitencial.

Azul, el más profundo y el menos material, sugiriendo por igual la imagen del cielo y del mar. Azúl celeste se ha representado
tradicionalmente el manto de María y de ese color son los ornamentos litúrgicos con que especialmente en España e
Iberoamérica se celebran las fiestas de la Santísima Virgen.
Lecturas de la Sagrada Escritura

En pequeñas raciones, la Madre Iglesia va alimentando a sus hijos. Con este fin, se
han dividido las lecturas en tres ciclos: A, B y C.
Cada ciclo de estos se refiere a la lectura del Evangelio Dominical:
• Ciclo A: Evangelio de San Mateo
• Ciclo B: Evangelio de San Marcos
• Ciclo C: Evangelio de San Lucas
El Evangelio de San Juan se lee en los tres ciclos, especialmente en tiempo de
Pascua.
Cada ciclo comienza el primer domingo de Adviento.

Entre semana, los días se denominan ferias y las lecturas se dividen en dos grupos
según el año sea par o impar. (Tener en cuenta que el año litúrgico empieza en
adviento, por lo que una parte del ciclo ferial puede empezar en un año impar y
tratarse litúrgicamente como si fuera par.
Leccionarios
En lo referente a las lecturas de la Misa (OLM) las lecturas de la Biblia
que la Iglesia propone a lo largo de todo el año litúrgico se hallan
recogidas en los diversos tomos de que consta el LECCIONARIO.

El Leccionario se halla dividido en varios tomos:


 Tomos I, II, III (Ciclos dominicales y fiestas
A,B,C).

 Tomo IV: Lecturas para las ferias del T.O “per


annum”.
 Tomo V: Lecturas para el Propio y Común de
los Santos y difuntos.
 Tomo VI: Misas Votivas y por diversas
necesidades.
 Tomo VII: Lecturas para las ferias de
Adviento-Navidad y Cuaresma-Pascua.
 Tomo VIII: Rituales.
¿Cuál es la diferencia entre Biblia, Leccionario, Misal,
Evangeliario, Gradual, Pontifical, Rituales y Ordo?
La Biblia contiene las Sagradas Escrituras ordenadas canónicamente en Antiguo y Nuevo Testamento.

Un Leccionario contiene todas las Lecturas usadas en la Eucaristía y otras celebraciones de acuerdo al


Año Litúrgico.
Un Misal incluye todos los textos necesarios para la Misa (instrucciones, plegarias, lecturas y algo de
música). A partir del Concilio Vaticano II, el Misal se publica en dos partes: el Sacramentario (que son los
textos del Presidente de la asamblea y no incluyen las lecturas) y el Leccionario (todas las lecturas para
ser proclamadas desde el ambón).
Un Evangeliario es una publicación más elaborada y artística de los textos del Evangelio para las
celebraciones litúrgicas y que usualmente se usa en las procesiones.
Un Gradual contiene los textos musicales y los tonos que pueden usarse en las celebraciones litúrgicas.

El Pontifical es el libro que se usa para las ceremonias de los Obispos y el Papa, tales como ordenaciones
y confirmaciones.
Los Rituales son las diversas publicaciones que contienen las instrucciones (rubricas), plegarias, y
lecturas para ritos específicos como Bautismos, Confirmación, Exequias, Matrimonio, Unción de los
Enfermos,
El Ordo es un tradicional libro litúrgico en el que la Iglesia presenta las orientaciones teológicas, bíblicas
y pastorales para hacer memoria y actualizar  el Ministerio Pascual de Cristo.

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