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UNIVERSIDAD NACIONAL DEL LITORAL

FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS

SOCIOLOGIA DE LA EDUCACION

Trabajo practico N° 1

Fecha de entrega: 21 de abril

Carrera

Profesorado y Licenciatura en Historia

Equipo de cátedra

Mg/Prof. Titular Susana Valentinuz

JTP Mg/Prof. Odetti, Cecilia

Auxiliar Prof. Lorena Romero

Alumnos

Nahuel Rodríguez

José Gabriel del R. Pautasso

Año Académico: 2022


1. En “Para una sociología de la vida cotidiana”, Josep Vicent Marqués reflexiona sobre
la vida rutinaria, cotidiana y natural de cada uno de nosotros ¿Natural? Marqués discute
este concepto, ya que, según plantea, lo que concebimos como natural puede ser diferente
en otra sociedad, no sólo en el tiempo, sino también desde el punto de vista tecnológico
y cosmovisional.

Marqués comienza hablando de la rutina del señor Josep Timoneda Martínez, en el seno
de una sociedad capitalista predominantemente masculina, urbana, contextualizado en la
etapa del capitalismo denominada sociedad de consumo, dependiente culturalmente de
los medios de comunicación que sirven a los intereses del imperialismo. De esta forma,
Timoneda no sería sino un varón, que desempeña el rol de cabeza de familia, asalariado,
casado con una mujer que cocina y que cuida de la ropa y de sus hijos (en otras palabras,
una ama de casa), y que cuando prenda el televisor, se reproduzcan más que ninguna otra
cosa, telefilmes norteamericanos.

A nuestros ojos esto suena normal, muy normal, señala Marqués. Pero, utilizando la
imaginación sociológica, tenemos que tomar distancia del caso “normal” y de nuestras
vidas cotidianas. La imaginación sociológica, plantea Mills, es una forma de pensamiento
que complejiza la realidad social, y que nos permite, mediante la “desfamiliarización de
lo familiar”, tomar la distancia suficiente de nuestras experiencias cotidianas, y así,
diferenciar los problemas personales de los sociales, y a los individuos comprender
nuestra propia existencia y localizarse en nuestra época

A cualquiera de nosotros, después de haberlo vivido los años de la pandemia y el


confinamiento obligatorio a causa del COVID-19, puede parecernos de lo más normal,
puesto que, luego de un cierto tiempo de incertidumbre, aprendimos a convivir con la
pandemia. Protocolos, barbijos y distancias marcaron nuestra cotidianeidad de una
manera tan brusca y repentina que terminamos acostumbrándonos a ello casi sin darnos
cuenta.

Hace 10 años para muchos de nosotros, una pandemia, un confinamiento, una virtualidad,
que duró casi dos años (para algunos menos; otros siguen viviendo sus secuelas), era algo
totalmente impensado.

Y si bien, lentamente transitamos hacia una “nueva normalidad” (una nueva imposición
de lo que sería normal a partir de ahora), la pandemia introdujo en nuestras vidas una
forma de vivir diferente, que atacó nuestra concepción de vida normal, de cotidianeidad
normal.

Ver a padres haciendo de maestros en sus casas, debido al cierre temporario de las
escuelas; ver a hombres y mujeres trabajando en sus casas (tele-trabajo), compartiendo la
rutina y las tareas hogareñas; ver una fuerte disminución de las reuniones e interacciones
sociales directas, reemplazadas por un uso intensivo y extensivo de las redes sociales y
de las reuniones virtuales (que sin duda afectó la forma de los niños y niñas de
sociabilizar); ver como, las pocas veces que las personas se reunían e interactuaban entre
sí (y la mayoría de las veces por necesidad de comprar productos de subsistencia) lo
hacían con una sequedad y desconfianza nunca antes vistas; etc. Un virus mortal para los
seres humanos hizo que muchos dejen de comportarse como personas. La pandemia
trastocó los fundamentos de nuestro estilo de vida “normal” y “natural”; y durante mucho
tiempo vivimos formas de vivir diferentes.

No es necesario que alguien como Marqués escriba otro libro como el suyo para aprender
a desnaturalizar nuestras formas de vida… con una crónica de la pandemia, creo que más
de uno hemos tenido suficiente.

2. Por lo desarrollado en la consigna anterior sostenemos que la imaginación sociológica


puede hacer aportes valiosos a la vida cotidiana en general; y más aún a la formación
docente en particular.

En primer lugar aporta una mirada más alejada de lo rutinario, reestructurando nuestras
perspectivas de una forma más compleja y amplia, y permitiendo el cuestionamiento de
nuestros usos más cotidianos, volviéndonos conscientes de nuestro rol concreto como
sujetos en determinado contexto histórico, a partir de la experiencia.

Por otra parte, permite tener una comprensión más profunda de la situación personal,
concretamente como docente, y de la situación de los colegas y alumnos inmersos en su
contexto social

3) La sociología de la educación es una ciencia que estudia el rol que cumple la educación,
como espacio de socialización, de transmisión del conocimiento, donde encontramos
sujetos como el docente y educando. Este fenómeno social, como lo es la educación, no
puede ser analizado separado del conjunto de la sociedad y del momento histórico
correspondiente. Se utilizan para su abordaje conceptos claves como son “sociedad”,
“sujeto” y “cambio social”. se propone brindar algunas herramientas teóricas
fundamentales que nos facilitarán el tratamiento de las problemáticas cómo se vincula el
sujeto con la sociedad, el rol de las instituciones y de la escuela en particular, la acción
del estado en el diseño e implementación de las políticas educativas, los procesos
institucionales, los conflictos y contradicciones de las prácticas diarias, la intervención de
los distintos actores en la vida cotidiana escolar. Además, si la educación es un proceso
de formación equivale a decir que es un proceso de transformación que deberá contener
un debate acerca de qué tipo de hombre y de mujer, para qué sociedad estamos formando

Además, la autora, dice Leandriani desafíos que nos respecto de la educación escolar:

● No será suficiente con defender con remitirnos a los procesos de poder y de


manipulación ideológica, sino que es preciso retomar el conocimiento como
herramienta política.
● Repensar las categorías sociológicas no quiere decir abandonar el pensamiento
crítico, es decir, convenciendo a los alumnos en la inculcación de categorías
teóricas, ya que, según la autora, nos olvidamos de ellos (los alumnos).
● La producción de saberes no solo como su reconstrucción. En el ámbito
universitario será preciso según la autora en primer lugar, establecer nuevos
criterios estratégicos de selección de contenidos. En segundo lugar, repensar la
relación de la cátedra con las escuelas, los docentes, gremios. En tercer lugar,
transformar la práctica académica universitaria en objeto de análisis. Luego, en
cuarto lugar, reforzar la imaginación para sortear la dificultad de comunicación
con los jóvenes y, por último, traspasar límites tradicionales de la sociología de la
educación.

Bibliografía:

Giddens, Anthony. “¿Qué es la sociología?” (Cap.1) En: Sociología. Edit. Alianza.


Madrid. 1998.

Landreani, N. (1996) “La sociología de la educación y las utopías”. Ponencia del 3°


Encuentro de Cátedra de Sociología de la educación de Universidades Nacionales. Agosto
UNJ.

Landreani, Nélida (2002). “Sociedad y educación” Ciclo Licenciatura en Gestión. FHUC.

Mills, Wright. Prólogo y Cap. 1 “La promesa”, En: La Imaginación Sociológica. Fondo
de Cultura Económica. 1961.

Tadeu da Silva (1995) “La sociología de la educación: entre el funcionalismo y el


posmodernismo” (cap. 1) En Escuela, Conocimiento y Curriculum. Ensayos críticos.
Miño y Davila.

Marqués, Josep Vicent (1982) “No es natural. Para una sociologia de la vida cotidiana".
Cap. 1.

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