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TEMA 5

Abderramán III al-Nasir como emir (912-929) sucede a su abuelo Abd Allah y
consiguió derrotar y sofocar la revuelta de los rebeldes que llevaba molestando al
emirato desde Muhammad I, la revuelta de Umar ibn Hafsun. Era de origen cristiano y
se posicionó en contra del emir Muhammad I y reunió a grupos de seguidores hasta
conquistar puntos importantes del territorio. En la batalla de Bobastro del 917 consiguió
vencerlo Abderramán III adoptando el sobrenombre de al-Nasir (el triunfador).
Como emir fueron pocas sus intervenciones, pero sabemos que modificó las puertas de
entrada a la medina en Córdoba. La novedad fue dotar de un doble juego de batientes a
cada puerta al final del paso abovedado, creando una serie de cámara entre puertas.
También restauró un mihrab de una de las musallas.
En el 929 decide autoproclamarse califa (16/1/929) de al-Ándalus e instaurar el califa
omeya completamente independiente del abasí de Bagdad. Abderramán II ya había
asentado los cimientos de un estado independiente político y religioso, ya no debía
obediencia al califa abasí. Al abrir las fronteras sembró la base de lo que sería el
califato. Muhammad I con la primera maqsura al alejar la figura del emir y Abd Allah
con el sabat llevaron la figura del emir a un nivel superior. De este modo da el paso para
proclamarse califa para demostrar que la dinastía omeya era legítima, además que desde
al-Ándalus había que ser califa de cara al otro califato enemigo que había en el norte de
África, los fatimíes (era enemigo porque era chií). Le interesaba que las poblaciones del
Magreb le rindieran obediencia para el comercio, no podía perder protagonismo por la
intensidad del comercio con los puertos del Magreb. Su nombre era el que comenzó a
proclamarse en la jutba.
Una de las primeras actuaciones fue la fundación de una nueva ciudad palatina: Medina
Azahara, su residencia y seno del poder. Intervino en la mezquita para dejar muestra de
su poder y perpetuar su nombre. Llevó a cabo tres intervenciones: un nuevo alminar, el
más grande de todo el islam occidental. Las intervenciones fueron entre el 948 y el 958
ca., la única fecha exacta es la de la inscripción en la puerta principal de la nave del
mihrab.
En primer lugar decidió derribar el muro norte de la mezquita para ampliar el patio
sobre 20 metros y construir un nuevo alminar y muro norte de cierre con sillares de
caliza a soga y tizón; se abrió una nueva puerta en este muro en línea con la nave del
mihrab. También tuvo que ampliar los pórticos laterales del patio. Al ampliar el patio
restauró en las saqifas laterales y según las fuentes se utilizó alternancia de soportes
(actualmente se sustituyó por las arquerías de Hernán Ruiz el Viejo bajo el prelado de
Fdez. de Angulo).
La segunda intervención fue la construcción de un nuevo alminar monumental (para
demostrar el poder del califato). Parte del alminar está ahora dentro de la torre
campanario por cuestiones de seguridad de la torre andalusí. Para saber cómo era el
alminar recurrimos a las fuentes escritas o elementos gráficos de los primeros siglos
cristianos donde aparece el antiguo alminar como torre. Tenía planta cuadrada de 8’5
metros de lado y altura máxima de 34 metros. Tuvo dos puertas de acceso, una desde la
calle y otra desde el patio; dos puertas porque la planta se dividía en dos partes cada una
con escalera de caracol alrededor de un machón central rectangular. Las escaleras se
formaban por tramos cuadrangulares formados por arcos de herradura y cada tramo se
cubría por bóveda de arista que se policromaba. El conocimiento del alminar se lo
debemos a la labor de Félix Hernández. Se conserva una triple arquería de herradura
cegada en el frente oriental de la torre. Teniendo en cuenta las descripciones que Félix
tuvo en cuenta, por ejemplo la descripción de Ambrosio de Morales en el siglo XVI,
con anterioridad tenemos un texto del siglo XII por al-Idris (Idrisi o Edrici), además de
otras imágenes y representaciones gráficas como el escudo del cabildo de la catedral en
las albanegas del arco de la Puerta de Santa Catalina o una pesa del siglo XV del Museo
Arqueológico de Córdoba. Con todo esto y el estudio arqueológico Félix propuso unos
alzados que representarían el alminar del califa: dos cuerpos, el primero mucho más
ancho y alto rematado con merlones escalonados, en los frentes norte y sur habría dos
niveles con pares de ventanas geminadas de herradura con alternancia de dovelas y con
alfiz y en los costados este y oeste dos niveles con arquería triple. Este cuerpo estaría
rematado por una galería de arcos ciegos de herradura que según Edrici apoyaban sobre
columnas de Jaspe. El segundo cuerpo sería por el que asomaría el almuédano y con una
cúpula de media naranja calada según Edrici y coronada por el yamur de cinco bolas
según Edrici y unos cinco metros. El yamur se perdió en un terremoto del siglo XVI.
La última intervención consistió en la construcción de una nueva fachada a la sala de
oración. Tenemos once naves largas que desembocaban en el patio en 11 grandes arcos
de herradura. No había contrafuertes en esta fachada y estaba perforada con estos once
arcos, unido a que la tierra de esta zona es arcillosa es resultado fue que a mediados del
siglo X la fachada se desplomaba y amenazaba riesgo de fractura. La solución fue una
nueva fachada adosada a la anterior con otros once arcos abiertos. Se usó el arco de
herradura y los mismos soportes, salvo los capiteles que son ya de nueva tipología
(capitel de pencas o de hojas cactiformes, es el capitel de tipo corintizante muy
esquemático. Es el utilizado en las siguientes ampliaciones). Se conserva una
inscripción cúfica menos rectilíneo (evolución formal en línea de la evolución de los
motivos de la plástica andalusí) ubicada junto a la Puerta de las Palmas y que es el vano
de la nave central. La inscripción la data en el 958.
Le sucederá en el 961 su hijo el califa al-Hakam II hasta el 976. Durante el gobierno de
su padre había sido el encargado de supervisar las obras públicas y era conocedor del
programa constructivo pensado por su padre. Ejecuta la ampliación de la mezquita más
decorativa y con mayor empaque, cuya fama y belleza fue conocida en todo el dar al-
islam y el mundo conocido. Los propios textos cristianos se hicieron eco de esta
ampliación. Las fuentes defienden que fue el gobernante más sabio y culto (tuvo unos
400 mil libros anotados por él).
Emprendió una ampliación notable desde el punto de vista decorativo de la sala de
oración: amplió las once naves doce tramos más. Estas obras empezaron al día siguiente
de tomar posesión del califato, nos lleva a pensar que tal rapidez se debe a que conocía
muy bien el proyecto de su padre. Las obras se las encargó a su hajib Yafar ibn abd al-
Rahman (eunuco y hombre de mayor confianza del califa, muy poderoso). En la
decoración del mihrab aparece su nombre y el de otros miembros.
Lo primero que se plantea es la reorientación del muro de quibla, pero un alfaquí le dijo
que lo dejara como estaba y se mantuvo la orientación. Se destruye el muro de quibla y
comienza la nueva ampliación. Como inicio de la ampliación se construye una fachada
monumental triunfal a los nuevos tramos de las naves, una arquería transversal formada
por arcos de herradura y polilobulados. Amplia la sala, pero realmente crea un nuevo
oratorio muy decorativo con sentido político y propagandístico.
Tras esta arquería nos encontramos con la ampliación de las 11 naves en 12 tramos. Al
inicio en la nave central destaca la presencia de una cúpula magnífica en su estructura y
decoración que se completa con otras tres situadas en el espacio delante de la quibla. Sin
duda es la gran novedad de la ampliación de al-Hakam II. Todo es material de nueva
labra. Es la primera vez que se realizan este tipo de cúpulas en la mezquita de Córdoba.
Las crónicas hablan de una cúpula con nervios en la mezquita aljama de Pechina en
Almería con Abderramán II. Delante del mihrab se construyó una cúpula de nervios.
Esto fue tomado de la mezquita de Kairuán que tenía marcada la importancia del mihrab
con una cúpula delante de este espacio sagrado. Aun así, el diseño de las cúpulas de
Córdoba es único, nervios entrecruzados menos en el centro, en este lugar se ponía una
cúpula gallonada con botón central y pequeña cúpulas en los espacios resultantes del
cruce de los arcos. Presenta vanos cubiertos por celosías en la base de la cúpula. En su
origen tuvo policromía.
Las cuatro cúpulas tienen el mismo diseño con algunas diferencias. La del lucernario es
la única que tiene planta rectangular, pero el sistema constructivo y diseño es el mismo.
Fue la capilla mayor cristiano desde 1236 hasta 1601. Se construyó un muro que tapaba
los arcos califales con pinturas góticas y se construyo la capilla real al lado en 1371.
Luego pasó a ser la capilla de Villaviciosa con un cúpula que tapaba la califal. A finales
del XIX se desmonta junto a otras capillas y se comienza en la primera mitad del siglo
XX a quitar los elementos cristianos.
Son cúpulas de piedra que pesan mucho. Como arranque parte de dobles columnas en
los ángulos para sostener, en tres de los lados, pantallas de arcos polilobulados
entrecruzados. Una pantalla se ha perdido por la construcción de la nave gótica. Sobre
esas pantallas se apoya la cúpula con ocho arcos de piedra que se cruzan, pero no en el
centro, con la cúpula gallonada, ventanas con celosías y más cúpulas en el cruce de
arcos. En el muro de quibla el sistema de construcción es igual, pero con planta
cuadrada. Son cúpulas octogonales por lo que se han utilizado trompas, formadas por un
arco de herradura. La cúpula más oriental se denomina la bayt al-Mal y la occidental la
del sabat.
Podríamos buscar una explicación funcional porque son cúpulas lucernarias y eran
necesarias (la única iluminación era la que entraba por la fachada y las ventanas de las
puertas laterales) pues la luz no llegaba a la nueva parte, la sagrada y más importante.
Facilitaban y generaban iluminación natural en la parte que más lo necesitaba desde un
punto de vista simbólico. También tiene una función simbólica que marcaba el espacio
principal, con forma de T, todo fue un espacio simbólico en el que no se escatimó
creado para el califa, aunque viviera en Medina Azahara.
La cúpula más importante es la que se construye delante del mihrab, con el mismo
sistema y diseño que las dos anteriores de planta cuadrada. En este caso toda la
decoración se concentró en la utilización de mosaicos de origen bizantino que
representan motivos vegetales, geométricos y epigráficos (aleyas del Corán). También
hay decoración labrada que estaba policromada. Celosías en los vanos también.
Cuando se realiza esta ampliación se usa siempre material nuevo y así todos los soportes
de la ampliación tienen una apariencia muy superior al del resto de ampliaciones. Será
posible mantener una uniformidad estética en capiteles y fustes, incluso crear un ritmo
decorativo interesante.
Las columnas no tienen basa, los fustes van a ser de mármol de color rosáceo (de la
sierra de Cabra) y el otro es de color oscuro (sierra de Córdoba). Se colocan de forma
alterna marcando el ritmo cromático. Todos llevan collarino labrado. Algunos fustes
tienen debajo una pieza a modo de pequeño calzo porque en la labra de estos fustes
participaron varios talleres y no todos tenían la misma altura (imoscapo: tercio inferior
del fuste). Capiteles de nueva labra de penca o cactiformes. El cimacio será liso y de
nueva labra también. El modillón vuelve a ser de rollos, en este caso dobles, una cenefa
lo divide en dos partes. El pilar como segundo soporte y los arcos inferiores de
herradura enjarjado y el superior de medio punto, los dos con alternancia de dovelas.
Respecto al arco de herradura, el época califal aparece más cerrado. El segundo arco
que vemos de forma abundante es el polilobulado con una función estructural y no
decorativa. También en medina Azahara se ha documentado un arco polilobulado.
Anterior a al-Ándalus ya se utilizaba en oriente en algunos palacios del desierto.
Respecto a la nave del mihrab vemos una novedad. Para destacarla del resto de las
naves además se adosaron pilastras ochavadas a los pilares de las arquerías. Sobre los
arcos discurre una inscripción con un cúfico menos rectilíneo coránica. Conservamos
fragmentos de la techumbre de al-Hakam II. Tendrían decoración labrada basándose en
motivos vegetales y geométricos, relacionándose con los estilos decorativos de Samarra.
El muro de quibla de la ampliación nueva es doble. Todo este espacio delante del
mihrab, según Christian Ewert, es una jerarquía arquitectónica, es decir, la parte más
importante de un edificio es la que recibe mayor decoración, uso de elementos más
soberbios. El muro tiene 11 habitaciones con el mihrab en medio, cinco a cada lado. Las
de oriente son las del bayt al-Mal; las de occidente las del sabat.
La riqueza de mihrab de al-Hakam II se recogió en todos los textos de la época. Es de
planta poligonal y es cuadrado hacia el exterior. El vano de acceso es un arco de
herradura sobre dobles columnas (las mismas que en el mihrab de Abderramán II). Hay
una inscripción sobre las columnas que dice que en el 965 se pusieron estos soportes
desde el anterior mihrab. La rosca del arco decorada con mosaicos con decoración
vegetal. Enmarcado todo por un doble alfiz con espacios decorados con vegetal tallada y
mosaicos. Se decora con motivos epigráficos como la sahada y otra inscripción de tipo
histórico. En el zócalo de entrada al mihrab hay decoración labrada con el árbol de la
vida (origen sirio).
El interior del mihrab: el pavimento es del mármol blanco y en este mihrab hay una
peculiaridad, los bordes están desgastados y se ha formado un surco. Se interpreta con
dos hipótesis, la primera responde a una tradición por la cual se exponía en
determinadas fechas un Corán especial custodiado en la cámara del tesoro. Tenía tres
hojas escritas por el califa Utman y manchadas con su sangre; se permitía una procesión
para verlo de cerca. Sin embargo se apunta la posibilidad que el desgaste fuese lógico
cuando se usó como sacristía de la capilla de San Pedro que acogió una cajonería y
consecuencia del trasiego.
También es de mármol blanco veteado y muy brillante el zócalo. Como es blanco,
significativo con la luz, no olvidar la cúpula de delante por donde entraba la luz
tamizada y dirigida hacia este mármol blanco que la reflejaba y aumentaba la
luminosidad. Es un recurso extraordinario.
A continuación, inscripciones religiosas, históricas, nombres propios de artísticas, en
definitiva contribuyen a decorar y forman parte de todo un programa conmemorativo y
propagandístico. Después hay como una línea de imposta o cenefa formada por moldura
geométrica que generan un juego de entrantes y salientes. De nuevo inscripciones en
cartelas con los nombres de los que trabajaron en la decoración como Nasr o Badr (los
mismos que los del salón rico de Medina Azahara 15 años antes). A continuación de
nuevo una galería de arcos trilobulados ciegos igual que decorando la fachada del
mihrab. Decoración de ataurique dinámica que estuvo policromada al igual que estos
arcos. El color decoraba, iluminaba y participaba en ese juego dinámico de luces. De
nuevo otra inscripción sobre fondo rojo en cúfico dorado y coránica. Precedida por una
cenefa con cuentas clásicas y coronando el conjunto la cúpula de yeso que representa
una gran concha.
La decoración de mosaicos, repetido en distintos espacios como la cúpula delante del
mihrab, en la fachada del propio mihrab y en las fachadas de la cámara del tesoro y del
sabat. Representan motivos geométricos, vegetales y epigráficos. Según refieren las
crónicas y las fuentes fueron realizados por un maestro bizantino por orden del califa al
emperador bizantino Nicéforo de Focas. Además dicen que le regaló unos cuantos
quintales de teselas de oro puro. Los mosaicos han sido estudiados por H. Stern y, en
detalle, se dio cuenta de que existen diferencias entre los mosaicos del frente del mihrab
y las portadas laterales. Había diferencias en los motivos representados, no en la técnica.
Propuso que la parte del mihrab fue decorada por un maestro musivario bizantino o
alguien muy experimentado, mientras que las laterales fueran por otros maestros
enseñados por el otro experimentado. Aun así, hay que destacar la riqueza cromática de
todos.
El minbar (púlpito) no se conserva pero todas las fuentes se hacen eco de la riqueza y
monumentalidad. También los cronistas cristianos recuerdan este mueble pero lo
denominan con la silla del rey Almanzor. Se conservó hasta finales del XVI. Félix
Hernández restaurando los mosaicos del frente del mihrab encontró una puerta oculta
muy alta y estrecha que daba a una habitación pequeña. Entonces al acudir a las fuentes
confirmó que allí se guardaba el minbar tras la jutba. Era de madera y siempre se sitúa a
la derecha del mihrab. Lo normal es que tenga nueve escalones pero el imán siempre se
queda tres escalones por debajo por respeto al profeta. Se basó para recrearlo en las
fuentes escritas, estaba realizado con taracea, tuvo ruedas, nueve escalones y un arco al
inicio. También se guio por los minbares del Magreb que se han conservado, como el de
la mezquita de Marrakech, que se realizó en talleres cordobeses. Dicen los cronistas que
se realizó hacia el 975-76, prácticamente a la muerte de al-Hakam II. En el siglo XVI se
conservaba en parte.
En esta ampliación de la sara de oración de al-Hakam II los paramentos exteriores iban
recubiertos de estuco con policromía con tonos ocres al exterior, en el interior todos los
soportes policromados, la decoración de ataurique también. Una decoración pictórica
que completaba y terminaba de embellecer este nuevo haram. Los nuevos muros se
hicieron con sillares de caliza a soga y tizón. Al ampliar las naves se abrieron 8 puertas
nuevas, 4 en cada muro lateral. De esas ocho decoradas 7, la no decorada era la del
sabat.
La fachada oriental fue horadada porque con la última ampliación se añadieron naves
laterales y se abrieron arcos de herradura para conectar con el recinto anterior. Podemos
observar elementos que formaron parte de las originales portadas de al-Hakam en el
muro oriental. Se conservan restos de la puerta del chocolate (conectaba la calle con las
habitaciones del tesoro). Tenemos un arco de herradura de descarga (esquema de la bab
al-wuzara), alternancia de dovelas con dovelas decoradas en ataurique y lisas, el
tímpano decorado con ajedrezado como en la puerta de San Miguel (utiliza ladrillo y
piedra blanca), enmarcado con alfiz, decoración vegetal labrad ay restos de epigrafía en
cúfico florido; arriba hay huellas de una galería de arcos ciegos de herradura
entrecruzados.
En la fachada occidental está la puerta del Espíritu Santo, volvemos a ver esquema
tripartito de entrada triunfal iniciado en la bab al-wuzara que se repite en el resto de
puertas abiertas a la sala de oración. Vano de acceso adintelado y arco de herradura de
descarga enmarcado con alfiz, mismo esquema con distinta decoración (por pura
cronología). Galería ciega en la parte superior con herradura entrecruzados con el fondo
decorado con ajedrezado bicolor; en los laterales nichos rectangulares y en la parte
superior una decoración labrada más exquisita y vanos con celosías enmarcados por
arcos polilobulados con alternancia de dovelas. Las celosías tienen una lacería más
refinada con estrellas de ocho puntas.
La siguiente puerta es la de Postigo de Palacio y ha sido muy intervenida. Recibió un
empaque correspondiente a la importancia canónica en época cristiana. Vemos
baquetones góticos que lo convierten en un arco conopial. Vemos los cogollos
característicos de Hernán Ruiz I.
La tercera es la puerta de San Ildefonso con el mismo esquema que la puerta del espíritu
santo.
La ultima puerta no tiene decoración porque era la puerta del Sabat. Había otra puerta
sobre ella y habría una segunda planta, como la quibla, para mujeres y niños del alcázar
que entrarían por aquí.
Su hijo Hisham II será califa entre 976-1002. No era el primogénito ni el más
preparado. Las crónicas se hacen eco de una concubina llamada Subh que engatusó a al-
Hakam II, que dirigía sus decisiones. Era la madre de Hisham II y convenció al califa
para que nombrara a Hisham heredero con solo 7-9 años, no tenía la edad suficiente
para dirigir un califato. Subh consiguió que la figura de un general, Almanzor, asumiera
la función de “regente”.
En la corte de al-Hakam II estaba el militar Muhammad ibn Abi Amir que procedía de
Algeciras con formación jurídica y de familia de origen árabe, una familia poderosa, de
la dinastía amirí. Era muy inteligente y tenía una capacidad estratega extraordinario.
Formó parte del ejército califal de al-Hakam contando con mucho reconocimiento.
Cuando muere el califa, pasa a ocupar el cargo de hajib, el que movía los hilos de
Hisham II. Además, su carácter era el de un señor muy soberbio, perfectamente
conocedor de su valía militar y encanto. Fruto de su soberbia se adjudicó un
sobrenombre, al-Mansur (el victorioso) o Almanzor. Consiguió elevar el ejército califal
a su mayor poder e introdujo poderosos bereberes, lo que derivó en conflictos sociales.
El ejército era muy poderoso, llegó hasta la basílica de Santiago de Compostela, la
incendió y robó las campanas. Almanzor apartaba a Hisham II de cualquier asunto
político y la sociedad, de cualquier actividad que no fuera lúdica, siempre entretenido
para que no fuera consciente de que era el califa. Quedó secuestrado dentro del alcázar
de Medina Azahara y Almanzor quedó como el mayor dirigente, pero nunca se llamó
califa. Sin ser califa ordenó la ampliación de la mezquita y una nueva ciudad (Madinat
al-Zahira).
Esta ampliación comenzó en el 988 hasta el 991 según las fuentes. Consistió en la
construcción de ocho naves nuevas hacia el lado oriental. Usó el mismo material,
sillares de caliza a soga y tizón. Con esta ampliación se derribó la calle del siglo X y las
casas de la calle. Se abre una fachada transversal con grandes arcos de herradura en el
muro oriental para conectar con el otro oratorio.
Amplia la mezquita para perpetuar su nombre, propagandístico. La amplia hacia oriente
y no hacia el sur porque estaba el río y no se podía (no tiene fundamento científico).
Realmente, no podía derribar un muro de quibla con un empaque arquitectónico y
decorativo enorme cuya fama había traspasado fronteras realizado por un califa sin él
ser califa. Parte de la población bereber del ejército califal contratado por Almanzor
ocasionaban malestar y descontento en la sociedad de la nobleza árabe. Esta ampliación
supone la posible utilización de este nuevo oratorio para la población bereber y evitar
conflictos.
La ampliación mantiene el mismo sistema de soportes y arquerías con algunas
diferencias: la cimentación es corrida para toda la arquería, probablemente se edificaba
más rápido. Otra diferencia es que los materiales no tienen la misma calidad, los fustes
no son tan buenos como los de al-Hakam ni mantienen la bicromía gris-rosa, son fustes
oscuros de nueva labra sin basa y collarino labrado. Los capiteles son cactiformes,
cimacios lisos y modillones de rollos con rollos dobles divididos por una cenefa
decorada con motivos vegetales o geométrico. Ya todas las dovelas son de piedra, se
policromaban pero ya no era ladrillo y piedra. El muro de quibla no es doble ni la
fachada al patio, por lo que las arquerías de Almanzor tienen más espacio que en el
resto del edificio y tuvieron que colocar arcos más pequeños para salvar esa desigualdad
en la longitud. Estos arcos aparecen en distintos puntos y también podrían ser
intervenciones modernas sin documentar. Hay muchas marcas de cantero en fustes y
cimacios (Manuel Ocaña hizo un estudio documentando signos cristianos como anclas y
estrellas, también nombres en árabes con traducción al latín. Llegó a la conclusión de
que canteros mozárabes debieron labrar este material). Es una ampliación fuertemente
criticada en las crónicas por su carácter austero, viéndose como una ampliación
innecesaria.
En la ampliación que hizo del patio construyó un aljibe subterráneo. Tiene una planta
cuadrada y está formado por nueve compartimentos formados por arcos de herradura y
bóvedas de arista.
En la nueva fachada oriental se abrieron siete puertas muy intervenidas por Velázquez
Bosco y Mateo Inurria. Las puertas de esta ampliación son muy decorativas e
introducen un vano geminado de herradura ciego entre los nichos laterales y la ventana
superior. Puerta adintelada con alfiz, arriba galería de arcos cegados de herradura o
polilobulados o entrecruzados. Arriba de los geminados ventana con celosía enmarcada
por un arco polilobulado ciego. Motivos decorativos de ajedrezado y ataurique. No
sabemos hasta qué punto han sido reformadas.
Otras mezquitas en al-Ándalus pueden ser la de Toledo, a principios del siglo XI,
mezquita de Bab al-Mardum, hacia el 999-1000 como consta en una inscripción cúfica.
Se construyó como una mezquita pequeña porque está ubicada junto a una antigua
puerta de la muralla. Se hizo en ladrillo. En el 1085 pasó a ser la ermita del cristo de la
luz. Es de planta cuadrada dividida en nueve espacios cuadrados. Se le hizo un ábside
mudéjar. En su construcción utilizó material de acarreo, capiteles visigodos. Los nueve
espacios están cupulados con nervios entrecruzados, todas distintas. En la central hay un
doble orden de vanos al ser la más alta. El mihrab abría hacia el sur. Como antecedentes
tenemos la cúpula de Kairuán y la de Córdoba. Como antecedente de mezquita pequeña
tenemos la mezquita de las tres puertas de Kairuán y la de Bu fatata.

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