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necesidades-educativas-especiales
Inicio
En el año 1991, fue realizada una encuesta de niños con necesidades especiales en
escuelas normales por la Organización Mundial de Educación Preescolar (OMEP). De los
21 países encuestados, 17 habían aceptado recientemente la legislación que favorece la
integración, evidenciando el apoyo a escuelas que promueven este tipo de políticas.
En otras regiones han tenido experiencias, donde las alianzas entre padres, alumnos y
profesionales permitieron la unión y aspiración a una integración más amplia y efectiva.
Se han pronunciado movimientos en defensa de los discapacitados destacando la
importancia de la integración como algo urgente.
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Existe la otra cara de la moneda, donde se ponen en reservas el proceso de integración,
tanto como principio como en los términos de sus resultados en la práctica. Como
principio, en ocasiones es vista de manera disfuncional por varios factores:
financiamiento, burocratización creciente de la integración y los rótulos asociados a
algunos niños (etiquetar).
Mientras que en torno a los resultados de la integración las reservas son motivadas por
que la misma ha sido llevada a cabo más a nivel social que curricular, existe mayor
preocupación por la vialidad de que discapacidades severas se integren a escuelas
convencionales y se denuncia superficialidad de contacto en los procesos de integración.
La Dra. María Eugenia Yadarola (1999), señala a la inclusión escolar como “concepto que
caracteriza la escuela que está estructurada en base a la diversidad de alumnos, con
grupos heterogéneos como característica central; con un currículum que se diversifica
en función de las necesidades especiales de cada alumno; cuya evaluación es flexible;
donde hay un compromiso institucional, con un proyecto educativo que abarca a todos
los niños y jóvenes, sin clasificarlos y discriminarlos según sus capacidades”.
Tal como están pensadas nuestras escuelas regulares, resulta utópico pensar en hacer
realidad las características anteriores. Es evidente que para tener escuelas inclusivas
necesitamos pensar en cambiar algunas cosas. ¿Dónde dar inicio?
La Dra. Yadarola señala como primer paso, la integración de niños con necesidades
educativas especiales en las aulas regulares, donde se les brinde la oportunidad de
aprender y desarrollarse al lado de su grupo de pares que no presentan ninguna
dificultad.
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proceso de transformación de las estructuras educativas, de las personas que son
responsables del proyecto, de la comunidad educativa en general, de la misma familia. El
norte: hacer de la escuela un ambiente inclusivo.
En tal sentido, la inclusión hace hincapié en una experiencia que posee una conjunción
de lo que identifica tanto a la escuela convencional como a la especial, como una nueva
amalgama
Algunas descripciones:
“Estar el uno con el otro… la forma de lidiar con la diversidad, de manejar las diferencias.”
(Forest y Parpoint por Lewis)
“La presencia de todos los estudiantes en una comunidad educacional compartida” (Hall
por Lewis)
“Una serie de principios que aseguran al estudiante discapacitado ser concebido como
un miembro valioso y necesario, en todos sentidos, de la comunidad escolar” (Uditsky
por Lewis)
Lewis describe que al término inclusión se le han dado distintos enfoques: De actitudes,
referido a la aceptación de la diversidad humana y respeto hacia los individuos; y de
ubicación de los alumnos en una escuela regular.
La integración es una estrategia utilizada para lograr la normalización. Esta última, muy
utilizada en los años 50 - 60, y es entendida como la posibilidad de darle a los
discapacitados la oportunidad de vivir una vida lo más próximo a lo normal (por ejemplo:
con condiciones para acceder a la escuela desde sus dificultades, estrategias de apoyo,
adaptación curricular…)
Integración Inclusión
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Admisión condicionada Admisión incondicional
Para que un alumno que posea necesidades educativas especiales sea integrado al aula
regular no hay que esperar que sea capaz de seguir al pie de la letra el currículo común,
tal cual ha sido diseñado para alumnos regulares. Si se elaboran estrategias adecuadas
el niño especial puede ser integrado. En nuestras aulas regulares está presente la
diversidad y en algún momento de la vida son muchos los alumnos que de una u otra
manera tiene necesidades educativas especiales. La escuela que tenga el propósito de
convertirse en inclusiva de todos sus alumnos, que no discrimine, deberá aprender a
respetar la diversidad cultural, de capacidades y de formas de ser que se encuentran en
sus aulas.
Como PRINCIPIO: Está presente en cada etapa evolutiva y momento educativo del ser
humano.
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En tal sentido la misma se encuentra fundamentada legalmente bajo el marco jurídico
nacional: Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (A. N. 1999), Ley
Orgánica de Educación (1980), la Ley Orgánica de Protección al Niño y Adolescente
(1988), Política para la Atención Educativa Integral de la persona con Retardo Mental
(1997) y la Resolución 2005 (1996).
Para poder llevar a cabo una integración donde participan varias instituciones y por ende
un equipo de gente, es necesario trabajar de forma ordenada, coordinada y
concientizada. ¿Qué significa esto? Desde el primer momento, se debe manejar bajo una
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organización estructurada que permita el trabajo consensual entre las partes
involucradas.
En primer lugar es necesario, realizar una Evaluación Integral del niño, la cual deberá
efectuarse por un equipo interdisciplinario, conformado por médicos, docentes
especialistas, terapeutas de lenguaje, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales,
psicólogos, trabajadores sociales, entre otros..
Esta evaluación, implica explorar todos los aspectos, tanto biológicos, como
intelectuales, emocionales y sociales del educando, para conocer su nivel de desarrollo.
Así como también debe aprovecharse para indagar las expectativas del grupo familiar
ante esta situación.
Al finalizar esta evaluación, debe realizarse un informe, cuyo contenido debe conocer
tanto la familia como el grupo de docentes que trabajarán con el niño.
Además, deben evaluarse otros indicadores, como la accesibilidad del plantel, es decir, si
la arquitectura y el diseño adaptan la infraestructura al niño con discapacidad, si tienen
rampas, baños adaptados, espacios amplios y prioritarios, como áreas verdes,
deportivas y recreacionales. Así como también el acceso a la información, sin descuidar
las consideraciones familiares en relación a la ubicación hogar- escuela.
El proyecto será elaborado en función de las características individuales del niño y debe
contemplar: Título, justificación, objetivos, plan de acción, estrategias, recursos, lapsos,
evaluación.
El mismo se desarrolla en tres fases: Inicio: contempla la adaptación del niño al ambiente
escolar y el trabajo con la comunidad educativa a través de talleres de sensibilización.
Una segunda fase: Desarrollo en la cual se persigue que el niño participe en la jornada
escolar completa, incluyendo actividades extracurriculares. Promueve la diversificación
del currículo a través de las adaptaciones curriculares, la formación profesional e
intercambio de experiencias y la acción coordinada con los profesionales externos a la
escuela que apoyen en forma particular al niño.
Y, por último la fase de Cierre, para realizar labores de control y seguimiento, brindando
apoyo del equipo interdisciplinario por los servicios y planteles de Educación Especial.
Después se realiza la Evaluación del proyecto que permita medir a través de ciertos
indicadores cómo se ha desarrollado el proceso de integración y posteriormente realizar
los ajustes necesarios.
En este año escolar, el equipo del Centro de Desarrollo infantil “Sagrado Corazón de
Jesús”, ha dado inicio a la Integración escolar de niñas y niños con necesidades
educativas especiales , de manera formal, desarrollando siete proyectos de integración,
que contemplan a educandos en diversas condiciones: Síndrome Down, Trastorno de
Conducta, Impedimentos Físicos, Síndrome de Asperger. Tanto para el sistema educativo
de nivel inicial y de básica en su I etapa Primer grado).
Las escuelas seleccionadas para ejecutar los proyectos fueron: J.I.B Simón Rodriguez,
J.I.B Alejandro Petión, E.B.B Luisa Tablante de Marcano, E.B Tarsicia de Romero, E.B
Alejandro Petión, U.E María Natividad Herrera de Cotua, U.E José Ma. Ayala Romero y la
U.E María Rosa Mística pertenecen todas al Municipio Tucupita, tres de ellas son del
sector privado y el resto públicos, con dependencia Nacional.
Nuestro primer contacto con las escuelas trabajadas fue respetando la decisión de los
representantes por la escogencia de las mismas, en función a sus expectativas. Para este
entonces, ya se iniciaba el año escolar y sobre la marcha, tuvimos que sondear las
disposiciones actitudinales y el perfil profesional del personal de cada institución, así
como también estudiar las condiciones físicas del plantel.
Luego vino la elaboración de los proyectos, que desde una acción intramodalidad, contó
con la participación del Equipo de Integración Escolar “Luis Beltrán Prieto Figueroa” y
personal del Centro de Desarrollo Infantil. Juntos, coordinamos los objetivos, estrategias
educativas y el plan de acción a seguir.
La integración escolar de uno de los niños con trastornos de conducta, requirió mayor
dedicación y esfuerzo, por cuanto la misma ha debido iniciarse en dos Instituciones
educativas diferentes, demandando más tiempo para que el niño se adapte a la nueva
escuela, a nuevos maestros, en fin a un nuevo ambiente escolar, así como también
demandó la modificación de las prácticas educativas frecuentemente.
El compromiso de los padres con este proceso, es de suma importancia para poder
promover la integración. Nos hemos encontrado con representantes que no han
cumplido con los compromisos establecidos, mostrando su poca vinculación con el
docente de aula.
Los maestros de aula regular han demandado el apoyo permanente del docente
especialista en la elaboración de las adaptaciones curriculares y estrategias de abordaje
de acuerdo a la condición particular del educando.
En la fase inicial del proyecto existía una vinculación más estrecha entre los padres,
equipo del C. D. I. y la escuela integradora. Paulatinamente la responsabilidad parecía
recaer sólo en el docente del aula regular, distorsionando la actuación de los tres pilares
fundamentales de este proceso.
La planta física de las escuelas con niños integrados, poseen un acceso limitado, ya que
las condiciones de infraestructura no son las mas apropiadas. Se observan instituciones
sin rampas de acceso lo cual torna más difícil el desplazamiento de los niños con
impedimentos físicos. De igual manera, hay planteles cuya distribución entre los pasillos
entorpece el libre movimiento, salones de pequeñas dimensiones y con un deterioro
general en la planta física del plantel, filtraciones de agua y problemas con las tuberías
que en épocas de lluvia impide la entrada a la escuela lo cual interrumpe la rutina
escolar.
En la mayoría de los casos, los salones cuentan con una matrícula abultada que
sobrepasa a los 25 niños a cargo de un solo docente de aula para la etapa básica y dos
docentes en aulas para la etapa inicial. Esto genera quejas por parte de los docentes en
relación a la carga que les implica la atención de un niño especial en estas condiciones.
En algunos casos, por decisión de los padres los niños integrados no cumplen con la
jornada escolar completa, sino que son llevados a una escuela en algunos períodos del
día, enfatizando solo en el logro de objetivos sociales, dejando de lado, la integración
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pedagógica que le brinde al niño no solo la oportunidad de relacionarse con sus pares,
sino también de optar por aprender los mismos contenidos de currículo común.
Uno de los factores a tomar en cuenta, y quizás el más importante, se refiere a la actitud
de los padres de estos niños hacia el proceso de integración.
Por lo general, cuando se recibe a un niño especial, se da por sentado que sus padres
desean y apoyan la idea de que sea integrado a un aula regular, sin embargo, y aunque
así lo manifiesten a viva voz, sus actitudes y respuestas hacia el proceso no hacen más
que obstaculizarlo. Esta actitud puede ser manifestada de dos formas: Primero de
negación del problema, se cierran a recibir consejos así como también a que el niño
reciba la atención especializada que necesita, se trabaja con el niño solo en el colegio y
se pierde la continuidad cuando se marcha a casa. De esta forma es muy poco lo que se
puede avanzar hacia la meta fijada.
La segunda actitud es cuando los padres han etiquetado a sus propios hijos como
“minusválidos, impedidos e incapaces de desarrollar al máximo sus potencialidades”.
Esta actitud hace que se limitan las oportunidades para su desarrollo y aprendizaje y las
exigencias en el desarrollo de habilidades de autocuidado y destrezas sociales, por
sobreprotección o lástima.
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Con este proyecto de integración es ventajosa la diversificación del currículo, ya que la
misma implica ajustarse a las necesidades individuales, tomando en cuenta ritmos y
formas de aprendizaje, otorgándole así, a los niños con necesidades educativas
especiales, la oportunidad de obtener su certificación escolar.
Uno de los principales beneficios va dirigido a los niños. En esa pequeña sociedad que es
el salón de clases se educa en la diversidad, dando la oportunidad de promover valores
de convivencia, tolerancia, respeto, solidaridad…
Es una experiencia enriquecedora tanto para el docente como para los profesionales
que apoyan la integración, ya que exige la indagación de conocimientos que orienten
este proceso así como la creación de nuevas estrategias de intervención, lo cual
promueve roles de facilitador, investigador e innovador de los aprendizajes.
Cuando la escuela comienza a realizar acciones que involucre las necesidades de este
alumno integrado, concientiza su apertura a la diversidad, suscitando la aceptación de
grupos heterogéneos y cumpliendo con su función social, cultural y educativa.
Resumen
Para poder hablar de una verdadera Integración es necesario que el niño tenga una
integración física, psicosocial y pedagógica. Este proceso se ejecuta de la siguiente
manera: Evaluación Integral del niño, contactar a la escuela potencialmente integradora,
preparar a la familia y comunidad educativa, elaborar el proyecto de Integración,
ejecución del mismo y evaluación a través de indicadores de integración.
Autoras: Lic. Dignorath Jiménez, Psic. Peggy Vivas Miembros del equipo del Centro de
Desarrollo infantil “Sagrado Corazón de Jesús”,
Bibiliografía
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La experiencia de convivir con los niños y las niñas, nos ofrece la oportunidad de poder
observar las cosas de una manera diferente. Cuando nos encontramos con un niño o
una niña feliz, los grandes problemas se hacen pequeños, el tiempo no existe, cuando
sonríen es tan espontáneo y contagioso, que nos alegra a tal grado que participamos de
su mundo mágico.
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A través de las relaciones que establecemos con los niños y niñas, aprendemos a
comunicarnos con ellos de una manera diferente. Es entonces, cuando se despierta en
nosotros el deseo de querer conocer más de su mundo infantil lleno de fantasías y de
deseos por descubrir el por qué de las cosas y de los acontecimientos.
La convivencia continua con los niños, nos permite conocer su historia de vida y al
hacerlo, nos damos cuenta que no todas las historias reflejan una vida feliz y exitosa.
Algunos niños se tienen que enfrentar desde su nacimiento a problemas de distinta
naturaleza, vinculados en algunos casos con la salud, otros con la adaptación al medio y
algunos más con factores que limitarán su aprendizaje. Este tipo de niños, se tiene que
enfrentar permanentemente a sus limitaciones, debiendo resolver cotidianamente
obstáculos de diferente índole para poder tener relaciones sociales adecuadas que los
beneficiarán en su desarrollo personal.
Las historias de vida de los niños con el síndrome de Asperger, pertenecen a este
segundo grupo. Ellos tendrán que aprender, entre otras muchas cosas, a comunicarse
adecuadamente, a interactuar con sus pares, a comprender los estados de ánimo de los
demás, a manejar su impulsividad y también tendrán que aprender estrategias que
posibiliten su desarrollo intelectual y afectivo.
Antes de conocer a M. considero pertinente hacer una breve reseña histórica del
Síndrome de Asperger y posteriormente señalar algunas de las características que suelen
presentar los niños que presentan este Síndrome.
Posteriormente, en los casos observados por Lorna Wing, quien fue la primera persona
en usar el término Síndrome de Asperger en un trabajo publicado en 1981, describe las
características conductuales de los sujetos estudiados los cuales se parecían a las
descripciones hechas por Asperger. Este trabajo le permitió a Wing señalar por primera
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vez las principales características clínicas del Síndrome de Asperger. Esta autora, elaboró
una lista en la que señala algunos criterios diagnósticos que puntualizan las
características de los sujetos con el síndrome de Asperger:
Escalante y Marcos (2000), señalan que la edad de aparición aproximada del Síndrome
de Asperger es a los tres años. Los niños con este Síndrome empiezan a caminar tarde,
pero antes empiezan a hablar. Su lenguaje se orienta a la comunicación pero se queda
en "un tráfico de un solo sentido", pues no es un lenguaje recíproco. Los niños con el
Síndrome de Asperger evitan tener un contacto ocular con los demás; estos niños viven
en nuestro mundo, pero a su manera, presentando alteraciones en las habilidades
sociales. Sin embargo, su pronóstico en este aspecto es bueno. Los niños con el
Síndrome de Asperger, tienen rasgos de personalidad y de conducta muy especiales
entre los que se señala un interés muy intenso en algún teme en particular.
En 1998 cuando M. tenía 5 años 2 mese tuvimos nuestro primer encuentro que a
continuación narraré:
En ese día de invierno, llegué, como todas las tardes, a mi salón de trabajo dispuesta a
entrevistar por primera vez a una pareja que traía a su pequeño hijo. La puerta del salón
se encontraba cerrada. Se respiraba un ambiente tranquilo, interrumpido por unos
repiqueteos en la puerta acompañados de una voz infantil que decía: "Abran, está
cerrado, abran carajo… papito (refiriéndose a él) cálmate ya vas a entrar…, ya llegué…".
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mismo tiempo que trataban de contenerlo.
Para los padres de M., la entrevista se desarrolló en un ambiente un poco tenso, ya que
querían controlar todo el tiempo los movimientos del niño diciéndole: "No toques,
siéntate, vamos a platicar…haz caso, contrólate papito, pórtate bien…".
Les pedí a los padres de M. que lo dejaran actuar libremente mientras platicábamos, lo
cual sirvió por una parte para que los padres se sintieran más relajados y, por la otra, me
permitió observar la conducta del niño quien parecía no haberme visto, me ignoraba y al
parecer, no le interesaba mi presencia.
M. es un niño que no puede pasar inadvertido, su pelo ensortijado enmarca una carita
alegre cuyos ojos profundamente negros e inquietos se mueven constantemente. En
algunos momentos, su mirada la percibí ausente, distante e impenetrable y el
establecimiento adecuado de contacto visual fue esporádico.
En el ámbito familiar los problemas se acentuaron, ya que M., aparte de presentar las
conductas anteriormente señaladas, también tenía alterado el patrón del sueño,
despertándose por las noches y teniendo mucha dificultad para conciliarlo nuevamente.
El trastorno en el sueño tuvo repercusiones negativas en los miembros de la familia, ya
que los padres se sentían agotados y poco tolerantes. Aunado a esto, M. se encontraba
muy irritable y su hiperactividad se acentuó. También aparecieron en el niño
manifestaciones negativas en su conducta, reflejándose en su poca tolerancia a los
ruidos fuertes, así como muestras de ansiedad, llanto e incomodidad cuando se
encontraba en lugares muy concurridos. Ante estos problemas, los padres de M. se
sentían muy confundidos y desorientados, por lo cual, decidieron buscar ayuda
profesional. Acudieron de un profesional a otro, ya que los diagnósticos eran muy
contradictorios, y ninguno determinante.
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No fue sino hasta que M. cumplió los cinco años de edad cuando después de habérsele
aplicado una serie de pruebas, tanto en el aspecto neurológico como en el
psicopedagógico y del lenguaje, fue diagnosticado como un niño que presentaba el
Síndrome de Asperger.
Como se pueden dar cuenta, diagnosticar a los niños que presentan el Síndrome de
Asperger no es una cuestión sencilla. Para ello es necesario contar con un equipo de
especialistas que estudien minuciosamente el caso, siendo en algunas ocasiones
necesaria la medicación que ayudará a reducir los estados de angustia, hiperactividad e
inclusive alteraciones en los períodos de sueño.
Al recibir los padres de M. el diagnóstico definitivo, pasaron por una etapa de negación
ya que no es fácil aceptar que su hijo, por las características conductuales, de
socialización y de comunicación que manifiesta, se encuentra ubicado dentro del
Espectro Autista. Pasado este período de negación, finalmente los padres de M.
aceptaron el diagnóstico y se abocaron a investigar las mejores propuestas de atención
que había para el manejo del niño.
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Con el manejo del cronograma, se estimulan las funciones ejecutivas en las cuales se
incluye la planificación de conductas dirigidas hacia una meta concreta, la organización
del tiempo, de actividades, así como la inhibición de respuestas inapropiadas y de
conductas perseverativas.
d. Empleo de claves visuales: Es de gran ayuda emplear claves visuales por medio de las
cuales el niño podrá reconocer avisos, objetos, actividades y acontecimientos.
f. Prestar ayuda y apoyo en los momentos en los que el niño no pueda manejar la
frustración: Cuando el niño no pueda resolver alguna situación problemática, es
necesario que se le preste ayuda y se le apoye para que se sienta seguro y se eviten
conductas impulsivas.
En el aula, cuando los períodos para desarrollar una actividad son muy prolongados, el
niño tiende a pararse de su lugar y pasear libremente alrededor del aula. En las
ocasiones en las que esta conducta se presente, inicialmente se puede permitir, siempre
y cuando no interrumpa el trabajo que en esos momentos estén realizando sus
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compañeros. En el caso contrario, cuando se le obliga a continuar y a estar en su lugar, la
tendencia conductual será de llanto, originándose episodios de berrinche e impulsividad.
Sin embargo, la libertad de acción lo tranquilizará y posteriormente se podrá reanudar
nuevamente la tarea que quedó inconclusa.
En la búsqueda de estrategias para conocer mejor a los niños y niñas con el Síndrome de
Asperger y poder interactuar con ellos en el aula regular, se consideraron a las
estrategias lúdicas como las más adecuadas, ya que el desarrollo de la afectividad, de la
socialización, de la motricidad y del conocimiento, están estrechamente relacionadas con
las actividades del juego, mediante las cuales, los niños y niñas son capaces de poner en
práctica todos sus sentidos, sus habilidades y sus destrezas. Por medio del juego, pueden
adaptarse a la realidad, pueden manejar sus miedos, temores, frustraciones, sus
impulsos y sus sentimientos, así los niños y niñas aprenden y son felices.
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· Al niño se le capacita para que pueda manejar adecuadamente estrategias de
anticipación y planeación: Al darle la oportunidad de conocer eventos y
acontecimientos en donde puede anticipar consecuencias.
Actualmente, M. es feliz al cursar 3er. año de primaria en una aula regular en donde
aprende, ríe y juega como los demás niños de su misma edad.
Referencias:
Artegraf.
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