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COLEGIO PUREZA DE MARIA

DEPARTAMENTO DE CIENCIAS SOCIALES


ASIGNATURA DE FILOSOFIA
TEMA 3: LA FILOSOFÍA EXISTENCIAL: Kierkegaard, Heidegger y Sartre.

1. EL EXISTENCIALISMO

En relación con la fenomenología, porque aplica su método, nos encontramos con el


existencialismo, corriente fundada por Sören Kierkegaard (1813-1855), que alcanzó su
plenitud en torno a la posguerra (Segunda Guerra Mundial). Sus representantes se sirvieron
de algunos aspectos de su método para desarrollar el análisis de la existencia humana.

La filosofía existencialista representa una vuelta a la afirmación del hombre individual y


concreto como ser-en-el-mundo, angustiado y libre. Su objetivo es dar respuesta filosófica a
la situación de profunda crisis de conciencia y de valores abierta a raíz de las dos guerras
mundiales.

Ya que el movimiento existencialista se encuentra influenciado por la búsqueda de las


esencias de las cosas, su intención fundamental estuvo definida por el intento de explicación
de la existencia humana concreta. Habría que pensar existencialmente, si la filosofía quiere
dar cuenta del hombre real. Había que “incorporar a la filosofía el aspecto dramático,
concreto y singular de la experiencia y, por consiguiente, proponer una especie de verdad
temporal, que no es la verdad en sí y abstracta, sino mi verdad tal como yo la he vivido”
(Simone de Beauvoir)

El existencialismo, o filosofía de la existencia, se caracterizó por sostener que:

1. La existencia debía entenderse ante todo como la existencia del ser humano.
Este era su modo de ser. Por eso, el existencialismo era ante todo una forma de
humanismo, pues, el hombre estaba en el centro del proceso de reflexión filosófica.
2. La existencia debía ser entendida, ante todo, la existencia del individuo. Toda
existencia humana se daba de manera individual. Nadie existe por otro. De ahí que el
existencialismo, en tanto, filosofía existencial, fuera una filosofía del subjetivismo.
3. La filosofía de la existencia era pensada como una filosofía dinámica, pues, el
modo de existencia humano no era estático, sino que era un constante devenir, un
permanente llegar a ser. El ser humano es un ser en el tiempo. Es un proyecto que
esta siempre siendo, no ha sido, ni será, se está constantemente haciendo.

Estas características fundamentales: la importancia a la subjetividad y la prioridad a la


existencia frente a la esencia, transforma la antropología de todo el siglo XX pues ya no se
pregunta ¿qué es el hombre? sino ¿quién es el hombre?
El existencialismo se inscribe dentro de las corrientes de pensamiento que intentan
desmarcarse de la tradición excesivamente racionalista de la filosofía occidental y elaborar
las bases para la constitución de un nuevo humanismo, frente a los humanismos marxistas
(Marx), vitalistas (Nietzsche) y psicologistas (Freud).

La filosofía de la existencia intenta recuperar los valores singulares de la persona humana,


ya no se trata de denunciar la explotación del ser humano por otro ser humano, de enfrentar
a los seres humanos de una clase social con otra, ni de afirmar el derecho a la vida por
encima de la razón abstracta o de la moral universal. Se trata de recuperar al ser humano en
su singularidad. El ser humano en concreto con sus cualidades propias que lo hacen único e
insustituible.

1.1. “La existencia precede a la esencia”


El ser humano no es un mero espectador que reflexiona, piensa y objetiva racionalmente
acontecimientos, sino que es un actor que vive sumergido en la angustia de sus situaciones y
problemas particulares. El hombre no sólo piensa su vida, sino que, actúan emocionalmente
en los acontecimientos a los cuales les toca enfrentar.

El ser humano es un sujeto y, como tal, no pretende ser conocido sin ser desdibujado, hay
que respetarlo, y, por tanto, en su singularidad existente debe ser pensado y filosofado. Esta
recuperación de la subjetividad para la filosofía trae consigo la afirmación de que la
existencia precede a la esencia, es decir, el ser humano existe antes de ser esencialmente.
El ser humano es una existencia que se define como proyecto, que serán lo que libremente
proyecte y elige ser.

En conclusión, el existencialismo pretende desarrollar un análisis de la existencia humana


desde la subjetividad, una filosofía del ser humano en consonancia con las circunstancias
culturales, en un momento histórico, caracterizado por la crisis de las tradiciones de una
Europa que vive un periodo entreguerras.
2.
3. SÖREN KIERKEGAARD (1813-1855)
Sören Kierkegaard estudió teología en su ciudad natal de
Copenhague, y filosofía en Berlín, donde siguió las lecciones del
filósofo idealista Schelling. De carácter atormentado y melancólico,
reaccionó contra el formalismo religioso y de idealismo
especulativo.

Critica la pasividad de la iglesia y la reducción de lo religioso a lo


práctico ritual y a la afirmación de los contenidos doctrinales.
Acusa al idealismo de Hegel de haber considerado al ser humano
como un sujeto único disuelto en su sistema objetivo y universal.

Frente a esa razón universal de Hegel (ese yo único, absoluto y abstracto) la reacción de
Kierkegaard es la afirmación de la conciencia individual. Frente a ese panteísmo del todo,
contrapone la individualidad de los detalles, la singularidad de cada cosa, de cada
conciencia, de cada vida; además la irrepetibilidad de cada ser humano, subjetivo y único.

Para Kierkegaard, pues, lo único realmente existente es el individuo, que no es objeto de


definición ni siquiera de descripción, sino que toma conciencia de sí cuando se relaciona con
su propia existencia; el ser humano concreto, de carne y huesos, que no está determinado
por nada ni por nadie, que estará trágicamente sólo ante sí mismo y que tiene que elegir
entre infinidad de posibilidades, lo cual le produce angustia y desesperación.

3.1. Los tres estadios: Estético, Ético y Religioso


En este trance de decidir, Kierkegaard, señala 3 estadios que corresponden con 3 posibles
actitudes que puede adoptar el individuo ante su existencia. Pueden pasar sucesivamente en
de uno a otro, permanecer en alguno o dar un salto de la fase inferior a la más alta. Estos
estadios son: El Estadio Estético, El Estadio Ético y El Estadio Religioso.

EL ESTADIO ESTÉTICO se caracteriza por adoptar una actitud de mero observador ante el
dolor. Supone anclarse en lo bello, lo hermoso, a ser objeto de la propia existencia, a lo
placentero, buscar aquello que sólo produce placer como fin propio de la existencia.

Kierkegaard parece querer retratar en este sentido la actitud del hombre romántico (es el Don
Juan1). No es raro que esa actitud lleve al vacío y a la angustia, que, en este caso, será un
elemento positivo que puede conducir al individuo a dar el salto a los otros estadios. Este
sería el momento de elegir desde dentro la actitud ética o religiosa.
EL ESTADIO ÉTICO se caracterizan por adoptar una actitud moral ante la existencia (es el
Sócrates), por sustituir el criterio de agrado-desagrado por el de correcto-incorrecto, el deber

1
Seductor y libertino de origen español, pero vida europea, Don Juan es un personaje clásico, libertino y seductor, propio de los siglos XVII
y XVIII, pero cuya importancia ha trascendido épocas y movimientos literarios. Su creación se atribuye a Tirso de Molina, en cuyo caso su
primera aparición se daría en la obra de teatro El burlador de Sevilla (1630), aunque algunos expertos atribuyen la paternidad del personaje
a Andrés de Claramonte. (Consultado en: http://www.lecturalia.com/personajes/don-juan)
es su objetivo. El hombre que adopta su actitud de vida o de existencia en este estadio es
aquel hombre obediente a las leyes, que busca actuar desde el compromiso, pero no desde
la libertad.

EL ESTADIO RELIGIOSO constituye la fase más alta de elección porque se da el paso de la


razón a la fe (Es el Abraham bíblico) . La fe se apoya en el abismo de la sin razón. La fe, en
último término, salva al ser humano de la desesperación, al suponer un salto hacia Dios, en
quien todo es posible. El hombre que encuentra sentido existencial a su vida en este estadio
es consciente del dolor que puede causar acogerse a lo absurdo de la fe.

Cuando el ser humano elige entre sus diversas posibilidades, es un acto de decisión, no
pretende reflejar objetivamente la realidad, sino que, en su pensamiento se está eligiendo,
asimismo, no está elaborando una especulación, sino que, por el contrario, está
desarrollando su propio MODO DE SER, su finitud existencial.

Esta es la paradoja por excelencia, el absurdo, que solamente pueden afrontarse mediante el
salto a lo religioso, a lo absolutamente incomprensible, puesto que, si bien, el Dios
encarnado en la historia es lo más próximo al ser humano, sin embargo, sobrepasa para
siempre esa historia, porque entre el ser humano y Dios se abre todo un abismo.

Esta postura reivindicativa del ser humano como individuo concreto, más que sus ideas
filosóficas o religiosas, convirtió a Kierkegaard en el precursor de la filosofía existencial o el
movimiento conocido como existencialismo

4. MARTÍN HEIDEGGER (1889-1976)

Heidegger nació en Messkrich. Estudió Teología y Filosofía.


Personaje poco dado a la vida pública y entregado por entero
a su actividad filosófica como docente y como escritor. Es uno
de los filósofos más significativos del siglo XX, sobre todo por
su crítica radical a la tradición del pensamiento occidental.

A pesar de la gran dificultad que ofrece su pensamiento,


debido tanto a su contenido, el concepto de ser, su lenguaje,
un poco esotérico, su influencia ha sido grande en
movimientos filosóficos y sociales tan distintos del
existencialismo, como lo es la hermenéutica y el ecologismo.
4.1. Análisis de la existencia como ser ahí (Hombre)
Heidegger pretende elaborar una reflexión sobre el mundo y la cultura occidental en sus
múltiples manifestaciones con el fin de fundamentar un Nuevo Humanismo y recuperar así su
sentido unitario, un tanto disperso y en crisis.

En primer lugar, debemos comprender que, lo que el ser humano entiende de sí mismo y de
sus manifestaciones culturales son producto de concebir la relación entre SER - PENSAR
(ser y conocimiento, ser y verdad, ser y ciencia), es decir, hombre y cultura son productos de
una metafísica, por esto es necesario comenzar por plantearnos de nuevo la pregunta por el
sentido del ser.

Esta es la tarea que, mediante el uso del método fenomenológico, emprende en su obra ser
y tiempo, en la que desarrolla el análisis de la existencia humana. Su planteamiento es un
nuevo análisis que produce el llamado giro trascendental. Su análisis no arranca de la
consideración del ser estático y objetivista al modo tradicional (como en Parménides) sino,
por el contrario, del SER dinámico y conductual que tiene el ser humano (como en Heráclito)

Para comprender el significado del SER no se puede entender primeramente el análisis de


sus propiedades o categorías, sino al análisis del ser humano que, como ser privilegiado, es
el único capaz de formularse la pregunta por el sentido de ser en general y del suyo en
particular.

Es, por tanto, en el ser humano donde se da el hecho de la comprensión del SER. Es más,
en esto precisamente radica su determinación esencial, puesto que su ser consciente es
realizarse como ser en medio de los seres, es hacerse su propio ser.

Por lo tanto, en el proceso de hacer nuestro el ser, la ontología humana no es el pensamiento


sino la imprevisión y la indeterminación más radical. De ahí que el ser humano se expresa en
la existencia, es el ser-ahí, cuyo particular modo de ser consiste en tener el ser como algo
que realiza. La esencia del ser-ahí está en su existencia. Por tanto, la estructura de este
ser, su existencialidad, se despliega en una serie de existenciales que hay que realizar.

Si observamos en la cotidianidad del hombre (ser-ahí) la estructura de su existencia se pone


de manifiesto en el hecho de que es un ser-en-el-mundo, de habitan cerca de las cosas,
esta familiarizado con ellas, de ocuparse de las mismas como instrumentos para la
realización de sus propias posibilidades de ser.

4.2. El mundo como un espacio abierto para ser.


Las cosas constituyen el entorno o mundo circundante, son pura disponibilidad o
manejabilidad de uso. Por tanto, es utilizando las cosas como sabemos acerca de ellas: usar
es comprender.
La forma original de saber es la circunspección, ver el entorno, comprender las
circunstancias y adecuarse a ella. Por esto, el mundo se nos manifiesta como un entramado
de referencias de utilidad. El mundo es un existencial, y como tal está abierto, no es el
conjunto de las cosas, el mundo es el espacio en el que se dan las cosas.

4.3. El mundo compartido


La existencia implica siempre una referencia a un yo, un quien en el mundo. En el mundo
aparecen otros ser-ahí (hombres) que también son-en-el-mundo-conmigo. El mundo es, por
tanto, un mi mundo compartido. El mundo del ser-ahí (hombre) es un mundo de ser con
otros, aunque éste sólo, su ser está siempre ha referido a los otros seres humanos.

Además de ocuparse de las cosas, el ser humano se preocupa por los otros seres humanos,
su mundo es un mundo público. Nuestro trato con el mundo se despliega tres en momentos:

1. Movernos en el mundo acontece por determinados estados de ánimo, de


disposiciones que expresan la condición afectiva de los hombres, su forma de sentirse
en el mundo, a la que Heidegger le llama con el término “encontrarse”.
El hombre está arrojado, existiendo en una situación en la cual se encuentra inmerso
y en la que tiene que realizar la tarea de su existir. Se trata de la entrega a la
responsabilidad que, entendida como necesidad, con lleva a un fuerte sabor tráfico.

2. La existencia es un tener que hacerse su propio ser, un tener que realizar


posibilidades. El hombre tiene el poder de desear lo uno o lo otro (tienen libertad); a
esto alude Heidegger cuando emplear el término “comprensión”.
Aunque se trate de una posibilidad arrojada a la existencia, el ser humano es
proyecto, es decir, comprende su posibilidad al realizarse con el ser que puede ser.
Ser proyecto es estar abierto a muchas posibilidades de ser.

3. Desembocamos así en el habla en, que es el fundamento ontológico existencial del


lenguaje como conjunto estructurado de formas lingüísticas, es decir, el lenguaje, la
forma en que nos expresamos, la forma en que nos comunicamos, los términos que
usamos para manifestarnos a nosotros mismos manifiestan las posibilidades de ser
constantemente. El lenguaje es la casa del ser. En el lenguaje somos.

Mediante este análisis del ser-ahí (hombre), Heidegger lo resume en la idea de cuidado o
preocupación. El ser humano tiende a perderse entre las cosas, a interpretarse desde ellas,
pero, cuando lo hace, experimenta la angustia que lo abre al hecho insuperable de tener que
ser en el mundo.

Tentado a huir, la angustia entrega al hombre a su propia responsabilidad, a lo que


todavía no es o nunca es del todo, es decir, la angustia se da al momento de comprender
que estamos siendo constantemente, que todavía no somos. Sólo con la muerte desaparece
la angustia, pues ella es entendida como la posibilidad de no-ser-ya-jamás.

3.4. La existencia autentica


El ser humano está empujado a llevar una existencia autentica, esa que va de acuerdo con
su propio ser. Muchos lo han entendido como “seguir la voz de la conciencia”, pero que en
Heidegger se entiende como “la invocación al ser-ahí (hombre) a salir de la caída del
anonimato.

En efecto, el hecho de caer entre las cosas del mundo como una más, supone para el
hombre llevar una existencia inauténtica de la cual necesita escapar. Cabe preguntarse ¿y
como escapamos de “entre las cosas del mundo” para vivir una existencia autentica?
Heidegger responde que “apropiándose de la libertad de sí mismo, que lo hace posible ver lo
mas posible de nuestra existencia: LA TEMPORALIDAD. Si vienes a ti mismo, encontraras
el porvenir. Solo la temporalidad unifica nuestro pasado con el futuro, y le da sentido a
nuestra existencia.

4. JEAN-PAUL SARTRE

Nació en París en 1905. Estudió en la Escuela Normal


Superior, dedicándose luego a la enseñanza de la
filosofía en centros de educación media. En 1938
publicó La Náusea, quizá la obra literaria más
representativa del existencialismo francés, en ella se
ocupó de elaborar de manera no velada los temas
centrales que su filosofía existencial: El absurdo, la
libertad y la angustia ante la nada.

4.1. La ontología fenomenológica de Sartre


Una de las influencias más notables en la obra de
Sartre la ejerció la fenomenología de Husserl. De él
tomó la noción de intencionalidad de la conciencia y el
método investigativo, conocido como método
fenomenológico.

Pero Sartre también fue un crítico de Husserl, en cuanto que el concepto sujeto
trascendental no es un habitante de la conciencia, y por lo tanto, no estaba en la conciencia
del sujeto sino fuera de él, o sea, en el mundo: el hecho es un ente del mundo. Por esto,
Sartre se alegró de devolver al hombre al mundo, es decir un hombre con todo el peso de
sus angustias, sus sufrimientos y tranvías sus rebeldías.
4.2. La nada
Para Sartre, la experiencia de la nada es la experiencia de la muerte. La muerte es la nada
vivida. Incluso en la experiencia de la ausencia de lo que se llama NADA, hubo el deseo de
algo inalcanzable, surge también la experiencia de la nada. A partir de tales experiencias, el
hombre llega comprender que es el origen de la nada misma.

La nada ha tenido una larga historia dentro de la filosofía existencial como opuesta a la
noción de creación, propia de la filosofía cristiana y en general de toda metafísica. El
concepto de creación a partir de la nada se ofreció tradicionalmente como explicación de la
existencia de la realidad a partir de un acto de creación de un Dios omnipotente y libre. Pero
Sartre quiso elaborar una filosofía sin Dios, es decir, un existencialismo ateo. De allí que el
concepto de NADA tenga su realidad en el hombre, el lugar en la conciencia humana.

4.3. El ser-en-sí y la nausea


La noción de intencionalidad (tomado de la fenomenología) indicaban que la conciencia
siempre era conciencia de algo, pero de algo que enumerar, a su vez, conciencia. El ser-en-
sí, es decir, los objetos que trascienden la conciencia, no eran, en definitiva, la conciencia
misma.

La conciencia, al ser pura intencionalidad, era en sí misma un vacío, una pura nada, mientras
que el ser en sí era la realidad que yacía fuera de la conciencia.

La náusea en el sentimiento que invadía al hombre cuando descubría la radical contingencia


y absurdo de todo lo real. Cuando me doy cuenta de que todo lo que existe no tiene sentido.
Tal experiencia surge cuando las cosas que se representan en la conciencia del sujeto no
logran tener sentido fuera del sujeto mismo. Con esto Sartre demostró que sea la vida
humana carece de sentido, ello también anula el sentido de todas las cosas. Sí la vida
humana no tiene razón de ser, nada tiene razón de ser.

4.4. El ser-para-sí y el sentido de lo real.


La conciencia era lo que le daba sentido a las cosas. Cada cosa hallaba su sentido de ser, no
en ella misma, sino en tanto que era algo para una conciencia. La conciencia, a través de la
intencionalidad, era la única que podía conferir sentido a cada cosa del mundo. Para ello
necesitaba aniquilar el ser-en -sí, ese ser cerrado sobre sí mismo. Cada objeto era para la
conciencia, en tanto que la conciencia negaba su ser para sí. Gracias a esta actividad
aniquiladora del ser-en-sí es que se lograba surgir y construirse la conciencia. Antes de dicha
actividad la conciencia no podía, como tal existir.

La conciencia, entendida fenómenológicamente como pura intencionalidad, era definida por


Sartre ahora de manera ontológica, esto es, como un ser-para-sí. Mientras que el ser-en-sí
era pura materialidad, acabará de idéntica, es decir, pura opacidad sin sentido, la conciencia
era aquello que, por el contrario, le daba su sentido.
4.5. La descompresión del ser y la libertad humana
Para Sartre, la posibilidad de escapar del mundo cerrado y concluido de ser-en-sí lo
constituía la conciencia aniquiladora. El hombre podía desentenderse de las cosas como si
éstas no existiesen. El ser-para-sí estaba orientado al ser-en-sí siendo su contrario. Sí el
ser-en-sí era un mundo cerrado, el ser para sí debería ser entonces, pura libertad. Ahora
bien, la libertad, en palabras de Sartre, era “una fisura o descomprensión en el seno
compacto del ser.

La libertad era una realidad anterior a la voluntad. No estaba a disposición de ningún sujeto
decidir ser libre o no. Esta libertad era una apertura pura que no tenía nada que la
determinará, y como tal constituía la estructura ontológica del ser-para-sí. Era, en
consecuencia, una libertad ontológica.

A lo anterior expliquemos que el ser-para-sí es el ser de la conciencia, que sólo habitan el


hombre. El ser-en-sí, es el ser de las cosas. El ser-para-sí, es una intencionalidad, es decir,
sólo la conciencia habita en el hombre. El ser de las cosas, que es el ser-en-sí (o sea, lo
contrario del hombre, el mundo) está cerrado el idéntico a sí mismo, sólo tiene lo que es.
Pero el hombre niega ese ser-en-sí, lo descomprime, es decir, lo rompe, y el sentido que el
hombre desea. Al elaborar este acto, el hombre se da cuenta que es libre ontológicamente.

4.6. La libertad humana


Para Sartre, la libertad humana era un hecho absoluto. Nada de lo que haya acontecido en el
pasado condicionaba el estado actual de los seres humanos. Lo que decidan los hombres
depende siempre de ellos mismos, incluso la interpretación misma que ellos harán de su
pasado. Para Sartre no existen hechos brutos, sino más bien hechos a los que la conciencia
dotar de sentido.

Sin la conciencia es la que dota de sentido a la realidad, la conducta de los demás no escapa
a esta condición. Podemos, en muchos casos, predecir la conducta de las otras personas no
porque tales conductas estén predeterminadas y a gran parte de un orden determinado, sino,
más bien, conocemos el sentido que para ellas tienen determinados hechos y conductas.

Sí bien la decisión es siempre están condicionadas por el motivo más fuerte, esto no quiere
decir que no dependan de los seres humanos aquello que eligen. Pues los motivos que
dirigen las conductas humanas son fortalecidos por las personas mismas. Incluso cuando se
actúa por el motivo más débil, se lo hace porque se considera lo mejor. También es posible
actuar sin motivo sólo para demostrar que se es libre.
4.7. Angustia y libertad
Al elegir a realizar tal o cual acción, los seres humanos seleccionan qué cosas consideran
valiosas. De ahí que, entonces, las acciones humanas se realicen en función de
determinados valores. Los valores no se eligen porque sean valiosos, sino que, porque son
valiosos entonces se eligen. Al ser consciente de esta situación, se genera en el hombre un
sentimiento de angustia producido por la comprensión de una ausencia de valores que no
proceden a ninguna elección.

El futuro es una condición en la que se acrecienta más el sentimiento de angustia, pues el


futuro, al no existir, no contiene ningún hecho al que la conciencia pueda dotar de sentido. El
futuro depende, en consecuencia, totalmente de cada persona. Dado que se puede eliminar
el futuro sí se elimina la existencia. La decisión de vivir hace que el futuro dependa
exclusivamente de cada ser humano.

4.8. La existencia de Dios y la mala fe


Asumir la propia libertad es una carga que rara vez los hombres soportan por mucho tiempo,
de ahí que hayan intentado una serie de estrategias de autoengaño para huir de la
responsabilidad de asumir su propia libertad. A este constante huir, Sartre lo denominó la
mala fe. La mala fe consistía en mentir se asimismo, en enmascarar una verdad que puede
resultar desagradable, o en presentará como verdad un error agradable.

Sartre siempre consideró que quien cree en Dios y creen que en él se fundamentan los
valores, es una persona que ha negado su libertad. Es aquí donde aparecía para Sartre el
origen del existencialismo, pues con la muerte de Dios muere también la posibilidad de hallar
valores racionales en un cielo inmaculado. No existen valores a priori, pues sin dios no hay
una conciencia perfecta e infinita que pueda pensar los y dotarlos de sentido y libertad. Sin
Dios, el hombre tampoco posee de una esencia inmutable.

4.9. El existencialismo como humanismo


El pesimismo presente en El ser y la Nada (obra emblemática de Sartre) fue atacado por
varios intelectuales, por lo cual Sartre se propuso hacer una defensa del existencialismo
como una filosofía optimista, cual palabras de Camus “ una filosofía que pudiera conciliar el
pensamiento negativo y la posibilidad de una acción positiva”. Tal propuesta pareció
desarrollada en El existencialismo es un humanismo, una conferencia que pronunció en
1946. En ella desarrolló la cuestión de la intersubjetividad, la cual sirvió de base a una
propuesta moral que destacaba la responsabilidad universal de cada uno de nuestros actos.
El tema de la libertad se convirtió, para Sartre, en la base de una filosofía volcada hacia la
acción, pues la libertad era la condición para que el hombre quisiese de su futuro lo que él
quisiese que fuera.

Continuando con su planteamiento, Sartre afirma que el ser humano es el único que existe,
es la trascendencia absoluta en función del cual todas las cosas son. El existencialismo es el
único humanismo posible ya que es el único que permite al ser humano realizarse
plenamente como humano.

Este análisis humanista lo realiza Sartre en unos momentos históricos en los que
precisamente faltaba la identidad propia del individuo absorbida por movimientos absolutistas
revolucionarios que en lo daban el quehacer individual de cada persona como fueron los
totalitarismos que se presentaron en Europa en el periodo entreguerras.

Sin embargo, ante la necesidad de nuevos planteamientos y de asumir una posición más
pragmática en cuanto a lo social, por los tiempos de ocupación que vivía Francia en ese
momento, Sartre se fue acercando al marxismo con la convicción de que esta amalgama de
pensamientos podría suplir las deficiencias sociales del existencialismo, y al a vez
rejuvenecer algunos planteamientos marxistas que se presentaban en el momento. Este
intento de fusión entre el marxismo y el existencialismo que Sartre desarrolla en su obra
Crítica de la razón dialéctica (1960), quedó en una mera crítica de las dos corrientes
filosóficas, y por lo tanto a inconclusa.

4.10. El hombre como proyecto


Para Sartre la libertad es la posibilidad de hacer que el pasado sea nada y de esta manera,
mostrar aquel hombre existe más que en la medida en que se realiza, no es por tanto, más
que conjunto de sus actos. Sartre criticó con este enfoque una moral fundada en meras
buenas intenciones. Ser en hacer. Por lo tanto “el hombre no es nada más que su proyecto”.

4.11. Las expresiones memorables


Sartre supo hallar expresiones inolvidables para las ideas existencialistas. Expliquemos
algunas de ellas:

“El hombre es una pasión inútil”. Esta afirmación conecta con la concepción sartriana de
la conciencia. La conciencia es un recinto interior lleno de imágenes de las realidades
exteriores. Siempre es “conciencia de…”, un darse cuenta de alguna cosa. Filosóficamente
diríamos que aquello que caracteriza a la conciencia es la intencionalidad, el réferi se alguna
cosa diferente de sí misma. Sí arrancamos de la conciencia estas imágenes o contenidos, no
nos queda nada. Seattle expresar de esta manera: mientras que las cosas del mundo son
ser-en-sí, la conciencia ser-para-sí. Es decir, en sí misma la conciencia no es nada. Es un
vacío que necesita de las demás cosas para llenarse. Sin embargo, la conciencia desea ser
como el resto de las cosas, quiere estar llena, Ser-en-sí. Este deseo imposible convierte a la
conciencia y al ser humano en una pasión inútil, en una trágica envidia de la divinidad.

“Estamos condenados a la libertad”. En el ser humano la existencia precede a la esencia,


lo que implica que no hay una naturaleza humana que nos determine. Todo ser humano es
libre para escoger su modelo de ser humano. Es libre para decidir qué quiere ser, pero,
paradójicamente, no es libre para elegir no ser libre. La libertad, la elección es una obligación
a la que está condenado y a la que no puede renunciar. Incluso en la abstención, ya hay
elección, ya se ha optado por un estilo de vida. Pero todavía hay algo más terrible que de
esa zona y angustia al ser humano, y es que no encuentra donde fundamentar ni justificar
sus decisiones. No tiene dónde aferrarse en.

Según Sartre, no hay normas ni valores absolutos. Cada ser humano que se construye como
ser humano, que realiza su proyecto de vida, crea sus propios valores. El ser humano,
además de ser un vasillo, una nada que ansía ser-en-sí, está rodeado, pero también por la
nada. No hay en su horizonte normal en precepto alguno al que pueda sujetarse. Esto hace
que sus decisiones carezcan de sentido y se vivan como actos gratuitos que le produce en
una dolorosa angustia.

“El infierno son los otros”. Cada uno de nosotros es un sujeto, una persona irrepetible que
tomar iniciativas. Pero ¿qué pasa con nuestra subjetividad cuando nos encontramos con los
demás, cuando cruzamos nuestras miradas? En la mirada se manifiesta el intento o de
dominación de uno respeto a los otros, el intento de reducir al otro a objeto. Por ejemplo,
cuando en un ascensor buen un bus dos sujetos mantienen la mirada, comienza la atención,
ésta se mantiene hasta que uno de los dos la baja. Entonces, el otro se alza como ganador,
al puesto su subjetividad. Inicialmente los dos eran sujetos, pero el que ha bajado la mirada
se ha transformado en objeto, ha perdido su subjetividad y ha rebajado su dignidad.
ACTIVIDAD 3
Fecha límite de entrega: 12 de mayo de 2020

EL EXISTENCIALISMO

I. Generalidades del Existencialismo

1. Realiza un cuadro descriptivo de 4 ideas fundamentales del Existencialismo

1. El Existencialismo es 2. El Existencialismo es

3. El Existencialismo es 4. El existencialismo es

II. Autores del Existencialismo: Kierkegaard, Heidegger y Sartre.

1. Realiza un cuadro descriptivo de los tres estadios de la existencia según Kierkegaard

LOS TRES ESTADIOS DE LA EXISTENCIA


ESTADIO TIPO DE HOMBRE CARACTERISTICAS
1.
2.
3.

2. Define los siguientes términos según lo plantea la filosofía existencial de Sartre.

TERMINOS SEGÚN SARTRE…


Libertad
Absurdo
Angustia
Hombre
Conciencia
3. Escoge tres características de la filosofía existencial de Sartre que te hayan llamado la
atención y explicarlas con tus propias palabras. Justificar tu análisis.

Ideas de Sartre Mi análisis acerca de esta idea.

4. Explica con tus propias palabras la siguiente frase: “La existencia precede a la
esencia”.
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5. Según Heidegger, ¿Cuál es la diferencia entre la Esencia y La Existencia?

Esencia en Heidegger Existencia en Heidegger

6. Escribe un artículo de opinión acerca de la siguiente frase: “Existo, luego soy”.


(mínimo 250 palabras)
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