Está en la página 1de 9

CONSENTIMIENTO INFORMADO GENERALIDADES DE

RESPONSABILIDAD CIVIL MEDICO PACIENTE

I. EL ACTO JURÍDICO CLÍNICO O CONTRATO DE PRESTACIÓN MEDICA

Llamémosle acto jurídico clínico, el acuerdo de voluntades expreso, tácito o por


disposición de la ley, que sostiene una persona denominada medico y otra llamada
paciente, y que tiene como objeto, diagnosticar, atender, prevenir, curar y/o habilitar
a otra persona llamada paciente.
También podemos identificar a dicho acto jurídico, como contrato de prestación
médica, asimilándolo dentro de la categoría de los contratos de prestación de
servicios profesionales que regula el Código Civil Federal.[2]

II. ELEMENTOS PERSONALES QUE COMPONEN LA RELACIÓN JURIDICA DEL


ACTO JURÍDICO CLÍNICO

Son dos, el medico y el paciente.

Médico: Es el profesionista perito en el conocimiento de la medicina, que brinda un


servicio de atención medica, de conformidad al equipo e insumos necesarios que tenga,
que pude contar a la vez con la coadyuvancia de personal técnico a su dirección; a
efecto de emitir juicios sobre el estado de salud del paciente, ya sea para atenderlo,
prevenirle, curarle o rehabilitarlo de alguna enfermedad que menoscabe su vida y su
salud física.Paciente.  Cualquier persona que padezca de una enfermedad que
menoscabe su vida y su salud física o mental; que de manera fortuita o espontanea,
pone a su disposición su vida y su salud, a otra persona denominada médico.

III. ELEMENTOS REALES QUE COMPONEN LA RELACIÓN JURÍDICA DEL


ACTO JURÍDICO CLINICA.

Son dos: la vida y el estado de salud física y mental del paciente. Mismos que se
encuentran comprendidos en el cuerpo del paciente.
La vida: Es el valor supremo de los seres humanos que acredita la existencia de los
mismos, inicia con el nacimiento y termina con la muerte.
La salud: Es la situación fisiológica o emocional que se encuentra cualquier ser humano,
derivado de un hecho gradual o repentino, que pone en riesgo la vida del paciente, al
grado de dañar, alterar o menoscabar sus sentidos humanos.

IV. LA RELACIÓN JURIDICA MEDICO PACIENTE


Debe entenderse como relación jurídica, el nexo que une una persona con otra, la cual
implica para cada una de las partes, una serie de derechos y obligaciones.
La relación jurídica medico paciente, puede entenderse desde dos enfoques: uno
vertical y otro de carácter horizontal.
Desde la perspectiva vertical, existe una subordinación del paciente hacía el médico,
donde se considera al enfermo como incapaz de tomar decisiones; por lo que el médico
decide por él, aunque fuera en deterioro del bienestar del paciente.
Desde la perspectiva horizontal, existe una relación de igualdad entre medico y
paciente, donde la libertad autónoma del paciente juega un papel preponderante en la
toma de decisiones en el ejercicio de su derecho de personalidad y de la información.
En la relación vertical, el medico asume una función paternal o de tutor, que considera
al enfermo desvalido física y moralmente, incapaz de tomar decisiones, así como de
comprender los tratamientos terapéuticos; en cambio desde el punto de vista
horizontal, existe una igualdad entre el médico y el paciente, que presupone el deber
del medico de informar al paciente, sobre el estado de salud, para que éste, decida de
manera libre y razonada, sobre su propio cuerpo.

V. ELEMENTOS DE EXISTENCIA DEL ACTO JURÍDICO CLÍNICO

Los elementos de existencia del acto jurídico son dos: el consentimiento y el objeto.

Consentimiento

El Consentimiento tanto del médico como del paciente.


El médico es libre de atender o no un paciente, siempre y cuando su decisión se
sustente en bases éticas, científicas y jurídicas. Mientras que el paciente es libre de
aceptar o rechazar de manera personal e informada, sobre el procedimiento,
diagnóstico o terapia que el médico le ofrezca, así como utilizar medidas
extraordinarias de supervivencia en caso de enfermedades terminales.

El consentimiento no es instantáneo, sino es continúo, inicia antes del acto médico y


subsiste a lo largo de todo el tratamiento.

La Comisión Nacional de Arbitraje Médico define el consentimiento (del paciente)


como un acto de decisión libre y voluntaria realizada por una persona competente, por
la cual acepta las acciones diagnósticas o terapéuticas sugeridas por sus médicos,
fundado en la comprensión de la información revelada respecto de los riesgos y
beneficios que pueden ocasionar. El consentimiento informado se sustenta en el
principio de autonomía del paciente, considerando para su existencia tres requisitos
básicos necesarios para que sea válido: libertad de decisión, explicación suficiente y
competencia para decidir.[3]
La información juega un papel decisivo previo al consentimiento razonado del paciente;
el mismo se origina a través de la relación personal que se da entre el médico y el
paciente, en el cual el primero de ellos debe dar al paciente bastante información, en
términos comprensibles, logrando capacitar al paciente para tomar una decisión de
manera voluntaria y razonada para la aceptación del diagnostico y de su debido
tratamiento.

Objeto.

El Objeto del acto jurídico clínico es el tratamiento médico-quirurgico, que el medico


previo al análisis del caso especial, hace sobre el paciente, con los riesgos que pueden
ser inherentes.

VI. ELEMENTOS DE VALIDEZ DEL ACTO JURÍDICO CLÍNICO

Ausencia de vicios de voluntad


El consentimiento que externe el paciente debe ser conforme a su capacidad natural
de juicio y discernimiento se lo permita. Debe estar totalmente informado sobre el
diagnostico detectado por el médico, así como también sobre las consecuencias
fisiológicas de la aceptación o rechazo de la intervención o tratamiento del médico.
No es necesario el consentimiento cuando el estado de salud del paciente suponga un
riesgo para la salud pública, cuando el paciente no este capacitado por minoría de edad
o disposición judicial para tomar decisiones, o bien, cuando la urgencia del caso, no
permita demoras, porque puede ocasionar lesiones irreversibles o puede existir el
riesgo de la muerte.

Capacidad

El paciente como titular de derechos y obligaciones, se encuentra en aptitud de


aceptar o rechazar según sea el caso, la intervención o el tratamiento terapéutico que
proponga el médico.
Sin embargo, si el paciente es menor de edad, o se encuentra en estado de incapacidad
a la que hace referencia la fracción II del artículo 450 del Código Civil Federal, es
decir, se encuentre disminuida o perturbada su inteligencia (aunque tenga intervalos
lúcidos); o bien, padezcan de alguna enfermedad o deficiencia persistente de carácter
físico, psicológico o sensorial o por causa de la adicción de sustancias tóxicas como el
alcohol, psicotrópicos o estupefacientes le limite o altere su inteligencia provocándole
que no puedan gobernarse y obligarse por si mismo, o manifestar su voluntad por algún
medio.
El artículo 81 del Reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Prestación de
Servicios de Atención Medica, establece que en casos de urgencia o cuando el
paciente se encuentre en estado de incapacidad transitoria o permanente, la persona
con capacidad para emitir el consentimiento del paciente, puede ser el familiar más
cercano, su tutor o representante legal (padres, cónyuge, concubina, concubinario),
una vez informado sobre el carácter de la autorización.
En el supuesto de que no fuera posible demorar la actuación médica ante el riesgo de
la muerte o de lesiones irreversibles, así como también de imposibilidad de contactar
con urgencia a los familiares o representantes del paciente, el médico deberá
subrogar el consentimiento del paciente, amparándose por el estado de necesidad del
paciente, con el acuerdo de otros dos médicos, llevándose a cabo el procedimiento
terapéutico que el caso requiera, dejando constancia por escrito en el expediente
clínico.

Objeto, motivo, fin, lícito.

El tratamiento médico-quirúrgico, que el medico hace sobre el paciente, debe ser


conforme a las disposiciones éticas y jurídicas; es decir, no pueden efectuarse
intervenciones o tratamientos médicos que contravengan la ley y la ética del médico,
como pueden ser el aborto o la eutanasia.

Forma.

El consentimiento informado puede manifestarse verbalmente, sin embargo cuando la


gravedad del asunto lo requiera, debe manifestarse en forma escrita, debiéndose
señalar por lo menos el objetivo del tratamiento a seguir, los riesgos, molestias y
efectos secundarios derivados de llevar a cabo la intervención o el tratamiento; las
alternativas posibles; una explicación breve del motivo que lleva al médico a elegir una
y no otras, la posibilidad de retirar el consentimiento de forma libre cuando así lo
solicite el paciente.
Siendo además que en dicho escrito debe redactarse en un lenguaje claro y sencillo,
evitando incurrir en todo lo posible en tecnicismos médicos incomprensibles para el
paciente.
El artículo 82 del Reglamento en Materia de Prestación de Servicios de Atención
Médica establece las características que deben tener dicho documento, las cuales
debe ser en forma clara, sin enmendaduras o tachaduras, debiendo contener: el
Nombre de la institución a la que pertenezca el hospital o la razón o denominación
social del mismo, el título del documento, lugar y fecha, nombre y firma de la persona
que otorgué la autorización, concepto por el que se da la autorización, así como
también nombre y firma de los testigos.
Asimismo debe contener la manifestación del paciente de estar satisfecho con la
información recibida, aclaración de las dudas planteadas y sobre la posibilidad de
revocar en cualquier momento el consentimiento informado, sin expresión de causa, así
como su consentimiento para el sometimiento al procedimiento.
Las intervenciones o procedimientos que requieren de esta formalidad, son el ingreso
hospitalario, la fertilización asistida, la cirugía mayor, la anestesia general, la
salpingoclasia y vasectomía, la investigación clínica, la amputación, mutilación o
extirpación orgánica que produzca la modificación permanente de la persona, la
disposición de órganos, tejidos y cadáveres, la necropsia hospitalaria y los
procedimientos con fines diagnósticos y terapéuticos considerados de alto riesgo.
 
VII. OBLIGACIONES DEL MEDICO

Siguiendo los lineamientos de un contrato de prestación de servicios profesionales,


diremos que son obligaciones del médico:[4]

Prestar el servicio de atención medica de manera diligente, poniendo el profesionista


todo conocimiento científico y técnico, al servicio del paciente, durante el desempeño
del diagnóstico y tratamiento indicado.  Es importante señalar que el medico acredita
la pericia de sus conocimientos, mediante la cédula y título profesional, que tanto el
Estado como una Universidad avale.

El servicio debe ser prestado en cualquier hora y en el sitio que sean requeridos; sin
embargo tratándose de casos urgentes, el médico deberá trasladar al paciente a otro
lugar, que cumpla con medidas de seguridad e higiene incluidas.
Informar al paciente sobre el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad . Sin
embargo, el paciente puede renunciar a ese derecho, es decir, no querer saber sobre
su estado de salud; sólo en ese caso, corresponde al médico informarles a los
familiares, tutores o representantes legales del paciente, sobre la situación médica
que guarda éste.
Guardar secreto sobre los asuntos que sus pacientes le confían, así como de toda
aquella información médica que se encuentren en el expediente clínico del paciente;
salvo que alguna autoridad judicial requieran de dicha información.

Esta obligación respeta, el derecho de personalidad de la privacidad; pues el medico no


tiene que andar divulgando los padecimientos que pueden tener sus pacientes, así como
también revelar secretos íntimos que sus pacientes le confían. Esta obligación aplica
especialmente, tratándose de psiquiatras.
Erogar las expensas y gastos que sean necesarios para el desempeño del diagnostico y
tratamiento indicado, sin perjuicio de que le sean reembolsadas dichas cantidades por
el paciente o que se pacte lo contrario . Esta obligación, aplica tratándose de
instituciones medicas particulares, así como también, conforme a la ética del médico,
pues no puede condicionarse en casos urgentes, la prestación del servicio médico, al
pago de una retribución.

VIII. OBLIGACIONES DEL PACIENTE

De igual forma, son obligaciones del paciente:


Proporcionarle al médico toda la información que este le requiera para el diagnostico
de la enfermedad, así como continuar con el tratamiento que este le imponga . Cabe
señalar que materia de salubridad, el principal interesado en sanarse debe ser el
paciente. Por lo que es necesario, no solamente que el paciente consuma los
medicamentos que le puedan prescribir, sino también sujetarse a los exámenes clínicos
que el medico sugiera para el estudio del caso.
Pagar honorarios al médico.  Es menester señalar que esta obligación procede,
tratándose de instituciones de salud privadas, pues siendo estas públicas, es una
obligación del Estado garantizar el derecho a la salud.

IX. RESPONSABILIDAD CIVIL DEL MEDICO

Entiéndase por responsabilidad civil, la necesidad de reparar los daños y perjuicios


causados a otros, por un hecho ilícito o por la creación de un riesgo creado.
En el caso concreto de la responsabilidad del medico, es la necesidad que tiene éste
de reparar los daños o perjuicios personales (tanto en su salud, como
económicamente), que llegaran a producirse durante el diagnostico o tratamiento
medico en agravio del paciente, derivadas de un hecho ilícito o de la creación de un
riesgo.

La responsabilidad civil contrae la obligación de indemnizar los daños y perjuicios


causados por un hecho ilícito o por un riesgo creado.

El hecho ilícito es la conducta antijurídica, culpable y dañosa. Para efectos de


responsabilidad médica, diremos que el hecho ilícito es cuando el medico contraviene
algunos de los elementos de existencia o de validez del acto jurídico clínico,
produciéndose por su culpa o negligencia, algún daño económico, moral o sobre la
integridad física del paciente.
El riesgo creado, es la conducta lícita pero que por utilizar algún objeto peligroso, sin
culpa alguna de su causante, logra crear un siniestro que produce de igual forma daño.
Para efectos de responsabilidad médica, el riesgo creado es cuando por la utilización
de algún instrumento técnico o de la ingeniería biomédica, o por algún suceso derivado
de las condiciones patológicas o del estado físico del paciente, o de otras
circunstancias personales o profesionales relevantes; se produce de igual forma, daño
sobre el paciente, ya sea este económico, moral o sobre su integridad física.
Las formas que existen de indemnizar son de dos tipos, ya sea efectuar una
reparación naturalmente o hacerlo por otra equivalente. La primera tiende a borrar los
efectos dañosos, restableciendo las cosas a la situación que tenía antes de él. Coloca
de nuevo a la víctima en el pleno disfrute de los derechos o intereses que le fueron
lesionados.
Al no ser posible la reparación del daño en naturaleza, se indemniza proporcionando a
la víctima un equivalente de los derechos o intereses afectados; el dinero (se le pagan
los daños y perjuicios, previa estimación legal de su valor). [5]

X. RESPONSABILIDAD CIVIL DEL MÉDICO POR HECHO ILICITO O RIESGO


CREADO

Como mencionamos anteriormente, el hecho ilícito es cuando el medico contraviene


algunos de los elementos de existencia o de validez del acto jurídico clínico,
produciéndose por su culpa o negligencia, algún daño económico, moral o sobre la
integridad física del paciente.
Es decir, para efectos doctrinales, consideramos ilicitud en la relación jurídica
contractual entre el medico y el paciente, cuando el medico no cumpla con sus
obligaciones, es decir:
Preste sus servicios de manera deficiente o negligente, sin poner tampoco todo su
conocimiento científico y técnico, al servicio del paciente, durante el desempeño del
diagnostico y tratamiento.
No informe al paciente sobre el diagnostico y tratamiento de la enfermedad; o bien,
aún cuando el paciente se niegue a escuchar dicha información, el medico insista en
proporcionárselo.
Revele secretos íntimos de sus pacientes sin el consentimiento de éste, o proporcione
la información contenida en el expediente clínico a una tercera persona sin interés
legitimo.
Cuando en casos urgentes, no erogue aquellos gastos necesarios para el diagnostico y
tratamiento de la enfermedad.
Del mismo modo, incurre en hecho ilícito cuando contravenga algunos de los elementos
de existencia o de validez del acto jurídico clínico expuestos con anterioridad.
(Ausencia de vicios de voluntad, capacidad, licitud del objeto, forma).
El hecho ilícito necesita acreditarse con la culpa y el daño.
La culpa se produce por la conducta errónea del médico en el diagnostico y
tratamiento de la enfermedad, su negligencia en alguna intervención quirúrgica, o bien,
por su falta de cuidado en cualquiera de las fases temporales de la relación entre
médico y paciente.
La culpa es un matiz o color particular de la conducta, es una calificación del proceder
humano que se caracteriza porque su autor incurrió deliberada o fortuitamente en un
error de la conducta, proveniente de su dolo o imprudencia.
Se actúa dolosamente cuando existe una mala intención del médico en perjudicar al
paciente. Y será imprudencialmente, cuando el medico debiendo haber prevenido
algunos sucesos, estos ocurran, sin haber tomado las medidas racionales para ello.
Por ejemplo la culpa dolosa se da cuando el medico prometa a su cliente mediante una
intervención quirúrgica de liposucción o cirugía estética, reducirle de peso o bajarle
de edad; a cambio de estafarlo económicamente. Generalmente la culpa dolosa se
encuentra tipifica penalmente y es susceptible de responsabilidad penal.
La imprudencia ocurre, cuando el medico no efectúa todos aquellos estudios y análisis
clínicos previos a una intervención quirúrgica, debiendo prevenir cualquier suceso
durante la intervención quirúrgica, la cual al ocurrir, no pudo el médico solucionar. Por
ejemplo, al hacer una operación, el médico se equivocó en suministrar la dosis de
anestesia, produciéndole la muerte al paciente y por consiguiente, tiene la
responsabilidad civil de indemnizar a los familiares del difunto.
Doctrinalmente existen distintas clasificaciones de la culpa en levísima, leve y
grave. La culpa levisima es una falta de conducta que sólo evitan las personas más
diligentes y cuidadosas, es un error en el cual es común incurrir y sin embargo
evitable. La culpa leve, es una falta de comportamiento que puede eludirse al proceder
con el cuidado y la diligencia a medias de una persona normal, siendo dicha culpa
comparada con la eficiencia que se obtuvo en una situación similar. Mientras que
la culpa grave, es un error de la conducta imperdonable, equiparada al dolo, pues en
ella incurren las personas más torpes, es una falta gruesa e inexcusable, pues dicho
comportamiento absurdo, pudo haber sido evitado, hasta por la persona más torpe.[6]
Finalmente el daño, es una perdida o menoscabo que sufre el paciente en su patrimonio
económico, moralmente, emocionalmente o en su estado de salud.
El daño económico es el que se resiente en el patrimonio económico del paciente y el
mismo es susceptible de resarcirse pagando la cantidad de dinero que se cuantifica.
El daño a la salud o a la integridad física, es el que se produce sobre la perdida,
disminución, alteración, perturbación, de alguno o más de los sentidos humanos del
paciente; el cual puede ser enmendado a través de un tratamiento e intervención
quirúrgica, o bien, pagándose una cantidad indemnizatoria cuantificada en los
parámetros que señala la tabla de enfermedades, incapacidades permanentes o totales
de la Ley Federal del Trabajo.
El daño moral, es la lesión que el paciente sufre en sus sentimientos, afecciones,
creencias, honor, reputación o de la consideración que si misma tiene el paciente,
pruduciendose el mismo a causa de la culpa del médico.

XI. EXCLUYENTES DE RESPONSABILIDAD MEDICA


El derecho civil establece como excluyentes de responsabilidad civil, cuando los
contratantes pacten cláusula de no responsabilidad, cuando el daño producido sea por
culpa grave de la víctima, o bien, el mismo haya sido ocasionado por caso fortuito o de
fuerza mayor.
En materia medica, las excluyentes de responsabilidad sería la culpa grave del
paciente de no informarle totalmente al paciente en la emisión de su diagnostico y
tratamiento, así como también por sucesos de caso fortuito o de fuerza mayor ajenos
a la voluntad del médico.
Si bien es cierto existe el consentimiento libre e informado del paciente para que el
medico pueda desempeñar su trabajo, también lo es, que el mismo no puede servir de
causal de exclusión en los casos de negligencia medica, por las cuales, el medico es
responsable civil y hasta penalmente.
Por otra parte el hecho de que el paciente no informe de todos sus padecimientos al
médico, hace que este último no sea responsable de los imprevistos que puedan ocurrir
durante el tratamiento o la intervención quirúrgica.
El caso fortuito es un acontecimiento ajeno, impredecible o bien inevitable que no se
pude resistir, que impide al médico cumplir definitiva y totalmente su obligación y que
le cause daños a su paciente.

También podría gustarte