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20 LA PROVIDENCIA

 
En Rhode Island hay una ciudad importante llamada Providence ("Providencia" en
castellano). Este nombre tiene algo de extraordinario. El nombre de la ciudad
hace que nos demos cuenta del abismo que separa el pensamiento de nuestra
sociedad actual del pensamiento de las generaciones pasadas. ¿A quién hoy día
se le ocurriría llamar a una ciudad "Providencia"? La palabra de por sí suena
pasada de moda y arcaica.
 
Cuando leo los escritos de los cristianos de siglos pasados me llama la atención
la multitud de referencias a la providencia de Dios. Parece ser como si antes del
advenimiento del siglo veinte los cristianos sintonizaban más con la providencia
de Dios en sus vidas que lo que sucede ahora. El espíritu del naturalismo que
entiende que todos los acontecimientos en la naturaleza están gobernados por
fuerzas naturales ha hecho su impacto sobre nuestra generación.
 
La raíz del significado de la palabra providencia es "prever o ver de antemano", o
"proveer". La palabra, como tal, no transmite el significado profundo de la doctrina
de la providencia. La doctrina implica mucho más que el hecho de que Dios sea
un espectador de los acontecimientos humanos. Conlleva más que una simple
referencia a su previo conocimiento.
 
Los ministros de Westminster en el siglo diecisiete definieron la providencia de la
siguiente manera:
 
Dios, el gran Creador de todas las cosas, sostiene, dirige, dispone y gobierna a
todas las criaturas, acciones, y cosas, desde la más grande hasta la más
pequeña, por su más sabia y santa providencia, de acuerdo con su previo
conocimiento infalible, y el libre e inmutable consejo de su propia voluntad, para
la alabanza de la gloria de su sabiduría, su poder, su justicia, su bondad y su
misericordia'.
 
Dios también sostiene lo que crea. El universo no solo depende de Dios para su
origen, depende de Dios para continuar existiendo. El universo no puede ni existir
ni operar por su propio poder. Dios tiene todo en su poder. Es en Él que vivimos,
nos movemos y somos.
 
El punto central de la doctrina de la providencia es la importancia otorgada al
gobierno de Dios sobre el universo. El gobierna a su creación con absoluta
soberanía y autoridad. Gobierna todo lo que acontece, desde lo más importante
hasta lo más insignificante. No sucede nada que esté fuera del alcance de su
gobierno providencial soberano. Él hace que caiga la lluvia ~ que brille el sol. Él
hace que surjan los reinos y los hace caer. El tiene contados los cabellos sobre
nuestras cabezas y los días de nuestra vida.
 
Hay una diferencia crucial entre la providencia de Dios y el destino, la fatalidad o
la fortuna. La clave de esta diferencia la encontramos en el carácter personal de
Dios. El destino es ciego, mientras que Dios todo lo ve. La fatalidad es
impersonal, mientras que Dios es un Padre. La fortuna no tiene voz,
mientras que Dios puede hablar. No hay fuerzas impersonales y ciegas
actúan en la historia de la humanidad. Todo acontece por la mano invisible de
la Providencia.
 
En un universo gobernado por Dios no hay lugar para acontecimientos fortuitos.
La casualidad no existe. La probabilidad es solo una palabra que utilizamos
para describir las posibilidades matemáticas. Pero ni la casualidad ni la
probabilidad intrínsecamente tienen ningún poder porque no son. La casualidad
no es una entidad capaz de influenciar la realidad. La casualidad no es algo.
Es nada. .
 
Otro aspecto de la providencia es llamado la concurrencia. La concurrencia se
refiere a las acciones co-extensivas de Dios y los seres humanos. Somos
criaturas con nuestra propia voluntad. Podemos provocar acontecimientos. Sin
embargo, el poder cual que ejercemos es secundario.  La providencia soberana
de los trasciende nuestras acciones. El cumple su voluntad a través de las
acciones de las voluntades humanas, sin violar la libertad de dichas voluntades
humanas. El ejemplo más claro de concurrencia que encontramos en la Escritura
es el caso de José y sus hermanos. Aunque los hermanos de José incurrieron en
una culpa verdadera por haber traicionado a su hermano, la providencia de Dios
seguía actuando a través de su pecado. José le dijo a sus hermanos: "Vosotros
pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos
hoy, para mantener en vida a mucho pueblo" (Gen. 50:20).
 
La providencia redentora de Dios puede obrar incluso a través de las acciones
más diabólicas. La ofensa más grande jamás cometida por un ser humano fue la
traición de Cristo por Judas. Sin embargo, la muerte de Cristo no fue un accidente
histórico. Estaba en concordancia con el consejo determinado de Dios. El acto
malvado de Judas hizo que sucediera lo mejor que haya sucedido en la historia,
la Expiación. No es ninguna casualidad que ese día sea conocido históricamente
como el Viernes "Santo".
 
Resumen
1. Hoy en día no se cree generalmente en el concepto de la providencia divina.
2. La providencia implica la obra de Dios para sostener a su creación.
3. La providencia se refiere principalmente al gobierno de Dios sobre la creación.
4. A la luz de la providencia divina no hay cabida para fuerzas impersonales como
el destino, la fatalidad o la casualidad.
5. La providencia implica la concurrencia por medio de la cual Dios obra su divina
voluntad a través de la voluntad de sus criaturas.

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