AUTOCONOCIMIENTO: FANTASÍA Y CREATIVIDAD Herramientas para psicoterapia Fantasía...
Fantasía: facultad humana para representar mentalmente sucesos, historias o
imágenes de cosas que no existen en la realidad o que son o fueron reales pero no están presentes.
La Fantasía conlleva una actividad del pensamiento
mucho más libre, que generalmente ignora la realidad. ¿Qué es la fantasía guiada? La fantasía guiada o fantasía dirigida es una herramienta terapéutica por la cual a través de las instrucciones del terapeuta, se dirige la imaginación del paciente hacia una experiencia
El objetivo es experimentar la situación imaginada pudiendo
sentirla y vivirla como si fuera real, lo que nos permite poder trabajar todas las emociones que aparecen en esta. Hallazgos científicos... Tenemos la misma respuesta ante estímulos reales como imaginarios ya que las estructuras mentales y las estructuras físicas se entrelazan con las imágenes mentales que construimos.
La fantasía guiada va desde imaginarse: en un lugar
apacible para meditar, hablando en público para reducir la ansiedad, enfrentar temores y fobias o simplemente dar una vuelta por donde te lleve tu creatividad. Fantasía dirigida y Terapia Gestalt La Fantasía dirigida es una modalidad de intervención típica de la terapia Gestalt.
Consiste en identificar lo que no aceptamos
y Vivirlo, representarlo, darle voz
De esta manera logra integrarse la experiencia
Se hace consciente lo inconsciente
Expresión de sentimientos Propósito: ayudar a darse cuenta de sí mismo y de su existencia en su mundo el acto mismo de dibujar es una potente expresión del yo de los sentimientos Proceso terapéutico: 1. que comparta la experiencia de dibujar: sentimientos sobre la tarea 2. que comente el dibujo, que lo describa a su manera 3. que se fije en fragmentos del cuadro, que describa las figuras, formas, colores, representaciones, objetos, personas... 4. que describa el cuadro como si fuera él, Yo soy este cuadro... Escoger cosas específicas del cuadro e identificarse Entrablar un diálogo entre las dos partes del cuadro Generalmente trabajo primero con lo que es fácil o cómodo para el niño, antes de adentrarme en los lugares más difíciles e incómodos.
A menudo los niños asumen y actúan las características
y descripciones que han recogido de los demás. Mi tarea, entonces, como terapeuta, es ayudar al niño a separarse de estas evaluaciones externas y autoconceptos errados, y ayudarlo a redescubrir su propio ser. Así que cuando trabajo con un niño, un adolescente, o también con un adulto, sé que necesitaremos retroceder y recordar, recuperar, re- novar y reforzar algo que alguna vez tuvo cuando bebé y que ahora parece perdido. A medida que despiertan sus sentidos, que comienza a conocer nuevamente su cuerpo, puede reconocer, aceptar y expresar sus sentimientos perdidos. Aprende que puede hacer elecciones y verbalizar sus deseos, necesidades, pensamientos e ideas. A medida que aprende quién es y lo acepta en su diferenciación con uno, se contactará con usted, y usted lo sabrá. qué logramos? construir el sentido del yo reforzar las funciones de contacto para renovar su propio contacto con sus sentidos, cuerpo, sentimientos y uso de su intelecto. las conductas y síntomas que ha usado para su mal conducida expresión y crecimiento, frecuentemente desaparecen sin que se percate plenamente de que sus comportamientos están cambiando. Su toma de conciencia es redirigida a la percepción sana de sus propias funciones de contacto, su propio organismo, y por ende, a conductas más satisfactorias. Cómo se logra? El fluir de la pintura y la percepción sensual de ésta, así como el goce puro de la actividad, abren al niño a compartir algunos profundos sentimientos, y esto lleva a que hable acerca de algún problema en su vida, lo que a su vez conduce a una discusión sobre sus opciones para resolver tal problema. O puede que no suceda nada de esto. Tal vez pinte con los dedos, en silencio, durante toda la sesión. O puede que rechace como niñería la idea de pintar con los dedos. El terapeuta debe estar estrechamente sintonizado con el niño a medida que reacciona a la actividad, para reconocer el flujo y reflujo de su proceso. El terapeuta tiene que moverse estrechamente con el niño para saber cuándo hablar y cuándo permanecer en silencio.