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TEXTOS DE ARISTÓTELES

“Todavía más: quien siga poco a poco esta observación acabará por darse cuenta de que también en
las plantas se verifican cosas que tienen una clara orientación teleológica, que las hojas nacen con la
finalidad de cubrir y proteger los frutos. Por tanto, si la golondrina construye su nido de una forma
natural y teleológica, y la araña hila su propia telaraña también de manera natural y teleológica, e
igualmente las plantas hacen crecer la hojas para proteger sus frutos, las raíces no crecen hacia
arriba sino hacia abajo, para buscar alimento, es evidente que existe una teleología y una causa final
en los seres que producen la naturaleza y que existen naturalmente”.

Física

“Todos los hombres desean por naturaleza saber. Así lo indica el amor a los sentidos; pues, al
margen de su utilidad,, son amados a causa de sí mismo, y el que más de todos, el de la vista. En
efecto, no sólo para obrar, sino también cuando no pensamos hacer nada, preferimos la vista, por
decirlo así, a todos los otros. Y la causa es que, de los sentidos, éste es el que nos hace conocer más,
y nos muestra muchas diferencias. Por naturaleza, los animales nacen dotados de sensación; pero
ésta no engendra en algunos la memoria, mientras que en otros sí. Y por eso éstos son más
prudentes y más aptos para aprender que los que no pueden recordar.”

Metafísica

“Por tanto, si todo lo que se mueve debe ser movido por algo, sea esto movido también por otra
cosa o no, y si (en el primer caso) es movido por algo que, a su vez, es movido, tiene que haber un
primer motor que no sea movido por ningún otro; pero una vez que se dé tal motor primero, no hay
necesidad de otro. En efecto, es imposible que se dé una serie infinita de motores, cada uno de los
cuales sea movido por otro, ya que en una serie infinita no hay un término que sea primero. Si,
pues, todo lo que se mueve es movido por otro, y el primer motor se mueve, pero no es movido por
otro, fuerza es que sea movido por sí mismo”.
Física

“De todo esto es evidente que la ciudad es una de las cosas naturales, y que el hombre es por
naturaleza un animal social, y que el enemigo de la sociedad ciudadana es, por naturaleza y no por
casualidad, o bien un ser inferior o más que un hombre. Como aquel al que recrimina Homero: sin
fratría, sin ley, sin hogar. Al mismo tiempo, semejante individuo es, por naturaleza, un apasionado
de la guerra, como una pieza suelta en un juego de damas. La razón por la cual el hombre es un ser
social, más que cualquier abeja y que cualquier animal gregario, es evidente: la naturaleza, como
decimos, no hace nada en vano, y el hombre es el único animal que tiene palabra. Pues la voz es
signo de dolor y del placer, y por eso la poseen también los demás animales, porque su naturaleza
llega hasta tener sensación de dolor y del placer e indicársela unos a otros. Pero la palabra es para
manifestar lo conveniente y lo perjudicial, así como lo justo y lo injusto, Y esto es lo propio del
hombre frente a los demás animales: poseer, él solo, el sentido del bien y del mal, de lo justo y lo
injusto, y de los demás valores, y la participación comunitaria de estas cosas constituye la casa y la
ciudad”.

Política
“La ciudad es la comunidad, procedente de varias aldeas, perfecta, ya que posee, para decirlo de
una vez, la conclusión de la autosuficiencia total, y tiene su origen en la urgencia del vivir, pero
subsiste para el vivir bien. Así que toda ciudad existe por naturaleza, del mismo modo que las
comunidades originarias. Ella es la finalidad de aquellas, y la naturaleza es finalidad. Lo que cada
ser es, después de cumplirse el desarrollo, eso decimos que es su naturaleza, así de un hombre, de
un caballo o de una casa. Además, la causa final y la perfección es lo mejor. Y la autosuficiencia es
la perfección , y óptima.”

Política

“Pues las cosas que debemos aprender antes de poder hacerlas, las aprendemos haciéndolas; por
ejemplo, los hombres se hacen constructores construyendo, y los ejecutantes de lira tocando la lira.
Del mismo modo, llegamos a ser justos realizando acciones justas, serenos realizando acciones
serenas, y valientes, realizando acciones valientes”.

Ética a Nicómaco

“Evidentemente es preciso adquirir la ciencia de las causas primeras, puesto que decimos que se
sabe cuando creemos que se conoce la causa primera. Se distinguen cuatro causas. La primera es la
esencia, la forma propia de cada cosa, porque lo que hace que una cosa sea, está toda entera en la
noción de aquello que ella es; y la razón de ser primera es, por tanto, una causa y un principio. La
segunda es la materia, el sujeto; la tercera el principio del movimiento; la cuarta, que corresponde a
la precedente, es la causa final de las otras, el bien, porque el bien es el fin de toda producción”

Metafísica

“Al ser evidente que es necesario adquirir la ciencia de las causas primeras, pues creemos conocer
una cosa cuando conocemos la causa primera, distingamos las clases de causa que hay. La primera
es la esencia, la forma propia de cada cosa. Porque lo que hace que una cosas sea está toda entera en
la noción de aquello que ella es...La segunda es la materia (…). La tercera, el principio del
movimiento; la cuarta, que corresponde a las precedentes, es la causa final de las otras, el bien,
porque el bien es el fin de toda producción. Estos principios han sido suficientemente explicados en
la Física. La mayor parte de los que filosofaron no consideraron los principios de todas las cosas,
sino desde el punto de vista de la materia (…). Porque, en verdad, el sujeto mismo no puede ser
autor de sus propios cambios. Ni la madera, ni el bronce, por ejemplo, son la causa que les hace
mudar de estado al uno y al otro; no es la madera la que hace la cama, ni el bronce el que hace la
estatua. Buscar esa otra cosa es buscar otro principio, el principio del movimiento, como nosotros lo
llamamos.”

Metafísica
TEXTOS MEDIEVALES

“Esta, la verdad, es la que contiene en sí todos los bienes que son verdaderos, y de los que los
hombres inteligentes, según la capacidad de su penetración, eligen para su dicha uno o varios. Pero
así como entre los hombres hay quienes a la luz del sol eligen los objetos, que contemplan con
agrado, y en contemplarlos ponen todos sus encantos, y quienes, teniendo una vista más vigorosa,
más sana y potentísima, a nada miran con más placer que al sol, que ilumina también las demás
cosas, en cuya contemplación se recrean los ojos más débiles, así también cuando una poderosa y
vigorosa inteligencia descubre y ve con certeza la multitud de cosas que hay inconmutablemente
verdaderas, se orienta hacia la misma verdad, que todo lo ilumina, y , adhiriéndose a ella, parece
como que se olvida de todas las demás cosas, y , gozando de ella, goza a la vez de todas las demás
porque cuanto hay de agradable en todas las cosas verdaderas lo es precisamente en virtud de la
misma verdad.”

San Agustín, Del libre albedrío II

“La existencia de Dios se puede demostrar por cinco vías. La primera y más clara se funda en el
movimiento. Es innegable, y consta por el testimonio de los sentidos, que en el mundo hay cosas
que se mueven. Y todo lo que se mueve es movido por otro. De hecho nada se mueve a nos ser que
en, cuanto potencia, esté orientado a aquello por lo que se mueve. Por su parte, quien mueve está en
acto. Pues mover no es más que pasar de la potencia al acto. La potencia no puede pasar a a acto
más que por quien está en acto. Ejemplo: El fuego, en acto caliente, hace que la madera, en potencia
caliente, pase a caliente en acto. De este modo la mueve y cambia. Pero no es posible que una cosa
sea lo mismo simultáneamente en potencia y en acto; sólo lo puede ser respecto a algo distinto.
Ejemplo: Lo que es caliente en acto, no puede ser al mismo tiempo caliente en potencia, pero sí
puede ser en potencia frío. Igualmente, es imposible que algo mueva y sea movido al mismo
tiempo, o que se mueva a sí mismo. Todo lo que se mueve necesita ser movido por otro. Pero si lo
que es movido por otro se mueve, necesita ser movido por otro, y éste por otro. Este proceder no se
puede llevar indefinidamente, porque no se llegaría al primero que mueve, y así no habría
movimiento alguno pues los motores intermedios no mueven más que por ser movidos por el primer
motor. Ejemplo: Un bastón no mueve nada si no es movido por la mano. Por lo tanto, es necesario
llegar a aquel primer motor al que nadie mueve. A éste, todos lo llaman Dios.

La segunda vía se basa en la causalidad eficiente. Hallamos que en este mundo de lo sensible hay
un orden determinado entre las causas eficientes; pero no hallamos que cosa alguna sea su propia
causa, pues en tal caso habría de ser anterior a sí misma, y esto es imposible. Ahora bien, tampoco
se puede prolongar indefinidamente la serie de las causas eficientes (…). Por consiguiente, es
necesario que exista una causa eficiente primera, a la que todos llaman Dios.

La tercera es la que se deduce a partir de lo posible y de lo necesario. Y dice: Encontramos que las
cosas pueden existir o no existir, pues pueden ser producidas o destruidas, y consecuentemente, es
posible que existan o que no existan. Es imposible que las cosas sometidas a tal posibilidad existan
siempre, pues lo que lleva en sí mismo la posibilidad de no existir, en un tiempo no existió. Si, pues,
todas las cosas llevan en sí mismas la posibilidad de no existir, hubo un momento en que nada
existió. Pero si esto es verdad, tampoco ahora existiría nada, puesto que lo que no existe no empieza
a existir más que por algo que ya existe. Si, pues, nada existía, es imposible que algo empezara a
existir; en consecuencia, nada existiría ; y esto es absolutamente falso. Luego no todos los seres son
sólo posibilidad, sino que es preciso algún ser necesario (…). Por otra parte, no es posible que en
los seres necesarios se busque la causa de su necesidad llevando este proceder indefinidamente,
como quedó probado al tratar las causas eficientes. Por lo tanto, es preciso admitir algo que sea
absolutamente necesario, cuya causa de su necesidad no esté en otro, sino que él sea causa de la
necesidad de los demás. Todos le dicen Dios.

La cuarta vía considera los grados de perfección que hay en los seres. Vemos en los seres que unos
son más o menos buenos, verdaderos y nobles que otros, y lo mismo sucede con las diversas
cualidades (…). Por tanto ha de existir algo que sea verísimo, nobilísimo y óptimo, y por ello ente o
ser supremo; pues, como dice el Filósofo, lo que es verdad máxima es máxima entidad. Ahora bien
lo máximo en cualquier género es causa de todo lo que en aquel género existe, y así el fuego, que
tiene el máximo calor, es causa del calor de todo lo caliente, según dice Aristóteles. Existe, por
consiguiente, algo que es para todas las cosas causa de su ser, de su bondad y de todas sus
perfecciones, y a esto lo llamamos Dios.

La quinta se deduce a partir del ordenamiento de las cosas. Pues vemos que hay cosas que no tienen
conocimiento, como son los cuerpos naturales, y que obran por un fin. Esto se puede comprobar
observando cómo siempre o a menudo obran igual para conseguir lo mejor. De donde se deduce
que, para alcanzar su objetivo, no obran al azar, sino intencionadamente. Las cosas que no tienen
conocimiento no tienden al fin sin ser dirigidas por alguien con conocimiento e inteligencia, como
la flecha por el arquero. Por lo tanto, hay alguien inteligente por el que todas las cosas son dirigidas
al fin. Le llamamos Dios.”

Suma de Teología

“En efecto, la ciencia que debe probar que Dios existe, y las otras verdades del mismo orden que se
refieren a Dios, es enseñada la última porque esta presupone muchas otras ciencias; de este modo, el
hombre tendría que esperar mucho tiempo antes de llegar al conocimiento de Dios. Segundo, para
que el conocimiento de Dios sea accesible de manera más común. En efecto, mucha gente no puede
obtener provecho del estudio de una ciencia por causa del embotamiento de su espíritu, o por las
exigencias y necesidades de la vida, o incluso en razón de su pereza para el estudio. Y tosas estas
gentes se verían total e injustamente privadas del conocimiento de Dios si las verdades divinas no
les hubieran sido presentadas por la vía de la fe. Tercero, para que la certeza de este conocimiento
esté garantizada. Efectivamente, la razón humana es bien débil ante las realidades divinas; prueba
de ello es que incluso en el conocimiento natural de las realidades humanas, los filósofos han
cometido no pocos errores y propuesto tesis contradictorias. Para que los hombres tuvieran de Dios
un conocimiento cierto al abrigo de toda duda, era, por tanto, necesario que las verdades divinas les
fueran enseñadas por la vía de la fe, como proferidas, por así decirlo, por Dios, que no puede
mentir.”

Suma de Teología

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