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ANÁLISIS
1. Resumen
Nacido como Juan de Yepes Álvarez, San Juan de la Cruz (Fontiveros, Ávila, 1542 –
Úbeda, Jaén, 1591) es uno de los más altos poetas en lengua castellana. Su poesía se
adscribe a la literatura renacentista religiosa, en la vertiente de la mística. El Cántico
espiritual se compuso en los años 1577 y sucesivos, incluso durante su reclusión en
prisión por parte de sus compañeros de la Orden Carmelita contraria a su postura
reformista.
El sujeto lírico narra una aventura amorosa de naturaleza espiritual: una escapada
de su casa, en una “noche oscura”, para encontrarse con el Amado (la mayúscula
indica la individualización de ese ser, que es Dios); este marco temporal es clave para
entender el poema; implica sigilo, secreto y furtivismo; lo que hizo no estaba bien
visto por los demás. La Amada se aleja sigilosamente cuando su casa ya estaba en
silencio. Esta entidad femenina es el alma del sujeto lírico, que va en procura de su
Amado, pues está “en amores inflamada”. Lo que busca es su felicidad suprema, que
expresa, a modo de estribillo, en el verso tres de varias estrofas: “¡oh dichosa
ventura!”.
En la tercera estrofa se insiste en que la huida fue en plena noche, sin testigos, sin
luz; no hacía falta porque su pasión era suficiente para guiarse en la penumbra. En
la cuarta estrofa insiste en que esa luz interior, amorosa, lucía más que la del día, y
la guiaba derecha a donde estaba el Amado. La quinta estrofa es de naturaleza
exaltada; alaba la noche por guiarla y por propiciar la unión y la transformación de
los amantes.
3. Apartados temáticos
-Una primera parte ocupa las cuatro primeras estrofas (vv. 1-20): narra la fuga de la
casa a hurtadillas y las circunstancias de su camino de huida.
-La segunda parte coincide con la quinta estrofa (vv. 21-25): posee un tono
exclamativo; es un agradecimiento a la noche por haber sido cómplice y guía en su
camino de encuentro con el amado.
-La tercera y última parte ocupa las estrofas sexta a octava (vv. 26-30). En ella se
detalle cómo ha sido el encuentro amoroso espiritual y se expresan circunstancias
sensitivas de esa unión dichosa. El grado de felicidad es tal que la Amada se olvida
de todos sus cuidados o preocupaciones.
El poema está compuesto por cuarenta versos, agrupados en ocho estrofas. En cada
estrofa hallamos la estructura: 7a, 11B, 7a, 7b, 11B; la rima es consonante. Esta
combinación de versos forma la estrofa conocida como lira; procede de la poesía
italiana; el primer poeta en emplearla en la poesía española, de modo magistral, fue
Garcilaso de la Vega, referido a temas profanos. Como podemos ver, estamos en el
Renacimiento; en el siglo XVI se produjeron grandes novedades en la poesía italiana,
sometida a un fuerte influjo de la italiana. San Juan de la Cruz la adoptó para la
expresión de la espiritualidad más elevada.
5. Comentario estilístico
La cuarta estrofa ratifica que la luza amorosa que surge del corazón es más potente
que “la luz del mediodía” (v. 17); el símil nos permite comprender que la intensidad
del amor es inconmensurable. A la Amada la espera alguien del que no se dice el
nombre, pues se utiliza un circunloquio (“quien yo bien me sabía”, v. 19); aumenta
la intriga del lector, que se pregunta quién será ese amante concertado con la Amada.
Han quedado en un lugar apartado e inaccesible para los demás, pues “nadie” puede
llegar allí.
La quinta estrofa se abre con una doble exclamación retórica en la que ensalza a la
noche; está personificada, pues se ha encargado de guiar el alma hacia el Amado. El
epíteto “amable”, en una estructura comparativa, refuerza la complicidad establecida
entre la Amada y la noche. De nuevo la paradoja de que la oscuridad es más deseada
que la “alborada” nos recuerda la importancia de la noche en la significación del
poema, subrayada con la anáfora y el paralelismo (vv. 21-23) de los tres primeros
versos de la estrofa. Se crea en los dos últimos versos un quiasmo muy hermoso y
significativo entre Amado y Amada, unidos ambos elementos a través de dos verbos
especialmente expresivos: “juntar” y “transformar”. La fusión entre ambos ha sido
total y perfecta. Esta quinta estrofa constituye, pues, el núcleo semántico del poema.
6. Contextualización
San Juan de la Cruz (Fontiveros, Ávila, 1542 – Úbeda, Jaén, 1591) representa una de
las cimas de la litertatura española; sin duda, es el más sublime poeta místico en
lengua española. Sus tres obras poéticas más importantes son Cántico
espiritual, Llama de amor viva y Noche oscura del alma, que es la que ahora estamos
analizando. Completó los textos en verso con unos Comentarios al Cántico
espiritual, de naturaleza más didáctica y explicativa. Su prosa tersa, precisa y
expresiva mantienen un alto nivel en todo momento.
En su corta vida, San Juan de la Cruz hubo de lidiar con situaciones feas y
complicadas a causa de las reformas religiosas en su orden carmelita. Sin embargo,
supo cultivar con increíble acierto su talento poético, movido por sus experiencias
espirituales, de orden superior.
7. Interpretación
El poema Noche oscura del alma desea ser la expresión de un viaje espiritual con un
final dichoso. El sujeto lírico se transporta, casi lo vemos físicamente, a otra
dimensión del conocimiento y escala por regiones desconocidas en la procura de la
divinidad, para fusionarse en su interior. Lo logra, en efecto, y eso provoca un éxtasis
o arrobamiento, con la conciencia desconectada, donde la dicha es lo único que
existe.
Como ya dijimos en otro lugar a propósito del cántico espiritual, Según la teoría
mística, existen tres fases en el camino de la fusión espiritual: la purgativa, la
iluminativa y la unitiva; desde el desprendimiento de las pasiones humanas hasta la
desnudez total para alcanzar la disolución con Dios, el hombre recorre un camino de
desprendimiento y concentración en lo esencial. No es una senda física, sino
espiritual. En los momentos intermedios, el alma pasa por una “noche obscura”,
como un flotar a ciegas, sin asideros de ningún tipo, hasta alcanzar el reparo de Dios
mismo, en cuya esencia se diluye. En un famoso mapa alegórico de esa experiencia
–fácilmente accesible en internet, a lo que exhortamos–, San Juan escribió que, en
esos territorios, no había ni pasaba “nada”, vocablo repetido en varias ocasiones. Es
este camino de fusión espiritual es el que San Juan nos presenta literariamente en
el Cántico espiritual (1584).
San Juan de la Cruz utiliza una serie de símbolos básicos que transfiguran
completamente la poesía profana: el amado es Dios; la amada es el poeta o el místico;
el amor es la fusión de ésta en la naturaleza sublime de Él; la búsqueda de ella,
disfrazada de pastora o cualquier otra convención, se identifica con la búsqueda
espiritual y el camino místico de las tres fases antes mencionado. Estamos, pues,
ante un itinerario físico, de una pastora que, atravesando montes, “fuertes y
fronteras”, busca a su amado; luego viene el itinerario amoroso: es tal la pasión
encendida en su interior que lo deja todo para buscar a su amado; el tercer itinerario
es el espiritual o religioso, verdadera piedra angular de todo el edificio teológico-
literario.
8. Valoración
Este bellísimo poema nos presenta la experiencia espiritual más sublime que un
alma puede sentir. San Juan de la Cruz compone un texto bajo las convenciones
literarias de la época; se apropia de su lenguaje para transmitir una experiencia
superior, divina e inefable. Aquí radica la gran belleza y el asombroso hallazgo de
nuestro poeta místico. Con palabras propias de la convención poética de su tiempo,
nos acerca al inteior de su alma en su fusión con la divinidad.