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Universidad Pedagógica Experimental Libertador

Instituto Pedagógico de Barquisimeto


“Luís Beltrán Prieto Figueroa”
Programa de Educación Integral
Barquisimeto

Integración Escolar En
Venezuela

Bachiller:

Rojas Zarahy

Sección:9IN01

Prof. Jose Daniel Niquelena

Barquisimeto, Julio, 2018


En el contexto internacional, el tema de la integración - inclusión ha sido revisado,
discutido y llegado a acuerdos. En 1981, el Fondo de las Naciones Unidas para la
Infancia (UNICEF) estimó una población de 140 millones de niños y niñas
discapacitados en el mundo, la mayoría perteneciente a Asia, áfrica y
Latinoamérica. Mientras, Norteamérica, Oceanía y Europa respondían a una
pequeña minoría. En 1990, se estimaba que aproximadamente en una tercera
parte del mundo, los niños con alguna discapacidad eran excluidos de la
Educación Formal.

En el año 1991, fue realizada una encuesta de niños con necesidades especiales
en escuelas normales por la Organización Mundial de Educación Preescolar
(OMEP). De los 21 países encuestados, 17 habían aceptado recientemente la
legislación que favorece la integración, evidenciando el apoyo a escuelas que
promueven este tipo de políticas.

Comienza de manera creciente a verse la integración como una cuestión de


derechos. Para el año 1992, la Convención de la Naciones Unidas señala que los
niños con discapacidad  tienen derecho a la ayuda que les sea necesaria para
alcanzar el máximo grado posible en autoconfianza y en integración social. Su
declaración no sienta posiciones ni en torno a la segregación ni a la integración,
sólo enfatiza en el derecho del niño para recibir una educación que le permita
desarrollar al grado máximo sus capacidades. En general, se ha despertado una
tendencia a la integración escolar de los niños con necesidades educativas
especiales.

En otras regiones han tenido experiencias, donde las alianzas entre padres,
alumnos y profesionales permitieron la unión y aspiración a una integración más
amplia y efectiva. Se han pronunciado movimientos en defensa de los
discapacitados destacando la importancia de la integración como algo urgente.

Existe la otra cara de la moneda, donde se ponen en reservas el proceso de


integración, tanto como principio como en los términos de sus resultados en la
práctica. Como principio, en ocasiones es vista de manera disfuncional por varios
factores: financiamiento, burocratización creciente de la integración y los rótulos
asociados a algunos niños (etiquetar).

Mientras que en torno a los resultados de la integración las reservas son


motivadas por que la misma ha sido llevada a cabo más a nivel social que
curricular, existe mayor preocupación por la vialidad de que discapacidades
severas se integren a escuelas convencionales y se denuncia superficialidad de
contacto en los procesos de integración.

Algunas conclusiones comunes que provienen de comparaciones en


investigaciones de culturas distintas señalan que, aunque resulta problemático
llevar políticas de integración, los obstáculos muy probablemente serán superados
al ir desarrollando sistemas de educación capaces de combinar justicia social con
una instrucción eficaz para niños con discapacidades o dificultades en el
aprendizaje. Otras investigaciones concluyen que se ha hecho un camino en el
tema de la integración, pero aún quedan problemas por resolver.

Cuando se trata el tema de la atención y enseñanza de personas con


discapacidades en un contexto de educación regular salen al tapete dos términos:
inclusión e integración, haciendo necesaria su definición y discusión.

La Dra. María Eugenia Yadarola (1999), señala a la inclusión escolar como


“concepto que caracteriza la escuela que está estructurada en base a la diversidad
de alumnos, con grupos heterogéneos como característica central; con un
currículum que se diversifica en función de las necesidades especiales de cada
alumno; cuya evaluación es flexible; donde hay un compromiso institucional, con
un proyecto educativo que abarca a todos los niños y jóvenes, sin clasificarlos y
discriminarlos según sus capacidades”.

Tal como están pensadas nuestras escuelas regulares, resulta utópico pensar en
hacer realidad las características anteriores. Es evidente que para tener escuelas
inclusivas necesitamos pensar en cambiar algunas cosas. ¿Dónde dar inicio?

La Dra. Yadarola señala como primer paso, la integración de niños con


necesidades educativas especiales en las aulas regulares, donde se les brinde la
oportunidad de aprender y desarrollarse al lado de su grupo de pares que no
presentan ninguna dificultad.

Y se llama integración porque la estructura en la que está montada la dinámica de


las escuelas regulares responde a la realidad de grupos homogéneos, con un
único currículo, una forma de evaluación y acreditación. Los alumnos de
necesidades especiales tienen que insertarse en una estructura que no está
pensada para ellos y no está adaptada a sus necesidades. El abrirse a una
experiencia integradora inicia un proceso de transformación de las estructuras
educativas, de las personas que son responsables del proyecto, de la comunidad
educativa en general, de la misma familia. El norte: hacer de la escuela un
ambiente inclusivo.

Para Lewis (2000) la integración se ha reducido al limitado sentido de la


colocación: simplemente se les muda de un contexto de educación especial a uno
convencional para considerarlos integrados. La colocación en una escuela
convencional no es suficiente para los objetivos de la integración, pues pasa por
alto el proceso de cambio de un sistema segregado a uno integrado.

En tal sentido, la inclusión hace hincapié en una experiencia que posee una
conjunción de lo que identifica tanto a la escuela convencional como a la especial,
como una nueva amalgama

Algunas descripciones:
“Estar el uno con el otro… la forma de lidiar con la diversidad, de manejar las
diferencias.” (Forest y Parpoint por Lewis)

“La presencia de todos los estudiantes en una comunidad educacional compartida”


(Hall por Lewis)

“Una serie de principios que aseguran al estudiante discapacitado ser concebido


como un miembro valioso y necesario, en todos sentidos, de la comunidad
escolar” (Uditsky por Lewis)

Lewis describe que al término inclusión se le han dado distintos enfoques: De


actitudes, referido a la aceptación de la diversidad humana y respeto hacia los
individuos; y de ubicación de los alumnos en una escuela regular.

La integración es una estrategia utilizada para lograr la normalización. Esta última,


muy utilizada en los años 50 - 60, y es entendida como la posibilidad de darle a los
discapacitados la oportunidad de vivir una vida lo más próximo a lo normal (por
ejemplo: con condiciones para acceder a la escuela desde sus dificultades,
estrategias de apoyo, adaptación curricular…)

La integración implica la revisión del proyecto de sociedad que se quiere. Requiere


de un proyecto educativo institucional que oriente la tarea educativa de formación
de cada alumno, sobre la base de valores esenciales como la solidaridad, la
justicia, tolerancia, respeto mutuo, la igualdad, la equidad y que busque la mejora
continua de la acción educativa.

Diferencias entre integración e inclusión:

 Integración  Inclusión
 Admisión condicionada  Admisión incondicional
 Dependen de los diagnósticos  Evaluación de las necesidades educativas
clasificatorios especiales ¿qué necesita para aprender?
 Grupos homogéneos  Grupos heterogéneos
 Niño/Joven debe adaptarse  La escuela se reestructura en base a la diversidad
 Enseñanza colectiva  Enseñanza diversificada, individualizada
 Currículum paralelo  Currículum único, diversificado en estrategias
 Calidad de la enseñanza  Calidad de la educación
 Educación para algunos  Educación para todos
 Igualdad de oportunidades (acceder, permanecer,
 Oportunidades limitadas
egresar)
 Funciones técnico-
 Función social, cultural, personal y educativa
rehabilitadores
Para lograr una escuela inclusiva es necesario recorrer el camino de la
integración.

Para que un alumno que posea necesidades educativas especiales sea integrado
al aula regular no hay que esperar que sea capaz de seguir al pie de la letra el
currículo común, tal cual ha sido diseñado para alumnos regulares. Si se elaboran
estrategias adecuadas el niño especial puede ser integrado. En nuestras aulas
regulares está presente la diversidad y en algún momento de la vida son muchos
los alumnos que de una u otra manera tiene necesidades educativas especiales.
La escuela que tenga el propósito de convertirse en inclusiva de todos sus
alumnos, que no discrimine, deberá aprender a respetar la diversidad cultural, de
capacidades y de formas de ser que se encuentran en sus aulas.

En tal sentido la misma se encuentra fundamentada legalmente bajo el marco


jurídico nacional: Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (A. N.
1999), Ley Orgánica de Educación (1980), la Ley Orgánica de Protección al Niño y
Adolescente (1988), Política para la Atención Educativa Integral de la persona con
Retardo Mental (1997) y la Resolución 2005 (1996).

Es importante, señalar el modelo de integración al que apunta la Fundación


Síndrome de Down para su Apoyo e Integración (FUSDAI), de Argentina, en la
cual resalta que el niño sea sujeto de una integración en tres niveles: Física,
psicosocial y pedagógica.

La Integración Física se logra en la presencia del alumno integrado en todas las


actividades escolares, participando de la jornada escolar completa sin ser retirado
para recibir apoyos especiales, realizando todas las asignaturas, participando
igualmente de las actividades extracurriculares o salidas organizadas por la
institución.

Se evidencia el logro de una Integración Psicosocial cuando el alumno integrado


comparte como uno más juegos y actividades sociales, cuando sus compañeros lo
acepten con sus diferencias y semejanzas. Implica más: colaboración, ayuda
mutua, solidaridad, sentido de pertenencia a la clase y a la institución.

Una de las labores fundamentales de la escuela es el logro de los aprendizajes y


ello caracteriza a la Integración Pedagógica, esto significa que pueda apropiarse
de los contenidos básicos del currículo común con las adaptaciones que sean
necesarias, desde un currículo único que se diversifica en la planificación semanal
del docente.

Es evidente la exigencia que plantea el llevar adelante la plena integración escolar


a escuelas regulares. Implica replantearse los objetivos de la educación, de la
función de la escuela común y de la escuela especial y sobre todo del rol de
docentes y profesionales que apoyen estos procesos.
El trabajo es arduo y requiere de la conjunción de tres sectores: 1. Equipo de
apoyo que no remplaza la figura del docente de aula, sino la asesora y realiza
sugerencias de acuerdo a cada niño y situación; 2. Escuela, que esté toda en
sintonía con el proyecto incluyendo personal docente, obrero, administrativo y
representantes; 3. Familia, como la pequeña comunidad que conoce las
habilidades y dificultades en el niño y que tiene entre otras, cosas la tarea de
integrarlo socialmente.

La plena integración escolar al aula común requiere del trabajo entrelazado y


estrechamente vinculado de tres pilares fundamentales: familia, escuela y equipo
de educación especial, que actuarán como bases sólidas en la construcción de
este proceso.

Para poder llevar a cabo una integración donde participan varias instituciones y
por ende un equipo de gente, es necesario trabajar de forma ordenada,
coordinada y concientizada. ¿Qué significa esto? Desde el primer momento, se
debe manejar bajo una organización estructurada que permita el trabajo
consensual entre las partes involucradas.

En primer lugar es necesario, realizar una Evaluación Integral del niño, la cual
deberá efectuarse por un equipo interdisciplinario, conformado por médicos,
docentes especialistas, terapeutas de lenguaje, fisioterapeutas, terapeutas
ocupacionales, psicólogos, trabajadores sociales, entre otros..

Esta evaluación, implica explorar todos los aspectos, tanto biológicos, como
intelectuales, emocionales y sociales del educando, para conocer su nivel de
desarrollo. Así como también debe aprovecharse para indagar las expectativas del
grupo familiar ante esta situación.

Al finalizar esta evaluación, debe realizarse un informe, cuyo contenido debe


conocer tanto la familia como el grupo de docentes que trabajarán con el niño.

En segundo lugar, Establecer contacto con una escuela potencialmente


integradora, la cual, habrá sido seleccionada previo estudio de la comunidad
educativa, específicamente para conocer el componente profesional y actitudinal
hacia las personas con necesidades educativas especiales, del personal directivo,
docente, administrativo, obrero .

Además, deben evaluarse otros indicadores, como la accesibilidad del plantel, es


decir, si la arquitectura y el diseño adaptan la infraestructura al niño con
discapacidad, si tienen rampas, baños adaptados, espacios amplios y prioritarios,
como áreas verdes, deportivas y recreacionales. Así como también el acceso a la
información, sin descuidar las consideraciones familiares en relación a la ubicación
hogar- escuela.

Posteriormente se realiza la Preparación de la familia y comunidad educativa, a


través de talleres de sensibilización y formación profesional, con el objetivo de
impulsar el compromiso de ambas partes en el apoyo mutuo, y cooperativo hacia
el desafío de la integración escolar del niño.

Implica abordar a los padres y docentes, orientándolos y asesorándolos en


relación a sus dudas, temores y su rol a desempeñar en este proceso.

Luego, se procede a la Elaboración del proyecto de Escuela Integradora, con el


cual se formaliza el compromiso de todos los entes involucrados en garantizar el
inicio, prosecución y culminación escolar del educando con necesidades
educativas especiales..

A través del mismo se plasman estrategias adecuadas en la búsqueda de


soluciones alternativas, para intervenir en diversas situaciones con respecto al
niño, de manera tal, que pueda servir de apoyo al docente de aula

La Ejecución del Proyecto implica la puesta en práctica de todo el conjunto de


estrategias y actividades planificadas dirigidas al logro de nuestro objetivo
primordial: la Integración Escolar.

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