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AMANDO VITALE
GP-CA-275 CAME

A las 6 p.m. de una tarde de julio de 1992, Roberto Eguren, director de fábrica de la
división de equipo pesado de la Empresa Productora de Equipos y Accesorios S.A. recibió en su
domicilio una llamada telefónica de Ricardo Caster, que era un jefe de otra división de la
empresa. Caster le dijo: "Señor Eguren, uno de sus empleados, Amando Vitale, está aquí en mi
casa. Conozco al muchacho desde hace varios años. Si he de ser franco, le diré que tiene un
problema que preferiría que lo tratara con usted personalmente. ¿Puede ir a verle esta tarde?"
Caster explicó a Eguren algo de la conversación que había tenido con Vitale (véase más
adelante).

"Desde luego, dígale que venga, estaré aquí toda la tarde", replicó Eguren. Media hora
más tarde, Vitale se presentó en casa de Eguren.

Roberto Eguren era Jefe del departamento de montaje de la división de equipo pesado,
cuando conoció a Amando Vitale en 1990. Este último trabajaba en el departamento de acabado,
que estaba inmediatamente después del de Eguren en el proceso de fabricación. Era pintor de
pistola en una operación en la que los motores terminados se pintaban y secaban antes de ser
embarcados. Eguren suponía que Vitale tenía unos 30 años. En enero de 1992 Vitale se había
acercado a Roberto Eguren y le había pedido que le indicara la forma en que podría conseguir un
puesto de trabajo de control de la producción. "Llevo siete años haciendo este trabajo de pintor
de pistola –dijo a Eguren– y me gustaría cambiar. Estoy familiarizado con la mayoría de las
operaciones que se hacen aquí y creo que esto sería una buena base para el control de
producción. No tengo otros estudios que los de enseñanza media, pero no soy tonto. Creo que
haré un buen papel en control de producción".

Eguren sugirió que primero diera a conocer sus intenciones a Jorge Muñiz, que era su Jefe
y que dejara que éste estableciera contacto con Bruno Foster, Jefe del departamento de control
de la producción de equipo pesado, para ver si había posibilidad de entrar en el departamento.
Vitale dió las gracias a Eguren y dijo que vería a su Jefe. A la semana siguiente Eguren mencionó
a Gerardo Rossi, director de producción de la división de equipo pesado, su conversación con
Vitale. Rossi observó: "¡Caramba! me vió hace dos semanas para tratar del mismo asunto, quería
conocer el modo de entrar en el departamento de control de producción y entonces me contó una
larga historia acerca de su esposa que es una enfermera que trabajó con un doctor que había
asistido a mi mujer. Yo no vi dónde podía estar la conexión entre todo esto, pero le dije que fuera
a ver a su Jefe.

Roberto Eguren sintió curiosidad y poco después de hablar con Gerardo Rossi se propuso
hablar de nuevo con Vitale. Cuando este último vió a Eguren dijo: "Bueno, tal como me sugirió, vi
a mi Jefe y ya ha hablado con Foster. Me han prometido la próxima vacante". Eguren dijo:
"Vitale, usted trabaja a destajo. Debe llevar a casa alrededor de 300 dólares al mes con horas
extras y todo. Usted no reunirá todo este dinero en control de producción. Quiere realmente
hacer ese cambio?".

Vitale replicó: "Mi casa está casi pagada, mis dos hijos van al colegio, así que si fuéramos
apretados en cuestión de dinero mi esposa podría volver a trabajar. Ya sabe que ella es
enfermera titulada. Desde luego voy a ganar menos dinero en control de producción, pero podré
venir a trabajar llevando ropas limpias y tendré un trabajo limpio. Mi esposa y mis hijos estarán
orgullosos de mí. Sr. Eguren, yo tengo una ambición, la de llegar a ser Jefe aquí en Productora.
Mis hijos podrán contar a los otros chicos que su papá no es un pintor sino un Jefe de la
Productora de Equipos y Accesorios.
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Más tarde, en mayo de 1992, se produjo una vacante en el departamento de control de la


producción. Una nueva persona entró a trabajar en el puesto de Vitale. El 2 de Junio, este último
empezó a trabajar como lanzador en el departamento de control de producción. Su sueldo era de
250 dólares al mes. Fue encargado del lanzamiento de piezas soldadas con arco para la división
de equipo pesado. Estas piezas eran elaboradas en la división de fabricación de la empresa, que
se alojaba en un edificio que estaba separado de la división de equipo pesado. Vitale llevaba
fichas de progreso de las piezas que eran programadas en la división de fabricación, para ser
empleadas posteriormente en la división de equipo pesado. Hacía comprobaciones diarias
en las piezas e indicaba a un Jefe de la división de fabricación las que debían recibir especial
atención a fin de
que se cumpliesen los programas de producción.

Tres semanas después de que Vitale empezara a trabajar como lanzador, Eguren tuvo
noticia “de tercera o cuarta mano” de que Amando Vitale no era felíz en su nuevo puesto. Al
parecer, Vitale tenía la sensación de que “no estaba realizando nada y de que se había
precipitado al tomar la decisión de dejar el puesto de pintor de pistola”. Eguren sugirió a Foster
que hablara con Vitale sobre cuestiones de rutina sin mencionar el rumor que había llegado hasta
ellos de que se sentía disgustado con su trabajo. Bruno Foster llamó a Vitale a su despacho y le
habló de todo el alcance que tiene el lanzador, en los siguientes términos:

"La producción es una cuestión de coordinación y de trabajo en equipo. Un lanzador es un


miembro importante del equipo. Quiero que usted se dé cuenta de eso". Vitale escuchó lo que le
dijo y no hizo ningún comentario referente a que no estuviera satisfecho con su trabajo.

Jorge Muñiz, Jefe del departamento de acabado empezó a encontrar dificultades para
cumplir los programas de producción después de que Vitale dejara el departamento. El hombre que
le había reemplazado no desarrollaba la velocidad que Muñiz esperaba. El trabajo de pintura de
pistola requería tres hombres para ser realizado, pero, cómo dijo Muñiz; "Ese Vitale hizo siempre
el trabajo de dos hombres. Ahora tenemos que hacer trabajar horas extras y sábados al equipo
de pintura para cumplir el programa de producción". Poco después de haber tenido lugar la
conversación "comprobatoria" con Bruno Foster, Vitale pasaba por el departamento de acabado,
cuando le llamó Muñiz: "Amando, desearía con toda el alma que no nos hubiera dejado. Usted
valía por dos pintores. Ahora tengo verdaderas dificultades aquí. Me gustaría que volviera al
mismo puesto de trabajo". Vitale sonrió y replicó: "Eso mismo quisiera yo".

A finales de Junio, Vitale se dirigió a Foster y le dijo: "Estoy harto del trabajo de lanzador.
No estoy consiguiendo nada. En el departamento de acabado están teniendo dificultades con la
pintura y me gustaría volver a mi antiguo puesto". Foster le preguntó si había hablado con Jacobo
Pardo, que era el jefe inmediato de Vitale. "No –replicó– vine directamente a usted". Foster le
pidió que meditara cuidadosamente sobre el asunto antes de tomar ninguna decisión y le dijo que
volverían a tratar el problema más adelante. Tres días después, Vitale se dirigió a Bruno Foster y
le dijo: "He decidido que quiero volver a mi antiguo puesto".

Foster replicó: "Bueno, parece como si estuviera resuelto a ello, pero tengo que
comprobar si su antiguo puesto está vacante". Llamó a Muñiz, Jefe del departamento de
acabado y le explicó que Amando Vitale quería volver al puesto de pintor de pistola. Muñiz dijo:
"¿Qué si está vacante su puesto? ¡Pues claro que si! Haga que Vitale se presente mañana a las 6
de la mañana y podrá empezar a hacer un montón de horas extras. Estoy en un atasco y
podemos hacer que ese trabajo sea de cuatro personas hasta que volvamos a la normalidad.
Entonces haré que se vaya el sustituto de Vitale". Foster informó a Vitale que su antiguo puesto
estaba a su disposición y que Muñiz quería que se presentara a trabajar a las 6 de la mañana
siguiente.

Al día siguiente por la mañana Vitale acudió al trabajo a las 8 a.m. Iba vestido con las ropas
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que había usado en su puesto de lanzador, pero llevaba consigo sus prendas de trabajo de pintor.
Después de mudarse de ropa se presentó a Jorge Muñiz quien le preguntó: "¿Dónde ha estado?
Yo quería que estuviera aquí a las
6. Tenemos mucho trabajo que hacer". Vitale replicó: "Creo que me he quedado dormido, lo
siento". Y se reunió con los otros hombres que efectuaban la operación de pintura a pistola.

A las 11 de aquella misma mañana, Vitale se presentó en el despacho de Foster, a quien


dijo: "Sr. Foster, no debería haber pedido nunca volver al trabajo de pintor. He tenido miedo de
decir a mi mujer que dejaba el trabajo de lanzador. A mi esposa y a los chicos les gustaba que
fuera a trabajar con ropas limpias. La razón por la que no me presenté a trabajar a las seis, fue
porque no pude imaginar una excusa para salir temprano de casa. Hasta tuve que sacar a
escondidas el "mameluco" para que no lo viera mi mujer. Sr. Foster, siento haberle ocasionado
todas estas molestias, pero no he podido evitarlo. Cometí un error. Lo siento. ¿Puedo volver a
mi puesto de lanzador?". Bruno Foster contestó: "Mire Vitale, usted ya no trabaja para mi, trabaja
para Jorge Muñiz en el departamento de acabado". Después de esto Vitale abandonó el despacho
de Foster.
A las dos, Foster recibió una llamada telefónica de Muñiz. "Sr. Foster, ¿está Vitale en
su despacho? Uno
de mis hombres me dijo que había oído a Vitale decir algo referente a ir a verle". Foster explicó
que Vitale había salido de su despacho a las 11:15. Muñiz advirtió: "Bueno, si este tipo se cree
que puede ir y venir como le venga en gana, va a tener que cambiar de idea". Al parecer, Vitale
había dejado la fábrica después de ver a Foster. Nadie lo vió durante el resto del día.

Aquella tarde Vitale se presentó en casa de Ricardo Caster. Este último había sido jefe de
control de la producción en la división de equipo pesado cuando Vitale empezó a trabajar en el
departamento de acabado en 1985. En 1990 Caster había sido trasladado a un puesto similar en
la división de accesorios. Vitale explicó a Caster lo que había sucedido y añadió: "Usted me
conoce hace ya tiempo. Quisiera que me ayudara. Los acontecimientos se han sucedido
demasiado rápido para mí. Yo no estaba seguro de lo que quería cuando le pedí al Sr. Foster
volver a mi antiguo trabajo -ellos me cogieron demasiado rápido-. La única razón por la que
quería volver al puesto de pintor era porque en el departamento de acabado todo el mundo
acostumbraba a decirme que era un tipo que valía. El Sr. Muñiz siempre decía que yo era el mejor
pintor que había tenido en toda su vida".

"Lo que realmente me preocupa, Sr. Caster, es lo que voy a decir a mi mujer. Ella no sabe
nada acerca de mi vuelta al trabajo de pintor. Vivimos con su hermana y con su cuñado, Harry
Bonder. Usted conoce probablemente a Harry. Trabaja en el departamento de control de
producción de la división de motores, de esta Empresa. Harry ha ido a la Universidad y consiguió
un buen puesto de trabajo. Es natural que mi mujer se lamente. Quiere que yo haga un trabajo
limpio y que lleve ropas limpias igual que Harry. No sé ¿qué voy a hacer?".

Caster notó que Vitale había estado llorando mientras contaba su historia, y le dijo a éste:
"Amando, yo ya no estoy en equipo pesado. Es posible que el hombre que usted deba ver sea al Sr.
Eguren. Le llamaré de su parte". Caster llamó a Eguren, quien aceptó hablar con Vitale. Este se
fué hacia la casa de Eguren, a la que llegó media hora más tarde.

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