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EN EL MUNDO

PERO NO DE ÉL

Nuevas Enseñanzas de Jesús


para Encarnar el Divino

GINA LAKE
Endless Satsang Foundation
http://www.RadicalHappiness.com
Foto de portada: © Supershabashnyi /iStock.com

Traducción al español: Sandra Morales Kott

Copyright © 2016 por Gina Lake

Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser
reproducida o utilizada de ninguna forma ni por ningún medio gráfico,
electrónico, mecánico, de fotocopiado, de grabación o cualquier otro, sin el
previo consentimiento por escrito del publicista excepto en el caso de breves
citas incorporadas a artículos críticos y reseñas.
Al Cristo en cada uno.
Contenido

Introducción
Capítulo 1: Las Nubes
La Ilusión Tejida por los Pensamientos
Los Pensamientos Son Como Nubes
Los Tipos de Pensamientos en el Flujo del Pensamiento
Maneras Sutiles en que el Ego se Esconde
Grados de Identificación
Cómo Saber Cuando Te Identificas con el Ego
Capítulo 2: Dualidad
Perfecta Imperfección
La Dualidad Creada por la Mente
Trascender Dualidades
Crear Espacio
Capítulo 3: Completamente Humano y Completamente Divino
Estar en la Presencia
Entrar a la Presencia
Permanecer en la Presencia
Actuar y Hablar desde la Presencia
Superar los Retos para Estar Presente en el Mundo
Capítulo 4: Despejar las Nubes
Desidentificarse del Pensamiento
Cómo Dejar de Creer en Tus Pensamientos
La Naturaleza Impersonal de los Pensamientos
La Práctica de Notar
Trabajar con los Sentimientos
La Práctica del Silencio
Superar los Obstáculos al Silencio
Capítulo 5: El Ser Humano Purificado
Lo que Queda en la Mente
Seguir Tu Corazón
La Personalidad Purificada
Trampas en el Camino Espiritual
Superar Hábitos y Adicciones
Conclusión
Acerca del Autor
Introducción

Yo, el que has conocido como Jesús el Cristo, estoy escribiendo esto, otro
libro, a través de esta escriba, Gina Lake, para ayudarte a vivir las enseñanzas
que di hace tanto tiempo. Estas enseñanzas no tienen nada qué ver con
religión, reglas o mandamientos, sino con trascender la necesidad por tales
cosas y, en lugar de eso, vivir desde la fuente de tu ser, la cual sabe cómo
moverse en este mundo en perfecta gracia, paz y amor.
Esta fuente es lo que llamaré la Consciencia de Cristo, aunque hay
muchos nombres para ésta en varias tradiciones espirituales. Es llamada
naturaleza Buda en el Budismo, Hinduismo Atmanin y el Yo en Advaita
Vedata. En círculos espirituales, es llamada Presencia, Esencia, Quietud,
verdadero yo o simplemente Consciencia, por nombrar algunos de los
términos.
“Consciencia de Cristo”, como lo estoy usando, señala la divinidad
dentro de cada uno y el potencial para que esa divinidad se vuelva una
realidad viviente, para convertirse en lo que te vive. Yo fui un ejemplo de esa
posibilidad en mi tiempo de vida dos mil años atrás. “Yo y mi Padre somos
uno” expresa esto.
Esta es una enseñanza avanzada y no para todos. Algunos aún requieren
las reglas y mandamientos para mantener al ego en supervisión. Ellos
necesitan una autoridad externa para guiar su comportamiento. Esto fue
especialmente verdadero hace dos mil años, cuando la humanidad estaba aún
en su infancia y menos evolucionada de lo que está ahora.
Pero ahora, muchos están listos para el Cristo interior, para que salga y
se manifieste en el mundo más completamente. El nacimiento de este Cristo –
de la Consciencia de Cristo – es la verdadera segunda venida. Serán testigos
de este nacimiento dentro de ustedes y de otros. Este es un tiempo importante
y especial en la tierra.
La Consciencia de Cristo está dentro de todos, ya sea que me
reconozcan como un maestro o no, y ya sea que reconozcan ese potencial
dentro de sí mismos o no. Lo que yo vine a enseñar en esa encarnación hace
tanto tiempo fue esto: La consciencia que está dentro de mí también está
dentro de ti. Tú eres el hijo igual que yo. Tú eres el “Yo soy” del que les
hablé. Tú y Yo somos uno. Tú y todos los demás son uno.
Sólo hay una consciencia con muchas únicas infinitas manifestaciones.
Cada una es una expresión de amor de aquello que les dio vida a ellas, ya sea
que le llames Dios/Diosa, el Padre/Madre, Unidad, el Divino, Alá, Espíritu,
Fuente, Indefinible, el Tao, el Gran Espíritu, el Innombrable, o el
Inmanifiesto. Hay muchos nombres para lo que está detrás de toda vida y que
no puede ser entendido por la mente o expresado en palabras.
Al imaginar esta misteriosa fuerza de creación como un individuo –
como un dios o un Padre – se hace manejable para la mente. Pero cualquier
concepto de Dios no puede siquiera empezar a tocar la realidad de Dios, la
cual sólo puede ser experimentada, nunca comprendida.
Cuando estás experimentando a Dios, en la medida que es posible para
un ser humano, estás experimentando la Consciencia de Cristo. Dios vive
dentro de ti, y tú experimentas eso como un estado particular de consciencia,
un estado del ser. Aunque a menudo oscuro, este “estado” no es un estado
pasajero, como otros estados de la consciencia, sino que siempre está
presente y disponible. Aunque la consciencia de Cristo puede parecer que es
una experiencia o un estado de consciencia, es en realidad lo que está
consciente. Esta es la experiencia de Cristo vivo en ti, como tú.
Hace dos mil años, vine a mostrarte como ser paz y amor y, finalmente a
traer éstos a este mundo. Enseñé con el ejemplo y a través de otros medios
cómo es vivir en la Consciencia de Cristo. Mi mensaje fue malentendido
entonces por muchos y distorsionado por muchos otros desde entonces. Pero
hoy, las personas están más listas para este mensaje y son capaces de
entenderlo e incorporarlo más que nunca antes.
Así que en este libro, te hablaré usando el lenguaje y los términos de hoy
en día, y me basaré en lo que otros han enseñado desde entonces, ya que la
verdad que yo enseñé ha sido enseñada por muchos otros a través de la
historia y está siendo enseñado hoy en día por muchos más que nunca.
La verdad de la que hablo es la verdad acerca de quiénes son ustedes –
acerca de su naturaleza humana y divina, porque son igualmente ambos.
Ustedes son tan divinos como me perciben a mí que soy. Y, por ahora,
ustedes también son humanos. Ustedes caminan con un pie en el mundo de la
forma y otro en el Indefinible. Ustedes son un puente entre los dos. Esta
dualidad misteriosa dentro de su ser es de lo que trata este libro.
Quiero hablar con ustedes íntimamente acerca de esto, como un
hermano, como un amigo, como uno que ha vivido esta dualidad. Y sí,
hablaré también como un maestro, pero no como alguien que está sobre
ustedes, no como alguien que es más parecido a Dios que ustedes, sino como
alguien que no es diferente a ustedes.
Esta es una blasfemia para algunos, pero sólo aquellos que no entienden
la verdad escondida en sus escrituras. No era mi intención ser convertido en
un dios. No es por eso que vine, y yo no me convertí a mí mismo en un dios.
Vine a mostrarles la belleza de su propia alma y lo que es posible como un
humano. Vine a mostrarles que es posible ser ambos, humano y divino, ser
amor encarnado.
Muchos me rinden culto, porque me ven como la encarnación del amor,
pero ese amor está igualmente en ustedes. Lo que he venido a enseñar ahora
es que ustedes pueden encarnar amor como lo hice yo. Ustedes pueden
convertirse en Cristo dentro de esta vida humana y aprender a encarnar todo
lo que es bueno dentro de ustedes.
Ésta no es una tarea pequeña, pero muchos de ustedes están a la altura
de ella y quieren esto más que nada. Para reunirse con su yo divino, tal
impulso y anhelo son esenciales. Aunque este retorno a Casa es el destino de
todos, el camino es largo y arduo y, para tales jornadas, una guía confiable es
útil y a menudo necesaria.
Este libro es solo una guía externa. La mayor guía descansa en tu
Corazón, y cualquier guía exterior verdadera lo sabe y te señalará a eso. Mi
tarea es señalarte tu propia sabiduría interior, al Cristo dentro, que es
confiable, paciente, generoso, valiente, amoroso y compasivo.
Cada buena cualidad ya es tuya como parte de tu herencia divina. Y sin
embargo, hay algo más aquí también que nubla tu bondad innata y causa
sufrimiento. Examinaremos este aspecto de tu humanidad – el ego – para que
puedas superar más fácilmente este obstáculo para darte cuenta de tu
divinidad.
La religión, a menudo, pinta la vida mundana como algo que debe ser
trascendido o soportado antes de volver al cielo. Pero si el reino del cielo está
dentro, como lo enseñé, entonces volver al cielo significa regresar a la
Consciencia de Cristo, que ha estado temporalmente perdida o escondida por
la condición humana, más específicamente, por el ego y el condicionamiento
asociado a él. Este regreso al cielo sucede mientras están en el cuerpo –
mientras están en el mundo – no después de dejar el cuerpo.
Encarnar se refiere a la posibilidad de incorporar el ser divino dentro de
la forma humana, de encarnar lo informe mientras se está en la forma, de
estar en el mundo pero no ser de él. Ofrece la posibilidad de disfrutar el
paraíso en la tierra y estar en alegría en esta vida. Es el destino de todos y
cada uno encontrar alegría en esta existencia física.
Ser humano no es esencialmente problemático. Es un regalo ser
humano, ser capaz de tener experiencias como un ser sensible en este plano
de existencia. Es una aventura en la que tu alma y Dios a través tuyo, ha
anhelado embarcarse. Y como todas las buenas aventuras, ésta tiene un gran
reto a superar, y ese es el ego. Fue diseñado para ser un obstáculo para
recuperar el cielo y el amor, paz y felicidad que son tu herencia divina.
También es parte de un plan perfecto para traerte a Casa.
El ego es lo que hace a la vida el drama y la aventura que es. El ego es la
fuente de sufrimiento humano y lo único que cubre con un velo tu naturaleza
divina. Este sufrimiento, sin embargo, también es lo que te despierta de la
pesadilla del ego. El viaje heroico, como he escrito de él en otro lugar, en
Una Vida Heroica, es la derrota del ego, o ponerlo en su lugar correcto, y
aclarar lo que oscurece la Consciencia de Cristo. Una vez que éstos han sido
despejados en cierto grado, la luz del ser divino puede brillar. Así que vamos
a empezar por examinar la naturaleza de lo que oscurece, o las nubes que
bloquean la luz de la Consciencia divina.

Jesús, dictado a Gina Lake


Enero, 2016
Capítulo 1
Las Nubes
La Ilusión Tejida por los Pensamientos

Los oscurecimientos de la Consciencia de Cristo para experimentar tu


naturaleza divina, son simples pensamientos. Estos pensamientos son los que
fluyen continuamente a través de tu mente, hablándote como si fueran tú, una
figura de autoridad o un amigo. Son primordialmente acerca de ti y tu vida,
qué hacer, cómo ser, lo que sucedió y lo que será. Me estaré refiriendo a este
comentario mental como el flujo del pensamiento, la voz en tu cabeza o la
mente egoica. No me estoy refiriendo a los pensamientos que pertenecen al
intelecto o al aspecto racional de la mente.
Imagina esto: Algo tan endeble y efímero como un flujo de
pensamientos es lo suficientemente poderoso para esconder tu naturaleza
divina de ti y, en su lugar, crea un sentido de ti mismo como separado,
limitado, vulnerable y carente. Los pensamientos crean la ilusión de un ser
que tiene problemas, miedos, deseos, luchas, emociones y dolor. Ellos crean
el falso ser. Sin pensamientos, los problemas y el sufrimiento desaparecerían
y de igual manera el falso ser. ¡Los pensamientos ejecutan un truco mágico!
Los pensamientos no podrían ejecutar esta magia a menos que también
fueran convincentes, interesantes, aparentemente verdaderos y, lo más
importante, aparentemente tuyos. Los pensamientos no sólo son
pensamientos – ellos parecen ser tus pensamientos. Parecen ser personales.
Como resultado, son fascinantes e importantes para ti. Sin tus pensamientos,
después de todo, ¿quién serías tú?
La gente se aferra a sus pensamientos como si fueran la querida vida, y
con razón, porque sin ellos, no habría nadie con una historia de vida, ni
pasado, ni futuro, ni siquiera un nombre. Sin tus pensamientos acerca de ti,
no serías nadie, nada. Serías sólo esto, sólo Consciencia de Cristo, sólo lo que
están viendo tus ojos y experimentando tu vida. Y eso es lo que en realidad
eres: Tú eres lo que está experimentando la vida aquí y ahora sin comentario
mental alguno.
Tú solo eres esto que está leyendo estas palabras y sólo este que puede
determinar la verdad en ellas. La mente egoica puede estar de acuerdo, en
desacuerdo o traer confusión a lo que estás leyendo, pero esos sólo son más
pensamientos. Sin esos pensamientos, hay una experiencia ya sea de verdad o
no, o lo que sea que tú puedas estar experimentando a través de tus sentidos.
Conforme progresas espiritualmente, los pensamientos en el flujo del
pensamiento se vuelven menos convincentes, menos interesantes, menos
verdaderos y menos tuyos. Llegas a ver que no eres en realidad responsable
de esos pensamientos. Esta evolución en la relación que uno tiene con los
pensamientos hace que despegarse de ellos eventualmente sea posible.
Conforme los pensamientos se ven menos personales, son más fáciles de
soltar o dejar. Pueden ir y venir en segundo plano sin afectarte, porque
entiendes que son simplemente la programación común de todos los humanos
y no únicamente tuya. Ves que tus pensamientos no tienen nada que ver en
realidad contigo y no significan nada acerca de ti – del tú real, el que es –
aunque tienen todo que ver con el falso ser.
Esta evolución en la relación a los pensamientos también puede
describirse como moverse de la creencia de que tú eres el pensador de
pensamientos a saberte como el experimentador de pensamientos y de todo lo
demás que surge en el momento. Llegas a ver que eres la espaciosa Presencia
silenciosa en la que los pensamientos, sentimientos, deseos, improntas,
intuiciones, conocimiento, revelaciones, inspiración y motivaciones vienen y
van. Tú eres el fundamento del ser, del cual surge todo lo que experimenta.
Eres aquello que es eterno e intacto por el ir y venir de pensamientos,
sentimientos, deseos, improntas y todo el mundo de la forma. Y sin embargo,
hay total amor para la forma y para su ir y venir. ¡Este mundo es un milagro!
En la Consciencia de Cristo, estás enamorado de la vida misma y de cada
forma en que la vida se manifiesta.
Conforme los pensamientos pierden su pegajosidad y la sensación de
que te pertenecen, también pierden su capacidad de darle forma a tus
percepciones o resultar en sentimientos no placenteros. La libertad de los
pensamientos y hasta cierto punto de los sentimientos, es un estado de
iluminación, el estado de estar en el mundo alegremente pero no ser de él.
Cuando los pensamientos se experimentan como sólo pensamientos y nada
más, la Consciencia de Cristo puede brillar a través de ti. Entonces ella se
vuelve lo que se mueve, lo que habla y lo que elige.
Ir del apego y la creencia en los pensamientos al desapego y la no
creencia es generalmente un proceso largo. Este proceso espiritual puede
tomar años, décadas o vidas enteras dependiendo del nivel de desarrollo
espiritual del individuo y otros factores. Aquellos que parecen alcanzar la
iluminación por la noche han sentado las bases para ello en más de muchas
vidas de práctica espiritual y han encontrado enseñanzas espirituales. Los
pensamientos no se dejan soltar fácilmente. El ego, que está detrás del flujo
del pensamiento, está firmemente adherido a la humanidad, y el ego así como
los pensamientos y sentimientos que genera no desaparecen de repente de la
noche a la mañana.
La ilusión tejida por los pensamientos – lo que los hindúes llaman maya
– debe ser vista a través de la misma una y otra vez en cada momento, hasta
que eventualmente tus pensamientos den suficiente para revelar lo que es
verdadero y real: tu naturaleza divina. Una vez que hay algo de espacio entre
los pensamientos y un poco de capacidad para atestiguar el pensamiento, la
ilusión comienza a romperse y tu naturaleza divina comienza a brillar. Este es
el proceso que examinaremos y llegaremos a conocer más íntimamente:
¿Cómo hacen los humanos para ir de la dominación del ego a incorporar su
resplandor divino?
Los Pensamientos Son Como Nubes

Los budistas a menudo asemejan la verdadera naturaleza o Consciencia de


Cristo con un cielo claro sin nubes, y los pensamientos, que crean maya y el
falso ser, como las nubes en el cielo. No puedo pensar en una mejor analogía
que ésta, así que la tomaré prestada y la desarrollaré. El cielo claro sin nubes,
como la naturaleza divina, siempre está ahí, haya nubes o no. Es prístino,
siempre presente, inmutable e intocable por las nubes que pasan por él.
Las nubes o pensamientos, por otro lado, son siempre cambiantes y
siempre yendo y viniendo. Los pensamientos nunca permanecen igual por
mucho tiempo. Aunque ciertos pensamientos surgen repetidamente, ni un
solo pensamiento dura más que unos pocos segundos a menos que se le
ponga atención. Como las nubes, los pensamientos son diáfanos e
insustanciales, constantemente mutándose a algo más, y tienen una limitada
durabilidad.
Así como hay diferentes tipos de nubes, hay diferentes tipos de
pensamientos. Algunos son como lindas nubes esponjosas que puntean el
cielo e interfieren muy poco con el brillo del sol. Estos pueden ser
pensamientos felices o positivos, neutrales u objetivos, funcionales o
previamente problemáticos que ya no son creídos. Interfieren muy poco para
disfrutar la vida porque tu atención no se atora con ellos, y así no resultan en
emociones desagradables. Tienden a ir y venir rápidamente sin dejar rastro y
sin bloquear la alegría, la paz, el amor y la gratitud de tu verdadera
naturaleza.
La mayoría de los pensamientos en el flujo del pensamiento, sin
embargo, son más grises o nubarrones que llenan el cielo tanto que pareciera
que no hay cielo. Tales pensamientos pueden cambiar tu percepción del
mundo tan completamente que tu percepción se convierte en tu realidad.
Entonces la radiación brillante de tu ser divino pareciera que ni existe
siquiera. Tales pensamientos cambian tu experiencia de vida de la misma
manera que hacen las lentes de colores, pero son más como lentes sucios o
distorsionados. Éstos son pensamientos negativos o limitantes, pensamientos
de miedo, pensamientos de ira, pensamientos de tristeza o de arrepentimiento,
y otros pensamientos cargados de emoción así como opiniones fuertes y
cualesquiera otros pensamientos profundamente creídos pero no
completamente verdaderos.
Los pensamientos en general, especialmente los oscuros, pueden
capturar tanto tu atención y crear una historia tan convincente y una
experiencia emocional tal que pierdes contacto con la verdad completa acerca
de una situación, y la sabiduría, alegría, paz, amor, valor y otras cualidades
en tu divino ser parecen estar perdidas o inaccesibles. Pero afortunadamente,
la mente no tiene que limpiarse completamente de pensamientos para
experimentar tu ser divino. Sólo tiene que aclarar lo suficiente para que la luz
de la Consciencia de Cristo entre un poco.
Esta analogía del cielo también funciona para describir la reducción o
debilitamiento del ego que ocurre con el progreso espiritual durante muchas
vidas o a veces en sólo una. La persona identificada con el ego e involucrada
profundamente con el flujo del pensamiento vive en un mundo de nubes
gruesas en su mayoría grises. Si el trance egoico es lo suficientemente fuerte,
esa persona puede no darse cuenta incluso de que hay un cielo, o
experimentarlo sólo rara vez. Aquellos momentos en que se experimenta el
cielo se sienten como en una cima o momentos mágicos muy especiales, que
es la forma en que se siente la Consciencia de Cristo en contraste con la
consciencia egoica.
Cuando alguien comienza a darse cuenta de la existencia del cielo, están
comenzando a despertar de la consciencia egoica. Una vez que alguien ha
tenido suficientes vislumbres de la consciencia del cielo azul, el deseo de
experimentarlo más a menudo se enciende. Entonces, la búsqueda comienza
con fines de alcanzar eso.
Los medios son prácticas espirituales, tales como meditación,
contemplación, oración e indagación, así como métodos psicológicos, tales
como sanación emocional, afirmaciones y pensamiento positivo. Muchas de
estas prácticas y métodos disuelven el apego a los pensamientos en el flujo de
pensamiento exponiéndolos como falsos, limitantes e inútiles. Otros métodos
reprograman la mente para ser más neutral o positiva, lo cual también es útil.
Como resultado de estas prácticas y métodos y otros catalizadores
espirituales, que resultan en experiencias de la Presencia más frecuentes, las
nubes – el ego y sus pensamientos, impulsos, miedos y otras emociones
negativas – se achican y se vuelven más translúcidas, menos sólidas y menos
reales. Con la práctica continua, las nubes se transforman de gruesas, oscuras
y a veces ominosas en delgadas, blancas y hermosas, con un cielo azul
mostrándose la mayoría de los días. Eventualmente lo que queda en el flujo
del pensamiento son, en su mayoría, pensamientos que coexisten
armoniosamente dentro del cielo sin bloquearlo. A esos pensamientos se les
permite ir y venir, moverse por el cielo naturalmente.
Y aún, es posible un cielo todavía más brillante una vez que también
desaparecen las nubes blancas esponjosas, ya que los pensamientos positivos
y neutrales tampoco se necesitan. La mayoría de ellos son simplemente
comentarios acerca de lo que ya sabes y de lo que ya está sucediendo. Para
funcionar, ni siquiera necesitas esos pensamientos, aunque puede parecer que
sí. La Consciencia de Cristo se mueve bellamente en la vida sin los
pensamientos del flujo del pensamiento. Si necesitas pensar para desarrollar
una tarea, piensas, pero de otra manera, los pensamientos no son requeridos.
Sin embargo, incluso para aquellos que están auto realizados o
despiertos, el absoluto cielo azul de una mente totalmente clara es usualmente
sólo temporal, ya que algunas nubes blancas y ocasionalmente unas oscuras –
algunos pensamientos pegajosos y sentimientos tumultuosos – vuelven de
visita periódicamente. Cuando eso sucede, la persona que está auto realizada
sabe que el cielo azul es lo que es real y permanente, y que las nubes oscuras
pasarán. Esta sabiduría ayuda enormemente para mantener una sensación de
cielo azul incluso en medio de nubes negras.
En cada etapa del camino espiritual, queda cierta cantidad de ego. Al
principio, el ego es más grueso y sostiene más influencia. No siempre es
reconocido y todavía, a menudo, se identifica con él. Conforme se avanza en
el camino y hay más consciencia del ego, se vuelve más delgado, más
transparente, menos sustancial y menos poderoso. Pero aún sigue ahí. El ego
continúa adelgazándose hasta que sólo queda una baja cantidad, suficiente
sólo para funcionar.
El ego está generalmente en su más bajo nivel cuando las personas están
solas, y en lo más alto cuando están interactuando con otros. Entonces los
pensamientos inevitablemente se presentan. Si esos pensamientos se ven
como lo que son, inútiles e innecesarios, quedan como manojitos y se disipan
rápidamente. Entonces, incluso en las interacciones, la Consciencia de Cristo
puede brillar. Sin embargo, si se identifica con ellos un poquito, se convierten
en esponjosas nubes blancas y se pierde algo de la Presencia. Si se identifica
mucho con ellos, se vuelven más gruesas y posiblemente grises, ya que se
convierten en las historias que la gente cuenta, que los hace infelices.
Entonces, el ego vuelve a estar a cargo. Si se identifica con las historias con
suficiente intensidad, éstas crean sentimientos y cubren por completo el cielo
azul, por lo menos un rato.
La mayoría de las personas se identifican con su flujo del pensamiento
la mayor parte del tiempo, con tan sólo breves momentos de claridad y
libertad de sus pensamientos. Para aquellos que están auto realizados o
despiertos, lo opuesto es verdadero: viven en una consciencia de cielo azul y
se mueven a cierto grado de identificación con el pensamiento brevemente y
luego regresan a la consciencia del cielo azul. Aquellos que se han dado
cuenta de que ellos son el cielo azul nunca pierden contacto con la
consciencia del cielo azul. Incluso cuando están identificados con
pensamientos egoicos, nunca olvidan completamente su verdadera naturaleza.
Lo que causa que, incluso aquellos que están auto realizados, pierdan
contacto con su verdadera naturaleza es cualquier pensamiento egoico
restante en el que todavía creen y los sentimientos conectados a ese
pensamiento. Los pensamientos que siguen permaneciendo en el flujo del
pensamiento son probablemente los más atados a heridas emocionales que no
han sido completamente digeridas y sanadas. También pueden quedar restos
de tendencias egoicas, tales como la necesidad de juzgar o tener la razón.
Aunque la fuerza de los pensamientos y tendencias egoicas se debilitan
con el tiempo como resultado de simplemente estar consciente de ellos sin
identificarse con ellos, no necesariamente se van por completo. Incluso
después de que el condicionamiento se ha visto a fondo, algunos residuos
emocionales a menudo permanecen, los cuales pueden ser reactivados bajo
las circunstancias correctas. Cuando el condicionamiento es activado, es
cuando más puede ser descubierto y sanado si estás dispuesto a cuestionar e
investigar esos pensamientos y sentimientos. La manera de hacer esto será
explicada más delante de manera más completa.
Los Tipos de Pensamientos en el Flujo del Pensamiento

Hasta ahora, he estado describiendo cómo es que la mente se vuelve más


clara gradualmente con el progreso espiritual. Vamos a echar una mirada
ahora a los tipos de pensamientos que se necesitan limpiar para que la
Consciencia de Cristo brille. En otras palabras, vamos a echar una mirada a la
naturaleza de las nubes.
El flujo del pensamiento está lleno de pensamientos – nubes – generados
por el ego para servir al ego. El ego es una máquina productora de nubes,
diseñada para oscurecer la realidad, incluyendo tu naturaleza divina y crear
una realidad virtual, que sirve a las necesidades y los impulsos del ego. El
flujo del pensamiento es casi siempre la voz del ego.
Toma un momento en esto, porque esto no es una exageración: La voz
en tu cabeza es casi siempre la voz del ego. Una parte de ti no quiere creer
esto porque es una idea muy radical y creerla cambiará tu vida. La verdad
espiritual es radical. Cambia tu realidad. Pero ya que estás leyendo esto,
debes estar listo para cuestionar la realidad de consenso.
Tomar consciencia de los diferentes tipos de pensamientos en el flujo
del pensamiento te ayudará a conocer tu ego. Éste es el primer paso para
debilitar el ego, el falso ser o, en otras palabras, reducir las nubes. Reconocer
los pensamientos egoicos cuando surgen y no estar de acuerdo con ellos o no
tomar esos pensamientos como propios, produce una ruptura en las nubes,
habilitándote a comenzar a vivir en la consciencia del cielo azul e incorporar
la Consciencia de Cristo.
La mayoría de los pensamientos en el flujo del pensamiento describen a
alguien. Si tú crees en estos pensamientos, se vuelven tu identidad. El falso
ser es creado por pensamientos que tienen “yo” en ellos: “Yo soy la bonita”.
“Yo nunca tengo una oportunidad justa”. “Yo nunca seré feliz”. “Yo nunca
hago nada bien”. “Yo soy un tonto”. “Yo soy más inteligente que la
mayoría”. “Yo siempre salgo primero”. “Yo no puedo confiar en nadie”. “Yo
nunca encontraré el amor”.
Tales ideas nunca son completamente verdaderas, muchas de ellas te
hacen sentir mal, y todas ellas colorean y distorsionan la realidad y a menudo
se vuelven profecías auto cumplidas. Y aun así, la gente acepta estos
pensamientos como la verdad acerca de ellos como si estas ideas fueran
quien ellos son. Pero estas auto descripciones sólo describen el falso ser. Son
simplemente la vestimenta que porta su falso ser generalmente o en un
momento particular.
El problema con estas ideas, aparte de lo obvio, es que cuando estás
experimentándote como el falso ser, no estás experimentando tu verdadero
ser, tu ser divino. En cualquier momento, estás experimentando uno o el otro.
La gente va y viene de los dos, aunque la mayor parte del tiempo, la mayoría
se identifica con el falso ser. Más elegantemente, esta nube podría describirse
como una danza entre el falso ser y el ser verdadero, ya que te identificas con
uno o con el otro dentro de cualquier momento dado.
Para experimentarte como el verdadero ser, primero debes dejar de
experimentarte como el falso ser. Esta es una cuestión de soltar o no dar tu
atención a los pensamientos en el flujo del pensamiento que son responsables
de crear el falso ser. Para tal fin, es útil darse cuenta de los tipos de
pensamientos que apoyan al falso ser.

Pensamientos que apoyan el falso ser:

1. Pensamientos propios de “yo”, incluyendo pensamientos acerca de


otras personas en relación a ti. Aunque tales pensamientos parecen
integrales a la vida, en realidad no se necesitan para funcionar. Sólo son
integrales a la vida del falso ser.
2. Pensamientos que tratan de hacerte mejor o menos que alguien más o
que te hacen estar en lo correcto y a los otros no. Estos incluyen juicios,
críticas, culpa, buscar culpables y comparaciones. Estos tipos de
pensamientos están diseñados para fortificar al falso ser.

3. Pensamientos que asumen o pretenden saber algo con absoluta


certeza. Estos incluyen opiniones, creencias y muchos de los pensamientos
acerca de otras personas. Éstos también fortalecen el falso ser.

4. Miedos y preocupaciones. Éstos siempre vienen del ego y nunca del ser
divino.

5. Dudas, dudas de ti mismo, confusión e indecisión. El saber o la claridad,


surge naturalmente cuando se necesita el conocimiento y no antes de eso. Así
que cuando te sientes confundido o no sepas algo pero quieras saberlo, ese es
el ego.

6. Pensamientos del pasado. Estos, rara vez sirven al momento, más bien te
sacan de la Presencia. Más a menudo, sirven al plan del ego para contar
historias.

7. Pensamientos y fantasías del futuro, incluyendo la planeación


compulsiva. Estos también, rara vez sirven al momento, más bien te sacan de
la Presencia. Son el intento del ego para obtener un mejor ahora. Pero el
futuro nunca llega; siempre es sólo ahora.

8. Pensamiento en blanco y negro e ideas de bueno y malo, correcto e


incorrecto. La vida no es tan simple como presume este tipo de pensamiento,
aunque al ego le gustaría que sí. Al ego le gusta nombrar, categorizar, meter
en una caja y envolver las cosas con un lindo moño. Así es como pretende
saber las cosas. El ego no piensa en tonalidades grises.

9. Pensamientos relacionados a la carencia o necesidad de algo, la


sensación de que algo falta, querer que las cosas sean diferentes, sentirse
aburrido, quejas. Una sensación de carencia con el miedo y deseo revueltos
por ella, llevan al ego a hacer lo que hace. Pero la carencia es imaginada y
sólo es un concepto, una creencia de que algo falta, cuando nada falta. Todo
es simplemente como es y la única manera que puede ser por el momento.

10. Pensamientos que te empujan a estar constantemente haciendo algo,


una sensación de intranquilidad, la necesidad de la constante
estimulación mental. Si desaceleraras y no te mantuvieras tú y tu mente tan
ocupados, podrías experimentar tu ser divino, y eso disminuiría el poder del
ego. Para mantener el poder, el ego debe mantenerte ocupado y absorbido en
el mundo de los pensamientos.

11. Pensamientos diseñados para alborotar emociones o crear drama. Al


ego le encantan los problemas y el drama porque le dan al falso ser algo qué
hacer y una manera de sentirse importante – sentirse alguien, incluso si es
alguien cuya vida es un lío. No hay mejor manera de crear drama y
problemas que alborotando las emociones.

12. Pensamientos que contienen “debería” y otras exigencias para ser de


determinada manera, como si un padre u otra figura de autoridad te
estuviera mandando y juzgando. Tales pensamientos vienen del superego, el
cual se forma en la infancia para mantener el ego a raya. Pero el superego es
simplemente otra forma de ego.

Familiarizarte con los pensamientos en tu flujo del pensamiento es esencial


para liberarte de ellos. Al servicio de esto, date un momento para escribir
algunos de tus pensamientos. ¿Puedes encontrar alguno que no venga del
ego? Luego mira esos pensamientos más de cerca para ver qué trama tu ego:

¿Qué trama tu ego? ¿Está…

tratando de tener la razón?

tratando de estar en control fingiendo que sabe?

tratando de ser mejor que otros?

tratando de medir si estás a la altura cuando tú no crees que lo estás?

tratando de arreglar el pasado?

tratando de tener un buen futuro o estar seguro en el futuro?

tratando de hacerte pequeño para mantener una auto imagen negativa o


para no ser amenazante para otros?

tratando de impresionar a otros para ganar respeto o algo más?

tratando de ser bueno para obtener amor o algo más de otros?


tratando de manipular a otros de otras maneras para obtener lo que
quieres?

tratando de arreglar a otras personas para sentirte bien contigo o mejor que
otros?

tratando de obtener ayuda o compasión o creando drama con quejas?

tratando de callar al superego haciendo todo bien y siendo perfecto?


Maneras Sutiles en que el Ego se Esconde

El ego siempre tiene un propósito. Ese propósito puede ser evidente o


bastante sutil y oculto. Cuando el ego está comportándose descaradamente
celoso, codicioso, manipulador, egoísta, insensible, juicioso, arrogante,
colérico, tirano, o en cualquier otra de sus formas usuales, es fácil de
localizar. Sin embargo, conforme las personas avanzan espiritualmente y se
vuelven más conscientes del ego, sus tácticas se vuelven más sutiles. El ego
sobrevive, incluso después de que caes en la cuenta de sus más obvias
manifestaciones. Nunca puedes asumir que has terminado con el ego. Si
examinas tus pensamientos minuciosamente, verás que el ego aún está ahí de
alguna manera en el flujo del pensamiento.
Incluso en las personas más avanzadas espiritualmente, el ego puede
resurgir. Una de las maneras en que hace esto es torciendo, degradando o
asociándose con los sentimientos positivos y revelaciones que naturalmente
surgen de tu ser divino. Por ejemplo, el ego puede, en un instante, cambiar
una revelación profunda a un juicio o usar esa revelación para tratar de
hacerte sentir en lo correcto o superior. El ego puede aparecerse en tu tono de
voz mientras compartes una revelación o simplemente en tu necesidad de
compartir esa revelación. Escúchate mientras compartes cualquier revelación
y fíjate si puedes escuchar al ego, o pregúntate, “¿Por qué siento la necesidad
de compartir esta revelación? ¿Es en realidad útil hacer eso ahora?”.
Algo similar puede suceder con otros dones, o cualidades del ser divino:

• La gratitud puede fácilmente caer en un subidón egoico, regodeo o


jactancia.

• La alegría puede deslizarse hacia insensibilidad al dolor ajeno.


• La paz puede deslizarse hacia complacencia y auto satisfacción.

• El amor puede volverse orgulloso de ser amoroso y bueno, ya que


alrededor de eso se forma una identidad.

El ego también tiende a voltear experiencias espirituales o estados


expandidos hacia una nueva identidad de la que está orgulloso: “Yo estoy
despierto”, proclama en su interior o incluso a otros. Cualquier cosa que tú
digas acerca de “yo” está destinada a tener algo de ego en ella.
He aquí algunos ejemplos de pensamientos que a menudo pasan por la
mente de la gente, que son expresiones sutiles o no tan sutiles del ego:

Ejemplos de juicios del ego disfrazados de preguntas u observaciones:

¡Vaya que a él le gusta comer! (implicando que come demasiado).

No entiendo por qué ella hace eso (implicando que su comportamiento es


anormal o extraño).

¿Qué le pasa? (implicando que algo es tonto o estúpido).

Él anda muy lindo hoy (implicando que eso es inusual).

Ejemplos del ego que necesita estar en lo correcto o que cree que sabe de
algo mejor que alguien más:

¡Te lo dije!
No soporto verlo desaprovechando su vida de esa manera.
Ella no hizo lo que yo le dije.
Eso es lo que sucede cuando…
Él nunca me escucha (implicando que debería hacerlo, porque yo estoy en
lo correcto).
Ella no sabe nada de cómo manejar el dinero (implicando que tú sí sabes).

Ejemplos del ego pretendiendo saber, al predecir el futuro o leyendo la


mente:

Si no me dan ese trabajo, nunca encontraré otro.


Me va a disgustar juntarme con ellos.
Él es perfecto para mí.
Él es un snob.
Ella cree que es más lista que yo.
Le va a dar un infarto si sigue haciendo eso.

Ejemplos del ego creando un sentido de carencia:

Este día no fue muy interesante.


Estaré feliz cuando…
Desearía tener una vida más emocionante.
¿Por qué parece que todos los demás son capaces de encontrar una
relación?
Yo no soy tan inteligente como él.
Pude haberlo hecho mejor.
Está tan frío hoy.
Desearía tener un nuevo tapete.
No hice suficiente ejercicio hoy.
Mi hermana nunca llama.
Grados de Identificación

La credulidad total y la total incredulidad no son las únicas posibilidades


cuando se trata de tus pensamientos. Hay tonalidades de la creencia. Puedes
creer en un pensamiento sólo un poco o mucho. O puedes creer un
pensamiento por un segundo o toda la vida. Cuán fuerte y por cuánto tiempo
crees en un pensamiento hace toda la diferencia en cuánto afecta tu
experiencia de vida y cuánto sufres como resultado de ello. Así que no es
tanto que los pensamientos en sí causen sufrimiento, ya que las personas
generalmente tienen pensamientos muy similares, sino cuán profundamente
alguien se identifica con esos pensamientos y por cuánto tiempo. Por
identificación, me refiero a cuánto tiempo se pasa involucrado en un
pensamiento, qué tan profundamente es creído, y si se le da voz y acción.
Hay una advertencia importante respecto a la afirmación de que la gente
generalmente tiene pensamientos similares: Aquellos que han sido abusados,
abandonados o traumatizados usualmente tienen más pensamientos negativos
que aquellos que no han tenido esas experiencias. Para aquellos con mentes
particularmente negativas, el flujo del pensamiento necesitará volverse más
positivo y neutral antes de que sea posible desprenderse de pensamientos.
Esto puede lograrse con psicoterapia y otros métodos de sanación.
Siempre habrá algún grado de identificación cuando estás ocupado
haciendo cosas e interactuando con la gente. Esto no es un problema si la
identificación es muy breve. Entre más tiempo creas en un pensamiento, es
más probable que se convierta en una historia, y luego en una emoción, y
luego en más historias, y luego en más emociones. Luego esas emociones se
llevan a la acción, a menudo compulsivamente, destructivamente o
imprudentemente. Ahí es cuando un pensamiento se vuelve un problema.
He aquí un ejemplo para ilustrar esto. Digamos que el pensamiento es:
“Yo nunca tendré otro trabajo que me guste”. Esa es una historia, que
corresponde a asumir o concluir algo acerca de ti y tu vida. Las historias
nunca son completamente verdaderas, aunque generalmente tienen algo de
verdad. Sabes que estás contando una historia cuando te hace sentir mal.
Si tú crees en la historia “Yo nunca tendré otro trabajo que me guste”, te
sientes mal. Cuando te sientes mal, tienes más pensamientos negativos, lo
cual agita incluso más sentimientos negativos. Entonces podrías enfrentar
esos sentimientos comiendo demasiado o complaciéndote con otras
conductas destructivas como comprar compulsivamente, dormir todo el día,
consumir drogas, mirar interminablemente programas de televisión que
adormecen tu mente, y así sucesivamente.
Tales pensamientos, sentimientos y actividades quebrantan cualquier
motivación que te pudiera regresar al mercado laboral y convertirte en un
candidato atractivo para un empleo. Podrías perder oportunidades que la vida
te ofrece porque no estás abierto o disponible para ellos. Así, una historia tal
como “Yo nunca encontraré otro trabajo que me guste” puede volverse una
profecía auto cumplida. En otras palabras, tus pensamientos y sentimientos
pueden crear la experiencia descrita por tus pensamientos y sentimientos.
Entre más creencias tengas que son no investigadas e inconscientes, más
identificado estarás con ellas, y más afectarán tu estado emocional, tu
conducta y consecuentemente tu vida. La gente tiene pensamientos sin
investigar porque dentro de los pensamientos está la sensación de que son
verdaderos, entonces la gente, automáticamente, asume que lo que piensan es
verdadero. Pero este tipo de certeza y otras fuertes convicciones y opiniones
no son una señal de verdad o fuerza interior, sino más bien una señal de un
fuerte ego. El ego cree en sus creencias y opiniones. Esta es una de las
maneras en que se mantiene el falso ser.
Si no hubieras sido programado para creer tus pensamientos
automáticamente, serías capaz de ver la verdad acerca del flujo del
pensamiento y el ego mucho más fácilmente. ¡Pero la vida no hace esto tan
fácil de ver! Los seres humanos son programados para creer los pensamientos
que los llevan por el mal camino y los hacen infelices. ¡Qué dilema!
El sufrimiento que viene de creer el flujo del pensamiento,
eventualmente, motiva a la gente a cuestionar sus pensamientos, y luego
descubren la verdad acerca de ellos. La vida te da un ego que brinda
sufrimiento, pero también te da una manera para salir de él: consciencia e
investigación. Lo que es capaz de ver la verdad es, por supuesto, tu ser
divino, ya que es, de hecho la única cosa aquí. El ego o falso ser, es tan sólo
un manojo de pensamientos, y esos pensamientos están destinados a
entramparte, no a revelar la verdad.
Cómo Saber Cuándo Te Identificas con el Ego

No es tan difícil saber cuándo estás identificado con el ego. Hay ciertas
señales indicadoras. Si puedes reconocer el ego en un pensamiento antes de
que te identifiques con ese pensamiento, es aún mejor. Sin embargo, como ya
hemos visto, muchos pensamientos que parecen bastante neutrales tienen al
ego impulsándoles y escondiéndoles, y esos aún pueden atraparte.
Identificarse con pensamientos que tienen poco ego en ellos no es
mucho problema. Creer un pensamiento que tiene mucho ego en él es otra
historia. Esos tipos de pensamientos, si no son obvios para ti, serán obvios
para otros y muy probablemente dispararán sus propios egos. Por ejemplo, si
tú le dijeras a tu compañero, “Al final yo tuve razón acerca de eso”, tu
compañero puede justo estar de acuerdo contigo, aunque tu ego está sacando
lo mejor de ti en ese momento, pero sutilmente. Sólo al ego le importa estar
en lo correcto y usará cualquier oportunidad para anotar un punto. Pero si en
vez de eso hubieras dicho, “en verdad, la regaste”, esas palabras pueden justo
empezar una pelea en donde tu compañero te señale las veces que tú “la
regaste”. Esas palabras contienen mucho más ego.
El tono de voz en tu mente y de tu propia voz cuando hablas con otros y
el lenguaje usado, tiene mucho que ver en si activas el ego propio o el de
alguien más. Los pensamientos o palabras con carga emocional, tales como
“en verdad, la regaste”, están destinadas a provocar sentimientos negativos,
mucho más que un comentario más objetivo. Esto aplica en tu diálogo interno
también. Si te dices a ti mismo, “en verdad, la regaste”, eso tiene mucha más
probabilidad de hacerte sentir mal y por más tiempo que si dices “al final
estaba mal acerca de eso”. Lo que te dices a ti mismo y cómo te lo dices en
verdad importa.
Muchos han aprendido con los años a hablarse a sí mismos más
amablemente y objetivamente, y eso mantiene al ego negativo a raya. Puedes
entrenar la voz en tu cabeza para ser más positivo, neutral y amigable al no
escuchar o identificarte con ella cuando es negativa y despiadada. Si trabajas
con ella, la voz en tu mente puede volverse más benevolente. Pero tampoco
necesitas esa voz benevolente. No necesitas la voz en tu mente para nada.
La señal más obvia de que estás identificado con el ego es la reacción
emocional y los sentimientos negativos tales como miedo, ira, dolor, celos,
envidia u odio. Cuando surgen tales sentimientos, te has convertido en tu ego,
incluso si es sólo brevemente. Entre más te enganches en los pensamientos
que producen esos sentimientos, más durarán esos sentimientos y tendrán una
retención más potente en ti.
La fuerza de tus sentimientos negativos es una medida de cuán fuerte, y
posiblemente por cuánto tiempo, has comprado una creencia o creído una
historia. Esos sentimientos, en turno, te convencen de que hay una razón para
sentirte de esa manera – de lo contrario, ¿por qué sentirías eso tan
intensamente? La respuesta es, tú te sientes así porque tú crees en tus
pensamientos, no porque tus pensamientos sean verdaderos. Tus sentimientos
te convencen de que tus pensamientos son verdaderos, incluso cuando no lo
son. La gente no se da cuenta de que sus pensamientos son lo que los hacen
sentir de la manera que se sienten, no las circunstancias. El ego usa las
circunstancias para crear sentimientos contando una historia acerca de esas
circunstancias, y esa historia te hace sentir mal.
Si, por ejemplo, tú crees en el pensamiento “me voy a quedar en la
calle”, sentirás terror. Esos sentimientos de terror te convencen de que
quedarte en la calle es una posibilidad real, sin darte cuenta que te sientes
alarmado porque crees en ese pensamiento, no porque ese pensamiento sea
verdadero. La mente sólo inventa cosas. No tiene una bola de cristal.
La fuerza de un sentimiento es una medida tan sólo de cuán fuerte y
frecuentemente has creído en un pensamiento, no de la veracidad del
pensamiento. Cualquier pensamiento que sea hospedado frecuentemente,
parecerá verdadero porque producirá sentimientos que lo hacen parecer
verdadero. Además, si un pensamiento está hospedado con la suficiente
frecuencia, se volverá habitual, y los sentimientos resultantes se volverán
habituales. Por ejemplo, si le das tu atención a los pensamientos de ira,
crearás un hábito de tener esos pensamientos. Entonces tu ira también se
volverá habitual y se disparará fácil y automáticamente.
La gente también hace esto con la aflicción. Tan normal como lo es
lamentar una pérdida, muchos magnifican y extienden su aflicción
innecesariamente enfocándose en pensamientos de tristeza y regresando a
ellos repetidamente. Entonces, tener esos pensamientos se vuelve habitual y
los sentimientos se vuelven habituales. Eliminar este patrón desde los
circuitos neuronales tomará un esfuerzo determinado para descontinuar el
hábito, así como con cualquier otro hábito.
Los sentimientos negativos son la señal más obvia de que el ego está en
acción, pero también puedes asumir que estás identificado con el ego cuando
sea que te sientas contraído. Esto se manifiesta como una sensación de
contracción en tu cuerpo y sentirte tenso, apretado, estresado, inquieto, fuera
de balance, irritable, molesto o insatisfecho. Puedes sentirte al límite, como
queriendo pelear. O cuando la contracción es extrema, puedes sentirte con
ganas de rendirte o acurrucarte en posición fetal, hecho bolita. En la mayoría
de las veces, los sentimientos negativos y el sentido de contracción van de la
mano.
Lo opuesto de la contracción es sentirse en paz, ligero, contento,
relajado, agradecido, alegre y una sensación de estar en el flujo o perdido en
lo que estás haciendo. Estos son rasgos del ser divino. Si no te sientes de esta
manera, estás involucrado con el ego hasta cierto punto. El grado en que te
identificas con el ego es el grado en que careces de paz y alegría y te sientes
insatisfecho y enfermo fácilmente.
Siempre estás recibiendo retroalimentación de tu ser divino acerca de
cuán alineado estás con él. Te dice, a través de una sensación de contracción
o expansión y a través de sentimientos positivos y negativos, si estás o no en
el ego y cuánto. El ser divino siempre está comunicándose con el ser humano
y haciendo lo que puede para traer al ser humano en alineación con él,
mientras simultáneamente honra tu libre albedrío para elegir si te identificas
con el ego o no.
Estar muy presente en tu experiencia energética, emocional y corporal,
te dirá cuán identificado estás con el ego. Una vez que te das cuenta de que
estás identificado con el ego, puedes curiosear acerca de cómo te atrapó.
¿Qué pensamientos estabas teniendo? ¿Qué creencias estabas teniendo o en
qué auto identidades estabas creyendo? ¿Quieres seguir sintiéndote de esta
manera? Cuando tengas suficiente consciencia para detenerte y hacer estas
preguntas, entonces, tienes una elección: regresar a la identificación o hacerte
más presente.
El antídoto para el sufrimiento causado por la identificación con el ego
es voltear tu atención del flujo del pensamiento a tu experiencia del momento
presente: lo que estás viendo, escuchando, sintiendo y percibiendo
físicamente y más sutilmente. Hacer esto te sacará de la mente y te llevará de
regreso a tu cuerpo y tus sentidos. Aquí es donde quieres permanecer, porque
el cuerpo y los sentidos son la puerta hacia la Presencia, a la Consciencia de
Cristo. Desde ahí, la vida se experimenta muy diferente.
Siempre que te salgas de la mente hacia el cuerpo y los sentidos y hacia
la Presencia, la recompensa es paz, tranquilidad, gratitud, amor y alegría. El
truco es permanecer en el cuerpo y los sentidos el tiempo suficiente para caer
en la Presencia y luego permanecer en la Presencia el tiempo suficiente para
probar lo suficiente de manera que te quieras quedar ahí. Entre más familiar
te vuelves con la Presencia, más pierde su atracción la voz en tu cabeza.
Finalmente, otra pista de que estás identificado con el ego es el sutil
placer que obtienes al tener la razón, sentirte superior, ser egoísta o descortés,
quejumbroso, juicioso, culposo o al hacer cualquier otra cosa que el ego te
empuja a hacer. En cierto nivel, se siente bien ser malo. Decir lo que el ego
quiere que digas brinda algo de placer, algo de satisfacción. Como mínimo, la
presión para decirlo se libera una vez que es hablado. El estilo del ego es el
camino de la menor resistencia. Como tal, a menudo es irresistible.
Sin embargo, el placer que obtienes por complacer al ego es una espada
de doble filo, porque sentirse superior, ser egoísta o descortés, quejumbroso,
juicioso, culposo y hacer las otras cosas que hace el ego para obtener este
placer fugaz, al final no se siente bien y no tiene buenos resultados. Te
sientes mal contigo mismo cuando haces cosas que hace sentir mal a otros.
Este es el significado de “Todo lo que has hecho al menor de mis hermanos,
me lo has hecho a mí”. Lo que haces a otros, también te lo haces a ti mismo:

Cuando juzgas a otros, también te estás lastimando a ti mismo, porque no


puedes ser juicioso y estar feliz.

Cuando eres descortés con otros, también estás siendo descortés contigo
mismo, porque no puedes ser descortés con los demás y estar feliz.

Cuando no perdonas a alguien, también te estás lastimando a ti mismo


sosteniendo el odio dentro de ti.

Siempre que estás en el ego, no sólo lastimas a otros, también te lastimas a ti


mismo. Así es como las personas aprenden a no estar en el ego. Esta lección
está hecha en la vida, y así es como la vida te trae de regreso a casa para
amar.
Estar en paz, estar contento y ser amoroso y estar en armonía con otros
es lo que se siente bien. El ego te aleja de este estado pacífico, de lo que en
realidad quieres. Volverte sensible de cómo obtienes placer al lastimar a otros
y también lastimarte a ti mismo cuando lo estás haciendo, te ayudará a tomar
otra elección.
De este capítulo, podrías concluir que los pensamientos son un
problema. Pero sólo cuando los pensamientos causan que pierdas contacto
con tu ser divino es que son un problema. Tu relación con el pensamiento es
lo que cambia con progreso espiritual, no tanto si los pensamientos están
pasando por tu mente o no. Conforme dejes de identificarte con tus
pensamientos, el flujo del pensamiento se vuelve más callado y neutral o
benigno. Aún podrías estar involucrado con algunos de tus pensamientos e
incluso hablarlos, pero no los creerás al grado que alguna vez lo hiciste.
Cuando no tomas los pensamientos, especialmente los pensamientos de
“yo”, tan seriamente como si fueran personalmente verdaderos, pierden su
fascinación junto a su dotación. Entonces, pueden tan sólo estar ahí, como
nubes o cualquier otra cosa que corresponde a este mundo de la forma. Los
pensamientos son parte de la vida como ser humano, y una vez que ves la
verdad acerca de ellos, dejan de ser un problema.
Ahora volquemos nuestra atención a la misteriosa dualidad detrás de la
condición humana. ¿Eres humano o divino? ¡Sí!
Capítulo 2
Dualidad
Perfecta Imperfección

Tú eres tanto humano como divino. Eres perfección divina expresándose


como imperfección humana, la cual en sí, es perfecta. ¡Fuiste perfectamente
diseñado para ser imperfecto! Las imperfecciones humanas son una parte
intencional de tu diseño y siempre estarán contigo en cierto grado.
Las imperfecciones humanas provienen en gran parte del ego, que es un
aspecto esencial del ser humano que nunca desaparece por completo. El ego
no es un error. Está destinado a ser parte de la experiencia humana. Sin
embargo, también está planeado que evoluciones de expresar el ego a
expresar tu naturaleza divina, mientras mantienes algún residuo del ego.
Estas imperfecciones son las cosas que puedes juzgar acerca de ti mismo
y otros. Éstas también son cosas que causan sufrimiento, como la tendencia a
juzgar, ser descortés, chismear, celar o envidiar, querer tener la razón, querer
atención, tratar de controlar a otros, pensar compulsivamente, ser adicto,
pretender que sabes, ser egoísta o avaro, culpar, ser inconsciente o insensible
de las necesidades y sentimientos de otros, ser prejuicioso, ser ignorante,
discutir y competir con otros – todas las cosas que podrías notar al encogerte
de hombros y decir, “sólo soy humano”.
Debido a que estas tendencias humanas causan dolor y problemas, la
mayoría de las personas preferirían no tenerlas. Y aunque tu evolución
natural es hacia una mayor bondad, empatía, paz, amor, sabiduría y otras
cualidades de tu verdadera naturaleza, que es perfecta, como ser humano,
nunca alcanzarás tal perfección – y no estás destinado a serlo. Para expresar
la perfección de su ser divino, el ser humano no tiene que ser perfecto.
Uno de los mensajes más importantes que tengo para ofrecerte es que
está bien que seas imperfecto. Está bien ser humano, y es imposible ser
diferente de como eres ahora, aunque ciertamente continuarás evolucionando
y te volverás más como Cristo.
Puedes imaginar que yo era perfecto y tomar esto como un modelo, pero
no debería sorprenderte si tú u otros no viven a la altura de este ideal
imaginado. Yo tampoco fui perfecto. Para algunos, esto debe sonar a
blasfemia. Pero es doloroso para ti y engañoso creer que tú o cualquier otra
persona pueda volverse un perfecto ser humano. Tú puedes y te volverás un
vehículo para expresar la Consciencia de Cristo en el mundo, pero aún
tendrás algunas imperfecciones humanas.
Mientras seas humano, habrá algún grado de jalón hasta cierto grado de
tu programación al miedo, ira, juicios, culpa, odio, inseguridad, celos,
venganza, insatisfacción, codicia y otras emociones y tendencias humanas.
La programación que te hace humano es poderosamente controladora. Hasta
que la gente comience a cuestionar sus pensamientos, no pueden manejar su
comportamiento. Seguirán los dictados de su programación y sus instintos, no
diferente de los animales. Cuando eso suceda, debes perdonarlos “porque no
saben lo que hacen” y perdonarte también a ti mismo.
Cuando la Consciencia de Cristo brille a través del humano, el ser
humano no se volverá perfecto pero puede volverse un vehículo para el bien,
por lo menos temporalmente, más que algo que sirva al ego y sus impulsos y
planes. Para que la consciencia de Cristo brille a través tuyo, tus
imperfecciones no tienen que desaparecer; sólo necesitan ser aceptadas. No
obstante, esto no significa consentirlas. Significa tenerles compasión. Bañar
tus imperfecciones con compasión, te alinea con tu ser divino. Entonces, esas
imperfecciones desaparecen por el momento.
Muchos imaginan que estar en el mundo pero no ser de él significa
trascender el mundo y el ego y ya no tener contacto con las dificultades de la
condición humana. Pero eso no es lo que esto significa. Más que eso, estar en
el mundo pero no de él significa que abrazas por completo el mundo de la
forma y abrazas el hecho de ser humano mientras sabes que estás más allá de
todas las formas. Para hacer esto, tienes primero que amar al mundo,
incluyendo tu humanidad. Tienes que hacer lo opuesto a lo que hace el ego,
que es rechazar al mundo.
El ego rechaza el mundo porque percibe al mundo mal. Cuando dejas de
ver al mundo con los ojos del ego, amarás al mundo y lo conocerás como la
magnífica creación y regalo que es. Entonces, la perfección de tu ser divino
puede brillar a través de tu ser humano. Estarás en el mundo pero no serás del
mundo.
Mientras estás en el mundo – mientras seas humano – tendrás algunas
imperfecciones, cuestiones, malos hábitos y posiblemente adicciones. Éstos
no te sacan necesariamente de la Presencia a menos que juzgues tu ser
humano por tenerlos y pienses que no deberían estar ahí. Rechazar, juzgar o
hacerle guerra a tus defectos es lo que te mantiene separado de tu ser divino.
Cuando haces eso, te identificas con el superego. Sólo el superego le
declararía la guerra al ego, porque hacer eso cumple con lo que el ego quiere.
Mantiene a la gente identificada con el falso ser.
El remedio es volverse consciente de la interacción entre estos dos
aspectos de tu ego y, en vez de eso, aceptar tu ser humano. El instante que
ofreces aceptación a tu ser humano, te vuelves tu ser divino, porque el único
que puede hacer esto es el ser divino.
A veces no llegarás a tus metas e ideales espirituales: no serás amoroso,
no serás compasivo, no serás paciente, no serás tolerante. Chismearás,
mentirás, exagerarás, juzgarás, culparás y te irritarás. Vas a flaquear. Pero
una vez que veas que has flaqueado y aceptes eso, será borrón y cuenta
nueva. Eres perdonado y puedes comenzar de nuevo.
El perdón es automático tan pronto como veas que has cometido un
error. Ver el error es el perdón. Aceptar ese error te permitirá perdonarte y
continuar. Siempre eres perdonado, pero si tú no te perdonas a ti mismo,
permanecerás atorado en el ego. Aceptar que cometiste un error y que eso es
humano te permite perdonarte. En ese momento de perdón, te vuelves un
canal, una vez más, para la Consciencia de Cristo.
Si tienes una tendencia negativa, como juzgar o chismear, haz lo más
que puedas para no complacer esto. Pero si lo haces, reconoce que has
cometido un error, acepta eso, ten compasión por esta tendencia humana,
perdónate, y pide perdón a otros si es necesario. Entonces volverás a la
Presencia, la Consciencia de Cristo. Juzgarte o reprenderte sólo te mantiene
separado de tu ser divino.
Antes de poder aceptar una imperfección, que proviene de un
pensamiento imperfecto, tal como el juicio, primero tienes que hacerte
consciente de ese pensamiento. Esa consciencia es el principio de la
desidentificación del ego. Ese pequeño paso atrás logrado al atestiguar el
pensamiento es el principio de la realineación con el ser divino.
Esto es exactamente lo que se practica en meditación: Te vuelves
consciente de un pensamiento, aceptas que está ahí, y lo perdonas y te
perdonas por tenerlo. Hacer eso te permite regresar a la Presencia. Este es el
camino de la imperfección a la perfección. No hay necesidad de acabar con la
imperfección; todo lo que se necesita es la correcta relación con tus
imperfecciones. Esa relación es una de aceptación y eso hace posible reunirte
con tu perfección divina. El Divino ama profundamente al humano justo
como es, porque el Divino creó al humano para ser justo como es.
La aceptación es el puente que te lleva de la condición humana de
sufrimiento a la libertad y al amor de tu naturaleza divina. Sin aceptación,
estás atorado en el ego y el sufrimiento que crea. Con aceptación, al ego se le
permite ser como es, mientras reconoces que tú no eres ese ego. Aceptas que
tienes un ego que causa sufrimiento, pero también sabes que quien eres, en
esencia, es divino. Esa esencia misteriosa es lo que ve la verdad acerca del
ego.
Luego, después de aceptar y perdonar tu humanidad, hay una cosa más
muy importante por hacer: No regreses al flujo del pensamiento. Permanece
en la Presencia quedándote en tu cuerpo y tus sentidos y dándote cuenta del
vasto espacio desde donde estás viendo, escuchando, sintiendo y
experimentando. Nótalo y sumérgete en él. Permanece en él. Lo único que
puede sacarte de la Presencia es la voz en tu cabeza.
Entre más tiempo permanezcas en la Presencia, más se abre esta
sensación de espacio de tu ser divino, y descubres cuán satisfactorio y
completo es. Para ser feliz, no necesitas lo que el ego piensa que necesitas. La
alegría de la existencia pura está ahí siempre que le pongas el reflector de tu
atención y lo mantengas ahí el tiempo suficiente para que el ser divino se
abra, como una flor y libere su fragancia.
La prueba de que no eres el ego, motivo por el que eres capaz de aceptar
al ego, es que eres consciente del ego. Lo que es consciente del ego no puede
ser el ego. Así como el ojo no puede verse a sí mismo, el ego no puede verse
a sí mismo. Sólo algo fuera del ego puede ver el ego. Tú eres capaz de darte
cuenta de lo que sucede dentro de la condición humana porque no eres sólo
humano.
Tú eres, de hecho, lo que es consciente de todo: pensamientos,
sentimientos, deseos, intuiciones, la sensación de sentirse vivo y existir, los
impulsos, la inspiración y todo en el mundo exterior que se te brinda por
medio del órgano sensorial que es tu cuerpo-mente. Esta consciencia es
perfecta, no adulterada y no puede ser dañada por ninguna imperfección.
Nada de lo que tu ser humano haya hecho jamás ha dañado la perfección de
tu ser divino.
Cuando estás en contacto con esta perfección y te sabes de este modo,
actúas de acuerdo a ésta, en paz, amor y bondad hacia todo. Cuando esta
perfección es impregnada y expresada a través del ser humano, es muy bella
ciertamente. Pero esto no aparta al ego, el cual resurgirá nuevamente y
buscará expresarse. Entonces, la consciencia, la aceptación, la compasión y el
perdón del ego vuelven a ser llamados.
Ésta es la danza entre el ser humano y el ser divino que continúa
momento a momento. Siempre, tú – el que despierta del trance egoico –
debes elegir lo que expresarás, quién serás, en ese momento. ¿Serás el ser
humano dominado por el ego o el ser humano impregnado de lo divino? Con
la práctica, elegir el ser divino se vuelve mucho más fácil, pero debe seguirse
haciendo esa elección. Esa elección se vuelve habitual, eventualmente, como
alguna vez fue habitual la identificación con el ego. Pero incluso entonces, el
ego aún existe potencialmente.
Estar en contacto con la Perfección o la Presencia, también es el secreto
a la felicidad. Cuando estás en la Presencia, disfrutar la vida es natural porque
no tienes juicios o deseos de que la vida sea diferente a lo que es. Cuando no
tienes juicios o deseos, tus circunstancias no te pueden molestar. Sólo
disfrutas la vida como es. Caes en el momento – pierdes tu ser egoico – y eso
ya es suficientemente disfrutable.
Es imposible estar identificado con el ego y ser verdaderamente feliz,
excepto brevemente porque el ego es el fabricante del descontento, y por
definición, no puedes estar feliz cuando no estás contento. A menos que
aceptes la vida tal como es, no puedes disfrutarla, porque estás tan ocupado
resistiéndote o tratando de cambiarla. Cuando dejas de tener ese tipo de
relación con la vida, caes en la Presencia y experimentas la alegría natural del
ser divino.
El ser divino está gloriándose en su creación – cada aspecto de ella.
Ama los charcos, los arcoíris, la basura, las fiestas, las cosas rotas y las cosas
nuevas y brillosas por igual. Para el ser divino, todo es bueno, todo es el
Amado, toda parte de sí mismo, su propia creación.
Si el ego se sintiera de esta manera acerca de la vida, no habría nada que
desear, nada que temer y ningún mejor momento futuro por el cual luchar. En
otras palabras, le quedaría muy poco al ego, porque podrías decir que desear,
temer, luchar y mirar al futuro son el ego. Si cesaras de hacer esto, estarías en
la Presencia, y el ego perdería su poder y su lugar. El ego aún estaría ahí en
segundo plano creando un sentido de individualidad para que no caigas en la
Unidad y te olvides que estás jugando a ser un ser humano. Eso es para lo
único que se necesita al ego.
La Dualidad Creada por la Mente

La dualidad no es la verdad sino una ilusión. La no dualidad o Unidad, es la


verdad. La dualidad de lo humano y lo divino dentro de cada ser humano
existe porque la mente y el ego crean esta dualidad, junto con todas las
demás. Crean un sentido de estar separado de la Unidad y un sentido de cosas
separadas, aunque la realidad es la Unidad. Pero éste no es un error. Sin esta
ilusión, la experiencia de ser un ser humano no sería posible.
La mente – tu cerebro – rebana en pedazos el mundo de la forma: las
cosas y los conceptos. Esto es útil y necesario para la comunicación: Cuando
quieres que alguien te pase la mantequilla, es útil tener una palabra para
mantequilla y el concepto de pasar. Sin embargo, las cosas no son en realidad
como las llamas, y los conceptos no son, de hecho, reales para nada. Aunque
el lenguaje es un dispositivo práctico, es engañoso y contribuye a
malinterpretar la vida.
El lenguaje no representa la realidad muy bien. Ese no es un problema si
no esperas que lo haga. Pero para la mente, los conceptos y las etiquetas son
reales, tan reales que reemplazan la realidad con una virtual, una realidad
mental. Más importante, los conceptos y etiquetas causan que la mente pase
por alto o descarte la realidad más profunda. Los conceptos y el lenguaje
mantienen a la gente en la superficie de la vida, creyendo que la vida es como
su mente le dice que es, cuando la verdad es mucho más misteriosa e
inescrutable.
Al ego no le gusta lo inescrutable. Prefiere saber y no le gusta no saber.
Saber le da al ego la sensación de que tiene algo de control. Entonces define
y etiqueta, todo en un intento por saber: “Yo sé lo que es eso. Es un árbol”.
Fin de la historia. No necesita ver más. Un árbol es un árbol.
Pero un árbol no es sólo un árbol, ¿o sí? Conocer la palabra árbol no es
lo mismo que conocer un árbol. Un árbol, y cualquier otra cosa, es mucho
más misterioso que la etiqueta dada o cualquier cosa que puedas decir de él.
¡Qué independiente está en relación a todo lo demás! Sin árboles, no habría
vida humana en la tierra.
Entonces, ¿es un árbol tan sólo un árbol? ¿Cómo es que no es igual a
sentir la vida, en sí mismo, si sentir la vida depende de él? En un sentido,
entonces, un árbol es parte del cuerpo humano, no está separado de él, ya que
el cuerpo humano depende de él. Lo mismo es verdadero del aire y todo lo
demás de lo que dependen los seres humanos para vivir. No estás en realidad
separado o independiente de todo el resto de la creación, y tampoco lo está
nada más. Ya que todo es interdependiente, podrías decir que todo es parte de
un cuerpo, un Todo, la Totalidad, el Uno.
Pero eso no es todo lo que la mente hace. No sólo etiqueta y clasifica y,
al hacerlo, separa una cosa de la otra. Hace algo más que crea mayor
dualidad, mayor separación: Evalúa. Todavía separa más en bueno y malo,
bonito y feo, joven y viejo, gordo y flaco, bajo y alto, grande y pequeño,
deseable e indeseable, y así sucesivamente. En otras palabras, la mente egoica
pone su propio giro en las cosas; cuenta una historia. Las cosas no son sólo
cosas. Una cosa o una persona se piensa que es cualquier cosa que siga de la
palabra para la cosa o persona: “Ese árbol es…” “Esa persona es…” “Yo
soy…” Y esa es una historia.
¿Puede una cosa ser definida con palabras? ¿Puedes tú ser definido con
palabras? Cualquier cosa que digas acerca de algo está supeditado a ser
inadecuado y, como resultado, esencialmente falso, ya que se deja fuera
tanto. Además, ¿”es” o “soy” alguna vez es verdadero en este mundo de
formas constantemente cambiantes, interdependencia e inescrutable
complejidad? ¿Es cualquier cosa así de estática y definible? Este
vanaglorioso intento de definición es porque el ego no soporta no saber.
Tiene que decir algo acerca de una cosa o persona. Entonces puede descansar
sintiendo que conoce esa cosa o persona, incluso cuando sabe, de hecho, que
no sabe más que antes.
Este pretender saber es desenfrenado en el estado egoico de la
consciencia. Cuando miras tu flujo del pensamiento, ves que está lleno de
medias verdades, opiniones personales e intentos por saber cosas que no
pueden saberse. ¿Cuán útiles pueden ser estos pensamientos? Aquí hay
algunos ejemplos:

Probablemente él llegará tarde.


Ella no es muy brillante.
No tomará mucho tiempo.
Será grandioso.
Yo puedo contar con ella.
Dudo que él pueda hacerlo.
Ya no lo soporto.
Ella ya no va a aguantar mucho.
Él es flojo.
Estoy seguro.

No hay nada malo con estos pensamientos. Son los tipos de pensamientos
que produce la mente egoica en todos. Sólo que es bueno reconocer que no
son lo que pretenden ser – conocimiento sólido y verdades útiles. Mientras
tanto, la vida sigue impredecible. Nunca es la misma, y tampoco lo eres tú ni
nadie más. ¿Quién sabe lo que harás? ¿Quién sabe lo que alguien más hará?
¿Quién sabe cómo es alguien? ¿Quién sabe qué traerá el próximo momento?
En realidad, tú no sabes mucho con certeza.
Cuando caes en la Presencia, sabes que no sabes, y eso está bien para ti.
Incluso disfrutas no saber, justo como disfrutas no saber en qué terminará una
novela. No saber lo que sucederá después hace que la vida sea interesante y
emocionante.
El ego, de hecho, le quita la diversión a la vida pretendiendo saber.
Entonces intenta reponer la diversión comiendo, tomando, de compras y
haciendo otras cosas que al ego le gusta hacer, lo cual traerá únicamente
placer pasajero, no felicidad real. La ironía es que la felicidad está mucho
más disponible de lo que el ego se da cuenta. Es sólo que tienes que dejar de
percibir el mundo como el ego y como el lenguaje implica.
La mente egoica interfiere con la felicidad creando dualidades ilusorias,
tales como bueno/malo, me gusta/no me gusta, quiero/no quiero y mejor
que/peor que. Las etiquetas en sí, a menudo crean la experiencia descrita. Por
ejemplo si tú dices, “no me gusta el helado de vainilla”, tu ego se
compromete a no gustar del helado de vainilla, o probaría que está
equivocado, lo cual le agrada aún menos que el helado de vainilla. Como
resultado, tu experiencia del helado de vainilla estará influida por la
convicción de que no te gusta. Debido a que el ego está dedicado a sostener
sus opiniones y creencias, buscará que sus experiencias cubran sus
expectativas. De esta manera, las creencias del falso ser a menudo se vuelven
profecías auto cumplidas.
Al ego le gustan las dualidades porque le gusta adoptar una postura,
cualquier postura. Adoptar una postura es lo importante para el ego, no la
postura en particular, porque tomar una postura le da al ego una identidad.
Tomando una postura es como se crean las identidades: “Soy un
republicano”. “Estoy en contra de comer carne”. “No me gustan los
pelirrojos”. “Creo que es bueno despertar temprano”. Tomar una postura te
hace sentir como que eres alguien, como un individuo. Y eso es la definición
del ego, el falso ser. Es todas las ideas que te hacen sentir como un ser
separado, lo que te hace sentir especial, todas las ideas que se disfraza de tú.
No hay nada malo en sentirse como un individuo. Estás destinado a ser
un individuo en este mundo. De hecho, se te dio una programación que hace
que te gusten ciertas cosas y otras no, comportarte de ciertas maneras y no de
otras, y sentir el impulso a hacer ciertas cosas y no otras. Como parte de tu
programación, se te dio una personalidad con ciertas inclinaciones, impulsos
y preferencias. Tu personalidad está destinada a influenciar tus elecciones y
tu conducta y ser un vehículo para tu ser divino, aunque es más comúnmente
un vehículo para el ego. Es bueno tan sólo reconocer que esta programación
no es quien realmente eres, sino más bien, un disfraz que te has puesto
mientras actúas el papel que viniste a desempeñar en la tierra.
Las preferencias personales sólo son un problema cuando se sostienen
tan rígidamente por el ego que te privan de estar en la Presencia. Esto sucede
si no estás dispuesto a ser flexible acerca de ellas, si exiges que se cumplan
cuando cumplirlas no es lo que viene del flujo. Si, por ejemplo, la vida se está
presentando a ti con un helado de vainilla en vez de chocolate, es mejor que
digas sí y lo disfrutes o “No, gracias” y estés contento con eso también. Sufrir
porque no hay helado de chocolate sería creer el pensamiento “no me gusta el
helado de vainilla” o “deberían tener helado de chocolate” o “no les importé
lo suficiente para tener chocolate” o algún otro pensamiento similar. El ser
divino fluye con: “¡Qué aventura – helado de vainilla para variar!”
Ya que el ego está muy dedicado y apegado a sus preferencias, quiere
cumplirlas. No cumplirlas es un reto para la identidad del ego: “¡Yo no como
helado de vainilla!”. El asunto no es realmente el sabor del helado sino una
cuestión de identidad, de quién soy yo.
Esto es verdadero de otras dualidades también. La dualidad bueno/malo
es igualmente una cuestión de identidad para el ego. Debido a que el ego
generalmente siente que aquellos que son similares a él son buenos y aquellos
que son diferentes son malos, saber cómo soy yo o cómo no soy es muy
importante. Así es como el ego determina cómo se relaciona con todos los
demás allá afuera. Y, por supuesto, todo lo que se considera bueno debe ser
deseado y adquirido, mientras todo lo que se considera malo debe ser
evadido.
Esto le da al ego un plan de juego sencillo. Mantenerlo sencillo es
importante para el ego, ya que no se le da la complejidad. Bueno/malo es casi
todo lo que puede manejar. Así que el ego categoriza, y luego sabe qué hacer:
Ve tras lo bueno y evita lo malo. Al ego le gustan las recetas sencillas, y las
dualidades le dan una receta sencilla para vivir. El ego es un aspecto muy
primitivo del ser humano. En realidad no lo quieres manejando tu vida. Y sin
embargo, eso es lo que mueve las vidas de la mayoría de la gente, porque
están permitiendo que sus pensamientos los guíen por la vida.
Cuando algo que está sucediendo no es juzgado como bueno o malo o
como algo que te gusta o que no te gusta, sucede algo muy interesante:
¡Pierdes tu futuro! Cuando abrazas lo que es, sin juicio, no hay más necesidad
de buscar tu felicidad en el futuro. Tú ya estás feliz y nada necesita ser
agregado en algún otro punto para estar feliz. Cuando estás en la Presencia,
no hay necesidad de un futuro, el cual, de cualquier manera, es tan sólo una
idea. El futuro es tan sólo la fantasía del ego acerca de cómo será finalmente
feliz algún día.
Cuando te identificas con el ego otra vez, tu futuro regresa. El ego
necesita el futuro porque la idea de un mejor futuro es como el ego justifica el
rechazo del momento presente. El ego hace esto para mantenerte fuera de la
Presencia y mantenerse él a cargo.
Transcender Dualidades

La llave para trascender las dualidades de la mente egoica es reconocerlas


como dualidades y aprender a sostenerlas ligeramente. Como siempre, el
primer paso es darse cuenta: Darte cuenta de la dualidad y la mentira
representada en tus pensamientos. Los pensamientos no dicen la verdad.
Cuando ves esto claramente, tus pensamientos pierden el poder de hacerte
sufrir. Como sabiamente afirma la canción infantil: “Palos y piedras
romperán mis huesos, pero las palabras nunca me herirán” – a menos que
creas en esas palabras. Cuando dejas de creer en tus pensamientos, ellos
dejan de lastimarte, y es menos probable que lastimes a otros con ellos.
Para darte cuenta de tus pensamientos, primero tienes que querer darte
cuenta de ellos. Esto puede sonar obvio, pero tu intención es importante.
Tienes que tener esa intención y luego ser lo bastante curioso de tus
pensamientos para investigarlos: ¿Qué está pasando ahí? ¿Son en realidad la
fuente del sufrimiento? ¿Cómo hacen eso?
Lo único que quiere darse cuenta y puede darse cuenta y ser curioso es
el ser divino. Sí, ¡está así de cerca de ti! Es lo que es curioso, es lo que está
anhelando mirar y anhelando hacer preguntas y descubrir la verdad. Es todo
lo que es sabio, bueno y honorable en ti y en todos los demás.
No toma nada de tiempo acceder al ser divino porque siempre está aquí.
Vive en la dimensión atemporal del Ahora, la única realidad. El ser divino
está presente eternamente. Si no lo estuviera, no serías capaz de experimentar
la vida, ya que aunque pareces ser humano, no eres en realidad un ser
humano. Tus reacciones humanas o egoicas hacia la vida no son tus
reacciones reales sino tus reacciones programadas. Tú estás programado para
comportarte como un ser humano, pero en realidad no eres uno (sólo actúas
el papel de uno en TV). Tú eres la Presencia curiosa, atenta, consciente que
está experimentando la vida, incluyendo tu ser humano. Eso es todo lo que
puedes decir de quién realmente eres sin entrar en mentiras o distorsiones.
En cierto punto de tu evolución, esta curiosidad y anhelo de cuestionar
se activa. Entonces el falso ser comienza a desbaratarse. Llegando a este
punto está la Gracia; no puedes hacer que suceda antes de este tiempo.
Afortunadamente, aquellos que no han alcanzado este punto no están
interesados en hacer que esto suceda, y aquellos que quisieran ser tocados por
la Gracia ya lo están. Así que aquí estás, y demasiado tarde para volver atrás.
El falso ser está condenado.
Así que echemos un vistazo a algunas de las dualidades que apoyan al
falso ser y su realidad mental. Una de las dualidades a través de la cual es
más importante ver y trascender es el concepto de mejor que/menos que.
Tales comparaciones juegan un papel importante en reforzar el ego. Como
todas las dualidades, ésta es una mentira y se presta para muchas historias y,
consecuentemente, mucho sufrimiento.
Mejor que o menos que siempre es un punto de vista, una historia. Es el
punto de vista del ego, cuyo plan es hacerte sentir ya sea inadecuado o
superior. Si el ego puede hacerte creer en mejor que o menos que, habrá
tenido éxito en generar sentimientos de uno u otro tipo. Para el ego, el
sentimiento en particular no es importante. Sin embargo, los sentimientos son
importantes porque son lo que hacen que mejor que y menos que parezca
verdadero. Los sentimientos le dan sustancia a la ilusión inventada por estas
palabras.
Si, por ejemplo, le crees a tu mente cuando te dice que no eres tan
popular, bien parecido, inteligente o espiritualmente avanzado (todos
conceptos) como esto y aquello, te sientes mal. Sentirse mal es prueba de que
has comprado esa mentira (pero no es prueba de la mentira). Tu creencia en
el concepto de menos que y en los conceptos de popular, bien parecido,
inteligente y espiritualmente avanzado crea la experiencia de ser menos que
alguien más en estos sentidos. Así que entonces tú tienes esa experiencia,
hasta que tu mente o la de alguien más te dice lo contrario. Entonces tienes
esa experiencia. De esta manera, la gente rebota de un lado a otro entre
sentirse mal consigo mismo y bien consigo mismo.
Los sentimientos generados por creer tales pensamientos le ponen carne
y huesos al falso ser, haciendo que parezca real. ¿Quién eres? “Yo soy menos
que… me siento terrible”. “Yo soy mejor que… me siento bien”. ¿Quién es
este “Yo”? Fue creado por pensamientos. El falso ser no es nada más que
pensamientos. Si dejas de creer tus pensamientos, caes en el Silencio de sólo
estar: el ser divino. El ego está diseñado para mantenerte alejado del ser
divino, y hace esto contando historias que producen sentimientos.
Una vez que ves esto, tales pensamientos no tienen tanta influencia.
Podrían aún afectarte un poco o por un ratito, pero no de la misma manera
que antes. Una vez que comienzas a ver la verdad acerca de tus
pensamientos, sigues viendo la verdad. No pueden engañarte como lo hacían
antes. Comienzas a ver más y más a través de las mentiras de la mente. Poco
a poco, la ilusión es expuesta, hasta que tiene grandes huecos en ella, los
cuales revelan el cielo azul.
Las dualidades son trascendidas reconociendo la verdad:

La dualidad de mejor que/menos que es trascendida reconociendo la


verdad de que todo es perfecto de la manera que es. Todo es como está
destinado a ser y sirviendo el propósito en el Todo. Tú eres exactamente
como fuiste destinado a ser en este momento, porque no puedes ser diferente
a eso. Dadas todas las circunstancias que crearon y llevaron a que las cosas
fueran como son, las cosas sólo pueden ser como son, y eso es perfecto desde
el punto de vista del alma – perfecto porque no puede ser de otra manera.
Esta no es perfección como la ve el ego. Tampoco es predestinación, porque
aunque las cosas no pueden ser de otra manera de como son ahora, también
están impredeciblemente convirtiéndose en lo que son. Nada necesita
cambiarse nunca, y sin embargo todo está constantemente cambiando y
evolucionando.

La dualidad de me gusta/no me gusta se trasciende sosteniendo nuestras


preferencias ligeramente, notando nuestras preferencias pero no
necesariamente dejando que dirijan nuestras acciones o decisiones. En vez de
eso, el ser divino determina tus acciones, que a veces pueden llevarte en
direcciones que van contra tus preferencias y deseos condicionados.

La dualidad de quiero/no quiero se trasciende sosteniendo tus deseos


ligeramente y dejando que venga todo lo que venga y dejando que se vaya
todo lo que se vaya. Dejas la pequeña voluntad a los pies de Su voluntad,
confiando que el ser divino sabe lo que es mejor y que “yo quiero” y “yo no
quiero” tienen poco que ver con lo que se está desplegando de acuerdo a la
voluntad divina.

La dualidad de bueno/malo se trasciende reconociendo de dónde vienen


esas opiniones y que sólo le sirven al ego, y luego sosteniéndoles ligeramente
o dejándoles ir.

La dualidad de altas y bajas emocionales se trasciende llevando una buena


relación con la vida, lo cual se experimenta como ecuanimidad. El estado
emocional integrado es aquel de estar ni demasiado feliz ni deprimido, ni
aburrido ni emocionado, ni esperanzado ni desesperado. La ecuanimidad es el
punto medio entre las altas y las bajas emocionales causadas por creer
nuestros pensamientos. Esta ecuanimidad es sobria, estable, de acuerdo con
todo, en paz y contenta. Es un estado de sutil felicidad sin razón o alegría
interior.

La dualidad de tomar demasiado (avaricia) o dar demasiado (no cuidar


de sí mismo) se trasciende a través del desinterés. El “yo” que está ausente
en el “desinterés” es el ser egoico, que tiende a tomar o dar demasiado,
ambos por el propósito de obtener lo que quiere. El desinterés, por otra parte,
está dando apropiadamente, lo cual sólo es posible cuando el ser egoico está
ausente. En esta ausencia, lo que se da es exactamente lo que se necesita en
ese momento y nada más. La integración de esta dualidad es el ser divino
moviéndose en el mundo, haciendo o no haciendo, de acuerdo a la voluntad
mayor que sabe exactamente qué acción tomar y cuándo hacerlo.
Crear Espacio

Lo que sucede cuando te vuelves más consciente de tus pensamientos y


comienzas a cuestionarlos es que se crea espacio o distancia entre tú y el flujo
del pensamiento. Donde alguna vez automáticamente creíste, diste voz y
actuaste tus pensamientos, ahora primero los notas, aunque sea sólo por un
segundo. Ese segundo se alarga eventualmente, mientras incrementas el
tiempo atestiguando tus pensamientos, más tiempo en la espaciosa Presencia
que es el ser divino.
En el espacio que se ha abierto, ahora hay espacio para notar lo que está
sucediendo internamente, donde antes no había espacio para notarlo. Entre
mayor se vuelva ese espacio, habrá más para cuestionar tus pensamientos. Y
entre más cuestiones tus pensamientos, mayor se vuelve ese espacio y mayor
es la distancia entre esos pensamientos y lo que los atestigua. Esta distancia
eventualmente se vuelve tan grande que tus pensamientos parecen que no te
pertenecen. Son sólo una cosa más surgiendo en el campo de consciencia.
Con el espacio, viene la elección: Puedes elegir regresar al pensamiento
y creer en tus pensamientos o no. Sin embargo, regresar a tus pensamientos
no es tan gratificante como lo era antes. No “disfrutas” el placer egoico que
alguna vez obtuviste del pensamiento tanto como disfrutas la ecuanimidad de
no entretenerte en los pensamientos. A veces, regresarás a tus pensamientos y
a veces no, pero se volverá cada vez más notorio que tienes una elección y
que algo está haciendo esa elección.
¿Qué es eso? ¿Qué puede elegir regresar al pensamiento o permanecer
en la consciencia espaciosa del ser divino? Aquí es donde falla el lenguaje.
Podrías llamarlo El Testigo o El Selector, pero lo que está atestiguando y
seleccionando no es un objeto o una persona como las cosas y la gente en el
mundo de la forma. Lo que tú eres no es un objeto que pueda ser observado o
cuantificado o entendido. Sólo puede ser experimentado.
Lo que tú eres nota, experimenta, elige, mueve, habla y hace todas las
otras cosas que tú crees que estás haciendo como un ser humano. Pero estas
cosas nunca han sido hechas por un ser humano, sino más bien, por la fuerza
de vida que eres, la cual opera a través del ser humano.
Tú siempre has sido esta fuerza, pero pretendes ser humano; y la mayor
parte del tiempo, sigues pretendiendo ser humano. Eso está bien. Pretender
está bien cuando sabes que estás pretendiendo. Sólo es un problema cuando
no sabes que estás pretendiendo. Cuando el ser divino está más integrado en
el ser humano, te sabes divino mientras pretendes ser humano. Antes de eso,
lo opuesto era verdadero: Tú pensabas que eras el ser humano que tan sólo
pretendías ser.
Capítulo 3
Completamente Humano y Completamente Divino
Estar en la Presencia

Estar en el mundo pero no ser del mundo es la experiencia de la Presencia. Es


ser completamente humano mientras también es completamente divino. Esto
no es un lugar seco o separado sino un lugar íntimo, que está enamorado del
mundo y abarca todo. La experiencia es una de estar completamente
involucrado en la vida humana de uno, mientras no está indebidamente
influenciado por las percepciones del ego o molesto por el vaivén en la vida.
Para ser capaz de aceptar todo en el mundo, es necesario ser “no del
mundo”, es decir “no del ego”, lo que rechaza el mundo porque el mundo no
satisface sus expectativas. No ser “del ego” significa no esperar que el mundo
de la forma te haga feliz. No tener esta expectativa te libera de necesitar que
el mundo sea de determinada manera. Entonces puedes caminar con la
iluminación en la tierra. Puedes estar en el mundo, aceptarlo, y disfrutarlo
plenamente justo como es, porque tu felicidad es derivada de algo mucho más
profundo, de la Presencia.
Estar en el mundo pero no ser de él – estar en la Presencia – es natural.
Todos saben lo que es la Presencia; todos la han experimentado. Es
misteriosa y aún de lo más ordinaria, porque siempre está aquí. Es lo único
que está siempre aquí. Todo lo demás viene y se va dentro del espacio de
consciencia que eres, que es la Presencia.
¿Parece extraño decir que todo viene y se va en ti? Es una idea radical,
¿no?, ¿que tú eres todo, que no hay nada más que tú aquí? Este no es el tú
como tú piensas, por supuesto, pero es el tú que todos son, la Unidad que se
expresa a sí misma en todo. Esta es la Unidad conocida por los místicos. La
Unidad es la verdad de la vida, pero está escondida por las formas de esta
vida.
La Unidad es a menudo llamada Informe para distinguirla de la forma.
Pero la forma y lo Informe son uno y lo mismo: La forma no está separada de
lo Informe, lo que da nacimiento a la forma y se expresa a sí mismo a través
de la forma. La forma y lo Informe están entrelazados y son inseparables. La
Presencia es la experiencia de lo Informe, la dimensión atemporal en que tú,
como un ser separado, no existes. Y sin embargo, ¡hay una forma que
reclama ser tú! Tú existes tanto como forma y como el Informe. Esta dualidad
primaria, que he estado llamando el ser humano y el ser divino, está en el
centro de quien tú eres.
La gente aparentemente se pierde en la forma, en el ser humano, pero
eso nunca es realmente posible. Como las nubes que pasan por el cielo, los
pensamientos sólo pueden temporalmente bloquear la verdad acerca de quien
eres. A veces, tú crees lo que dicen tus pensamientos de ti, pero hay muchas
otras veces que no tienes pensamientos o no te identificas con ellos.
Una vez que has encontrado tu camino a enseñanzas como ésta, has
tenido indudablemente muchos vislumbres de tu verdadera naturaleza y
posiblemente algunas experiencias muy profundas de ella. Los vislumbres a
menudo vienen inesperadamente y en momentos ordinarios: cuando te quedas
viendo al cielo de noche, escuchando bella música, contemplando los ojos de
tus mascotas o de tu ser amado, salir al aire libre en una mañana de
primavera, o mirando las copas de los árboles o un ave justo afuera de tu
ventana.
¿Qué hay en estos momentos? ¿No son momentos en que no estás
haciendo nada más que mirar, escuchar y experimentar, cuando estás
totalmente despierto y atento a lo que se está presentando por tus sentidos, y
también cuando estás muy a gusto? Estar muy alerta y atento a la realidad
sensorial y, al mismo tiempo, muy relajado te pone en contacto con la
Presencia. Por otra parte, a lo que la gente está usualmente atenta – el flujo
del pensamiento – produce cualquier cosa excepto relajación. No
experimentarás tu ser divino mientras piensas. Pero cuando tu atención está
completamente ocupada en la experiencia de tu entorno inmediato, te sientes
vivo y presente.
Hay una razón por la que se le llama Presencia, y es porque resulta de
estar experimentando completamente el momento presente. Podrías alegar
que, ya que el momento presente es todo lo que hay, no es posible tener
ninguna otra experiencia que el momento presente. Pero tu mente te lleva a
un pasado y futuro imaginarios, una realidad virtual llena de historias, como
una película. Estar envuelto de esta realidad virtual significa que no estás
completamente en tu cuerpo y tus sentidos. Estás en la realidad de la mente,
no aquí y ahora. Debido a que tu mente te saca de tu cuerpo y tus sentidos, te
saca del momento presente, fuera de la Presencia. La mente es la única que
puede hacer esto. Sin el pensamiento, estarías siempre en la Presencia. El
hecho de que tan pocas personas pasen mucho tiempo en la Presencia es una
evidencia del poder y encanto de los pensamientos.
Así que si quieres saber lo que es la Presencia, nota cómo es la
experiencia cuando no estás perdido en el pensamiento. Parece como una no-
experiencia. Pero esa es la percepción de la mente de lo que es la Presencia.
La gente no pasa mucho tiempo en la Presencia porque su mente la descarta
como nada y, por lo tanto, inútil. Y así es – inútil para el ego.
La nada, no tiene nada que ofrecer al ego. La Presencia no es
ciertamente el tipo de experiencia que busca la mente. No es lo
suficientemente emocionante ni interesante para la mente, que ama el drama,
el conflicto, los problemas y las historias. Definitivamente no encontrarás eso
en la Presencia, razón por la cual la mente te saca de la Presencia en cada
oportunidad posible.
La mente te atrae fuera de la Presencia por otra razón: La Presencia
aniquila el falso ser, aunque sólo por el tiempo en que estás en la Presencia.
¡Ésta definitivamente no es una experiencia que tu mente quiere alentar! Lo
mismo es verdadero en la meditación. Tu mente se resiste como la plaga,
porque para la mente, la meditación es la plaga. Y así es.
No, la mente no encontrará nada interesante en la Presencia, nada de qué
quejarse, nada qué analizar, nada qué comparar o juzgar, nada de qué pensar
o de qué hablar. La mente se detiene o se va silenciosamente o cae
profundamente en un plano posterior cuando estás en la Presencia porque los
pensamientos y la Presencia son incompatibles. Puedes estar absorto en
pensamientos o en la Presencia, pero no en ambos.
En la Presencia, podrías aún tener pensamientos, pero no son
convincentes y no sientes que tú los estás pensando o que son tuyos, porque
en la Presencia no hay tú. Los pensamientos simplemente vienen y se van a
segundo plano, si es que están, mientras las experiencias sensoriales toman el
primer plano. Como los siempre cambiantes sonidos, panoramas, aromas,
sensaciones y otras experiencias disponibles en cualquier momento, los
pensamientos se vuelven sólo una cosa más surgiendo y desapareciendo en la
consciencia.
El resultado de estar más completamente en tu cuerpo y tus sensaciones
es como ver el mundo a color, cuando antes era sólo blanco y negro. Vivir
dentro de tu cabeza en un mundo de conceptos y fuera del contacto con tus
sentidos es algo muy muerto comparado con lo alternativo. Los conceptos le
quitan el jugo a la vida, mientras que estar en el cuerpo y los sentidos le
ponen jugo de regreso. Cuando estás más presente, esto se vuelve obvio. La
vida es más rica, más bella, más vibrante, más viva y más disfrutable. Has
venido a Casa y algo en ti lo sabe.
Estar presente y en tus sentidos es muy placentero si permaneces en esa
experiencia el tiempo suficiente. Por lo general, la gente no lo hace. Obtienen
una probadita de la Presencia y, antes de que puedan profundizar, sus mentes
les llevan a algún paisaje mental, donde pierden contacto con la realidad y su
experiencia sensorial. Hasta que uno desarrolla la voluntad para permanecer
en la Presencia, esa es la experiencia: uno se sumerge en la Presencia por
unos cuantos segundos y luego está de regreso en la mente.
Para experimentar la Presencia más frecuentemente y más
completamente, algo dentro de ti debe querer la Presencia más que la
experiencia de pensar. El ser divino que está despertando en ti, o surgiendo
para despertarte, quiere esto. La voluntad de estar presente no puede
desarrollarse o ser forzada, sino que llega a su propio tiempo. Ya sea que
quieras permanecer envuelto en tu mente o no. Este punto es a menudo
alcanzado cuando una persona se da cuenta de que el flujo del pensamiento es
la causa del sufrimiento y él o ella se motiva a obtener algún alivio. Este
punto, con frecuencia coincide con una crisis o una pérdida en la vida de
alguien.
Este anhelo de la Presencia es un ingrediente necesario, ya que sin él, el
amorío que uno tiene con la mente es probable que siga ganando. Sin
embargo, este anhelo de la Presencia podría continuar por un muy largo
tiempo antes de que alguien se vuelva un adepto en permanecer en la
Presencia. Pueden ser necesarios muchos años o incluso décadas de práctica
espiritual antes de que alguien sea capaz de permanecer en la Presencia por
largos periodos de tiempo. No obstante, cada esfuerzo por realizarlo vale la
pena.
Entrar a la Presencia

¿Cómo te sales del ego y entras a la Presencia? El consejo obvio – no te


pierdas en el flujo del pensamiento – es sólo tan útil. Decir “No pienses” es
un poco como decir “No pienses en un elefante rosa”. Sin reemplazar el
pensamiento con algo más, no puedes fácilmente acabar con el pensamiento.
Lo que reemplaza el pensamiento es la consciencia sensorial y corporal.
Los sentidos son puertas hacia la Presencia. Cuando algo como un
sonido, sensación, olor, gusto o visual impresionante captura tu atención, se
detiene tu mente, aunque sólo brevemente. No puedes estar dedicado por
completo a tus sentidos y a tu pensamiento simultáneamente. Haces una cosa
o la otra. No hay alternativa, no hay otro lugar a donde tu atención pueda ir.
Sólo está la realidad virtual de la mente o la realidad, la cual es
primordialmente una experiencia sensorial.
Como resultado, dedicarte a tus sentidos te llevará fuera de tu cabeza y
dentro de tu cuerpo, y potencialmente hacia adentro de la Presencia. Si un
estímulo sensorial es placentero o bastante llamativo, tu atención gravita
naturalmente hacia él y permanece con él por un momento. Perderse en
música hermosa o en un atardecer no toma ningún esfuerzo o disciplina
porque estas experiencias son inherentemente gratificantes. En comparación
con tales experiencias placenteras, la tentación a pensar es débil, hasta que el
acto de pensar las sobrepasa otra vez. Las vistas y sonidos hermosos son lo
que mayormente traen a la gente hacia el interior de la Presencia cuando
permanecen con esas experiencias el tiempo suficiente.
Las experiencias sensoriales también son placenteras simplemente
porque proporcionan un respiro a la mente, por lo demás implacable. Te
alejan de algo que no es tan placentero. La gente no quiere en realidad pensar
tanto como lo hacen. Pensar es más compulsivo y habitual que gratificante en
realidad. Cualquier cosa que te acerque más completamente a tus sentidos no
es sólo placentero sino también un gran alivio del estado de consciencia
común.
Probablemente el sentido más útil para estar en el presente es el oído,
porque incluso cuando hay ausencia de sonidos, hay silencio qué escuchar.
La idea de escuchar el silencio entre sonidos puede sonar tonto, pero escuchar
el silencio es una puerta muy especial hacia la Presencia. Debido a que el
silencio es comúnmente ignorado o no es notado por la mente, darle tu
atención interrumpe la manera habitual de escuchar de la mente y,
consecuentemente, te lleva más allá de la mente.
Escuchar al silencio es poderoso por otra razón. El silencio es una
palabra que a menudo se utiliza para representar el Vacío, o lo Informe,
donde surge la forma, incluyendo el sonido. Así como las formas emergen de
lo Informe, todos los sonidos emergen del Silencio y luego retroceden en él.
Esto es especialmente obvio al escuchar un simple sonido, como el timbre de
una campana. Mientras escuchas atentamente a un sonido como ese cuando
emerge del silencio y retrocede de regreso al silencio, tu sentido común del
ser se pierde en el vaivén de ese sonido. La sensación de tú desaparece con el
sonido hacia el Silencio. Y ahí estás en lo Informe, como la Forma.
Además, cuando te familiarices con el sonido del Silencio o Vacío,
podrás sintonizarte incluso en medio del ruido. El Silencio, con “s”
mayúscula, no está presente en silencio, sino también en medio de todo lo
que viene y va dentro del espacio del Silencio. Escuchar el Silencio que
impregna toda la existencia es, de hecho, una muy buena meditación,
dispositivo para centrarse, o un medio para estar más presente.
Esta misma experiencia no se puede tener a través del sentido de la
vista. Generalmente, algo que ves está ahí o no está ahí; no es visto
emergiendo de algo o regresando al Vacío. Y las sensaciones, el gusto y el
olfato, aunque emergen y regresan, ni se acercan a lo distintivo o disponible
como el oído. Así que no es sorpresa que el sonido – tambores, gongs
sonoros y campanadas, cantos y otros tipos de cantos e instrumentos – han
sido usados a lo largo de la historia para alterar la consciencia o suscitar la
Presencia.
Cuando estás en tus sentidos, también estás en tu cuerpo, el cual es un
animal muy diferente a la mente. Aquellos que pasan mucho tiempo
pensando, a menudo no están en contacto con lo que está sucediendo en su
cuerpo, incluyendo cómo sus pensamientos pueden estar afectando su cuerpo.
Los pensamientos tienen un impacto tremendo en el cuerpo. Ellos generan
sentimientos, los cuales son sentidos, procesados y frecuentemente
almacenados en el cuerpo. Los pensamientos estresantes hacen que el cuerpo
se tense, mientras que los pensamientos calmos relajan al cuerpo. Además,
los pensamientos liberan químicos en el cerebro, que regulan y afectan al
cuerpo de muchas maneras.
Tus pensamientos se vuelven el problema del cuerpo, con lo que tu
cuerpo tiene que lidiar de una u otra manera. Así que la mejor manera de
hacerle bien a tu cuerpo es salirte del flujo del pensamiento totalmente. La
única manera de hacer eso, sin embargo, es estar en tu cuerpo y tus sentidos.
Para muchos, eso significa tener que dirigir algunos de los bloqueos y
rigideces causadas por sus pensamientos y sentimientos. Consecuentemente,
muchos permanecen en su mente para evitar los dolores y la tensión del
cuerpo, que la mente creó.
Aun así, no hay otra ruta a la Presencia y por consiguiente a la verdadera
felicidad y paz que a través del cuerpo y los sentidos. Entrar en el cuerpo es
cuestión de ponerle atención a tu cuerpo. Esto no significa pensar acerca de tu
cuerpo o imaginar tu cuerpo, sino experimentarlo poniendo el reflector de tu
atención en él. Tu atención tiene que estar en el cuerpo, no en el pensamiento.
La consciencia y la atención son la misma cosa, y tú eres esta
consciencia, esta atención. Si hay una definición para quien realmente eres,
esa es una de las mejores. Es una de las pocas cosas que puedes decir acerca
de quién eres que está cerca de la verdad: Tú eres lo que está consciente. Tú
eres Consciencia. Tú eres atención en la vida. Tú eres lo que está
experimentando la vida a través del mecanismo de la atención.
En lo que sea que caiga esta atención se ilumina y amplifica en tu
consciencia. Si cae en tu cuerpo, te vuelves consciente de la experiencia que
tu cuerpo tiene. Si cae en un pensamiento, te vuelves consciente de ese
pensamiento. Si tu atención se queda ahí el tiempo suficiente, ese
pensamiento se convertirá en tu realidad, mientras te identifiques con él. O,
en vez de eso, puedes usar tu atención para investigar ese pensamiento. Si tu
atención cae en un sentimiento, ese sentimiento será experimentado y puede,
ya sea, identificarse con él y por lo tanto amplificarlo o explorarlo desde la
consciencia.
Si tu atención aterriza en la atención misma, sucede algo muy
interesante: Te vuelves consciente de la Consciencia que eres. Sin embargo,
ya que estás programado para identificarte con tu cuerpo-mente, usualmente
no permaneces identificado con la Consciencia por mucho tiempo, a menos
que estés auto realizado. Pronto regresarás a la identificación con el
pensamiento, especialmente con el pensamiento “yo” y el cuerpo que
imaginas ser.
Como una liga de hule, tu atención es atraída de vuelta una y otra vez al
flujo del pensamiento y al falso ser, ya que esa es tu programación por
defecto. Eventualmente, la “liga” se desgasta y dejas de identificarte tan
fácilmente, y comienzas a pasar más y más tiempo en la Presencia. En cierto
punto, tu identidad puede cambiar permanentemente a la Presencia. Eso se
llama autorrealización, o despertar.
Un número de cosas pueden acelerar este proceso de desidentificación
del falso ser, sobre todo la meditación y otras prácticas espirituales. Sin
embargo, a veces un trauma, un shock o la pérdida de algo crucial de la
identidad de uno causa que la liga se debilite o rompa y no hay retorno a
quien tú pensaste que eras. Este es un despertar de cierta manera, aunque
posiblemente uno inhóspito debido a lo abrupto de esta experiencia que es tan
desorientador y confuso. Si esta experiencia se diagnostica como patología,
como frecuentemente sucede, la persona puede regresar a la identificación
con el ego pero con una identidad diferente, probablemente una de ser
alguien que está enfermo mental, inestable, turbado o quebrado. Y es cierto
que esa persona pueda necesitar mucho apoyo para restablecer un ego
funcional.
Pero para los buscadores espirituales que llegan a este punto de
despertar porque están listos para ir más allá del falso ser, descubriendo que
ellos son esta Consciencia o atención, es muy empoderador, ya que entonces
pueden aprender a dirigirlo más conscientemente. Si estás listo para ser
consciente de la Consciencia y estás listo para dirigir tu atención más
conscientemente, entonces dirigirla a las sensaciones en tu cuerpo y la
experiencia de vida que entra por tus sentidos te llevará más profundamente
dentro de la Presencia.
La manera de salir de tu cabeza y hacia adentro de tu cuerpo es voltear
tu atención a lo que tu cuerpo está experimentando, incluyendo lo que entra
por tus sentidos. Al principio, puede parecer como que nada está sucediendo,
lo cual es la interpretación de la mente. Dirá algo como, “¿Y qué? ¿Ésta es la
gran cosa? Nada de eso es muy interesante”. Tienes que ignorar el desinterés
de la mente y volverte muy curioso acerca de lo que está sucediendo en tu
cuerpo y los sentidos de cualquier manera. Si mantienes tu atención en el
cuerpo y los sentidos el tiempo suficiente, descubrirás que sí está sucediendo
bastante.
Así que dejas que el reflector de tu consciencia note lo que sea que está
llegando a través de tus sentidos, incluyendo las sensaciones en tu cuerpo,
tanto sutiles como no sutiles. El cuerpo es tanto físico como energético, así
que estas sensaciones pueden ser cualquiera de las dos. Las sensaciones
energéticas son experimentadas como flujos de energía o movimientos,
vitalidad, vibración, ondas, hormigueos o picazón. El tipo de sensación no es
importante. Lo importante es que notes tus experiencias sensoriales y tus
sensaciones energéticas o corporales y las permitas y las experimentes, sin
pensar en ellas o contar historias de ellas. Sólo nota todo lo que está
sucediendo aquí y ahora. Si surge un pensamiento, sólo nota eso también y
luego regresa a sentir y experimentar.
Cuando la Consciencia ha bebido por completo de una experiencia
sensorial, naturalmente se moverá a otra y luego a otra. El momento presente
siempre está cambiando, siempre renovándose. Cuando permaneces en la
Presencia el tiempo suficiente, notarás este movimiento natural de
Consciencia de una experiencia sensorial, energética o interior a la siguiente.
Como una mariposa, la Consciencia ilumina una sensación, luego un
pensamiento, luego una intuición, luego un sentimiento. Luego ve algo, luego
oye algo, luego se imagina algo. Entonces surge otro pensamiento, luego
surge un recuerdo y luego surge un deseo. Entonces la Consciencia cae en
una sensación, un olor, un sonido, un pensamiento y así sucesivamente. Esta
es la experiencia de vivir en la Presencia continuamente. La Consciencia
experimenta la vida, pero ya no se identifica con una sola cosa por mucho
tiempo, sólo el tiempo suficiente para decir sí y avanzar, como hace la vida
naturalmente.
Esta atención a lo que hace naturalmente la Consciencia también puede
ser un tipo de meditación. En meditación, con tus ojos cerrados, nota de qué
es consciente la Consciencia, conforme se va moviendo de un sonido o
sensación a otro, incluyendo las sensaciones energéticas más sutiles. Deja
que la Consciencia te lleve de una experiencia sensorial a la siguiente, como
lo hará. Siempre que entre un pensamiento o te sorprendas perdido en un
pensamiento, sólo nótalo y regresa suavemente a las sensaciones. La
Consciencia sigue el flujo – ella es el flujo de la vida. El ego puede
interrumpir este flujo, demorarlo y causar que se atore, pero el ego nunca
puede dañar el flujo, el cual permanece intacto, sin ataduras por ninguna
identificación. Incluso a eso, el flujo le dice sí.
Residuos de identificación del ego y las emociones resultantes
permanecen en cierto grado en el cuerpo de todos, en el campo energético.
Este residuo bloquea el flujo de energía sutil y la capacidad de experimentar
el cuerpo y permanecer en él. Una manera de sanar y soltar este residuo es
escanear lentamente tu cuerpo de pies a cabeza con el reflector de tu atención.
Lo que estás buscando son espacios muertos o huecos en tu campo
energético. Estas son áreas de bloqueos, donde el flujo de energía se ha
atorado debido a una emoción sin procesar.
Conforme escaneas el cuerpo, toma tanto tiempo como necesites para
verificar en cada área: la parte de arriba de la cabeza, la frente, los ojos, las
orejas, la nariz, los cachetes, la boca, la barbilla, el cuello, los hombros y así
sucesivamente hasta los dedos de los pies. ¿Hay vivacidad ahí? Quédate en
cada punto hasta que experimentes vivacidad. Luego continúa al siguiente
punto. El área en que te estés enfocando se debería sentir iluminado,
energizado, vibrante. Puede tomar algo de práctica antes de que seas capaz de
experimentar esta vivacidad tan fuerte como es posible. Algunas personas son
capaces de experimentar esto más fácilmente que otras pero, con práctica
cualquiera puede sentir la vivacidad del cuerpo energético.
Verás lo que quiero decir por vibración o vivacidad si te enfocas en tus
manos, donde la mayoría de las personas pueden sentir esta vivacidad más
fácilmente. Cuando dejas posar tu atención en tus manos por unos momentos,
pronto notarás una sutil sensación de vibración, hormigueo o energía. Esta
vivacidad corre en todo tu cuerpo y puede ser experimentada donde sea que
poses tu atención, a menos que haya un bloqueo.
Los puntos donde puedes tener dificultad para experimentar vivacidad,
que se sienten vacíos o muertos, necesitarán atención especial, un tipo
especial de consciencia, una que es amorosa, paciente y permisiva. Cuando
mantienes tu atención suavemente por un momento en estas áreas, con
curiosidad y compasión, y les permites ser como son, notarás un cambio en
ellas. La vivacidad puede de pronto regresar o puedes sentir una relajación o
que caes en un estado más profundo, ya que algo en un nivel sutil cambia. A
veces, cuando estás sentado con un bloqueo, se recibe información al
respecto, intuitivamente o como imágenes.
Lo que es más importante para que entiendas es que tu atención,
curiosidad, aceptación, amor y compasión son suficientes para soltar y sanar
un bloqueo. Esta sanación sucede en un nivel misterioso. A menudo no hay
siquiera necesidad de entender lo que está sucediendo. Y sin embargo, a
veces se recibe comprensión adicional. Hacer un escaneo corporal como este
diariamente o semanalmente es una muy buena práctica, una que ayudará a
mantener la energía de tu cuerpo fluyendo y te mantendrá con buena salud.
Permanecer en la Presencia

Lo que hace más probable permanecer en la Presencia es la consciencia en


desarrollo que, en cualquier momento, consciente o inconscientemente estás
eligiendo quedarte ahí o no. La consciencia de que tienes una elección y la
consciencia de lo que estás eligiendo se van desarrollando, hasta que
permanecer en la Presencia se vuelve una elección sin opción, una que ya no
tienes que tomar conscientemente porque ya la has tomado muchas veces
antes.
Un truco para permanecer en la Presencia es no entrar en lucha con tus
pensamientos. Cómo te relacionas al pensamiento desde la Presencia es
importante, o te volverá a jalar de regreso. Si consideras que los
pensamientos del flujo del pensamiento son malos o problemáticos, activarás
más el ego y la mente ya que el falso ser se ocupa tratando de resolver ese tan
llamado problema.
La manera de relacionarse con los pensamientos es con bondad y como
si fuera un niño que no conoce otra cosa. Después de todo, la mente egoica es
un aspecto primitivo y anticuado de la mente y no te puede ayudar de la
forma que es. Como con un niño, aceptas que el niño es ignorante, y no
esperas que el niño – la mente – sea diferente. Pero tampoco le pones
atención a las formas infantiles de la mente. Eso sólo la fortalece. Como un
padre, la consciencia amplia que tú eres no es reactiva, es compasiva, amable,
sabia y paciente con los pensamientos.
El mejor enfoque hacia la mente es dejarla ser como es, sin demandarle
que cambie en ningún modo. Sólo deja que tus pensamientos sean como son
y déjalos en paz. Eventualmente, perderás interés en ellos, como lo harías con
cualquiera que miente, se queja, hace berrinches, te aburre o es desagradable
de otras maneras. Entre más capaz seas de dejar en paz tus pensamientos, más
se calmarán y menos problemáticos serán.
Para permanecer en la Presencia, también tienes que volverte tan
interesado en la Presencia como lo eras con tus pensamientos. Esta curiosidad
debe ser cultivada, ya que no es tan automática como la fascinación de la
gente por el pensamiento. ¿Cómo es la Presencia ahora? ¿Y ahora? Dale toda
tu atención a la Presencia y permítete sumergirte en ella. ¿Cómo te sumerges
en ella? Tienes que anhelar explorar esto por ti mismo. ¿Estás dispuesto a
ello? Si no, ¿qué te impide hacerlo? ¿Con qué argumento llega el ego?
La clave para sumergirte más profundamente en la Presencia es seguir
dándote cuenta. Este darse cuenta es como escuchar, pero con todo tu ser, no
sólo tus oídos. Este darse cuenta es más como una manera de ser – de estar
abierto, receptivo, atento, curioso y expectante, mientras permaneces muy
aquí y ahora. Es como si estuvieras escuchando algo a la distancia o
esperando algo que llegue pronto, como si algo muy importante está
sucediendo o a punto de suceder. Le das al momento toda tu atención, como
si fuera lo único que está sucediendo en el mundo - ¡y lo es! Es lo único que
es real en tu mundo inmediato.
La Presencia también es llamada Quietud, y por una muy buena razón:
la Quietud es una de sus cualidades. Así que cuando te quedas muy quieto e
imitas la quietud o te enfocas en esta cualidad, te sumerges más en la
Presencia. Es por eso que la meditación es mayormente practicada en quietud
y silencio. Estas son cualidades de la Presencia. Una vez más, esto es algo
que tienes que explorar por ti mismo, ya que leer acerca de la Quietud no es
lo mismo que experimentarla o explorarla. ¿Estás dispuesto a explorar la
Quietud por ti mismo? Si no, ¿cómo es que tu mente te impide hacerlo?
Otra cualidad de la Presencia es la paz. ¿Puedes encontrarla dentro de ti,
esta paz muy sutil? Búscala, y cuando la divises, enfócate en ella. Entonces
crecerá la experiencia de paz. Esto es verdadero para cada cualidad de la
Presencia: Enfocarte en esa cualidad atrae esa cualidad, y la Presencia, más
fuertemente en tu consciencia.
Si estás experimentando cualquiera de las cualidades de la Presencia –
paz, amor, compasión, claridad, fortaleza, alegría, gratitud – ponle atención a
esa cualidad; vuélvete curioso de ella. ¿Cómo es? Permanece en esa
experiencia y mira lo que puedes descubrir. Hacer esto te llevará más
profundo en la Presencia, conforme esa cualidad se abre más completa para
ti. Esto sucede a menudo naturalmente en meditación, pero puedes hacer esto
como exploración en cualquier momento.
Esto explica por qué los pensamientos positivos, las afirmaciones y las
expresiones de amor y gratitud te traen dentro de la Presencia. Imitando la
experiencia de estar en la Presencia, ellos evocan la Presencia y actúan como
un puente hacia dentro de ella, donde naturalmente te sientes positivo,
amoroso, agradecido, en paz y asombrado por la vida.
El asombro es otra cualidad que, cuando la evocas y te enfocas en ella,
te puede llevar a la Presencia o más profundamente dentro de ella. Los niños
están asombrados naturalmente de este mundo, ya que sus percepciones aún
no han sido afectadas por nombres y conceptos. Cuando los niños ven una
flor, por ejemplo, es como si la vieran por primera vez, sin ideas de ella, lo
cual puede de hecho ser el caso.
El asombro es evocado mirando a algo, como lo hacen los niños
chiquitos, sin etiquetas ni conceptos. Esto es algo que puedes practicar.
Cuando estés viendo algo, sólo nota los juicios y conceptos que vienen a la
mente, tales como hermoso, viejo, desaliñado, pequeño o sucio. Luego deja
que esas etiquetas se caigan, como sucederá si no estás de acuerdo o en
desacuerdo con ellas. Tus pensamientos quieren tu acuerdo, o incluso tu
desacuerdo, porque una vez que tomas una postura, has entrado al mundo del
ego. Luego, más pensamientos se apresuran a apoyar esa postura.
Estar en la Presencia es un lugar de neutralidad y ecuanimidad, donde
todo es igualmente aceptado y amado. La Presencia no toma una postura, a
menos que tú consideres que el amor es una postura. Cuando todo se sostiene
igualmente, no hay postura sino amor. Esto es por lo que la Presencia es tan
pacífica. La vida no está cortada en bueno y malo, me gusta o no me gusta.
Todo está aceptado, lo cual trae paz. Sin el lenguaje separando una cosa de
otra, no hay comparación, análisis, juicio, evaluación, no hay que empujar ni
que aferrarse. No hay necesidad de pensar para nada.
Esto nos lleva a un punto muy importante: La Presencia opera desde una
inteligencia más grande que el pensamiento. Si permaneces en la Presencia el
tiempo suficiente, llegarás a conocer esta Inteligencia, que eres tú y que tiene
todo el universo dentro de sí mismo. Si permaneces en tu mente, sin
embargo, reconocer que otra inteligencia está en labor en tu vida será más
difícil, porque estarás ocupado bailando al son que te toquen tus
pensamientos. Sólo puedes tener un maestro. Afortunadamente, todos tienen
momentos en que responden a la más profunda inteligencia interior, que no
necesita usar pensamientos para comunicarse. Para entender lo que te llevaría
a hacer, tienes que estar presente y notar cómo y dónde te está moviendo en
este momento.
Actuar y Hablar desde la Presencia

Todos saben cómo es actuar y hablar desde la Presencia, y todos saben cómo
es cuando otros están actuando y hablando desde la Presencia. Hay una
cualidad distinta acerca de ella que hace que todos se relajen y se sientan
bien. La experiencia es una de iluminación, alegría, armonía, paz, amor,
comodidad y apertura. La Presencia es abrirse a otros y abrirse a la vida,
enamorarse de los otros y enamorarse de la vida, estar en paz con otros y
estar en paz con la vida. La Presencia es cómo todos quieren sentirse todo el
tiempo. Y sin embargo, es relativamente raro para la mayoría de la gente.
Hablar desde la Presencia es una experiencia de expresión sin
premeditación: Algo viene a ser dicho, y abres tu boca y lo dices sin saber lo
que será. He aquí algunas otras señales de que el habla viene de la Presencia:

• Se siente bien decir lo que sea que estés diciendo, y otros se sienten bien
escuchándolo.

• Hay una sensación de bienestar acerca de lo que estás diciendo que es


diferente de la certeza del ego. Este bienestar tiene un sentimiento de
maravilla y expansión, a diferencia de la certeza del ego.

• Puedes tener una sensación de que lo que estás diciendo viene desde más
allá de ti mismo.

• Sientes que has tocado algo profundo.

• Sientes escalofríos.

• Te sientes sorprendido de la sabiduría en lo que acabas de decir.


• Dices algo que nunca antes pensaste.

• Tú y otros se sienten motivados e inspirados.

Hablar desde la Presencia es muy diferente que el discurso egoico. Cuando el


ego quiere expresar algo, primero formula su pensamiento, a menudo en
medio de estar supuestamente escuchando a alguien. Luego, a la primera
oportunidad, inserta esos comentarios en la conversación. O puede decir algo
bruscamente sin haberlo pensado antes. Cuando eso sucede, la comunicación
tiende a estar llena de emoción y ego, y tiende a activar las emociones y el
ego de otras personas.
Hablar desde la Presencia, por otro lado, no es probable que active las
emociones y egos de otros. Más bien, tiende a traer a otros hacia la Presencia,
junto contigo, aunque hay excepciones. Algunos egos están determinados a
tratar de bajarte a su nivel y no rendirse ante la Presencia. Si esto está
sucediendo, no puedes hacer mucho al respecto excepto tener empatía por
aquellos tan profundamente atrapados en el ego y en su propio sufrimiento
auto inducido. No tiene más sentido ir a batalla con el ego de otras personas
que con el tuyo. El mejor enfoque es encontrar el ego de otras personas con
compasión mientras no alimentes el ego de ellos o el tuyo de ninguna
manera.
Actuar desde la Presencia es muy similar a hablar desde la Presencia: Te
encuentras haciendo algo sin haber decidido hacerlo y sin cuestionar por qué
lo estás haciendo justo al momento. Esto puede parecer o sonar a una acción
condicionada, pero a diferencia del ego, cuando la Presencia te mueve, no
hay resistencia, sólo comodidad. Además, desde la Presencia, lo que haces no
va acompañado de pensamientos. No hay estrategia, planeación, práctica, o
ponderación de pros y contras, tampoco evaluaciones, juicios o pensamientos
acerca del pasado o el futuro. Estás en el momento y haciendo lo que estás
haciendo porque es lo que está surgiendo en ti hacer. Y lo estás haciendo, no
para alcanzar una meta, sino porque hacerlo en sí es gratificante.
En la Presencia, te mueves espontáneamente, fluidamente, fácilmente y
sin pensamientos. Sólo sucede. Probablemente de pronto tomaste el teléfono
y le llamaste a alguien, o te descubriste tomando una ruta diferente a casa, o
terminas navegando por los libros en una librería, todo lo cual te lleva a
información o a oportunidades que necesitabas pero no sabías que
necesitabas. El camino de la Presencia es tan misterioso como ordinario. Su
guía está escondida entre las actividades mundanas de sus vidas.
Algo muy profundo está detrás de la vida y guiando tu vida, aunque a
menudo no parece de esa manera, y no convencerás al ego de esto. El ego se
siente solo y en un mundo inseguro y desesperado, así que no obtendrás
ninguna confirmación o entendimiento del ego acerca de esta dimensión
misteriosa de la vida. El ego no sabe nada de eso. Y sin embargo, muchos sí
conocen esta dimensión con algo más que sus mentes. Ese conocimiento no
es ni fe ciega ni creencia, sino algo que se siente muy sólido, muy verdadero.
Superar los Retos para Estar Presente en el Mundo

Estar en la Presencia no es tan difícil cuando estás sentado en silencio en un


bello atardecer o meditando, pero ¿cómo permaneces en la Presencia en este
atareado, estresante mundo lleno de egos y en el medio de hacerte cargo de
tus responsabilidades?
Una vez que has comenzado a moverte o a hacer algo, la mente se
conecta en una manera que no lo hacía mientras estabas quieto. Mientras que
un cuerpo quieto ayuda a mantenerte en contacto con la Presencia, el hacer es
todo lo contrario: Activa la mente. De pronto, el sargento en tu cabeza da un
paso al frente y te da las órdenes para marchar: “¡Haz esto ahora, y apúrate!”.
Si respondes a tales órdenes, o incluso a sugerencias más suaves o aparentes
consejos útiles, estás en el mundo del ego. Te tiene hasta que hagas una cosa:
Nota que estás haciendo las órdenes del ego. Esto es a menudo bastante
obvio. Cuando lo estás haciendo, generalmente estás apurado, estresado,
preocupado o de algún otro modo descontento.
Sin embargo, una vez que notas que estás identificado con el ego, ¡ya no
estás identificado! Notar es la Presencia. Lo único que puede notar la
identificación o cualquier otra cosa es la Presencia. Entonces ya depende de ti
lo que hagas con esa consciencia. Puedes regresar a la identificación o, en vez
de eso, usar la consciencia para elegir alejarte del flujo del pensamiento.
El hacer proviene de uno de dos lugares: del ego en respuesta a un
pensamiento o directiva mental, o del flujo como impulso espontáneo a
actuar. Este flujo es la Presencia, y está viva y es inteligente. El flujo está
moviéndose constantemente, y te mueve de acuerdo a una voluntad mayor.
Cuando estás presente, la acción correcta y el habla correcta fluyen al
momento. Esta voluntad mayor también te permite seguir la voluntad del ego
y no estar en el flujo. La Inteligencia detrás de la vida es muy benevolente y
te deja identificarte con el ego y tener esa experiencia, o estar en la Presencia
y tener esa experiencia. Sin embargo, éstas serán dos experiencias bastante
diferentes y se sentirán muy diferentes.
Cuando estás en el flujo, o en la Presencia, te sientes relajado, a gusto,
sin problemas, contento. Esto es porque el falso ser se ha caído. En la
Presencia, el ser que imaginas ser se pierde o se barre con el hacer, y eso no
puede ser más que agradable.
Cuando estás muy identificado con el ego, sientes lo opuesto. No estás
inmerso o disfrutando lo que estás haciendo sino apresurado y absorbido en
pensamientos de qué más necesita hacerse o de algo más. El ego es como
tener un padre mirando por encima de tu hombro, diciéndote qué hacer y
evaluándote cada movimiento. No es de sorprender que la gente se descubra
apresurándose a la siguiente actividad cuando la actual es tan desagradable.
El ego siempre está apresurándose a otro momento esperando que sea mejor.
Entonces, ¿por qué alguien escucha al ego? La respuesta es, no puedes
evitarlo porque escuchar esa voz es la programación que se te ha dado por
defecto. El ego corresponde a tu naturaleza humana. Hasta que te des cuenta
de tu naturaleza divina, no tienes más remedio que seguir tu programación.
Aunque, una vez que te das cuenta de que hay una elección, todo cambia.
Ahora estás en ese punto. Te has dado cuenta de que tienes una opción. Aun
así, tienes que aprender nuevas maneras de hacer las cosas. El sargento
necesita ser silenciado y una nueva voz ser escuchada.
Esta nueva voz, la que guía tus actividades, no tiene una voz en realidad
como el antiguo maestro, el ego. De hecho, es silenciosa, y se encuentra en el
silencio, tanto por estar en silencio mental como por estar en el Silencio y
luego escuchando. Para escuchar a este nuevo maestro, tienes que estar
receptivo, quieto y atento más que pensando.
Cuando te haces consciente de que estás bailando al son del ego, hay
varias cosas que puedes hacer para cambiar a un nuevo maestro más amable:
1. Detener lo que estés haciendo. Esto rompe el trance egoico y permite
nuevas posibilidades. Podrías también incluir chasquear tus dedos, dar
golpecitos en tu muslo, parpadear tus ojos, sonreír o enfocarte en otra señal
física que indique este quiebre con la mente egoica y te ancle en tu cuerpo.

2. Toma al menos una respiración profunda. Más es mejor. Esto calma el


sistema nervioso simpático, que puede haber sido activado por pensamientos
estresantes.

3. Nota tus alrededores, tu respiración y tus manos. ¿Qué estás viendo y


escuchando? Mira a tu alrededor, escucha, nota tu respiración y mira tus
manos. A veces tan sólo mirar tus manos es suficiente para aterrizarte en tu
cuerpo. Incluso tomar un minuto para hacer estas cosas comenzará a cambiar
tu estado.

4. Nota tu cuerpo. Nota cómo se siente estar en tu cuerpo. No te preocupes


si te sientes estresado, tenso, ansioso o incómodo en cualquier otra manera.
Sólo nota esto y déjalo ser. Si tu mente comenta cómo te sientes, sólo nota
ese pensamiento y cualesquiera otros pensamientos, déjalos estar ahí y
regresa a notar tus sensaciones corporales y a dejar que todo sea como es. No
necesitas que tu mente te diga cómo sentirte, ya que tu Inteligencia lo sabe.
Tu cuerpo animal te está diciendo algo. Sólo escúchalo por un momento.
Como a un padre amable, dale tu atención compasiva, y comenzará a
relajarse por sí mismo, por tan sólo darle atención amorosa.

5. Nota lo que está notando. Nota lo que es consciente del cuerpo, las
sensaciones y tus alrededores. Nota la quietud silenciosa, discreta de la
Consciencia. Nota cómo nota y acepta todo. Es como el ojo de un huracán,
sin movimiento y silencioso en medio de todo lo que suceda.

6. Nota la experiencia de la Presencia. ¿Hay vivacidad? ¿Hay paz? Déjate


hundir en la vivacidad, paz, relajación, gratitud, asombro o cualquier otra
cualidad de la Presencia que pueda estar ahí. Esa experiencia es la verdad,
eso es realidad y eso es lo importante. Nada en el mundo de la forma es tan
importante como la Presencia, y todo lo que es verdaderamente significativo
y satisfactorio viene de la Presencia.

7. Desde la Presencia, descubre lo que es verdadero. ¿Es verdadero


continuar con lo que estás haciendo, hacer algo más o no hacer nada? ¿Cómo
se quiere mover la Presencia? ¿Cómo te está moviendo o no moviendo
ahora? ¿Qué es verdadero, aquí y ahora, en este momento? Checa dentro,
porque sí sabes, pero tienes que poner atención al más sutil reino de la
Presencia.

Una vez que te plantas en la Presencia y comienzas a hacer algo otra vez,
llévatelo tranquilo y mantente haciendo contacto con la Presencia. Trata de
permanecer conectado con ese punto de quietud interior. Si te mueves
demasiado rápido, la Presencia tiende a perderse. Moverse más lentamente es
la clave porque esto frustra la tendencia del ego a apresurarse y permite que
la Presencia entre en lo que sea que estés haciendo.
Muévete lo suficientemente lento para permanecer en tu cuerpo y tus
sentidos, y nota la experiencia de tu cuerpo. Por ejemplo, nota y experimenta
tu brazo mientras alcanza una taza, tus pies mientras tocan el suelo, tus dedos
mientras teclean, tus manos mientras lavan un plato, todo tu cuerpo mientras
se agacha a levantar algo. Nota los sonidos y olores en tu ambiente. Toma lo
que sea que veas como si fuera la primera vez. Sé el espacio donde todo este
hacer está sucediendo.
No olvides notar también la vivacidad y cualesquiera otras cualidades de
la Presencia que puedan estarse presentando: la gratitud, la paz, el amor, la
alegría sutil, y la alegría de tu ser divino. Nota también, cualquier sabiduría,
iluminación, inspiración o conocimientos que puedan estar burbujeando. Te
puedes perder de todo esto si estás apurándote y escuchando a la mente.
También, pausa y toma un respiro regularmente para asegurar que sigues
conectado con la Presencia. Pausar te da la oportunidad de sintonizarte y
“escuchar” a la Presencia y preguntar: “¿Sigo en el flujo? ¿A dónde va el
flujo ahora? ¿Qué me está moviendo a hacer ahora?”. Sin pausar y
sintonizándose con regularidad, la mente egoica puede fácilmente cooptar la
Presencia. Sabrás cuando eso suceda por cómo te sientas.
Una vez que comienzas a vivir más desde la Presencia, aprendes a
confiar que el ser divino sabe cómo moverte en maneras que no sólo son
satisfactorias, disfrutables, creativas y sabias sino también productivas y
seguras. Tu ser divino es muy práctico y sabe cómo apoyar tu seguridad y
supervivencia, no sólo tu felicidad. El ser divino ha estado esperando toda tu
vida para tomar el relevo y vivirte. Tú sólo tienes que hacerte a un lado del
camino y confiar que lo hará espléndidamente. Eso significa hacer tu mente a
un lado lo suficiente para descubrir lo que está surgiendo para decir o hacer, o
no hacer en cualquier momento.
No importa cuán acomodado estés en la Presencia, el nivel de ego en
otros y en el mundo, en los negocios, en las escuelas y en otras instituciones y
organizaciones, hace que permanecer en la Presencia sea un reto. Si no
tuvieras un ego, el nivel de ego en el mundo sería mucho menos retador. Pero
los egos activan otros egos y ese es el problema. El problema con estar en el
mundo, por lo tanto, es un problema dentro de ti y no un problema con el
mundo en realidad. Y eso es importante de ver. El mundo no tiene que
cambiar ni tantito para que tú estés en la Presencia, y desde la presencia, para
que tú tengas un impacto en el mundo. Tú sólo tienes que aprender a
sostenerte en el mundo.
Una cosa que ayuda es simplemente saber que los egos activan tu propio
ego y que los egos de los demás tratarán de jalarte a su estado de consciencia.
Los egos no pueden evitar hacer esto. Pero puedes ayudarte a ti mismo
permaneciendo en la Presencia siendo consciente y dándote cuenta mientras
hablas e interactúas con otros.
He aquí algunas de las cosas que los egos hacen para conducirte a su
mundo:

• Los egos exponen una opinión para provocar una opinión de ti y luego
¡comienza el debate! A los egos les encanta debatir porque aman demostrar
que ellos tienen la razón o son más inteligentes que alguien más, aunque sus
opiniones rara vez prueban eso. Los egos necesitan estar en lo correcto, y
para eso, se necesita una opinión. Las opiniones también son buenas para
agitar emociones y crear drama, cosa que los egos también aman. El
problema con las opiniones es que ninguna contiene la verdad completa.

• Los egos cuentan historias de lo que les sucedió porque esas historias y las
emociones que alborotan les da una sensación de identidad: “Esto me sucedió
a mí”. Al recontar esas historias, mantienen su auto imagen, cosa que necesita
el falso ser para existir. Este mismo disfrute de alborotar las emociones puede
verse en los medios informativos.

• Los egos se quejan. Compartir lo que gusta y lo que no gusta es el


pasatiempo favorito de los egos: “Me gusta esto”, dice uno. “Ay, a mí no me
gusta eso”, dice otro. Esto sucede como camaradería, pero lo que en realidad
hace es apuntalar el sentido del “yo”. Ahora has tomado una postura. Ahora
eres alguien.

• Los egos juzgan a otros. A los egos les encanta hablar de otros, a menudo
bajo la máscara de compartir información e ideas o tratando de entender o
ayudar a otras personas. Sin embargo, dentro de tales conversaciones hay
generalmente un plan en la parte de los egos para probarse a sí mismos que
están en lo correcto y que son superiores a otros.

• A los egos les encanta dar consejos no solicitados. Mientras pretenden ser
útiles, el consejo es a menudo un tipo de opinión y sirve para posicionar al
que da el consejo como correcto o superior. Aunque la sabiduría proveniente
de la Presencia puede aparecer a veces para aconsejar, usualmente aquellos
que reciben tal sabiduría distinguen la diferencia entre eso y el consejo del
ego, y responden acorde.

Estos tipos de comunicaciones son focos rojos que anuncian el ego. Desde la
Presencia, sólo hay claridad para verlo, compasión por la condición humana y
la aceptación por ser de esta manera. Cualquier juicio que tengas acerca de
estas cosas es más ego para notar y tenerle compasión. Los otros son como
son, y en ese momento, no puede haber otra forma más que esa. Lo mismo
también es para ti.
El mejor enfoque para lidiar con las comunicaciones egoicas es escuchar
en silencio sin intervenir con tus propias opiniones, juicios, consejos,
historias o quejas. Esto te prevendrá de ser jalado hacia el flujo del
pensamiento que sale de las bocas de otras personas. Sólo nota lo que se
habla sin identificarte con ello, sin estar de acuerdo o en desacuerdo. Cuando
te das cuenta desde un lugar de neutralidad, ecuanimidad y compasión, sabes
que estás en la Presencia.
Lo gracioso es que, entre menos opines en la mayoría de las
conversaciones, más agradable le parecerás a otros y probablemente más
agradable seas realmente. La necesidad impulsiva de hablar es casi siempre el
ego, ya que alienta a cubrir una necesidad que se encuentre en la
conversación: estar en lo correcto, ser visto como inteligente, o ganar
aprobación. Cercenar ese impulso a hablar mantiene al ego fuera de la
conversación y le da oportunidad en su lugar a la Presencia.
Al estar callado, estás haciendo espacio para la Presencia en la
conversación, y la gente sentirá eso. Luego, habla sólo cuando seas motivado
a hacerlo por la Presencia. Justo como podrías esperar antes de responder un
email, esperar un momento antes de hablar te ayudará a permanecer
conectado a la Presencia y a hacer más probable que expreses a la Presencia
en vez del ego cuando hables.
He aquí algunos consejos para permanecer en la Presencia cuando tienes
una conversación:

• Nota lo que otros están diciendo y de dónde viene eso – del ego o de la
Presencia.

• Nota lo que tu propio flujo del pensamiento podría estar produciendo en


respuesta al de ellos.

• Mantén tu atención en lo que estás experimentando en el aquí y ahora, en el


alivio de tu cuerpo y en tu experiencia sensorial.

• Permanece en lo que está notando. Quédate con qué está consciente.


• Cuando estés hablando, está atento de cuánto ego hay en lo que estás
diciendo, particularmente en tus enunciados de “yo”.

Cuando tú dices “yo”, nota cómo es. ¿Puedes escuchar al ego? ¿Puedes
sentirlo? Tu propia Presencia es lo que es capaz de saber esto. Estar
identificado con el ego se siente oprimido, contraído y desagradable. Entre
más identificado estés con el “yo”, menos bien te sentirás acerca de ti mismo
y más fuerte será la necesidad de defenderte, estar en lo correcto y ser
especial.
Aquellos que tienen muy poca identificación con el ego tienen dificultad
incluso para decir “yo” porque se siente muy falso. Así que si te lo pasas mal
al decir o creer en “yo” o creer lo que dices después de decir “yo”, es una
muy buena señal. Significa que no estás muy identificado con el falso ser.
Darte cuenta que crees lo que dices en diferentes grados, incluso conforme
las palabras salen de tu boca, es una práctica excelente. Eventualmente te
quedarás mayormente con las palabras que vienen de la Presencia.
El grado en que tú crees lo que dices es el grado en que te identificas
con el falso ser y también el grado en que la Presencia está ahí, ya que la
Presencia es lo que nota la identificación. Entre más ego o identificación con
el ego hay, hay menos Presencia; entre menos ego o identificación con el
pensamiento hay, hay más Presencia.
La palabra identificación da la impresión de que la identificación con el
ego sucede o no: Ya sea que te identifiques o no. Pero más que ser blanco o
negro, hay muchas tonalidades de identificación, justo como hay muchos
grados en que crees algo. Puedes creer o estar identificado con un
pensamiento, poquito o completamente. Esas son dos experiencias muy
diferentes de pensamiento y dos estados de consciencia muy diferentes. El
estado egoico es uno donde crees en tus pensamientos sin cuestionarlos. El
estado de iluminación es cuando ya no crees en tus pensamientos.
Hablar de ti mismo puede ser una pendiente resbaladiza: Puedes
comenzar no identificado para nada con el “yo” y terminar más identificado
de lo que quisieras. Limitar cuánto dices en cualquier momento dado hará
menos probable que tu ego se meta y tome el control. Tanto la gente
consciente como inconsciente comienza a menudo hablando en ecuanimidad
y alineado con el amor y las buenas intenciones, pero luego el ego se infiltra
e inserta su punto de vista y las emociones – las nubes – comienzan a llegar.
Indica lo que quieras decir brevemente, y luego detente y deja que otros
hablen. Descubre qué tienen para aportar al flujo de conversación.
Estar presente para otros da la oportunidad de traer a otros a la Presencia
contigo. La Presencia no solo es buena para ti, sino para todos. Así que
aunque los egos puedan activar tu ego y lo echen a andar en direcciones que
tú no quieres ir, estar en la Presencia puede activar la Presencia en otros y
ayudar al mundo a dar un giro, una persona a la vez.
Desde este capítulo, sería imposible no concluir que tus conversaciones
e interacciones con otros cambiarán dramáticamente una vez que comiences a
vivir más desde la Presencia. Una de las maneras en que estás propenso a
cambiar es que perderás interés por estar con aquellos que están
profundamente dedicados a sus egos e incómodos o ignorantes de la
Presencia. Tus amigos podrían cambiar, pero eso está bien. Otras personas
tomarán su lugar, o simplemente disfrutarás más tiempo a solas o con tus
seres amados.
Capítulo 4
Despejar las Nubes
Desidentificarse del Pensamiento

Para regresar a nuestra analogía anterior de las nubes, despejar las nubes no
requiere necesariamente que los pensamientos en el flujo del pensamiento
sean despejados. Los pensamientos pueden permanecer en el flujo del
pensamiento sin causar una obstrucción significativa hacia la Presencia
mientras no te identifiques fuertemente con ellos. El grado de identificación
con el pensamiento es la clave, no tanto el número de pensamientos.
No obstante, el número de pensamientos en el flujo del pensamiento se
desvanece conforme lo hace la creencia en ellos. Entre menos atención se le
dé a un pensamiento, menos se alimenta. Eventualmente se debilita y deja de
aparecer por completo. Luego, el proceso de despejar se acelera, ya que entre
menos pensamientos haya, más fácil será desidentificarse con ellos porque
hay más de la Presencia disponible para ver a través de ellos. Una vez que
hay bastante Presencia disponible, se necesitaría ya sea un bombardeo de
pensamientos o un brote de sentimientos para excluirla.
La identificación es una medida de cuánto crees en un pensamiento. Por
ejemplo, si has tenido el pensamiento “quiero un elefante rosa”,
probablemente no te identificarías con él debido a que es increíble. La razón
por la que pensamientos como ese no surgen generalmente en primer lugar es
porque no serían creídos. Los pensamientos en tu flujo del pensamiento son
esos en los que crees hasta cierto punto, o no surgirían.
La identificación es el proceso de adoptar ciertas creencias como
propias, como que le pertenecen al tú imaginario. Estas creencias, en turno,
crean y mantienen este falso ser imaginario. Tus creencias particulares
producen sentimientos, deseos e impulsos, los cuales resultan en acciones que
dan forma a una identidad particular y la mantienen. Entre más fuerte creas
en un pensamiento o deseo, más poder tendrá para moldear tu vida.
El problema con tus pensamientos, creencias y deseos egoicos es que el
falso ser que crean es un ser que sufre. Para desidentificarte de tus
pensamientos y dejar de sufrir, tienes que ver la verdad acerca de tus
pensamientos. Una vez que ves cómo causan sufrimiento y sólo pretenden ser
útiles, puedes comenzar a soltarlos. Cuando se trata de pensamientos, ver es
no creer. En otras palabras, ver la verdad de tus pensamientos te lleva a no
creer en ellos.
Vamos a ver cómo el pensamiento “yo” causa sufrimiento, ya que es el
pensamiento central. Todo el sufrimiento comienza con la creencia en el
“yo”. El “yo”, o falso ser, es lo único que tiene deseos, preferencias, sueños y
miedos. (¡Es gracioso cómo un pensamiento puede tener pensamientos!). La
Presencia, tu verdadero ser, no tiene nada de eso. Su único “deseo” es
experimentar la vida completamente, bebérsela toda, incluso lo que el falso
ser se rehúsa a aceptar.
Así que “yo” es el generador de sufrimiento. Los deseos, miedos,
preferencias y todas las otras maneras de pensamiento ponen este “yo” contra
el mundo, contra la vida. Sin esta resistencia a la vida, a como sea que la vida
se presente, sólo habría vida, sólo esto, y sólo esto estaría bien. Incluso decir
eso, es incorrecto, ya que “bien” es un juicio. Tal es el problema con el
lenguaje. Debido a que es dualístico, contribuye al mismo “estira y afloja”
que define el “yo” y cómo experimenta el mundo.
Para ser más preciso, “yo” no es el problema en realidad. Cuando “yo”
está solo y apunta meramente al hecho de que tú existes y estás consciente,
ese es el verdadero “yo”. El problema comienza con las definiciones que
vienen después de “yo”, que convierten al “yo” en el falso ser: “Yo estoy
solo. Yo nunca lo lograré. Yo voy a fallar en esto. Yo no sé qué hacer. Yo me
rindo”. Estas son las historias que crean el ser imaginario que piensas de ti
mismo. Sin estos pensamientos, simplemente serías “yo”.
Si todos los pensamientos de “yo” fueran despejados del flujo del
pensamiento o no creyeras en ellos, estarías iluminado porque te
experimentarías a ti mismo como “yo” o “yo soy”, sin una definición, sólo
pura existencia. Y esa es la verdad. Eso es lo que eres: pura existencia, sin
principio ni final, jugando a ser un ser con una historia, deseos, temores,
preferencias y sueños. Tú eres existencia teniendo una experiencia humana.
Pero, claro, esos pensamientos de “yo” probablemente no desaparecerán
y aun necesitarás usar “yo” cuando hables con otros. Lo que cambia con la
iluminación es que tú sabes que no eres lo que describen esos pensamientos,
así que eres capaz de sostener esos pensamientos ligeramente. No crees en
realidad lo que los pensamientos de “yo” dicen acerca de ti. Tú sabes que
sólo describen al falso ser.
Esta ligereza hacia ti mismo, hacia el ser descrito por tus pensamientos,
significa que tienes más opciones alrededor de esos pensamientos. Puedes
llevarlos a la acción o no. Puedes elegir cuáles darán forma a tu vida y cuáles
no. Ese personaje tiene que hacer algo – tiene que tener una vida. Así que,
naturalmente, vivirá algunos de esos deseos y se identificará con algunos de
esos pensamientos en cierta medida.
Por otro lado, si asumes que tus pensamientos te describen quien eres y
lo que necesitas hacer, tendrás pocas opciones. Serás lo que sea que digan tus
pensamientos y harás lo que sea que tus pensamientos te digan. No sentirás
que tienes opción de seleccionar y elegir qué pensamientos seguir. Entonces,
como la mayoría de las personas, serás llevado de aquí para allá por cualquier
pensamiento que ocurra en tu mente.
La gente está a merced de su programación, generalmente hasta que le
causa tanto sufrimiento que se detienen y miran lo que está sucediendo. El
sufrimiento despierta a la gente de la programación. Esa es la Gracia. El
sufrimiento es el ser divino enviando un mensaje: “¡Mira lo que tus
pensamientos te están haciendo a ti y a otros!”. Conforme el sufrimiento te
quiebra (al falso ser), aparece una quebradura en las nubes por donde brilla el
sol. Luego la claridad del sol, como láser, comienza a disipar las nubes, una
por una, conforme corta las mentiras, malentendidos y el engaño de los
pensamientos en el flujo del pensamiento.
Cómo Dejar de Creer en Tus Pensamientos

Lo que hace no creer que algo sea posible es ver que no vale la pena creerlo.
Si una creencia u otro pensamiento son benéficos, entonces vale la pena
conservarlos. Sin embargo, una vez que comienzas a examinar tus
pensamientos más de cerca, no encontrarás muchos que valga la pena
conservar. Descubrirás que tus creencias y otros pensamientos son de valor
muy limitado o nulo y a menudo bastante perjudiciales, ya que tantos son
falsos.
Lo gracioso acerca de los pensamientos es que parezcan tan verdaderos,
incluso cuando no lo son. ¿Cómo puede ser eso? ¿Y por qué sería eso? La
respuesta es que tus pensamientos están programados para ser creíbles con el
propósito de crear un ser ilusorio. Este ser no podría existir si no encontraras
tus pensamientos irresistibles y creíbles.
El ser ilusorio es el ser creado por la mente basada en el pensamiento. Es
un conjunto de imágenes de ti, el tú que tú imaginas ser y el tú que la voz en
tu cabeza parece ser. Este ser ilusorio es lo que he estado llamando el falso
ser, y por una buena razón: Es un ser impostor. Es parte de tu programación,
pero para nada es la totalidad de ella. En cierto punto de tu evolución,
comienzas a ver a través del falso ser, y se comienza a disolver y aflojar su
agarre. Antes de eso, sin embargo, el falso ser sirve a la evolución al crear
sufrimiento y brindar ciertas lecciones.
Para estar en el mundo, el ser divino necesita un disfraz. Necesita un
cuerpo-mente, una personalidad, impulsos, talentos, tendencias, preferencias
y algo de ego para hacer el papel en el mundo y funcionar. Todo esto se logra
a través de la programación. Puedes estar sorprendido de descubrir, no
obstante, que no necesitas pensamientos acerca de ti mismo – tus
pensamientos de “yo” – para ser alguien o para ser un ser humano funcional.
Los pensamientos en tu flujo del pensamiento, de hecho, interfieren con tu
ser el mejor ser humano que puedes ser. Esos pensamientos sólo parecen ser
útiles y parecen ser verdaderos y parecen ser tú.
No necesitas el ser falso generado por la mente. Esa programación está
destinada a irse eventualmente, lo cual es de lo que se trata el proceso de
iluminación. El falso ser se disuelve eventualmente al grado que dejes de
identificarte con tus pensamientos, mientras el personaje que interpretas
conserva una personalidad con preferencias, impulsos, inclinaciones, talentos,
algo de ego y otra programación o condicionamiento esencial.
Estás aquí para experimentar ser un humano, para aprender y crecer, y
para interpretar un papel dentro del drama en el mundo en este momento.
Hasta ahora, los pensamientos en tu flujo del pensamiento han sido parte
integral de esta experiencia. La voz en tu cabeza ha servido a tu evolución
personal como estaba destinado. Esta voz ha sido responsable por el
sufrimiento que ha sido la molienda para el molino de tu evolución y te ha
traído a esta enseñanza. Sin embargo, es probable que ahora, para ti y para
muchos, la voz en tu cabeza ya no está sirviendo a tu evolución porque ya
estás listo para incorporar al ser divino más plenamente. Hace dos mil años,
vine a demostrar que la encarnación divina era posible, como lo han hecho
muchos antes y después. Y ahora puede ser tu turno. Para muchos de ustedes,
esto es posible dentro de esta vida.
Estas destinado a ser tanto humano como divino. Los impulsos, deseos,
sueños, temores, creencias y otros pensamientos en el flujo del pensamiento
brindan lecciones y algunos diseños e impulsos para tu vida humana. Ellos te
dan una identidad, algo qué hacer y te reta a evolucionar y fortalecerte. Sin
embargo, en cierto punto, es hora de despojarse de los pensamientos en el
flujo del pensamiento, de que las nubes sean despejadas, y que el ser humano
viva más puramente, sin esos pensamientos así como el engaño y el
sufrimiento que causan. Es hora de que la oruga se convierta en mariposa.
Esta transformación resulta en un ser humano más amable, más compasivo y
más feliz. Pero seguirás siendo humano, con la misma personalidad y muchos
de los mismos rasgos, tendencias, preferencias, impulsos e incluso algo de los
mismos problemas psicológicos.
La programación que corresponde al disfraz sirve a un propósito y no
está destinado a irse por completo. Sin embargo, una vez que te das cuenta de
tu verdadera naturaleza, tu relación a esa programación cambia. Portas tu
disfraz más ligeramente, sin olvidar jamás tu verdadera identidad, y sigues tu
programación sólo cuando es verdadero hacerlo. Algo más sabio que la
programación entra y toma el lugar de la programación la mayor parte del
tiempo. Lo que es capaz de distinguir cómo y cuándo aplicar la programación
y cómo moverse en el mundo es el ser divino – el Corazón – que es algo que
será explorado más adelante. Por ahora, volvamos a cómo liberarse de
pensamientos que no te sirven.
Si tú crees que un pensamiento te sirve, lo reforzarás consciente o
inconscientemente y te dará problemas dejar de identificarte con él. No
obstante, una vez que dejas de creer un pensamiento, es sólo cuestión de
tiempo antes de que se aleje. Los pensamientos en los que no crees no
permanecerán en tu mente. Así que asume que los pensamientos en tu mente
son aquellos que aún crees y también puedes asumir que probablemente no
merezcan ser creídos.
Vuélvete escéptico cuando se trate de tus pensamientos. Deja de confiar
en ellos. Para eso, tienes que estar comprometido a darte cuenta de tus
pensamientos y anhelar cuestionarlos hasta que estés completamente
convencido de que todo el flujo del pensamiento tiene poco valor. Tienes que
descubrir esto, acerca del flujo del pensamiento, por ti mismo a través de tu
propia investigación.
Conforme atestiguas tus pensamientos, algunos de ellos serán vistos
instantáneamente falsos. Esos son los que no crees mucho, y no requerirán
mayor investigación. Eventualmente ellos dejarán de surgir si tu continuas
tan sólo notándolos – “Ahí estás otra vez, amigo mío” – y luego voltea tu
atención a algo en el aquí y ahora.
Al hacer este atestiguamiento, trata de darte cuenta de cualquier juicio
sutil o no tan sutil que puedas tener acerca de tus pensamientos, porque esa es
una forma de atención. Si la atención que le das a un pensamiento es “Oye,
luego te veo”, eso está bien porque es una expresión de atestiguamiento y
permiso. Ese tipo de relación con un pensamiento lo suelta en lugar de
perpetuarlo. Sin embargo, si sientes algo de molestia, juicio o irritación
acerca de un pensamiento, eso señala al inconsciente a seguir enviando ese
pensamiento. Esto puede sonar insensato, pero hay algo de insensatez en todo
esto.
Para los pensamientos en los que crees más fuertemente, no será tan
fácil barrerlos. Un ejemplo podría ser “yo estoy engordando”. Este
pensamiento puede parecer una afirmación objetiva de un hecho, pero en
realidad es un juicio disfrazado que pretende ser útil. Es fácil asumir que
necesitas ese pensamiento o seguramente engordarás. Pero, ¿es eso cierto? La
falsedad de tales pensamientos no es tan obvio, ni los planes ocultos del ego.
Ese pensamiento, como tantos otros, tiene un gran gancho emocional en
él y es probable que esté conectado a tantos otros pensamientos que también
crees. Este pensamiento probablemente requerirá una investigación a fondo
junto a cualesquiera otros pensamientos y emociones relacionados con él.
Escribir todos los pensamientos conectados a él puede ser muy útil. Ejemplos
de pensamientos relacionados podrían ser: “Yo debería pesar menos. Yo
debería verme diferente de como me veo. Tener grasa es malo. Estar gordo es
terrible. La grasa es fea. Estar gordo significa que soy un fracaso. Estar gordo
va a arruinar mi vida. Nadie me amará. Me voy a poner enorme. Yo soy mi
cuerpo, y cómo se ve lo es todo. Yo tengo que ser perfecto. Yo tengo que
tener el control. Yo nunca seré feliz a menos que esté delgado”. Luego,
pregunta a cada pensamiento que has escrito, “¿Es esto verdadero?”.
Nota en estos ejemplos cómo se le da un significado negativo al simple
hecho de que pesas determinado número de kilos. Muchas de estas
afirmaciones son historias de lo que ganar peso significará al tú que te
imaginas ser. Estas historias son falsas porque están basadas en conceptos
tales como bueno, malo, feo, gordo, horrible y perfecto y asumen saber algo
que no es verdadero o que no puede saberse.
Lo que necesita ser expuesto en cualquier exploración de tus
pensamientos no es sólo una falsedad del pensamiento sino también su
contenido emocional oculto y el plan del ego. “Yo estoy engordando” está
cargado emocionalmente sin que lo parezca. Si un amigo dijera, “Tú estás
engordando”, se consideraría juicioso, ofensivo, lastimoso e inaceptable de
un amigo. Entonces, ¿por qué aceptarías esto de tu propia mente? Lo harías,
sólo si creyeras que ese juicio tuviera algún valor, si creyeras necesitarlo para
ser una mejor persona.
Tales pensamientos, ¿te hacen una mejor persona? Pensamientos como
ése te hacen sentir mal y pequeño, y cuando las personas se sienten así, no se
hacen mejores personas. Las personas infelices que no se sienten bien
consigo mismas tienden a perderse incluso más en su flujo del pensamiento y
se cierran a la vida. Cuando no te amas a ti mismo, no sientes mucho amor
por otros o por la vida. Tu amor y tus flujos creativos no fluyen. Te quedas
atorado en el ego, lo cual es exactamente lo que el ego quiere. Ese es el plan
subyacente del ego.
“Me estoy poniendo gordo” es un buen ejemplo de un pensamiento que
cumple lo que el ego está propuesto a hacer. El plan del ego es crear una
sensación de tener un problema, o que algo falta, o de no ser suficientemente
bueno. Esto resulta en deseos y sentimientos que, luego, llevan a acciones. Si
tú crees tales pensamientos, el ego te atrapó, y tu vida está en sus manos. Ese
es su plan. Entre más atención le des a tales pensamientos, más
frecuentemente surgen y más creíbles parecen.
Mientras examinas los pensamientos en tu flujo del pensamiento,
asegúrate de también notar este plan. Los pensamientos no son lo que parecen
ser. La mayoría existen por el propósito de mantener el ego. Vienen del ego y
le sirven al ego. Los que no, son pocos y distantes entre sí, fáciles de disolver
y no crean sentimientos negativos.
Este es solo un ejemplo de cómo un pensamiento juicioso puede
afectarte negativamente, pero la mayoría de los otros pensamientos no son
diferentes. Cuando miras de cerca a tus pensamientos, descubres que la
mayoría de ellos te hacen sentir mal. Si un pensamiento hace eso, el ego está
detrás de él, y no necesitas ese pensamiento.
Los pensamientos que surgen más frecuentemente son aquellos en los
que más crees. Esos son los que necesitarán más investigación. Los
pensamientos más frecuentes también son más probables a tener un
componente emocional, que les da poder de cómo piensas de ti mismo y
cómo te comportas. Estos son los tipos de pensamientos que dan forma y
controlan las vidas de las personas. Sin una investigación seria, es improbable
que se disuelvan significativamente.
Éstos también son los pensamientos que definen al falso ser y te limitan.
Sin ellos, seguirías siendo el personaje que estás destinado a ser, con la
personalidad, los impulsos, los rasgos, las preferencias y los talentos de ese
personaje; pero serías un personaje feliz, no uno desdichado. Y serías un
personaje amable, no uno despiadado. Las cualidades de tu ser divino
brillarían a través de este personaje en lugar de estar bloqueado por las nubes
del falso ser. En otras palabras, serías lo mejor de ti. Al no identificarte con
los pensamientos en el flujo del pensamiento, todo lo que pierdes son
imágenes e ideas de un falso ser, no de algo que necesitarás jamás para hacer
el papel que has sido destinado a hacer en esta vida.
Una vez que has visto lo inútil y destructivos que son la mayoría de tus
pensamientos, puedes atravesar la resistencia a ellos o estar irritado por ellos
dándote cuenta de una cosa importante: Tus pensamientos no son personales.
Ellos no significan nada acerca de ti – el tú real, el que es. Toda la humanidad
tiene los mismos pensamientos, y ellos son responsables de todo el
sufrimiento en el mundo. Una vez que te das cuenta de esto, la única
respuesta sensible a los pensamientos egoicos es aceptar que son parte de la
vida y tener compasión por este muy humano reto.
¡Si tan solo pudiera darse cuenta de esto por leerlo!
Desafortunadamente, darse cuenta de esto usualmente toma tiempo para
adentrarse profundamente. Conforme tus pensamientos se debilitan y la
capacidad de atestiguarlos se desarrolla, tus pensamientos se vuelven más
impersonales. Una vez que eso sucede, la naturaleza impersonal de los
pensamientos es mucho más fácil de ver. Antes de eso, puedes recordarte a ti
mismo que tus pensamientos no son tuyos, y eso sentará las bases para un
entendimiento más profundo.
La Naturaleza Impersonal de los Pensamientos

Los pensamientos no son personales significa que son impersonales,


universales. El flujo del pensamiento es similar de una persona a otra, con tan
sólo variaciones mínimas. Así como hay personas que tienen ojos azules en
vez de cafés, algunos tienen más de cierto tipo de pensamientos que otros.
Pero los pensamientos, independientemente de lo que son, sirven a los
mismos dos propósitos. Primero, te definen: Te dice cómo eres, cómo te ves,
cómo te sientes, cómo te comparas y con otros y cómo te ven otros. Segundo,
te dicen qué hacer y cómo comportarte: lo que puedes y no puedes hacer, lo
que deberías y no deberías hacer y cómo comportarte. Las definiciones e
instrucciones específicas varían, pero a todos se les dan definiciones e
instrucciones básicas. Esta es tu programación, tu software.
Esta programación viene en una parte de la genética y en otra parte del
condicionamiento o programación adquirida por el entorno, particularmente
de aquellos que te criaron o con quien creciste. ¿Y de dónde vinieron sus
definiciones e instrucciones? Del mismo lugar: de su genética y su entorno.
Dado esto, probablemente puedes apreciar que tu condicionamiento no
es necesariamente útil o verdadero ahora. Si miras las definiciones e
instrucciones específicas acerca de quién eres y cómo deberías comportarte,
puedes ver que son arbitrarias. Podrían aplicar para cualquiera, aunque la
verdad es que no aplican para nadie, en realidad.
Ha sucedido tanto dentro de la sociedad en incluso sólo los últimos cien
años, y aún continúa pasándose condicionamiento similar de una generación
a otra. Para decir que una parte de ello está anticuado sería una atenuación.
Debido a que el condicionamiento no ha ido a la par con la evolución, está
causando muchos problemas. La gente sigue creyendo cosas que no son
verdaderas, tales como la superioridad de ciertas razas y religiones, y se
comportan de maneras que son disfuncionales, como tratar de resolver
problemas con la guerra y el terrorismo. El condicionamiento que puede
haber sido apropiado o útil para una época está ahora contribuyendo a la
caída de la humanidad. Esto no es menos verdadero a un nivel personal.
Mucho de tu condicionamiento no contribuye a tu bienestar sino a lo opuesto.
Es importante ver esto ahora.
El ego es un aspecto anticuado de la maquinaria humana. Se desarrolló
para apoyar la supervivencia cuando la humanidad vivía en grupos tribales y
cazaba y buscaba alimento. Entonces, el peligro acechaba por doquier y el
miedo habilitaba a los humanos a evadir ser presa. La consigna del ego era y
sigue siendo “matar o ser asesinado”. Sin embargo, ahora, en la mayoría de
los casos, el miedo no tiene nada que ver con una amenaza real pero es
causado por un pensamiento. Los pensamientos de miedo causan que las
personas se estresen, tomen malas decisiones y hagan, unos a otros, cosas
indecibles. El miedo que proviene de creer pensamientos erróneos es la raíz
de la mayor parte de los comportamientos malos o inconsiderados, y tal
miedo proviene del ego primitivo.
La voz en tu cabeza no es funcional, aunque pueda haber sido y aunque
algún residuo de ego siga siendo necesario para funcionar y sobrevivir. Esta
es una distinción importante: Necesitas un ego, pero no necesitas la voz en tu
cabeza, que es el ego tomando control de la mente. Tu evolución como
especie depende de reconocer la destructividad de esta voz.
Los pensamientos en tu flujo del pensamiento no son tus amigos. No
obstante, ver esto puede funcionar en tu contra si te pone en contra de tus
pensamientos. “A lo que te resistes, persiste”, y entonces la resistencia no es
una postura útil. Los pensamientos no son el enemigo, aunque una vez que te
das cuenta de la verdad acerca de ellos, es natural sentirse de esa manera. Sin
embargo, sólo el ego podría ver cualquier cosa como un enemigo.
Un enemigo es alguien a quien le temes, alguien que crees que tiene
poder sobre ti. Pero no hay que temerle a los pensamientos, ya que no tienen
poder sobre ti si no crees en ellos. ¿Tendrías miedo de una cuerda si supieras
que es una cuerda y no una víbora? Lo mismo es para los pensamientos. Son
lo que son, una parte anticuada de la maquinaria humana. Si los dejas en paz,
se irán. Dejarlos en paz es suficiente.
Esto es bastante fácil de hacer si no crees que tus pensamientos
signifiquen algo acerca de ti, si sabes que no son realmente tuyos. La única
manera que pudieran molestarte sería si creyeras en el tú que ellos describen.
Al grado que creas en este tú, habrá una reacción en tus pensamientos – ya
sea que los creas o que te irrite que sigan surgiendo. Entonces, ¿qué hacer?
La respuesta es simple: Sólo date cuenta. Nota la irritación, molestia o
deseo de deshacerte de los pensamientos. No es el verdadero tú que se siente
de esa manera. El verdadero tú está amando esta gran aventura llamada vida,
incluyendo el reto de tener pensamientos que son tanto fascinantes como no
deseados. ¡Qué interesante dilema es ser humano! Cuando aceptas tus
pensamientos y los dejas ser, caes en la Presencia, donde ver la verdad acerca
de ellos es mucho más fácil.
Puedes ver que hay un círculo vicioso: Necesitas un poco de distancia de
los pensamientos antes de que puedas ser lo suficiente objetivo para ver la
verdad de ellos y desprenderte de ellos completamente. Esta distancia se
desarrolla con el tiempo, y sólo hay tanto que puedes hacer para desarrollarla.
La meditación diaria acelera esto como ninguna otra cosa porque te enseña a
notar pensamientos. La meditación desarrolla al observador porque te trae a
la Presencia, que es lo que nota y experimenta la vida.
La Práctica de Notar

Nota res la poderosa práctica espiritual de dejar que todo sea como es, como
lo hace la Presencia. La práctica de notar es un atestiguamiento silencioso,
exento de cualquier contenido mental o emocional, tales como opiniones,
deseos, juicios, comparaciones, preferencias u otros ganchos que te arrastran
al mundo del ego. Es simplemente experimentar sin tomar una postura.
¡Notar, definitivamente no es interesante para el ego!
Invitar a notar una práctica se convierte en algo por hacer cuando en
realidad siempre está sucediendo, aunque a menudo por debajo de la
consciencia de uno. Para hacer esta práctica, todo lo que en realidad tienes
que hacer es notar lo que está notando que ya está sucediendo. Simplemente
notar lo que está notando. Notar al observador te planta en la Presencia.
Incluso cuando estás perdido en el pensamiento, en cierto punto, notas
que lo estás y regresas a notar la habitación en la que estás, el cielo, el canto
de las aves, el ruido del carro o lo que sea que pudiera estar sucediendo en tu
entorno. Luego te deslizas otra vez al ilusorio mundo del pensamiento hasta
que vuelvas a notar la realidad otra vez. No importa cuánto tiempo hayas
pasado perdido en el pensamiento, el Observador ha estado ahí desde el
principio. Ese Observador es lo que ha estado experimentando tu vida todo el
tiempo. Es quien realmente eres.
Notar es la alternativa a estar perdido en el pensamiento. Una vez que tu
capacidad de estar consciente y de atestiguar los pensamientos está
suficientemente desarrollada, puedes elegir notar tus pensamientos en lugar
de identificarte con ellos. Puedes notar un pensamiento surgir o descubrirte
involucrado en pensamientos. Entonces puedes elegir estar presente tornando
tu atención a tu cuerpo y tus sentidos, tu respiración o tu entorno – a algo en
el aquí y ahora. Nota qué más está aquí aparte de pensamientos y los
sentimientos que esos pensamientos producen. Nota lo que estás viendo,
oyendo, sintiendo o experimentando de algún otro modo. ¿Cómo es este
momento sin un pensamiento? Esa es la experiencia de la Presencia.
Notar es la experiencia de vida de la Presencia, que es una experiencia
mucho mejor que la que tienes cuando estás identificado con el flujo del
pensamiento. Todos los juicios, deseos, temores, preocupaciones, opiniones y
comparaciones que son parte de la historia de mi vida y yo no son tan
divertidos. El ego los disfruta pero tú, en realidad, no. Afortunadamente, una
vez que te das cuenta de que hay una alternativa, puedes elegir poner tu
atención en tu experiencia sensorial. Si permaneces en tu cuerpo y tus
sentidos por el tiempo suficiente, caerás en la Presencia, que está pasándolo
estupendo.
Tú eres un misterio, ¿no? A veces eres la Presencia, a veces eres lo que
imaginas ser, a veces eres tu ego y a veces, ¡eres lo que eliges entre éstas! De
hecho eres todas éstas. En realidad sólo hay un tú, pero se identifica y alterna
entre todos estos aspectos del ser.
Notar, desenmaraña todo lo que mantiene unido el mundo del ego:
juicios, comparaciones, deseos, creencias, opiniones, fantasías,
preocupaciones, temores y todos los demás tipos de sentimientos o
pensamientos. Notar trae objetividad a estos y la capacidad de saber la verdad
acerca de ellos y, lo más importante, la elección. El mundo del ego no puede
resistir este tipo de escrutinio.
A pesar de las mejores intenciones para no identificarse con el
pensamiento, algunos pensamientos serán tan profundamente creídos que la
identificación sucederá automáticamente, y todos los sentimientos
relacionados a esos pensamientos pueden componer esa identificación. La
objetividad y tu capacidad para elegir se perderán por un momento. Esto es
normal y no es un problema. No serías humano si no tuvieras algunos
pensamientos con este tipo de poder. Eventualmente verás incluso a través de
esos pensamientos antes de que tengan la oportunidad de alcanzarte. Hasta
entonces, notar ayudará a disolver estos pensamientos más convincentes
también. Siempre que notes al final que te estás sintiendo mal, simplemente
nota cómo estás notando esto. Luego, la Presencia está de nuevo en línea y
puede ser usada para experimentar esos sentimientos más completamente e
investigar los pensamientos subyacentes.
Trabajar con los Sentimientos

He aquí un extracto del libro Del Estrés a la Quietud: Herramientas para la


Paz Interior de esta autora acerca de qué hacer cuando estás atrapado por
sentimientos difíciles:

“Muchos de nuestros sentimientos vienen del niño herido que vive dentro de
nosotros en nuestro inconsciente, y aparecen siempre que algo detona ese
complejo emocional en el inconsciente. Tales sentimientos son sanados al
estar con ellos en aceptación y curiosidad, justo como un padre bueno y
amoroso podría estar con un niño herido. Sin tal relación con estos
sentimientos, continuarán siendo detonados y estarán propensos a reforzarse,
e incluso fortalecerse, más que sanarse, mientras los llevamos a la acción
usualmente de las maneras disfuncionales.
Así como los niños necesitan un padre paciente, atento, amoroso y
compasivo para calmarlos cuando están sufriendo, nuestros sentimientos
necesitan que los escuchemos paciente, compasiva y amorosamente. Para
sanar y evolucionar, nuestros sentimientos necesitan que tan sólo nos
sentemos con ellos en silencio, los experimentemos, los aceptemos, los
escuchemos y les demos amor. Esta aceptación y receptividad hacia los
sentimientos es a menudo provista por un terapeuta u otro sanador o incluso
un muy buen amigo. Pero en muchos casos, podemos proveernos de esto a
nosotros mismos.
Para estar con nuestros sentimientos a manera de sanarlos, primero
tenemos que desidentificarnos de ellos. Para desidentificarnos, tenemos que
detenernos en el medio del sentimiento que sea que estemos sintiendo y
notemos que estamos sintiendo algo. Notar que tenemos un sentimiento y
luego tener una intención de desidentificarnos de él y sanarlo nos lleva a una
nueva relación con el sentimiento. Hemos dado un paso atrás del sentimiento,
y ahora estamos atestiguándolo. Ahora tenemos elección acerca de qué hacer
después. No tenemos que regresar a la identificación y llevar el sentimiento a
la acción de la manera común. Podemos relacionarnos con él desde cierta
distancia.
Es importante en este punto que nos relacionemos con el sentimiento
con compasión y no con rechazo u hostilidad. Traemos la compasión a la
parte de nosotros que está experimentando este sentimiento, mientras
permanecemos en contacto con la parte que es capaz de atestiguar el
sentimiento y sólo estamos con él. Relacionarse con el sentimiento desde el
lugar de un testigo compasivo es lo que lo sana. Este testigo compasivo es
nuestro ser verdadero, mientras el ser lastimado es el ser humano. Somos
compasivos con nuestro ser humano, mientras reconocemos que ese no es
quien realmente somos.
Como parte de este proceso de desidentificación, es útil mantenerse a
distancia en una consciencia más amplia que incluye no sólo el sentimiento
sino todo lo demás que está presente, porque cuando estamos identificados
con un sentimiento, ese sentimiento parece grande y bloquea el resto de la
realidad. Podemos ser atrapados fácilmente de regreso a la identificación si
no hacemos un esfuerzo consciente en este punto para avanzar a una
consciencia más avanzada.
Para ayudar a traer el resto de la realidad al foco de atención y poner el
sentimiento en su perspectiva apropiada, podemos preguntarnos: ‘¿Hay
espacio alrededor del sentimiento? ¿Cuán grande es ese espacio? ¿Puedo
hacer ese espacio aún mayor? ¿Cómo es ese espacio? ¿Hay paz ahí? ¿Hay
compasión ahí? ¿Puedo ser yo ese espacio? ¿Cómo es observar el sentimiento
desde la perspectiva del espacio? Como espacio, ¿qué puedo descubrir de
este sentimiento? Como espacio, ¿puedo yo dar amor y compasión al
sentimiento?’.
Cuando hacemos esto, descubrimos que hay mucho espacio en esta
consciencia abierta de par en par, para todo y para cada emoción, no importa
cuán grande pueda ser un sentimiento. Cuando somos capaces de
identificarnos con el espacio en lugar de con el sentimiento, el sentimiento se
ve en perspectiva y por lo que es – un sentimiento que viene y se va. Es sólo
el condicionamiento que nos fue dado. Vemos que el sentimiento no daña o
afecta quien somos en realidad: la consciencia espaciosa en la que se está
mostrando el sentimiento. Debido a que vemos que tener este sentimiento no
significa que hay algo malo en nosotros, podemos tan sólo dejarlo estar ahí,
atestiguarlo y volvernos curiosos acerca de él.
Desde ese espacio, podemos permitirnos completamente tener la
experiencia de esa emoción en nuestro cuerpo sin una historia al respecto.
Podemos dejar que el sentimiento sea tan grande como es y como necesita
ser. Podemos experimentar cómo se siente en el cuerpo, dónde se siente en el
cuerpo, lo que tiene que decir y lo que quiere y necesita. Podemos descubrir
todo acerca de él. No necesitamos cambiar o arreglar el sentimiento de
ninguna manera. Sólo necesitamos estar con él compasivamente y dejarle ser
como es.
Cuando simplemente nos sentamos con un sentimiento de esta manera,
cualquier revelación que necesitemos acerca del sentimiento brotará de
manera natural, particularmente la comprensión de las creencias que están
detrás del sentimiento. Sentarse con un sentimiento de esta manera es como
escucharle. Nuestra aceptación y receptividad abren el sentimiento, el cual se
relaja, se abre y se expresa, ya que finalmente tiene nuestra amorosa atención.
Conforme se revelan las creencias detrás de un sentimiento, aceptamos
estas creencias y tenemos compasión por nuestra humanidad y la tendencia
natural a formar creencias erróneas. Y nos perdonamos por lastimarnos
sosteniendo tales creencias. Puede que también necesitemos perdonar a otros,
como a nuestros padres, quienes nos enseñaron estas creencias erróneas.
Estos individuos, inconsciente y, por lo tanto, inocentemente nos pasaron sus
propios malentendidos y heridas. Perdonarnos y perdonar a otros ayuda a
dejar atrás estas creencias erróneas.
Cuando se ve claramente una creencia detrás de un sentimiento, lo que a
menudo sigue es un desborde de lágrimas. Esta liberación de sentimientos se
siente bien, como una limpieza y a menudo es muy efímera. Hay una
limpieza en estas lágrimas, sin alimentarlas en la parte de la mente. De pronto
llegan e igualmente de pronto terminan. Tales lágrimas son parte de la
sanación y una señal de que hemos llegado al centro de la verdad detrás del
sentimiento. Después de eso, como con una tormenta que ha terminado, el sol
se asoma a través de las nubes y nos sentimos en paz. Todo está bien con el
mundo una vez más”. (Del Estrés a la Quietud, págs. 163-166).

Del Estrés a la Quietud también tiene información muy útil acerca de la


meditación y otras prácticas espirituales no mencionadas aquí que te
ayudarán a estar en la Presencia.
La Práctica del Silencio

Otra práctica espiritual muy valiosa es mantenerse en silencio. Estar en


silencio por segundos, minutos, horas, días o semanas es una práctica
honrada por mucho tiempo para romper la identificación con los
pensamientos propios. Esto es porque uno de los más grandes refuerzos del
flujo del pensamiento es el habla. Darle voz a los pensamientos los fortalece
como nada más. Cuando dejas de decir algo que dirías ordinariamente, estás
haciendo una elección consciente de extinguir ese pensamiento. Con el
tiempo, hacer esa elección debilitará la potencia de todo el flujo del
pensamiento.
Incluso mantenerte silencioso por unos pocos segundos antes de hablar
hará tus interacciones con otros más profundas y más significativas, ya que el
flujo del pensamiento es menos propenso a ser complacido sin pensar. El
hecho de no llenar el espacio con plática ociosa deja espacio para que entre la
Presencia y ya sea que hable a través de ti, a través de otra persona o sólo
permanezca ahí.
Mantener el silencio por periodos largos, por días o semanas, es una
práctica incluso más poderosa. Es entonces que puedes realmente comenzar a
conquistar el hábito de hablar lo que esté en tu mente. Después de mantenerte
en silencio por una semana o más, a menudo en retiros espirituales, muchos
tienen su primera experiencia de la Presencia y de una mente callada.
Al no dar voz a tus pensamientos y tomar un descanso de los
pensamientos de otras personas, tales como aquellos en la TV, los
pensamientos pierden algo de su poder en ti. Pueden verse más clara y
objetivamente, como sólo pensamientos. Se vuelve claro que la mayoría de
los pensamientos a los que les has dado voz, nunca ha sido tu verdadera voz o
incluso la verdadera voz de tu personaje, sino la del flujo del pensamiento, la
del ego.
La objetividad obtenida al practicar el silencio significa más elección
alrededor de tus pensamientos, más espacio. Más espacio alrededor de tus
pensamientos significa más Presencia y más capacidad de ver la verdad
acerca de ellos. Así es como el silencio desenmaraña el mundo del ego. Uno
por uno, los pensamientos van cayendo fuera del flujo del pensamiento, hasta
que hay más y más espacio entre pensamientos.
En cierto punto, la Presencia abruma el poder del flujo del pensamiento
y te das cuenta de la verdad: Tú eres la Presencia. Cuando te reconoces como
la Presencia interior, la cual el falso ser, sus pensamientos y sentimientos y
todo lo demás surge en lugar del tú que ocasionalmente experimenta la
Presencia, a eso se le llama autorrealización o despertar.
Un aspecto importante de la práctica del silencio es tomar un descanso
de las conversaciones, la TV, las noticias, las películas, el internet y otras
formas de entretenimiento y estimulación mental. Escuchar las mentes
egoicas de otros en los medios o en cualquier otro lugar pueden arrastrarte al
mundo del ego y reforzar el falso ser tanto como tu propia mente se pueda
escuchar.
Una vez que estás más estabilizado en la Presencia, las películas, las
noticias, la TV y lo similar puede ser apreciado desde la Presencia. Puedes
disfrutar observar la naturaleza humana y sentir, mientras ves una película, el
mismo goce de la vida que siente la Presencia al vivir tu vida. Por otro lado,
puedes encontrarte mucho menos interesado en estas cosas. Una vez que te
reconoces como la Presencia, ciertos entretenimientos pierden su atractivo.
Para florecer, la vida espiritual de uno requiere tiempo a solas, espacio y
silencio, incluyendo un descanso de la estimulación mental. Para tocar y
cultivar el Silencio interior, el silencio es necesario. Lo que haces en este
silencio es simplemente notar lo que sea que se presente en el Silencio. Haces
espacio y luego ves lo que surge en ese espacio, que es el espacio donde brota
toda la vida.
Hacer espacio para el Silencio puede significar sentarse y simplemente
notar tus pensamientos sin interactuar con ellos, lo cual es un tipo de
meditación. O puedes sentarte al aire libre y contemplar los árboles o el cielo.
O puedes dar un paseo en la naturaleza, escuchar música o simplemente
recostarte en el sofá o en la cama. Lo importante es que estas actividades te
lleven hacia la Presencia y no más a tus pensamientos acerca de ti mismo.
Pensar en uno mismo a veces pasa como auto exploración, auto análisis o
auto examinación pero nota la palabra común en todas estas: auto
(refiriéndose al “yo”).
Tomar la elección consciente de hacer espacio al Silencio en tu vida y
parar de hablar, incluso brevemente, envía un mensaje a tu inconsciente de
que estás a cargo, no él. Hacer esto también envía un mensaje a los seres no
físicos que te están guiando. El mensaje es que estás listo para avanzar más
allá de la identificación con el ego. Una vez que das evidencia de esto y la
apertura para su ayuda, la ayuda se da.
Los seres no físicos pueden ayudar en una variedad de maneras. Pueden
limpiar algo del contenido emocional de tus pensamientos, disminuyendo su
impacto. Pueden también retirar y mantener alejadas influencias negativas no
físicas, entidades y formas de pensamiento, que sostienen pensamientos
negativos y adicciones en su lugar. Lo más importante, dentro del espacio de
la Presencia abierto al practicar el silencio, serás capaz de recibir mensajes
intuitivos de estos ayudantes más fácilmente.
Siempre eres observado y asistido por estos seres en lo que sea que elijas
hacer. Si eliges involucrarte en tus pensamientos, eso se respeta, y los seres
que te guían te permiten tener esa experiencia. Cuando eliges otra cosa, ellos
te ayudan a tener esa experiencia. Ellos están por siempre a tu lado,
ayudándote a conducirte y a aprender de cualquier experiencia que hayas
elegido.
Elegir despertar de la locura de la mente es un cambio trascendental en
una vida humana. En tales transiciones, la gente hace otros cambios también:
en las relaciones, en la carrera y en cómo pasan su tiempo. Entra nueva
energía, tanto física como espiritual, lo cual abre nuevas posibilidades. Lo
que sucede después en tales aperturas espirituales es algo que nadie sabe con
seguridad, y aquellos que te asisten en niveles etéricos se ajustan acorde al
plan. El cielo se regocija cuando la gente comienza a despertar. Encarnar el
ser divino es la culminación de tus vidas terrenales, así que la celebración
está a la orden.
Ejercitar tu poder de elegir el silencio o cualquier otra actividad que
promueve la Presencia es un verdadero punto de inflexión en el camino a la
liberación espiritual. Esto marca una aceleración en tu crecimiento espiritual,
lo cual resonará en tu vida en innumerables formas. Las cosas cambiarán,
muchas de ellas inesperadas. Cualquier cosa comienza a ser verdaderamente
posible. Elegir más conscientemente la Presencia establece las bases para que
la Gracia esté más activa en tu vida. Entre más sincero eres, más Gracia se te
otorga.
Superar Obstáculos Rumbo al Silencio

Cuando comienzas una práctica de silencio, ya sea estando más silencioso en


tu vida diaria o tomando un día o más para estar en silencio, la mente tratará
de socavar tus esfuerzos con ciertos pensamientos: “Es demasiado difícil”.
“No es necesario”. “No importará”. “Esto es tonto”. “Estás siendo descortés”.
“Estás siendo antisocial”. “No le agradarás a la gente”. “La gente va a pensar
que eres raro”. Sólo nota tales pensamientos y recuérdate a ti mismo que cada
esfuerzo para estar en silencio o para hablar sólo en caso necesario sí importa
y beneficia a todos. Lo que sea bueno para tu bienestar espiritual debe
también ser bueno para todos los demás en el Todo.
La mente no quiere que te sueltes de ella o de otras actividades
estimuladoras de la mente o estar en silencio con otros. Sólo nota todas las
maneras en que la mente trata de involucrarte en pensar, hablar y en
actividades que alborotan tus emociones, tales como las noticias, blogs, TV,
twitter, revistas en la caja del súper, programas de entrevistas de radio,
chismorreo y otros vehículos del melodrama. Nota cuán atraída está la mente
a opiniones, juicios, chismes, cómo se ve la gente, a quién le va bien y a
quién le va mal, historias y drama.
Una de las maneras favoritas de la mente para engancharte es trayendo
recuerdos emocionalmente cargados: pérdidas y eventos trágicos (incluso
unos que sólo te han contado o que has visto en la TV), cosas molestosas que
la gente dijo o hizo, o las veces que estabas batallando o enfermo. O la mente
puede traer miedos del futuro: ¿Y si pierdes tu trabajo? ¿Y si se muere tu
pareja? ¿Y si le pasa algo a tu hijo? ¿Y si te da cáncer? Pensamientos como
éstos son los “peces gordos” que saca la mente para engancharte con ella.
Sólo nota esto, ríe y regresa a la Presencia. En ese “darte cuenta” está la
libertad.
La mente también puede tratar de asustarte creyendo que perderás o
molestarás a parientes y amigos si estás más en silencio y presente, cuando
estés con ellos. O si eso no funciona, puede intentar hacerte sentir orgulloso o
superior por estar en silencio e implicar que, aquellos que están más apegados
al ego que tú, no han evolucionado o “no agarran la onda”. La mente es muy
tramposa, y tendrás que estarte dando cuenta de las maneras en que trata de
mantenerte involucrado con ella.
Es cierto que estar más en silencio y haciendo más espacio para la
Presencia en tu vida en otras maneras muy probablemente cambiará cómo
eres en las relaciones y cómo quieres pasar tu tiempo. Puedes perder interés
en reuniones sociales y chachareo, y tus amigos pueden sentirse heridos por
tu falta de compromiso. Sin embargo, los cambios por los que estás pasando
no son personales. Son la expresión de un movimiento evolutivo dentro de ti
y finalmente dentro de todos, y ellos no pueden ser ayudados. Las cosas
cambian y tú tienes que aceptar esto y también los demás.
No puedes dejar que los sentimientos de culpa te mantengan atado a
relaciones desgastadas. La culpa es una de las maneras en que el ego
mantiene a la gente en viejos patrones: manteniéndoles en relaciones que los
jalan a esos patrones. Volverse más presente está destinado a resultar en
elecciones más conscientes acerca de tus relaciones y cómo pasarás tu
tiempo. Si no haces tales elecciones, te arriesgas a volver a un estado más
vinculado al ego.
Hacer cambios en tus relaciones puede ser muy desafiante. ¿Cómo te
alejas de la gente y las actividades en las que alguna vez estuviste
comprometido? No hay fórmula para hacer esto. En algunos casos, sólo
dices, “No, gracias” a las invitaciones y das una excusa cortés. No hay
necesidad de lastimar sentimientos o ponerte en contra de otros. Las
explicaciones son mejor dichas con “yo” en vez de “tú”: “Me siento con
ganas de estar solo estos días”. “Necesito encargarme de algunas cosas en
casa”. “No estoy interesado en eso”. Los enunciados con “tú” en ellos
deberían ser evitados: “Tú estás atorado en tu ego”. “Tú no apoyas”. “Tú no
estás creciendo”. “Tú no entiendes”. “Tú no estás lo suficiente abierto”.
Lo importante es ser verdadero con tu propio Corazón, con lo que te
sientes movido a hacer o no, y con lo que te trae alegría. Deja que la alegría
sea tu guía en todo. Si sientes que surge una oleada de alegría en tu Corazón
ante el prospecto de hacer algo o estar con alguien, entonces sigue esa
alegría. Si no, ¿dónde podrá estar la alegría? ¿Qué quieres en realidad? Uno
de los más grandes beneficios de practicar el silencio es que está en el
Silencio que surgen respuestas a estas preguntas importantes, aunque no en
palabras. Resulta que, la mente nunca tuvo esas respuestas.
Capítulo 5
El Ser Humano Purificado
Lo que Queda en la Mente

Cuando las nubes de la negatividad egoica han sido limpiadas debido a que
ya te estás identificando tan poquito con tu flujo del pensamiento, sientes que
lo haces cuando el cielo es brillantemente azul: próspero, despreocupado,
fresco, vivo y abrazado a la vida. El resultado de desengancharse del flujo del
pensamiento es que eres un ser humano feliz y genuinamente amable, no
porque quieres agradarle a la gente o porque quieres algo más de ellos, sino
porque el amor que sientes se expresa naturalmente por sí mismo en
amabilidad y atención a otros.
Aunque hay una poca identificación con tu mente egoica, aún tienes
cierta personalidad, un estilo único, impulsos y deseos que apoyan el
propósito de vida de tu personaje. En la superficie, pareces tan único como
siempre, aunque en tu esencia, nunca has sido único. El mismo ser divino
está viviendo a través de todos y de todo. Justo como cada dedo es único pero
no separado de la mano, cada personaje es único pero no separado del Todo.
Y así como cada dedo se mueve por la misma mano, cada personaje se mueve
por la misma fuerza.
Una vez que la relación con la mente egoica ha sido transformada por
haber visto más allá de la mente, el resultado es un ser humano más
purificado, habiendo limpiado mucho de la inútil negatividad del ego,
mentiras, historias limitantes, impulsos, sentimientos y tendencias. El
personaje ya no adopta automáticamente el punto de vista del ego y ahora ve
la vida a través de los ojos del ser divino más consistentemente. En vez del
juicio, la carencia, el miedo y la insatisfacción, el personaje experimenta
claridad, alegría, maravilla, admiración, gratitud, paz y amor. ¿Quién no sería
un mejor ser humano, dada tal transformación de percepción?
Cuando ya no se cree en el flujo del pensamiento, el ser humano dirigido
por el ego se vuelve un ser humano dirigido por la divinidad. El personaje
tiene un nuevo maestro. Cuando esto sucede, lo que queda en la mente son:

1. Pensamientos egoicos residuales, que son generalmente descartados.


Puede siempre haber algunos pensamientos egoicos en el flujo del
pensamiento, pero aquellos que permanecen sostienen muy poca influencia y
tienen poco efecto. Continúan en segundo plano, como una estación de radio
mal sintonizada y poco interesante. Ponerle atención a esa estación la
sintoniza, mientras que ignorarla no.
Sin embargo, nadie está perfectamente fuera de sintonización, ya que
cualquiera puede ser atrapado por el ego otra vez. El ego es una fuerza
poderosa en la existencia humana. Justo cuando piensas que se extinguió o se
tornó impotente, puede renacer bajo una nueva identidad. El “yo” que solía
ser infeliz o de poco valor puede volverse “espiritual”, “iluminado”,
“despierto” o mejorado de alguna otra manera. Pero sigue siendo el “yo”.
Puede ser una identidad nueva, mejor y más sutil, pero sigue siendo una
identidad.

2. Pensamientos neutros, que son en su mayoría comentarios de lo obvio.


Cuando tu mente está limpia de más pensamientos egoicos nocivos, notarás
cuánto comenta de lo que ya está sucediendo y que ya es sabido, como si te
estuviera diciendo algo que no sabes ya: “Se nos acabó la leche”. “Ella no me
vio”. “El cielo está realmente azul hoy”. “Necesito cepillarme los dientes”.
“Está oscureciendo”. “Es hora de sacar a pasear al perro”. No necesitabas
tener esos pensamientos para saber esas cosas. Pero tales cosas son
inofensivas, en cuanto a que no alborotan sentimientos negativos. Son a
menudo los tipos de cosas que la gente comparte para ser sociable o
comunicar información.
3. Pensamientos positivos que expresan el amor, la gratitud y la felicidad
que fluye a través de ti desde el ser divino: “¡Qué hermoso día hace hoy!”.
“¡Estoy tan feliz de descubrir esto!”. “¡Éste es el vestido perfecto!”. “¡Me
encantó cómo dijiste eso!”. “Esa ha sido la mejor lasaña del mundo”. “No
puedo agradecerte lo suficiente”. “¡Me encanta esto!”.
Aunque es natural querer expresar la alegría y el amor que el ser divino
siente, incluso tales expresiones positivas pueden ser usadas por el ego para
sentirse especial, siendo la implicación: “¿A poco no soy maravilloso por ser
tan amoroso? ¿Apoco no soy asombroso por crear una gran vida?”. Si te
sientes en un subidón, es probablemente el ego, ya que el sello del ser divino
es ecuanimidad. Su felicidad es más sutil y no necesita ser anunciado a los
demás.

4. Pensamientos humorísticos. Una mente más vacía te permite tomar la


vida, incluyendo al ego, de manera más ligera y disfrutarle. Puedes
descubrirte haciendo observaciones graciosas acerca de la vida y el ego.
Cuando la gente dice, “La gente es graciosa”, están apuntando a este tipo de
buen humor.

5. Pensamientos que estás eligiendo conscientemente para pensar ya que


sirve para algún propósito. Más que la mente egoica usándote, tú estás
usando a la mente como está destinada para ser usada, como una herramienta
para el pensamiento inteligente. La mente racional es un regalo inmenso y un
gran placer para experimentar, y estás destinado a usarla y disfrutarla. Puedes
usarla para explorar un sentimiento, examinar si algo es verdadero, estudiar
algo, explorar una idea creativa o una posibilidad, considerar cómo podrías
hacer algo, preguntarte por qué algo es de la manera que es, o encontrar una
solución a algún problema práctico.
La diferencia entre estos tipos prácticos o exploratorios de los
pensamientos y el pensamiento dirigido por el ego es que pensarlos sirve a un
propósito, y están ausentes de “yo” y de un plan egoico. Puedes sentir la
diferencia entre pensamientos prácticos o exploratorios y aquellos que
pertenecen a la voz en tu cabeza. Si por alguna razón, pensar te hace sentir
mal, puedes estar seguro que el ego está detrás de esos pensamientos y ha
secuestrado el proceso racional del pensamiento.

En la mente de todos, los pensamientos egoicos se mezclan con los


pensamientos más racionales, neutrales y positivos. Como resultado, estar
envuelto en cualquier tipo de actividad mental intelectual o racional puede ser
una pendiente resbaladiza, aterrizándote en el pensamiento basado en el ego
de manera inesperada e inconsciente. La línea puede fácilmente tornarse
borrosa entre lo racional y lo irracional, mientras la mente va del pensador
objetivo hacia el quejumbroso llorón, juez o el que culpa a otros. Por
ejemplo, algo tan ordinario como comprar un boleto de avión puede tornarse
en un despotrique contra las aerolíneas y una experiencia de “pobre de mí,
nunca me sale nada bien”. El ego puede usar cualquier tipo de actividad
mental para arrastrarte a su mundo de insatisfacción.
Los tipos de individuos intelectuales o más racionales están en algo de
ventaja manteniendo al ego a raya, ya que sus mentes siempre están tan llenas
de pensamientos intelectuales, dejando menos espacio para la voz del ego.
Los tipos racionales también ven más claramente que la mayoría que esta voz
es ilógica y emocionalmente inflamatoria, y entonces, no caen fácilmente en
su trampa. Sin embargo, el inconveniente es que los tipos más intelectuales y
racionales pueden tener dificultad para salirse de su mente hacia su cuerpo y
sus sentidos. Así que, aunque estos individuos pueden no ser sorprendidos
por la mente egoica tan fácilmente como otros, podrían no estar muy
presentes o darle crédito al reino sutil del ser divino o confiar en él. Como
resultado, experimentar la Presencia y su guía puede ser un mayor reto para
ellos.
Los tipos racionales a menudo equiparan el reino más sutil e intuitivo
que algunos llaman transracional, con el mundo de emoción e irracionalidad
del ego. Este malentendido puede evitar que estén abiertos a una manera más
rica de experimentar la vida que a través de su intelecto. Los tipos racionales
a menudo no llegan más allá de este malentendido sin el “don” del
sufrimiento o algún otro evento que les abra los ojos, tal como una
experiencia cercana a la muerte o alguna otra experiencia psíquica o
espiritual.
Cuando la mente está siendo usada inteligente y funcionalmente, es en
realidad el ser divino el que lo está usando. El ser divino ha usado tu mente
de esta manera infinidad de veces a lo largo de tu vida, ya que el ser divino es
lo que está viviendo tu vida. El ser divino se hace a un lado a veces y te deja
seguir los deseos e ideas del ego si así lo eliges. Pero cuando no estás
haciendo eso, estás haciendo lo que el ser divino está moviéndote a hacer. El
ser divino no está separado de ti o de tu vida de ninguna manera. Es la vida
misma viviendo a través de ti cuando se lo permites. Cuando estás alineado
con el ser divino de esta manera, estás siguiendo tu Corazón.
Seguir Tu Corazón

Todos saben que lo que significa seguir tu corazón. Es una expresión común
y una experiencia diaria. Muchas veces al día, incluso en las vidas
conducidas por el ego, la gente sigue su Corazón. No pueden evitarlo porque
el Corazón es muy irresistible. Te mueve, te jala, te dirige, te motiva, y te
inspira – sin palabras. Por ejemplo, incluso la persona más ensimismada
puede de pronto, sin pensarlo, detenerse en medio de la prisa hacia algún
lugar y darle un poco de dinero a una persona sin hogar.
El Corazón al que me refiero es el corazón espiritual. No es algo
apagado en alguna otra dimensión sino aquí mismo y es experimentado por
todos. El corazón espiritual no tiene nada qué ver con emociones difíciles del
corazón humano, que son el resultado de creer tus pensamientos. Las
emociones del corazón espiritual, si se les puede llamar así, son amor, alegría,
gratitud y paz. Éstas no son emociones en el sentido usual sino cualidades del
ser divino e indicadores de estar alineados con él. Siempre que el ser divino
esté operando a través tuyo, sientes amor, alegría, gratitud y paz, aunque a
menudo muy sutilmente.
Cuando la gente experimenta que se abre su corazón, este es el corazón
espiritual y la experiencia de la Presencia. Así como “sigue tu corazón”, la
gente sabe por lo general lo que es un corazón abierto. Es la experiencia de
sentirse amoroso, aceptando, compasivo y abierto a la vida y a otros. Una
experiencia profunda de un corazón abierto está acompañado, a veces, por
lágrimas que se sienten bien y purificantes.
Aunque el Corazón es a menudo anulado por la mente egoica, cuando se
sigue al Corazón, la recompensa son buenos sentimientos y resultados
positivos. Es el Corazón el que saca a la gente del trance egoico, ya que el
Corazón es la alternativa a escuchar la voz en tu cabeza y una elección mucho
más gratificante. Eventualmente, la gente se da cuenta de que el Corazón es
el maestro verdadero y confiable.
Seguir al Corazón puede ser desafiante porque el Corazón no se
comunica en palabras, sino a través del cuerpo. Lo hace a través de:

• Impulsos a actuar,

• Una sensación de “sí” o exactitud acerca de una dirección particular,

• Motivación y entusiasmo por una dirección particular,

• Ideas inspiradas, y

• Acciones espontáneas que sólo suceden sin pensamiento.

De estas maneras, el Corazón te muestra qué camino tomar y qué camino no


tomar. El Corazón también se comunica por medio de eventos y personas que
aparecen en tu vida con oportunidades, trabajos, información, regalos, dinero,
relaciones, ideas creativas, ayuda, ánimo y otras formas de apoyo. El Corazón
también puede comunicarse al quitar algo: un empleo, un cónyuge, una
capacidad, una casa, o alguna otra parte valiosa de tu vida. Quitar algo de tu
vida puede ser necesario para dirigir tu vida en una nueva dirección.
Si examinas las cosas que haces durante el día, te das cuenta de que
muchas de tus acciones son inspiradas o espontáneas y que estas acciones son
lo más tranquilo, productivo y satisfactorio de tu día. Conforme tu ser
humano se vuelve más purificado de ego, estos tipos de acciones llenarán
más tu día.
Las acciones seguidas desde tu mente pueden ser productivas, pero con
frecuencia no se sienten tranquilas, disfrutables o satisfactorias. También
pueden no llevarte a nada más que alcanzar ciertas metas egoicas. Las
acciones que se siguen desde el ser divino, por otro lado, apoyan a un plan
más grande, uno que es profundamente satisfactorio y gratificante cuando se
le sigue.
Este plan es el propósito de tu vida, y este propósito también sirve al
Todo de algún modo, a menudo misterioso. Sabes cuándo estás alineado con
el propósito de tu vida por los sentimientos de alegría, paz, plenitud y
satisfacción. Sabes cuándo no lo estás por la depresión o una insatisfacción
general con tu vida. Sin embargo, esto es complicado, porque la naturaleza
del ego es estar insatisfecho. Entonces incluso si estás cumpliendo con tu
propósito de vida, si estás escuchando mucho a tu mente egoica,
probablemente estarás muy insatisfecho. De todos modos, es muy probable
que si estás involucrado con el ego a ese grado, tampoco estás alineado con el
propósito de tu vida.
Si estás alineado, habrá un salto en tu paso, una sensación de alivio, una
emoción acerca de la vida, y un sentimiento de bienestar en lo que estás
haciendo, lo cual te apuntalará incluso si otras cosas en tu vida son
desafiantes. La belleza de estar alineado con el ser divino es que disfrutas lo
que estás haciendo, estás satisfecho por ello y tienes el valor para superar
cualquier obstáculo relacionado o no a ello. Y cuando te sientes así de bien,
no estás tan propenso a ceder ante la negatividad de la mente egoica.
Lo opuesto también es verdadero, por supuesto: Cuando no estás
alineado con el propósito de tu vida, te sientes insatisfecho y posiblemente
deprimido. Esto te hace vulnerable a otros pensamientos y sentimientos
negativos, y susceptible a conductas adictivas. Esto, a su vez, te hace más
sujeto a la negatividad.
A menudo, este ciclo negativo se rompe como resultado de algún tipo de
crisis: perder un empleo, ser abandonado por el cónyuge, enfermarse o perder
dinero. Cualquiera de éstas puede ser una llamada a despertar del ser divino y
una oportunidad para reconstruir tu vida de nuevo. Cuando las estructuras en
tu vida se desmoronan, esa es la experiencia correcta. Las cosas cambian
porque es tiempo de que cambien. Cuando tales cosas suceden, tienes que
estar dispuesto a verlas como una oportunidad para que algo nuevo nazca y
sea creado por ti.
Cuando las estructuras se deshacen, es importante preguntar, “¿Qué
quiero en realidad? ¿Qué es realmente importante para mí? ¿Qué me
emociona y me interesa? ¿Dónde está mi alegría?”. Estos tipos de preguntas
te señalan al deseo de tu Corazón.
Dos cosas están sucediendo en cualquier momento: Lo que tu ego desea
y lo que tú Corazón desea. Pueden o no ser lo mismo. En momentos de crisis,
tu ego probablemente quiere que lo que sea que se perdió que no esté perdido
o que sea reemplazado. Pero querer lo que la vida se ha llevado es un
desperdicio de energía. Si las cosas están cambiando, entonces eso debe ser
lo que el Corazón quiere.
Así que cuando las estructuras se desbaratan, también es tiempo de
preguntar, “¿Qué es lo que la vida quiere?” y mira a dónde puede estarte
apuntando la vida después. Dados los cambios, ¿qué es posible ahora que no
era posible antes? ¿A dónde va el flujo? ¿Qué se está mostrando en el flujo?
¿Qué eventos? ¿Qué oportunidades? ¿Qué impulsos e inspiración? ¿Qué
información? ¿Qué gente? Esas cosas son cómo el ser divino te apunta a lo
que sigue.
Momento a momento, el ser divino revela su plan. Puede que tengas que
poner mucha atención para ver que algo nuevo se está desenvolviendo, y
puede tomar un tiempo para que el nuevo camino o una nueva vida sea
revelada. Pero al “seguir las migajas” momento a momento, el camino se
revela y la nueva vida que está tratando de nacer se volverá más evidente.
¿No es así como la vida siempre se ha desenvuelto? Nunca has sabido a
dónde va tu vida. Tú sigues este pensamiento, ese impulso, esta oportunidad,
aquel sentimiento, esta intuición, esa inspiración, esta información, aquella
persona. Luego, un día, ves por qué hiciste todas esas cosas. Te estaban
llevando a algún lugar; simplemente no te dabas cuenta en ese momento.
Los pensamientos pueden o no ser un problema en este proceso de
descubrimiento. Las ideas acerca de lo que deberías hacer pueden desviar o
ralentizar el proceso, pero la vida tiene una manera de regresarte al camino
incluso si tu mente está tratando de llevarte a alguna otra parte. La mayoría
de las personas tienen suficiente contacto con su ser divino como para vivir
alguna versión de su propósito de vida. Este propósito puede haber sido
comprometido de alguna manera por la mente egoica, pero la mayoría de la
gente es capaz de cumplir con su propósito de vida en cierto grado dentro de
las estructuras co-creadas por la mente egoica y el ser divino.
Las vidas de la mayoría de las personas son una co-creación entre el ego
y el ser divino. Al grado que la vida de uno refleja el ser divino más que el
ego, será más feliz, más fácil y más satisfactorio. Aquellos que eligen en
contra del flujo divino, sin embargo, se encontrarán corriendo en dirección a
más de lo que le corresponde de dificultades, frustraciones y bloqueos. El ser
divino tiene maneras de llevar a cabo su plan a pesar del ego, y usará crisis,
bloqueos y otras dificultades para hacerlo.
Para una mente más racional, la idea de que una inteligencia mayor está
detrás de la vida y dándole forma, parece extremadamente irracional e incluso
absurda. La gente no siempre tiene lo que merece, e igual de seguido, las
cosas se caen, sin motivo, en el regazo de las personas. Para la mente, la vida
parece irracional, fortuita, y fuera de control. Pero la mente no está privada
del panorama general. Si así fuera, vería inteligencia magnífica.
Definitivamente no estás en control de los resultados en tu vida ni
tampoco lo está nadie más, pero no porque la vida sea fortuita o irrelevante.
Algo más aparte de tu voluntad está jalando los hilos, y afortunadamente, es
muy sabio y sabe exactamente lo que todos necesitan para cumplir sus partes
en el Todo. A veces, la vida reparte favores y otras retos, pero todo lo que
sucede está diseñado para el bien mayor del Todo y para ayudarte a cumplir
tu propósito de vida y aprender lo que sea que necesites para tu evolución.
Hay una inteligencia detrás de las aparentes desigualdades y la aleatoriedad
de la vida y una razón por la que las cosas suceden como lo hacen.
Confiar en esto te ayudará a conducir los momentos más difíciles, ya
que serás capaz de ver el bien incluso en la adversidad. Incluso si la vida no
fuera de esta manera, creer esto, sería útil. Una actitud positiva es muy
importante en la vida. No importa lo que la vida reparta, si te enfocas en lo
que tienes más que en lo que has perdido, te irá mucho mejor. La verdad es
que siempre tienes mucho. Más aún, la vida aborrece el vacío y seguramente
traerá algo nuevo para llenar cualquier pérdida. Sin embargo, tienes que estar
dispuesto a ver la Gracia en cada evento, o podrías no darte cuenta de ello. La
vida tiene un plan para cada uno. Si tú crees eso y buscas lo que pueda ser,
tienes mucha más oportunidad de alinearte con ella y ser feliz.
He aquí algunas cosas por entender acerca del propósito de vida:

• Descubrirás tu propósito de vida y lo cumplirás haciendo lo que amas y


para lo que tienes un talento natural y una personalidad.

• El personaje que estás interpretando fue diseñado para este propósito y se le


ha dado toda la programación necesaria.

• Tu propósito de vida no es necesariamente lo que haces en el trabajo o


como tu carrera. Puede estar relacionado con un talento o pasatiempo,
avanzar en conocimiento o compartirlo, manifestar o resolver un problema
para la sociedad, crecer emocionalmente, sanar un asunto o herida
psicológica, ser un sanador, avanzar espiritualmente, hacer una contribución
práctica a la sociedad, criar hijos, aprender a amar, inventar o crear algo,
servir a otros, traer nuevas ideas a la sociedad o a un campo de esfuerzo, o
balancear deuda kármica. Esta lista es de ninguna manera limitativa, ya que el
propósito de la vida puede también relacionarse al aprendizaje de cualquier
cantidad de lecciones y desarrollo de ciertos tratados y capacidades que son
parte de tu evolución como un ser humano.

• Puedes cumplir tu propósito de vida sin jamás darte cuenta cuál es.

• Si no estás cumpliendo tu propósito de vida, te sentirás infeliz, insatisfecho


o deprimido, a menos que sea algo que no esté destinado a ser cumplido sino
hasta después.

• Si tu propósito de vida no está cumplido hasta más tarde en la vida,


entonces lo que haces antes en tu vida seguramente te llevará a ello, y eso
será cumplirlo a su manera.

• Hiciste acuerdos pre-vida con ciertas almas para ayudarte con tu propósito
de vida, y acordaste ayudar a ciertos otros con las suyas. Cuando es el tiempo
correcto, conocerás a esos individuos y eso se sentirá muy especial.

• Tu propósito de vida se desenvolverá a su tiempo. Hay un plan, y está en las


manos de Dios. Todo es cuestión de tiempo. Se llama a la paciencia y la
confianza para esto.
La Personalidad Purificada

Al hablar de purificar al ser humano del ego, desafortunadamente las


palabras puro e impuro implican bueno y malo, y perfección e imperfección,
que no es mi intención. Como he dicho antes, el ser humano nunca será
perfecto, y no hay nada malo con el ego. Está creado por Dios para servir a
un propósito y lo hace muy bien.
Decir que la humanidad necesita trascender el ego ahora no es decir que
el ego es malo o malvado. El ego es lo que es y es como está destinado a ser.
Pero para que la humanidad evolucione más rápido, lo cual es necesario
ahora, el ego necesita pasar al asiento trasero. El propósito de esta enseñanza
es apoyar esa evolución, no para que te juzgues a ti o a otros por el ego que tú
y otros no pueden evitar sino para tenerlo en la medida en que lo tienen.
¿Cómo sería tu personalidad si estuviera más purificada del ego? Otra
manera de preguntar esto es: ¿Cómo sería tu mejor ser humano? La pregunta
no es cómo sería el ser humano perfecto, sino tu mejor ser, dada tu
personalidad. No hay un ser humano ideal. Lo mejor que puedes hacer es ser
la mejor versión posible del ser que fuiste programado a ser.
Para descubrir cómo sería tu mejor versión de ser humano, toma un
momento para considerar cómo te describirías a ti mismo. Escribe esos
descriptores en un papel. Por ejemplo, pudiste haber descrito algo como
voluble, imaginativo, cauteloso, responsable, perfeccionista, sensible, no
asertivo, tímido, trabajador e impaciente.
Al examinar las palabras que se te ocurrieron de ti mismo, ¿cuántas
están en realidad describiendo el ser egoico y no tu mejor versión de ser
humano? Por ejemplo, si tu personalidad estuviera más purificada del ego,
podrías no describirte como tímido, ya que eso implica algo de ansiedad o
temor. Introvertido o privado podrían ser mejores palabras. Voluble,
impaciente, no asertivo y perfeccionista son otros ejemplos de descripciones
de tu ser egoico; mientras que responsable, trabajador, cauteloso, sensible e
imaginativo son mejores descriptores de tu mejor ser.
Los descriptores negativos son áreas de tu personalidad donde el ego
está distorsionando un potencial positivo. Tener más claro dónde se está
escondiendo el ego en tu propia personalidad puede ser muy útil. La timidez,
por ejemplo, no es en realidad una falla; es introversión con un grado de
temor. De la misma manera, la no asertividad no es en realidad una falla; es
asertividad distorsionada y bloqueada por miedo. Examinar de qué se trata
ese miedo puede ser literalmente iluminante, ya que disolver ese miedo puede
hacer más espacio para que la luz divina inunde la personalidad, el personaje.
No se necesita examinar tan profundamente cada descriptor negativo
para soltarlo de la distorsión del ego. A veces, volverte consciente de la
presencia del ego es todo lo que se requiere. Por ejemplo, una vez que eres
consciente de que la arrogancia es confianza distorsionada, puedes estar
pendiente de cualquier arrogancia cuando notes que te sientes o estás
expresando algo que se parece a la confianza. Puedes preguntarte dónde se
posiciona, en ese espectro de confianza contra arrogancia, lo que estás
sintiendo o expresando.
Observa cómo el ego puede tomar un sentimiento de confianza y
tornarlo en jactancia, o cómo puede tornar amor en asfixia, precaución en
miedo, compasión en pesar, o entusiasmo en grandiosidad. Una vez que estás
sintonizado en la posibilidad de la distorsión del ego, puedes volverte bueno
en cachar al ego en acción, y luego hacer otra elección.
Hay un número de rasgos de la personalidad listados debajo. Puedes
agregar algunos de los tuyos conforme se te ocurren. En un momento dado,
puedes preguntarte dónde estás en un espectro particular. El lenguaje hace
que parezcas que estás, por ejemplo, ya sea confiado o no, arrogante o no.
Pero la verdad es que hay muchas tonalidades de gris que no están
representadas por una palabra y su opuesto. Las dos palabras marcan
meramente los límites de un espectro.
He aquí una lista de versiones purificadas y no purificadas de un número
de rasgos de la personalidad, en otras palabras, algunos espectros de rasgos
de personalidad:

perseverante . . . . . obstinado
comunicativo . . . . . verboso o chismoso
extrovertido . . . . . narcisista
expresivo . . . . . rimbombante
entusiasta . . . . . pomposo
vivaz . . . . . desagradable o ruidoso
amante de la diversión . . . . . indulgente
privado . . . . . retirado o reservado
de trato fácil . . . . . influenciable o pasivo
empático . . . . . hipersensible
dador y generoso . . . . . víctima o mártir
atento . . . . . asfixiante
bueno . . . . . necesitado o falso
cuidador . . . . . perdido en otros
compasivo . . . . . afligido
asertivo . . . . . agresivo
dominante . . . . . tirano o mandón
valiente . . . . . temerario
confiado . . . . . poco realista
fuerte . . . . . intimidador
meticuloso . . . . . compulsivo
responsable . . . . . trabajador obsesivo
discernidor . . . . . juicioso
cuidadoso y cauteloso . . . . . temeroso
flexible . . . . . voluble

¡El ser humano cuando se purifica del ego es bastante maravilloso! Todos
son esencialmente divinos, y cuando se despojan del ego, no queda más que
el resplandor divino a través del personaje. El lado negativo de la humanidad
es simplemente una distorsión o impureza causada por el ego.
Cada rasgo negativo surge de un impulso positivo. El trabajador
obsesivo, la madre asfixiante, la víctima, el intimidador, el juez, el tirano, el
chismoso y el adicto, están haciendo lo mejor que pueden para hacer lo
correcto. Están haciendo lo mejor para tratar de ser felices. Incluso matar o
dañar a otros puede entenderse como un amor profundamente distorsionado,
aunque amor propio – un intento de auto preservación.
Mucha de la literatura de autoayuda está orientada a purificar la
personalidad y enaltecer la vida de uno, y eso es una bendición para todos: La
luz Divina puede entrar en una mente positiva más fácilmente que en una
negativa y un mejor yo hace un mejor ciudadano, amigo, amante y padre. El
grado en que esa autoayuda haga posible aceptarte y eventualmente descubrir
que tú eres el ser divino, la autoayuda es útil. En la medida que esa autoayuda
apoye al ego fomentando el rechazo de las imperfecciones humanas de uno y
haya preocupación por perfeccionar el falso ser, puede interferir en el
contacto con la verdadera perfección: el ser divino.
A menudo, la autoayuda no llega muy lejos. La razón real para purificar
la personalidad del ego – para ser tu mejor versión del ser – no es ganar
confianza, éxito o incluso felicidad para ti, aunque bien puedes hacer eso,
pero para hacer de este mundo uno mejor. Para dar lugar a una
transformación más profunda dentro de ti y en el mundo, el egocentrismo que
promueve la autoayuda debe ser trascendido. Puede ocurrir una
transformación más profunda una vez que ves que quien tú eres no es el
personaje que es y siempre será imperfecto, sino en realidad el ser divino
vestido de eso. Una vez que te das cuenta de esto, el ser divino puede
encarnarse más completamente. Entonces, te vuelves naturalmente el
maravilloso ser humano que estabas tan duro tratando de ser.
Hay un tiempo para todo, y hay tiempo para mejorar al ser humano. El
punto es que una vez que el divino se encarna más completamente, el
esfuerzo para volverse un mejor ser humano no se requiere en la medida de
antes porque sólo eres un mejor ser humano, al menos la mayor parte del
tiempo.
There is a time for everything, and there is a time for improving the
human self. The point is that once the divine incarnates more fully, the effort
to become a better human being is not required to the extent it was because
you just are a better human being, at least most of the time.
Trampas en el Camino Espiritual

En servicio de entender este gran misterio de encarnación divina, o


incorporación, puede ser útil estar consciente de algunas de las trampas en el
camino espiritual. Para comenzar, aunque se requieren esfuerzo y vigilancia
respecto al ego para despertar de él, demasiada lucha y empuje para liberarse
del ego puede ser una trampa. Presionar y luchar respecto al alcance
espiritual, como con todo lo demás, es una señal de ego. El ego presiona para
alcanzar algún estado perfeccionado que imagina que existe, y de esta
manera, continúa causando sufrimiento.
Nunca estarás perfectamente libre del ego. En cualquier momento, un
residuo de ego puede encontrarse siempre, si acaso en semilla potencial. Si
vas buscando al ego en tu habla y tu conducta, serás capaz de encontrarle un
poco, si no mucho. ¡Encontrarlo en otros es especialmente fácil! Sí ándate
atento al ego, pero por favor ten cuidado de no tornar esta enseñanza en una
razón para ser juicioso de ti mismo o de otros o justos. Eso de seguro
significaría que tu ego está de vuelta a cargo.
El ego es programación, de lo cual necesitas un poco. Mientras estés en
forma humana, las fallas implicadas en esta programación tienen que ser
aceptadas y soportadas. Incluso cuando mucho de tu ego se ha ido, no
siempre serás paciente, no siempre serás amable, no siempre serás sensible,
no siempre serás valiente, y no siempre hablarás desde la más grande verdad.
Haz lo mejor que puedas para ser tu ser divino en el mundo, y ámate incluso
cuando falles. Y ama a otros incluso cuando ellos fallen. A veces, lo mejor y
lo único que puedes hacer es perdonar tus imperfecciones y aquellas de otros
y sigue tratando de hacer lo mejor.
Otra trampa es ir demasiado lejos en la dirección opuesta: Puedes ser
indulgente con tus malos hábitos, adicciones e imperfecciones porque te das
cuenta que no tienen nada qué ver con quien realmente eres. Algunos que
tienen poco entendimiento espiritual o que han tenido alguna comprensión de
la verdad pierden interés en refinar su personalidad o no les importa cómo se
comportan o qué impacto pueden tener en los demás. Han visto la verdad
acerca de la naturaleza de la realidad, y para ellos, puede parecer que lo que
hagan y como se comporten no importa. ¡Pero sí importa!
Si estás siendo despectivo, desinteresado o insensible para con otros en
tu vida diaria, necesitas mirar eso y no sólo barrerlo como “Esa es sólo mi
personalidad” o “Ese es su problema” o “Todo es una ilusión”. Cualquier
indiferencia acerca de cómo te comportas o no ser amable con los demás es
una señal de que el ego está nuevamente a cargo. Tal indiferencia no significa
desapego o libertad espiritual, sino más bien el ego corrompiendo el
entendimiento espiritual o cooptando en el logro espiritual de uno.
Algunos de los que han tenido una comprensión profunda de la verdad
se sienten que han trascendido la experiencia humana por completo. Pueden
dejar de referirse a ellos en primera persona, como si su cuerpo-mente no
tuviera nada qué ver con ellos. Por ejemplo, pueden decir, “Este cuerpo tiene
sed” o “Desde aquí, la experiencia es…”. Aunque este lenguaje puede
representar su experiencia más exactamente que el lenguaje usual, no
participar en el lenguaje común es una manera sutil del ego de expresar una
sensación de superioridad y crea una separación de otros y de la vida.
Algunas personas nunca pasan más allá de esta etapa porque creen que han
alcanzado el estado de iluminación final, ya que el desapego extremo del
mundo puede sentirse así para aquellos que experimentan esto.
Aunque tal desapego es un gran alivio para el sufrimiento humano,
cualquier ausencia de interés en el mundo y ausencia de consternación por
otros refleja una ausencia de integración espiritual. El estado integrado es uno
de compasión y profundo amor por la vida en todas sus manifestaciones.
Hasta que el divino es encarnado tan completamente como sea posible y la
vida sea totalmente aceptada, la experiencia humana no está completa. Has
llevado a cabo un nacimiento para ser tanto humano como divino.
Otra trampa es la ostentación espiritual, o pretender que aceptas, que
eres amoroso y que estás en paz cuando no es así. Muchos tienen alguna
familiaridad con la Presencia y han tenido vislumbres de la realidad más
profunda como resultado de experiencias espirituales o meditación. Cuando
eso se pierde o se oscurece por el ego, pueden tratar de dar la impresión, ya
sea con sus acciones o con su diálogo, de que siguen en contacto con la
Presencia.
Algunos pueden sentir la necesidad de fingir esto debido a alguna
confusión acerca de la diferencia entre estas experiencias y la
autorrealización. Aunque las experiencias de la Presencia y las experiencias
espirituales a menudo tienen profundo impacto en la vida de uno, incluso
posiblemente cambiando el curso de la vida de uno, son temporales y no
resultan en un cambio permanente a la Presencia como la identidad esencial
de uno, como lo hace la autorrealización. Lo que hacen estas experiencias es
dar a la gente una probadita de la Presencia y su realidad más profunda,
inspira a las personas a perseguir la vida espiritual y pavimenta el camino
para una realización más permanente.
La autorrealización o despertar, es un cambio permanente en la
identidad a aquella del ser divino. Con la autorrealización, no puedes seguir
creyéndote el falso ser sino que estás firmemente sentado en el ser divino. La
autorrealización es comprender tu identidad esencial como Presencia y saber
esto de manera inquebrantable, más allá de cualquier duda. No es una
realización intelectual, lo cual es común confundir.
La autorrealización no puede ser alcanzada por la mente a través de
ningún tipo de examen o entendimiento. No puede ser lograda por ti para
nada. Tú no logras nada. La realización es darte cuenta que el tú que tú
pensabas que eras nunca existió en primer lugar. Aunque las prácticas
espirituales preparan el terreno para la autorrealización, es la Gracia la que la
proporciona cuando es el tiempo correcto. Una vez que has alcanzado la
realización, ésta no te deja.
Sólo para estar claros, la autorrealización o despertar es tan sólo el
comienzo de lo que estoy llamando el proceso de iluminación, lo cual trae
cada vez más luz divina al cuerpo. Por supuesto, la luz divina se filtra en el
ser humano antes de la autorrealización, pero este proceso se acelera
significativamente después de la autorrealización.
El proceso de iluminación es paralelo al proceso en que uno se suelta de
su flujo del pensamiento y se vacían los pensamientos del flujo del
pensamiento. Este vaciado hace espacio para que el ser divino se exprese a sí
mismo a través del humano. El proceso de iluminación es el proceso de la
encarnación divina, o incorporación del ser divino. La iluminación, en sí,
como la estoy definiendo, es la finalización de ese proceso.
Desafortunadamente, estos términos no son usados consistentemente por los
buscadores espirituales o incluso por muchos maestros espirituales. Entonces
abunda la confusión.
Otra diferencia entre una experiencia espiritual y la autorrealización es
que generalmente no serías capaz de funcionar en el estado que estás durante
una experiencia espiritual si ese estado continuara. Sin embargo, después de
la autorrealización, el estado en que permaneces – la Presencia – es muy
ordinario y muy funcional. Es tu estado natural, no un estado alterado de
consciencia.
Justo como aquellos que han tenido alguna experiencia de la Presencia
podrían imitar estar en la Presencia cuando no lo están, los buscadores
espirituales que no han tenido tal experiencia pueden tratar de imitar a
aquellos que sí. Muchos han estudiado a fondo las enseñanzas lo suficiente y
se han sentado con suficientes maestros para saber cómo alguien que está
despierto o autorrealizado habla y se comporta, y pueden tratar de actuar
como de acuerdo a eso.
Muchas de las prácticas dadas por maestros espirituales, tales como las
prácticas de gratitud y bondad amorosa, son en realidad descripciones de lo
que hace naturalmente alguien autorrealizado. Sin embargo, realizar estas
prácticas no es lo mismo que pretender sentirse de cierta manera. Estas
prácticas espirituales actúan como puentes, que llevan a una experiencia
auténtica de gratitud y amor.
El problema con pretender sentirse agradecido, amoroso, compasivo,
aceptante o en paz cuando no lo estás es que esto no está siendo auténtico.
Cuando estás tratando de actuar de cierto modo, no estás presente. Más bien,
estás tratando de conformarte con una idea en tu mente de cómo piensas que
debería ser. Sólo el ego haría eso, muy probablemente para tratar de ganar
aprobación o respeto. Si estuvieras realmente presente, en vez de tratar de
asemejarte a una idea en tu mente, la gratitud, el amor, la aceptación, la
compasión y la paz estarían ahí genuinamente. Aunque, si actuar
amorosamente es ciertamente preferible que actuar desamorosamente, cuán
mejor será que seas así auténticamente.
Ser auténtico, o ser honesto contigo mismo acerca de lo que está
surgiendo en ti en este momento, ya sea que se trate de ira, aflicción, miedo
o presunción, y estar anhelando mirar eso, es la manera de alcanzar la
personalidad más purificada que alguien esté tratando de fingir. Ser honesto
contigo mismo y traer consciencia a eso arrojará luz en cualquier espacio
ciego donde el ego pueda estarse escondiendo. Como una sombra se dispersa
con la luz, así el ego se disuelve en la luz de la consciencia. Sin embargo, si
no estás siendo auténtico, estás negando cualquier ego que esté ahí y
escondiéndolo de otros. El problema con esto es que un ego no identificado
no puede disolverse.
Ser auténtico no significa actuar en base a tu ego cuando está ahí. Eso
sólo es indulgencia. Ser auténtico significa estar dispuesto a admitir y mirar
cualquier ego que pueda estar acechando en ti. La Presencia es esta
disposición a mirar. Este mirar revela lo que puedes no querer ver de ti
mismo y te libera de ello. Si no estás dispuesto a ser honesto contigo mismo y
mirar – y ser humillado con lo que encuentres – tu desenvolvimiento
espiritual no progresará tan rápido como pudiera.
El proceso de traer más luz divina al cuerpo es uno de humillación
continua. La humildad es un derivado del camino espiritual y es por eso que
la humildad es cultivada en las diversas tradiciones espirituales. Lo que se
humilla es, por supuesto, el ego. Esta humildad, poco a poco, baja al ego de
su percha. Aunque esto duele cuando sucede, el dolor no dura mucho, ya que
la recompensa se vuelve obvia. Esa percha nunca se sintió tan bien, y no
tener que mantener la superioridad propia es un gran alivio. Por lo tanto el
ego es fragmentado, una pretensión o mentira a la vez.
El ser divino está bien con las imperfecciones y el desorden de ser un ser
humano. Ama la experiencia humana. Este es un drama mayor, una dualidad
mayor: humano y divino, aprendiendo a coexistir en una forma, operando
entre otros imperfectos, evolucionando seres humanos. ¡Qué maravilloso reto
se ha puesto a sí mismo el ser divino para probar su metal!
El ser divino nunca es dañado por errores o incluso por los actos más
indecibles. La vida es como una obra de teatro: Los personajes se aman o se
odian uno al otro y, a veces, se matan entre ellos. Y al final de la obra, se
quitan sus vestuarios y, ¡van por un trago! Al final, todos pasaron un buen
rato.
Esto puede sonar insensible para aquellos que sufren tanto en este gran
drama, pero por favor recuerda que tú no sólo eres el actor en el drama, sino
también eres el escritor. Ésta es tu obra. Tú lo estás haciendo todo. Nadie te
está haciendo nada. Tú eres el escritor divino y el actor humano.
La diferencia entre una obra y la vida es que, por el paso de cientos de
vidas, el Divino logra infundir su magnificencia en cada personaje humano
que actúa. Así que a diferencia de los actores en una obra, que siguen
repitiendo el mismo drama, tú evolucionas y te vuelves glorioso para el final
de todas tus vidas. Te vuelves como Cristo, un maestro, libre del ego
“villano” que causó todo el dolor y el sufrimiento. Al final, el ser divino
brilla. La vida tiene un final feliz para todos.
Superar Hábitos y Adicciones

Puedes estar sorprendido de aprender que los malos hábitos y adicciones no


necesariamente deben ser superados para despertar o volverse iluminado. Se
relacionan al condicionamiento de uno y pueden no interferir con su progreso
espiritual si no son muy serios. Obviamente, si una adicción controla tu vida
e interfiere con tu capacidad para funcionar, bloqueará la iluminación y
autorrealización.
Sin embargo, como lo demostró Chogyam Trungpa, incluso el
alcoholismo puede, por lo menos después de algún grado de realización,
coexistir con la iluminación. Aunque, cuán más efectivo pudo haber sido y
cuánto más pudo haber contribuido al mundo si no hubiera sido alcohólico,
nunca se sabrá. Ciertamente, las adicciones a la nicotina y la comida no
impiden que la gente alcance la iluminación. En cualquier evento, los malos
hábitos y las adicciones son propensos a disminuir o desaparecerá por sí sola
mientras la Presencia se vuelva más una realidad viviente.
Todos saben cómo es una adicción. Nadie se escapa de la tendencia del
cuerpo a volverse adicto a la comida y otras sustancias. La adicción a la
comida está estructurada en realidad al animal humano como un mecanismo
de supervivencia. La gente busca y se antoja naturalmente de dulces y
comidas engordadoras, por ejemplo, porque les proveen las calorías
necesarias para sobrevivir.
La adicción a las drogas también está estructurada. Las drogas proveen
cierto alivio y escape del sufrimiento humano, cosa que los humanos anhelan
y a veces necesitan, como en el caso del dolor. Los seres humanos están
programados para buscar alivio del dolor y el sufrimiento, y la naturaleza les
ha provisto de ese alivio en forma de alimentos y plantas medicinales.
Si estás sufriendo por una adicción, no es tu culpa. El cuerpo se vuelve
adicto, y el personaje que estás interpretando puede ser adicto a algunas
cosas, pero tú nunca eres adicto. Incluso en medio de la peor adicción, el ser
divino puede brillar y ser experimentado. En muchos casos, esa es la mejor
esperanza para superar una adicción. La Presencia sana.
Una adicción seria es un proceso de oscurecimiento, ya que la mente y
la atención son tomadas por el antojo y nada más parece importar. Cualquier
proceso de adicción comienza con un nivel de oscuridad, de no iluminación,
alrededor de alguna emoción o experiencia emocional que no ha sido
suficientemente procesada. Un evento que produce fuertes emociones hace a
la gente vulnerable a la adicción. Si esas emociones no son manejadas
apropiadamente, lo cual a menudo sucede por la falta de habilidades para
hacerlo, entonces la adicción puede desarrollase con el fin de sobrellevar esas
emociones reprimidas y emociones en general.
No solo la adicción no es culpa de alguien, tampoco es culpa de alguien
las emociones reprimidas. ¿Cómo podrías tener la culpa de algo que no eres
consciente? La naturaleza del inconsciente es que no eres consciente de ello.
Como sobrellevaste algo es como tu cuerpo lo sobrellevó. En el momento, no
tuviste suficiente consciencia para sobrellevarlo de manera diferente. Aunque
puede ser cierto que, si hubieras tenido más consciencia disponible, habría
habido sanación y evitado la adicción, la verdad es que no pudo haber sido
diferente de como fue.
Esta es una forma indirecta de sugerirte que sueltes toda culpa alrededor
de cualquier adicción que puedas tener. La culpa sólo mantiene a la gente
atada a la adicción. Esta afirmación podría parecer contra intuitiva. ¿Qué no
la culpa mantiene a la gente de hacer lo que está mal? Esa es la línea oficial
pero la culpa es en realidad una de las mejores herramientas del ego.
La culpa es como el ego te mantiene en la línea, acatando sus órdenes.
Si la culpa sirviera al ser divino, eso sería otra cosa, pero la culpa sirve al
ego. A veces, los valores del ego son similares a los del ser divino, en tal caso
la culpa del ego puede parecer una cosa buena. Pero a menudo los valores del
ego son – bueno – del ego y no del ser divino. Están basados en mentiras, en
ideas acerca de cómo deberían ser las cosas.
Como deberían ser las cosas no es como en realidad son. Es por eso que
deberían es una mentira. Debería es un concepto, una idea manufacturada
para mantener a la gente a raya y seguir su condicionamiento. Algún
condicionamiento es verdadero y útil, pero la mayoría no lo es. El
condicionamiento hace que la gente sea inflexible y haga elecciones que
puedan no ser las mejores. Mientras que el Corazón sabe cómo actuar en
cualquier momento, tu condicionamiento no, aunque pretende saberlo.
La culpa es amiga del ego porque te mantiene sintiéndote mal contigo
mismo, y eso mantiene el falso ser en su lugar. Si hay algo que el falso ser es,
es un ser infeliz. La culpa es la manera en que el ego te hace mal y hace que
te sientas indigno de saberte el ser divino que eres. El ego hace esto porque
no quiere que conozcas tu ser divino.
Así es como opera el ego: Te dice que no te dejes llevar por algo y te
avergüenza si lo haces. Pero también es la voz que te motiva a dejarte llevar.
El ego es tanto el juez controlador y el tentador. Causa el problema alentando
la indulgencia, mantiene el problema en su lugar a través de la adicción y la
vergüenza, ofrece soluciones al problema, y luego sabotea esas soluciones
con más tentación y vergüenza.
Cuando Alcohólicos Anónimos pide a la gente rendirse a un poder
mayor, no están pidiendo que la gente se rinda a su verdadero poder y
voluntad, sino a su pequeña voluntad. AA hace esto porque se dan cuenta que
la pequeña voluntad, la voluntad del falso ser, es parte del problema, no parte
de la solución. Al pedirle a la gente que se rinda, todo lo que se les pide es
renunciar a la lucha contra la vida, a renunciar al deseo de que la vida, ellos y
otros sean diferentes. Este rechazo de lo que es, es la pequeña voluntad
oponiéndose a la vida. Es el ego. Tal rechazo de la vida es el error esencial o
malentendido dentro de la humanidad, que necesita ser sanado y es sanado
por la Presencia.
Los asuntos emocionales, que están en la raíz de la adicción, provienen
de sentimientos creados por la resistencia del ego a la vida y la negativa de
aceptar lo que ha sucedido. Por ejemplo, la ira, la tristeza, el arrepentimiento,
el resentimiento, el odio y la culpa vienen esencialmente del mismo
malentendido, la misma declaración de la mente equivocada: “¡Eso no debió
suceder!”. Esta simple percepción errónea, pero que altera la vida, es el
origen de las emociones que llevan a la adicción y la mantienen. Descubrir
esta mentira en el corazón de la vida emocional y rendirte a ella – dejar ir esta
creencia – es central para la recuperación.
Tú no eres el ser que es adicto y tiene creencias y heridas emocionales
erróneas, sino el que es capaz de verlas y sanarlas con compasión y
consciencia. El ser divino es el ser que sana el falso ser, y ningún otro.
¿Cómo podría el falso ser sanarse a sí mismo, y por qué querría hacerlo? El
ego no quiere que descubras a tu ser divino porque entonces se acabaría el
juego; el ego sería derrocado de su posición. Pero, ¿cómo se inserta el ser
divino en esta situación, especialmente cuando alguien está en un estado
profundo de oscuridad?
La única salida, como dicen, es hacia adentro. La salida del dolor
emocional subyacente a la adicción es entrando a ese dolor. Esto se hace, no
reviviendo el dolor como ser humano, sino trayendo la luz de la Presencia o
consciencia a lo que sea que haya sido rechazado porque era demasiado
doloroso para experimentar en ese momento. Comienzas por tan sólo estar
dispuesto a mirar y sentarte con cualesquiera emociones difíciles que se
presentan en tu vida.
La manera para descubrir el dolor pasado y sanarlo es estar en el dolor
actual. Al estar presente a cualesquiera emociones dolorosas surgiendo
actualmente, estás trayendo la Presencia a tu ser emocional, incluyendo todas
las emociones almacenadas del pasado. Estás diciendo a tu inconsciente:
“Estoy dispuesto a reconocer y experimentar mis emociones”. Este es un
mensaje muy diferente del que usualmente se envía al inconsciente.
Cuando el inconsciente recibe este mensaje, libera información hacia tu
mente consciente en forma de imágenes y revelaciones que te ayudarán a
sanar. La emoción que está siendo sanada está conectada a muchos otros
momentos en que sentiste la misma emoción, probablemente incluso por la
misma razón. Entonces, cuando te sientas con una emoción para sanarla,
también la estás sanando en otros momentos cuando no estabas dispuesto a
sentarte con ella. La Presencia sana retroactivamente.
Mientras estás sentado con una emoción, los pensamientos que la
alimentaron, tanto actualmente como en el pasado, serán descubiertos. Verás
que creías muchos pensamientos que no eran verdaderos y cómo esos
pensamientos crearon aquellos sentimientos. Tales creencias erróneas son lo
bastante inocentes, y puedes perdonarte por ellas. Perdónate por tener un ego
que llega a falsas conclusiones y se lastima y se enoja con sus propias
conclusiones. Ten compasión por el ser humano que no conoce una mejor
manera de lidiar con la vida. Pero tú, como ser divino, sí conoces una mejor
manera, mientras estás sentado en la Presencia con el ser humano.
Puedes argumentar que no sabes cómo estar en la Presencia con tus
emociones, pero afortunadamente, estarías equivocado. Todos pueden hacer
esto. No tienes que tener un nivel determinado de maestría espiritual para
estar presente. Todos saben cómo es estar presente; es sólo que no lo eligen
usualmente. Elegir conscientemente estar presente para una emoción es un
acto muy poderoso.
Cuando estás dispuesto a estar presente para una emoción y puedes
elegir hacer esto, el que está haciendo esto es la Presencia. Ya estás ahí, en la
Presencia, una vez que haces el compromiso de sentarte con una emoción. La
disposición es la Presencia. Y, ¿cuán difícil es sentarte con algo? Sentarte con
algo es solo estar con eso y notarlo. Es dejar que todo sea como es y luego
notar cómo, lo que es, se revela a sí mismo de nuevas maneras.
Cuando te sientas con algo, ese algo está siempre cambiando, ya sea el
cielo, un cuerpo, tu perro, un sonido, un árbol, una sensación, un pensamiento
o un sentimiento. Todo en la vida está en constante movimiento. La emoción
con la que te sentaste al comenzar no es la misma emoción con la que estás
sentado minutos o incluso segundos después. Este flujo de cambio, de vida,
es a lo que le das tu atención. Tu atención tiene que estar así de cerca, así de
íntimamente involucrada con lo que es.
Vuélvete curioso, solo mira, y está dispuesto a ver lo que hay ahí. ¿Qué
es esta cosa misteriosa llamada ira o tristeza o desagrado? Este dar de tu
atención, de la Presencia, sana. Hace esto en parte al revelar algo, pero la
atención en sí está sanando en una manera misteriosa e inexplicable.
Hay dos aspectos para sanar un mal hábito o adicción. El primero es lo
que acaba de ser mencionado: Sanar los sentimientos que llevan a la adicción.
Dar tu atención, aceptación y compasión a cualesquiera sentimientos difíciles
que surjan en tu vida. Estos sentimientos son una incursión a otros
sentimientos que podrían también necesitar atención, incluyendo aquellos que
han sido enterrados. Siéntate con lo que sea que estás sintiendo, deja que esos
sentimientos sean como son, experiméntalos e investígalos, y de esta manera
sánalos.
El segundo aspecto de sanar un mal hábito o adicción es trayendo la
consciencia al impulso de complacerlo cuando surge. Trae la Presencia – la
luz de la consciencia – a la mecánica del deseo. Cuando sientas el impulso de
ir por esas galletas, ese cigarro, esa bebida, esa tarjeta de crédito o esa droga,
detente y mira qué es lo que está pasando dentro de ti. Vuélvete curioso de
ese impulso: ¿Cómo se siente? ¿Dónde lo sientes? Si tuviera un color, ¿qué
color sería? Si tuviera una voz, ¿qué diría? Siéntate con ese impulso,
experiméntalo, explóralo y escúchalo. ¿Qué pensamientos hay detrás de él?
¿Cómo te convence a seguirlo?
Es la Presencia que hace este mirar y sólo la Presencia que está
dispuesta a estar con lo que sea que esté sucediendo. Cuando te detienes
incluso por un momento y le das tu atención a lo que está sucediendo dentro
de ti más que moverte inconscientemente hacia el objetivo deseado, como tu
ego te hubiera hecho, algo muy importante sucede: Se crea espacio alrededor
de ese impulso. Dentro de ese espacio está la posibilidad de tomar una
elección diferente de la usual.
Siempre que elijas no complacer la misma elección, el hábito o adicción
se quebranta, se debilita. Cada elección en esa dirección importa. Esas
elecciones se suman y hacen más fácil la siguiente elección. También
demuestran que hay algo más aquí – tu ser divino – que puede elegir
diferente.
Cuando estás completamente identificado con el ser egoico, se siente
como que no tienes elección. Estás a merced de tu deseo. Tú crees que
necesitas lo que sea que quieres, o te estarás perdiendo de algo. Sin embargo,
si puedes detenerte un momento, toma un respiro, y nota si la Presencia está
disponible incluso en ese momento cargado de deseo, serás capaz de ver que
hay otras posibilidades. Detenerse, tomar varios respiros profundos, notar lo
que está sucediendo dentro de ti, estar con el impulso y explorarlo, son todos
medios de traer más Presencia al momento y, con ella, la elección.
Una vez que te das cuenta de que tienes elección, puedes reemplazar la
elección antigua con una más sana. Romper un hábito es mucho más fácil si
lo reemplazas con otra cosa que tratar de no hacer algo. Al reemplazar el
viejo hábito con algo diferente, lo que en realidad estás haciendo es crear un
nuevo hábito más sano. Ese nuevo hábito se sentirá eventualmente tan normal
y satisfactorio como lo hacía el viejo hábito. Algunos ejemplos simples son
reemplazar café con té, fumar con masticar chicle, o comer dulces con comer
una fruta.
Sin embargo, cuando tratas de no hacer algo, la experiencia es una de
carencia. Te imaginas haciendo lo que te gustaría hacer, lo cual te hace querer
hacerlo. Sientes que te estás perdiendo de algo si no lo haces. Pero no lo
estás. Ha habido tantos otros momentos en que no te perdiste ese objeto de
deseo ni tantito.
¿Qué hace un momento de deseo tan poderoso, tan irresistible? ¿Por qué
se siente un impulso, en ocasiones, tan irresistible? La respuesta no es en
realidad tan misteriosa: Si has respondido repetidamente a un deseo en el
pasado, tu cerebro ha sido entrenado para desearlo. Inicialmente, el deseo en
sí, te convence de que necesitas algo. El deseo es un pensamiento que tiene
adjunto a él una sensación de necesidad basada emocionalmente. Si ese deseo
se piensa y se cumple repetidamente, crece en intensidad. Sin embargo, si no
se piensa o cumple, se desvanecerá. Hay muchas y muchas cosas que no
deseas porque no piensas en querer esas cosas.
Si tienes un hábito o adicción que quieres romper, tienes que desentrenar
a tu cerebro no pensando acerca del objeto del deseo y no seguir ese impulso.
Toma consistencia con el tiempo extinguir un deseo, pero esencialmente eso
es todo lo que está implicado en romper un hábito o adicción. Cuando se trata
de deseo, los humanos no son diferentes a las ratas de laboratorio: Las
conductas reforzadas continúan y las que no, no.
No hay nada inherentemente significativo o especial acerca de ningún
deseo. Tus deseos favoritos son simples pensamientos que has pensado y a
los que has respondido muchas, muchas veces. Y eso es todo. Tus deseos no
sostienen la llave a tu felicidad personal. No mejoran tu vida y complacerlos,
ciertamente tampoco. El pequeñito placer que recibes de ellos pasa rápido. Tu
mente racional puede ver esto, pero debido a que el deseo viene de la parte
irracional de la mente, tienes que traer mucha consciencia a tus deseos para
superarlos.
Si puedes pasar más allá del momento en que el impulso se siente más
fuerte, descubrirás que el impulso se desvanece naturalmente, justo como
cualquier pensamiento o sentimiento cuando no es alimentado. Estar presente
a la experiencia del impulso te permite verlo por lo que es. Sólo es un
impulso, no es significativo y pronto desaparecerá. Cualquier idea de que
cumplir tu deseo te hará feliz es una ilusión, un malentendido. La Presencia
puede ayudarte a ver la mentira que es el deseo. La simple consciencia que es
la Presencia puede sanar cualquier área de tu vida y hacer más espacio para
que el ser divino viva como tú.
Conclusión

Tan pronto como piensas o dices “yo”, el personaje cobra vida. Cuanto ego
se exprese por ese personaje en ese momento depende de cuánto estés
identificado con el “yo”. Puede haber sólo el más mínimo ego, justo
suficiente para funcionar e interactuar con otros. Como fragmentos que se
forman brevemente en una nube y luego se disipan, puedes identificarte con
el “yo” sólo muy breve y ligeramente, mientras permaneces sentado en la
Presencia. O algo muy diferente puede ocurrir: Puedes creer completamente
lo que estás diciendo – tú crees que tú eres el personaje – en tal caso, o tienes
perdida temporalmente la Presencia o nunca la encontraste realmente. Éstos
son los dos extremos: la mente completamente iluminada y la mente atrapada
en la ilusión.
Existe otra posibilidad entre estos extremos: Puedes notar al personaje
creyendo, por lo menos a cierto grado, lo que el personaje está diciendo.
Estás involucrado en la obra como el personaje, pero no completamente.
Tienes un pie en el ser humano y otro pie en el ser divino. Lo que nota al
personaje actuando es el ser divino. Un poco de la Presencia está disponible
para el personaje, y eso cambia todo. El grado en que la Presencia está
disponible al personaje es el grado en que el personaje está iluminado. La
Presencia es la luz de la consciencia. Trae la luz de la consciencia a la
oscuridad de la ilusión de un ser separado, la ilusión de que tú eres un
personaje independiente.
Estas posibilidades se relacionan a cuatro etapas en el desarrollo
espiritual. En la primera etapa, tú sólo te ves como el personaje. Tú crees que
ese es quien eres y nunca piensas en cuestionar esto. En esta etapa, el ego está
mayormente a cargo del personaje y la vida del personaje, o al menos intenta
estarlo. No hay consciencia en la parte del personaje de ninguna otra
posibilidad.
En la segunda etapa, la experiencia es una donde vas y vienes entre creer
que eres el personaje y experimentar la Presencia. A través de la meditación y
otras prácticas espirituales o a través de la Gracia, has descubierto la
Presencia, pero sigues sin reconocerte como la Presencia. La Presencia es una
experiencia que tiene el personaje durante la meditación, paseos por la
naturaleza o bailando y dando tamborazos, por ejemplo, pero la Presencia
parece ir y venir. Después de estos vislumbres de tu verdadera naturaleza,
que pueden incluso ser largos, siempre regresas al sentimiento de que tú eres
el personaje. Tu consciencia aún está sentada en el falso ser. Esta es la
experiencia de la mayoría de los buscadores espirituales, que a menudo
describen como “la tengo” y luego “la perdí”.
La tercera etapa, que es el resultado de la autorrealización o despertar, es
reconocerte como la Presencia. En esta etapa, tu consciente está totalmente
sentado en la Presencia, mientras que a veces te descubres identificándote con
el personaje hasta cierto grado. Ocasionalmente puedes involucrarte en hacer
el papel de tu personaje, incluyendo tener sentimientos. Pero incluso
entonces, nunca pierdes de vista el hecho de que estás actuando un papel. Tus
palabras e incluso tus sentimientos pueden sentirse raros como que no son
reales o no son tuyos; y sin embargo, los hablas y pasas por los movimientos
de ser este personaje. Estás simultáneamente consciente de ver la obra de la
vida y participar como el personaje que desempeñas.
En este punto, el grado en que el personaje sufre o causa sufrimiento a
otros es el grado en que la personalidad no ha sido purificada del ego y las
heridas causadas por el ego. Si las cuestiones psicológicas y las heridas están
mayormente sanadas, estar en el personaje no causará mucho sufrimiento. El
ser divino brillará bastante puramente. Por otro lado, si esas heridas no son
sanadas, este personaje aún experimentará algo de sufrimiento y causará
sufrimiento a otros. Por ejemplo, si aún existe algo de temor en ese personaje
debido a abuso infantil, entonces bajo ciertas circunstancias, se detonarán la
ira y otras emociones como mecanismos de defensa.
Esto explica cómo muchas personas pueden estar autorrealizadas y aún
no ser tan felices o libres de emociones o en relaciones difíciles. Algunos
pueden estar autorrealizados pero aún tener mucho qué sanar, en tal caso el
comportamiento del personaje no parecerá tan iluminado. Solamente eres
libre de emociones tanto como seas sanado.
La misma persona aún no sanada puede aún ser capaz de transmitir la
Presencia muy poderosamente a la gente mientras esté en su papel de maestro
espiritual. Una vez que uno está autorrealizado, la capacidad para ser un canal
puro de la Presencia está ahí, y en las circunstancias correctas, puede ser
actualizado. No obstante, en circunstancias más ordinarias, especialmente
cuando esa persona está bajo estrés o es retado por otros, cualquier herida
remanente es propensa a comprometer esa pureza.
La cuarta etapa es iluminación completa, lo cual es bastante raro.
Muchos que han alcanzado esta etapa no están participando mucho en el
mundo. Han pasado por varias etapas y completado el camino humano y
están pasando mucho de su tiempo en otras dimensiones, absortos en
meditación. Muchos de estos individuos son desconocidos por el mundo,
aunque algunos tienen discípulos. Tales individuos pueden haber pasado la
mayor parte de su vida en un estado de iluminación y reclusión o sólo una
parte de ella. No se confunda esta etapa con el estado desintegrado, que es
uno de realización incompleta y escape del mundo. Por otro lado, esta última
etapa puede también vivirse mucho como la tercera.
El viaje de la autorrealización a iluminación completa puede ser uno
muy largo y a menudo no es completado en una vida. Entre más consciencia
se traiga a cualesquiera ideas erróneas remanentes y sentimientos no
encontrados, más rápidamente procede este proceso evolutivo.
Aunque aclarar las nubes que oscurecen la consciencia del cielo azul
continúa aún después de la autorrealización, ese trabajo es mucho más
sencillo una vez que estás establecido en la Presencia, ya que la Presencia
hace todo el trabajo. Desde la Presencia, hay una curiosidad natural acerca de
todo lo que está sucediendo y no hay resistencia a ver la verdad acerca de los
pensamientos y sentimientos, y la verdad puede verse más rápidamente.
Incluso cuando sucede la identificación y las emociones surgen, la Presencia
nota esto. Lentamente, todo este notar desprende las mentiras egoicas y
material inconsciente que continúa surgiendo, hasta que queda muy poco qué
sanar. El resultado es un individuo que está completamente tanto en casa en
su humanidad y en el mundo, pero no de él.
Este es el viaje en que te encuentras, y todo está bien, todo diseñado
especialmente para ti, por ti. Cuando finalmente llegas al final, todo de lo que
se trataba se vuelve claro como el agua, y te regocijas en la magnificencia de
tal plan. La preciosidad del drama humano es finalmente aparente, y todo lo
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Gracia, En el Mundo pero no de Él, La Trilogía de Jesús, Una Vida Heroica,
Confiar en la Vida, Abrazar el Ahora, Abrazar el Ahora y Elegir el Amor.
También es una dotada en intuición con una maestría en asesoramiento
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Del Estrés a la Quietud: Herramientas para la Paz Interior. La mayoría del


estrés se crea por la forma en que pensamos de las cosas. Del Estrés a la
Quietud te ayudará a examinar lo que estás pensando y a cambiar tu relación
con tus pensamientos para que ya no resulten en estrés. Basándose en las
tradiciones de sabiduría, psicología, meditación mindfulness, Pensamiento
Nuevo y la propia experiencia de la autora como maestra y consejera
espiritual, Del Estrés a la Quietud ofrece muchas prácticas y sugerencias que
guiarán a una mayor paz y ecuanimidad incluso en un mundo tan ocupado y
estresante.
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Toda Gracia: Nuevas Enseñanzas de Jesús de la Verdad Acerca de la Vida.


La Gracia es el movimiento misterioso e invisible de Dios sobre la creación,
que es motivado por amor e indistinto del amor. Toda Gracia le fue dado a
Gina Lake por Jesús y representa su sabiduría y entendimiento de la vida. Es
acerca de la magnífica e incomprensible fuerza detrás de la vida, que creó la
vida, que la sostiene y opera dentro de ella como tú y yo y toda la creación.
Toda Gracia está lleno de verdad profunda y transformadora de vida.
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Abrazar el Ahora: Encontrar la Paz y la Felicidad en lo Que Es. El ahora –


este momento- es la verdadera fuente de felicidad y paz y la llave para vivir
una vida llena y significativa. Abrazar el Ahora es una colección de ensayos
que pueden servir como recordatorios diarios de las verdades más profundas.
Lleno de una clara visión y sabiduría, Abrazar el Ahora explica cómo la
mente nos mantiene alejados de estar en el momento, cómo movernos al
Ahora y permanecer ahí, y cómo es vivir en el Ahora. También explica cómo
superar los tropiezos para estar en el Ahora, tales como miedos, dudas, malos
entendidos, juicios, desconfianza en la vida, deseos y otras ideas
condicionadas que están detrás del sufrimiento humano.
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Confiar en la Vida: Superar el Miedo y las Creencias que Bloquean la Paz


y la Felicidad. El miedo y la desconfianza nos mantienen alejados de vivir la
vida que se nos destinó vivir, y son las barreras más grandes para ver la
verdad acerca de la vida – que es buena, abundante, de apoyo y
potencialmente alegre. Confiar en la Vida es una profunda exploración dentro
del misterio de quiénes somos, por qué sufrimos, por qué no confiamos en la
vida, y cómo confiar más. Ofrece evidencia de que la vida es confiable y las
herramientas para superar el miedo y las creencias que nos impiden
enamorarnos de la vida.
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Elegir el Amor: Moverse del Ego a la Esencia en las Relaciones. Tener una
verdaderamente significativa relación requiere elegir el amor por encima de
nuestro condicionamiento que es nuestras ideas, fantasías, deseos, imágenes y
creencias. Elegir el Amor describe cómo movernos más allá del
condicionamiento, el juicio, la ira, las ilusiones románticas y las diferencias
para experimentar el amor y la Unidad con otro. Explica cómo caer en el
núcleo de nuestro Ser, donde existe la Unidad y el amor y cómo ser y estar
con otros desde ahí.
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Vivir en el Ahora: Cómo Vivir Como el Ser Espiritual Que Eres. Los 99
ensayos en Vivir en el Ahora te ayudarán a darte cuenta de tu verdadera
naturaleza y vivir como tal. Responden muchas dudas planteadas por la
búsqueda espiritual y ofrece sabiduría en temas como miedo, ira, felicidad,
envejecimiento, aburrimiento, deseo, paciencia, fe, perdón, aceptación, amor,
compromiso, esperanza, propósito, significado, meditación, estar presente,
emociones, confianza en la vida, confianza en tu Corazón, y muchos otros
temas profundos. Estos ensayos te ayudarán a volverte más consciente,
presente, feliz, amoroso, agradecido, en paz y pleno.
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Ser Feliz (Incluso Cuando No Obtienes Lo Que Quieres): La Verdad


Acerca de la Manifestación y los Deseos te ayudará a discernir entre los
deseos de tu Corazón y los del ego, y a relacionarte con los deseos del ego de
manera que reduzca el sufrimiento e incremente la alegría. Señalando estos
mitos acerca del deseo que nos mantienen atados a los deseos de nuestro ego
y el sufrimiento que causa, Ser Feliz (Incluso Cuando No Obtienes Lo Que
Quieres) te ayudará a ser feliz independientemente de tus deseos y si los
cumples o no. Así que Ser Feliz también se trata de la libertad espiritual, o la
liberación que viene de seguir a tu Corazón, tus deseos más profundos, en
lugar de los deseos del ego. Se trata de volverse un amante de la vida más que
un deseador.
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Regresar a la Esencia: Cómo Estar en el Flujo y Cumplir el Propósito de tu


Vida describe cómo entrar en el flujo y permanecer ahí y cómo vivir la vida
desde ahí. Estar en el flujo y no estar en el flujo son dos estados muy
diferentes. Uno está dominado por la mente manejada por el ego, que es la
causa del sufrimiento, mientras la otra es el terreno de la Esencia, lo Divino
dentro de cada uno de nosotros. Estamos destinados a vivir en el flujo. El
flujo es la experiencia de la Esencia – nuestro verdadero ser – conforme vive
la vida a través nuestro y cumple su propósito para esta vida.
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Liberarte: Moverte Más Allá de la Negatividad y las Creencias Limitantes.


Liberarte de tu condicionamiento es posible, pero la mente es un oponente
formidable para la libertad. Ser libre requiere una nueva manera de pensar, o
más bien, no pensar. En gran medida, sanar nuestro condicionamiento
involucra cambiar nuestra relación con nuestra mente y descubrir quién
realmente somos. Liberarte te ayudará a hacer eso. También te ayudará a
reprogramar tu mente; limpiar pensamientos negativos y autoimágenes; usar
la meditación, la oración, el perdón y la gratitud; trabajar con fuerzas
espirituales para ayudar a sanar y limpiar la negatividad; y sanar temas
arraigados del pasado.
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