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DÍA VEINTICUATRO

 
Modelo de los trabajadores, Ruega por nosotros
 
“En la banca de trabajo, donde ejerció (san José) su oficio con Jesús, José
acercó el trabajo humano al misterio de la Redención”. San Juan Pablo II
 
El diablo odia al trabajador honesto y diligente. En el comienzo de la historia humana, la
malvada serpiente inició su ataque a la familia humana en el lugar de trabajo, esto es, el
jardín que Dios les dio a Adán y Eva para atender y mantener. Lucifer odia el trabajo.
En particular, desdeña el hecho de que, por amor, Dios se humilló a sí mismo y se hizo
hombre, haciéndose capaz de hacer trabajos manuales. Jesús pasó muchos años en
la carpintería de san José trabajando diligentemente. Fue la preparación para el
reingreso del hombre al lugar original de trabajo - un jardín; el Jardín de Getsemaní,
específicamente, y lograr el trabajo de nuestra redención.
 
Jesús es Dios. Junto con el Padre y el Espíritu Santo, hizo los cielos y la tierra. La
habilidad de crear de Nuestro Señor excede cualquier cosa que se pueda
imaginar. Cuando se hizo carne, Jesús santificó el trabajo humano y lo elevó a un
nivel de grandeza que no existía antes de la Encarnación. Aunque Divino, Dios se
humilló a sí mismo, se hizo hombre, y trabajó como hombre. En su humanidad, aprendió
a trabajar como hombre imitando el ejemplo de su padre terrenal, san José.
 
San José es el modelo del trabajador: Si san José enseñó al Hombre-Dios como
trabajar, es muy capaz de servir como nuestro modelo también. El trabajo duro beneficia
las personas, las familias y la sociedad.
 
“El (san José) pertenece a la clase trabajadora, y llevó las cargas de la
pobreza para sí mismo y la Sagrada Familia, de quien era su cabeza tierna y
vigilante” Papa Pio XI
 
Trabajar no siempre es fácil y placentero. Tener un día laboral duro puede ser agotador
para la mente, el cuerpo y el alma. A veces el trabajo puede ser francamente
gravoso. Como carpintero, Jesús lo sabía de primera mano. El ofrece consuelo a todos
los que se ganan la vida con el sudor de su frente.
 
“Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré
descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí que soy manso y
humilde de corazón; y hallareis descanso para vuestras almas, porque mi yugo es
suave y mi carga ligera.” Mateo 11, 28-30
 
San José le enseñará cómo ser un trabajador diligente: Nuestro señor decidió hacer
trabajo manual durante muchos años, antes de iniciar su ministerio público. ¿Por qué lo
hizo? Lo hizo porque quería santificar el trabajo y enseñarnos que el trabajo es
honorable y complace a Dios. Sin embargo, ni Jesús, ni san José fueron adictos al
trabajo (‘workaholic’). Los adictos al trabajo no son beneficiosos para sí mismos, ni para
sus familias, ni para la sociedad. Dios no se deleita en un adicto al trabajo.
 
Jesús aprendió el lugar apropiado del trabajo en su vida a través del ejemplo amoroso de
san José. San José hacía tiempo para Dios, la familia, la recreación y el descanso. San
José modeló estos aspectos de la vida humana para Jesús. San José te enseñará estas
importantes lecciones también.

San José sirve como modelo para imitar a quienes trabajan por la salvación de las
almas, especialmente diáconos, sacerdotes, obispos y religiosos. Las almas
consagradas deben trabajar diligente y fielmente en la viña de Dios. Este trabajo,
también, puede ser difícil y gravoso. Los sacerdotes, los diáconos, los religiosos y los
consagrados son seres humanos; ellos necesitan descansar y recrearse como todos los
demás. En raras ocasiones, Dios da gracias extraordinarias a una persona para que
pueda realizar penitencias heroicas, ayunos y mortificaciones. Sin embargo, Dios
nunca desea para sus trabajadores que se quemen de agotamiento. Él quiere que
se deleiten en los arroyos de las montañas, en los bosques, en los atardeceres. Quiere
que los sacerdotes y las religiosas sean como san José: amorosos, piadosos (de
oración), trabajadores duros, y que no les de miedo descansar.
 
“Vamos a pedirle a san José que fomente vocaciones acérrimas para nuestro
Señor” San Pedro Julian Eymard.

Lectura del Día: San José, Obrero:


 
“Como todos los cristianos de ese tiempo, yo también estaba feliz y agradecido
con la decisión de la iglesia de declarar la fiesta litúrgica en honor de san José
Obrero. Esta fiesta, que ratifica los valores divinos de trabajar, muestra cómo la
iglesia públicamente hace eco de las verdades centrales del evangelio, en las que
Dios quiere que meditemos especialmente en nuestro tiempo”. San Josemaría
Escrivá
 
El “tiempo” que san Josemaría menciona fue en 1955, fue el año en que la iglesia llamó
a su protector para vencer a un gran enemigo: el comunismo.
 
En la primera mitad del siglo XX, el comunismo había ganado apoyo entre muchos
líderes alrededor del mundo y naciones enteras habían sucumbido a sus ideas. En 1937,
el papa Pío XI se dio cuenta de las serias amenazas que plantea el comunismo para el
bien común, así que llamó a san José para proteger a la Iglesia de los muchos errores
del comunismo.  Él Escribió:
 
“Ponemos la gran campaña de la iglesia contra el mundo comunista, bajo el
estandarte de San José, su poderoso protector”
 
Como resultado de las palabras del papa Pío XI, los católicos fervientemente empezaron
a rezar a san José, especialmente bajo el título de ‘terror de los demonios’ en la pelea
contra las ideas ateístas del comunismo. Ellos también invocaron la ayuda de san
José Obrero en la causa de los derechos de los trabajadores. Estos dos asuntos
fueron los temas mayores que preocuparon en la mitad del siglo XX.
 
¿Sabías que, a mediados del siglo XIX, muchos países de todo el mundo celebraron el 1
de mayo como una fiesta secular? No era una fiesta religiosa, ni política, se llamaba “día
de mayo”. Desafortunadamente, en el siglo XX, los comunistas tomaron esta fiesta
secular, la rediseñaron y la llamaron “día de los trabajadores comunistas”. Cambiando el
nombre de la fiesta enfatizaron las ideas del comunismo para que fueran vistas como
una gran forma de influir en las masas. 

Este desarrollo preocupó inmensamente a la iglesia católica porque una celebración en


honor a la idea comunista del trabajo tendría efectos negativos en los trabajadores y
tendría un impacto negativo en la familia y la sociedad. Al mismo tiempo, la amenaza del
comunismo fue sentida en todo el mundo, incluido el papa. 
 
El vicario de Cristo, el Venerable Papa Pio XII, recurrió a san José, igual que su
predecesor había hecho, y denunciando las falsedades del comunismo elevó la dignidad
de los trabajadores de una manera muy especial. El 1 de Mayo de 1955, el papa Pio XII,
declaró el 1 de Mayo, fiesta Litúrgica de San José Obrero.  Escribió:
 
“Estamos felices de anunciar nuestra determinación para instituir, como de hecho
la instituimos, la Fiesta Litúrgica de san José Obrero, asignada el 1 de
Mayo. Amados trabajadores, están ustedes complacidos con este don?  Estamos
seguros que ustedes lo están, porque el humilde trabajador de Nazaret no
sólo personifica, ante Dios y la Iglesia, la dignidad del hombre que trabaja con sus
manos, sino también, a quien es el providente guardián de sus familias.”
 
San José, de hecho, trae la luz en la oscuridad y es el modelo de los trabajadores. Él
saca a la luz la malicia de los enemigos de la familia. San José trae la luz dentro de la
oscuridad de los errores de los movimientos que buscan destruir la dignidad humana y
eliminar a Dios de las mentes de los corazones de las familias y de las naciones.  Él está
enfrentando el comunismo, fascismo o cualquier otra clase de ideología política. San
José es el protector de la dignidad humana. ¡Es el terror de los demonios!
 
“Dios, Padre nuestro, Creador y Gobernador del universo, que llama al hombre, en
cada edad, a desarrollar y usar sus dones para el bien de otros. Con san José
como nuestro ejemplo y guía, ayúdanos a hacer el trabajo que se nos pide y recibir
las recompensas que nos han sido prometidas”. Oración de apertura para la
memoria de san José Obrero.

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