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Tabla de Contenido:
PRIMERA PARTE:
SEGUNDA PARTE
Por otra parte, entendemos como contenido, esencia real del movimiento que
analizamos, a la resultante del conjunto de factores de poder e intereses que
ejercen sus fuerzas en uno u otro sentido en cada oportunidad y determinan
el verdadero carácter de las relaciones Estado- concesionarias, a sus
resultados en términos de usufructo de beneficios y control de las decisiones
en la industria petrolera; determinación que se ha impuesto siempre,
independientemente del cascarón legal correspondiente, bajo su cobertura si
es posible, retorciéndolo convenientemente en otras oportunidades o, en
último caso, ignorándolo.
• Las contradicciones entre clases y fracciones por el control del poder estatal
en el seno de los países productores.
SISTEMA DE HIPÓTESIS
La nacionalización petrolera fue la conclusión, entre otros desarrollos, de un
largo y conflictivo proceso de agotamiento del patrón normativo formal de las
relaciones entre el Estado venezolano y las compañías extranjeras
concesionarias; es decir, del conjunto de estructuras legales y reglamentarias
en el marco del cual se desarrollan esas relaciones.
Ese agotamiento se venía haciendo crítico en la medida en que nos
acercábamos a 1983, año en el cual se iniciaría el vencimiento y por ende la
reversión de las concesiones de hidrocarburos, sin que para esa fecha
estuviera prevista una alternativa clara para el ulterior desarrollo de la
industria, cercada por la norma constitucional que establecía el no
otorgamiento de nuevas concesiones y el voluntario enanismo en el que fue
mantenida la Corporación Venezolana del Petróleo durante sus quince años
de existencia.
La segunda de las opciones a que nos referimos es, desde luego, la propiciada
por las compañías y sus voceros en FEDECAMARAS, quienes consideraban que
el principio de "no más concesiones había colocado a la industria petrolera en
un curso de declinación" 5
nuevas relaciones con los países productores, ante la evidencia de que la era
de las concesiones había terminado.
diferencias al respecto son de grado, pues ni los más acerbos críticos plantean
una ruptura de la misma como opción válida.
Decíamos antes que la forma de las relaciones consideradas era provista por
el marco legal y reglamentario. En el caso de la nacionalización, ese marco lo
constituye la "Ley que Reserva al Estado la Industria y el Comercio de los
Hidrocarburos" y sus reglamentos, los cuales han determinado un profundo
cambio en la calidad jurídica de los antiguos concesionarios, quienes ahora no
son propietarios de ningún activo tangible que materialice su presencia física
en el negocio petrolero nacional. Aún más, la gran mayoría de esos
concesionarios, los pequeños desde luego, perdieron todo tipo de contacto
con el negocio petrolero venezolano.
Desde este punto de vista, las grandes transnacionales que siguen en la brecha
han sido colocadas "del lado afuera" de la industria petrolera nacional... en
un cierto sentido. Si bien los vínculos transnacionales con la industria no se
establecen ahora con su inversión en el país, ha emergido un nuevo
mecanismo que consagra esos vínculos, un nuevo tipo de relación contractual,
distinta en todos sus términos, fines declarados, condiciones y plazos, del
contrato concesionario: Los contratos de asistencia técnica y
comercialización. Queda así asentada una clara evolución de la forma que,
aparentemente reduce los encadenamientos externos de la industria
petrolera nacional.
Ahora bien, como lo documenta una extensa bibliografía en todos los idiomas,
12 el petrolero es el mayor negocio del mundo. Si ha devenido elemento vital,
base energética fundamental del desarrollo industrial, sobre esa condición,
que no fue necesariamente el resultado del simple desarrollo tecnológico y
que está envuelta entre los condicionantes del modelo de acumulación
capitalista contemporáneo, se ha levantado la mayor acumulación
concentrada de poder económico y político no estatal de nuestros tiempos: el
Cartel Petrolero Internacional, las siete hermanas que han usufructuado casi
exclusivamente durante décadas la circunstancia de monopolizar una fuente
de energía cuyos costos de extracción están muy por debajo de los de las otras
fuentes. El petróleo se convierte así en un gigantesco portador de renta
diferencial y absoluta. Las luchas que se desatan en torno a él, en
consecuencia, son por la apropiación de los beneficios excedentes que genera,
los cuales se incrementaron durante varias décadas, en la medida en que su
disponibilidad era insuficiente para cubrir la demanda que por él se generaba.
"Es necesario aclarar, primero, que la renta tiene la misma naturaleza que la
ganancia: es plusvalía extraída por el capital y realizada en la venta de
mercancías. Pero si bien la ganancia del capital petrolero es plusvalía
obtenida por éste durante la implementación del proceso de producción de la
industria petrolera y realizada al vender los productos refinados, la renta
petrolera, en sí misma, está constituida por plusvalía originada en esferas de
producción distintas de la industria petrolera y realizada en la venta de los
productos petroleros." 16
17 Ibíd.., Pág. 15
PRIMERA PARTE:
La participación fue fijada en forma muy baja—Bs. 2,00 por tonelada métrica
de petróleo extraído—y muy bajos los impuestos que fueron creados,
entreguismos que intentaban justificar con la pseudo teoría, aún en vigencia,
de que había que estimular la inversión de capitales extranjeros. Los agentes
de los consorcios, por su parte, lograban siempre, con abundantes obsequios
en dinero efectivo a los abogados y algunos funcionarios, obtener las mejores
ventajas para sus representantes. (25)
“Esta Ley que habría de experimentar en los próximos años sólo cambios
insignificantes sirvió prácticamente como base para todas las concesiones
norteamericanas existentes en Venezuela hasta 1943.” 31
"Tales eran los métodos por los cuales se adjudicaban las concesiones bajo el
régimen de Gómez. Se hacía mofa de la
Ley. El fraude y el engaño, el embrollo y la doblez, eran las reglas del juego."
33
"El nuevo Ministro perdió poco tiempo", al decir de Lieuwen: elevó los
impuestos en las concesiones sobre reservas nacionales en un 50 por ciento y
forzó un acuerdo en una disputa en torno a los impuestos de boya que llevó a
las compañías a pagar 12 y medio millones de bolívares para evitar males
mayores.” 35
Nada hacía pensar que con López Contreras, Ministro de confianza -Guerra y
Marina- y heredero de Gómez, variarían mucho las cosas, pero el movimiento
reivindicativo que comenzó a buscar cauces de expresión a la muerte del
Benemérito determinó la emergencia organizada de nuevos sectores sociales,
agrupados en partidos y sindicatos. Urgían el inicio de la transformación de
un país que hasta entonces era administrado como la hacienda particular de
sus gobernantes. Como parte de esas transformaciones se comenzó a discutir
sobre la necesidad de una nueva legislación petrolera y más allá, del ejercicio
de una política más soberana en la materia.
En 1936, muy reciente aún la muerte de Gómez, se aprobó una nueva Ley de
Hidrocarburos que no introdujo modificaciones
transición de una a otra Venezuela, ha sido analizada por varios autores. Una
buena síntesis sobre la esencia de los cambios técnico-económicos y socio
económicos que se estaban produciendo en esa época se encuentra en
"Inversiones Extranjeras y Subdesarrollo", de Armando Córdova, en particular
en su capítulo "El Impacto Inicial". 39
“Por otra parte, el hecho de que el gobierno nunca fuera capaz de hacer
cumplir esta ley, venciendo la resistencia de las compañías petroleras, dejó
en claro que la burguesía era, en efecto, dependiente del movimiento laboral
en su lucha para la transformación de los beneficios excedentes de las
compañías petroleras en renta a ser pagada al Estado. Pero la represión de la
clase obrera por López Contreras privó a la burguesía de la posibilidad de usar
al movimiento laboral para sus propios fines.” 41
“La Ley propuesta, convenida hasta el último detalle entre Medina y las
compañías petroleras, fue presentada al Congreso para su firma. Los fieles
partidarios de Medina apresuraron la Ley a través de ambas cámaras, no
permitieron alteraciones importantes y consintieron muy pocos debates.” 43
Antes aún, había sido revisada por el gobierno norteamericano, ante cuyo
Presidente fue presentada, en misión especial, por el Procurador General de
la Nación, Gustavo Manrique Pacanins. Así lo documenta Mejía Alarcón al
transcribir la carta de presentación enviada por Medina a Roosevelt:
"O dicho en otras palabras: que al Congreso iba, para recibir una rutinaria
confirmación casi protocolar, lo que a puertas cerradas, de espaldas a la
Nación, se había pactado entre los miembros del Ejecutivo y los
representantes de las compañías, asesorados por los consejeros del
Departamento de Estado." 45
"Considera el suscrito, doctor Juan Pablo Pérez Alfonzo, que en una síntesis
general del proyecto podrían señalarse dos grandes grupos de ventajas:
ventajas de orden técnico y jurídico, y ventajas de orden económico. Entre
las primeras sobresalen la unificación de las relaciones de los concesionarios
y el estado; y la definida y clara intervención que en el funcionamiento de la
industria se reconoce al mismo estado. Entre las de orden económico, parecen
indiscutibles el aumento apreciable de los impuestos, tomados en conjunto,
y no obstante la desaparición de impuestos que antes pagaban los
concesionarios; la supresión de las exoneraciones de tributos aduaneros, la
regulación del transporte de petróleo, la obligación para las empresas de
llevar en Venezuela su contabilidad industrial, la supresión de diferencias
injustificadas de los impuestos cobrados a los concesionarios por razón de la
ubicación de las parcelas, y los convenios respecto a refinerías celebrados en
relación con el proyecto."
"Validas las compañías de las debilidades de quienes con y sin derecho han
representado a la nación, actuando al margen del derecho y la justicia, han
realizado utilidades ilegítimas, ocasionando daños cuya reparación no puede
ser borrada por una simple disposición de una ley: no hay, ni puede haber
figura jurídica alguna que haga de la injusticia, derecho." 46
En 1943, el mundo afrontaba el segundo gran conflicto bélico del siglo. Los
alineamientos determinados por el mismo se reflejaron directamente en
nuestra política interna. El hecho de que los Estados Unidos fueran aliados de
la Unión Soviética en esa contienda determinó una peculiar posición frente al
gobierno de Medina Angarita de los comunistas criollos, en quienes tuvieron
cierto eco las tesis de Earl Browder, líder comunista norteamericano, en el
sentido de supeditar las luchas del proletariado contra sus burguesías a las
prioridades impuestas por el esfuerzo bélico conjunto contra el nazi-fascismo.
Demarcados así los diversos tipos de concesión y establecidos para cada una
de ellos los derechos de los titulares de esas concesiones, se pasa a señalar
sus deberes, el principal de los cuales consiste en el pago de los impuestos
fijados en la Ley: Superficial, en los lotes de exploración, de dos bolívares por
hectárea y por año; inicial de explotación, de ocho bolívares por hectárea;
superficial, en las parcelas de explotación, de cinco bolívares por hectárea y
por año en los primeros cinco años, elevándose luego cada quinquenio en otros
cinco bolívares, hasta llegar a 30, y exonerable en la medida en que se pague
el 1;s impuesto de explotación. Este último, por cierto, no es otro que el
antiguo canon, regalía o royalty, cuyo monto se fijó en 16 2/3 por ciento del
petróleo extraído.
Quizás el aspecto más criticado del pacto Medina- concesionarias, por sus
evidentes e inmediatas connotaciones negativas fue el "total saneamiento"
que se le otorgó a concesiones plagadas de ilegalidad, viciadas de nulidad y
en vías de caducidad, como ya Señaláramos antes, al citar las
No podemos, desde luego, cargar las tintas a la hora de hacer un balance que
pretende ser objetivo. Pero sólo teniendo en
"La Ley de 1943 amplió los poderes técnicos y administrativos del gobierno.
Se restringieron los derechos de traspaso y los privilegios de expropiación de
las compañías, y se reafirmó la autoridad para investigar las operaciones
técnicas y los procedimientos de contabilidad."
Ahora bien, de todas las políticas adoptadas en este período, las que mas
desasosiego causaron a los concesionarios, en tanto que posibilidades de un
cambio negativo para sus intereses, fueron la formulación del propósito de no
otorgar nuevas concesiones y los intentos de vender directamente en los
mercados internacionales la regalía previamente percibida en especie. Y es
que una de las razones aducidas por Pérez Alfonzo para considerar que no era
necesario modificar la Ley de 1943 para llevar a cabo una política petrolera
progresiva consistía justamente en su propósito manifiesto de no otorgar
nuevas concesiones de acuerdo a esa legislación:
"Por esto hemos mantenido la Ley de 1943 y reconocemos las concesiones que
se otorgaron de acuerdo con ella. Pero la época de las concesiones para la
explotación de petróleo, como se habían venido otorgando, ha pasado en
Venezuela. Conscientes de nuestros derechos e intereses no podemos
continuar esos sistemas de explotación de una riqueza nacional ya bien
conocida y desarrollada." 64
"…pensamos que una solución posible enmarcada dentro del sistema jurídico
vigente, y diferente por todos respectos a la concesión a particulares, sería la
concesión a un instituto u organismo del Estado." 65
Pero los efectos de esta política no se pudieron manifestar por mucho tiempo
más. El gobierno de Gallegos fue derrocado y la política petrolera de Pérez
Alfonzo desechada. Tres décadas más tarde, él mismo hará un balance
autocrítico:
Pérez Alfonzo constata la evolución ascendente que desde 1958 y hasta 1964
venía registrando esta relación y postula la necesidad de proceder en esos
momentos a los ajustes previstos.
El ajuste de la tasa de cambio del dólar petrolero, que había sido modificada
de Bs. 3,09 a Bs. 4,40, también coadyuvaría en el propósito de esta política,
al disminuir el monto en dólares de las amortizaciones y depreciaciones del
Activo Fijo de las compañías, pues su monto en bolívares permanecería
constante (8.500 millones) al tiempo que disminuía su equivalencia en dólares
en 819 millones.76
Justamente para que esos incrementos fueran reales y dejaran de ser teóricas
las proporciones resultantes, se crea, en abril de 1959, la Comisión
Coordinadora de la Conservación y el Comercio de los Hidrocarburos, que
debía ejercer una función fiscalizadora y de control de la industria. Concebida
como un instrumento interno de defensa de los precios, sería el organismo
encargado de formular los reparos, determinando la participación razonable
al tomar como punto de partida la revisión y consolidación de las cuentas de
las compañías. Es de destacar el énfasis que Pérez Alfonzo hace sobre esta
Comisión, de corta vida efectiva sin embargo. La concibe como el órgano de
uno de sus postulados estratégicos más importantes y menos entendidos como
lo es el de la coordinación de la producción con la demanda, el prorrateo de
la producción entre los países oferentes para no desbordar las cantidades
exigidas por la demanda, prorrateo que permitiría una idónea defensa de los
precios:
"Se comprendió entonces que el autocontrol era lo que con seguridad podría
conducir, dentro de los límites determinados por las circunstancias a la meta
de los mayores ingresos deseados."78
Ministerio, la CCCCH fue anulada para todo efecto práctico, cuando se transó,
en 1966, el acuerdo sobre precios de referencia mediante el cual las
compañías adquirieron "libertad de precios", como veremos en su
oportunidad.
Así, su política fue desnaturalizada por el propio gobierno del que era
Ministro. En repetidas oportunidades el Presidente Betancourt se curó en
salud ante los concesionarios y sus mentores al hacer referencia a los limitados
fines de la CVP y el carácter flexible de la política de no más concesiones:
"No hemos otorgado concesiones porque las muy ricas que quedan, bien
ubicadas, en el centro y en las riberas del Lago de Maracaibo, estamos seguros
que van a ser exploradas y explotadas mediante contratos de servicio." (29-6-
63)83
"…de mantenerse la actual actitud con respecto a los fondos públicos que se
aportan a la CVP, ésta no puede sino desarrollar un modesto programa
exploratorio y hacer uso del instrumento incorporado por la reforma de la Ley
de Hidrocarburos: los Contratos de Servicio." 85
"Hubo de salir del Ministerio el doctor Pérez Alfonzo para que comenzase,
aunque con lentitud, a estudiarse a fondo este nuevo sistema de contratación,
el cual, en definitiva, no vino a ponerse en práctica sino muchos años después,
cuando llegó al poder el Presidente Caldera." 86
“En 1957, Norteamérica recibió el 53% del total de las exportaciones, mientras
Europa sólo recibió un 23% debido a la competencia con el Medio Oriente…”
92
Así los había concebido Pérez Alfonzo y así los asumió Sáder Pérez, Presidente
de la CVP para la época. Pero mientras Pérez Alfonzo recomendaba calma y
recelaba al percibir el carácter de renovadas concesiones que
inevitablemente adquirirían, Sáder Pérez, en cierta contradicción con su
Ministro, siguió participando activamente en su desarrollo y elaboró las bases
mínimas según las cuales se garantizaría que los contratos cumplirían con su
cometido inicial, hasta
"…fracaso del proyecto concebido con propósitos y fines diferentes de los que
permite entrever el texto final de los contratos publicados en la Gaceta Oficial
Extraordinaria del 13 de diciembre de 1971, No. 1495." 94
Pérez Alfonzo hizo, a la postre, una condena más global y definitiva de los
contratos, no vinculada a los detalles de su ejecución, la cual se encuentra
inserta en su obra Petróleo y Dependencia, Págs. 102-111, donde los califica
de contrarios a la seguridad de la Nación. Siguiendo una línea argumental que
no es el caso reproducir íntegramente aquí, el ex ministro sostiene que los
contratos agravarían la situación de debilidad de la Nación frente a las
compañías petroleras. Que son ilusorias las perspectivas de nuevas
inversiones, tanto en magnitud como en significación para el
"Bienvenidos los Contratos de Servicio. ojalá que ellos nos logren para los años
que vienen lo que no pudimos dar en doce años."97
estipulen en cada contrato sean más favorables para la Nación que los
previstos para las concesiones en la presente Ley. Estos convenios no
conferirán derechos reales sobre los yacimientos." 98
En las siguientes páginas de la obra que venimos citando, Sáder Pérez hace
cuenta y denuncia de la infinidad de detalles y matices de las referidas bases
por donde se colaron prerrogativas para las contratantes y simultáneas
dejaciones del interés nacional.
“Esta última parte, con mucho la más amenazante desde el punto de vista de
las compañías, fue la concepción de Pérez Alfonzo. Los beneficios de las
compañías habían aumentado constantemente desde su punto más bajo en
1958-60 y para 1964 habían llegado al 30 por ciento, el doble de la cifra que
0l consideraba justa, como provecho por sus inversiones”. 101
103 Gastón Parra Luzardo, El Despojo de Venezuela, Los Precios del Petróleo.
Universidad del Zulia, Rectorado, Maracaibo 1979
(US$/bl)
Pero hay más aún. De este convenio el gobierno obtuvo la supuesta ventaja
de negociar precios de referencia para la liquidación del impuesto sobre la
renta en los siguientes cinco años. Según sus términos, las compañías pagaban
sus impuestos de acuerdo al nivel de referencia acordado y quedaban libres
para vender el petróleo al precio que quisieran. Semejante sacrificio de las
compañías no era más que la obtención, al decir de Pérez Alfonzo, de una
libertad de precios que era una bomba de tiempo contra la Comisión
Coordinadora de la Conservación y el Comercio de los Hidrocarburos, que a
partir de entonces quedó convertida en un organismo prácticamente inútil.
Pero ésta era apenas la cara pública de lo que Pérez Alfonzo consideraba un
desbordamiento de estímulos para una industria que incrementaba
diariamente excesivas e injustificadas utilidades. 111
Capítulo II.
Capítulo IV.
Capítulo VI.
El Dr. Álvarez Chacín emprendió una denodada lucha, digna del mayor
encomio, contra este memorándum, demostrando su ilegalidad e
inconstitucionalidad y revelando los graves daños que sus términos
acarrearían a la Nación. Sus esfuerzos tal vez lograron que los males no fueran
mayores, pero éstos, de todas maneras se produjeron:
“!Cómo son de hábiles los manejos de las corporaciones! !Qué bien se nos
mueven los espejitos para encandilarnos!” 115
113 Ibíd., pág. 48
de los Setenta
1970 es, en muchos sentidos, un año crucial para el sistema capitalista a nivel
global. Hasta 1970, y partiendo de los primeros años de la segunda postguerra,
el capitalismo ha vivido uno de sus más prolongados períodos de expansión.
Una expansión que parte del Plan Marshall para la reconstrucción de Europa y
Japón y se fundamenta en los acuerdos de 1944 en Bretton Woods, donde se
trazan las líneas maestras de lo que sería el nuevo sistema monetario
internacional con el dólar norteamericano como base del nuevo patrón "oro-
cambio modificado", respaldado por el poderío, que permaneció intacto
durante la guerra, del aparato productivo norteamericano. Banco Mundial,
Fondo Monetario Internacional, sistema de paridades fijas-flexibles, libre
convertibilidad y mecanismos compensatorios para los países con déficits de
Balanza de Pagos, tipo DEG, son parte del instrumental financiero de una
política económica basada en la intervención estatal reguladora y dirigida a
garantizar la expansión económica según las fórmulas keynesianas de
contención de las crisis de superproducción que se ponen en practica en los
principales países del sistema.
Así pues, en 1970 se pone de manifiesto una vez más el axioma físico de que
no existe máquina perfecta: las políticas de gasto público deficitario y de
generalización del crédito no dan ya todo el oxígeno necesario a la demanda
global. Se agotan los motores de la expansión 117
116 Francisco Mieres, Una Crisis de Verdad Verdad, Mimeo CEAP, 1975. Pág.
1.
Con esta apretada síntesis queremos dar una idea de la entidad de los procesos
que, a nivel del modelo de acumulación capitalista se desatan en 1970 y que
van a ser rubricados en agosto del siguiente Año con el derrumbe del sistema
de Bretton Woods: Suspensión de la libre convertibilidad del dólar y
subsecuentemente su devaluación, con la irrupción de la pesadilla liquidadora
del sueño keynesiano: Stag-flation, depreflación, estanflación: crece el
estancamiento y la desocupación y simultáneamente también lo hace la
inflación. Por primera vez desde 1893 Estados Unidos registra un déficit en su
balanza comercial.
En el Medio Oriente sucedían para ese entonces cosas inusitadas: 124 Libia
reduce su producción en pugna con las compañías para aumentarles los
impuestos y recabar para sí parte de los incrementos de precios de realización
de sus crudos como consecuencia del continuado cierre del Canal de Suez
desde 1967. El oleoducto Tapline, que transportaba medio millón de barriles
diarios desde Arabia Saudita hasta el Mediterráneo "fue roto por un tractor y
el gobierno sirio rehusó permitir su reparación". 125 El petróleo para sustituir
estos cortes tiene que dar la vuelta al cabo de Buena Esperanza y los fletes se
van a las nubes.
124 Ramón Herrera Navarro, OPEP, Precios del Petróleo y Crisis Energética,
pág. 55. Tugwell, Op. Cit. pág. 151. Hernán Anzola, La Crisis Energética, Sus
Orígenes y su Desarrollo, pág. 7.
85
"La tasa impositiva alcanzó el 55% (Venezuela tenía ya el 60%) y los precios de
cotización subieron de un promedio de 1,80 $/b. a 2,285 $/b. en el golfo y en
el mediterráneo el promedio pasó de 2,55 $/b. a 3,45 $/b. Con el fin de
compensar la inflación se estableció un aumento del 2,5% a partir del 1 de
julio de ese año y de un 1% al inicio de cada año para el período 1972-75." 126
"Es evidente, tras los acontecimientos de los últimos meses, que el mercado
favorable al comprador ha terminado y que los precios del petróleo van en
todas partes a subir hacia el nivel de los Estados Unidos." 127
"Se fijó una participación inicial de 25 por ciento la cual entraría en vigencia
el 1o. de enero de 1973 y permanecería constante hasta el 31 de diciembre
de 1977. A partir de esta fecha el porcentaje de participación se iría
incrementando hasta llegar a un 51% para el 1o. de enero de 1982." 131
133 Rafael Caldera, Foro en Pro-Venezuela, citado por Sáder Pérez, Hacia la
Nacionalización Petrolera, pág. 102.
Revisando en la Cronología de Aníbal R. Martínez las incidencias más
relevantes del año 1970 podemos observar como la principal preocupación del
Gobierno de Caldera eran las cuotas de importación dispuestas por el gobierno
norteamericano y la búsqueda de una sedicente preferencia en ese mercado.
Y también, como responde el Presidente Nixon a los cabildeos y rogativas en
que se concretan esas preocupaciones venezolanas, al rechazar la
recomendación de sus propios asesores de modificar el sistema de cuotas por
uno de aranceles y remitir la posibilidad de incrementos en las importaciones
de petróleos venezolanos y canadienses a la eventualidad de una dependencia
exagerada de las crecientes importaciones del Hemisferio Oriental.
91
Los términos de la Ley Sobre Bienes Afectos a Reversión son simples: todos
están encaminados a garantizarle a la Nación la entrega, al término de las
concesiones, de una industria en razonables condiciones de conservación, con
plena capacidad operativa. Su justificación es precisamente ésa: El
indiscutido derecho a la reversión, que nace simultáneamente con el
otorgamiento de la concesión por un plazo determinado y que además ha sido
expresamente garantizado, como ya dijimos, por la Constitución, al no estar
reglamentado dejaba abierta la posibilidad de que los concesionarios
menoscabaran con sus actos los derechos de la Nación.
La disposición inicial de la Ley fue justamente la que levantó las iras de las
compañías y determinó su demanda de nulidad por confiscatoria. En la misma
se califican como afectos a reversión todos lo bienes de las concesionarias, en
tanto que los mismos fueron adquiridos para el ejercicio de esa condición de
concesionarios por la cual se instalan en el país. La Ley es suficientemente
explícita:
“Artículo 1o.-
“Con la tierra va todo lo demás, así sean muebles o inmuebles, o bien se trate
de bienes corporales e incorporales. Van las construcciones e instalaciones,
los caminos, los acueductos y demás. Por destinación adquieren el carácter
de inmuebles del terreno los animales de labranza o los tractores del negocio.
O los aparatos industriales, las prensas, calderas, toneles…” 140
“Al mismo doctor Pérez Alfonzo cuando sugirió la posibilidad de una reforma
constitucional si fuere necesario para que la reversión se operase a cabalidad,
el Ingeniero Humberto Peñaloza le atravesó la siguiente reflexión en el Foro
del C.I.V.: "Me quedé pendiente, amigos míos, si el planteaba esas reformas
constitucionales de acuerdo con el fondo y la forma establecida en la
Constitución, o si alguna vez él había visualizado la posibilidad de un golpe de
Estado, que es la manera más rápida de cambiar una Constitución"”. 141
143 Aníbal Martínez, Op. Cit., Págs. 247, 248, 254, 258, 260, 262, 264, 267.
"Una vez más, la oposición legislativa estimulada por Pérez Alfonzo había
torcido de tal manera un proyecto como para transformarlo en una derrota
para Caldera". (Loc. Cit.)
“Adquieren cada vez más vuelo las ansias de gastos del gobierno. Los cientos
de millones inesperados, bajados del cielo petrolero a las manos del
Presidente Caldera por las decisivas acciones coordinadas de la OPEP y del
Congreso Nacional, antes de satisfacer esas dañosas tendencias a gastar sin
sentido, parecen haber exacerbado el morboso despilfarro que viene
demostrando el gobierno.”
“Se está recibiendo mucho más dinero del petróleo, pero eso no impide los
lamentos porque la producción no vaya en el acelerado aumento de otros
países. Ninguna atención se presta a las condiciones en que se está realizando
esa producción con perjuicio de la recuperación final de los yacimientos. La
anormalmente alta relación gas-petróleo se oculta en la Memoria de Minas y
la baja relación 1s reservas-producción se observa oficialmente con similar
despreocupación. La cosa está en disponer de más y más dinero, cualquiera
sea el costo para la Nación.”
“No puede, pues, extrañar que aún le estén buscando la vuelta a entrarle
también de lleno al gas libre, que los venezolanos nunca hemos querido
comprometer, y pese a la prohibición expresa recientemente sancionada por
el Congreso Nacional en la flamante Ley del Gas.” 145
145 "El Gas Libre Amenazado", en Prensa Petrolera, Año 1, No. 6, Segunda
Quincena de Septiembre 1971.
Las circunstancias descritas en los apartes VII y VIII van a contribuir a acelerar
el proceso de agotamiento del sistema concesionario y sus variantes tipo
Contratos de Servicio como mecanismos de regulación de las actividades
petroleras en el país, como reglas del juego de la relación que venimos
estudiando: Estado venezolano - capital petrolero internacional.
155 Rodríguez Gallad - Yánez, Op. Cit., Págs. 139, 141, 143 y 145.
156 Para una mayor información sobre este proceso, véase Nacionalización
Petrolera en Venezuela , Tesis y Documentos Fundamentales, Editorial
Centauro, Caracas 1977 y Policarpo Rodríguez, Petróleo en Venezuela Ayer y
Hoy , Cap. VI
En nuestra opinión éste es uno de los momentos claves del proceso analizado:
pese al carácter mediatizado de la reversión anticipada, ella bastó para
desmovilizar la voluntad reivindicativa que se había extendido en los años
previos y dio paso al más absoluto conformismo, el cual, en nombre del
realismo geopolítico se felicitaba por la trascendencia formal del fin de la era
concesionaria: las Compañías extranjeras habían perdido todo título, todo
derecho legal o contractualmente establecido sobre el petróleo venezolano
y, si bien se mantenían en el negocio, lo harían como "outsiders", desde
afuera...
Hubo consenso en que se trataba de una decisión política que debería llevarse
a la práctica dentro del marco de las normas constitucionales y por eso se
adopta la figura de reserva al Estado por razones de conveniencia nacional,
establecida en el tantas veces ponderado Artículo 97 de nuestra Carta Magna.
Por idéntica razón se convino en que había que cancelar una " justa
indemnización", aún cuando era factible hacer cuentas para demostrar que el
valor en libros de las instalaciones era inferior al monto de las reparaciones
que podían ser exigidas a las compañías por los daños ocasionados a los
yacimientos bajo concesión y por el crudo drenado de las reservas nacionales
adyacentes.
En aquellas circunstancias, con un consenso nacional sobre la pertinencia y
conveniencia de la Reserva al Estado, donde las críticas versaban en torno a
los peligros futuros por las posibles vías de escape dejadas en el Artículo
Quinto, solo los escépticos consuetudinarios se atrevían a expresar sospechas
en torno a los términos ocultos de los acuerdos de avenimiento que fueron
discutidos de manera secreta con las concesionarias. Su único indicio era el
complaciente avenimiento de esas corporaciones. Por ello es necesario
dilucidar cuáles fueron las movidas magistrales del capital petrolero
internacional para torcer según su conveniencia un rumbo que aparentemente
les era adverso y cuales fueron las limitaciones -impuestas por las
negociaciones trascorrales- de las políticas oficiales y sus instrumentos legales
que permitieron tal distorsión. A ese cometido dedicamos la Segunda Parte
de este trabajo, en el entendido de que con ello estamos verificando nuestras
hipótesis iniciales.
SEGUNDA PARTE
Ley y Contratos que forman las dos caras de una nacionalización que, en
nuestra opinión, se ha convertido en mecanismo legitimador de una nueva
versión de los vínculos dependientes del Estado venezolano con el capital
petrolero internacional. Condición paradójica que es el producto de la forma
en que fue negociado ese ancestral anhelo nacional:
Estas cifras, que constituyen, según expresión de Francisco Mieres parte del
"peaje" pagado a las transnacionales como compensación por su avenimiento
a la extinción anticipada de las concesiones, explican el por qué esas
compañías aceptaron una indemnización según el valor neto en libros de sus
activos que no incluía el lucro cesante que ellas reclamaban en virtud de sus
expectativas de ingresos hasta el término original de las concesiones, 1983,
19967-97, según los casos. Las recompensas obtenidas por ese desistimiento
aparente fueron múltiples, porque además, la opinión pública nacional estaba
demasiado sensibilizada respecto a lo injustificado de ese lucro cesante y su
otorgamiento se hubiera constituido en un serio problema político que
opacaría todo el brillo de la conquista nacionalizadora.
Sin embargo, pese a su magnitud mil millonaria, esta primera función de los
contratos no es, a nuestro entender, la de más graves repercusiones a largo
plazo. En fin de cuentas, siempre con los ojos de la "realpolitik", podría
hacerse el mismo razonamiento con el cual se aceptó el pago de una
indemnización injustificada y pensar que al ser renegociados los contratos,
ahora sí, se acabarían las exacciones y el país usufructuaría a plenitud la
liquidación de su patrimonio petrolero. Pero tal razonamiento no sería más
que vana ilusión, por cuanto dichos contratos fueron diseñados como
instrumento para la pervivencia de las relaciones con el capital petrolero
internacional. Condición que mantuvieron luego de la primera renegociación
de los mismos en 1980 y que ha sido refrendada sucesivamente por acuerdos
entre los Ministros de Energía y Minas de Pérez y Herrera y sus contrapartes
norteamericanos.164
163 BCV, Informe Económico 1980, Anuario de Series Estadísticas 1981 y 1982.
Balanza de Pagos de la Actividad Petrolera, Cuadros II-2, II-3, II-4, rubro "Otros
Servicios".
164 El resultado formal de esos convenios ha sido plasmado en el Acuerdo para
una Cooperación Científica y Tecnológica entre el Gobierno de la República
de Venezuela y el Gobierno de los Estados Unidos de América, suscrito
definitivamente en Caracas el 11 de enero de 1980.
166 Ibíd.
En consecuencia, con la nacionalización, el petróleo se ha convertido en un
nuevo tabú para los venezolanos. Una materia que explícitamente es excluida
de la discusión política y sobre la que, supuestamente, sólo cabe
consideraciones técnicas de parte de los especialistas que poseen, en
exclusividad, la ciencia infusa de su gestión. Mediante este subterfugio, más
o menos aceptado y en el más radical de los casos tibiamente combatido,
decisiones atinentes al destino trascendente del país, a su soberanía y a su
más valioso patrimonio se han dejado en manos de una cúpula gerencial que
intenta convertirse en un ente para-estatal, y reivindica una autonomía frente
a los poderes públicos para pactar oscuras negociaciones con las antiguas
casas matrices de las ahora operadoras nacionales.
“Uno de los problemas más graves que tuvo Venezuela y que el país ignoró en
su gravedad, fue que para el 29 de diciembre, en una presión para obligarnos
a bajar los precios y destruir a la OPEP, Venezuela no tenía vendidos sino 900
mil barriles diarios de petróleo, lo que significaba no solamente una catástrofe
para la economía venezolana, sino una destrucción de la economía petrolera
porque hubiese habido que cerrar muchos pozos de petróleo pesado que son
los más abundantes en nuestro país y cerrar un pozo de petróleo pesado es
acabar con él, luego habría que hacer de nuevo las perforaciones. Y tuvimos
el coraje de mantenernos hasta última hora dispuestos a cualquier riesgo,
precisamente para que la nacionalización no estuviera mediatizada y usamos
de todas las presiones y de todos los derechos soberanos del país para que
esta situación cambiara y fue dos días antes de que el petróleo entrara en
nuestras manos, cuando pudimos suscribir los contratos que elevaron las
ventas a una cantidad mínima de un millón quinientos mil barriles de petróleo.
De manera, pues, que estos contratos se firmaron dentro de esta grave
circunstancia. Sin embargo, no quisimos firmarlos por más de dos años…" 168
“El Gobierno Nacional ha sido muy claro en que no quiere, no está interesado
en llegar a una confrontación con las compañías que van a ser nacionalizadas;
las compañías, por su
167 Op. Cit., Págs. 33, 175, 194, 219, 234, 236, 238, 246, 251, 255, 268, 269,
270, 275, 284, 291, 296, 324, 338, 357, 361, 363, 445.
Lo cierto del caso es que con la firma de esos contratos concluyó la transición.
El 1o. de enero de 1976 comenzó a funcionar una industria nacionalizada con
14 operadores, una de ellas, la antigua CVP y las otras 13 nacidas, como
refiriéramos, en el seno de sus antecesoras concesionarias y munidas de su
respectivo contrato de Asistencia Técnica. Las cuatro principales, Lagoven,
Maraven, Meneven y Llanoven, suscribieron además diversos contratos de
compraventa de crudo y productos con sus correspondientes ex-matrices,
centralizando la comercialización internacional de las demás, con la
excepción de la CVP.
Todo estaba listo para que cobrara vida el nuevo rostro del vínculo
dependiente del petróleo venezolano con las transnacionales, en medio de la
euforia de los venezolanos que mayoritariamente coreaban ¡Ahora el petróleo
es nuestro! Aún los opositores y críticos más escépticos sintieron la necesidad
de poner su pica en Flandes reconociendo que, pese a todo, se trataba de un
paso de "innegable trascendencia". Y así, con las galas de la nacionalización,
el cartel petrolero internacional se dio maña para retener en sus manos, una
vez más, el mango de la sartén.
"Es decir, que PDVSA controlará como accionista a las empresas que creare o
que le sean asignadas de acuerdo con la Base Segunda del Artículo 6o. de la
Ley de Nacionalización, control éste, como ya se aclaró, que transcurrirá por
los cauces del derecho privado dada su condición de titular de las acciones.
Es decir, que en este orden de ideas, tendrá a su cargo la dirección general
de cada una de sus empresas, las cuales por lo demás, serán de su exclusiva
propiedad, en razón de lo dispuesto en las Bases Primera y Segunda del citado
Artículo 6°…" 172
“Ese instructivo debilita la posición técnica que tenía el MEM con respecto a
los concesionarios de hidrocarburos; deja sin efecto, en forma ilegal, el
Decreto 832 del 19 de Diciembre de 1971; y establece reuniones del
Presidente de la República con el Presidente de PDVSA, marginando de ellas
al Ministro de Energía y Minas, quien debe ser la cabeza política del sector.
En consecuencia, el MEM no está funcionando como mecanismo de control
técnico de la industria petrolera y no puede verificar debidamente la
ejecución oportuna de los lineamientos generales de política en materia de
hidrocarburos que el propio MEM dicta anualmente a PDVSA, marchando así a
la zaga de la porción operativa de la industria.” 177
180 Luís Lander, D. F. Maza Zavala, Simón Sáez Mérida, Orlando Araujo,
Héctor Malavé Mata, Armando Córdova, Gastón Parra, Francisco Mieres, Pedro
Duno, Etanislao González, Irene Rodríguez G., Manuel Rodríguez Mena, J. R.
Núñez Tenorio, Ramón Losada Aldana, Freddy Balzán, Carlos Mendoza
Pottellá. L. A. Lizardi McCallum, Tulio Colmenares, Rafael Haddad, Denzil
Romero, Carlos Blanco, José Manuel Hermoso, Edgardo Lander, José León,
Judith Valencia. El Nacional, 22 de mayo de 1977, pág. D-19. En lo adelante
nos referiremos a este documento como "Remitido del 22 de mayo".
Después de siete años, las denuncias hechas en ese documento han sido
confirmadas por el desarrollo posterior de la realidad petrolera. Utilizaremos
el patrón analítico propuesto en él para hacer nuestra exposición en torno a
las principales características de los "Primeros Contratos", denominados así
para diferenciarlos de sus segundas y terceras ediciones, renegociadas a partir
de 1980.
El Golpe Maestro.
“La asesoría, que garantiza la orientación de la industria por parte de las ex-
concesionarias en todos los campos de su gestión... desde las operaciones de
producción y refinación, hasta la gestión gerencial, pasando por las
recomendaciones para la compra de materiales y equipos, selección y
entrenamiento de personal y asesoramiento para la administración de
contratos de trabajo.” 181
Sobre éste último aspecto es preciso señalar que por asumir tal compromiso,
los gestores de la política petrolera venezolana desconocieron toda la
investigación de aliento estratégico que se venía realizando en Venezuela en
centros independientes que funcionaban antes de la nacionalización. El propio
Presidente Pérez se atrevió a afirmar que…
Por ser una de las que definen más claramente el grado de indefensión de los
negociadores venezolanos y el tipo de imposiciones casi coloniales
establecidas en los contratos, transcribiremos textualmente la cláusula 14-
01, de "Confianza", del contrato suscrito entre Petróleos de Venezuela y la
Creole Petroleum Corporation, cedido luego respectivamente a Lagoven y
Exxon Services Company:
184 Citado por Maza Zavala, Parra, Mieres y Mendoza en Incidencia de los
Contratos de Tecnología en el Rumbo de la Industria Petrolera Nacionalizada,
pág. 4. Tomado de la prensa diaria del 5 de junio de 1977.
2.- Otra característica que reveló el análisis de los contratos fue su carácter
de no necesarios, por cuanto se establecían pagos por utilizar conocimientos
que ya se tenían y porque expresamente se excluía a las innovaciones y a las
tecnologías para la producción y procesamiento de crudos pesados.