Está en la página 1de 7

Inteligencia Emocional

La inteligencia Emocional
Por qué puede ser más importante que el coeficiente intelectual
por Daniel Goleman

RESUMEN EJECUTIVO
¿Por qué algunas personas parecen dotadas de un don especial que les permite vivir bien,
aunque no sean las que más se destacan por su inteligencia? ¿Por qué no siempre el alumno
más inteligente termina siendo el más exitoso? ¿Por qué unos son más capaces que otros para
enfrentar contratiempos, superar obstáculos y ver las dificultades bajo una óptica distinta?

El libro demuestra cómo la inteligencia emocional puede ser fomentada y fortalecida en todos
nosotros, y cómo la falta de la misma puede influir en el intelecto o arruinar una carrera.

La inteligencia emocional nos permite tomar conciencia de nuestras emociones, comprender


los sentimientos de los demás, tolerar las presiones y frustraciones que soportamos en el
trabajo, acentuar nuestra capacidad de trabajar en equipo y adoptar una actitud empática y
social, que nos brindará mayores posibilidades de desarrollo personal.

En un lenguaje claro y accesible, Goleman presenta una teoría revolucionaria que ha hecho
tambalear los conceptos clásicos de la psicología, que daban prioridad al intelecto.

El cerebro emocional

Durante la década de los 80, numerosas investigaciones se centraron en la biología de la


personalidad y de las emociones del ser humano. Entre las conclusiones, encontraron que al
menos una porción de la inteligencia y personalidad están determinados por los genes.

Esta afirmación deja ciertas interrogantes: ¿Qué podemos cambiar? ¿Por qué algunas personas
inteligentes fracasan en la vida, mientras otras menos inteligentes prosperan?

La respuesta yace en un grupo de destrezas llamadas inteligencia emocional (IE).

La evolución ha provisto al ser humano de emociones, para ayudarle a lidiar con situaciones
peligrosas – les permite actuar frente al peligro. Después de millones de años, aún poseemos
el sistema emocional de los hombres de la pre-historia, quienes se enfrentaban regularmente
situaciones de vida o muerte.

En la era moderna, las emociones a menudo sobrepasan al pensamiento. En cierta forma, los
seres humanos tenemos dos mentes, una racional - que piensa y reflexiona, y otra que siente
- es impulsiva, poderosa y a veces ilógica.

Estas dos mentes funcionan en armonía y equilibrio la mayor parte del tiempo, entrelazando
sus diferentes formas de conocimiento para guiarnos por el mundo. La emoción alimenta e
informa las operaciones de la mente racional, y ésta última depura y a veces bloquea la
energía producida por las emociones.

Algunas veces los sentimientos intensos le permiten a la mente emocional dominar a la mente
racional.

Las fuertes emociones interfieren con el lapso de atención y con cada aspecto del
pensamiento. Aún así, nuestra meta jamás debe ser eliminar la emoción, sino hallar un
equilibrio inteligente entre la razón y la emoción.

Coeficiente intelectual e inteligencia emocional

El coeficiente intelectual (CI) contribuye con apenas un 20% de nuestro éxito en la vida – el
80% restante es el resultado de la inteligencia emocional, que incluye factores como la
Curso: Sistemas Humanos – JGY Pag. 1
Inteligencia Emocional
habilidad de auto motivación, la persistencia, el control de los impulsos, la regulación del
humor, la empatía y la esperanza.

El CI y la inteligencia emocional no son destrezas opuestas – pero trabajan de forma separada.

Es posible ser intelectualmente brillante, pero emocionalmente inepto. Esto causa la mayoría
de los problemas en la vida.

Salovey, psicólogo de Yale, cita 5 áreas principales de la inteligencia emocional:

1. Conocer las propias emociones: la conciencia de uno mismo es la clave de la


inteligencia emocional. La incapacidad de advertir nuestros auténticos sentimientos nos
deja a merced de ellos. Quienes están seguros de sus sentimientos, tienen una noción más
segura de lo que sienten realmente con respecto a las decisiones personales.

2. Manejar las emociones: para que sean adecuadas. Esta es una capacidad que se basa en
la conciencia de uno mismo.

3. Las personas que carecen de esta, luchan constantemente contra sentimientos de aflicción,
mientras aquellas que la tienen desarrollada, pueden recuperarse con mucha más rapidez
de los reveses y trastornos de la vida..

4. La propia motivación: enfilar las emociones al servicio de un objetivo es esencial para


prestar atención, para la automotivación y para la creatividad. Las personas que tienen
esta capacidad suelen ser mucho más productivas y eficaces en cualquier tarea que
emprendan.

5. Reconocer emociones en los demás: la empatía es una habilidad fundamental. Quienes


la tienen están mucho mejor adaptadas a las sutiles señales sociales que indican lo que
otros necesitan o quieren. Esto los hace mejores en profesiones tales como enseñanza,
ventas y administración.

6. Manejar las relaciones: el arte de las relaciones es, en gran medida, la habilidad de
manejar las emociones de los demás. Las personas que se destacan en estas habilidades
se desempeñan bien en cualquier cosa que dependa de la interacción serena con los
demás; son estrellas sociales.

Conócete a ti mismo

A primera vista, podría parecer que nuestros sentimientos son evidentes. Sin embargo, a
menudo ellos se esconden de nosotros.

La auto-conciencia emocional es un estado neutral que le sigue a la auto-evaluación, incluso


durante las emociones intensas.

Mayer lo denomina estar “consciente de nuestro humor y de nuestros pensamientos sobre ese
humor”. Para fines prácticos, reconocer un humor desagradable es sentir el deseo de
superarlo.

Este reconocimiento se distingue de los esfuerzos que hacemos para no actuar movidos por un
impulso emocional.
La gente suele adoptar estilos característicos para responder y enfrentarse a sus emociones:

ƒ Consciente de sí mismo: consciente de su humor en el momento en que los tiene, esta


persona posee cierta sofisticación con respecto a su vida emocional. Su claridad con
respecto a las emociones puede reforzar otros rasgos de su personalidad: es independiente
y está segura de sus propios límites, posee una buena salud psicológica y suele tener una
visión positiva de la vida. Cuando se ponen de mal humor, no reflexionan ni se obsesionan
al respecto, y son capaces de superarlo enseguida.

Curso: Sistemas Humanos – JGY Pag. 2


Inteligencia Emocional

ƒ Sumergido: personas que a menudo se sienten empantanadas en sus emociones e


incapaces de librarse de ellas, como si el humor las dominara. No están muy conscientes
de sus sentimientos, por lo que quedan sujetos a ellos, en lugar de tener cierta
perspectiva. Hacen poco por tratar de librarse del mal humor; se sienten abrumadas y
emocionalmente descontroladas.

ƒ Aceptador: aunque suelen ser claras con respecto a lo que sienten, también tienen
tendencias a aceptar su humor, y no tratan de cambiarlo. Existen dos tipos de aceptador:
el que suele estar de muy buen humor y tienen pocos motivos para cambiarlo, y el que a
pesar de la claridad que tienen con respecto a su talante, es susceptibles respecto al mal
humor, pero lo aceptan sin hacer nada para cambiarlo.

Cuando nos volvemos consientes de los sentimientos, los podemos evaluar, por lo que la auto-
conciencia es la base para el manejo de las emociones y para ser capaz de sacudirse un mal
humor.

Esclavos de la pasión

Un sentido de auto dominio y la habilidad de soportar las tormentas emocionales han sido
elogiadas como virtudes desde los tiempos de Platón. Una vida sin pasión sería aburrida; la
meta es tener las emociones apropiadas, sentir de manera apropiada a las circunstancias.

Cuando las emociones son demasiado apagadas, pueden crear aburrimiento y distancia;
cuando están fuera de control y son demasiado extremas y persistentes, se vuelven
patológicas, (como ocurre en la depresión inmovilizante, la ansiedad abrumadora, la furia
ardiente y la agitación maníaca).

El manejo de las emociones es un trabajo de tiempo completo. Los extremos – emociones que
crecen con demasiada intensidad o durante demasiado tiempo - socavan nuestra estabilidad.
El arte de aliviarnos a nosotros mismos es una habilidad básica para la vida;, algunos dicen
que es una de las herramientas psíquicas más importantes.

Según el diseño del cerebro, tenemos poco o ningún control sobre el momento en el cual que
somos arrastrados por la emoción, o sobre cuál será esa emoción - pero sí tenemos control
sobre cuánto tiempo durará. Se puede cambiar la conducta, e incluso, cuando son muy
severas e intratables se puede tomar medicamentos, hacer psicoterapia, etc..

Una de las emociones más difíciles de evitar es la ira, en parte debido a que es energizante,
hasta irrisoria. Puede durar horas y crear un estado de conmoción tal, que hace a la gente
vulnerable a provocaciones.

Cuando el cuerpo ya está en el borde, y algo dispara otro arranque emocional, esta nueva
emoción es especialmente intensa. Una forma de enfriar la ira es mediante la distracción.
Salir puede ayudar, igualmente el ejercicio activo.

La tristeza y el duelo a menudo son emociones que alivian la ira, pero pueden llevar la
depresión, lo que es un peligro. Para romper con el ciclo de depresión, hay que bloquear los
pensamientos que alimentan la depresión y hay que realizar actividades placenteras. Estas
pueden incluir el ejercicio, obtener un pequeño logro, ayudar a otros necesitados o la oración.
Una herramienta poderosa es la reestructuración cognitiva, o ver la situación desde una
perspectiva positiva.

La aptitud magistral

La motivación positiva es una clave para el logro de cualquier objetivo. Los atletas, músicos, y
grandes maestros del ajedrez exitosos se distinguen por la capacidad de motivarse ellos
mismos para llevar a cabo una rutina de entrenamiento implacable.

Curso: Sistemas Humanos – JGY Pag. 3


Inteligencia Emocional
En la medida en que nuestras emociones entorpecen o favorecen nuestra capacidad para
pensar y planificar, para llevar a cabo el entrenamiento necesario para alcanzar una meta
distante, para resolver problemas y conflictos, definen el límite de nuestra capacidad para
utilizar nuestras habilidades mentales innatas, y así determinar nuestro desempeño en la vida.

Una habilidad crítica es la de reprimir las emociones y retrasar los impulsos, en aras de la
gratificación. Esto es clave para una serie de esfuerzos, desde hacer dieta hasta obtener un
título.

La ansiedad perjudica al intelecto, mientras que el buen humor fomenta la capacidad de


pensamiento. Las personas que son adeptas a impulsar sus emociones, pueden utilizar su
ansiedad como motivante.

La relación que hay entre ansiedad y desempeño ha sido descrita como una U al revés. Muy
poca ansiedad significa que no hay ninguna motivación y existe un pobre desempeño.
Demasiada ansiedad deteriora al intelecto. Los altos desempeños se encuentran en el medio,
un estado sutil llamado “hipomanía”, ideal para los escritores y otras personas creativas.

La esperanza y el optimismo también juegan un papel poderoso en la vida. Esperanza significa


no rendirse ante el negativismo o depresión. Optimismo significa tener una fuerte expectativa
de que las cosas van a salir bien. Los optimistas atribuyen el fracaso a algo que ellos pueden
cambiar, por lo que no se deprimen por él. El optimismo es una actitud emocionalmente
inteligente que promueve el desempeño en el mundo de los negocios.

Tener ambas cualidades es ser autosuficiente, la creencia de que uno tiene dominio sobre los
eventos de la vida y que puede superar los retos.

El Flujo

Los psicólogos han identificado un estado de alto desempeño llamado flujo. Este es una
inteligencia emocional en su mejor expresión: viene cuando la gente se compromete
completamente en una tarea para la que tienen muchas destrezas. Por ejemplo, los atletas
conocen este estado de gracia como “la zona” en la que la excelencia no requiere ningún
esfuerzo, la multitud y los competidores desaparecen, felizmente absorbidos por el momento.

Ser capaz de entrar en “flujo” es el punto óptimo de la inteligencia emocional; representa


poner las emociones al servicio del desempeño y el aprendizaje. En el “flujo”, las emociones no
sólo están contenidas y canalizadas, sino que son positivas, están estimuladas y alineadas con
la tarea inmediata.

Quedar atrapado en el aburrimiento de la depresión o en la agitación de la ansiedad significa


quedar excluido del flujo. Sin embargo, el flujo es una experiencia que casi todo el mundo
tiene de vez en cuando, sobre todo cuando alcanza el desempeño óptimo o llega más allá de
sus límites necesarios.

Toda la atención está enfocada en la tarea. Es un estado de felicidad, incluso éxtasis. De


hecho, el cerebro se torna calmado en este estado de flujo. La tarea más difícil se puede llevar
a cabo usando un mínimo de energía. Cualquier persona o niño puede aprender a alcanzar el
flujo, desempeñando repetidas veces las tareas que adoran hacer.

Las raíces de la empatía

Las emociones rara vez se expresan en palabras, es más frecuente que se manifieste por otras
vías. La clave para intuir los sentimientos de otro está en la habilidad para interpretar los
canales no verbales: el tono de voz, los ademanes, la expresión facial, etc.

Mientras más conscientes estemos, más habilidades tendremos para leer los sentimientos de
los demás. El “raport”, la esencia del cuidado hacia los demás, surge de la capacidad para la

Curso: Sistemas Humanos – JGY Pag. 4


Inteligencia Emocional
empatía. Aquellos que pueden leer los sentimientos de los demás son más ajustados,
populares, amigables y sensibles.

La empatía comienza en la infancia, con la mimetización motriz, que es el sentido técnico de la


palabra. Durante la infancia, la empatía surge de una especie de imitación física de la aflicción
de otro, que evoca entonces los mismos sentimientos en uno mismo.

La sintonía entre el niño y sus padres se produce de forma tácita, como parte del ritmo de la
relación. Mediante esta sintonía, las madres hacen saber a sus hijos que tienen idea de lo que
ellos sienten. La sintonía reafirma a un niño y lo hace sentirse emocionalmente conectado.
Esto requiere de suficiente calma para ser capaz de leer las señales sutiles, no verbales
provenientes de los demás.

Sentir lo mismo que otro es preocuparse. En este sentido, lo opuesto de empatía es antipatía.
La actitud empática interviene una y otra vez en los juicios morales, porque los dilemas
morales implican víctimas en potencia: ¿Mentiría usted para no herir los sentimientos de un
amigo? ¿Cumpliría la promesa de visitar a un amigo enfermo, o en lugar de eso aceptaría una
invitación de último momento para ir a cenar?

Las raíces de la moralidad deben encontrarse en la empatía, ya que es el hecho de empatizar


con los afectados (por ejemplo, alguien que sufre de un dolor, un peligro o una privación) y de
compartir su aflicción lo que mueve a la gente a actuar para ayudarlas.

Las artes sociales

Una competencia social clave es lo bien o mal que la gente expresa sus propios sentimientos.
Por supuesto, las demostraciones emocionales tienen consecuencias inmediatas en el impacto
que producen en las personas que la reciben.

La mayor parte del contagio social es muy sutil, parte de un intercambio tácito que se produce
en cada encuentro. Transmitimos y captamos estados de ánimo unos de otros en lo que
equivale a una economía subterránea de la psiquis en la que algunos encuentros son tóxicos y
otros nutritivos.
Este intercambio emocional se produce típicamente en un nivel sutil y casi imperceptible. Por
ejemplo, la forma en que un vendedor le da a uno las gracias puede hacer que se sienta
ignorado, ofendido o verdaderamente bienvenido.
Las emociones son contagiosas; los seres humanos enviamos señales emocionales en cada
encuentro con los demás, e inconscientemente imitamos las emociones que vemos en los
demás.

Estas señales afectan a los otros. Mientras la gente interactúa, a menudo se percatan del
lenguaje corporal del otro; mientras más se muestre sincronía, más se comparten los estados
de ánimo. Esta coordinación de estados de ánimo es la versión adulta de la sintonía entre niño
y padres, y es una clave determinante de la eficiencia interpersonal.

Cuanto más hábiles seamos socialmente, mejor controlamos las señales que emitimos. La
inteligencia emocional incluye el manejo de este intercambio. “Popular” y “encantador” son los
términos que usamos para referirnos a la persona con la que nos gusta estar, porque sus
habilidades emocionales nos ayudan a sentirnos bien.

La gente capaz de ayudar a otros a calmar sus sentimientos, posee un producto social
especialmente valioso: son las personas a quienes otros recurren cuando padecen alguna
necesidad emocional. Todos formamos parte de la caja de herramientas del otro para el
cambio emocional, para bien o para mal.

Inteligencia emocional aplicada

Curso: Sistemas Humanos – JGY Pag. 5


Inteligencia Emocional
Amor y matrimonio: cada vez más aumentan los índices de divorcios, en recién casados o
no. En una pareja existen dos realidades emocionales, la de él y la de ella. Las raíces de estas
diferencias emocionales, aunque puedan ser en parte biológicas, también provienen de la
infancia, y a los mundos emocionales separados en los que viven varones y hembras.

Estos contrastes en el aprendizaje de las emociones favorecen habilidades muy distintas.

Por lo general las chicas se vuelven expertas en comunicar sus sentimientos, mientras que los
chicos en minimizar las emociones.

La inteligencia emocional puede ayudar contrarrestar las tensiones personales y sociales que
hacen que los matrimonios fracasen.

Con respecto a las quejas y críticas que surgen entre las parejas, hay que saber criticar una
acción sin atacar a la persona. Los ataques personales dejan los sentimientos de las personas
heridos y los ponen a la defensiva.

Para tener una “buena pelea” es necesario reconocer que los malos hábitos al pelear no
cambian de un día a otro. Se requiere de persistencia y de una actitud de alerta. Lo principal
es aprender a serenarse (dominar sus impulsos). Luego hay que erradicar los pensamientos
negativos (“no voy a aceptar esto nunca más”) y escuchar y hablar sin estar a la defensiva.

Gerencia: la arrogancia de algunos jefes y la mala moral que ellos crean, puede disminuir la
productividad y desmotivar a los empleados. La aplicación de la inteligencia emocional se
convierte en un método costo-efectivo de la gerencia organizacional. La clave de la inteligencia
emocional gerencial es la retroalimentación. Los gerentes deben aprender, no sólo a darla, sino
también a aceptarla inteligentemente.
Hay que ser cuidadoso en no confundir la crítica con el ataque personal. Una crítica
constructiva debe ser hecha personalmente, con empatía, incluyendo halagos y enfocado en
las soluciones.

Las personas que reciben la crítica deberían aprender a escucharla como una información
valiosa.
En una economía dominada por los empleados del conocimiento, el concepto del coeficiente
emocional de grupo es crítico. La habilidad de trabajar en armonía y aprovechar los talentos de
los miembros, ofrece las bases para un trabajo en equipo exitoso.

Medicina: El cerebro emocional está muy relacionado al sistema inmunológico. El stress hace
que la gente sea más susceptible a enfermedades infecciosas. La hostilidad ha sido asociada
por largos años a los problemas de corazón, pero ninguna emoción negativa puede tener el
mismo efecto.

Los ejercicios de relajación son una buena opción para estos casos. Los médicos deberían
aprender que manejar los sentimientos es una forma de prevención de enfermedades y que los
pacientes estarán más sanos si sus necesidades psicológicas son atendidas también.

Oportunidades

Luego de haber demostrado la modificación de pautas emocionales que han sido aprendidas,
queda una pregunta importante por hacer ¿qué pasa con aquellas conductas que pertenecen a
nuestra herencia genética? Esta variedad emocional cae dentro de la gama del temperamento,
lo que marca nuestra disposición básica. El temperamento puede ser definido en función del
humor que tipifica nuestra vida emocional; el temperamento nos es dado en el nacimiento,
forma parte de la lotería genética que tiene una fuerza apremiante en el desarrollo de la vida.

La pregunta es si esa estructura emocional determinada biológicamente puede ser modificada


por la experiencia. Las personas pueden diferenciarse por la forma en que sus emociones se
disparan, cuánto duran, lo intensas que se vuelven.

Curso: Sistemas Humanos – JGY Pag. 6


Inteligencia Emocional
El cerebro humano no está totalmente formado en el momento del nacimiento. Sigue
modelándose a lo largo de la vida, y su crecimiento más intenso se produce durante la
infancia. La vida en familia es nuestra primera escuela para el aprendizaje emocional; en esta
caldera aprendemos cómo sentirnos con respecto a nosotros mismos y cómo los demás
reaccionarán a nuestros sentimientos; a pensar sobre estos sentimientos y qué alternativas
tenemos; a interpretar y expresar esperanzas y temores.

Esta escuela emocional no sólo opera a través de las cosas que los padres dicen o hacen
directamente a los niños, sino también en los modelos que ofrecen para enfrentarse a sus
propios sentimientos y a los que se producen entre marido y mujer. Por tal razón es posible
modificar en parte el temperamento.

Alfabetismo emocional

Los estudios en niños demuestran un declive en las condiciones emocionales a lo largo de la


industrialización del mundo. Esta tendencia refleja ansiedad y depresión, desórdenes de
atención y conductas delictivas.

Tanto a niños como a adultos se les debería entrenar con las 5 habilidades de inteligencia
emocional. La antigua palabra para estas destrezas es “carácter”. Poner de un lado los
impulsos y el enfoque en sí mismo abre el camino hacia la empatía, el entendimiento
y la aceptación de las diferentes perspectivas que existen en el mundo.

Curso: Sistemas Humanos – JGY Pag. 7

También podría gustarte