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Historia Del Arte

LA CUEVA DE CHAUVET

la cueva chauvet, última revelación del arte de la prehistoria


En 1994, tres amigos descubrieron en el sur de Francia una cueva con
magníficas pinturas rupestres, de más de 30.000 años de antigüedad.
la cueva chauvet, última revelación del arte de la prehistoria
la cueva chauvet, última revelación del arte de la prehistoria

Friso de los caballos


Rinocerontes, bisontes y caballos de pequeño tamaño se agolpan en este
singular panel de seis metros de longitud, en una de las salas de Chauvet.

Los terrenos donde se halla la cueva Chauvet eran propiedad de tres


familias de la región. Tras el descubrimiento en 1994, el Estado decidió
expropiarlos a cambio de una mínima indemnización, lo que dio lugar a un
largo pleito que se resolvió finalmente en 2007 con el pago de 767.000
euros.
Desde su infancia, la gran pasión de Jean-Marie Chauvet fue la exploración
de las numerosísimas cuevas que poblaban su región natal, en el sur de
Francia.
Fue así como el domingo 18 de diciembre de 1994 Chauvet y dos amigos
suyos aficionados a la espeleología, Éliette Brunel y Christian Hillaire,
acudieron al circo de Estre, un meandro del antiguo cauce del río Ardèche.
Tiempo atrás habían localizado allí una pequeña cavidad de la que emanaba
una ligera corriente de aire y querían comprobar si era la entrada de una
cueva. Retiraron unos escombros que ocultaban un pequeño pasadizo
subterráneo, por el que se deslizaron hasta llegar a un hueco oscuro.
Aunque anochecía y carecían de material, la emoción les superó. Volvieron
a sus vehículos para coger lo esencial, regresaron al lugar y, con la ayuda
de una escalera, descendieron hasta alcanzar una vasta sala, con un techo
muy elevado del que colgaban espléndidas estalactitas. A continuación, y
en fila india, recorrieron otras salas en las que contemplaron singulares
formaciones geológicas, así como huesos de animales.

ANIMALES POR DOQUIER


Fue durante el regreso cuando Éliette Brunel, al recorrer con su lámpara las
paredes, iluminó de pronto la imagen de un pequeño mamut en ocre rojo:
«¡Aquí están!», exclamó. Elevando sus linternas sobre los muros, los tres
amigos descubrieron asombrados centenares de pinturas y grabados que
representaban caballos, bóvidos, rinocerontes, leones…: el maravilloso
reflejo de una fauna desaparecida hacía milenios. Conscientes de la
importancia del hallazgo, protegieron la entrada de la gruta y al cabo de
diez días informaron de su existencia a Jean-Pierre Daugas, conservador
regional de Arqueología en la región de Ródano-Alpes; poco después
contactaron también con el prehistoriador Jean Clottes para verificar el
descubrimiento y autentificar las pinturas. Los espeleólogos aficionados
entregaban así el relevo a los prehistoriadores, pero no por ello se quedaron
sin su porción de gloria: la cueva descubierta fue bautizada como «gruta
Chauvet», y dos de las salas llevarían los nombres de Brunel e Hillaire.
A pesar de su escepticismo, Clottes quedó impactado en su primera visita al
lugar, el 29 de diciembre de 1994, por la belleza deslumbrante de la gruta.
Su emoción aumentó aún más cuando la datación por carbono 14 procuró
una sorpresa inesperada, ya que permitió determinar que la gruta había sido
ocupada a lo largo de dos períodos, el más antiguo de los cuales se
remontaba a 32.000 a.C. Como escribió el propio Clottes, eso significaba
que «las pinturas de Chauvet no representaban la culminación del arte
prehistórico, sino sus inicios más tempranos conocidos». En efecto, más
extensa que la gruta de Lascaux, la cueva Chauvet contiene las que cabe
considerar como las más antiguas pinturas conocidas en Europa.
En total aparecen representados 425 animales; un bestiario esencialmente
centrado en fauna salvaje, como osos de las cavernas, panteras, mamuts,
leones o rinocerontes lanudos. Las pinturas evidencian un gran dominio de
las técnicas artísticas, tanto en la confección de los colores (realizados con
pigmentos vegetales y minerales) como en el grafismo (impresiones de
manos), la originalidad temática, el naturalismo de las representaciones o el
uso de la perspectiva (relieves, difuminados). A estas pinturas se añade
toda una red de salas espectaculares esculpidas por la erosión, con
osamentas diversas (por ejemplo, de osos y lobos).
El descubrimiento tuvo un enorme eco en los medios de comunicación. La
cueva Chauvet fue declarada patrimonio nacional y desde el primer
momento se prohibió el acceso al público. Sólo un equipo cientifico
internacional, dirigido por Jean Clottes, y algunos afortunados –como los
autores del espectacular documental La cueva de los sueños olvidados,
dirigido por Werner Herzog– han tenido el privilegio de acceder a ella.

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