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“H I J O D E H O M B R E”

Primera parte Rvdo. Julio Alvarado F.

Juan 5: 19 – 27.-

“Mi Padre y señor, al hablar Tu Palabra en esta hora, Yo te ruego la unción de


tu Espíritu sobre cada palabra. Señor, usa esta mi vida, habla a Tu pueblo en esta hora,
habla a Tu Iglesia Señor, ellos vienen en busca de Palabra Tuya, ellos vienen en busca
de recibirte, Señor, de vivirte cada vez en mayor intensidad.

Y, bendito Dios, aquí estamos como instrumentos tuyos. Señor constitúyeme en


Tu voz, en tu boca, en Tu palabra, en Tu voluntad. En el Nombre del Señor Jesucristo.
Amen.”

Asiento, hermanos, el Señor les bendiga.

En lo que hemos dado lectura, podríamos resumirlo, hermanos, todo ello en el


último verso que hemos leído, el verso 27; “y también le dio autoridad de hacer juicio,
por cuanto es el “Hijo del Hombre”…Todo lo que la palabra dice, todo lo que Jesús ha
estado diciéndole a la gente, como autoridad propia del Hijo, tiene una razón de ser, y
esta razón de ser es que Él es Hijo, o sea que, todo cuanto Jesús dice tener, todo
cuanto dice poseer, o haberle sido dado, es porque Él es Hijo.

Digamos; como Hijo, tiene derechos inherentes, privilegios habidos por


nacimiento, nadie se los podía quitar. Y Él dice; “Bueno toda la autoridad y todo lo
que ustedes imaginan y todo lo que ustedes…. Miren, muchas de las cosas que hasta
ahora no se han visto, que hasta ahora no se han presentado, con todo lo que yo
puedo decirle y que podría decirles, me ha sido mostrado porqué soy el Hijo”….

Ahora, hermanos, hemos dicho muchas veces que un hijo no se conoce


simplemente porque tiene una fisonomía parecida a otro. Todos nosotros sabemos
que en el mundo, en algún lugar tenemos un sosia esto es: una persona que es igualito
a usted, como que sería un gemelo y tiene su mismo tamaño, su mismo color, su
manera de hablar, es igualito a usted. En alguna parte del mundo hay otro ser igual a
usted, pero eso no quiere decir que es hijo del mismo padre que usted, y eso no quiere
decir que tiene su misma forma de ser, sus mismos genes, sus mismas inclinaciones,
No, no.

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Pero en una familia pueden haber personas dispares, puede salir uno blanco, y
uno un poco más negro, uno más alto, otro más petiso, pero pueden ser hijos del
mismo padre. Ahora, ¿cómo se conoce eso? Eso se conoce por lo que el padre ha
puesto dentro de ese hijo, ¿ve?... Ahora, no le estoy hablando de Dios, estoy hablando
de los hijos en general, los hijos humanos.

Porque cada padre pone dentro del hijo algo de sí mismo. Entonces el
muchacho se conoce no por las facciones de su rostro, por su forma física, tanto como
por sus reacciones, ¿ve? No se conoce tanto por acciones, sino por reacciones.

Citemos por ejemplo: una persona valiente – lo contario sería en cobarde ¿no
es cierto?-, pero vamos a decir sinónimo. Una persona valiente sería una persona que
esta despreocupada y de repente le dan un susto, alguna cosa así; la persona valiente
reacciona de distinta manera que la persona cobarde. Puede ser que la persona
cobarde se quede ahí quieta, blanca con los ojos grandes, sin moverse; el valiente, en
cambio, da un brinco, echa a correr, se resbala, tarta de esconderse, ¿así es? … ¡Sí!, así
es.

Porque la persona valiente, es aquella que teniendo miedo, lo domina, ¿he?, la


persona que no tiene miedo es un inconsciente ¿no? Pero el valiente es aquel que
teniendo temor, sabe dominar ese temor, y entonces demuestra que es valiente; el
cobarde, no, esta tan cobarde que se quedó quieto, tan incapaz, que no tubo
capacidad ni para echar a correr, Y el valiente reacciona rápidamente, sea huyendo,
sea escondiéndose, sea defendiéndose. Generalmente su reacción es instantánea,
¿he?

Ahora, un ser, un hijo lleva, hermanos, naturaleza de su padre. Y usted puede


encontrar por allí que de repente hay hijos que no se conocen entre hermanos, porque
ese padre ha sido como los gallos que han ido sembrando por ahí, ¿no es cierto?, sin
preocuparse jamás; y de repente hay hijos que no se conocen entre ellos. Pero cuando
llegan a viejos, de repente hablando, hablando, hablando, resulta que son hijos del
mismo viejo pícaro, Cuando se han encontrado así, usted siempre se va dar cuenta
que tienen la naturaleza de ese hombre, y aunque nunca se hayan visto, piensan y
reaccionan parecido.

Ahora, Jesús dijo: “el hijo nada hace, si el padre no lo ha hecho. Ahora para
que el hijo pueda hacer lo que el padre hace, el hijo tiene que ver lo que el padre está
haciendo; y para que lo vea”, el padre tiene que mostrárselo, pues.

Y dice aquí: “Porque el Padre ama al Hijo, y le muestra todas las cosas que Él
hace”… Insertemos entonces un poder, alguna fuerza, una atracción aquí: el Padre
ama al hijo.” Pero es una cosa natural, Pastor, todo padre ama al hijo”… y déjeme
decirle: ¡No! No, es más difícil amar a un hijo que lo que usted se imagina,

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Muchos de aquí de la iglesia, tiene por experiencia, que es más difícil amar de
lo que usted jamás ha pensado. Una de las cosas más difíciles es amar, ¿no?

No hablemos, hermanos, de las aberraciones del amor: del deseo, del apetito,
de la atracción, de…. Ni siquiera del cariño; hablemos del Amor, Es una de las cosas
más difíciles, ¿por qué? , porque para poder amar hay que tener a Dios dentro de sí,
porque solo Dios es Amor, ¿se da cuenta?

Ahora, dice: “No, pero yo lo amo, y por eso es que yo…”, bueno todo lo que
hace… ¡no, no!, no es así, tiene capacidad de amar solamente aquel que tiene a Dios
dentro de sí Y tanto como tenga de Dios, tanta capacidad de amar tiene, ¿ya?

Entonces insertemos un nuevo sentir, y es que el padre ama al hijo, o sea: en


principio hermanos, el que primero ama no es el hijo… eso importa mucho para lo que
voy a decir más adelante.

Hermanos en principio, el que ama, no es el hijo, el que primero ama es el


padre, ¿por qué?, porque el hijo no tiene capacidad de amar, ¿no ve? Está en el vientre
de la mamá, y ese padre consciente y responsable, ya ama a esa criatura, Ahora esa
criatura chiquitita, es un pedacito de carne, medio así, ¿no? Invalida, incapaz; y el
padre ama a esa pequeña criatura que nada sabe, ¿no ve?

Pero, viene primero, por sobre todas las cosas, del Padre hacia el hijo.

Y Jesús dijo: “El Padre ama al Hijo, y le muestra todas las cosas”… O sea que
una demostración de amor, es ser abierto, ¿ve?, una demostración de amor, es no
ocultarle al hijo lo que él hace; es ser amplio. Una de las demostraciones de que hay
amor, es que no se le oculta nada.

Y caemos en un terreno que mi Iglesia no tiene, o que muchos de mi iglesia no


tienen: en el terreno de la LEALTAD…. Porque para poder mostrarle todo al hijo, tiene
que tener dentro de sí “Lealtad”, tiene que ser una persona “absolutamente leal”.
Entonces no oculta nada, todo lo que el Padre se lo muestra al hijo, porque lo ama, es
leal, es amplio, ¿lo ve?...

“Bueno Pastor, pero ¿y eso qué me interesa a mí?”… mire, si usted no logar
dominar las cosas materiales, fluir sobre las cosas materiales, nunca entenderá la cosas
espirituales, ¿he? Jesús dijo: “si yo les estoy hablando a ustedes cosas terrenales, y no
me creen, ¡cómo me creerán si les hablo las celestiales” ….

Entonces, para que usted pueda ser cristiano, tiene que ser buena persona, y
para ser una buena persona, tiene que saber lo que es ser bueno, ¿ya?

Entonces tiene que haber lealtad, ¿Qué es lealtad…antónimo de lealtad; “oh, yo


me pongo a hablar con Fernando, y todo es muy de acuerdo con Fernando y yo estoy

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muy contento con él; nos despedimos con un abrazo, y todo eso. Fernando se va, está
media hora por allí, y de repente me encuentro con Pastor, le digo: ¡oye! Yo estuve
hablando con Fernando, y fíjate que esto… ¿Cómo te imaginas que Fernando es así, y
así. ¡Vamos!... ¿eso es ser leal?...eso es ser desleal, ¿he?, eso es ser una persona
desleal. No mantener, hermanos, por lo menos la capacidad de conservar una amistad,
que el amigo o la amiga este presente, sino tiene capacidad para ello, entonces usted
no conoce lo que es ser leal.

Entonces, un principio de lealtad es ser, hermanos… y voy a otra palabra, y otra


cosa que mi iglesia muy poco tiene: ser leal significa ser “sincero”, ¿he?.. y para tener
sinceridad, hermanos, tenemos que ser leales, pero para ser leales y sinceros, tenemos
que ser con nosotros mismos primero. Si nosotros mismos, dentro nuestro no somos
leales, nunca llegaremos a ser sinceros, ¿lo ve?

Ahora, siguiendo la misma corriente, hermanos, siguiendo la misma corriente


de los sermones pasados: decimos “depende del espíritu que tiene, como usted
actúa”, si usted tiene un espíritu desleal metido dentro de sí, usted va ser desleal,
nunca va cumplir un voto, un compromiso, una promesa, no lo va hacer, porque hay
un espíritu desleal que lo domina, y no lo deja ser leal, ni sincero. ¡No, no!, vamos a
continuar con el lado bueno de las cosas, y el lado malo ya lo ira mirando usted mismo.

Yo estoy comenzando un sermón, que puede ser un sermón muy terrible, había
postergado este sermón y quizás lo postergue después de esta predicación en atención
a usted, por misericordia a muchas vidas. Pero hablando de lealtad y de sinceridad,
hermanos mire, mire, en esta noche encontramos que muchos de mi pueblo saldrían
de aquí de la Iglesia: “Bueno, yo no sé, no, no, en esta vuelta yo no vuelvo más, ¿para
qué voy a seguir yendo a la Iglesia?”….

Bueno, entonces, para que haya amor tiene que tener a Dios dentro de sí
mismo, ¿no ve? Porque Dios es Amor. Ahora, amor no s deseo, no es una atracción, así
porque si, ¡no Señor, Dios es invariable. ¿Y qué es ser invariable?, una cosa que no
cambia; no es como el camaleón que cambia de colores según la ocasión ¡no!, Dios es
invariable, se mantiene como tal.

Entonces, cuando el padre ama al hijo, lo ama desde antes que nazca hasta
después de muerto, lo ama siempre, ¿no ve?

Ahora, para que usted sepa amar, tiene que tener a Dios. Y una demostración
de amor (y no se me duerma por favor, manténgase despiertas hermanitas, Es raro,
hay hermanas que nunca han dormido en la Iglesia y ahora están durmiendo. ¿No les
interesa ser leales? ¿No les interesa ser sinceras?.... si no les interesa la lealtad, ni la
sinceridad, nunca será fieles)…pero, vamos a ir por partes.

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Entonces, para que ustedes puedan tener capacidad de amar, tiene que tener a
Dios a dentro. Dios es amor, y si usted tiene a Dios dentro, eso va a brotar de usted, En
la medida que usted tenga a Dios, en esa medida va a poder tener capacidad de amar.

¡Que!... ¿Yo estoy enseñándole a usted, que puedo tener pedacito de Dios?,
¡No!, Dios es Uno; por lo que pasa es que en la medida que usted se entregue al Señor,
en esa medida el Señor va a venir a usted. Entonces Él puede colocar los diez dones,
puede colocar cualquier cosa en usted.

En la medida que usted se dé a Dios, en esa medida Dios se va a dar en usted;


pero para que usted vaya teniendo eso, tiene que tener capacidad para amar. Y una
demostración de que usted puede amar y tiene a Dios en sí, es ser abierto y amplio.
Ahora, eso no quiere decir que usted sea abierto y amplio con todos, porque ese es el
sentir de los hippies, los hippies dicen: “nosotros amamos, así que las mujeres nos las
cambiamos para allá para acá, y todos somos de todos “¡No! Eso es perversión. Es ser
abierto con su Dios, que usted tenga de dificultades, de incomprensión con su Padre.
¿Lo ve?

Ahora, Yo quisiera decirles que, en todo aspecto, cuando nosotros queremos


vivir a Dios, Él tiene que ver en nosotros sinceridad.

Hablando Jesús de esto, dijo: “Mire, dos hombres vinieron a orar al templo,
uno era humilde y publicano, que reconocía su pecado y se fue al templo y se puso de
rodillas y se golpeaba el pecho: Dios, se propicio a mi pecador” No decía más nada.
Pero vino otro que era circunspecto, conspicuo dentro de la sociedad, era un hombre
de mucha alcurnia, y se paró así, con su brazo metido en la manga de su túnica, y dijo:
“Dios, yo te doy gracias que no soy como Perico, como aquella de allí, yo no soy como
ese, ¡Uy!; yo soy un hombre bueno, doy diezmo, hago esto, hago lo otro”… Mire
hermano, la palabra dice: “Os digo que aquel publicano descendió justificado, pero de
ese otro nada se habló”…

Porque la persona desleal se conoce, hermano, como se conoce la persona leal.


La Persona leal se conoce, porque mide capacidades, con toda sinceridad está
midiendo sus capacidades y sabe perfectamente hasta donde llega, hasta donde tiene
capacidad, ¿por qué? Porque es sincera, no trata de engañar a si propio, ¿Lo ve?

Ahora, en la medida que va siendo sincero consigo mismo, va llegando algo que
es la primera cosa que quiero citarles en esta noche, viene llegando el conocimiento
propio Y eso es lo que les pasa a todos los cristianos: No se conocen a sí mismos.

Hermano, el conocimiento propio viene después de la lealtad y de la sinceridad.


Si usted es leal ¡Bendito Dios! Usted se mantiene leal al Señor, al hermano, a la
hermana, bueno… a quien usted le ha comprometido, o ha juramentado amistad. O
que se Yo. O se han hablado amistad; usted se mantiene leal. Y esa lealtad lo lleva a ser

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sincero “Sinceramente yo siento simpatía, cariño, aprecio, amor” Yo siento
sinceramente, yo siento esto, sinceramente yo sé que de dentro me brota esto. No es
que yo tengo que esforzarme para sentirlo, no es que yo tenga que llorar a las plantas
de
Dios para sentirlo, lo siento en mí… ¿Por qué? Porque ha sido una persona leal, y en
base a la lealtad ha llegado a la sinceridad.

Ahora, cuando llegó a ser sincero consigo mismo ¿He? Entonces sabe sus
limitaciones, y porque conoce sus limitaciones – y sus capacidades, pues – entonces
comienza a conocerse a sí mismo, ¿ve?....Mire hermanos, pareciera que estoy
hablando fuera de la Palabra, pero si usted lee al apóstol Pablo, el apóstol Pedro dice
exactamente lo que Yo le estoy diciendo en otras palabras, ¿Nove?

Entonces, usted tiene que conocerse a sí mismo. “Y como yo puedo conocerme


a mí mismo”… y vuelvo: si tiene el Espíritu de su Padre, se conocerá a sí mismo,
porque el espíritu del Hombre (Y estamos hablando del Hijo del Hombre que está en el
cielo) “El espíritu del Hombre – dice la Palabra – todo lo escudriña. ¿Me capta? El
Espíritu todo lo escudriña. Y estamos hablando: “El espíritu del Hombre – dice la
Biblia exactamente así – todo lo escudriña

Y Él dijo: “Yo soy el Hijo del Hombre” ¿No?... “Por cuanto es el Hijo del
Hombre”

Para poder conocerse a sí mismo, usted tiene que tener el Espíritu de su Papá,
del Hombre, de ese Hombre. Solo aquellos que son hijos del hombre, tienen capacidad
para ser leales, para ser sinceros, para conocerse a sí mismos. ¿Está muy
enredado?...no está muy enredado ¿verdad?, pienso que no, porque esto es lo que
nosotros…

Hermanos, si nosotros no nos conocemos a sí mismos, nunca vamos a llegar a


dominar el mundo del espíritu; tenemos que aprender a dominarnos a nosotros en el
mundo material. Si nosotros no dominamos en el mundo material, nunca vamos a
dominar el mundo del espíritu. El mundo del espíritu siempre va hacer de nosotros lo
que le dé la gana, ¿por qué? Porque no nos conocemos, no somos capaces de
dominarse a nosotros mismos.

“Yo tengo un perfecto dominio de mí mismo”…. ¡Bendito sea! Esa es la primera


y grande cosa. Si tú tienes un perfecto dominio de ti mismo, tú eres leal, tú eres
sincero ¡Amen! Oh, diga amén aunque le cueste hermano, está es una realidad para su
alma…

Mi afán no es adelantarme en este sermón, mi afán es llegar a hacer que usted


entienda el mundo en el que vive ¡Amén! Cuando usted es capaz de dominar el mundo
en que vive, usted tiene que comenzar a dominarse a sí mismo.

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¿Cómo yo puedo llegar a ser, a entrar en su Espíritu, Pastor? ¿Cómo yo puedo
llegar a fluir en el mismo canal suyo? ¿Cómo yo puedo llegar a sentir como usted, a ser
uno como usted, a tener integridad, a ser así? ¿Cómo yo puedo llegar a
ello?...Simplemente siendo leal, siendo sincero, conociéndose a sí mismo. Pero para
conocerse a sí mismo, tiene que tener el Espíritu del Hombre.

Ahora, escúcheme: estoy hablando del Hombre, del único, de uno solo, del
Hombre, no de los hombres, ¿ve? Estoy hablando del Hombre por excelencia. Si usted
llega a tener el espíritu del Hombre – y sabe a quién me estoy refiriendo- Entonces
usted tiene capacidad para conocerse a sí mismo ¿Para qué me sirve, pues, la
capacidad? ¿Para qué?, si no me conozco a mí mismo, ¿Qué gano con eso? Hermano
ganas el dominio más grande. Ganas el dominio propio, de tal manera que tú sabes lo
que vas hacer. ¡Sí Señor!

Hablando Jesús de eso dijo: “el que camina de día, no tropieza, porque sabe
todas las cosas, ¿lo ve? Ahora esto es el dominio propio. O sea que el diablo a usted
no lo puede llevar hacer lo que usted no quiere, ¿me está captando? Está comenzando
a ponerse sabroso ¿verdad? Usted no puede, hermano, dejarse dominar, usted no
puede ser arrastrado por ninguna potencia, ¿Cuándo? Cuando es leal, cuando es
sincero, cuando se conoce a sí mismo. Tiene dominio propio. ¡Amén!

Así que, la persona leal, volvemos a la lealtad. Oh, hermanos, cómo gimo Yo por
lealtad. Y cuando alguien viene a mi oficina y dice: “¿Qué se requiere para pertenecer a
la iglesia Pastor?, que usted se leal. Lo único que le pido es lealtad. No lealtad como
algunos, algunas de mi iglesia, que hablan de lealtad Conmigo y después se va por allí y
comienzan hacer cosas malas y feas, ¡no, no! Lealtad. La lealtad, hermano, le lleva a
usted a mantenerse en el mismo exacto nivel. En luz o en sombra.

Hablando de la lealtad, David, dice: “aunque yo ande en valle de sombra y de


muerte, no me interesa, porque Dios está conmigo”, en las palabras exactas de él:
“aunque ande en valle de sombra y de muerte, no temeré mal alguno, porque Tú
estarás conmigo”

O sea que aunque usted este metido en la prueba, aunque usted este metido
en el dolor, en la dificultad, en la aflicción, en lo que este, usted se va a mantener leal.
La lealtad no necesita estímulo. “Ay, es que yo necesito que usted me esté diciendo: Yo
te amo, yo te amo. Así yo me mantengo a flote”… ¡Eso no es lealtad! Eso se llama ser
un PAPAS-NATAS. Pero ya vamos a llegar a ello, falta mucho para eso todavía, estamos
echando bases a un sermón que puede ser algo terrible.

Ahora, no está mal que usted le diga a su esposa, a su enamorada, a su amada,


no está mal que usted le diga: “Yo te amo”, a cada rato y todos los días, no está mal.
Pero si hay una persona que necesita que usted le esté diciendo: “Yo te quiero, yo te
amo, yo te adoro, yo te…por allá, yo te…por aquí”, para que pueda mantenerse leal,

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esa persona no sirve. Porque la lealtad se mantiene siempre invariable ¡Oh, gloria a
Dios! Y Yo estoy diciendo ahora….a mi Padre le gusta que Yo diga esto, ¿Lo ve?

Porque nosotros con lealtad, hermanos, a sol o sombra, de frente o por la


espalda, nos mantenemos exactamente iguales. La lealtad no nos deja variar. ¿Amén?

“Yo soy una persona leal” usted a mí no me va hacer que traiciones, yo soy una
persona leal. Usted no me va a llevar a mí hablar mal de mi amigo, de mi amiga; yo soy
una persona leal. Usted no me va a llevar a hablar mal de este, o de aquel, ¡no, Señor!,
¡Yo soy leal!... La lealtad lo hace mantenerse, no hay traición en lealtad, ¡Amén!

Déjeme decirle, Francisco, es verdad lo que usted piensa: en la persona leal no


hay ninguno de estos demonios que dominan a la gente, con intereses carnales. Esto
estaba pensando, y está correcto. Nos queda mucho para adelante todavía.

Bueno seguimos aquí: en lealtad. Entonces, nosotros, hermanos, en lealtad,


nosotros somos absolutamente leales, aquí o donde sea. “En valle de sombra y de
muerte, no temeré mal alguno, porque Tú estarás conmigo”… Pase lo que pase, Dios,
Tú puedes meterme en los infiernos, allá sigo siendo Jesús de Nazaret. Padre líbrame
de la cruz, pero si no me libras, exactamente igual te sigo amando…. Esa es persona
leal, hermanos.

Y yo sé que usted anhela ser leal. Yo sé que mirándolo así, dice: “Señor dame
ese precioso don, ni siquiera es un don; es algo inherente, propio, que tiene que ver
con el nacimiento de una persona, ¿Se recuerda eso? Eso tiene que ver con la persona
cuando es engendrada, esa lealtad se la mete el padre cuando lo engendra. Pero la
persona es leal completamente, cuando es hijo del Hombre.

Entonces, necesitamos ser leales. Habiendo lealtad en nosotros, hermanos,


llegaremos a ser lo que usted tanto anhela: un grande y poderoso siervo de Dios, ¿Por
qué? Porque es una persona leal, Dios puede confiar, en usted, ¿Ve?

Ahora, Yo estoy adelantando sermón, para entusiasmarles, hermanos; yo voy a


volver mucho sobre esto. Yo estoy adelantándome y – como quien dice- soltándole
unas perlitas para que usted agarre y se entusiasme. Pero Yo voy a volver sobre
lealtad, una y otra vez, hasta que vayamos paso por paso.

Así que la lealtad, hermanos, es una cosa que está en nosotros. Ahora Yo estoy
hablando con predestinados. Déjeme hacerle una salvedad: hermanos, Yo estoy
hablando con predestinados y todo predestinado tiene lealtad, ¿Por qué? Porque se la
inoculo el Padre, el Padre se la dio, ¿Cuándo? Cuando lo formo ¿Dónde? Allá ¿En qué
tiempo? Antes que el mundo fuera, se la dio. Usted lleva dentro.

Esa es la razón por la que usted llora y gime cuando es desleal, esa es por la
razón por la que usted le duele tanto, cuando usted se comporta en forma desleal.

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“Señor, ¿Por qué yo tuve que hacer esto? Señor, ¿Por qué? ¿Por qué?...porque
tú tienes dentro de ti, lealtad. Esa lealtad le dice: “obraste mal, hiciste lo malo, te
comportases desleal, tú no debías hacer eso, tú lo hiciste mal. Tú tenías que haberte
comportado con lealtad y mantener esa amistad a sol y sombra, aunque te hubieran
matado, cortado la cabeza; tú debías mantenerte, ¿Por qué ¿Por qué fuiste traidor?
¿Por qué fuiste traicionera, traicionero? ¿Por qué? …Y ahí estas, y vives una vida de
infierno, ¿Por qué? Porque fuiste desleal. Pero porque te duele, porque eres desleal,
porque tienes dentro de ti – por predestinación eterna – lealtad, ¿Me capta cómo es?

Entonces Señor, sigue despertando… No haga como Pastores que han llegado a
decirle a los hermanos: “Hermanos, este no es tiempo de oír a la conciencia”… Si
usted no le oye a la conciencia, quiere decir que Dios lo ha abandonado, si su
conciencia no lo reprende, quiere decir que Dios lo ha dejado. Y Yo no quisiera que
Dios me dejara a mí, hermanos “No me interesa, no me importa, haz lo que te dé la
gana, vete al infierno. Allá tú… Yo no tengo más nada que hacer contigo”… No
quisiera que Dios hiciera eso conmigo.

Entonces, un agente de la lealtad es la conciencia. Y cuando usted se comporta


desleal, usted es reprendido, entonces anda cohibido por allí y con la cabeza gacha y
rehuyéndole los ojos para no mirarle. ¿Por qué? Porque sabe, por esa cosa que Dios le
puso dentro, sabe que a Él no va a mentirle, y que necesita rectificar. Porque la lealtad
nunca lo va a dejar tranquilo, cuando usted ha obrado mal nunca le va a dejar
tranquilo. Usted tiene que mantenerse en el terreno que su Padre le ha puesto.

¿Cómo lo puede hacer?, hermano teniendo en su vida sinceridad. “Señor yo


tengo que ser sincero, yo falle aquí, por esto y por esto, y no, yo no le voy a poner
nombre a esto, porque yo no quiero engañarme a mí mismo. Y aunque me escosa, y
aunque me duela, y aunque me tenga que morder, y aunque me tenga que odiar a mí
mismo, y aunque me quisiera abofetear a mí mismo por ser como soy, no le voy a
poner nombre a esto, porque yo quiero ser leal, tiene que haber sinceridad en mi vida.
La única manera que tú vas a vivir en mí, es que yo sea leal”… ¿se da cuenta?

Ahora una persona leal, hermano, es una persona que siempre cumple sus
votos. “Hacemos compromisos, ¿sí?, muy bien, es una promesa un compromiso que
hacemos los dos”, “si lo hacemos muy bien”… La persona leal cumple aunque le cueste
la vida.

Dios, hablando de lealtad hermanos dice; “Mira, cuando a Dios hicieres


promesas, procura no tardar en cumplirlas, porque Dios no se agrada de los que
prometen y no cumplen”… Ahora, si usted no está seguro de cumplirlas, mejor es que
no prometa.

Ahora, ¿por qué?, porque la lealtad le lleva a cumplir cada compromiso, a sol y
a sombra. Yo tengo un compromiso con Dios, le voy a decir, uno de mis compromisos

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con Dios, es este: Nunca quejarme de lo que Dios me da”. Y usted nunca me va a
sentir a mí, decir: “pero, ¿por qué Dios Santo?, pero, y que Yo, y que a mí, y que eso
no,” ¡Nunca, Nunca!, porque tengo un compromiso con Dios: NO quejarme de lo que
El me dé.

Y sé, con la frente muy alta, un día de estos, mañana o pasado, un día de estos
voy a llegar allí y le voy a decir: “Mira, Señor cualquier cosa, pero Yo nunca te
reclame” y voy a pasar a la presencia de Él y le voy a decir: “Yo nunca protesté, aquí
estoy”…y él va a tener que decir: “Tienes razón”. Te metí en cualquier parte, te metí
para allá, te metí por aquí, hice esto por aquí, te metí en la cárcel (en la cárcel no) te
metí en La Guardia, te metí en el D.I.C. y esto y lo otro, Y tú nunca abriste la boca para
quejarte en mi contra, ¡cumpliste!

Y yo nunca he renegado, ¡No!, el Señor o puede decirme a Mí, puede citarme


otras cosas en que le he fallado, pero cada vez que Yo le falle, dije: “Señor, Yo te falle
en esto, me arrepiento ¡Dios mío! Haberte fallado; soy un torpe”… ¿Ve? Porque hay
lealtad puesta por el Padre dentro nuestro,

Ahora, esa es la cosa que usted tiene que tener, ¿me deja seguir un rato más?...

Ahora, la lealtad, hermano, es inherente, cuando digo inherente está


involucrada, está metida dentro. Es igual como Yo, para ser cuerpo, tengo que tener
cabeza, eso es una cosa que tiene que estar en Mí. La lealtad está dentro de cada
predestinado, es parte de usted. Es como que usted, hermano, le dijera: “Bueno, vos
no tenés estómago”… ¡No!, usted no puede ser una persona sin estómago, porque no
podría vivir. Así también un predestinado, un hijo del Hombre, tiene lealtad dentro de
sí mismo.

Ahora, ¿Por qué esa lealtad no sale a flote, pues, Pastor?, ahora, ¿Por qué esa
lealtad no está en mí, y yo cada día soy más así, soy más allá?...Ahí vamos.

Lealtad, hermano, tiene que ver con predestinación. Pero para que usted pueda
hacer que lealtad aflore, salga arriba y se manifieste, usted tiene que estar seguro que
es predestinado. “Me está emborrachando, Pastor, yo no lo puedo entender”… ahí
está grabándose.

Para que usted, hermano, pueda sacar la lealtad arriba, ¡Bendito Dios!, y para
que esta se manifieste, tiene que tener entonces, eso, ¿Qué? Seguridad de su
predestinación. “Yo soy predestinado, y ya puede decirme todo diablo, todo ángel, o
todo ser espiritual, o todo ser material, que no lo soy, ¡YO LO SOY!”… En entonces,
cuando usted tiene esa seguridad en su predestinación, lealtad comienza a haber con
usted mismo. “Yo, como predestinado ¡Bendito Dios!, no puedo ser igual a aquel,
porque soy predestinado ¡Caramba!”…Entonces, hay lealtad con usted mismo,
comienza haber lealtad con usted.

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Pero usted no puede ser como alguno de mis hermanos, y lamento mucho…
(Como si fuera reunión de pastores), lamento mucho que haya algunos obreros que
han sido desleales como estos. Uno de los hermanos pastores, cualquiera de ellos, se
confían unos a otros las cosas, y este Papas –Natas, cuando este hermano que ha
confiado en él, se ha apoyado en él; se ha ido y le ha contado a su mujer, a la esposa
de él: “mira me dijo esto, me dijo lo otro”… tan Papas – Natas fue, que no tubo lealtad
ni consigo mismo, para su hombría de bien. Y esto no es un caso, son varios, montón
de casos. No los voy a nombrar, no es necesario, cada uno sabe lo que ha hecho y tiene
que ser leal consigo mismo, cuando reconoce que ha actuado con deslealtad comienza
a lamentarse, comienza a desesperar. Porque si tú comienzas a desesperar, me está
diciendo: “Yo tengo predestinación”, si tú comienzas a desesperar por lo que te digo,
me está diciendo: “Yo soy predestinado, y como predestinado me duele ser un
desleal”, ¿Le duele?, ¡Claro! La lealtad es una de las bendiciones, una de las cosas que
mayor gloria le pueden dar a su vida, ¡Amén!

Eso es lo que la Palabra del Señor nos cita continuamente: “¡Sé fiel hasta la
muerte! Sé fiel para allá, no vayas para acá, cuidado con esto, no falles, no caigas”…
¡LEALTAD! La lealtad no nos deja, hermanos. “Seré leal, seré leal, Señor, y esto no te
lo puedo pedir a Ti, porque lo llevo dentro de mí, lo tengo dentro, yo no sé por qué no
ha salido, pero yo lo tengo dentro de mí”

Y esa lealtad me va a llevar a mí a conocer a otros que son leales, esa lealtad
me va a llevar a mí…cuando alguien comienza a decir una cosa, de repente dice: “Pero,
qué le pasa a usted, por qué me está hablando así”…”Pero, que no”… “Es que mi
espíritu no reconoce eso como Palabra de Dios, yo soy muy leal, Quiero ser leal
conmigo m ismo, y lo que usted me está diciendo, me está dañando, y no quiero que
me dañe; yo quiero ser leal”

La lealtad usted la lleva dentro como predestinado. ¡Atiéndame hermano,


atiéndame hermana! Esta es una cosa que Dios se la ha dado, usted no ha hecho nada
para merecerlo, pero Dios se lo ha dado, usted no ha hecho nada para merecerlo, pero
Dios se lo ha dado, Y Yo diría: ¡Bendito sea nuestro Buen Dios, porque nos ha dado la
lealtad!

Por eso es que gemimos y lloramos, en la medida que se acerca el fin, cada día
sentimos más desesperados, hermanos ¿Por qué? Porque sabemos que nos faltan
cosas.

¿No ve cómo era necesario hablar de eso? ¡Oh aleluya! ¿Sabe que estoy
sintiendo ese poder que vino sobre nosotros allí en Cochabamba hermano, y qué dejo
a muchos hermanos paralizados, y dejó a muchos hombres, hombres de Dios, hombres
grandes del Señor, los dejó allí; “Yo no sé qué me pasa a mi” Yo puedo decirle – me
decía uno de los pastores grandes, no de Santa Cruz, sino de otro lugar- “Mire, Pastor,

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yo no sé qué me pasa, pero a partir de este culto yo siento que ando con los pies
grandes, las piernas como algodón. ¡Qué cosa más extraña lo que me está
sucediendo!”…Y ese mismo poder es el que está viniendo sobre mi vida.

No está demás que les diga, hermanos, cómo Yo Puedo mirar deslealtades en
las vidas aquí, no está demás que le diga cómo veo las traiciones en las vidas, cómo
están abiertas; no voy a comenzar a gritar eso. Pero déjeme decirle: la lealtad lo llevará
a usted a conocer al que es leal, porque es algo que viene haciendo nexo, el uno con el
otro ¡Amén!

Usted tiene que llegar a ser un buen cristiano, usted tiene que dar un paso
hacia la lealtad. “Pero, ¿no me dice usted que yo la llevo dentro?” ¡Sí! Usted la tiene
dentro, lo que pasa es que está allí, aplastada por toda esa sarta de cosas que el
enemigo ha puesto en usted. Pero llega el momento de que esa predestinación brote.
¡Amén! Llega el momento en que la lealtad, hermano, comience a ser una cosa que
esté viviendo en cada uno; y para eso no hay edad, basta que usted entienda que un
predestinado lleva dentro de sí mismo esa cosa puesta por el Hombre que está en el
cielo. ¡Amén!

Se ha dado cuenta que los que usted llama espirituales…Yo les he dicho muchas
veces aquí en mí mesa y he dicho en otros lugares: Hay gente que dice: “¡Ha! Nosotros
pertenecemos al círculo de los espirituales, aquellos son del círculo de los carnales”…
Yo he dicho: No tienen, ni idea lo que es ser espiritual. Porque ser espiritual, no es
andar de puntillas, con la carita así, eso es ser místico, ser hipócrita; pero ser espiritual
es otra cosa: Es vivir en el mundo del espíritu. Y ese mundo del espíritu, usted todavía
no lo conoce, porque no domina el mundo de la materia. ¿Amen?

En mi Iglesia había un montón que eran espirituales… “¡Cómo son de


espirituales!” ¿Espirituales?.... Me gusta el término y es lindo desearlo, pero no
confundamos las cosas, Yo les estoy hablando de cosas terrenas. Y les hablo de cosas
terrenas y usted casa no me entiende. ¿Cómo me va entender si les hablo de las
celestiales? Por eso usted no puede ver los ángeles, por eso usted todavía no entra al
mundo del espíritu. Cuando entre, van a ser sus compañeros ¿Me capta?

Así que, lealtad, hermanos, es algo que Dios ha puesto dentro de nosotros
cuando nos engendró, y nos engendró allá. La Biblia dice: “A los que antes conoció,
predestino” Ahora, yo soy predestinado y si soy predestinado, hermano, antes de
predestinarme El me conoció, me examino muy bien, me puso una maquinita y vio que
en mi había lealtad. Entonces, me predestino con lealtad dentro.

Dios, no predestina a nadie, sin antes haberlo conocido, ¡Oh, amén! Ahí
estábamos nosotros, y Él nos examinó, y después dijo: “Bueno, tú eres predestinado a
nacer boliviano, en el siglo XX, en el año mil novecientos y tantos, eres predestinado a

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es, y manifestaras esto, esto y esto”… Y una de las primeras cosas que El, por
predestinación quiso que manifestara, es LEALTAD, ¡Amén!

Esta es la manifestación de los hijos de Dios, ¡Si, Señor! Es el pensamiento de la


manifestación que espera la creación toda, el firmamento, la creación toda espera que
tú manifiestes la lealtad que Él te predestino. Lealtad que no existe en el mundo, pero
está en ti, puesta por tu Padre Eterno.

Yo hablaba con un hermano, y le decía: mira mi hermano, Yo soy un tipo fácil


de emocionar, soy un tipo muy fácil de llorar; Yo puedo ver un árbol y de repente me
pongo a llorar y no puedo contenerme. Una mirada limpia, una mirada leal – le dije
creo al hermano ¿leal le dije, hermano?... una mirada leal creo que le dije… ¿limpia?-
….una mirada limpia, Yo veo una foto bien tomada, y no puedo contenerme, me pongo
a llorar, me emociona.

Lealtad significa ser muy sensible, como dijo el Profeta: “Estamos blanditos”

¿Se ha dado cuenta usted, que la persona entre más hipócrita, más dura es?...la
persona leal es blandita. ¡Oh, con qué facilidad se conmueve, con qué facilidad cree,
con qué facilidad acepta, con qué facilidad ama! ¡Eso es ser leal! Usted dice: “No soy
un hombre no voy a llorar”… ¡No, no sea así! ¿He?

La lealtad, hermano, es una cosa que mi Iglesia, den Cristo es la Respuesta, está
haciendo tanta falta. Dios está desesperado porque usted llegue a ser ese cristiano,
esa cristiana poderosa, potente, invariable, que El predestino; Dios está desesperado
por eso,

Entonces lo que necesitamos es ser leales, que haya lealtad en nosotros,


seamos absolutamente leales. “Pero, Pastor, es que yo quiero y puedo”, déjeme
decirle: ¡No! Si usted no puede, es porque no tiene, ¿ve?, si usted no puede, es porque
no quiere. Si usted me pide diez mil pesos, y Yo no los tengo. Pero si Yo tengo diez mil
pesos, le digo: “Bueno”, porque puedo, porque tengo, ¿No?

Entonces, usted me dice: “Yo quiero ser leal, pero no puedo”… eso significa que
usted o tiene lealtad, Y tienen lealtad los que son “hijos del Hombre”

Por eso es que usted llora cuando traiciona, por eso es que usted sufre cuando
traiciona, por eso usted padece cuando es desleal, ¿he? Necesitamos urgentemente
ahora, nosotros entrar en ese terreno que nos pertenece por predestinación. Debemos
vivir en lealtad. Si en esta noche nosotros entramos en lealtad, hermano escúcheme, si
entramos en lealtad en esta noche, usted va comenzar a vivir la tercera etapa. Esto es
tan cierto, como que estoy aquí parado, esto es tan cierto, como puedo tocar esto.

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Si usted comienza a tener lealtad, va comenzar a vivir tercera etapa. Tercera
etapa es dinámica, tercera etapa significa Palabra caminando; si usted es leal, va
comenzar en eso, nunca más va volver atrás.

Así que, escúcheme: este es el primer paso a tercera etapa, a la unión de la


lluvia temprana y tardía, a esa potencia de gloria, usted puede comenzar a vivir ese
mundo teniendo lealtad. “¿Y hasta ahora no he sido leal, Señor, entonces?”…¡Sí! Hasta
ahora tú no has sido leal, y tienes que reconocerlo, porque parte de la lealtad es ser
sincero.

Realmente, yo no he sido leal, porque cuando el Pastor (por mí), ha dado vuelta
la espalda, yo he hablado de Él, esto, de esto yo he hablado, hablado y hablado….y no
he tenido sinceridad de decirle: yo hablé, yo hablé. Y no me arrepentí hasta ahora,
pues. ¿Qué me está pasando a mí? es que yo no soy ni siquiera leal conmigo mismo
¡caramba! ¿Qué es lo que me sucede? …

Pero cuando usted llega a ser leal, ¡Bendito Dios! Usted está en condiciones de
vivir tercera etapa. Eso está contestando muchas preguntas en esta noche, eso está
respondiendo a muchas interrogantes, y eso está contestando muchas oraciones que
se me han hecho, ¡Sí, amén! Y no tengo ningún reparo en decir que se me han hecho
¡Oh, porque Yo sé cómo tú has orado, hombre, mujer! Yo sé cómo tú has orado. Señor
yo no quiero fallar. Señor, yo no quiero pecar. Señor me duele esto, me duele lo otro,
me duele aquí, me duele allá y lloro, y me angustio; quisiera matarme, quisiera tomar
veneno, quisiera abrirme las venas, quisiera echarme bajo las ruedas del tren. ¡Dios,
has algo conmigo!...

Comience a ser leal. “Yo no quiero comer, no quiero hacer…. Pero, como yo
estoy aparte, me está dejando, me está olvidando, Dios me está apartando”… Dios no
te está apartando, Dios te está acorralando, Dios te está poniendo contra la pared para
que tú llegues a manifestar lo que por predestinación te dio, lo cual es lealtad, ¡Oh
aleluya! Hermano ¿Me está siguiendo en esto?... ¡Bendito Dios!

Comience a decir: ¡Gracias Señor! Porque Dios te ha dado lealtad, lo tienes en ti


por predestinación desde antes de la fundación del mundo, Dios puso lealtad dentro.
Antes que hubiera soles y lunas, Dios te había puesto lealtad dentro. Pero, ¿Por qué no
vives esa lealtad? ¡Comienza ahora! ¿Cómo puedo comenzar? Siendo sincero, siendo
sincera. Esa es la forma de vivir lealtad.

“Señor, yo no he sido sincero, recién me doy cuenta”… comience, para eso está
aquí, aquí está la antorcha, aquí está la luz que alumbra a las almas, ¡Oh, gloria a Dios!
“Padre, Yo soy la luz”….

Necesitamos llegar, llegar a este paso para comenzar a vivir la tercera etapa
¡Oh Dios! Entonces se va hacer esa obra por la que usted ha llorado y gemido muchas

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veces; porque muchas veces sus lágrimas han sido sinceras, una gran cantidad han ido
fingidas, han sido lágrimas de emoción y cualquier cosa. Pero en muchas
oportunidades, sus lágrimas han sido sinceras, y esas lágrimas sinceras Yo las he
mirado, ese clamor sincero Yo lo he oído ¡Sí, Señor!

No quisiera decírselo cómo, pero hermanos, si alguien…Yo creo que hay uno o dos
hermanos aquí, que han tenido la experiencia de haber escuchado oraciones de
algunos hermanos, y se han angustiado tanto, horas se han decaído tanto, escuchando
las oraciones. Mire hermano, Yo le pudo decir como experiencia personal: Si, se puede
escuchar las oraciones, pero las oraciones sinceras, ¿No ve? Al pecador, Dios no oye,
esa es la razón por la que no te ha oído a ti.

Necesitas ser leal, ven a la lealtad, Dios te lo ha puesto por dentro, tú lo tienes
dentro, déjalo que brote. En realidad Dios está desesperado porque brote, Dios está
desesperado porque eso sea así en tu vida, en la vida de cada uno. “Lealtad, Señor,
lealtad dentro de mí” ¿Así que yo lo tenía por predestinación? Lo tienes; si tú eres
predestinado, tienes lealtad.

Tú te has callado muchas veces y has pretendido engañarme, y has pretendido


hacer todo eso; todo eso que tú has hecho así, hermano piénselo, es porque no eres
sincero. Comienza a tener sinceridad, y esto te va a llevar a lealtad, ¿Amén? “Pero, yo
pensaba que callándome yo no le causaba dolor, y que… ¿He?”…mira, no, no es así. Ser
leal hermano, es sincero consigo mismo, ¿Amén? ¿Me entiende eso? Usted lo tiene
dentro.

¡Oh!, Yo siento en mi alma el impulso de hablarle de lealtad hasta cansarlo.


Quiero hablarle de lealtad, hermano, porque déjeme decirle que los ángeles perdieron
su dignidad por desleales, y la razón de que la Tierra, este como esta, es porque la
Tierra le fue desleal a Dios, ¡oh, cierto!

Tengo algo que decir, y es esto: Si hay lealtad, no necesitamos arcángeles en la


Tierra, si hay lealtad, no necesitamos arcángeles porque la lealtad nuestra hermanos,
ellos pueden volver a ocupar otras esferas; están perdiendo el tiempo aquí en la Tierra.
Pero hay un pueblito, hay un grupito, hay unos cuantos que van a llegar a ser leales;
bastara con esos.

Necesitamos llegar a ello, y entonces los arcángeles que andan por acá,
hermano, para poder proteger a un pueblo, tendrán libertad para regresar para
regresar a otras esferas, y nosotros ocuparemos la posición que el diablo nos ha
quitado. Nuestra posición es ser Señores de cielo y tierra, nuestra posición es dominar,
hermanos, y no hemos podido hacerlo; pero si somos leales llegaremos a ello, ¡Bendito
Dios! ¿Me está siguiendo?...Yo sé que estoy hablando cosas, que nunca dije, pero
tengo que decirles mientras me dure el tiempo, mientras quede en este mundo debo
decirles.

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Tú tienes lealtad dentro, la tienes hijo, por eso sufres y lloras cuando eres
desleal y traicionero, por eso padeces cuando te mantienes en la línea incorrecta.
¡Deja que esa lealtad que Él te puso por predestinación, brote en ti “Porque a los que
antes conocí, también predestine (perdón hermanos) a los que antes conoció , a los
que antes conoció, predestino” me estaba arrogando derechos que no me pertenecen.

Predestinación, por predestinación lealtad, lealtad para ser sincero consigo


mismo.

Hermano, tú tienes que reconocer que no has sido leal, ¿He? “Y la primera cosa
es que yo he prometido y no he cumplido, ¡Dios bendito! ¿Para qué sirvo?...Se sincero
contigo mismo, sé sincero y comienza a sacar esas cosas para afuera, y entonces
tendrás lealtad, la lealtad que Dios te ha dado y que está en tu vida. Necesitamos que
brote solamente. ¡Amén!

Debe brotar, Señor, eso, y entonces viviremos a la luz, y no tendremos que


andar: “Qué se van por allí, y allá se puso a hablar de esto, de esto. Por allí por acá, que
se fue por acá y hablo así, así, y así, que por allí”….Mire hermano ¡No! Una persona
leal no hace eso, y cuando el diablo quiere meterle esa burbuja de deslealtad, usted
dice: “¡No, señor!, yo no tengo nada que ver allí, para ahí, no tengo nada para ello”….
¿Amen? ¡Amen!

Entonces, lealtad es comienzo de tercera etapa, comienzo de dinámica.

Y la última cosa: lealtad nos mantiene a nosotros en seguridad, porque lealtad


es seguridad. Si nosotros somos leales, estamos seguros de no fallar ¿Se da cuenta? Si
Yo soy leal, nunca voy a fallar ¡No puedo! Mi lealtad no me deja fallar. Y no es por los
demás, no es por lo que aquel traiga, por lo que aquel me diga, por lo que aquella
me quiera, por lo que aquel…. ¡No! No es por lo que me rodea, no es por lo que trae
otro, ¡Es por mí, es por lo que soy! Por eso es que yo no puedo caer, Yo no puedo
fallar, porque Yo soy Yo; soy leal conmigo mismo, no puedo fallar.

Lealtad es seguridad ¿Ve? Entonces no caiga, no flaquee, no resbale ¡No lo


haga! ¡Sea leal! La lealtad no le deja fallar, a usted pueden venir con mil cosas, con mil
tentaciones, con mil provocaciones: “Yo no caigo porque la gente no me guste o
porque me guste, Yo no caigo por lo que me digan, o no me digan, Yo no caigo porque
me interesa ¡No Señor! No es por eso; es por mí, es porque Yo me sentiría mal, sería
Yo el que me sentiría mal conmigo mismo, yo no quiero tener de enemigo a Julio
Alvarado, quiero que Julio Alvarado sea amigo de Julio Alvarado, Yo no lo quiero tener
de enemigo. Entonces, por lo que Yo soy, no puedo fallar, usted me va a decir todo lo
que quiera: ¡Yo no puedo fallar! ¡Soy Leal!...

Lealtad es seguridad. Dejémoslo hasta ahí. Como me gustaría seguirle diciendo


de lealtad, hermano: lealtad es tener dones, lealtad…. muchas cosas voy a decirle, de

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lealtad le puedo hablar mucho ¡Bendito Dios! De lealtad hablaremos inextenso en este
sermón que he comenzado esta noche.

Yo he rogado con toda lealtad y sinceridad a mi Padre: “¡Padre párate Tú,


ocupa el lugar y háblale a la iglesia! Yo capacidad no tengo, Tú la tienes, y porque Tú
tienes capacidad, háblale a la Iglesia!”… Y Yo sé que en esta noche no ha habido gritos,
no ha habido paradas, no ha habido por allí, para allá; pero Yo sé cómo la Palabra ha
entrado.

¿Sabe qué? Me siento como Sembrador, que está seguro de haber sembrado
en buena tierra, ¡Sí, sí! Sinceramente eso he sembrado en corazones que estaban
esperando esta Palabra.

Oración Final:

Por eso, Padre, te doy gracias, acepta mi gratitud, Señor, acéptala en esta
noche. Y permite que este mensaje, que así ha comenzado, Dios, nos lleve a nosotros a
eso que el mundo, que la creación toda esta gimiendo, y no solo ella, pero Yo con ella
Señor, gimo ¡Oh, Dios! Hasta que Tú seas formado en cada vida.

Bendice a Tu pueblo, ese pueblo seguro, ese pueblo predestinado, ese pueblo
que tiene lealtad por predestinación eterna, bendícelo Señor. Que comience a aflorar
lealtad y vivirá tercera etapa ¡Oh cómo gimo porque sea, Padre! Bendito Tú Nombre.

Santa Cruz, 11 de abril de 1978

“H I J O D E H O M B R E”

Segunda Parte Rvdo. Julio Alvarado F.

Dios les bendiga, hermanos.

Y en esta mañana, como todos los domingos, tenemos un poquito más de


tiempo para hablar de las cosas que a nuestra alma le gusta, que nuestro Dios es el
Señor de nuestras vidas, Y estoy seguro que usted, como Yo, sabe que nuestra alma se
sacia, sino de eternidad.

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Usted puede hacer muchas cosas, usted puede buscar subterfugios, puede
tratar de reemplazar esa satisfacción de nuestro Dios, y pareciera que si la encuentra,
pareciera que en los afanes del mundo, o en las amistades mundanas, en los amores
carnales, usted puede encontrar el remplazo para satisfacción de su vida. Pero en
realidad, no es así.

Y si usted es un genuino predestinado, no habrá nada que sacie su alma. ¿Sabe?


Usted puede sentir momentáneamente que se ha olvidado de las cosas del Señor, y
que no le interesa Dios, ni la vida eterna; pero es momentáneo. Luego cuando pasa el
momento eufórico, equivoco, desequilibrado, el vacío es mayor, porque aparte de
tener lo mismo que tenía antes, queda la carga de su conciencia por haber obrado mal.
Porque nuestra alma no se sacia sino de eternidad y eternidad sólo es Dios….

Es como cuando usted, hermano (y de eso vamos habla quizás un poco más
ahora) Como hombre, como mujer, ha llegado a encontrar; si es hombre: la mujer de
su vida y usted sabe que esa mujer llena todos los requisitos que usted íntimamente se
hizo. Y si es mujer: ha encontrado el hombre que llena todas las aspiraciones suyas
como mujer. Bueno, eso es su todo, eso es lo máximo que usted anheló en la vida y
que la vida le dio.

Pero por nuestra formación baja y ruin, por la canalla habida en nuestro
interior, si es mujer: coquetea, se va con uno con otro; si es hombre: como el picaflor
que anda de una flor en otra, y después que ha recorrido mucho, de repente se
detiene en el camino. ¿Qué ha encontrado? Se á indignificado, se ha desmoralizado, se
ha hecho una persona baja. Y es mayor su angustia, es mayor su tristeza, porque sabe
que ese hombre, o esa mujer, eran lo que siempre debió ser, eran el afán, el anhelo, lo
máximo de su vida; y que usted por un inconstante o por tener un espíritu liviano,
voluble, postergo, quiso cambiar.

Y Yo digo: cuánta desgracia habida en las almas, cuántas lágrimas sin consuelo…
porque una vez a recorrido, si es mujer: de brazo en brazo; si es hombre: de cama en
cama, encuentra que por esas bajezas, perdió lo mejor, perdió lo único que pudo tener
importancia en su vida. La amistad – comunión – con Dios.

Ahora, el alma sabe que no tiene a nadie, sino a Dios. Me refiero al alma de un
predestinado, me refiero a ese ser que tiene dentro de sí, desde antes que el mundo
fuese, eso puesto por Dios, que solo Dios puede satisfacer. Y que por liviano, voluble,
por tener esa canalla dentro de su vida, y por esa mentira, falsa, liviandad, coquetería y
bajeza; por tener, en fin, esa canalla dentro, ha comenzado a compartir sentimientos,
ha comenzado a ir de un lugar a otro, para hacer más hondo su pesar, para hacer más
grande el abismo y para que llegue el momento en que comience a pensar: “para mí,
ya no hay esperanza, he rodado tanto, he ido tan lejos que ya no tengo vuelta, que ya
no hay esperanzas, ¿ para qué me esfuerzo, si realmente fui demasiado lejos?...

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Cuando el alma llega a eso, Yo digo: esa es una persona muy poco feliz, esa es
una persona que ha comenzado a vivir su infierno en la tierra, ha comenzado a vivir
amarguras sin nombre, ansiedades que nadie puede saciar; ha comenzado a vivir días
de tormento, noches de desvelos, lágrimas secretas, ardientes de desesperación, y que
nadie puede consolar. Quizá golpee las paredes, se jale los cabellos, se muerda, se
maldiga, ¡Nada va a calmarle! Perdió su único gran amigo.

Ahora, si su alma ha encontrado al absoluto de su vida, entonces aférrese a Él,


prefiera, dejarlo todo y quedarse con Él.

Nuestro Profeta, dijo: “Si yo, un día, por esas cosas, ustedes me abandonan, mi
propia familia me despreciara, pero Dios se quedase conmigo, yo tendría mayoría”…
“Aunque mi padre – dijo David- y mi madre me dejaran, me basta con que el Señor
me recoja”… y, aunque los enemigos, hermanos, se alzaran en grandes hordas, en
ejércitos incontables; si Dios está a su lado, esté seguro: Él no me va a dejar.

Pero ya puede tener usted, por contrapartida, a todo el mundo a su favor, y


usted puede hacer hermano o hermana, que sus hijos se vuelque a usted, y que todos
la apoyen, ya puede hacer que toda la Iglesia le alabe, ya puede hacer usted que su
jefe le palmee la espalda, ya puede hacer usted que muchos hombres, le anden
buscando (como la mosca a la miel) Ya puede hacer usted tantas cosas, ya puede estar
rodeado de lujos, de comodidades, de dinero. Pero si no tiene a Dios, es usted un
infeliz.

Porque el alma con una cartera llena, con una cuenta corriente grande, el alma
no se sacia con lindos vestidos, zapatos a la moda, hermanita; no se sacia con un chiste
más o menos bien dicho, hermano, no con un día de baile, con un rato de placer. El
alma solamente de Dios, puede aquietarla.

Eso hablando del predestinado, porque el que no es predestinado, va encontrar


descanso aun en los placeres brutos e inconscientes de la simiente de la serpiente. Va
encontrar armonía, quietud y absolutismos en todas las bajezas sin nombre, aun en el
erotismo; simplemente porque es un bruto, porque es un hijo de la bestia, porque es
simiente de la serpiente. Pero si es hijo de Dios ¡Óigamelo! (Y esa es su experiencia):
nada puede saciarle.

Usted puede ser muy carnal, varón y mujer casados: ustedes pueden ser muy
sexuales, pueden ser muy atraídos por la carne que es un lastre y una maldición, que
es muerte y vergüenza; puede ser muy atraído. Y usted puede pensar: “Si no me
satisfago, no estoy tranquilo”, pero una vez que se satisface, la inquietud es mayor, la
desesperación es mayor, no adelanto nada en absoluto.

Y cuantas veces, la mujer, después de haber cumplido con sus deberes


conyugales, termina con lágrimas secretas, llorando, llorando tristezas que no sabe

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explicarse, llorando amarguras que no sabe definir. Pero que Yo defino en esta
mañana, en esta palabra: “No es una satisfacción carnal lo que a usted le dará quietud
en su alma; es un encuentro con Dios”… Y el hombre embrutecido, que por tener una
esposa, piensa que tiene un objeto usable cada vez que la gana le dé; después de eso,
al venir a la Iglesia, se avergüenza y encuentra que es tan bajo, que es tan carnal, que
es tan ruin; y cuán lejos de Dios se encuentra.

Sí, es verdad, el alma de un predestinado no se sacia de nada, y hace bien un


predestinado en ser leal y no buscar subterfugios, no buscar salidas: la mujer,
coqueteando; el hombre, conquistando, ¡No! Hace bien en: “Miradme a Mí todos los
términos de la tierra, y sed salvos”. Eso saciara su alma.

Hace bien en sacar los ojos de todas las cosas, apartarse de todo manoseo
perverso, ruin, pecaminoso; y elevar su vida al Señor, ¿No es esto precioso? ¿No es
esto sublime?...Eso alienta mi alma y ya quisiera comenzar a gritar y alabar a Dios,
porque este es el gemir de mi corazón, esta es la desesperación de mi vida, esto es lo
que sacia mi alma, aquieta la ansiedad de mi espíritu.

Y A DECIR DE Pablo: “Estoy como con dolores de parto – dice él – para que
Cristo sea formado en tu vida”… y en realidad, esto sólo, hermano, ya es suficiente
para decir: “Señor, tan solamente con eso mi vida sería otra, yo sería diferente, yo
sería un cristiano, al decir de la Palabra, un cristiano según el modelo Escritural, un
cristiano; en fin, según lo que el Espíritu Santo nos concede. Señor, si yo pudiera llegar
a ser eso, entonces para mí estaría todo en mi mano”… que bendición.

Estaríamos entrando en dinámica, esto es en hacer que la Palabra sea efectiva y


real, en hacer que nosotros, al usar la Palabra, tengamos poder, en hacer que al tener
poder, ejecutemos las obras de Dios, y al ejecutar las obras de Dios, hermanos,
tendríamos la Palabra hecha carne, y al tener la Palabra hecha carne, el Espíritu Santo
cumpliría su ministerio que es: manifestar a Dios en cuerpo humano ¿No ve?

Ahora nosotros, entonces, necesitamos elevarnos, necesitamos encontrar que


es lo que satisface nuestra alma, que es la que nos quitaría la angustia, la carga, el
dolor, el pesar, el desasosiego, la desesperación. Aquello que sin saber por qué,
muchas veces nos dan deseos de llorar, aquello que, mientras está trabajando en sus
distintas labores, de repente nos sobrecoge una desesperación: “algo está fallando en
mi vida, algo está fallando en mi ser”….

¡Sí!, si usted ha estado viviendo esa ansiedad, si usted ha estado viviendo esa
inquietud, si usted ha estado viviendo ese terreno, hermano. Aprehensivo,
angustiante, es porque no tiene a Dios en su vida, es porque su alma está vacía de
Dios, es porque Cristo no ha sido formado en usted, es porque todavía no comienza a
ser un cristiano; está en proceso, está en camino, está hacía, pero no está en él. Y lo

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que necesitamos es que Él esté en nuestras almas, es que Él sea una realidad en cada
predestinado, solamente llegará a puerto, anclará, cuando se encuentre con Su Dios.

Así que déjeme decirle con Isaías: “Apresúrate y aparéjate, para que salgas al
encuentro de tu Dios”; “aparéjate sal al encuentro de tu Dios… y al decir: “sal al
encuentro”, es porque Él se ha puesto en camino. Salirle al encuentro, es ir a buscarlo,
a recogerlo; porque indudablemente, Él ha dejado Su casa, y comienza a caminar hacia
un pueblo, que se supone, le dará cabida, hacia una vida, que se supone tendrá lugar
para Él.

¡Aparéjese! ¿Qué es aparejarse? Atavíese ¿Qué es ataviarse? Prepárese, vístase


para que salga al encuentro del que viene, Y Yo completaría este texto, con otro del
Nuevo

Testamento, haciendo un nexo entre ambos, diciendo: “Aparéjate para que salgas al
encuentro de tu Dios… he aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”...Y
haciendo un nexo entre texto y texto, te pongo a ti en el medio para que hagas esa
unión: antigua y neo testamentaria que te hagas UNO, y tu alma encontrará quietud
que no te ha dado tu padre, tu madre. La confianza en tu amigo, en tu amiga, el
volcarte, el confesarle, el confiar en los que tu creías podrían entenderte. O quizás
pensaste que yendo a darle satisfacción a tus apetitos, encontrarías quietud, y estás
más desesperado aún.

¡Aparéjate! Para que de una vez te encuentres con Él, entonces habrá paz,
habrá calma en tu vida. Porque tu alma, predestinada, tu alma no se sacia con el cine,
con una cerveza, con una noche de baile, con una noche de cama, tu alma,
predestinado, no se sacia con conquistas mundanas. Tu alma se sacia solamente con
Dios. Si eres predestinado, así será.

Y antes de hablar la Palabra en el terreno que el Señor quisiera que llegásemos


en esta mañana, Yo quiero invitarles a orar. Unos: para que sacudan del sueño, y le
digan l Señor: “Échame este diablo que me va impedir, oirá Tu Palabra”; y otros: para
que aquieten su espíritu y puedan entrar en armonía con su Señor. Quiero invitarles a
orar. Estemos orando:

Santo, Santo Señor, Grande, Eterno, Sublime Dios, esta mañana ¿Qué nombre
te daría, Señor? Quicas podría decirte: Padre Eterno…Yo sé, Señor, Yo sé, porque
mientras cantábamos, estaba tratando de captar el pulso y el latir de cada vida, Yo
sé que hay ansiedades, yo sé que hay vacíos sin llenar, Yo sé que hay inquietudes que
necesitan, Señor, ser tranquilizadas; sé, Padre, que hay almas que gimen, que te
anhelan, que en realidad no saben qué es lo que pasa con ellos, pero que su
predestinación les está llamando.

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Y como Tú nos estás poniendo contra la pared, arrinconándonos... ¡Padre! Ven
en esta hora, vela por esas almas, vela por esas vidas, ven y responde a esas
peticiones. Y Yo te suplico, Señor, mira las lágrimas de aquellos que genuinamente
halan hacia Ti, porque su predestinación no los deja en quietud. Por aquellos que,
Señor, día a día, desesperan por un encuentro real, personal Contigo, por aquellos
Padre, por estos que han clamado durante esta semana, desde marte hasta aquí,
porque se han dado cuenta que lealtad, es algo que ellos nunca han vivido, se han
dado cuenta que lealtad, Señor, aunque está dentro de nuestro por predestinación,
nunca hemos practicado, se han dado cuenta que lealtad es un sentir desconocido en
las vidas; porque han vivido de : engaños, mentiras, fingimientos o manufacturas.

Pero queremos borrar eso, Señor, queremos sacar eso. Y algunos que ya han
comenzado a vivir lealtad, saben que es el comienzo de un todo, y anhelan, quieren
llegar a Ti.

Por eso en esta hora, Padre, coloca Tú Espíritu, trae Tú mente a nuestras
mentes, trae Tú capacidad a la nuestra, que es pobre u pequeña, trae Tú
omnisapiencia a nuestra ignorancia. Elévanos a Ti, donde está Cristo; cerca de Ti,
Señor. Porque si hemos nacido de nuevo, buscamos las cosas de arriba.

¡Mi Señor, mi Padre, Padre Mío! Estos que están aquí, son mis hermanos
pequeños, son Tus hijos, engendrados después de Mí, son menores que Yo. Yo te los
traigo, me siento responsable de ellos, y la súplica de Mí corazón, Señor: Míralos a
cada uno. Y si hay algunos, que de pequeñitos no pueden, álzalos en tus brazos, pero
ponnos a tu altura, Señor, para que en esta mañana, todos en un mismo plano, en un
mismo nivel, iniciemos el estudio de Tu Palabra.

¡Padre Santo! Esta es una Iglesia que quiere vivirte en verdad, esta es una
Iglesia que no se conforma con cantar poco más o menos, no estamos conforme, ni
este Tú Hijo, ni todo este pueblo, ningunos estamos conformes. Queremos eso
grande, queremos eso, que lo que ya hemos hecho, quede en un grano de arena para
que haremos; y sabemos que está en nosotros.

Y a igual que Jefté, al igual que Gedeón, en esta mañana, danos coraje para
plantarnos ante Ti, para afirmar nuestros talones, cuadrar nuestros hombros, alzar
nuestros rostros y decirte: “¿Dónde está el Dios de las maravillas? ¿Dónde el Dios de
poder? ¿Dónde el Dios que habré el Mar Rojo? ¿Dónde el Dios que sólo al invocarlo,
acude instantáneamente en auxilio del pueblo suyo?”…..

Y en este instante, plantados ante Ti. Te decimos: ¿Dónde estás, Dios de


Pentecostés? ¿Dónde estás Dios de Pablo, de Pedro, de Juan? ¿Dónde Dios de
Abraham? ¿Dónde estás Dios del Pastor Alvarado? ¿Dónde estás Dios de Cristo es la
Respuesta? ¿Dónde estás Dios de poder?”….

22
Y por un acto Señor de grandeza, por un acto de Tú soberanía, abre tus labios,
ordena que los ojos del alma sean abiertos, extiende tu mano, ponla sobre el hombro
de cada cual y sacúdelo, y dile: “¿Ves? Ahora anda con esta tu fuerza, porque el Dios
que tu reclamas, no es otro que tú, el Dios que tú no sabes dónde está, no es otro que
ese tu cuerpo”… ¿Mi cuerpo? Cargado de mentiras, este cuerpo tan imperfecto, es lo
único que tengo para manifestarme”…

Y entonces, entonces Señor, nuestra alma se aquietará, entonces el vacío de


nuestro ser será cubierto, entonces seremos lo que siempre debimos de ser; pero que
por nuestras bajezas y ruindades, no hemos logrado, antes hemos venido rodando
más bajo hasta convertirnos en pecadores consuetudinarios. Pero ya no más, Padre,
ya no más, no más Señor.

La mujer se ha convertido en una cosa liviana y negociable, pero ya no más


Señor. El hombre se ha convertido en un inútil, en un incapaz, en un sinvergüenza
para Tú Nombre, pero ya no más, ya no. Padre. Ya está bien, Señor, ya no. Padre….
Padre…Te ruego en esta hora; escúchame y encuéntrate con cada vida, Padre, no
importa que sea como fuese la condición en que hemos venido, Padre, óyenos en
nuestro clamor por mejorar,

Y Yo Te honraré, Te daré las gracias. Gracias, Señor, honra y gloria a tu


Nombre, bendecido seas porque me has oído, gracias Señor. Amen.

Quizás sería bueno, hermanos, cantar en otra dimensión, con otro sentir, el
himno 85. Y ojalá que ninguno de los de aquí estemos, se queden sin ser atraídos por
este poder, por esta gloria, por esta grandeza de Dios, ojalá que no haya ninguno que
no entre en este canal, lo lamentaría, con toda mi alma que usted no pudiera entrar.
Podríamos quizá repetir el himno 85….

Juan capítulo 5, versos 19 al 28 (se lee)

Dios bendiga su Palabra, hermanos. Asiento,

Hemos dicho que lealtad es uno de los atributos que Dios puso dentro nuestro
cuando Él nos formó, antes que brillaran soles ni lunas, ni hubiera estrellas, ni planetas
en el espacio. Lealtad es, en fin, esa cosa que es inherente de cada predestinado, ¿no
ve?

Y también hemos dicho, que teniéndolo dentro nuestro, siendo de nuestra


competencia demostrar lealtad… Si usted viene y me dice: “No puedo me esfuerzo,
pero no puedo” entonces, lamentablemente hemos de revisar nuestra naturaleza,
porque si usted tiene naturaleza de Dios, usted va a poder. Porque el Padre pone
dentro de su hijo. Parte de su ser, y al poner parte de su ser dentro de cada uno,
también pone parte de su capacidad en cada cual.

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Y cada quien, teniendo capacidad por predestinación de ser leales, si no lo
hace, entonces tendremos que revisar cuál es su simiente, cuál es su naturaleza. Y
sería de lamentar que no hubiese en usted naturaleza capaz de demostrar este
atributo santo: LEALTAD.

Hemos dicho: lealtad es sinceridad. Y Yo creo que durante esta semana, a partir
de martes, muchos de ustedes, hermanos, demostrando que hay dentro lealtad, han
venido a mirarse, sinceramente hacía dentro. Algunos, les ha horrorizado encontrar un
monstruo dentro de su vida: “¿Pero, yo, yo he sido así, y Dios de mí se ha
compadecido? ¿Yo he sido así, y pretendía que Dios hiciera algo grande conmigo?
Nunca antes lo había visto”… ¡Claro! Porque lealtad nos lleva a sinceridad, hermanos.

Y dijimos: cuando usted es leal, cuando usted tiene lealtad ella le va a llevar,
porque no puede hacer otra cosa, lo va a llevar a sinceridad, lealtad le va a llevar a
usted a demostrase a sí mismo qué es, qué quiere, qué persigue: Lealtad, en fin, le va a
hacer a usted una persona que le va a poner nombre a su sentir, a sus reacciones.

Y en esta semana, Yo he sido cuidadoso en algunos aspectos, en algunas cosas,


en mí y en los que me rodean, y he encontrado cuán lejos están de vivir lo que aquí se
oye, por lo que se dice amén y se llora. Porque si lealtad hubiese habido, sinceridad
hubiese brotado, y hubiesen reconocido en sí mismo que hay cosas que no pueden ser,
que hay cosas que nunca deben estar; sin embrago, están, permanecen de la mañana
a la noche, porque no hay lealtad, no han llegado a sinceridad.

Hemos de revisar nuestra vida: si es verdad que Dios ha puesto por


predestinación en nosotros lealtad, ella debe llevarnos a sinceridad. Y no buscar –
como dijimos martes – subterfugios, argumentos para defendernos, ¡no!, lealtad no
nos permite, lealtad no n os permite argumentar para defendernos, porque entonces
sería manufactura. Lealtad nos lleva a ser tan sinceros, que nosotros – porque somos
leales – nos conocemos, sinceramente sabemos dónde está nuestro punto débil,
nuestra falla, nuestra incisión que nos hace sacar lo que Dios quiere poner en cada
vida.

Entonces, lealtad, hermanos, nos lleva a un conocimiento propio, a un


conocimiento de nosotros mismos. Y cuantas veces –dije martes -, su carácter irascible,
incomprensible, ha sido su grande y peor enemigo; de martes aquí, usted con lealtad,
en sinceridad, ha tenido que llegar al fondo de ese carácter y ha tenido que extirparlo,
porque ha sido sincero con Dios. Y Yo le pregunto: ¿lo ha hecho? … no me conteste, es
preferible que se quede así, no me conteste, más bien mírelo en su alma… y razone
con Dios para mejorar.

Pero, dije: cuando su carácter, su peor enemigo, o sea usted mismo, después
de este mensaje, sinceramente tiene que ir a conocerse a sí mismo. Y es el momento,
con lealtad, ir a la presencia de Dios y decirle: “Esta es la causa”, no buscar

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subterfugios, ni como dije el otro día por aquí: acosar a la gente, exteriorizando lo que
dentro nuestro hay. Porque déjeme decirle esto, hermanos, y es verdad: Yo vivo lo que
predico, y como vivo lo que predico, observo en los demás, lo contemplo, lo analizo, lo
pongo a la luz de la Palabra. Y entonces – dijimos también -, lealtad no va a llevar a
nosotros a conocer al que tiene el mismo espíritu tuyo.

¿Cómo ha estado de martes aquí?, ¿Ha venido en lealtad, sinceramente


conociéndose a sí mismo?, ¿O ha sido un sermón más?, ¿O ha sido una Palabra más,
que no ha hecho en usted otro impacto que el de gastarse horas en el culto?... Si está
ha sido su condición, déjeme decírselo, hermano, en palabras sinceras y abiertas: no
tiene usted ninguna esperanza de vida eterna. Porque rapto, no es vida eterna, rapto
es ser librado de la gran tribulación, rapto es ser sacado del juicio que entraña aquello.

Pero aunque pase por gran tribulación, usted puede tener vida eterna. Pero si
usted no oye mi Palabra, tenga cuidado, que a lo mejor no tenga ni esperanza de vida
eterna. Porque con toda sinceridad, creo que estos son los mensajes finales, son los
mensajes que están puliendo a la pirámide, - en nuestros términos: que están
perfeccionando a la Novia, Y si nosotros no lo vivimos, porque somos rebeldes, porque
somos soberbios, entonces no tiene esperanza de rapto; cuide que no tenga esperanza
de vida eterna.

Si usted hasta martes, mintió, hasta martes falseo la verdad, hasta mates usted
invento un poquito más de lo que sabía…. de martes, aquí, tenía que haber terminado
eso en su vida, tenía que haberlo barrado de su ser y haberse quedado con lealtad,
sinceramente en lo que usted es, buscando conocerse a sí mismo.

Hermano, lealtad es un atributo que Dios ha puesto dentro nuestro por


predestinación, esto es: si somos predestinados. Y dije martes: Yo estoy hablando con
un pueblo de predestinados, digo de ese pueblo que dijo Pablo: “gente santa, pueblo
escogido, real sacerdocio”…de esa gente. De esa gente llamada de en medio de todos,
para ser un pueblo especial, un pueblo diferente; luz entre tinieblas, hombres entre
bestias, personas santas entre brutos.

Y desde martes, aquí usted por predestinación – si lo es -, ha tenido que vivir


esta Palabra, porque Yo creo que es un descarnar el alma. Si lo ha vivido, tiene parte
Conmigo; si no ha vivido, no tiene parte Conmigo, ni ahora ni en el rapto, ni después
del rapto. No hay posibilidades de que pertenezca a Mí, si usted no vive lo que predico,
no hay posibilidad.

Porque el Señor dijo: “¿Mi familia?... mi familia es aquella que hace la


voluntad de mi Padre, porque las palabras de mi Padre son vida eterna”… Y pienso,
hermanos: en este tiempo estamos viviendo palabras de vida eterna, Dios nos ha
traído de ciclo en ciclo, o nos está llevando de ciclo en ciclo.

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Y todo lo que Dios nos ha dicho hasta martes, era un ciclo terminado. Con el
sermón de martes (y por eso Dios venía postergándolo), ha concluido un ciclo, ha
concluido algo, una etapa, la etapa que dije a mis hermanos que andan Conmigo, que
corono el mensaje: “EXPIACION Y JUBILEO”. Esa fue la corono que culmino un ciclo,
que lo termino, que termino una etapa, que le puso meta a una etapa. “EXPIACION Y
JUBILEO”, fue ese mensaje, porque expiación es limpieza y jubileo soltar amarras.

Y durante todo este período, ¿Quién no ha fallado?, ¿Quién no ha delinquido?,


¿Quién no se ha metido en el barro?, ¿Quién no ha hecho barro?, ¿Quién no ha
pecado? Durante este siclo, hermanos, usted ha hecho cosas que nunca pensó que
sería capaz de hacer, cosas que usted decía: “está bien para el mundano, está bien
para esa clase de gente, está bien para esa clase de mujeres, está bien para esa clase;
pero para mí, no, yo soy de otra pasta”….

Pero durante este tiempo, usted ha caído en aberraciones sin nombre, en


bajezas vergonzosas y crueles, en ignominias; usted ha caído más bajo, porque cayó
con los ojos abiertos, cayo consciente que caía, cayo sabiendo que iba embarrándose.
Y aun sabiéndolo, siendo consciente, se deslizo, fue y se embarro, cayó más bajo que
aquellos que están, porque aquello, al fin y al cabo, son muertos que viven.

¿Por qué fue esto? La realidad es que quizá fue para cumplir expiación, quizá
fue para cumplir ese periodo que Dios cubre nuestros pecados y los borra, expía
nuestras faltas.

Y tú has caído, hermano, y has ido tan bajo, y luego has caído en un periodo,
has entrado en un periodo de lágrimas, de lloro y quebranto: “¿Por qué yo tuve que
caer?, ¿Por qué yo tuve que hacer esto?, ¿Por qué yo tuve que pecar?, ¿Por qué tuve
que fallar?”… y tu haz llorado y llorado. Porque ese es el periodo de expiación. Tiene
que haber un tiempo de lloro y lágrimas antes que venga el rapto, y tú has pasado por
ese periodo.

“¡Cómo Tu, Señor, advirtiéndonos!... yo he sido capaz después de ser advertido,


sabiendo que no debo hacerlo, he rodado, Señor”… Y eso te ha llevado a angustias, a
lágrimas, a tristezas, ¿lo ve? ¿Por qué?, porque tenía que venir un periodo de
expiación, tenía que haber expiación en nuestra vida, y a través de nuestro quebranto
y de dolernos haber fallado, y de llorar nuestros fracasos; a través de eso, Dios ha
venido expiando nuestras culpas.

Y entonces, usted ha sentido un deseo, un acercamiento mayor, un afán de


purificarse: “aunque yo tuviera que perderlo todo, Señor, pero quiero comunión
Contigo. Señor, aunque tuviera que ser menospreciado, o como fuese, pero yo no
quiero perder contacto Contigo”... Y Yo estoy seguro que ese ha sido el sentir de la
mayoría de los que estamos acá.

26
También se han definido aquellos que no les importa, y han comenzado a
alejarse, apartándose lentamente, pero progresivamente también; apartándose se
vienen definiendo. Y ahora es tan fácil definir aquel que tiene en sí esa “cosa” que lo
lleva a Dios, y aquel que no la tiene.

“Yo, con todas mis imperfecciones y bajezas, con todos mis pecados y
tropiezos…Señor, pero de allí del suelo o del barro, mírame Dios: ¡QUIERO VIVIR
CONTIGO! … Los otros: “No me importa lo que diga el Pastor, ¡Que me importa!, yo
me satisfago a mí mismo, yo vivo mi vida; no me interesa lo que El haga”… Cada cual
viene definiendo su propia manera de ser. Y de acuerdo a como se defina, será
también el fin que va a tener.

Pero la mayoría de los que aquí estamos, gemimos y lloramos, desesperamos,


hermanos, y aunque hemos sido acosados como nunca por el diablo, nosotros,
empero, hemos dicho: “Señor no quiero soltarme de Ti. He fallado, es cierto, inclusive
he pecado, Señor, yo he sido tan falaz en el hablar, que no he mantenido mi palabra ni
mi promesa; pero aun así, Dios ¡no me apartes de tu mano, no sabría vivir sin Ti, no
sabría estar sin Tu compañía, no sería nada si Tu no estas a mi lado!”… Y gemimos y
clamamos, ¿verdad?

Y dije: (y esto es verdad) toda alma sincera que clama, su oración es oída por
Mí. Porque he dicho años atrás: no se engañe, usted no va pasar por encima de Mí; si
usted clama, va pasar a través de Mí hacia Él, por encima de Mí, no va a pasar. Su
clamor no va llegar directamente allá, haga lo que haga, crea como crea, diga lo que
diga, lea lo que lea, piense lo que piense, déjeme decirle: ¡Yo soy su Puerta!, de tal
manera que si quiere entrar debe hacerlo a través mí.

Muchos han pretendido saltarme, y su experiencia ha sido: “regresa allá, nada


hay para ti aquí, regresa allá”… Y esa ha sido la razón por la que tú te estás tan alejado,
tan alejada, porque has pretendido saltarme.

Si tú tuvieras la experiencia de Mercedes de Carvallo, te dirían allá: “¡No, estas


equivocando El nombre! Tienes que ir allá. Si bien es cierto, aquí lo tenemos y en
realidad es el Padre de todos nosotros, pero Él aquí no está, está allá; vuelve allá si
quieres algo en el cielo”….

Así que, tú no puedes saltarme, y eso es lo que has venido haciendo, muchos
de ustedes han venido haciendo eso.

Me estoy metiendo en este terreno, porque quiero hablarles de lealtad en el


espíritu. Hasta martes hemos hablado de lealtad física, de lealtad en carne; quiero
hablarles de lealtad en espíritu, lealtad del espíritu, más bien.

Y, hermanos, siempre tú has dicho: “bueno, está bien, todos dicen así, todos
dicen allí, pero yo tengo convicción en mi alma, aquí dentro, desde antes que yo lo
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conociera, yo sé que la Palabra dice que no me puedo dirigir a Dios, sino a través del
Señor Jesucristo. Así que Este queda a un lado; Señor, yo me dirijo a Ti”… Desde allá
viene el clamor, dice: “mira, se saltó por sobre Ti, ¿Qué quieres Tu que yo haga con esa
vida?”… e invariablemente (esta es una confesión sincera), he invariablemente he
respondido: ¡nada!, nada puedo hacer por esa vida, a menos que entienda los
propósitos divinos”…

Así que, déjeme quitarle el velo en esta mañana: usted que ha querido saltarme
por sobre El, ha perdido todas sus oraciones, no ha sido oído, no ha sido oída… “¿Así
que yo tengo que orar en el nombre del Pastor Julio Alvarado?”, ¡no así, no!... y el
predestinado me comprende.

Hermano, la cosa es que para que usted sea leal, para que usted sea sincero,
tiene que aprender en esta hora a conocerse a sí mismo. “Porque el que no es
Conmigo, contra mí es”… Usted no puede estar en el término medio, usted no me
puede decir: “me gusta lo que predica, acepto lo que Él dice, pero su forma de ser me
revienta”… no puede hacerlo, porque o es, o no es. Y si usted no está por Cristo o no
está por Mí, está en contra.

Y le voy a decir: no me puede engañar, usted pretende hacerlo y me miente,


usted pretende hacerlo y finge, pero no me puede engañar. Y mientras usted está en
tren de oposición, usted permanecerá orbitando. Lisa y llanamente desperdicia su
tiempo, cuando la Palabra nos dice: “redime el tiempo”

Así que lealtad, hermanos, todo lo que hemos hablado de lealtad, ha sido
material. Y no confunda usted, porque muchas vidas han llenado el mundo, diciendo:
“yo pertenezco al círculo de los espirituales, ¡Ha!, es que usted no mira con mente
espiritual pues, hermano. ¡Ha!, es que usted no es espiritual, ¡Ha! Es que usted todavía
está en la carne”…. Déjeme decirle que ninguno ha vivido el mundo espiritual, no hay
uno que esté viviendo el mundo espiritual, porque si estuviera viviendo el mundo
espiritual, hubiera traspasado la tumba, y está de este lado, sigue siendo materia. Es
material, es humano, no es espiritual.

Usted tiene que ser una persona normal, una persona material que crea la
Palabra Divina. La Palabra Divina se ha hecho materia, porque sabiendo Dios que
nosotros no podemos entender lo divino, se hizo Hombre entre los hombres. “Y por
cuanto los hombres participaron de carne y sangre, también el Hijo participo de
carne y sangre, siendo semejante a los hombres”

Así que El, nos habla cosas terrenas, y si no entendemos las cosas terrenas será
improbable que comprendamos las celestiales.

Así que todo lo que se ha dicho de lealtad, a usted no lo hace más espiritual, lo
que hace es perfeccionarlo para la vida eterna, ¿Dicen amen? Usted no puede decir:

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“Yo soy espiritual”, y cuando me preguntaban muchas vidas: ¿Qué es ser espiritual? Yo
siempre dije: ¡ah!, nadie tiene idea lo que es ser espiritual, no vale la pena perder el
tiempo haciendo explicaciones. “pero este fulano, esta fulana dicen que pertenecen al
círculo de los espirituales” Déjelos que hablen ignorancias; que un día van a entender.
Y eso es verdad; necesitamos nosotros entender que todo lo que concierne a esta
Palabra está en materia, y es aquí donde tenemos que entenderlo, y es ahora cuando
debemos quitarnos el velo: No hay ninguno espiritual, hay gente que anhela
perfección, hay gente que ha entendido y creído que un día viviremos el mundo del
espíritu, cuando esto carnal se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de
inmortalidad, estaremos en el mundo del espíritu, ¿dicen amen?

Usted habrá sido extrañado, hermano, cuando Yo hablé de “DEMONIOLOGUIA-


MUNDO FISICO”, y al querer hablar de “DEMONIOLOGIA - MUNDO ESPIRITUAL”, fui
frenado por Dios y lo deje. No es que no tenga los apuntes, los tengo allí, pero ¿cómo
puedo hablarles de un mundo espiritual, si no vivimos un mundo material, un mundo
físico en la corrección de la Palabra? Si no hemos podido vivir, hermano, dominando
nuestras bajezas carnales, ¿cómo podemos podremos dominar el mundo espiritual?, si
usted no ha podido dominar ni siquiera su lengua (y es apenas el comienzo de la
sabiduría), ¿cómo podemos hablarle de un mundo espiritual, pues?....

Necesitamos nosotros entender en esta mañana, que todo cuanto Dios nos diga
en esta hora, no es otra cosa que materia, materia pura; porque Dios ha elegido
cuerpos de barro, cuerpos materiales, cuerpos físicos en los que Él pueda vivir. Ese es
nuestro mensaje; “Dios en carne” Esa es nuestra predica. Dios está en carne, Él ha
elegido cuerpos humanos, si El quisiera elegir cuerpos divinos, pues lo hace El, crea un
cuerpo divino como se le presento a Abraham, a Manoa, a Jefte, a Gedeón y a tantos
otros. El crea un cuerpo celestial y lo proyecta hacia la tierra.

Pero no, Dios ha elegido cuerpos físicos, Dios ha elegido esta materia tuya,
¡oyeme, hermano! ¡Compréndeme creyente: Dios te ha elegido a ti, un cuerpo
humano, material, físico, tangible! El espíritu no tiene carne y hueso, pero el Dios que
nosotros creemos tiene carne y hueso; eso dijo el mismo Jesús de Nazaret. Jesús dijo:
“el espíritu no tiene carne y hueso, pero yo tengo, tóquenme, traigan pan, traigan
pescado, tráiganme miel, comamos juntos”, y Jesús comido y bebió delante de ellos,
en un cuerpo material. El pescado que El les estaba asando en la playa a aquellos que
pescaron toda la noche, no era un pescado espiritual, era un pescado asado al fuego,
era una cosa material.

Dios quiere que tú entiendas que en esta materia tiene que vivirlo, ¿amen?, es
en este cuerpo físico, aquí como tú eres, es que tienes que vivir a Dios. No importa que
las denominaciones no te crean, ¡cree la Palabra!, no importa que unos cuanto
avivados (entre paréntesis) aquí en la Iglesia, que digan: “no, nosotros vamos a vivir un
mundo espiritual en esta hora, oremos más para que seamos espirituales”, hay

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algunos cuantos ignorantes que te van a decir eso, pasándose de sabios. No importa lo
que digan esos, ¡Cree la Palabra!

Y la Palabra dice que en este cuerpo tú puedes vivir a Dios. ¿Pero Dios es un
mentiroso? ¿Dios es carnal? ¿Dios es un mal carácter? ¿Dios es un hipócrita? ¿Dios es
un malicioso, hermanos?... Eso es lo que tienes que romper en tu vida para vivir a Dios,
eso es lo que tienes que extirpar de ti. ¡Saca de raíz esos pecados, eso es lo que no te
deja vivir a Dios, ¿me comprende?, usted no me quiere entender en esta mañana,
usted se ha cerrado. Peor para usted, porque Yo voy hablarle aunque sea a un alma
que esté abierta; si todos los demás me rechazan, que haya uno que me crea,

Usted tiene que romper con esas cosas, tiene que romper con su mal carácter,
tiene que romper con sus idioteces, tiene que romper con sus incomprensiones, tiene
que romper con esas cosas que Yo le he dicho muchas veces: le hacen a usted: “una
gallina clueca”. Tiene que terminar con eso, usted tiene que terminar con sus
carnalidades, con sus malicias, con sus celos, con sus mentiras; tiene que romper con
sus coqueterías, tiene que romper con ese yo, ¡huya de eso! Porque Dios ha elegido
cuerpos humanos, no espirituales.

Si Dios quisiera elegir cuerpos espirituales, no tiene nada que hacer con
nosotros, hermanos, ¿a qué iba a venir aquí, pues?, si El quiere vivir espiritual mente,
sencillamente no viene a la materia, se queda tras el átomo, se queda extra átomo por
allá, y se acabó. Pero Dios quiso vivir en humanidad. “Grande es este misterio”

¡Oh!, si las denominaciones entendieran esto…. Pero no me importan las


denominaciones, me importa mi pueblo; no me importan todos los que están aquí, me
importan los que creen toda esta Palabra; no me importan aquellos soberbios y
rebeldes que hacen lo que les da la gana contra lo que Yo digo, me importan los que
obedecen mi Palabra. Porque el secreto del triunfo y del poder es que tú me oigas y
vivas lo que predico, ¿amen?

Si Dios quisiera permanecer como un ente espiritual, no hubiese elegido al


hombre. Pero el secreto, recuérdeme, esto lo he dicho antes: el secreto es ser Hijo del
Hombre, ese es el tema de este mensaje: “HIJO DEL HOMBRE”. Y el hombre no es un
ser espiritual, intangible, el hombre es como tú y Yo. Jesús dijo: Yo soy la viva imagen
de ese Hombre todo aquel que quiera ver a Dios, míreme. El que a mí me ve al Padre
que me envió, el que me recibe a mí, recibe al Padre que me envió; el que me
rechaza, le rechaza a El”…Así que, tú decides lo que debes hacer. Eso dijo Jesús.

Y permítame decir en esta mañana – aunque parezca ampuloso, aunque


parezca que soy un ególatra, aunque parezca un fanático, o un loco- déjeme decirle,
cuando Jesús dijo: “El Padre y Yo, somos una cosa”, dijo exactamente lo que Yo voy a
decir esta mañana: “Dios y Yo una cosa somos, y si usted lo rechaza a Este, lo rechaza a
Él” Porque si Dios quisiera hablarle de otra manera, si Dios quisiera hablarle por un

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ángel, por una llama de fuego, Yo tendría un ángel con alas aquí, ya tendría una llama
de fuego aquí; pero Dios quiso hablar por unos hombres, “y Yo hablare de boca a
boca, cara a cara enseñare a mi pueblo”… eso es lo que está pasando ahora.

Si Dios quisiera hablar como espiritual, hermano, ya estarían unas nubes por
allí, y una cosa medio incomprensible dando vueltas, ¡no, no! Dios quiso ser hombre,
por cuanto sus hijos son carne, Él se ha hecho carne.

Así que, es en esta carne donde tú tienes que ser leal, es en esta carne donde tú
tienes que ser sincero, es en esta carne donde tienes que conocerte a ti mismo, es en
esta carne donde tú tienes que ser santo, “¿santo en este cuerpo?, eso está en contra
de la Biblia, la Biblia – dijo Jesús- que no hay ninguno bueno”….Ninguno bueno, pero Él
dijo: “Sed santos, sed santos”, ¿amen? Y la Biblia está llena de “sed santos”. Si tú no
quieres ser santo, y quieres perderte, quieres corromperte, quieres irte, mira: ¡Hazlo
ya!, porque el que esté sucio, vaya y ensúciese; el que es incrédulo, vaya y sea
incrédulo; el que es pecador, vaya y peque. Pero el que es predestinado, santifíquese,
y el que es limpio, siga limpiándose; el que es perfecto, perfeccione esa perfección,
¿amen?

“¿Cómo puedo lograrlo?”, imíteme, siga mi ejemplo, Yo se lo estoy dando, siga


mis pisadas, no haga otra cosa; aquí tiene un modelo, aquí tiene un molde, aquí tiene
una figura, llegue esa figura, llegue a ser como Soy y será como Él es. Porque Él y Yo
una cosa somos, aunque tú no lo creas, aunque tú te burles y lo rechaces, así es,
¿dicen amen?

Ahora, cuando usted quiere vivir un mundo espiritual, tiene que dominar la
materia, ¿amen?; y el sabio lo demuestra dominando su lengua, haciendo las obras de
Dios, ¿amen?

Pero, dije (y me perdonan los hermanos que reedite conversaciones sostenidas


en privado): cómo puede un hombre llegar tan bajo, cómo puede un predestinado ser
tan ruin, que cuando ve una mujer se le van los ojos: “¡qué linda cara, qué lindas
caderas, qué lindas piernas!, y sea tan “Papas – Natas”, sea tan nada que se deje
dominar y arrastrar por esas bajezas. Y cómo puede una mujer ser tan baja, cómo
puede ser una mujer tan prostituida, que vea a un hombre y diga: “¡hay qué lindo
hombre, qué lindo físico, qué paso, qué bien le quedan los pantalones!

Cómo puede llegar a ser tan prostituida una mujer que es hija de Dios, un
hombre qué es hijo de Dios, cómo puede ser tan bajo. Un hijo de Dios, una hija de Dios
tienen a quien mirar. Yo le voy a decir en esta hora en las Palabras de Dios, a quién
usted tiene que mirar y admirar, si quiere mirar a alguien, si quiere mirar a un hombre
y admirarlo, si quiere admirarlo y amarlo, mírelo: “Miradme a mí – dijo El –todos los
términos de la tierra” … No saque los ojos de Él, ¡Hombre no tiene que sacar los ojos
de tu Dios!¡ Mujer, tú no tienes que sacar los ojos de tu Señor! Todo lo otro es

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corrupto y bajo, todo lo otro es prostitución, y necesitamos elevar nuestra vida y ser
limpios por la gracia del Señor.

Deje a las mujeres mundanas, que cuando vean a un hombre, digan: “¡qué
lindo macho!”, pero las hijas de Dios debieran avergonzarse sólo de oirá esos
disparates, las hijas de Dios debieran sentirse manchadas cuando un inmundo hijo del
diablo les dice un piropo. Pero hay mujeres que les gusta y los provocan. ¡Cómo
puedes caer tan bajo, cómo puedes ser tan indigna de la vocación que Dios te ha
llamado.

Necesitamos vivir a Dios en carne, y Dios ha elegido, ¡óyeme predestinado! : Tu


cuerpo, estos cuerpos. No eligió cuerpo de ángeles, no eligió cuerpos de pájaros, no
eligió cuerpos de estuco, de bronce, o de madera, Dios ha elegido cuerpos humanos
para vivir. Y Él dijo que El viviría en nosotros, ¿lo ha dicho?... vivirá en aquel que deja la
malicia, el celo, la mentira, la falsedad, la hipocresía, la carnalidad sin nombre; ese va
ser el que va a vivir en la presencia de Dios.

¿Hasta cuándo eres arrastrado por bajezas, por ignominias, por inconfesables
sentimientos de perversidad? ¿Hasta cuándo? Necesitas buscar a Dios para que lo
comiences a vivir. Eso es parte de lealtad, ¿amen? “Lealtad, Señor me hace vivir a la luz
de Tú Palabra, lealtad me lleva al conocimiento de un Dios maravilloso que vive dentro
de mí”… Entonces se constituye un Dios en carne.

¿No le gusta lo que le digo? ¿Le parece demasiado fuerte?... la puerta está
abierta, no tengo portero, salga cuando le dé la gana; nunca le llame, tampoco le echo,
simplemente Yo voy a predicar a aquellos que quieren vivir a Dios. Y si hay doscientos
o trescientos aquí quisiera predicarles a dos mil o tres mil, y decirles esta misma
Palabra: ¡Dios te ha elegido así como tú eres, en un cuerpo humano, Dios ha elegido
ese cuerpo para hacerse carne!”

Yo no soy el Cristo, Yo no soy el Dios, Cristo y Dios es todo aquel que abre su
corazón y lo deja a El que viva, ¿amen? ¿Tú quieres ser como Yo? ¡Vívelo a Él, y
entonces seremos Uno!, porque no serán muchos cuerpos, será un solo cuerpo
predestinado: el cuerpo de la Novia Amada, de la que tú eres parte, ¿amen? Entonces
llega a ser como El, ¿Te das cuenta?

Para vivir lealtad, necesitas ser sincero, y no busques subterfugios, no estés


buscando argumentos que solamente te retrasan y te impiden servirle a Dios, ¡no! Se
sincero contigo, reconoce que tu vida cristiana no es la que Dios quiere. Jesús vivió
lealmente y dijo: “Padre, Yo te voy a demostrar que he sido leal; todo lo que Tú me
mandaste hacer, lo he hecho, las obras que Tú dijiste que Yo hiciera, las he hecho, y
no he hecho nada por mí mismo”…eso es ser leal (he leído el verso 19) “no he hecho
nada por mí mismo, porque el Hijo no hace nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al
Padre”

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¿Por qué las peleas, las contiendas, las falsedades, las calumnias, las
incomprensiones? ¿Por qué? ¿Eso es lo que ha visto hacer al Padre? ¿Por qué los
egoísmos, las mezquindades? ¿Eso se lo ha visto al Padre?... ¡Necesitas vivir a Dios! Si
no ves que, El hace las cosas feas que tú haces, entonces no lo hagas, pues, si no se has
visto hacer a Él, ¿Por qué lo haces? ¿No es indigno de un predestinado eso? , no es
digno de un hijo de Dios eso… Viva sirviéndole a Dios, ámele y cumpla su Palabra,
¿Dicen amen?

Jesús fue leal, materialmente hablando fue leal, dijo: “Padre he acabado la
obra que me diste que hiciera. Discípulos, todo lo que el Padre me mando hacer, lo he
hecho, aquí está mi obra, la he terminado”… Era leal, no le había agregado, no le
había restado, no había obviado esto porque era difícil, no había tomado otro camino
porque era más fácil ¡No! Todo lo que el Padre quería que hiciera, lo hizo, sin quitarle,
sin agregarle, exactamente como el Padre le ordeno. Esa es la condición de un leal:
hacer exactamente como el Padre dice que haga.

No como algunos aquí en la Iglesia, que dicen: “Él dice así, pero yo, yo soy otra
persona y actúo de otra manera” ¡No, así no! Que hagan con Él lo que les dé la gana,
pero conmigo nadie va hacer lo que hacen con El”... ¡Malo! Nunca vas hacer leal,
nunca vas a llegar, necesitas entrar al terreno: “Padre, todo lo que me distes que
hiciera, lo he hecho y pase lo que pase, he acabado la obra que me distes que hiciera.
Así que, habiendo acabado la obra, Padre, me vuelvo a Ti”… ¿Puede alzarse alguno
y decir esto en esta mañana?... ¿no?, entonces vuelve y vive Su Palabra.

Y Yo digo, la labor que Tú me mandaste hacer, lo he cumplido, y levanto mi


frente y digo: Padre, lo que me mandaste hacer a Bolivia, lo he hecho, todo lo que me
mandaste hacer lo he hecho” Y Él y Yo sabemos que esto es verdad. He acabado la
obra, todo lo que El me mando hacer, lo he hecho, absolutamente, he cumplido mi
labor. Si El me dio la labor de criar a mis hijos, la menor tiene diecisiete años, el
pequeño hijito, Joalito tiene su futuro asegurado, así el Señor me llevara hoy, él va a
tener para vivir. Si Dios quiso que Yo fuera su protector, lo voy a ser mientras él viva.

Ahora, hermanos he acabado la obra, ¿puedes decirlo tú?, “Pastor, no, porque
no sabía que labor tenía que desarrollar”… Exactamente. Por eso en esta mañana y a
partir de martes, Él te ha dicho lo que debes hacer, ¿lo estás viviendo?, comienza a
actuar, comienza a hacerlo así, vive de esa manera, ¿amen? Y cuando estés de esta
forma hermano, Dios y tu serán Una cosa.

Jesús fue integro, materialmente hablando, cumplió su labor. Y cuando llego al


final de su carrera, miro para atrás, dijo “Padre, he terminado mi labor, todo está
cumplido, no me queda nada. La obra que me distes que hiciera ya la hice” Ahí está,
eso es Dios. Dios obrando misericordia, ¿lo ve?

33
Ahora, pero también Jesús fue leal en el espíritu. Y esto es lo que nos va ocupar
los tres cuarto de hora que queda aproximadamente, según mi reloj.

¿Qué es ser leal en el espíritu? Es una pregunta que les he hecho a todos mis
colaboradores, a todos los que andan Conmigo. Uno a uno se han quedado callados sin
saberme responder, a veces, han insinuado una respuesta que no tiene nada que hacer
con la realidad.

¿Qué es ser leal en el espíritu?, sabemos bien qué es ser leal en la carne,
humanamente, porque eso ya lo hemos explicado. Mucho más podría decir sobre ello,
pero quisiera avanzar en esta mañana. Porque lealtad hermano, está en tres etapas:
material, espiritual, divina. Y habiendo hablado de lealtad material, quisiera hablarles
de lealtad en el espíritu.

Ahora, tenemos un modelo: Jesús fue leal también en el espíritu ¿no ve? Ahora,
¿cómo pudo ser leal Jesús en el espíritu? Mire, Él dice: “Porque el Padre ama al Hijo y
le muestra todas las cosas que Él hace, y mayores obras que estas le mostrará, de
modo que vosotros os maravilles. Porque como el Padre levanta a los muertos y les
da vida, así también el Hijo a los que quiere les da vida” … Ahora, Él está entrando en
dimensión superior, está entrado en una dimensión que trasciende la tumba, va más
allá de lo que nosotros llamamos muerte, ¿ve? El Padre les da vida – dice – a todos;
bueno el Hijo a quien quiere le da vida, porque igual que el Padre, tiene vida en sí
mismo.

Y ahora habla de una dimensión desconocida, porque hasta ahora, hermanos,


que sepamos: hay algunos científicos que han creado un ser en laboratorio, en un tubo
de ensayo y le han dado vida, ¿he?, hasta ahora es todo lo que sabemos. La ciencia le
ha dado vida a un ser, sin emplear hombre, sin emplear mujer. ¿Cómo han creado el
espermatozoide? ¿Cómo ha creado el óvulo conceptivo para hacer la concepción esa?
… esa cosa a mí se me escapa, me abisma, me aterra, que el hombre haya creado un
germen de vida y que haya creado un ente conceptivo y haya formado un ser que tiene
para dos años ya de vida. Que lo haya formado en un laboratorio y que esté viviendo
sano y bien, es algo que se me escapa a mí. Abisma, para los pelos solo de pensarlo.

Ahora, parece eso muy muevo, muy novedoso, pero Jesús lo dijo con una
sencillez: “Yo tengo un laboratorio tan grande – dijo Jesús- que al que me da la gana
le doy vida, tomo: tierra, petróleo, clorofila, hiero, calcio, fosforo: bueno, tomo los
elementos que me da la gana y le doy vida”, ¿he? Y de ahí busco hierro, calcio,
fosforo, comenzó a buscar elementos, le puso oxígeno e hidrogeno, amasó un monto
de tierra, le dio forma de hombre y le dio vida en un laboratorio. “Al que quiero le doy
vida, y si quiero le doy vida eterna”, ¿usted entiende eso?....

Pero, oh bueno ¿qué es ser leal en el espíritu, mire hermano, una persona que
tenga capacidad para tomar un poco de barro, de todos los quince elementos que está

34
nuestro cuerpo; formarlo y darle vida? ¿Qué le parece un ser así? ¿Qué le parece una
persona que se haga un laboratorio ahí en el campamento y tomo un poco de tierra,
un poco de esto, un poco de lo otro y comience a formar seres conforme a él le dé la
gana, y les dé vida?, ¿he? Si no es un ser leal, se convierte en el genio del mal. Y estoy
seguro que primero que haría sería un muy perfecto ejército invencible y sería el
dueño de las tres Américas, sería el amo, y haría de sus seres creados lo que le diera la
gana, ¿ve? De repente se aburriría de ellos, los deshace, comienza hacer nuevos. Total,
al que quiere da vida.

Para que llegue a tener un poder así, tiene que ser un ser muy leal: leal para
obedecer y para hacer, no lo que le parece o lo que sus inclinaciones le lleven, sino lo
que sus inclinaciones le lleven, sino lo que está en el propósito eterno del divino
Diseñador, de la Mente Eterna del Hombre que está en el cielo, ¿me capta?.... “Pastor,
Usted siempre empieza hablándonos de cosas que no tienen nada que ver con la vida
espiritual”, así que empezamos hablar de lealtad material, y usted dijo: “Pero, ¿qué es
lo que le pasa al Pastor, que está hablando medio al disparate?... Eso fue lo que usted
imagino, pero no era así.

Fíjese una persona, hermanos, con estos poderes, que al que quiere le da vida,
¿he? ¿Qué pasaría con nosotros?, nos vamos al cementerio: “bueno, le voy a dar vida a
este, a este”, ¿para qué?, para hacer lo que a mí me dé la gana, ¿no? Ilimitada
capacidad de obra, ilimitado poder, omnipoder…. No, no, omnipoder: no, poder de dar
vida solamente. Porque la omnipotencia todavía no la tocaremos, tocaremos
solamente la lealtad en el espíritu.

Hermanos, déjeme decirle esto: Dios ha planeado que todos sus predestinados
tengan ese poder de dar vida, ¿entiende?, Dios ha planeado que todo predestinado
tenga poder de dar vida. Por eso Yo dije: voy hablarle a los predestinados, es un pueblo
especial, gente santa, que no tiene ninguna inclinación egoísta y baja, no tiene ningún
sentimiento pecaminoso, ¡ninguno! No pude tener, porque si lo tuviera, ¡qué no
harían!, ¡qué desastres no crearían en las galaxias, hermanos.

Pero un ser que tiene esa capacidad, tiene que ser leal en espíritu, o sea: tiene
que ser leal en ese ente que le da vida y que es capaz de dar vida. Leal en espíritu, ¿ve?
¡Oh! Dios me va ayudar a explicarles algunas cosa que pugnan por escaparse de mí.

Ahora, Jesús era leal, tan leal, que cuando se fue al cementerio allá en Betania,
se paró ante la tumba de Lázaro, y como sabía que Lázaro no debía morir, se cuidó
mucho y dijo: “Lázaro, ven fuera”, si Él no hubiese sido leal, aprovecha la circunstancia
para decir: “Lázaro, levántate, y todos los que están en derredor”… y todos los
sepulcros se hubiesen comenzado a abrir y a levantarse los muertos allí. Pero sólo
Lázaro era el que tenía que vivir.

35
Y Jesús era tan leal que, teniendo poder para levantar a todos los muertos de
ese cementerio, levantó al que la Divina Voluntad había designado. ¿Se lo traigo a este
día? Dios tiene capacidad para darle vida a usted y a todos los que usted le quiera
nombrar. Pero Él se ha sujetado escrupulosa, estrictamente, a darle vida a usted,
porque es usted el que en la Divina Mente estaba predestinado. Yo sé porque es usted
el en que la Divina Mente estaba predestinado. Yo sé que eso no le entra a muchos,
pero los que me entienden, quizás sí.

Ahora, entiendo esto: “el Hijo al que quiere le da vida” Entonces la Divina
Mente, no está en Hombre que está en el cielo, sino está en el Hijo, “porque como el
Padre da vida”... El Padre es un motor que crea vida, el Padre es generador de vida.
Pero el Hijo es el que tiene la mente para saber a quién le puede dar vida. Dice: “Así
como el Padre da vida (y usted lo puede leer ahí) el Hijo a quien quiere da vida”, el
Padre es un generador de vida. Cápteme, que eso lo va a ser revelación, y para usted, y
lo va hacer brincar de la sorpresa dentro de un rato.

El Hijo es el que tiene la capacidad, la mente, el principio inteligente, para


definir a quien le da vida, por eso es que el Hijo es el que nos conoce por nuestro
nombre. Dice: “el Pastor conoce a Sus ovejas por su nombre, y las llama”….

Hermano, Él es cuidadoso, tan cuidadoso, tan cuidadoso que Él ha tomado el


Libro de registro de la Eternidad para no equivocarse, y chequeando el Libro de la
Eternidad, uno por uno ha ido viendo para no equivocar conceptos. Y todos los que
están inscritos en el Libro de la Vida, esos solamente son los que tienen vida. Tan leal
es, tanta lealtad tiene, que Él no se equivoca, hermano, hace exactamente lo que la
Divina Voluntad quiere.

Así que, ser leal en el espíritu es no agregarle lo que es un átomo, una


molécula, ¡nada! De nuestra cuenta. “Señor, ¿Tú quieres que te defendamos?”....
“¡No, no!, ahora, está bien que tú me hayas defendido, haz demostrado que me eres
fiel, está muy bien, pero guarda tú espada, todavía no. Y Yo si quisiera hacer lo que
me parece correcto, pediría doce legiones de ángeles que pelearan por Mí, y aunque
los ángeles saben que no tienen que venir, Mí Palabra los obligaría a venir y ellos
tendrían que pelear sabiendo que estaba mal. Pero Yo no he venido para eso”… Ese
es el Hombre leal, no he venido a esta hora para eso, ¿por qué tengo que pedir
ángeles? Si lo ángeles saben que no tienen que intervenir, por eso están quietos, pero
a mi Voz, ellos tendrían que ponerse en acción y destruirían no solo Jerusalén… pero
no he venido para eso. Lealtad en el espíritu, ¿ve?

Dominando el mundo del espíritu, porque los ángeles viven en el mundo del
espíritu; dijo: “momentito, allá se mandó para que Yo haga esto en esta hora, y no voy
hacer nada, aunque me parezca bueno, aunque me parezca correcto, aunque me
parezca como me parezca, no me importa, que se haga la voluntad del que me

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envió”… Para ser leal en el espíritu hermano, eso es lo que tiene que tener usted,
¿amen? Yo sé que le cuesta decir “amen”, porque usted es dado a hacer su antojo y
voluntad, usted es dado a hacer lo que a usted le parece correcto. Pero Él dijo: “Yo
puedo, pero no debo, porque mi lealtad no me deja”.... ¡Amen! ¿Ve?

Ahora, hay vidas aquí que dicen (como dijo esta hermanita que anoche se paró
aquí delante): “Yo quiero que el Señor tome toda mi vida, tome mi ser, ¡tómame
Señor!, todo lo que soy, toma mi vida, toma mi ser, toma mi todo. Todo integro soy
tuyo, o toda integra soy tuya”…Espere que salga del culto, y entonces usted va saber si
es leal en el espíritu, sí o no. Y entonces comienzan a hacer su propia voluntad, ¿hay
alguien que me puede desmentir en esta mañana?....

Leal en el espíritu es ser tan Uno con El, que Yo y el Padre Una cosa somos; el
que me oye a Mí, oye al Padre; el que me ve a Mí, vea al Padre; el que me obedece a
Mí, obedece a mi Padre: el que no me recibe a Mí, no recibe a mi Padre. Eso es ser
leal en el espíritu.

Ahora el Padre no tiene muerte, el Padre es el que da vida, el Padre no tiene


muerte, el Padre no conoce la muerte, el Padre sólo da vida. Por eso es que el Padre
no puede juzgar a nadie, eso es escritural, hermanos, porque si por fuese diría: ¡Bah,
que tengan vida!, porque Él es el que da vida. Por eso todo juicio se lo entregó al Hijo,
porque el Hijo es el que tiene la mente para saber quién es el que tiene que vivir, ¿me
capta? Porque el Hijo al que quiere da vida, ¿no?, y cuando dice: “al que quiere da
vida”, no le da vida a todos, no es como el Padre que da vida, el Padre da vida, da vida,
porque Él es la fuente de la Vida, el Padre no hace otra cosa que dar vida, vida, vida.
Pero el Hijo es la mente inteligente que define a quienes les da vida.

Por eso es que el Padre dijo: “mira Hijo, Yo no estoy en condiciones de juzgar,
todo el juicio te lo doy a Ti, Tú juzga”, ¿no dice eso la Escritura?, lo dice aquí hermano.
Dice la Escritura: “Porque el Padre a nadie juzga (el verso 22), sino que todo el juicio
lo dio al Hijo”, ¿lo ve?, ¿es eso bíblico?, ese es un texto, pero hay muchos otros.

El Padre no juzga a nadie, en realidad el Padre no tiene capacidad de juzgar, lo


digo con reverencia, porque Él es el que da vida; pero el Hijo es la mente inteligente
que define quiénes tienen vida y quiénes no. Porque el Hijo a quien quiere da vida.

Entonces tiene que obrar lo que en principio es lealtad, un amor entre Padre e
Hijo, tiene que obrar esa lealtad o este amor también. El Hijo tiene que amar a quién
quiere darle vida, tiene que obrar el amor del Hijo para darle vida. Y ¿a quién ama el
Hijo?, el Hijo ama a los que hacen la voluntad del Padre, ¡amen! No sé si me estoy
haciendo entender, pero Yo creo que si no me entiende en su mente, en su alma me va
a captar en esta hora.

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Entonces, hermano, el Hijo tiene la mente para definir quienes tienen vida y
quienes no tiene vida, de acuerdo a lo que Él quiere, ¿Amen? La mente de Él, define a
quien le va a dar vida y a quien no, la mente de Cristo es la que define; porque el Padre
no lo hace, el juicio se lo entrego a su Hijo. Entonces el Hijo toma a Hugo Villanueva, y
dice: “Hugo Villanueva, puede… no puede… puede… no puede, ¡puede!, tiene vida. Allí,
puede… ¡no, no, no!, no tiene, ¡fuera! Este puede…. Puede, ¡si puede!..., ¡vida!.... al
que quiere da vida.

Ahora, supóngase que en esta mañana esté la mente de Cristo, o Cristo aquí
instaurando su juzgado, su trono de juicio y tome desde Gary, desde allá Chico, hasta
el último de atrás, no dejando ni las criaturas recién nacidas, ni las que están en el
vientre, y las juzga y dice: “este quiero que tenga vida”, ¿sí o no?... ¿Cómo estaríamos
ante El, ahora? ¿Qué tal si se instaurará ese juicio en esta mañana?, porque hermano,
para Dios no hay dimensión de tiempo, para Dios no hay después, no hay el siglo que
viene, para Dios no hay época que viene, no hay futuro, para Dios hay “hoy”, Y si a Dios
le place hoy, instaura juicio y hoy decide si tú tienes o no vida eterna, ¡Amén!

Por eso – dijimos al comenzar - , que “EXPIACION Y JUBILEO” es la corona de


un ciclo, porque “EXPIACION Y JUBILEO” nos lleva a ser perdonados y soltar amarras.
¿Quiénes hacen el rapto?, la mente de Cristo sabe, Él es la inteligencia que lo define.
¿Quiénes son los que tienen que soltar amarras?, el Hijo sabe: al que quiere El a ese lo
hace soltar amarras para que haga el rapto. Si al Hijo le da la gana, a ninguno de aquí lo
hace hacer el rapto; si le da la gana, a todos aquí los hace hacer el rapto ¿amén? Por
eso es que su lealtad lo llevo a sujetarse a su propio plan. No quiso ser arbitrario, sino
justo. Y les da vida de acuerdo al plan predestinado.

Entonces la cosa es arreglarnos con el Hijo. Permítame un término carnal: es


bueno influir sobre El, porque de Él depende ¡Amén! ¿Cómo puede influir?... “Si
alguno se arrepiente y es temeroso de Dios, a ese oye”

El Hijo a quien Él quiere da vida, a quien quiere le da el rapto, a quien Él quiere


lo perdona, a quien Él quiere lo ensalza, a quien Él quiere lo hace. Si a Él le da la gana
de levantar a una prostituta y ponerla por sobre todos nosotros, lo va hacer; si a El le
da la gana poner a un niño y ponerlo por sobre mí, lo hace. A quien quiere lo hace,
hermano.

A un profeta lo reprendió con una burra, a otro profeta lo alimento con un


cuervo; hace lo que quiere, ¿se da cuenta? Así que, al que a Él le da la gana, a ese le
hace lo que le hace y nadie puede decirle nada. En palabras de Cristo es la Respuesta:
al que Él quiere le hace una casa, se la coloca y se la amuebla, y le hace lo mejor que le
da la gana, y lo hace porque Él quiere. No porque lo merece, no porque está esperando
o no está esperando, no porque le pidió o no le pidió, simplemente porque a Él le dio
la gana, en Su Soberanía.

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A quien Él quiere levanta, y lo levanta porque Él quiere. Vale la pena entonces,
estar en convivencia santa con el Hijo. Por eso dice el Salmo 2: “Honrad al Hijo, para
que no se enoje, y perezcáis en el camino”, porque es el Hijo el dador, el Hijo es el que
tiene todo el juicio en su mano. Él tiene la mente, hermano, que lo define, ¿amén?, por
eso tiene que ser tan leal ese Hijo, ¿no ve? ¡Oh!, hermano, si no fuera leal, imagínese
las injusticias que cometería, imagínese las injusticias la de cosas que haría; pero El
hace lo que la Divina Mente lo ha designado, porque Él tiene la mente para definirlo.

Así que, si Él quiere levanta a uno, y si Él no quiere no lo levanta, y si Él quiere le


da vida, y le da vida al que quiere, ¿amén? “¿Por qué pues, le compró una heladera a
esa?, si yo estoy tanto tiempo gritando y pidiendo una heladera, ¿por qué, pues, se lo
compra a otra? ¡Por qué le da la gana! Eso es menos que dar vida, eso es mucho
menos, ¿ve?

Ahora, esa mente definitoria, ¡aleluya!, esa mente que define a quien le da vida
y a quien no le da vida; esa mente que tiene el Hijo, hermano, esa mente es tu
Cabeza… ¿a quién le llamó la atención esto?... Si la cabeza del Cuerpo es Cristo, el
Cuerpo sois vosotros, esa mente definitoria y que tiene capacidad para definir lo uno y
lo otro, esa es la Cabeza de este Cuerpo. Y si este Cuerpo tiene Cabeza, o este Cuerpo
ha reconocido a su Cabeza, Ese es el que da vida. ¡Oh, a mi Padre le gusta esto!, sí, mi
hermano, a mi Padre le gusta que Yo diga eso, hay algo que aletea por aquí dentro,
que se alegra.

Porque esa es la realidad: la cabeza que define a quién da vida, hermano, es la


cabeza de este cuerpo, y siendo tú parte de ese Cuerpo, tienes el privilegio de tener
esa Cabeza que define

Entonces, Cristo es la Respuesta, entiende el texto: “Vosotros tenéis la mente


de Cristo”, no es como a algunos se les ha ocurrido decir: a fausto, Alejandro, Aurelio,
Mario, Eusebio, aquel, aquel, aquel, a cada uno tenemos la mente de Cristo. No dice la
Escritura eso. La Escritura dice que el Cuerpo tiene una Cabeza, y en la Cabeza está la
mente. “Vosotros teneos la mente de Cristo”, entonces es cabeza está con nosotros,
No es que cada uno tiene que tenerla “Ay, pero yo soy torpe, y la Palabra dice eso:
¡Señor, dame tu mente!”, no pierda el tiempo, más bien di: “junta la Cabeza al
Cuerpo”… Por eso es que va llegar el momento en que cuando el pueblo o el Cuerpo se
junte con la Cabeza, ese Cuerpo no va a definir, no va decidir, no va hablar, no va a
caminar, nova hacer nada por su cuenta, porque la Cabeza es la que manda, ¿me
capta? Es un Cuerpo sin cabeza, es un cuerpo sin dirección, pero cuando la Cabeza
viene, ¡Bendito Dios! Ella es la que dirige.

Ahora, si este Cuerpo tiene esa Cabeza, entonces ella manda, no piensa, ¡es El!
La mente de Cristo no dividida en pedacitos en cada miembro. ¿Dónde ha visto que un
hueso de la rodilla tiene cabeza para pensar?, ¿dónde ha visto que la uña del dedo

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gordo del pie tiene mente?, ¡sois parte del Cuerpo!, vosotros sois miembros, Eso dice
la Escritura, esta Escritura dice eso que: vosotros sois miembros del Cuerpo, porque
una es la Cabeza, ¡amén!

Entonces, cuando usted ha estado pidiendo: “Señor yo quiero la mente de


Cristo”… usted ha estado pidiendo burreras, porque la mente está en la Cabeza. Más
bien pida sabiduría para que la rodilla marche, para que el huesito marche, para que la
uña este bien, para que no se encarne, para que no se haga uñero, para que no tenga
para allá ni para acá. Pida sabiduría para eso, eso es Palabra de Dios.

Pero la mente de Cristo está en la Cabeza, y Él es la Cabeza del Cuerpo, ¡amen!


Entonces cuando se junta la Cabeza con el Cuerpo, entonces tenéis la Mente de Cristo,
¿me capta? “¡Señor!, ¿pero, y entonces qué posición me deja a mí? ¿Así que yo de
aquí en adelante no puedo pensar, no puedo razonar? ¿Qué es lo que pasa? No, no
Pastor, Usted me está quitando la individualidad”…pelea, anda y pelea.

¿Hay alguno qué no está de acuerdo?, si hay alguno que no esté de acuerdo en
esta hora, avíseme para destruirlo, porque no me sirve para el Cuerpo. Si hay alguno
que no esté de acuerdo – y esto es Palabra de Dios – avíseme y lo destruyo ahora… y
usted sabe por qué lo digo, me enojo cuando usted me comienza a desafiar. Si alguien
no está de acuerdo con lo que digo, avíseme lo entierro mañana. Le aconsejo para su
bien: no me desafié, la próxima vez no se lo permito, no se lo paso. Incline su rostro
hermano, hay una vida que estuvo al borde de la condenación eterna. Ore Mario,
Mario Soliz, ore….

Ahora vamos a continuar con nuestro mensaje. Así que el Hijo tiene capacidad
para definir a quien dará vida. Por eso el Padre sujetó todas las cosas a Su Sola
potestad; esto es a su Hijo. Es una gran responsabilidad, pues lealtad, está lealtad de
espíritu entraña conocimiento exacto de saber a quién le va a dar vida. Voy a
repetirles: lealtad espiritual entraña saber exactamente a quién le va a dar vida. Como
ha podido experimentar ahora mismo, ¿cuántos me captan?, ¿lo ha entendido?

Entonces, lealtad de espíritu, hermano, hermano, es lo que hará posible definir


quiénes pueden resucitar, ¿he? Y de acuerdo al profeta de la Edad, dijo: “esta Edad
resucitará a las otras”… Entonces nunca antes (y ahora una unción de gloria) nunca
antes hubo lealtad de espíritu, no era necesario; ahora llego. Y lo que Jesús hizo, fue
demostrar lo que era lealtad de espíritu, cuando resucito a dos, tres, ¿ve?

Estoy pensando algo, hermanos, estoy pensando que Jesús hizo tres
resurrecciones, si no me equivoco. A ver si ustedes me ayudan: Lazar, el hijo de la
viuda de Nahúm, ¿he?, y el siervo de Jairo, serían los tres que resucito el Señor, ¿he?
No sé si hay otro, ¿alguien más me puede ayudar?... porque si es así, hermanos, estoy

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pensando en algunas cosas que sería otro sermón; si estuviera ahí en el asiento, ya
estaría buscando textos.

La Biblia dice: “Bienaventurado y santo el que toma pate en la primera


resurrección”, y la primera resurrección ya se operó, ¿sí? Quedan dos resurrecciones,
una: los que harán el rapto; la otra: después del milenio, los que entran a juicio. ¿Y
nosotros?, no, nosotros tenemos vida eterna, y quien tiene vida eterna no muere,
¡Gloria a Dios! Creo que tenemos que revisar eso. Bueno, es un paréntesis nomás que
se ha venido a mi mente ahora.

Muy bien, entonces hermanos, se ha cumplido la hora, ¿me dan un cuarto de


hora más?, solo un cuarto de hora.

Lealtad espiritual, y Yo quisiera terminar con lealtad espiritual, para hablar de


Lealtad Divina a la noche. Lealtad espiritual tuvo Jesús: estaba clavado en la cruz y vino
el desafío, el gran desafío, el desafío que lo acompaño los treinta y tres años y medio
años en la tierra y que lo siguió hasta la cruz. Se fue allí el príncipe de los demonios,
“no Pastor, se fueron los sacerdotes”, esperé un poco: se fue allí el príncipe de los
demonios, y le dijo: “si eres Hijo de Dios…”, eso fue lo que le dijo en Mateo 4.- cuando
Jesús estaba ayunando cuarenta días ¿Qué es lo que perseguía? Meterle la duda a
Jesús, ¿he?, lo él que perseguía era meterle la duda a Jesús: ¿seré Hijo de Dios o no
seré? ¡Caramba! ¿Cómo será esto?...

Porque ser leal, en el espíritu, significa tener plena seguridad, y usted lo sabe,
porque en la materia también es así. Entonces Jesús sabía lo que era, porque sabía de
donde venía, sabía cómo se llamaba y quien era su Padre, cuál era su casa y todo; Él lo
sabía, nadie lo movida de ahí. Eso es lo que el diablo trato de meter en Jesús: la duda
que si era Hijo de Dios. “Si eres Hijo de Dios (le dijo en la cruz), bájate de la cruz y
creeremos en Ti” ¿no ve que dijo? “Si eres Hijo de Dios, bájate dela cruz, entonces
creeremos en Ti, entonces creeremos que Tú eres el Hijo”… Era un desafío a su lealtad
espiritual.

Porque El, como Hijo espíritu, sabía que podía bajarse de la cruz cundo le diera
la gana, ¿ve?, terminarían sus sufrimientos, pues, y tendría adoradores por millones. Y
se instauraría su reino, y en un mes hubieran derrocado al César, hermanos, porque
todas las fuerzas, las cohortes, los ejércitos romanos se hubieran plegado a Este que
demostró ser Dios, bajándose de la cruz cuando estaba crucificado. En un mes el César
Augusto hubiera desaparecido, y Jesús hubiera estado instaurado en Roma, como el
Emperador del mundo, ¿no fue eso lo qué Satán le ofreció?, ciertamente eso fue.

Jesús sabía que lo podía hacer, y el diablo sabía que podía hacerlo. Ya le había
dicho antes: “Si eres Hijo de Dios, adórame y te daré todos los reinos del mundo”. Y
acá se lo presenta de otra manera: “demuestra que eres y creeremos en Ti, en un mes
te sentaremos en Roma, te ponemos la triple corona y eres gobernador y señor del

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mundo”… Necesitaba ser leal, para quedarse – como decimos nosotros- en el molde.
Miro al diablo, y para despistarlo, como quién está dudando, le dice: “Tengo sed” Ese
fue un despiste que le hizo al diablo, y entonces el diablo dijo: “lo tengo, corran,
traigan incienso, traigan vinagre, traigan mirra, hagan una mezclita, denle para que se
le calmen los dolores, para que le baje la fiebre y con la mente tranquila va aceptar”…
Se lo trajeron, cuando Él lo olió, miro al diablo: “Consumado es”… Demostró lealtad.

Fue la parte, el trance más difícil, fue la parte más dura de Su lealtad, pero
cuando lo miró, le dijo: “Consumado es”. El diablo bajó la cabeza y supo de su derrota,
por fin mordió el polvo de la derrota, porque cuando creía que Jesús estaba vencido,
fue cuando Jesús fue más poderoso…. Y eso ha pasado con este pueblo.

El diablo ha empleado la misma arma con todos ustedes, no se ha escapado


ninguno: “¿seré hijo de Dios?, ¿me habrá desechado el Señor?, ¿haré el rapto?,
¿realmente seré yo?... Cuando tú parecías vencido, de repente Dios se paró delante de
ti, y de dentro broto: “soy predestinado, soy predestinada, haré el rapto, tengo vida
eterna. Nadie me va a quitar esa seguridad”… Y cuando más vencido, cuando más
caído estabas, es cuando fuiste más fuerte. Esto paso hace muy poquito, esto paso
sólo unos días en tu vida, y si no ha pasado en algunos que aquí están luchando, pasará
en esta mañana.

“¿Seré predestinado?, ¿por qué soy dominado siempre?.. Y cuando estás más
débil, no argumentes, no discutas, no clames, no gimas, pronuncia dos palabras:
“Consumado es, consumado es”… “Me sometiste a toda presión, pero consumado es,
¿soy predestinado?, ¿soy?”…Sí Señor. Todo está bien, consumado es.

Sé leal espiritualmente, el Dios que te predestinó, no cambia con el tiempo, no


varía con los días, no se arrepiente por lo que haya pasado, el Dios que te predestinó
es firme. Se leal para creerle. Reconócelo en el espíritu y se leal: “Así que ¿tengo vida
eterna nomás?, ¿voy al rapto nomás?, ¿pese a todo? … se leal en el espíritu y reconoce
que Él no se equivocó, dile al diablo: “el asunto termino, es palabra final, consumado
es”

Lamento la hora, me hubiera gustado concluir: leal en el espíritu. Pero déjeme


decirle ahora eso: leal en el espíritu, es su triunfo total. Me hubiera gustado decirle por
qué Jesús hizo todo lo que hizo después de esta palabra; tal vez lo digamos a la noche.

Pero, hermano, no argumente con el diablo, no le diga: “yo estoy luchando, yo


estoy orando, yo me voy a santificar, yo voy a buscar a Dios, yo voy a vivir la Palabra,
yo voy a obedecer ahora como nunca”..... Dígale: “Consumado es, todo el asunto está
terminado, todo se acabó, soy predestinado, haré el rapto”… lo demás es abrir la
puerta al fracaso. No discuta su victoria con el diablo. Eso no es lo que usted debe
hacer, sino que su fe debe mirar al que en la cruz consumó para usted, todas las cosas.

42
Estemos orando:

MI padre y Señor, esta mañana, hablando de lo que nunca se ha dicho, se


conmueve mi alma, Señor, quisiera hablar de la mano de cada uno, y llevarlo a ese
mundo, allá. Este pueblo está entendiendo, Señor, y te doy gracias por eso. Ayúdanos
a regresar a la noche, ¿qué cosa más tienes para darnos?, ¿qué alturas celestiales?,
porque hemos soltado amarras, Señor, llego nuestro jubileo, ya nada nos va atar,
¡Aleluya! ¡Gloria a Dios!

¡Gracias, Señor, bendito seas en esta hora!

Que Dios les bendiga, hermanos, creo que esta Palabra es una esfera espiritual
superior, en la que estoy seguro, muchos de ustedes van a comenzar a vivir. Dios les
bendiga.

Santa Cruz, 16 de abril de 1978

(Mañana)

“H I J O DE H O M B R E”

Tercera parte Rvdo. Julio Alvarado


F.

…. En las distintas Iglesias del Departamento, quieren venir y participar de este


culto de Santa Comunión, serán bienvenidos. Pueden venir, ciertísimamente será un
gozo para todos.

Durante la semana, manténgase en santidad, procuremos vivir en la presencia


de Dios. Como dijimos en la mañana: todo lo que a usted le ha agobiado, como:
mentiras, falsedades, carnalidades, murmuraciones, hipocresías, iras, contiendas,
malicias y cosas semejantes, sáquelas de su vida. Y durante esta semana viva para
Dios; de modo que el Culto de Santa Comunión, sea un Culto de Santa Comunión, y no
un culto de juicio, no un culto de muerte.

Estudie a 1 de Corintios, el capítulo 11, de los versos 23 al terminar, que será el


texto que usaremos domingo, en el Nombre del Señor, Pablo dice: “Porque yo recibí
del Señor lo que también os he enseñado”…. Y usted, durante la semana, mantenga su
hogar en limpieza, mantenga su vida en santidad, borre, arranque de usted lo que
puede ser pernicioso, destructivo a su alma.

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Nuestras Biblias en el evangelio de Juan, en el capítulo 5, en los versos 22.-

Mi Padre y Señor, continuaremos avalando Tu Palabra en esta noche.


Estamos ciertos, y después de dos sermones predicados sobre este tema, Señor,
tenemos convicción que son palabras finales.

Por eso, en esta noche, nuestras almas se abren ante Ti, listas para recibir
esta Palabra que ha impactado en los corazones, Señor; ahora está impactando en
los espíritus. Dame gracia para seguir haciéndolo. En el nombre de Jesús. Amen.

Asiento, hermanos.

Habrá, usted, podido notar que este sermón lo estoy predicando sin apuntes.
La razón, hermanos, es que como el Señor me lo dio ha mucho tiempo, conozco, están
grabadas en mi alma todas las palabras y los pasos que debo dar; y no temo equivocar
el sendero, puesto que es Palabra de vida.

También habrá notado usted, que ya hemos dejado atrás los versos 19, 20 y 21;
se habrá dado cuenta que esos tres versos ya lo hemos dado al Pueblo.

Y, como hemos dicho en la mañana: El Padre es el que da vida. En realidad,


hermanos, el Padre es como que no supiese hacer otra cosa, porque allá en el
principio, tras la nada, detrás, en la plataforma de las eternidades, El comenzó a traer
vida a todas las cosas inexistentes.

Y, cuando estaba El solo como atributo, cuando ni la nada estaba con El,
entonces, de lo que no se ve comenzó a ser lo que ahora es visible. Desde aquel ignoto
pasado, desde aquel inalcanzable reflejo de eternidad, El comenzó a dar vida hasta
que, habiendo dado vida a seres espirituales, comenzó a acercarse y creo la materia.
Cuando creo la materia, hizo soles y lunas, hizo estrellas y astros, planetas,
constelaciones; todo lo creo. Y todo lo creo con vida.

Y les voy a decir algo: Todo lo creo con voz, todo lo creo con melodía, con
música, y cuando todo estuvo creado: astros, planetas, todo lo creado en el
firmamento, en el Universo todo; cada una de las cosas creadas, omitía su propia
melodía. Así por ejemplo, la Tierra, da un sonido musical; la luna, otro, el sol, otro;
Venus, otro; Saturno, otro; Plutón, otro; Mercurio, otro… todos. Cada uno dio su
propio sonido musical, y cuando los sonidos musicales del Universo comenzaron a
entender, he aquí que el Creador no solo había dado vida, sino que una Sinfonía de
alabanzas brotaba de cada cosa creada.

Y usted sabe, si usted golpea un hierro, suena diferente a una lata; si golpea
una lata, suena distinto al aluminio; si golpea un aluminio, suena diferente al vidrio; si
golpea un vidrio, es diferente al sonido de la piedra; y así. Cada uno tiene distinto son.
Pero todos, aunados en uno, hicieron Sinfonía y alabaron al Creador.

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De allí que el Salmo 150 dice: “Todo lo que respira alabe a Jehová”… Jehová, el
Gran Yo Soy, el Eterno, el Gran Arquitecto, el Divino Diseñador, Principio y Fin de todas
las cosas; porque en Sí encierra el Principio y también el Fin de todas las cosas; porque
en Sí encierra el principio y también el fin de todo lo creado. De modo que para saber
lo creado, usted tiene que ir al Gran Yo Soy, y para conocer el fin, usted tiene que ir al
gran Yo Soy. En Él está el principio y fin de todo.

Ese Grandísimo Jehová, ese Divino Arquitecto, ese Diseñador fabuloso de


inenarrable maravilla… dijimos en la mañana: un día quiso materializarse. Y no se
materializo en un ángel, porque siempre que habla de ángeles, dice: “El Ángel del
Señor”. Cuando se suizo materializar, se plasmó en quince elementos químicos que
componen un cuerpo humano, Y así, echándole una gran cantidad de agua al barro,
amasó un cuerpo, y se plasmó en él. Ese Gran Jehová quiso vivir en el ser humano, en
el hombre, en el mortal.

Y, a través de las eternidades, desde que Adán fue creado, que no sabemos
cuándo fue, en qué ignotos, en qué remotos siglos y milenios…. El comenzó, hermanos,
a empequeñecerse hasta venir a morar en el hombre, en forma permanente.

Y, así llegando a hoy domingo 16, de un año 78, de un mes cualquiera, Él quiso
vivir en un cuerpo. Ante ese Gran Diseñador, ante ese Soberano Arquitecto, ante ese
Eterno Yo Soy, ante Ese. Nunca pasado, hoy; estamos ahora, en este instante, aquí…….

¿Es usted leal?... si estamos ante El, ¿es usted leal?... su lealtad, hasta donde
llevamos hablando lealtad, ¿la está viviendo?; porque no es utópico, no es fantasía, no
es ilusión, es realidad tangible. Él dijo: “El espíritu no tiene carne, pero el Dios en
quien ustedes creen como su Salvador, sí, Tóquenme, Yo mismo Soy”… El espíritu no
tiene carne ni hueso, pero el Dios de ustedes sí tiene; arrímese y mírelo, tóquelo si así
le parece. Y aun el que estaba dudoso: “Acércate, mete tu dedo aquí, donde tengo las
heridas de los clavos, extiende tu mano y métela en el costado herido y vas encontrar
que es carne palpitante”…Ese es el Dios a quién tú le sirves.

Y Yo te conmino por tu eternidad, por la eternidad que El puso en tu vida: “Se


fiel, nunca incrédulo”…. Y Yo imagino a este tremendo Tomás, retrocediendo
espantado, cayendo de rodillas, y diciendo las célebres expresiones que deberían ser
las del alma de cada cual: “¡Dios mío, Señor!”… No solo lo reconozcas tú como Tu Dios,
hazlo también como el Señor de tu vida. Entonces serás fiel.

Y, dijimos: Lealtad de espíritu tuvo muestro Modelo, lealtad de espíritu tuvo


Jesús, que fue llamado “El Cristo”, y que en realidad llegó a ser Cristo, aunque no fue
enviado para tal efecto. Porque Él fue enviado como Jesús, y como Jesús terminaría su
carrera en este mundo; pero, a causa de la unción habida en El, fue llamado “El
Cristo”. La escritura dice: “Este Jesús, llamado el Cristo”... Y cuando lo iban a colgar
Pilatos vuelve a repetirlo: “EXCE HOMMUS” (“He aquí el hombre), “Este es Jesús, el

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Rey de los judíos, el que vosotros decís que es el Cristo”… “Nosotros no decimos, Él lo
dice”… Pero El, vino a este mundo, y recuérdelo: por mensaje celeste está establecido
que no sería el Cristo, sino sería Jesús, nuestro Salvador, ¿lo ve?

Ahora, dice la Escritura, y nosotros lo miramos en la mañana… y ojalá usted se


mantenga sereno para escuchar La Palabra, porque es su vida la que está en juego en
esta hora. En realidad, el Padre, no tiene capacidad propiamente tal, para juzgar; en
realidad delegó el juicio, y Él dijo: “No, No, Yo no puedo juzgar a nadie, porque si a Mí
me pone ante el trono de juicio, Yo lo que voy hacer es dar vida, y todo lo que se
ponga ante Mí, si por Mí fuese, Yo lo haría vivir”… Entonces dice: “¡No!, Yo no puedo
juzgar”, y dijo: “Hijo, te entrego a Ti, te delego la responsabilidad de juzgar”….

Y dice: “Porque el padre a nadie juzga”, de modo que tú no serás juzgado por
el Padre”. Por eso es que El no trae juicio ni condenación, por eso es que tú no le oyes
condenar. “El Padre a nadie juzga”. Así que, si en esta noche, el Padre estuviera aquí,
seguro estoy que a todos los que estamos presentes, nos daría vida.

Dice: “Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo”…
Porque el Hijo hermanos, es el que sabe a quién debe darle vida; Él sabía desde el
comienzo, que había unos que merecía vida y otros no, había unos que debían vivir y
otros que debían terminar siendo eliminados.

Entonces – dijimos -, la mente inteligente que puede discernir, o definir quiénes


son los que dan vida, es la mente de Cristo, Y la mente está en la cabeza, y la Cabeza,
un día de estos – dice nuestro profeta – descenderá para unirse al Cuerpo. Y dijimos:
“Vosotros sois el Cuerpo de Cristo”, y cuando decimos que somos el Cuerpo de Él, la
Cabeza se vendría a poner delante; entonces no tendría usted capacidad para pensar,
decidir, actuar por su cuenta. Jamás he visto una rodilla que tenga mente, jamás he
visto un dedo meñique que tenga cerebro, nunca se supo una costilla que tuviera
capacidad para pensar, todo está en la Cabeza. Y la Cabeza es Cristo, no Jesús; Jesús
está detenido por allá hasta que llegue el momento de dar juicio; pero la cabeza de
este Cuerpo es Cristo.

Y, hemos dicho en la mañana, y reitero ahora: muchos de nosotros hemos


venido clamando: “Señor, yo quiero tener la mente de Cristo”… y yo le digo: ¡Ya! Por la
gracia del Señor, la mente de Cristo está en el Cuerpo, porque la Cabeza será unida al
cuerpo. Pero nunca dijo la Escritura, que a un dedo, a que a una mano, a una costilla, a
un riñón, a un pulmón, le iba a dar la mente de Cristo, sino que la mente de Cristo
vendría al Cuerpo con la Cabeza, tenemos la mente de Cristo.

Entonces la seguridad que nosotros debemos tener, es, no que el Señor haga
descender sobre nosotros su mente, sobro cada individuo, sino que la seguridad que
debemos tener, es: que Dios una la cabeza al Cuerpo. Y cuando la Cabeza este unida al
cuerpo, entonces tendremos la mente de Cristo. Y esa mente decidirá lo que el Cuerpo

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hará; dónde irá, cómo caminara, cuándo subirá, cuándo soltara amarras, cuando irá a
las bodas del Cordero; todo lo decidirá la mente. Pero no usted en forma individual,
¡no, no!, una sola mente, la mente de Cristo que es la cabeza de este Cuerpo, del
Cuerpo del cual vosotros sois miembros.

¿No dice la Escritura que vosotros sois miembros del Cuerpo?…. Entonces,
miembros del Cuerpo: no pidan ustedes la mente de Cristo, porque la mente está en la
Cabeza, no está en las rodillas, no está en ninguna otra parte, sino en la Cabeza. Y
cuando la Cabeza se une al Cuerpo, tenéis la mente de Cristo

Esa mente tiene capacidad para juzgar, Él sabe definir quien tiene vida y quien
no. Ahora, para que esto sea definido, debe existir lealtad de espíritu.

Y Jesús, hermanos, fue tal leal en el espíritu, que cuando el diablo, en Mateo 4,
recién bautizado y comenzando su ministerio en Mateo 4; el diablo quiso meterle a Él,
el espíritu de la duda: “¿Eres Hijo de Dios? ¿Sí o no? Demuéstramelo convirtiendo
estas piedras en pan”… “¿Pero, realmente tú serás Hijo de Dios?”…. Y durante treinta
y tres años y medio años, el diablo persiguió a Jesús insistentemente con eso de la
duda, a ver si podía insertarla en el Señor; ¡nunca lo logro!

Y cuando estaba en la cruz, ya clavado, vino el diablo y le dijo: “Jesús, si Tú eres


Hijo de Dios, bájate de la cruz y creeremos en Ti”…Si Jesús hubiera aceptado el reto,
sabía que tenía capacidad para bajarse de la cruz cuando le diera la gana, sabía que
con decirlo, la cruz quedaría reducida a polvo, y El comenzaría a caminar; sus heridas
serían cerradas como que nunca los clavos taladraron su cuerpo. Entonces, en un
instante, en un minuto, tendría millones de seguidores. “Él ha demostrado ser el Hijo
de Dios “Y en un mes estaría sentado allá en Roma, siendo el César Augusto, siendo
Jesús de Nazaret el Rey del mundo, pero demostró ser Hijo de Dios.

Jesús, había recibido poco antes la tentación: “Todos los reinos del mundo te
los doy, si me adorares”… y aquí otra vez está tentado, fuerte es esa tentación. Jesús,
mira al diablo para hacerle creer que vacilaba, dijo: “Tengo sed”, el diablo
entusiasmado, para que la fiebre de la agonía cediera: “¡Corran!, traigan mirra con
vinagre, empapen una esponja, póngansela en la boca; cuando le baje la fiebre,
entonces Él va aceptarme”….Cuando le metieron la esponja en la boca, torciendo la
cara, miro al diablo: “Consumado es”…..

Tan leal fue, que rechazó todos los reinos del mundo, toda la gloria, todo el
poder, toda la grandeza que el diablo le ponía sobre sus manos, El la rechazó por la
lealtad que le debía a su Padre en el espíritu. Y cuando el diablo creyó vencerlo, en la
debilidad, en la máxima flaqueza de su carne, broto más fuerte su lealtad que todas las
cosas.

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Creyente, tú, todos los aquí presentes, hemos pasado por la misma tentación:
“¿Seré yo predestinado?, ¿realmente podré yo hacer el rapto?, ¿el Señor me habrá
desechado?”…. Y cuando parece que tú estás vencido, cuando parece que la derrota es
inminente, cuando parece que todo está en tu contra, cuando alzas los ojos al cielo y
dices: “¡Dios mío!, ¿Por qué me has abandonado?, ni siquiera Tú respondes a mi
oración, ni siquiera Tú escuchas mi plegaria. Tanto he pecado, tan desleal, tan falso he
sido”

Cuando parece que el diablo por fin ha insertado en tu alma la duda que no
pudo meter en el alma de Jesús, y comienzas a luchar con este terrible pensamiento:
“Yo no soy hijo de Dios, si fuera, no me dominarían todas las cosas que me dominan”…
Y cuando estás en ello, cuando has caído en un terreno de bajeza, de ignominia, de
canalla impía; cuando parece que por fin, has sido cencido por el adversario, te lo dije
esta mañana y te lo reitero ahora: no argumentes, no gimas, no clames, no discutas,
¡no! Pronuncia la fórmula mágica, estas dos palabras: “Consumado es”…

Y ahí, caído, vencido, derrotado, clavado, herido, sangrando, herido por la


batalla, desangrando a causa de todos sus padecimientos del alma; desgarrado,
transido su corazón; sin fuerzas su existencia para seguir batallando… Ni siquiera te
alces, ni siquiera te hagas el valiente, ni siquiera te hagas el fuerte, el poderoso; con la
misma debilidad con que estás, quizá apenas audible, quizá apenas pronunciando las
palabras, di: “Consumado es”

El diablo no podrá en contra de esa fórmula bendita, dicha por el más Leal de
todos los que han existido, cuya lealtad – y déjeme decirlo -, nos alcanza a nosotros
como sombra; porque El conoce que nosotros no somos leales, aunque nos ha puesto
dentro una dosis de lealtad, aunque ha puesto dentro de nuestra vida, hermanos, ese
atributo maravilloso de lealtad; nosotros no lo hemos sido. Delinquimos, flaqueamos,
mentimos, engañamos, falseamos; como El conoce eso tomándonos, de repente….
Aunque nuestra boca no quisiera decirle, esa fórmula vendrá a tu vida.

Y desde las eternidades ignotas, descendiendo el Soberano Señor, se meterá en


tu boca, tomará tu voz, tus cuerdas bocales, tomará tu lengua para que module las
palabras, y dirán por ti: “Consumado es”… Y lo que hasta ahora parece vencerte,
matarte y destruirte, se convertirá en una victoria rotunda y soberana; digo
“soberana”, porque el Rey, triunfará por ti, digo “rotunda”, porque no tiene retroceso,
no puede ser revisada. Tú podrás ser victorioso.

“¿Entonces yo puedo ser lo qué El me predestinó ser?... y te digo: no es que


puedes ser, eres, ¡eres! Nada va a cambiar eso, Él lo ha hecho, está escrito en la ley y
no puede ser quebrantada, que tú eres un predestinado a vivir a Dios en carne. Así que
tú eres, y no habrá nada que cambie eso.

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“Pero mi carácter, mi boca, mis pensamientos, mi mente, lo que yo he vivido, lo
que yo he sido” No argumentes, di: “Consumado es” Porque si Dios hubiese querido
elegir a un ser santo, un ser espiritual para vivir, hubiese elegido un Arcángel, un
Querubín, un serafín; pero te eligió a ti, pobre y débil mortal, para que en las flaquezas
de tu carne, su potencia se haga perfecta, y para que en los vasos de barro, la gloria del
Rey brille y la gloria sea toda de Él.

Así que, por predestinación tú eres leal, por predestinación tú eres triunfante,
por predestinación tu espíritu es leal. Y esto funciona así: la materia es la sombra del
espíritu y la lealtad del espíritu se refleja sobre tu materia. De modo que cuando el
espíritu de cada uno es leal: tu palabra, tu andar, tu vivir, tu hacer, tu actuar, tu mirar,
será leal, leal y único. ¡Oh!, tus ojos estarán sobre El, tú mente estará sobre El y tú no
podrás hacer cosa que lo que Él hace; porque el Hijo no hace nada que el Padre no
ha hecho. Cuando tú eres leal en el espíritu, tú harás lo que Él dice; no defeccionarás.
Oyeme, tú que estas a punto de soltar amarras, tú que has comenzado a dar pasos
para salirte del Camino; escúchame esta es la fórmula de tú triunfo: “Consumado
es”…. Y en eso, todo lo que te ha agobiado, lo que te ha destruido, todo lo que te ha
herido, terminará.

Y dijo Jesús: “Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo”.
Y ahora permítame decir que, cuando el Hijo pronuncie juicio es el juicio del Padre;
porque el Padre entregó todo el juicio al Hijo. Y en esta noche puedo decir con
integridad, respaldándome en esta gloriosa Escritura que da testimonio de La Palabra,
puedo decirle ahora: Sí, tú has sido juzgado, Dios en esta noche te ha juzgado.

¿Qué mereces?...Dios, en Cristo, ha comenzado a juzgarte. Él ha tomado a cada


uno en forma individual: Hugo, Aurelio, Pastor, Gary, Fernando, ¿sabe?, viniéndose
hasta para aquí, todos uno a uno están siendo juzgados. Sí. Tomando vidas de hombres
y mujeres, Dios los está juzgando. El Padre no juzga a nadie, todo el juicio lo tiene el
Hijo. Y tú estás ante el tribunal de Él.

¿Cómo reaccionaras?, ¿cuál será la sentencia?... y tú no saldrás de aquí sin


haberte Él juzgado en esta noche. Tengo Palabra de Dios que así es, tú no saldrás de
este lugar sin haberte El juzgado. Él te ha comenzado a juzgar, y esta es la hora
solemne de Dios en que tú defines tu eternidad.

“Pastor, usted no puede adelantar el juicio eterno de Dios, ¡no puede, no


puede, no puede!”… Yo no, el Hijo sí, Él te ha juzgado. Dictará sentencia dentro de un
instante, porque Yo la siento venir en esta hora, siento que la sentencia está pugnando
por salir, ¡sí! Yo siento que seréis sentenciados ahora.

¿Qué hay en tu vida?... lealtad, deslealtad, mentiras, traiciones, carnalidades,


hipocresías, soberbias, iras, torpes palabras a causa de tu carácter irascible,
indiferencias, tibiezas, murmuraciones y criticas… ¿qué hay en tu vida?... No saldrás de

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este lugar in antes Dios haberte juzgado, te juzgara por su Hijo. Y ahora, sentencia será
dictada.

“Todo juicio dio al Hijo”. Y ahora, aquí ante el tribunal, “Cristo es la Respuesta”,
en presencia de Dios, el Juez, ¿puedes pararte y alegar tu causa?, ¿puedes argumentar
tu defensa en esta noche?... Y Él, juzgándole, dicta sentencia. Ha tomado a “Cristo es la
Respuesta”, y aunque parezca esto una especie de drama, Yo voy a decir: esta es la
realidad.

Escúcheme con atención: almas que tiemblan, vidas cuyo modo de vivir y ser,
da pie para que sean sobrecogidos de terror en este instante, escúcheme: Cristo a
juzgado a “Cristo es la Respuesta”, y esta Mente definitoria ha traído juicio en esta
hora sobre “Cristo es la Respuesta”, y esta es la sentencia…Él ha tomado cada vida, una
a una. A un lado está el acusador diciendo todo lo que tú eres, todo lo que tú has
hecho, todo lo que tú pensaste hacer, todo lo que tú has venido actuando durante este
tiempo, te lo está descubriendo ante el acusador. Y el acusador está ahí afanado,
echando sentencia sobre su vida.

Ahí está el Juez. ¿Qué hará tu vida?, ¿qué hará contigo?, ¿cómo te puedes
poner ante Su Presencia en esta hora, tú que saliste del culto de esta mañana y
continuaste con tu soberbia, continuaste con tu carnalidad, tus mentiras, tus
hipocresías?... ¿Qué pasará de tu vida?...Oye la sentencia. Cristo, quien tiene
capacidad para juzgar, a juzgado a “Cristo es la respuesta”.

Y Yo he tenido una visión tocante a esta hora, de este culto, en esta noche,
hace ya muchos años, y Yo creo que esa visión se va a cumplir exactamente en esta
hora….

Dije: Cristo ha juzgado a “Cristo es la Respuesta”, y esta es la sentencia:


“MERECE LA MUERTE…. PERO LE DOY VIDA ETERNA”….

En la visión de años antes, vi exactamente esto: tú corrías a las plantas de Dios,


y llorabas dándole las gracias….

Y los incontenibles deseos de algunos cuantos, de brincar a la plataforma, de


correr y abrazarme, también estaba en la visión…. ¡Oh, Padre!....

Tú te preguntarás por qué lo ha hecho, y Yo respondo: porque a Él le ha dado la


gana. Porque Él al que quiere da vida. Y ha querido darte vida porque ha obrado el
amor, ¡ÉL TE AMA!....

Iglesia, habéis sido juzgada, Él dictó sentencia sobre ti. Así que ahora dale la
gloria, bendícelo, glorifícalo, ven y derrama tu alma en alabanzas. Adórale, dale la
gloria….¡Gracias Señor!...

50
Paréceme ver otra vez, ha igual que en Cochabamba, las dos columnas de
ángeles: unos cantando: “¡Santo, Santo!”, y otros: “Llena está la tierra de tu gloria”…
porque Él te ha elegido para vivir en ti.

Podríamos decir en esta noche, que Él es soberano, digno de todas las


alabanzas. Quizá podríamos expresar lo que sentimos en este himno: ¡Santo, Grande,
Eterno Dios, Soberano Señor, Divino y Poderoso, Invencible!.... ¡Él es!...Cantemos con
reconocimiento, Él es digno, porque triunfo. Fue crucificado, fue muerto, era y ha
revivido…. Sí, amén, hagamos fiesta, démosle nuestro reconocimiento en alabanzas.

Santa Cruz, 16 de abril de 1.978

(Noche)

“H I J O DE HOMBRE”

Cuarta Parte Rev. Julio Alvarado F.

Juan capítulo 5, versos 23 al 28

Realmente, Dios sea loado en esta noche. Y quizá, hermanos, no recuerda bien
el coro, tal vez porque no lo ha cantado con unción, me gusta cantar ese coro porque
es un canto de libertad.

Mire hermano, tantas cosas que nosotros hemos venido haciendo, hasta
merecer condenación, y que de repente, graciosamente, porque Dios quiere, porque le
ha placido darnos a nosotros la vida y la vida eterna; es más de lo que nosotros
podríamos apreciar, ¿verdad? Y pienso, hermanos: necesitaríamos nosotros darle loor
a Él, la gloria y la alabanza.

Mientras estamos cantando… allí en la puerta hay un montón de hermanos que


pueden tomar asiento en los primeros bancos de mi derecha, hay una cantidad de
asientos, vénganse para acá, quizá no hay necesidad de estar en las paredes. También
hay algunas hermanas que no tienen necesidad de estar en la puerta porque no tienen
criaturas pequeñas, vénganse por acá, no se acostumbren a estar afuera; ese es un mal
síntoma, eso es realmente un mal síntoma.

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La Biblia dice: “Los gorriones y las golondrinas hacen nido en Tu casa, Señor”,
¿qué no haremos nosotros?... Oh, usted debería acercarse más para estar cerca del
Señor, para estar en comunión con Él y no para darle el sacrificio a los tontos, como
dice la Palabra. Porque ahí en la puerta, generalmente, a veces (no generalmente),
pero muchas veces, viene gente a criticar solamente. Yo no desconozco que en la
puerta, muchas veces, hay gente que va por allí y empieza a hacer chistes, a hablar
tonterías, mientras la Palabra se está derramando para bendición del pueblo, ¿no?, y
usted no se quede allí, porque entonces usted se hace partícipe de esas bajezas que la
gente hace en la puerta, ¿ve?

Ahora, no digo esto por las hermanas que tienen criaturas pequeñas, eso está
bien. Pero usted, debería estar más cerca para oír, que para darle sacrificio a los
necios. Cuántos necios y cuantas necias se quedan en la puerta para coquetear, para
reír, para bobear. Usted como hijo de Dios debería estar más cerca del Señor.

Es un canto de libertad. Quizás podríamos estar de pie y podríamos cantar este


coro con todo nuestro corazón….

Tal como decía un hermano, hablándome: “mire, si alguien ahora me dice: yo


me siento mal espiritualmente, ore por mí que me siento mal en el espíritu, me siento
como desenchufado”… Mire hermano, esa gente no tiene más nada que hacer, ¿no es
cierto?, esa persona no tiene más nada que hacer en la casa de Dios. ¿Cómo va estar
mal después del culto tan glorioso que Dios nos ha dado?...

Es como decía a algunos hermanos: ¿Cómo puede estar bobeando ahí,


haciendo caminar a sus criaturas cuando la gloria de Dios está perdonando y dando
vida eterna?, ¡eso es una cosa tremenda! Pero, ahora, si usted se siente libre, cante
Conmigo….

Hablaremos Tu Palabra, Señor, y al hablarla, ¿qué te diremos?, solamente


cumple en nosotros Tus propósitos, “porque pueblo suyo somos y ovejas de su
prado”… Señor, así que en esta noche, cumple en nosotros tu Palabra,
“porque sobre vosotros saldrá el Sol de Justicia, en sus alas traerá salvación; y
vosotros correréis y saltareis como becerritos de la manada”, Señor, libres, libres
becerritos de la manada, criaturitas recién nacidas, te alabamos y te bendecimos y te
damos la loor y la alabanza. Como becerritos, porque ha nacido nuestro Sol, en sus
alas trajo justicia, trajo salvación, trajo vida eterna.

Padre, y en esa certeza, en esa seguridad en esta noche, aquí, de pie, Tu


pueblo en actitud reverente, con sus rostros inclinados, Señor, reconociendo y
rindiéndote pleitesía, con sus ojos cerrados para centrar su fe en Ti, te dicen: “¡Te
amo!”

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En realidad Tú nos has demostrado lealtad, Señor, lealtad a Tú plan, lealtad a
Tú propio Palabra, lealtad a Tú propio Ser, lealtad, Padre Santo, hasta más allá de la
muerte, hasta más allá de la condenación, hasta más allá del exterminio, más allá.
Tú nos has demostrado lealtad y por esa lealtad tenemos vida, y por esa lealtad
tenemos eternidad.

Señor, Tú te quejabas: “no queréis venir a Mí para que tengáis vida”, Tú te


quejabas de eso; pero Señor, aquí hay un pueblo que no solamente vino a Ti, sino que
te vive, Señor que te experimenta, Dios. Quizá como nunca muchos han llorado
porque han desperdiciado años en la Iglesia, han desperdiciado tiempo, Señor, han
malgastado su tiempo; pero hace solamente dos días que nosotros somos nuevas
criaturas. Siente nuestros pequeños berridos, escucha nuestros balbuceos infantiles, y
agrádate de todo lo que hagamos para la gloria de Tú Nombre.

Bendito seas en esta hora, a Ti, porque eres digno, digno, Señor. Gracias,
Padre. Amen y Amen.

Y antes de sentarse, así de pie, ¿no reconoceríamos la causa de este perdón?...


Yo les di vida eterna porque me dio la gana; pero a Él le dio la gana porque te ama, Y Él
no es un picaflor que anda de una a otra virgen, de una a otra novia, de brazo en
brazo, ¡no, no!, Él eligió una entre muchas, y esa eres tú. Y a ti te dijo: “con amor
eterno te he amado”, ¡qué maravilla!, ¿verdad?

“Señor, no es que sea egoísta, y no es que no me importe mi hermano, no es


que no me importe mi hermana, no es que no me importe mi padre, mi madre, mi hijo,
mi marido, mi esposa; no es que no me importen. Pero mi felicidad es que Tú Amor es
grande por mí, por mí. También me importa que mi hermano lo reciba, pero lo
importante es que es por mí. ¿Sabe?, por cada uno, por usted… “Yo que soy viejo, yo
que soy vieja”, ¿qué tiene que ver?... “Yo soy feo, yo que no me visto bien”, ¿qué tiene
que ver?... “yo que he hecho esto, y yo que he tratado”… lo que importa es que es por
ti. Tenlo así en esta hora.

Mira, hermano: no es que tú seas egoísta, n o es que el Pastor, sea egoísta.


Usted sabe bien que si Yo pudiera, le daría todo lo que tengo y más, no es que sea
egoísta; pero me complace conocer, saber, saber con certeza que me ama a Mí. Eso es
lo grandioso, ¿verdad? Amar a este Señor.

¡Sí! Y Él dice: “Yo los celé con celo santo”, porque su Amor, hermano, quiere
que tú hagas a Él su absoluto, leal para Él, hombre y mujer, ¿amen?, soltero y casado,
nada tiene que ver; viudo, no importa, nada tiene que ver. Tenlo a Él.

“Pero, Pastor, yo no puedo porque tengo mi marido”, ¡ámale a Él! Y


reconoce que Él te ama a ti. “Pero Pastor, yo le he dado palabra de compromiso a mi
enamorado”, ¡ámale a Él!, no te preocupes, ámale a Él, ¿he? “Pero, yo amo mucho a

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mi hijo, y si me falta mi hijo, mire Pastor, yo no sé qué me pasaría sin mi hijo”, ¡ámale a
Él ¡ Entonces contempla a Dios.

Quizá usted hermano, está molesto con su mujer, y dice: “por qué yo me
casaría con esta gorda, o con esta flaca, con esta negra o con esta blanca”…. Mira,
hermano, Dios te ama a ti, no te importe otra cosa en esta hora. Tú estuviste ante el
tribunal eterno de Dios, tú estuviste allí: ¡ya no hay condenación! “Porque ninguna
condenación hay para los que están en Cristo”, y Yo sé que tú estás en Cristo. Es que
tiene que entender esto.

“Pero, Pastor, yo he fallado, yo ni estuve el domingo”… no fue para la Iglesia de


Santa Cruz, fue para la Novia. Así que también estás involucrado.

Antes que sigas hermanos, antes que sigas, siéntelo, no lo cantes simplemente
porque sabes el coro. Mira, hermano, si no hace impacto en ti, no cantes, ¡no!, en esta
hora estamos siendo Palabra viva. No cantes porque lo sabes, ni porque tienes una voz
hermosa, ¡no, no!, tú siente en ti: “Él me ama a mí”.

Si Yo fuera el Gran Eterno, y me fuera uno por uno, y les dijera: “Yo te amo,
mira cómo te amo”… si fuera por cada uno de ustedes, mire sería maravilloso,
¿verdad?, sería algo sublime. Bueno, eso es lo que ha hecho Dios, ¿he?, ¡sí, hombre!,
¡sí mujer!: Él te ama.

No sé si habrá uno o una en esta noche, que diga: “y a mí qué me importa que
Él me ame, ¿para qué quiero el amor de ese viejo?, yo quiero un muchacho joven con
quien hacer futuro, ¿para qué yo quiero el amor de ese viejo?, un viejo acabado, un
viejo que termino. Yo quiero un futuro, yo quiero abrirme camino en la vida, formar mi
propia situación, gravitar por mi peso, abrirme camino, demostrar que yo valgo”… No
creo. ¿Habrá alguno así en esta hora?... si hay alguno que piensa de esa manera, no
diga lo que Yo quiero que usted diga. Pero usted va a decir Conmigo, si siente lo mismo
que Yo: “Maravilloso es, cuando pienso que Dios me ama a mí”….

Asiento hermanos.

Evangelio de Juan, capítulo 5, verso 23adelante: (Se lee)

¿Quién es Este, que porque se le ocurrió en un culto, y le salió bien, pretende


dar vida eterna?, ¿quién es, pues?, ¿qué se está imaginando?... Y decimos: ¿quién es,
pues?, ¿qué se está imaginando?... Y decimos: ¿quién es Este?, ¡es EL ETERNO!, ¿quién
es Este?, el mismo que dice Salomón: “¿quién es Este que sube del desierto, ataviado
y hermoso, quién es?”, ¡es Él!, ¿no ve? Ese es Melquisedec, no es Jesús. De Jesús
podemos seguir su genealogía, hasta decir: “y vino de la línea de Adán directamente,
paso por allá y vino por David, y llego hasta nosotros”….

Pero Melquisedec es sin padre, sin madre, sin linaje; o sea, no se le puede
seguir su árbol genealógico. De qué nacionalidad es, sin principio, sin fin, sin padre, sin

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madre. “¿De qué nacionalidad es Usted?, parece peruano por su manera de hablar,
¡no, no! Más bien chileno, ¡no!, argentino, ¡qué se yo!; parece uruguayo”… Sin linaje,
¿ve?

Ahora, “para que todos honren al Hijo como honran al Padre”… Y Yo estaba
repitiendo en mi mente, mientras Pastor hacía la primera parte, Yo estaba repitiendo
aquella expresión sublime: “bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo”, y
cuanta maravilla, ¿verdad?, ¿usted recuerda aquel culto glorioso?, ¿usted recuerda
aquel culto cuando nosotros, hermanos, salimos de aquí, diciendo: “bendito el Dios y
Padre de nuestro Señor Jesucristo”… muchos al despedirse, dijeron: “bendito el Dios y
Padre”; días después continuaban diciendo: “bendito sea el Dios y Padre”. Realmente,
cómo podríamos nosotros expresar toda nuestra gratitud. Bueno eso fue.

Pero recuerde: El hizo las cosas de tal manera, que aunque es bendito el Dios y
Padre de nuestro Señor Jesucristo, y aunque los ángeles le rinden pleitesía y alabanza…
Mire hermano: hay ángeles que son muy particulares en su forma de ser, son muy
peculiares: tienen tres pares de alas, tienen unas alas aquí, tienen otras alas en medio
y tienen otras alas en los pies; son seis alas que tienen algunos ángeles. Y estos ángeles
sublimes que no vienen a la tierra. No, no, ellos no descienden a la Tierra; a la tierra
descienden solamente los ángeles que tienen dos alas. Pero no voy hablar de ángeles
ahora, es para aclararle sólo un concepto.

Estos ángeles superiores que tienen seis alas, es la máxima expresión del
hombre antes de ser Dios, ¿he? “¿De dónde lo saco, pues, Pastor?”, seis es número de
hombre, hermano, y estos ángeles con seis alas están directamente al servicio de Dios,
¿ve? Están allá.

Y dice la Biblia que son tan reverentes, que son tan respetuosos, que con dos
alas se cubren el rostro, con las dos otras se cubren los pies y con las otras dos se
mantienen en el aire, vibrando como los colibríes, rindiéndole alabanzas a Él. Estos
ángeles son los que en el cielo cantan eternamente – escuche esta palabra - ,
eternamente: “Santo, Santo, Santo”, y los otros les responden al otro lado: “que nos
has redimido para Dios con Tu sangre, digno eres de tomar la gloria, la honra, el
poder, el señorío, la majestad”…

Estos ángeles, estos seres celestiales, estos sublimes ángeles le rinden culto al
Padre, porque es bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Era Dios, pero
fue Padre de nuestro Señor Jesucristo. Me gustaría explicárselo, pero no voy a decir
eso tampoco.

Pero, sea bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo; cuando dice “de
nuestro”, los circunscribe a nosotros, no lo deja desglosado o librado a todos. “Nuestro
Señor Jesucristo” “bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo”… bueno, del
tuyo, del tuyo, del tuyo, del mío; bueno, “del nuestro”, ¿he? Habrá alguno que a lo
mejor no lo tiene, pues para él, no.

Pero ya: estos ángeles, eternamente, hermanos, como allí no hay noche, ¿no
ve?, eternamente ellos están alabándole y reconociendo que Él es digno de toda
alabanza, de toda honra, de todo poder, se todo señorío, de toda potestad, de toda
gloria. Bueno, ellos están reconociéndole eternamente.
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Ahora, pero un día, el Padre, ¿he?, un día el Padre, por ese acto sublime, dijo:
“Haber, ven Edgar, tú eres mi hijo, tú tienes mí mismo grupo sanguíneo, tú tienes mis
mismos genes, eres sangre de mi sangre, carne de mi carne, hueso de mi hueso.
Bueno, ven Edgar, tú eres mi hijo. Ángeles, ángeles que me veneran y alaban día y
noche, eternamente, escúchenme: Edgar es mi hijo, y como ustedes me honran a Mí,
hónrenlo también a él”… A partir de ese momento, Edgar, que estaría representando a
“Cristo es la Respuesta”, recibo toda la honra igual como el Padre.

Dice: “Para que todos honren al Hijo como honran al Padre”, ¡amen!

Ahora, dije que estos ángeles con seis alas, es la máxima expresión del hombre
de ser Dios. Pero por sobre esos ángeles sublimes y maravillosos, por sobre ellos está
el Hijo. Porque estos ángeles honran también al Hijo, como honraron al Padre, ¿lo ve?
Entonces, el Hijo está en la misma exacta categoría del Padre, y estos ángeles
maravillosos también lo honran a Él, al Hijo, igual como honran al Padre.

Y, hermanos, la Biblia dice que los seres celestiales que estaban coronados,
porque hay algunos cuantos coronados allá en la eternidad, se sacaron sus coronas y
las echaron a los pies del Hijo, se pusieron de rodillas y se postraron sobre sus rostros,
y le adoraron, porque Él era digno, Ahora, escuche: el Padre es digno de recibir toda
honra, gloria, potestad, autoridad, señorío, el Padre es digno; el Hijo también es digno,
¡amen!

Y hermanos, nosotros a partir del domingo, porque a Dios le plació ser leal a su
propia Palabra, no en la carne, en el espíritu, porque a Dios le plació ser leal en espíritu
a su propia Palabra, hizo que tú, ¡cada uno!, estuviera en el mismo lugar para ser
honrado igual que el Padre.

Ahora, Yo dije el domingo… lo que voy a decir ahora, va a responder, y algo va a


suceder y va a ser exactamente igual como la visión que he tenido muchos años atrás,
inclusive ese irresistible deseo de correr a la plataforma y brincar arriba, y abrazarme.
Ahora, no es porque Yo necesite que usted corra a la plataforma y me abrace, esa fue
la visión, Yo vi esa visión hace muchos años, antes que ninguno de ustedes estuviera.
Porque ustedes sólo estaban en mí pensamiento, y Yo los he creado, Yo les he dado
forma, Yo les he proyectado, Yo les he manifestado. Pero antes que sucediera eso, Yo
sabía lo que iba a suceder el domingo, ¡oh, sí!, y no sería quien Soy si no hubiera
sucedido lo que sucedió.

Ahora, por eso es que Yo sé lo que sigue, por eso es que Yo sé lo que va a pasar
en esta noche, aquí, ¿vio?

Porque, hermano, para que todos honren al Hijo como honran al Padre…
¿Quién de ustedes, hermano, que comprendió exactamente lo que el Señor hizo el
domingo, no ha tenido alabanzas y glorias para Él?, ¿quién de ustedes no ha
comenzado a vivir cada minuto de cada día en continua alabanza?, en cada mesa, en
cada dormitorio, en cada conversación. En todo acto nuestro, hay alabanzas al Señor
de la gloria. Le puedo que… con mi familia en la mesa el domingo a la noche, y mire
hermano, casi se comió por comer; pero había un nudo aquí, y había algo que brotaba
de acá y brotaban lágrimas, llanto incontenible, ¿de qué?, no sabemos nosotros,

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porque somos torpes, no sabemos expresarlo de otra manera, sino llorando. Llorando
es la única manera como decimos: “Señor, te rindo pleitesía”.

Y Yo sé que muy pocos el domingo a la noche pudieron dormir tranquilos, a la


gran mayoría el sueño se les comenzó a escapar, muy pocos se durmieron, el domingo
a la noche. Se habrán dormido aquellos que la Palabra no les importó, y lamento por
ellos. Pero la gran mayoría, estuvimos ¡Dios bendito!, despertándonos, moviéndonos,
alabándole, y aun en el sueño quizá decíamos: ¡gloria, gloria, gloria!

Ahora, nosotros le damos la gloria al que decimos: “es nuestro Padre, es


nuestro Señor, es el Dios Omnipotente, es el Gran Yo Soy”… bueno, Él es digno de toda
gloria. Pero hay un Hijo que es Su Cuerpo, y ese Hijo que es Su Cuerpo, es cada uno de
ustedes, También ustedes son dignos de toda gloria.

“Para que todos honren al Hijo como honran al Padre”. Mire, la misma
armonía, capacidad, amor, gratitud, todo lo que Yo siento por mi Dios, lealmente lo
siento también por usted. Estamos hablando de lealtad espiritual, y Yo no concluí
lealtad espiritual el domingo. Dios nos mostró lo que es ser leal espiritualmente,
porque antes que ustedes fueran allá, Él nos predestino para vida eterna, Y siendo leal
a esa elección, Él te ha dado vida.

Ahora Yo sé que desde el domingo, a lo mejor tu cuerpo se desorganizó, y a la


mejor estás más enfermo a partir del domingo que lo que antes habías estado. “Antes
yo estaba sano, pero desde el domingo para acá, yo me enfermé, me siento más
mal”… ¡bendito Dios!, tu cuerpo ha quedado con el Espíritu de Dios tan removido, que
tu estomago se ha subido y se ha revuelto y no has podido comer, y tu cerebro te ha
dolido, y tus ojos te han dolido, y tu corazón te ha dolido, y tus nervios te han
brincado, y tu hígado y tus riñones, y tu cuerpo entero ha estado removido.
Simplemente porque el Espíritu de Dios no dejó miembro de tu cuerpo por el que no
pasó.

No, si tú no estás enfermo, si tú lo único que tienes es que este cuerpo de


muerte, ha sido vestido de inmortalidad. Es que Dios es leal a Su Palabra, esa es la
lealtad del espíritu, ¡oh, gloria a Dios!

Mire hermano, Yo siento el respaldo eterno a esto que estoy diciendo, hay algo
que está viniéndose ahora. Y si usted Conmigo, tuviera lo que Yo tengo, vería como se
acerca la Shequinach. La Shequinach es el pilar de fuego, es la columna gloriosa donde
el Gran Jehová se esconde; pero sería retroceder dos mil años, ¡no, no!, estamos dos
mil años adelante, donde la Shequinach, el pilar de fuego, se hizo Hombre. Eso es lo
que ha sucedido con tu vida.

Cuántos de ustedes si pueden levantar la mano, a partir del domingo,


hermanos, han estado peor que lo que han estado antes del domingo, ¿cuántos
pueden levantar la mano?... mire las manos cómo se levantan. Se han sentido
enfermos, se han sentido mal, se han sentido inapetentes, se han sentido enfermos, se
han sentido mal, se han sentido sin fuerzas, se han sentido desanimados, se han
sentido decaídos. Ese es Dios obrando, Él es leal a Su Espíritu, Y porque ha puesto Su
Espíritu en ti, es que Él está haciendo eso ahí, ¿se da cuenta?

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Hermanos, nuestro cuerpo, este cuerpo de muerte, está vistiéndose de
incorrupción. Escúcheme, escúcheme: tu cuerpo que era de corrupción, corrupto,
corrupto por mentiroso, por celoso, por malicioso, por hipócrita, por manufacturado,
por mal quejoso; todo lo que usted tenía. Era un cuerpo corruptible, Dios lo ha vestido
de incorrupción. Entonces ha salido la malicia, el celo, la desconfianza, la duda, la
mentira, la coquetería, la carnalidad; eso ha salido de usted. Usted siente como
repugnancia a todo eso, “¿cómo yo pude llegar a hacerlo?”… es que tu cuerpo se ha
vestido de incorrupción. Ya el diablo no va a jugar contigo.

El Espíritu siendo leal, ha venido poniendo esa incorruptibilidad en ti. ¡Esa es


lealtad! Él ha comenzado a dar el toque final. Porque cuando Él te vista de
incorrupción, el otro paso que sigue - y tal vez lleguemos a el -, te va a vestir de
inmortalidad. Pero tienes que vestirte de incorrupción, no tienes que dejarte dominar
por tu carácter, por tu lengua, por tu malicia, por tu celo, por lo que antes tenías; eso
es corrupción: todas las fornicaciones, adulterios, coqueterías, bajezas que tenías. A
partir del domingo, eso comenzó a cambiar, tú fuiste nuevo. Dios te está vistiendo de
incorrupción.

Po eso es que tu cuerpo está removido, por eso es que tú te sientes mal.
¡Oyeme, óyeme!: Tú no tienes ninguna enfermedad, eres completa, absolutamente
sano; tu cuerpo está removido ¡claro que sí!, pero tiene que llegar el momento que
comiencen a crecer los miembros amputados.

¡Oh, hermano!, mire, esto es Dios siendo leal a Su Palabra. Leal en Espíritu.

Hemos entrado a un mundo superior. Ahora, en ese mundo está Cristo,


¿amen?, sentado a la diestra se Dios Padre, ¿amen?, para interceder por cada uno de
nosotros, ¡dicen amén! Ahora, el Padre está ahí, el Hijo se sonto a la derecha, la
derecha es el poder, ¿he?, o sea que se sentó en el poder para interceder por usted.

Escúcheme; ¿no es eso lo que ha hecho el domingo?, ¿no es eso?, ¿quién de


ustedes no sintió el impacto de condenación el domingo?... Y cuando Dios… ¿hay
alguno que alegue, que tenga que argumentar a su favor?, lo que algunos sintieron fue
deseos de pararse y salir corriendo y no parar de correr hasta que caigan muertos. Eso
fue lo que sintieron algunos. Pero de repente, el que estaba sentado a la diestra, se
paró y dijo: “¡Claro que sí!, ellos son sentenciados a muerte, pero yo les doy vida
eterna”…

Ahora, ese acto sublime se operó, porque Él lo ha hecho por nosotros, ¡oh,
hermano! : ¡Leal a Su Palabra! No como usted me da palabra a mí de fidelidad y
mañana me es infiel y traicionero, ¡no! Dios es leal a Su Palabra, eternamente leal. Eso
es lo que Él ha hecho, ¿lo ve? Ahora eso es lo que Él ha hecho, y cuando lo hizo así, Él,
intercediendo por ti, te dio lo que tú no mereces.

Déjeme decir esto como una locura: Yo me siento incluido en la condenación,


hermano, Yo no me siento incluido en la sentencia de muerte, ¡no!, Yo no siento
incluido, porque sé que tengo vida, ¡si, si!, que tengo vida en mí mismo, Yo sé eso. Así
que no me siento incluido en condenación, ¿y qué pude hacer una Cabeza sin
Cuerpo?... ¿me capta eso?, ¿lo capto de verdad?... y cómo no ha comenzado a gritar y
alabar a Dios. Porque, ¿Qué hace una Cabeza sin Cuerpo, hermano?, ¿es Cuerpo? ¡Es!
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Y si la Cabeza tiene vida, entonces por consecuencia lógica, el Cuerpo tiene vida,
Porque ni la Cabeza sin el Cuerpo, ni el Cuerpo sin la cabeza, ¿lo ve?

¿Usted se da cuenta de ello? Ahora eso es lo que Él nos ha demostrado: que ha


sido leal a sí mismo. Recuerde que lealtad nos lleva a conocernos a nosotros mismos, y
Él siendo leal, se conoció a sí mismo. Y Él dijo: “Yo vendré y os tomaré a mí mismo” ¿lo
capta? ¿Novia Predestinada, capta eso?... Él dijo: “Yo vendré y os tomaré a mí
mismo”, y ¿qué sacamos con que haya una Cabeza, si el Cuerpo se condena?, ¿cómo
puede la Cabeza condenar Su Cuerpo?, ¡no puede! Entonces: “vendré y os tomaré a mí
mismo”, ¡leal, leal a sí mismo!, ¿lo capta?

Ahora, escúcheme, esto: siendo el Cuerpo Uno con la Cabeza, y teniendo la


Cabeza vida eterna, ¿qué parte del cuerpo no tiene vida eterna? Mire hermano, tiene
vida eterna hasta un vello, tiene vida eterna hasta una uña, es parte del Cuerpo. Así
que, “vosotros sois del Cuerpo de Él, tenéis vida eterna”, ¿lo capta?... Así, y así ¡eres
del Cuerpo! Así que lo tienes. “¿También era para mí?”, ¿no te das cuenta?, también
ES para ti.

De acuerdo a la visión, aquí tiene que pasar algo en esta noche. Cuando usted
comprenda esta verdad Sublime: que siendo parte del Cuerpo, tiene exactamente lo
mismo que la Cabeza, ¡Es del Cuerpo!, pertenece a él, está en él, ¡oh, gloria a Dios! Si
Yo Soy quién Soy, los ángeles han de manifestarse en este momento siendo (como
son) portadores de La Palabra.

¿No es maravilloso?... Cuando usted ha llegado al conocimiento de este


misterio, entonces su vida toda es para honrar al bendito Hijo. Y el que honra al Hijo,
honra al que le envió….

Se me ocurre sólo decir, hermanos, si pudiéramos, en un acto de grandeza


decir: “Señor, ordena a esos ángeles que saben alabarte, que nos presten su
vocabulario. Entonces nosotros te alabaríamos con el mismo lenguaje de ellos”….

Pero, déjeme hacer algo en esta noche, déjeme darles… hay algunos enfermos
que sientan el temor a la muerte aquí, como que estuviesen amenazados por la
muerte. La muerte a sido vencida y usted es completamente sano, completamente
libre.

Déjeme decirle: veo, no es que sienta, no es que imagine, veo cómo los bacilos
de tuberculosis están muriéndose ahora, porque el espíritu que los alimentaba fue
derrotado y vencido, va saliendo, ya no está. Así que todos los que estaban
amenazados por tuberculosis, óigame: ¡son libres en esta hora, son libres! Todos los
que la tuberculosis había hecho pesa en todo o parte de su vida, Yo veo que han sido
libres porque el demonio de la tuberculosis salió, ¿me oyó eso? Usted ha sido liberado,
y se pondrá fuerte y sano, nada le destruirá su organismo y recuperará su salud.

Y mire mi hermana Melgar, usted que me había pedido sanidad para su cuerpo,
voy a decirle esto: ni cáncer, ni nada, ¡Dios le ha libertado!, completamente sana y
libre, completamente sana, Dios le ha liberado. Así que comience a alimentarse como
una persona sana, no hay ya problema, Dios lo ha hecho, Él le ha dado sanidad, ¿me

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cree eso?, ¿me cree de verdad?, ¡gloria a Dios! Y usted vaya creyendo a Dios y
regocíjese en su victoria.

Siento un fuerte demonio que está produciendo secreción en muchas mujeres


de la Iglesia, lo vamos a echar, y usted siéntase libre. Ahora, aunque a usted le
parezca que le va aumentar la secreción, sepa: usted está sana, completamente, ¡si, si!
A usted parece que le va aumentar eso, “en vez de sanarme, yo me he puesto peor”...
¡no, no!, usted ha sido sana, Dios le ha quitado su mal, la orden es: ¡secreciones,
cesen!, no importa cuánto tiempo la tuvo, ya está libre, ¿puede creerme eso?

Estas son pequeñas cosas que Dios está haciéndole a su Cuerpo. Como cuando
a mí me crece una uña y me molesta porque l tengo larga, me la corto; o me sale un
cuerito al lado de la uña, Yo me la saco. Eso es lo que Él ha estado haciendo, sacando
esas cosas que son defectos, Él los está quitando, haciendo Su Cuerpo perfecto.

Y, hermana, usted que ha tenido vergüenza de confesar que le ha estado


saliendo puchichis en partes indiscretas, óigame: Dios, ahora la liberta, ¿he?,
completamente…. Para que usted honre al Hijo igual como honra al Padre, en sanidad
y honor.

Ahora, dice: “El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió. De cierto
os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tienen vida eterna; y no
vendrá a condenación, más ha pasado de muerte a vida”….Escuche esto: “De cierto
digo”, y cuando dice: “De cierto, de cierto”, quiere decir: vendrá y no fallará, será una
cosa definida, y se realizará pronto.

“Viene la hora…. El que oye mi Palabra, y cree al que me envió, tiene vida
eterna”....Ahora escúcheme, aquí hay dos cosas: “El que oye mi Palabra”, ahora usted
puede oír la Palabra y creerla o no. Pero, “el que oye mi Palabra, y cree al que me
envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación”…. Hay un tribunal de juicio,
hermanos, al que va entrar todo mortal, para ser juzgado y no va abogado defensor
que haga variar la Sentencia una vez que ha sido dictada, pero usted puede tener la
seguridad antes de todo eso, ¿Cómo o qué debe hacer?, déjeme leerle lo que puede
hacer. Miraremos el código de ley que rige aquí: “el que oye mi palabra, y cree al que
me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación”… Hermano, eso es muy
importante. ¿Usted ha creído que es verdad lo que Dios ha hecho el domingo?, ¿lo ha
experimentado?, ¿lo ha creído?... si su “amen” es sincero, si usted lo ha creído de
verdad: usted no vendrá a condenación, no hay condenación para usted.

Ahora siento necesidad de elevar una canción de alabanza… y, hablando de una


forma muy personal con una hermana que Yo le había dicho: “de aquí a tantos días, tú
harás así, así”…Dios lo ha quitado. Tú no vendrás a condenación, créeme que no lo
harás, ya no, ¿por qué?, porque has oído mi Palabra y has creído al que me envió. No
hay nada que hacer, eres libre, no vendrás a condenación. “Ninguna condenación
hay”, ¿lo ve?

Así que, Pueblo: no hay condenación, ni siquiera te pueden acusar, ¿me


escuchas esto? “Pero, si vos hiciste esto” – y lo van a decir-, ¡Dios te justifico!, ¿lo ve?,
hermano ¿usted me está captando eso?.... No quiero mencionar a nadie, quiero que
oiga mi Palabra y crea.
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¡No vendrá a condenación!, ¡no!, y aunque sea acusado, usted fue justificado;
nada puede pasar, nada va a pasar. Porque Yo he venido para deshacer las obras del
diablo, y toda obra, y todo trabajo que el diablo había levantado, ha sido disuelto y
deshecho; no hay más nada. Dios te ha hecho triunfante.

Yo quisiera gritar ahora, quiero darle la gloria ahora, hermano, siento un deseo
grande de gritar alabanzas a Él. Ha pasado de muerte a vida, ¿lo ha visto cumplido?,
¿lo vio cumplido?, pasó de muerte a vida…Es más de lo que tu mente puede captar, es
más de lo que tu corazón puede recibir, es más de lo que tu alma puede almacenar.
¡Déjese fluir!, en el poder de la alabanza completamente, ¡amen! Dios lo ha hecho.

Ahora, esa lealtad en el espíritu, ¡amen! Y concluimos lealtad en el espíritu en


esta noche, lealtad en el espíritu la concluimos con esto, con esta expresión: cuando
usted ha creído al que me envió, oyendo la Palabra, usted fue libe de condenación,
usted fue liberado, Dios lo ha libertado.

Ahora, cuando usted, ha oído y ha creído, cuando usted lo ha hecho, entonces:


“así como el Padre y Yo – dijo Él – somos uno, así ustedes y Yo seremos Uno”…Eso es
lealtad: UNO.

¡Oh!, voy a emplear, hermano, en esta noche este término otra vez: porque ha
oído y creído, seremos UNO. Yo quiero ser como el Pastor, mi único afán es ser como
Él, llegar a la altura de Él, y luchar, así me identificaré con él”…. oíste, creíste, llegaste.
Ya nada te dominará, porque a mi nada me ha dominado, ya no tendrás precio, porque
a mí nadie me encontró precio; Yo he pagado por otros, pero por mí, nadie. Así serás
tú.

¡Oh, hermano!, esto es maravilloso, ¡gloria al Nombre del Señor!, eso es lo que
Él ha hecho para usted. Ahora, no es que lo hizo, lo hará, ¡lo hizo!, no lo hace después
porque ya es hecho, usted llegó a ser Uno, para que sean consumadamente Una cosa.
Siendo consumadamente Una cosa, ¡la misma!, no hay diferencia, ¡gloria al Nombre
del Señor! Esto es lo que hemos logrado en lealtad de espíritu, Dios nos ha traído al
maravilloso terreno de ser UNO con Él.

Ahora sí, libres por la gracia del Señor, llegaron a ser Uno con Él, teniendo todo
poder, Oh no tiene fin esta grandeza y podíamos seguir, pero se ha ido la hora, y usted
debe regresar a su hogar y vive lejos.

Estemos orando:

Mi Padre, bendito seas en esta hora, gloria a Tu Nombre, bendecido seas,


Señor, ensalzada por lo que tanto buscamos, lo que tanto anhelamos; lo hemos
hallado. Gracias, Señor. Tú lo hiciste para nosotros y te damos a Ti nuestra alabanza,
loado seas. Recibe, Señor, nuestro reconocimiento. Amen y amen.

Santa Cruz, 18 de abril de


1978

61
H I J O D E HOMBRE

Quinta Parte Rvdo. Julio Alvarado F.

Entremos, entonces, en la Palabra, inmediatamente hermanos.

Y anoche, introduciendo el estudio de ahora, dijimos algo como esto (para los
que no estuvieron anoche): hay en lealtad tres etapas: material, lealtad de espíritu, y
ahora lealtad divina.

Cuando hablamos de lealtad, nosotros vimos cuántas cosas nos faltaban para
ser leales, ¿verdad?, y hubo una reacción en mí pueblo cuando termine de hablar de
lealtad; esta reacción les llevó a ustedes a confesiones, a arreglos en sus vidas
cristianas. Y muchos llegaron a Mí – y eso fue para Mí una verdadera alegría -, me
decían: “Pastor, en realidad yo no sabía lo que era lealtad, hasta ahora no he vivido;
pero quiero comenzar a vivir”… Muchos, hombres y mujeres, me dijeron lo mismo.

Y por esta reacción de mis hermanos, Yo vi que la Palabra impacto en su alma.


Porque, hermanos, nos dimos cuenta que si nosotros somos leales, vivimos mucho
más libres, si nosotros tenemos este sentir, esta cosa que, de acuerdo a la Palabra del
Señor, es una inherencia en nosotros, vivimos en mayor liberación, ¡claro!. “Y
conoceréis la verdad –dice la escritura- , y la verdad os hará libres”.

Ahora, usted conoció en sí que muchas cosas no estaban en el lugar correcto, y


al colocar las cosas en el lugar correcto, se sintió libre. Hermanos, la Escritura dice:
“Con la boca se hace confesión para sanidad; ahora con el corazón se cree, pero con
la boca se confiesa lo que se cree”…. Entonces, cuando usted creyó esta Palabra,
analizó su vida cristiana, vio que su actitud no era todo lo leal, usted corrió a las
plantas del Señor: “Señor, yo encuentro en mi vida que necesito arreglar esto”…. Y
Dios que está atento a tendernos la mano, estoy seguro que nos levantó a una esfera
superior.

Luego hablamos de lealtad en espíritu, y Dios demostrándonos a nosotros,


(porque Dios es Espíritu, una de las cualidades de Dios es ser Espíritu). Ahora,
hermano, un espíritu no puede manifestarse, no puede vivir mostrándose, a menos
que tenga un cuerpo, ¿verdad?

Ahora, como Dios es leal en espíritu, pero esta lealtad espiritual Él no la puede
mostrar, a menos que tenga en quien mostrarla. Y no la va a mostrar, pues en un árbol

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, no la va a mostrar en un estuco, tampoco en oro, en plata o en cualquier
metal. Dios tiene que mostrarla en algo en algo que reaccione, aunque también los
árboles reaccionan, ¿verdad?, usted le da un hachazo a un árbol, y lo deja, ese árbol
comienza a echar una especie de gomita que es su vida, su savia; y con esa goma, esa
cosita ahí que sale blanquita, la savia del árbol, él trata de curarse la herida. También
reacciona.

Pero Dios hermanos, no va esperar una cosa semejante, para eso eligió dónde
vivir, Dios no puede vivir en materia inerte, Él necesita vivir en cuerpos, en entes, con
conciencia, con plena certidumbre de individualidad, ¿he?, porque Dios es el campeón
de la individualidad. Él no trata con nosotros como trataría con un montón de
máquinas, aunque quizá la cibernética salió de Dios, “porque toda buena dádiva y
todo don perfecto, emana del Padre de las luces”…

Dios no nos ha hecho a nosotros robot, nos ha dado una libre voluntad de
elección, o un libre albedrío – como nosotros decimos – Entonces nosotros podemos
decidir, ¿verdad?, porque tenemos capacidad para ser individuales. De allí la gran
cantidad de ideas que surgen en la mente, en las personas; de allí la explosión de
pasiones, a veces, que les lleva a hacer cosas tan terribles, o tan sublimes, ¿no ve?

Ahora, pero Dios siendo leal en espíritu busco o necesito cuerpos en los que
vivir. Y dónde mejor, hermanos, que en su imagen y semejanza, y la imagen y
semejanza de Dios no es una culebra, no es un pájaro (aunque se llame ave Fénix), no
es reptil, no es batracio, n o es pez; tampoco es el eslabón perdido y tampoco vino
proceso de pez hasta llegar a ser hombre. ¡No, no!, por más que parezca muy lógico
eso, no puede ser, porque el hombre es hombre erecto en sus dos pies, con una
cabeza sobre los hombros, igual como somos nosotros. En miles de años, y no
evoluciono, no se le puso el ojo por acá arriba, no…el hombre quedo hombre desde
que tenemos conocimiento, ¿verdad?

O sea que la evolución se paró entonces, lo que ha evolucionado ha sido el


conocimiento (si es que el conocimiento ha evolucionado), porque si usted va a la
matemática, encuentra que los alumnos de nuestros días, los universitarios actuales,
los matemáticos de nuestros días, estudian a los matemáticos de miles de años atrás:
estudian a un Baldor, y a otros, ¿verdad? Los arquitectos actuales, con toda su ciencia
no pueden hacer pirámides que no tengan sombra, y se dan de cabezas: “¿Cómo
pudieron construir?”… bueno, todas esas cosas. ¿No ve?

Entonces sabemos si ha evolucionado realmente el conocimiento, ¿verdad? Si


nosotros pensamos en el tiempo antiguo, o en unos cuantos años atrás, unos veinte,
treinta, o poco más, ¡qué se Yo!, las Universidades que han sobrepasado sus fronteras,
hermanos: Cambridge, La Sorbona… bueno, todas esas Universidades que han
sobrepasado las fronteras y los continentes por su prestigio. Era donde se iba hacer
cultura, donde se iban a forjar los sabios; hoy por hoy, se van a forjar los políticos y los
revolucionarios. Entonces, no es adelanto.

Pero volvamos a Dios: Dios es leal en espíritu, y su lealtad, hermano, la


manifiesta por las cosas visibles, ¿he? “porque la eterna deidad y potencia de Dios, las
cosas invisibles de Él, se dejan ver por las cosas visibles”. A Dios nadie puede

63
conocerlo, hermanos, simplemente por utopías; nadie puede llegar amar a Dios, a
menos que lo comprenda, y para comprenderlo tiene que haber alguien que nos diga
quién es Dios, ¿amen?

Nosotros ya hemos dejado atrás la creencia que Dios es espíritu y está en todas
partes: está en el cielo, en la tierra y en todo lugar; tres personas distintas y un solo
Dios nomás. Ese credo lo hemos dejado a un lado. Porque Dios no es un monstruo de
tres cabezas, ¿no ve?, Dios no pude ser un monstruo de tres cabezas, Dios es UNO,
¿amen?, y como es UNO, el espíritu (y es el Espíritu el que da vida), entonces se mete
en nuestras vidas, en las personas. De allí que el apóstol Pablo dijo: “No vivo ya yo,
ahora vive Cristo en mi”

Y, hermanos, esa cohorte de santos de la iglesia católica, por ejemplo, no es


otra cosa que una pálida demostración de que hay una Juana de Arco, un santo Tomás
de Aquino, un Martín de Porres (si es que es verdad la historia de Martín de Porres),
bueno, una gran cantidad de santos y santas, de vírgenes, de seres milagrosos; no es
otra cosa que una demostración de que Dios ha descendido a vivir en ellos, ¿lo ve?,
Dios ha venido a hacerse carne en ellos, y entonces los ha declarado santos.

Ahora, si vamos a tomar el tenor católico para canonizar a los hombres, aquí en
esta iglesia, en los doscientos, o trescientos. O cuatrocientos que hubiéramos aquí,
hermanos, habría por lo menos el cincuenta por ciento de santos. Porque para que la
iglesia católica canonice a un Santo, en vida tiene que comprobársele milagros, y
después de muerto tienen que seguírsele comprobándosele milagros, pero milagros
comprobados. Y nosotros tenemos aquí comprobados científicamente, milagros, y no
solamente en Mí; hay un montón de personas que pueden mostrar radiografías con
sus pulmones nuevos, Pueden demostrar, hermanos, que habían cánceres metidos en
sus vientres y que ahora no los tienen, pueden demostrar que tumores han
desaparecido, pueden demostrar que ha habido parálisis, que ha habido poliomielitis,
que ha habido ceguera, sordera y que han sido curadas.

Entonces, hay medios científicos para canonizar en “Cristo es la Respuesta” a


un montón. Pero cómo nos vamos a declarar santos, si nosotros sabemos que es el
Espíritu de El Santo que vive en nosotros, ¿verdad? Ahora, si el Espíritu DEL Santo da
vida a nuestra vida y ese Espíritu que da vida a nuestra vida desde antes que el mundo
fuera, coloco en nosotros capacidad para ser leales; tiene que venir ese Espíritu,
hermanos, para que esa capacidad de lealtad que existe en nosotros, que está por
inherencia – dije- , que está por predestinación en nuestra vida; para que esa lealtad se
manifieste tiene que venir el Espíritu a despertarla en nosotros.

Mientras el Espíritu no la despierte en usted, usted no puede llegar a ser leal, y


no va a cumplir sus votos, no va a cumplir sus promesas, no va a cumplir sus
compromisos. De ahí que hay muchas vidas (y cápteme eso), hay muchas vidas,
hermanos, que hacen promesas (y algunos que Yo tengo aquí en esta mañana y me
van a escuchar con sus oídos), se han parado en este lugar a gritar: “Yo era todo esto,
pero de aquí en adelante yo voy a ser esto, esto”. Y usted los ha visto que han sido
peores, más bajos, más ruines, más ruines, más desleales, más perversos, más
corruptos.

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Ahora, ¿por qué ha sido eso? Hay una sola explicación: El Espíritu de Aquel que
es leal en el Espíritu, no está con ellos… y llegamos al terreno del silencio… ¿Por qué
usted no puede ser leal?, porque no tiene un espíritu dentro que le capacita para ser
leal, ¿he? Volquémoslo a otra parte: una señora, una señorita, se enamora de un
hombre, de un joven; se prometen lealtad, el hombre y la mujer, ambos en el altar; el
sacerdote, o el pastor los bendice y les dice que mientras vivan serán el uno para el
otro, ¿he? Ella no se fijará más en ninguno, él no se fijará más en ninguna; llego el
momento de hacer esto. Se prometieron, se juraron, lloraron, se pusieron alegres,
hicieron un tremendo banquete, movieron el esqueleto toda la noche. A la mañana
siguiente: ella está con otro, él está con otra… ¿Dónde están los votos de lealtad?, ¿por
qué no pueden ellos mantenerse leales?, porque no hay un espíritu leal dentro de
ellos, Porque de acuerdo al espíritu que tiene cada cual, así actúa.

Así que si usted tiene un espíritu leal dentro de su vida, usted va a ser leal. Por
contrapartida: si usted tiene un espíritu desleal, un espíritu mentiroso, un espíritu
fornicario, un espíritu adultero; usted va actuar de esa manera, ¿por qué?, porque es
un espíritu que lo mueve. Y si usted es leal, no va a ser desleal, porque hay un espíritu
leal metido en usted; y ese espíritu leal le hace actuar de la manera que el espíritu este
allí, ¿ve?

Ahora, yo sé que muchos, cuando empiezo a hablar así, empiezan a bajar la


cabeza, empiezan a poner el rostro en tierra. Pero en esta mañana, usted no está aquí
para ser avergonzado, usted está aquí para reconocer sus faltas, y mejorar. Dios no lo
ha traído en esta mañana a usted para echarle en cara y avergonzarle, sino para
mostrarle sus faltas, para que saque ese mal espíritu y entre el Espíritu de Dios.

Así que si usted ha sido desleal, escúcheme: hay una lealtad en el espíritu, y esa
lealtad en espíritu, Dios nos la demostró. Una persona que le hizo daño al Seño….

Yo hablaba con algunos hermanos el otro día por allí, y hay algo en el profeta,
hermano, que quiero mostrarle en la Biblia, dice; “Mira, mujer (hablándole a
Jerusalén, Dios), tú eres peor que una ramera, bajo la sombra de cualquier árbol del
monte te has revolcado con tus amantes”…. Usted lo habrá leído en la Biblia eso.
“¿Pero cómo la Biblia puede ser tan inmoral?”, ¡momentito, pues!, Dios no está
hablando de inmoralidad, así como así, ni tampoco Dios es inmoral. Pero es que El
apunta con el dedo la falla tuyas.

“A la sombra de cualquier árbol te has revolcado con tus amantes, y te has


ido, y has sido peor que una ramera. Porque siquiera la ramera cobra para vivir;
aunque es muy balo lo que hace, es su modus vivendi. Pero tú lo haces con pasión, la
amera no participa con sentimientos, sus sentimientos (perdón); ella se expone, se
entrega como cualquier cosa, pero tú eres peor que una ramera, porque tus
sentimientos te han llevado a aberraciones, a bajezas sin nombre”…Es lo que Yo le
dije a Jerusalén.

“Pero, ahora que tus amantes te abandonaron, y ahora que estás pobre,
enferma, abatida, desnuda (fíjese la lealtad de Dios): Yo te recogeré, o te limpiaré, Yo
te alzaré, porque te sigo amando”… ¡Esa es LA LEALTAD de Dios, hermano!, ¿no ve?

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Dios es tan maravilloso en este sentido, ¿verdad? Mire, esta lealtad de Dios, de esa
manera, nos la ha puesto dentro a nosotros.

Y Yo dije a algunos hermanos: Yo peleaba con Dios: “Pero ¿cómo Dios, Tú,
puedes hacer eso? ¿Cómo Dios, Tú, puedes tener tan poco criterio, tan poca moral?,
Yo no quiero a un Dios tan inmoral”… Hasta que llegué a ser Palabra caminando.
Cuando llegué a ser Palabra viva, entendí a Dios.

Ahora, eso a usted no le da pie para lanzarse a pecados sin nombre, eso no le
da pie a e para que sea desleal, coqueto, coqueta, falso; no le da pie para eso. Antes,
pues por el contrario, conociendo la lealtad de Dios, y que Él ha puesto ese Espíritu en
nuestra vida, deberíamos vivir en santidad y lealtad.

Entonces, Dios nos demostró lealtad, ¿Cuándo? , cuando dijo: “Todos están
condenados”, ¿usted lo recuerda? … “Todos están condenados, no hay esperanza para
ustedes” Entonces Él se paró en el juicio, y dijo: “Tienes razón, todos están
condenados, no hay uno solo que sea leal. El que no miente, falsea, el que no falsea…
bueno, son desleales, no tienen ninguna esperanza. Sabiendo que son condenados,
sabiendo que merecen la muerte, sabiéndolo así y viéndoles Yo, serme infieles, ¡Yo les
doy vida eterna”…

Bueno, partamos de eso, desde ahí partamos. Dios no dijo esto: “Yo les limpio
completamente, les declaro perfectos, y en seguida les doy vida eterna”, ¡no Señor!,
sino que dijo: “Conociendo cómo son, sabiendo cómo son, viéndoles todo lo malo y
perverso que son, Yo les doy vida eterna”… Escuchen: queda entonces por demostrar
si usted es leal o no.

Si Dios hubiera dicho: “Yo los hago perfectos”, el problema hubiera estado
resuelto; pero Dios no hizo así. Dios dijo: “Conociendo cómo ustedes son, aún como
ustedes son, Yo les doy vida eterna”… Nos dio vida eterna porque le dio la gana, ¿no es
cierto?, pero queda por demostrar a nosotros si tenemos lealtad dentro, sí o no.

“No le entiendo, Pastor”, se lo voy a aclarar: Dios no nos metió la mano allá
dentro y nos sacó la malicia, el celo, la contienda, la discusión, la torpeza, el mal
carácter, la mentira, la falsedad, el orgullo, la soberbia. Dios no nos sacó de dentro la
malicia, no nos sacó la desconfianza, la incredulidad, la duda, no nos sacó de dentro la
carnalidad en todos sus nombres y gamas; no nos sacó la concupiscencia de la carne,
de la mente, de los ojos. Dios no nos sacó eso. Todo quedó ahí, todo está ahí; Dios no
lo movió, lo dejó, Dijo: “Bueno, así como son, les doy vida eterna”

Entonces usted tiene lealtad divina. Escúcheme: usted tiene un grano, una
planta de trigo en potencia: Dios le dio lealtad. Entonces usted es leal en espíritu, en
potencia: Dios le dio lealtad. Entonces usted es leal en espíritu en potencia; ¿qué tiene
que hacer?, cultivarlo, ¿me capta cómo es?

“Y desde el domingo en adelante, todos mis problemas están resueltos, para mí


ya se acabó el problema”, ¡no, Señor! Desde cuando Dios te dio vida eterna, tú tienes
que correr para demostrarle a Dios que eres leal, ¡sí, Señor! De ahí en adelante, desde
cuando Dios te dio vida eterna, tú tienes que salir corriendo, y decirle: “Dios, Tú me
distes vida eterna, y yo te voy a demostrar que en mí hay lealtad. Y voy a dejar la

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mentira, voy a apartarme de la hipocresía, voy a dejar la manufactura, voy a dejar la
carnalidad, voy a apartarme de la traición, dejo la malicia, dejo la disensión, me aparto
de la incredulidad, dejo la desconfianza, quito la murmuración; la saco de mi vida”… Tú
estás demostrándole a Dios tu lealtad.

Pero no te puedes quedar sentado. “¡Ah!, bueno, Dios me dio vida eterna, ¡que
feliz!, Dios me dio vida eterna. Gracias a Dios! Todos mis problemas están resueltos”…
Predestinación es responsabilidad, y vida eterna es doble responsabilidad; porque tú
tienes que demostrarle a Dios que eres leal. Esa es tarea tuya.

Porque si tú tienes lealtad divina, es porque hay un espíritu metido dentro, y si


hay un espíritu tienes que demostrarlo aquí mientras estés en materia. Si tú no puedes
ser leal en la materia, nunca llegarás a ser leal espiritual, ¡amen!

Ahora, el problema Dios lo resolvió: te dio vida eterna. Y nosotros comenzamos


a llorar, exactamente como la visión que Dios me dio, ¡sí Señor! Ellos, van a gritar, van
a llorar, van a caer de rodillas, y van a saltar a la tarima, y van a comenzar a abrazarte,
y te van a besar los pies”… Yo vi esa visión.

Bueno, comenzó a suceder, no hay duda que sucedió, fue como la visión. Pero
de ahí en adelante, deben pararse y marchar por la senda de la lealtad, ¿me capta? A
partir de ese momento comienza su verdadera demostración.

Le pregunto: ¿lo ha hecho?... y debo responder rotundamente para muchos:


¡No! Porque aunque Dios nos dio vida eterna, siguieron siendo desleales, siguieron
siendo traicioneros, desconfiados; siguieron siendo hipócritas, manufacturados;
siguieron siendo mentirosos, carnales, murmuradores, de mal carácter, iracundos,
soberbios, incomprensibles; siguieron en el mismo mal.

“Pero, ¿cómo, si Dios me lo quitó, por qué es que estoy todavía en ello?... Dios
no te lo quito, te dio vida eterna para que tú demuestres que eres leal.

Por eso algunas vidas, Yo las he tomado de los hombros, y les digo: “El tiempo
apremia, no queda tiempo! Hora que pasa, hora menos que tienes; día que se va, día
menso que tienes para demostrar que tú has triunfado. ¡Muévete! ¡Apresúrate!”…
“Pero, ¿cómo?, si Dios me dijo esto, si dios me dijo lo otro, si Dios me dijo aquí, si Dios
me dijo allá; bueno, mi problema está resuelto” ¡No!, ¡no! Tienes que demostrar que
Dios ha puesto Su espíritu dentro tuyo, ¡Corre!, apresúrate!, ¿amen?

Y toda esta semana (déjeme decírselo así), en base a las preguntas que me han
hecho un montón de hermanos: “¿Por qué he andado tan mal?”… Ha sido por la
deslealtad, por la mentira, por la falsedad; por vivir siendo carnales; por seguir con sus
contiendas, con sus dudas, con sus incredulidades, con sus desconfianzas… “¿Por eso
es que estoy así? Y no es de uno, no es de una.

Es que mi pueblo necesita demostrar a Dios, a usted mismo y a Mí, que hay
lealtad en su vida. Lealtad, para que con toda sinceridad – porque lealtad nos lleva a
sinceridad, lealtad nos lleva a conocernos a nosotros mismos-, para que con toda
sinceridad y conocimiento propio, vayamos a la presencia de Dios y le digamos: “Señor
esto es lo que falla en mi vida, y yo le voy a echar hacha a esto”… Pero, si Dios me

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resolvió el problema. Así que yo me confío en esa palabra, yo me aferro a esa palabra,
yo me quedo con esa palabra, yo me quedo con esa palabra”… ¡Quédate con esa
palabra, cree esa palabra; pero vívela! ¡Amen! Yo creo que me entiende, ¿verdad?

Ahora, eso es lo que Dios ha hecho: te dio vida que tú le demuestres que eres
leal.

Hermano, durante esta semana, ¿no ha contendido?, ¿no ha murmurado, no ha


criticado, no ha mentido; ¿ha vivido una vida en el Señor?¿Qué le pasa a usted?...
¡Demuestre que tiene dentro lealtad, para eso Dios le ha dado vida eterna!¡amen!,
para eso Dios lo ha hecho. Para que usted demuestre a Dios: “Señor yo te voy a
demostrar que, aprovechando la vida eterna que Tú me distes gratuitamente, voy a
vivir mi lealtad”, ¿lo ha hecho? … Pregúntese a sí mismo, no me conteste a Mí,
pregúntese a usted mismo. ¿Lo ha hecho?....¿, los que eran traidores, ¿rompieron con
la traición?; los que tenían concupiscencia de los ojos, ¿dejaron eso?, ¿se apartaron de
ello? … ¿Dejó de mentir?, ¿dejó de ser hipócrita, contencioso, una contenciosa?, ¿dejó
la soberbia, el orgullo, la vanidad?, ¿rompió con eso? … ¡Demuéstrele a Dios su
lealtad!, eso es el primer paso de lealtad divina, ¿ve?

La lealtad de Dios es: no obligarnos a nosotros a hacer algo que no queremos


hacer. Dije – cuando comencé: Dios nos ha dado a nosotros libre capacidad de
elección. Entonces, Dios, sabiendo que si tú eres leal, espera que Le pongas en tu
corazón como el Único Dueño de todo tú ser.

Él espera que llegues a ser tan rendido, tan suyo; que no puedas vivir sin Él,
pues su forma de ser, de amar, espera que tú des pruebas de querer que Él te ponga
en su corazón, ya que aunque te amé y se deshaga de amor por ti, se queda esperando
que tú des un paso adelante. Esa es la lealtad divina, ¿ve?, esa es la forma de
demostrar Dios lealtad.

Dice: “De cierto os digo que el que oye mi Palabra y cree al que me envió,
tiene vida eterna, y no vendrá a condenación”… ¿Cómo fue durante esta semana? …
Yo miraba en mi Oficina hermanos, que están conmigo continuamente y que dicen
conocerme, que los he llamado por algunos problemas; me mentían con un descaro. Y
Yo les miraba y les decía: “Ah, bueno, sí; se comprende”… se salieron de allí, anchos,
diciendo: “¡Lo engañe!” Eso no es ser leal, ni con usted mismo es leal. Usted tiene que
aprender lealtad, querido. Dios le da oportunidad para que usted demuestre que es
leal. A Mí no me va a engañar, menos a Dios.

Después, todo lo quiere cubrir con una sonrisita; aparte de ser desleal, es
hipócrita y falso. Eso no ayuda a mi vida, eso no ayuda a mi salud. Es que necesitamos
nosotros lealtad ante la presencia de Dios, esté o no presente, ¿dicen amen?

Yo hablaba con un hermano que lo tengo aquí, le dije: “Mire, Yo le dije hace
mucho a su mujer que no hiciera esto a mis espaldas; ella lo sigue haciendo; va a tener
Conmigo un mal encuentro”… Y después dice: “¡Ah!, el Pastor se lleva a puro pastillas,
¡ah!, el Pastor dice que Dios es Sanador, y Él se lleva puro… ¡Hermano! Por qué no eres

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leal contigo mismo y reconoces: “¡Cuánto dolor yo estoy infiriéndole, cuántos puñales
le estoy clavando!”

Así es como nosotros tenemos que hacer, así es como tenemos que vivir, ¿me
entienden mis amados hermanos, mis colaboradores íntimos?, ¿me entiende iglesia?

Jairo me pregunto: ¿Tan mal estamos marchando, que usted no se puede


levantar?”, Yo dije: “Así, así” … Hermanos, oyendo a Dios gritando desde este pulpito
loas al Rey de la Gloria; cuando llega el momento de demostrar lealtad, demostramos
que hay un espíritu inmundo de hipocresía, mentira y falsedad, metido dentro. Y dicen
estar en la presencia DEL que todo lo sabe; ni para eso son leales. ¿No ve?

Ahora Dios, durante esta semana nos ha dado a nosotros oportunidad de


demostrarle lealtad; ¿se la hemos demostrado? … y los que pueden decir “amen”, Yo
voy a decir: ¡Gloria a Dios!, por esas vidas, ¿he? Porque necesitamos nosotros tomar
de nuestro Dios, ¿me capta?, necesitamos tomar de Él. ¿Podemos tomar de Dios? …
es más, Él quiere vaciarse en nosotros, ¿lo ve?

Es que, hermanos, llegado el momento, si nosotros somos hipócritas ante el


Único que puede darnos vida eterna, si nosotros pretendemos engañar al Único que
puede absolvernos de nuestra condenación, ¿Dónde vamos a ir a dar?, ¿he? …1 de
Pedro 4:18.-

Mire, hermanos, usted tiene que convencerse de esto: si Dios es el Único que
puede librarnos, ¿me entiende cómo es?, el Único que a nosotros puede decirnos:
“Bueno, mira: porque has sido leal, te arranco eso y te doy esto”… Y no somos leales
ante el Único que nos puede dar la única oportunidad… ¿Qué es lo que le está
pasando a usted que se está labrando la condenación?, ¿he?

Lealtad Divina, hermano: sabiendo cómo somos, nos dio vida eterna, ¿ve?

Y yo dije en esta semana, porque no le voy hablar del pasado, le voy hablar de
ahora: Conozco todo lo que has hecho, (he dicho así a alguien), conozco todo lo que
has hecho, y sabiendo lo que has hecho, Yo te he perdonado.

El problema no queda resuelto con un abrazo y una sonrisita, eso es


pentecostalismo, y Dios lo odia. Los pentecostales, todo lo arreglan con un abrazo y un
“perdóname” y se solucionó el problema, ¡no Señor!, no se arregla así; es extirpando,
es sacando las raíces. Si usted pretende arreglarlo todo con unas cantas lagrimitas,
mire hermano, puede hacer río de lágrimas, y no va a recibir perdón de ninguna falta.
Tiene que sacárselo de dentro; eso es lealtad con usted mismo, usted tiene que sacar
de dentro lo que le impide, lo que lo aleja.

Anoche hablaba con una hermana, decía: “Pastor, ¿qué yo tengo que hacer?”,
lo que has oído desde el pulpito, ¡vive esa palabra!, ¡se leal! Y Yo le digo a toda mi
Iglesia: ¡vive lo que has oído!, ¿pero lo has vivido?, ¿lo estás viviendo? … Hermanos,
tenemos que sacar nosotros un saldo y mirar las cosas de frente, ¿sabe?, es la única
manera como vamos a mejorar: mirarnos de frente, mirarnos con lealtad, con
sinceridad, conocernos a nosotros mismos, ¡amen! Esa es la manera, sin hipocresía.

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¿Cómo pretendes engañarte a ti mismo?, ¡no seas bobo!, ¿y cómo pretendes
engañar a Dios que es Omnisapiente?, ¡no seas bobo, Tiene que haber un espíritu
inmundo del infierno metido en tu alma, para que tú pretendas engañar a Dios y
engañarte a ti mismo. ¿Cómo puedes ser tan irresponsable, tan incongruente?, ¿cómo
puede ser usted tan contradictorio consigo mismo? … “Yo me engaño a mí mismo”…
Pero, ¿cómo puede ser tan idiota? No se engañe a sí mismo, porque sabe dónde metió
“las de andar”; y a Dios usted no le puede engañar, porque Él le vio todo lo que usted
hizo. ¿Cómo, pues, pretende engañar?, ¿no ve que es una bobería eso?

Ahora, eso se cura con lealtad.

Y, en mi casa, resulta chistoso: como saben que a Mí, todos los malos ratos, las
rabias, me producen mal, como saben que si Yo me molesto me hace daño, entonces,
¿sabe lo que hacen?: “Que no se entere papá, o que no se entere mi marido, que no se
entere el Pastor; que no lo sepa”, ¿he? … Y hablan por la espalda. Eso es ser desleales,
¿o no lo es? … Ese es un espíritu traidor del infierno que está metido en mi familia, por
ende en todos.

“No, que no se entere papá, porque,…. Imagínate, papá después se va a


enfermar y se va a poner mal, y no va a poder predicar”… ¿no? “¡Ah, que nos se entere
el Pastor, porque si se entera el Pastor, ahí va a sufrir y va a estar así, va estar allá” …
¡Cómo puede haber tanta falta de criterio! ¿Qué es eso?: desconocimiento,
desconocimiento de Aquel que tenemos. “Cómo me puedo parar ante Usted y
mentirle, si yo sé que Usted sabe, antes que yo venga, que le voy a mentir”, ¿no? Esa
es la cosa, ¿se da cuenta? Y después: "Pero no tomes tanto calmante, pero ¿cómo
puedes tomar tantas pastillas?, ¡te estás envenenando!”… ¿Sabe cómo me curaría?:
viendo que usted vive la Palabra, esa sería mi mejor medicina.

Alguien me sugiere: “Tómese unas vacaciones, Pastor, váyase por allí; usted
conoce todo Sudamérica, busque el mejor lugar, el lugar donde estaría mejor; váyase y
descanse un mes”… Hermanos, ¿si algo quince días, y catorce días me traicionan?,
¿cómo quiere que viva tranquilo?, ¿se da cuenta? …

¡Oh!, Yo recuerdo en el viaje que hice a Chile, todavía iba volando en el avión,
todavía ni había aterrizado en el primer aeropuerto, cuando ya se había soltado la
lengua y todas esas cosas. ¿Cómo usted cree que me iría tranquilo?, ¿he?, y ya se
había hecho disparates y medio.

No, es que nosotros tenemos que ser leales; Dios nos ha puesto dentro a
nosotros capacidad de lealtad, ¿por qué no deja que eso se desarrolle, hermanos?
Tenga al Divino en su vida, usted va a llegar a ser leal, leal de verdad; ¡pero leal, leal
como Dios quiere!, no leal a su criterio, no leal a su manera, no leal a lo que usted se
imagina, sino leal – les dije anoche-, no está Escritura; ésta da testimonio de La
Palabra. Y la Biblia dice: “El que oye mi palabra”, y si La Palabra está de pie sobre la
tierra, y Yo sé que está de pie sobre la tierra.

“El que oye mi palabra”… pero lo que pasa es que usted está oyendo al pastor,
y se va a vivir como mejor le da la gana. Eso es lo está llevando derechito a la
condenación, y por lealtad divina se lo digo; de lo contrario, le podría endulzar la
píldora y usted estaría llorando de emoción ahora. Pero Dios es leal, y por lealtad
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divina le digo: el sendero que lleva, lo está conduciendo a la condenación, y lo está
apartando a pasos agigantados de Mí.

Escúcheme: cada minuto que pasa lo está alejando más de Mí, “Y qué me
importa, pues, qué me importa que me aleje de Usted, ¡total, yo vivo mi vida!”… Muy
bien, sigue nomás. Ahora, cuando tengas que lamentarlo, no digas: “¡Padre Abraham,
envía a Lázaro que moje la punta de su dedo en agua y refresque mi lengua” porque
no hay esperanza, la esperanza de arreglar esto hoy, ¿me entienden mis hermanos?,
esta mañana, ahora que estoy hablándoles.

“El que oye mi Palabra” y Yo Soy esa “mi Palabra”. Esa es la cosa: “El que oye
mi Palabra” –dijo Él-, y usted tiene que oír esa Palabra, ¿amen? Por eso es que Usted
tiene la Biblia abierta, entonces yo tengo que leerla, y yo… “mite, hermanos, no es eso,
esto es escritura, letra de molde, de imprenta. La Palabra es viva, eficaz, penetrante
más que espada de dos filos, penetra, penetra, penetra, ¿ve? Penetra hasta partir el
alma; discierne los pensamientos, las intenciones del corazón ¿No hace eso La
Palabra?, ¿no está haciendo eso?, ¿no lo está viendo ahora?.... No necesita leerlo,
necesita mirarlo, ¡Vívelo!

¿No está mirando La Palabra discernirlo en esta mañana?; ¿o usted piensa que
ha engañado a La Palabra?... Si no le ha condenado, es porque no llega todavía el
momento de la condenación; porque la condenación se la está dando usted mismo
por no oír La Palabra. Porque el que oye La Palabra, tiene vida eterna, y el que no la
oye, se condena, pues. Si usted no está oyendo, se está condenando; tiene que oír La
Palabra.

Entonces en esta mañana, aquí, hay convicción de que La Palabra está


hablándoles…Por esas manos que se levantaron, que fue menos de la mitad de la
Iglesia, muchísimo menos de la mitad, Y los que se quedaron con las manos bajas, sé
que lo han hecho con lealtad a sí mismo, porque no pueden creer que está La Palabra
de pie sobre la Tierra; por eso se quedaron con las manos bajas. Pero los que
levantaron las manos, diciendo: “Creemos eso”, escúcheme, ustedes que levantaron la
mano, diciendo: “Creemos que La Palabra nos está hablando, creemos eso”… no les
hablo a los que dejaron las manos abajo, porque no tengo nada que hacer con ellos.
Pero aquellos que levantaron sus manos, diciendo: “Yo creo que La Palabra me está
hablando”

Bueno, usted levantó su mano; porque Yo les hablo a aquellos que creen que La
Palabra está de pie sobre la Tierra, a aquellos que alzaron sus manos: “¡Vivan La
Palabra!”… Los que no alzaron sus manos porque no creen que La Palabra está aquí, a
ustedes no tengo nada para darles; si quizá Dios, en la tribulación les dé algo, no sé;
allá usted.

Ahora, cuando usted comience a vivir La Palabra, lealtad va a brotar en usted. Y


lo que le han dicho muchas veces: no es por los demás, es por usted, por lo que usted
lleva dentro.

La acusación común que Yo tengo aquí en mi casa, es esta: “Cuando Tú estás,


las cosas son diferentes; pero cuando Tú te vas, ya vieras como actúan… Ellos se están
condenando, ¿lo ve? Y ese es el tenor general: “No, el Pastor no me ve, el Pastor no
71
me oye”, si tú crees que La Palabra te está hablando, entonces vívela, y tendrás eso
que Dios te dio por gracia, ¿he? Y entonces demostrarás a Dios que eres leal.

Muy bien Entonces dice: “El que oye mi Palabra”… hermano, vamos a terminar
esa Palabra, ¿he? Esa Palabra que dijo: “Mi Palabra es luz, (¿amen?), luz que alumbra
a todo hombre que vino a este mundo”… dice hombre, dice mujer. Ahora, si Esa
Palabra está aquí, tiene que ser luz.

Cuántas veces usted llegó a oscuras: “Yo no entiendo, no veo, no, no, no puedo;
por más que lo pienso, por más que lo razono, no lo puedo captar, no puedo”… Y La
Palabra que es luz, te ha dicho una sola frase y entonces lo ves claro y piensas: “¿Y por
qué yo no lo había visto?”, porque no estaba La Luz. Pero La Palabra es la Luz que
alumbra a todo hombre, ¿amen?

La Palabra, hermano, es verdad. “Tu Palabra es verdad” –dijo el Señor-.


Entonces, usted viene: “Mire, yo me tengo que enterar de la verdad” y usted va donde
La Palabra: “¿Cómo es esto, esto y esto?”, - “Ah, bueno, esto es así, así y así” – “¡Tan
claro!”, esa es la Verdad… Usted lo siente dentro, allá dentro dice: “Esa es la Verdad”.
¿Cuántos han llegado así? … entonces usted tiene que examinar La Palabra. Si La
Palabra está, tiene que ser Luz, tiene que ser Verdad.

La Palabra es poder; porque pasará el cielo y la Tierra, y La Palabra


permanecerá. Cuántas veces, una sola palabra te ha sacado a ti de la postración, de las
lágrimas, de las amarguras; una sola palabra. Cuántas veces La Palabra ni siquiera te
hablo, simplemente te toco la cabeza te sentiste nuevo, sentiste alivio, sentiste que
naciste de nuevo, y no te dijo nada, te toco. La Palabra es poder para echar las
tinieblas, la tristeza, la amargura, la desesperación, el quebranto, ¿ve?

La Palabra discierne, ¿he? Y cuantas veces tú te has parado ante La Palabra: Si


es mujer, le han dado deseos de desaparecer y si es hombre: le han dado deseos de
escurrirse, de escaparse. “Aunque no dice nada, pero me mira, ¡por favor no me
mire!”… Cuantas veces le ha dado deseos de decir: ¡No, no, mire!”, ¿por qué?,
porque La Palabra discierne. Y si La Palabra estuviera de pie discerniría y sacaría lo que
yo he dicho. Si eso le ha pasado, entonces La Palabra está de pie ahora.

Hermano: sáquese de la cabeza, de su ánimo, de su corazón, que puede


engañar a La Palabra. A lo mejor usted le va echar unas mentiras más grandes que su
propio tamaño, y La Palabra se le va quedar escuchando: “¡Ah!... Y usted va a salir de la
oficina, o de donde esté: “Lo engañe, no era tanto, se puede nomás engañar”… Si tú
vieras cuando te das la vuelta, lo que La Palabra dice de ti, cómo que La Palabra mueve
la cabeza… entonces no te irías tan tranquilo, ¿he? Porque simplemente, hermanos,
porque La Palabra de Dios está de pie sobre la Tierra.

¿Quiere qué aprete algo más?: La Palabra de Dios está aquí, ante tus ojos, ¡sí!
La Palabra en esta mañana está en tu boca. La Palabra esta hora en tu corazón. Por eso
es que te das cuenta de los errores que has cometido: porque está en tu corazón, en tu
boca, en tus ojos…. ¡La Palabra te discierne, y está allí!

“¿Qué a dicho?: en mi boca y en mi corazón, ¿entonces yo tengo La Palabra? …


Y esa Palabra en esta mañana te da vida eterna, o te separa: Esa Palabra en esta hora.

72
Si te da vida eterna, es porque la oyes y la vas a vivir; si te separas, es porque no te
importa La Palabra. ¿En cuál terreno estás tú?…

Ahora, “El que oye mi Palabra y cree al que me envió…. Y cree al que me envió”… Así
que cuando sale La Palabra, va a decir quien lo envía. Entonces usted tiene que oír La
Palabra y creer al que lo envió, esto es: La Palabra es para vivirla en la fe del que lo
envió. Salió La Palabra del Hombre que está en los cielos, ¡oiga esa Palabra, y crea al
que lo envió! ¿Amen?

Y dice: “Y no vendrá a condenación”… “Y no vendrá a condenación”, me gusta


que Jesús no se equivoca, y me gusta ver que Él sabía hablar bien su idioma. “Y no
vendrá a condenación”, no es que Dios lo va empujar a la condenación, no es que Dios
lo va echar a condenación. La gente va paso a paso a condenación; pero “El que oye La
Palabra y cree al que me envió, no vendrá a condenación” … no vendrá a
condenación, no dará ni un paso para acercarse a la condenación, ¡oh, gloria a Dios!

¿Por qué?, y dije: “Porque ha pasado de muerte a vida”… muerte es


separación. Y Yo sé que esta mañana, aquí, hay muchos que han sido separados de la
gracia, tienen esa horrible y dolorosa experiencia de haber sido separados: Dios no
quiere saber nada contigo, ni mirarte, ni hablarte, ¡no!, no quiere nada contigo.

Hermano, siempre he dicho a vidas: Mire lo único que tiene que hacerle llorar
es que Dios se enemiste con usted, ¿he? Cuando Dios se enemiste contigo, no pares de
llorar, si quizá conmuevas a Dios, ¿He? No llores por tus errores, no llores por tus
bajezas,… llora porque Dios se puede separar de ti.

“Yo no me quiero separar de Ti, Señor, Tú eres la Vida, Tú eres la Luz, Tú eres el
Poder, Tú eres la Unción, Tú eres la Eternidad, Tú eres Dios. Separarme de Ti, ¡Nunca!
Prefiero romper con todo y pasar de este camino de muerte; muerte es mentira,
falsedad. Muerte es todo eso; pasar de ese camino de muerte a la vida. ¡Señor, yo no
me quiero apartar de Ti” … Y eso sí debería hacerle llorar, ¡amen ¡ lo entiende? Ahora
pasa de muerte a vida.

Ahora, Dios es leal a este principio, hermano: usted oye la Palabra, vive esa
Palabra. Cree al que le envió; entonces, Él es leal a este principio “No vendrá a
condenación”… Usted puede vivir los días, los meses, los años, seguro que no va a
condenación porque oye La Palabra y cree al que le envió. Él lo pasa de muerte a la
vida en eternidad, ¡qué maravilla!

Y dice: “DE cierto, de cierto os digo, viene la hora” … Ahora, escúcheme: “viene
la hora”, y en el día, hermanos, hay hora para tomar desayuno, hora para hacer
deberes, estudiar, hora para hacer la comida, o para trabajar en un empleo; pero
también llega la del organismo que está bien regulado, algo que nos dice: “Pero, ¿qué
me está pasando a mí, haber?, ¡ah!, pero si ya es hora de almuerzo” … El organismo
que está bien regulado, que aunque usted se olvide porque estaba preocupado en su
trabajo, el organismo dentro le dice ¡ah!, pero si había sido hora de almuerzo!, ¡con
razón! ….

Ahora escúcheme: usted tiene puesto dentro de su vida también un relojito,


que cuando llegue la hora, usted lo va saber aunque esté descuidado: Pero, ¿qué me

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pasa a mí? … ¡ah, pero si es la hora! … ¿la hora de qué? “Cuando los muertos oirán la
Voz del Hijo de Dios” Llega la hora en que los muertos oirán la Voz del Hijo de Dios… Y
yo, voluntariamente me salté tres palabras; ¿por qué?, porque viene la hora cuando
los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, ¿amen?

Viene la hora, y usted tiene dentro suyo un relojito que le dice: - aunque no
tengo donde mirar la hora-, tiene un relojito que le dice: “¡Ya!”…

Así que si usted ha estado muerto hasta ahora, y por eso no ha reaccionado a
La Palabra: “AHORA ES LA HORA”.

Por eso es que su alma tiene desesperación, por eso es que su corazón gime, y
por eso es que, a veces se siente triste y desesperado, y lo único que quiere es llorar.
“¿Qué es lo que me está pasando a mí?, que me levanté con deseos de llorar, tengo
algo extraño dentro”… Es que es la hora de oír La Voz del Hijo de Dios, no es oír al Hijo
de Dios, sino La Voz. ¿Cuál era la Voz del Hijo de Dios?, la voz del Hijo de Dios es
aquella que dijo allá en el Monte de la transfiguración: “Este es mi Hijo amado, a Él
oíd”…Hay que oír la Voz del Hijo: tiene la misma voz de su Padre, ¡amen! Hay que oír la
Voz. Ahora es cuando tienes que oír la Voz.

“Viene la hora – dijo Jesús-, viene la hora en que los muertos oirán la Voz del
Hijo de Dios, y los que la oyeren Vivirán”… “Pero, ¿cómo sabremos esa hora?”, por lo
que Dios ha puesto dentro. Pero, ¿cuándo será?, ¡ahora!, en esta mañana es.

Yo sé que tú has sido dolorosamente sorprendido en esta mañana Yo sé que tú


has sido violentamente sorprendido; y la Espada de dos filos te ha herido hasta el
profundo del alma. Yo he sentido, Yo lo he visto en esta mañana, sé que ha sido así.

Y algunos por aquí, sobre todo por mi lado derecho, se han sentido en
condenación; y algunos de mi lado izquierdo han visto que van a la gran tribulación.
Pero La Palabra no terminó ahí, si hubiera terminado ahí, tú no tendrías ni una
esperanza. “Pero viene la hora cuando los muertos”… Y a raíz de lo que tú hiciste,
moriste; ¡pero oye muerto, la Voz del Hijo para que Vivas! ¿Cuándo es hora? ¡AHORA!

Por eso es que su alma tiene desesperación, por eso es que su corazón gime, y por eso
es que, a veces se siente triste y desesperado, y lo único que quiere es llorar “¿Qué es
lo que me está pasando a mí que me levante con deseos de llorar?, tengo algo extraño
dentro”… Es que es la hora de oír La Voz del Hijo de Dios, no es oír al Hijo de Dios,
¡aleluya!, sino La Voz. ¿Cuál era La Voz del Monte de la Transfiguración?: “Este es mi
Hijo Amado, a El oíd”

“Viene la hora – dijo Jesús- , viene la hora en que los muertos oirán La Voz del
Hijo de Dios, y los que la oyeren Vivirán”… “Pero, ¿cómo sabremos esa hora?”, por lo
que Dios ha puesto dentro; ¿Pero cuando será?” ¡Ahora!, en esta mañana.

Yo sé que tú has sido dolorosamente sorprendido en esta mañana Yo sé que tú


has sido violentamente sorprendido; y la Espada de dos filos te ha herido hasta el
profundo del alma. Yo he sentido, Yo lo he visto en esta mañana, sé que ha sido así.

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Y algunos por aquí, sobre todo por mi lado derecho, se han sentido en
condenación; y algunos de mi lado izquierdo han visto que van a la gran tribulación.
Pero La Palabra no terminó ahí, si hubiera terminado ahí, tú no tendrías ni una
esperanza, “Pero viene la hora cuando los muertos”… Y a raíz de lo que tú hiciste,
moriste: ¡pero oye muerto, la Voz del Hijo para que Vivas! ¿Cuándo es esa hora?
¡AHORA!

Lo que pasó hace un cuarto de hora adelante, lo que pasó hace cinco minutos,
eso no era ¡Ahora es ¡Esta es la hora de oír La Voz del Hijo de Dios para que vivas, y
ahora es, ¿me puedes captar? … Este es el momento.

Así que si La Palabra te sorprendió con dolor, y dices: “¡Ay! me ha dolido, ya no


voy a tener cara de ponerme delante de Él, porque sé que he sido (porque cada uno
sabe), yo sé que he fallado, yo sé… ¡Ay! Señor. Como voy hacer pero oye: “Viene la
hora en que los muertos oirán La Voz, y ahora es”… ¡Óyela para que vivas, para que
no te vayas a la tribulación! ¡Óyela para que te libres de la condenación! ¡Oye La Voz
para que salgas de esa sentencia de muerte! oye La Voz; porque tú has vivido
mintiendo y engañando, y eso no tiene perdón de acuerdo al Señor. Pero, oye La Voz
del Hijo, y comienza a vivir, ¿a qué?, a vivir lo que La Voz te dice. Cuando lo comiences
a vivir, entonces vivirás ¡Oh, gloria a Dios!

¿No es esto lo que está ya deslumbrando? ¿No es así como tiene que hacerlo?, ¡oiga La
Voz, óigala!, y al oírla vivirá. ¡Salga de la condenación, sálgase, o más bien, oiga para
que Él, le pase de muerte a vida, del sendero de condenación al sendero de la vida.

“Pero yo me siento separado”, es porque ha vivido mal; pero oiga La Voz y pasará de
muerte a vida. ¿Quién es Vida?, La Palabra, ¡Sáltese a este lado y venga al canal de
vida! Hermano es esa la forma de oír La Palabra, así es como tenemos que hacerlo.

Entonces dice: “Y los que la oyeren Vivirán”, eso significa que no son todos los que
están aquí, hay algunos que ya están vivos, ¡Gloria a Dios! Hagamos presión para que
los otros vivan; pero hay otros que no viven, pero de esos que no viven, no todos van a
oír, sino que “los que la oyeren”. Para que tú estés incluido en alguno de los “los”,
estén incluido en eso.. Ojala que tú estés incluido en eso de que: “Yo soy uno de esos
que oigo. Yo oí y me di cuenta que soy mentiroso, que soy de mal carácter, que soy
murmurador, que soy criticón, que soy esto, que soy celoso, que soy para allá, que soy
para aquí: Yo he doy cuenta de eso, y voy a terminar con eso, porque oigo La Voz…
Entonces pasará de muerte a Vida.

Hermano, si fuese un mensaje de evangelismo, diría en esta mañana: no pierda este


momento, porque ahora es, ahora es el momento, ahora ha llegado la hora en el día
Grande del Señor, llegó el momento de tu vida… ¡Ay!, la Santa Comunión de la noche
yo no voy a poder tomar, por esto, y por esto”… ¡Vive Ahora! Eso es lo que quiere.

Ha llegado el momento de tu vida, no desperdicies esta oportunidad, ¡ven! Y para decir


otro texto: “¡Corre a la fuente, saca agua y bebe!” ¿amen? Es que… ¿no!, es que nada.
Ahora es, en que los muertos oirán La Voz del Hijo de Dios”… los separados. Tú que
sentías separados, separadas, esos son los muertos. “Yo me siento separado,
alejado”… ¡oye La Voz! Para que salgas de ese camino de separación y vengas al
camino de la unidad, que sean Una cosa los dos, que Él viva en Ti.
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Salga del camino de la separación. “Yo me siento tan alejado, yo me siento tan… “,
¡ahora es el momento!, no desperdicies esa oportunidad, no salgas de esto, que no
termine este culto sin que tú, hoy en esta hora, comiences a rendir tu vida para que
vivas.

“Yo he sido desobediente y me he sentido separado, yo he sido, Señor, todas


las cosas, y me he sentido lejos, apartado, como si a Ti nada te importa”… Pero viene la
hora en que los muertos oirán, los separados oirán, y los que oyeren serán unidos ¡Sí!
¿Lo va hacer ahora?, ¡hágalo en este instante, creo que es su oportunidad!

Usted no tiene que salir de aquí, hermano, si es que quiere vivir una vida de
unidad, si es que quiere vivir realmente; usted no deje pasar este momento. “Yo me
siento separado, yo me siento lejos, siento que he perdido todo” “Viene la hora; y hora
es”, ¡oye La Voz del Hijo de Dios, escúchala en este instante! Y cuando tú la escuches
vas a entrar a la unidad.

Viva esto, comience ahora! “Yo sé que fui esto, yo sé que fui lo otro, y eso me
separó de Ti, Señor; pero ahora es la hora. Entonces yo no voy a desperdiciar mi
oportunidad, voy a vivir. A mí me pareció que estaba haciendo bien, pero a la luz de La
Palabra, vi que estaba haciendo mal; pero está es la hora, Señor. En realidad, yo no
tuve mala intención, pero cuando me di cuenta, ya estaba lejos de Ti, pero quiero
volver, Señor. No me resigno a vivir separado de Ti, no me resigno a que Tú me trates
con indiferencia, como que nada te importa; no me resigno Dios, ¡Qué puedo hacer?”
… ¡Oye La Voz, hágalo antes que sea tarde; esta es su hora!

Y si Yo le dijera que no desaproveche esta oportunidad, no la dejaría pasar,


¿verdad?, pues esta es la hora, este es el momento en que usted puede oír al Señor y
comience a vivir.

“Yo he sido desobediente, he sido infiel, he sido hipócrita, he sido


manufacturado, he sido falso, he sido esto, he sido aquí, he sido allá. ¡Dios bendito!
Pero viene la hora en que yo pueda vivir, y si esta es la hora, Señor, de alguna manera
yo corro a Ti”... ¿lo haremos?...

Estemos orando:

Mi Padre y Señor, en este instante, en Tu Santa presencia, tú Pueblo, tu Iglesia


quiere aprovechar esta coyuntura, Señor, este momento; porque separados de Ti, no
servimos más que para el fuego. Pero no queremos sepáranos de Ti, queremos
vivirte, queremos unirnos, queremos estar en Ti.

Siga ahí en esa actitud, siga ahí en ese sentir, aún no he terminado, quédese ahí
con La Palabra, así como está. Dios va a demostrar su lealtad divina en esta hora,
sujetándose a Su Palabra. Él dijo: “Los que oyeren Mi Palabra vivirán”, y tú actitud, con
esa tu actitud, estás demostrando que oyes La Palabra.

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Entonces, escúcheme: Él, fiel, leal a su propio propósito, te da vida, te une, otra
vez te acerca a Él; todo será mejor que antes. Leal a su propio propósito. ¡Loado el
nombre del Señor!, loado Su Nombre.

Ahora entre en unidad con Él, ahora entre en armonía con Él, ahora entre a
vivir su vida. Separado de Él es muerte, unido a Él es Vida. Este es el momento. ¡Loado
el Nombre del Señor! Él es la seguridad de su alma, y dándole esta vida que se le había
escapado, ¡gloria a Dios! Esa es la mejor demostración de su lealtad y la está
demostrando ahora mismo para que usted tenga vida. Se vuelva a unir con Él.

Santa Cruz, 23 de abril de 1978

(mañana)

HIJO DE HOMBRE

Sexta Parte Rev. Julio Alvarado F.

En el mismo texto que estamos siguiendo, allí en el Evangelio de Juan, y el


capítulo acostumbrado, solamente leemos los dos versos que nos corresponderían en
esta noche:

"Desierto, desierto os digo: Viene la hora y ahora es, cuando los muertos oirán la voz
del Hijo de Dios; y los que lo oyeren vivirán. Por qué como el padre tiene vida en sí
mismo, también habló conmigo el primer video en sí mismo"

Mi Padre y Señor, al hablar tus palabras en esta obra, yo te ruego que este
pueblo tuyo, señor, tenga tu mente, que esté unido y un ejido en ti y que pueda tu
gracia infinita colocar las palabras en mis labios para hablar conforme a Tu propósito.

Sabiendo y creyendo que tú nos escucha, yo te alabo por el señor Jesucristo.


Amén.

Asiento hermanos, el señor les bendiga.

Digamos en esta hora, que hemos incluido en el sermón "Hijo de Hombre", con
la parte "Lealtad", eso ya lo terminamos, y vamos ahora a iniciar el segundo paso de
este sermón, que es: "Fidelidad".

En lealtad -dijimos-, que para ser leales, necesitamos ser sinceros, y la


sinceridad no se llevará a conocernos a nosotros mismos. Pues bien, cuando nosotros
nos conocemos a nosotros mismos, cuando ya exhaustivamente hemos llegado al
fondo de nuestro ser, cuando nuestro ego no guarda secretos para nosotros. Y,
entonces estamos en condiciones de ser fieles.

Y la Biblia, hermanos, le da un lugar preponderante a la fidelidad. Llega a decir


La Palabra del señor (tan importante es el fiel): "el fiel hasta la muerte"… ahora, el
resto del texto parece incongruencias: "sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona

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de la vida"…. Una persona, para que viva tiene que morir, ¿verdad? Ahora, ¿qué le
parece que nos vayamos en primer término por allí)…

Tenemos nosotros -dijimos- un grano de trigo, y en realidad cualquier semilla; y


tenemos una plantita, una plantita de trigo, de tomate o de cualquier semilla que
tengamos en nuestro poder. Nosotros entonces, sabemos que teniendo una semilla,
quieras que no tenemos una plantita, hermanos, nosotros no sabemos si tiene vida, si
va a vivir, si va a morir, si llegara a nacer siquiera; ninguna de esas cosas se nos cruzan
por la mente.

Cuando usted siembra un montón de semillas de rabanito, usted espera que


pase el mes para poder comer rabanito, y no se pone a pensar: " ¿cómo será?, Esta
semilla va a vivir, se irá a morir, ¿y cómo será?, Me irá a salir una calabaza, ya la mejor
no me sale un rabanito, por ahí por ahí ¡qué se yo!, Me sale un pollo"… ¡no!, Nadie se
pone a pensar en eso, ¿por qué? Porque está sobreentendido que si yo tengo una
semilla de tomate, pues no me puede dar bellotas. Si yo tengo una semilla de tomate
¡hombre!, Será muy extraño que me dé un hijo, tiene que darme una planta de
tomate, porque es semillas de tomate.

Ahora, nosotros, hermanos, sabemos que esas semillita es fiel, porque sabemos
que esas semillita es fiel, le confiamos.

Si de repente un hermano me dice: "yo he plantado aquí tamarindo",- ¿y dónde


está?- "No, todavía no nace; pero va a nacer"… ¿por qué está tan seguro?, Por le da a
esa plantita, a esas semillita de tamarindo, le da usted la seguridad, la confianza de
que esa es una planta, aunque usted no lo vea, ¿no ve?

Ahora, todos nosotros tenemos por predestinación eterna dentro de nosotros,


una plantita llamada "FIDELIDAD", todos nosotros tenemos dentro esa planta que se
llama “FIEL”. Si se hubiera muerto, ya hubiera tenido una espiga y hubiera echado diez
plantitas, las diez plantitas se hubieran hecho cien, y así ya hubiera tenido un
tremendo trigal, en 20 años; pero nunca se murió. Entonces ha quedado grano de trigo
nomás. Un solo, porque no murió.

y Jesús dijo: "sé fiel hasta la muerte", ¿eh?, A ninguno de ustedes puedo yo
explicarle, hermano, todo lo que tengo acá dentro, en esta sola expresión: "sé fiel
hasta la muerte"….

Porque en realidad, hermanos, Dios no es amigo de usureros, de los avaros que


hacen "entierros". Dios, lo que quiere es que fructifique, que aumente; pero para que
aumente tiene que morirse, ¿qué cosa, no? Yo les hablaría de porque es que la mujer
tiene hijos, no nos vamos a meter por ese terreno. Usted sería mucho más
comprensible para eso, quizás comprendería mucho mejor, pero vamos a dejar en
grano de trigo nomás.

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Pero fíjese como es: para que haya vida, previo tiene que morir. "Entonces
nosotros estamos listos, porque nosotros no morimos, tenemos vida eterna, Pastor,
como nosotros tenemos vida eterna, nunca vamos a crecer, nunca vamos a
aumentar"… déjeme ver si es verdad, déjeme ver, ¿amén? Porque nosotros somos
eternos, tenemos vida eterna ¿verdad?, Pero yo no estoy hablando de usted, estoy
hablando de “FIDELIDAD”, y fidelidad está en ustedes, no es usted. Usted es eterno,
usted tiene vida eterna; pero fidelidad no, fidelidad está en usted, tiene un grano, una
semillita llamada “FIEL”. Esa hay que sembrarla para que se muera, entonces va a
llevar fruto, ¿no ve?

Ahora, Yo cité eso, por qué en unas cuantas mentes comenzó a surgir:
“¡caramba!", Pero si yo tengo vida eterna, entonces nunca voy a fructificar, ¡no!, No
estoy diciendo nada de usted. Yo estoy hablando de fidelidad. Mi idea, mi
pensamiento en esta noche que a lo mejor nos va a ocupar toda la semana, porque a
lo mejor ni el jueves voy a darle oportunidad a nadie que predique, ni el sábado, a lo
mejor vamos a hablar de fidelidad toda la semana, Yo no sé; sólo Dios conoce. Lo que
importa es que el señor nos vaya guiando en el camino.

"Ah, pero Pastor, usted ha empezado a los tropezones"… así empezó también
“LEALTAD”, comenzó los tropezones -como quien dice-, como que Dios no sabe lo que
dice, ¿no es cierto? Así que en fidelidad está hablando de todo un poco, pero, a haber
si por ahí se agarra, puede ser que se afirme", ¡no!, Si Dios tiene planes definidos,
¡Uju!... Usted no los va a desviar.

Bueno, entonces fíjese como es: ahí tenemos la semilla. Y vuelvo a la pregunta:
¿cómo es que usted sabe que tiene una planta, si tiene solamente una semilla?, Que
generalmente las semillas son chiquitas, ¿no? Yo no conozco, hermanos, plantas…
pudiera ser que haya plantas, que se siembre una tremenda semillota, así grandota,
que la lleven entre dos o tres y la pongan en la tierra para que de unos grupitos así; Yo
no conozco; a lo mejor habrá, no sé. Pero generalmente, la semilla es chiquita, y da
unos árbolongos… ¿no?

Ahora, ¿por qué nosotros sabemos que esas semilla nos va a dar una planta, y
nos va a dar un fruto, nos va a dar todo eso?... Por qué usted sabe que esa semilla es
fiel. Pero, Pastor, Usted está diciéndome eso, y yo medio que no lo entiendo, bueno
pues, no importa, ya lo va a entender.

Entonces, Yo sé, al plantar esa semilla, la pongo allí, la tapa la tierra (eso para
con prestarle ya, para hacer -como quien dice - "la tuti”). Yo la meto en la tierra y la
tapo allí para que no se vea; y viene el sol, y viene la lluvia, y viene todo, y usted muy
tranquilo "¿y dónde está?” -Allá abajo están, bajo la tierra- y los gusanos y los sepes, y
todo eso… "nada pasará, seguro que va a vivir"

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Y de repente, comienza usted haber verdecito su sembrado. "¡Salió el arroz!",
¿no?, Salió el arroz; y por cómo viene, ¡bueno, era fiel!, o sea: era genuina, ¿eh?, tenía
vida en sí misma, ¿ve? Porque cada semilla tienen vida en sí. ¿Dónde está la vida en la
semilla?, Yo no sé, hermano

Mire, cuando Yo era muchacho, era dañino: buscaba la semilla en el joco, ¿no?,
Y la habría, y dentro del forrito de la semilla. Y Yo la desarmaba todo vista esa semilla.
Pero, donde tenía la vida, no sé, nunca se me quejo la semillita esa, nunca me dijo:
"¡Ay, ay, ay!, que me está volviendo”, ¡no!, Se quedó calladita; pero estaba viva, y
digan nomás está.

Y usted, toma el arroz y lo mete al tacú, y le da allí con la mano tacú, hasta que
no le queda challa al arroz; y no se queja. Sin embargo, este mismo arroz, usted lo
siembra y sale una plantita: tienen vida, vida en sí misma.

Entonces, ahora la cosa está mejorando ya, ¿no? , la planta de fidelidad,


hermanos, tiene vida en sí misma, ¿he? La semilla esa tiene vida en sí misma. Esa
semilla de fidelidad, metida en usted, antes que naciera, tiene vida; y esa vida que
tiene allí esa plantita, hermanos, un día esa vida tiene que morirse, entonces va a vivir
¿he? ….

Ahora mire: entonces, ser fiel significa tener vida. "Oiga, yo creí que el pastor
nos iba a empezar a echar huasca por infieles, por mentirosos, por desleales"… ya va a
llegar… pero hablemos un poquito de fidelidad.

Entonces, ser fiel es tener vida, ¿le gusta eso? ¡Oh, hermanos!, Yo, porque soy
fiel, tengo vida, que a lo mejor no se nota, no importa; pero tengo vida, que a lo mejor
me va a guardar las semillas allá en un bolsito de papel y todo eso, no importa. Esa
semilla está vivita. Un día de estos a rasgar ese sobre de papel, y estas plantas van a
demostrar que tienen vida, ¿he? …

Y para adelantar un poco el sermón: bien pudiera ser que alguno de estos, lo
tomó y lo metió a usted allí, hermano, lo metió en el bolsito de la duda…. (pag.66)

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