Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
colonos de la Reserva
Nacional de Malleco:
Una vida de trabajo.
Alexis Rojas Leiva
diseño editorial: Antonieta López Aravena
foto portada: Juana Godoy Sepúlveda
Introducción
7. Comité de Colonización
8. Los sucesos de Pemehue en Octubre de 1973
9. Junta de Vecinos Rural Colonos Reserva
Nacional Malleco
Epílogo
Post Scriptum
Bibliografía
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
Introducción
-8-
Una vida de trabajo
-9-
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
- 10 -
Una vida de trabajo
- 11 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
como los salvajes araucanos, por la calidad de los campos que dominan,
se hallan lejos del alcance de nuestros soldados, no que a estos otra
acción que la peor y más repugnante en esta clase de guerra, es decir:
quemar sus ranchos, tomarles sus familias, arrebatarles sus ganados i
destruir en una palabra todo lo que no se les puede quitar.
(Bengoa, 2004: 335)
- 12 -
Una vida de trabajo
Fig. 3 Lote A
(Fuente: Detalle Plano de Colonización Boloña 1917, Archivo Regional de la Araucanía)
- 13 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
Fig. 4 Lote B
(Fuente: Detalle Plano de Colonización Boloña 1917, Archivo Regional de la Araucanía)
- 14 -
Una vida de trabajo
- 15 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
- 16 -
Una vida de trabajo
podría tener una superficie explotable de 400, 500 hectáreas, ahí había
madera […] ese empresario, él tenía que tener aserradero, contratar
gente, bueyes, de todo, para producir, quizás estaba entregando, un 10,
un 20, un 30% de ese producto aserreado al Fisco.
(Fuentealba, 2014)
Pablo Urrutia (2007) relata en sus memorias que las concesionarias que explotaron
la Reserva Forestal de Malleco, tuvieron una actuación similar, tanto en lo referido
a la explotación maderera y el traslado de la madera por el río Renaico, como el
nulo cuidado por el ambiente y la ausencia de una responsabilidad social con los
trabajadores.
- 17 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
Una tercera concesionaria que recuerda don Pablo en sus memorias es la de…
Don Raúl Fredes del fundo Santa Clara, militar retirado, él explotó la
rivera sur del Río Nieblinto desde la junta Nieblinto con río Malleco
hasta la junta Nieblinto con el Río Toro quedando en medio el cerro Verde
uno de los más alto que tiene la reserva que junto con los dos Motrulos
son los más altos de la reserva. Este señor Fredes sacó la madera en
carretas tiradas con bueyes a Collipulli y después con camiones. Él dejo
38 familias abandonadas dentro de la Reserva en muy malas casas.
(Urrutia, 2007)
- 18 -
Una vida de trabajo
Los señores Tan […] también sacaron muy buenos raulíes de la reserva
al norte del Río Malleco también dejan personas abandonadas en muy
malas casa […] dejaron más o menos 160 familias botadas dentro de
la reserva Forestal Malleco.
(Urrutia, 2007)
Señor Cornelio Saavedra [que] explotando Cerro Verde desde la junta del
río Nieblinto con el Río Toro ascendiendo hacia la altura Chilpa. Él fue
el único concesionario que se vio dejar el treinta por ciento del derecho
a Puerta de madera que anteriormente no lo había dejado ningún otro
concesionario.
(Urrutia, 2007)
el fisco trabajó las maderas a concesión, traían la gente para hacer los
trabajos, y después terminaban sus faenas, y la gente se quedaban en
los rucos que llamaban por ahí, el mismo aserradero le daban tablas
para que hicieran un ruquito, una casita, y ahí se quedaba la gente.
(Carrasco, 2014)
- 19 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
La única responsabilidad social que puede verse de los concesionarios fue tratar
de recomendar al trabajador al Fisco, tras el cierre de las faenas. Así ocurrió con
el padre de Pedro Antonio, cuando el concesionario le dice:
“me has servido tan bién” le dijo “voy a hablar con el administrador”, y
lo dejó de inquilino. El patrón lo dejó de inquilino aquí en la Reserva a
mi papi. Lo dejó [Corsine] de inquilino en el Fisco, aquí.
(Sanhueza, 2014)
- 20 -
Una vida de trabajo
- 21 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
- 22 -
Una vida de trabajo
- 23 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
- 24 -
Una vida de trabajo
Como buen baquiano, Pablo Urrutia conoce los cerros y ríos que conforman el
valle de Pemehue, nos refiere la interconexión de la cordillera con el mar y cómo
esa comunicación se entorpece por las plantaciones exóticas:
cuando el mar siempre en los risco olea, olea, por debajo el agua, por
debajo de la tierra hay unos arietes, o sea bombea hasta que llega a
los cerros, y yo que soy de los cerros, las aguas se suben a lo más alto,
antes, pero ahora si el mar quiere llegar a sus estanques no llega, por
qué, por la razón de que los eucalipto al pasar en el valle, para irse a la
cordillera el agua la chupa.
(Urrutia, 2014)
- 25 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
En referencia al río Renaico, Pablo Urrutia relata que dicho río es el principal
estructurante de la geografía, pues “va deslindando provincias y regiones, hasta
llegar a Renaico” (Urrutia, 2014).
Para llegar al nacimiento del río Renaico refiere hay “que andar a caballo una
parte, y hay que irse por Pemehue [el fundo], conseguir permiso, por el lado del
río se va pa’rriba, es lejos si” (Urrutia, 2014). Y cuando llega ahí se ven:
tres caída [que] hacen una carcajada, tres esteritos, así que yo todavía
no sé cual le pertenece verdadero Renaico, pero donde caen, caen juntos.
(Urrutia, 2014)
al caer en ese saltillo abajo hay una cueva, quizás de cuantos años de
que los mapuche buscaban el oro, y ellos llamaban Re, un reni, una cueva,
entonces eso fue reformado por los españoles, le buscaron, sin quitarle
a los españoles, pero buscaron, Re, reni, que es pa’ bajo, co agua, y ahí
le pusieron Renaico, así que no es nombre mapuche, es como le dijera,
derivado.
(Urrutia, 2014)
- 26 -
Una vida de trabajo
- 27 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
Además, no se olvida Pablo Urrutia en su poema de los balseros del río Renaico y
de la tormenta social que acaece tras el fin de las concesiones forestales. Vamos
al poema de Pablo Urrutia:
- 28 -
Una vida de trabajo
no supieron cuidar.
La Cordillera de Chilpa
tiene buena altura
y sus dos lindas cuencas naturales
son dos lindos ojos
grandes lagrimal.
Renaico sacó su voz
y dijo a Malleco
no dejemos de llorar
tenemos mandamiento
de Dios hacer los ríos largos
y una provincia formar.
La Cordillera de Chilpa
dio orden a sus riachuelos
ustedes tienen que ir a ayudar
a esos dos ríos largos
no vayan a fracasar.
En la altura de Comillio
se sintió un ruido
era Riachuelo Prado Escondido
que empezaba a bajar
con alguien me he de juntar
y esa era su esperanza.
Riachuelo Corredor
nacido en medio de Los Motrulos
salió corriendo muy apurado
tenía que juntarse
con Riachuelo Prado Escondido
y se sentía atrasado,
cuando nos juntemos
- 29 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
Riachuelo Menuco
venía muy enojao’
porque no halló con quien juntarse
decía: el que se ponga en mi camino
sus aguas le quitaré
y sin nombre lo dejaré.
Muy contento Menuco
ya soy un río grande
seguiré mi camino
antes de andar un kilómetro
me encontré con un roquerío…
me costó pasar, poco más abajo,
tuve que pegar un salto
más de 50 metros
me di un porrazo…
del porrazo que me di, formé un raudal
muy lindo para pescar
y también para fotografiar
pero muy difícil para bajar.
- 30 -
Una vida de trabajo
- 31 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
- 32 -
Una vida de trabajo
- 33 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
- 34 -
Una vida de trabajo
- 35 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
Renaico despertó
Estuvo muy bueno despertar
poco más abajo tengo que observar el puente
de la carretera Cinco Sur
que pasa sobre mis aguas
que yo antes, sólo en lanchas dejaba pasar
muchas veces los pasajeros no me respetaban
los castigaba, me los llevaba aguas abajo,
algunos salían, otros al mar iban a parar,
de pasada saludaba a la Villa Esperanza.
- 36 -
Una vida de trabajo
- 37 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
3 Se ha podido acceder al poema de Pablo Urrutia dedicado a la Reserva Forestal Malleco gracias al registro que ha
hecho en la redes sociales la Agrupación Cultural “Alter Ego” Collipulli.
- 38 -
Una vida de trabajo
Ahora es tiempo de presentar tres poemas del poeta collipullense Germán Caces
(2014) al insigne cerro Motrulo. Éste cerro está a 1.938 metros sobre el nivel del
mar y se ubica a “4 Km. al S.E. de las termas de Pemehue y a 84 Kilómetros de la
ciudad de Collipulli” (Burgos, 2013: 117), se caracteriza por su “aire cordillerano
[…] exuberante vegetación autóctona como también las antiguas coladas de lavas
en las laderas [provee] una hermosa panorámica […] sobre el valle del río Renaico,
los volcanes Sierra Velluda, Antuco, Copahue, Callaqui, Tolhuaca, Lonquimay,
Llaima [y] la Cordillera de la Costa en Nahuelbuta” (Ibíd.)
Ahora, presentamos los tres poemas de Germán Caces:
Al Motrulo de Pemehue
en un colihuacho monté
costó despertar las piernas
el corazón traspiraba.
- 39 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
en imaginaria escalera
al tupido sombrero asir.
- 40 -
Una vida de trabajo
Mirando al Motrulo
El puelche es su enamorado
silba peinando a las rocas
besando nieves dormidas
y a las aguas soñolientas.
- 41 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
4. Fundo Jauja
Gran parte de los avecindados en la Reserva Forestal tienen algún tipo de relación
con el Fundo Jauja4, al ser éste un centro de atracción laboral. Recordar que la
Hacienda Jauja le fue asignada al coronel Cornelio Saavedra a fines del siglo XIX
tras la anexión de la Araucanía al Estado Chileno (CONAF, 1996), a modo de
compensación por sus servicios, esta hacienda en la década de los 30 del siglo
pasado estaba escriturada en al menos 14 mil hectáreas (Urrutia, 2014).
El fundo Jauja va delimitando la Reserva forestal, así lo relata Pablo Urrutia
mire mi papá todavía estaba con los Saavedra en el año 1907, trabajaba
con ellos, y ahí […] don Pedro Montt declaro la Reserva Forestal de
Malleco patrimonio nacional, y es la primera reserva de Sudamérica.
Ahí se deslindó la Jauja de la reserva forestal. Y mi papá vino con los
Saavedra a deslindar, se deslindó de aquí, desde el Amargo hacía arriba,
en una parte pusieron estaca uno y tiraron la línea de la reserva aquí, así
que abajo, Amargo era de Jauja, de sur a norte, no muy abajo la línea.
Y ahí mi papa andaba con los Saavedra, y después pasaron los tiempos
y se quedo trabajando en la reserva.
(Urrutia, 2014)
Los abuelos de Pablo Urrutia, Armando Urrutia Badilla casado con Lorenza
Melgarejo Vallejo, procedían de Traiguén, se vinieron a Jauja a trabajar con el hijo
de Cornelio Saavedra, don Manuel Saavedra, al que aún recuerda Pablo Urrutia,
y lo recuerda así
- 42 -
Una vida de trabajo
El fundo Jauja se destacaba por su alta productividad recuerda Pablo Urrutia, pues
habían “ocho bancos, se escuchaban ocho bancos aserreando” (Urrutia, 2014),
donde se trabajaba exclusivamente el raulí, así también lo refiere don Pedro Antonio
(Sanhueza, 2014)
.
En las faenas de las primeras décadas del siglo XX, trabajaba don Armando Aburto
González, padre de Manuel Aburto. Armando comenzó a trabajar desde a los 12
años, y…
- 43 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
Las faenas de los Saavedra abarcaban también al sector de Niblinto, ahí trabajó en
su administración Pablo Urrutia junto a su padre, en la cotidianidad del trabajo
Cornelio Saavedra, nieto del Coronel Saavedra, le relataba a don Pablo sobre el
destino del fundo Jauja:
Con el tiempo los Saavedra vendieron su fundo, según Pablo Urrutia, primero a
Moler, y después éste se la vendió a Ottone, así nos relata Pablo Urrutia el traspaso
de la propiedad:
- 44 -
Una vida de trabajo
Con el tiempo Ottone vendió el fundo Jauja a Mininco, y en esa transacción don
Pablo considera que hay dudas que resolver, pues en su momento un ingeniero que:
se demoró como tres años en medir Jauja, pero bien medida, escriturada
son 14 mil hectáreas, y le sobraron 5 mil, y ahí quedaron calladitos, las
5 mil pasaron, ¡andan tierras perdidas!, ése hombre hizo el trabajo bien
hecho, bien medido, y sacó las 14 mil de la escritura de los Saavedra, y de
lo que se iba vendiendo, y sobraron 5 mil, pa’ dentro, entonces después
hecha menos tierra, tierras robada de antes.
(Urrutia, 2014)
- 45 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
de Pablo Urrutia […] por la orilla del río era donde estaba el banco
instalado, ahí tiraban madera ellos, en la Uno, y después a la Dos eso
había que ir cerca de la Seis. Y se traslado a la Tres de ahí, y le pusieron
a los lugares la Tres. Por haber cambiado los bancos, pero era los mismos
concesionarios.
(Burgos, 2014)
- 46 -
Una vida de trabajo
Refrendando así lo dicho por Manuel Aburto, que las concesionarias explotaban
preferentemente “raulí, pellín, coihue, también, era mucha madera antes”
(Aburto, 2014).
- 47 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
el Fisco solamente tenía más de 700 vacunos, aparte de los que tenían
los que hoy son colonos, porque casi no había un colono que no hubiese
tenido siquiera un par de vaquitas, o su yuntita de bueyes, era muy raro
el que no tuviera nada, todos tenían.
(Fuentealba, 2014).
Así lo confirma don Manuel Aburto, pues “era muy rico el fisco tenía más de 1.500
animales, antes andaban los animales pa’ el campo” (Aburto, 2014).
Entonces, se concluye que el poblamiento de la Reserva está en relación al
crecimiento de la producción maderera, y las personas buscaban estar cerca de
las faenas, aunque algunos se situaban más distantes.
- 48 -
Una vida de trabajo
Nacer en la Precordillera
Fig. 14 Manuel Aburto
(Fuente: Archivo Propio)
- 49 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
nacían así en casas no más. Todos la gente pa’cá los nacían así ayudados
por una señora más vieja que había tenido varios partos, sin permiso,
sin nada ayudaba a la guagua. [Algunas parteras] las señoras Salome
Vejar y la señora Rosario Reyes de Villalobos, en Amargo quedan algunos
descendientes de la señora Villalobos.
(Urrutia, 2014).
- 50 -
Una vida de trabajo
Los padres de Ricardo Pérez se llamaban Julio Burgos Sandoval y Carmela Betancurt,
ellos ya venían casados de Caledonia, que “queda del otro lado pa’lla. Mulchén
pa’rriba, para la cordillera” (Pérez, 2014). Su padre, Julio Burgos, se dedicaba en
casa a reparar motores.
Ricardo Pérez relata que fue unos de los primeros que llegó a Amargo, “tenía
como 30 años, venía de Pemehue” (Pérez, 2014).
Pedro Sanhueza Alarcón, de 80 años, nacido en la precordillera allá por 1934,
se casó Elisa del Carmen Chávez Sepúlveda, en 1957. Don Pedro ha “vivido toda
la vida en esta Reserva, aquí nací y me crié, claro he salido a trabajar afuera, he
estado siempre acá” (Sanhueza, 2014).
- 51 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
porque antes no pasaban por el civil, por las misiones se casaron. O sea,
se casaron por el civil, en [Fundo] el Carmen, después al mucho tiempo
vino un civil por la provincia del Bío-Bío y ahí se casaron, y ahí venían
tres hijos que estaban reconocidos en Mulchén, yo y dos hermanos.
(Sanhueza, 2014)
5 Lorenzo Carrasco refiere que Villucura, pronunciado a veces por los lugareños como Villocura, “queda cerca
de los nacimientos del río Bío Bío, por Mulchén hay que salir camino a Santa Bárbara, y Ralco, y por ahí
se llega, en vehículo por lo menos al [fundo] Lolco, a Villocura, y por Curacautín también. Aquí hay una
entrada por las termas de Pemehue a Villocura, pero hay que ir a pie y a caballo” (Carrasco, 2014).
- 52 -
Una vida de trabajo
Luego Delfín Carrasco vive su juventud en San Andrés trabajando, Lorenzo relata
la vida de su padre en primera persona:
Con los años Delfín Carrasco se traslada a la Reserva de Malleco, donde conoce a
quién sería la madre de Lorenzo, la joven Rosa Ester Urrutia Villalobos, que según
don Lorenzo debe haber nacido en Jauja.
- 53 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
hasta los 5 años de la existencia de mi vida, mi papa vivió con sus suegros,
con mi abuelito. Y después a él lo trasladaron del fisco, “te vai a ir a tal
parte”, y tiene que ir, porque no es como cuando uno vive en lo propio,
si quiere se va, si quiere no se va, pero cuando vive en los ajeno, tiene
que someterse a las órdenes. Entonces, yo de cinco años, nos fuimos a
la Reserva de Malleco, donde había un banco que está aserreando, pero
ya eran las últimas maderas que estaba sacando el Fisco.
(Carrasco, 2014)
Quien también nació en la Reserva fue don Carlos del Rosario Burgos Chávez, de
88 años. Su vida la vivió mayoritariamente en la Reserva de Malleco y algunas
pequeñas estadías en Collipulli, en sí “no me he movido más que ahora cuando
ya compramos aquí nos vinimos para acá [Collipulli], es la trayectoria más lejos
que yo he hecho de donde yo nací” (Burgos, 2014). El padre de don Carlos Burgos,
José Segundo Burgos Medina, provenía de Lumaco, y su madre se llamaba Juana
de Dios Villagra Chávez, ellos se conocieron en San Andrés, y se casaron, él con
18 años y ella con 22 años.
- 54 -
Una vida de trabajo
Mas, Juana Villagra murió joven, al dar a luz a su noveno hijo en su casa, Carlos
Burgos refiere que la partera no pudo restablecer a su madre y, tras un doloroso
padecimiento, tuvieron que ir a Mulchén:
Ese caballero trajo la novedad que la mamá había muerto, pero tan chico
estaríamos nosotros, que no supimos que era muerto, nunca habíamos
visto que alguien moría, no volvía para la casa, nosotros no lloramos
- 55 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
6 Los padres de Teresa Sanhueza son Pedro Nolasco Sanhueza y Blanca Melgarejo, siempre fueron de la
Reserva. Pedro Nolasco, trabajó en las balsas más de 40 años, según doña Teresa, desde los 17 años se
dedicaba al transporte de madera por el río Renaico. Cuando menguaba el agua del río Renaico se iba Pedro
Nolasco a trabajar a otros lugares, como Puerto Saavedra donde los “ríos [son] más grandes pa’llá. Por ahí
trabajaba en la primavera, porque son ríos grandes, entonces, esos tienen suficiente agua en la primavera
(Burgos, 2014).
- 56 -
Una vida de trabajo
Don Carlos Burgos Chávez recuerda que su padre cuando trabajó para Ricardo
Corsine le pagaban por su trabajo mediante fichas para canjear en la pulpería, en
el almacén del concesionario, donde “les daban las cosas para que ellos tuvieran
para sobrevivir” (Burgos, 2014).
Quien también nació en la Reserva fue Pedro Juan Orellana Urrutia, que en la
actualidad tiene 84 años, nació en el sector Las Cabras, “debajo de los baños donde
hay una escuela vieja, en esa escuela, ahí nací yo, allá donde vivían los Sanhuezas,
de Pemehue arriba, cerquita de los baños, más o menos, mil metros de los baños”
(Orellana, 2014). El padre de don Pedro, José Roberto Orellana Sandoval, nació
en Collipulli, y la madre de don Pedro era María Encarnación Urrutia, oriunda de
Santa Julia, del Fundo Las Piedras.
- 57 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
El amor precordillerano
Los padres de Lidia Pulgar, esposa de Manuel Aburto, eran de Curacautín, y se
asentaron en el fundo Carmenes y Maitenes. Cuando Lidia se trasladaba a la
escuela Manuel conoció a quien sería su futura esposa.
Relata Manuel Aburto su historia de amor, de la siguiente forma, la relación
es oculta por las diferencias de edad, así que buscaba las formas de comunicarse
con su cariño:
está viuda mi suegra cuando le hice la busca, como tres años, con un
espejito. Con un espejo en una parte, ya en tal parte, ya la conocía,
para que saliera, tenía que salir de la casa, cualquier cosa, a buscar
leña, a buscar agua, total […] antes que se entrara el sol, después no
había sol, después le decía a tal ahora aquí…ella estaba cerca, como a
dos kilómetros no más, pasaba el río y ya estaba ahí.
(Aburto, 2014)
Tras tres años de relación Lidia se embaraza “y ahí obligado a hacerme cargo de
ella. Fuimos a casarnos a Mulchén” (Aburto, 2014). Se casaron por el Civil en
Mulchén, en ese viaje iba Manuel Aburto, Lidia Pulgar y la madre de Lidia, los
testigos fueron algunos conocidos de la madre de Lidia en Mulchén. El viaje a
Mulchén fue otra odisea, pues tenían que cruzar en…
7 Sanhueza (2014) se refiere al puente cimbra que era usado para “cruzar el río, hacían puente de cimbra,
puente de arco, de vara y pasaban. Botábamos un árbol no más, un puente para la primavera no más, en
invierno se lo llevaba [el río]”.
- 58 -
Una vida de trabajo
Cinco años después, Manuel y Lidia volverían a Mulchén ahora para casarse por la
iglesia, ya serían más de tres lo que partieran a Mulchén a celebrar un matrimonio
austero, de mediados de siglo pasado, en una zona rural, sigue el relato:
- 59 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
En relación a la historia de amor Ricardo Pérez, éste tuvo dos idilios, el primero
de ellos fue con Manuela Reyes Cabezas, del sector de Pemehue, fue su primera
esposa. En las cercanías de Pemehue fue el matrimonio, donde el padre de don
Ricardo, invitados
El joven matrimonio tuvo dos hijos, ambos dados a luz por una partera del sector,
mas la tristeza no demoró en llegar, la muerte visitó a este novel matrimonio,
pues Manuela Reyes falleció joven, a los 18 años, en el parto de su segundo hijo.
Con el tiempo don Ricardo rehace su vida junto a María Dalma Sandoval, con
quien tiene siete hijos, a María Dalma la conoció cuando trabaja por “Villocura,
queda por allá, al lado de Argentina. Yo fui pa’lla, viajaba por ahí, al fundo El
Lolco, en Villocura, por ahí trabajaba” (Pérez, 2014). Su relación duro pocos años,
pues María Dalma fallece a los 56 años, mas Ricardo Pérez aún recuerda los bellos
momentos pasados juntos con María Dalma.
La historia de amor de Teresa Sanhueza y Carlos Burgos comienza en la década
del 60’, cuando contraen matrimonio, él con 33 años y ella con sus núbiles 20
años, viajaron a Collipulli a sancionar su unión en el civil y en la iglesia el mismo
día. Para llegar a Collipulli, primero bajaron a caballo hasta el 20, y después en
camioneta hasta Collipulli. Fueron tres días de fiestas por la unión. Una celebración
en Mulchén, que fue organizada por las hermanas de Carlos Burgos, la segunda
jornada de celebración fue en Collipulli:
- 60 -
Una vida de trabajo
Del matrimonio Burgos-Sanhueza nacieron seis hijos, tres niñas y tres hombres.
Carlos Burgos siguió trabajando junto a su padre un tiempo más, hasta que emigran
del valle para llevar a sus hijos al colegio, en la década de los 70’
eso fue lo que nos trajo [a Collipulli], por el sacrifico que yo llevé para
estudiar ese poquitito, yo pensé, estaba niño, pero pensé, cuando yo me
case, nunca le voy a dar este sacrificio a mis hijos, yo los voy a llevar al
pueblo, voy a comprar, cuánto tendría, 10 años, cuando estaba pensando
en casarme, y así lo hicimos, nos casamos, comenzaron a haber hijos, y
ya que estaban bueno para la escuela, y no quisimos darle ese sacrificio.
[Así que] traje la madera, esa la aserre’ arriba y la traje en un camión
pa’ca y con eso hicimos la casa, ella fue mi oficial, yo era el maestro, no
había hecho nunca una casa, pero total, para que me sujetaron los palos,
mientras yo los clavaba abajo ahí, me servía […] quedaba facilito para
que fueran los niños al colegio.
(Burgos, 2014)
un caballero que era maderero, me vio que andaba con carretón maderero
[…] y me dijo, “no le gustaría irse conmigo, yo soy maderero”, pero –le
dije- como voy con usted si yo no tengo bueyes, se terminaron esos. Me
dijo, “yo le paso bueyes, paso toda clase de apero, trabaje conmigo”,
cuatro años estaría con él, ahí anduve bien.
(Burgos, 2014)
- 61 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
se llamaba Mercedes Barriga de González, ella llegó como hacer clases ahí,
y él como un contador, el caballero González, llegó como administrar eso
[…] en los Guindos ahí, adónde queda un resto como de administración,
en esas partes estaba el colegio
(Burgos, 2014)
Con la profesora Mercedes Gonzáles varios hijos de los trabajadores del valle de
Pemehue aprendieron a leer y las cuatro operaciones básicas, aunque los niños
tuvieron una educación discontinua, pues “nos mandaban una vez al mes, [el
resto] tirando los bueyes” (Pérez, 2014).
Lorenzo Carrasco también estudió en la escuela de Los Guindos, a los siete
años ingresó al establecimiento:
Don Carlos Burgos asistió por muy breve tiempo a la escuela, pues cuando
niño sufrió una mordedura de un perro que lo dejó postrado por mucho tiempo,
y después debió acompañar a su padre en el trabajo:
- 62 -
Una vida de trabajo
me tuvieron dos años [en la escuela] pero dentro de los dos años, resultó
que yo me accidente mucho, estuve tres meses sin poder ir al colegio,
entonces fue muy poca la educación para mí […] me mordió un perro
en la calle, yo vengo así para abajo, y el perro va para arriba, llega ¡y
me pesca esta pierna!, entonces me sacaron al hospital, la pierna se me
estaba rompiendo en diferentes partes, ya hasta que sané en la casa, así
no más, en ese tiempo, ni la profesora, que yo ya estaba en la escuela,
hubiera dicho que me llevaran al hospital, no, nunca dijo nada, ni tampoco
me fue a ver ella, en qué calidad estaba, yo estaba botado por los tres
meses, aquí ya pude andar […] así que por eso yo estuve muy poco, claro
que siempre cursé a segundo, de primero a segundo, y después mi papá
me saco al tiro al trabajo.
(Burgos, 2014)
Varios de los colonos de la Reserva deciden dejar sus campos e irse a la ciudad para
dar educación a sus hijos, y así no reeditar en sus hijos la experiencia de postergar
los estudios por el trabajo:
claro, había que viajar todos los días, salíamos con noche y volvíamos
con noche a la casa, era un verduguismo tremendo pa’ un niño, uno se
cansa, claro cuando ya fui hombre iba y volvía, no había cansancio
porque las fuerzas las tenía, pero cuando niño no tiene las fuerzas, las
resistencia de una persona adulta.
(Burgos, 2014)
- 63 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
Don Lorenzo recuerda que la primera vez que fue al pueblo de Collipulli lo hizo
en carreta, era un largo y extenuante viaje de ida y vuelta, pese a todo, se trataba
de un evento memorable:
- 64 -
Una vida de trabajo
Según recuerda Manuel Aburto (2014) en el sector de Los Guindos, a inicios del
siglo pasado, había unas 50 familias. Las familias tras recibir sus pagos se dirigían
al pueblo de Collipulli, para abastecerse de víveres. Pero los insumos necesarios
para la sobrevivencia cotidiana se producían en la precordillera. Manuel Aburto
refiere que se sembraba trigo a medias con el Estado:
el trigo se rozaba, se arreglaba todo y después se araba con buey […] era
tierra fiscal antes, antes era todo fisco. Daba el fisco la semilla, daba los
bueyes, y uno ponía el trabajo, y se repartía, uno ponía todo el trabajo,
y uno quedaba con 50 sacos, y se repartía, ponía la máquina también,
25 sacos para el fisco.
(Aburto, 2014)
Don Pedro Orellana refiere que cuando existía cierto paréntesis en las faenas
forestales los trabajadores se dedicaban a rozar el monte para preparar la tierra para
sembrar trigo, en este aspecto recibían el apoyo del Fisco, los insumos necesarios,
además de recibir de parte del Estado vacas, para suministrar de leche a las familias
numerosas, y bueyes para el trabajo forestal, por lo que hay una buena apreciación
de las gestiones gubernamentales
- 65 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
- 66 -
Una vida de trabajo
En esos tiempos a todos los trabajadores le asignaban “dos cuadras libres, ponía
todo el trabajo uno, y después de la cosecha pagaba la pura maquila no más. A él
le cobraban la pura maquila, unos 10 kilos por saco […] Las cuadras es más que
una hectárea, pues “una cuadra tiene 120 metros” (Aburto, 2014).
Ricardo Pérez también sembraba en el valle, producía su propia harina, él sembraba
en los terrenos de Pablo Urrutia, y el “fisco le entregaba la maquila. Lo que cobraban,
200 kilos. Quedábamos con más de 30 quintales8 [después] lo llevaba a moler a la
Isla, aquí abajo” (Pérez, 2014). Había un molino en La Isla, quedaba en el cruce de
Niblinto, y otra en Lujan, donde estuvieron estos molinos ahora, según Ricardo
Pérez, sólo hay plantaciones de forestales.
A don Delfín Carrasco, padre de Lorenzo, también le asignaron unas cuadras
para que sembrara y pudiera cosechar el trigo necesario para que la familia pudiera
vivir en la precordillera, pues:
9 Además, a mediados del siglo pasado la mayoría de los trabajadores de la Reserva se dedicaban a la
apicultura, pues “había muchísima abeja, mucha apicultura aquí, casi todos tenían abeja” (Carrasco, 2014).
- 67 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
Con el tiempo, cuando comienza a regularse el uso del suelo en la Reserva, algunos
denotan cierta discriminación en el trato, así lo refiere el relato de don Lorenzo
quien tiene que sembrar trigo en las cercanías de Collipulli en sistema de mediería
que le permitía la manutención a su familia:
porque aquí era un poco difícil sembrar, porque empezó a llegar la ley
de bosque, para cortar una tala raza, quemar y sembrar trigo costaba
mucho, en cambio los de afuera hacían cosecha de bosque de pino, y los
dueños ya fuera fundo o grande o propietario pequeño daba esas tierras
a medias para irlas a sembrar, con arado de palo, con arado de chancho
- 68 -
Una vida de trabajo
Pasatiempos precordilleranos
Con largas y extenuantes jornadas laborales pocas veces se daban las oportunidades
de entretenciones o celebraciones colectivas, sólo son pequeños destellos en medio
de los perennes pellines y araucarias. Oímos de las celebraciones de matrimonios,
saludar un onomástico, levantar una ramada diciochera, alguna efímera carrera a
la chilena o alguna pantagruélica inauguración, una larga salida al pueblo o una
simple reunión ante el fuego bajo la bóveda celeste que aún se recuerda.
Don Lorenzo evoca las celebraciones del 18 de septiembre que vio en el valle,
en el sector de Amargo:
las primeras juntas que vi para los 18 septiembre era cuando yo estaba
en la escuela, ahí como el 57, porque los profesores pasaban ramadas
para hacer beneficio con los centros de padre, para tener dinero, no sé,
para arreglar la escuela. Era como una tradición sacar una ramada
pública el 18 de septiembre
(Carrasco, 2014)
- 69 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
le jugábamos a los otros [o] se decía van a jugar los de Seis con los de
Pemehue, Jauja también tenia uno, anteriormente cuando yo estaba
más niño me acuerdo que iban de aquí a jugar a Caledonia, cruzaban
la cordillera para el otro lado.
(Carrasco, 2014)
cuatro rayas, para el lado que saliera las cuatro rayas ese ganaba. Se
jugaba plata, vamos a jugar, por decir en ese tiempo, 500 pesos. Y todos
los jugadores poníamos plata.
(Carrasco, 2014)
- 70 -
Una vida de trabajo
la fiesta que se hacían era de la cruz no má’, otros hacían una novena
de un santo, esas fiestas hacían, celebrar San Antonio, yo me llamaba
Antonio, todos los años hacían una novena que se llamaba, y ahí yo era
el santo, y ahí hacen una comilona, pero eso una vez al año. Para el 18
de septiembre, mi papi, porque el prestó servicio militar, entonces para
el 18 de septiembre, como trabajan en el río por ahí pillaban un vinante
[sic], prendían dinamita entonces en la noche del año nuevo [sic], a las
12 de la noche, agarraban un garrocha larga, ponían un tiro de dinamita,
lo agarraban curado, y la hacían estallar en el aire, con una garrocha
larga, eso era, para hacer recuerdo.
(Sanhueza, 2014)
También se vio en la Reserva carreras a la chilenas, Carlos Burgos las vio a sus 12
años, allá por 1940, “en el alto, donde se puso la escuela, en los Robles, ahí se
corría a caballo” (Burgos, 2014).
Otro pasatiempo para los habitantes de la precordillera era el viajar al pueblo
de Collipulli, “ahí tenían sus picadas los viejos” (Carrasco, 2014), y los niños que
los acompañaban era los asistentes del esparcimiento:
Yo era el único chico que andaba [le decían] “anda ver los bueyes”,
a la salida de Collipulli, cruzaba la 5 sur, donde están las industrias
grandes, ahí arrendaban un pedacito a los bueyes, entonces yo tenía
que ir todos los días en la mañana a ver los bueyes, y en la tarde a ver
los bueyes, acaso se habían salido, acaso no se habían salido, estaban
ahí, no estaban ahí, y ellos póngale no más, y en la tarde no íbamos,
ellos estaban en una ranchada en la casa de una señora que se llamaba
Rosario Cid, ahí estaban las carretas. Estaba en la entradita no más,
donde está el cerro, cerca de la municipalidad nueva, más a la salida
sur de Saavedra.
(Carrasco, 2014)
- 71 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
Recordar que en esos tiempos Collipulli era un lugar donde se transaban animales,
y a decir de don Lorenzo:
- 72 -
Una vida de trabajo
- 73 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
Los niños a temprana edad acompañaban a sus padres en las faenas forestales,
abandonando la educación formal, entonces los hijos de los trabajadores están
en las faenas con sus padres, a quien se le entregaba todo dinero recibido “toda
mi platita recibida se la entregaba a mi papá. Ahí trabajamos al día, trabajábamos
con trato, pero era harto poco lo que ganábamos” (Sanhueza, 2014). Así era la vida
de los jóvenes en la precordillera hasta el día que se casan, para seguir trabajando,
ahora ya de adultos, para asegurar la sobrevivencia de una nueva familia:
Fig. 26 Faenas forestales con bueyes en Curacautín primera mitad del siglo XX
(Fuente: memoriachilena.cl)
- 74 -
Una vida de trabajo
Entonces, era un paso natural que los niños ayudaran a sus padres en la faenas
madereras en la cordillera, para cuando llegara su momento, el niño, ya joven se
hiciera su vida en el mismo oficio, recibiendo ya un sueldo, aunque exiguo, por
su trabajo:
todo el trabajo era con bueyes no más, uno botaba la madera como,
ser allá donde le estoy diciendo, en un saltillo adentro, donde nace el
Renaico, la nieve estaba así tan alta nosotros botamos a hacha, encima
de la nieve, para cruzarnos de una mata a otra teníamos que mirar la
otra allá, y tirar de esa, por encima de ella, y llegar a la otra.
(Sanhueza, 2014)
La Reserva en ese entonces era la cornucopia de la madera, pues hace 70 años atrás
se sacaba “más o menos unas 15 mil pulga’ sacaría cada personal, se aserreaba
harto, tenían buenos bancos, y además en esa época se botaba harta madera […]
con corvina, la botadora la hacíamos con hacha” (Sanhueza, 2014)
- 75 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
También Ricardo Pérez comenzó joven a trabajar en las labores relacionadas con
la explotación de madera, ya con 17 años era trabajador maduro, en su infancia
estaba dirigiendo los bueyes y en “la roza de los árboles […] trabajando desde hacía
cinco años, desde los 12 años que tenía” (Pérez, 2014). Ya joven le dan trabajo en
el fundo San Antonio, que está en el sector Tres Vientos, en la cordillera hacia
Mulchén, para seguir en la roza10, así lo recuerda:
10 El sistema de roza hace referencia a limpiar las tierras de hierbas y matas, pero preferentemente de bosque
nativo, antes de labrarlas, así se recurre principalmente a cortar el monte, secarlo y quemar el ramaje.
- 76 -
Una vida de trabajo
Fig. 28 Efectos del Roce en Bahía Cayutue, Lago Todos los Santos,
a mediados del siglo XX
(Fuente: memoriachilena.cl)
Luego de trabajar en el roce Ricardo Pérez se dedica a faenas más fatigosas como
es “maderiar en Lentejuela, el sector se llamaba así, quedaba arriba en los baños”
(Pérez, 2014), ahí estuvo bastante tiempo. Cuando trabaja con nieve se ponían
un tipo de “botas, botitas, los zapatitos de plásticos los parchábamos, un alambre
le poníamos” (Pérez, 2014).
Don Lorenzo también comenzó a trabajar de joven, a los 14 años, su primer
trabajo fue plantar pinos en Jauja:
Y después a lo que fuera, a rozar con hacha, bueno, uno cuando toma un
trabajador, el trabajador tiene que estar dispuesto a lo que el patrón
mande, los dueños de fundo […] trabajé cinco años no más, y después
me vine para acá [al valle de Pemehue]. Y empecé a trabajar temporal,
como temporero, con diferentes patrones, en parcelas, hijuelas chicas, y
de repente necesitaban un trabajador, para ganar el pan del día.
(Carrasco, 2014)
Don Lorenzo refiere que en ese tiempo, en el año 1963, recibía por jornal “700
pesos al día, en el mes sacábamos 22 luquitas, era harta plata, era como ganarse
200 lucas ahora” (Carrasco, 2014).
- 77 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
Don Carlos Burgos comenzó a trabajar a los 12 años, en las mismas faenas que
su padre:
Entonces José Burgos cargaba el carretón con la madera, mientras su hijo conducía
los bueyes hasta el banco, y ahí don Carlos recibía las instrucciones para dirigir
los bueyes:
Los primeros traslados de madera con bueyes que realizó don Carlos no eran tan
extensos, pero sí muy difíciles. Realizaba al menos dos viajes al día:
- 78 -
Una vida de trabajo
En esas largas jornadas, que eran de lunes a sábado, el alimento que se llevaba era
frugal; harina tostada, tortilla y una mantequilla casera:
Don Pedro Orellana, tras dedicarse, entre los 15 y 30 años al trasporte de madera
en balsa, comienza a trabajar en la explotación maderera en la montaña, aunque
como balsero también tuvo que apoyar las faenas:
- 79 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
- 80 -
Una vida de trabajo
Distintos son los trabajos que se realizan alrededor de las faenas forestales, desde
voltear con hacha, corvinear, trasladar la madera con bueyes, pero la más singular,
es el trasporte en balsa de la madera explotada, pues la madera se trasladaba “por
el Renaico, la única manera de sacarla al comercio” (Urrutia, 2014). Hasta 180
balseros transitaron a mitad del siglo pasado entre el río Renaico y el río Bío Bío
(Orellana, 2014).
La madera, tras ser procesada en los bancos aserraderos, era traslada por un
sistema de canoa hasta el río Renaico donde se encastillan para ser trasportada
en balsa. Entonces, las canoas se
- 81 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
- 82 -
Una vida de trabajo
Entonces la madera explotada era traslada desde el banco aserradero hasta el río
Renaico por un sistema de canoas, para luego ser trasladada en balsa a su destino
final:
- 83 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
Además, don Pedro Orellana refiere que existían cuatro puntos para levantar y
transportar madera: Los Guindos, Amargo, Jauja y San Andrés.
Entonces, la ruta general era del Valle de Pemehue hasta Concepción:
Referir que una ruta en balsa desde el valle de Pemehue hasta Concepción, en
línea recta, serían de unos 188 kilómetros., por lo tanto, las distancias recorridas
debían ser el doble de esta cifra, por la sinuosidad propia de los ríos, en algunos
puntos de la ruta se dinamitaba el río “lo arreglaban como arreglan los caminos”
(Sanhueza, 2014). El trayecto, por lo menos, podía durar una semana.
- 84 -
Una vida de trabajo
86 Km. Aprox.
17 Km. Aprox.
85 Km. Aprox.
El sistema de balsas, según Burgos (2013) se utilizó desde inicios del siglo XX hasta
mediados de dicho siglo:
- 85 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
Sobre los elementos de una balsa, con los nombres asignados por los antiguos,
son los siguientes: El esteque, que es un “palo largo, como de dos metros, y ese se
ponía debajo de la balsa, [la estequía] se ponía en el hombro, y uno hacía fuerza,
y la levantaba salía de las piedra de debajo de las balsa (Burgos, 2014). Sobre los
otros elementos:
[Los Remos] tenía nueve metros y nueve […] amarradas con alambres,
en vez de este remo pa’lla y este otro pa’ca […] más lindos los remos, así
tan ancho, y de puro raulí […] el cabro, donde van los remos […] van
entremedito aquí, ahí, los remos están más largo ahí […] y el roquinero
atrás […] esta la paleta de los remos ahí […] pa’ comer […] si, pa poner
el roquin arriba, es este alto, aquí va, colgado, este palo está agujereado
aquí, ahí va ensartado ese […] esta este y el otro de esta orilla, claro, los
dos del orillero, los dos Chimbirique […] adelante, el boyante, adelante
aquí, para favorecer la madera [que] son cuatro atados, ahí le pone la
cantidad, para hacer las 1700 pulgadas.
- 86 -
Una vida de trabajo
La producción de la balsa, según lo referido por Orellana (2014) era como sigue:
este era el río, entonces se ponían dos varones aquí, dos palos gruesos
así, entonces estos palos, este palo la agujereaba usted aquí, le ponía
un tarugo ahí, y el otro aquí, y ese estaba metido en el río pa’ llá, y
acá arriba en otro palo, alto así, con pendiente, entonces que hacía
la madera la ponía usted, para hacerlo botado y pa’ echarlo al agua,
entonces cuando ya estaba listo este, llegaba, le sacaba el tarugo este de
aquí, caía al agua pa’ llá, esta 200, 300, 400 pulgadas, amarradas con
alambres, después llegaba y hacía, porque había que hacer tres atados
de 400 o de 500 pulga’, entonces lo primero que había que hacer, el de la
orilla tenía que hacer los quiebrellero allá, para cerrar la madera esta,
había que hacer un chimbirique, esa era dos, porque era de dos largo
de madera de 4 metros 30, ese el reglamentario cada palo, de 4 metros
30, de cuchilla así, y ahí hacía los 60, los 8 metros 60 de larga que era,
entonces, aquí este la amarraba usted, cruzaba ahí, este orillero allá,
amarrado con alambre, y aquí encerraba la madera […] afirmaba la
madera no se le desparramara en ninguna parte, ahí quedaba la madera
encerrada, aquí no más, y ahí la apretaba con unas vetas de alambre,
y enseguida después llegaba, y ponía la otra capa de madera después,
atravesa’ aquí encima, esta de abajo iba toda de punta, de cuchillita
así, y después la otra capa atravesada arriba, después de la capa
atravesa’ aquí al medio iba un tablón, se ponía de 4x5, entonces usted
le sacaba el bordito aquí, y este era pa’ pisar, porque pisaba descalzo
usted, a patita, pa’ no hacer tira el pie, por eso se le sacaba el cántaro
a la orilla, y ahí se apoyaba usted, y tiraba los remos. [El] cabro aquí
adelante que se ponía en la balsa, entonces este era un cabro, un palo
de 4x5, entonces este iba agujereado aquí, ahí, aquí y ahí, y aquí el
remo adentro, y aquí gobernaba el remo usted, y el otro atrás igual,
tiraba este remo adelante y otro atrás […] todas amarradas, no todo
por atado (…) y se encerraba adentro, después con alambre todo, todos
esos atados iban amarrado con alambre, se llamaban brochi, atadero
[…] este era el largo de la madera, y este era el otro ahí, entonces aquí
iba el chimbirique, este chimbirique iba ahí, y aquí lo amarraba ahí, y de
aquí pa’ cá, iba la otra amarra ahí, entonces aquí amarraba con alambre,
todo esto iba amarrado con alambre. Entonces, este era el primero que
- 87 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
echaba al agua usted, ya después hacía el otro, hacía este atado aquí,
ahí, entonces después llegaba, quedaba este, después hacía el otro, y
después llegaba y hacía el otro ahí, y aquí hacía el otro chimbirique
aquí, ahí, ahí, y amarraba con alambre ahí, y ahí, entonces todo esto
iba amarrado con alambre […] después la madera hacía ponía el cabro
encimita, entonces llegaba y ponía el cabro aquí, ahí, y después llegaba
y le ponía los toletes, uno y dos, ahí el remo dentro aquí, igual acá atrás,
le ponía el otro cabro aquí, entonces aquí, ahí, y los toletes ahí, entonces
ahí el remo dentro aquí, adentrito iba el remo aquí y allá, ahí esta el
remo, el remo adentrito ahí. El remo es largo, llega allá, ahí, el remo
al medio ahí, a lo largo, los dos remos, el remo iba de mayor a menor
aquí, tenía gualeta el remo, ancha ahí, la gualeta, y la otra acá igual,
esa eran los remos, iban adentro, entonces, todo amarrado con alambre
[…] chimbirique uno, y aquí va el otro chimbirique, a la orilla, ahí, y ahí,
entonces aquí llegaba, iba el palo, aquí va el boyante arriba, este es el
boyante, de todo el largo acá, para que tape toda la balsa para que no
se haga tira, y se va adelante para favorecer la madera cuando pega en
los riscos, esto va amarrado con alambre también, pero ese alambre va
suelto, no tirante, este alambre pa’ llá, el broche ahí, amarrado ahí, va
amarrado con alambre, el alambre llega a la punta de la balsa ahí, así
que llega usted, y contrapesa la balsa, y aquí arriba, aquí a esta orilla
va el roquinero, […] y la manta de castilla […] aquí hay 400 pulgadas, y
400 son 800, son tres atados, así que usted llega aquí le pone la cantidad
de madera no más, hasta que llego a 1700 pulga’ gobernada por estos
brazos, cada hombre, metido por el agua.
(Orellana, 2014)
En relación a la cantidad de madera que se trasladaba, a través del río fluctúa entre
“entre 400 y 500 pulgadas, dependiendo de la pericia de los balseros y del caudal
del río” (Burgos, 2013: 112), lo que es confirmado por Pablo Urrutia que dice que
se traslada “entre 400 y 700 [pulgadas] los gallos bien habilosos, jóvenes llevaban
700, ya los viejitos se llevaban 400” (Urrutia, 2014).
Don Carlos hizo sólo dos veces el viaje entre la Reserva y Concepción, como
acompañante, aún recuerda algunos detalles del sistema de balsas, y como debía
surcar los escollos en el curso del río mediante el apoyo de otras balsas, esto
principalmente cuando ingresaban al cauce del río Bío-Bío “ellos endilgaban entre
dos, y salían de esas partes malas, y después se iba uno en cada balsa, porque pa’llá
el rió se arregla no es como para arriba, oiga” (Burgos, 2014).
- 88 -
Una vida de trabajo
Así recuerda don Pedro Orellana cuando entraba con la balsa al río Bío Bío:
También, don Pedro Orellana recuerda las vicisitudes a que se exponían por el
carácter del río Bío-Bío:
el río Bió-Bío es hondo, pero cómo es tan ancho, agarra un agua aquí
pa’llá, una cabecera de agua, harta agua de aquí pa’llá, otro de aquí
pa’llá, otro pa’llá, entonces a veces se turbaba uno, decía, agarro esta
cabecera de agua, andaba sus 200, 300, 400 metros, y se les desparramaba
el agua, y quedaba emplayado en la pura arena […] varias corrientes,
corría así, otra así, otra pa´llá, entonces ahí tenía usted que agarrar,
en vez era mejor agarrar la poco agua y no la harta, con abundancia,
porque pa’llá se empezaba a desparramar el agua, y quedaba en la pura
arena, y había que desatarla […] como andaba trayendo un esteque de
dos metros, de lingue o de avellano, entonces se estequeaba para sacarla
del ahí del río, de adonde quedaba enredada en las piedras, en los riscos.
(Orellana, 2014)
Don Carlos recuerda que se demoraban dos días en llegar de la Reserva a Renaico
“dos días, desde que salíamos de arriba, una noche se alojaba, y al otro día estaba
en Renaico” (Burgos, 2014).
Las jornadas de descenso se hacían de día, eran extenuantes, sin descanso,
siempre atentos a algún evento que pudiera presentar el río, sólo en las noches se
buscaba un remanso y se alojaba, teniendo como único abrigo la manta de castilla.
Una parada entre la Reserva y Renaico era en San Andrés:
- 89 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
nos allegamos donde había marea, usted se bajaba, y ahí tiraba solo yo
para la orilla, se tiraba, con el agua hasta aquí, y yo le tiraba la veta que
se llamaba de alambre torcida, de dos hebras, ese alambre antiguas que
salía, quedaba el alambre como el dedo de grueso, y había que torcelos
de dos hebras, esa era la veta se llamaba, entonces se tiraba usted y
yo le tiraba la veta pa’llá, y usted la agarraba, sino había donde, un
árbol, para enganchar para amarrar, usted el mismo estequie que le
conversaba yo, llegaba y lo ponía en las piedras, abajo ahí, pasaba la
veta aquí debajo, ahí, y seguía poniéndole piedra aquí, piedra allá, y
aquí amarraba el alambre ahí, le seguía poniendo piedra usted, y así
amarraba porque no había ningún árbol en la orilla para amarrar la veta,
esa de alambre, para poder allegarse a la orilla usted, ahí llegaba usted,
hacía fueguito, atracaba a la orilla, hacía fueguito […] Ahora cuando
entraba al Bío-Bío usted, ahí dormía arriba de la balsa, adentro del
agua, y si llovía harto, sacaba madera y hacía un ruquito […] le ponía
tabla para usted, cada tabla la ponía paradita, y hacía su camita aquí,
pero adentro del río, adentro del agua, oiga si era una vida, era muy,
que ha sido duro uno oiga.
(Orellana, 2014)
- 90 -
Una vida de trabajo
Don Pedro Orellana, que trabajó desde los 15 años hasta los 30 años en las balsas,
refiere que los meses propicios para el traslado de la madera volteada por el río
Renaico, eran desde “mayo hasta, en junio, julio, agosto, septiembre y octubre,
cinco meses” (Orellana, 2014). Y en esa temporada, de mayo a octubre don Pedro
Orellana realizaba, al menos, 12 viajes, considerando que el trayecto más extenso,
de Amargo a Concepción, podría demorar ocho días, si el río estaba bueno:
Si a veces tocaba el río harto hondo, en ocho días hacía el viaje, en veces
14 días, 18 días, cuando íbamos Conce a veces 22 días, pa’ llegar allá no
más, porque tocaba malo el Bío-Bío, oiga, ¡u!
(Orellana, 2014)
tenía que llegar con la madera aquí, desatarla, amarra’ con alambre,
desatarla aquí, y dejarla arruma’ aquí igual, arrumándola ahí, y
el capataz ese le entregaba al jefe, al patrón allá, contadita cuánta
madera era, porque éramos 180 balseros, de los 180 eran dos capataz
el que mandaba todo el personal de la gente, entonces ese llevaba la
guía suya y la mía, entonces llegaba y entregaba al contador allá todo,
y entregaba la madera arrumadita se la dejaba ahí, adentro del agua
sacando la madera, pilucho ahí arrumándola a la orilla […] los remos,
esos, también quedaban ahí.
(Orellana, 2014)
- 91 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
11 La medida de dinero “antes tenía que ser 20 Cinco, para hacer un Chaucha […] 10 Chaucha era un Peso. Y 20
Diez para hacer un Cinco” (Orellana, 2014).
- 92 -
Una vida de trabajo
- 93 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
- 94 -
Una vida de trabajo
tenían que venirse de allá, de Collipulli de a pie con el rollo del apero
de las balsas, era de alambre la traían de Collipulli la traían al hombro
pa’ca. Ganaban plata, y eran bueno pa’ el vino tardaban más.
(Sanhueza, 2014)
Algunos colonos no se dedicaron a trasladar madera en balsa, cada uno esgrime sus
razones entre las que se encuentran: dormir mal, pasar frío, miedo a ahogarse, etc.:
si, veía que se armaban, como la armaban pero yo no fui balsero, si fui,
pero no me gustó, por los hielos tremendos […] pero después llega al
trabajo, y ese ejercicio lo hace temperar, trabajando. A mi no me gustó,
por esa dormida tan mala.
(Burgos, 2014)
Además, está la razón no expuesta para no ser balsero: los riesgos y la muerte a
la que se exponían los que surcaban el río. Pues llevar madera en balsa constituía
una “actividad [que] era bastante peligrosa y en muchas oportunidades causó
muertes debido al volcamiento de la improvisada embarcación” (Burgos, 2013:
113). Pedro Orellana refiere que hubo personas que se ahogaron:
- 95 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
había un cable, aquí en Maica, por la calle San Andrés aquí, ese cable
pasaba la gente, así, tenía una tabla así, con alambre, y amarrada así
[…] entonces usted llegaba, y se sentaba, y se iba corriendo pa’ llá para
pasar el río Renaico, para el otro lado, entonces el río hondo que hacía el
cable arriba, y cuando veníamos con las balsas nosotros, el río tapaba el
cable arriba, entonces usted tenía que llegar, guardar los remos, guardar
este remo, guardar el otro, y plantar la agachá, y algunos no alcanzaban,
oiga, entonces los pescaba de aquí, sino de aquí, al agua, ahogado,
pescaba el cable, pues el río es hondo, torrentoso, entonces no alcanzaban
a clavar la cabeza abajo, los pescaba el cable de aquí, abajo, ahogado.
(Orellana, 2014)
Don Pedro Orellana recuerda algunas de esas tragedias, cuando falleció “don Juan
Sandoval, el papá de los Carrasco, don Domingo Carrasco, y el papá de Ramón
Altamirano, y un hermano de don Manuel Rubilar, total que hartos se ahogaron
[…] aquí en Maica. Oiga, si el río sumamente hondo, llevaba palo y tanta cuestión,
resaquea de palos” (Orellana, 2014).
Las últimas balsas que surcaron el río Renaico, que divisaron los pobladores
de la Reserva, fueron en 1964:
cuando yo estuve en Jauja por el 64, se sacó madera de allá de Jauja por
el río, las últimas camionadas que se sacaban por el río.
(Carrasco, 2014)
se terminó ese trabajo [de las balsas] primero llegaron esos camioncitos
chicos, que le digo yo, cargaba 60, 70 pulgadas, y nosotros lo que llevábamos
[…] después, enseguida le aumentaron a 80 pulgadas, después 100
pulgadas los camioncitos, los primeros, los Ford que llegaron, cargaban
menos que uno, porque uno cuando fletaba en carreta, le ponía 50, 60,
80, 100 pulgadas a la carreta. Y había que venir a descargar aquí en
Collipulli, a la estación allí […] los caminos malos, oiga, y chico no eran
capaz pa’ más […] no era buen negocio, si usted llevaba con las balsas
- 96 -
Una vida de trabajo
hasta mil […] después esos camioncitos, esos camiones eran de fierro, y
uno que es de carne y hueso, se terminaron todo eso, y uno todavía aquí
trabajando tanto, toda una vida.
(Orellana, 2014)
7. Comité de Colonización
A mediados del siglo pasado “habíamos 110 familias metidas en la Reserva Forestal
de Malleco” (Urrutia, 2014), y como los terrenos donde vivían los trabajadores
desahuciados eran de la Reserva Forestal no podían expulsarlos. La Reserva era
administrada por un “par de hombres no más [un administrador, un contador], no
podían echarlos pa’ fuera porque era patrimonio nacional, de todos los chilenos”
(Urrutia, 2014).
Tras décadas de permanecer en este sector, las familias descartan partir en
busca de nuevos horizontes, pues la Reserva Forestal más que un lugar de trabajo
es un lugar que guarda su historia y provee identidad. Por lo tanto, tras recibir
- 97 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
Lorenzo Carraco aún recuerda ese tiempo cuando llegan las cartas de desahucio
y cómo comienza la organización de los pobladores de la Reserva:
no aguantó agua fuerte porque, fueron harto sufrido los que lograron salir
al final, imagínese un padre de familia con 11 hijos, y sin tener trabajo,
tenían que salir a los fundos vecinos, al Carmen, a Jauja, a Caledonia,
a fletar por temporada para poder traer, a las tanta hubieron gente
que se cansaron, y dijeron a lo mejor esta cosa no va a salir y se fueron.
(Carrasco, 2014)
mucha gente tuvo que salir a buscar trabajo afuera, y otros tratar que
el mismo Fisco le entregan algún trabajito, pero ya menor […] el Fisco
le otorgaba siembra, en media con la gente
(Fuentealba, 2014)
- 98 -
Una vida de trabajo
el Fisco le daba permiso para vaca, caballo, para ovejas las que tuviera,
chiva, cerdo, todo eso era suyo, cuando necesitaba plata, vendía un par
de animales, y tenía cómo traer sus cosas que necesitaba.
(Burgos, 2014)
el señor Molina, el alcalde, en ese tiempo el alcalde era uno más del
pueblo, no era autónomo, no halló qué hacer con el grupo de hombres,
entonces nada, nada, no sacamos ni una cosa. Estaba Manuel Antonio
Molina, hermano del otro, un huasito, y ése era metido en la política
[…] ahí nos volvimos a esperar que nos botaran al río, a la basura donde
fuera, y Antonio Molina quedó en Collipulli pensando, “pucha a esta
gente yo los ayudaría, yo sé donde ir a Santiago, pero no tengo ni un
caballo”, en ese tiempo a caballo, a carreta o a pie. Así que por ahí, un
gallo de Quilquihuenco, amigo de mi papá, don Manuel Muñoz [dijo]
“yo tengo dos yeguas”.
(Urrutia, 2014)
Los pobladores de la Reserva se organizan, y entre 1950 a 1962 hay un comité que
se plantea la colonización de la Reserva Forestal de Malleco, y así dar certidumbre
y tierra a los hombres y familias que pueblan la Reserva. El Comité de Colonización
“luchó durante 12 años para conseguir estas tierras, comenzó a funcionar el año
50 […] se luchó por eso para colonizar acá” (Fuentealba, 2014).
Sobre la conformación del Comité, Pablo Urrutia recuerda que tras el desahucio
de los trabajadores de las faenas forestales, hay un apremio por hacer algo frente
dicha situación, está la necesidad de viajar a la capital, con la esperanza de encontrar
un apoyo en las autoridades, la consigna era “vamos a Santiago a pedir recurso
de Amparo” (Urrutia, 2014), y Pablo Urrutia era el mensajero, va entre montes
avisando a la gente sobre la reunión para formar una organización, así relata:
eran las 5 de la tarde, mi papá me dijo “ya, tení que correr toda la Reserva
esta noche”, ensillé un caballo lindo, un potro, que había. Toda la noche
- 99 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
por montañas, partí hasta que llegué al final arriba de la Reserva, al otro
día la gente a las 9 estaba toda junta. A pie, otro a caballo, y se hizo
la mesa directiva, todos con sentimiento, con pena, dijeron, “Genaro
Fuentealba va a ser presidente”, y le achuntamos, porque era inteligente
y luchador, al tiro presidente, Lorenzo Urrutia secretario, escribía bien
mi papá, era educado. Así que mire, Estanislao Sandoval tesorero,
Rumesindo Chávez un dirigente. Y ya, partir al tiro pa’ Collipulli otra
vez. Ellos traían caballos, los demás también tenían caballos, hasta
llegar como pudieron.
(Urrutia, 2014)
El Comité de Colonización, que bogó por las tierras durante doce años, tuvo que
hacer frente a varias adversidades, una de ellas ocurre cuando los ex – trabajadores
se unen en sistema de mediería con el Fisco, pues esto
- 100 -
Una vida de trabajo
eran gente dueño de fundos, que eran partidarios de más arriba digamos,
para que no se colonizará acá, porque a él le hicieron múltiples ofertas,
que se fuera, por ejemplo, a Osorno o mucho más al sur a administrar
500 hectáreas o le entregaban a él una cantidad grande para que él
dejará este trabajo botado, decía él “si acepto eso va a ser el bienestar
para mi familia o va a ser para sacarme para allá, después van a buscar
un requisito echarme cortado, y voy a quedar afuera, ¿cómo llego acá
después?, dejo acá a toda mi familia, a mi gente botada”. Él nunca acepto.
(Fuentealba, 2014)
- 101 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
como iba a ver animales para poder tener platita para su familia, para
solventar los viajes, tenía que estar trabajando en algo.
(Fuentealba, 2014)
- 102 -
Una vida de trabajo
se tiró como candidato el señor Carlos Ibáñez del Campo […] en una
reunión que hizo con la gente, les dijo, “si yo salgo de presidente yo le
entrego la tierra forestal […] parece que fue de Mulchén pa’rriba se
reunieron esa vez, entonces por eso se le hizo fácil a la gente reunirse y
confiaron en la palabra del presidente, porque el salió de presidente, y
después fueron a hablar con él, Quilaco, parece que fueron, y eso queda
de Mulchén pa’rriba. Y le cobraron la promesa, que él había hecho,
si –dijo- si me acuerdo, si lo vamos hacer –dijo. Pero no entregó él las
- 103 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
tierras, las vino a entregar el señor Jorge Alessandri, él dejo firmado ese
decreto, y las entrego Jorge Alessandri.
(Burgos, 2014)
todos los que estaban recién casado, mi hermano estaba casado, mis
cabros los criamos juntos, fuimos después, hicimos el servicio militar,
muchos cabros, y en seguida todos se casaron, tocaron parcelas, yo no
toqué, porque estaba soltero.
(Orellana, 2014)
- 104 -
Una vida de trabajo
Artículo 17° Las personas que obtengan del Fisco título de dominio en
conformidad a las disposiciones del presente decreto con fuerza de ley,
podrán solicitar del Consejo de la Caja de Colonización Agrícola que se
les considere como colonos de la Institución.
- 105 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
fue ordenarse, por decir, dos, tres familias que estaban juntitas, una
casa aquí, otra un poquito más allá, otra más allacito, y la extensión de
terreno había que abrir la línea […] Había que ir abriendo, y eso es lo
que algunos no quisieron hacer, y prefirieron quedar amontonados, por
decir, tocaron 30 hectáreas, 35 hectáreas, cuando podrían haber tocado
perfectamente 80, sin ningún apuro. Y los que aceptaron cambiarse
tocaron más de 90.
(Fuentealba, 2014)
Lorenzo Carrasco quién tuvo que migrar tras el desahucio tuvo la posibilidad de
volver en 1978, mientras algunos que recibieron tierra en los años ‘60 la explotaron,
hicieron un poco de fortuna y emigraron de la Reserva, así lo refiere:
Para los que recibieron sus parcelas en 1962, el trabajo fue mejorando, con la seguridad
de estar en los suyo, así don Pedro Antonio siguió en su terruño, aunque siguen
- 106 -
Una vida de trabajo
las tensiones sobre el uso del suelo, siendo la parcela una propiedad particular,
a nivel general tiene que cumplir directrices mayores, en relación al manejo del
bosque y las quemas o incendios que se producían en la Reserva:
las parcelas que nos entregaron, estas montañas nuevas, aquí yo tuve
que rozar, este mismo bosque que tiene más de 90 años, el que está pa’
bajo. En el 73 tenía siembra yo aquí, tres hectáreas de siembra, aquí
empezamos a trabajar, trabajábamos bien, cosechábamos el trigo,
y pasábamos la vida. […] le dije a Espinoza, ellos nos hablaban, “si
portaban bien”, lo ataje, y le dije que no, y me dijo “por qué”, “porque
cuando llegaron ustedes aquí, nos amarraron las manos a nosotros”,
porque no nos dejaron sembrar más, y después me dijo, “ese fue el hoyo
que le dejaron a la Reserva, porque la rozaron y quemaron”, qué, si
las quemas se quemaban solas, y aquí se quemó todo el Amargo hasta
arriba, a la gente tuvieron que sacarla de Amargo, la gente dueña de
casa tuvo que abandonar su casa, entonces después de eso, ahora me
dijo eso, entonces yo le dije que no, “porque aquí siembro, y nunca se me
arranco el fuego”, le dije, “si quiere vaya a ver”, se me paso el fuego, y
quemo, tres, cuatro matitas, nada más. Otros no, no puedo desmentir,
otros agarraban y plantaban fuego al roce, y se iban para la casa, y se
quemaba solo13.
(Sanhueza, 2014)
13 El régimen de incendios en la Reserva, según refiere Iglesias (2011), comienza a aumentar su incidencia
cuando se entregan las concesiones forestales y aún persiste en la memoria “un gran incendio ocurrido el
año 1956 [y] el origen de algunos incendios acontecidos durante la primera mitad del siglo XX [se generan]
en los bosques de Raulí [y] en las zonas aún más bajas de pastizales y matorrales, utilizados para el pastoreo
de ganado y/o para la agricultura. En estos últimos sitios, los incendios se produjeron accidentalmente
debido al desconocimiento de buenas prácticas del uso del fuego y/o a la nula preparación y control de estos
eventos por parte de los administradores o encargados de la unidad. Aún cuando el incendio ocurrido en el
año 1956 se observa como el de mayor relevancia [y] el gran incendio de la temporada 2001-2002” (Iglesias,
2011: 25).
- 107 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
- 108 -
Una vida de trabajo
claro, había que hacer siembra que permitían cortar los árboles verdes,
y hoy día CONAF no nos permite hacer eso, entonces se botaba eso, se
dejaba que se secara, y ahí se le allegaba fuego, quedaba quemado, ahí
se sembraba, bueno, los trigos muy buenos, había pa’ todo el año, y hoy
día no nos permiten hacer eso por medio de CONAF.
(Burgos, 2014)
- 109 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
así que después de ahí me tiraron, me cambiaron por José Díaz, “oye
guacho -me dijo el administrador- hay estado muchos años en la montaña
ya, vamos a llevar a José Díaz ahora que está recién casado, y tú te vai a
- 110 -
Una vida de trabajo
tal parte porque después la escuela va estar cerquita para tus niñitos”,
ya po’, cambiamos, seis meses duré en Baltimore, un predio que había
tomado CONAF en esos años, entregaron el predio, y yo quedo sin sector,
“entonces teni que irte a Niblinto a hacerte cargo de la radio”, no soy de
oficina, soy de terreno, la oficina pu! a mí [después] yo renuncié. Porque
este caballero me dijo de la radio, no po, yo no soy de oficina, después
me entregaron la casa de huésped [Las Nalcas] en lo alto, en Niblinto,
teni que traer mercadería, me dijo, cuando venga el jefe, entonces tú le
das la comida y le cobras, pero yo igual tenía mi sueldo, pero no venía
nadie, oiga. Así que salía con un jefe que hubo remplazando ahí, salía
a la radio por ahí, así que al final hice una carta renuncia voluntario.
(Beltrán, 2014)
Si, mucho le gustaba el trabajo de terreno a don Beltrán, su especialidad era hacer los
planes de manejo de los colonos, ahí se movilizaba a caballo para hacer sus visitas:
mire, yo tenía a cargo […] esos planes de manejo que se hacen ahora,
esos lo hacía yo, venía con mi formulario, iba donde un colono, ya, en
ese tiempo se hacían siembra, yo le preguntaba, ¿cuánta va ha hacer
usted? “tres cuadra”. Una cuadra, hectárea y media viene siendo, así
que ya, ¿adónde va hacer su siembra?, “en tal parte”, ya vamos a ver.
Yo tenía que ver que no tuviera una pendiente muy fuerte, que el tipo de
matorral que había fuera de mala calidad, y si fuera bueno, no podía
autorizarlo, porque siempre los bosques buenos se han protegido, así que
yo veía todo eso, ya, le hacía un croquis y le hacía el documento, sacaba
la hoja y se la entregaba, “ya amigo, siga dando hacha”, antes era con
hacha, no era con moto, y me iba al otro, esa era mi pega que tenía que
hacer. Ahora controlar las quemas, que uno para quemar tiene que ir a
sacar un permiso de quema a Angol, tiene que avisar a carabineros, al
vecino cuando está al lado de la línea, igual para hacer el roce al lado de
la línea tenía que el vecino darle la autorización, no era llegar y ponerse
a rozar, porque en caso de incendio después, puta el vecino le cobra sus
daños, entonces todas esas cosas tenía que irla [viendo]
(Beltrán, 2014)
- 111 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
Aún don Beltrán recuerda una supervisión que tuvo que hacer a un roce de 22
hectáreas.
Ranquil 1934
El fatídico año de 1973 no fue un evento aislado en la historia de la precordillera,
pues tiene su antecedente en el levantamiento y posterior masacre de Ranquil
entre junio y julio de 1934. Mucho se ha escrito sobre este evento, sólo referir que
estos episodios se desarrollaron entre Lonquimay y el Alto Bío- Bío. Pewenche
y campesinos se levantan contra la explotación de empresarios como del
gobierno (El Ciudadano, 2014). Se considera que son múltiples los factores que
desencadenaron la sublevación cordillerana, por una parta el desplazamiento de
la población pewenche tras la anexión de la Araucanía y colonización de ésta; “las
condiciones de semi-esclavitud en las que vivían los campesinos, en su mayoría
Pewenche del sector […] donde los trabajadores se encontraban sujetos a la total
autoridad de su empleador. El pago no se realizaba en dinero sino que en fichas,
que a su vez sólo se podían cobrar en las pulperías de propiedad del empleador”
(El Ciudadano, 2014:1); además, “La Sociedad Puelma Tupper exigió el desalojo
de los “ocupantes” o “usurpadores” de las tierras que les habían sido asignadas
por el gobierno” (Ibíd.), con la consecuente tensión de las fuerzas de orden y las
- 112 -
Una vida de trabajo
- 113 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
Volvamos al relato. Tanto Ríes Padilla como Toribio Guajardo y Marcelino Cabezas,
según Pedro Orellana (2014) habrían ido a pie desde Pemehue hasta Ranquil, en
un trayecto de nueve horas:
[por la ]selva, cordillera, puras fajas no más, después hicieron una faja
más ancha que yo mismo la hice de metro cincuenta, para que pasaron
de a caballo. Antes era faja así no más […] al lado del Lolco, ahí están
los pewenche, en el fundo Lolco, encima en el alto, en las líneas ahí.
Entonces, eso salen más por el lado de Santa Bárbara, salen pa’ bajo, por
el lado que hicieron la represa de Ralco. Por allá pasan en una balsa, en
una lancha pasan para el otro lado, yo pasé también, me venía y salía
- 114 -
Una vida de trabajo
Don Pedro Orellana recuerda que los enfrentamientos en Ranquil fueron “con
todo, con escopeta, cuchillo, machete [y] andaban 150 militares, y carabineros
andaban 40, si andaban poco, si no era grande la pandilla” (Orellana, 2014) y los
sublevados serían alrededor de 200.
El fin de la sublevación se debió a qué llegó más contingente militar para
sofocar la revuelta, además el cambio de bando de algunos ayudó a la fuerza de
gobierno en su misión:
Los derrotados en Ranquil fueron trasladados a Chillán, según don Pedro Orellana,
y no hubo mayor represalia para los que apoyaron la sublevación en Pemehue. Tras
la sofocación de la sublevación en la zona de Ranquil, sus habitantes se dirigieron
a los alrededores para buscar el apoyo para sobrevivir, así llegaron a la Reserva
“tranquilamente, pasaban a pedir ahí cosas de comer, porque se le acabó la comida,
pasaban a pedir, y uno les daba” (Orellana, 2014). Otras familias de Ranquil se
radicaron en la Reserva como “Chofore Cáceres, un gringo, casado con la señora
Carmela Alarcón […] de allá vino Heriberto Sandoval, y don Lorenzo Sandoval, eran
hermanos, se vinieron a vivir acá a Pemehue (Ibíd.). Según don Pedro Orellana,
las experiencias que trajeron los que vivieron los sucesos de Ranquil sirvió a los
habitantes de la Reserva “porque ellos le contaba todo como era la cosa, le decía
a todos lo que era, lo que había pasado, entonces por ahí agarró más valor los
pobladores que llegaron a Pemehue” (Orellana, 2014).
- 115 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
14 Para contextualizar estos trágicos hechos, se recurrirá al Informe de la Comisión Nacional de Verdad
y Reconciliación, conocido popularmente como Informe Rettig, que reeditó La Corporación Nacional de
Reparación y Reconciliación en 1996, y que citaremos en forma abreviada como ICVR.
- 116 -
Una vida de trabajo
ahí, y después los que negaron su firma, que ellos no habían firmado,
que le habían robado la firma, esos se quedaron ahí en el fundo Jauja,
que fueron como 13 familias, y los demás, todos pa’ fuera.
(Carrasco, 2014)
Don Lorenzo refiere que en los fundos existía un tipo de organización sindical, que
desconoce en sus pormenores, pero intuye que su padre habría estado relacionado,
razón por la cual lo desahuciaron de las faenas del fundo Jauja, así lo relata:
- 117 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
Los hechos y acciones represivas en el valle de Pemehue tras el golpe son los
siguientes, y se encuentran extensamente documentados. Desde Regimiento de
los Ángeles, lo que sería posteriormente el Regimiento de Infantería de Montaña
N° 17 (ICVR, 1996), se articula la represión en las zonas cordilleranas. A dicho
regimiento trasladaban a los “detenidos de toda la zona, aprehendidos tanto por
militares como por carabineros. En este recinto fueron frecuentes las ejecuciones
extrajudiciales y el uso de la tortura practicada por personal del SIM, carabineros
y según testimonios verosímiles, por civiles, según los relatos de ex‑presos de ese
recinto” (ICVR, 1996: 339).
Ya en los primeros días de octubre de 1973 se inician las acciones represivas
en el valle de Pemehue
- 118 -
Una vida de trabajo
Los detenidos antes de su ejecución sufrieron variados vejámenes, entre los que
se cuentan las peleas que eran obligados a realizar los detenidos entre sí, para el
deleite de los militares, carabineros y civiles15, para luego atarlos con cuerdas
y alambres, sin comida ni abrigo, en esos trágicos días de octubre en que el frío
arreciaba en la cordillera “cayó agua nieve sobre los techos de teja del potrero donde
los habían puesto. El frío era casi insoportable” (Brevis, 2012: 63).
La comitiva de pólvora y sangre continúo su aciago andar hasta llegar al Fundo
Carmen y Maitenes, apresaron a ocho campesinos, los golpearon e hicieron pelear
entre ellos en la casa Patronal, estos campesinos son:
15 “En la comitiva había siete civiles, en su mayoría dueños de fundo […] que guiaron con precisión a los
uniformados. Un informe de CODEPU señala a los siguientes civiles como responsables de esta acción:
Romualdo Guzmán Saavedra, Francisco José Urrizola, Elías Samuel Arriagada Domínguez, Alberto Raúl
Tirapegui Silva, Héctor Aquiles Guzmán Fritz, Ramón Alvella, Valerio Rico Rodríguez, Rolf During Pohler,
Carlos Lehman Pérez” (Brevis, 2012: 64-65). Y cinco ex - carabineros son procesados por secuestro calificado,
homicidio calificado e inhumación ilegal estos son: “Jorge Maturana Concha, Jacob del Carmen Ortiz
Palma, Juan de Dios Higueras Álvarez, Osvaldo Enrique Díaz Díaz y Héctor Armando Guzmán Saldaña”
(Vega, 2014), y nueve ex- militares son procesados por encubrimiento y co-autoría, estos son “Julio Reyes
Garrido, José Puga Pascua, José Iturriaga Valenzuela, Jaime Muller Áviles, Julio Fuentes Chavarriga, Luis
Palacios Torres, Juan Cares Molina, Juan Carlos Balboa Ortega y Jaime García Zamorano” (Ibíd.).
- 119 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
Este retén funcionaba porque por Pemehue se podía pasar a Argentina, según
Ricardo Pérez pasaban algunas personas con dirección a la frontera, antes del
1973, “se iban pa’llá porque hacían gallá malas aquí. Mataban a otro y se iban,
así era la cosa” (Pérez, 2014), pero la mayoría no alcanzaban a llegar, a la mayoría
los encontraban muertos antes de llegar, morían de hambre según Pérez (2014).
En 1973 refiere Pablo Urrutia que:
- 120 -
Una vida de trabajo
militar, o como sea va a pasar a trajinar para arriba sin pasar a hablar
conmigo”, y eso ayudo fíjese.
(Urrutia, 2014)
Ricardo Pérez relata que salió indemne de la represión estatal “porque no estaba
metido en lo que estaban los otros” (Pérez, 2014), pero si vivió muy asustado,
pues vio a…
todos los que mataron en Pemehue, murieron harta gente, doce, trece
parece que murieron en Pemehue, los demás en el Carmen, ahí al otro
lado [Mulchén]. Eran trabajadores no más, era gente de aquí Albornoz,
Juan Roa.
(Pérez, 2014)
- 121 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
Pedro Orellana recuerda que algunas de las personas fusiladas en Pemehue estaban
sindicalizadas:
yo los conozco a todos los que andaban de Mulchén, los civiles que
andaban, andaban civiles, los conozco con apellido materno […]dueños
de fundo […] don Pancho Grizola y don Ramón Elías […] se arrancó
Pancho Grizola, se arrancó pa’ otros países, cuando ya lo empezaron a
atrincar, se corrieron, y entonces, el otro don Miguel Bocarei, y el otro
del fundo de Santa Leonor [sic] don Enrique Aránguiz […] de Mulchén.
(Orellana, 2014)
- 122 -
Una vida de trabajo
- 123 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
Diuca me contaba, “¿cómo te llamas tu?, fulano de tal, ¿tú?, fulano tal,
¿tú?, Guillermo Albornoz. Así que tú eres Guillermo Albornoz –dice- tal
por cual. Él calladito. ¿De qué partido sos?, no me acuerdo, le dijo. Le
mandaban unos culetazos, ¿de qué partido sos po’ hombre” Socialista.
Así que socialista, ¡así!”. Dicen que después ya se lo sacaron pa’rriba. Yo
a esa hora ya estaba en mi casa, ya me había ido, se disolvió el pelotón,
eran más de la cuatro ya.
(Beltrán, 2014)
llegaron días después del golpe de Estado llegaron allá, venía sacando
las ovejas debajo del camino, un potrerillo, cuando veo yo […] a los
milicos ahí, y la chiquilla más grande “mire –dijo- papi ahí viene harta
gente a caballo”, miré yo. Estaba sacando la oveja del potrerillo, la
nieve estaba así tan alta, entonces venía sacando las ovejas yo, después
me puse a cerrar el paso pa’ irme, me pegan el grito, ya venían al pie
ya, párate ahí me dijeron, me paré yo, “oiga -me dijo- y ¿dónde viví
tú?”, aquí en esta casa que está ahí, “¿y esas ovejas de quien son?”,
mías, pues le dije, vengo a buscarla ahora para encerrarla, entonces me
dijo, “desmóntate -le dijo un teniente a un suboficial-, desmóntense y
averígüeselo, entonces, me dijo, “qué se han portado ustedes después del
11 de septiembre pa’cá, como se portan”, aquí la gente es tranquila le dije,
bien, nada. “¿y tus vecinos como se portan?”, bueno, vecinos antiguos
todos aquí, toda una vida, entonces me dijeron “y se unen ustedes, acá
hacen reuniones”, no le dije, cada uno vive en su casa no más, entonces
me dijo, “!ya!, atríncatelo”, se bajó un teniente, me siguió atrincando
“a mi me vai’ a decir la verdad güeon”, con insolencia altiro, entonces le
dije, yo le estoy diciendo la verdad, ahora si quieren saber más, ustedes
pasaron por la administración de los Guindos, no cierto, “si” me dijo, ahí
dimos cuenta que veníamos pa’cá, mire, mis antecedentes están todo
allá, tengo tantos años aquí le dije yo, ahí esta si he disgustado alguna
vez de los años que tengo con los capataces, con los administradores,
con los contadores, jamás, nunca le dije, si quieren saber más de mi
conducta. Entonces, me pegaron unos palmotazos, patá’s, entonces ahí
- 124 -
Una vida de trabajo
le dijo el otro, un capitán, “oye -le dijo- no le peguí más, no le pegui más,
si el viejo güeón no va a largar ni una cosa”. Y qué quiere que le diga,
le dije, si aquí somos tranquilos.
(Orellana, 2014)
“Sabí lo que te vamos a pedir –me dijeron- una cosa más, que tení que
cooperarnos, cooperar con nosotros”. ¿En qué quieren que le coopere?,
“en comi’a güeon –me dijeron- porque no andamos trayendo”. Tenía
ahí un granero con 80 sacos de trigo […] muchos sacos de harina tenía,
cuatro bolsas de azúcar de a 20 kilos […] de todo había harto, ve que
uno en la cordillera viene a buscar antes que entre el invierno pa’ el año,
tenía de todo, había un cajón grande […] lleno de papa, harta haba, de
todo había, entonces ya, “en comí’a -me dijo- mátate una oveja”, así que
estamos mal le dije, las ovejas no las puedo matar, ustedes ven que están
todas con corderitos chicos, y cómo voy a criar esos corderitos.“Mátate los
chivos”, tampoco, están todas las chivas paridas. Lo que le puedo matar
es el carnero, y el castrón16 lo maté […] ya lo maté, hizo cazuela, asado, y
la pobre señora mía oiga, todo el día trabajando, haciendo tortilla, oiga,
y los güeones comen, comen, y por la ventana llegaban balas, balas, si
parece que era piño loco, disparaban pa’ al mundo, y como había harta
nieve, entraban mojados, corría el agua en el piso, oiga, de la cocina
de la casa, se sacudían ahí los pelotudos, entonces, ya me dijo “puta
se acabo la carne. Ponte de acuerdo con tus vecinos. ¿Tení vecinos que
tienen?”, tengo animales le dije, las vacas están paridas y están flacas.
Los bueyes no los pudo matar, tengo dos, una yunta de bueyes, y cómo
voy a quedar sin bueyes. Ya ponte de acuerdo con tu vecino, me puse de
acuerdo con Pedro Segura, y el finado Juan Ángel, que vivían al ladito
arribita de la casa mía, en los baños. Ésos tenían harto animales, mis
vecinos muy buenos vecinos, siempre yo todas las noches oro por ellos,
16 El castrón “es el cabro, el chivo de las chivas, el castrón, el chivo, el papá que cruza las chivas, ese es el
castrón” (Orellana, 2014).
- 125 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
por la gente buena, entonces ya, llegué y fui a hablar, oiga vecino, “estuvo
bueno que hubiera venido, nosotros sabimos que todo están cobrando en
usted vecino por Dios, no le van a dejar ninguna cosa que comer”. Qué le
vamos hacer, le dije. Entonces, ya, le dije, quieren carne. La hermana era
solterona, y don Pedro Segura solteron también. Y el fianado Juan Ángel
era casado, tenía cinco niñas, entonces “ya –dijo- qué decí Mercedes, nos
ponimos, claro tenimo que ayudar al vecino aquí, le dijo”. Fuimos pa’ el
alto a buscar una vaquilla de cinco años, y nevando, lo que nevaba, oiga,
mojado. La pillamos la vaquilla, la trajimos la vaquilla y la matamos
[…] matamos la vaquilla, y ellos mirando, descuerándola, oiga, pero
mojados, nos corría el agua, porque nevando, y ellos debajo de una
mediagua pa’llá, y nosotros a todo imperio descuerando, entonces el hijo
del finado Juan Ángel, Temisto Segura, el hijo, y el otro se llamaba, Juan
Bautista también, entonces llegan, el chicuelo se entumió, tenía 25 años
el chicuelo, se entumío, “puta no te rinde na’-le dijo- te rinde harto poco
-le dijo, paseándose así- oye pos güeón está sacando la vuelta ahí no
más -le dijo”-. Entonces llega, levanta el pie y le planta una patada en
la boca del estomago, al pobre chicuellelo entonces, “puta -le dijo- y este
el pago que nos están dando”, le dije yo, malazo lo que están haciendo,
porque estamos haciendo el bien, le dije yo, y enseguida ustedes, no se
están portando como personas civilizadas. “¡Ah! también hablaste vo’
–me dijo- me planta el teniente una patada en los compañones, oiga, me
costó seis meses botado en Temuco, pudriéndome vivo […] me reventaron
uno, y así aguante el dolor, y descueramos la vaquilla, después tuve que
hacerle un asado […] entonces fíjese, matábamos esa vaquilla, a mi me
patearon, al otro no duró nada el finado Temisto, ya está debajo tierra el
pobre cabro […] le dieron en la boca del estomago la pata, entonces se
le puso una apostema aquí y pasó a cáncer, que no aguantó na’, quedo
con dos niños chicos.
(Orellana, 2014)
- 126 -
Una vida de trabajo
lo más curioso que tuvo, po’ oiga, que después llegan, andaban trayendo
un libro grande, con tapas verdes, cuando llegan, “bueno, estas cosas
no crea que van a ser dada, estas cosas se las vamos a devolver a usted
–dijo- todo lo que han, la comida que puso usted”, entonces, bueno
dije yo, “van a firmar el libro aquí, porque después van a tenir que ir a
la gobernación, a Los Ángeles, y allá le vamos a devolver estas cosas o
plata, o las cosas”. Yo le decía, no vamos na’ don Juan Ángel, fui yo con
Juan Ángel, y la señora de don Heriberto Sandoval […] entonces, ya, nos
anotaron a nosotros en el libro, yo le decía no vamos, no nos falta que
comer, vamos, si nos van a devolver estas cosas, fuimos pa’ llá, oiga, ¡allá
arriba ir a tontear¡, sacar pasajes, ir a la gobernación de Los Ángeles, allá
entrábamos, había un guardia, “ya –dijo- que gente fulana de tal -habló
pa’ dentro- vienen”, “ya, dile que pasen pa’ cá”, escuchamos nosotros,
pasamos pa’ dentro, ya, estaba un comandante sería, no sé, un capitán,
entonces dijo, “!ah¡ -nos conoció- ustedes son los que vienen –dijo- y
tienen cara de venir”. Oiga, altiro con insolencia. “Hüeones de mierda”.
Así mismo. Bueno, pero si, pa’ qué nos dijo que viniéramos, le dije yo.
El finado Juan Ángel “¿para qué nos hicieron venir entonces?”. “Tiene
cara de venir, salgan pa’ fuera antes que los mate aquí mismo”, oiga,
así mismo. La mensa andá de allá, ir a tontear y gastar esa plata, ir a
tontear allá, nada, oiga, no sacamos nada, no le decía yo.
(Orellana, 2014)
[…] Y a los otros, al otro día los hicieron hacer el hoyo y los mataron,
ahí Carlos Beltrán, el otro murió el Villalobos.
(Urrutia, 2014)
- 127 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
[a] algunos les pegaban, los hacían pelear. A los más flaquito los echaban
a pelear con los más grande’.
(Pérez, 2014)
- 128 -
Una vida de trabajo
los pobre todos adentro de unas bodegas que tenía [en] Pemehue ahí,
al otro lado de la casa mía, ahí los tenían en pelota, oiga, encerrado, sin
comer, los sacaban de ahí, y los llevaban al río ahí, los echaban al agua,
y después para que se calentaran lo hacían pelear con unos milicos que
andaban, ¡qué! los milicos nos les figuraban na’ po’, oiga […] la otra
gente que mataron, los otros treinta que mataron ahí, oiga lo hacían
pelear, lo hacían echar al agua, y los otros hambreaos los pobres cabros,
preso ahí dentro de las bodegas, sin camisa, los hacían pelear después
con los milicos, que los chicuelos allá, los Albornoces oiga, les sacaban
la murienta a los milicos, no figuraban na’, entonces después, “¡ah! son
buenos pa’ pelear”, sacaron hebras de alambre, de fardo, y le amarraron
el brazo, la mano aquí en la pierna, con una mano igual se los arreglaba
a los milicos, después fueron, ¡sos bueno pa’ pelear le dijeron al finado
Alejo Albornoz¡, y va le amarraron esta otra mano, las dos manos, con la
pura cabeza se los acomodaba, y hacía ocho días que estaban encerrado
ahí y con hambre, sin darle ni una cosa […] después va un teniente,
“!ah, sos bueno pa’ pelear¡”, oiga, toma la cuchilla, y le pega aquí en la
paleta, igual que sacársela a un cordero o un animal, oiga […] “¡ay ay!
chucha!”, dijo el pobre don Alejo Albornoz. Una herejía estos perros,
¿¡yo no sé qué sería la idea?!”.
(Orellana, 2014)
Sobre las ejecuciones en Pemehue se relata que fueron llevadas a cabo por civiles
en vendetta, Ricardo Pérez fue testigo ocular:
- 129 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
[vio llegar] unos a caballo, dicen que eran militares, pero después dicen
que no eran na’ militares. De Mulchén eran los ricos que andaban, de
los fundos.
(Pérez, 2014)
17 Ricardo Pérez refiere que la tepa es una arbolito, “después del laurel viene la tepa” (Pérez, 2014).
- 130 -
Una vida de trabajo
A Pedro Orellana aún le conmueve recordar a las personas ejecutadas y los hijos
de éstos que quedaron solos con sus madres, aún más cuando vio cómo fueron
fusilados uno a uno los trabajadores de los fundos: “todos conocidos, nos criamos
juntos, toda una vida, de que tenía conocimiento conocía a los cabros yo” (Orellana,
2014). El lugar donde se llevaron a cabo las ejecuciones sería en el sector Bajo la
Leona, en Pemehue, donde hay un pellín y un manzano. Don Pedro vio los sucesos
al salir sigilosamente de su casa:
me dijeron “tení que lavar los platos” después que comieron, pero yo
pensé que cuando le dijeron, se pararon de la mesa, estaban en la mesa
así, un teniente se mete la mano al bolsillo, y le tira la llave a los otros
militares, le dijo anda sacarlos, le dijo, yo dije entre mi corazón, estaba
lavando la loza, yo pensé menos mal, que los van a largar a estos pobres,
y que po’ los sacaron pa’ el alto, dieron vuelta y lo llevaron pa’ al Bajo
la Leona ahí, entonces yo lavé la loza rápido, y pase el río pa’ este lado,
y ellos se fueron por la orilla, ese lado, yo pase pa’ este lado del río, y
fui al bajo las Mesas que llaman, ahí donde los ricos de las concesiones,
- 131 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
- 132 -
Una vida de trabajo
18 Memorial que recuerda a los campesinos ejecutados en las localidades de Mulchén, El Morro, El Carmen,
Maitenes y Pemehue, iniciativa de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos de Mulchén.
Disponible en http://190.98.219.232/~interac/memoriales/?p=640
- 133 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
era solamente ripio. Hasta las termas [el camino] era malo, malo. Primero
se pavimentó, se asfaltó un tramo hasta Curaco, eso después del 90’ […]
porque los hoyos eran tan grandes, no había como poder avanzar, nadie
decía hagámoslo aquí, hagámoslo acá, ninguna autoridad competente
de la comuna ni de la provincia se pronunciaba
(Fuentealba, 2014)
- 134 -
Una vida de trabajo
Frente a estos variados problemas, un vecino de Amargo, que retornó del norte,
don Heriberto del Carmen Fica Jara
Así don Heriberto Fica Jara fue el primer presidente de la JJVV Reserva Forestal
Malleco, secretario Manuel Fuentealba, como tesorero Javier Vera San Martín,
y directores Rubén Villalobos Sanhueza y Miguel Orellana Mella, esta directiva
duró ocho años.
- 135 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
los empresarios de microbuses, en ese tiempo era los hermanos Sáez, ellos
todas las veces cooperando con sus máquinas para trasladar a la gente,
para ir a tapar hoyos, carretillas, lo que fuera, y comida, y todo lo que
se necesita en el día de una jornada de trabajo, que era comunitaria,
voluntaria. Se iba a Angol, a la Gobernación, se iba a vialidad, se
difundió mucho esta necesidad a través de radio Los Confines de Angol,
justamente nació en esos tiempos radio Voz de la Tierra, a la cual después
se nos otorgo una corresponsalía a nosotros, trabajamos codo a codo
con ella y, de ahí, difundíamos todo lo que sucedía acá, en Temuco lo
mismo, entonces ahí se consiguieron grandes bacheos, una flota de 14,
16 camiones de vialidad, cargadores […] bueno, hoy día podemos ver
de que en pleno invierno que el camino es bueno, a pesar de los hoyitos
que se ven, pero son cositas chiquititas.
(Fuentealba, 2014)
- 136 -
Una vida de trabajo
- 137 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
Epílogo
- 138 -
Una vida de trabajo
En todas las alturas unas vertientes preciosas, en marzo que eran poquitas,
en el invierno eran antes, ahí contemplaba, y me alegraba en mi juventud,
porque todos los bichos, las lagartijas, allegándose a tomar agüita ahí,
las culebras también, y todo bichito, y ahora no hay ninguna cosa.
(Urrutia, 2014)
Post Scriptum
Como últimas palabras, de la historia de los colonos de la Reserva Forestal de Malleco
reconstruida en el presente texto, referir que la historia no es monolítica, es un
hilo sin fin y que hay tantas historias posibles como narradores y desdoblamientos
- 139 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
- 140 -
Una vida de trabajo
Bibliografía
•Bengoa, José (2000): “Historia del Pueblo Mapuche. Siglo XIX y XX”. Editorial
Lom. Santiago de Chile.
- 141 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
- 142 -
Una vida de trabajo
- 143 -
La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco
Archivos
- 144 -
Una vida de trabajo
•Figura 26. Faenas forestales con bueyes en Curacautín primera mitad del siglo
XX. Disponible en Memoria Chilena, Biblioteca Nacional de Chile http://
www.memoriachilena.cl/602/w3-article-77020.html . Accedido en 29/9/2014.
•Figura 28. Efectos del Roce en Bahía Cayutue, Lago Todos los Santos, a
mediados del siglo XX. Disponible en http://www.memoriachilena.cl/602/
w3-article-77027.html
- 145 -