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QUEMADURAS
GUIA PRACTICA DE TRATAMIENTO
HONDURAS PEDIÁTRICA 6
miembros superiores tienen iguales porcentajes en niños y
adultos. Para cada año de edad se sustrae 1% de la canti-
dad correspondiente a la cabeza y se le agrega a los miem-
bros inferiores. Ejemplo: a la edad de 6 años la cabeza
tiene 13% y cada extremidad inferior 16%.
Quemaduras que afectan un área mayor del 50% de la
superficie corporal son frecuentemente fatales. De acuerdo
con la profundidad sabemos que se clasifican en tres grados:
Grado I (eritema). Grado II (eritemia con flictena). Grado
III (lesiones profundas con destrucción de tejido y que
abarcan hasta la dermis). Generalmente son indoloras.
Primeras 24 horas:
1 ce. sol. coloidal x Kg. peso x % superficie quemada.
1 ce. sol. salina isotónica X Kg. peso X % superficie
quemada.
cc. fluidos de los requerimientos básicos con Sol. Glu-
cosa 5%, según las siguientes equivalencias:
Segundas 24 horas:
Administrar la mitad de las soluciones coloide y salina
del día anterior, más los requerimientos básicos.
Es costumbre tratar las quemaduras que afectan más
del 50% de la superficie corporal como si fueran de 50%,
en cuanto a la administración de fluidos se refiere. La res-
puesta del paciente se juzga (1) por la eliminación urinaria
y gravedad específica; la eliminación urinaria deberá man-
tenerse entre 15 a 40 ce. por hora y la gravedad específica
entre 1.010 y 1.020, el hematócrito lo más cerca de lo normal
posible. Si se presenta descenso de la presión sanguínea y
la eliminación urinaria es menor de 10 ce. por hora, aumente
la administración de coloide (plasma o dextrón). Si la
presión es estable y disminuye la eliminación urinaria a
menos de 10 ce. por hora, aumente la administración de so-
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lución salina. Si la eliminación urinaria comienza a exceder
de 40 ce. por hora, disminuya la administración de fluidos.
Si después de varias horas de haber iniciado la terapia
con fluidos se presenta anuria u oliguria (1), compruebe la
permeabilidad del catéter mediante irrigación (2), practi-
que un test del agua mediante la infusión rápida de sol. glu-
cosa al 5% 500 ce. en 30 minutos, vigilando posibles sínto-
mas de un edema pulmonar; si no hay respuesta, con mu-
cha probabilidad habrá daño renal que deberá manejarse
como tal. Si los requerimientos básicos pueden administar-
se por boca, debe intentarse.
En cuanto al uso de diferentes drogas como parte del
tratamiento general de un paciente con quemaduras, los
analgésicos están indicados, pueden usarse analgésicos po-
tentes, preferentemente inyectados, evitando uso de morfi-
na, por ser depresor del centro respiratorio; puede usarse
demerol, inclusive I.V. Los tranquilizantes podrían ser de
utilidad, pero algunos de ellos tienen un efecto colateral in-
deseable, la lesión hepática. Corticosteroides generalmente
no están indicados, a menos que el paciente presente signos
de insuficiencia corticoadrenal. Los vasopresores no están
indicados.
El tratamiento local debe hacerse según las medidas
convencionales, recordando que las pomadas son de poco
valor y no deben usarse en quemaduras extensas, evitar el
uso de preparaciones a base de bórax, ácido tánico, iodo,
violeta de genciana y antibióticos nefrotóxicos. Hay dos for-
mas de tratamiento: abierto y cerrado; ambos tienen sus
ventajas, pero también inconvenientes. El tratamiento ce-
rrado mantiene la humedad y el calor necesario para favore-
cer el crecimiento de bacterias que ya se encontraban en la
quemadura. El tratamiento abierto evita estos factores de
infección pero favorece la llegada de bacterias del ambiente.
Sobre el particular hay mucho que tratar, pero no se hará
en esta oportunidad, al igual que sobre el tratamiento re-
parativo.
Los requerimientos calóricos del paciente son bastante-
altos, similares a otras condiciones que aumentan el meta-
bolismo. Debe proveerse una cantidad suficiente de proteí-
nas y calorías.
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En resumen, puede decirse que el tratamiento de un
paciente quemado requiere que el médico tenga presente la
forma de manejo y esté atento a las complicaciones que
pueden presentarse. A continuación se da una lista de las
cosas que deben llevarse a cabo desde la llegada del pacien-
te al hospital:
— Primeros auxilios, cubrir las lesiones, analgésicos.
— Si ha pasado mucho tiempo, comenzar a tratar el
shock con plasma; si no hay, use Dextrán; si se
consiguiera el plasma, inicie mientras tanto con Sol-
de glucosa 5% ; use SSI si no hay ninguno de los an
teriores. En cuanto pueda, haga un esquema de tra
tamiento para administrar los fluidos en forma co
rrecta.
— Localice al médico indicado.
— Use gorro y mascarilla.
— Quite las ropas del paciente y evalúe sus quema
duras.
— Obtenga una breve historia, lugar de la quemadura,
dónde, cuándo, cuánto, edad, historia de inmuniza
ción antitetánica, historia de cardiopatía, inhalación
de humo, salud previa, alergia.
— Canalice una vena, muestra sangre para análisis de
laboratorio.
— Catéter vesical.
— Limpie las heridas con agua estéril y jabón muy
suave.
— Quite tejido necrótico y cuerpos extraños con deli
cadeza.
— Haga un esquema del área afectada.
— Recuerde si será importante tomar fotografías.
— Peso o peso estimado.
— Determine si está indicada la traqueotomía.
— Provea oxigenación adecuada.
— Inmunización antitetánica.
— Escriba las siguientes órdenes:
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1.—Nada por boca inicialmente.
2.—Hacer cuadro de ingestas y excretas.
3.—Presión arterial, pulso, medir orina horaria.
4.—Penicilina.
5.—Complejo vitamínico B, vitamina C
6.—No narcóticos.
7.—Barbitúricos y tranquilizantes según criterio
médico.
8.—Evitar el uso de morfina, ya que estimula la
hormona antidiurética que produce retenciones
abundantes de líquidos,
9.—Intubación nasogástrica si se presentan vómi-
tos.
10.—Estar atento a si se presenta dilatación gástrica.
11.—Cultivo de la quemadura investigando gérmenes
patógenos.
12.—Vigilancia estricta.
13.—Escriba los fluidos a administrar de acuerdo
con los cálculos.
INTRODUCCIÓN
Al exponer el presente trabajo sobre Quemaduras en
Niños, lo estamos haciendo para demostrar los daños y
gastos que como problema social representa el tema en re-
ferencia. La prevalencia de daños debidos a quemaduras
puede reconocerse cuando se demuestra que cerca de 8.000
personas en Estados Unidos de Norte América y un estima-
do de 60.000 en el mundo, mueren cada año por esta causa.
Estas cifras se vuelven insignificantes, cuando se comparan
con los cientos de gentes hospitalizadas, debido a este tipo
de daño y que sufren varios grados de desfiguración cada
año.
Cuando uno calcula el asombroso número de horas de
trabajo perdidas por la industria, el número de camas re-
queridas y las horas de cuidado médico y de enfermería que
se necesitan, es asombroso ver que se han adoptado tan
pocas medidas preventivas.
HONDURAS PEDIÁTRICA /5
No está dentro de nuestras posibilidades la solución del
problema, pero sí nos cabe plantear medidas preventivas,
tratar de sensibilizar a nuestras autoridades superiores para
adoptar algunas medidas educativas, enseñando a nuestro
pueblo en general los cuidados especiales que requiere un
niño, mejoramiento de las condiciones económicas, ambien-
tales e higiénicas de un adecuado tratamiento, para así
lograr algo positivo con este trabajo.
CUADRO Nº 1
QUEMADURAS SEGÚN EDAD Y SEXO DE
LOS PACIENTES
SERVICIO DE PEDIATRÍA. — HOSPITAL GENERAL Y
ASILO DE INVÁLIDOS
TEGUCIGALPA, D. C, HONDURAS, C. A. — 1968
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que le corresponderá el 57.1% con un total de 44 casos;
pero debe hacerse notal que en este grupo se encuentran
niños desde 5 hasta 14 años, lo que da un amplio rango de
9 años, el triple del anterior. Antes del año de edad son muy
raros los casos de quemaduras.
En el cuadro y graneo Nº 2, puede verse una relación
entre el grado, porcentaje de extensión, número de casos y
las complicaciones de las quemaduras en estudio. Aprecia-
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mos que un 63.9% de los casos no tuvo ninguna complica-
ción. El resto, un 36.1%, está dividido en sinequias, la com-
plicación más frecuente, con 11.5%, seguida de cerca por
muerte en 10.4%, lo que da una totalidad bastante elevada.
Se aprecia, además, que la muerte se presenta en casos de
quemaduras de 2? grado 5 casos y de 3er. grado 4 casos,,
para hacer un total de 9 pacientes muertos: 10.4% del total
de 86 niños quemados. Además, la muerte se presenta cuan-
do el porcentaje de extensión de la quemadura llega al 16%.
Podríamos considerar este porcentaje como la frontera ante
la cual debemos estar alerta para evitar la muerte de un
niño quemado.
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GRÁFICO Nº 2
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Otros factores etiológicos de menor importancia en cuanto a
frecuencia, lo constituyen: las brasas, gasolina, velas y electricidad,
que constituyen un 8.1%, los cuales, si fueran representados en un
gráfico, nos darían lo siguiente:
que nos representa un 51.1% para los diferentes materiales ígneos que
hemos incluido dentro del grupo y 48.9% para los líquidos hirvientes.
En este cuadro es también apreciable la relación entre niños
quemados procedentes de zonas rurales y de zonas urbanas, lo que nos
proporciona la cifra de 42 y 44 casos, respectivamente, lo que nos da
48,84 y 51.18%, respectivamente, que gráficamente viene a ser:
CONCLUSIONES
1.—En lo que respecta al sexo, el mismo no tiene mayor
importancia y la pequeña predominancia del sexo femenino
sobre el masculino puede explicarse fácilmente o tentativa-
mente por la mayor cantidad de niñas que nacen en relación
con los varones, puesto que la actividad e inquietud que
desarrollan es igual para ambos sexos; aunque sí podría-
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mos evocar el supuesto hecho de la mayor fortaleza de los
varones, lo cual en la infancia no es del todo cierto.
2.—En cuanto a la edad, la notable predominancia de
las edades de 0-4 años nos viene a demostrar que las mis-
mas ocurren por descuido de los padres, la irresponsabili-
dad de los mismos en algunos casos; el exceso de trabajo
en familias sumamente numerosas; el hecho de que la
madre tenga que dejar a su pequeño al cuidado de la her-
manita mayor, mientras ella vende en el mercado o por las
calles y el padre permanece en su trabajo, esto nos viene a
evocar nuevamente el problema socio-económico, las condi-
ciones infra-humanas en que vive nuestra clase pobre. El
hecho de que existan pequeñas quemadas entre el nacimiento
y el año de edad, nos hace pensar en la irresponsabilidad de
los padres, en la falta de educación de los mismos, puesto
que a esta edad el niño aún no puede ni siquiera caminar.
Ahora, ya entre el año de edad y los 4 años, es una de las
épocas de mayor actividad en el niño, cuando el mismo em-
pieza a caminar, se despierta su curiosidad y todo lo quiere
tocar, puesto que es edad de gran aprendizaje, el niño se
acerca y toca para conocer, entre más atractivo y luminoso
o brillante se presenta un objeto, más rápidamente irá hacia
él o es el caso de un fogón, una vela o una tetera que des-
prende humo, las brasas, un candil. En otro caso puya con
un clavo o mete el dedo en un toma corriente. Así es que
ésta es una edad que exige un cuidado muy especial del
niño por parte de los padres; y es aquí en donde a veces se
falla, por cuanto la mayoría de nuestra gente tiene demasia-
do en qué entretenerse y descuida los niños; en otras oca-
siones es verdaderamente falta de responsabilidad y descui-
do; no existe una sólida enseñanza. Por lo tanto, es lamen-
table que más del 90% de las quemaduras ocurran por des-
cuido de los padres,
3.—Relacionando el porcentaje y grado de extensión,
veremos que esto es muy variable y depende de la clase de
material con que se quema el niño. Sin embargo, hay una
observación que puede hacerse en lo que respecta al grado,
puesto que en nuestro trabajo predominan los grados II y
III; pero la verdad es que existe una proporción bastante
alta de quemaduras G. I. que no ameritan hospitalización y
muchas otras que no llegan al hospital. Y es así como en
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nuestro trabajo hay 50 niños con quemaduras G.II, 23 con
quemaduras G.III, 7 no consignados, los cuales debemos
aclarar que llegaron al hospital, no por quemadura en sí, sino
por las secuelas de los mismos, en este caso sinequias de
diversa localización. Y nos encontramos sólo con 6 quema-
dos G.I, pero la verdad es que muchas quemaduras G.I no
ameritan hospitalización y las mismas dependerán, por su-
puesto, del porcentaje de extensión.
4. —La gravedad de una quemadura y la trascendencia
social que tiene puede advertirse cuando nos encontramos
que en nuestro estudio, con sólo 86 casos, existen 11.5% de
sinequias por quemadura y 10.4% muertos por complica-
ciones inmediatas, que están incluidos dentro de un 36.1%
de quemados que sufrieron diversas complicaciones.
Muchos de estos pacientes quedan imposibilitados por el
resto de sus días; otros quedan desfigurados y con grandes
problemas sicológicos difíciles de resolver, lo cual los
imposibilita para un buen desenvolvimiento en la sociedad
constituyendo a la larga, un problema, una carga social.
5.—Observamos que en nuestro trabajo, lo que coincide
con otros autores, es el hecho de que la muerte se presenta
sólo con las quemaduras II y III, y cuando el porcentaje
de extensión es mayor de 16%, que en nuestro trabajo es
la cifra límite inferior. Según otros autores, la muerte con
quemaduras de II ocurre con porcentaje mayor de 50%
del área corporal. La mayor mortalidad es con las quenia-
duras de G.III y las secuelas son más frecuentes con las
mismas, así como sucedió en nuestro trabajo, pues de un
total de 20, hubo 4 muertes; en cambio, con las quemaduras
de G.II, para 50 casos hubo 5 muertes. La causa más fre-
cuente de muerte es la infección sobreagregada en los mis-
mos, lo que conlleva a septicemia y muerte. Se desconoce
agente etiológico predominante, puesto que no se hicieron
los estudios correspondientes para encontrarlos; pero revi-
sando algunos autores, ellos han encontrado que en un gran
porcentaje de los casos el agente responsable es la Speudo-
mona Aerugínosa.
6.—En nuestro estudio, la cifra de 63.9%, sin compli-
caciones, parece favorable; sin embargo, no debemos olvi-
dar que muchos de estos pacientes fueron despachados a
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sus casas cuando ya había pasado la fase principal, y no
conocemos su evolución posterior. Esto nos podría aumen-
tar la cifra de complicaciones o, mejor dicho, secuelas de
los mismos, lo que ahondaría aún más el problema.
7.—Constituyendo los líquidos hirvientes el factor etio-
lógico principal, 48.9%, esto nos viene a corroborar lo que
habíamos dicho sobre el descuido, la irresponsabilidad y
falta de educación de los padres.
Ahora bien, el hecho de que el candil y el fogón tengan
un buen porcentaje (19.8 y 9.3%, respectivamente), nos ad-
vierte del gran problema socio-económico, nos toca lo prin-
cipal, puesto que en un cuadro posterior nos encontramos
con que la cifra de pacientes de la zona rural es 48.84% y
la zona urbana 37.15%, y además las quemaduras por elec-
tricidad nos representan sólo un 1.2% (2 casos); o sea que
en las zonas urbanas la clase pobre vive en igualdad de con-
diciones o peor que en las zonas rurales, puesto que debe-
mos suponer que las personas que viven en zonas urbanas
han alcanzado la civilización, lo máximo en nuestro medio.
Pero, ¿qué sucede? En los barrios aledaños a nuestra capi-
tal, los suburbios, no conocen la luz eléctrica y se alumbran
con candil o con velas y en un descuido de la madre un
candil se cae, se quiebra, se derrama sobre o al lado del pe-
queño y el kerosene de inmediato hace una llama mayor.
Lo mismo puede suceder cuando el niño juega con una vela
encendida o candil, se enciende la sábana o la cortina y te-
nemos un incendio, tan frecuentes en las cuarterías de Te-
gucigalpa. Además, como no se conocen las estufas de ke-
rosene, es el fogón el elemento indispensable. Muchas veces
no hay ni siquiera fogón y solamente se recogen tres o cua-
tro piedras grandes que se colocan en el suelo y forman un
fogón, ambas cosas de fácil acceso al niño, ya sea que mete
las manos en el fuego o en su defecto en un caldero con
maíz hirviente, agua, leche o café hirviente, o caen en
ambas cosas a la vez.
8.—Si viéramos las cosas con un sentido más amplio y
futurista, podríamos observar que con la cantidad de dinero
invertida en el cuidado y curación de estos niños quemados,
con el dinero que posteriormente se perderá con las secue-
las de los mismos, que viene a dejar al paciente en im-
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posibilidad de trabajar, se podrían electrificar algunos de
los barrios pobres de nuestra capital, para empezar, y solu-
cionaríamos así un problema por lo menos, como ser el de!
candil, la vela. Posteriormente se puede extender a la zona
rural.
Es asombroso que el gasto efectuado en el cuidado da
estos 86 niños nos dé la cifra de L. 151.400. Con el mismo
pudo haberse electrificado algunos barrios aledaños de Te-
gucigalpa.
SUMMARY
During the period 1966 to 1968, 86 cases of bumed chil-
dren admited at the San Felipe Hospital have been studied,
in the o to 14 years age group. The ratio in females is sligh-
tly raised. More burns occured in the age 1 to 4 years with
a 44.29-6.
A 36.1% showed complications due to synichia. The
mortality in burns was 16%. A great number of severo
cases showed malnutrition also. The second degrce burns
occupy the fírst place; above all were the hot liquids or
scald burns, its etiology is under study.
These children required many days of hospitalization,
causing a large sum of money for their treatment and has
to be taken in consideration the socio-economical and cul-
tural problem among our people.
BLBLIOGRAFIA
1.—Baxter, Hamilton: Daños debidos a agentes físicos, trauma tér-
mico de irradiación, eléctrico y químico.
2.—Chamberlain, Welch, Morse: The Management of Burns in ChÜ-
dren Published by CIBA Pharmaceutical Products, Inc., N. J.
3.—Dietz: Experiencias con Bepanthene en las quemaduras de los
niños. Revista Colombiana de Pediatría y Puericultura. Bogotá,
diciembre de 1967, N" 6.
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Heraldo Pediátrico, septiembre, octubre 68. Vol. 5, N" 5.
5.—Manual Pediátrico Mead Johnson: Lesiones producidas por el
calor.
6.—Nelson, Waldo: Tratado de Pediatría. Quemaduras.
7.—Quemaduras. Tratamiento Inicial. Material proporcionado por el
Dr. Carlos Delgado.
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