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Derecho notarial:

La infinita gama de relaciones sociales existentes dentro de los grupos humanos, quienes tuvieron
la necesidad de solemnizar y perpetuar, en tal forma, los actos y hacer constar hechos
trascendentales en la vida personal de cada miembro del grupo social; y de esta manera
transmitirlos a las demás generaciones y dejar constancia notoria a lo largo de su existencia,
siendo necesario documentarlos; creando una serie de usanzas y formas de registro y al mismo
tiempo desarrollando una tendencia codificadora que requería un proceso riguroso de
organización, el cual se desarrollaba de acuerdo a la evolución de la sociedad y a las necesidades
de la misma.

El notario:

Punto interesante es la figura del notario, sobre él descansa uno de los aspectos fundamentales de
la institución notarial y en su ejercicio, hace cotidianamente derecho notarial, puesto que además
de la labor social que ejecuta, mediante un deber de consejo y asesoría a quienes acuden a él,
desempeña un papel trascendental, comprobado al autorizar y fraccionar el instrumento notarial,
plasmando en él la voluntad de las partes, justificando así la importancia de que al notario se le
exija el conocimiento apropiado del derecho.

“El notario tiene fe pública para hacer constar y autorizar actos y contratos en que intervenga por
disposición de la ley o a requerimiento de parte.

¿Qué es una sociedad?

Cuando dos o más personas deciden reunir capitales y voluntades para desarrollar sus proyectos
productivos, lo recomendable es que constituyan una sociedad, la que podemos definir como una
entidad, organización o institución a través de la cual se realizan actividades mercantiles o civiles
que proporcionan bienes o servicios a la comunidad.

Una sociedad debidamente constituida es una persona distinta a sus socios o accionistas, con
capacidad para tener derechos y obligaciones. A las sociedades se les conoce como “personas
morales”.

Una de las principales ventajas de constituir una persona moral para el desarrollo de actividades
empresariales es la separación de patrimonios: el patrimonio de la sociedad es distinto al de cada
uno de sus miembros, lo que significa que las obligaciones, riesgos y responsabilidades corren por
separado y de manera independiente. Así, el riesgo del negocio no impactará los bienes que
forman el patrimonio personal  de cada socio o accionista,  con algunas excepciones o matices
dependiendo del tipo de sociedad.

¿Qué tipos de sociedades hay?

En México se dividen en tres grandes grupos:

 Sociedades Mercantiles: que agrupa a la Sociedad Anónima, la Sociedad de


Responsabilidad Limitada y la Sociedad en Nombre Colectivo, entre otras.
 Sociedades Civiles: que agrupa a las Sociedades Civiles y a las Asociaciones Civiles.

 Sociedades Especiales: como los Sindicatos o la Sociedad de Producción Rural, entre otras.

Cada empresa tiene sus particulares circunstancias que la pueden diferenciar de las demás. Por
ejemplo, no es igual una sociedad en la que existe un socio dominante con mayoría absoluta del
capital social a otra en la que hay solo dos socios con participaciones iguales. Otro caso es el de la
sociedad en la que participan socios industriales o aquella en la que los socios desean restringir la
admisión de nuevos socios; otro supuesto es el de la sociedad en la que participa un socio
minoritario que le interesa tener acceso a las decisiones más relevantes de la empresa o el de la
sociedad en la que participa un acreedor al que se le confiere el derecho de convertir su crédito en
capital social. Otras variantes pueden ser la participación de extranjeros o la de menores de edad
como socios, así como el desarrollo de actividades sujetas a una regulación especial.

Dependiendo de los intereses en presencia, pueden variar las reglas relacionadas con la forma de
administración, facultades de los administradores, requisitos de constitución, requisitos para
admitir nuevos socios o para transmitir las acciones o partes sociales, facultades de la asamblea
general y las condiciones para la validez de sus deliberaciones así como para el ejercicio del
derecho de voto.

Una adecuada asesoría legal sobre los aspectos relacionados con la operación y funcionamiento de
las sociedades es condición indispensable para dotar a los empresarios de un clima de certidumbre
que contribuya a la productividad. El notario es un profesional del derecho con capacitación
suficiente para brindar esta asesoría.

¿Qué papel tiene el notario en la conformación de una sociedad o empresa?

De acuerdo con lo que dispone  la Ley, el acto constitutivo de una sociedad mercantil debe
formalizarse ante notario.

El notario dará fe pública de la constitución de la sociedad a través de la redacción de la escritura


constitutiva la que comprende los estatutos sociales, en los que se definen el tipo de sociedad que
se formará, así como los derechos y obligaciones que los socios adquieren.

En la escritura constitutiva se hará constar el nombramiento de representantes legales, los que


tendrán la capacidad para representar a la sociedad frente a terceros.

El notario se encarga de que se cumplan todos los requisitos establecidos en la ley en relación con
el proceso de constitución de la sociedad. Atendiendo al momento en que deben cumplirse,
podemos clasificar estos requisitos en: previos a la firma de la escritura constitutiva,  simultáneos
a la firma de dicha escritura y los posteriores a la misma.

Entre los primeros se encuentra la autorización que otorga la Secretaría de Economía  para utilizar
la denominación o razón social y algunas autorizaciones especiales por parte de otras
dependencias, atendiendo al objeto de la sociedad; los segundos se cumplen al redactar el notario
la escritura constitutiva: debe transcribir la autorización para uso de la denominación o razón,
consignar la cláusula sobre la posible admisión o no de extranjeros, incluir los requisitos
contemplados en la Ley, verificar las claves del Registro Federal de Contribuyentes de los socios o
accionistas y consignar los datos de identificación de los otorgantes. La escritura constitutiva se
firma por todos los socios o accionistas ante la presencia del notario.

Con posterioridad a la firma de la escritura constitutiva de la sociedad, el notario gestiona la


inscripción de la misma en el Registro Público de Comercio y en el Registro Federal de
Contribuyentes; además presenta el aviso de utilización de la autorización de uso de
denominación. Otros avisos son los realizados a la autoridad hacendaria federal en relación con el
Registro Federal de Contribuyentes, el que se dirige al Registro Nacional de Inversiones Extranjeras
y, en algunos casos, el contemplado en la Ley Federal para la Prevención e identificación de
Actividades con Recursos de Procedencia Ilícita.

Para agilizar el proceso de constitución de sociedades mercantiles (tratándose de la sociedad


anónima y la sociedad de responsabilidad limitada) los notarios utilizan una herramienta
tecnológica consistente en un portal web operado por la Secretaría de Economía del gobierno
federal denominado www.tuempresa.gob.mx a través del cual gestionan y obtienen la
autorización para uso de la denominación social, además inscriben a la sociedad en el Registro
Público de Comercio y en el Registro Federal de Contribuyentes, efectuando el pago de los
derechos respectivos en línea.

En el caso de  modificación de los estatutos sociales, transformación, disolución y liquidación de


sociedades mercantiles, efectúan el trámite de inscripción en el Registro Público de Comercio a
través de otra herramienta tecnológica operada por la misma Secretaría de Economía
denominada Fedanet-Siger, realizando el pago de los derechos respectivos en línea.

En estos casos el papel de las nuevas tecnologías es crucial y la oficina notarial hace las veces de
ventanilla única para tres trámites que corresponden a dependencias del gobierno federal, con lo
que la colaboración notarial con la Administración Pública y con los empresarios se vuelve muy
efectiva y se reducen significativamente los tiempos de respuesta: el mismo día en que se firma la
escritura constitutiva, la empresa puede quedar inscrita en el Registro Público de Comercio y en el
Registro Federal de Contribuyentes.

Decir que el notario es aliado del empresario es una expresión que se funda en un hecho
incuestionable: el notario está presente en un número considerable de actos relacionados con el
desarrollo de la empresa, desde el acto mismo del nacimiento o constitución de la empresa hasta
la disolución de la misma, pasando por decisiones corporativas muy variadas como reformas
estatutarias, variaciones del capital social, otorgamiento de poderes, transformación, fusión o
escisión de sociedades, así como la adquisición de inmuebles y la contratación de créditos.

CONSTITUCIÓN DE SOCIEDADES La creación de su empresa constituye una de las decisiones más


importantes en el recorrido vital y profesional de un empresario. Los notarios, funcionarios
públicos y expertos en Derecho, intervienen en la constitución de sociedades en España. La labor
de asesoramiento previo que realiza el notario es fundamental para decidir el tipo de sociedad
más adecuada a la actividad que vaya a desarrollar y a la responsabilidad patrimonial que desee
asumir.
Sociedad anónima y sociedad limitada Son las más frecuentes. Ambas limitan la responsabilidad
patrimonial de los socios. Esto quiere decir que de las deudas de la sociedad los socios solo
responderán con el capital social que hayan aportado, no con todo su patrimonio. Elegir una
sociedad anónima o una limitada depende de diversos factores. El notario profundizará en ellos
con usted: ¿Qué tipo de actividad va a desarrollar? ¿Qué capital inicial necesita la sociedad? ¿Qué
número de socios la van a integrar? ¿Importan sus cualidades o sólo la aportación económica que
hagan a la sociedad? ¿Qué grado de flexibilidad y control de los socios y/o administradores quiere
tener?

LA SOCIEDAD LIMITADA ES EL TIPO SOCIAL MÁS ADECUADO PARA LA PEQUEÑA Y MEDIANA


EMPRESA, Y ES, CON MUCHO, LA MÁS FRECUENTE EN ESPAÑA.

Puede que le interese más constituir una sociedad limitada (SL): n Si el número de socios es
reducido. n Si se trata de una sociedad familiar o con personas de su confianza. n Si desea
simplificar algunos procedimientos. En cambio, puede ser necesario o conveniente constituir una
sociedad anónima (SA): n Si la sociedad va a dedicarse a determinadas actividades para las que la
ley requiere esa forma societaria. n Si tiene mayores necesidades de capital, precisa obtener
fondos de numerosas personas, cuyas cualidades no son, a estos efectos, relevantes, y quiere
facilitar la movilidad del capital.

Sociedad unipersonal:

Una sociedad unipersonal es aquella creada por un solo socio, o que, habiendo sido creada por
varios, ha pasado a ser propiedad de uno solo. En ambos casos, todas las acciones o
participaciones sociales pertenecen a una misma persona. Opera en el mercado como cualquier
otra empresa, pero tiene que hacer constar su carácter de unipersonal. La forma de documentar
los acuerdos se rige por normas especiales.

Emprendedor de responsabilidad limitada Esta figura fue regulada en la Ley 14/2013, con el ánimo
de fomentar la actividad emprendedora y crear un marco de protección para el empresario
individual. Le permite excluir la vivienda habitual de la responsabilidad por las deudas de la
empresa, siempre que el inmueble no supere los 300.000€ (excepto para poblaciones de más de
un millón de habitantes, donde la cantidad se fija en 450.000€). El empresario individual deberá
declarar formalmente ante el notario su voluntad de adquirir la condición de emprendedor de
responsabilidad limitada.

Sociedad cooperativa Una cooperativa es una asociación de personas que se han unido
voluntariamente para llevar a cabo un proyecto empresarial y gestionarlo democráticamente. En
una cooperativa todos los socios son propietarios de la empresa, pero tienen su responsabilidad
limitada a lo que han aportado. No responderán con el resto de su patrimonio de las deudas de la
sociedad. Sociedad laboral (anónima o limitada) Lo mismo ocurre con la sociedad laboral: la
responsabilidad de los socios está limitada a sus aportaciones de capital. Como el nombre sugiere,
el capital social ha de pertenecer mayoritariamente a los trabajadores, sin que ningún socio
trabajador pueda tener más de un tercio del mismo. La sociedad laboral debe contar, al menos,
con dos socios. La norma exige constituir un fondo de reserva del 10% de los beneficios líquidos
anuales para hacer frente en el futuro a las eventuales pérdidas.

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