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Juan 5: 19 – 27.-
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Pero en una familia pueden haber personas dispares, puede salir uno blanco, y
uno un poco más negro, uno más alto, otro más petiso, pero pueden ser hijos del
mismo padre. Ahora, ¿cómo se conoce eso? Eso se conoce por lo que el padre ha
puesto dentro de ese hijo, ¿ve?... Ahora, no le estoy hablando de Dios, estoy hablando
de los hijos en general, los hijos humanos.
Porque cada padre pone dentro del hijo algo de sí mismo. Entonces el
muchacho se conoce no por las facciones de su rostro, por su forma física, tanto como
por sus reacciones, ¿ve? No se conoce tanto por acciones, sino por reacciones.
Citemos por ejemplo: una persona valiente – lo contario sería en cobarde ¿no
es cierto?-, pero vamos a decir sinónimo. Una persona valiente sería una persona que
esta despreocupada y de repente le dan un susto, alguna cosa así; la persona valiente
reacciona de distinta manera que la persona cobarde. Puede ser que la persona
cobarde se quede ahí quieta, blanca con los ojos grandes, sin moverse; el valiente, en
cambio, da un brinco, echa a correr, se resbala, tarta de esconderse, ¿así es? … ¡Sí!, así
es.
Ahora, Jesús dijo: “el hijo nada hace, si el padre no lo ha hecho. Ahora para
que el hijo pueda hacer lo que el padre hace, el hijo tiene que ver lo que el padre está
haciendo; y para que lo vea”, el padre tiene que mostrárselo, pues.
Y dice aquí: “Porque el Padre ama al Hijo, y le muestra todas las cosas que Él
hace”… Insertemos entonces un poder, alguna fuerza, una atracción aquí: el Padre
ama al hijo.” Pero es una cosa natural, Pastor, todo padre ama al hijo”… y déjeme
decirle: ¡No! No, es más difícil amar a un hijo que lo que usted se imagina,
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Muchos de aquí de la iglesia, tiene por experiencia, que es más difícil amar de
lo que usted jamás ha pensado. Una de las cosas más difíciles es amar, ¿no?
No hablemos, hermanos, de las aberraciones del amor: del deseo, del apetito,
de la atracción, de…. Ni siquiera del cariño; hablemos del Amor, Es una de las cosas
más difíciles, ¿por qué? , porque para poder amar hay que tener a Dios dentro de sí,
porque solo Dios es Amor, ¿se da cuenta?
Ahora, dice: “No, pero yo lo amo, y por eso es que yo…”, bueno todo lo que
hace… ¡no, no!, no es así, tiene capacidad de amar solamente aquel que tiene a Dios
dentro de sí Y tanto como tenga de Dios, tanta capacidad de amar tiene, ¿ya?
Pero, viene primero, por sobre todas las cosas, del Padre hacia el hijo.
Y Jesús dijo: “El Padre ama al Hijo, y le muestra todas las cosas”… O sea que
una demostración de amor, es ser abierto, ¿ve?, una demostración de amor, es no
ocultarle al hijo lo que él hace; es ser amplio. Una de las demostraciones de que hay
amor, es que no se le oculta nada.
“Bueno Pastor, pero ¿y eso qué me interesa a mí?”… mire, si usted no logar
dominar las cosas materiales, fluir sobre las cosas materiales, nunca entenderá la cosas
espirituales, ¿he? Jesús dijo: “si yo les estoy hablando a ustedes cosas terrenales, y no
me creen, ¡cómo me creerán si les hablo las celestiales” ….
Entonces, para que usted pueda ser cristiano, tiene que ser buena persona, y
para ser una buena persona, tiene que saber lo que es ser bueno, ¿ya?
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muy contento con él; nos despedimos con un abrazo, y todo eso. Fernando se va, está
media hora por allí, y de repente me encuentro con Pastor, le digo: ¡oye! Yo estuve
hablando con Fernando, y fíjate que esto… ¿Cómo te imaginas que Fernando es así, y
así. ¡Vamos!... ¿eso es ser leal?...eso es ser desleal, ¿he?, eso es ser una persona
desleal. No mantener, hermanos, por lo menos la capacidad de conservar una amistad,
que el amigo o la amiga este presente, sino tiene capacidad para ello, entonces usted
no conoce lo que es ser leal.
Yo estoy comenzando un sermón, que puede ser un sermón muy terrible, había
postergado este sermón y quizás lo postergue después de esta predicación en atención
a usted, por misericordia a muchas vidas. Pero hablando de lealtad y de sinceridad,
hermanos mire, mire, en esta noche encontramos que muchos de mi pueblo saldrían
de aquí de la Iglesia: “Bueno, yo no sé, no, no, en esta vuelta yo no vuelvo más, ¿para
qué voy a seguir yendo a la Iglesia?”….
Bueno, entonces, para que haya amor tiene que tener a Dios dentro de sí
mismo, ¿no ve? Porque Dios es Amor. Ahora, amor no s deseo, no es una atracción, así
porque si, ¡no Señor, Dios es invariable. ¿Y qué es ser invariable?, una cosa que no
cambia; no es como el camaleón que cambia de colores según la ocasión ¡no!, Dios es
invariable, se mantiene como tal.
Entonces, cuando el padre ama al hijo, lo ama desde antes que nazca hasta
después de muerto, lo ama siempre, ¿no ve?
Ahora, para que usted sepa amar, tiene que tener a Dios. Y una demostración
de amor (y no se me duerma por favor, manténgase despiertas hermanitas, Es raro,
hay hermanas que nunca han dormido en la Iglesia y ahora están durmiendo. ¿No les
interesa ser leales? ¿No les interesa ser sinceras?.... si no les interesa la lealtad, ni la
sinceridad, nunca será fieles)…pero, vamos a ir por partes.
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Entonces, para que ustedes puedan tener capacidad de amar, tiene que tener a
Dios a dentro. Dios es amor, y si usted tiene a Dios dentro, eso va a brotar de usted, En
la medida que usted tenga a Dios, en esa medida va a poder tener capacidad de amar.
¡Que!... ¿Yo estoy enseñándole a usted, que puedo tener pedacito de Dios?,
¡No!, Dios es Uno; por lo que pasa es que en la medida que usted se entregue al Señor,
en esa medida el Señor va a venir a usted. Entonces Él puede colocar los diez dones,
puede colocar cualquier cosa en usted.
Hablando Jesús de esto, dijo: “Mire, dos hombres vinieron a orar al templo,
uno era humilde y publicano, que reconocía su pecado y se fue al templo y se puso de
rodillas y se golpeaba el pecho: Dios, se propicio a mi pecador” No decía más nada.
Pero vino otro que era circunspecto, conspicuo dentro de la sociedad, era un hombre
de mucha alcurnia, y se paró así, con su brazo metido en la manga de su túnica, y dijo:
“Dios, yo te doy gracias que no soy como Perico, como aquella de allí, yo no soy como
ese, ¡Uy!; yo soy un hombre bueno, doy diezmo, hago esto, hago lo otro”… Mire
hermano, la palabra dice: “Os digo que aquel publicano descendió justificado, pero de
ese otro nada se habló”…
Ahora, en la medida que va siendo sincero consigo mismo, va llegando algo que
es la primera cosa que quiero citarles en esta noche, viene llegando el conocimiento
propio Y eso es lo que les pasa a todos los cristianos: No se conocen a sí mismos.
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sincero “Sinceramente yo siento simpatía, cariño, aprecio, amor” Yo siento
sinceramente, yo siento esto, sinceramente yo sé que de dentro me brota esto. No es
que yo tengo que esforzarme para sentirlo, no es que yo tenga que llorar a las plantas
de
Dios para sentirlo, lo siento en mí… ¿Por qué? Porque ha sido una persona leal, y en
base a la lealtad ha llegado a la sinceridad.
Ahora, cuando llegó a ser sincero consigo mismo ¿He? Entonces sabe sus
limitaciones, y porque conoce sus limitaciones – y sus capacidades, pues – entonces
comienza a conocerse a sí mismo, ¿ve?....Mire hermanos, pareciera que estoy
hablando fuera de la Palabra, pero si usted lee al apóstol Pablo, el apóstol Pedro dice
exactamente lo que Yo le estoy diciendo en otras palabras, ¿Nove?
Y Él dijo: “Yo soy el Hijo del Hombre” ¿No?... “Por cuanto es el Hijo del
Hombre”
Para poder conocerse a sí mismo, usted tiene que tener el Espíritu de su Papá,
del Hombre, de ese Hombre. Solo aquellos que son hijos del hombre, tienen capacidad
para ser leales, para ser sinceros, para conocerse a sí mismos. ¿Está muy
enredado?...no está muy enredado ¿verdad?, pienso que no, porque esto es lo que
nosotros…
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¿Cómo yo puedo llegar a ser, a entrar en su Espíritu, Pastor? ¿Cómo yo puedo
llegar a fluir en el mismo canal suyo? ¿Cómo yo puedo llegar a sentir como usted, a ser
uno como usted, a tener integridad, a ser así? ¿Cómo yo puedo llegar a
ello?...Simplemente siendo leal, siendo sincero, conociéndose a sí mismo. Pero para
conocerse a sí mismo, tiene que tener el Espíritu del Hombre.
Ahora, escúcheme: estoy hablando del Hombre, del único, de uno solo, del
Hombre, no de los hombres, ¿ve? Estoy hablando del Hombre por excelencia. Si usted
llega a tener el espíritu del Hombre – y sabe a quién me estoy refiriendo- Entonces
usted tiene capacidad para conocerse a sí mismo ¿Para qué me sirve, pues, la
capacidad? ¿Para qué?, si no me conozco a mí mismo, ¿Qué gano con eso? Hermano
ganas el dominio más grande. Ganas el dominio propio, de tal manera que tú sabes lo
que vas hacer. ¡Sí Señor!
Hablando Jesús de eso dijo: “el que camina de día, no tropieza, porque sabe
todas las cosas, ¿lo ve? Ahora esto es el dominio propio. O sea que el diablo a usted
no lo puede llevar hacer lo que usted no quiere, ¿me está captando? Está comenzando
a ponerse sabroso ¿verdad? Usted no puede, hermano, dejarse dominar, usted no
puede ser arrastrado por ninguna potencia, ¿Cuándo? Cuando es leal, cuando es
sincero, cuando se conoce a sí mismo. Tiene dominio propio. ¡Amén!
Así que, la persona leal, volvemos a la lealtad. Oh, hermanos, cómo gimo Yo por
lealtad. Y cuando alguien viene a mi oficina y dice: “¿Qué se requiere para pertenecer a
la iglesia Pastor?, que usted se leal. Lo único que le pido es lealtad. No lealtad como
algunos, algunas de mi iglesia, que hablan de lealtad Conmigo y después se va por allí y
comienzan hacer cosas malas y feas, ¡no, no! Lealtad. La lealtad, hermano, le lleva a
usted a mantenerse en el mismo exacto nivel. En luz o en sombra.
O sea que aunque usted este metido en la prueba, aunque usted este metido
en el dolor, en la dificultad, en la aflicción, en lo que este, usted se va a mantener leal.
La lealtad no necesita estímulo. “Ay, es que yo necesito que usted me esté diciendo: Yo
te amo, yo te amo. Así yo me mantengo a flote”… ¡Eso no es lealtad! Eso se llama ser
un PAPAS-NATAS. Pero ya vamos a llegar a ello, falta mucho para eso todavía, estamos
echando bases a un sermón que puede ser algo terrible.
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esa persona no sirve. Porque la lealtad se mantiene siempre invariable ¡Oh, gloria a
Dios! Y Yo estoy diciendo ahora….a mi Padre le gusta que Yo diga esto, ¿Lo ve?
“Yo soy una persona leal” usted a mí no me va hacer que traiciones, yo soy una
persona leal. Usted no me va a llevar a mí hablar mal de mi amigo, de mi amiga; yo soy
una persona leal. Usted no me va a llevar a hablar mal de este, o de aquel, ¡no, Señor!,
¡Yo soy leal!... La lealtad lo hace mantenerse, no hay traición en lealtad, ¡Amén!
Y yo sé que usted anhela ser leal. Yo sé que mirándolo así, dice: “Señor dame
ese precioso don, ni siquiera es un don; es algo inherente, propio, que tiene que ver
con el nacimiento de una persona, ¿Se recuerda eso? Eso tiene que ver con la persona
cuando es engendrada, esa lealtad se la mete el padre cuando lo engendra. Pero la
persona es leal completamente, cuando es hijo del Hombre.
Así que la lealtad, hermanos, es una cosa que está en nosotros. Ahora Yo estoy
hablando con predestinados. Déjeme hacerle una salvedad: hermanos, Yo estoy
hablando con predestinados y todo predestinado tiene lealtad, ¿Por qué? Porque se la
inoculo el Padre, el Padre se la dio, ¿Cuándo? Cuando lo formo ¿Dónde? Allá ¿En qué
tiempo? Antes que el mundo fuera, se la dio. Usted lleva dentro.
Esa es la razón por la que usted llora y gime cuando es desleal, esa es por la
razón por la que usted le duele tanto, cuando usted se comporta en forma desleal.
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“Señor, ¿Por qué yo tuve que hacer esto? Señor, ¿Por qué? ¿Por qué?...porque
tú tienes dentro de ti, lealtad. Esa lealtad le dice: “obraste mal, hiciste lo malo, te
comportases desleal, tú no debías hacer eso, tú lo hiciste mal. Tú tenías que haberte
comportado con lealtad y mantener esa amistad a sol y sombra, aunque te hubieran
matado, cortado la cabeza; tú debías mantenerte, ¿Por qué ¿Por qué fuiste traidor?
¿Por qué fuiste traicionera, traicionero? ¿Por qué? …Y ahí estas, y vives una vida de
infierno, ¿Por qué? Porque fuiste desleal. Pero porque te duele, porque eres desleal,
porque tienes dentro de ti – por predestinación eterna – lealtad, ¿Me capta cómo es?
Entonces Señor, sigue despertando… No haga como Pastores que han llegado a
decirle a los hermanos: “Hermanos, este no es tiempo de oír a la conciencia”… Si
usted no le oye a la conciencia, quiere decir que Dios lo ha abandonado, si su
conciencia no lo reprende, quiere decir que Dios lo ha dejado. Y Yo no quisiera que
Dios me dejara a mí, hermanos “No me interesa, no me importa, haz lo que te dé la
gana, vete al infierno. Allá tú… Yo no tengo más nada que hacer contigo”… No
quisiera que Dios hiciera eso conmigo.
Ahora una persona leal, hermano, es una persona que siempre cumple sus
votos. “Hacemos compromisos, ¿sí?, muy bien, es una promesa un compromiso que
hacemos los dos”, “si lo hacemos muy bien”… La persona leal cumple aunque le cueste
la vida.
Ahora, ¿por qué?, porque la lealtad le lleva a cumplir cada compromiso, a sol y
a sombra. Yo tengo un compromiso con Dios, le voy a decir, uno de mis compromisos
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con Dios, es este: Nunca quejarme de lo que Dios me da”. Y usted nunca me va a
sentir a mí, decir: “pero, ¿por qué Dios Santo?, pero, y que Yo, y que a mí, y que eso
no,” ¡Nunca, Nunca!, porque tengo un compromiso con Dios: NO quejarme de lo que
El me dé.
Y sé, con la frente muy alta, un día de estos, mañana o pasado, un día de estos
voy a llegar allí y le voy a decir: “Mira, Señor cualquier cosa, pero Yo nunca te
reclame” y voy a pasar a la presencia de Él y le voy a decir: “Yo nunca protesté, aquí
estoy”…y él va a tener que decir: “Tienes razón”. Te metí en cualquier parte, te metí
para allá, te metí por aquí, hice esto por aquí, te metí en la cárcel (en la cárcel no) te
metí en La Guardia, te metí en el D.I.C. y esto y lo otro, Y tú nunca abriste la boca para
quejarte en mi contra, ¡cumpliste!
Ahora, esa es la cosa que usted tiene que tener, ¿me deja seguir un rato más?...
Ahora, ¿Por qué esa lealtad no sale a flote, pues, Pastor?, ahora, ¿Por qué esa
lealtad no está en mí, y yo cada día soy más así, soy más allá?...Ahí vamos.
Lealtad, hermano, tiene que ver con predestinación. Pero para que usted pueda
hacer que lealtad aflore, salga arriba y se manifieste, usted tiene que estar seguro que
es predestinado. “Me está emborrachando, Pastor, yo no lo puedo entender”… ahí
está grabándose.
Para que usted, hermano, pueda sacar la lealtad arriba, ¡Bendito Dios!, y para
que esta se manifieste, tiene que tener entonces, eso, ¿Qué? Seguridad de su
predestinación. “Yo soy predestinado, y ya puede decirme todo diablo, todo ángel, o
todo ser espiritual, o todo ser material, que no lo soy, ¡YO LO SOY!”… En entonces,
cuando usted tiene esa seguridad en su predestinación, lealtad comienza a haber con
usted mismo. “Yo, como predestinado ¡Bendito Dios!, no puedo ser igual a aquel,
porque soy predestinado ¡Caramba!”…Entonces, hay lealtad con usted mismo,
comienza haber lealtad con usted.
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Pero usted no puede ser como alguno de mis hermanos, y lamento mucho…
(Como si fuera reunión de pastores), lamento mucho que haya algunos obreros que
han sido desleales como estos. Uno de los hermanos pastores, cualquiera de ellos, se
confían unos a otros las cosas, y este Papas –Natas, cuando este hermano que ha
confiado en él, se ha apoyado en él; se ha ido y le ha contado a su mujer, a la esposa
de él: “mira me dijo esto, me dijo lo otro”… tan Papas – Natas fue, que no tubo lealtad
ni consigo mismo, para su hombría de bien. Y esto no es un caso, son varios, montón
de casos. No los voy a nombrar, no es necesario, cada uno sabe lo que ha hecho y tiene
que ser leal consigo mismo, cuando reconoce que ha actuado con deslealtad comienza
a lamentarse, comienza a desesperar. Porque si tú comienzas a desesperar, me está
diciendo: “Yo tengo predestinación”, si tú comienzas a desesperar por lo que te digo,
me está diciendo: “Yo soy predestinado, y como predestinado me duele ser un
desleal”, ¿Le duele?, ¡Claro! La lealtad es una de las bendiciones, una de las cosas que
mayor gloria le pueden dar a su vida, ¡Amén!
Eso es lo que la Palabra del Señor nos cita continuamente: “¡Sé fiel hasta la
muerte! Sé fiel para allá, no vayas para acá, cuidado con esto, no falles, no caigas”…
¡LEALTAD! La lealtad no nos deja, hermanos. “Seré leal, seré leal, Señor, y esto no te
lo puedo pedir a Ti, porque lo llevo dentro de mí, lo tengo dentro, yo no sé por qué no
ha salido, pero yo lo tengo dentro de mí”
Y esa lealtad me va a llevar a mí a conocer a otros que son leales, esa lealtad
me va a llevar a mí…cuando alguien comienza a decir una cosa, de repente dice: “Pero,
qué le pasa a usted, por qué me está hablando así”…”Pero, que no”… “Es que mi
espíritu no reconoce eso como Palabra de Dios, yo soy muy leal, Quiero ser leal
conmigo m ismo, y lo que usted me está diciendo, me está dañando, y no quiero que
me dañe; yo quiero ser leal”
Por eso es que gemimos y lloramos, en la medida que se acerca el fin, cada día
sentimos más desesperados, hermanos ¿Por qué? Porque sabemos que nos faltan
cosas.
¿No ve cómo era necesario hablar de eso? ¡Oh aleluya! ¿Sabe que estoy
sintiendo ese poder que vino sobre nosotros allí en Cochabamba hermano, y qué dejo
a muchos hermanos paralizados, y dejó a muchos hombres, hombres de Dios, hombres
grandes del Señor, los dejó allí; “Yo no sé qué me pasa a mi” Yo puedo decirle – me
decía uno de los pastores grandes, no de Santa Cruz, sino de otro lugar- “Mire, Pastor,
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yo no sé qué me pasa, pero a partir de este culto yo siento que ando con los pies
grandes, las piernas como algodón. ¡Qué cosa más extraña lo que me está
sucediendo!”…Y ese mismo poder es el que está viniendo sobre mi vida.
No está demás que les diga, hermanos, cómo Yo Puedo mirar deslealtades en
las vidas aquí, no está demás que le diga cómo veo las traiciones en las vidas, cómo
están abiertas; no voy a comenzar a gritar eso. Pero déjeme decirle: la lealtad lo llevará
a usted a conocer al que es leal, porque es algo que viene haciendo nexo, el uno con el
otro ¡Amén!
Usted tiene que llegar a ser un buen cristiano, usted tiene que dar un paso
hacia la lealtad. “Pero, ¿no me dice usted que yo la llevo dentro?” ¡Sí! Usted la tiene
dentro, lo que pasa es que está allí, aplastada por toda esa sarta de cosas que el
enemigo ha puesto en usted. Pero llega el momento de que esa predestinación brote.
¡Amén! Llega el momento en que la lealtad, hermano, comience a ser una cosa que
esté viviendo en cada uno; y para eso no hay edad, basta que usted entienda que un
predestinado lleva dentro de sí mismo esa cosa puesta por el Hombre que está en el
cielo. ¡Amén!
Se ha dado cuenta que los que usted llama espirituales…Yo les he dicho muchas
veces aquí en mí mesa y he dicho en otros lugares: Hay gente que dice: “¡Ha! Nosotros
pertenecemos al círculo de los espirituales, aquellos son del círculo de los carnales”…
Yo he dicho: No tienen, ni idea lo que es ser espiritual. Porque ser espiritual, no es
andar de puntillas, con la carita así, eso es ser místico, ser hipócrita; pero ser espiritual
es otra cosa: Es vivir en el mundo del espíritu. Y ese mundo del espíritu, usted todavía
no lo conoce, porque no domina el mundo de la materia. ¿Amen?
Así que, lealtad, hermanos, es algo que Dios ha puesto dentro de nosotros
cuando nos engendró, y nos engendró allá. La Biblia dice: “A los que antes conoció,
predestino” Ahora, yo soy predestinado y si soy predestinado, hermano, antes de
predestinarme El me conoció, me examino muy bien, me puso una maquinita y vio que
en mi había lealtad. Entonces, me predestino con lealtad dentro.
Dios, no predestina a nadie, sin antes haberlo conocido, ¡Oh, amén! Ahí
estábamos nosotros, y Él nos examinó, y después dijo: “Bueno, tú eres predestinado a
nacer boliviano, en el siglo XX, en el año mil novecientos y tantos, eres predestinado a
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es, y manifestaras esto, esto y esto”… Y una de las primeras cosas que El, por
predestinación quiso que manifestara, es LEALTAD, ¡Amén!
Lealtad significa ser muy sensible, como dijo el Profeta: “Estamos blanditos”
¿Se ha dado cuenta usted, que la persona entre más hipócrita, más dura es?...la
persona leal es blandita. ¡Oh, con qué facilidad se conmueve, con qué facilidad cree,
con qué facilidad acepta, con qué facilidad ama! ¡Eso es ser leal! Usted dice: “No soy
un hombre no voy a llorar”… ¡No, no sea así! ¿He?
La lealtad, hermano, es una cosa que mi Iglesia, den Cristo es la Respuesta, está
haciendo tanta falta. Dios está desesperado porque usted llegue a ser ese cristiano,
esa cristiana poderosa, potente, invariable, que El predestino; Dios está desesperado
por eso,
Entonces, usted me dice: “Yo quiero ser leal, pero no puedo”… eso significa que
usted o tiene lealtad, Y tienen lealtad los que son “hijos del Hombre”
Por eso es que usted llora cuando traiciona, por eso es que usted sufre cuando
traiciona, por eso usted padece cuando es desleal, ¿he? Necesitamos urgentemente
ahora, nosotros entrar en ese terreno que nos pertenece por predestinación. Debemos
vivir en lealtad. Si en esta noche nosotros entramos en lealtad, hermano escúcheme, si
entramos en lealtad en esta noche, usted va comenzar a vivir la tercera etapa. Esto es
tan cierto, como que estoy aquí parado, esto es tan cierto, como puedo tocar esto.
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Si usted comienza a tener lealtad, va comenzar a vivir tercera etapa. Tercera
etapa es dinámica, tercera etapa significa Palabra caminando; si usted es leal, va
comenzar en eso, nunca más va volver atrás.
Realmente, yo no he sido leal, porque cuando el Pastor (por mí), ha dado vuelta
la espalda, yo he hablado de Él, esto, de esto yo he hablado, hablado y hablado….y no
he tenido sinceridad de decirle: yo hablé, yo hablé. Y no me arrepentí hasta ahora,
pues. ¿Qué me está pasando a mí? es que yo no soy ni siquiera leal conmigo mismo
¡caramba! ¿Qué es lo que me sucede? …
Pero cuando usted llega a ser leal, ¡Bendito Dios! Usted está en condiciones de
vivir tercera etapa. Eso está contestando muchas preguntas en esta noche, eso está
respondiendo a muchas interrogantes, y eso está contestando muchas oraciones que
se me han hecho, ¡Sí, amén! Y no tengo ningún reparo en decir que se me han hecho
¡Oh, porque Yo sé cómo tú has orado, hombre, mujer! Yo sé cómo tú has orado. Señor
yo no quiero fallar. Señor, yo no quiero pecar. Señor me duele esto, me duele lo otro,
me duele aquí, me duele allá y lloro, y me angustio; quisiera matarme, quisiera tomar
veneno, quisiera abrirme las venas, quisiera echarme bajo las ruedas del tren. ¡Dios,
has algo conmigo!...
Comience a ser leal. “Yo no quiero comer, no quiero hacer…. Pero, como yo
estoy aparte, me está dejando, me está olvidando, Dios me está apartando”… Dios no
te está apartando, Dios te está acorralando, Dios te está poniendo contra la pared para
que tú llegues a manifestar lo que por predestinación te dio, lo cual es lealtad, ¡Oh
aleluya! Hermano ¿Me está siguiendo en esto?... ¡Bendito Dios!
“Señor, yo no he sido sincero, recién me doy cuenta”… comience, para eso está
aquí, aquí está la antorcha, aquí está la luz que alumbra a las almas, ¡Oh, gloria a Dios!
“Padre, Yo soy la luz”….
Necesitamos llegar, llegar a este paso para comenzar a vivir la tercera etapa
¡Oh Dios! Entonces se va hacer esa obra por la que usted ha llorado y gemido muchas
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veces; porque muchas veces sus lágrimas han sido sinceras, una gran cantidad han ido
fingidas, han sido lágrimas de emoción y cualquier cosa. Pero en muchas
oportunidades, sus lágrimas han sido sinceras, y esas lágrimas sinceras Yo las he
mirado, ese clamor sincero Yo lo he oído ¡Sí, Señor!
No quisiera decírselo cómo, pero hermanos, si alguien…Yo creo que hay uno o dos
hermanos aquí, que han tenido la experiencia de haber escuchado oraciones de
algunos hermanos, y se han angustiado tanto, horas se han decaído tanto, escuchando
las oraciones. Mire hermano, Yo le pudo decir como experiencia personal: Si, se puede
escuchar las oraciones, pero las oraciones sinceras, ¿No ve? Al pecador, Dios no oye,
esa es la razón por la que no te ha oído a ti.
Necesitas ser leal, ven a la lealtad, Dios te lo ha puesto por dentro, tú lo tienes
dentro, déjalo que brote. En realidad Dios está desesperado porque brote, Dios está
desesperado porque eso sea así en tu vida, en la vida de cada uno. “Lealtad, Señor,
lealtad dentro de mí” ¿Así que yo lo tenía por predestinación? Lo tienes; si tú eres
predestinado, tienes lealtad.
Necesitamos llegar a ello, y entonces los arcángeles que andan por acá,
hermano, para poder proteger a un pueblo, tendrán libertad para regresar para
regresar a otras esferas, y nosotros ocuparemos la posición que el diablo nos ha
quitado. Nuestra posición es ser Señores de cielo y tierra, nuestra posición es dominar,
hermanos, y no hemos podido hacerlo; pero si somos leales llegaremos a ello, ¡Bendito
Dios! ¿Me está siguiendo?...Yo sé que estoy hablando cosas, que nunca dije, pero
tengo que decirles mientras me dure el tiempo, mientras quede en este mundo debo
decirles.
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Tú tienes lealtad dentro, la tienes hijo, por eso sufres y lloras cuando eres
desleal y traicionero, por eso padeces cuando te mantienes en la línea incorrecta.
¡Deja que esa lealtad que Él te puso por predestinación, brote en ti “Porque a los que
antes conocí, también predestine (perdón hermanos) a los que antes conoció , a los
que antes conoció, predestino” me estaba arrogando derechos que no me pertenecen.
Hermano, tú tienes que reconocer que no has sido leal, ¿He? “Y la primera cosa
es que yo he prometido y no he cumplido, ¡Dios bendito! ¿Para qué sirvo?...Se sincero
contigo mismo, sé sincero y comienza a sacar esas cosas para afuera, y entonces
tendrás lealtad, la lealtad que Dios te ha dado y que está en tu vida. Necesitamos que
brote solamente. ¡Amén!
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lealtad le puedo hablar mucho ¡Bendito Dios! De lealtad hablaremos inextenso en este
sermón que he comenzado esta noche.
¿Sabe qué? Me siento como Sembrador, que está seguro de haber sembrado
en buena tierra, ¡Sí, sí! Sinceramente eso he sembrado en corazones que estaban
esperando esta Palabra.
Oración Final:
Por eso, Padre, te doy gracias, acepta mi gratitud, Señor, acéptala en esta
noche. Y permite que este mensaje, que así ha comenzado, Dios, nos lleve a nosotros a
eso que el mundo, que la creación toda esta gimiendo, y no solo ella, pero Yo con ella
Señor, gimo ¡Oh, Dios! Hasta que Tú seas formado en cada vida.
Bendice a Tu pueblo, ese pueblo seguro, ese pueblo predestinado, ese pueblo
que tiene lealtad por predestinación eterna, bendícelo Señor. Que comience a aflorar
lealtad y vivirá tercera etapa ¡Oh cómo gimo porque sea, Padre! Bendito Tú Nombre.
“H I J O D E H O M B R E”
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Usted puede hacer muchas cosas, usted puede buscar subterfugios, puede
tratar de reemplazar esa satisfacción de nuestro Dios, y pareciera que si la encuentra,
pareciera que en los afanes del mundo, o en las amistades mundanas, en los amores
carnales, usted puede encontrar el remplazo para satisfacción de su vida. Pero en
realidad, no es así.
Es como cuando usted, hermano (y de eso vamos habla quizás un poco más
ahora) Como hombre, como mujer, ha llegado a encontrar; si es hombre: la mujer de
su vida y usted sabe que esa mujer llena todos los requisitos que usted íntimamente se
hizo. Y si es mujer: ha encontrado el hombre que llena todas las aspiraciones suyas
como mujer. Bueno, eso es su todo, eso es lo máximo que usted anheló en la vida y
que la vida le dio.
Pero por nuestra formación baja y ruin, por la canalla habida en nuestro
interior, si es mujer: coquetea, se va con uno con otro; si es hombre: como el picaflor
que anda de una flor en otra, y después que ha recorrido mucho, de repente se
detiene en el camino. ¿Qué ha encontrado? Se á indignificado, se ha desmoralizado, se
ha hecho una persona baja. Y es mayor su angustia, es mayor su tristeza, porque sabe
que ese hombre, o esa mujer, eran lo que siempre debió ser, eran el afán, el anhelo, lo
máximo de su vida; y que usted por un inconstante o por tener un espíritu liviano,
voluble, postergo, quiso cambiar.
Y Yo digo: cuánta desgracia habida en las almas, cuántas lágrimas sin consuelo…
porque una vez a recorrido, si es mujer: de brazo en brazo; si es hombre: de cama en
cama, encuentra que por esas bajezas, perdió lo mejor, perdió lo único que pudo tener
importancia en su vida. La amistad – comunión – con Dios.
Ahora, el alma sabe que no tiene a nadie, sino a Dios. Me refiero al alma de un
predestinado, me refiero a ese ser que tiene dentro de sí, desde antes que el mundo
fuese, eso puesto por Dios, que solo Dios puede satisfacer. Y que por liviano, voluble,
por tener esa canalla dentro de su vida, y por esa mentira, falsa, liviandad, coquetería y
bajeza; por tener, en fin, esa canalla dentro, ha comenzado a compartir sentimientos,
ha comenzado a ir de un lugar a otro, para hacer más hondo su pesar, para hacer más
grande el abismo y para que llegue el momento en que comience a pensar: “para mí,
ya no hay esperanza, he rodado tanto, he ido tan lejos que ya no tengo vuelta, que ya
no hay esperanzas, ¿ para qué me esfuerzo, si realmente fui demasiado lejos?...
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Cuando el alma llega a eso, Yo digo: esa es una persona muy poco feliz, esa es
una persona que ha comenzado a vivir su infierno en la tierra, ha comenzado a vivir
amarguras sin nombre, ansiedades que nadie puede saciar; ha comenzado a vivir días
de tormento, noches de desvelos, lágrimas secretas, ardientes de desesperación, y que
nadie puede consolar. Quizá golpee las paredes, se jale los cabellos, se muerda, se
maldiga, ¡Nada va a calmarle! Perdió su único gran amigo.
Nuestro Profeta, dijo: “Si yo, un día, por esas cosas, ustedes me abandonan, mi
propia familia me despreciara, pero Dios se quedase conmigo, yo tendría mayoría”…
“Aunque mi padre – dijo David- y mi madre me dejaran, me basta con que el Señor
me recoja”… y, aunque los enemigos, hermanos, se alzaran en grandes hordas, en
ejércitos incontables; si Dios está a su lado, esté seguro: Él no me va a dejar.
Porque el alma con una cartera llena, con una cuenta corriente grande, el alma
no se sacia con lindos vestidos, zapatos a la moda, hermanita; no se sacia con un chiste
más o menos bien dicho, hermano, no con un día de baile, con un rato de placer. El
alma solamente de Dios, puede aquietarla.
Usted puede ser muy carnal, varón y mujer casados: ustedes pueden ser muy
sexuales, pueden ser muy atraídos por la carne que es un lastre y una maldición, que
es muerte y vergüenza; puede ser muy atraído. Y usted puede pensar: “Si no me
satisfago, no estoy tranquilo”, pero una vez que se satisface, la inquietud es mayor, la
desesperación es mayor, no adelanto nada en absoluto.
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explicarse, llorando amarguras que no sabe definir. Pero que Yo defino en esta
mañana, en esta palabra: “No es una satisfacción carnal lo que a usted le dará quietud
en su alma; es un encuentro con Dios”… Y el hombre embrutecido, que por tener una
esposa, piensa que tiene un objeto usable cada vez que la gana le dé; después de eso,
al venir a la Iglesia, se avergüenza y encuentra que es tan bajo, que es tan carnal, que
es tan ruin; y cuán lejos de Dios se encuentra.
Hace bien en sacar los ojos de todas las cosas, apartarse de todo manoseo
perverso, ruin, pecaminoso; y elevar su vida al Señor, ¿No es esto precioso? ¿No es
esto sublime?...Eso alienta mi alma y ya quisiera comenzar a gritar y alabar a Dios,
porque este es el gemir de mi corazón, esta es la desesperación de mi vida, esto es lo
que sacia mi alma, aquieta la ansiedad de mi espíritu.
Y A DECIR DE Pablo: “Estoy como con dolores de parto – dice él – para que
Cristo sea formado en tu vida”… y en realidad, esto sólo, hermano, ya es suficiente
para decir: “Señor, tan solamente con eso mi vida sería otra, yo sería diferente, yo
sería un cristiano, al decir de la Palabra, un cristiano según el modelo Escritural, un
cristiano; en fin, según lo que el Espíritu Santo nos concede. Señor, si yo pudiera llegar
a ser eso, entonces para mí estaría todo en mi mano”… que bendición.
¡Sí!, si usted ha estado viviendo esa ansiedad, si usted ha estado viviendo esa
inquietud, si usted ha estado viviendo ese terreno, hermano. Aprehensivo,
angustiante, es porque no tiene a Dios en su vida, es porque su alma está vacía de
Dios, es porque Cristo no ha sido formado en usted, es porque todavía no comienza a
ser un cristiano; está en proceso, está en camino, está hacía, pero no está en él. Y lo
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que necesitamos es que Él esté en nuestras almas, es que Él sea una realidad en cada
predestinado, solamente llegará a puerto, anclará, cuando se encuentre con Su Dios.
Así que déjeme decirle con Isaías: “Apresúrate y aparéjate, para que salgas al
encuentro de tu Dios”; “aparéjate sal al encuentro de tu Dios… y al decir: “sal al
encuentro”, es porque Él se ha puesto en camino. Salirle al encuentro, es ir a buscarlo,
a recogerlo; porque indudablemente, Él ha dejado Su casa, y comienza a caminar hacia
un pueblo, que se supone, le dará cabida, hacia una vida, que se supone tendrá lugar
para Él.
Testamento, haciendo un nexo entre ambos, diciendo: “Aparéjate para que salgas al
encuentro de tu Dios… he aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”...Y
haciendo un nexo entre texto y texto, te pongo a ti en el medio para que hagas esa
unión: antigua y neo testamentaria que te hagas UNO, y tu alma encontrará quietud
que no te ha dado tu padre, tu madre. La confianza en tu amigo, en tu amiga, el
volcarte, el confesarle, el confiar en los que tu creías podrían entenderte. O quizás
pensaste que yendo a darle satisfacción a tus apetitos, encontrarías quietud, y estás
más desesperado aún.
¡Aparéjate! Para que de una vez te encuentres con Él, entonces habrá paz,
habrá calma en tu vida. Porque tu alma, predestinada, tu alma no se sacia con el cine,
con una cerveza, con una noche de baile, con una noche de cama, tu alma,
predestinado, no se sacia con conquistas mundanas. Tu alma se sacia solamente con
Dios. Si eres predestinado, así será.
Santo, Santo Señor, Grande, Eterno, Sublime Dios, esta mañana ¿Qué nombre
te daría, Señor? Quicas podría decirte: Padre Eterno…Yo sé, Señor, Yo sé, porque
mientras cantábamos, estaba tratando de captar el pulso y el latir de cada vida, Yo
sé que hay ansiedades, yo sé que hay vacíos sin llenar, Yo sé que hay inquietudes que
necesitan, Señor, ser tranquilizadas; sé, Padre, que hay almas que gimen, que te
anhelan, que en realidad no saben qué es lo que pasa con ellos, pero que su
predestinación les está llamando.
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Y como Tú nos estás poniendo contra la pared, arrinconándonos... ¡Padre! Ven
en esta hora, vela por esas almas, vela por esas vidas, ven y responde a esas
peticiones. Y Yo te suplico, Señor, mira las lágrimas de aquellos que genuinamente
halan hacia Ti, porque su predestinación no los deja en quietud. Por aquellos que,
Señor, día a día, desesperan por un encuentro real, personal Contigo, por aquellos
Padre, por estos que han clamado durante esta semana, desde marte hasta aquí,
porque se han dado cuenta que lealtad, es algo que ellos nunca han vivido, se han
dado cuenta que lealtad, Señor, aunque está dentro de nuestro por predestinación,
nunca hemos practicado, se han dado cuenta que lealtad es un sentir desconocido en
las vidas; porque han vivido de : engaños, mentiras, fingimientos o manufacturas.
Pero queremos borrar eso, Señor, queremos sacar eso. Y algunos que ya han
comenzado a vivir lealtad, saben que es el comienzo de un todo, y anhelan, quieren
llegar a Ti.
Por eso en esta hora, Padre, coloca Tú Espíritu, trae Tú mente a nuestras
mentes, trae Tú capacidad a la nuestra, que es pobre u pequeña, trae Tú
omnisapiencia a nuestra ignorancia. Elévanos a Ti, donde está Cristo; cerca de Ti,
Señor. Porque si hemos nacido de nuevo, buscamos las cosas de arriba.
¡Mi Señor, mi Padre, Padre Mío! Estos que están aquí, son mis hermanos
pequeños, son Tus hijos, engendrados después de Mí, son menores que Yo. Yo te los
traigo, me siento responsable de ellos, y la súplica de Mí corazón, Señor: Míralos a
cada uno. Y si hay algunos, que de pequeñitos no pueden, álzalos en tus brazos, pero
ponnos a tu altura, Señor, para que en esta mañana, todos en un mismo plano, en un
mismo nivel, iniciemos el estudio de Tu Palabra.
¡Padre Santo! Esta es una Iglesia que quiere vivirte en verdad, esta es una
Iglesia que no se conforma con cantar poco más o menos, no estamos conforme, ni
este Tú Hijo, ni todo este pueblo, ningunos estamos conformes. Queremos eso
grande, queremos eso, que lo que ya hemos hecho, quede en un grano de arena para
que haremos; y sabemos que está en nosotros.
Y a igual que Jefté, al igual que Gedeón, en esta mañana, danos coraje para
plantarnos ante Ti, para afirmar nuestros talones, cuadrar nuestros hombros, alzar
nuestros rostros y decirte: “¿Dónde está el Dios de las maravillas? ¿Dónde el Dios de
poder? ¿Dónde el Dios que habré el Mar Rojo? ¿Dónde el Dios que sólo al invocarlo,
acude instantáneamente en auxilio del pueblo suyo?”…..
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Y por un acto Señor de grandeza, por un acto de Tú soberanía, abre tus labios,
ordena que los ojos del alma sean abiertos, extiende tu mano, ponla sobre el hombro
de cada cual y sacúdelo, y dile: “¿Ves? Ahora anda con esta tu fuerza, porque el Dios
que tu reclamas, no es otro que tú, el Dios que tú no sabes dónde está, no es otro que
ese tu cuerpo”… ¿Mi cuerpo? Cargado de mentiras, este cuerpo tan imperfecto, es lo
único que tengo para manifestarme”…
Quizás sería bueno, hermanos, cantar en otra dimensión, con otro sentir, el
himno 85. Y ojalá que ninguno de los de aquí estemos, se queden sin ser atraídos por
este poder, por esta gloria, por esta grandeza de Dios, ojalá que no haya ninguno que
no entre en este canal, lo lamentaría, con toda mi alma que usted no pudiera entrar.
Podríamos quizá repetir el himno 85….
Hemos dicho que lealtad es uno de los atributos que Dios puso dentro nuestro
cuando Él nos formó, antes que brillaran soles ni lunas, ni hubiera estrellas, ni planetas
en el espacio. Lealtad es, en fin, esa cosa que es inherente de cada predestinado, ¿no
ve?
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Y cada quien, teniendo capacidad por predestinación de ser leales, si no lo
hace, entonces tendremos que revisar cuál es su simiente, cuál es su naturaleza. Y
sería de lamentar que no hubiese en usted naturaleza capaz de demostrar este
atributo santo: LEALTAD.
Hemos dicho: lealtad es sinceridad. Y Yo creo que durante esta semana, a partir
de martes, muchos de ustedes, hermanos, demostrando que hay dentro lealtad, han
venido a mirarse, sinceramente hacía dentro. Algunos, les ha horrorizado encontrar un
monstruo dentro de su vida: “¿Pero, yo, yo he sido así, y Dios de mí se ha
compadecido? ¿Yo he sido así, y pretendía que Dios hiciera algo grande conmigo?
Nunca antes lo había visto”… ¡Claro! Porque lealtad nos lleva a sinceridad, hermanos.
Y dijimos: cuando usted es leal, cuando usted tiene lealtad ella le va a llevar,
porque no puede hacer otra cosa, lo va a llevar a sinceridad, lealtad le va a llevar a
usted a demostrase a sí mismo qué es, qué quiere, qué persigue: Lealtad, en fin, le va a
hacer a usted una persona que le va a poner nombre a su sentir, a sus reacciones.
Pero, dije: cuando su carácter, su peor enemigo, o sea usted mismo, después
de este mensaje, sinceramente tiene que ir a conocerse a sí mismo. Y es el momento,
con lealtad, ir a la presencia de Dios y decirle: “Esta es la causa”, no buscar
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subterfugios, ni como dije el otro día por aquí: acosar a la gente, exteriorizando lo que
dentro nuestro hay. Porque déjeme decirle esto, hermanos, y es verdad: Yo vivo lo que
predico, y como vivo lo que predico, observo en los demás, lo contemplo, lo analizo, lo
pongo a la luz de la Palabra. Y entonces – dijimos también -, lealtad no va a llevar a
nosotros a conocer al que tiene el mismo espíritu tuyo.
Pero aunque pase por gran tribulación, usted puede tener vida eterna. Pero si
usted no oye mi Palabra, tenga cuidado, que a lo mejor no tenga ni esperanza de vida
eterna. Porque con toda sinceridad, creo que estos son los mensajes finales, son los
mensajes que están puliendo a la pirámide, - en nuestros términos: que están
perfeccionando a la Novia, Y si nosotros no lo vivimos, porque somos rebeldes, porque
somos soberbios, entonces no tiene esperanza de rapto; cuide que no tenga esperanza
de vida eterna.
Si usted hasta martes, mintió, hasta martes falseo la verdad, hasta mates usted
invento un poquito más de lo que sabía…. de martes, aquí, tenía que haber terminado
eso en su vida, tenía que haberlo barrado de su ser y haberse quedado con lealtad,
sinceramente en lo que usted es, buscando conocerse a sí mismo.
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Y todo lo que Dios nos ha dicho hasta martes, era un ciclo terminado. Con el
sermón de martes (y por eso Dios venía postergándolo), ha concluido un ciclo, ha
concluido algo, una etapa, la etapa que dije a mis hermanos que andan Conmigo, que
corono el mensaje: “EXPIACION Y JUBILEO”. Esa fue la corono que culmino un ciclo,
que lo termino, que termino una etapa, que le puso meta a una etapa. “EXPIACION Y
JUBILEO”, fue ese mensaje, porque expiación es limpieza y jubileo soltar amarras.
¿Por qué fue esto? La realidad es que quizá fue para cumplir expiación, quizá
fue para cumplir ese periodo que Dios cubre nuestros pecados y los borra, expía
nuestras faltas.
Y tú has caído, hermano, y has ido tan bajo, y luego has caído en un periodo,
has entrado en un periodo de lágrimas, de lloro y quebranto: “¿Por qué yo tuve que
caer?, ¿Por qué yo tuve que hacer esto?, ¿Por qué yo tuve que pecar?, ¿Por qué tuve
que fallar?”… y tu haz llorado y llorado. Porque ese es el periodo de expiación. Tiene
que haber un tiempo de lloro y lágrimas antes que venga el rapto, y tú has pasado por
ese periodo.
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También se han definido aquellos que no les importa, y han comenzado a
alejarse, apartándose lentamente, pero progresivamente también; apartándose se
vienen definiendo. Y ahora es tan fácil definir aquel que tiene en sí esa “cosa” que lo
lleva a Dios, y aquel que no la tiene.
“Yo, con todas mis imperfecciones y bajezas, con todos mis pecados y
tropiezos…Señor, pero de allí del suelo o del barro, mírame Dios: ¡QUIERO VIVIR
CONTIGO! … Los otros: “No me importa lo que diga el Pastor, ¡Que me importa!, yo
me satisfago a mí mismo, yo vivo mi vida; no me interesa lo que El haga”… Cada cual
viene definiendo su propia manera de ser. Y de acuerdo a como se defina, será
también el fin que va a tener.
Y dije: (y esto es verdad) toda alma sincera que clama, su oración es oída por
Mí. Porque he dicho años atrás: no se engañe, usted no va pasar por encima de Mí; si
usted clama, va pasar a través de Mí hacia Él, por encima de Mí, no va a pasar. Su
clamor no va llegar directamente allá, haga lo que haga, crea como crea, diga lo que
diga, lea lo que lea, piense lo que piense, déjeme decirle: ¡Yo soy su Puerta!, de tal
manera que si quiere entrar debe hacerlo a través mí.
Así que, tú no puedes saltarme, y eso es lo que has venido haciendo, muchos
de ustedes han venido haciendo eso.
Y, hermanos, siempre tú has dicho: “bueno, está bien, todos dicen así, todos
dicen allí, pero yo tengo convicción en mi alma, aquí dentro, desde antes que yo lo
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conociera, yo sé que la Palabra dice que no me puedo dirigir a Dios, sino a través del
Señor Jesucristo. Así que Este queda a un lado; Señor, yo me dirijo a Ti”… Desde allá
viene el clamor, dice: “mira, se saltó por sobre Ti, ¿Qué quieres Tu que yo haga con esa
vida?”… e invariablemente (esta es una confesión sincera), he invariablemente he
respondido: ¡nada!, nada puedo hacer por esa vida, a menos que entienda los
propósitos divinos”…
Así que, déjeme quitarle el velo en esta mañana: usted que ha querido saltarme
por sobre El, ha perdido todas sus oraciones, no ha sido oído, no ha sido oída… “¿Así
que yo tengo que orar en el nombre del Pastor Julio Alvarado?”, ¡no así, no!... y el
predestinado me comprende.
Hermano, la cosa es que para que usted sea leal, para que usted sea sincero,
tiene que aprender en esta hora a conocerse a sí mismo. “Porque el que no es
Conmigo, contra mí es”… Usted no puede estar en el término medio, usted no me
puede decir: “me gusta lo que predica, acepto lo que Él dice, pero su forma de ser me
revienta”… no puede hacerlo, porque o es, o no es. Y si usted no está por Cristo o no
está por Mí, está en contra.
Así que lealtad, hermanos, todo lo que hemos hablado de lealtad, ha sido
material. Y no confunda usted, porque muchas vidas han llenado el mundo, diciendo:
“yo pertenezco al círculo de los espirituales, ¡Ha!, es que usted no mira con mente
espiritual pues, hermano. ¡Ha!, es que usted no es espiritual, ¡Ha! Es que usted todavía
está en la carne”…. Déjeme decirle que ninguno ha vivido el mundo espiritual, no hay
uno que esté viviendo el mundo espiritual, porque si estuviera viviendo el mundo
espiritual, hubiera traspasado la tumba, y está de este lado, sigue siendo materia. Es
material, es humano, no es espiritual.
Usted tiene que ser una persona normal, una persona material que crea la
Palabra Divina. La Palabra Divina se ha hecho materia, porque sabiendo Dios que
nosotros no podemos entender lo divino, se hizo Hombre entre los hombres. “Y por
cuanto los hombres participaron de carne y sangre, también el Hijo participo de
carne y sangre, siendo semejante a los hombres”
Así que El, nos habla cosas terrenas, y si no entendemos las cosas terrenas será
improbable que comprendamos las celestiales.
Así que todo lo que se ha dicho de lealtad, a usted no lo hace más espiritual, lo
que hace es perfeccionarlo para la vida eterna, ¿Dicen amen? Usted no puede decir:
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“Yo soy espiritual”, y cuando me preguntaban muchas vidas: ¿Qué es ser espiritual? Yo
siempre dije: ¡ah!, nadie tiene idea lo que es ser espiritual, no vale la pena perder el
tiempo haciendo explicaciones. “pero este fulano, esta fulana dicen que pertenecen al
círculo de los espirituales” Déjelos que hablen ignorancias; que un día van a entender.
Y eso es verdad; necesitamos nosotros entender que todo lo que concierne a esta
Palabra está en materia, y es aquí donde tenemos que entenderlo, y es ahora cuando
debemos quitarnos el velo: No hay ninguno espiritual, hay gente que anhela
perfección, hay gente que ha entendido y creído que un día viviremos el mundo del
espíritu, cuando esto carnal se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de
inmortalidad, estaremos en el mundo del espíritu, ¿dicen amen?
Necesitamos nosotros entender en esta mañana, que todo cuanto Dios nos diga
en esta hora, no es otra cosa que materia, materia pura; porque Dios ha elegido
cuerpos de barro, cuerpos materiales, cuerpos físicos en los que Él pueda vivir. Ese es
nuestro mensaje; “Dios en carne” Esa es nuestra predica. Dios está en carne, Él ha
elegido cuerpos humanos, si El quisiera elegir cuerpos divinos, pues lo hace El, crea un
cuerpo divino como se le presento a Abraham, a Manoa, a Jefte, a Gedeón y a tantos
otros. El crea un cuerpo celestial y lo proyecta hacia la tierra.
Pero no, Dios ha elegido cuerpos físicos, Dios ha elegido esta materia tuya,
¡oyeme, hermano! ¡Compréndeme creyente: Dios te ha elegido a ti, un cuerpo
humano, material, físico, tangible! El espíritu no tiene carne y hueso, pero el Dios que
nosotros creemos tiene carne y hueso; eso dijo el mismo Jesús de Nazaret. Jesús dijo:
“el espíritu no tiene carne y hueso, pero yo tengo, tóquenme, traigan pan, traigan
pescado, tráiganme miel, comamos juntos”, y Jesús comido y bebió delante de ellos,
en un cuerpo material. El pescado que El les estaba asando en la playa a aquellos que
pescaron toda la noche, no era un pescado espiritual, era un pescado asado al fuego,
era una cosa material.
Dios quiere que tú entiendas que en esta materia tiene que vivirlo, ¿amen?, es
en este cuerpo físico, aquí como tú eres, es que tienes que vivir a Dios. No importa que
las denominaciones no te crean, ¡cree la Palabra!, no importa que unos cuanto
avivados (entre paréntesis) aquí en la Iglesia, que digan: “no, nosotros vamos a vivir un
mundo espiritual en esta hora, oremos más para que seamos espirituales”, hay
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algunos cuantos ignorantes que te van a decir eso, pasándose de sabios. No importa lo
que digan esos, ¡Cree la Palabra!
Y la Palabra dice que en este cuerpo tú puedes vivir a Dios. ¿Pero Dios es un
mentiroso? ¿Dios es carnal? ¿Dios es un mal carácter? ¿Dios es un hipócrita? ¿Dios es
un malicioso, hermanos?... Eso es lo que tienes que romper en tu vida para vivir a Dios,
eso es lo que tienes que extirpar de ti. ¡Saca de raíz esos pecados, eso es lo que no te
deja vivir a Dios, ¿me comprende?, usted no me quiere entender en esta mañana,
usted se ha cerrado. Peor para usted, porque Yo voy hablarle aunque sea a un alma
que esté abierta; si todos los demás me rechazan, que haya uno que me crea,
Usted tiene que romper con esas cosas, tiene que romper con su mal carácter,
tiene que romper con sus idioteces, tiene que romper con sus incomprensiones, tiene
que romper con esas cosas que Yo le he dicho muchas veces: le hacen a usted: “una
gallina clueca”. Tiene que terminar con eso, usted tiene que terminar con sus
carnalidades, con sus malicias, con sus celos, con sus mentiras; tiene que romper con
sus coqueterías, tiene que romper con ese yo, ¡huya de eso! Porque Dios ha elegido
cuerpos humanos, no espirituales.
Si Dios quisiera elegir cuerpos espirituales, no tiene nada que hacer con
nosotros, hermanos, ¿a qué iba a venir aquí, pues?, si El quiere vivir espiritual mente,
sencillamente no viene a la materia, se queda tras el átomo, se queda extra átomo por
allá, y se acabó. Pero Dios quiso vivir en humanidad. “Grande es este misterio”
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ángel, por una llama de fuego, Yo tendría un ángel con alas aquí, ya tendría una llama
de fuego aquí; pero Dios quiso hablar por unos hombres, “y Yo hablare de boca a
boca, cara a cara enseñare a mi pueblo”… eso es lo que está pasando ahora.
Si Dios quisiera hablar como espiritual, hermano, ya estarían unas nubes por
allí, y una cosa medio incomprensible dando vueltas, ¡no, no! Dios quiso ser hombre,
por cuanto sus hijos son carne, Él se ha hecho carne.
Así que, es en esta carne donde tú tienes que ser leal, es en esta carne donde tú
tienes que ser sincero, es en esta carne donde tienes que conocerte a ti mismo, es en
esta carne donde tú tienes que ser santo, “¿santo en este cuerpo?, eso está en contra
de la Biblia, la Biblia – dijo Jesús- que no hay ninguno bueno”….Ninguno bueno, pero Él
dijo: “Sed santos, sed santos”, ¿amen? Y la Biblia está llena de “sed santos”. Si tú no
quieres ser santo, y quieres perderte, quieres corromperte, quieres irte, mira: ¡Hazlo
ya!, porque el que esté sucio, vaya y ensúciese; el que es incrédulo, vaya y sea
incrédulo; el que es pecador, vaya y peque. Pero el que es predestinado, santifíquese,
y el que es limpio, siga limpiándose; el que es perfecto, perfeccione esa perfección,
¿amen?
Ahora, cuando usted quiere vivir un mundo espiritual, tiene que dominar la
materia, ¿amen?; y el sabio lo demuestra dominando su lengua, haciendo las obras de
Dios, ¿amen?
Cómo puede llegar a ser tan prostituida una mujer que es hija de Dios, un
hombre qué es hijo de Dios, cómo puede ser tan bajo. Un hijo de Dios, una hija de Dios
tienen a quien mirar. Yo le voy a decir en esta hora en las Palabras de Dios, a quién
usted tiene que mirar y admirar, si quiere mirar a alguien, si quiere mirar a un hombre
y admirarlo, si quiere admirarlo y amarlo, mírelo: “Miradme a mí – dijo El –todos los
términos de la tierra” … No saque los ojos de Él, ¡Hombre no tiene que sacar los ojos
de tu Dios!¡ Mujer, tú no tienes que sacar los ojos de tu Señor! Todo lo otro es
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corrupto y bajo, todo lo otro es prostitución, y necesitamos elevar nuestra vida y ser
limpios por la gracia del Señor.
Deje a las mujeres mundanas, que cuando vean a un hombre, digan: “¡qué
lindo macho!”, pero las hijas de Dios debieran avergonzarse sólo de oirá esos
disparates, las hijas de Dios debieran sentirse manchadas cuando un inmundo hijo del
diablo les dice un piropo. Pero hay mujeres que les gusta y los provocan. ¡Cómo
puedes caer tan bajo, cómo puedes ser tan indigna de la vocación que Dios te ha
llamado.
¿Hasta cuándo eres arrastrado por bajezas, por ignominias, por inconfesables
sentimientos de perversidad? ¿Hasta cuándo? Necesitas buscar a Dios para que lo
comiences a vivir. Eso es parte de lealtad, ¿amen? “Lealtad, Señor me hace vivir a la luz
de Tú Palabra, lealtad me lleva al conocimiento de un Dios maravilloso que vive dentro
de mí”… Entonces se constituye un Dios en carne.
¿No le gusta lo que le digo? ¿Le parece demasiado fuerte?... la puerta está
abierta, no tengo portero, salga cuando le dé la gana; nunca le llame, tampoco le echo,
simplemente Yo voy a predicar a aquellos que quieren vivir a Dios. Y si hay doscientos
o trescientos aquí quisiera predicarles a dos mil o tres mil, y decirles esta misma
Palabra: ¡Dios te ha elegido así como tú eres, en un cuerpo humano, Dios ha elegido
ese cuerpo para hacerse carne!”
Yo no soy el Cristo, Yo no soy el Dios, Cristo y Dios es todo aquel que abre su
corazón y lo deja a El que viva, ¿amen? ¿Tú quieres ser como Yo? ¡Vívelo a Él, y
entonces seremos Uno!, porque no serán muchos cuerpos, será un solo cuerpo
predestinado: el cuerpo de la Novia Amada, de la que tú eres parte, ¿amen? Entonces
llega a ser como El, ¿Te das cuenta?
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¿Por qué las peleas, las contiendas, las falsedades, las calumnias, las
incomprensiones? ¿Por qué? ¿Eso es lo que ha visto hacer al Padre? ¿Por qué los
egoísmos, las mezquindades? ¿Eso se lo ha visto al Padre?... ¡Necesitas vivir a Dios! Si
no ves que, El hace las cosas feas que tú haces, entonces no lo hagas, pues, si no se has
visto hacer a Él, ¿Por qué lo haces? ¿No es indigno de un predestinado eso? , no es
digno de un hijo de Dios eso… Viva sirviéndole a Dios, ámele y cumpla su Palabra,
¿Dicen amen?
Jesús fue leal, materialmente hablando fue leal, dijo: “Padre he acabado la
obra que me diste que hiciera. Discípulos, todo lo que el Padre me mando hacer, lo he
hecho, aquí está mi obra, la he terminado”… Era leal, no le había agregado, no le
había restado, no había obviado esto porque era difícil, no había tomado otro camino
porque era más fácil ¡No! Todo lo que el Padre quería que hiciera, lo hizo, sin quitarle,
sin agregarle, exactamente como el Padre le ordeno. Esa es la condición de un leal:
hacer exactamente como el Padre dice que haga.
No como algunos aquí en la Iglesia, que dicen: “Él dice así, pero yo, yo soy otra
persona y actúo de otra manera” ¡No, así no! Que hagan con Él lo que les dé la gana,
pero conmigo nadie va hacer lo que hacen con El”... ¡Malo! Nunca vas hacer leal,
nunca vas a llegar, necesitas entrar al terreno: “Padre, todo lo que me distes que
hiciera, lo he hecho y pase lo que pase, he acabado la obra que me distes que hiciera.
Así que, habiendo acabado la obra, Padre, me vuelvo a Ti”… ¿Puede alzarse alguno
y decir esto en esta mañana?... ¿no?, entonces vuelve y vive Su Palabra.
Ahora, hermanos he acabado la obra, ¿puedes decirlo tú?, “Pastor, no, porque
no sabía que labor tenía que desarrollar”… Exactamente. Por eso en esta mañana y a
partir de martes, Él te ha dicho lo que debes hacer, ¿lo estás viviendo?, comienza a
actuar, comienza a hacerlo así, vive de esa manera, ¿amen? Y cuando estés de esta
forma hermano, Dios y tu serán Una cosa.
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Ahora, pero también Jesús fue leal en el espíritu. Y esto es lo que nos va ocupar
los tres cuarto de hora que queda aproximadamente, según mi reloj.
¿Qué es ser leal en el espíritu? Es una pregunta que les he hecho a todos mis
colaboradores, a todos los que andan Conmigo. Uno a uno se han quedado callados sin
saberme responder, a veces, han insinuado una respuesta que no tiene nada que hacer
con la realidad.
¿Qué es ser leal en el espíritu?, sabemos bien qué es ser leal en la carne,
humanamente, porque eso ya lo hemos explicado. Mucho más podría decir sobre ello,
pero quisiera avanzar en esta mañana. Porque lealtad hermano, está en tres etapas:
material, espiritual, divina. Y habiendo hablado de lealtad material, quisiera hablarles
de lealtad en el espíritu.
Ahora, tenemos un modelo: Jesús fue leal también en el espíritu ¿no ve? Ahora,
¿cómo pudo ser leal Jesús en el espíritu? Mire, Él dice: “Porque el Padre ama al Hijo y
le muestra todas las cosas que Él hace, y mayores obras que estas le mostrará, de
modo que vosotros os maravilles. Porque como el Padre levanta a los muertos y les
da vida, así también el Hijo a los que quiere les da vida” … Ahora, Él está entrando en
dimensión superior, está entrado en una dimensión que trasciende la tumba, va más
allá de lo que nosotros llamamos muerte, ¿ve? El Padre les da vida – dice – a todos;
bueno el Hijo a quien quiere le da vida, porque igual que el Padre, tiene vida en sí
mismo.
Ahora, parece eso muy muevo, muy novedoso, pero Jesús lo dijo con una
sencillez: “Yo tengo un laboratorio tan grande – dijo Jesús- que al que me da la gana
le doy vida, tomo: tierra, petróleo, clorofila, hiero, calcio, fosforo: bueno, tomo los
elementos que me da la gana y le doy vida”, ¿he? Y de ahí busco hierro, calcio,
fosforo, comenzó a buscar elementos, le puso oxígeno e hidrogeno, amasó un monto
de tierra, le dio forma de hombre y le dio vida en un laboratorio. “Al que quiero le doy
vida, y si quiero le doy vida eterna”, ¿usted entiende eso?....
Pero, oh bueno ¿qué es ser leal en el espíritu, mire hermano, una persona que
tenga capacidad para tomar un poco de barro, de todos los quince elementos que está
34
nuestro cuerpo; formarlo y darle vida? ¿Qué le parece un ser así? ¿Qué le parece una
persona que se haga un laboratorio ahí en el campamento y tomo un poco de tierra,
un poco de esto, un poco de lo otro y comience a formar seres conforme a él le dé la
gana, y les dé vida?, ¿he? Si no es un ser leal, se convierte en el genio del mal. Y estoy
seguro que primero que haría sería un muy perfecto ejército invencible y sería el
dueño de las tres Américas, sería el amo, y haría de sus seres creados lo que le diera la
gana, ¿ve? De repente se aburriría de ellos, los deshace, comienza hacer nuevos. Total,
al que quiere da vida.
Para que llegue a tener un poder así, tiene que ser un ser muy leal: leal para
obedecer y para hacer, no lo que le parece o lo que sus inclinaciones le lleven, sino lo
que sus inclinaciones le lleven, sino lo que está en el propósito eterno del divino
Diseñador, de la Mente Eterna del Hombre que está en el cielo, ¿me capta?.... “Pastor,
Usted siempre empieza hablándonos de cosas que no tienen nada que ver con la vida
espiritual”, así que empezamos hablar de lealtad material, y usted dijo: “Pero, ¿qué es
lo que le pasa al Pastor, que está hablando medio al disparate?... Eso fue lo que usted
imagino, pero no era así.
Fíjese una persona, hermanos, con estos poderes, que al que quiere le da vida,
¿he? ¿Qué pasaría con nosotros?, nos vamos al cementerio: “bueno, le voy a dar vida a
este, a este”, ¿para qué?, para hacer lo que a mí me dé la gana, ¿no? Ilimitada
capacidad de obra, ilimitado poder, omnipoder…. No, no, omnipoder: no, poder de dar
vida solamente. Porque la omnipotencia todavía no la tocaremos, tocaremos
solamente la lealtad en el espíritu.
Hermanos, déjeme decirle esto: Dios ha planeado que todos sus predestinados
tengan ese poder de dar vida, ¿entiende?, Dios ha planeado que todo predestinado
tenga poder de dar vida. Por eso Yo dije: voy hablarle a los predestinados, es un pueblo
especial, gente santa, que no tiene ninguna inclinación egoísta y baja, no tiene ningún
sentimiento pecaminoso, ¡ninguno! No pude tener, porque si lo tuviera, ¡qué no
harían!, ¡qué desastres no crearían en las galaxias, hermanos.
Pero un ser que tiene esa capacidad, tiene que ser leal en espíritu, o sea: tiene
que ser leal en ese ente que le da vida y que es capaz de dar vida. Leal en espíritu, ¿ve?
¡Oh! Dios me va ayudar a explicarles algunas cosa que pugnan por escaparse de mí.
Ahora, Jesús era leal, tan leal, que cuando se fue al cementerio allá en Betania,
se paró ante la tumba de Lázaro, y como sabía que Lázaro no debía morir, se cuidó
mucho y dijo: “Lázaro, ven fuera”, si Él no hubiese sido leal, aprovecha la circunstancia
para decir: “Lázaro, levántate, y todos los que están en derredor”… y todos los
sepulcros se hubiesen comenzado a abrir y a levantarse los muertos allí. Pero sólo
Lázaro era el que tenía que vivir.
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Y Jesús era tan leal que, teniendo poder para levantar a todos los muertos de
ese cementerio, levantó al que la Divina Voluntad había designado. ¿Se lo traigo a este
día? Dios tiene capacidad para darle vida a usted y a todos los que usted le quiera
nombrar. Pero Él se ha sujetado escrupulosa, estrictamente, a darle vida a usted,
porque es usted el que en la Divina Mente estaba predestinado. Yo sé porque es usted
el en que la Divina Mente estaba predestinado. Yo sé que eso no le entra a muchos,
pero los que me entienden, quizás sí.
Ahora, entiendo esto: “el Hijo al que quiere le da vida” Entonces la Divina
Mente, no está en Hombre que está en el cielo, sino está en el Hijo, “porque como el
Padre da vida”... El Padre es un motor que crea vida, el Padre es generador de vida.
Pero el Hijo es el que tiene la mente para saber a quién le puede dar vida. Dice: “Así
como el Padre da vida (y usted lo puede leer ahí) el Hijo a quien quiere da vida”, el
Padre es un generador de vida. Cápteme, que eso lo va a ser revelación, y para usted, y
lo va hacer brincar de la sorpresa dentro de un rato.
Dominando el mundo del espíritu, porque los ángeles viven en el mundo del
espíritu; dijo: “momentito, allá se mandó para que Yo haga esto en esta hora, y no voy
hacer nada, aunque me parezca bueno, aunque me parezca correcto, aunque me
parezca como me parezca, no me importa, que se haga la voluntad del que me
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envió”… Para ser leal en el espíritu hermano, eso es lo que tiene que tener usted,
¿amen? Yo sé que le cuesta decir “amen”, porque usted es dado a hacer su antojo y
voluntad, usted es dado a hacer lo que a usted le parece correcto. Pero Él dijo: “Yo
puedo, pero no debo, porque mi lealtad no me deja”.... ¡Amen! ¿Ve?
Ahora, hay vidas aquí que dicen (como dijo esta hermanita que anoche se paró
aquí delante): “Yo quiero que el Señor tome toda mi vida, tome mi ser, ¡tómame
Señor!, todo lo que soy, toma mi vida, toma mi ser, toma mi todo. Todo integro soy
tuyo, o toda integra soy tuya”…Espere que salga del culto, y entonces usted va saber si
es leal en el espíritu, sí o no. Y entonces comienzan a hacer su propia voluntad, ¿hay
alguien que me puede desmentir en esta mañana?....
Leal en el espíritu es ser tan Uno con El, que Yo y el Padre Una cosa somos; el
que me oye a Mí, oye al Padre; el que me ve a Mí, vea al Padre; el que me obedece a
Mí, obedece a mi Padre: el que no me recibe a Mí, no recibe a mi Padre. Eso es ser
leal en el espíritu.
Por eso es que el Padre dijo: “mira Hijo, Yo no estoy en condiciones de juzgar,
todo el juicio te lo doy a Ti, Tú juzga”, ¿no dice eso la Escritura?, lo dice aquí hermano.
Dice la Escritura: “Porque el Padre a nadie juzga (el verso 22), sino que todo el juicio
lo dio al Hijo”, ¿lo ve?, ¿es eso bíblico?, ese es un texto, pero hay muchos otros.
Entonces tiene que obrar lo que en principio es lealtad, un amor entre Padre e
Hijo, tiene que obrar esa lealtad o este amor también. El Hijo tiene que amar a quién
quiere darle vida, tiene que obrar el amor del Hijo para darle vida. Y ¿a quién ama el
Hijo?, el Hijo ama a los que hacen la voluntad del Padre, ¡amen! No sé si me estoy
haciendo entender, pero Yo creo que si no me entiende en su mente, en su alma me va
a captar en esta hora.
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Entonces, hermano, el Hijo tiene la mente para definir quienes tienen vida y
quienes no tiene vida, de acuerdo a lo que Él quiere, ¿Amen? La mente de Él, define a
quien le va a dar vida y a quien no, la mente de Cristo es la que define; porque el Padre
no lo hace, el juicio se lo entrego a su Hijo. Entonces el Hijo toma a Hugo Villanueva, y
dice: “Hugo Villanueva, puede… no puede… puede… no puede, ¡puede!, tiene vida. Allí,
puede… ¡no, no, no!, no tiene, ¡fuera! Este puede…. Puede, ¡si puede!..., ¡vida!.... al
que quiere da vida.
Ahora, supóngase que en esta mañana esté la mente de Cristo, o Cristo aquí
instaurando su juzgado, su trono de juicio y tome desde Gary, desde allá Chico, hasta
el último de atrás, no dejando ni las criaturas recién nacidas, ni las que están en el
vientre, y las juzga y dice: “este quiero que tenga vida”, ¿sí o no?... ¿Cómo estaríamos
ante El, ahora? ¿Qué tal si se instaurará ese juicio en esta mañana?, porque hermano,
para Dios no hay dimensión de tiempo, para Dios no hay después, no hay el siglo que
viene, para Dios no hay época que viene, no hay futuro, para Dios hay “hoy”, Y si a Dios
le place hoy, instaura juicio y hoy decide si tú tienes o no vida eterna, ¡Amén!
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A quien Él quiere levanta, y lo levanta porque Él quiere. Vale la pena entonces,
estar en convivencia santa con el Hijo. Por eso dice el Salmo 2: “Honrad al Hijo, para
que no se enoje, y perezcáis en el camino”, porque es el Hijo el dador, el Hijo es el que
tiene todo el juicio en su mano. Él tiene la mente, hermano, que lo define, ¿amén?, por
eso tiene que ser tan leal ese Hijo, ¿no ve? ¡Oh!, hermano, si no fuera leal, imagínese
las injusticias que cometería, imagínese las injusticias la de cosas que haría; pero El
hace lo que la Divina Mente lo ha designado, porque Él tiene la mente para definirlo.
Ahora, esa mente definitoria, ¡aleluya!, esa mente que define a quien le da vida
y a quien no le da vida; esa mente que tiene el Hijo, hermano, esa mente es tu
Cabeza… ¿a quién le llamó la atención esto?... Si la cabeza del Cuerpo es Cristo, el
Cuerpo sois vosotros, esa mente definitoria y que tiene capacidad para definir lo uno y
lo otro, esa es la Cabeza de este Cuerpo. Y si este Cuerpo tiene Cabeza, o este Cuerpo
ha reconocido a su Cabeza, Ese es el que da vida. ¡Oh, a mi Padre le gusta esto!, sí, mi
hermano, a mi Padre le gusta que Yo diga eso, hay algo que aletea por aquí dentro,
que se alegra.
Ahora, si este Cuerpo tiene esa Cabeza, entonces ella manda, no piensa, ¡es El!
La mente de Cristo no dividida en pedacitos en cada miembro. ¿Dónde ha visto que un
hueso de la rodilla tiene cabeza para pensar?, ¿dónde ha visto que la uña del dedo
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gordo del pie tiene mente?, ¡sois parte del Cuerpo!, vosotros sois miembros, Eso dice
la Escritura, esta Escritura dice eso que: vosotros sois miembros del Cuerpo, porque
una es la Cabeza, ¡amén!
¿Hay alguno qué no está de acuerdo?, si hay alguno que no esté de acuerdo en
esta hora, avíseme para destruirlo, porque no me sirve para el Cuerpo. Si hay alguno
que no esté de acuerdo – y esto es Palabra de Dios – avíseme y lo destruyo ahora… y
usted sabe por qué lo digo, me enojo cuando usted me comienza a desafiar. Si alguien
no está de acuerdo con lo que digo, avíseme lo entierro mañana. Le aconsejo para su
bien: no me desafié, la próxima vez no se lo permito, no se lo paso. Incline su rostro
hermano, hay una vida que estuvo al borde de la condenación eterna. Ore Mario,
Mario Soliz, ore….
Ahora vamos a continuar con nuestro mensaje. Así que el Hijo tiene capacidad
para definir a quien dará vida. Por eso el Padre sujetó todas las cosas a Su Sola
potestad; esto es a su Hijo. Es una gran responsabilidad, pues lealtad, está lealtad de
espíritu entraña conocimiento exacto de saber a quién le va a dar vida. Voy a
repetirles: lealtad espiritual entraña saber exactamente a quién le va a dar vida. Como
ha podido experimentar ahora mismo, ¿cuántos me captan?, ¿lo ha entendido?
Estoy pensando algo, hermanos, estoy pensando que Jesús hizo tres
resurrecciones, si no me equivoco. A ver si ustedes me ayudan: Lazar, el hijo de la
viuda de Nahúm, ¿he?, y el siervo de Jairo, serían los tres que resucito el Señor, ¿he?
No sé si hay otro, ¿alguien más me puede ayudar?... porque si es así, hermanos, estoy
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pensando en algunas cosas que sería otro sermón; si estuviera ahí en el asiento, ya
estaría buscando textos.
Porque ser leal, en el espíritu, significa tener plena seguridad, y usted lo sabe,
porque en la materia también es así. Entonces Jesús sabía lo que era, porque sabía de
donde venía, sabía cómo se llamaba y quien era su Padre, cuál era su casa y todo; Él lo
sabía, nadie lo movida de ahí. Eso es lo que el diablo trato de meter en Jesús: la duda
que si era Hijo de Dios. “Si eres Hijo de Dios (le dijo en la cruz), bájate de la cruz y
creeremos en Ti” ¿no ve que dijo? “Si eres Hijo de Dios, bájate dela cruz, entonces
creeremos en Ti, entonces creeremos que Tú eres el Hijo”… Era un desafío a su lealtad
espiritual.
Porque El, como Hijo espíritu, sabía que podía bajarse de la cruz cundo le diera
la gana, ¿ve?, terminarían sus sufrimientos, pues, y tendría adoradores por millones. Y
se instauraría su reino, y en un mes hubieran derrocado al César, hermanos, porque
todas las fuerzas, las cohortes, los ejércitos romanos se hubieran plegado a Este que
demostró ser Dios, bajándose de la cruz cuando estaba crucificado. En un mes el César
Augusto hubiera desaparecido, y Jesús hubiera estado instaurado en Roma, como el
Emperador del mundo, ¿no fue eso lo qué Satán le ofreció?, ciertamente eso fue.
Jesús sabía que lo podía hacer, y el diablo sabía que podía hacerlo. Ya le había
dicho antes: “Si eres Hijo de Dios, adórame y te daré todos los reinos del mundo”. Y
acá se lo presenta de otra manera: “demuestra que eres y creeremos en Ti, en un mes
te sentaremos en Roma, te ponemos la triple corona y eres gobernador y señor del
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mundo”… Necesitaba ser leal, para quedarse – como decimos nosotros- en el molde.
Miro al diablo, y para despistarlo, como quién está dudando, le dice: “Tengo sed” Ese
fue un despiste que le hizo al diablo, y entonces el diablo dijo: “lo tengo, corran,
traigan incienso, traigan vinagre, traigan mirra, hagan una mezclita, denle para que se
le calmen los dolores, para que le baje la fiebre y con la mente tranquila va aceptar”…
Se lo trajeron, cuando Él lo olió, miro al diablo: “Consumado es”… Demostró lealtad.
Fue la parte, el trance más difícil, fue la parte más dura de Su lealtad, pero
cuando lo miró, le dijo: “Consumado es”. El diablo bajó la cabeza y supo de su derrota,
por fin mordió el polvo de la derrota, porque cuando creía que Jesús estaba vencido,
fue cuando Jesús fue más poderoso…. Y eso ha pasado con este pueblo.
“¿Seré predestinado?, ¿por qué soy dominado siempre?.. Y cuando estás más
débil, no argumentes, no discutas, no clames, no gimas, pronuncia dos palabras:
“Consumado es, consumado es”… “Me sometiste a toda presión, pero consumado es,
¿soy predestinado?, ¿soy?”…Sí Señor. Todo está bien, consumado es.
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Estemos orando:
Que Dios les bendiga, hermanos, creo que esta Palabra es una esfera espiritual
superior, en la que estoy seguro, muchos de ustedes van a comenzar a vivir. Dios les
bendiga.
(Mañana)
“H I J O DE H O M B R E”
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Nuestras Biblias en el evangelio de Juan, en el capítulo 5, en los versos 22.-
Por eso, en esta noche, nuestras almas se abren ante Ti, listas para recibir
esta Palabra que ha impactado en los corazones, Señor; ahora está impactando en
los espíritus. Dame gracia para seguir haciéndolo. En el nombre de Jesús. Amen.
Asiento, hermanos.
Habrá, usted, podido notar que este sermón lo estoy predicando sin apuntes.
La razón, hermanos, es que como el Señor me lo dio ha mucho tiempo, conozco, están
grabadas en mi alma todas las palabras y los pasos que debo dar; y no temo equivocar
el sendero, puesto que es Palabra de vida.
También habrá notado usted, que ya hemos dejado atrás los versos 19, 20 y 21;
se habrá dado cuenta que esos tres versos ya lo hemos dado al Pueblo.
Y, cuando estaba El solo como atributo, cuando ni la nada estaba con El,
entonces, de lo que no se ve comenzó a ser lo que ahora es visible. Desde aquel ignoto
pasado, desde aquel inalcanzable reflejo de eternidad, El comenzó a dar vida hasta
que, habiendo dado vida a seres espirituales, comenzó a acercarse y creo la materia.
Cuando creo la materia, hizo soles y lunas, hizo estrellas y astros, planetas,
constelaciones; todo lo creo. Y todo lo creo con vida.
Y les voy a decir algo: Todo lo creo con voz, todo lo creo con melodía, con
música, y cuando todo estuvo creado: astros, planetas, todo lo creado en el
firmamento, en el Universo todo; cada una de las cosas creadas, omitía su propia
melodía. Así por ejemplo, la Tierra, da un sonido musical; la luna, otro, el sol, otro;
Venus, otro; Saturno, otro; Plutón, otro; Mercurio, otro… todos. Cada uno dio su
propio sonido musical, y cuando los sonidos musicales del Universo comenzaron a
entender, he aquí que el Creador no solo había dado vida, sino que una Sinfonía de
alabanzas brotaba de cada cosa creada.
Y usted sabe, si usted golpea un hierro, suena diferente a una lata; si golpea
una lata, suena distinto al aluminio; si golpea un aluminio, suena diferente al vidrio; si
golpea un vidrio, es diferente al sonido de la piedra; y así. Cada uno tiene distinto son.
Pero todos, aunados en uno, hicieron Sinfonía y alabaron al Creador.
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De allí que el Salmo 150 dice: “Todo lo que respira alabe a Jehová”… Jehová, el
Gran Yo Soy, el Eterno, el Gran Arquitecto, el Divino Diseñador, Principio y Fin de todas
las cosas; porque en Sí encierra el Principio y también el Fin de todas las cosas; porque
en Sí encierra el principio y también el fin de todo lo creado. De modo que para saber
lo creado, usted tiene que ir al Gran Yo Soy, y para conocer el fin, usted tiene que ir al
gran Yo Soy. En Él está el principio y fin de todo.
Y, a través de las eternidades, desde que Adán fue creado, que no sabemos
cuándo fue, en qué ignotos, en qué remotos siglos y milenios…. El comenzó, hermanos,
a empequeñecerse hasta venir a morar en el hombre, en forma permanente.
Y, así llegando a hoy domingo 16, de un año 78, de un mes cualquiera, Él quiso
vivir en un cuerpo. Ante ese Gran Diseñador, ante ese Soberano Arquitecto, ante ese
Eterno Yo Soy, ante Ese. Nunca pasado, hoy; estamos ahora, en este instante, aquí…….
¿Es usted leal?... si estamos ante El, ¿es usted leal?... su lealtad, hasta donde
llevamos hablando lealtad, ¿la está viviendo?; porque no es utópico, no es fantasía, no
es ilusión, es realidad tangible. Él dijo: “El espíritu no tiene carne, pero el Dios en
quien ustedes creen como su Salvador, sí, Tóquenme, Yo mismo Soy”… El espíritu no
tiene carne ni hueso, pero el Dios de ustedes sí tiene; arrímese y mírelo, tóquelo si así
le parece. Y aun el que estaba dudoso: “Acércate, mete tu dedo aquí, donde tengo las
heridas de los clavos, extiende tu mano y métela en el costado herido y vas encontrar
que es carne palpitante”…Ese es el Dios a quién tú le sirves.
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Rey de los judíos, el que vosotros decís que es el Cristo”… “Nosotros no decimos, Él lo
dice”… Pero El, vino a este mundo, y recuérdelo: por mensaje celeste está establecido
que no sería el Cristo, sino sería Jesús, nuestro Salvador, ¿lo ve?
Y dice: “Porque el padre a nadie juzga”, de modo que tú no serás juzgado por
el Padre”. Por eso es que El no trae juicio ni condenación, por eso es que tú no le oyes
condenar. “El Padre a nadie juzga”. Así que, si en esta noche, el Padre estuviera aquí,
seguro estoy que a todos los que estamos presentes, nos daría vida.
Dice: “Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo”…
Porque el Hijo hermanos, es el que sabe a quién debe darle vida; Él sabía desde el
comienzo, que había unos que merecía vida y otros no, había unos que debían vivir y
otros que debían terminar siendo eliminados.
Entonces la seguridad que nosotros debemos tener, es, no que el Señor haga
descender sobre nosotros su mente, sobro cada individuo, sino que la seguridad que
debemos tener, es: que Dios una la cabeza al Cuerpo. Y cuando la Cabeza este unida al
cuerpo, entonces tendremos la mente de Cristo. Y esa mente decidirá lo que el Cuerpo
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hará; dónde irá, cómo caminara, cuándo subirá, cuándo soltara amarras, cuando irá a
las bodas del Cordero; todo lo decidirá la mente. Pero no usted en forma individual,
¡no, no!, una sola mente, la mente de Cristo que es la cabeza de este Cuerpo, del
Cuerpo del cual vosotros sois miembros.
¿No dice la Escritura que vosotros sois miembros del Cuerpo?…. Entonces,
miembros del Cuerpo: no pidan ustedes la mente de Cristo, porque la mente está en la
Cabeza, no está en las rodillas, no está en ninguna otra parte, sino en la Cabeza. Y
cuando la Cabeza se une al Cuerpo, tenéis la mente de Cristo
Esa mente tiene capacidad para juzgar, Él sabe definir quien tiene vida y quien
no. Ahora, para que esto sea definido, debe existir lealtad de espíritu.
Y Jesús, hermanos, fue tal leal en el espíritu, que cuando el diablo, en Mateo 4,
recién bautizado y comenzando su ministerio en Mateo 4; el diablo quiso meterle a Él,
el espíritu de la duda: “¿Eres Hijo de Dios? ¿Sí o no? Demuéstramelo convirtiendo
estas piedras en pan”… “¿Pero, realmente tú serás Hijo de Dios?”…. Y durante treinta
y tres años y medio años, el diablo persiguió a Jesús insistentemente con eso de la
duda, a ver si podía insertarla en el Señor; ¡nunca lo logro!
Jesús, había recibido poco antes la tentación: “Todos los reinos del mundo te
los doy, si me adorares”… y aquí otra vez está tentado, fuerte es esa tentación. Jesús,
mira al diablo para hacerle creer que vacilaba, dijo: “Tengo sed”, el diablo
entusiasmado, para que la fiebre de la agonía cediera: “¡Corran!, traigan mirra con
vinagre, empapen una esponja, póngansela en la boca; cuando le baje la fiebre,
entonces Él va aceptarme”….Cuando le metieron la esponja en la boca, torciendo la
cara, miro al diablo: “Consumado es”…..
Tan leal fue, que rechazó todos los reinos del mundo, toda la gloria, todo el
poder, toda la grandeza que el diablo le ponía sobre sus manos, El la rechazó por la
lealtad que le debía a su Padre en el espíritu. Y cuando el diablo creyó vencerlo, en la
debilidad, en la máxima flaqueza de su carne, broto más fuerte su lealtad que todas las
cosas.
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Creyente, tú, todos los aquí presentes, hemos pasado por la misma tentación:
“¿Seré yo predestinado?, ¿realmente podré yo hacer el rapto?, ¿el Señor me habrá
desechado?”…. Y cuando parece que tú estás vencido, cuando parece que la derrota es
inminente, cuando parece que todo está en tu contra, cuando alzas los ojos al cielo y
dices: “¡Dios mío!, ¿Por qué me has abandonado?, ni siquiera Tú respondes a mi
oración, ni siquiera Tú escuchas mi plegaria. Tanto he pecado, tan desleal, tan falso he
sido”
Cuando parece que el diablo por fin ha insertado en tu alma la duda que no
pudo meter en el alma de Jesús, y comienzas a luchar con este terrible pensamiento:
“Yo no soy hijo de Dios, si fuera, no me dominarían todas las cosas que me dominan”…
Y cuando estás en ello, cuando has caído en un terreno de bajeza, de ignominia, de
canalla impía; cuando parece que por fin, has sido cencido por el adversario, te lo dije
esta mañana y te lo reitero ahora: no argumentes, no gimas, no clames, no discutas,
¡no! Pronuncia la fórmula mágica, estas dos palabras: “Consumado es”…
El diablo no podrá en contra de esa fórmula bendita, dicha por el más Leal de
todos los que han existido, cuya lealtad – y déjeme decirlo -, nos alcanza a nosotros
como sombra; porque El conoce que nosotros no somos leales, aunque nos ha puesto
dentro una dosis de lealtad, aunque ha puesto dentro de nuestra vida, hermanos, ese
atributo maravilloso de lealtad; nosotros no lo hemos sido. Delinquimos, flaqueamos,
mentimos, engañamos, falseamos; como El conoce eso tomándonos, de repente….
Aunque nuestra boca no quisiera decirle, esa fórmula vendrá a tu vida.
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“Pero mi carácter, mi boca, mis pensamientos, mi mente, lo que yo he vivido, lo
que yo he sido” No argumentes, di: “Consumado es” Porque si Dios hubiese querido
elegir a un ser santo, un ser espiritual para vivir, hubiese elegido un Arcángel, un
Querubín, un serafín; pero te eligió a ti, pobre y débil mortal, para que en las flaquezas
de tu carne, su potencia se haga perfecta, y para que en los vasos de barro, la gloria del
Rey brille y la gloria sea toda de Él.
Así que, por predestinación tú eres leal, por predestinación tú eres triunfante,
por predestinación tu espíritu es leal. Y esto funciona así: la materia es la sombra del
espíritu y la lealtad del espíritu se refleja sobre tu materia. De modo que cuando el
espíritu de cada uno es leal: tu palabra, tu andar, tu vivir, tu hacer, tu actuar, tu mirar,
será leal, leal y único. ¡Oh!, tus ojos estarán sobre El, tú mente estará sobre El y tú no
podrás hacer cosa que lo que Él hace; porque el Hijo no hace nada que el Padre no
ha hecho. Cuando tú eres leal en el espíritu, tú harás lo que Él dice; no defeccionarás.
Oyeme, tú que estas a punto de soltar amarras, tú que has comenzado a dar pasos
para salirte del Camino; escúchame esta es la fórmula de tú triunfo: “Consumado
es”…. Y en eso, todo lo que te ha agobiado, lo que te ha destruido, todo lo que te ha
herido, terminará.
Y dijo Jesús: “Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo”.
Y ahora permítame decir que, cuando el Hijo pronuncie juicio es el juicio del Padre;
porque el Padre entregó todo el juicio al Hijo. Y en esta noche puedo decir con
integridad, respaldándome en esta gloriosa Escritura que da testimonio de La Palabra,
puedo decirle ahora: Sí, tú has sido juzgado, Dios en esta noche te ha juzgado.
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este lugar in antes Dios haberte juzgado, te juzgara por su Hijo. Y ahora, sentencia será
dictada.
“Todo juicio dio al Hijo”. Y ahora, aquí ante el tribunal, “Cristo es la Respuesta”,
en presencia de Dios, el Juez, ¿puedes pararte y alegar tu causa?, ¿puedes argumentar
tu defensa en esta noche?... Y Él, juzgándole, dicta sentencia. Ha tomado a “Cristo es la
Respuesta”, y aunque parezca esto una especie de drama, Yo voy a decir: esta es la
realidad.
Escúcheme con atención: almas que tiemblan, vidas cuyo modo de vivir y ser,
da pie para que sean sobrecogidos de terror en este instante, escúcheme: Cristo a
juzgado a “Cristo es la Respuesta”, y esta Mente definitoria ha traído juicio en esta
hora sobre “Cristo es la Respuesta”, y esta es la sentencia…Él ha tomado cada vida, una
a una. A un lado está el acusador diciendo todo lo que tú eres, todo lo que tú has
hecho, todo lo que tú pensaste hacer, todo lo que tú has venido actuando durante este
tiempo, te lo está descubriendo ante el acusador. Y el acusador está ahí afanado,
echando sentencia sobre su vida.
Ahí está el Juez. ¿Qué hará tu vida?, ¿qué hará contigo?, ¿cómo te puedes
poner ante Su Presencia en esta hora, tú que saliste del culto de esta mañana y
continuaste con tu soberbia, continuaste con tu carnalidad, tus mentiras, tus
hipocresías?... ¿Qué pasará de tu vida?...Oye la sentencia. Cristo, quien tiene
capacidad para juzgar, a juzgado a “Cristo es la respuesta”.
Y Yo he tenido una visión tocante a esta hora, de este culto, en esta noche,
hace ya muchos años, y Yo creo que esa visión se va a cumplir exactamente en esta
hora….
Iglesia, habéis sido juzgada, Él dictó sentencia sobre ti. Así que ahora dale la
gloria, bendícelo, glorifícalo, ven y derrama tu alma en alabanzas. Adórale, dale la
gloria….¡Gracias Señor!...
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Paréceme ver otra vez, ha igual que en Cochabamba, las dos columnas de
ángeles: unos cantando: “¡Santo, Santo!”, y otros: “Llena está la tierra de tu gloria”…
porque Él te ha elegido para vivir en ti.
(Noche)
“H I J O DE HOMBRE”
Realmente, Dios sea loado en esta noche. Y quizá, hermanos, no recuerda bien
el coro, tal vez porque no lo ha cantado con unción, me gusta cantar ese coro porque
es un canto de libertad.
Mire hermano, tantas cosas que nosotros hemos venido haciendo, hasta
merecer condenación, y que de repente, graciosamente, porque Dios quiere, porque le
ha placido darnos a nosotros la vida y la vida eterna; es más de lo que nosotros
podríamos apreciar, ¿verdad? Y pienso, hermanos: necesitaríamos nosotros darle loor
a Él, la gloria y la alabanza.
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La Biblia dice: “Los gorriones y las golondrinas hacen nido en Tu casa, Señor”,
¿qué no haremos nosotros?... Oh, usted debería acercarse más para estar cerca del
Señor, para estar en comunión con Él y no para darle el sacrificio a los tontos, como
dice la Palabra. Porque ahí en la puerta, generalmente, a veces (no generalmente),
pero muchas veces, viene gente a criticar solamente. Yo no desconozco que en la
puerta, muchas veces, hay gente que va por allí y empieza a hacer chistes, a hablar
tonterías, mientras la Palabra se está derramando para bendición del pueblo, ¿no?, y
usted no se quede allí, porque entonces usted se hace partícipe de esas bajezas que la
gente hace en la puerta, ¿ve?
Ahora, no digo esto por las hermanas que tienen criaturas pequeñas, eso está
bien. Pero usted, debería estar más cerca para oír, que para darle sacrificio a los
necios. Cuántos necios y cuantas necias se quedan en la puerta para coquetear, para
reír, para bobear. Usted como hijo de Dios debería estar más cerca del Señor.
52
En realidad Tú nos has demostrado lealtad, Señor, lealtad a Tú plan, lealtad a
Tú propio Palabra, lealtad a Tú propio Ser, lealtad, Padre Santo, hasta más allá de la
muerte, hasta más allá de la condenación, hasta más allá del exterminio, más allá.
Tú nos has demostrado lealtad y por esa lealtad tenemos vida, y por esa lealtad
tenemos eternidad.
Bendito seas en esta hora, a Ti, porque eres digno, digno, Señor. Gracias,
Padre. Amen y Amen.
¡Sí! Y Él dice: “Yo los celé con celo santo”, porque su Amor, hermano, quiere
que tú hagas a Él su absoluto, leal para Él, hombre y mujer, ¿amen?, soltero y casado,
nada tiene que ver; viudo, no importa, nada tiene que ver. Tenlo a Él.
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mi hijo, y si me falta mi hijo, mire Pastor, yo no sé qué me pasaría sin mi hijo”, ¡ámale a
Él ¡ Entonces contempla a Dios.
Quizá usted hermano, está molesto con su mujer, y dice: “por qué yo me
casaría con esta gorda, o con esta flaca, con esta negra o con esta blanca”…. Mira,
hermano, Dios te ama a ti, no te importe otra cosa en esta hora. Tú estuviste ante el
tribunal eterno de Dios, tú estuviste allí: ¡ya no hay condenación! “Porque ninguna
condenación hay para los que están en Cristo”, y Yo sé que tú estás en Cristo. Es que
tiene que entender esto.
Antes que sigas hermanos, antes que sigas, siéntelo, no lo cantes simplemente
porque sabes el coro. Mira, hermano, si no hace impacto en ti, no cantes, ¡no!, en esta
hora estamos siendo Palabra viva. No cantes porque lo sabes, ni porque tienes una voz
hermosa, ¡no, no!, tú siente en ti: “Él me ama a mí”.
Si Yo fuera el Gran Eterno, y me fuera uno por uno, y les dijera: “Yo te amo,
mira cómo te amo”… si fuera por cada uno de ustedes, mire sería maravilloso,
¿verdad?, sería algo sublime. Bueno, eso es lo que ha hecho Dios, ¿he?, ¡sí, hombre!,
¡sí mujer!: Él te ama.
No sé si habrá uno o una en esta noche, que diga: “y a mí qué me importa que
Él me ame, ¿para qué quiero el amor de ese viejo?, yo quiero un muchacho joven con
quien hacer futuro, ¿para qué yo quiero el amor de ese viejo?, un viejo acabado, un
viejo que termino. Yo quiero un futuro, yo quiero abrirme camino en la vida, formar mi
propia situación, gravitar por mi peso, abrirme camino, demostrar que yo valgo”… No
creo. ¿Habrá alguno así en esta hora?... si hay alguno que piensa de esa manera, no
diga lo que Yo quiero que usted diga. Pero usted va a decir Conmigo, si siente lo mismo
que Yo: “Maravilloso es, cuando pienso que Dios me ama a mí”….
Asiento hermanos.
Pero Melquisedec es sin padre, sin madre, sin linaje; o sea, no se le puede
seguir su árbol genealógico. De qué nacionalidad es, sin principio, sin fin, sin padre, sin
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madre. “¿De qué nacionalidad es Usted?, parece peruano por su manera de hablar,
¡no, no! Más bien chileno, ¡no!, argentino, ¡qué se yo!; parece uruguayo”… Sin linaje,
¿ve?
Ahora, “para que todos honren al Hijo como honran al Padre”… Y Yo estaba
repitiendo en mi mente, mientras Pastor hacía la primera parte, Yo estaba repitiendo
aquella expresión sublime: “bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo”, y
cuanta maravilla, ¿verdad?, ¿usted recuerda aquel culto glorioso?, ¿usted recuerda
aquel culto cuando nosotros, hermanos, salimos de aquí, diciendo: “bendito el Dios y
Padre de nuestro Señor Jesucristo”… muchos al despedirse, dijeron: “bendito el Dios y
Padre”; días después continuaban diciendo: “bendito sea el Dios y Padre”. Realmente,
cómo podríamos nosotros expresar toda nuestra gratitud. Bueno eso fue.
Pero recuerde: El hizo las cosas de tal manera, que aunque es bendito el Dios y
Padre de nuestro Señor Jesucristo, y aunque los ángeles le rinden pleitesía y alabanza…
Mire hermano: hay ángeles que son muy particulares en su forma de ser, son muy
peculiares: tienen tres pares de alas, tienen unas alas aquí, tienen otras alas en medio
y tienen otras alas en los pies; son seis alas que tienen algunos ángeles. Y estos ángeles
sublimes que no vienen a la tierra. No, no, ellos no descienden a la Tierra; a la tierra
descienden solamente los ángeles que tienen dos alas. Pero no voy hablar de ángeles
ahora, es para aclararle sólo un concepto.
Estos ángeles superiores que tienen seis alas, es la máxima expresión del
hombre antes de ser Dios, ¿he? “¿De dónde lo saco, pues, Pastor?”, seis es número de
hombre, hermano, y estos ángeles con seis alas están directamente al servicio de Dios,
¿ve? Están allá.
Y dice la Biblia que son tan reverentes, que son tan respetuosos, que con dos
alas se cubren el rostro, con las dos otras se cubren los pies y con las otras dos se
mantienen en el aire, vibrando como los colibríes, rindiéndole alabanzas a Él. Estos
ángeles son los que en el cielo cantan eternamente – escuche esta palabra - ,
eternamente: “Santo, Santo, Santo”, y los otros les responden al otro lado: “que nos
has redimido para Dios con Tu sangre, digno eres de tomar la gloria, la honra, el
poder, el señorío, la majestad”…
Estos ángeles, estos seres celestiales, estos sublimes ángeles le rinden culto al
Padre, porque es bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Era Dios, pero
fue Padre de nuestro Señor Jesucristo. Me gustaría explicárselo, pero no voy a decir
eso tampoco.
Pero, sea bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo; cuando dice “de
nuestro”, los circunscribe a nosotros, no lo deja desglosado o librado a todos. “Nuestro
Señor Jesucristo” “bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo”… bueno, del
tuyo, del tuyo, del tuyo, del mío; bueno, “del nuestro”, ¿he? Habrá alguno que a lo
mejor no lo tiene, pues para él, no.
Pero ya: estos ángeles, eternamente, hermanos, como allí no hay noche, ¿no
ve?, eternamente ellos están alabándole y reconociendo que Él es digno de toda
alabanza, de toda honra, de todo poder, se todo señorío, de toda potestad, de toda
gloria. Bueno, ellos están reconociéndole eternamente.
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Ahora, pero un día, el Padre, ¿he?, un día el Padre, por ese acto sublime, dijo:
“Haber, ven Edgar, tú eres mi hijo, tú tienes mí mismo grupo sanguíneo, tú tienes mis
mismos genes, eres sangre de mi sangre, carne de mi carne, hueso de mi hueso.
Bueno, ven Edgar, tú eres mi hijo. Ángeles, ángeles que me veneran y alaban día y
noche, eternamente, escúchenme: Edgar es mi hijo, y como ustedes me honran a Mí,
hónrenlo también a él”… A partir de ese momento, Edgar, que estaría representando a
“Cristo es la Respuesta”, recibo toda la honra igual como el Padre.
Dice: “Para que todos honren al Hijo como honran al Padre”, ¡amen!
Ahora, dije que estos ángeles con seis alas, es la máxima expresión del hombre
de ser Dios. Pero por sobre esos ángeles sublimes y maravillosos, por sobre ellos está
el Hijo. Porque estos ángeles honran también al Hijo, como honraron al Padre, ¿lo ve?
Entonces, el Hijo está en la misma exacta categoría del Padre, y estos ángeles
maravillosos también lo honran a Él, al Hijo, igual como honran al Padre.
Y, hermanos, la Biblia dice que los seres celestiales que estaban coronados,
porque hay algunos cuantos coronados allá en la eternidad, se sacaron sus coronas y
las echaron a los pies del Hijo, se pusieron de rodillas y se postraron sobre sus rostros,
y le adoraron, porque Él era digno, Ahora, escuche: el Padre es digno de recibir toda
honra, gloria, potestad, autoridad, señorío, el Padre es digno; el Hijo también es digno,
¡amen!
Y hermanos, nosotros a partir del domingo, porque a Dios le plació ser leal a su
propia Palabra, no en la carne, en el espíritu, porque a Dios le plació ser leal en espíritu
a su propia Palabra, hizo que tú, ¡cada uno!, estuviera en el mismo lugar para ser
honrado igual que el Padre.
Ahora, por eso es que Yo sé lo que sigue, por eso es que Yo sé lo que va a pasar
en esta noche, aquí, ¿vio?
Porque, hermano, para que todos honren al Hijo como honran al Padre…
¿Quién de ustedes, hermano, que comprendió exactamente lo que el Señor hizo el
domingo, no ha tenido alabanzas y glorias para Él?, ¿quién de ustedes no ha
comenzado a vivir cada minuto de cada día en continua alabanza?, en cada mesa, en
cada dormitorio, en cada conversación. En todo acto nuestro, hay alabanzas al Señor
de la gloria. Le puedo que… con mi familia en la mesa el domingo a la noche, y mire
hermano, casi se comió por comer; pero había un nudo aquí, y había algo que brotaba
de acá y brotaban lágrimas, llanto incontenible, ¿de qué?, no sabemos nosotros,
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porque somos torpes, no sabemos expresarlo de otra manera, sino llorando. Llorando
es la única manera como decimos: “Señor, te rindo pleitesía”.
“Para que todos honren al Hijo como honran al Padre”. Mire, la misma
armonía, capacidad, amor, gratitud, todo lo que Yo siento por mi Dios, lealmente lo
siento también por usted. Estamos hablando de lealtad espiritual, y Yo no concluí
lealtad espiritual el domingo. Dios nos mostró lo que es ser leal espiritualmente,
porque antes que ustedes fueran allá, Él nos predestino para vida eterna, Y siendo leal
a esa elección, Él te ha dado vida.
Mire hermano, Yo siento el respaldo eterno a esto que estoy diciendo, hay algo
que está viniéndose ahora. Y si usted Conmigo, tuviera lo que Yo tengo, vería como se
acerca la Shequinach. La Shequinach es el pilar de fuego, es la columna gloriosa donde
el Gran Jehová se esconde; pero sería retroceder dos mil años, ¡no, no!, estamos dos
mil años adelante, donde la Shequinach, el pilar de fuego, se hizo Hombre. Eso es lo
que ha sucedido con tu vida.
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Hermanos, nuestro cuerpo, este cuerpo de muerte, está vistiéndose de
incorrupción. Escúcheme, escúcheme: tu cuerpo que era de corrupción, corrupto,
corrupto por mentiroso, por celoso, por malicioso, por hipócrita, por manufacturado,
por mal quejoso; todo lo que usted tenía. Era un cuerpo corruptible, Dios lo ha vestido
de incorrupción. Entonces ha salido la malicia, el celo, la desconfianza, la duda, la
mentira, la coquetería, la carnalidad; eso ha salido de usted. Usted siente como
repugnancia a todo eso, “¿cómo yo pude llegar a hacerlo?”… es que tu cuerpo se ha
vestido de incorrupción. Ya el diablo no va a jugar contigo.
Po eso es que tu cuerpo está removido, por eso es que tú te sientes mal.
¡Oyeme, óyeme!: Tú no tienes ninguna enfermedad, eres completa, absolutamente
sano; tu cuerpo está removido ¡claro que sí!, pero tiene que llegar el momento que
comiencen a crecer los miembros amputados.
¡Oh, hermano!, mire, esto es Dios siendo leal a Su Palabra. Leal en Espíritu.
Ahora, ese acto sublime se operó, porque Él lo ha hecho por nosotros, ¡oh,
hermano! : ¡Leal a Su Palabra! No como usted me da palabra a mí de fidelidad y
mañana me es infiel y traicionero, ¡no! Dios es leal a Su Palabra, eternamente leal. Eso
es lo que Él ha hecho, ¿lo ve? Ahora eso es lo que Él ha hecho, y cuando lo hizo así, Él,
intercediendo por ti, te dio lo que tú no mereces.
De acuerdo a la visión, aquí tiene que pasar algo en esta noche. Cuando usted
comprenda esta verdad Sublime: que siendo parte del Cuerpo, tiene exactamente lo
mismo que la Cabeza, ¡Es del Cuerpo!, pertenece a él, está en él, ¡oh, gloria a Dios! Si
Yo Soy quién Soy, los ángeles han de manifestarse en este momento siendo (como
son) portadores de La Palabra.
Pero, déjeme hacer algo en esta noche, déjeme darles… hay algunos enfermos
que sientan el temor a la muerte aquí, como que estuviesen amenazados por la
muerte. La muerte a sido vencida y usted es completamente sano, completamente
libre.
Déjeme decirle: veo, no es que sienta, no es que imagine, veo cómo los bacilos
de tuberculosis están muriéndose ahora, porque el espíritu que los alimentaba fue
derrotado y vencido, va saliendo, ya no está. Así que todos los que estaban
amenazados por tuberculosis, óigame: ¡son libres en esta hora, son libres! Todos los
que la tuberculosis había hecho pesa en todo o parte de su vida, Yo veo que han sido
libres porque el demonio de la tuberculosis salió, ¿me oyó eso? Usted ha sido liberado,
y se pondrá fuerte y sano, nada le destruirá su organismo y recuperará su salud.
Y mire mi hermana Melgar, usted que me había pedido sanidad para su cuerpo,
voy a decirle esto: ni cáncer, ni nada, ¡Dios le ha libertado!, completamente sana y
libre, completamente sana, Dios le ha liberado. Así que comience a alimentarse como
una persona sana, no hay ya problema, Dios lo ha hecho, Él le ha dado sanidad, ¿me
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cree eso?, ¿me cree de verdad?, ¡gloria a Dios! Y usted vaya creyendo a Dios y
regocíjese en su victoria.
Estas son pequeñas cosas que Dios está haciéndole a su Cuerpo. Como cuando
a mí me crece una uña y me molesta porque l tengo larga, me la corto; o me sale un
cuerito al lado de la uña, Yo me la saco. Eso es lo que Él ha estado haciendo, sacando
esas cosas que son defectos, Él los está quitando, haciendo Su Cuerpo perfecto.
Ahora, dice: “El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió. De cierto
os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tienen vida eterna; y no
vendrá a condenación, más ha pasado de muerte a vida”….Escuche esto: “De cierto
digo”, y cuando dice: “De cierto, de cierto”, quiere decir: vendrá y no fallará, será una
cosa definida, y se realizará pronto.
“Viene la hora…. El que oye mi Palabra, y cree al que me envió, tiene vida
eterna”....Ahora escúcheme, aquí hay dos cosas: “El que oye mi Palabra”, ahora usted
puede oír la Palabra y creerla o no. Pero, “el que oye mi Palabra, y cree al que me
envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación”…. Hay un tribunal de juicio,
hermanos, al que va entrar todo mortal, para ser juzgado y no va abogado defensor
que haga variar la Sentencia una vez que ha sido dictada, pero usted puede tener la
seguridad antes de todo eso, ¿Cómo o qué debe hacer?, déjeme leerle lo que puede
hacer. Miraremos el código de ley que rige aquí: “el que oye mi palabra, y cree al que
me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación”… Hermano, eso es muy
importante. ¿Usted ha creído que es verdad lo que Dios ha hecho el domingo?, ¿lo ha
experimentado?, ¿lo ha creído?... si su “amen” es sincero, si usted lo ha creído de
verdad: usted no vendrá a condenación, no hay condenación para usted.
Yo quisiera gritar ahora, quiero darle la gloria ahora, hermano, siento un deseo
grande de gritar alabanzas a Él. Ha pasado de muerte a vida, ¿lo ha visto cumplido?,
¿lo vio cumplido?, pasó de muerte a vida…Es más de lo que tu mente puede captar, es
más de lo que tu corazón puede recibir, es más de lo que tu alma puede almacenar.
¡Déjese fluir!, en el poder de la alabanza completamente, ¡amen! Dios lo ha hecho.
¡Oh!, voy a emplear, hermano, en esta noche este término otra vez: porque ha
oído y creído, seremos UNO. Yo quiero ser como el Pastor, mi único afán es ser como
Él, llegar a la altura de Él, y luchar, así me identificaré con él”…. oíste, creíste, llegaste.
Ya nada te dominará, porque a mi nada me ha dominado, ya no tendrás precio, porque
a mí nadie me encontró precio; Yo he pagado por otros, pero por mí, nadie. Así serás
tú.
¡Oh, hermano!, esto es maravilloso, ¡gloria al Nombre del Señor!, eso es lo que
Él ha hecho para usted. Ahora, no es que lo hizo, lo hará, ¡lo hizo!, no lo hace después
porque ya es hecho, usted llegó a ser Uno, para que sean consumadamente Una cosa.
Siendo consumadamente Una cosa, ¡la misma!, no hay diferencia, ¡gloria al Nombre
del Señor! Esto es lo que hemos logrado en lealtad de espíritu, Dios nos ha traído al
maravilloso terreno de ser UNO con Él.
Ahora sí, libres por la gracia del Señor, llegaron a ser Uno con Él, teniendo todo
poder, Oh no tiene fin esta grandeza y podíamos seguir, pero se ha ido la hora, y usted
debe regresar a su hogar y vive lejos.
Estemos orando:
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H I J O D E HOMBRE
Y anoche, introduciendo el estudio de ahora, dijimos algo como esto (para los
que no estuvieron anoche): hay en lealtad tres etapas: material, lealtad de espíritu, y
ahora lealtad divina.
Cuando hablamos de lealtad, nosotros vimos cuántas cosas nos faltaban para
ser leales, ¿verdad?, y hubo una reacción en mí pueblo cuando termine de hablar de
lealtad; esta reacción les llevó a ustedes a confesiones, a arreglos en sus vidas
cristianas. Y muchos llegaron a Mí – y eso fue para Mí una verdadera alegría -, me
decían: “Pastor, en realidad yo no sabía lo que era lealtad, hasta ahora no he vivido;
pero quiero comenzar a vivir”… Muchos, hombres y mujeres, me dijeron lo mismo.
Ahora, como Dios es leal en espíritu, pero esta lealtad espiritual Él no la puede
mostrar, a menos que tenga en quien mostrarla. Y no la va a mostrar, pues en un árbol
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, no la va a mostrar en un estuco, tampoco en oro, en plata o en cualquier
metal. Dios tiene que mostrarla en algo en algo que reaccione, aunque también los
árboles reaccionan, ¿verdad?, usted le da un hachazo a un árbol, y lo deja, ese árbol
comienza a echar una especie de gomita que es su vida, su savia; y con esa goma, esa
cosita ahí que sale blanquita, la savia del árbol, él trata de curarse la herida. También
reacciona.
Pero Dios hermanos, no va esperar una cosa semejante, para eso eligió dónde
vivir, Dios no puede vivir en materia inerte, Él necesita vivir en cuerpos, en entes, con
conciencia, con plena certidumbre de individualidad, ¿he?, porque Dios es el campeón
de la individualidad. Él no trata con nosotros como trataría con un montón de
máquinas, aunque quizá la cibernética salió de Dios, “porque toda buena dádiva y
todo don perfecto, emana del Padre de las luces”…
Dios no nos ha hecho a nosotros robot, nos ha dado una libre voluntad de
elección, o un libre albedrío – como nosotros decimos – Entonces nosotros podemos
decidir, ¿verdad?, porque tenemos capacidad para ser individuales. De allí la gran
cantidad de ideas que surgen en la mente, en las personas; de allí la explosión de
pasiones, a veces, que les lleva a hacer cosas tan terribles, o tan sublimes, ¿no ve?
Ahora, pero Dios siendo leal en espíritu busco o necesito cuerpos en los que
vivir. Y dónde mejor, hermanos, que en su imagen y semejanza, y la imagen y
semejanza de Dios no es una culebra, no es un pájaro (aunque se llame ave Fénix), no
es reptil, no es batracio, n o es pez; tampoco es el eslabón perdido y tampoco vino
proceso de pez hasta llegar a ser hombre. ¡No, no!, por más que parezca muy lógico
eso, no puede ser, porque el hombre es hombre erecto en sus dos pies, con una
cabeza sobre los hombros, igual como somos nosotros. En miles de años, y no
evoluciono, no se le puso el ojo por acá arriba, no…el hombre quedo hombre desde
que tenemos conocimiento, ¿verdad?
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conocerlo, hermanos, simplemente por utopías; nadie puede llegar amar a Dios, a
menos que lo comprenda, y para comprenderlo tiene que haber alguien que nos diga
quién es Dios, ¿amen?
Nosotros ya hemos dejado atrás la creencia que Dios es espíritu y está en todas
partes: está en el cielo, en la tierra y en todo lugar; tres personas distintas y un solo
Dios nomás. Ese credo lo hemos dejado a un lado. Porque Dios no es un monstruo de
tres cabezas, ¿no ve?, Dios no pude ser un monstruo de tres cabezas, Dios es UNO,
¿amen?, y como es UNO, el espíritu (y es el Espíritu el que da vida), entonces se mete
en nuestras vidas, en las personas. De allí que el apóstol Pablo dijo: “No vivo ya yo,
ahora vive Cristo en mi”
Ahora, si vamos a tomar el tenor católico para canonizar a los hombres, aquí en
esta iglesia, en los doscientos, o trescientos. O cuatrocientos que hubiéramos aquí,
hermanos, habría por lo menos el cincuenta por ciento de santos. Porque para que la
iglesia católica canonice a un Santo, en vida tiene que comprobársele milagros, y
después de muerto tienen que seguírsele comprobándosele milagros, pero milagros
comprobados. Y nosotros tenemos aquí comprobados científicamente, milagros, y no
solamente en Mí; hay un montón de personas que pueden mostrar radiografías con
sus pulmones nuevos, Pueden demostrar, hermanos, que habían cánceres metidos en
sus vientres y que ahora no los tienen, pueden demostrar que tumores han
desaparecido, pueden demostrar que ha habido parálisis, que ha habido poliomielitis,
que ha habido ceguera, sordera y que han sido curadas.
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Ahora, ¿por qué ha sido eso? Hay una sola explicación: El Espíritu de Aquel que
es leal en el Espíritu, no está con ellos… y llegamos al terreno del silencio… ¿Por qué
usted no puede ser leal?, porque no tiene un espíritu dentro que le capacita para ser
leal, ¿he? Volquémoslo a otra parte: una señora, una señorita, se enamora de un
hombre, de un joven; se prometen lealtad, el hombre y la mujer, ambos en el altar; el
sacerdote, o el pastor los bendice y les dice que mientras vivan serán el uno para el
otro, ¿he? Ella no se fijará más en ninguno, él no se fijará más en ninguna; llego el
momento de hacer esto. Se prometieron, se juraron, lloraron, se pusieron alegres,
hicieron un tremendo banquete, movieron el esqueleto toda la noche. A la mañana
siguiente: ella está con otro, él está con otra… ¿Dónde están los votos de lealtad?, ¿por
qué no pueden ellos mantenerse leales?, porque no hay un espíritu leal dentro de
ellos, Porque de acuerdo al espíritu que tiene cada cual, así actúa.
Así que si usted tiene un espíritu leal dentro de su vida, usted va a ser leal. Por
contrapartida: si usted tiene un espíritu desleal, un espíritu mentiroso, un espíritu
fornicario, un espíritu adultero; usted va actuar de esa manera, ¿por qué?, porque es
un espíritu que lo mueve. Y si usted es leal, no va a ser desleal, porque hay un espíritu
leal metido en usted; y ese espíritu leal le hace actuar de la manera que el espíritu este
allí, ¿ve?
Así que si usted ha sido desleal, escúcheme: hay una lealtad en el espíritu, y esa
lealtad en espíritu, Dios nos la demostró. Una persona que le hizo daño al Seño….
Yo hablaba con algunos hermanos el otro día por allí, y hay algo en el profeta,
hermano, que quiero mostrarle en la Biblia, dice; “Mira, mujer (hablándole a
Jerusalén, Dios), tú eres peor que una ramera, bajo la sombra de cualquier árbol del
monte te has revolcado con tus amantes”…. Usted lo habrá leído en la Biblia eso.
“¿Pero cómo la Biblia puede ser tan inmoral?”, ¡momentito, pues!, Dios no está
hablando de inmoralidad, así como así, ni tampoco Dios es inmoral. Pero es que El
apunta con el dedo la falla tuyas.
“Pero, ahora que tus amantes te abandonaron, y ahora que estás pobre,
enferma, abatida, desnuda (fíjese la lealtad de Dios): Yo te recogeré, o te limpiaré, Yo
te alzaré, porque te sigo amando”… ¡Esa es LA LEALTAD de Dios, hermano!, ¿no ve?
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Dios es tan maravilloso en este sentido, ¿verdad? Mire, esta lealtad de Dios, de esa
manera, nos la ha puesto dentro a nosotros.
Y Yo dije a algunos hermanos: Yo peleaba con Dios: “Pero ¿cómo Dios, Tú,
puedes hacer eso? ¿Cómo Dios, Tú, puedes tener tan poco criterio, tan poca moral?,
Yo no quiero a un Dios tan inmoral”… Hasta que llegué a ser Palabra caminando.
Cuando llegué a ser Palabra viva, entendí a Dios.
Ahora, eso a usted no le da pie para lanzarse a pecados sin nombre, eso no le
da pie a e para que sea desleal, coqueto, coqueta, falso; no le da pie para eso. Antes,
pues por el contrario, conociendo la lealtad de Dios, y que Él ha puesto ese Espíritu en
nuestra vida, deberíamos vivir en santidad y lealtad.
Entonces, Dios nos demostró lealtad, ¿Cuándo? , cuando dijo: “Todos están
condenados”, ¿usted lo recuerda? … “Todos están condenados, no hay esperanza para
ustedes” Entonces Él se paró en el juicio, y dijo: “Tienes razón, todos están
condenados, no hay uno solo que sea leal. El que no miente, falsea, el que no falsea…
bueno, son desleales, no tienen ninguna esperanza. Sabiendo que son condenados,
sabiendo que merecen la muerte, sabiéndolo así y viéndoles Yo, serme infieles, ¡Yo les
doy vida eterna”…
Bueno, partamos de eso, desde ahí partamos. Dios no dijo esto: “Yo les limpio
completamente, les declaro perfectos, y en seguida les doy vida eterna”, ¡no Señor!,
sino que dijo: “Conociendo cómo son, sabiendo cómo son, viéndoles todo lo malo y
perverso que son, Yo les doy vida eterna”… Escuchen: queda entonces por demostrar
si usted es leal o no.
Si Dios hubiera dicho: “Yo los hago perfectos”, el problema hubiera estado
resuelto; pero Dios no hizo así. Dios dijo: “Conociendo cómo ustedes son, aún como
ustedes son, Yo les doy vida eterna”… Nos dio vida eterna porque le dio la gana, ¿no es
cierto?, pero queda por demostrar a nosotros si tenemos lealtad dentro, sí o no.
“No le entiendo, Pastor”, se lo voy a aclarar: Dios no nos metió la mano allá
dentro y nos sacó la malicia, el celo, la contienda, la discusión, la torpeza, el mal
carácter, la mentira, la falsedad, el orgullo, la soberbia. Dios no nos sacó de dentro la
malicia, no nos sacó la desconfianza, la incredulidad, la duda, no nos sacó de dentro la
carnalidad en todos sus nombres y gamas; no nos sacó la concupiscencia de la carne,
de la mente, de los ojos. Dios no nos sacó eso. Todo quedó ahí, todo está ahí; Dios no
lo movió, lo dejó, Dijo: “Bueno, así como son, les doy vida eterna”
Entonces usted tiene lealtad divina. Escúcheme: usted tiene un grano, una
planta de trigo en potencia: Dios le dio lealtad. Entonces usted es leal en espíritu, en
potencia: Dios le dio lealtad. Entonces usted es leal en espíritu en potencia; ¿qué tiene
que hacer?, cultivarlo, ¿me capta cómo es?
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mentira, voy a apartarme de la hipocresía, voy a dejar la manufactura, voy a dejar la
carnalidad, voy a apartarme de la traición, dejo la malicia, dejo la disensión, me aparto
de la incredulidad, dejo la desconfianza, quito la murmuración; la saco de mi vida”… Tú
estás demostrándole a Dios tu lealtad.
Pero no te puedes quedar sentado. “¡Ah!, bueno, Dios me dio vida eterna, ¡que
feliz!, Dios me dio vida eterna. Gracias a Dios! Todos mis problemas están resueltos”…
Predestinación es responsabilidad, y vida eterna es doble responsabilidad; porque tú
tienes que demostrarle a Dios que eres leal. Esa es tarea tuya.
Bueno, comenzó a suceder, no hay duda que sucedió, fue como la visión. Pero
de ahí en adelante, deben pararse y marchar por la senda de la lealtad, ¿me capta? A
partir de ese momento comienza su verdadera demostración.
“Pero, ¿cómo, si Dios me lo quitó, por qué es que estoy todavía en ello?... Dios
no te lo quito, te dio vida eterna para que tú demuestres que eres leal.
Por eso algunas vidas, Yo las he tomado de los hombros, y les digo: “El tiempo
apremia, no queda tiempo! Hora que pasa, hora menos que tienes; día que se va, día
menso que tienes para demostrar que tú has triunfado. ¡Muévete! ¡Apresúrate!”…
“Pero, ¿cómo?, si Dios me dijo esto, si dios me dijo lo otro, si Dios me dijo aquí, si Dios
me dijo allá; bueno, mi problema está resuelto” ¡No!, ¡no! Tienes que demostrar que
Dios ha puesto Su espíritu dentro tuyo, ¡Corre!, apresúrate!, ¿amen?
Y toda esta semana (déjeme decírselo así), en base a las preguntas que me han
hecho un montón de hermanos: “¿Por qué he andado tan mal?”… Ha sido por la
deslealtad, por la mentira, por la falsedad; por vivir siendo carnales; por seguir con sus
contiendas, con sus dudas, con sus incredulidades, con sus desconfianzas… “¿Por eso
es que estoy así? Y no es de uno, no es de una.
Es que mi pueblo necesita demostrar a Dios, a usted mismo y a Mí, que hay
lealtad en su vida. Lealtad, para que con toda sinceridad – porque lealtad nos lleva a
sinceridad, lealtad nos lleva a conocernos a nosotros mismos-, para que con toda
sinceridad y conocimiento propio, vayamos a la presencia de Dios y le digamos: “Señor
esto es lo que falla en mi vida, y yo le voy a echar hacha a esto”… Pero, si Dios me
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resolvió el problema. Así que yo me confío en esa palabra, yo me aferro a esa palabra,
yo me quedo con esa palabra, yo me quedo con esa palabra”… ¡Quédate con esa
palabra, cree esa palabra; pero vívela! ¡Amen! Yo creo que me entiende, ¿verdad?
Ahora, eso es lo que Dios ha hecho: te dio vida que tú le demuestres que eres
leal.
Él espera que llegues a ser tan rendido, tan suyo; que no puedas vivir sin Él,
pues su forma de ser, de amar, espera que tú des pruebas de querer que Él te ponga
en su corazón, ya que aunque te amé y se deshaga de amor por ti, se queda esperando
que tú des un paso adelante. Esa es la lealtad divina, ¿ve?, esa es la forma de
demostrar Dios lealtad.
Dice: “De cierto os digo que el que oye mi Palabra y cree al que me envió,
tiene vida eterna, y no vendrá a condenación”… ¿Cómo fue durante esta semana? …
Yo miraba en mi Oficina hermanos, que están conmigo continuamente y que dicen
conocerme, que los he llamado por algunos problemas; me mentían con un descaro. Y
Yo les miraba y les decía: “Ah, bueno, sí; se comprende”… se salieron de allí, anchos,
diciendo: “¡Lo engañe!” Eso no es ser leal, ni con usted mismo es leal. Usted tiene que
aprender lealtad, querido. Dios le da oportunidad para que usted demuestre que es
leal. A Mí no me va a engañar, menos a Dios.
Después, todo lo quiere cubrir con una sonrisita; aparte de ser desleal, es
hipócrita y falso. Eso no ayuda a mi vida, eso no ayuda a mi salud. Es que necesitamos
nosotros lealtad ante la presencia de Dios, esté o no presente, ¿dicen amen?
Yo hablaba con un hermano que lo tengo aquí, le dije: “Mire, Yo le dije hace
mucho a su mujer que no hiciera esto a mis espaldas; ella lo sigue haciendo; va a tener
Conmigo un mal encuentro”… Y después dice: “¡Ah!, el Pastor se lleva a puro pastillas,
¡ah!, el Pastor dice que Dios es Sanador, y Él se lleva puro… ¡Hermano! Por qué no eres
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leal contigo mismo y reconoces: “¡Cuánto dolor yo estoy infiriéndole, cuántos puñales
le estoy clavando!”
Así es como nosotros tenemos que hacer, así es como tenemos que vivir, ¿me
entienden mis amados hermanos, mis colaboradores íntimos?, ¿me entiende iglesia?
Mire, hermanos, usted tiene que convencerse de esto: si Dios es el Único que
puede librarnos, ¿me entiende cómo es?, el Único que a nosotros puede decirnos:
“Bueno, mira: porque has sido leal, te arranco eso y te doy esto”… Y no somos leales
ante el Único que nos puede dar la única oportunidad… ¿Qué es lo que le está
pasando a usted que se está labrando la condenación?, ¿he?
Lealtad Divina, hermano: sabiendo cómo somos, nos dio vida eterna, ¿ve?
Y yo dije en esta semana, porque no le voy hablar del pasado, le voy hablar de
ahora: Conozco todo lo que has hecho, (he dicho así a alguien), conozco todo lo que
has hecho, y sabiendo lo que has hecho, Yo te he perdonado.
Anoche hablaba con una hermana, decía: “Pastor, ¿qué yo tengo que hacer?”,
lo que has oído desde el pulpito, ¡vive esa palabra!, ¡se leal! Y Yo le digo a toda mi
Iglesia: ¡vive lo que has oído!, ¿pero lo has vivido?, ¿lo estás viviendo? … Hermanos,
tenemos que sacar nosotros un saldo y mirar las cosas de frente, ¿sabe?, es la única
manera como vamos a mejorar: mirarnos de frente, mirarnos con lealtad, con
sinceridad, conocernos a nosotros mismos, ¡amen! Esa es la manera, sin hipocresía.
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¿Cómo pretendes engañarte a ti mismo?, ¡no seas bobo!, ¿y cómo pretendes
engañar a Dios que es Omnisapiente?, ¡no seas bobo, Tiene que haber un espíritu
inmundo del infierno metido en tu alma, para que tú pretendas engañar a Dios y
engañarte a ti mismo. ¿Cómo puedes ser tan irresponsable, tan incongruente?, ¿cómo
puede ser usted tan contradictorio consigo mismo? … “Yo me engaño a mí mismo”…
Pero, ¿cómo puede ser tan idiota? No se engañe a sí mismo, porque sabe dónde metió
“las de andar”; y a Dios usted no le puede engañar, porque Él le vio todo lo que usted
hizo. ¿Cómo, pues, pretende engañar?, ¿no ve que es una bobería eso?
Y, en mi casa, resulta chistoso: como saben que a Mí, todos los malos ratos, las
rabias, me producen mal, como saben que si Yo me molesto me hace daño, entonces,
¿sabe lo que hacen?: “Que no se entere papá, o que no se entere mi marido, que no se
entere el Pastor; que no lo sepa”, ¿he? … Y hablan por la espalda. Eso es ser desleales,
¿o no lo es? … Ese es un espíritu traidor del infierno que está metido en mi familia, por
ende en todos.
Alguien me sugiere: “Tómese unas vacaciones, Pastor, váyase por allí; usted
conoce todo Sudamérica, busque el mejor lugar, el lugar donde estaría mejor; váyase y
descanse un mes”… Hermanos, ¿si algo quince días, y catorce días me traicionan?,
¿cómo quiere que viva tranquilo?, ¿se da cuenta? …
¡Oh!, Yo recuerdo en el viaje que hice a Chile, todavía iba volando en el avión,
todavía ni había aterrizado en el primer aeropuerto, cuando ya se había soltado la
lengua y todas esas cosas. ¿Cómo usted cree que me iría tranquilo?, ¿he?, y ya se
había hecho disparates y medio.
No, es que nosotros tenemos que ser leales; Dios nos ha puesto dentro a
nosotros capacidad de lealtad, ¿por qué no deja que eso se desarrolle, hermanos?
Tenga al Divino en su vida, usted va a llegar a ser leal, leal de verdad; ¡pero leal, leal
como Dios quiere!, no leal a su criterio, no leal a su manera, no leal a lo que usted se
imagina, sino leal – les dije anoche-, no está Escritura; ésta da testimonio de La
Palabra. Y la Biblia dice: “El que oye mi palabra”, y si La Palabra está de pie sobre la
tierra, y Yo sé que está de pie sobre la tierra.
“El que oye mi palabra”… pero lo que pasa es que usted está oyendo al pastor,
y se va a vivir como mejor le da la gana. Eso es lo está llevando derechito a la
condenación, y por lealtad divina se lo digo; de lo contrario, le podría endulzar la
píldora y usted estaría llorando de emoción ahora. Pero Dios es leal, y por lealtad
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divina le digo: el sendero que lleva, lo está conduciendo a la condenación, y lo está
apartando a pasos agigantados de Mí.
Escúcheme: cada minuto que pasa lo está alejando más de Mí, “Y qué me
importa, pues, qué me importa que me aleje de Usted, ¡total, yo vivo mi vida!”… Muy
bien, sigue nomás. Ahora, cuando tengas que lamentarlo, no digas: “¡Padre Abraham,
envía a Lázaro que moje la punta de su dedo en agua y refresque mi lengua” porque
no hay esperanza, la esperanza de arreglar esto hoy, ¿me entienden mis hermanos?,
esta mañana, ahora que estoy hablándoles.
“El que oye mi Palabra” y Yo Soy esa “mi Palabra”. Esa es la cosa: “El que oye
mi Palabra” –dijo Él-, y usted tiene que oír esa Palabra, ¿amen? Por eso es que Usted
tiene la Biblia abierta, entonces yo tengo que leerla, y yo… “mite, hermanos, no es eso,
esto es escritura, letra de molde, de imprenta. La Palabra es viva, eficaz, penetrante
más que espada de dos filos, penetra, penetra, penetra, ¿ve? Penetra hasta partir el
alma; discierne los pensamientos, las intenciones del corazón ¿No hace eso La
Palabra?, ¿no está haciendo eso?, ¿no lo está viendo ahora?.... No necesita leerlo,
necesita mirarlo, ¡Vívelo!
¿No está mirando La Palabra discernirlo en esta mañana?; ¿o usted piensa que
ha engañado a La Palabra?... Si no le ha condenado, es porque no llega todavía el
momento de la condenación; porque la condenación se la está dando usted mismo
por no oír La Palabra. Porque el que oye La Palabra, tiene vida eterna, y el que no la
oye, se condena, pues. Si usted no está oyendo, se está condenando; tiene que oír La
Palabra.
Bueno, usted levantó su mano; porque Yo les hablo a aquellos que creen que La
Palabra está de pie sobre la Tierra, a aquellos que alzaron sus manos: “¡Vivan La
Palabra!”… Los que no alzaron sus manos porque no creen que La Palabra está aquí, a
ustedes no tengo nada para darles; si quizá Dios, en la tribulación les dé algo, no sé;
allá usted.
Muy bien Entonces dice: “El que oye mi Palabra”… hermano, vamos a terminar
esa Palabra, ¿he? Esa Palabra que dijo: “Mi Palabra es luz, (¿amen?), luz que alumbra
a todo hombre que vino a este mundo”… dice hombre, dice mujer. Ahora, si Esa
Palabra está aquí, tiene que ser luz.
Cuántas veces usted llegó a oscuras: “Yo no entiendo, no veo, no, no, no puedo;
por más que lo pienso, por más que lo razono, no lo puedo captar, no puedo”… Y La
Palabra que es luz, te ha dicho una sola frase y entonces lo ves claro y piensas: “¿Y por
qué yo no lo había visto?”, porque no estaba La Luz. Pero La Palabra es la Luz que
alumbra a todo hombre, ¿amen?
¿Quiere qué aprete algo más?: La Palabra de Dios está aquí, ante tus ojos, ¡sí!
La Palabra en esta mañana está en tu boca. La Palabra esta hora en tu corazón. Por eso
es que te das cuenta de los errores que has cometido: porque está en tu corazón, en tu
boca, en tus ojos…. ¡La Palabra te discierne, y está allí!
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Si te da vida eterna, es porque la oyes y la vas a vivir; si te separas, es porque no te
importa La Palabra. ¿En cuál terreno estás tú?…
Ahora, “El que oye mi Palabra y cree al que me envió…. Y cree al que me envió”… Así
que cuando sale La Palabra, va a decir quien lo envía. Entonces usted tiene que oír La
Palabra y creer al que lo envió, esto es: La Palabra es para vivirla en la fe del que lo
envió. Salió La Palabra del Hombre que está en los cielos, ¡oiga esa Palabra, y crea al
que lo envió! ¿Amen?
Hermano, siempre he dicho a vidas: Mire lo único que tiene que hacerle llorar
es que Dios se enemiste con usted, ¿he? Cuando Dios se enemiste contigo, no pares de
llorar, si quizá conmuevas a Dios, ¿He? No llores por tus errores, no llores por tus
bajezas,… llora porque Dios se puede separar de ti.
“Yo no me quiero separar de Ti, Señor, Tú eres la Vida, Tú eres la Luz, Tú eres el
Poder, Tú eres la Unción, Tú eres la Eternidad, Tú eres Dios. Separarme de Ti, ¡Nunca!
Prefiero romper con todo y pasar de este camino de muerte; muerte es mentira,
falsedad. Muerte es todo eso; pasar de ese camino de muerte a la vida. ¡Señor, yo no
me quiero apartar de Ti” … Y eso sí debería hacerle llorar, ¡amen ¡ lo entiende? Ahora
pasa de muerte a vida.
Ahora, Dios es leal a este principio, hermano: usted oye la Palabra, vive esa
Palabra. Cree al que le envió; entonces, Él es leal a este principio “No vendrá a
condenación”… Usted puede vivir los días, los meses, los años, seguro que no va a
condenación porque oye La Palabra y cree al que le envió. Él lo pasa de muerte a la
vida en eternidad, ¡qué maravilla!
Y dice: “DE cierto, de cierto os digo, viene la hora” … Ahora, escúcheme: “viene
la hora”, y en el día, hermanos, hay hora para tomar desayuno, hora para hacer
deberes, estudiar, hora para hacer la comida, o para trabajar en un empleo; pero
también llega la del organismo que está bien regulado, algo que nos dice: “Pero, ¿qué
me está pasando a mí, haber?, ¡ah!, pero si ya es hora de almuerzo” … El organismo
que está bien regulado, que aunque usted se olvide porque estaba preocupado en su
trabajo, el organismo dentro le dice ¡ah!, pero si había sido hora de almuerzo!, ¡con
razón! ….
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pasa a mí? … ¡ah, pero si es la hora! … ¿la hora de qué? “Cuando los muertos oirán la
Voz del Hijo de Dios” Llega la hora en que los muertos oirán la Voz del Hijo de Dios… Y
yo, voluntariamente me salté tres palabras; ¿por qué?, porque viene la hora cuando
los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, ¿amen?
Viene la hora, y usted tiene dentro suyo un relojito que le dice: - aunque no
tengo donde mirar la hora-, tiene un relojito que le dice: “¡Ya!”…
Así que si usted ha estado muerto hasta ahora, y por eso no ha reaccionado a
La Palabra: “AHORA ES LA HORA”.
Por eso es que su alma tiene desesperación, por eso es que su corazón gime, y
por eso es que, a veces se siente triste y desesperado, y lo único que quiere es llorar.
“¿Qué es lo que me está pasando a mí?, que me levanté con deseos de llorar, tengo
algo extraño dentro”… Es que es la hora de oír La Voz del Hijo de Dios, no es oír al Hijo
de Dios, sino La Voz. ¿Cuál era la Voz del Hijo de Dios?, la voz del Hijo de Dios es
aquella que dijo allá en el Monte de la transfiguración: “Este es mi Hijo amado, a Él
oíd”…Hay que oír la Voz del Hijo: tiene la misma voz de su Padre, ¡amen! Hay que oír la
Voz. Ahora es cuando tienes que oír la Voz.
“Viene la hora – dijo Jesús-, viene la hora en que los muertos oirán la Voz del
Hijo de Dios, y los que la oyeren Vivirán”… “Pero, ¿cómo sabremos esa hora?”, por lo
que Dios ha puesto dentro. Pero, ¿cuándo será?, ¡ahora!, en esta mañana es.
Y algunos por aquí, sobre todo por mi lado derecho, se han sentido en
condenación; y algunos de mi lado izquierdo han visto que van a la gran tribulación.
Pero La Palabra no terminó ahí, si hubiera terminado ahí, tú no tendrías ni una
esperanza. “Pero viene la hora cuando los muertos”… Y a raíz de lo que tú hiciste,
moriste; ¡pero oye muerto, la Voz del Hijo para que Vivas! ¿Cuándo es hora? ¡AHORA!
Por eso es que su alma tiene desesperación, por eso es que su corazón gime, y por eso
es que, a veces se siente triste y desesperado, y lo único que quiere es llorar “¿Qué es
lo que me está pasando a mí que me levante con deseos de llorar?, tengo algo extraño
dentro”… Es que es la hora de oír La Voz del Hijo de Dios, no es oír al Hijo de Dios,
¡aleluya!, sino La Voz. ¿Cuál era La Voz del Monte de la Transfiguración?: “Este es mi
Hijo Amado, a El oíd”
“Viene la hora – dijo Jesús- , viene la hora en que los muertos oirán La Voz del
Hijo de Dios, y los que la oyeren Vivirán”… “Pero, ¿cómo sabremos esa hora?”, por lo
que Dios ha puesto dentro; ¿Pero cuando será?” ¡Ahora!, en esta mañana.
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Y algunos por aquí, sobre todo por mi lado derecho, se han sentido en
condenación; y algunos de mi lado izquierdo han visto que van a la gran tribulación.
Pero La Palabra no terminó ahí, si hubiera terminado ahí, tú no tendrías ni una
esperanza, “Pero viene la hora cuando los muertos”… Y a raíz de lo que tú hiciste,
moriste: ¡pero oye muerto, la Voz del Hijo para que Vivas! ¿Cuándo es esa hora?
¡AHORA!
Lo que pasó hace un cuarto de hora adelante, lo que pasó hace cinco minutos,
eso no era ¡Ahora es ¡Esta es la hora de oír La Voz del Hijo de Dios para que vivas, y
ahora es, ¿me puedes captar? … Este es el momento.
¿No es esto lo que está ya deslumbrando? ¿No es así como tiene que hacerlo?, ¡oiga La
Voz, óigala!, y al oírla vivirá. ¡Salga de la condenación, sálgase, o más bien, oiga para
que Él, le pase de muerte a vida, del sendero de condenación al sendero de la vida.
“Pero yo me siento separado”, es porque ha vivido mal; pero oiga La Voz y pasará de
muerte a vida. ¿Quién es Vida?, La Palabra, ¡Sáltese a este lado y venga al canal de
vida! Hermano es esa la forma de oír La Palabra, así es como tenemos que hacerlo.
Entonces dice: “Y los que la oyeren Vivirán”, eso significa que no son todos los que
están aquí, hay algunos que ya están vivos, ¡Gloria a Dios! Hagamos presión para que
los otros vivan; pero hay otros que no viven, pero de esos que no viven, no todos van a
oír, sino que “los que la oyeren”. Para que tú estés incluido en alguno de los “los”,
estén incluido en eso.. Ojala que tú estés incluido en eso de que: “Yo soy uno de esos
que oigo. Yo oí y me di cuenta que soy mentiroso, que soy de mal carácter, que soy
murmurador, que soy criticón, que soy esto, que soy celoso, que soy para allá, que soy
para aquí: Yo he doy cuenta de eso, y voy a terminar con eso, porque oigo La Voz…
Entonces pasará de muerte a Vida.
Usted no tiene que salir de aquí, hermano, si es que quiere vivir una vida de
unidad, si es que quiere vivir realmente; usted no deje pasar este momento. “Yo me
siento separado, yo me siento lejos, siento que he perdido todo” “Viene la hora; y hora
es”, ¡oye La Voz del Hijo de Dios, escúchala en este instante! Y cuando tú la escuches
vas a entrar a la unidad.
Viva esto, comience ahora! “Yo sé que fui esto, yo sé que fui lo otro, y eso me
separó de Ti, Señor; pero ahora es la hora. Entonces yo no voy a desperdiciar mi
oportunidad, voy a vivir. A mí me pareció que estaba haciendo bien, pero a la luz de La
Palabra, vi que estaba haciendo mal; pero está es la hora, Señor. En realidad, yo no
tuve mala intención, pero cuando me di cuenta, ya estaba lejos de Ti, pero quiero
volver, Señor. No me resigno a vivir separado de Ti, no me resigno a que Tú me trates
con indiferencia, como que nada te importa; no me resigno Dios, ¡Qué puedo hacer?”
… ¡Oye La Voz, hágalo antes que sea tarde; esta es su hora!
Estemos orando:
Siga ahí en esa actitud, siga ahí en ese sentir, aún no he terminado, quédese ahí
con La Palabra, así como está. Dios va a demostrar su lealtad divina en esta hora,
sujetándose a Su Palabra. Él dijo: “Los que oyeren Mi Palabra vivirán”, y tú actitud, con
esa tu actitud, estás demostrando que oyes La Palabra.
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Entonces, escúcheme: Él, fiel, leal a su propio propósito, te da vida, te une, otra
vez te acerca a Él; todo será mejor que antes. Leal a su propio propósito. ¡Loado el
nombre del Señor!, loado Su Nombre.
Ahora entre en unidad con Él, ahora entre en armonía con Él, ahora entre a
vivir su vida. Separado de Él es muerte, unido a Él es Vida. Este es el momento. ¡Loado
el Nombre del Señor! Él es la seguridad de su alma, y dándole esta vida que se le había
escapado, ¡gloria a Dios! Esa es la mejor demostración de su lealtad y la está
demostrando ahora mismo para que usted tenga vida. Se vuelva a unir con Él.
(mañana)
HIJO DE HOMBRE
"Desierto, desierto os digo: Viene la hora y ahora es, cuando los muertos oirán la voz
del Hijo de Dios; y los que lo oyeren vivirán. Por qué como el padre tiene vida en sí
mismo, también habló conmigo el primer video en sí mismo"
Mi Padre y Señor, al hablar tus palabras en esta obra, yo te ruego que este
pueblo tuyo, señor, tenga tu mente, que esté unido y un ejido en ti y que pueda tu
gracia infinita colocar las palabras en mis labios para hablar conforme a Tu propósito.
Digamos en esta hora, que hemos incluido en el sermón "Hijo de Hombre", con
la parte "Lealtad", eso ya lo terminamos, y vamos ahora a iniciar el segundo paso de
este sermón, que es: "Fidelidad".
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de la vida"…. Una persona, para que viva tiene que morir, ¿verdad? Ahora, ¿qué le
parece que nos vayamos en primer término por allí)…
Ahora, nosotros, hermanos, sabemos que esas semillita es fiel, porque sabemos
que esas semillita es fiel, le confiamos.
y Jesús dijo: "sé fiel hasta la muerte", ¿eh?, A ninguno de ustedes puedo yo
explicarle, hermano, todo lo que tengo acá dentro, en esta sola expresión: "sé fiel
hasta la muerte"….
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Pero fíjese como es: para que haya vida, previo tiene que morir. "Entonces
nosotros estamos listos, porque nosotros no morimos, tenemos vida eterna, Pastor,
como nosotros tenemos vida eterna, nunca vamos a crecer, nunca vamos a
aumentar"… déjeme ver si es verdad, déjeme ver, ¿amén? Porque nosotros somos
eternos, tenemos vida eterna ¿verdad?, Pero yo no estoy hablando de usted, estoy
hablando de “FIDELIDAD”, y fidelidad está en ustedes, no es usted. Usted es eterno,
usted tiene vida eterna; pero fidelidad no, fidelidad está en usted, tiene un grano, una
semillita llamada “FIEL”. Esa hay que sembrarla para que se muera, entonces va a
llevar fruto, ¿no ve?
Ahora, Yo cité eso, por qué en unas cuantas mentes comenzó a surgir:
“¡caramba!", Pero si yo tengo vida eterna, entonces nunca voy a fructificar, ¡no!, No
estoy diciendo nada de usted. Yo estoy hablando de fidelidad. Mi idea, mi
pensamiento en esta noche que a lo mejor nos va a ocupar toda la semana, porque a
lo mejor ni el jueves voy a darle oportunidad a nadie que predique, ni el sábado, a lo
mejor vamos a hablar de fidelidad toda la semana, Yo no sé; sólo Dios conoce. Lo que
importa es que el señor nos vaya guiando en el camino.
"Ah, pero Pastor, usted ha empezado a los tropezones"… así empezó también
“LEALTAD”, comenzó los tropezones -como quien dice-, como que Dios no sabe lo que
dice, ¿no es cierto? Así que en fidelidad está hablando de todo un poco, pero, a haber
si por ahí se agarra, puede ser que se afirme", ¡no!, Si Dios tiene planes definidos,
¡Uju!... Usted no los va a desviar.
Bueno, entonces fíjese como es: ahí tenemos la semilla. Y vuelvo a la pregunta:
¿cómo es que usted sabe que tiene una planta, si tiene solamente una semilla?, Que
generalmente las semillas son chiquitas, ¿no? Yo no conozco, hermanos, plantas…
pudiera ser que haya plantas, que se siembre una tremenda semillota, así grandota,
que la lleven entre dos o tres y la pongan en la tierra para que de unos grupitos así; Yo
no conozco; a lo mejor habrá, no sé. Pero generalmente, la semilla es chiquita, y da
unos árbolongos… ¿no?
Ahora, ¿por qué nosotros sabemos que esas semilla nos va a dar una planta, y
nos va a dar un fruto, nos va a dar todo eso?... Por qué usted sabe que esa semilla es
fiel. Pero, Pastor, Usted está diciéndome eso, y yo medio que no lo entiendo, bueno
pues, no importa, ya lo va a entender.
Entonces, Yo sé, al plantar esa semilla, la pongo allí, la tapa la tierra (eso para
con prestarle ya, para hacer -como quien dice - "la tuti”). Yo la meto en la tierra y la
tapo allí para que no se vea; y viene el sol, y viene la lluvia, y viene todo, y usted muy
tranquilo "¿y dónde está?” -Allá abajo están, bajo la tierra- y los gusanos y los sepes, y
todo eso… "nada pasará, seguro que va a vivir"
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Y de repente, comienza usted haber verdecito su sembrado. "¡Salió el arroz!",
¿no?, Salió el arroz; y por cómo viene, ¡bueno, era fiel!, o sea: era genuina, ¿eh?, tenía
vida en sí misma, ¿ve? Porque cada semilla tienen vida en sí. ¿Dónde está la vida en la
semilla?, Yo no sé, hermano
Mire, cuando Yo era muchacho, era dañino: buscaba la semilla en el joco, ¿no?,
Y la habría, y dentro del forrito de la semilla. Y Yo la desarmaba todo vista esa semilla.
Pero, donde tenía la vida, no sé, nunca se me quejo la semillita esa, nunca me dijo:
"¡Ay, ay, ay!, que me está volviendo”, ¡no!, Se quedó calladita; pero estaba viva, y
digan nomás está.
Y usted, toma el arroz y lo mete al tacú, y le da allí con la mano tacú, hasta que
no le queda challa al arroz; y no se queja. Sin embargo, este mismo arroz, usted lo
siembra y sale una plantita: tienen vida, vida en sí misma.
Ahora mire: entonces, ser fiel significa tener vida. "Oiga, yo creí que el pastor
nos iba a empezar a echar huasca por infieles, por mentirosos, por desleales"… ya va a
llegar… pero hablemos un poquito de fidelidad.
Entonces, ser fiel es tener vida, ¿le gusta eso? ¡Oh, hermanos!, Yo, porque soy
fiel, tengo vida, que a lo mejor no se nota, no importa; pero tengo vida, que a lo mejor
me va a guardar las semillas allá en un bolsito de papel y todo eso, no importa. Esa
semilla está vivita. Un día de estos a rasgar ese sobre de papel, y estas plantas van a
demostrar que tienen vida, ¿he? …
Y para adelantar un poco el sermón: bien pudiera ser que alguno de estos, lo
tomó y lo metió a usted allí, hermano, lo metió en el bolsito de la duda…. (pag.66)
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