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Los niños, niñas y adolescentes como seres humanos por el solo hecho
natural de su condición, necesitan llevar una vida organizada y con un razonable
cuidado, todo esto con la presencia de una unión en conjunto de los padres,
representantes y educadores que los sitúen por la buena vida y poder ser
corregidos a tiempo cuando existan desvíos y tropiezos en su formación a lo largo
del camino para brindarle a la sociedad ciudadanos sanos y de bien, buscando así
la calidad de la misma.
Nuestro país se hizo signatario de la Convención sobre los Derechos del Niño y
dispone de una ley sustantiva dictada en 1998 en desarrollo de las discreciones
inspiradoras de la Convención, tal como aparece en la Declaración contenida en la
exposición de Motivos de aquella, en vigor desde el 1° de enero del año
2000.Venezuela asumió el compromiso de adecuar la legislación nacional a los
mandatos de la convención. Para ello fue necesario un texto legal con
disposiciones capaces y fuertes de defensa y promoción de los derechos y
garantías de todos los niños, niñas y Adolescentes.
Allí nace la Ley Orgánica de Protección del Niño, Niña y Adolescente, que
tiene por objeto garantizar a todos ellos, que se encuentren intrínsecamente en el
territorio nacional, el disfrute pleno y efectivo de sus derechos y garantías a través
de la Protección Integral que el Estado, la familia y la sociedad deben ofrecer
desde el momento de su concepción.
“El deber compartido e irrenunciable del padre y la madre de criar, formar, educar,
mantener y asistir a sus hijos e hijas”; de igual manera la Ley Orgánica de
Protección de Niños, Niñas y Adolescentes en su artículo 54 señala lo siguiente:
Obligación de los padres y representantes de “Garantizar la Educación a los niños
y adolescentes, exigirles a su asistencia, regular a clases y participar en su
proceso educativo”
DEBILIDADES AMENAZAS
3. Faltas de recursos económicos.