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UN CURRÍCULO BASADO EN LA SOLUCIÓN DE PROBLEMAS PARA LA

FORMACIÓN DE PROFESIONALES

Elvia María González Agudelo


Doctora en Ciencias Pedagógicas
Profesora Universidad de Antioquia

1. Lo pedagógico y lo didáctico en un proceso curricular

El currículo es el proceso que mediatiza el mundo de la vida y el mundo de la escuela.


El currículo es un mediador entre el proyecto cultural de una sociedad y el proyecto
formativo de una institución docente. Es el puente entre dos propósitos de formación: el
social, más general, y el de la escuela, más particular, entre el mundo de la vida y el
mundo de la escuela.

La razón de ser de la institución docente es construir el currículo a partir de la


experiencia del hombre y de la mujer en el mundo de la vida, de manera tal, que la
formación que imparte adquiera sentido con una orientación social específica. Ello
implica una planificación concreta de las acciones de la institución, es decir, el currículo
muestra caminos.

La relación entre lo pedagógico, lo didáctico y lo curricular se establece cuando estos


tres discursos abordan el proceso formativo como objeto de estudio. El primero, como
ideal, como totalidad en sí mismo; el segundo, en su desarrollo; y el tercero, en su
diseño y proyección para el mundo de la vida. La pedagogía se desarrolla en la escuela
a través de la didáctica y se regula a través del currículo.

Lo pedagógico pone su foco en los objetivos, lo didáctico en los métodos y lo curricular


en los conocimientos. Los métodos, como expresión operacional que estructura el
desarrollo del currículo; los conocimientos, como la selección de la cultura, lo
plenamente curricular; y los objetivos, como concreción escolar de la aspiración social,
lo pedagógico. Así, el proceso curricular establece el vínculo, entre el ideal general de
hombre y de mujer que pretende la pedagogía en sus propósitos de formación y su
expresión particular en el mundo de la escuela, que es la didáctica. Cuando la didáctica
entra en acción, cada uno de los aspectos y componentes relevantes de ella han sido
modelados por lo curricular y orientados por lo pedagógico.

Ahora bien, en el mundo de la vida están presentes los campos del conocimiento. Cada
profesión se construye con base en ellos. La institución docente, a través del currículo,
selecciona de esos campos del conocimiento, lo que un profesional necesita conocer
para resolver una determinada gama de problemas presentes en el sistema social. La
didáctica hará que esa adquisición de conocimientos sea más efectiva, eficaz y
eficiente. Ambos, lo curricular y lo didáctico, bajo un discurso pedagógico, relacionan el
mundo de la escuela con el mundo de la vida con unos fines específicos para formar un
tipo de hombre y mujer que hará que esa sociedad sea diferente a otras.

El currículo es, entonces, todo cuanto una institución docente provee, en forma
consciente y sistémica, en beneficio de la formación de sus estudiantes y del desarrollo
cultural de la sociedad en la cual se inscribe; desarrollando las siguientes funciones:
traducir, sistematizar, proyectar y registrar.

La traducción se encarga de comprender la cultura de la humanidad para seleccionar la


parte de ella que va a participar en los procesos formativos de las nuevas
generaciones. La traducción es traer el conocimiento acumulado de la humanidad al
mundo de la escuela. La sistematización implica el encadenamiento, el diseñar; poner
en señas la cultura de la humanidad dentro de la institución escolar. La proyección
establece la puesta en acción de un prospecto de vida institucional que posibilite la
formación de aquellos que transformarán el mundo de la vida. El registro implica la
elaboración de múltiples documentos, entre ellos, los documentos rectores, el plan de
formación, los proyectos de aula y los demás que cada institución considere
pertinentes.

Como se puede inferir lo curricular es en parte un proceso de gestión, pero, ambos


términos no se pueden identificar. La gestión contiene funciones que no son agotadas
por el currículo y viceversa. Existirá, por tanto, una teoría de gestión educativa que
constituye otra rama de la pedagogía, la administración educativa, que por cercana que
esté a estas ideas curriculares no las abarca totalmente.

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2. La formación del profesional

“La universidad se encarga, como institución social que es, de preservar, desarrollar y
promover la cultura en la sociedad” (Álvarez, 1996). Para lograrlo necesita formar
ciudadanos que, como trabajadores, se apropien de dicha cultura y la apliquen
productiva y creativamente desde posiciones políticas y éticas consolidadas y en
correspondencia con los intereses más preciados por esa sociedad en evolución
permanente; ellos son los llamados profesionales.

En la formación del profesional confluyen varios procesos, a saber: el proceso de


formación, de carácter eminentemente pedagógico; el proceso profesional, con su
intencionalidad laboral; el proceso investigativo con su pretensión de construcción de
conocimientos y el proceso docente, que articula los otros tres procesos y es
eminentemente didáctico.

El proceso profesional es el que desarrolla el egresado, de una institución docente de


educación superior, en su actuación y en su comunicación social, en aras de la solución
de los problemas a que se enfrenta en su diario laborar.

Se deduce que el proceso docente que una institución de educación superior desarrolla
para la formación de profesionales, necesita fundamentarse en la solución de
problemas para que sea acorde con el desempeño profesional del egresado. Por tanto,
el proceso docente interpreta el proceso profesional, que en su esencia es un proceso
problémico y un proceso problémico, para este modelo, es un proceso que se
fundamenta en la metodología de la investigación para su desarrollo; es decir, su
didáctica se construye con base en los procesos investigativos, sean formativos, sean
aplicados o sean posiblemente científicos, pero siempre creativos.

En la solución de problemas se hace uso de la lógica y de los conocimientos que las


ciencias han producido para la humanidad; el conocimiento, bien sea científico, técnico,
tecnológico, artístico o empírico, en su construcción, en su resultado y en su aplicación,
se problematiza.

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Pero como el objetivo de toda institución de educación superior es la formación de las
nuevas generaciones, el proceso docente necesita estar orientado por un proceso de
formación, es decir, conlleva un propósito pedagógico. Los conocimientos, son
traducidos por la didáctica teniendo en cuenta objetivos específicos para la formación
de un ideal de hombre y de mujer, con unas características particulares según el tipo de
profesión y según los fines de la institución docente; a estos objetivos más generales se
les denominan los propósitos de formación, es decir, los objetivos que dicha institución,
en relación con el medio social, pretende lograr en sus discentes y con lo cual se le
imprime un sello que los hace diferentes a egresados de la misma profesión pero de
diferentes instituciones.

El diseño curricular basado en la solución de problemas para la formación de


profesionales lo que plantea es traducir la cultura de la humanidad según los problemas
que necesita resolver un egresado, proceso profesional; interpretar los campos del
conocimiento a través de sus metodologías de constitución, proceso investigativo, pero
desde una mediación didáctica, proceso docente; y posibilitar al profesional la
construcción de su propio proyecto de vida con un objetivo altruista de incidencia en el
desarrollo de la sociedad, proceso formativo.

3. El diseño curricular para la formación de profesionales

Un diseño curricular para la formación de profesionales necesita establecer tres


momentos: un primer momento, de esencia pedagógica, que vincula el proceso
profesional con el proceso formativo, registrado en el documento rector; un segundo
momento, de esencia didáctica que relaciona el proceso formativo y el proceso
profesional con el proceso docente mediante el proceso investigativo, registrado en el
plan de formación; y un tercer momento en esencia administrativo que relaciona el
programa con su proceso de gestión curricular. Son tres momentos, no lineales, que
constituyen un sistema complejo.

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3.1 El primer momento: la concepción pedagógica

El vínculo entre el proceso profesional y el proceso formativo, es en esencia una


relación pedagógica que se establece a través de la relación entre el problema, el
objeto y el objetivo, así:

El problema, “en primer lugar, se asocia a una necesidad que alguien, o un grupo
social, experimenta. Es decir, un individuo se enfrenta a un problema cuando siente
insatisfacción, cuando tiene una necesidad que no ha podido satisfacer. Las
necesidades se presentan en relación dialéctica entre lo volutivo y lo intuitivo, entre
inclinaciones y sentimientos, entre deseos y estados de ánimo. Lo intuitivo percibe las
situaciones y lo volutivo las encamina hacia una posible satisfacción de la necesidad.
En segundo lugar, para que exista esa necesidad insatisfecha tiene que haber un objeto
cuya situación no posibilita aprovecharlo para satisfacer dicha necesidad”(Álvarez y
González, 1998).

El problema surge de la insatisfacción de un sujeto en relación con la situación


específica manifiesta en el objeto. Sin embargo, si el hombre transforma la situación del
objeto, actuando sobre él, puede aprovecharlo y satisfacer su necesidad.

Los problemas están presentes en la actividad del profesional; son las necesidades que
tiene la sociedad y que requieren de la actuación del profesional para satisfacerlas. Son
situaciones objetivas presentes en la sociedad, pero que son analizadas,
caracterizadas, valoradas como problemas por aquel sujeto, o grupo de sujetos, que
sienten dicha necesidad y tienen que actuar sobre un objeto para solucionar dicho
problema.

La construcción de los problemas reales que necesita resolver un profesional devienen


de la contextualización, es decir, los problemas se plantean después de ubicar el objeto
de la profesión en el mundo de la vida, en el cual ha existido y se ha desarrollado,
diagnóstico y en el cual se forjará un futuro posible, prospectiva. La contextualización es
la tensión entre el pasado y el futuro, entre la historia y su porvenir.

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Algunas actividades que se pueden tener en cuenta para realizar una contextualización
son: analizar los cambios en las diferentes versiones de los planes de estudios tanto de
la institución docente en cuestión como de otras en el ámbito internacional; valorar la
pertinencia de los conocimientos del plan de estudio vigente en relación con el objeto
de estudio de la profesión; comparar los programas de las asignaturas y verificar la
sistematicidad entre la red lógica de conceptos del plan de estudio como totalidad;
entrevistar a los usuarios del programa: empleadores, estudiantes, egresados,
administradores y docentes; consultar los avances de los campos del conocimiento
donde se mueve el objeto de la profesión; registrar la legislación vigente en relación con
ese programa.

El objetivo es lo que queremos alcanzar para satisfacer la necesidad y resolver el


problema, lo cual implica la modificación del objeto, es decir, el objetivo se enuncia en
términos de cómo se prevé que se manifieste el objeto una vez que se resuelve el
problema.

Los objetivos más generales del proceso curricular se denominan propósitos de


formación y enuncian las competencias más universales que se pretende lograr en el
egresado y que lo diferencian de otros egresados de otra profesión e incluso de otra
institución docente.

El encargo social para cada proceso de formación es consecuencia de que en la


sociedad se sistematicen determinadas necesidades sociales o problemas
profesionales que justifiquen la existencia de un determinado tipo de profesional, con
ciertas cualidades de su personalidad: competencias, habilidades, destrezas,
convicciones y sentimientos.

En estos objetivos se manifiestan tres dimensiones pedagógicas, la educativa, la


desarrolladora y la instructiva. La educativa, que toma en consideración la formación de
convicciones, sentimientos y otros rasgos propios de su personalidad; la instructiva,
relativa a la asimilación de los conocimientos y la formación de las habilidades por parte
de los estudiantes; y la desarrolladora, que responde a la formación de potencialidades

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funcionales en los estudiantes, que lo preparan para enfrentarse inteligentemente no
sólo a los problemas profesionales, sino a la vida en sí misma.

El objeto de la profesión es un sistema que contiene una parte del mundo real y que
está delimitado por el grupo de problemas que en él se manifiestan y que requiere de la
formación de un solo tipo de profesional capaz de cumplir los objetivos en todas sus
dimensiones pedagógicas: educativa, instructiva y desarrolladora. El objeto de la
profesión es la expresión concreta del proceso que desarrolla el profesional.

“El objeto de la profesión tiene un aspecto fenoménico, externo, en donde se


manifiestan los problemas, que se denominan esferas de actuación; y otro esencial, en
el cual están presentes los campos del conocimiento que rigen el comportamiento de
ese proceso y que se denomina campos de acción.

El objeto de la profesión también lo podemos clasificar atendiendo la relación entre lo


real y el sujeto que opera con ella, el profesional; y la realidad objetiva sobre la que
recae la acción del profesional, la cual llamaremos: objeto de trabajo; el que es
modificado por el profesional, durante la ejecución de un método, como expresión
estructural del proceso y que llamaremos modo de actuación del profesional” (Álvarez,
1999)

El problema está vinculado con el objetivo porque a través de su logro se puede


transformar el objeto de estudio de la profesión y satisfacer las necesidades sociales
resolviéndose el problema. Los problemas, que emanan de las relaciones sociales, son
los que dialécticamente, determinan los objetivos más generales en la formación de los
profesionales, los propósitos de formación. Así es como el proceso de formación de
profesionales diseñado a partir de los problemas sociales establece un lazo de unión
entre el mundo de la vida y el mundo de la escuela. La educación es para la vida.

Estos tres conceptos: problema, objeto y objetivo establecen la relación más general, y
en esencia pedagógica, del diseño curricular. Ellos estructuran la fundamentación de
todo proceso de diseño curricular y necesita quedar registrada en un documento que se
denomina documento rector. Así mismo, relaciona la sociedad con la escuela, en tanto

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de ella, de la sociedad, emanan los problemas que en su sistematicidad configuran el
objeto de estudio y que la institución docente estipulará sus propios objetivos, en tanto
propósitos para la formación de las nuevas generaciones de profesionales.

3.2 Segundo momento: la concepción didáctica

El vínculo entre el procesos formativo y el proceso profesional con el proceso docente


se establece mediante el proceso investigativo y es en esencia una relación didáctica
que se establece a través de la relación problema, conocimientos y método, así:

Una vez delimitados los problemas macros de la profesión se estipulan los propósitos
de formación o los objetivos más generales para alcanzar. Pero entre los problemas y el
logro de los objetivos se necesita recorrer un camino y es el de la adquisición de los
conocimientos, es decir, responder la pregunta ¿qué necesita conocer un profesional
para resolver los problemas que se le van a presentar en su diario laboral? Esos
conocimientos son el resultado de la cultura de la humanidad representados en un
saber científico, tecnológico, técnico artísticos y empírico. Y se organizan
curricularmente a través de los campos del conocimiento donde confluyen discursos
científicos y/o disciplinarios con sus respectivos sistemas de competencias, habilidades,
valores y convicciones que portan los conceptos, las leyes, las teorías y las diferentes
visiones que se construyen del mundo de la vida.

La producción cultural del hombre no es un mundo abstracto lejano de la vida en su


desarrollo día tras día. Los procesos de formación de profesionales diseñados a partir
de problemas reales trae el mundo de las ciencias a la institución docente para resolver
necesidades sociales.

La selección de los problemas más generales, que un profesional determinado necesita


resolver, es un punto de partida para diseñar el proceso de formación profesional y se
convierte en el tipo de método fundamental de aprendizaje.

“El método es un camino que construye el estudiante para alcanzar su objetivo; si en


dicho camino, el universitario, resuelve una serie de problemas, el método será el

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problémico. El nuevo conocimiento, que adquiere el discente, es consecuencia de esa
manera de actuar”. (Álvarez y González, 1998).

Si la lógica del proceso docente se constituye con base en la lógica con la cual los
conocimientos se han construido, será, así mismo, entonces, un proceso docente que
conlleva el desarrollo de habilidades propias de cada conocimiento en particular; y así
se educarán discentes en los procesos investigativos sean estos formativos, aplicados
o quizás científicos. Resolviendo problemas, con rigor metodológico, se educará, la
nueva generación de profesionales, no solo para intervenir en el desarrollo social a
través de su diario laboral sino para vivir.

Se deduce que el proceso de formación del profesional, cuando se basa en la solución


de problemas, es esencialmente un proceso investigativo, un proceso que habita en la
lógica de las ciencias. El profesional asimila dicha lógica para aplicarla productiva o
creativamente en la solución de problemas sociales; ello lo consigue a través de su
formación como profesional, lo cual se concreta en la escuela mediante el proceso
docente. El proceso docente es el que hace la interpretación de la lógica con la cual se
han construido las ciencias para elaborar metodologías de enseñanza que permitan al
estudiante aprender a solucionar los problemas que en su vida profesional necesita
resolver.

La relación entre el proceso profesional, el proceso docente y el proceso investigativo


se registra en el diseño curricular, en el plan de formación y en los proyectos de aula.

3.2.1 El plan de formación

El currículo encuentra en el plan de formación la expresión más inmediata para


concretar los propósitos de formación de la institución docente. El plan de formación es
la guía que concreta la interpretación y la sistematización de la cultura universal en la
escuela. Es un diseño arquitectónico que muestra una oferta flexible del proceso
docente para formar profesionales y prepararlos para la vida. Al mismo tiempo es el
sello que identifica cada institución escolar.

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Si una institución docente quiere educar para la incorporación de las nuevas
generaciones a las nuevas sociedades del conocimiento, tiene que construir el plan de
formación a partir de los problemas de la sociedad. En torno a dichos problemas,
emergen los conocimientos que el estudiante conscientemente necesita asimilar para
posibilitar su solución y formarse como un profesional productivo y creativo.

El plan de formación tiene como objetivo estructurar, en un sistema complejo y flexible,


los conocimientos que un egresado necesita asimilar para resolver los problemas que
se le presenten en su diario laborar. Dichos conocimientos pueden pertenecer a una
ciencia específica o a diferentes campos del saber, por ello la situación problémica
marca la posible relación entre diferentes ciencias.

Una vez, la institución docente, ha estipulado los problemas mas generales con sus
respectivos propósitos de formación y delimita los campos del conocimiento donde se
mueve su objeto de estudio(registrados en el documento rector) se inicia una
clasificación de dichos problemas y se desglosan los macro problemas y se enuncian
sus correspondientes objetivos. Para lograr los objetivos y resolver los problemas es
necesario responder la pregunta ¿qué necesita conocer un estudiante para alcanzar
ese objetivo y resolver ese tipo de problemas?

El primer paso, en la búsqueda de respuesta, es consultar los campos del


conocimiento, y en segundo lugar, desglosarlos en los temas.

Para nuestro modelo curricular, basado en la solución de problemas, un tema es


aquella unidad organizativa del proceso docente que en su desarrollo, garantiza la
formación de una habilidad en el estudiante, el logro de un objetivo, que resuelve un
tipo de problema, es decir, forma la actuación del futuro profesional en el mundo de la
vida.

Los temas se asocian tanto a un objeto, con su respectivo discurso fundamentado en


conceptos, leyes, teorías y visones del mundo, como a una habilidad, con su sistema de
operaciones, actividades y acciones; y, además, a los procesos de sensibilización y
valoración que de ellos se desprenden. Sin embargo, se puede llegar a pensar que se

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trata de sistemas independientes: el del conocimiento, el del desarrollo de habilidades
del pensamiento, el de sensibilización y el de valoración, pero en realidad no es así.
Todas estas características son manifestaciones del conocimiento, cuando este es
elaborado desde un sistema complejo.

Los temas, con su objeto y habilidad propios, se estructuran en un nuevo objeto


cualitativamente superior, es decir, habrá un nuevo objeto y una nueva habilidad más
compleja, que resulta de la estructuración de las anteriores habilidades y objetos, en un
todo, en primera instancia para las unidades de organización curricular (UOC) y luego,
para las disciplinas.

Las UOC están constituidas por una teoría o varias teorías de una ciencia, o de varias
ciencias, o de alguna rama del saber. Ellas posibilitan la caracterización, en el futuro
egresado, de una parte de lo real, en cuanto aprende a solucionar los problemas
inherentes a ese objeto y logra objetivos que sistematicen una competencia tan
compleja que permita integrar sistémicamente una gama de habilidades.

Cada UOC posee una estructura interna donde habitan los componentes
organizacionales de carácter académico, laboral e investigativo. Lo laboral muestra el
objeto de la profesión en su totalidad, tal como aparece en lo real; lo académico,
muestra una abstracción, una parte de eso real, que es necesario para la comprensión
funcional de ese objeto de la profesión. Lo investigativo muestra el proceso como ese
objeto se ha construido a sí mismo y sus posibilidades de transformación.

Lo laboral es integrador, globalizador, es consecuencia de aquellos conocimientos que


trabajan con lo profesional; mientras que lo académico es parcial, fraccionado, opera
con las ciencias, con los diversos campos del conocimiento que fundamentan los
procesos profesionales.

Ambos tipos de componentes son imprescindibles: lo académico, para profundizar en la


esencia de las teorías de los conocimientos que fundamentan el objeto de la profesión;
lo laboral, para integrar todos esos aspectos parciales en una unidad y acercar la
Universidad a la vida, a la comunidad, a la realidad social.

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La ausencia en las UOC de conocimientos académicos las convierte en superficiales y
pragmáticas; la ausencia de lo laboral las convierte en escolásticas. La conjunción de
ambas, traducidas por un proceso didáctico fundamentado en los procesos
investigativos, construye una educación de excelencia.

Si la UOC puede llegar a integrarse en un sólo objeto con su respectivo discurso, debe
sistematizar las habilidades de los temas de manera tal, que se vaya construyendo de
un modo cada vez más complejo, hasta llegar a configurar una competencia, que se
expresa en el objetivo de la disciplina.

La integración de todas las habilidades, de los distintos temas que configuran la UOC y
de las habilidades de orden más complejo -las competencias- las cuales constituyen las
disciplinas en un todo único, es lo que garantiza la sistematicidad del proceso docente
en su desarrollo, en su ejecución.

Ahora bien, las UOC pueden clasificarse en disciplinarias si se construyen con temas
de una sola ciencia, o interdisciplinarias si se constituyen con temas que provienen de
diferentes campos del conocimiento.

En resumen, los problemas generan tanto los objetivos como los conocimientos. Los
conocimientos disgregados en una lista de temas provenientes de diferentes campos
del conocimiento, que se sistematizan en UOC, que configuran disciplinas científicas o
interdisciplinas. A las UOC se les asigna un tiempo y un espacio para construir el icono
del plan de formación.

3.2.2 El proyecto de aula

El proyecto de aula es una propuesta didáctica fundamentada en la solución de


problemas para concretar las UOC. Ellos ocupan un tiempo y un espacio
predeterminado en el plan de formación.

El concepto de aula, para este modelo, es un espacio donde se comparte el


conocimiento entre un grupo de intelectuales. El aula, además de ser un espacio físico,
puede tener o no tener muros, es decir, el aula puede ser un hermoso salón tradicional,

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un laboratorio, una sala de cine o de video, un hospital, un aula virtual, un aula
inteligente, en fin, un aula abierta como la calle misma.

Es posible que las UOC generen uno o varios proyectos de aula, los cuales pueden
variar periódicamente en el plan de formación o pueden ofrecerse diferentes proyectos
simultáneamente para alcanzar el mismo objetivo y solucionar el mismo problema. Por
tanto, el estudiante es quien selecciona, libre y en relación con sus motivaciones, entre
una gama de proyectos el que desea realizar.

Así, los proyectos de aula le dan el carácter de flexibilidad a este modelo curricular.
Tanto la dinámica como la dialéctica de los proyectos posibilitan el movimiento del
modelo curricular en relación con los cambios sociales y científicos de la aldea global.

“Todos los participantes de la construcción y gestión del modelo curricular necesitan ser
conscientes de que si se exceden en su carácter flexible, se puede caer en una
posición anarquizante, o si se impide, en otra posición burocrática y dogmática”
(Álvarez, 1999).

Es decir, en los documentos rectores se plantea tanto la relación problema, objeto y


objetivo, en cuanto guía pedagógica del proceso de formación del profesional, así como
también la relación problema, conocimientos, método como guía didáctica de dicho
proceso que se empieza a concretar en el plan de formación en tanto relación
problema, objetivo, conocimientos. Todos estos componentes se sistematizan de una
manera aún más concreta en el diseño de los proyectos de aula.

El proyecto de aula tiene tres momentos: la contextualización, lo metodológico y lo


evaluativo. En la contextualización se estipulan el problema, el objeto, los objetivos y los
conocimientos, y el profesor, o grupo de profesores, lo diseñan en relación con el plan
de formación. En lo metodológico se relaciona el método, la forma y los medios; lo
diseña el profesor, o grupo de profesores, pero lo ejecuta todo el grupo. En lo evaluativo
se certifica el logro de los objetivos mediante la solución del problema y participa
activamente todo el grupo.

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La contextualización del proyecto parte siempre de un problema. El problema que dio
origen a la UOC, que puede ser uno o descomponerse en varios según la pertinencia
para el trabajo del grupo de profesores encargados de gestionar esta UOC. En él está
inmerso tanto el problema de una disciplina en particular como el problema más general
que dio origen a algún propósito de formación. Se recomienda, por claridad
metodológica, enunciar el problema en forma de propuesta.

En la contextualización se necesita tener claro el objeto, la parte de lo real portador del


problema sobre la cual se trabajará; además, precisará las características de todo
aquello que lo rodea.

A partir del problema se plantea el objetivo u objetivos del proyecto. En el objetivo se


manifiesta tanto lo desarrollador, las transformaciones que se quieren alcanzar en el
pensamiento de los discentes, la competencia que se va a adquirir; lo instructivo, la
habilidad concreta con la que va a aplicar los conceptos a aprender; y lo educativo, en
la formación que va a lograr en el desarrollo de sentimientos, convicciones y otros
rasgos de la personalidad de los escolares. Todo lo anterior son objetivos que integran
la formación lógica, ética y estética de los profesionales.

Para alcanzar los objetivos, el estudiante tiene que dominar una serie de temas. El
profesor necesita diseñar esos temas en relación con las habilidades, los valores y las
potencialidades creativas que emergen de ellos; tiene que hacer explícita la lógica, la
ética y la estética que subyace a dichos conocimientos y de los cuales, el discente se
apropiará; es decir, diseña la nueva estructura del pensamiento que desarrollará en el
grupo de estudiantes y estos necesitan ser conscientes de ello, tenerla muy clara.

Para alcanzar esos objetivos y resolver el problema, el discente necesita apropiarse de


unos conocimientos que ya la cultura de la humanidad ha construido. La pregunta que
se debe resolver es ¿cómo el estudiante adquiere esos conocimientos? La respuesta
se explicita en el concepto de método; la respuesta es una concreción didáctica.

En el método se manifiesta la relación entre la forma y los medios. El método es la


organización interna del proyecto de aula en tanto proceso de comunicación y actividad;

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son las etapas que desarrolla el sujeto en su interacción con el objeto, a lo largo del
proceso docente. La forma será siempre la relación entre el profesor y su grupo o más
bien el profesor como coordinador del grupo responsable del proyecto. Los medios son
las múltiples herramientas que se utilizan para la transformación del objeto.

La tríada método, forma y medios integran lo metodológico. Ello se concreta en las


tareas mediante las cuales el estudiante adquirirá la información necesaria para generar
un marco y un modelo teórico, para aplicarlo y para sistematizarlo. Las tareas son las
acciones que desarrolla el grupo en correspondencia con el objetivo, de acuerdo con
las condiciones en que se encuentra el objeto y los métodos que se desarrollarán para
resolver el problema.

El método, en la tarea, es el modo en que cada estudiante lleva a cabo las actividades y
la comunicación para apropiarse de los conocimientos; el método será en realidad, el
orden, la organización de las tareas, la sucesión sistémica de ellas. Así las condiciones
en que se desarrolla el proyecto pueden llegar a excluir determinada tarea y plantear
otra tarea para alcanzar el fin al que se aspira. Por esta razón es que en la tarea el
objetivo se personifica, ya que es posible que cada estudiante elija tareas distintas para
acercarse a un mismo objetivo.

En cada tarea está presente el objetivo. En cada tarea se manifiesta un conocimiento


para asimilar, una habilidad para desarrollar, un valor por adquirir. El desarrollo de una
sola tarea no garantiza el dominio por el estudiante de una nueva habilidad, el sistema
de tareas sí. El objetivo se alcanza mediante el cumplimiento del sistema de tareas.

En consecuencia, el proyecto de aula es una serie sucesiva de tareas. La ejecución


continua de tareas irá educando, instruyendo y desarrollando al estudiante como
investigador, como creador, como solucionador de problemas reales de una sociedad
para lograr el desarrollo humano.

Obviamente, la metodología para desarrollar proyectos de aula enmarcados en la


solución de problemas, se manifiesta como un proceso de investigación donde el

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profesor presenta a su grupo la contextualización y esboza las tareas pertinentes para
la construcción del marco y del modelo teórico, su aplicación y sistematización.

El marco teórico lo constituyen los conocimientos que ya han abordado el problema


planteado para el proyecto. Los estudiantes serán quienes buscarán la información, la
asimilarán y construirán su propio texto. La mejor forma para realizarlo es el seminario
donde se lee, se escribe, se reflexiona y se debate escuchando las diversas posiciones
de cada uno de los miembros del grupo.

La búsqueda de la información, su apropiación y sistematización implicará un sistema


de tareas que cada profesor, de acuerdo con su grupo, elaborará según su experiencia
en el manejo de la temática respectiva.

Luego se construye el modelo teórico, la construcción de algo relativamente nuevo para


ir a la vida, a lo laboral, aplicarlo y sistematizar los resultados.

El modelo teórico es un constructo relativamente nuevo porque se está sistematizando


información ya existente pero desde una visión innovadora, es como diría Gadamer
“pensar lo pensado”. La sensibilidad, la imaginación y la creatividad, son
preponderantes.

Se pretende involucrar al estudiante en los procesos de investigación, en tanto


formación, es decir, él no solo va a adquirir habilidades abstractas para investigar si no
que se va a imaginar mundos impensados pero posibles. No se pretende construir un
modelo teórico de investigación de punta, pero sí se forjará y se evaluará lo posible en
innovación, en la demostración de creatividad para mejorar los procesos sociales desde
la cualificación del objeto de su profesión.

El grupo puede dividirse en subgrupos para montar diversas posibilidades de creación


sobre un mismo marco teórico. Acá el sistema de actividades lo plantea cada subgrupo
según las hipótesis que se van a trabajar y ellas se tendrán en cuenta para la aplicación
y para la sistematización de la nueva construcción.

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Para comunicar el proyecto a la comunidad, el subgrupo selecciona la metodología que
más le convenga según el tema trabajado. Es decir escogerá entre las múltiples formas
de exposición oral, a saber: el simposio, la conferencia, el panel, el taller, la mesa
redonda, en fin…

El proyecto de aula brinda una gama de formas que dinamizan el proceso docente, y
que van desde el seminario y el trabajo en subgrupos hasta las diferentes exposiciones
orales. Además brinda la posibilidad del trabajo individual y en grupos. Cada una de
estas formas plantea los medios indispensables para su ejecución.

La evaluación es la constatación periódica del desarrollo del proceso, de la modificación


que el estudiante, mediante su proceso consciente de aprendizaje, realiza del objeto y
de sí mismo.

“Observar y analizar para comprobar, constatar, comparar, determinar, identificar,


diferenciar, valorar, presentar alternativas y tomar decisiones, son los fundamentos de
cualquier acto evaluativo. La evaluación se estipula como todo un sistema de
acompañamiento al proyecto de aula como totalidad y en cada una de sus partes.

En este proceso evaluativo están comprometidos tanto los estudiantes que vivenciaron
el proyecto como los profesores que lo dirigieron. Mediante la evaluación se comparan
los resultados del trabajo, tanto de estudiantes como de profesores, con los objetivos
propuestos para determinar los aciertos y desaciertos de la trayectoria del proceso y en
consecuencia, tomar decisiones para volver a diseñar el proyecto de aula.

La evaluación de los proyectos de aula es formativa pero también cumple el papel de


certificación social. Es formativa cuando busca determinar el grado de adquisición de
los conocimientos, habilidades y valores de los estudiantes para autosugestionar su
proceso de formación. Es de acreditación en la medida en que un estudiante necesita
demostrar su formación integral para ser promovido al mundo del trabajo” (Álvarez y
González, 1998).

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3.3 El tercer momento: la gestión del proceso curricular

El diseño del currículo es tan solo una mínima parte del proceso curricular. Es apenas
la construcción del modelo teórico. Su aplicación requiere un proceso de
acompañamiento permanente manifiesto en la gestión y en la evaluación curricular.

Mientras que la gestión del currículo ejecuta el modelo curricular propuesto mediante la
dirección del proceso docente, la evaluación tiene como objetivo la toma de decisiones
para cualificar dicho proceso.

La gestión y la evaluación del modelo curricular es un trabajo que realiza un instituto de


investigación pedagógica cuyo objetivo es la búsqueda de la excelencia del proceso
docente-educativo y la calidad de su resultado: el egresado.

La gestión curricular planifica, organiza, regula y controla el modelo curricular para su


óptima ejecución. Planifica cuando prevé el funcionamiento adecuado del modelo
curricular para lograr los propósitos de formación. Organiza cuando destina tareas,
autoridad y recursos a los grupos de profesores y estudiantes que participan en el
proceso, con el fin de lograr el éxito de los resultados propuestos. Regula cuando
adecua operativamente el proceso mediante acciones como dirigir, influir y motivar a los
grupos de profesores y estudiantes para que realicen las tareas fundamentales para el
logro de los objetivos. Controla cuando garantiza, mediante normas, que el proceso de
obtención de resultados se ejecute en la forma más eficiente.

Durante la ejecución del modelo curricular lo más importante es el papel que


desempeñan los grupos de profesores y de estudiantes que lo llevan a cabo. El grupo
será el que pueda realizar las transformaciones didácticas necesarias, solo los sujetos
que participan en el proceso docente le dan sentido al mismo, son los que le aportan
valores, los que ponderan la significación al nuevo modelo curricular. La significación no
es sólo racional, también es necesario impregnar de sentimientos la gestión curricular.
Para los estudiantes y el maestro lo didáctico es el instrumento de su realización
personal y social, y la calidad es consecuencia de ello, no porque se le exige, sino
porque es su modo de ser humano.

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La formación científico-técnica y pedagógica, con un propósito investigativo, de los
mismos profesores es una condición necesaria para la gestión curricular, para su buena
actuación sin embargo, la suficiencia se la aporta la pasión, el entusiasmo y su plena
realización que se alcanza mediante su actuación docente.

Recordemos que el modelo curricular que se propone se ejecuta en determinados


niveles: las tareas, los proyectos, los temas, las UOC, las disciplinas que están
organizadas en tiempos y espacios específicos que requieren de un grupo de docentes
para su desarrollo que son los que de una manera más directa dirigen del proceso
docente-educativo.

Pero los estudiantes necesitan participar. La gestión del proceso docente-educativo es


una administración compartida entre los estudiantes y el profesor. El profesor es el
representante de las aspiraciones sociales pero los que van a ser, en lo fundamental
objeto de transformación, son los estudiantes y ello es un proceso no solo consciente
sino motivado. Por esa razón los educandos tienen que participar activamente en la
gestión de su formación. Pues conscientemente planifica y organiza su proceso de
aprendizaje para lograr mayor eficiencia en la ejecución del mismo.

Estos grupos de profesores y estudiantes requieren ser configurados e


institucionalizados para dar vida al modelo curricular. Ellos se deben caracterizar por el
debate y la confrontación científica que favorezca la formación del futuro profesional.

La evaluación, del modelo curricular que se gestiona, se expresa en la relación entre el


proceso y su resultado, es decir, entre el estado inicial del proceso, el estado ideal
presupuesto, y el estado final a que se arriba. La evaluación tiene como objetivo la toma
de decisiones para cualificar el proceso.

La evaluación del modelo curricular tiene como parámetros: la pertinencia, la


sistematicidad, el impacto y la trascendencia.

La pertinencia formativa del plan de formación y del programa evalúa la relación de la


institución docente con la sociedad, dada por la correspondencia que debe existir entre
problema-objeto-objetivo del modelo curricular de un programa con su entorno local y

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universal. La sistematicidad evalúa el grado de correspondencia entre los problemas,
los objetivos, los conocimientos, los métodos, los medios y las formas; o sea la
ejecución del proceso mismo desde los problemas y propósitos de formación del
programa hasta las tareas que desarrolla cada grupo en los proyectos de aula. El
impacto evalúa la medida en que los resultados del modelo curricular satisfacen las
necesidades sociales. La trascendencia evalúa la medida en que los resultados del
modelo curricular logran mayor difusión en diferentes áreas del desarrollo científico,
cultural, tecnológico y social.

El proceso docente será de calidad si los propósitos de formación que plantea el


modelo curricular se cumplen, es decir, si los problemas se resuelven. La solución de
dichos problemas es el punto de partida de todo proceso evaluativo. Por ello, para el
logro de la calidad se requiere un proceso de mejoras continuas, que en su desarrollo,
tiendan a que se establezca una mayor correspondencia entre lo pretendido y su
resultado.

El proceso docente-educativo es de calidad si en el mismo los estudiantes pueden


desarrollar sus capacidades de crear y recrear, de producir y aportar de manera
consciente a la solución de los problemas sociales y a los suyos personales; y a la vez,
formar valores y sentimientos que lo preparen para participar grupal y activamente en el
desarrollo ascendente de la sociedad, que lo hacen un miembro pleno y feliz de ella.

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4. Conclusiones

Al diseñar un modelo curricular con base en la solución de problemas se logra:

* Desarrollar competencias, habilidades, valores y sensibilidades de los profesionales


en una forma consciente.

* Articular lo pedagógico, lo didáctico, lo curricular y lo administrativo en un modelo


sistémico abierto y complejo.

* Construir un modelo de formación del profesional esencialmente investigativo en pos


del desarrollo científico y humano.

* Trabajar con el método problémico como un método investigativo.

* Relacionar, mediante la solución de problemas, las diferentes ciencias, es decir,


fundamentar el trabajo curricular sobre la posible interdisciplinariedad.

* Optimizar el proceso docente-educativo.

* Enseñar las ciencias desde su propia construcción pero en relación con los
propósitos de formación construidos por la institución docente a partir de los
problemas sociales.

* Articular la docencia con la investigación y la extensión.

* Integrar teoría y práctica tanto desde la ciencias como desde lo profesional.

* Alcanzar procesos de intervención de la universidad en la sociedad.

* Sistematizar los conocimientos, habilidades y valores a través de un proceso


docente complejo en torno al objeto de estudio de la profesión.

* Flexibilizar el currículo mediante los proyectos de aula.

* Desarrollar competencias, habilidades, valores y afectos en relación directa con el


objeto de estudio de la profesión.

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* Potenciar la inteligencia de los estudiantes universitarios hacia la solución de
problemas en el diario acontecer.

* Cualificar las habilidades comunicativas: leer, escribir, hablar, escuchar.

* Estimular la producción y la creación.

* Dinamizar las formas de la clases.

* Posibilitar el trabajo individual y grupal.

* Educar para la vida.

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