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PERO NO DE ÉL
GINA LAKE
Endless Satsang Foundation
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Foto de portada: © Supershabashnyi /iStock.com
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser
reproducida o utilizada de ninguna forma ni por ningún medio gráfico,
electrónico, mecánico, de fotocopiado, de grabación o cualquier otro, sin el
previo consentimiento por escrito del publicista excepto en el caso de breves
citas incorporadas a artículos críticos y reseñas.
Al Cristo en cada uno.
Contenido
Introducción
Capítulo 1: Las Nubes
La Ilusión Tejida por los Pensamientos
Los Pensamientos Son Como Nubes
Los Tipos de Pensamientos en el Flujo del Pensamiento
Maneras Sutiles en que el Ego se Esconde
Grados de Identificación
Cómo Saber Cuando Te Identificas con el Ego
Capítulo 2: Dualidad
Perfecta Imperfección
La Dualidad Creada por la Mente
Trascender Dualidades
Crear Espacio
Capítulo 3: Completamente Humano y Completamente Divino
Estar en la Presencia
Entrar a la Presencia
Permanecer en la Presencia
Actuar y Hablar desde la Presencia
Superar los Retos para Estar Presente en el Mundo
Capítulo 4: Despejar las Nubes
Desidentificarse del Pensamiento
Cómo Dejar de Creer en Tus Pensamientos
La Naturaleza Impersonal de los Pensamientos
La Práctica de Notar
Trabajar con los Sentimientos
La Práctica del Silencio
Superar los Obstáculos al Silencio
Capítulo 5: El Ser Humano Purificado
Lo que Queda en la Mente
Seguir Tu Corazón
La Personalidad Purificada
Trampas en el Camino Espiritual
Superar Hábitos y Adicciones
Conclusión
Acerca del Autor
Introducción
Yo, el que has conocido como Jesús el Cristo, estoy escribiendo esto, otro
libro, a través de esta escriba, Gina Lake, para ayudarte a vivir las enseñanzas
que di hace tanto tiempo. Estas enseñanzas no tienen nada qué ver con
religión, reglas o mandamientos, sino con trascender la necesidad por tales
cosas y, en lugar de eso, vivir desde la fuente de tu ser, la cual sabe cómo
moverse en este mundo en perfecta gracia, paz y amor.
Esta fuente es lo que llamaré la Consciencia de Cristo, aunque hay
muchos nombres para ésta en varias tradiciones espirituales. Es llamada
naturaleza Buda en el Budismo, Hinduismo Atmanin y el Yo en Advaita
Vedata. En círculos espirituales, es llamada Presencia, Esencia, Quietud,
verdadero yo o simplemente Consciencia, por nombrar algunos de los
términos.
“Consciencia de Cristo”, como lo estoy usando, señala la divinidad
dentro de cada uno y el potencial para que esa divinidad se vuelva una
realidad viviente, para convertirse en lo que te vive. Yo fui un ejemplo de esa
posibilidad en mi tiempo de vida dos mil años atrás. “Yo y mi Padre somos
uno” expresa esto.
Esta es una enseñanza avanzada y no para todos. Algunos aún requieren
las reglas y mandamientos para mantener al ego en supervisión. Ellos
necesitan una autoridad externa para guiar su comportamiento. Esto fue
especialmente verdadero hace dos mil años, cuando la humanidad estaba aún
en su infancia y menos evolucionada de lo que está ahora.
Pero ahora, muchos están listos para el Cristo interior, para que salga y
se manifieste en el mundo más completamente. El nacimiento de este Cristo –
de la Consciencia de Cristo – es la verdadera segunda venida. Serán testigos
de este nacimiento dentro de ustedes y de otros. Este es un tiempo importante
y especial en la tierra.
La Consciencia de Cristo está dentro de todos, ya sea que me
reconozcan como un maestro o no, y ya sea que reconozcan ese potencial
dentro de sí mismos o no. Lo que yo vine a enseñar en esa encarnación hace
tanto tiempo fue esto: La consciencia que está dentro de mí también está
dentro de ti. Tú eres el hijo igual que yo. Tú eres el “Yo soy” del que les
hablé. Tú y Yo somos uno. Tú y todos los demás son uno.
Sólo hay una consciencia con muchas únicas infinitas manifestaciones.
Cada una es una expresión de amor de aquello que les dio vida a ellas, ya sea
que le llames Dios/Diosa, el Padre/Madre, Unidad, el Divino, Alá, Espíritu,
Fuente, Indefinible, el Tao, el Gran Espíritu, el Innombrable, o el
Inmanifiesto. Hay muchos nombres para lo que está detrás de toda vida y que
no puede ser entendido por la mente o expresado en palabras.
Al imaginar esta misteriosa fuerza de creación como un individuo –
como un dios o un Padre – se hace manejable para la mente. Pero cualquier
concepto de Dios no puede siquiera empezar a tocar la realidad de Dios, la
cual sólo puede ser experimentada, nunca comprendida.
Cuando estás experimentando a Dios, en la medida que es posible para
un ser humano, estás experimentando la Consciencia de Cristo. Dios vive
dentro de ti, y tú experimentas eso como un estado particular de consciencia,
un estado del ser. Aunque a menudo oscuro, este “estado” no es un estado
pasajero, como otros estados de la consciencia, sino que siempre está
presente y disponible. Aunque la consciencia de Cristo puede parecer que es
una experiencia o un estado de consciencia, es en realidad lo que está
consciente. Esta es la experiencia de Cristo vivo en ti, como tú.
Hace dos mil años, vine a mostrarte como ser paz y amor y, finalmente a
traer éstos a este mundo. Enseñé con el ejemplo y a través de otros medios
cómo es vivir en la Consciencia de Cristo. Mi mensaje fue malentendido
entonces por muchos y distorsionado por muchos otros desde entonces. Pero
hoy, las personas están más listas para este mensaje y son capaces de
entenderlo e incorporarlo más que nunca antes.
Así que en este libro, te hablaré usando el lenguaje y los términos de hoy
en día, y me basaré en lo que otros han enseñado desde entonces, ya que la
verdad que yo enseñé ha sido enseñada por muchos otros a través de la
historia y está siendo enseñado hoy en día por muchos más que nunca.
La verdad de la que hablo es la verdad acerca de quiénes son ustedes –
acerca de su naturaleza humana y divina, porque son igualmente ambos.
Ustedes son tan divinos como me perciben a mí que soy. Y, por ahora,
ustedes también son humanos. Ustedes caminan con un pie en el mundo de la
forma y otro en el Indefinible. Ustedes son un puente entre los dos. Esta
dualidad misteriosa dentro de su ser es de lo que trata este libro.
Quiero hablar con ustedes íntimamente acerca de esto, como un
hermano, como un amigo, como uno que ha vivido esta dualidad. Y sí,
hablaré también como un maestro, pero no como alguien que está sobre
ustedes, no como alguien que es más parecido a Dios que ustedes, sino como
alguien que no es diferente a ustedes.
Esta es una blasfemia para algunos, pero sólo aquellos que no entienden
la verdad escondida en sus escrituras. No era mi intención ser convertido en
un dios. No es por eso que vine, y yo no me convertí a mí mismo en un dios.
Vine a mostrarles la belleza de su propia alma y lo que es posible como un
humano. Vine a mostrarles que es posible ser ambos, humano y divino, ser
amor encarnado.
Muchos me rinden culto, porque me ven como la encarnación del amor,
pero ese amor está igualmente en ustedes. Lo que he venido a enseñar ahora
es que ustedes pueden encarnar amor como lo hice yo. Ustedes pueden
convertirse en Cristo dentro de esta vida humana y aprender a encarnar todo
lo que es bueno dentro de ustedes.
Ésta no es una tarea pequeña, pero muchos de ustedes están a la altura
de ella y quieren esto más que nada. Para reunirse con su yo divino, tal
impulso y anhelo son esenciales. Aunque este retorno a Casa es el destino de
todos, el camino es largo y arduo y, para tales jornadas, una guía confiable es
útil y a menudo necesaria.
Este libro es solo una guía externa. La mayor guía descansa en tu
Corazón, y cualquier guía exterior verdadera lo sabe y te señalará a eso. Mi
tarea es señalarte tu propia sabiduría interior, al Cristo dentro, que es
confiable, paciente, generoso, valiente, amoroso y compasivo.
Cada buena cualidad ya es tuya como parte de tu herencia divina. Y sin
embargo, hay algo más aquí también que nubla tu bondad innata y causa
sufrimiento. Examinaremos este aspecto de tu humanidad – el ego – para que
puedas superar más fácilmente este obstáculo para darte cuenta de tu
divinidad.
La religión, a menudo, pinta la vida mundana como algo que debe ser
trascendido o soportado antes de volver al cielo. Pero si el reino del cielo está
dentro, como lo enseñé, entonces volver al cielo significa regresar a la
Consciencia de Cristo, que ha estado temporalmente perdida o escondida por
la condición humana, más específicamente, por el ego y el condicionamiento
asociado a él. Este regreso al cielo sucede mientras están en el cuerpo –
mientras están en el mundo – no después de dejar el cuerpo.
Encarnar se refiere a la posibilidad de incorporar el ser divino dentro de
la forma humana, de encarnar lo informe mientras se está en la forma, de
estar en el mundo pero no ser de él. Ofrece la posibilidad de disfrutar el
paraíso en la tierra y estar en alegría en esta vida. Es el destino de todos y
cada uno encontrar alegría en esta existencia física.
Ser humano no es esencialmente problemático. Es un regalo ser
humano, ser capaz de tener experiencias como un ser sensible en este plano
de existencia. Es una aventura en la que tu alma y Dios a través tuyo, ha
anhelado embarcarse. Y como todas las buenas aventuras, ésta tiene un gran
reto a superar, y ese es el ego. Fue diseñado para ser un obstáculo para
recuperar el cielo y el amor, paz y felicidad que son tu herencia divina.
También es parte de un plan perfecto para traerte a Casa.
El ego es lo que hace a la vida el drama y la aventura que es. El ego es la
fuente de sufrimiento humano y lo único que cubre con un velo tu naturaleza
divina. Este sufrimiento, sin embargo, también es lo que te despierta de la
pesadilla del ego. El viaje heroico, como he escrito de él en otro lugar, en
Una Vida Heroica, es la derrota del ego, o ponerlo en su lugar correcto, y
aclarar lo que oscurece la Consciencia de Cristo. Una vez que éstos han sido
despejados en cierto grado, la luz del ser divino puede brillar. Así que vamos
a empezar por examinar la naturaleza de lo que oscurece, o las nubes que
bloquean la luz de la Consciencia divina.
4. Miedos y preocupaciones. Éstos siempre vienen del ego y nunca del ser
divino.
6. Pensamientos del pasado. Estos, rara vez sirven al momento, más bien te
sacan de la Presencia. Más a menudo, sirven al plan del ego para contar
historias.
tratando de arreglar a otras personas para sentirte bien contigo o mejor que
otros?
Ejemplos del ego que necesita estar en lo correcto o que cree que sabe de
algo mejor que alguien más:
¡Te lo dije!
No soporto verlo desaprovechando su vida de esa manera.
Ella no hizo lo que yo le dije.
Eso es lo que sucede cuando…
Él nunca me escucha (implicando que debería hacerlo, porque yo estoy en
lo correcto).
Ella no sabe nada de cómo manejar el dinero (implicando que tú sí sabes).
No es tan difícil saber cuándo estás identificado con el ego. Hay ciertas
señales indicadoras. Si puedes reconocer el ego en un pensamiento antes de
que te identifiques con ese pensamiento, es aún mejor. Sin embargo, como ya
hemos visto, muchos pensamientos que parecen bastante neutrales tienen al
ego impulsándoles y escondiéndoles, y esos aún pueden atraparte.
Identificarse con pensamientos que tienen poco ego en ellos no es
mucho problema. Creer un pensamiento que tiene mucho ego en él es otra
historia. Esos tipos de pensamientos, si no son obvios para ti, serán obvios
para otros y muy probablemente dispararán sus propios egos. Por ejemplo, si
tú le dijeras a tu compañero, “Al final yo tuve razón acerca de eso”, tu
compañero puede justo estar de acuerdo contigo, aunque tu ego está sacando
lo mejor de ti en ese momento, pero sutilmente. Sólo al ego le importa estar
en lo correcto y usará cualquier oportunidad para anotar un punto. Pero si en
vez de eso hubieras dicho, “en verdad, la regaste”, esas palabras pueden justo
empezar una pelea en donde tu compañero te señale las veces que tú “la
regaste”. Esas palabras contienen mucho más ego.
El tono de voz en tu mente y de tu propia voz cuando hablas con otros y
el lenguaje usado, tiene mucho que ver en si activas el ego propio o el de
alguien más. Los pensamientos o palabras con carga emocional, tales como
“en verdad, la regaste”, están destinadas a provocar sentimientos negativos,
mucho más que un comentario más objetivo. Esto aplica en tu diálogo interno
también. Si te dices a ti mismo, “en verdad, la regaste”, eso tiene mucha más
probabilidad de hacerte sentir mal y por más tiempo que si dices “al final
estaba mal acerca de eso”. Lo que te dices a ti mismo y cómo te lo dices en
verdad importa.
Muchos han aprendido con los años a hablarse a sí mismos más
amablemente y objetivamente, y eso mantiene al ego negativo a raya. Puedes
entrenar la voz en tu cabeza para ser más positivo, neutral y amigable al no
escuchar o identificarte con ella cuando es negativa y despiadada. Si trabajas
con ella, la voz en tu mente puede volverse más benevolente. Pero tampoco
necesitas esa voz benevolente. No necesitas la voz en tu mente para nada.
La señal más obvia de que estás identificado con el ego es la reacción
emocional y los sentimientos negativos tales como miedo, ira, dolor, celos,
envidia u odio. Cuando surgen tales sentimientos, te has convertido en tu ego,
incluso si es sólo brevemente. Entre más te enganches en los pensamientos
que producen esos sentimientos, más durarán esos sentimientos y tendrán una
retención más potente en ti.
La fuerza de tus sentimientos negativos es una medida de cuán fuerte, y
posiblemente por cuánto tiempo, has comprado una creencia o creído una
historia. Esos sentimientos, en turno, te convencen de que hay una razón para
sentirte de esa manera – de lo contrario, ¿por qué sentirías eso tan
intensamente? La respuesta es, tú te sientes así porque tú crees en tus
pensamientos, no porque tus pensamientos sean verdaderos. Tus sentimientos
te convencen de que tus pensamientos son verdaderos, incluso cuando no lo
son. La gente no se da cuenta de que sus pensamientos son lo que los hacen
sentir de la manera que se sienten, no las circunstancias. El ego usa las
circunstancias para crear sentimientos contando una historia acerca de esas
circunstancias, y esa historia te hace sentir mal.
Si, por ejemplo, tú crees en el pensamiento “me voy a quedar en la
calle”, sentirás terror. Esos sentimientos de terror te convencen de que
quedarte en la calle es una posibilidad real, sin darte cuenta que te sientes
alarmado porque crees en ese pensamiento, no porque ese pensamiento sea
verdadero. La mente sólo inventa cosas. No tiene una bola de cristal.
La fuerza de un sentimiento es una medida tan sólo de cuán fuerte y
frecuentemente has creído en un pensamiento, no de la veracidad del
pensamiento. Cualquier pensamiento que sea hospedado frecuentemente,
parecerá verdadero porque producirá sentimientos que lo hacen parecer
verdadero. Además, si un pensamiento está hospedado con la suficiente
frecuencia, se volverá habitual, y los sentimientos resultantes se volverán
habituales. Por ejemplo, si le das tu atención a los pensamientos de ira,
crearás un hábito de tener esos pensamientos. Entonces tu ira también se
volverá habitual y se disparará fácil y automáticamente.
La gente también hace esto con la aflicción. Tan normal como lo es
lamentar una pérdida, muchos magnifican y extienden su aflicción
innecesariamente enfocándose en pensamientos de tristeza y regresando a
ellos repetidamente. Entonces, tener esos pensamientos se vuelve habitual y
los sentimientos se vuelven habituales. Eliminar este patrón desde los
circuitos neuronales tomará un esfuerzo determinado para descontinuar el
hábito, así como con cualquier otro hábito.
Los sentimientos negativos son la señal más obvia de que el ego está en
acción, pero también puedes asumir que estás identificado con el ego cuando
sea que te sientas contraído. Esto se manifiesta como una sensación de
contracción en tu cuerpo y sentirte tenso, apretado, estresado, inquieto, fuera
de balance, irritable, molesto o insatisfecho. Puedes sentirte al límite, como
queriendo pelear. O cuando la contracción es extrema, puedes sentirte con
ganas de rendirte o acurrucarte en posición fetal, hecho bolita. En la mayoría
de las veces, los sentimientos negativos y el sentido de contracción van de la
mano.
Lo opuesto de la contracción es sentirse en paz, ligero, contento,
relajado, agradecido, alegre y una sensación de estar en el flujo o perdido en
lo que estás haciendo. Estos son rasgos del ser divino. Si no te sientes de esta
manera, estás involucrado con el ego hasta cierto punto. El grado en que te
identificas con el ego es el grado en que careces de paz y alegría y te sientes
insatisfecho y enfermo fácilmente.
Siempre estás recibiendo retroalimentación de tu ser divino acerca de
cuán alineado estás con él. Te dice, a través de una sensación de contracción
o expansión y a través de sentimientos positivos y negativos, si estás o no en
el ego y cuánto. El ser divino siempre está comunicándose con el ser humano
y haciendo lo que puede para traer al ser humano en alineación con él,
mientras simultáneamente honra tu libre albedrío para elegir si te identificas
con el ego o no.
Estar muy presente en tu experiencia energética, emocional y corporal,
te dirá cuán identificado estás con el ego. Una vez que te das cuenta de que
estás identificado con el ego, puedes curiosear acerca de cómo te atrapó.
¿Qué pensamientos estabas teniendo? ¿Qué creencias estabas teniendo o en
qué auto identidades estabas creyendo? ¿Quieres seguir sintiéndote de esta
manera? Cuando tengas suficiente consciencia para detenerte y hacer estas
preguntas, entonces, tienes una elección: regresar a la identificación o hacerte
más presente.
El antídoto para el sufrimiento causado por la identificación con el ego
es voltear tu atención del flujo del pensamiento a tu experiencia del momento
presente: lo que estás viendo, escuchando, sintiendo y percibiendo
físicamente y más sutilmente. Hacer esto te sacará de la mente y te llevará de
regreso a tu cuerpo y tus sentidos. Aquí es donde quieres permanecer, porque
el cuerpo y los sentidos son la puerta hacia la Presencia, a la Consciencia de
Cristo. Desde ahí, la vida se experimenta muy diferente.
Siempre que te salgas de la mente hacia el cuerpo y los sentidos y hacia
la Presencia, la recompensa es paz, tranquilidad, gratitud, amor y alegría. El
truco es permanecer en el cuerpo y los sentidos el tiempo suficiente para caer
en la Presencia y luego permanecer en la Presencia el tiempo suficiente para
probar lo suficiente de manera que te quieras quedar ahí. Entre más familiar
te vuelves con la Presencia, más pierde su atracción la voz en tu cabeza.
Finalmente, otra pista de que estás identificado con el ego es el sutil
placer que obtienes al tener la razón, sentirte superior, ser egoísta o descortés,
quejumbroso, juicioso, culposo o al hacer cualquier otra cosa que el ego te
empuja a hacer. En cierto nivel, se siente bien ser malo. Decir lo que el ego
quiere que digas brinda algo de placer, algo de satisfacción. Como mínimo, la
presión para decirlo se libera una vez que es hablado. El estilo del ego es el
camino de la menor resistencia. Como tal, a menudo es irresistible.
Sin embargo, el placer que obtienes por complacer al ego es una espada
de doble filo, porque sentirse superior, ser egoísta o descortés, quejumbroso,
juicioso, culposo y hacer las otras cosas que hace el ego para obtener este
placer fugaz, al final no se siente bien y no tiene buenos resultados. Te
sientes mal contigo mismo cuando haces cosas que hace sentir mal a otros.
Este es el significado de “Todo lo que has hecho al menor de mis hermanos,
me lo has hecho a mí”. Lo que haces a otros, también te lo haces a ti mismo:
Cuando eres descortés con otros, también estás siendo descortés contigo
mismo, porque no puedes ser descortés con los demás y estar feliz.
No hay nada malo con estos pensamientos. Son los tipos de pensamientos
que produce la mente egoica en todos. Sólo que es bueno reconocer que no
son lo que pretenden ser – conocimiento sólido y verdades útiles. Mientras
tanto, la vida sigue impredecible. Nunca es la misma, y tampoco lo eres tú ni
nadie más. ¿Quién sabe lo que harás? ¿Quién sabe lo que alguien más hará?
¿Quién sabe cómo es alguien? ¿Quién sabe qué traerá el próximo momento?
En realidad, tú no sabes mucho con certeza.
Cuando caes en la Presencia, sabes que no sabes, y eso está bien para ti.
Incluso disfrutas no saber, justo como disfrutas no saber en qué terminará una
novela. No saber lo que sucederá después hace que la vida sea interesante y
emocionante.
El ego, de hecho, le quita la diversión a la vida pretendiendo saber.
Entonces intenta reponer la diversión comiendo, tomando, de compras y
haciendo otras cosas que al ego le gusta hacer, lo cual traerá únicamente
placer pasajero, no felicidad real. La ironía es que la felicidad está mucho
más disponible de lo que el ego se da cuenta. Es sólo que tienes que dejar de
percibir el mundo como el ego y como el lenguaje implica.
La mente egoica interfiere con la felicidad creando dualidades ilusorias,
tales como bueno/malo, me gusta/no me gusta, quiero/no quiero y mejor
que/peor que. Las etiquetas en sí, a menudo crean la experiencia descrita. Por
ejemplo si tú dices, “no me gusta el helado de vainilla”, tu ego se
compromete a no gustar del helado de vainilla, o probaría que está
equivocado, lo cual le agrada aún menos que el helado de vainilla. Como
resultado, tu experiencia del helado de vainilla estará influida por la
convicción de que no te gusta. Debido a que el ego está dedicado a sostener
sus opiniones y creencias, buscará que sus experiencias cubran sus
expectativas. De esta manera, las creencias del falso ser a menudo se vuelven
profecías auto cumplidas.
Al ego le gustan las dualidades porque le gusta adoptar una postura,
cualquier postura. Adoptar una postura es lo importante para el ego, no la
postura en particular, porque tomar una postura le da al ego una identidad.
Tomando una postura es como se crean las identidades: “Soy un
republicano”. “Estoy en contra de comer carne”. “No me gustan los
pelirrojos”. “Creo que es bueno despertar temprano”. Tomar una postura te
hace sentir como que eres alguien, como un individuo. Y eso es la definición
del ego, el falso ser. Es todas las ideas que te hacen sentir como un ser
separado, lo que te hace sentir especial, todas las ideas que se disfraza de tú.
No hay nada malo en sentirse como un individuo. Estás destinado a ser
un individuo en este mundo. De hecho, se te dio una programación que hace
que te gusten ciertas cosas y otras no, comportarte de ciertas maneras y no de
otras, y sentir el impulso a hacer ciertas cosas y no otras. Como parte de tu
programación, se te dio una personalidad con ciertas inclinaciones, impulsos
y preferencias. Tu personalidad está destinada a influenciar tus elecciones y
tu conducta y ser un vehículo para tu ser divino, aunque es más comúnmente
un vehículo para el ego. Es bueno tan sólo reconocer que esta programación
no es quien realmente eres, sino más bien, un disfraz que te has puesto
mientras actúas el papel que viniste a desempeñar en la tierra.
Las preferencias personales sólo son un problema cuando se sostienen
tan rígidamente por el ego que te privan de estar en la Presencia. Esto sucede
si no estás dispuesto a ser flexible acerca de ellas, si exiges que se cumplan
cuando cumplirlas no es lo que viene del flujo. Si, por ejemplo, la vida se está
presentando a ti con un helado de vainilla en vez de chocolate, es mejor que
digas sí y lo disfrutes o “No, gracias” y estés contento con eso también. Sufrir
porque no hay helado de chocolate sería creer el pensamiento “no me gusta el
helado de vainilla” o “deberían tener helado de chocolate” o “no les importé
lo suficiente para tener chocolate” o algún otro pensamiento similar. El ser
divino fluye con: “¡Qué aventura – helado de vainilla para variar!”
Ya que el ego está muy dedicado y apegado a sus preferencias, quiere
cumplirlas. No cumplirlas es un reto para la identidad del ego: “¡Yo no como
helado de vainilla!”. El asunto no es realmente el sabor del helado sino una
cuestión de identidad, de quién soy yo.
Esto es verdadero de otras dualidades también. La dualidad bueno/malo
es igualmente una cuestión de identidad para el ego. Debido a que el ego
generalmente siente que aquellos que son similares a él son buenos y aquellos
que son diferentes son malos, saber cómo soy yo o cómo no soy es muy
importante. Así es como el ego determina cómo se relaciona con todos los
demás allá afuera. Y, por supuesto, todo lo que se considera bueno debe ser
deseado y adquirido, mientras todo lo que se considera malo debe ser
evadido.
Esto le da al ego un plan de juego sencillo. Mantenerlo sencillo es
importante para el ego, ya que no se le da la complejidad. Bueno/malo es casi
todo lo que puede manejar. Así que el ego categoriza, y luego sabe qué hacer:
Ve tras lo bueno y evita lo malo. Al ego le gustan las recetas sencillas, y las
dualidades le dan una receta sencilla para vivir. El ego es un aspecto muy
primitivo del ser humano. En realidad no lo quieres manejando tu vida. Y sin
embargo, eso es lo que mueve las vidas de la mayoría de la gente, porque
están permitiendo que sus pensamientos los guíen por la vida.
Cuando algo que está sucediendo no es juzgado como bueno o malo o
como algo que te gusta o que no te gusta, sucede algo muy interesante:
¡Pierdes tu futuro! Cuando abrazas lo que es, sin juicio, no hay más necesidad
de buscar tu felicidad en el futuro. Tú ya estás feliz y nada necesita ser
agregado en algún otro punto para estar feliz. Cuando estás en la Presencia,
no hay necesidad de un futuro, el cual, de cualquier manera, es tan sólo una
idea. El futuro es tan sólo la fantasía del ego acerca de cómo será finalmente
feliz algún día.
Cuando te identificas con el ego otra vez, tu futuro regresa. El ego
necesita el futuro porque la idea de un mejor futuro es como el ego justifica el
rechazo del momento presente. El ego hace esto para mantenerte fuera de la
Presencia y mantenerse él a cargo.
Transcender Dualidades
Todos saben cómo es actuar y hablar desde la Presencia, y todos saben cómo
es cuando otros están actuando y hablando desde la Presencia. Hay una
cualidad distinta acerca de ella que hace que todos se relajen y se sientan
bien. La experiencia es una de iluminación, alegría, armonía, paz, amor,
comodidad y apertura. La Presencia es abrirse a otros y abrirse a la vida,
enamorarse de los otros y enamorarse de la vida, estar en paz con otros y
estar en paz con la vida. La Presencia es cómo todos quieren sentirse todo el
tiempo. Y sin embargo, es relativamente raro para la mayoría de la gente.
Hablar desde la Presencia es una experiencia de expresión sin
premeditación: Algo viene a ser dicho, y abres tu boca y lo dices sin saber lo
que será. He aquí algunas otras señales de que el habla viene de la Presencia:
• Se siente bien decir lo que sea que estés diciendo, y otros se sienten bien
escuchándolo.
• Puedes tener una sensación de que lo que estás diciendo viene desde más
allá de ti mismo.
• Sientes escalofríos.
5. Nota lo que está notando. Nota lo que es consciente del cuerpo, las
sensaciones y tus alrededores. Nota la quietud silenciosa, discreta de la
Consciencia. Nota cómo nota y acepta todo. Es como el ojo de un huracán,
sin movimiento y silencioso en medio de todo lo que suceda.
Una vez que te plantas en la Presencia y comienzas a hacer algo otra vez,
llévatelo tranquilo y mantente haciendo contacto con la Presencia. Trata de
permanecer conectado con ese punto de quietud interior. Si te mueves
demasiado rápido, la Presencia tiende a perderse. Moverse más lentamente es
la clave porque esto frustra la tendencia del ego a apresurarse y permite que
la Presencia entre en lo que sea que estés haciendo.
Muévete lo suficientemente lento para permanecer en tu cuerpo y tus
sentidos, y nota la experiencia de tu cuerpo. Por ejemplo, nota y experimenta
tu brazo mientras alcanza una taza, tus pies mientras tocan el suelo, tus dedos
mientras teclean, tus manos mientras lavan un plato, todo tu cuerpo mientras
se agacha a levantar algo. Nota los sonidos y olores en tu ambiente. Toma lo
que sea que veas como si fuera la primera vez. Sé el espacio donde todo este
hacer está sucediendo.
No olvides notar también la vivacidad y cualesquiera otras cualidades de
la Presencia que puedan estarse presentando: la gratitud, la paz, el amor, la
alegría sutil, y la alegría de tu ser divino. Nota también, cualquier sabiduría,
iluminación, inspiración o conocimientos que puedan estar burbujeando. Te
puedes perder de todo esto si estás apurándote y escuchando a la mente.
También, pausa y toma un respiro regularmente para asegurar que sigues
conectado con la Presencia. Pausar te da la oportunidad de sintonizarte y
“escuchar” a la Presencia y preguntar: “¿Sigo en el flujo? ¿A dónde va el
flujo ahora? ¿Qué me está moviendo a hacer ahora?”. Sin pausar y
sintonizándose con regularidad, la mente egoica puede fácilmente cooptar la
Presencia. Sabrás cuando eso suceda por cómo te sientas.
Una vez que comienzas a vivir más desde la Presencia, aprendes a
confiar que el ser divino sabe cómo moverte en maneras que no sólo son
satisfactorias, disfrutables, creativas y sabias sino también productivas y
seguras. Tu ser divino es muy práctico y sabe cómo apoyar tu seguridad y
supervivencia, no sólo tu felicidad. El ser divino ha estado esperando toda tu
vida para tomar el relevo y vivirte. Tú sólo tienes que hacerte a un lado del
camino y confiar que lo hará espléndidamente. Eso significa hacer tu mente a
un lado lo suficiente para descubrir lo que está surgiendo para decir o hacer, o
no hacer en cualquier momento.
No importa cuán acomodado estés en la Presencia, el nivel de ego en
otros y en el mundo, en los negocios, en las escuelas y en otras instituciones y
organizaciones, hace que permanecer en la Presencia sea un reto. Si no
tuvieras un ego, el nivel de ego en el mundo sería mucho menos retador. Pero
los egos activan otros egos y ese es el problema. El problema con estar en el
mundo, por lo tanto, es un problema dentro de ti y no un problema con el
mundo en realidad. Y eso es importante de ver. El mundo no tiene que
cambiar ni tantito para que tú estés en la Presencia, y desde la presencia, para
que tú tengas un impacto en el mundo. Tú sólo tienes que aprender a
sostenerte en el mundo.
Una cosa que ayuda es simplemente saber que los egos activan tu propio
ego y que los egos de los demás tratarán de jalarte a su estado de consciencia.
Los egos no pueden evitar hacer esto. Pero puedes ayudarte a ti mismo
permaneciendo en la Presencia siendo consciente y dándote cuenta mientras
hablas e interactúas con otros.
He aquí algunas de las cosas que los egos hacen para conducirte a su
mundo:
• Los egos exponen una opinión para provocar una opinión de ti y luego
¡comienza el debate! A los egos les encanta debatir porque aman demostrar
que ellos tienen la razón o son más inteligentes que alguien más, aunque sus
opiniones rara vez prueban eso. Los egos necesitan estar en lo correcto, y
para eso, se necesita una opinión. Las opiniones también son buenas para
agitar emociones y crear drama, cosa que los egos también aman. El
problema con las opiniones es que ninguna contiene la verdad completa.
• Los egos cuentan historias de lo que les sucedió porque esas historias y las
emociones que alborotan les da una sensación de identidad: “Esto me sucedió
a mí”. Al recontar esas historias, mantienen su auto imagen, cosa que necesita
el falso ser para existir. Este mismo disfrute de alborotar las emociones puede
verse en los medios informativos.
• Los egos juzgan a otros. A los egos les encanta hablar de otros, a menudo
bajo la máscara de compartir información e ideas o tratando de entender o
ayudar a otras personas. Sin embargo, dentro de tales conversaciones hay
generalmente un plan en la parte de los egos para probarse a sí mismos que
están en lo correcto y que son superiores a otros.
• A los egos les encanta dar consejos no solicitados. Mientras pretenden ser
útiles, el consejo es a menudo un tipo de opinión y sirve para posicionar al
que da el consejo como correcto o superior. Aunque la sabiduría proveniente
de la Presencia puede aparecer a veces para aconsejar, usualmente aquellos
que reciben tal sabiduría distinguen la diferencia entre eso y el consejo del
ego, y responden acorde.
Estos tipos de comunicaciones son focos rojos que anuncian el ego. Desde la
Presencia, sólo hay claridad para verlo, compasión por la condición humana y
la aceptación por ser de esta manera. Cualquier juicio que tengas acerca de
estas cosas es más ego para notar y tenerle compasión. Los otros son como
son, y en ese momento, no puede haber otra forma más que esa. Lo mismo
también es para ti.
El mejor enfoque para lidiar con las comunicaciones egoicas es escuchar
en silencio sin intervenir con tus propias opiniones, juicios, consejos,
historias o quejas. Esto te prevendrá de ser jalado hacia el flujo del
pensamiento que sale de las bocas de otras personas. Sólo nota lo que se
habla sin identificarte con ello, sin estar de acuerdo o en desacuerdo. Cuando
te das cuenta desde un lugar de neutralidad, ecuanimidad y compasión, sabes
que estás en la Presencia.
Lo gracioso es que, entre menos opines en la mayoría de las
conversaciones, más agradable le parecerás a otros y probablemente más
agradable seas realmente. La necesidad impulsiva de hablar es casi siempre el
ego, ya que alienta a cubrir una necesidad que se encuentre en la
conversación: estar en lo correcto, ser visto como inteligente, o ganar
aprobación. Cercenar ese impulso a hablar mantiene al ego fuera de la
conversación y le da oportunidad en su lugar a la Presencia.
Al estar callado, estás haciendo espacio para la Presencia en la
conversación, y la gente sentirá eso. Luego, habla sólo cuando seas motivado
a hacerlo por la Presencia. Justo como podrías esperar antes de responder un
email, esperar un momento antes de hablar te ayudará a permanecer
conectado a la Presencia y a hacer más probable que expreses a la Presencia
en vez del ego cuando hables.
He aquí algunos consejos para permanecer en la Presencia cuando tienes
una conversación:
• Nota lo que otros están diciendo y de dónde viene eso – del ego o de la
Presencia.
Cuando tú dices “yo”, nota cómo es. ¿Puedes escuchar al ego? ¿Puedes
sentirlo? Tu propia Presencia es lo que es capaz de saber esto. Estar
identificado con el ego se siente oprimido, contraído y desagradable. Entre
más identificado estés con el “yo”, menos bien te sentirás acerca de ti mismo
y más fuerte será la necesidad de defenderte, estar en lo correcto y ser
especial.
Aquellos que tienen muy poca identificación con el ego tienen dificultad
incluso para decir “yo” porque se siente muy falso. Así que si te lo pasas mal
al decir o creer en “yo” o creer lo que dices después de decir “yo”, es una
muy buena señal. Significa que no estás muy identificado con el falso ser.
Darte cuenta que crees lo que dices en diferentes grados, incluso conforme
las palabras salen de tu boca, es una práctica excelente. Eventualmente te
quedarás mayormente con las palabras que vienen de la Presencia.
El grado en que tú crees lo que dices es el grado en que te identificas
con el falso ser y también el grado en que la Presencia está ahí, ya que la
Presencia es lo que nota la identificación. Entre más ego o identificación con
el ego hay, hay menos Presencia; entre menos ego o identificación con el
pensamiento hay, hay más Presencia.
La palabra identificación da la impresión de que la identificación con el
ego sucede o no: Ya sea que te identifiques o no. Pero más que ser blanco o
negro, hay muchas tonalidades de identificación, justo como hay muchos
grados en que crees algo. Puedes creer o estar identificado con un
pensamiento, poquito o completamente. Esas son dos experiencias muy
diferentes de pensamiento y dos estados de consciencia muy diferentes. El
estado egoico es uno donde crees en tus pensamientos sin cuestionarlos. El
estado de iluminación es cuando ya no crees en tus pensamientos.
Hablar de ti mismo puede ser una pendiente resbaladiza: Puedes
comenzar no identificado para nada con el “yo” y terminar más identificado
de lo que quisieras. Limitar cuánto dices en cualquier momento dado hará
menos probable que tu ego se meta y tome el control. Tanto la gente
consciente como inconsciente comienza a menudo hablando en ecuanimidad
y alineado con el amor y las buenas intenciones, pero luego el ego se infiltra
e inserta su punto de vista y las emociones – las nubes – comienzan a llegar.
Indica lo que quieras decir brevemente, y luego detente y deja que otros
hablen. Descubre qué tienen para aportar al flujo de conversación.
Estar presente para otros da la oportunidad de traer a otros a la Presencia
contigo. La Presencia no solo es buena para ti, sino para todos. Así que
aunque los egos puedan activar tu ego y lo echen a andar en direcciones que
tú no quieres ir, estar en la Presencia puede activar la Presencia en otros y
ayudar al mundo a dar un giro, una persona a la vez.
Desde este capítulo, sería imposible no concluir que tus conversaciones
e interacciones con otros cambiarán dramáticamente una vez que comiences a
vivir más desde la Presencia. Una de las maneras en que estás propenso a
cambiar es que perderás interés por estar con aquellos que están
profundamente dedicados a sus egos e incómodos o ignorantes de la
Presencia. Tus amigos podrían cambiar, pero eso está bien. Otras personas
tomarán su lugar, o simplemente disfrutarás más tiempo a solas o con tus
seres amados.
Capítulo 4
Despejar las Nubes
Desidentificarse del Pensamiento
Para regresar a nuestra analogía anterior de las nubes, despejar las nubes no
requiere necesariamente que los pensamientos en el flujo del pensamiento
sean despejados. Los pensamientos pueden permanecer en el flujo del
pensamiento sin causar una obstrucción significativa hacia la Presencia
mientras no te identifiques fuertemente con ellos. El grado de identificación
con el pensamiento es la clave, no tanto el número de pensamientos.
No obstante, el número de pensamientos en el flujo del pensamiento se
desvanece conforme lo hace la creencia en ellos. Entre menos atención se le
dé a un pensamiento, menos se alimenta. Eventualmente se debilita y deja de
aparecer por completo. Luego, el proceso de despejar se acelera, ya que entre
menos pensamientos haya, más fácil será desidentificarse con ellos porque
hay más de la Presencia disponible para ver a través de ellos. Una vez que
hay bastante Presencia disponible, se necesitaría ya sea un bombardeo de
pensamientos o un brote de sentimientos para excluirla.
La identificación es una medida de cuánto crees en un pensamiento. Por
ejemplo, si has tenido el pensamiento “quiero un elefante rosa”,
probablemente no te identificarías con él debido a que es increíble. La razón
por la que pensamientos como ese no surgen generalmente en primer lugar es
porque no serían creídos. Los pensamientos en tu flujo del pensamiento son
esos en los que crees hasta cierto punto, o no surgirían.
La identificación es el proceso de adoptar ciertas creencias como
propias, como que le pertenecen al tú imaginario. Estas creencias, en turno,
crean y mantienen este falso ser imaginario. Tus creencias particulares
producen sentimientos, deseos e impulsos, los cuales resultan en acciones que
dan forma a una identidad particular y la mantienen. Entre más fuerte creas
en un pensamiento o deseo, más poder tendrá para moldear tu vida.
El problema con tus pensamientos, creencias y deseos egoicos es que el
falso ser que crean es un ser que sufre. Para desidentificarte de tus
pensamientos y dejar de sufrir, tienes que ver la verdad acerca de tus
pensamientos. Una vez que ves cómo causan sufrimiento y sólo pretenden ser
útiles, puedes comenzar a soltarlos. Cuando se trata de pensamientos, ver es
no creer. En otras palabras, ver la verdad de tus pensamientos te lleva a no
creer en ellos.
Vamos a ver cómo el pensamiento “yo” causa sufrimiento, ya que es el
pensamiento central. Todo el sufrimiento comienza con la creencia en el
“yo”. El “yo”, o falso ser, es lo único que tiene deseos, preferencias, sueños y
miedos. (¡Es gracioso cómo un pensamiento puede tener pensamientos!). La
Presencia, tu verdadero ser, no tiene nada de eso. Su único “deseo” es
experimentar la vida completamente, bebérsela toda, incluso lo que el falso
ser se rehúsa a aceptar.
Así que “yo” es el generador de sufrimiento. Los deseos, miedos,
preferencias y todas las otras maneras de pensamiento ponen este “yo” contra
el mundo, contra la vida. Sin esta resistencia a la vida, a como sea que la vida
se presente, sólo habría vida, sólo esto, y sólo esto estaría bien. Incluso decir
eso, es incorrecto, ya que “bien” es un juicio. Tal es el problema con el
lenguaje. Debido a que es dualístico, contribuye al mismo “estira y afloja”
que define el “yo” y cómo experimenta el mundo.
Para ser más preciso, “yo” no es el problema en realidad. Cuando “yo”
está solo y apunta meramente al hecho de que tú existes y estás consciente,
ese es el verdadero “yo”. El problema comienza con las definiciones que
vienen después de “yo”, que convierten al “yo” en el falso ser: “Yo estoy
solo. Yo nunca lo lograré. Yo voy a fallar en esto. Yo no sé qué hacer. Yo me
rindo”. Estas son las historias que crean el ser imaginario que piensas de ti
mismo. Sin estos pensamientos, simplemente serías “yo”.
Si todos los pensamientos de “yo” fueran despejados del flujo del
pensamiento o no creyeras en ellos, estarías iluminado porque te
experimentarías a ti mismo como “yo” o “yo soy”, sin una definición, sólo
pura existencia. Y esa es la verdad. Eso es lo que eres: pura existencia, sin
principio ni final, jugando a ser un ser con una historia, deseos, temores,
preferencias y sueños. Tú eres existencia teniendo una experiencia humana.
Pero, claro, esos pensamientos de “yo” probablemente no desaparecerán
y aun necesitarás usar “yo” cuando hables con otros. Lo que cambia con la
iluminación es que tú sabes que no eres lo que describen esos pensamientos,
así que eres capaz de sostener esos pensamientos ligeramente. No crees en
realidad lo que los pensamientos de “yo” dicen acerca de ti. Tú sabes que
sólo describen al falso ser.
Esta ligereza hacia ti mismo, hacia el ser descrito por tus pensamientos,
significa que tienes más opciones alrededor de esos pensamientos. Puedes
llevarlos a la acción o no. Puedes elegir cuáles darán forma a tu vida y cuáles
no. Ese personaje tiene que hacer algo – tiene que tener una vida. Así que,
naturalmente, vivirá algunos de esos deseos y se identificará con algunos de
esos pensamientos en cierta medida.
Por otro lado, si asumes que tus pensamientos te describen quien eres y
lo que necesitas hacer, tendrás pocas opciones. Serás lo que sea que digan tus
pensamientos y harás lo que sea que tus pensamientos te digan. No sentirás
que tienes opción de seleccionar y elegir qué pensamientos seguir. Entonces,
como la mayoría de las personas, serás llevado de aquí para allá por cualquier
pensamiento que ocurra en tu mente.
La gente está a merced de su programación, generalmente hasta que le
causa tanto sufrimiento que se detienen y miran lo que está sucediendo. El
sufrimiento despierta a la gente de la programación. Esa es la Gracia. El
sufrimiento es el ser divino enviando un mensaje: “¡Mira lo que tus
pensamientos te están haciendo a ti y a otros!”. Conforme el sufrimiento te
quiebra (al falso ser), aparece una quebradura en las nubes por donde brilla el
sol. Luego la claridad del sol, como láser, comienza a disipar las nubes, una
por una, conforme corta las mentiras, malentendidos y el engaño de los
pensamientos en el flujo del pensamiento.
Cómo Dejar de Creer en Tus Pensamientos
Lo que hace no creer que algo sea posible es ver que no vale la pena creerlo.
Si una creencia u otro pensamiento son benéficos, entonces vale la pena
conservarlos. Sin embargo, una vez que comienzas a examinar tus
pensamientos más de cerca, no encontrarás muchos que valga la pena
conservar. Descubrirás que tus creencias y otros pensamientos son de valor
muy limitado o nulo y a menudo bastante perjudiciales, ya que tantos son
falsos.
Lo gracioso acerca de los pensamientos es que parezcan tan verdaderos,
incluso cuando no lo son. ¿Cómo puede ser eso? ¿Y por qué sería eso? La
respuesta es que tus pensamientos están programados para ser creíbles con el
propósito de crear un ser ilusorio. Este ser no podría existir si no encontraras
tus pensamientos irresistibles y creíbles.
El ser ilusorio es el ser creado por la mente basada en el pensamiento. Es
un conjunto de imágenes de ti, el tú que tú imaginas ser y el tú que la voz en
tu cabeza parece ser. Este ser ilusorio es lo que he estado llamando el falso
ser, y por una buena razón: Es un ser impostor. Es parte de tu programación,
pero para nada es la totalidad de ella. En cierto punto de tu evolución,
comienzas a ver a través del falso ser, y se comienza a disolver y aflojar su
agarre. Antes de eso, sin embargo, el falso ser sirve a la evolución al crear
sufrimiento y brindar ciertas lecciones.
Para estar en el mundo, el ser divino necesita un disfraz. Necesita un
cuerpo-mente, una personalidad, impulsos, talentos, tendencias, preferencias
y algo de ego para hacer el papel en el mundo y funcionar. Todo esto se logra
a través de la programación. Puedes estar sorprendido de descubrir, no
obstante, que no necesitas pensamientos acerca de ti mismo – tus
pensamientos de “yo” – para ser alguien o para ser un ser humano funcional.
Los pensamientos en tu flujo del pensamiento, de hecho, interfieren con tu
ser el mejor ser humano que puedes ser. Esos pensamientos sólo parecen ser
útiles y parecen ser verdaderos y parecen ser tú.
No necesitas el ser falso generado por la mente. Esa programación está
destinada a irse eventualmente, lo cual es de lo que se trata el proceso de
iluminación. El falso ser se disuelve eventualmente al grado que dejes de
identificarte con tus pensamientos, mientras el personaje que interpretas
conserva una personalidad con preferencias, impulsos, inclinaciones, talentos,
algo de ego y otra programación o condicionamiento esencial.
Estás aquí para experimentar ser un humano, para aprender y crecer, y
para interpretar un papel dentro del drama en el mundo en este momento.
Hasta ahora, los pensamientos en tu flujo del pensamiento han sido parte
integral de esta experiencia. La voz en tu cabeza ha servido a tu evolución
personal como estaba destinado. Esta voz ha sido responsable por el
sufrimiento que ha sido la molienda para el molino de tu evolución y te ha
traído a esta enseñanza. Sin embargo, es probable que ahora, para ti y para
muchos, la voz en tu cabeza ya no está sirviendo a tu evolución porque ya
estás listo para incorporar al ser divino más plenamente. Hace dos mil años,
vine a demostrar que la encarnación divina era posible, como lo han hecho
muchos antes y después. Y ahora puede ser tu turno. Para muchos de ustedes,
esto es posible dentro de esta vida.
Estas destinado a ser tanto humano como divino. Los impulsos, deseos,
sueños, temores, creencias y otros pensamientos en el flujo del pensamiento
brindan lecciones y algunos diseños e impulsos para tu vida humana. Ellos te
dan una identidad, algo qué hacer y te reta a evolucionar y fortalecerte. Sin
embargo, en cierto punto, es hora de despojarse de los pensamientos en el
flujo del pensamiento, de que las nubes sean despejadas, y que el ser humano
viva más puramente, sin esos pensamientos así como el engaño y el
sufrimiento que causan. Es hora de que la oruga se convierta en mariposa.
Esta transformación resulta en un ser humano más amable, más compasivo y
más feliz. Pero seguirás siendo humano, con la misma personalidad y muchos
de los mismos rasgos, tendencias, preferencias, impulsos e incluso algo de los
mismos problemas psicológicos.
La programación que corresponde al disfraz sirve a un propósito y no
está destinado a irse por completo. Sin embargo, una vez que te das cuenta de
tu verdadera naturaleza, tu relación a esa programación cambia. Portas tu
disfraz más ligeramente, sin olvidar jamás tu verdadera identidad, y sigues tu
programación sólo cuando es verdadero hacerlo. Algo más sabio que la
programación entra y toma el lugar de la programación la mayor parte del
tiempo. Lo que es capaz de distinguir cómo y cuándo aplicar la programación
y cómo moverse en el mundo es el ser divino – el Corazón – que es algo que
será explorado más adelante. Por ahora, volvamos a cómo liberarse de
pensamientos que no te sirven.
Si tú crees que un pensamiento te sirve, lo reforzarás consciente o
inconscientemente y te dará problemas dejar de identificarte con él. No
obstante, una vez que dejas de creer un pensamiento, es sólo cuestión de
tiempo antes de que se aleje. Los pensamientos en los que no crees no
permanecerán en tu mente. Así que asume que los pensamientos en tu mente
son aquellos que aún crees y también puedes asumir que probablemente no
merezcan ser creídos.
Vuélvete escéptico cuando se trate de tus pensamientos. Deja de confiar
en ellos. Para eso, tienes que estar comprometido a darte cuenta de tus
pensamientos y anhelar cuestionarlos hasta que estés completamente
convencido de que todo el flujo del pensamiento tiene poco valor. Tienes que
descubrir esto, acerca del flujo del pensamiento, por ti mismo a través de tu
propia investigación.
Conforme atestiguas tus pensamientos, algunos de ellos serán vistos
instantáneamente falsos. Esos son los que no crees mucho, y no requerirán
mayor investigación. Eventualmente ellos dejarán de surgir si tu continuas
tan sólo notándolos – “Ahí estás otra vez, amigo mío” – y luego voltea tu
atención a algo en el aquí y ahora.
Al hacer este atestiguamiento, trata de darte cuenta de cualquier juicio
sutil o no tan sutil que puedas tener acerca de tus pensamientos, porque esa es
una forma de atención. Si la atención que le das a un pensamiento es “Oye,
luego te veo”, eso está bien porque es una expresión de atestiguamiento y
permiso. Ese tipo de relación con un pensamiento lo suelta en lugar de
perpetuarlo. Sin embargo, si sientes algo de molestia, juicio o irritación
acerca de un pensamiento, eso señala al inconsciente a seguir enviando ese
pensamiento. Esto puede sonar insensato, pero hay algo de insensatez en todo
esto.
Para los pensamientos en los que crees más fuertemente, no será tan
fácil barrerlos. Un ejemplo podría ser “yo estoy engordando”. Este
pensamiento puede parecer una afirmación objetiva de un hecho, pero en
realidad es un juicio disfrazado que pretende ser útil. Es fácil asumir que
necesitas ese pensamiento o seguramente engordarás. Pero, ¿es eso cierto? La
falsedad de tales pensamientos no es tan obvio, ni los planes ocultos del ego.
Ese pensamiento, como tantos otros, tiene un gran gancho emocional en
él y es probable que esté conectado a tantos otros pensamientos que también
crees. Este pensamiento probablemente requerirá una investigación a fondo
junto a cualesquiera otros pensamientos y emociones relacionados con él.
Escribir todos los pensamientos conectados a él puede ser muy útil. Ejemplos
de pensamientos relacionados podrían ser: “Yo debería pesar menos. Yo
debería verme diferente de como me veo. Tener grasa es malo. Estar gordo es
terrible. La grasa es fea. Estar gordo significa que soy un fracaso. Estar gordo
va a arruinar mi vida. Nadie me amará. Me voy a poner enorme. Yo soy mi
cuerpo, y cómo se ve lo es todo. Yo tengo que ser perfecto. Yo tengo que
tener el control. Yo nunca seré feliz a menos que esté delgado”. Luego,
pregunta a cada pensamiento que has escrito, “¿Es esto verdadero?”.
Nota en estos ejemplos cómo se le da un significado negativo al simple
hecho de que pesas determinado número de kilos. Muchas de estas
afirmaciones son historias de lo que ganar peso significará al tú que te
imaginas ser. Estas historias son falsas porque están basadas en conceptos
tales como bueno, malo, feo, gordo, horrible y perfecto y asumen saber algo
que no es verdadero o que no puede saberse.
Lo que necesita ser expuesto en cualquier exploración de tus
pensamientos no es sólo una falsedad del pensamiento sino también su
contenido emocional oculto y el plan del ego. “Yo estoy engordando” está
cargado emocionalmente sin que lo parezca. Si un amigo dijera, “Tú estás
engordando”, se consideraría juicioso, ofensivo, lastimoso e inaceptable de
un amigo. Entonces, ¿por qué aceptarías esto de tu propia mente? Lo harías,
sólo si creyeras que ese juicio tuviera algún valor, si creyeras necesitarlo para
ser una mejor persona.
Tales pensamientos, ¿te hacen una mejor persona? Pensamientos como
ése te hacen sentir mal y pequeño, y cuando las personas se sienten así, no se
hacen mejores personas. Las personas infelices que no se sienten bien
consigo mismas tienden a perderse incluso más en su flujo del pensamiento y
se cierran a la vida. Cuando no te amas a ti mismo, no sientes mucho amor
por otros o por la vida. Tu amor y tus flujos creativos no fluyen. Te quedas
atorado en el ego, lo cual es exactamente lo que el ego quiere. Ese es el plan
subyacente del ego.
“Me estoy poniendo gordo” es un buen ejemplo de un pensamiento que
cumple lo que el ego está propuesto a hacer. El plan del ego es crear una
sensación de tener un problema, o que algo falta, o de no ser suficientemente
bueno. Esto resulta en deseos y sentimientos que, luego, llevan a acciones. Si
tú crees tales pensamientos, el ego te atrapó, y tu vida está en sus manos. Ese
es su plan. Entre más atención le des a tales pensamientos, más
frecuentemente surgen y más creíbles parecen.
Mientras examinas los pensamientos en tu flujo del pensamiento,
asegúrate de también notar este plan. Los pensamientos no son lo que parecen
ser. La mayoría existen por el propósito de mantener el ego. Vienen del ego y
le sirven al ego. Los que no, son pocos y distantes entre sí, fáciles de disolver
y no crean sentimientos negativos.
Este es solo un ejemplo de cómo un pensamiento juicioso puede
afectarte negativamente, pero la mayoría de los otros pensamientos no son
diferentes. Cuando miras de cerca a tus pensamientos, descubres que la
mayoría de ellos te hacen sentir mal. Si un pensamiento hace eso, el ego está
detrás de él, y no necesitas ese pensamiento.
Los pensamientos que surgen más frecuentemente son aquellos en los
que más crees. Esos son los que necesitarán más investigación. Los
pensamientos más frecuentes también son más probables a tener un
componente emocional, que les da poder de cómo piensas de ti mismo y
cómo te comportas. Estos son los tipos de pensamientos que dan forma y
controlan las vidas de las personas. Sin una investigación seria, es improbable
que se disuelvan significativamente.
Éstos también son los pensamientos que definen al falso ser y te limitan.
Sin ellos, seguirías siendo el personaje que estás destinado a ser, con la
personalidad, los impulsos, los rasgos, las preferencias y los talentos de ese
personaje; pero serías un personaje feliz, no uno desdichado. Y serías un
personaje amable, no uno despiadado. Las cualidades de tu ser divino
brillarían a través de este personaje en lugar de estar bloqueado por las nubes
del falso ser. En otras palabras, serías lo mejor de ti. Al no identificarte con
los pensamientos en el flujo del pensamiento, todo lo que pierdes son
imágenes e ideas de un falso ser, no de algo que necesitarás jamás para hacer
el papel que has sido destinado a hacer en esta vida.
Una vez que has visto lo inútil y destructivos que son la mayoría de tus
pensamientos, puedes atravesar la resistencia a ellos o estar irritado por ellos
dándote cuenta de una cosa importante: Tus pensamientos no son personales.
Ellos no significan nada acerca de ti – el tú real, el que es. Toda la humanidad
tiene los mismos pensamientos, y ellos son responsables de todo el
sufrimiento en el mundo. Una vez que te das cuenta de esto, la única
respuesta sensible a los pensamientos egoicos es aceptar que son parte de la
vida y tener compasión por este muy humano reto.
¡Si tan solo pudiera darse cuenta de esto por leerlo!
Desafortunadamente, darse cuenta de esto usualmente toma tiempo para
adentrarse profundamente. Conforme tus pensamientos se debilitan y la
capacidad de atestiguarlos se desarrolla, tus pensamientos se vuelven más
impersonales. Una vez que eso sucede, la naturaleza impersonal de los
pensamientos es mucho más fácil de ver. Antes de eso, puedes recordarte a ti
mismo que tus pensamientos no son tuyos, y eso sentará las bases para un
entendimiento más profundo.
La Naturaleza Impersonal de los Pensamientos
Nota res la poderosa práctica espiritual de dejar que todo sea como es, como
lo hace la Presencia. La práctica de notar es un atestiguamiento silencioso,
exento de cualquier contenido mental o emocional, tales como opiniones,
deseos, juicios, comparaciones, preferencias u otros ganchos que te arrastran
al mundo del ego. Es simplemente experimentar sin tomar una postura.
¡Notar, definitivamente no es interesante para el ego!
Invitar a notar una práctica se convierte en algo por hacer cuando en
realidad siempre está sucediendo, aunque a menudo por debajo de la
consciencia de uno. Para hacer esta práctica, todo lo que en realidad tienes
que hacer es notar lo que está notando que ya está sucediendo. Simplemente
notar lo que está notando. Notar al observador te planta en la Presencia.
Incluso cuando estás perdido en el pensamiento, en cierto punto, notas
que lo estás y regresas a notar la habitación en la que estás, el cielo, el canto
de las aves, el ruido del carro o lo que sea que pudiera estar sucediendo en tu
entorno. Luego te deslizas otra vez al ilusorio mundo del pensamiento hasta
que vuelvas a notar la realidad otra vez. No importa cuánto tiempo hayas
pasado perdido en el pensamiento, el Observador ha estado ahí desde el
principio. Ese Observador es lo que ha estado experimentando tu vida todo el
tiempo. Es quien realmente eres.
Notar es la alternativa a estar perdido en el pensamiento. Una vez que tu
capacidad de estar consciente y de atestiguar los pensamientos está
suficientemente desarrollada, puedes elegir notar tus pensamientos en lugar
de identificarte con ellos. Puedes notar un pensamiento surgir o descubrirte
involucrado en pensamientos. Entonces puedes elegir estar presente tornando
tu atención a tu cuerpo y tus sentidos, tu respiración o tu entorno – a algo en
el aquí y ahora. Nota qué más está aquí aparte de pensamientos y los
sentimientos que esos pensamientos producen. Nota lo que estás viendo,
oyendo, sintiendo o experimentando de algún otro modo. ¿Cómo es este
momento sin un pensamiento? Esa es la experiencia de la Presencia.
Notar es la experiencia de vida de la Presencia, que es una experiencia
mucho mejor que la que tienes cuando estás identificado con el flujo del
pensamiento. Todos los juicios, deseos, temores, preocupaciones, opiniones y
comparaciones que son parte de la historia de mi vida y yo no son tan
divertidos. El ego los disfruta pero tú, en realidad, no. Afortunadamente, una
vez que te das cuenta de que hay una alternativa, puedes elegir poner tu
atención en tu experiencia sensorial. Si permaneces en tu cuerpo y tus
sentidos por el tiempo suficiente, caerás en la Presencia, que está pasándolo
estupendo.
Tú eres un misterio, ¿no? A veces eres la Presencia, a veces eres lo que
imaginas ser, a veces eres tu ego y a veces, ¡eres lo que eliges entre éstas! De
hecho eres todas éstas. En realidad sólo hay un tú, pero se identifica y alterna
entre todos estos aspectos del ser.
Notar, desenmaraña todo lo que mantiene unido el mundo del ego:
juicios, comparaciones, deseos, creencias, opiniones, fantasías,
preocupaciones, temores y todos los demás tipos de sentimientos o
pensamientos. Notar trae objetividad a estos y la capacidad de saber la verdad
acerca de ellos y, lo más importante, la elección. El mundo del ego no puede
resistir este tipo de escrutinio.
A pesar de las mejores intenciones para no identificarse con el
pensamiento, algunos pensamientos serán tan profundamente creídos que la
identificación sucederá automáticamente, y todos los sentimientos
relacionados a esos pensamientos pueden componer esa identificación. La
objetividad y tu capacidad para elegir se perderán por un momento. Esto es
normal y no es un problema. No serías humano si no tuvieras algunos
pensamientos con este tipo de poder. Eventualmente verás incluso a través de
esos pensamientos antes de que tengan la oportunidad de alcanzarte. Hasta
entonces, notar ayudará a disolver estos pensamientos más convincentes
también. Siempre que notes al final que te estás sintiendo mal, simplemente
nota cómo estás notando esto. Luego, la Presencia está de nuevo en línea y
puede ser usada para experimentar esos sentimientos más completamente e
investigar los pensamientos subyacentes.
Trabajar con los Sentimientos
“Muchos de nuestros sentimientos vienen del niño herido que vive dentro de
nosotros en nuestro inconsciente, y aparecen siempre que algo detona ese
complejo emocional en el inconsciente. Tales sentimientos son sanados al
estar con ellos en aceptación y curiosidad, justo como un padre bueno y
amoroso podría estar con un niño herido. Sin tal relación con estos
sentimientos, continuarán siendo detonados y estarán propensos a reforzarse,
e incluso fortalecerse, más que sanarse, mientras los llevamos a la acción
usualmente de las maneras disfuncionales.
Así como los niños necesitan un padre paciente, atento, amoroso y
compasivo para calmarlos cuando están sufriendo, nuestros sentimientos
necesitan que los escuchemos paciente, compasiva y amorosamente. Para
sanar y evolucionar, nuestros sentimientos necesitan que tan sólo nos
sentemos con ellos en silencio, los experimentemos, los aceptemos, los
escuchemos y les demos amor. Esta aceptación y receptividad hacia los
sentimientos es a menudo provista por un terapeuta u otro sanador o incluso
un muy buen amigo. Pero en muchos casos, podemos proveernos de esto a
nosotros mismos.
Para estar con nuestros sentimientos a manera de sanarlos, primero
tenemos que desidentificarnos de ellos. Para desidentificarnos, tenemos que
detenernos en el medio del sentimiento que sea que estemos sintiendo y
notemos que estamos sintiendo algo. Notar que tenemos un sentimiento y
luego tener una intención de desidentificarnos de él y sanarlo nos lleva a una
nueva relación con el sentimiento. Hemos dado un paso atrás del sentimiento,
y ahora estamos atestiguándolo. Ahora tenemos elección acerca de qué hacer
después. No tenemos que regresar a la identificación y llevar el sentimiento a
la acción de la manera común. Podemos relacionarnos con él desde cierta
distancia.
Es importante en este punto que nos relacionemos con el sentimiento
con compasión y no con rechazo u hostilidad. Traemos la compasión a la
parte de nosotros que está experimentando este sentimiento, mientras
permanecemos en contacto con la parte que es capaz de atestiguar el
sentimiento y sólo estamos con él. Relacionarse con el sentimiento desde el
lugar de un testigo compasivo es lo que lo sana. Este testigo compasivo es
nuestro ser verdadero, mientras el ser lastimado es el ser humano. Somos
compasivos con nuestro ser humano, mientras reconocemos que ese no es
quien realmente somos.
Como parte de este proceso de desidentificación, es útil mantenerse a
distancia en una consciencia más amplia que incluye no sólo el sentimiento
sino todo lo demás que está presente, porque cuando estamos identificados
con un sentimiento, ese sentimiento parece grande y bloquea el resto de la
realidad. Podemos ser atrapados fácilmente de regreso a la identificación si
no hacemos un esfuerzo consciente en este punto para avanzar a una
consciencia más avanzada.
Para ayudar a traer el resto de la realidad al foco de atención y poner el
sentimiento en su perspectiva apropiada, podemos preguntarnos: ‘¿Hay
espacio alrededor del sentimiento? ¿Cuán grande es ese espacio? ¿Puedo
hacer ese espacio aún mayor? ¿Cómo es ese espacio? ¿Hay paz ahí? ¿Hay
compasión ahí? ¿Puedo ser yo ese espacio? ¿Cómo es observar el sentimiento
desde la perspectiva del espacio? Como espacio, ¿qué puedo descubrir de
este sentimiento? Como espacio, ¿puedo yo dar amor y compasión al
sentimiento?’.
Cuando hacemos esto, descubrimos que hay mucho espacio en esta
consciencia abierta de par en par, para todo y para cada emoción, no importa
cuán grande pueda ser un sentimiento. Cuando somos capaces de
identificarnos con el espacio en lugar de con el sentimiento, el sentimiento se
ve en perspectiva y por lo que es – un sentimiento que viene y se va. Es sólo
el condicionamiento que nos fue dado. Vemos que el sentimiento no daña o
afecta quien somos en realidad: la consciencia espaciosa en la que se está
mostrando el sentimiento. Debido a que vemos que tener este sentimiento no
significa que hay algo malo en nosotros, podemos tan sólo dejarlo estar ahí,
atestiguarlo y volvernos curiosos acerca de él.
Desde ese espacio, podemos permitirnos completamente tener la
experiencia de esa emoción en nuestro cuerpo sin una historia al respecto.
Podemos dejar que el sentimiento sea tan grande como es y como necesita
ser. Podemos experimentar cómo se siente en el cuerpo, dónde se siente en el
cuerpo, lo que tiene que decir y lo que quiere y necesita. Podemos descubrir
todo acerca de él. No necesitamos cambiar o arreglar el sentimiento de
ninguna manera. Sólo necesitamos estar con él compasivamente y dejarle ser
como es.
Cuando simplemente nos sentamos con un sentimiento de esta manera,
cualquier revelación que necesitemos acerca del sentimiento brotará de
manera natural, particularmente la comprensión de las creencias que están
detrás del sentimiento. Sentarse con un sentimiento de esta manera es como
escucharle. Nuestra aceptación y receptividad abren el sentimiento, el cual se
relaja, se abre y se expresa, ya que finalmente tiene nuestra amorosa atención.
Conforme se revelan las creencias detrás de un sentimiento, aceptamos
estas creencias y tenemos compasión por nuestra humanidad y la tendencia
natural a formar creencias erróneas. Y nos perdonamos por lastimarnos
sosteniendo tales creencias. Puede que también necesitemos perdonar a otros,
como a nuestros padres, quienes nos enseñaron estas creencias erróneas.
Estos individuos, inconsciente y, por lo tanto, inocentemente nos pasaron sus
propios malentendidos y heridas. Perdonarnos y perdonar a otros ayuda a
dejar atrás estas creencias erróneas.
Cuando se ve claramente una creencia detrás de un sentimiento, lo que a
menudo sigue es un desborde de lágrimas. Esta liberación de sentimientos se
siente bien, como una limpieza y a menudo es muy efímera. Hay una
limpieza en estas lágrimas, sin alimentarlas en la parte de la mente. De pronto
llegan e igualmente de pronto terminan. Tales lágrimas son parte de la
sanación y una señal de que hemos llegado al centro de la verdad detrás del
sentimiento. Después de eso, como con una tormenta que ha terminado, el sol
se asoma a través de las nubes y nos sentimos en paz. Todo está bien con el
mundo una vez más”. (Del Estrés a la Quietud, págs. 163-166).
Cuando las nubes de la negatividad egoica han sido limpiadas debido a que
ya te estás identificando tan poquito con tu flujo del pensamiento, sientes que
lo haces cuando el cielo es brillantemente azul: próspero, despreocupado,
fresco, vivo y abrazado a la vida. El resultado de desengancharse del flujo del
pensamiento es que eres un ser humano feliz y genuinamente amable, no
porque quieres agradarle a la gente o porque quieres algo más de ellos, sino
porque el amor que sientes se expresa naturalmente por sí mismo en
amabilidad y atención a otros.
Aunque hay una poca identificación con tu mente egoica, aún tienes
cierta personalidad, un estilo único, impulsos y deseos que apoyan el
propósito de vida de tu personaje. En la superficie, pareces tan único como
siempre, aunque en tu esencia, nunca has sido único. El mismo ser divino
está viviendo a través de todos y de todo. Justo como cada dedo es único pero
no separado de la mano, cada personaje es único pero no separado del Todo.
Y así como cada dedo se mueve por la misma mano, cada personaje se mueve
por la misma fuerza.
Una vez que la relación con la mente egoica ha sido transformada por
haber visto más allá de la mente, el resultado es un ser humano más
purificado, habiendo limpiado mucho de la inútil negatividad del ego,
mentiras, historias limitantes, impulsos, sentimientos y tendencias. El
personaje ya no adopta automáticamente el punto de vista del ego y ahora ve
la vida a través de los ojos del ser divino más consistentemente. En vez del
juicio, la carencia, el miedo y la insatisfacción, el personaje experimenta
claridad, alegría, maravilla, admiración, gratitud, paz y amor. ¿Quién no sería
un mejor ser humano, dada tal transformación de percepción?
Cuando ya no se cree en el flujo del pensamiento, el ser humano dirigido
por el ego se vuelve un ser humano dirigido por la divinidad. El personaje
tiene un nuevo maestro. Cuando esto sucede, lo que queda en la mente son:
Todos saben que lo que significa seguir tu corazón. Es una expresión común
y una experiencia diaria. Muchas veces al día, incluso en las vidas
conducidas por el ego, la gente sigue su Corazón. No pueden evitarlo porque
el Corazón es muy irresistible. Te mueve, te jala, te dirige, te motiva, y te
inspira – sin palabras. Por ejemplo, incluso la persona más ensimismada
puede de pronto, sin pensarlo, detenerse en medio de la prisa hacia algún
lugar y darle un poco de dinero a una persona sin hogar.
El Corazón al que me refiero es el corazón espiritual. No es algo
apagado en alguna otra dimensión sino aquí mismo y es experimentado por
todos. El corazón espiritual no tiene nada qué ver con emociones difíciles del
corazón humano, que son el resultado de creer tus pensamientos. Las
emociones del corazón espiritual, si se les puede llamar así, son amor, alegría,
gratitud y paz. Éstas no son emociones en el sentido usual sino cualidades del
ser divino e indicadores de estar alineados con él. Siempre que el ser divino
esté operando a través tuyo, sientes amor, alegría, gratitud y paz, aunque a
menudo muy sutilmente.
Cuando la gente experimenta que se abre su corazón, este es el corazón
espiritual y la experiencia de la Presencia. Así como “sigue tu corazón”, la
gente sabe por lo general lo que es un corazón abierto. Es la experiencia de
sentirse amoroso, aceptando, compasivo y abierto a la vida y a otros. Una
experiencia profunda de un corazón abierto está acompañado, a veces, por
lágrimas que se sienten bien y purificantes.
Aunque el Corazón es a menudo anulado por la mente egoica, cuando se
sigue al Corazón, la recompensa son buenos sentimientos y resultados
positivos. Es el Corazón el que saca a la gente del trance egoico, ya que el
Corazón es la alternativa a escuchar la voz en tu cabeza y una elección mucho
más gratificante. Eventualmente, la gente se da cuenta de que el Corazón es
el maestro verdadero y confiable.
Seguir al Corazón puede ser desafiante porque el Corazón no se
comunica en palabras, sino a través del cuerpo. Lo hace a través de:
• Impulsos a actuar,
• Ideas inspiradas, y
• Puedes cumplir tu propósito de vida sin jamás darte cuenta cuál es.
• Hiciste acuerdos pre-vida con ciertas almas para ayudarte con tu propósito
de vida, y acordaste ayudar a ciertos otros con las suyas. Cuando es el tiempo
correcto, conocerás a esos individuos y eso se sentirá muy especial.
perseverante . . . . . obstinado
comunicativo . . . . . verboso o chismoso
extrovertido . . . . . narcisista
expresivo . . . . . rimbombante
entusiasta . . . . . pomposo
vivaz . . . . . desagradable o ruidoso
amante de la diversión . . . . . indulgente
privado . . . . . retirado o reservado
de trato fácil . . . . . influenciable o pasivo
empático . . . . . hipersensible
dador y generoso . . . . . víctima o mártir
atento . . . . . asfixiante
bueno . . . . . necesitado o falso
cuidador . . . . . perdido en otros
compasivo . . . . . afligido
asertivo . . . . . agresivo
dominante . . . . . tirano o mandón
valiente . . . . . temerario
confiado . . . . . poco realista
fuerte . . . . . intimidador
meticuloso . . . . . compulsivo
responsable . . . . . trabajador obsesivo
discernidor . . . . . juicioso
cuidadoso y cauteloso . . . . . temeroso
flexible . . . . . voluble
¡El ser humano cuando se purifica del ego es bastante maravilloso! Todos
son esencialmente divinos, y cuando se despojan del ego, no queda más que
el resplandor divino a través del personaje. El lado negativo de la humanidad
es simplemente una distorsión o impureza causada por el ego.
Cada rasgo negativo surge de un impulso positivo. El trabajador
obsesivo, la madre asfixiante, la víctima, el intimidador, el juez, el tirano, el
chismoso y el adicto, están haciendo lo mejor que pueden para hacer lo
correcto. Están haciendo lo mejor para tratar de ser felices. Incluso matar o
dañar a otros puede entenderse como un amor profundamente distorsionado,
aunque amor propio – un intento de auto preservación.
Mucha de la literatura de autoayuda está orientada a purificar la
personalidad y enaltecer la vida de uno, y eso es una bendición para todos: La
luz Divina puede entrar en una mente positiva más fácilmente que en una
negativa y un mejor yo hace un mejor ciudadano, amigo, amante y padre. El
grado en que esa autoayuda haga posible aceptarte y eventualmente descubrir
que tú eres el ser divino, la autoayuda es útil. En la medida que esa autoayuda
apoye al ego fomentando el rechazo de las imperfecciones humanas de uno y
haya preocupación por perfeccionar el falso ser, puede interferir en el
contacto con la verdadera perfección: el ser divino.
A menudo, la autoayuda no llega muy lejos. La razón real para purificar
la personalidad del ego – para ser tu mejor versión del ser – no es ganar
confianza, éxito o incluso felicidad para ti, aunque bien puedes hacer eso,
pero para hacer de este mundo uno mejor. Para dar lugar a una
transformación más profunda dentro de ti y en el mundo, el egocentrismo que
promueve la autoayuda debe ser trascendido. Puede ocurrir una
transformación más profunda una vez que ves que quien tú eres no es el
personaje que es y siempre será imperfecto, sino en realidad el ser divino
vestido de eso. Una vez que te das cuenta de esto, el ser divino puede
encarnarse más completamente. Entonces, te vuelves naturalmente el
maravilloso ser humano que estabas tan duro tratando de ser.
Hay un tiempo para todo, y hay tiempo para mejorar al ser humano. El
punto es que una vez que el divino se encarna más completamente, el
esfuerzo para volverse un mejor ser humano no se requiere en la medida de
antes porque sólo eres un mejor ser humano, al menos la mayor parte del
tiempo.
There is a time for everything, and there is a time for improving the
human self. The point is that once the divine incarnates more fully, the effort
to become a better human being is not required to the extent it was because
you just are a better human being, at least most of the time.
Trampas en el Camino Espiritual
Tan pronto como piensas o dices “yo”, el personaje cobra vida. Cuanto ego
se exprese por ese personaje en ese momento depende de cuánto estés
identificado con el “yo”. Puede haber sólo el más mínimo ego, justo
suficiente para funcionar e interactuar con otros. Como fragmentos que se
forman brevemente en una nube y luego se disipan, puedes identificarte con
el “yo” sólo muy breve y ligeramente, mientras permaneces sentado en la
Presencia. O algo muy diferente puede ocurrir: Puedes creer completamente
lo que estás diciendo – tú crees que tú eres el personaje – en tal caso, o tienes
perdida temporalmente la Presencia o nunca la encontraste realmente. Éstos
son los dos extremos: la mente completamente iluminada y la mente atrapada
en la ilusión.
Existe otra posibilidad entre estos extremos: Puedes notar al personaje
creyendo, por lo menos a cierto grado, lo que el personaje está diciendo.
Estás involucrado en la obra como el personaje, pero no completamente.
Tienes un pie en el ser humano y otro pie en el ser divino. Lo que nota al
personaje actuando es el ser divino. Un poco de la Presencia está disponible
para el personaje, y eso cambia todo. El grado en que la Presencia está
disponible al personaje es el grado en que el personaje está iluminado. La
Presencia es la luz de la consciencia. Trae la luz de la consciencia a la
oscuridad de la ilusión de un ser separado, la ilusión de que tú eres un
personaje independiente.
Estas posibilidades se relacionan a cuatro etapas en el desarrollo
espiritual. En la primera etapa, tú sólo te ves como el personaje. Tú crees que
ese es quien eres y nunca piensas en cuestionar esto. En esta etapa, el ego está
mayormente a cargo del personaje y la vida del personaje, o al menos intenta
estarlo. No hay consciencia en la parte del personaje de ninguna otra
posibilidad.
En la segunda etapa, la experiencia es una donde vas y vienes entre creer
que eres el personaje y experimentar la Presencia. A través de la meditación y
otras prácticas espirituales o a través de la Gracia, has descubierto la
Presencia, pero sigues sin reconocerte como la Presencia. La Presencia es una
experiencia que tiene el personaje durante la meditación, paseos por la
naturaleza o bailando y dando tamborazos, por ejemplo, pero la Presencia
parece ir y venir. Después de estos vislumbres de tu verdadera naturaleza,
que pueden incluso ser largos, siempre regresas al sentimiento de que tú eres
el personaje. Tu consciencia aún está sentada en el falso ser. Esta es la
experiencia de la mayoría de los buscadores espirituales, que a menudo
describen como “la tengo” y luego “la perdí”.
La tercera etapa, que es el resultado de la autorrealización o despertar, es
reconocerte como la Presencia. En esta etapa, tu consciente está totalmente
sentado en la Presencia, mientras que a veces te descubres identificándote con
el personaje hasta cierto grado. Ocasionalmente puedes involucrarte en hacer
el papel de tu personaje, incluyendo tener sentimientos. Pero incluso
entonces, nunca pierdes de vista el hecho de que estás actuando un papel. Tus
palabras e incluso tus sentimientos pueden sentirse raros como que no son
reales o no son tuyos; y sin embargo, los hablas y pasas por los movimientos
de ser este personaje. Estás simultáneamente consciente de ver la obra de la
vida y participar como el personaje que desempeñas.
En este punto, el grado en que el personaje sufre o causa sufrimiento a
otros es el grado en que la personalidad no ha sido purificada del ego y las
heridas causadas por el ego. Si las cuestiones psicológicas y las heridas están
mayormente sanadas, estar en el personaje no causará mucho sufrimiento. El
ser divino brillará bastante puramente. Por otro lado, si esas heridas no son
sanadas, este personaje aún experimentará algo de sufrimiento y causará
sufrimiento a otros. Por ejemplo, si aún existe algo de temor en ese personaje
debido a abuso infantil, entonces bajo ciertas circunstancias, se detonarán la
ira y otras emociones como mecanismos de defensa.
Esto explica cómo muchas personas pueden estar autorrealizadas y aún
no ser tan felices o libres de emociones o en relaciones difíciles. Algunos
pueden estar autorrealizados pero aún tener mucho qué sanar, en tal caso el
comportamiento del personaje no parecerá tan iluminado. Solamente eres
libre de emociones tanto como seas sanado.
La misma persona aún no sanada puede aún ser capaz de transmitir la
Presencia muy poderosamente a la gente mientras esté en su papel de maestro
espiritual. Una vez que uno está autorrealizado, la capacidad para ser un canal
puro de la Presencia está ahí, y en las circunstancias correctas, puede ser
actualizado. No obstante, en circunstancias más ordinarias, especialmente
cuando esa persona está bajo estrés o es retado por otros, cualquier herida
remanente es propensa a comprometer esa pureza.
La cuarta etapa es iluminación completa, lo cual es bastante raro.
Muchos que han alcanzado esta etapa no están participando mucho en el
mundo. Han pasado por varias etapas y completado el camino humano y
están pasando mucho de su tiempo en otras dimensiones, absortos en
meditación. Muchos de estos individuos son desconocidos por el mundo,
aunque algunos tienen discípulos. Tales individuos pueden haber pasado la
mayor parte de su vida en un estado de iluminación y reclusión o sólo una
parte de ella. No se confunda esta etapa con el estado desintegrado, que es
uno de realización incompleta y escape del mundo. Por otro lado, esta última
etapa puede también vivirse mucho como la tercera.
El viaje de la autorrealización a iluminación completa puede ser uno
muy largo y a menudo no es completado en una vida. Entre más consciencia
se traiga a cualesquiera ideas erróneas remanentes y sentimientos no
encontrados, más rápidamente procede este proceso evolutivo.
Aunque aclarar las nubes que oscurecen la consciencia del cielo azul
continúa aún después de la autorrealización, ese trabajo es mucho más
sencillo una vez que estás establecido en la Presencia, ya que la Presencia
hace todo el trabajo. Desde la Presencia, hay una curiosidad natural acerca de
todo lo que está sucediendo y no hay resistencia a ver la verdad acerca de los
pensamientos y sentimientos, y la verdad puede verse más rápidamente.
Incluso cuando sucede la identificación y las emociones surgen, la Presencia
nota esto. Lentamente, todo este notar desprende las mentiras egoicas y
material inconsciente que continúa surgiendo, hasta que queda muy poco qué
sanar. El resultado es un individuo que está completamente tanto en casa en
su humanidad y en el mundo, pero no de él.
Este es el viaje en que te encuentras, y todo está bien, todo diseñado
especialmente para ti, por ti. Cuando finalmente llegas al final, todo de lo que
se trataba se vuelve claro como el agua, y te regocijas en la magnificencia de
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