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La Eucaristía es el misterio de la fe y, por tanto, es necesario que la asamblea cristiana de los fieles
alimente su fe escuchando la palabra de Dios antes de acercarse a su mesa. Seguimos así una tradición
que nace con la Iglesia (Cf Hechos 20, 7-11). El mismo Jesús en la Última Cena enseñó el mandamiento
del amor antes de partir el pan con sus apóstoles (Cf Juan 13) o leyó y explicó la palabra de Dios en la
Sinagoga (Cf Lucas 4, 16), tal como hacemos hoy en todas las misas del mundo.
Oraciones que deberían decir los sacerdotes al
revestirse
Lavabo.
Da, Señor, la virtud a mis manos para que toda mancha sea removida y pueda servirte con una mente y un
cuerpo puros.
Empezar con la señal de la cruz.
Amito.
Impón, Señor, sobre mi cabeza el yelmo de salud, para combatir las asechanzas diabólicas.
Alba.
Purifica, Señor, y limpia mi corazón, para que purificado con la sangre del Cordero merezca el gozo
sempiterno.
Cíngulo.
Cíñeme, Señor, con el cíngulo de la pureza y extingue en mis miembros el humor libidinoso, para que
permanezca en mí la virtud de la continencia y castidad.
Estola.
Devuélveme, Señor, el estado de inmortalidad, que perdimos con el pecado de nuestros primeros padres:
y, aunque indigno de acercarme a tu sagrado misterio concédeme la eterna gloria.
Casulla.
Señor, que dijiste: mi yugo es suave y mi carga ligera; haz que lo lleve de tal manera, que me haga digno
de conseguir tu gracia. Amén.
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Cáliz, copón, corporal, patena, hostia, velas, vinajeras, purificador, misal, palio, lavabo, manutergio
Explicación de la Santa Misa
Se desarrolla conforme a una estructura fundamental y comprende dos grandes momentos
que forman una unidad básica.
La liturgia de la Eucaristía se desarrolla conforme a una estructura fundamental que se ha
conservado a través de los siglos hasta nosotros. Comprende dos grandes momentos que forman
una unidad básica:
Cada postura corporal que asumimos en la Misa enfatiza y refuerza el significado de la acción en la que estamos
participando en ese momento en nuestro culto.
Ponernos de pie es un signo de respeto y honor, así que nos ponemos de pie cuando el celebrante, en representación de
Cristo, entra y sale de la asamblea.
Desde los inicios de la Iglesia, esta postura corporal ha sido interpretada como una postura de aquellas personas elevadas
con Cristo y que están en la búsqueda de cosas superiores.
Cuando nos ponemos de pie para la oración, asumimos nuestra estatura completa ante Dios, no con orgullo, sino con una
humilde gratitud por las cosas maravillosas que Dios ha hecho al crearnos y redimirnos. Por medio del Bautismo, se nos ha
dado a compartir una parte de la vida de Dios y la posición de pie es un reconocimiento de este don maravilloso.
Nos ponemos de pie para escuchar el Evangelio, la cúspide de la revelación, las palabras
y las escrituras del Señor y los obispos de los Estados Unidos han elegido la posición de
pie como la postura que se debe observar en este país para la recepción de la Comunión,
el sacramento que nos une de la manera más profunda posible con Cristo quien, ahora
gloriosamente resucitado de entre los muertos, es la causa de nuestra salvación.
En esta primera parte, disponemos nuestro corazón pidiendo perdón por los pecados cometidos, damos
gracias, honramos a Dios con el canto del Gloria, nos alimentamos con La Palabra, que es el centro de
esta celebración, profesamos nuestra fe y hacemos peticiones u Oración de los Fieles.
Consta de:
•Ritos Iniciales: Saludos, Acto Penitencial, Himno del Gloria, Oración colecta (realizada por el ministro
ordenado)
•Liturgia de la Palabra: Lecturas del Día (Primera, Salmo, Segunda -domingos y solemnidades-) Evangelio,
Homilía o Reflexión, Credo, Oración de los Fieles o peticiones.
Ritos Iniciales: Saludos
El ministro que preside la celebración realiza la procesión de entrada y besa el altar como símbolo de unión de
Cristo con su Esposa: la Iglesia. Todos se realizan la Señal de la Cruz.
A continuación el sacerdote, por medio del saludo, manifiesta a la asamblea reunida la presencia del Señor.
Después el sacerdote invita al Acto penitencial.
Ritos Iniciales: Acto Penitencial
Se realiza cuando toda la comunidad se reconoce pecadora para luego ir al encuentro con Dios en la Palabra
y la Eucaristía. Existen varias fórmulas pero la más común es recitar la oración del Yo Confieso.
Termina con la conclusión del sacerdote y la oración del “Señor Ten Piedad.”